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All content following this page was uploaded by Hortensia Mínguez García on 30 May 2014.
Resumen
Abstract
One of the elements that set the most important aesthetic and communicational
paradigms of books has been the writing, because depending on how you design, how
you compose and harmonize typographic elements with the other components, the book
acquires more or less formal, functional, recreational or artistic value. The following pages
will focus on this idea, taking as a case study some of the most highlight designs of
western history, in order to approach to the concept and practice of book-art or
contemporary artist's book, in which typography becomes an axiological and
configurational axis of books.
Key words: Typography Design, Book, Art Book, Typographic art-book.
Existe un universo infinito entre libros. Algunos nos han permitido viajar
por mundos fantásticos transformando nuestra vida cotidiana en una
aventura perenne. Otros, por el contrario, nos han ayudado a revivir el
pasado, a descubrir historias heroicas de pueblos que lograron
emanciparse de la tiranía o a conocer la nobleza de aquellas sociedades
que sabiamente unieron sus propósitos en beneficio de la humanidad.
Los libros son, ante todo, testimonios del hombre. Podemos leer un libro
editado hace cientos de años, quizá miles como el de los autores clásicos
de la Grecia luminosa, y aún en él permanecerá latente la percepción de la
realidad y del mundo que por aquel entonces tenían sus autores.
Asimismo, la gente más culta escribía poesía y leía literatura griega, como
consecuencia del intercambio que tenía el pueblo egipcio con el griego. Y
aunque, el papiro no era muy común en Grecia, se dice que esta cultura
empleó el papiro para testimoniar el vasto trabajo en el campo de la
filosofía, la literatura y en general, de las humanidades que tanto les
caracterizaba. Por su parte, los romanos también importaron la planta de
Egipto, donde era tratada en talleres destinados a mejorar la calidad del
papiro, esto antes de que Roma se convirtiera en el poderoso Imperio
(…) garantizaba una más larga duración porque estaba protegido por
la encuadernación, su almacenamiento era más fácil lo mismo que su
transporte por ser plano y tener menos volumen, ofrecía una
capacidad seis veces superior, resultaba más barato y manejable y en
él se localizaba un pasaje con mayor rapidez.3
Por ejemplo, alrededor del año 800 d.C., el contenido de los códices
consistía básicamente en información de tipo religioso, difundida por los
monjes quienes estaban a las órdenes del emperador Imperio Romano
Carlo Magno4, con la consigna de revitalizar la cultura y las artes, ya que
no podemos olvidar que la cultura y el conocimiento en aquella época
2
El papiro entró en decadencia siendo uno de los motivos más nombrados en la historia,
originado según Plinio el viejo en su obra Historia Natural, por el conflicto entre dos reyes
por poseer la mejor biblioteca de la época. Uno de ellos fue el rey Ptolomeo (205-182
a.C.) quien prohibió las exportaciones del papiro que era producido en Egipto. El otro, el
rey Eumenes II de Pérgamo, quien gobernó entre los años 197 al 160 a.C. De ahí que
diera vida a la nueva industria del pergamino, sustrato que era obtenido de pieles de
animales. En años posteriores, el uso del papiro empezó a descender, sobre todo cuando
la antigua cultura egipcia entró en declive.
3
Hipólito Escobar Sobrino, (coord.) (1984) Historia del libro. Madrid: Fundación Germán
Sánchez Ruipérez–Ediciones Pirámide. Documento consultado: Hipertexto desarrollado
con material de Hipólito Escobar, en su obra Historia del libro (Madrid, 1996). Adaptación
realizada por Pilar Rueda, Susana Leguina e Isabel Corral para Gestión y Recuperación de
la Información del Diploma de Documentación y Gestión del Patrimonio, Universidad de
Deusto, 1996/97, s/p.
4
Carlo Magno, dentro de “su mandato trajo como consecuencia la necesidad de hacer
copias maestras de textos religiosos importantes y luego mandar tanto libros como
amanuenses por toda Europa a mostrar las reformas, los cambios en la estandarización
de la diagramación de las páginas, su decoración y sobre todo el estilo de escritura”.
Luisa, Martínez Leal (1990) Treinta siglos de tipos y letras. México: Editorial Tilde, p. 30.
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estaba solo en las altas esferas y al pueblo la información solo le llegaba
por medio de la iglesia. Fue ahí donde se empezaron a apreciar las
interesantes y atractivas composiciones de la época, debido a la inclusión
de diferentes elementos en cada una de las páginas de los códices, y sobre
todo el uso de diferentes tipos de letra, gracias a que en ese mismo
periodo “las formas de las letras llegaron a su máximo refinamiento
formal, empleadas incluso como símbolo de dominio e identidad”. De
hecho, “En esa época surgieron las primeras reglas sobre su uso y se
crearon las mayúsculas y minúsculas casi como las conocemos ahora”.5
5
Leonardo Vázquez Conde, (abril-mayo 2011). “Las Letras cotidianas” Tierra Adentro.
México: CONACULTA, Núm. 169, p. 21.
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Fig. 1. Escritura Capitalis Monumentalis
Página de The Codex Augusteus of Virgilio, siglo IV. Imagen de Dominio público.
En dicho sentido, la Biblia de las 42 líneas acabaría siendo, tanto una obra
representativa del paso del pergamino al uso proliferado del papel como
soporte predilecto de hecho, para la primera edición se imprimieron 120
ejemplares en papel y 20 en pergamino aproximadamente , como un hito
del paso de la imitación del trazo al diseño de letras.
Fig. 3. A la izquierda: Manuscrito iluminado sobre pergamino escrito en letra gótica. Siete
partidas – s. XIII-XV. Fig. 4. A la derecha, página de La Biblia de Gutenberg o De 42 líneas.
Impresor: Johannes Gutenberg. Maguncia, 1450. Tamaño: 41.3 x 30.3 cm. Dos volúmenes, el
primero de 325 hojas (650 páginas), y el segundo 317 (634 páginas). Se imprimieron
aproximadamente 165 ejemplares en papel y 35 en pergamino.
6
Maurizio Vitta, (2003) El sistema de las imágenes. Estética de las representaciones
cotidianas. Barcelona: Paidós Arte y Educación. P. 279-280.
7
Ibidem, p. 280.
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indirectamente constituyeron un cambio estético sin precedentes. En dicho
sentido, Enric Satué comenta respecto a la obra Hypnerotomachia Poliphili
editada en 1499 por Manuzio (fig. 5). Esta obra es según Satué:
De este modo, entre las postrimerías del siglo XV y principios del XVI,
observamos un profundo afán por la experimentación y en correlación, el
nacimiento de grandes tipógrafos como Henri y Robert Estienne, Geofroy
Tory –famoso por incluir el acento, el apóstrofe y la cedilla en la lengua
francesa , y por último, Robert Granjon. Tipógrafo reconocido por su
famoso tipo Civilité con un origen caligráfico-gótico que fue muy atractivo
y difundido en la época.
8
Enric Satué, (2002). El diseño gráfico. Desde los orígenes hasta nuestros días. Madrid:
Alianza Editorial. P. 37.
9
José Luis-Mas Martín Montesinos, y Montse Hurtuna, (2005). Manual de tipografía, del
plomo a la era digital. Valencia: Campagráfic, p. 51.
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Fig. 5. Página de "Hypnerotomachia Poliphili”, impreso por Aldo Manuzio (Venecia, 1499).
Imagen de dominio público.
Hasta impresiones como Champ Fleury de Geofroy Tory (fig. 6), en las que
observamos un marcado interés por modificar la diagramación de la página
mostrando un juego en las columnas que hace una composición más
dinámica, pero sobre todo, vemos un texto ilustrado mediante elementos
no decorativos, sino informativos, en que hace una comparación entre los
términos arquitectónicos, humanos y tipográficos, mismos que seguimos
empleando actualmente como: cartela, remate o travesaño y en cuanto al
cuerpo, cuello, oreja, brazo o pierna, por mencionar algunos.
Bajo estas condiciones, podemos apreciar que los cambios provocados por
las necesidades de comunicación, hicieron que tanto la tipografía como el
libro fueran evolucionando. En primer lugar, adaptándose a las
necesidades propias de la época y aprovechando las propiedades y las
posibilidades que las tecnologías y materiales vigentes les permitían. En
segundo, el poder satisfacer las exigencias de comunicación impuestas por
los cánones establecidos en los principios de la imprenta conservando las
cualidades de los textos manuscritos. Y en tercer lugar y el más atractivo,
novedoso y divertido de todos desde el punto de vista creativo, fue el
hecho de proponer nuevas formas en la estructura del libro, romper con la
10
Garone Gravier, Marina, (2009). Breve introducción al estudio de la tipografía en el
libro antiguo. México: Documentos Básicos, p. 45.
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rigidez y organización reticular impuesta hasta esa fecha. Una tendencia
que para los tipógrafos supuso una verdadera revolución ya que,
embonando perfectamente con estas innovaciones, pudieron enriquecer
sus textos visualmente, jugando con los tamaños, estilos de fuente así
como en el orden de su estructura.
Fue a principios del 1700 cuando aparece un nuevo tipo de letra que
favoreció el cambio entre el diseño de tipos antiguos y el inicio del estilo
de transición moderno: la tipografía Tipo Romano del Rey o Romain du Roi
diseñada por el grabador francés Philippe Grandjean. Una tipografía de
gran impacto visual por su alto contraste ya que combinaba rasgos
gruesos y muy delgados, además de remates y patines. Este pequeño
avance hacia una legibilidad tipográfica más sostenible se vio altamente
favorecida con las aportaciones de otro importante tipógrafo, Pierre Simon
Fournier. Personaje altamente reconocido por sus aportaciones al campo
de la tipografía, ya que sus tipos –especialmente las itálicas , eran muy
legibles, flexibles y altamente decorativas. Pero que, sobretodo, destacó
por ser “el primero en comprender la necesidad de racionalizar los cuerpos
(medidas de los caracteres): en 1737 hizo público su sitema del punto
tipográfico, desarrollado a tal fin.”11 Una medida con la que se pasó a
considerar con mayor ahínco el uso de ciertos patrones de trabajo.
11
Maclean, Ruari, (1993). Manual de tipografía. España: Ediciones Hermann Blume, pág.
21.
12
Ellen-Cole Lupton y Jennifer Phillips, (2009). Diseño gráfico, nuevos fundamentos.
Barcelona: Editorial Gustavo Gili, SL., p. 185.
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Finalmente, tendremos que esperar a mediados del siglo XVIII y
principalmente en el XIX, hasta que el diseño tipográfico viera la
oportunidad de hacerse presente de una manera más globalizada. Como
apunta Ambrose:
13
Harris Ambrose, (2007) Fundamentos de la Tipografía. Barcelona: Editorial Parramón,
p. 34.
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composiciones mucho más sencillas en estructura, muy legibles y claras
por el peso de su cuerpo.
14
Adrián Frutiger, (2002). En torno a la tipografía. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, S.A.,
p. 22.
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experimentación, que lo acerca más a un tratamiento como imagen, que al
tradicional tratamiento como mero mecanismo del texto.”15 Dos hechos a
considerar si lo que pretendemos es entender porqué comenzaron a
aparecer composiciones tipográficas más libres, plásticas y
experimentales, a veces llenas de color, de efectos sombreados, curvadas
e irregulares en su forma e incluso integradas con las ilustraciones, como
en el famoso cartel de Jules Chéret (fig. 8) en el que las letras se adaptan
al movimiento de los personajes, danzando al son de los bailarines.
De este modo, aportes desde el mundo del cartel o como los de William
Morris y los artistas del Art Nouveau en general, nos conduciría finalmente,
a una nueva forma de entender la creación tipográfica.
15
Op. cit., José Luis-Mas Martín Montesinos y Montse Hurtuna, p. 62.
16
Op. cit., Maurizio Vitta, p. 280.
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Sin embargo, el aumento de la demanda de los medios de comunicación
impresos y la diversificación de los gustos de los lectores, obligó de alguna
manera a los impresores a producir en un tiempo muy reducido,
provocando con ello, que muchas de las publicaciones de esa época fueran
de muy baja calidad, que los libros pasaron a diseñarse en formatos más
sencillos y económicos para paliar la competencia de la venta de tabloides
o periódicos.
Esta moda por el arte de la bibliofilia que emergió para algunos sectores
sociales –especialmente en Europa y más concretamente en Francia–,
auxilió curiosamente la inclusión de la imagen en los libros con una calidad
experimental y valor artístico prácticamente inexistente siglos atrás.
17
Román Gubern, (2010) Metamorfosis de la lectura. Colección Argumentos. Barcelona:
Anagrama, p. 54.
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manera más explícita, de la mano de los futuristas - a raíz de su concepto
de poesía visual - y los surrealistas a colación de su interés por el
caligrama. Creadores que renegando de cualquier asociación creativa
ligada a la tradición y al pasado, convinieron en liberarse por completo de
las cuestiones reticulares que de alguna manera les habían venido
coaccionando.
18
Juan Agustín Mancebo Roca, (2006) “El mago futurista en tres momentos Pintura,
teatro diseño, publicidad y arquitectura en Fortunato Depero”. Universidad de Castilla-La
Mancha (UCLM), p. 275.
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Fig. 9. Libro Depero Futurista (1913-1927) de Fortunato Depero.
19
Hortensia Mínguez, (2010) “Aproximaciones al libro-arte como medio de expresión”
Argentina: Actas de Palermo, nº 9, p. 193.
20
Luz del Carmen Vilchis Esquivel, (2009). “Las lecturas ajenas: el libro de artista”.
Revista Intercontinental de Psicología y Educación, Vol. 11, Núm. 2, julio-diciembre, p.
92.
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mencionamos en líneas anteriores, la proliferación de esta nueva
tendencia del Libro-Arte: el Libro-Arte tipográfico, ya no tuvo freno.
Fig. 10. “Face the Face”, (2007) de Ximena Pérez Grobet. Nowhere Man Press,
Imagen: Cortesía de la autora.
Por ejemplo, el papel estelar en la obra de Ximena Pérez Grobet “Face the
Face” (fig. 10) lo tiene la letra. Elemento que la artista utiliza como motivo
principal y único para formar, a través de cortes y plegados, un libro en
forma de acordeón en el que podemos leer a dos caras – o según lo
montemos, en forma de códice -, cada una de las letras del alfabeto
occidental. En definitiva, una forma de construir y modular al texto en el
libro como libro tipográfico especular. Es decir, una forma de construcción
Conclusiones
Bibliografía