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Jessica Sims - Midnight Liaisons 2.6 - Single Wolf Female
Jessica Sims - Midnight Liaisons 2.6 - Single Wolf Female
Jessica Sims - Midnight Liaisons 2.6 - Single Wolf Female
Female
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Sinopsis
Alice Savage necesita un alfa —cualquier alfa— para prevenir que su
manada sea usurpada por el lascivo Roscoe. Como último recurso, ella
se inscribe en el servicio de citas Midnight Liaisons, sin esperar que
encontraría al alfa que busca. Ella ciertamente no esperaba a Jackson
Wilder, un relajado y sexy-como-el-pecado forastero quien clama ser un
alfa.
Pero Alice tiene un problema que la mayoría de hembras alfas lobo no:
ella es virgen. Y la hembra alfa de una manada de lobos siempre
pertenece a un macho alfa. Por suerte para ella, Jackson es
absolutamente magnífico y está dispuesto a tomar las cosas con calma.
¿Pero es lo suficientemente Alfa para ayudarla a salvar a su manada... o
es demasiado fácil de llevar para ser el hombre que ella necesita?
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Capítulo 1
H
abía ciertas cosas que se esperaban de una hembra lobo alfa:
cuidar de la manada, ejercer el liderazgo, dominar el cambio a
lobo con facilidad. Apaciguar al macho alfa. Dominar a las
hembras de la manada.
Mi cerebro completó con lo obvio. Soy una idiota buscando una pista, o
de lo contrario no estaría aquí. En cambio, escribí “mujer” y “hombre” en
los espacios en blanco y luego fruncí el ceño. ¿Podría ser más vaga? Los
taché y escribí sobre ellos: “mujer lobo” y “compañero”.
—Sí. Yo, um, quiero asegurarme de que mis respuestas son correctas.
A juzgar por las fotos en su escritorio (la mayoría de ellas eran de ella con
sus brazos alrededor de un gran gato salvaje) o estaba casada con un
cambiador o le gustaban los animales peligrosos. Iba a apostar por la
primera, dado que ella trabajaba en una agencia de citas para
cambiadores.
La mujer miró por encima de mí con una sonrisa ligeramente irónica que
me tranquilizó.
¿Tal vez la Alianza estaba haciéndose más tolerante hacia los humanos?
Quiero decir, ésta parecía agradable. Ella no podía evitar que hubiera
nacido humana. Supuse.
—La primera vez —repetí—. Los lobos solo salen con lobos.
Ella parpadeó hacia mí, con sus ojos ligeramente como de búho en su
pálido rostro.
—Oh. —Miré hacia abajo al papel. Bueno, eso era tonto. E inútil. Debía
haber sido acerca del estatus en la manada, no creación de contactos—.
Soltera.
Ella se inclinó hacia adelante y su larga cola de caballo se dejó caer sobre
los papeles allí, enviándome otra ola de olor humano que me hacía
cosquillas en fosas nasales.
En otras palabras: los lobos no jugaban bien con otros que no eran lobos.
Yo ya lo sabía. Pero fingí ignorancia.
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—¿Ah, sí?
Bathsheba frunció los labios y luego giró la pantalla del monitor de nuevo
hacia ella.
—Hecho.
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Capítulo 2
U
na hora más tarde, mi propio perfil fue publicado con una foto
mala de mí que parecía más una ficha policial, una súplica para
una cita, me conduje mi auto F150 para volver a Little Paradise,
Texas.
Vaya alfa que era. Ni siquiera podía cuidar de mí misma, mucho menos
de mi manada. Disgustada conmigo misma, salí del auto en el camino de
grava.
Había unas pocas excepciones, por supuesto. Como los hermanos que
eran alfas. Cash y yo habíamos caído en esa categoría. Nuestro padre
había sido el alfa de la manada Savage, nuestra madre la hembra alfa.
Cuándo habían muerto, los llevamos a su sitio de descaso sin una
emotiva extensión entre nuestra pequeña manada. La manda Savage
siempre había tenido una mezcla ecléctica, pero con el cambio, las
muertes y algunos de los miembros yéndose a una nueva manada, de
pronto nos encontramos a nosotros mismos siendo una increíblemente
joven manada de la noche a la mañana. Len era dos años más joven que
yo. Holly, Spence y Trina también eran todos jóvenes. Joanne apenas
tenía veinte años antes de que hubiera dejado el territorio porque no pudo
arrebatarme la posición de hembra alfa. Había dejado al bebé Eddie bajo
el cuidado de Cash como reemplazo de su lugar en la manada. Eso dejaba
a Carlos, nuestro omega. Él era la única persona mayor que teníamos, y
estaba en sus cincuenta antes de que muriera en el mismo accidente de
auto en el que había muerto Cash. Ellos estaban regresando de uno de
los casinos de Oklahoma, ambos estaban borrachos como zorrillos, y se
salieron de la carretera.
Y Roscoe había dejado claro que tenía la intención de que mi alfa fuera
él. Yo tenía una idea de quién me había dejado los mensajes en mi
teléfono. Con un sabor amargo de pavor en mi boca, hice clic en “Correo
de voz” y escuché.
Borré los mensajes con disgusto. Roscoe era horroroso, peor que vil.
Sra. Savage, decía. Todos los perfiles han sido actualizados con el estatus
en la manada. Si usted hace una búsqueda de “lobos” debería ver a todos
los candidatos con esa denominación y su estatus. Espero que esto le
ayude. Buena suerte y voy a comprobar de nuevo dentro de unos días para
ver cómo están yendo las cosas. —Bathsheba.
Supongo.
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Era la parte de subordinación lo que realmente no me gustaba. Incluso
el pensamiento de ser subordinada por otro alfa como Roscoe me ponía
enferma.
Suspiré.
Por supuesto, me tuve que tragar esas palabras uno poco después
cuando me encontré con el perfil de Len (también figuraba como beta, lo
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cual claramente no era). Hice una nota mental para zurrar su piel la
próxima vez que lo viera.
Mis próximos dos perfiles no tenían imágenes. Lo tomé como una mala
señal. Aun así, me estaba desesperando, por lo que hice clic en el
siguiente. Más de lo mismo: beta, beta, beta. Tal vez esto había sido una
estúpida idea después de todo.
No había ninguna imagen, pero tenía 29, 5 años mayor que yo. La
descripción decía metro ochenta (de nuevo) y delgado.
Hice clic en obtener más información sobre su perfil. No era local. Era de
Carolina del Sur, recientemente se había mudado a Texas. Bueno, no era
ese un golpe de suerte. Quizá se quedaría por aquí si le ofrecía el liderazgo
de mi manada.
Mi teléfono sonó, pero opté por ignorarlo. Quien fuera que estuviera
llamando, estoy segura que no estaba interesada. Colgué el teléfono y lo
dejé.
Entonces, me atraganté.
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Capítulo 3
H
ora de llamar a ese alfa de nuevo. Tragándome mi orgullo y mi
asco, corrí escaleras arriba y agarré mi teléfono. Eché un vistazo
a la pantalla: dos llamadas de un numero fuera del área.
—¿Quién es?
—Tú me llamaste.
—Tú me llamaste primero —dijo en ese mismo tono perezoso y sin prisa
que recorrió todo mi cuerpo.
—Oh. Es... —Estaba luchado para recordar el nombre en el perfil del alfa.
Una ciudad. Algo sobre una ciudad…—, ¿Jackson?
—Tu perfil de citas. Pusiste una “A” en tu estatus. ¿Eso es una mierda?
Bien podrías decirme. —Puse fuerza en mi tono. Nadie en mi manada
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sería capaz de mantenerse contra mí en un argumento por mucho tiempo
cuando ejercía mi voluntad.
¿Alfa? ¿Hermana?
—Te necesito.
Tenía un acento, del sur, pero no sonaba como si hubiera nacido ahí.
Anoté eso, mentalmente dimensionando a mi presa.
Yo sabía lo que eso significaba para mí, también. ¿Aceptar a este hombre
como mi alfa, en mi manada y no estar relacionados con él? Sólo había
una posición para una hembra alfa que no estaba relacionada: la de la
compañera. No sólo estaría tomando a un extraño en mi manada, y
entregándole el cuidado de mi familia, sino que también me estaría
entregando a mí misma a él.
Por alguna razón, eso me hizo ruborizar. Había trabajado duro para
cultivar mi mezcla de dominancia mandona y lado maternal por mi
manada, y mi posición como hembra líder (pero no emparejada) con
Cash. Y porque no estaba emparejada, estaba acostumbrada a ser
desafiada… y ganar.
—Tal vez, ¿por qué? La luna llena no será hasta dentro de unos días.
~~*~~
—Tengo que ver lo mismo —me dijo y extendió su mano. Sus fosas
nasales se abrieron un poco, y supe que estaba oliendo todo su entorno,
preparándose. Del mismo modo que yo lo estaba haciendo. Su mirada se
posó en mí, y lo sentí.
—Me lo dicen mucho —explicó con una voz suave. Y rompió en otra
sonrisa, estudiándome. Sus hoyuelos brillaron de nuevo—. Cuando
sonrió, me veo diferente.
Señaló a su billetera.
—Me fui hace un tiempo por un nuevo terreno y me uní con la manada
St. James.
¿Un alfa podía unirse a una manada establecida? Eso no podría haber
ido sin problemas. Guardé la tarjeta y cerré la billetera, luego se la tendí
a él.
—Un incendio —dijo, con su cara de niño estando seria una vez más—.
Todos murieron, menos Dan y yo.
Tragué saliva.
—¿Dan?
¿Y por qué eso era decepcionante? Si él era gay, yo estaría a salvo de sus
atenciones, después de todo.
—Además de ti —corregí.
—Aparte de mí —repitió.
—Así que... ¿qué estás haciendo? —Jackson hizo un gesto hacia el fuego
detrás mí.
—No cuando está empapada con las sustancias de algún otro tipo, no.
Me sonrojé de vergüenza con sus palabras, sin ver nada más que ropa
sucia y los incluso más sucios platos apilados por todas partes. Flores
muertas en cada centímetro de la sobremesa. Dios, yo estaba hecha una
ruina.
—¿Solo eres ú la que vive aquí? —dijo Jackson con esa voz suave,
mirando alrededor de la casa.
Yo especialmente.
—Recuerdo. —Él me miró de nuevo y su rostro era tan serio que me hizo
preguntarme si la sonrisa de niño había sido parte de mi imaginación—.
¿Dijiste que alguien te había dejado un mensaje?
—Aquí.
—Creo que quiere mi manada más que a mí. —Crucé los brazos sobre mi
pecho, así no podría frotar mis brazos—. No le gusta que le diga no.
—Por supuesto.
D
os horas más tarde, había limpiado la antigua habitación de
Joanne, mis pensamientos activos, mientras Jackson trabajaba
en poner los cerrojos de la puerta del frente y la puerta de atrás
y Dan apagaba el fuego. Dado que vivíamos en el campo, no era raro
quemar la basura. Tal vez un poco raro a las tres en la mañana, pero los
vecinos ya pensaban que éramos raros de todos modos.
No dijo nada, sin embargo. Sólo miró más allá de mí, a las sábanas que
había colocado en la cama gemela.
—Dan tendrá que ducharse antes de irse a la cama —dijo Jackson, con
un movimiento de cabeza hacia la ventana, donde podía ver claramente
al adolescente vertiendo las cenizas fuera del barril en el patio.
Él asintió.
—Gracias por aceptarnos, Sra. Savage —dijo Dan unos minutos más
tarde, mientras apilaba algunas mantas en sus brazos—. Ha pasado
algún tiempo desde que nos encontramos con una manada. Hemos sido
sólo Jackson y yo alrededor de un año.
—Alice —lo corregí, pero no agregué nada más a eso. El chico era una
mina de oro de información, siempre y cuando pudiera mantenerlo
hablando—. Y también estoy contenta de que estén aquí.
—¿Ah sí? —Me quedé en la puerta un minuto más—. ¿Qué te hace pensar
eso?
Uh oh.
—Voy a dejar una toalla para ti. Solo ven a la cama cuando estés listo.
Encontré el par de pijamas más grande, grueso y que cubriera más que
tenía y me vestí con él. Incluso puse un par de calcetines en mis pies. Si
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hubiera tenido rulos y una mascarilla facial, me hubiera armado con eso
también.
Si Jackson había llegado aquí esperando una hembra alfa atractiva y lista
para follar, iba a tener un muy rudo despertar.
Y eso era todo, en serio. Ser una alfa estaba bien. Pero el ser la hermana
de un alfa me había puesto en una situación especial y no estaba
preparada para vivir con un alfa regular. No me había preparado para ser
la compañera de alguien. Esa era la parte en la que seguía pensando. Yo
era virgen. No sabía qué hacer en cualquier tipo de relación, mucho
menos en una tan crucial como una relación alfa-alfa.
Olí a Jackson antes de que subiera las escaleras. Dan tenía un olor casi
infantil. El aroma de Jackson era... diferente. Era almizclado, tentador, y
totalmente desconocido para mí. Eso era aterrador. Es decir, ¿huele bien
porque él era un alfa y eso estaba jugando con mi cabeza? Nunca me
había dado cuenta de que Cash tuviera un olor particularmente increíble,
pero también era mi hermano.
Sentí una oleada de dolor tan fuerte que casi me vine abajo. En cambio,
puse el puño de mi pijama de nuevo en mi boca y comencé a masticarlo
de nuevo.
Asentí con la cabeza, incapaz de hablar alrededor del nudo que tenía en
la garganta.
—Era joven —dijo Jackson, con su voz suave—. Es una pena cuando se
van tan jóvenes. —Hubo una gran cantidad de tristeza en su voz,
también—. Lo siento.
No dije nada.
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Echó un vistazo alrededor de mi habitación un poco más, y cuando
estaba de espaldas a mí, lo estudiaba. Los jeans estaban tan gastados
que la tela se había roto suavemente, y los agujeros en las esquinas de
los bolsillos, mostraban un destello de ropa interior oscura debajo. La
camiseta estaba limpia, pero claramente desgastada. Yo había notado lo
mismo con Dan: limpio, pero con la ropa completamente gastada. Nadie
había estado cuidando de cualquiera de ellos por un tiempo.
—Algunos de ellos —dije. Joanne estaba en la foto, y ella era cosa del
pasado. También estaba Carlos. Y Cash.
Me miró de nuevo.
—Hay otros cinco aparte de mi. Len es mi beta. Tiene veintidós años.
Actualmente está pasando la noche en la cárcel, Creo. —Estudié el puño
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mojado de mi pijama como si fuera la cosa más fascinante—. Él va a
desafiarte. Quiere ser alfa.
Le di una mirada.
Solté un bufido.
—Supongo que no. Así que debo tener cuidado con Len. Lo tengo.
—También está Spence —le dije—. El hermano de Len y tiene veinte años.
No te va a dar muchos problemas. Es perezoso. Buen chico e inteligente,
pero perezoso. Prefiere jugar videojuegos todo el día que ayudar alrededor
de la casa.
Él se quedó quieto.
—Sí.
—Sí. Está Holly, que tiene dieciséis. Es muy tímida y dulce. Tomó el
puesto como la omega de la manada ahora que Carlos se ha ido. —El
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omega era el corazón de la manada, el cuidador, el amante, al que todos
protegían y cuidaban. Carlos había sido nuestro Omega antes, porque
había sido el padre. Ahora, Holly se había deslizado en el puesto de omega
perfectamente—. Y está Trina, tiene trece años. Carlos era su padre. Ella
está... pasándolo mal.
—Mierda. Tres chicas y todos en la manada son tan jóvenes. —Se frotó la
nuca—. No es de extrañar que querías protección.
Asentí. Había algo en los genes de los cambiadores que hacía a las
hembras —especialmente a las mujeres lobo— una rareza. Tal vez la
dinámica de la manada contribuía a las cosas, pero la mayoría de las
veces encontrarías una mujer alfa en una manada: la alfa. Habíamos sido
cuatro, hasta que Joanne hubo empacado sus cosas y se fue. Tanto Holly
como Trina eran jóvenes y extremadamente vulnerables, y no quería que
Roscoe consiguiera poner sus patas en ellas.
Fue una de las razones por las que me separé de mi manada: para
asegurarme de que si Roscoe quisiera abalanzarse sobre alguien, fuera
yo.
—¿Es tu beta?
—Esa es la única cosa que creo que sería un problema —respondí con
honestidad—. Len no podría querer renunciar a su cargo de segundo.
Todos los demás están cerca de su edad y los menores no son
dominantes.
—Siento mucho lo de tu compañero, sé que esto debe ser difícil para ti.
—Uh oh. —Me dio una amistosa sonrisa, su actitud tan suave y fácil casi
hizo que se la devolviera—. Nada buen viene después de decir eso.
Una arruga se formó entre sus cejas marrones. En todo caso, eso le daba
un aspecto aún más hermoso. Eso era totalmente injusto.
—Lo soy —dije, y antes de que pudiera hacer otra pregunta más, añadí—
: Cash era mi hermano.
—Oh.
—Sí —le dije, con voz cortada—. Conseguiste una autentica loba virgen.
—¿Y el bebé?
—Es el hijo de Cash. Joanne era la mamá. Se fue porque quería ser la
hembra alfa de la manada y yo no iba a ceder. —Mi sonrisa era tensa—.
Así que ahora conseguí criar a Eddie como parte de mi manada.
—Jesús.
—Sí. —Mi voz era plana—. Sólo pensé que deberías saber. Creo que
Roscoe se dio cuenta, también. Ese es el por qué está detrás de mí con
tanta fuerza. Me quiere, y quiere a mis chicas.
—Gracias.
—Se están quedando con unos amigos —dije—. Amigos humanos que no
saben sobre... la manada. Así Roscoe no sabría dónde encontrarlos. Voy
a mandarles un texto en la mañana pidiéndoles que vengan para el
desayuno.
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Capítulo 5
M
e desperté poco después del amanecer, sintiéndome
curiosamente descansada y con la mente despejada a pesar de
que sólo tuve unas pocas horas de sueño. Incluso tres horas de
sueño era más de lo que había conseguido en los últimos dos días. Eché
un vistazo alrededor de mi habitación pero Jackson no estaba en ninguna
parte. Eso me hizo sentir un poco mejor, supuse. La idea de él
espiándome mientras yo dormía era enervante.
Entonces fruncí el ceño. Si había una cosa de la que Jackson era incapaz,
era de mirar malintencionadamente. Él parecía... amistoso. Tan relajado
como había dicho en su perfil. Era extraño ver eso en un alfa. La mayoría
de los que conocía estaban llenos de energía y fanfarronería y mantenían
su autoridad a la fuerza. Jackson parecía determinado a que todos se
sintieran cómodos, y que tal vez se inclinaran ante su liderazgo porque
querían, no porque tenían que hacerlo.
Un hombre extraño.
Reboté bajando las escaleras, mi estado de ánimo era un poco más ligero,
olfateando el aire buscando los aromas de Dan y Jackson. Para mi
sorpresa, el abrumador olor a Pine Sol tocó mi nariz. Curioso, lo seguí a
través de la casa, notando que mi sala de estar estaba ordenada, toda la
ropa sucia estaba cuidadosamente apilada en un montículo, las mesas y
sillas estaban limpias de todas las cajas de pizza.
Bueno, duh.
—Los otros estarán aquí para el desayuno a las nueve, así que es algo
bueno el que ustedes decidieran limpiar. —Abrí la nevera y me estremecí
al darme cuenta de lo completamente vacía que estaba. Hombre, yo era
una anfitriona horrible—. Um. El desayuno tal vez no sea... muy bueno.
Asintió.
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—Vuelve a las nueve.
Miré a Jackson.
Él asintió, no me contradijo.
—Marca de compañero.
Pero... los mendigos no podían ser selectivos. Jackson era un alfa, e iba
a permitirme mantener mi posición sin hacer mi vida un infierno, y yo
podría seguir protegiendo lo que quedaba de mi pequeña familia.
—Para mi marca.
—Oh. Cierto. —Ya lo sabía. Aparté mi cabello casi seco fuera de mi cuello
en un esfuerzo por ser útil, y di un paso más cerca. Eché la cabeza hacia
atrás, mostrando mi garganta en un ángulo extremadamente vulnerable
que inmediatamente puso mis pelos de punta. Nunca antes le había
mostrado la garganta a nadie. Todo mi cuerpo se bloqueó por la tensión.
Tan pronto como su boca se levantó, me aparte de él, sin impórtame que
eso significara arrancar algunos cabellos de mi nuca.
—No hay problema —dijo, con voz ronca, y se lamió los labios.
Así que me alejé, murmurando algo sobre la ropa y limpieza antes de que
la manada estuviera de vuelta.
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Capítulo 6
H
olly fue la primera en regresar a la casa. No fue una sorpresa, si
había una cosa buena, era Holly. Dulce, amable, bondadosa,
considerada, y era totalmente encantadora, era más madura que
la mayoría de los chicos de dieciséis años que conocía. También trajo al
bebé Eddie con ella, como yo sabía que haría. Ella amaba a ese niño y
había asumido el cargo de su madre cuando Joanne lo había
abandonado, y eso me venía bien. Había un montón de veces en las que
no podía hacer malabares con el bebé y la manada, así que estaba
agradecida con Holly.
—Oh Dios mío. Hola —dijo, con una voz dulce y totalmente encantadora.
Ella le sonrió y acomodó al bebé en su cadera—. Soy Holly, y este es
Eddie.
Observé como Holly le dio el bebé gordo a él. Jackson lo rebotó un poco,
sonriendo. Los brazos y piernas de Eddie se agitaron y patearon por un
momento mientras miraba a Jackson, y balbuceó.
—Es demasiado pequeño para controlar sus reacciones, así que tenemos
que mantenerlo vigilado. Solo no hagas movimientos bruscos a su
alrededor cuando estemos en público y estarás bien. —Para un hombre
que no había estado cerca de niños, parecía estar fascinado —y
satisfecho— con Eddie. Recordé cómo había sido con Dan: paciente,
amable, comprensivo. Como un padre.
Sería un gran alfa, me di cuenta. Solo tenía que superar mis reacciones
asustadizas hacia él.
—Yo... gracias. —Su voz se había agrietado y podría haber jurado que se
puso aún más rojo.
—Seguro. Cuando quieras. —Se veía raro y sin embargo feliz, su mirada
deslizándose sobre Holly repetidamente y luego de vuelta a mí.
—Gracias, Dan.
—Él no va a ser… agresivo con ella, ¿verdad? Holly es una buena chica.
—Yo realmente no quería tener “la conversación” con ella. Dieciséis se
sentía tan joven para mí. Por otra parte, yo tenía veinticuatro, y nunca
nadie había tenido “la conversación” conmigo.
—Estoy seguro de que la tratará con respeto, aunque no creo que eso sea
un problema. Nunca conocí a un chico más mojigato que Dan.
—No esperaba menos —dijo, y palmeó la espalda del bebé un poco más—
. ¿Dónde están los demás?
—Cárcel, ¿eh?
—Me parece muy bien. No quiero tener que pagar su fianza de nuevo. —
Aunque sabía que a Len no le gustaría la nueva posición de Jackson. No,
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en absoluto. ¿Y si Dan trataba de erigirse como beta? Se pondría aún
más complicado.
Como si fuera una señal, Trina, Spence y Len aparecieron justo cuando
había terminado de servir el último plato de papel en la mesa.
Señalé la mesa.
Len se sentó, mirando. Spence y Trina también lo hicieron, con sus ojos
muy abiertos.
—Así que de todos modos —continué, apretando las manos sobre la mesa
así no comenzaría a retorcerlas—. Jackson es nuestro nuevo alfa y es
mi... compañero. Va a tomar algún tiempo para que todos se
acostumbren a estar entre los otros, pero a partir de hoy, los quiero a
todos de nuevo en la casa. Conocen las reglas, también. No cambiar a
lobo salvo en territorio Savage. Nada de carreras de manada sin
consultarlo primero con un alfa. Nada de interacción con otras manadas
de lobos sin consultarlo primero, para la protección de todo el mundo.
—Vamos a ir con reglas de Alice por ahora. Ella los conoce mejor que yo.
Si algo necesita cambiarse, lo discutiremos.
Len bufó.
Estiró su mano hacia mi brazo… sólo para terminar con su mano siendo
alejada por Jackson.
—No —dijo Jackson, dirigiéndose hacia ella. Luego me miró y dio un leve
movimiento de cabeza, como si supiera lo que iba a hacer.
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Página
Capítulo 7
C
uando se terminó el desayuno, los chicos se dispersaron para
desempacar sus cosas y volver a sus habitaciones. Holly, como
siempre pensativa, se ofreció a ayudar a Dan a establecerse en su
habitación. Trina naturalmente quería ayudar también. Antes de darme
cuenta, ellas estaban por toda la nueva habitación de Dan, señalándole
cómo debería organizar los muebles y preguntándole qué deportes le
gustaban, qué programas de televisión observaban él y Jackson.
—Está bien, entonces —dije, y las dejé arriba. Me dirigí de nuevo abajo
donde Jackson estaba sentado en la sala de estar. Pareció darse cuenta
de que estar encima de todos sólo haría que todos estuvieran más
ansiosos, por lo que se había separado del grupo una vez que había
terminado de comer. Me dirigí a la sala de estar y su mirada de inmediato
se dirigió hacia mí, aunque no se levantó del sofá.
Por supuesto que es diferente, me reprendí. Los otros eran tu familia. Éste
es tu compañero.
—¿Hola?
—Dile que estamos emparejados —dijo Jackson en voz baja, sin querer
interrumpir mi conversación. A pesar del tono suave de su voz, todavía
sentía ese impulso irresistible de complacer a mi alfa. No era un
sentimiento reconfortante. Jackson era un alfa con una personalidad
fuerte, a pesar de su actitud encantadora. Lo que fuera que quería, lo
podía conseguir, con sólo sonreír y una suave orden.
No le hice caso.
—Oh, eso es genial —dijo Bathsheba, con voz feliz. Ella era ajena a la
tensión en el otro lado del teléfono—. Lo que me lleva a mi otra razón de
llamar. Mi marido Beau quería que los invitara a los dos a cenar para
discutir la posibilidad de que la manada Savage —aunque supongo que
ahora es manada Savage-Wilder— quiera unirse a la Alianza.
—Nos encantaría ir —me dijo Jackson, su voz más firme y más fuerte—.
Dile eso.
¿Excepto que mi nuevo líder? Tenía algunas ideas en las que yo no estaba
interesada. Lo fulminé con la mirada otra vez, y lo encontré dándome una
mirada desafiante. Una mirada alfa. Le mantuve la mirada, no estaba
dispuesta a romper la mirada. El primero en apartar la mirada perdería
el desafío.
Hicimos planes para el fin de semana. Una cita doble (dios) para la cena.
Cuando la conversación terminó, apagué mi teléfono y lo arrojé en mi
bolso, mirando a Jackson por la esquina de mi ojo.
—Supongo que podría haber usado otro método de persuasión —dijo con
una voz ronca—. ¿Preferirías eso la próxima vez?
Él se echó a reír.
—¿Eso es un coincidencia?
—¿Cuántas hay?
—Cincuenta y seis —le dije—. No estaba bromeando cuando dije que era
la dueña de un suburbio.
—Tu padre suena como un gran tipo —murmuró, sin dejar de mirar hacia
fuera de la ventana.
—Por supuesto.
Había discutido con Cash al respecto una y otra vez, también, porque él
no tenía el mismo espíritu generoso que papá tenía. Tenía una vaga de
preocupación sobre Jackson. ¿Qué si él pensaba de la misma manera en
que Cash lo hacía? Que cincuenta y dos mil al mes en lugar de quince
era suficiente para que quisiera presionar a nuestros pobres residentes?
Y ese era el porqué estaba empezando a pensar que tal vez esto podría
funcionar, a pesar de nuestros problemas.
***
—No —le dije—. Está bien, podemos compartir la cama. Se supone que
estamos emparejados, de todos modos.
—Oh, sí —le dije, asegurándome de que mi voz fuera tan casual como
pudiera—. No hay problema.
La voz de Jackson era ultra baja, tan baja que apenas podía oírla por
encima del rugido lejano de otra película en la planta baja, y el zumbido
de una conversación. Él estaba deliberadamente tratando de mantener
nuestra conversación tranquila, para que los otros no pudieran escuchar
lo que estábamos hablando. Lo miré en mi cama, y mientras lo hacía, se
puso de costado, frente a mí. Su aroma abrumado mis fosas nasales.
—No lo tengo.
—Lo siento.
—Mira, ¿te he hecho sentir incómoda de alguna manera? ¿He hecho algo
para asustarte?
—No es por ti. Soy yo. Todo el mundo va a estar esperando, ya sabes. Tú
y yo. Y yo soy...
—La cosa es —dijo Jackson, luego hizo una pausa—, saltas cada vez que
te toco. Te pones tiesa de miedo cada vez que mi brazo roza el tuyo. Y eso
sólo va a mantener líneas divisorias.
¿Rígida... de miedo?
—No estoy tiesa de miedo —señalé—. Yo sólo soy... virgen. Esto es mucho
para mí, ya sabes.
—Lo sé. —Su voz era dolorosamente suave—. ¿Alguna vez has sido
besada?
—Una vez. Cuando tenía doce. Luego Cash le dio una paliza por tocar a
su hermana.
—Lo siento, Alice. Sé que esto es duro para ti. Ni siquiera has tenido
oportunidad de llorar. No correctamente. Estás demasiado ocupada
tratando de mantener toda esta mierda junta.
Y entonces sentí un rubor arrastrarse hasta mis mejillas por decir eso.
—¿Explorar?
Pero no estaba lista para tocarlo ahí, todavía. Así que pasé los dedos hacia
arriba por su pierna y luego a través de su estómago, sintiendo los
músculos duros allí. Él estaba en buena forma, no tenía una onza de
grasa en él. Sus bíceps eran puro músculo, y todo de él era maravilloso.
Estaba construido como una estatua, excepto que era cálido y flexible
bajo mi tacto.
—No tanto como les gusta ser tocados en otros lugares —admitió, su voz
ronca.
—Oh —dije, fascinada por sus reacciones. Y quería más de ellas. Quería
ver qué más podría hacer para él. Así que volví a tocarlo, mi mano
acariciando la firme pared de su pecho. ¿Me atrevía a seguir explorando?
—Puedes parar si quieres —me dijo, una vez más con una voz
curiosamente tensa—. No quiero que hagas algo que no quieras hacer.
—Quitemos esto.
Me retiré, observando mientras deslizaba los boxers por sus piernas y los
pateaba tirándolos al suelo, y luego estaba desnudo y tendido delante de
mí.
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Y oh misericordia, era completamente hermoso. Los cambiadores tendían
a tener cuerpos atractivos de todos modos. Éramos naturalmente
atléticos como raza, y nuestro metabolismo nos permitía comer como
monstruos. Pero algunas personas simplemente te hacían la boca agua,
y Jackson era claramente uno de ellos. Tenía una línea de bronceado
justo encima de su ingle y debajo de eso, su piel era blanco pálido. El
sendero oscuro de vello parecía audaz contra su piel, destacando los rizos
que rodeaban su pene y testículos. Y, bueno, era bastante afortunado de
estar extremadamente bien equipado. Su polla era larga y suave, la
cabeza estaba reluciente con un líquido pre-eyaculatorio. Sus bolas eran
redondas y estaban apretadas, y yo tenía curiosidad por ver cómo se
sentirían.
Miré a Jackson.
Él asintió hacia mí, esa mirada tan pesada viendo cada uno de mis
movimientos. Sus manos todavía estaban a sus costados, pero me di
cuenta de que estaban cerradas en puños. ¿Así él no podría alcanzarme
y echar a perder mi diversión?
—Eso se siente bien, Alice. Me gusta tu toque. Tus manos son suaves.
—Más suaves que las tuyas —dije, sorprendida por mi broma a medida
que envolvía mis dedos alrededor de su longitud, probando la
circunferencia de él. Más gruesa de lo que me imaginaba, también.
—Se siente mejor en mi polla que todos estos callos —me dijo,
extendiendo una mano para que pudiera ver.
—¿Has tenido muchas amantes? —No podía evitar preguntar. Tenía que
saber.
Asentí.
—Eso es difícil de hacer sin algún tipo lubricación. Podrías escupir sobre
tu mano. —Ante mi mueca de disgusto, se rio entre dientes—. O no.
¿Qué tal algo de loción?
Dudé.
—No lo harás —dijo, y me dio esa sonrisa perezosa que hizo que mi
corazón bombeara fuerte en mi pecho.
—¿Qué?
—Oh. —Estudié su rostro un momento más, luego tomé su polla con mis
dedos resbaladizos de nuevo, acariciando la dura longitud hacia arriba y
hacia abajo. Repetí el movimiento poco a poco, una o dos veces, luego lo
miré en busca de orientación.
—Está bien —le dije sin aliento, mis manos aún cubiertas con su semen
y loción. Quería hacer más. Seguir tocándolo. Algo. Me sentía satisfecha
de que yo lo había hecho correrse con tanta fuerza, pero curiosamente
estaba descontenta. Y acalorada.
Pero no sabía cómo pedir nada de eso. Así que cerré los ojos y me fui a
dormir, con su enorme y delicioso cuerpo apretado contra el mío.
71
Página
Capítulo 8
—¿E stás segura de que vas a estar bien? —Reboté al bebé
Eddie por un minuto, luego lo acerqué y le di un beso en
su frente, inhalando el olor del bebé antes de
entregárselo de nuevo a Holly—. No me gusta dejarte atrás.
—Alguien tiene que quedarse con el bebé —dijo con una sonrisa dulce,
aceptándolo de nuevo en sus brazos. Eddie levantó las manos regordetas
hacia Holly, feliz de regresar a ella otra vez, y ella lo abrazó, sonriendo—
. Dan prometió llevarme a una carrera mañana por la noche sólo para
sacar al lobo de mi sistema.
Tuve envidia de su fácil aceptación de uno con el otro. ¿Por qué no había
sido yo así con Jackson? En lugar de ello, cada vez que me miraba, me
sonrojaba de color rojo brillante. Cada vez que me tocaba, saltaba. Daba
una risa nerviosa cada vez que hacía un comentario coqueto en mi
dirección.
Sexy, lo sé.
72
Página
Lo cual era porqué estaba agradecida de que esta noche fuera la luna
llena y nos estábamos preparando para nuestra carrera en manada.
Algunas manadas simplemente permiten a sus miembros convertirse en
lobos cuando quisieran, o que pasaran un montón de tiempo en forma
de lobo. Mi padre siempre me advirtió en contra de eso, aunque, era
demasiado fácil ceder ante la bestia y dejarse llevar por el lado salvaje.
Éramos humanos por encima de todas las cosas, y teníamos que aceptar
nuestro lado humano, y dejar que el lobo saliera a jugar de vez en cuando.
Con la civilización introduciéndose en cada rincón del mundo y ya no
habiendo un lugar seguro para un lobo, tenía más sentido cazar y correr
como una manada. La seguridad estaba en los números. Salíamos como
grupo, pasábamos toda la noche cazando y aullándole a la luna,
drenábamos un poco de adrenalina y volvíamos en la mañana listos para
pasar unas pocas semanas más en nuestras formas de dos patas.
Pero yo estaba reacia a dejar a Holly y Dan atrás. Sabía, lógicamente, que
alguien tendría que quedarse con el bebé. No podíamos dejarlo valerse
por sí mismo toda la noche.
Suspiré. Estarían bien, pero seguía preocupada. Esta noche era la luna
llena, y Roscoe estaba todavía allí afuera, buscando conseguir hembras
para su manada. Holly era vulnerable.
Ella tomó la mano del bebé en la suya y la guio en una versión de bebé
de un medio saludo.
—Vamos, entonces.
En forma de lobo, salté fuera del porche y me volví a mirar a los otros,
meneando la cola y esperando. Mis orejas tiesas mientras tomaban los
sonidos de sus cambios. Jackson se convirtió —en un peludo lobo
amarillo-marrón— pero había esperado a los otros. Spence fue el
siguiente, su lobo pequeño y oscuro, la forma de loba de Trina era
desgarbada. Luego Len, quien era alto y delgado igualmente en forma de
lobo. Ahora que mi manada estaba lista, di un pequeño gimoteo para
llamar su atención y, en seguida me lancé hacia los árboles.
Podía oír a los otros detrás mí, mis patas tocando el suelo. Con mis oídos
atentos, aminore el ritmo, esperando a que Jackson tomara el liderazgo.
Él era el alfa y a pesar de que yo podría avanzar en el bosque, Cash
siempre me quitaba la iniciativa.
Salté por el bosque, con los pulmones llenos de aire de la noche y el olor
de los árboles. Pude oler a zorrillo y armadillo, ardilla y serpiente, y algún
tipo de almizclada cosa muerta en la distancia que me hizo querer ir a
comprobarlo, pero la curiosidad tomó un segundo lugar por la emoción
de la caza, y me eché a correr a través del bosque alegremente.
Grité, pero no había nadie cerca para escucharme. Me agité sin poder
hacer nada, pero la cuerda sólo continuó apretándose para cortar más
duramente en mi pie, y pude sentir los huesos esforzándose. Mi pata
trasera no podía soportar mi cuerpo de lobo, necesitaba transformarme,
y rápido. Furiosa, llamé a mi lado humano y empezó ´la dolorosa
transformación.
Roscoe.
—Tienes que dejar el territorio Savage —le dije con frialdad—. Te lo estoy
advirtiendo.
—No sabía que tenías un cuerpo tan bonito, chica. Va a ser divertido
aparearse contigo.
—¿Qué dijiste?
Él me sonrió.
—Ahora, ¿por qué vas y haces eso? Sabes que me encargaría de ti.
—En serio —dijo, meciéndose hacia adelante sobre sus talones. Sus
dedos se clavaron en sus trabillas, y luego se secó una mano en su camisa
sucia, ese horrible olor a zorrillo flotó en el aire de nuevo—. ¿Y ya te has
emparejado con él?
—Eso es correcto.
Impresionada por sus palabras crudas, sentí como el color ascendió por
mi cara.
—Eso no es de tu incumbencia.
—No, no tienes —dijo con voz maliciosa—. Ese sonrojo en tus mejillas me
dice todo. Todavía eres virgen, ¿no es así?
—Tengo un compañero.
Una sombra surgió por la esquina de mi ojo, y lo siguiente que supe fue
que había caído al suelo, mi garganta había sido liberada. Gruñidos
enojados llenaban el aire, y tosí, mirando hacia arriba para ver ese
familiar lobo amarillo–marrón atacando a Roscoe. Hasta que lo vi contra
la forma humana de Roscoe no me había dado cuenta de lo grande que
era Jackson en su forma de lobo. Era enorme, sin embargo, todo piel
erizada y colmillos blancos, y no le había tomado casi nada de tiempo
someter a Roscoe. Incluso ahora, el otro hombre estaba sosteniendo un
brazo sobre su rostro para protegerlo, mientras Jackson gruñía y cortaba,
buscando su garganta.
—Retrocede, Jackson —le dije con una voz ronca, levantándome del
suelo. Había sangre en la comisura de mi boca y la limpié, odiando el
sabor—. No lo mates.
Jackson podría haber ido tras él, pero Roscoe había perdido un desafío.
Cuando perdías un desafío, dejabas que el oponente e alejara cojeando
para lamerse las heridas. No lo atacabas de nuevo.
—¿Estas bien?
Asentí.
Examinó mis heridas, sus dedos rozando por encima de ellas como si
necesitara evaluarlas por sí mismo. Me di cuenta de que todavía estaba
enojado. Furia encerrada en cada músculo de su cuerpo. No había
señales del alfa tolerante aquí. Este Jackson era frío y furioso.
—Llegaste justo a tiempo —le dijo en voz baja—. Otro minuto más y
probablemente habría perdido la conciencia. —Mi mano fue a mi
garganta magullada—. Y Roscoe no es del tipo que se detenga solo porque
una chica esté inconsciente.
Eso sólo hizo que Jackson se pusiera más enojado, y devolvió la mirada
hacia el bosque donde Roscoe había estado. Yo podría decir que estaba
matándolo no ir tras él, pero esa no era la manera en que los lobos lo
hacían. Finalmente se volvió hacia mí.
—Estoy bien —les dije—. Sólo tuve un encuentro con Roscoe. Jackson lo
ahuyentó.
—Todos estamos bien —les dije de nuevo, con voz tranquilizadora—. Está
todo bien. Jackson se encargó de ello. Roscoe estaba enojado porque
estaba frustrado y me tomó desprevenida. No va a suceder de nuevo. No
hay necesidad de estar alterados.
J
ackson se estaba volviendo bueno detectando mis estados de
ánimo. Para el momento en que nos dirigíamos a nuestra
habitación —después de calmar al resto de la manada otra vez—,
estaba amargada, enfadada y sintiéndome impotente.
—Siéntate ahí.
—¿Por qué?
Se fue al baño y abrió la llave del agua, luego regresó a mi lado con una
toalla mojada. Jackson se sentó a mi lado y sus dedos rozaron debajo de
mi barbilla, inclinando mi cabeza para poder examinar mis heridas.
Jackson me miró.
—Estoy enojada porque cada día que sigo siendo virgen es otro día en
que mi manada no está a salvo. —Lo miré—. Y tú ni siquiera me has
besado.
Estudió mi cara.
—No deseo que tomes una decisión como esa bajo coacción. Tienes que
estar lista para seguir adelante.
—Está entrelazada.
—Hasta cierto punto. Pero tienes que tomar decisiones por ti.
—Lo sé. Pero quiero que tomes una decisión por ti misma. —Sus dedos
tocaron mi mandíbula suavemente de nuevo, examinando mis heridas de
batalla.
—No estás haciendo esto fácil para mí —dije con irritación—. Se supone
que debes besarme y seducirme. Eres un alfa.
—Tú eres un alfa, también —dijo. Y luego su pulgar rozó por encima de
mi labio inferior—. ¿Quieres que te bese?
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Mis nervios aumentaron ante su mirada directa y profunda. Todavía
podía ver partes de lobo en sus ojos, como probablemente todavía podía
estaban los míos. ¿Cómo respondía a eso? ¿Decir que sí significaría
mostrarle mi garganta? ¿Podría dejar ir incluso un poco de mi orgullo y
pedir lo que quería?
—Me imaginé que lo que hicimos la última noche fue más íntimo que
besarnos.
Estudié sus labios, aturdida con lo cerca que estaban a los míos. Era una
cosa extraña para preguntar. Mis pechos dolían, mis pezones duros.
Incluso mi sexo se sentía adolorido. Vacío. ¿Pero mi boca?
Oh. Un rubor me golpeó de nuevo. ¿De eso era lo que había estado
hablando? Me sentí tonta.
—No más esta noche, Alice —dijo murmurado contra mi boca, y luego me
rozó con otro beso.
—¿Por qué no? —intenté presionar mi boca contra la suya de nuevo, con
ganas de más besos. Dios, él besaba de manera sorprendente. Yo podría
vivir con su boca en la mía para siempre.
***
—No estés nerviosa —me dijo Jackson con diversión cuando salimos del
auto—. Es sólo una cena.
Solté un bufido.
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—No estoy nerviosa por la reunión con la Alianza —dije, con mi voz tan
mordaz como era posible.
—Uh-huh.
—Lo digo en serio. Me importa poco la cena con estos dos. Estoy más
preocupada por dejar a Eddie con Trina. —Holly y Dan habían querido
salir por su carrera de manada esta noche, su piel picaba con la
necesidad de dejar salir a sus lobos, y lo había consentido sólo porque
Trina se había ofrecido a cuidar al bebé. Yo amaba a Trina, pero era
despistada en el mejor de los casos —teniendo trece y distraerse
fácilmente por los mensajes de texto— y yo no estaba segura de dejar un
bebe que gatea, gorjea y curiosea todo que todavía no dejaba de
transformarse en forma de lobo en sus manos. Cualquier criatura de ocho
meses de edad era demandante. ¿Un bebé hombre lobo? El doble de
demandante.
Pero Trina me había mirado con esos grandes y suplicantes ojos y los
otros habían estado tan rápido de un acuerdo que había cedido.
Incluso vestía jeans y una camiseta sólo para demostrar cuán nada-en-
serio me estaba tomando esto. ¿Pero ver a la linda y adorablemente
blanda humana Bathsheba otra vez? Como que me puso un poco
ansiosa, sobre todo porque mi cara parecía un saco de boxeo.
Había pasado casi un día desde la última vez que había visto a Roscoe y
fiel a mi naturaleza de lobo, mi cara estaba sanando más rápido que la
de un humano normal haría. Mi ojo ya no estaba hinchado, ahora sólo
estaba rodeado con un moretón azul oscuro, con un poco de verde
alrededor. Tenía cortes en mis mejillas que ya estaban sanando, y otra
contusión igualmente vívida en mi garganta.
El pequeño restaurante no estaba lleno. Pensé que tenía algo que ver con
el hecho de que era mitad de la semana, tarde en la noche, y el Little
Paradise Café no era exactamente un punto con el cual empezar. Pero se
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acercaba y el local estaba dirigido por una familia de cambia-tejones. No
eran muy buenos con el servicio, siendo una raza bastante maleducada,
pero Jackson quería apoyar los negocios locales de los cambiadores, y al
parecer también Beau y Bathsheba.
—¿Alice?
—Yo... ¿supongo?
Tan pronto como la puerta del baño se cerró detrás de mí, Bath se
trasladó a la puerta y se apoyó en ella, bloqueando efectivamente el
camino para cualquier otra persona que quisiera entrar.
—¿E… está todo bien? —Le di una mirada extraña. ¿Eran todos los seres
humanos así de raros?
Lucía escéptica.
—Jackson me salvó del tipo que me hizo esto. El tipo es la razón por la
cual necesitaba un nuevo alfa tan desesperadamente. Está decidido a
tomar el liderazgo de mi manada. Jackson estando aquí lo detuvo.
—Lo estoy.
Aw, eso era lindo. Ella pensaba que su gatito podría golpear a mi
compañero alfa. Mis labios se torcieron un poco.
—Está bien.
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Volvimos a la mesa un poco después para encontrar a los hombres
mirándose fijamente.
—¿Inofensivo? —Jackson levantó una ceja hacia mí, con una sonrisa
jugando en su rostro—. Estas decidida a arruinar mi credibilidad,
¿verdad?
Él asintió.
—¿Ahora, es ella?
—¿Lo soy? —El toque de placer en su voz sonaba como juegos previos.
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Capítulo 10
D
os horas y una cena más tarde, no estaba convencida. Beau
predicó unidad y trabajar juntos para hacer la vida mejor para
todos los cambiaformas, pero estaba un poco escéptica. ¿Por qué
una manada de lobos necesitaría de la Alianza? Éramos nuestra propia
isla. Estábamos unidos porque nos teníamos los unos a los otros. Nos
cuidábamos los unos a los otros. Entre Jackson y yo, no había nada que
nuestra manada pudiera necesitar que nosotros no pudiéramos
proporcionarles.
Él me miró.
Le lancé una mirada de enojo, pero estaba mirando por la ventana del
lado del pasajero de la camioneta.
—¿Es así?
—No lo digo para iniciar una pelea, Alice —dijo Jackson—. Sólo estoy
señalando un punto.
—Mencioné que la casa era un lío, ¿verdad? Lo era. Algo estaba siempre
mal con ella: un corto circuito, o el aire acondicionado se dañaba, algo
recalentándose, nómbralo. Bromeábamos sobre que era un gran
fontanero pero un pobre electricista, y que la próxima persona que
dejáramos entrar en la manada tendría que saber de cableado y
plataformas para mantener el antiguo lugar. —Se rio entre dientes, pero
el sonido era de dolor.
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No dije nada, un nudo se formó en mi garganta ante el dolor en sus
palabras. Lo que me recordó las pérdidas que yo había tenido. El perder
a mi padre y madre, y luego a Cash sólo algunos años más tarde. La
pérdida de Carlos, mi omega. Nuestra pequeña manada había sido
golpeada y golpeada de nuevo. Yo sabía lo que era estar en duelo.
—Lo siento.
No dije nada. Podría haber argumentado que siempre iba a estar allí para
ellos, pero pensé que Cash siempre estaría ahí para mí, y un giro del
destino me habían robado tanto a mi hermano como a mi alfa. La vida
me golpeó y tuve que hacerle frente.
Yo entendía. Sólo tenía que descubrir qué era lo mejor para la manada.
Si nos uníamos a la Alianza, otros lobos podrían vernos como débiles.
Necesitando apoyo. No quería eso para mis lobos. Quería que fueran
fuertes e independientes.
—Quiero decir que se ha perdido. Tomé una siesta en el sofá —dijo entre
lágrimas—, él estaba en su corralito y lo siguiente que supe cuando me
desperté es que se había ido.
—¿Dónde están Spence y Len? —Mi voz estaba temblando. El bebé Eddie
era tan pequeño, tan vulnerable—. Se supone que deberían estar aquí
contigo. ¿Ellos lo tomaron?
La furia explotó detrás de mis ojos. ¿Así que Spence y Len habían
desobedecido y se habían ido a un concierto? ¿Y ahora el bebé se había
perdido?
—Pero…
—¡Ve! —ladré.
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—Ve a arriba, Trina —tranquilizó Jackson, y jaló a la chica en un
abrazo—. Está bien. Alice y yo vamos a recuperar al bebé, No te
preocupes.
Jackson se volvió hacia mí, y puso sus manos sobre mis hombros.
Todo porque yo quería a alguien más para ser el alfa para mi manada.
Era mi culpa. Si estaba herido, nunca me lo perdonaría a mí misma.
—Alice —dijo Jackson de nuevo y su mirada atrapó la mía. Sus ojos eran
de oro verdoso, su lobo estaba levantándose en el frente y había un tono
en su voz que hizo que mi lobo se sentara y prestara atención. Quedé
atrapada en su mirada, sentí a su alfa comenzar a subvertir al mío—.
Todo va a estar bien —dijo de nuevo en voz baja—. Vamos a solucionarlo,
¿de acuerdo?
—Si Roscoe tiene al bebé, va a querer cambiarlo por una de las chicas, o
por ti —dijo, haciendo eco de mis propios pensamientos. Escuchar eso
en voz alta me hacía temblar con furia de nuevo—. No vamos a permitir
que eso suceda —dijo con calma—. Lo prometo. Pero quiero que vayas
arriba por ahora…
—¿Qué?
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—Sube las escaleras y cuida a Trina —me dijo—. No sabemos si él va a
volver después por ella, y quiero que esté segura. Tienes un arma,
¿verdad?
La tenía. Asentí.
Parpadeé hacia él, luego asentí. Lo hacía. Jackson quería lo mejor para
nosotros.
***
Yo… no había manejado bien esto. Había querido ser fuerte y valiente y
decisiva en una crisis. En su lugar, había perdido mi mierda. Fue
demasiado cercano a casa, demasiado personal. Me di cuenta de eso,
también. Quería ser fuerte cuando se trataba de asuntos de la familia,
pero la verdad era que había afrontado tiempos difíciles. Al igual como
cuando había enviado a mi manada lejos después de que Cash y Carlos
murieron, cuando me habían necesitado más que nunca. Yo… no era una
buena líder. Era buena en los tiempos fáciles, ¿pero cuando las cosas se
ponían difíciles? Me derrumbaba.
Y me detuve sorprendida.
Él se encogió de hombros.
—No creo que te quiera por aquí. No creas que he olvidado lo que me
hiciste.
—¿Fuiste tú?
—Te voy a mostrar lo que es dejarse llevar —dijo Gracie y golpeó con el
puño amenazadoramente en su palma abierta—. ¿Golpeas a las chicas?
¿Quieres intentarlo conmigo? Voy a patearte el culo durante toda la
semana que viene…
—Yo también. —Connor no dio marcha atrás—. Pero si quieres ser parte
de mi manada, es necesario que me muestres la garganta y aceptes que
no todo el mundo llega a ser alfa.
—¿Y si no me gusta?
—Tienes que salir del mío, también —le dije—. Y no estás invitado a esta
manada. En absoluto.
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Página
Se nos quedó mirando, pero Connor no se movió y yo tampoco. A mi lado,
Gracie continuó golpeando su puño contra la palma de la mano,
buscando claramente una pelea.
—Me largaré una vez que el niño sea encontrado. Todavía quiero ayudar.
No es justo que mientras el niño esté perdido nosotros estemos ocupados
en una puta guerra.
—Me parece bien —dije—. Pero no quiero volver a verte por aquí de nuevo.
O la próxima vez, no le diré a Jackson que retroceda.
—Gracias.
—Tal vez no —comencé, luego ladeé la cabeza. Podría haber jurado que
había oído mi nombre afuera, en la distancia.
—¡Alice!
Corrí hacia él, y empecé a reír con placer, un alivio vertiginoso surgiendo
a través de mí.
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Página
Jackson se dirigió a través del borde de los bosques, de regreso a la casa.
Dos hombre-pumas caminaban a su lado y sus brazos estaban llenos con
algo ondulante, retorciéndose, un cachorro de lobo fangoso. Levantó al
cachorro con una sonrisa de alivio, una mancha de barro en su rostro.
—¿Eso es…
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Página
Capítulo 11
T
omó un par de horas para que todos los que habían venido se
fueran. Alguien había traído un par de cajas de cerveza y la gente
se relajó y celebró mientras Dan, Holly, Trina y yo nos
encargábamos del bebé. Le dimos un baño y lo pusimos en su cama, y
Holly optó por dormir en su habitación. Puso su litera a través de la
puerta para asegurarse de que no pudiera cambiar de nuevo y volver a
salir. Claramente teníamos que vigilarlo de cerca, pero a juzgar por el
aspecto castigado en el rostro de Trina, no sucedería de nuevo.
—No has tenido que lidiar con aguas residuales antes, ¿verdad? —dijo
con una sonrisa.
—Vamos a tener una reunión con los alfas de varios grupos el miércoles
en la noche. Me encantaría que ustedes pudieran venir.
—Estoy tan increíblemente atraída por ti en este momento —le dije sin
aliento.
Oh, lo estaba. Pero más que eso, estaba excitada. ¿Ver a Jackson ser un
líder? ¿Apoyarme en Jackson mientras que él manejó las cosas? Había
hecho cosas locas a mi libido.
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—Estoy lista para seguir adelante con el emparejamiento. Todo esto.
Todo.
—Puedo dar tanto como reciba —le dije. ¿La virgen asustada que había
sido? Se había ido. Todo el miedo que tenía de alguna manera se había
ido por la ventana, dejándome solo voraz con necesidad y emoción de
experimentar todo lo que el apareamiento con un alfa me traería.
¿Él quería tomar el control en la cama? Tendría que pelear conmigo por
ello.
Solté un bufido.
—Aprendí que rasgas ropa como un marica —me burlé—. Pides permiso
y luego apenas cumples tus amenazas.
—¿A sí? —Su gran mano fue a la parte delantera de mi sostén y antes de
que pudiera decir nada más, tiró y rompió el material. Mis pechos volaron
libres.
Mierda. La audiencia del hombre lobo era muy buena. Estiré un brazo
sobre la cama, buscando a tientas el radio reloj allí, y comencé a tocar
los botones hasta que la música empezó a tocar. Música latina gimió a
través de los pequeños altavoces, llena de trompetas y palabras en
español.
—Un hombre tiene que mantener a su hembra alfa feliz, ¿no es así? —
murmuró Jackson, y amablemente trasladó su boca a mis pechos. Pasó
la lengua por la punta de uno.
Eso sonó como una increíble idea para mí. Mientras se deshacía de mis
jeans, comencé a retorcerme, maniobrándolos por mis piernas hasta que
estuve en nada más que en mi ropa interior, y él apartó la pesada
mezclilla de mis piernas. Luego, tomó mis bragas y me las quitó,
dejándome desnuda y jadeante sobre la cama, mirándolo. Él todavía
estaba con sus jeans. No parecía justo y abrí la boca para protestar.
Pero luego se dejó caer al suelo junto a la cama y me jaló hacia él y fui en
silencio, mis ojos se abrieron mucho.
Por suerte, no tuve que esperar mucho. Hizo otro sonido de placer y
entonces sentí sus dedos rozando mi sexo, moviéndose a lo largo de mis
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Página
rizos y separando los pétalos debajo. Sus dedos acariciaron por encima
de mi carne.
Se rio de mi respuesta.
—Mmm, dulce Alice —dijo Jackson contra mi carne—. Sabía que tenías
un sabor increíble. Me encanta que seas toda mía. —Me lamió otra vez,
largo y duro, y mis muslos se estremecieron en respuesta, moviéndome
para animarlo a seguir con su lengua—. Mi dulce, dulce compañera alfa.
—Como mi alfa mande —dijo con esa suave y seductora voz y rozó sus
labios sobre mi clítoris en una burla gloriosa antes de chuparlo de nuevo.
—Unh —jadeé, luego me horroricé por completo con el ruido poco sexy
que acababa de hacer. Mi liberación rasgó a través de mí, bloqueando
todos mis músculos a lo largo de su camino, incluso mientras Jackson
continuaba empujando sus dedos muy dentro de mí, me tomaba con
ambas manos y la lengua a la vez.
—¿Te vas a correr otra vez? —dijo con dientes apretados, empujando con
fuerza en mí—. ¿Vas a correrte para mí otra vez?
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Asentí, mis labios en busca de los suyos y sólo teniendo éxito en apenas
rozarlos. El beso solo había pasado cuando ya estaba empezado a
bombear en mí más y más rápido, su propio deseo tomando el control.
—Quiero verlo —me dijo, con un ronco susurro y sentí sus dedos moverse
entre nosotros, hacia donde estábamos unidos. Un momento más tarde,
lo sentí frotarme el clítoris, incluso mientras empujaba muy dentro de mí
otra vez.
Tomó unos minutos para que mi cuerpo se calmara, para que los
músculos se desbloquearan, para que mi respiración fuera más lenta. El
gran peso de Jackson se derrumbó encima de mí, una deliciosa sensación
que no me importó en lo más mínimo. Estaba todavía tendida debajo de
él, su polla enterrada profundamente dentro de mí, y mi piel húmeda de
sudor, pegada a la suya.
—¿Estás bien?
Sus cejas se movieron hacia abajo a mí de una manera que sólo podía
ser definida como “lasciva”.
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—No lo sé. Entre todos esos gemidos y suplicas, eran prácticamente igual
a que me mostraras tu garganta. No eras como la alfa que conozco en
absoluto.
Solté un bufido.
—¿Ah sí? —dije, llegando a chasquear uno de sus pezones con mis dedos,
disfrutando su reacción. Sentí cada ondulación de su temblor con él
atrapado entre mis muslos, y todavía atrapado en el interior mi cuerpo—
. Porque eso no es lo que yo recuerdo.
—No lo sé. Siempre he pensado que el apareamiento con una hembra alfa
significaría que ella querría estar a cargo de todo.
—¿Quieres ver a una hembra alfa a cargo en la cama? —Me apoyé y puse
mi boca en uno de sus pezones, mordiéndolo—. Tú solo dime cuando
estés listo para más y te mostraré a una verdadera hembra alfa en la
cama.
—¿A si?
—Sí. —Sabía que había caído en el truco más antiguo del libro, pero no
le puse mucho cuidado.
Esa era la cosa con Jackson y yo. Estábamos hechos el uno para el otro,
porque complementábamos las fortalezas de cada uno. Cuando caía, él
estaba allí para coger el ritmo y tomar la iniciativa. ¿Cuando quería
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liderar? Me dejaba y estaba ahí para ayudar. No es que uno de nosotros
fuera más fuerte que el otro o más dominante. Éramos diferentes y
dominantes en diferentes maneras.
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Jessica Sims
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Agradecimientos
ó ó
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