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Cap 8 Conclusiones
Cap 8 Conclusiones
Este trabajo se propuso analizar los modos en que las relaciones de hegemonía
estructuran no sólo las representaciones y las prácticas globales de los trabajadores en
relación a la salud-enfermedad en el trabajo, sino también los alcances, las modalidades y
los cursos de acción de sus demandas. La articulación entre las categorías analíticas de
construcción social y hegemonía permitió generar un construcción, el construcción de
higiene, seguridad y medicina laboral, y proponer el análisis de sus rasgos y mecanismos
de institucionalización como encuadre teórico y contexto histórico social para el estudio de
las representaciones y prácticas desarrolladas por los trabajadores gráficos.
Pero ¿cómo interpretar este saber y estas prácticas?. El reconocimiento por parte
de los trabajadores de la relación trabajo-salud, o aun del carácter de los procesos de los
que la misma resulta, no supone necesariamente el desarrollo de acciones impugnadoras
o alternativas. En primer lugar, las modalidades asumidas por las relaciones sociales al
interior del taller (el nivel de personalización, conflictividad, gravitación sindical, estilo de
la delegación, estrategias y estilos empresarios, etc) constituyen el principal mediador.
Estas modalidades pueden tender a naturalizar la relación trabajo-salud como inherente a
la propia actividad de trabajar, o a ocultarla, relegándola a la privacidad de los individuos.
También pueden tender a un reconocimiento crítico al hacerla explícita desde el grupo,
como "hechos" de ocurrencia en el colectivo de trabajo.
Sin embargo, y tal como lo muestran el curso de conflictos y procesos de demanda
y negociación que estudiamos, este reconocimiento puede cobrar la forma de
reivindicación diferenciada o puede diluirse en propuestas mas amplias. También, aun
cuando en la demanda adquieran un grado de formulación independiente, pueden
subordinarse al logro de otros objetivos (salariales, ocupacionales, organizativos
gremiales, etc.).
Por eso las representaciones y prácticas obreras no sólo ponen al descubierto las
categorías médicas, de higiene y seguridad, sino las respuestas indemnizatorias y las
propuestas instrumentales de corrección previstas por el construcción hegemónico. Esta
operatoria articula una serie de desplazamientos desde las relaciones sociales y políticas
en el trabajo, de la posibilidad de control obrero sobre las condiciones de trabajo y de
salud, hacia ámbitos planteados como exteriores e independientes, el ámbito privado de
la responsabilización individual o familiar, el asistencial y el jurídico.
Por su carácter, estos mecanismos operan un control desde arriba (desde la autoridad)
y desde afuera, por lo que cobran la forma de la coacción, de la imposición.
Desde finales del siglo pasado y durante las primeras décadas de éste, la
intervención estatal puso de manifiesto una combinatoria de represión y regulación,
caracterizada por la sanción de escasas leyes sobre aspectos parciales o conflictivos del
trabajo (menores y mujeres, accidentes, empleo, etc.). Esta acción no respondía ni a las
demandas desarrolladas por las organizaciones de trabajadores, ni al nivel de formulación
y las propuestas concretas del "higienismo" de base socialista.
Ahora bien, las relaciones de hegemonía suponen para los trabajadores disputar y
negociar desde variables correlaciones de fuerza, desde y contra estructuras,
construccións y políticas que disponen y generan mecanismos de coerción (por ejemplo,
presión sobre medios económico-sociales básicos para su vida como el empleo, los
salarios, etc, o sobre las posibilidades de acción de las organizaciones gremiales),
incluida la represión en los regímenes autoritarios. Y de consenso, entre otros, a partir de
aquellos resortes de regulación contenidos en las políticas y la legislación laboral, que
definen vias y modos de acción específicos; en definitiva desde y contra construccións
concientes y no concientes de representación y acción.
Por eso, ésta es una transacción subordinada, realizada desde el lugar de la
subalternidad y, por tanto, desde las opciones y las vías previstas por las relaciones de
poder hegemónicos. Por eso también, articula contradictoriamente resistencia y
subordinación, cuestionamiento y reproducción.
Estas fueron las bases de poder de la organización gremial para plantear y resolver
la conflictividad, y las condiciones de posibilidad de las prácticas de los trabajadores
gráficos.
En relación con los procesos de trabajo, estos cambios tienden a disminuir los
requirimientos globales de fuerza de trabajo, aumentar la inestabilidad laboral, consolidar
y extender formas de contratación y gestión "flexibles". La racionalización,
estandarización y automatización restringen la autonomía y el control obrero sobre el
proceso de trabajo, mientras que el desarrollo de un proceso de individualización y
polifuncionalidad de las tareas, tiende a eliminar los equipos y a segmentar en términos
jeráquicos el colectivo de trabajo.
Al mismo tiempo, el control coercitivo sobre los salarios desarrollado por las
"políticas de ajuste", ha convertido el nivel y la estructura de las remuneraciones en
objeto central de demandas, en eje de un proceso transaccional que fue abarcando cada
vez más aspectos de las condiciones de trabajo y comprometiendo las condiciones de
salud. No sólo resulta notable la caída salarial global, sino también el aumento del peso
proporcional de premios, plus u otros rubros no integrados en la estructura de la
remuneración.
No obstante las presiones y demandas gremiales para recobrar sus "conquistas"
anteriores a 1976, el retorno al régimen constitucional, no supuso el retorno a las
modalidades anteriores de intervención y protección social del Estado. El proceso de
concentración económica y política, el "retiro" estatal de las funciones de fiscalización,
arbitraje y protección en los conflictos laborales, se profundizó a partir de 1989 con el
gobierno justicialista, a partir de un construcción económico-social que, en este aspecto,
desarrolla intervenciones abiertamente pro-empresarias en conflictos laborales, y una
directa ofensiva contra la legislación reguladora de protección del trabajo y la seguridad
social, avanzando en la desregulación de sus aspectos claves, y en la restricción de las
bases de poder de las prácticas obrerasi.