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¿Por qué Jesús usó su saliva?


¿Cuántas veces leímos o escuchamos el relato del Evangelio en
el que Jesús usa su saliva para sanar un enfermo? También
hemos recibimos hermosas enseñanzas acerca de este hecho,
pero aquí queremos comentarte lo que la tradición de aquel
tiempo enseñaba acerca de ese gesto. Existen tres citas en las
que Jesús emplea su saliva para sanar un enfermo:

1 “Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le


metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con
la saliva;” Marcos 7,33

2 “Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las
manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo?” Marcos 8,23

3 “Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo barro con la saliva y le untó el barro en los ojos“ Juan 9,6

Podemos pensar ¿por qué Jesús usó su saliva o por qué cuando hizo barro, no empleó un poco de agua de
algún pozo o fuente o por qué no pidió que alguien le alcanzara agua para hacer barro? Y no fue una vez que
sanó con su saliva, ¡sino que tres veces hizo lo mismo!
Podemos tomarlo como un gesto de cercanía de su persona hacia el enfermo, de contacto estrecho entre Dios
y el hombre o hacer muchas otras alegorías sobre el gesto de Jesús, pero algo real, histórico y con mucho
significado podemos descubrirlo al leer el Talmud (el libro que recopila la tradición oral de los judíos).
Allí se explica que, en la antigüedad, como los patriarcas tenían varias mujeres, al momento de repartir la
herencia, surgían dudas sobre quién era el primogénito, es decir, el que heredaría más bienes por sobre los
demás hijos. De esto dependía el futuro y la descendencia de muchos. Entonces, la tradición ordenaba buscar
personas que tuvieran heridas o llagas. Luego eran untadas con la saliva de los que decían ser los primogénitos.
Según la misma tradición, sólo la saliva del verdadero primogénito sanaría a los enfermos, ya que era la única
que tenía poderes curativos concedidos por Dios. De esta forma, quedaría demostrado quién era el verdadero
heredero del patriarca fallecido.
Al usar su saliva, Jesús les estaba dando un claro mensaje a los judíos sobre él, partiendo desde la misma
tradición. Por eso, las personas que estaban con Él en aquel momento, enseguida captaron la idea, porque la
tradición lo explicaba.
El mensaje de Jesús, fue claro: Su saliva tenía el poder de sanar y demostraba a todos, que Él es el hijo
primogénito. Este punto, sumado al cumplimiento de las profecías sobre el mesías y tantos aspectos que en Él
cobraban sentido, lo ubicaba sin dudas como el Primogénito de Dios, el Mesías esperado, el Salvador, el Rey y
Señor. Todo se cumplió en Jesús.

“No piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas;
no he venido para poner fin, sino para cumplir.” Mateo 5,17

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