Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AUTISMO
Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede provocar
problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos. A menudo, no hay indicios en el
aspecto de las personas con TEA que los diferencien de otras personas, pero es posible que quienes
tienen un TEA se comuniquen, interactúen, se comporten y aprendan de maneras distintas a otras
personas. Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas con
TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad (dotadas, o gifted en
inglés) y personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida diaria,
mientras que otras necesitan menos.
Actualmente, el diagnóstico de TEA incluye muchas afecciones que solían diagnosticarse por separado
e incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera
(PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de Asperger. Hoy en día, a todas estas afecciones
se las denomina trastornos del espectro autista.
SINTOMAS
Los síntomas de una persona con autismo pueden ser muy diferentes de los de otra persona con
autismo. Los profesionales de la salud consideran al autismo como un trastorno de espectro, es decir,
que hay diversas características similares en personas diferentes que tienen el trastorno.
Una persona con autismo podría tener síntomas leves, mientras que otra podría tener síntomas más
graves, pero ambas tienen trastorno del espectro autista (ASD en ingles o TEA en español).
A pesar de la variedad de posibles síntomas, hay ciertas acciones y conductas comunes en las
personas con ASD que podrían indicar que un niño se encuentra dentro del espectro autista. Los
padres y cuidadores que observen estas “señales de advertencia” deberían hablar con el profesional
de la salud del niño sobre el autismo y realizarle al niño las evaluaciones necesarias para determinar si
tiene ASD.
Los profesionales de la salud organizan algunos síntomas notables del autismo en “señales de
advertencia” para ayudar a los padres y cuidadores a saber a qué deben prestar atención a medida que
los niños crecen y se desarrollan. Esas señales de advertencia se incluyen a continuación.
Comunicación
Conducta social
Conducta estereotipada
• Se “queda estancado” haciendo lo mismo una y otra vez y no puede pasar a otra cosa.
• Muestra un apego inusual a los juguetes, los objetos o las rutinas (por ejemplo, sostener siempre
una cuerda o tener que ponerse las medias antes que los pantalones).
Otras conductas
• Algunas de estas señales de advertencia solo se aplican a determinadas edades, por lo que
debe considerar qué es usual en otros niños de la edad del niñ@.
• Algunas señales se asocian más con el autismo que otras.
• Si el niñ@ presenta alguna de las señales de advertencia de autismo, se debe consultar de
inmediato a un profesional de la salud.
Diagnóstico
El diagnóstico de los TEA pueden ser difíciles de hacer debido a que no existen pruebas médicas, como
un análisis de sangre, para diagnosticarlos. Para llegar a un diagnóstico, los médicos observan el
comportamiento y el desarrollo del niño.
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años de edad, el
diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy confiable. Sin
Tratamiento
Actualmente, no existe una cura para los TEA. Sin embargo, las investigaciones muestran que los
servicios de tratamiento de intervención temprana pueden mejorar el desarrollo de estos niños. Los
servicios de intervención temprana ayudan a los niños desde el nacimiento hasta los 3 años (36 meses)
de edad a aprender destrezas importantes. Estos servicios pueden incluir terapia para ayudar al niño a
hablar, caminar e interactuar con los demás. Por lo tanto, es importante el diagnostico precoz.
No se conocen todas las causas de los TEA. Sin embargo, hemos aprendido que, probablemente,
existan muchas causas para múltiples tipos de TEA. Puede haber muchos factores distintos que hagan
que un niño tenga más probabilidades de tener un TEA, incluidos factores ambientales, biológicos y
genéticos.
¿A quiénes afecta?
Los TEA ocurren en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos, pero es 4.5 veces más
frecuente en los niños que en las niñas