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Los trastornos del espectro autista (TEA) son discapacidades del desarrollo causadas por
diferencias en el cerebro. Las personas con TEA con frecuencia tienen problemas con la
comunicación y la interacción sociales, y conductas o intereses restrictivos o repetitivos.
Algunos ejemplos de características de la comunicación social y de la interacción social
relacionadas con los TEA son:
Este tipo de ayuda la pueden brindar familiares, compañeros y docentes que tengan cierto
nivel de familiarización y de sensibilización frente al autismo.
Necesita ayuda muy notable. Su nivel de autismo le dificulta realizar actividades cotidianas
como ir a la escuela, asearse o sencillamente cuidar de sí mismo. Necesita una persona al
pendiente la mayoría del tiempo y requiere de ayuda profesional para ir adquiriendo poco a
poco algunas habilidades que le permitan ser un poco más independiente.
La estructura de niños con TEA
Los investigadores obtuvieron imágenes de resonancia magnética del cerebro de 20 niños
de 7-12 años con trastornos del espectro autista (TEA) y 20 niños control. Los primeros
mostraban una 'hiperconectividad' en cinco redes cerebrales importantes. Los resultados
sugieren que la 'organización funcional' del cerebro es diferente en los niños con TEA. La
denominada 'red de prominencia' fue la que mostró una mayor hiperconectividad, que
significa básicamente que un mayor número de áreas cerebrales se activan al mismo
tiempo. Se descubrió que cuanto mayor fuera la híper conectividad en la red de
prominencia de los niños autistas, más graves eran sus conductas 'restrictivas' y repetitivas.
También se halló que los niños con TEA mostraban unas conexiones más débiles entre
ciertas áreas cerebrales, como pueden ser las regiones que procesan la voz humana y las
que participan en los sentimientos de 'recompensa', lo que explicaría algunas de sus
dificultades de comunicación.
Los estudios por imagen no invasivos del cerebro humano han sido muy útiles para
correlacionar fenotipos de conducta con alteraciones en estructuras cerebrales. En el
autismo, los datos actuales de resonancia magnética estructural y funcional sugieren la
presencia de anomalías estructurales en múltiples sistemas neuronales implicados en
circuitos sociales, entre los que se incluyen la amígdala, los ganglios basales (núcleo
accumbens) y la corteza prefrontal. Creemos que son las alteraciones en la corteza
prefrontal, y en especial su conexión con la amígdala cerebral y las corteza parietal y
temporal, las que se presentan de manera más constante en los estudios realizados en
muestras cerebrales humanas y en modelos animales (Figura). Por otro lado, son las
anomalías en esta región las que probablemente subyacen al TDAH aislado o en
combinación con el TEA.
Pruebas diagnosticas
Diagnosticar los trastornos del espectro autista (TEA) puede ser difícil porque no existe una
prueba médica, como un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para dar un diagnóstico,
los médicos evalúan el desarrollo del niño y su conducta.
A veces, un TEA se puede detectar a los 18 meses de edad o antes. Hacia los 2 años, el
diagnóstico que haga un profesional con experiencia se puede considerar confiable. Sin
embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico definitivo hasta que tienen más edad.
Algunas personas no reciben un diagnóstico hasta que son adolescentes o adultas. Este
retraso significa que hay personas con TEA que podrían no recibir la ayuda temprana que
necesitan.
El monitoreo del desarrollo es el proceso activo y continuo de observar el crecimiento de
un niño y de fomentar las conversaciones entre los padres y los proveedores acerca de las
destrezas y capacidades del niño. El monitoreo del desarrollo implica observar la manera en
que el niño crece y si está alcanzando los indicadores del desarrollo típicos, o las destrezas
que la mayoría de los niños alcanzan a cierta edad, al jugar, aprender, hablar, comportarse y
moverse.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) recomienda
hacerles pruebas del desarrollo y de conducta a todos los niños durante los chequeos
médicos de rutina a estas edades:
9 meses
18 meses
30 meses
Además, la AAP recomienda que a todos los niños se les hagan pruebas específicamente
para detectar TEA durante las visitas médicas de rutina a estas edades:
18 meses
24 meses
Los cuestionarios de las pruebas del desarrollo y las listas de verificación se basan en
investigaciones que comparan a su hijo con otros niños de la misma edad. Las preguntas
podrían ser acerca de las destrezas de lenguaje, de movimiento y de pensamiento, así como
de conductas y emociones. Las pruebas del desarrollo pueden ser realizadas por un médico
o un miembro del personal de enfermería, o por otros profesionales en entornos
comunitarios, escolares o de atención médica.