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2.1. UTILIDADES SOCIALES. Como elemento esencial del contrato de sociedad se encuentra
el de percibir utilidades, las cuales deben verificarse al cierre de cada ejercicio social en la
correspondiente reunión ordinaria del máximo órgano social. Para tal fin la ley exige que
por medio de los administradores se preparen y se sometan a consideración de la asamblea
o junta de socios una serie de documentos que den cuenta de la situación de la compañía,
como son los estados financieros, el estado de resultados y el proyecto de distribución de
utilidades.
Los referidos documentos posibilitan que el máximo órgano social pueda llevar a cabo sus
funciones, entre ellas la de disponer de los dividendos que se hayan producido durante el
ejercicio social objeto de consideración. En efecto, es a la asamblea o junta de socios a quien
corresponde determinar cuál será el destino de las utilidades, el que en principio es el de
que las mismas sean distribuidas entre los asociados, teniendo en cuenta la finalidad
perseguida por estos al participar en un contrato de sociedad (artículo 98 C.Co).
La condición o estado de socio, confiere entre otros el derecho una parte proporcional de
los beneficios sociales, establecidos por los balances de fin de ejercicio, con sujeción a lo
dispuesto en la ley o los estatutos. Y para su efectividad, la ley dispone que, salvo
determinación en contrario, la sociedad repartirá a título de dividendo o repartición no
menos del 50% de las utilidades obtenidas en cada ejercicio.
El propósito principal de las reservas, según lo dispuesto por la ley, es proteger el capital de
la sociedad en caso de posibles pérdidas. Por lo tanto, el único uso permitido para las
reservas es la cobertura de pérdidas que pueda experimentar la sociedad.
Dado que las reservas son una obligación legal, no están sujetas a la discreción del
empresario, quien no puede disponer de ellas para fines distintos a los establecidos por la
ley, como la distribución o capitalización, entre otros.
La reserva legal se calcula sobre las utilidades netas del ejercicio, es decir, las ganancias
netas después de impuestos y después de deducir todos los costos y gastos relacionados
con la operación normal de la sociedad.
Esto implica que no se busca definir un enfoque o concepto específico para cada uno de los
actos susceptibles de modificación en los estatutos, ya que estos varían y dependen de la
voluntad de los socios. Sin embargo, se mencionarán los más relevantes.
Según el artículo 98 del Código de Comercio, una sociedad se crea a través de un contrato
denominado contrato social.
Este contrato está compuesto por varias cláusulas que en su conjunto son conocidas como
estatutos. Mientras que el contrato da origen a la sociedad, los estatutos regulan su
funcionamiento a lo largo de su existencia, incluso durante su liquidación y disolución.
Los estatutos son definidos en Wikipedia como "las normas acordadas por los socios o
fundadores que gobiernan la operación de una entidad jurídica, como una sociedad,
asociación o fundación. En general, es común en órganos colegiados, incluyendo entidades
sin personalidad jurídica".
El mismo artículo 98 establece que una vez creada, la sociedad adquiere una personalidad
jurídica independiente de la de sus socios, lo que le permite asumir derechos y obligaciones.
Al igual que una "persona natural", una sociedad puede cambiar a lo largo de su existencia.
Dado que la legislación comercial otorga personalidad jurídica a las sociedades, sería ilógico
pensar que una entidad, incluso si es una ficción legal, permanezca estática con el tiempo.
En circunstancias especiales, se permite el cambio de ciertos aspectos de la sociedad. Carlos
Alberto Velásquez Restrepo define las reformas estatutarias como "el acto mediante el cual
los socios deciden realizar cambios en la estructura de la sociedad establecida en los
estatutos sociales". Es claro en esta definición que las reformas estatutarias son una
decisión voluntaria de los socios y en ningún caso pueden considerarse como obligatorias o
automáticas según la ley.
Como se mencionó anteriormente, las reformas estatutarias son necesarias porque sin
ellas, una sociedad, y la entidad legal que representa, quedarían condenadas a permanecer
inmóviles en el tiempo. Además, su capacidad para adaptarse a los nuevos desafíos en su
curso normal de operaciones podría verse comprometida.
2.4. ÓRGANOS SOCIALES. Las sociedades mercantiles en Colombia son entidades jurídicas
que juegan un papel fundamental en el desarrollo económico del país. Estas organizaciones
requieren de una estructura y mecanismos de toma de decisiones efectivos para operar de
manera eficiente y cumplir con sus objetivos comerciales. En este ensayo, exploraremos en
detalle los órganos sociales de las sociedades mercantiles en Colombia y su importancia en
la gestión empresarial.
Los Órganos Sociales de las Sociedades Mercantiles en Colombia son:
Los órganos sociales son esenciales para la gestión de las sociedades mercantiles en
Colombia por varias razones:
A pesar de su importancia, los órganos sociales pueden enfrentar desafíos, como conflictos
de intereses entre accionistas o socios, la necesidad de adaptarse a cambios regulatorios y
el cumplimiento de requisitos legales y fiscales.
Los órganos sociales son los pilares de la gestión empresarial en las sociedades mercantiles
en Colombia. a través de la asamblea de accionistas o socios, la junta directiva, el revisor
fiscal y el gerente general, estas organizaciones pueden operar eficientemente, tomar
decisiones estratégicas y cumplir con sus responsabilidades legales y financieras. en
resumen, los órganos sociales son esenciales para el éxito y la sostenibilidad de las
empresas en el entorno empresarial colombiano.
Una vez que la sociedad ha sido disuelta, su patrimonio pierde automáticamente su función
principal, que es cumplir con el objetivo social. En consecuencia, el proceso de liquidación
implica una serie de acciones concretas para determinar los activos y pasivos de la sociedad,
cumplir con las obligaciones pendientes, saldar las deudas externas y distribuir el
patrimonio neto entre los socios. Estas operaciones se basan en un inventario detallado que
muestra el total de activos, pasivos y el saldo probable.
A través del proceso de liquidación, se desvinculan los lazos legales creados en virtud del
contrato social, lo que finalmente conduce a la extinción total de la sociedad. Por lo general,
una vez que la sociedad ha sido disuelta, se inicia el período de liquidación y los
administradores cesan automáticamente en sus funciones, siendo reemplazados por los
liquidadores.
Esta supervisión y control se rige por la Ley 222 de 1995, el Decreto 1080 de junio de 1996
y el Decreto 4350 de diciembre de 2006, y se aplica a sociedades comerciales, sucursales de
empresas extranjeras y empresas unipersonales, de acuerdo con las regulaciones vigentes.