Alba: Es la túnica blanca que lleva el sacerdote o el diácono.

Cíngulo: Es un cordón que se coloca alrededor de la cintura encima del alba.

Estola: Es símbolo de los poderes sagrados que recibe el sacerdote como pastor
que lleva a sus ovejas sobre sus hombros. Se coloca en el cuello dejándola caer por
delante.
Casulla: Simboliza la caridad que cubre todos los pecados y por apoyarse sobre
los hombros, el suave yugo del Señor. Este ornamento se coloca sobre la estola. El
color de la casulla o la estola varía según el tiempo litúrgico.

Los colores litúrgicos principales son:

Blanco: Para los días de las fiestas importantes.
Rojo: Significa martirio. (Se emplea para el Domingo de Pasión (domingo de
Ramos), Viernes Santo, Pentecostés, fiestas de la Santa Cruz, apóstoles,
evangelistas y mártires.
Verde: Tiempo ordinario
Morado: Tiempo de Penitencia y Recogimiento (Adviento y Cuaresma y difuntos)
Rosa: Significa un descanso en la penitencia. Se usa el 3er domingo de
Adviento y para el 4to domingo de Cuaresma.

PARROQUIA
NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia
su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido
una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias
de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia (CEC 1407).
La Eucaristía es la característica principal del domingo cristiano. Porque en ese día Cristo
resucitó, desde los orígenes los cristianos nos reunimos para celebrar la Eucaristía que
hace presente la Pascua de Cristo (su muerte y resurrección).
Siempre debemos tener presente que, al entrar al
templo hacemos la señal de la Santa Cruz y el
primer lugar que visitamos es el Sagrario, donde
está Jesús en el Pan consagrado (el Santísimo).
Conversamos contándole nuestras cosas, le
damos gracias, lo alabamos porque es nuestro
Señor.
Leccionario
Incienso
Sagrario
Misal
Incensario
Amb
Pila Bautismal
Mesa del altar
Sagrario: Es como una casita cerrada con llave, en ella se guarda la Sagrada
Comunión. A su lado observaras una luz roja que indica que en ese lugar está presente
realmente nuestro Señor Jesucristo.
Presbiterio: Es el lugar especial del templo donde se encuentra el altar para la
celebración de la Misa.
Mesa del altar: Es la Mesa donde el sacerdote realiza el sacrificio de la Eucaristía.
La Mesa representa a Cristo, por eso es que ante ella hacemos una reverencia de
respeto. La mesa lleva una losa de mármol con una reliquia, a esto se le llama “Ara”.
Ambón: Es el lugar especial donde se proclama la Palabra de Dios. Es la mesa
donde recibimos el pan de la Palabra.
Leccionario: Es el libro que contiene las lecturas de la Biblia que leen en la
Misa.
Misal: Es el libro que contiene todas las oraciones de la Misa.
Las velas: Las velas encendidas nos recuerdan que las palabras y acciones de Jesús
son como una luz y nos muestran el camino.
Incensario: Es un objeto con cadenas para incorporar brazas de carbón encendido
para que haga arder el incienso.
Incienso: Es una mezcla de perfumes y especias que, al encenderlo, despide humo
con olor agradable. Cuando se usa en la Misa nos recuerda que nuestras oraciones y
canciones suben a Dios al igual que el humo sube al cielo. Incensar es un gesto
además para adorar y agradar a Dios.
Pila bautismal: Es la fuente donde se recibe el sacramento del Bautismo.
Contiene agua bendita la que podemos tocar con los dedos y
persignarnos, es decir hacer la señal de la cruz
 Después de la comunión, con mucho recogimiento, es
decir sin pensar en nada más y en silencio interior, damos
gracias a Dios. Porque nos ha invitado a este banquete
espiritual, damos gracias a Dios por la fe y por todas las
maravillas de la creación.
Una vez de haber dado gracias, el sacerdote nos invita a unirnos en una oración
que completa la celebración Eucarística.
Al terminar esa oración nos disponemos a recibir la bendición final. Para esto inclinamos
la cabeza mientras el sacerdote nos imparte la bendición.
El sacerdote dice:
El Señor esté con ustedes:
Respondemos: Y con tu espíritu.
Continúa diciendo el sacerdote:
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y
permanezca siempre
Respondemos: Amén
Y así terminamos de la misma manera que iniciamos la Santa
Misa, con la bendición, invocando la Santísima Trinidad.
Después de esta bendición el sacerdote o el diácono nos despide diciendo:
Pueden ir en paz
Todos respondemos: Demos gracias al Señor.
Y con el canto final, nos unimos llenos de gozo por haber participado en la Misa.
“La Eucaristía es Jesús mismo que se dona totalmente a nosotros. Nutrirnos de Él y vivir
en Él mediante la Comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra vida, la
transforma en un don a Dios y en un don a los hermanos"(Papa Francisco).
La Eucaristía comienza con un canto de entrada para alabar a Dios y disponer nuestro
corazón para la celebración.
El sacerdote invoca la Santísima Trinidad diciendo:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos hacemos la señal de la Santa Cruz sobre nuestro cuerpo y nosotros respondemos:
Amén.
Que quiere decir: Sí, estoy de acuerdo o así sea
Después de esto el sacerdote nos saluda con estas
sencillas pero profundas palabras:
El Señor esté con ustedes
Y contestamos alegremente:
¡Y con tu espíritu!
Antes de continuar, para celebrar dignamente, es
necesario pedir perdón por los pecados,
es decir, las cosas malas que hemos hecho
con las cuales hemos ofendido a Dios,
a los hermanos y a la creación.
Dios nos ama mucho y quiere que seamos buenos y bondadosos. Pero a veces en la
casa, en la escuela, cuando jugamos o en cualquier lugar, no nos portamos bien,
hacemos o decimos cosas que a Dios no le agradan. Por eso en la Misa al comenzar
nos arrepentimos y pedimos perdón diciendo o cantando:
Señor ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad.
En esta parte Dios nos da la oportunidad para pedirle
“Perdón”
Dios se alegra cuando le pedimos perdón y nos
perdona, a través de las palabras del sacerdote.
Una vez que hemos pedido perdón, el sacer- dote
hace una oración que llamamos oración colecta,
porque recoge las intenciones de cada uno y todos
nos unimos a ella con el amén final.

Después comienza una parte importante de la Misa
“La liturgia de la Palabra”.
Nos sentamos para escuchar muy atentos tres
breves lecturas de la Biblia. Dos lecturas y un
salmo que son leídas por los fieles.
Estas lecturas nos narran momentos importantes de
la Historia de la Salvación.
Al terminar cada lectura se dice:
Palabra de Dios
Y todos contestamos: ¡Te alabamos Señor!
En el salmo participamos todos repitiendo la
antífona.
La cuarta lectura es tomada del Evangelio que se proclama por el sacerdote o el
diácono.
Para escuchar el Evangelio todos nos ponemos de pie. La
palabra Evangelio significa “Buena Noticia”
Antes de leer el Evangelio el sacerdote
o el diácono dice:
- El Señor esté con ustedes
Todos respondemos alegremente a este saludo:
- y con tu espíritu.
Seguidamente el sacerdote o el diácono dice:
lectura del Santo Evangelio según (San Mateo, San
Marcos, San Lucas o San Juan)
Todos respondemos
¡Gloria a ti Señor!
En esta lectura se narran las actitudes y acciones y palabras de Jesús. Al
terminar el que la proclama dice: “Palabra del Señor”
Contestamos diciendo: ¡Gloria a ti Señor Jesús!
Al terminar la lectura del Evangelio nos sentamos para atender la explicación que
el sacerdote hará sobre las lecturas. A esto se le llama “Homilía”.
La Biblia es un libro muy antiguo, sin embargo, sigue siendo actual, porque es la
Palabra viva de Dios. El sacerdote nos explica qué nos dice a nosotros hoy en día las
lecturas que acabamos de escuchar y cómo este mensaje nos puede ayudar en nuestra
vida diaria como cristianos.
Al terminar de desear la paz a todos, honramos a Jesús
como el Cordero de Dios que se sacrifica para salvarnos y
todos decimos:
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Ten
piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo Ten
piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo
Danos la Paz.
El sacerdote parte la hostia consagrada, la eleva mostrándola a todos y dice:
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los
invitados a la cena del Señor.
Poniendo la mano en el corazón e inclinando la cabeza respondemos:
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una
palabra tuya bastará para sanarme.
El sacerdote comulga y se dispone a repartir la Comunión
como lo hizo Jesús en la última cena, cuando le dio a los
discípulos el pan y el vino. Todos los fieles hacen silencio
como signo de respeto y recogimiento para recibir a Jesús
en el pan y el vino consagrados. La distribución la puede
hacer con ayuda de otros ministros.
En este momento, todas las personas que han recibido una
formación y han hecho la Primera Comunión, se acercan al
altar para recibir la Santa Comunión.
Al comulgar el ministro toma la hostia consagrada en la
mano y se la muestra a la persona que va a comulgar
diciendo: El Cuerpo de Cristo
Y el comulgante responde: ¡Amén!
La persona que acaba de comulgar en ese instante es como el sagrario, porque lleva
en sí a Jesús. Hace oración dando gracias, alabando a Jesús. Su postura es de
recogimiento, no piensa en nada más que en lo que acaba de recibir.
Ha recibido la Comunión, el Cuerpo de Cristo, ¡Ha recibido lo máximo!
Se ha participado del Pan de la Vida, así como lo hicieron los apóstoles en la cena de
Jesús. Este momento después de la Comunión se le llama Acción de Gracias
Una vez presentadas en el altar las ofrendas, el sacerdote prepara todo para
iniciar la plegaría eucarística.
Primeramente, abre un paño llamado “Corporal” y encima coloca el copón con
las hostias y el cáliz con vino y agua listos para ser consagrados.
Comienza la plegaría eucarística con una oración sobre las ofrendas del pan y
del vino pidiéndole al Padre que las acepte.
Continuando con la plegaria el sacerdote dice: - El Señor esté con ustedes
Nosotros respondemos: - “y con tu espíritu”
Sacerdote: - “Levantemos el corazón”
Nosotros respondemos: - Lo tenemos levantado hacia el Señor
De esta manera continua el rito.
Luego, antes de la consagración se canta el himno del “Santo” con el que
alabamos el poder y la grandeza de Dios.
Este himno dice así:
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Al terminar este himno comienza el momento más importante de la Misa, y con
respeto nos ponemos de rodillas porque el Señor Jesús se va a hacer presente en
el pan y el vino.
En la consagración se dicen las mismas palabras que
el Señor Jesús dijo en la última cena. Comienza el
sacerdote diciendo:
Porque Él mismo, la noche que iba ser entrega- do,
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio
a sus discípulos diciendo:
- Tomen y coman todos de él, porque esto es mi
Cuerpo que será entregado por ustedes
El sacerdote eleva la hostia consagrada y todos la
adoramos y decimos en nuestro interior:
Señor mío y Dios mío
Continúa diciendo:
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo
pasó a sus discípulos diciendo:
Tomen y beban, todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la
alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por todos los
hombres para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.
El sacerdote eleva el cáliz y todos nuevamente lo
adoramos y decimos en nuestro interior:
Señor mío y Dios mío
En ese momento se hace realmente presente el
Señor Jesús. Luego el sacerdote dice una de las tres
afirmaciones:
1. Aclamen el misterio de nuestra Redención
2. Este es el Sacramento de nuestra fe.
3. Cristo se entregó por nosotros
Respondemos con la aclamación según corresponda.
1. Cada vez que comemos de este Pan y bebemos de este Cáliz,
anunciamos tu muerte Señor, hasta que vuelvas
2. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección,
¡Ven Señor Jesús!
3. Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor”
Luego continúa con lo que se le llama el rito de Comunión.
 Después de la homilía, rezamos para suplicar a Dios que nos conceda lo que
Jesús oraba mucho, a veces solo y a veces con amigos. Un día uno de los apóstoles al
deseamos.
ver a Jesús orando, le dijo. “Señor enséñanos a orar” Fue entonces que les enseñó que
Se hacen las súplicas y al terminar cada una de las peticiones se dice:
cuando se dirigieran a Dios rezaran el “Padre Nuestro”
Roguemos al Señor…
Por esta razón en la Santa Misa rezamos así.
Después del rito de consagración, el sacerdote nos invita a rezar juntos esa oración que Y todos respondemos: Te lo pedimos Señor.
Jesús nos enseñó.

Padre nuestro, que estás en el cielo,

Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy, nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
Y líbranos del mal
Amén

Después de las peticiones, continúa la

Nosotros somos la familia de Dios, por tanto, tenemos que Santa Misa con el ofertorio.
amarnos como Jesús nos enseñó.
Presentamos en el altar nuestras ofrendas.
Primero ofrendamos una ayuda monetaria
Por esta razón después de haber rezado el Padre para las necesidades de la
Nuestro, el sacerdote nos invita a mostrar una señal iglesia y ayuda a los
de paz y fraternidad a los hermanos que nos rodean. necesitados.
Damos de lo que tenemos para
Damos un abrazo, la mano u otro gesto deseando la paz y colaborar y lo hacemos con
diciendo al que está a nuestro lado: desprendimiento y amor.
Que la Paz esté contigo
Después llevamos al altar las ofrendas: el
Y la persona a quien le damos la paz nos responde:
pan y el vino.
Y con tu espíritu.
Este momento se llama: Ofertorio.
Ofrendas que son fruto del trabajo del hombre y las
presentamos al Señor en nombre de todos.
Ofrendas de pan y vino que serán transformadas en el
cuerpo y sangre del Señor Jesús.