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BLOQUE 3
LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN
MUNDIAL (1474-1700)
EL DESCUBRIMIENTO DE
AMÉRICA. Cristóbal Colón
estaba convencido de que la
Tierra era esférica y de que era
posible llegar a Asia navegando
hacia el oeste. Para financiar su
empresa, presentó el proyecto al
rey de Portugal, pero este lo
rechazó. Tras su fracaso en
Portugal, Colón se dirigió a
Castilla, donde finalmente los
Reyes Católicos decidieron
financiar la empresa y firman las
Capitulaciones de Santa Fe,
campamento militar de los
Reyes Católicos en las
proximidades de Granada,
donde estaban preparándose
para conquistarla.
Pese a los riesgos, el viaje se realizó con gran rapidez. Salieron de Palos (Huelva)
y en treinta y tres días, el 12 de octubre de 1492, llegaron a la isla de Guanahaní (San
Salvador). Más adelante descubrieron Juana (Cuba) y La Española (Santo Domingo).
Hasta su muerte, en 1504, Colón realizó tres viajes más (1493, 1498 y 1502) a América.
Nunca fue consciente de la verdadera importancia de su hallazgo. No supo que gracias
a él un nuevo mundo entraba en la Geografía y en la Historia. Siempre pensó que había
llegado a unas islas situadas en la costa oriental de Asia. Pero el navegante italiano
Américo Vespucio demostró que aquellas tierras pertenecían a un nuevo continente,
que recibió en su honor el nombre de América.
La rivalidad de Castilla y
Portugal llevó a los Reyes
Católicos a acudir al papa para
obtener los derechos de conquista
y evangelización de las nuevas
tierras. Finalmente, por el Tratado
de Tordesillas, firmado entre
Portugal y España en 1494, el
mundo se dividió en dos
hemisferios: el oriental para
Portugal (incluía África, Asia y
Brasil) y el occidental para Castilla
(incluía casi toda América). La
línea de demarcación entre
ambos hemisferios quedó fijada a
370 leguas al oeste de las islas de
Cabo Verde.
➢ La conquista del Imperio inca. Francisco Pizarro se lanzó a la conquista del otro
gran Imperio americano, el de los incas (Perú, Ecuador y parte de Bolivia). Al
mando de una expedición de 200 hombres venció, en 1532, al inca Atahualpa y
se apoderó de la capital, Cuzco.
de Buenos Aires. Entre 1541 y 1560, Orellana exploró el Amazonas. También hubo
expediciones a California y Florida. A mediados del siglo XVI, la América española
estaba ya configurada.
El siglo XVI estuvo marcado en España por el reinado de los monarcas de la dinastía
de los Habsburgo, representada por Carlos I, hijo de Felipe el Hermoso (hijo del
emperador de Austria) y Juana la Loca (hija de los Reyes Católicos), y por Felipe II. El
esplendor de España en este período da el nombre de Austrias Mayores.
Carlos I, nacido y educado en Flandes, era hijo de Felipe de Habsburgo, “el Hermoso”,
y de Juana la Loca. Como resultado de un cúmulo de casualidades, en 1516, tras la
muerte de su abuelo Fernando, fue reconocido como rey de la Corona de Aragón y de
Castilla. También recibiría una inmensa herencia territorial en Europa y el título imperial
por parte de sus abuelos paternos.
En política interior cabe señalar los conflictos de las Comunidades y las Germanías:
Felipe II a diferencia de su
padre fue sólo rey y no
emperador, aunque sus
dominios fueran incluso más
amplios y heterogéneos.
Además, había heredado de
su padre dos de sus objetivos
políticos fundamentales: la
lucha por la hegemonía en
Europa y la defensa a
ultranza de los territorios que
formaban su patrimonio. De
ahí que también heredera
todos los enemigos que había
tenido en Europa. Sin
➢ Guerra contra los turcos: Venecia, la Santa Sede y la monarquía hispana forman
una coalición en 1571, la llamada “Liga Santa”, y, organicen una flota que se
enfrentará a los turcos en la Batalla de Lepanto, lográndose una gran victoria.
La unión con Portugal: La unión con Portugal en 1580 sería el único ámbito
en que triunfó la política exterior de Felipe II, ya que, la unificación peninsular en
época de Felipe II fue fruto de la política matrimonial iniciada por los RRCC.
Durante el siglo XVII reinaron en España los últimos monarcas de la dinastía de los
Habsburgo: Felipe III, Felipe IV y Carlos II, conocidos como los Austrias Menores,
llamados así por la decadencia de España en este siglo. Sus reinados de caracterizaron
por:
• La muerte de Felipe II, supuso el fin de los reinados en los que eran los
monarcas los que asumían directamente el gobierno del país. Sus sucesores,
Felipe III, Felipe IV y Carlos II, encargaron el gobierno a los validos,
destacados personajes que ejercían de ministro principal con la confianza del
rey, por ejemplo el duque de Lerma fue el valido de Felipe III, y el conde-
duque de Olivares fue el valido de Felipe IV.
• España vivió una importante recesión económica: las actividades agrícolas,
ganaderas y artesanales decayeron, el comercio americano se contrajo y
disminuyó la cantidad de metales preciosos que llegaba desde América.
Como consecuencia los ingresos de la Hacienda Real fueron reduciéndose y
cuando los reyes no pudieron pagar las deudas declararon bancarrotas.
• Pérdida de la hegemonía de España en Europa, que comenzó a perder
territorios del Imperio y cedió el papel de primera potencia a Francia.
Felipe III nombró valido al duque de Lerma que tuvo que hacer frente a la crisis
financiera, provocada por los enormes gastos militares y las deudas, y a la expulsión
de los moriscos. Convencido de que tantos frentes abiertos supondría la ruina total de
la monarquía, trató de alcanzar acuerdos de paz en las guerras que mantenía España.
En política exterior, España necesitaba un descanso, lo que dio lugar a una política
pacifista. El duque de Lerma acordó la paz de Vervins con Francia (1598); la paz de
Londres con Inglaterra (1604); y con las provincias rebeldes del norte de los Países
Bajos firmó la Tregua de los Doce Años en 1609.
Durante la mayoría de edad de Carlos II, primero gobernó Juan José de Austria, enemigo
de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de
Oropesa, que antes que validos fueron ministros que llevaron a cabo una acertada política
financiera de reducción de impuestos y contención del gasto público que acabará con la
crisis del XVII y pondrá las bases de la recuperación del XVIII, especialmente en la
Corona de Aragón. Cuando se hace evidente que el rey no es capaz de tener un heredero,
España se ve envuelta en las disputas por la sucesión entre los Borbones (franceses) y los
Habsburgo (austríacos), mientras que otras potencias como Holanda o Inglaterra buscan
un reparto que equilibre el poder de ambas. Luis XIV y los demás reyes europeos ya
habían pactado mediante el Primer Tratado de Partición de España, firmado en La Haya
en 1698 que el heredero del trono de España sería José Fernando de Baviera II. La
muerte de José Fernando (1699) obligó a negociar, sin contar con España, el Segundo
Tratado de Partición en 1700, que reconocía como heredero al archiduque Carlos
(biznieto de Felipe III de España).
En España la opinión también estaba dividida: algunos apoyan a los Borbones porque
pensaban que traerían una política más centralista y equilibrada en el reparto de las cargas
(Castilla). Otros apoyaban a los Habsburgo porque querían que se mantuviera el respeto
a los fueros particulares de los reinos (Aragón). Finalmente, Carlos II nombra heredero
al francés Felipe de Anjou, (nieto de Luis XIV y de la española Mª Teresa de Austria,
que era hija de Felipe IV), con la esperanza de que Luis XIV defendiera la integridad de
la herencia de su nieto.