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ESPACIO: BIOLOGÍA
CURSO: 1º AÑO
PROF. SÁNCHEZ ALEJANDRO
ECOSISTEMAS
En definitiva, el ecosistema se refiere a los seres vivos y a los elementos no vivos que
habitan una zona determinada y a las interacciones biológicas, químicas y físicas que se
producen entre ellos. El libro Principle of Biology (2016), de la Universidad Estatal de
Kansas (Estados Unidos), ejemplifica algunas de estas interacciones, como la
respiración, en la que animales y plantas intercambian gases (oxígeno y carbono) con la
atmósfera.
Al respecto, el libro Principle of Biology informa que los ecosistemas oceánicos son los
más abundantes ya que cubren el 75% de la superficie de la Tierra. Estos se separan en
dos tipos más generales: los océanos poco profundos y los océanos profundos. Los
primeros, también llamados costeros, son aquellos que se forman cerca de las islas y los
continentes. De acuerdo a la publicación, los arrecifes de coral son un ejemplo.
Finalmente, los océanos profundos se encuentran en el océano abierto y son conocidos
por la gran cantidad de plancton que producen.
A su vez, y según indica el libro norteamericano, los ecosistemas de agua dulce son los
más extraños, ya que solo tienen lugar en el 1.8% de la superficie de la Tierra. Se
componen de lagos, ríos, arroyos y manantiales, que sustentan una gran variedad y
diversidad de peces, anfibios, reptiles, insectos, fitoplancton, hongos y bacterias.
En cuanto a los ecosistemas terrestres, la obra sostiene que son los más diversos. "Se
agrupan en biomas según las características de temperatura y precipitación, como
bosques tropicales, sabanas, desiertos y tundras".
Sin embargo, para Dechoum, limitar los tipos de ecosistemas a las características
puntuales de unos pocos biomas puede ocultar la gran diversidad de ecosistemas
individuales que se desprenden de cada uno de ellos.
Sin embargo, el mapa de los Ecosistemas del Mundo, elaborado por el Servicio
Geológico de EE.UU. (USGS, por sus siglas en inglés) y The Nature Conservancy, una
organización internacional sin fines de lucro que trabaja para conservar la biodiversidad
y el medio ambiente, hizo una estimación de cuántos tipos de ecosistemas existen. La
plataforma identificó, hasta ahora, más de 430 ecosistemas, si se tienen en cuenta solo
los terrestres.
El mapa clasifica el mundo en zonas de clima, relieve y cobertura del suelo similares,
que forman los componentes abióticos (no vivos) básicos de cualquier estructura del
ecosistema terrestre.
La elaboración de los primeros mapas detallados de los entornos marinos utilizó una
metodología similar: agrupar el océano mundial en 37 ecosistemas distintos.
Para definir los ecosistemas marinos, la plataforma del USGS utilizó más de 52
millones de puntos de datos del Atlas Oceánico Global recogidos por la Administración
Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) a
lo largo de 57 años. Cada punto incluye información sobre la temperatura, la salinidad,
el oxígeno disuelto, los nitratos, los fosfatos y los silicatos de cada entorno, atributos
químicos y físicos que influyen en la vida marina.
"Los ecosistemas funcionan como una máquina, en la que cada interacción de los seres
vivos es una pieza que la mantiene en funcionamiento. Y cuantas más piezas hay,
menos daños se registran si una de ellas falla", subraya la experta.
Tal como sostiene la profesora, cuanto más diversos sean los entornos, mayor será la
cantidad de animales y plantas existentes. "Y cuantos más seres vivos tenemos, mayor
es la biodiversidad, lo que además representa una mayor variedad de interacciones. En
otras palabras, se trata de más piezas para la máquina", añade.
Los servicios de los ecosistemas y la vida humana
"El buen funcionamiento de los ecosistemas está relacionado de muchas maneras con el
bienestar humano", señala la experta de la UFSC. Esto se debe a que prestan servicios
ecosistémicos esenciales para el mantenimiento de la vida humana.
"Se trata de servicios que proporcionan alimentos nutritivos y agua limpia, regulan las
enfermedades y el clima, apoyan la polinización de los cultivos y la formación del
suelo, y proporcionan beneficios recreativos, culturales y espirituales", informa la
organización.
Dechoum aclara que hay dos formas principales de servicios ecosistémicos: directos e
indirectos. "Están los beneficios directamente extraídos como pueden ser los alimentos
que se obtienen del cultivo o la pesca y los recursos naturales como la madera, los
minerales, en fin, todo lo que es utilizado directamente por el ser humano".
A su vez, los beneficios indirectos son, según la académica, aquellos que la gente no
siempre puede ver, pero que son esenciales para la vida en el planeta. "La regulación de
la temperatura, la concentración de gases en la atmósfera y la polinización son algunos
de ellos”, detalla.
Por su parte, la FAO señala que los servicios de los ecosistemas son la base de todos los
sistemas alimentarios y agrícolas, además de garantizar otras actividades humanas. Por
lo tanto, para asegurar la prestación de servicios ecosistémicos esenciales, es necesario
proteger las funciones de los ecosistemas y preservar tanto el medio ambiente como la
biodiversidad.