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DESCRIPCIÓN

El capibara también llamado carpincho es el roedor más grande del mundo. La longitud
corporal va de 100 a 130 cm, la cola es vestigial (corta) y el peso es de 27 a 79 Kg. La hembra es
menos pesada, puede llegar a pesar 60 Kg. El pelaje es largo y áspero y se encuentra tan
disperso que la piel es visible. La coloración varía de café rojizo a grisáceo en las partes
superiores, y café amarillento en las inferiores. Ocasionalmente, algunos tonos negros se
presentan en el rostro, la parte externa de las patas y la grupa.

En el macho adulto, un área desnuda en las partes superiores del hocico contiene gran
cantidad de glándulas sebáceas alargadas. Las patas son cortas y la cabeza es relativamente en
posición dorsal. Las patas anteriores tienen 4 dedos y las posteriores tienen tres. Los dedos se
arreglan en un patrón radial y están parcialmente palmeados y provistos de garras fuertes. Las
hembras tienen 5 pares de mamas ventrales.

El capibara es comúnmente encontrado en grupos de aproximadamente 20 individuos, aunque


viejas historias cuentan de congregaciones de 100 o más, pero al parecer estos grupos no son
estables; en cautiverio se ha observado que los grupos son familiares y que no aceptan con
facilidad otro miembro ajeno a él. Hay una jerarquía social estable, pero es mantenida a base
de muchas peleas.

El capibara hace vocalizaciones, estas incluyen chasquidos bajos que expresan satisfacción;
silbidos prolongados y agudos; gruñidos bruscos y ladridos débiles.

Las crías son precoces y capaces de seguir a su madre y comer hierba poco después de haber
nacido. Ambos sexos alcanzan la pubertad a la edad de 15 meses.

Los carpinchos son animales principalmente crepusculares. Pasan el calor del día en agujeros
en el barro o dentro de las aguas. Para dormir se esconden entre una vegetación espesa; no
les hace falta ninguna cueva. En cambio, en las zonas donde son molestados por las
actividades humanas, cambian y adoptan un estilo de vida nocturno.

Sus depredadores naturales más importantes son los félidos como el jaguar o el ocelote, pero
también los zorros selváticos y los caimanes. A veces, las crías son víctimas de aves de presa
como las harpías, o de reptiles como la anaconda.

A esta especie, algunas veces se le mata porque lo consideran una peste para la agricultura, o
es cazado intensamente por su carne y cuero. Su piel grasosa y gruesa, provee de una
sustancia grasosa usada en el comercio farmacéutico y sus incisivos los usan como adorno los
indígenas.

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