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La guerra en el pensamiento socialista: de los utópicos al socialismo real

Conference Paper · May 2014

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Alfredo Langa Herrero


Alice Salomon Hochschule Berlin
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Comunicación para el I Congreso de la Asociación Española de Historia Militar
(ASEHISMI)

Autor: Alfredo Langa Herrero

Profesor Asociado de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y docente invitado en


la Universidad Alice Salomon de Berlín

Título: La guerra en el pensamiento socialista: de los utópicos al socialismo real

El estudio de las relaciones y los vínculos entre los conflictos armados y la


economía ha girado, en el pensamiento económico, en torno a tres aspectos
fundamentales: las causas de los conflictos armados, sus consecuencias y la gestión o el
gobierno de los mismos. Desde los socialistas utópicos a los extremismos militaristas de
algunos regímenes comunistas, las diferentes visiones del socialismo han contado, de
una u otra manera, con una perspectiva respecto a la guerra. La mayor parte de ellos han
percibido en la guerra el reflejo de las relaciones de producción y de una lucha de clases
intrínseca al sistema capitalista. Sin embargo, la perspectiva respecto a la paz ha variado
en cuanto a las aproximaciones teóricas. Mientras que los primeros socialistas y los
sansimonianos fueron, en su mayoría, pacifistas en sus convicciones, ni Marx ni Engels
ni tampoco Lenin, lo fueron. Para estos últimos, la guerra se concebía como producto
del sistema capitalista y podría ser un instrumento de destrucción de dicho sistema que
diera paso al socialismo (Silberner, 1939).
Para los socialistas utópicos la guerra es consecuencia del sistema de propiedad
privada existente en la sociedad, sin embargo para evitarla no todos los autores
coinciden en las soluciones a proponer. Robert Owen, por ejemplo, abogó por la
abolición total de la propiedad privada y el igualitarismo, mientras que Charles Fourier
instó al mantenimiento de la misma dentro de los límites de sus unidades de producción
o falansterios (Coulomb, 2004; Silberner, 1939).
.
En las teorías marxistas y en los trabajos de Engels, por su parte, no se puede
encontrar un estudio manifiesto y metódico sobre la guerra, aunque parece
incuestionable que la referencia constante a la lucha de clases y a las bases económicas

1
de las relaciones sociales hace que la conexión entre economía y guerra sea indiscutible.
Al respecto, Lenin (1895) destaca la referencia indirecta a la guerra que estudia Engels.
En este sentido, la superestructura jurídica y política a la que hacía referencia Marx
(1859) es de donde surge y a la que pertenece el fenómeno de la guerra, por tanto al
igual que el resto de actividades sociales, la guerra en el pensamiento marxista depende
de los medios de producción. Estos medios de producción y su propiedad son asimismo
los que provocan la lucha de clases en la sociedad capitalista, los cuales conducirán a la
guerra entre Estados, que no es más que la exégesis internacional de la lucha de clases a
nivel nacional. Esta idea es curiosamente la que posibilita, a la sociedad capitalista, a
alcanzar la paz, ya que la existencia de un Estado que englobe al planeta, o de un Estado
lo suficientemente poderoso para no verse amenazado por el exterior, provocaría el fin
de la guerra en las relaciones internacionales, aunque la lucha de clases continuase. En
este sentido, aunque pareciese contradictorio, Marx considera al libre cambio más
influido por la paz, que al proteccionismo, al que posiciona como factor de conflicto y
guerra (Silberner, 1939). Además, Marx considera a la violencia la “partera” de la
historia, por lo que la utilización de ésta se torna inevitable y, en muchos casos,
justificable. Esta justificación de la violencia por parte de Marx y Engels viene
determinada por los intereses del proletariado, por lo que la violencia se aceptaría
siempre que beneficie a dichos intereses. Ambos se oponen al pacifismo de corte liberal,
considerándolo hipócrita, o cuando menos, erróneo. Además, dicho pacifismo puede
ser, en su opinión, una herramienta de debilitamiento de las clases trabajadoras y de la
lucha revolucionaria. Por lo tanto, la paz se puede alcanzar, pero tras el proceso de
revolución económica, política y social protagonizado por las clases trabajadoras. Por
ende, el proceso revolucionario llevará consigo la destrucción del Estado burgués, y del
propio Estado como concepto (Coulomb, 2004; Silberner, 1939).
El materialismo dialéctico, fruto de la influencia de la dialéctica hegeliana, concibe
la lucha de clases como la causa principal de los conflictos y las guerras, ya sean estas
nacionales o internacionales. De esta manera, para Marx y sobre todo para Engels, las
guerras en general, y los conflictos internacionales, en particular, no eran sino
consecuencias claras de dicha lucha. Por ello, sólo la verdadera unión de los proletarios
y la revolución podría acabar con las guerras y alcanzar un futuro de paz. En este

2
sentido, la visión de los autores estructuralistas latinoamericanos se basa en la teoría
marxista y tiene en cuenta la lucha de clases desde un enfoque internacionalista.
Mediante este enfoque, denominado teoría de la dependencia, el sistema mundial estaría
constituido por un centro nuclear, o varios centros, y una periferia, o varias periferias
(Howard y King, 1992; Gunder Frank, 1991).
Anteriormente a la eclosión de los estructuralistas surgidos en torno a la CEPAL
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe), autores marxistas como Karl
Kautsky y Rosa Luxemburgo utilizarían el concepto de imperialismo ya presente en
Lenin para aplicarlo al estudio de la guerra. En su análisis se identificaba el militarismo
creciente de las potencias europeas de principios del siglo XX como el motor del
desarrollo capitalista y, a su vez, como su enfermedad crónica (Luxemburgo, 1899). A
pesar de ello, tras la Revolución Rusa un modelo económico basado en la producción
militarizada en el marco de la “dictadura del proletariado” fue desarrollado por la Unión
Soviética y extendido a otros Estados de la órbita socialista, con ejemplos extremos
como Corea del Norte o Albania, donde el estado de guerra continua se halla en el
centro de la ideología dominante (Coulomb, 2004).
Dentro del amplio campo del pensamiento marxista, varias teorías de raíces
pacifistas y vinculadas a movimientos religiosos manifestaron, no obstante, su visión y
respuesta ante los conflictos armados. En este sentido, desde el hinduismo, el
cristianismo y el Islam, Mohandas Gandhi, la Teología de la Liberación y el
republicanismo del sudanés Mahmud Mohamed Taha, respectivamente, ofrecieron una
alternativa al militarismo en el que habían degenerado algunos regimenes socialistas, así
como ante el capitalismo al que atribuían la generación de desigualdades económicas y
sociales.
Como se ha mostrado, por tanto, sea cual fuere el enfoque socialista aplicado al
estudio de la guerra, ésta se concibe como esencial para entender el funcionamiento del
sistema económico y social capitalista y explicar su evolución futura.

Bibliografía

3
COULOMB, F. (2004): “Economic Theories of Peace and War”. Editorial
Routledge. Nueva York, 2004.
DUBOIS, A. (2000): “Teoría de la dependencia” en PÉREZ DE ARMIÑO, K.
(2000): “Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo, 2000”.
Hegoa y Editorial Icaria. Barcelona.
FRANK, A. G. (1991): “El subdesarrollo del desarrollo”. Editorial IEPALA.
Madrid, 1992.
HOWARD, M. C. y KING, J. E. (1992): “A History of Marxian Economics:
Volume II, 1929- 1990”. Princeton University Press. Princeton, 1992.
LENIN, V. I. (1895): “Friedrich Engels” Marxists Internet Archive (en línea)
<http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/engels.htm>. Consulta (03-12-
2010).
LUXEMBURGO, R. (1899): “Reforma o Revolución”. Ediciones Voz de los Sin
Voz. Madrid, 2001.
MARX, K. (1859): “Contribución a la crítica de la economía política”. Siglo XXI
Editores. México, 2005.
SILBERNER, E. (1939) “La guerra en el pensamiento económico”. Editorial
Aguilar. Madrid, 1954.

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