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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA


Año 1er Trimestre 2º Trimestre 3er Trimestre 4º Trimestre

Mayordomía El Mensaje de los Tres Efesios La Misión de Dios: Mi Misión


2023 Ángeles

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan


2024

Amor y Justicia en la Como Estudiar la Éxodo Como Permanecer en


2025 Biblia Profecía y la Relación con Dios
Inspiración

Colosenses – Filipenses Religión en el Josué El Espíritu de Profecía


2026 Mercado*

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel


2027

2028

* Religion in the Market Place

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Lección 3: EL LLAMADO DE DIOS A LA MISIÓN
4o Trimestre, 2023
Lección 3: Para el 21 de octubre de 2023

EL LLAMADO DE DIOS A LA MISIÓN


Sábado 14 de octubre___________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 11:1-9; 12:1-3; Daniel 9:24-27;
Mateo 1:21; Génesis 12:10-13:1; Hechos 8:1-4; 1:8.

PARA MEMORIZAR:

“Pero recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8).

A veces, Dios puede sacarnos de nuestra zona de confort para convertirnos propósitos, como en
el ejemplo de la dispersión de la gente en la torre de Babel. Abraham, por su parte, salió de
su patria para ir a otra (Gén. 12) como medio para dar testimonio. Los discípulos de Jesús pasaron
de trabajar solo entre los suyos (Hech. 3) a trabajar también para los demás (Hech. 8:1-4). En
Hechos 1:8, Jesús estableció un principio de evangelización: empezarían localmente, Jerusalén y
Judea, luego irían a Samaria y, finalmente, hasta los confines de la Tierra.

Pero, aunque nosotros no salgamos de nuestro país, Dios quiere que alcancemos con el evangelio
a la gente que nos rodea. Cuando la iglesia de Jerusalén se estaba volviendo complaciente, sus
miembros fueron dispersados. Aunque llegó la persecución y la gente sufrió, estos desafortunados
acontecimientos se convirtieron en un medio para difundir las buenas nuevas por todo el mundo.

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El Ángel del pacto está dotando a sus siervos de poder para que lleven la verdad a todas partes del
mundo. Ha enviado a sus ángeles con el mensaje de misericordia; pero, como si no se apresuraran
lo suficiente para satisfacer el amoroso anhelo de su corazón, coloca sobre cada miembro de su
iglesia la responsabilidad de proclamar este mensaje. "El que oye, diga: ¡ 'Ven!"' Todo miembro
de iglesia ha de mostrar su lealtad invitando a los sedientos a beber del agua de la vida. Una cadena
de testigos vivientes ha de llevar la invitación al mundo. ¿Realizarás tu parte en esta gran obra?

Cristo llama a muchos misioneros, tanto hombres como mujeres, para que se consagren a Dios, y
estén dispuestos a gastar y ser gastados en su servicio. ¡Oh!, ¿podemos dejar de recordar que existe
un mundo por el cual trabajar? ¿No avanzaremos paso a paso permitiendo que Dios nos use como
su mano ayudadora? ¿No nos colocaremos sobre el altar del servicio? Entonces el amor de Cristo
nos tocará y transformará, convirtiéndonos, por su causa, en personas dispuestas a trabajar con
osadía (El colportor evangélico, p. 19).

Dios nos ha dado el don del habla para que podamos relatar a otros cómo él nos trata, para que su
amor y compasión pueda conmover a otros corazones, y que de otras almas puedan elevarse
también alabanzas a Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. El Señor ha
dicho: "Vosotros sois mis testigos". Isaías 43:10. Pero todos los que son llamados a testificar por
Cristo, deben aprender de él a fin de ser testigos eficientes. Como hijos del Rey celestial, deben
educarse para dar testimonio en voz clara y distinta, y de tal manera que nadie pueda recibir la
impresión de que les cuesta hablar de la misericordia del Señor (Consejos para los maestros, p.
230).

En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como
centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación
a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de
la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer
ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de
ella.

Las verdades que debemos proclamar al mundo son las más solemnes que jamás hayan sido
confiadas a seres mortales. Nuestra tarea consiste en proclamarlas. El mundo debe ser amonestado,
y el pueblo de Dios tiene que ser fiel a su cometido...

No es un hecho de poca importancia que Dios nos haya revelado con tanta claridad sus planes y
sus consejos. Comprender la voluntad de Dios, tal como está revelada en la segura palabra
profética, es para nosotros un maravilloso privilegio, pero nos impone una pesada responsabilidad.
Dios espera que impartamos a otros el conocimiento que nos ha dado (Testimonios para la iglesia,
t. 9, p. 17).

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Domingo 15 de octubre__________________________________________________________

SALIR DE NUESTRA ZONA DE CONFORT


Para llegar a los demás, Dios quiere que salgamos de nuestra zona de confort. El deseo de
permanecer únicamente con los de nuestro propio linaje o clase étnica o social puede llevarnos al
egoísmo y la maldad. Este peligro es una de las lecciones que se derivan de la historia de Babel.

Lee Génesis 11:1 al 9. ¿Cuáles eran las intenciones de la gente? ¿Qué quería hacer y por qué
Dios se lo impidió?

Génesis 11:1-9
1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando
salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron
unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de
piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre,
cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de
toda la tierra. 5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los
hombres. 6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han
comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues,
descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.
9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió[a] Jehová el lenguaje de toda

la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

La historia de los habitantes de la torre de Babel revela su gran ambición. Planeaban construir una
estructura monumental, una ciudad y una torre que no existían en ningún otro lugar del mundo:
“Una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, para hacernos famosos” (Gén. 11:4).

¿Cuántas veces la gente intenta hacer lo mismo en la actualidad? No importa si es mediante la


política, el arte, los negocios o hasta la religión. Hay quienes quieren hacerse muy famosos. Al
final, sus esfuerzos son inútiles y sin sentido. (Ver Ecl. 2:1-11).

La Biblia dice, en Génesis 11:4, que esta gente quería construir la torre para evitar dispersarse
sobre la faz de la Tierra. Quería permanecer junta por motivos egoístas. Pero Dios tenía otro plan.

Esta gente también se había unido para esta obra. Pero “dijo el Señor: ‘El pueblo es uno, y todos
tienen un mismo lenguaje. Han empezado la obra, y nada los hará desistir de lo que han pensado
hacer’ ” (Gén. 11:6). Por cierto, este ambicioso plan del pueblo era perverso.

Aunque las Escrituras no lo dicen explícitamente, Elena de White afirma que no confiaban en la
promesa de Dios de que nunca más destruiría la Tierra con agua (Gén. 9:14, 15). Pretendían
construir debido a sus propias percepciones de seguridad, en lugar de confiar en la Palabra de
Dios. Cualesquiera que fuesen sus motivaciones, Dios sabía que sus intenciones no eran puras,
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sino que estaban llenas de ambición egoísta, y por eso les impidió alcanzar los objetivos que se
habían propuesto.

¿Formas parte de un grupo o comunidad étnica que se siente más cómodo cuando está solo
entre sus miembros? ¿De qué manera podrías relacionarte con otras personas que no
pertenecen a tu raza, etnia o nacionalidad?

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Los moradores de la llanura de Sinar establecieron su reino para su exaltación propia, no para la
gloria de Dios. Si hubieran tenido éxito, hubiera nacido un imperio poderoso, que, proscribiendo
la justicia, inauguraría una nueva religión. El mundo se hubiera desmoralizado... Pero Dios nunca
deja al mundo sin testigos suyos. En esa época había hombres que se humillaban ante Dios y
oraban a él. "Oh, Señor", rogaban, "interponte entre tu causa y los planes y métodos del hombre"...

De repente, la obra que había estado avanzando tan prósperamente fue interrumpida. Fueron
enviados ángeles para anular los propósitos de los edificadores. Esto produjo confusión y
consternación. Toda la obra se detuvo...

"Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra". Esta dispersión obligó a los
hombres a poblar la tierra, y el propósito de Dios se alcanzó por el medio empleado por ellos para
evitarlo.

En nuestros días el Señor desea que su pueblo sea dispersado por toda la tierra. No deben colonizar.
Jesús dijo: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura". Marcos 16: 15 (Conflicto
y valor, p. 43).

El mundo caído es el campo de batalla del mayor conflicto que el universo celestial y los poderes
de la tierra hayan presenciado jamás. Fue señalado como el escenario en el cual se libraría la mayor
lucha entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno. Todo ser humano desempeña una parte en
este conflicto. Nadie puede permanecer en terreno neutral. Los hombres pueden aceptar o rechazar
al Redentor del mundo. Todos son testigos, en favor o en contra de Cristo. Cristo llama a los que
se alistan bajo su estandarte para que entren con él en el conflicto como fieles soldados, para que
puedan heredar la corona de la vida. Han sido adoptados como hijos e hijas de Dios. Cristo les ha
dejado su promesa segura de que habrá un gran galardón en el reino de los cielos para que
participen en su humillación y sufrimientos por causa de la verdad (Hijos e hijas de Dios, p. 244).

El fiel embajador de Cristo no se avergüenza de la bandera de la cruz. No deja de proclamar la


verdad por impopular que sea. En todo lugar, a tiempo y fuera de tiempo, proclama las buenas
nuevas de la salvación. Los misioneros de Dios son llamados a enfrentar peligros, a soportar
privaciones y a sufrir vituperio por causa de la verdad. Pero en medio de los peligros, de las
privaciones y del vituperio, aún deben mantener en alto la bandera..

Estos testigos de los últimos días son osados soldados de Jesucristo. Han gustado los poderes del
mundo por venir. Sus pies no están en arenas movedizas sino sobre la roca sólida. No son alejados
fácilmente de la fe una vez dada a los santos. Serán fortalecidos por su Dirigente para enfrentar
las dificultades. Son mensajeros de justicia, representantes de Cristo que revelan los triunfos de la
gracia (Reflejemos a Jesús, p. 339).

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Lunes 16 de octubre____________________________________________________________

SER UNA BENDICIÓN PARA EL MUNDO ENTERO


Lee Génesis 12:1 al 3. ¿En qué sentido las instrucciones de Dios a Abram eran un llamado a
la misión?

Génesis 12:1-3
1
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a
la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre,
y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra.

Dios le pidió a Abram (cuyo nombre cambió más tarde por el de Abraham) que dejara su país y
su pueblo, y se fuera a otra tierra. Todo formaba parte del plan de Dios de utilizar a Abraham como
vehículo para cumplir sus propósitos divinos en la Tierra. Y Abraham salió, de acuerdo con la
Palabra del Señor. Si Dios tiene un plan para ti, puede ser un llamado para que dejes a tu familia
extendida y a tu pueblo y vayas a un lugar que él está preparando para que lo sirvas y puedas ser
una bendición para los demás.

Lee los siguientes versículos. ¿Qué nos dice cada texto sobre el pacto de Dios, que es la
promesa que nos hace?

Gén. 3:15 ...............................................................................................................


15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en
la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Gén. 17:19 .............................................................................................................


19 Respondió
Dios: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y
confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.

Núm. 24:17 ............................................................................................................


17
Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará
cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.

Isa. 9:6 ...................................................................................................................


6
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su
nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

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Dan. 9:24–27 .........................................................................................................
24 Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar
la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida
de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y
sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después
de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe
que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la
guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad
de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado
se derrame sobre el desolador.

Mat. 1:21 ................................................................................................................


21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

De los textos anteriores se desprende claramente que Dios iba a cumplir la promesa, hecha en el
Jardín del Edén, de que Alguien vendría como solución al problema del pecado. Esta solución,
Jesucristo, el Mesías, iba a surgir del linaje de Abraham e Isaac (por medio de Sara). Hebreos 11:9
afirma que Isaac y Jacob eran herederos de la promesa de bendición que Dios hizo a Abraham.

No sabemos con exactitud cuánto sabía o comprendía el propio Abraham respecto de cómo
surgiría la Simiente prometida por medio de él, pero de todos modos actuó por fe. “Por la fe
Abraham, cuando fue llamado por Dios, obedeció para salir al lugar que había de recibir en
herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).

¡Qué ejemplo para nosotros!

Supongamos que Dios te llama a salir “sin saber” adónde vas. ¿Cómo responderías y por
qué?

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La sentencia pronunciada contra Satanás: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente
y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Génesis 3: 15), era
para nuestros primeros padres la promesa de la redención que iba a obrarse por Cristo...

El Mesías había de ser del linaje real; porque en la profecía pronunciada por Jacob el Señor dijo:
"No será quitado el cetro de Judá, y el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiloh; y a él
se congregarán los pueblos". Génesis 49: 10.

Isaías profetizó. haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes de David. He aquí, que
yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente
que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti; por causa de Jehová tu Dios, y del
Santo de Israel que te ha honrado". Isaías 1 1:1; 55:3-5 (Los hechos de los apóstoles, pp. 180, 181).

[Cristo] dejó su hogar de seguridad y paz, dejó la gloria que él tenía con el Padre antes que el
mundo fuese, dejó su puesto en el trono del universo. Salió como uno que sufre, como hombre
tentado; salió solo, para sembrar con lágrimas, para verter su sangre, la simiente de vida para el
mundo perdido.

Sus servidores deben salir a sembrar de la misma manera. Cuando Abraham recibió el llamamiento
a ser un sembrador de la simiente de verdad, se le ordenó: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y
de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré". "Y salió sin saber adónde iba". Hebreos 11:8...
Así los que son llamados a unirse con Cristo deben dejarlo todo para seguirle a él. Las antiguas
relaciones deben ser rotas, deben abandonarse los planes de la vida, debe renunciarse a las
esperanzas terrenales. La semilla debe sembrarse con trabajo y lágrimas, en la soledad y mediante
el sacrificio (Palabras de vida del gran Maestro, p. 19).

Hay personas que podrían estar en situaciones favorables en todas las cosas de la vida, pero Dios
puede tener para ellos una obra que hacer en otra parte, una obra que no podrían hacer entre sus
parientes y amigos. La misma comodidad y los parientes que los rodean pueden impedirles
desarrollar los rasgos de carácter que Dios quisiera que desarrollaran. Pero Dios ve que cambiando
su situación y enviándolos a lugares cuyo ambiente sea completamente diferente, ellos estarán en
el sitio donde mejor podrán desarrollar un carácter que lo glorifique...

Cuando nos situamos donde todo es comodidad y facilidad, no sentimos tanto la necesidad de
depender momento a momento de Dios. Dios en su providencia nos coloca en situaciones en las
cuales sentimos nuestra necesidad de su ayuda y poder, y ama revelarse a nosotros (En los lugares
celestiales, p. 114).

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Martes 17 de octubre____________________________________________________________

EL LLAMADO A ABRAHAM
Abraham siguió el llamado de Dios y entró en la tierra como Dios le había ordenado. Sin embargo,
desde el principio, las cosas no parecieron irle demasiado bien. Llegó al lugar al que Dios le había
dicho que fuera, pero, según la Biblia, “el cananeo habitaba entonces en la región” (Gén. 12:6), un
pueblo pagano famoso por su crueldad y su violencia. No es de extrañar que, justo después de que
Abraham llegara allí, el Señor se le apareciera y le dijera: “A tus descendientes daré esta tierra”
(Gén. 12:7). Sin duda, Abraham necesitaba ese estímulo.

Sin embargo, las cosas todavía no le iban precisamente bien; al menos, al principio.

Lee Génesis 12:10 al 13:1. ¿Qué cosas le sucedieron después y qué errores cometió este
hombre de Dios?

Génesis 12:10-13:1
10 Hubo
entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era
grande el hambre en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai
su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12 y cuando te vean los
egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora, pues, di que
eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. 14 Y
aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en
gran manera. 15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada
la mujer a casa de Faraón. 16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos,
siervos, criadas, asnas y camellos. 17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas,
por causa de Sarai mujer de Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que
has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: Es mi
hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer;
tómala, y vete. 20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a
su mujer, con todo lo que tenía.
1 Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.

Qué desalentador debió haber sido para él: dejar una existencia cómoda y probablemente próspera
en su tierra natal, solo para partir “sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8). Y una de las primeras cosas
que enfrentó fue el hambre. Esta hambruna fue tan grave que tuvo que abandonar el lugar donde
Dios le había dicho que se estableciera e ir a otro lugar. Y después las cosas empeoraron aún más.

“Durante su estada en Egipto, Abraham dio evidencias de que no estaba libre de la debilidad y la
imperfección humanas. Al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, reveló desconfianza en el
amparo divino, una falta de esa fe y ese valor elevadísimos tan frecuente y noblemente
manifestados en su vida. [...] A causa de la falta de fe de Abraham, Sara se vio en gran peligro. El
rey de Egipto, habiendo oído hablar de su belleza, la hizo llevar a su palacio, pensando hacerla su
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esposa. Pero el Señor, en su gran misericordia, protegió a Sara, enviando plagas sobre la familia
real” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 123).

Nadie ha dicho que la obra misionera fuera fácil, y al mentir, al ser engañoso, Abraham solo
empeoró las cosas. Afortunadamente, Dios es un Dios de paciencia, y no desechó a su siervo por
este error que, por desgracia, no sería el único que Abraham cometería. Qué reconfortante es saber
que, a pesar de nuestros errores, si nos aferramos al Señor con fe y sumisión, como lo hizo
Abraham, Dios no solo puede perdonar nuestros errores, nuestros pecados y nuestras faltas, sino
además puede seguir utilizándonos para la misión.

¿Qué lecciones podemos sacar de la historia de Abram en Egipto?

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¿Qué es tentación? Es medio por el cual los que pretenden ser hijos de Dios son probados y
examinados. Leemos que Dios tentó a Abraham; que tentó a os hijos de Israel. Esto significa que
permitió que existieran las circunstancias que probaron su fe, y los indujo a acudir a él en procura
de ayuda. Dios permite que la tentación sobrevenga a los suyos hoy día para que puedan
comprender que él es su ayudador. Si se le acercan cuando son tentados, los fortalece para hacer
frente a la tentación. Pero son vencidos si se rinden al enemigo, descuidando el colocarse cerca de
su todopoderoso Ayudador. Se separan de Dios. No dan una evidencia de que caminan en la senda
de Dios (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t.
1, p. 1094).

Abraham continuó su viaje hacia el sur; y otra vez fue probada su fe. El cielo retuvo la lluvia, los
arroyos cesaron de correr por los valles, y se marchitó la hierba de las llanuras. Los ganados no
encontraban pastos, y el hambre amenazaba a todo el campamento. ¿No pondría ahora el patriarca
en tela de juicio la dirección de la Providencia? ¿No miraría hacia atrás anhelando la abundancia
de las llanuras caldeas? Todos observaban ansiosamente para ver qué haría Abraham, a medida
que una dificultad sucedía a la otra. Al ver su confianza inquebrantable, comprendían que había
esperanza; sabían que Dios era su amigo y seguía guiándole.

Abraham no podía explicar la dirección de la Providencia; sus esperanzas no se habían cumplido;


pero mantuvo su confianza en la promesa: "Y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición." Génesis 12:2. Con oraciones fervientes consideró la manera de preservar la vida de su
pueblo y de su ganado, pero no permitió que las circunstancias perturbaran su fe en la palabra de
Dios. Para escapar del hambre fue a Egipto. No abandonó a Canaán, ni tampoco en su extrema
necesidad se volvió a la tierra de Caldea de la cual había venido, donde no había escasez de pan;
sino que buscó refugio temporal tan cerca como fuese posible de la tierra prometida, con la
intención de regresar pronto al sitio donde Dios le había puesto (Patriarcas y profetas, pp. 121,
122).

La fe de Abraham debe ser nuestro ejemplo; sin embargo, cuán pocos soportarán pacientemente
una simple reprensión por los pecados que hacen peligrar su bienestar eterno. Cuán pocos reciben
la corrección con humildad y sacan un beneficio de ella. La exigencia de Dios respecto de nuestra
fe, nuestros servicios y nuestros afectos debe recibir 'una respuesta alegre. Tenemos una deuda
infinita para con el Señor y debemos cumplir sin vacilación el menor de sus requerimientos. Para
violar los mandamientos, no es necesario que pisoteemos todo el código moral. Si despreciamos
un precepto, somos transgresores de la ley sagrada. Pero si queremos ser fieles observadores de
los mandamientos, debemos observar estrictamente todo lo que Dios nos ha impuesto (Testimonios
para la iglesia, t. 4, p. 250).

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Miércoles 18 de octubre_________________________________________________________

LA IGLESIA PRIMITIVA Y LAS ZONAS DE CONFORT


Lee Hechos 8:1 al 4. En la iglesia primitiva, ¿qué provocó la dispersión de los creyentes más
allá de su zona de comodidad?

Hechos 8:1-4
1
Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que
estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los
apóstoles. 2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 3 Y
Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba
en la cárcel. 4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.

Hasta ese momento, la iglesia primitiva se encontraba principalmente en Jerusalén (o dentro del
territorio judío y entre el pueblo judío). Cuando comenzó la persecución de la que Saulo, un judío
devoto y fariseo, participó activamente, la iglesia de Jerusalén se dispersó por toda Judea y
Samaria. Jesús lo había predicho en Hechos 1:8: “Serán mis testigos tanto en Jerusalén como en
toda Judea y Samaria” (NVI). Esta afirmación se cumplió, tal como lo señala Hechos 8:4: “Los
que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban” (NVI).

Aun después de que la iglesia comenzó a avanzar más allá de Jerusalén, todavía predicaban en las
regiones de los judíos o en los distritos del pueblo judío de otras ciudades. Hechos 11:19 indica
que la iglesia se dispersó hasta Fenicia (Líbano) y Chipre, pero en esta etapa no predicaron el
mensaje a nadie más que a los judíos. Los discípulos de Jesús y la iglesia primitiva no intentaron
llevar al Señor a los gentiles, sino solo a los judíos. Todavía tenían una visión limitada sobre cuál
debía ser la misión de la iglesia.

Pedro, un discípulo de Jesús y una de las figuras principales de la iglesia primitiva, era reacio a
llevar el mensaje del evangelio a los gentiles, incluso después de que Pablo comenzó a hacerlo. A
Pedro se lo conoce como el apóstol a los circuncisos (es decir, a los judíos), y Pablo era apóstol a
los gentiles (Gál. 2:8). Al principio, Pedro ni siquiera quería que lo vieran con los gentiles (2:11,
12). Sin embargo, Dios sacó a Pedro de su zona de confort y transformó su corazón. Estaba
empezando a aprender lo que realmente implicaba la comisión evangélica y lo que la muerte de
Jesús pretendía lograr en todo el mundo.

Lee Hechos 10:9 al 15, 28 y 29. ¿Cuál era el mensaje que el Señor le estaba dando a Pedro, y
cómo debemos nosotros, en nuestra época, aplicar este principio a la obra misionera?

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Lección 3: EL LLAMADO DE DIOS A LA MISIÓN
4o Trimestre, 2023
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Después que los discípulos fueron expulsados de Jerusalén por la persecución, el mensaje
evangélico se difundió rápidamente por las comarcas limítrofes de Palestina, y en importantes
poblaciones se constituyeron pequeñas compañías de creyentes. Algunos de los discípulos "fueron
hasta Fenicia, y Chipre, y Antioquía, predicando la palabra". Sus labores se limitaban por lo
general a los judíos hebreos y griegos, de los cuales había entonces grandes colonias en casi todas
las ciudades del mundo...

Fue Dios el que les dio el nombre de cristianos. Este es un nombre real, que se da a todos los que
se unen con Cristo. En cuanto a este nombre Santiago escribió más tarde: "¿No os oprimen los
ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los juzgados? ¿No blasfeman ellos el buen
nombre que fue invocado sobre vosotros?" Santiago 2:6, 7. Y Pedro declaró: "Si alguno padece
como Cristiano, no se avergüence; antes glorifique a Dios en esta parte." "Si sois vituperados en
el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre
vosotros". 1 Pedro 4:16, 14 (Los hechos de los apóstoles, pp. 126, 128).

[Pedro] se sobrepuso a su natural prejuicio hasta el punto de sentarse a la mesa con los conversos
gentiles. Pero cuando ciertos judíos celosos de la ley ceremonial vinieron de Jerusalén, Pedro
cambió imprudentemente su actitud hacia los conversos del paganismo... Esta manifestación de
debilidad de parte de aquellos que habían sido respetados y amados como dirigentes, hizo la más
penosa impresión en la mente de los creyentes gentiles. La iglesia estaba amenazada por un cisma,
pero Pablo, que vio la subversiva influencia del mal hecho a la iglesia por el doble papel
desempeñado por Pedro, le reprendió abiertamente por disimular así sus verdaderos sentimientos...

Pedro vio el error en que había caído, y se puso a reparar inmediatamente el mal que había hecho,
hasta donde pudo. Dios, que conoce el fin desde el principio, permitió que Pedro revelara esta
debilidad de carácter, a fin de que el probado apóstol pudiera ver que no había nada en sí mismo
por lo cual pudiera enorgullecerse (Los hechos de los apóstoles, p. 161).

Cristo trataba de enseñar a sus discípulos la verdad de que en el reino de Dios no hay fronteras
nacionales, ni castas, ni aristocracia; que ellos debían ir a todas las naciones, llevándoles el
mensaje del amor del Salvador. Pero solo más tarde comprendieron ellos en toda su plenitud que
Dios "de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz
de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos; para
que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada
uno de nosotros." Hechos 17:26, 27 (Los hechos de los apóstoles, p. 17).

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Jueves 19 de octubre____________________________________________________________

EMPEZAR POR DONDE ESTÁS


Lee Hechos 1:8. ¿Qué principio presentó Jesús en cuanto a realizar la obra de compartir y
de ser sus testigos al mundo?

Hechos 1:8
8 pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos
en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Este es el principio establecido por Jesús que nos muestra cómo debemos actuar como discípulos
que tienen la buena nueva para compartirla con los demás. Compartir la verdad no consiste en
convencer a los demás de lo equivocados que están, sino en compartir a Jesús tal como se describe
en el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12.

No obstante, hay algunos principios en las palabras de Jesús en Hechos 1:8.

En primer lugar, “serán mis testigos tanto en Jerusalén” (NVI). Como hemos visto (pero vale la
pena repetirlo): debemos ser testigos en el lugar donde residimos físicamente. Esto puede incluir
nuestro propio hogar, la iglesia, el vecindario y la comunidad. Necesitamos ser testigos suyos
primero donde estamos, en el lugar donde él nos ha colocado inicialmente (casa o trabajo), y dar
testimonio a la gente más cercana a nosotros. Puede ser la familia cercana o la familia extendida,
la gente de la iglesia, los compañeros de trabajo, los vecinos y la comunidad.

A veces, la gente solo está interesada en ir a un país lejano y a una cultura extraña para dar
testimonio. Pero no testifica a la gente que la rodea ahora. Debemos comenzar donde estamos y
avanzar desde allí según el Señor nos guíe.

A continuación: “En toda Judea y Samaria” (Hech. 1:8). Una vez más, Jesús afirma la realidad de
que dar testimonio implica cruzar fronteras culturales. Partiendo de donde estamos, podemos ser
llamados a desplazarnos a otras zonas para llegar a diferentes grupos sociales, étnicos y religiosos.
Si pertenezco a un determinado grupo étnico o lingüístico, quizá me resulte mucho más fácil dar
testimonio ante ellos, porque las barreras culturales que hay que cruzar son mínimas. En algunas
zonas del mundo, únicamente un clan o tribu está representado en la composición de la iglesia.
Sin embargo, la Gran Comisión de Jesús nos dice que, como testigos suyos, es crucial salir de
nuestra zona de confort y aplicar nuestros recursos en esos grupos de personas. Ellos también
necesitan el mensaje de Jesús.

Desafío: Identifica y haz una lista de grupos de personas con necesidades especiales en tu
comunidad, por quienes la iglesia no ha hecho esfuerzos por alcanzarlas.

Desafío avanzado: Comienza a orar por una oportunidad, en el futuro cercano, para
comprometerte en la misión con personas con necesidades especiales.
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ESPÍRITU DE PROFECÍA
Cristo ordenó a sus discípulos que empezasen en Jerusalén la obra que él había dejado en sus
manos. Jerusalén había sido escenario de su asombrosa condescendencia hacia la familia humana.
Allí había sufrido, había sido rechazado y condenado. La tierra de Judea era el lugar donde había
nacido. Allí, vestido con el atavío de la humanidad, había andado con los hombres, y pocos habían
discernido cuánto se había acercado el cielo a la tierra cuando Jesús estuvo entre ellos. En Jerusalén
debía empezar la obra de los discípulos.

En vista de todo lo que Cristo había sufrido allí, y de que su trabajo no había sido apreciado, los
discípulos podrían haber pedido un campo más promisorio; pero no hicieron tal petición. El mismo
terreno donde él había esparcido la semilla de la verdad debía ser cultivado por los discípulos, y
la semilla brotaría y produciría abundante mies. En su obra, los discípulos habrían de hacer frente
a la persecución por los celos y el odio de los judíos; pero esto lo había soportado su Maestro, y
ellos no habían de rehuirlo. Los primeros ofrecimientos de la misericordia debían ser hechos a los
homicidas del Salvador (El Deseado de todas las gentes, pp. 759, 760).

Nos estamos acercando al final de la historia de esta tierra. Pronto nos encontraremos delante del
gran trono blanco. Pronto habrán pasado vuestras oportunidades para trabajar. Por lo tanto,
trabajad mientras se dice hoy. Cada verdadero creyente, con la ayuda de Dios, puede ver dónde
está el trabajo que debe realizarse. Cuando el ser humano colabora con la voluntad de Dios, se
hace omnipotente, y el obrero puede crear oportunidades. Vigilad las almas con quienes entráis en
contacto. Buscad oportunidades para hablarles una palabra oportuna. No esperéis ser presentados,
o hasta que os familiaricéis con ellos, antes de procurar salvar a las almas que perecen a vuestro
alrededor. Si estáis dispuestos a trabajar con sinceridad, se abrirán caminos delante de vosotros
para el cumplimiento de esta obra. Apoyaos en el brazo divino en busca de sabiduría, fortaleza, y
habilidad para hacer la obra que Dios os ha dado (Nuestra elevada vocación, p. 300).

¿Se levantarán ahora nuestras iglesias, y despertarán ante la situación? Los representantes de
Cristo han de llevar una carga por las almas. Cada nación y tribu y lengua y pueblo ha de escuchar
el último mensaje de misericordia al mundo. Cuando los miembros de nuestra iglesia logren una
mejor comprensión de la verdad bíblica, se levantarán de su soporífero sueño y estarán listos para
dedicar su dinero a la causa de Dios, y para entregarse en ferviente labor bajo la conducción del
Espíritu Santo. El pueblo de Dios es su instrumento, señalado para proclamar la verdad en todas
partes del mundo...

Cada miembro de iglesia ha de comprometerse en el servicio activo para el Maestro. "¿Por qué
estáis aquí todo el día desocupados?" pregunta. "Id también vosotros a la viña... entre tanto que el
día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar". Mateo 20:6, 7; Juan 9:4 (Reflejemos a
Jesús, p. 204).

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Viernes 20 de octubre___________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, Los hechos de los apóstoles, “La Gran Comisión”, pp. 21-28; y “Un buscador
de la verdad”, pp. 108-117.

“Antes de ascender al Cielo, Cristo dio a los discípulos su comisión. Les dijo que debían ser los
ejecutores del testamento por el cual él legaba al mundo los tesoros de la vida eterna. Ustedes han
sido testigos de mi vida de sacrificio en favor del mundo, les dijo. Han visto mis labores por Israel.
Y, aunque mi pueblo no quiso acudir a mí para poder tener vida, a pesar de que los sacerdotes y
los gobernantes han hecho conmigo lo que querían, aunque me han rechazado, tendrán todavía
otra oportunidad de aceptar al Hijo de Dios. Han visto que recibo libremente a todos los que acuden
a mí confesando sus pecados. Al que a mí viene no lo echaré fuera de ninguna manera. Les
encomiendo a ustedes, mis discípulos, este mensaje de misericordia. Ha de darse tanto a los judíos
como a los gentiles: primero a Israel y entonces a todas las naciones, lenguas y pueblos. Todos los
que crean integrarán una iglesia” (Elena de White, Los hechos de los apóstoles, p. 23).

La Gran Comisión es clara: “Por tanto, vayan a todas las naciones, hagan discípulos bautizándolos
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mat. 28:19). Por lo tanto, sin duda tiene
que ver con alcanzar a otros, especialmente a otras naciones.

“La Comisión Evangélica es la magna carta misionera del Reino de Cristo. Los discípulos habían
de trabajar fervorosamente por las almas, dando a todos la invitación de misericordia. No debían
esperar que la gente viniera a ellos; sino que debían ir ellos a la gente con su mensaje” (ibíd.)

“En este oscuro mundo de pecado, el Señor tiene muchas joyas preciosas, hacia las que él guiará
a sus mensajeros. Por doquiera hay quienes se decidirán por Cristo. Muchos apreciarán la sabiduría
de Dios más que cualquier ventaja terrenal, y llegarán a ser fieles portaluces. [...] Convencidos de
que la conducta de Pedro estaba de acuerdo con el cumplimiento directo del plan de Dios, y de
que sus prejuicios y espíritu exclusivo eran totalmente contrarios al espíritu del evangelio,
glorificaron a Dios, diciendo: ‘De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento
para vida’. Así, sin discusión, los prejuicios fueron quebrantados, se abandonó el espíritu
exclusivista establecido por la costumbre secular, y quedó expedito el camino para la proclamación
del evangelio a los gentiles” (ibíd., pp. 116, 117).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Cómo definirías la palabra “misión” al aplicarla a tu propia vida?


2. ¿De qué manera podrías expresar la misión a diario en tu actitud y tu comportamiento?
¿Cómo puedes tener más en cuenta la misión en tus tareas cotidianas?
3. ¿Qué importancia tiene que examinemos nuestro corazón y busquemos el poder de lo Alto
para librarnos de los prejuicios contra los que no son como nosotros?

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