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Carta de Atenas

Julio E. Jimenez Colli

Arquitectura de Paisaje

Juan Manuel Licona Enciso


El manifiesto urbanístico La Carta de Atenas fue escrito durante el Congreso
Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) en 1933 a bordo del Patris II
en la ruta Marsella-Atenas-Marsella. Fue publicado por Le Corbusier en 1942.
El urbanismo y la arquitectura del Movimiento Moderno rompen con todo
esto. Considera el tejido de la ciudad histórica como un obstáculo para el
progreso. Debido a esto, enfatiza la eliminación de cualquier obstáculo que
impida el progreso urbano.

No obstante, a pesar de las posibles ideas iniciales sobre la conexión entre el


movimiento y el patrimonio histórico, este tema está muy presente en La Carta
de Atenas. Esto ha sido arraigado de manera subconsciente en una generación
y todavía sigue siendo esta la forma de comprender lo que es un bien
patrimonial. A pesar de esto, lo que se considera patrimonio ha comenzado a
evolucionar y expandirse, especialmente gracias a las nuevas generaciones de
arquitectos. De acuerdo con la Carta de Atenas, los grandes edificios que datan
de la antigüedad son considerados patrimonio. Los castillos y las catedrales
son ejemplos de esto. Muchas personas siguen considerando el tejido urbano
de diferentes épocas o una fábrica cerrada recientemente como un elemento
patrimonial que deben valorarse y cuidarse como los primeros.

1.La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político
que constituye la región.

Comienza con esas palabras en particular. La primera parte, conformada por


las Generalidades, solo menciona que las ciudades están experimentando
cambios, lo cual es normal, y que el maquinismo ha llegado y ha supuesto una
serie de cambios que las ciudades deben aceptar e incorporar. En el CIAM
entendían el maquinismo como nuevas técnicas arquitectónicas que permitían
la generalización de los vehículos a motor y la construcción de edificios de
más de 6 u 8 plantas (en la época se estaban construyendo rascacielos).

La segunda parte, que es la mayor parte del manifiesto, se divide en cuatro


partes: Habitación, Esparcimiento, Trabajo y Circulación. Estas son las cuatro
actividades que los ciudadanos deben realizar en la ciudad y para las cuales la
ciudad debe edificarse. Sí, como ustedes saben, antes había tres tareas, pero
ahora hay una cuarta, que es la circulación.

Según el presupuesto de La carta de Atenas, las ciudades están mal


construidas. Las ciudades en la época, según el CIAM, eran lugares horribles,
densos y muy poco higiénicos debido tanto a la falta de planificación como a
los vaivenes de la historia (como la Revolución Industrial, que llevó a miles de
campesinos a los entornos urbanos en situaciones deprimentes). Las
circunstancias mencionadas anteriormente habían llevado a la creación de
hogares lejos de lo que se considera "el entorno natural", que es algo que los
humanos requieren y que implica tener luz, aire y áreas verdes cerca. La luz,
la vegetación y el espacio son los tres elementos esenciales del urbanismo.

14.Las zonas favorecidas están ocupadas generalmente por las residencias de


lujo; así se demuestra que las aspiraciones instintivas del hombre le inducen a
buscar, siempre que se lo permitan sus medios, unas condiciones de vida y una
calidad de bienestar cuyas raíces se hallan en la naturaleza misma.

15.La zonificación es la operación que se realiza sobre un plano urbano con el


fin de asignar a cada función y a cada individuo su lugar adecuado. Tiene
como base la necesaria discriminación de las diversas actividades humanas,
que exigen cada una su espacio particular
El problema, radica en que las áreas están separadas unas de otras y es
necesario utilizar un vehículo privado para desplazarse allí. Debido a esto, se
requirió la incorporación de una cuarta función, la circulación, desde el primer
CIAM hasta el cuarto CIAM. Los arquitectos del CIAM estaban promoviendo
sin darse cuenta la entrega total de la ciudad al automóvil privado.

En el tema del trabajo, se encuentra una paradoja en la actualidad: los


arquitectos critican que los trabajadores deben dedicar tiempo a desplazarse
desde sus hogares en el centro de la ciudad hasta las industrias ubicadas en la
periferia. Sin embargo, en la actualidad, la denuncia suele ser la opuesta: los
trabajadores de la periferia deben pasar largas horas para acceder a sus puestos
de trabajo en los centros de las ciudades. La propuesta del CIAM para resolver
este problema es que las ciudades sean lineales en lugar de concéntricas.

La circulación es una función transversal en la ciudad sugerida por la Carta de


Atenas. Grandes vías de tránsito que atraviesen la ciudad y permitan un flujo
de tráfico rápido y sin interrupciones, alejado de las residencias. En función de
su tamaño, las carreteras tendrán diferentes velocidades, con autopistas
grandes alejadas de las ciudades y carreteras más pequeñas que unen estas
últimas con las grandes vías. Las ciudades son para los primeros y las
carreteras, sólo para los segundos. Fuera los pasos de peatones, las aceras y
toda interacción posible entre vehículos y ciudadanos.

Las conclusiones generales a las que llega La carta de Atenas explican que la
ciudad es un ente degenerado y desviado, en gran medida, por la iniciativa
privada, que ha supuesto que cada cual se haya procurado su bien común sin
tener en cuenta el bien general. El centro de la ciudad debe ser el individuo; y
a él, y para su beneficio, deben reconstruirse las ciudades.

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