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LA CARTA DE ATENAS
Profesor: Estudiante:
Arq. Ramon Suescun Jesely Alvarez
C.I. 26.837.576
JULIO, 2020
RESUMEN DE LA CARTA DE ATENAS
La Carta de Atenas es un manifiesto urbanístico redactado en el
Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM), celebrado a
bordo del Patris II en 1933 en la ruta Marsella-Atenas-Marsella,
siendo publicado en 1942 por Le Corbusier. El urbanismo del
Movimiento Moderno, al igual que su arquitectura, supone una
ruptura con todo lo anterior. Ve el tejido de la ciudad histórica como
un problema para el desarrollo. Por ello proclama la necesaria
destrucción de todo aquello que fuera impedimento para el progreso
urbanístico.
Sin embargo y a pesar de lo que en principio podemos pensar de la
relación del movimiento con el patrimonio histórico, en La Carta de
Atenas se encuentra este tema muy presente. Ésto ha calado de manera
subliminal en una generación, y aún hoy sigue siendo ésta la forma de
entender lo que es un bien patrimonial. Aunque cada vez más, y sobre
todo por las nuevas generaciones de arquitectos, ésto ha comenzado a
cambiar y ampliarse lo que se entiende por patrimonio.
En el período de entreguerras la preocupación por el orden urbano es
importante para el movimiento renovador, desarrollándose distintas
experiencias que culminan con la formulación teórica de la Carta de
Atenas en 1934.
A raíz de la descalificación de Le Corbusier en la instancia final del
concurso para el Edificio de la Sociedad de Naciones en 1926, un
grupo de arquitectos renovadores europeos decide organizarse como
una central moderna y fundan en 1927 los Congresos Internacionales
de Arquitectura Moderna, CIAM. El objetivo de esta asociación era
debatir, resolver y difundir el problema arquitectónico
contemporáneo.
En 1934, en el 4° CIAM el tema fue la ciudad funcional. El
documento final, que contiene las conclusiones del congreso,
expuestas como doctrinas del urbanismo moderno, fue proclamado en
Atenas.
El movimiento renovador considera que la célula constitutiva de la
ciudad es la vivienda popular o vivienda de interés social. Se
concentran en la determinación de tipologías que pudieran realizarse
con métodos industriales; también estudian el agrupamiento de estas
células en edificios de habitación y en el diseño de los sectores de
vivienda que surgieran de la aplicación de estas investigaciones.
Consideran el planeamiento urbano como una actividad de carácter
científico, estructurada en 3 grandes instancias:
Planificar:
Implicaba realizar investigaciones minuciosas sobre la realidad
urbana y sus tendencias, para con métodos estadísticos proyectar
esas tendencias y prever la construcción de la ciudad para los 50
años siguientes, por lo menos.
Urbanizar:
Es la operación que distribuye los componentes urbanos en el
territorio.
Arquitecturar:
Consiste en diseñar las tipologías que corresponden a cada zona
funcional.
La Carta de Atenas considera en su primera parte las relaciones de
la ciudad con el territorio que la rodea. Se afirma que toda ciudad debe
ser pensada en relación a un territorio que se determina como el radio
de su acción económica, considerando como tal hasta donde toma
recursos una ciudad. Estas relaciones también incluyen al tráfico de
vehículos o a los servicios que una ciudad ofrece a una región.
La propuesta se mantiene dentro de una escala de ciudad mediana o
pequeña, cuyos límites de influencia sería posible determinar de modo
más o menos preciso.
En la segunda parte del documento se critican aspectos de las
ciudades existentes y se realizan algunas propuestas, con el título
“Hay que exigir que...”, de donde se deduce cual es el modelo de
ciudad incluido en la Carta de Atenas.
Se refieren a las cuatro funciones a las cuales se atribuía la cualidad de
ordenar las ciudades. Estas eran:
Función Habitar:
Debe ocupar los mejores emplazamientos en cuanto a aire,
higiene, asoleamiento, paisaje, etc., resolviéndose con edificios en
altura construidos con las técnicas modernas, implantados en
espacios verdes, lo más separados posible y nunca alineados a las
vías de tránsito de gran circulación.
Función Trabajar:
Se divide en dos grandes modalidades: por un lado lo que
llaman artesanado urbano (sastres, etc.) el cual debería encontrarse
junto a las viviendas pero en lugares especialmente asignados. La
otra modalidad comprende a la industria y a la administración, la
cual debería situarse en un lugar separado de las viviendas por una
zona verde y dividido por otra zona verde en administrativo e
industrial.
Función recrearse:
Se considera bajo dos aspectos: uno para el tiempo libre
semanal, para lo cual deberían acondicionarse sectores con
cualidades naturales como playas, lagos y montañas, uniéndolos
mediante vías rápidas a las zonas de vivienda. El otro aspecto, para
el tiempo libre diario, incluye los campos deportivos, los clubes,
las salas de espectáculos y el equipamiento educativo, que debe
emplazarse en los espacios verdes al pie de los edificios de
vivienda.
Función circular:
Debe unir todas las partes de acuerdo a dos principios: la
economía del tiempo y la separación de velocidades. Separa
peatones de vehículos mecánicos, cuyos caminos nunca deben
cruzarse en el mismo nivel. Realiza las velocidades mecánicas en
autopistas siempre separadas del suelo. Todas las vías de gran
circulación deberían aislarse con espacios verdes. Las velocidades
menores podrán ir a nivel de superficie.
Acerca de la ciudad existente, quinto punto, se establecen que deben
preservarse los edificios o conjuntos que por sus valores estéticos
representen verdaderamente una época pasada. Esto se haría siempre
que no afecten el interés común, derribando los tugurios que suelen
encontrarse en sus alrededores, para que queden emplazados en
espacios verdes.
En la tercera parte de la carta se exponen los puntos de doctrina,
donde se reafirma los conceptos desarrollados anteriormente y se
señala que el problema principal de las ciudades de la era maquinista
ha sido que los intereses particulares prevalecieron sobre los intereses
sociales. Se establece que en adelante los intereses generales deberán
prevalecer sobre los particulares.
Se reafirma que la función Habitar es la principal en la resolución de
los problemas urbanísticos.
También aparecen algunos aspectos novedosos: el carácter asignado al
arquitecto como el técnico asesorado por otros técnicos, que debe
procurar convencer a las autoridades para llevar adelante la
planificación urbanística.
De esa simple afirmación pueden deducirse 2 grandes conceptos:
El urbanismo es una cuestión de técnicos que analizan la
situación y toman las decisiones sin ninguna participación de
los habitantes
La gestión urbana debe estar regida por el Estado.