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Sinapsis eléctricas
FIGURA 5.1 Estructura de las sinapsis eléctricas. (A)
En las sinapsis eléctricas, ocurren uniones en
hendidura entre las membranas presináptica y
postsináptica. (B) Las uniones en hendidura
consisten en canales intercelulares que permiten que la corriente fluya pasivamente desde la célula
presináptica a la postsináptica. (C) Las uniones en hendidura consisten en complejos hexaméricos
formados por la unión de subunidades denominadas conexones, que están presentes tanto en la
membrana presináptica como en la postsináptica. Los poros de los canales se conectan y crean
una continuidad eléctrica entre las dos células. (D) Los conexones consisten en la proteína integral
de la membrana conexina.
La neurona que se encuentra "corriente arriba" (proximal), origen de la corriente, se denomina
elemento presináptico, y la neurona que se encuentra "corriente abajo" (distal) hacia la cual fluye
esta corriente se denomina postsináptica. Las membranas de las dos neuronas comunicantes
se aproximan mucho en la sinapsis y en realidad se conectan por una especialización
intercelular llamada unión en hendidura o unión gap. Las uniones en hendidura contienen
canales apareados y alineados con precisión, denominados conexones, que se presentan en la
membrana de las neuronas presinápticas y postsinápticas; seis conexinas presinápticas se alinean
con seis conexinas postsinápticas para formar un poro (Figura 5.1C). El poro de un canal conexón
es mucho más grande que el poro de los canales iónicos con puerta de voltaje. En consecuencia,
distintas sustancias pueden difundir simplemente entre el citoplasma de las neuronas presinápticas
y postsinápticas. Además de los iones, las sustancias que difunden a través de los poros de la
unión en hendidura incluyen moléculas con grandes pesos moleculares. Esto permite que el ATP y
otros metabolitos intracelulares importantes, como los segundos mensajeros, sean transferidos
entre las neuronas. Los conexones están compuestos por una familia especial de proteínas de
canales iónicos, las conexinas (Figura 5.ID). Las sinapsis eléctricas funcionan así permitiendo
que la corriente iónica fluya pasivamente a través de los poros de la unión en hendidura desde
una neurona a la otra. La fuente habitual de corriente es la diferencia de potencial generada
localmente por el potencial de acción. Esta disposición tiene algunas consecuencias interesantes.
Una es que la transmisión puede ser bidireccional; esto es, la corriente puede fluir en cualquier
dirección a través de la unión en hendidura, dependiendo de qué miembro de la pareja acoplada
sea invadido por el potencial de acción. Otro rasgo importante de la sinapsis eléctrica es que la
transmisión es extraordinariamente rápida: dado que el flujo pasivo de corriente a través de la
unión en hendidura es casi instantáneo. Un propósito más general de las sinapsis eléctricas es
sincronizar la actividad eléctrica entre poblaciones de neuronas. La transmisión eléctrica entre
ciertas neuronas hormonosecretantes del hipotálamo de los mamíferos asegura que todas las
células disparen potenciales de acción aproximadamente al mismo tiempo y faciliten así una
explosión de secreción hormonal en la circulación. El hecho de que los poros de la unión en
hendidura sean lo suficientemente grandes como para permitir que moléculas como ATP y
segundos mensajeros difundan hacia el interior de las células también permite que las sinapsis
eléctricas coordinen la señalización intracelular y el metabolismo de las células acopladas. Esta
propiedad puede ser de particular importancia para las células gliales, que forman grandes redes
de señalización intracelular a través de sus uniones en hendidura.
El
encéfalo está muy bien protegido por los huesos del cráneo, las meninges y el líquido
cefalorraquídeo. Al igual que la médula espinal, está formado por la sustancia blanca (axones
revestidos de mielina) y la sustancia gris (los somas y las dendritas de un enorme número de
neuronas y las células de la glía). Tanto en la sustancia gris como en la blanca se encuentran
numerosas células gliales, que exceden en número a las neuronas.
Rombencéfalo y mesencéfalo: tronco cerebral y
cerebelo
En los vertebrados, el tronco o tallo cerebral está
formado por el bulbo raquídeo, la protuberancia
(que corresponde al rombencéfalo) y el
mesencéfalo. Toda la información que entra o sale
del cerebro a la periferia pasa por esta estructura y
entre sus características podemos mencionar:
- Control de las actividades automáticas que
permiten la supervivencia.
- Al igual que la médula espinal, contiene núcleos
de neuronas involucrados en ciertos reflejos,
como la tos o vómito.
- Los centros nerviosos del bulbo controlan el
latido cardíaco, la presión arterial y la respiración
, razón por la cual un golpe asestado en la base
del cráneo puede ser fatal.
- Las estructuras del tronco tienen un papel central
en la conciencia, la atención y en el ciclo vigilia-
sueño.
De la superficie inferior del encéfalo surgen 12 pares
de nervios craneales. El tronco cerebral contiene
neuronas sensoriales y motoras que forman 10 de
los 12 nervios craneales, cuya función consiste en
enviar mensajes a la cabeza, el cuello y la mayor parte de los órganos importantes del pecho y del
abdomen y en recibirlos de ellos.
El tronco cerebral es atravesado, en ambas direcciones, por las fibras nerviosas sensitivas y
motoras que pasan entre la médula espinal y los centros superiores del encéfalo. Muchos de estos
tractos de fibras se cruzan en el tronco cerebral; las fibras sensitivas pasan desde el lado derecho
del cuerpo hacia el hemisferio izquierdo, y este hemisferio inerva los músculos del lado derecho. Lo
mismo ocurre con los lados contrarios. Este entrecruzamiento es una de las principales
características de la organización de todos los sistemas nerviosos de los vertebrados.
El cerebelo (que también corresponde al rombencéfalo) coordina el
movimiento voluntario de los músculos, regula el tono muscular y
realiza un ajuste fino del equilibrio del cuerpo. Recibe información
sensorial visual y auditiva y de las articulaciones y los músculos, así
como de las vías motoras. Mediante la integración de esta información,
el cerebelo realiza su función de coordinación motora.
El prosencéfalo: diencéfalo y el telencéfalo
En el embrión, el presencéfalo se divide en diencéfalo y telencéfalo.
Diencéfalo: tálamo, hipotálamo y glándula pineal.
El tálamo, dos masas ovoies de materia gris apretujadas dentro del
encéfalo, constituye el principal centro de comunicación entre el tronco
cerebral y los centros superiores del cerebro. Así, varios núcleos
diferentes procesan y clasifican la información sensorial. El tálamo
también interviene en la regulación de las emociones y estados de alerta.
El hipotálamo, a pesar de su pequeño tamaño, es uno de los centros de regulación homeostatica
más importantes del encéfalo. Sus núcleos coordinan las actividades asociadas al comportamiento
instintivo, la motivación, así como la expresión periférica de los estados emocionales. Es el centro
principal para la integración de los sistemas nervioso y endocrino, y controla la expresión de los
ritmos circadianos a través de un grupo de neuronas localizadas en su parte basal.
La glándula pineal, se ubica dorsal al tálamo y produce la hormona melatonina. Esta glándula
recibe información desde el núcleo supraquiasmático, reloj biológico o marcapasos, a través de la
división simpática.
Telencéfalo o cerebro
Su tamaño relativo con respecto a otras partes del encéfalo es muy grande. Este incremento
alcanza su máxima expresión en el cerebro humano, en el cual los muchos surcos y superficie
plegada, la corteza cerebral, aumentan notablemente su área superficial. El plegamiento de la
corteza permite que su enorme área quepa dentro de los límites del cráneo. Los hemisferios
cerebrales se conectan entre sí por una masa de fibras mielínicas muy compacta, el cuerpo
calloso. Cada hemisferio cerebral controla funciones somáticas, sensoriales y motoras en forma
cruzada (mitad opuesta del cuerpo).
Los núcleos de la base poseen dos funciones muy importantes: ayudan a ejecutar patrones
subconscientes pero aprendidos de movimiento y contribuyen a planificar múltiples patrones
paralelos y secuenciales de movimiento que la mente debe asociar para realizar una tarea con un
propósito determinado.
La corteza cerebral
Un 10% de las células nerviosas del encéfalo
humano se localizan en la corteza cerebral,
una delgada capa de sustancia gris. En Homo
Sapiens, cada hemisferio cerebral esta
subdividido externamente en lóbulos por dos
profundas cisuras o surcos en la superficie: los
lóbulos frontal, parietal, temporal y
occipital. (Figura a)
En todos los vertebrados se pueden reconocer
dos tipos de cortezas: la arquicorteza y la paleocorteza, en reptiles y mamíferos se agrega la
neocorteza. El gran tamaño de los hemisferios en mamíferos es el crecimiento y desarrollo de esta
última, que desplazó a las otras cortezas a regiones basales del cerebro. En el hombre y delfines,
toda la corteza externa corresponde a la neocorteza muy plegada.
Áreas funcionales corticales con procesamientos motores y sensitivos específicos (figura b):
- Corteza motora, ubicada delante de la cisura central, en el lóbulo frontal, controla la actividad
voluntaria de los músculos esqueléticos.
- Corteza somatosensorial, ubicada por detrás de la cisura central, forma parte del lóbulo
parietal, recibe señales táctiles y estímulos relacionados con la percepción del propio cuerpo, la
temperatura y el dolor.
- Corteza auditiva, localizada en el lóbulo temporal superior, procesa señales enviadas por las
neuronas sensoriales del oído que responden a diferentes características del sonido.
- Corteza visual, ocupa el lóbulo occipital. Distintas áreas de esta corteza se activan cuando se
estimulan zonas muy restringidas de la retina con un haz de luz muy fino. Existe una
correspondencia entre una zona determinada de la retina y su representación espacial y su
extensión en la corteza visual. Una excesiva representación, combinada con la gran superficie
que ocupan las cortezas motora y sensorial dedicadas a las manos, evidencian la gran
importancia que ha adquirido en la evolución la coordinación de la destreza manual y visual.
Algunas partes de las cortezas somatosensorial y motora se corresponden con zonas específicas
del cuerpo.
A su vez, las áreas funcionales motoras y sensitivas poseen una región primaria y una secundaria.
Las áreas primarias envían conexiones directas hacia los músculos específicos, lo cual da por
resultado movimientos musculares discretos, o reciben conexiones desde los receptores sensitivos
específicos, lo que contribuye a experimentar una sensación a partir de un área receptiva pequeña.
Las áreas secundarias complementan el funcionamiento de las áreas primarias.
Las cortezas de asociación o áreas de procesamiento intrínseco (figura c) asocian e integran
información motora y sensorial de diversas modalidades, a través de conexiones intercorticales y
con zonas subcorticales. Las cortezas de asociación son regiones que se presenta casi
exclusivamente en el cerebro humano y resultan estructuras predominantes. Lo cual sugiere una
relación entre la presencia de estas áreas y la inmensa capacidad y plasticidad del cerebro
humano. Las áreas de procesamiento intrínseco son el asiento de las funciones cerebrales
superiores e intervienen en la integración de la información sensorial con las emociones y su
retención en la memoria, y con el pensamiento, el cual es un componente clave en el aprendizaje,
en la planificación del futuro y definición de las intenciones del comportamiento.
En el cerebro, el área somatosensorial se proyecta a otras áreas del lóbulo parietal. Por ejemplo, el
área primaria se proyecta a las secundarias y a la corteza parietal posterior, perteneciente al área
cortical de asociación parientotemporooccipital donde la información somática permite configurar la
imagen corporal, construir la noción del espacio extrapersonal y planificar los movimientos en el
espacio.
Cerebro derecho e izquierdo
Se considera que los hemisferios cerebrales humanos es la imagen especular el uno del otro, pero
existe asimetría. Por esto se considera la perspectiva de la lateralización funcional, que establece
que los hemisferios cerebrales son funcionalmente diferentes, e implica que aunque ciertas
funciones muy jerarquizadas estén localizadas en el hemisferio izquierdo, el derecho no está
menos desarrollado ni subordinado. Existe un concepto de especialización complementaria de los
hemisferios cerebrales, ya no una dominancia cerebral como se pensaba antes.
Cada hemisferio tiene sus propias percepciones, sensaciones, pensamientos, sentimientos y
recuerdos, que son integrados y complementados a través del cuerpo calloso.
Principales diferencias entre los hemisferios cerebrales:
Hemisferio izquierdo: se especializa en los procedimientos de pensamiento lógico y analítico
secuenciales, en descomponer las cosas es sus partes integrantes, en especial en lenguaje y
matemáticas; procesa la información de un componente a la vez y su forma de operación es
principalmente lineal.
Hemisferio derecho: se especializa en el pensamiento sintético y en las relaciones visuales y
espaciales, en unir componentes diferentes formando un todo (en particular en tareas espaciales),
en la identificación de objetos por su forma, en actividades artísticas, en el reconocimiento de
temas musicales, en la construcción de la imagen corporal y en el reconocimiento de rostros;
procesa información de manera más difusa (varios componentes a la vez) y su modo de operación
es holístico.
Procesamiento subcortical
La integración y la regulación de la multitud de procesos que se producen en el cuerpo son
posibles gracias a la coordinación de todas las actividades encefálicas. La información se
intercambia entre distintas partes del encéfalo mediante haces difusos de axones, de manera que
una red local de neuronas en una zona del encéfalo puede modificar la actividad de otras redes
neuronales localizadas en otra parte de él y viceversa, ej.: la formación reticular y el sistema
límbico.
Formación reticular: conciencia y atención
Red laxa de interneuronas que recorren el tronco cerebral. Está relacionada con el estado de alerta
y conciencia. La conciencia es el resultado de la actividad conjunta entre el tronco encefálico, el
tálamo y la corteza cerebral. Sus interconexiones permiten estar despierto y atento a los estímulos
del ambiente, procesarlos e integrarlos y responder a ellos. Todos los sistemas sensoriales se
comunican con la formación reticular que, junto con el tálamo filtra la información entrante y
discrimina la importante de la irrelevante (ej.: radio vs llanto de un bebé).
Un traumatismo o lesión de la formación reticular lleva al coma, situación de inconsciencia que
según su profundidad, puede ser irreversible.
Ciclo vigilia-sueña
Fenómenos complementarios y la formación reticular y otras estructuras del tronco cerebral y del
hipotálamo son fundamentales en la regulación de este ciclo.
Vigilia: estado orgánico con manifestaciones fisiológicas, comportamentales y psíquicas bien
definidas. Estado consciente en el que recibimos, procesamos y respondemos a los estímulos del
ambiente. El organismo tiene una conexión perceptiva máxima con las condiciones del medio físico
y social. Se producen así respuestas adecuadas y rápidas, fisiológicas y comportamentales.
Sueño: estado de inconsciencia del que una persona puede ser despertada por estímulos
sensitivos y de otro tipo. Es reversible y se puede salir de él con facilidad. Se reconocen dos fases
del sueño: sueño de ondas lentas y sueño rápido, que se identifican por su distinto registro
encefalográfico, tonicidad muscular y ciertos movimientos oculares.
Es en el sueño rápido donde ocurre la actividad onírica lúcida, vívida, cargada de emociones. Otras
dos variables lo distinguen: los movimientos oculares rápidos (MOR) en los que los globos oculares
se mueven juntos, bajo los párpados cerrados, y la intensa atonía muscular, activa y centralmente
inducida que se diferencia de la relajación muscular propia del sueño lento. Esta atonía impide que
actuemos durante nuestros sueños. Por otro lado, el sueño de ondas lentas (SOL), muestra
actividad eléctrica cerebral con ondas lentas y de gran amplitud. Esta etapa del sueño se relaciona
con la reparación metabólica y el descanso corporal
El sueño es un fenómeno activo, sobreviene por una actividad que el cerebro realiza y no por lo
que deja de hacer.
Sistema límbico: comportamiento instintivo, motivación y emociones
La conducta sexual, los sentimientos de placer y castigo, los impulsos motivacionales y el
comportamiento emocional se procesan principalmente en las regiones basales del encéfalo, que
en su conjunto componen el sistema límbico. Red de neuronas que comunican el hipotálamo con
ciertas regiones de la corteza cerebral y demás partes del encéfalo y contiene uno de los centros
de convergencia de información sensorial, la amígdala. El sistema límbico procesa y transmite las
sensaciones de hambre, sed y deseo que se traducen en acciones complejas.
Las estructuras del sistema límbico están relacionadas con la naturaleza afectiva de los estímulos
sensitivos. Estas cualidades afectivas se denominan también recompensa o castigo, y los dos
sistemas de respuestas opuestas afectan en forma significativa el comportamiento.
Aprendizaje y memoria
En los humanos la memoria es la habilidad de almacenar y recuperar información sobre
experiencias pasadas, propias o ajenas, y se consolida en dos etapas. La memoria de corto plazo
es la que se establece inmediatamente luego de adquirir información y dura segundos o minutos.
Luego de un proceso de consolidación se establece en memoria de largo plazo, de carácter
estable.
La memoria también se clasifica según si los recuerdos corresponden a hechos ocurridos en el
pasado (memoria retrógrada) o por la incapacidad de establecer nuevas memorias a partir de un
momento dado como un trauma (memoria anterógrada). Estos tipos de
memoria se han definido sobre la base de su ausencia, distintos tipos de
amnesia en los pacientes. Así, un paciente con amnesia anterógrada
podrá recordar hechos ocurridos en su infancia, pero será incapaz de
recordar al médico que lo atiende seguido luego de su lesión. En cuanto
al contenido, las memorias se pueden clasificar en declarativas o explícitas (hechos que pueden
ser narrados) o de procedimiento o implícitas (memoria motora, andar en bici).
Bases neurofisiológicas de la memoria y el aprendizaje
Varias regiones del cerebro humano parecen intervenir en la consolidación y el almacenamiento de
la memoria:
Hipocampo: región de la corteza del lóbulo temporal que forma parte del sistema límbico. Un daño
en el no afecta a las memorias de largo plazo ya establecidas, pero interfiere en la transferencia de
las memorias de corto plazo a la memoria de largo plazo o consolidación.
Prosencéfalo basal: es la fuente principal de acetilcolina en el cerebro, un neurotransmisor
aparentemente vital para los procesos que ocurre en otras partes del circuito, en particular en la
amígdala y el hipocampo.
Amígdala: además de su función de estación de relevo en estos circuitos, también es la región en
la cual se engarza la información procedente de los diferentes sentidos. Dadas las conexiones
entre la amígdala y el hipotálamo, los recuerdos tienen contenido emocional, cuyos detalles
dependen de nuestras experiencias particulares.
Estas vías son las relacionadas con la memoria declarativa, que se considera almacenada
principalmente en las cortezas de asociación y que puede ser un proceso distinto de la memoria
relacionada con respuestas motoras automáticas a estímulos particulares. Este segundo tipo de
memoria, de “hábito” y “procedimiento”, sustenta actividades como equilibrar el peso en una curva
con la bici. Este tipo de memoria inconsciente es almacenada en diversos circuitos sensoriales,
motores, emocionales, y se considera que en parte puede estar involucrado el cerebelo.
Plasticidad neuronal
Se reconoce en la actualidad que ciertas células pueden diferenciarse en neuronas nuevas.
También en el cerebro continuamente se producen cambios y rearreglos en el funcionamiento de
las neuronas que lo forman. Estos cambios en las conexiones y los circuitos entre las neuronas se
conocen como procesos de plasticidad neuronal.
Estos procesos incluyen, principalmente, modificaciones en la comunicación entre las neuronas,
que fortalecen o debilitan ciertas conexiones sinápticas. Por otra parte, existen procesos de
regeneración neuronal luego de cortes o lesiones.
Modificación sináptica
En la actualidad se cree que el establecimiento de memorias se debe a cambios en los circuitos
sinápticos y en las respuestas de las neuronas a la estimulación.
La habituación que se considera una forma muy simple de aprendizaje, está asociada con una
disminución gradual en la cantidad de neurotransmisor liberado por las neuronas sensoriales que
se estimulan repetidamente. Esta disminución se refleja en una declinación en las respuestas de
las neuronas motoras. Sin embargo si el estímulo es más fuerte, se vuelve a ser sensible a él. La
respuesta motora se torna más rápida y enfática. En la sinapsis, esto se denomina sensibilización,
un fenómeno que tiene un efecto opuesto al de la habituación y en el cual hay un incremento
gradual en la cantidad de neurotransmisor liberado por las neuronas sensoriales. Las alteraciones
en la transmisión sináptica son críticas en los procesos de consolidación de la memoria y en el
aprendizaje. Se piensa que estas alteraciones dependen de cambios en las células pre y
postsinápticas.
Los reguladores locales incluyen mediadores químicos como factores de crecimiento, histamina,
óxido nítrico y prostaglandinas. Más de 50 factores de crecimiento, típicamente péptidos,
estimulan la división celular y el desarrollo normal en tipos específicos de células. La histamina
provoca la dilatación de los vasos sanguíneos y que los capilares se vuelvan más permeables. El
óxido nítrico (NO), otro regulador local, es un gas producido por muchos tipos de células, incluidas
las que revisten los vasos sanguíneos. El NO relaja las fibras de músculo liso en la pared del vaso
sanguíneo, provocando su dilatación.
Las prostaglandinas son ácidos grasos modificados liberados continuamente por las células de la
mayoría de los tejidos. Estas hormonas locales usan señalización paracrina. Aunque están
presentes en cantidades muy pequeñas, afectan una amplia gama de procesos fisiológicos.
Interactúan con otras hormonas para regular varias actividades metabólicas.
El principal objetivo de las prostaglandinas es el músculo liso. Algunas estimulan la contracción del
músculo liso, mientras otras ocasionan su relajación. Así, algunas reducen la presión arterial
mientras otras la elevan.
Por su regulación a tantos procesos metabólicos, las prostaglandinas poseen gran potencial clínico
(actualmente inducir el parto, curar úlceras en el estómago o duodeno).
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