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BLOQUE 3
LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN
MUNDIAL (1474-1700)

1. REINADO DE LOS REYES CATÓLICOS (1474-1516).


2. LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS Y LA COLONIZACIÓN.
3. LOS AUSTRIAS MAYORES (siglo XVI): CARLOS I Y FELIPE II.
4. LOS AUSTRIAS MENORES (siglo XVII): FELIPE III, FELIPE IV Y CARLOS II.

1. EL REINADO DE LOS REYES CATÓLICOS (1474-1516)

➢ Unión dinástica y conflicto sucesorio.En 1469 contrajeron matrimonio


Fernando, hijo del rey de Aragón, Juan II, e Isabel, hermana del rey de Castilla,
Enrique IV “el Impotente”.

En el reinado de Enrique IV de Castilla, parte de la nobleza sostenía que el padre


de la princesa Juana no era el rey sino Beltrán de la Cueva, amigo de la reina;
de ahí que la apodasen como Juana la Beltraneja. Aunque inicialmente el rey
rechazó la paternidad de Juana y aceptó como heredera a su hermana Isabel,
después volvió a reconocer a Juana como hija legítima. La muerte de Enrique
IV, en 1474, supuso el comienzo de una guerra civil que enfrentó a Isabel,
apoyada por los aragoneses (ya que su marido Fernando era hijo heredero del
rey de Aragón), y a Juana, apoyada por algunos nobles y por Portugal (ya que
estaba casada con su tío Alfonso V, rey de Portugal).

La guerra terminó con la victoria de Isabel y tras el Tratado de Alcaçovas(1479)


con Portugal, Isabel terminó por consolidarse como reina indiscutible de Castilla.
Ese mismo año, 1479, Juan II de Aragón moría y Fernando, su hijo, se convertía
en rey de Aragón.

Su matrimonio permite que, por primera vez, la Corona de Castilla y la Corona


de Aragón tengan los mismos reyes, pero se trataba solo de una unión
dinástica, no de una unión territorial, ya que cada reino mantuvo sus propias
leyes e instituciones, es decir un castellano era extranjero en Aragón y un
aragonés lo era en Castilla.

➢ Fortalecimiento del poder real. En Castilla el aumento de la autoridad de Isabel


conduce a la instauración de la monarquía autoritaria mediante:

• El sometimiento de la nobleza y el clero, sin quitarles privilegios.


• Organizando un ejército profesional y permanente que les permitió llevar
a cabo una gran expansión territorial (reino de Granada, Canarias o
Navarra). Crearon la Santa Hermandad, un cuerpo policial para luchar
contra el bandolerismo.
• Controlando los municipios potenciando el cargo de corregidor.
• Se crearon las Audiencias o Chancillerías, que eran tribunales de justicia
bajo la jurisdicción real.
• El saneamiento de la Hacienda Real.
• Pusieron en marcha varios consejos que les asesoraban en las tareas de
gobierno: Consejo Real de Castilla, el más importante.
• Las Cortes quedan marginadas frente al robustecimiento del poder real.

Miguel Linares Ruiz


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En Aragón, sin embargo, se mantiene la monarquía pactista: sus reinos


(Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares) mantienen sus fueros (el rey los debe
respetar mediante un pacto) y las Cortes conservan su poder frente al monarca.
Así pues, el rey de Aragón tiene menos poder que el de Castilla.

➢ Unidad religiosa. Del pluralismo religioso de la Edad Media se pasa a la


identificación del Estado con un solo credo religioso, el catolicismo, lo que hizo
que la situación de judíos y musulmanes fuera difícil. En 1478 se creó el Tribunal
de la Inquisición para perseguir a los herejes. Más tarde, en 1492, decretaron
la expulsión de los judíos que no quisieron convertirse al cristianismo. En 1502,
otro decreto estableció la conversión o la expulsión de los musulmanes
españoles; los convertidos fueron denominados moriscos.

➢ Unificación territorial y expansión exterior. La monarquía de los Reyes


Católicos, como otros Estados fuertes de la época, se extiende fuera de sus
fronteras iniciales. Dentro de la península Ibérica los monarcas tienen como
objetivo ser reyes de todo el territorio peninsular. Es lo que se ha llamado
unificación territorial:
• Conquista del reino de Granada en 1492. La guerra de Granada fue un
cruento conflicto desarrollado entre 1483 y 1492, en el que las fuerzas
conjuntas de Castilla y Aragón terminaron con el último territorio
musulmán: el reino nazarí de Granada. Tras numerosas batallas y
asedios, el último rey nazarí, Boabdil, entregó las llaves de la ciudad de
Granada a Isabel y Fernando. Miles de musulmanes optaron por emigrar
hacia el norte de África.
• Anexión de Navarra en 1512. La política profrancesa del reino de Navarra
sirvió de pretexto a Fernando el Católico para invadir el reino en 1512.
Navarra quedó incorporada al reino de Castilla pero conservando sus
instituciones y autonomía.
• La fracasada, por el momento, unión con Portugal a través de la política
matrimonial de los Reyes Católicos, que casaron a sus hijas Isabel y
María con el rey de Portugal. Sin embargo esta unión llegaría, finalmente,
con Felipe II al heredar Portugal en 1580.

La expansión exterior se llevará a cabo con:

• Dominio del Mediterráneo, con la incorporación del Reino de Nápoles


(1504) a la Corona de Aragón, en enfrentamiento con Francia.
• Finalización de la conquista de Canarias en 1496, quedando incorporada
a Castilla.
• Descubrimiento de América, en 1492, por Cristóbal Colón.
• Dominio de las plazas del norte de África: Melilla (1497) y Orán (1509).

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2. LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS Y LA COLONIZACIÓN

EL DESCUBRIMIENTO DE
AMÉRICA. Cristóbal Colón
estaba convencido de que la
Tierra era esférica y de que era
posible llegar a Asia navegando
hacia el oeste. Para financiar su
empresa, presentó el proyecto al
rey de Portugal, pero este lo
rechazó. Tras su fracaso en
Portugal, Colón se dirigió a
Castilla, donde finalmente los
Reyes Católicos decidieron
financiar la empresa y firman las
Capitulaciones de Santa Fe,
campamento militar de los
Reyes Católicos en las
proximidades de Granada,
donde estaban preparándose
para conquistarla.

Pese a los riesgos, el viaje se realizó con gran rapidez. Salieron de Palos (Huelva)
y en treinta y tres días, el 12 de octubre de 1492, llegaron a la isla de Guanahaní (San
Salvador). Más adelante descubrieron Juana (Cuba) y La Española (Santo Domingo).
Hasta su muerte, en 1504, Colón realizó tres viajes más (1493, 1498 y 1502) a América.
Nunca fue consciente de la verdadera importancia de su hallazgo. No supo que gracias
a él un nuevo mundo entraba en la Geografía y en la Historia. Siempre pensó que había
llegado a unas islas situadas en la costa oriental de Asia. Pero el navegante italiano
Américo Vespucio demostró que aquellas tierras pertenecían a un nuevo continente,
que recibió en su honor el nombre de América.

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La rivalidad de Castilla y
Portugal llevó a los Reyes
Católicos a acudir al papa para
obtener los derechos de conquista
y evangelización de las nuevas
tierras. Finalmente, por el Tratado
de Tordesillas, firmado entre
Portugal y España en 1494, el
mundo se dividió en dos
hemisferios: el oriental para
Portugal (incluía África, Asia y
Brasil) y el occidental para Castilla
(incluía casi toda América). La
línea de demarcación entre
ambos hemisferios quedó fijada a
370 leguas al oeste de las islas de
Cabo Verde.

DESCUBRIMIENTOS Y CONQUISTAS. Tras los sucesivos viajes de Colón a las islas


antillanas se había visto la dificultad de seguir explorando aquellas tierras. La falta de
mano de obra indígena, la inadaptación climática de los conquistadores y las dificultades
de implantación de los cultivos traídos de la Península, obligaron a replantear la
situación. La alternativa se estableció entre seguir la ruta del Extremo Oriente hasta
llegar a las “Indias”, como había pretendido Colón, o internarse y explorar el vasto
continente. De la primera de las opciones se encargó la expedición de Magallanes y
Elcano y de la segunda destacaron las conquistas del Imperio azteca por Hernán Cortés
y del Imperio inca por Francisco Pizarro.

➢ La vuelta al mundo.Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano


realizaron una expedición (1519-1522) bordeando América hacia el sur y
cruzando el estrecho que unía los océanos Atlántico y Pacífico, bautizado como
estrecho de Magallanes. Tras la muerte de Magallanes en Filipinas, Elcano cruzó
el Índico, bordeó el cabo de Buena Esperanza y llegó a Sanlúcar de Barrameda
en 1522. Habían conseguido dar la primera vuelta al mundo y demostrar que la
Tierra era redonda.

➢ La conquista del Imperio azteca. El gobernador de Cuba, Diego de Velázquez,


encargó a Hernán Cortés la conquista del gran imperio azteca con una
expedición de 400 hombres. Para lograr su objetivo, Cortés se alió con las tribus
indígenas enfrentadas al dominio azteca, conquistando rápidamente la capital
Tenochtitlán. En 1522 había dominado ya todo el Imperio azteca y controlado el
altiplano central de México, formando el núcleo central del futuro virreinato de
Nueva España e implantando una sólida organización administrativa, donde
demostró su capacidad de gobernante. La suerte de esta expedición alentó las
esperanzas y las expectativas de unos hombres ansiosos de obtener una riqueza
rápida y fácil, entre los que podemos destacar a Francisco Pizarro.

➢ La conquista del Imperio inca. Francisco Pizarro se lanzó a la conquista del otro
gran Imperio americano, el de los incas (Perú, Ecuador y parte de Bolivia). Al
mando de una expedición de 200 hombres venció, en 1532, al inca Atahualpa y
se apoderó de la capital, Cuzco.

Ante estos éxitos las expediciones de conquista se multiplicaron. En 1535, Almagro


emprendió la conquista de Chile. Un año más tarde Pedro de Mendoza fundó la ciudad

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de Buenos Aires. Entre 1541 y 1560, Orellana exploró el Amazonas. También hubo
expediciones a California y Florida. A mediados del siglo XVI, la América española
estaba ya configurada.

La conquista había sido, pues, relativamente rápida. La facilidad se debió a varios


factores:

• Elementos de carácter material: armas de fuego, caballos y perros de presa


desconocidos por los indígenas.
• Elementos políticos, como la alianza con los pueblos sometidos a los grandes
imperios indígenas.
• Elementos morales, como el hecho de que en muchos lugares los
conquistadores fueron considerados “dioses” a los que adorar.

LA COLONIZACIÓN. Tras la conquista, los españoles procedieron a colonizar América


trasladando allí personas, herramientas y conocimientos. Además, se establecieron las
mismas leyes que en Castilla, una Administración similar y se llevaron tribunales de
justicia similares a los de la Península. La América española también exigió la creación
de instituciones nuevas como:

• La Casa de Contratación de Sevilla, que controlaba el comercio con el


Nuevo Mundo, teniendo el monopolio de dicho comercio. Desde Sevilla se
controlaba todo lo que iba y venía de América, para asegurarse las rentas de
ese comercio y la recaudación de una quinta parte de las ganancias para la
Corona (el quinto real).
• El Consejo de Indias, que asesoraba al rey en asuntos relacionados con
América.
• Las tierras colonizadas se dividieron en virreinatos, extensos territorios
gobernados por un virrey o representante del monarca. En los primeros siglos
de la colonización se crearon dos: el de Nueva España con capital en la
ciudad de México, y el de Perú, con capital en Lima.

CONSECUENCIAS.El descubrimiento y la colonización de América tuvieron señaladas


consecuencias:

• España y Portugal se convirtieron en grandes imperios coloniales. A la vez,


desaparecieron en la América española los imperios aztecas, mayas e incas.
• Llegaron grandes cantidades de oro y plata y también productos agrícolas
desconocidos para los europeos: maíz, patata, tomate, cacahuete o tabaco.
Desde Europa se llevaron numerosas especies de animales (caballos, vacas,
ovejas y cerdos) y cultivos (trigo, vid, café y arroz).
• Se produjo una gran emigración de españoles que se mezcló con la indígena
y se produjo el mestizaje. No obstante, la población americana disminuyó
por el exceso de trabajoy por el contagio de enfermedades llevadas desde
España, como la gripe, la viruela o el sarampión.
• El castellano se impuso como idioma culto y oficial, quedando las lenguas
indígenas relegadas a un uso marginal.
• Extensión del cristianismo, ya que la colonización supuso un gigantesco
esfuerzo por cristianizar a los indios y se destruyeron los viejos cultos
indígenas.

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3. LOS AUSTRIAS MAYORES (SIGLO XVI): CARLOS I Y FELIPE II

El siglo XVI estuvo marcado en España por el reinado de los monarcas de la dinastía
de los Habsburgo, representada por Carlos I, hijo de Felipe el Hermoso (hijo del
emperador de Austria) y Juana la Loca (hija de los Reyes Católicos), y por Felipe II. El
esplendor de España en este período da el nombre de Austrias Mayores.

REINADO DE CARLOS I (1516-1556)

Carlos I, nacido y educado en Flandes, era hijo de Felipe de Habsburgo, “el Hermoso”,
y de Juana la Loca. Como resultado de un cúmulo de casualidades, en 1516, tras la
muerte de su abuelo Fernando, fue reconocido como rey de la Corona de Aragón y de
Castilla. También recibiría una inmensa herencia territorial en Europa y el título imperial
por parte de sus abuelos paternos.

Con él asistimos al fin de la dinastía Trastámara y la entronización de una nueva: la de


los Habsburgo (“los Austrias”). Con ella, la monarquía autoritaria evolucionará hacia un
absolutismo combinado con el respeto a los derechos, leyes y privilegios jurídicos de los
distintos territorios que conformaban el Imperio1. El gobierno de Carlos V se asentará
sobre dos pilares que marcarán toda su labor política: 1) la defensa de la idea de Imperio
Universal Cristiano bajo la figura del Emperador y, 2) la defensa del cristianismo, como
factor de unidad europea2. A la defensa de estos dos objetivos –imperio y cristianismo-
subordinó todos los ingresos y hombres que llegaron a su alcance. En política exterior
mantuvo tres frentes:

- Guerras contra Francia por la hegemonía europea. Carlos I y Francisco I se


enfrentaron por el dominio de los reinos y ducados de Italia y por el control de
Flandes y Borgoña. Carlos vence en Pavía (1525) y saquea Roma (1529) por la
actitud profrancesa del papa. Acaba incorporando el Milanesado.
- Guerra contra los turcos, en defensa de la cristiandad y de la estabilidad
del comercio mediterráneo. Para dominarlos, Carlos lanzó con éxito un ataque
contra Túnez (1535), pero fracasó en la conquista de Argel (1541).

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- Guerra contra los protestantes en defensa de la unidad católica. La ruptura


de la unidad católica, como consecuencia de la Reforma protestante, fue el
principal problema de la monarquía de Carlos I. Martín Lutero obtuvo el respaldo
de los príncipes alemanes y de este modo, intereses políticos y económicos se
unieron a los puramente religiosos. El conflicto terminará con la Paz de
Augsburgo en 1555 por la que cada príncipe alemán podrá elegir la religión de
sus Estados.

En política interior cabe señalar los conflictos de las Comunidades y las Germanías:

- Sublevación de las Comunidades en Castilla: El rey llegó a España en 1517


por primera vez, a la edad de 17 años, rodeado de una camarilla de consejeros
flamencos para convocar Cortes que votaran nuevos impuestos con el fin de
sufragar su nombramiento como emperador en Alemania. Esta situación provoca
el descontento entre sus súbditos, que temían que los intereses peninsulares
fueran sacrificados en favor de los intereses imperiales3. El descontento
cristaliza en la sublevación de las Comunidades castellanas (1520-1521), con el
levantamiento de varias ciudades demandando la retirada del subsidio
aprobado, una mayor implicación del rey en los asuntos de Castilla y, un mayor
protagonismo de las cortes. Finalmente se produce la derrota de los comuneros
en la batalla de Villalar4 en 1521 en la que el monarca contó con la ayuda de la
nobleza.
- La rebelión de las Germanías: en este caso debemos hablar de un conflicto
social –más que de uno político- entre burgueses y artesanos, por un lado, y la
nobleza por otro. Reivindicaban la abolición de la jurisdicción señorial y el control
gremial de los municipios. El escenario inicial fue Valencia, pero acabó
extendiéndose a Murcia y Mallorca. Como en el caso anterior, la corona contó
con el apoyo de la aristocracia acabando con las revueltas en 1521.

Al final de su reinado el emperador abandonó el trono y dividió su gran imperio: a su


hermano Fernando le dejó el Sacro Imperio Romano Germánico y Austria y a su hijo
Felipe la mayor parte de sus territorios europeos, Castilla, Aragón y Amé

REINADO DE FELIPE II (1556-1598)

Felipe II a diferencia de su
padre fue sólo rey y no
emperador, aunque sus
dominios fueran incluso más
amplios y heterogéneos.
Además, había heredado de
su padre dos de sus objetivos
políticos fundamentales: la
lucha por la hegemonía en
Europa y la defensa a
ultranza de los territorios que
formaban su patrimonio. De
ahí que también heredera
todos los enemigos que había
tenido en Europa. Sin

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embargo, a diferencia de él viajó poco, apenas salió de la Península, y estableció


la capital en Madrid (1561). En 1580 hizo valer sus derechos en Portugal e
incorporó este reino (y todas sus colonias) a la corona. En materia religiosa se
convirtió en un gran impulsor de la Contrarreforma y en la defensa de la Religión
católica justificó gran parte de su política interior y exterior.

El aparato de gobierno de los Austrias era muy complejo. Su base se asentó en


las reformas introducidas en el siglo XV por los RRCC pero evolucionó a medida
que las necesidades crecían en número y complejidad. Su fundamentaba en el
rey como la cabeza de gobierno y de la administración del que dependían
directamente los secretarios. Por debajo, los consejos se ocupaban de asuntos
más concretos y se dividían en territoriales (los distintos reinos) y técnicos
(Indias, Guerra o Hacienda). Las Cortes se siguieron celebrando en los distintos
reinos aunque cada vez tenían menos poder. Fuera de Castilla se conservaban
las antiguas instituciones y en el Señorío de Vizcaya, Aragón y Navarra los
fueros (leyes y privilegios). Se aumentó el número de virreyes para gobernar en
los nuevos territorios, se amplió el número de Audiencias y se consolidaron los
Tercios como fuerza de defensa de los intereses de la Monarquía.

Su política interior se caracterizó por un aumento de las rebeliones


principalmente debido a su autoritarismo político y a su intolerancia religiosa5:
Rebelión de los moriscos en Granada (“Rebelión de las Alpujarras”,1568-70),
rebelión en Aragón (problema de Antonio Pérez, 1590-92).

Política exterior: Muy similar a la de su padre estuvo marcada en gran medida


por su liderazgo religioso no sólo entre los católicos (líder de la Contrarreforma)
sino también frente a los principales enemigos del catolicismo en ese momento:
turcos y protestantes. Aunque estos no fueron los únicos conflictos a los que tuvo
que enfrentarse:

➢ Sublevación de los Países Bajos (probablemente el principal problema del reinado


de Felipe II) que eran territorios de gran importancia económica y estratégica, en
donde los motivos nacionalistas se unieron a los religiosos pues el calvinismo había
triunfado en gran parte de los territorios del norte. La rebelión se originó por el
descontento ante los fuertes impuestos.

➢ Enfrentamientos con Francia: continuación de la rivalidad por los territorios italianos


de los reinados anteriores. Con la victoria de las tropas españolas en la batalla de
San Quintín (1557) y la paz posterior de Cateau-Cambresis (1559) se inicia una
etapa de relativa calma.

➢ Enfrentamientos con Inglaterra: las relaciones entre ambos países fueron


empeorando hasta el punto en que Felipe II encontró como única solución la invasión
de las Islas Británicas. Para ello reunió la llamada “Armada Invencible” (1588).
Toda la operación fue un fracaso y la expedición regresó diezmada y vencida.

➢ Guerra contra los turcos: Venecia, la Santa Sede y la monarquía hispana forman
una coalición en 1571, la llamada “Liga Santa”, y, organicen una flota que se
enfrentará a los turcos en la Batalla de Lepanto, lográndose una gran victoria.

La unión con Portugal: La unión con Portugal en 1580 sería el único ámbito
en que triunfó la política exterior de Felipe II, ya que, la unificación peninsular en
época de Felipe II fue fruto de la política matrimonial iniciada por los RRCC.

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4. LOS AUSTRIAS MENORES (SIGLO XVII): FELIPE III, FELIPE IV Y CARLOS II

Durante el siglo XVII reinaron en España los últimos monarcas de la dinastía de los
Habsburgo: Felipe III, Felipe IV y Carlos II, conocidos como los Austrias Menores,
llamados así por la decadencia de España en este siglo. Sus reinados de caracterizaron
por:

• La muerte de Felipe II, supuso el fin de los reinados en los que eran los
monarcas los que asumían directamente el gobierno del país. Sus sucesores,
Felipe III, Felipe IV y Carlos II, encargaron el gobierno a los validos,
destacados personajes que ejercían de ministro principal con la confianza del
rey, por ejemplo el duque de Lerma fue el valido de Felipe III, y el conde-
duque de Olivares fue el valido de Felipe IV.
• España vivió una importante recesión económica: las actividades agrícolas,
ganaderas y artesanales decayeron, el comercio americano se contrajo y
disminuyó la cantidad de metales preciosos que llegaba desde América.
Como consecuencia los ingresos de la Hacienda Real fueron reduciéndose y
cuando los reyes no pudieron pagar las deudas declararon bancarrotas.
• Pérdida de la hegemonía de España en Europa, que comenzó a perder
territorios del Imperio y cedió el papel de primera potencia a Francia.

REINADO DE FELIPE III (1598-1621)

Felipe III nombró valido al duque de Lerma que tuvo que hacer frente a la crisis
financiera, provocada por los enormes gastos militares y las deudas, y a la expulsión
de los moriscos. Convencido de que tantos frentes abiertos supondría la ruina total de
la monarquía, trató de alcanzar acuerdos de paz en las guerras que mantenía España.

La política interior estuvo marcada por la expulsión de los moriscos en 1609, a


los que se acusaba de ser falsos conversos y de colaborar con los turcos musulmanes,
enemigos de España. Este acontecimiento afectó negativamente a la agricultura y a la
artesanía, que eran las principales actividades de los moriscos. Además, su marcha
dejó casi despobladas zonas de Valencia y Aragón.

En política exterior, España necesitaba un descanso, lo que dio lugar a una política
pacifista. El duque de Lerma acordó la paz de Vervins con Francia (1598); la paz de
Londres con Inglaterra (1604); y con las provincias rebeldes del norte de los Países
Bajos firmó la Tregua de los Doce Años en 1609.

REINADO DE FELIPE IV (1621-1665)

Durante su reinado gobernó el conde-duque de Olivares, su valido, que se propuso


restaurar la hegemonía española en Europa, para lo que reanudó las guerras. Para
afrontar el esfuerzo militar, diseño en 1625 la Unión de Armas, un ejército permanente
sostenido no solamente por Castilla, como sucedía hasta entonces, sino también por los
otros reinos de la monarquía, es decir Aragón y Portugal. Estas medidas provocaron en
1640 las rebeliones secesionistas de Cataluña y Portugal. En Cataluña la revuelta
fue sofocada en 1652, con la entrada de las tropas reales en Barcelona. Aprovechando
la sublevación catalana, la rebelión estalló en Portugal, que contó con un amplio apoyo
popular y gracias al respaldo de las potencias europeas consiguió la independencia
mediante el Tratado de Lisboa (1668).

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Felipe IV aplicó una política


exterior más agresiva, que agravó la
crisis de España. Finalizada la Tregua
de los Doce Años, se volvió a la guerra
contra Holanda y se participó en la
Guerra de los Treinta Años (1618-
1648) para apoyar a los Habsburgo
alemanes frente a los protestantes. Al
principio se sucedieron las victorias
católicas, pero Francia temió entonces
que la Monarquía Hispánica se hiciera
con la hegemonía y decidió luchar en
1635 en el bando protestante. Esto
cambió la marcha de la guerra y la
derrota se acumularon en el bando de
España. En 1648, se firmó la Paz de
Westfalia, que ponía fin a la guerra y, por la cual, España se vio obligada a reconocer
la independencia de Holanda. Sin embargo, la guerra con Francia continuó hasta 1659.
En la Paz de los Pirineos España cedió territorios (Rosellón y la Cerdaña) a Francia y
se reconoció la hegemonía europea de Francia. España pierde el dominio de Europa,
aunque conservó su imperio en América.

REINADO DE CARLOS II (1665-1700)

La muerte de Felipe IV deje la corona en manos de su hijo, el débil y enfermizo Carlos


II, resultado de los matrimonios endogámicos entre los miembros de las mismas familias
que intentan evitar la división de sus posesiones. A pesar de ello la monarquía vive unos
años de tranquilidad: La firma de la paz con Francia (“Paz de los Pirineos”,1659) y la
pérdida de territorios que generaban graves conflictos (Holanda (“Tratado de
Westfalia”,1648) o Portugal (“Tratado de Lisboa”, 1668)) hace que el gobierno se
dedique a resolver los problemas internos, especialmente la crisis financiera del Estado,
poniéndose las bases para la recuperación que se vive en el XVIII. Durante la primera
parte del reinado de Carlos II (hasta 1675) ejerció la regencia su madre, Mariana de
Austria, quien confió el gobierno a validos como el jesuita alemán Nithard (hasta 1669)
o a Fernando de Valenzuela.

Durante la mayoría de edad de Carlos II, primero gobernó Juan José de Austria, enemigo
de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de
Oropesa, que antes que validos fueron ministros que llevaron a cabo una acertada política
financiera de reducción de impuestos y contención del gasto público que acabará con la
crisis del XVII y pondrá las bases de la recuperación del XVIII, especialmente en la
Corona de Aragón. Cuando se hace evidente que el rey no es capaz de tener un heredero,
España se ve envuelta en las disputas por la sucesión entre los Borbones (franceses) y los
Habsburgo (austríacos), mientras que otras potencias como Holanda o Inglaterra buscan
un reparto que equilibre el poder de ambas. Luis XIV y los demás reyes europeos ya
habían pactado mediante el Primer Tratado de Partición de España, firmado en La Haya
en 1698 que el heredero del trono de España sería José Fernando de Baviera II. La

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muerte de José Fernando (1699) obligó a negociar, sin contar con España, el Segundo
Tratado de Partición en 1700, que reconocía como heredero al archiduque Carlos
(biznieto de Felipe III de España).

En España la opinión también estaba dividida: algunos apoyan a los Borbones porque
pensaban que traerían una política más centralista y equilibrada en el reparto de las cargas
(Castilla). Otros apoyaban a los Habsburgo porque querían que se mantuviera el respeto
a los fueros particulares de los reinos (Aragón). Finalmente, Carlos II nombra heredero
al francés Felipe de Anjou, (nieto de Luis XIV y de la española Mª Teresa de Austria,
que era hija de Felipe IV), con la esperanza de que Luis XIV defendiera la integridad de
la herencia de su nieto.

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