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NUESTRA

MEMORIA DE LA PRIMERA INFANCIA

Cuando
nos preguntamos por la memoria de los primeros años algunos no sabíamos qué
escribir, iniciamos contando cómo se conocieron nuestros padres, mencionamos
que se conocieron jóvenes en diferentes lugares y momentos como fiestas en el
pueblo, en sus lugares de trabajo, eran vecinos del barrio, en el salón de
clase, o por familiares cercanos que los presentaron, donde el amor entre ellos
fue importante y significativo desde el primer momento; sin embargo, tres tuvieron
conflictos y desacuerdos que afectaron la relación de pareja, a una compañera
su padre se murió antes de nacer quedando la madre sola asumiendo la
responsabilidad de la nueva vida, otras dos madres debido a su juventud no
habían planeado ser madres y no contaron con dicho vínculo amoroso ni la
aprobación familiar. [h1]

En el nacimiento
contamos que 2 compañeras llegaron a destiempo con complicaciones de salud,
gracias al apoyo, cuidado de sus padres y atención médica lograron sobrevivir y
crecer; sólo tres compañeros mencionan sus lugares de nacimiento: Tarqui Huila,
Barranquilla Atlántico y Bogotá Cundinamarca.

Resaltamos los buenos tratos ofrecidos por la mayoría de


nuestros primeros cuidadores como mamás, papás, hermanos, hermanas, tíos, tías,
abuelos, abuelas, niñeras y otros miembros de la familia, cada uno de ellos,
ellas, trabajaban para darnos lo mejor de sí, construyendo una relación amorosa,
segura y de gratitud, creando ambientes sociables desde
reglas y limites [h2] que
contribuyeron en nuestra formación, lo que propició mejores aprendizajes, respecto
a ser personas respetuosas y responsables. Así mismo, contribuyeron en el
desarrollo de habilidades requeridas en esta etapa de nuestras vidas.

Pese a lo anterior, hubo padres que no brindaron el


afecto requerido por nosotros, a pesar de estar presentes físicamente, muchas
veces se mostraban ausentes emocionalmente, y esto ocasionó que una compañera
fuera discriminada racialmente. Sin embargo, siempre hubo otro familiar
apoyándonos; también se presentó el hecho de consentirnos mucho y que nos
dieran todo lo que queríamos, por esta razón algunos de nosotros nos volvimos
caprichosos. Por otro lado, algunos compañeros cuentan que los hermanos eran
expertos en hacer travesuras con nosotros, disfrutaban ocultándonos para evitar
los castigos de nuestros padres. De igual forma, siempre buscábamos ser
obedientes, independientes y amables en nuestros estudios; había ocasiones en
donde algunos de nosotros no obteníamos las mejores notas y nuestros hermanos
nos cubrían para no ser castigados por nuestros padres. [h3] [h4]
Respecto
a los ambientes en los que crecimos contamos que seis de nosotros tuvimos
relación con la naturaleza en el campo, sintiendo esa conexión, una de nosotras
pasó un año de su vida en la hacienda de los abuelos en Guacamayas – Caquetá,
disfrutando de un río caudaloso, bestias, chivos, ganado, perros y gallinas.
Mientras los padres trabajaban quedábamos al cuidado de los abuelos y los tíos,
en casa jugando con los hermanos mayores, sobrinos y los juguetes.

Durante
los primeros años, uno de nosotros cuenta que creció en un ambiente fuerte por
el robo y la inseguridad, debido a esto, los padres generaron cierta
inestabilidad y desconfianza, causando que se desarrollara una sensación de
vulnerabilidad y miedo en el entorno.

En
nuestros tiempos de niñez se presentan variedades de gustos inculcados por
nuestros primeros cuidadores, siendo así la música desde los géneros del
vallenato, merengue, Reguetón, beatboxing, música infantil y música cristiana
que una madre ponía para que su hija asumiera la religión; se encuentra una
persona que en su infancia no escuchaba música debido a que no le gustaba el
ruido y esto se mantiene en su juventud.

Respecto
a los consumos alimenticios, se puede ver que muchos de sus padres cuidaban sus
alimentos para que tuvieran un buen estado de salud y condición física.

Tocando
el tema de celebraciones, a muchos de nosotros, la costumbre de nuestros padres
era conmemorar nuestros cumpleaños con fiestas de acuerdo con la temática de
nuestros programas favoritos (el pato Juan, hello Kitty, Mickey mouse,
ballerine y Rosita fresita). De igual forma, era tradición celebrar junto a
nuestros seres queridos, fechas importantes como: Halloween; dónde a uno de
nuestros compañeros lo disfrazaron de pato. En navidad la pasábamos en familia
y amigos junto a las fiestas de los barrios populares
Como
anteriormente dijimos, muchos de nosotros, nosotras, contamos con la influencia
de nuestros padres tanto en la educación como en la formación; solo una compañera
tuvo influencia educativa de su vecina, la que le enseñaba a través de libros, cartillas
y ábacos.

La
gran mayoría de nuestros padres querían que nosotros, nosotras, tuviésemos una
infancia activa y por ello nos inscribían en clases de educación artística,
talleres de lectura, recreación y otras actividades, enriqueciendo nuestro
aprendizaje. Una minoría aprendieron a ser independientes ya que sus padres por
cuestiones de trabajo no estuvieron con ellos; aprendieron a realizar los
quehaceres domésticos.

Con
relación a la educación preescolar reconocemos que todos, todas cursamos algún
grado: párvulos, caminadores, prejardín, jardín, transición. unos lograron
terminarlo, otros no. En este mismo sentido hay quienes cursaron estos grados
en establecimientos públicos y privados.

Tuvimos
vivencias positivas y negativas, el tener un aula llena de color, bien ordenado
y con espacios adecuados para las recreaciones, fomentando el desarrollo
cognitivo, emocional, un ambiente agradable y estimulante que nos ayudó a
sentirnos seguros, motivados y a disfrutar el aprendizaje. Además, al tener un
espacio organizado nos enseñó la importancia de la responsabilidad y cuidado
del entorno.

Sin
embargo, tres de nosotros, en los primeros estudios (preescolar) sufríamos de
bullying debido a los comentarios acerca de nuestro cuerpo, la mala convivencia
con los, las compañeras de clase. También, uno de nosotros tenía mala
presentación personal a causa de la falta de conocimiento por parte de los
cuidadores, por último, a cinco de nosotros se nos dificultaba aprendernos los
números y el abecedario por cuestiones de metodologías y atención dispersa.

[h1]No todos los maestros y maestras en formación


sabemos la historia de cómo se conocieron nuestros padres, poco mencionamos los
espacios recorridos por ellos y los oficios que desempeñaban.

Reconocemos la
juventud con la que muchos padres iniciaron su vida amorosa, que se enfrentaron
a situaciones difíciles de la vida cotidiana pero no las contamos, sabemos que
muchas madres quedaron solas, nos cuestiona la ausencia paterna y la falta de
apoyo familiar en la formación de los niños y las niñas. Desconocemos la
formación que hubo en casa y en la escuela sobre educación sexual y relación de
pareja en nuestra familia.

[h2]¿Cuáles eran las reglas y los límites que


contribuyeron al proceso de formación en la primera infancia?

[h3]No hay una estancia publica que se haga


cargo del cuidado de las madres gestantes y de los nacimientos de los niños y
niñas, no sabemos hasta qué punto incide el que nazcan a destiempo y las
enfermedades que se generan por esto.

[h4]Sabemos que muchos padres de familia al


trabajar y asumir labores fuera de casa no estaban presentes con los niños y
niñas y por llenar los vacíos les daban cosas materiales o los consentían
demasiado, también cuando estaban se sentían ausentes quizá por el cansancio.

Los hermanos mayores encubren y respaldan travesuras y los que no tienen hermanos anhelaban
una compañía de contemporaneidad. Este es un período crucial para el desarrollo cognitivo y
emocional de los niños y niñas.
Durante esta etapa, se forman recuerdos que pueden perdurar en la memoria. Algunas de las
acciones y comportamientos más comunes de los y las estudiantes del semestre de primera
infancia I, recordamos que nuestra niñez fue una etapa llena de asombro y descubrimientos,
donde la imaginación floreció sin límites.

En las anécdotas de nosotros, una actitud común revelada es la de jugar con una imaginación
desbordante. Desde el comienzo, cuatro de nosotros nos enfrentamos a la falta de amigos para
poder jugar, lo que nos llevó a sumergirnos en un mundo propio lleno de creatividad.

En nuestros momentos de soledad, encontramos refugio en los juguetes, buscando distintas


maneras de jugar y divertirnos. Así, en la niñez, nos convertimos en maestros, creando historias
con muñecos y peluches, nos embarcamos en aventuras épicas, transformándonos en cocineros de
nuestros mundos imaginarios, inclusive cuando nos llevaban a los parques a jugar, nuestra soledad
en el hogar se iba para comenzar a socializar con los demás niños del lugar. La soledad no fue un
obstáculo, sino un espacio para explorar la mente e ilusionarnos en el poder de la fantasía.

En el juego, encontramos distintas formas de expresar las emociones y personalidades


únicas. Cuatro niños y niñas demostramos ser llorones, divertidos y simpáticos esto demostraba
una gran sensibilidad y sentimentalismo. A través del juego imaginativo, procesamos experiencias
y desarrollamos habilidades sociales y emocionales.

La creatividad se manifestó en la forma en que adaptamos los entornos a las necesidades.


Uno de nosotros cuando las opciones eran limitadas, se ingeniaba e imaginaba para crear juguetes
con palos y telas, demostrando que la imaginación no tiene límites, ni barreras.

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