Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Araucana
La Araucana
Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
escanearlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embargo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
testimonio del largo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
Normas de uso
Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:
+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares;
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La legislación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.
El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página http://books.google.com
(ooooooooooooooooo...
Aus der
Th . Dempster Gordon .
Geschenk des k. Forstrathes G. Dürig
an die k. Bibliothek.
Den
L'
hi
sp
0.
d
3
2
Buena Vida – Luxurious life
Sundry Pspère
.
Varios Papeles
Popers on various subject
,
es varios
Papel .
s
l Dangerou wound
Morta herida -
e l l
Herid morta - Morte woun
d
Fatal
LA ARAUCANA ,
POEMA.
PARIS. EN LA IMPRENTA DE CRAPELET,
Calle de Vaugirard , 9.
w
5w
w
w
w
w
ERCILLA .
LA
ARAUCANA
POEMA
EN UN TOMO .
AD
A
PARIS.
1840 .
ENG
ST
R
YE SONO o
BA RA
LA ARAUCANA .
PARTE PRIMERA.
Si pensára que el trabajo que he puesto en esta obra me habia de quitar tan poco el
miedo de publicarla , sé cierto de mí que no tuviera ánimo para llevarla al cabo. Pero
considerando ser la historia verdadera y de cosas de guerra, á las cuales hay tantos afi
cionados , me he resuelto en imprimirla , ayudando á ello las importunaciones de
muchos testigos que en lo de mas dello se hallaron , y el agravio que algunos españoles #
recibirian quedando sus hazañas en perpetuo silencio faltando quien las escriba : no por
ser ellas pequeñas , pero porque la tierra es tan remota y apartada y la postrera que los
españoles han pisado por la parte del Perú , que no se puede tener della casi noticia ,
y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupacion de la guerra ,
que no da lugar á ello ; y así el que pude burtar le gasté en este libro , el cual porque
fuese mas cierto y verdadero se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos y
sitios , escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel , y en pedazos de
cartas , algunos tan pequeños que apenas cabian seis versos ; que no me costó despues
poco trabajo juntarlos ; y por esto , y por la humildad con que va la obra , como criada
en tan pobres pañales , acompañándola el celo y la intencion con que se hizo , espero
que será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva. Y si á alguno le
pareciere que me muestro algo inclinado á la parte de los araucanos , tratando sus cosas
y valentías mas estendidamente de lo que para bárbaros se requiere : si queremos mirar
su crianza , costumbres , modos de guerra y ejercicio della , veremos que muchos no les
han hecho ventaja , y que son pocos los que con tal constancia y firmeza han defendido
su tierra contra tan fieros enemigos como son los españoles . Y cierto es cosa de admira
cion que no poseyendo los araucanos mas de veinte leguas de término , sin tener en todo
él pueblo formado , ni muro , ni casa fuerte para su reparo , ni armas , á lo menos defen
sivas , que la prolija guerra y españoles las han gastado y consumido , y en tierra no
áspera , rodeada de tres pueblos españoles y dos plazas fuertes en medio della , con puro
valor y porfiada determinacion hayan redimido y sustentado su libertad , derramando
en sacrificio della tanta sangre así suya como de españoles, que con verdad se puede decir
haber pocos lugares que no estén della teñidos y poblados de huesos ; no faltando á los
muertos quien les succeda en llevar su opinion adelante ; pues los hijos ganosos de la
venganza de sus muertos padres , con la natural rabia que los mueve y el valor que
dellos heredaron , acelerando el curso de los años , antes de tiempo tomando las armas ,
se ofrecen al rigor de la guerra y es tanta la falta de gente por la mucha que ha
muerto en esta demanda , que , para hacer mas cuerpo y henchir los escuadrones , vie
nen tambien las mujeres á la guerra , y peleando algunas veces como varones se entre
gan con grande ánimo á la muerte. Todo esto he querido traer para prueba y en abono
• →·· 1
2 PRÓLOGO DEL AUTOR.
del valor destas gentes , digno de mayor loor del que yo le podré dar con mis versos.
Y pues , como dije arriba , hay agora en España cantidad de personas que se hallaron
en muchas cosas de las que aquí escribo , á ellos remito la defensa de mi obra en esta
parte , y á los que la leyeren se la encomiendo.
Porque hay en este libro algunas cosas y vocablos que por ser de Indias no se dejan bien entender,
me pareció declararlas aquí para que fácilmente se entiendan.
Angol. Valle donde los españoles poblaron una ciudad , y le pusieron por nombre los
Confines de Angol.
Apó. Señor ó capitan absoluto de los otros .
Arauco ( el estado de ) . Es una provincia pequeña de veinte leguas de largo y siete
de ancho poco mas o menos , la cual ha sido la mas belicosa de todas las Indias ; y por
esto es llamado el estado indómito. Llámanse los indios de él araucanos , tomando
el nombre de la provincia.
Arcabuco. Espesura grande de árboles altos y boscaje.
Bohio. Es una casa pajiza grande de sola una pieza sin alto.
Cacique . Quiere decir señor de vasallos , que tiene gente á su cargo. Los caciques toman
el nombre de los valles de donde son señores , y de la misma manera los hijos ó suc
cesores que succeden en ellos : declárase esto porque los que mueren en la guerra se
oirán despues nombrar en otra batalla , entiéndase que son los hijos ó succesores de
los muertos.
Caupolican. Fué hijo de Leocan , y Lautaro hijo de Pillan. Declaro esto , porque
como son capitanes señalados de los cuales la historia hace muchas veces mencion ,
por no poner tantas veces sus nombres , me aprovecho de los de sus padres.
Cauten. Es un valle hermosísimo y fértil , donde los españoles fundaron la mas prós
pera ciudad que ha habido en aquellas partes , la cual tenia trescientos mil indios
casados de servicio : llamáronla La Imperial porque , cuando entraron los españoles
en aquella provincia , hallaroň sobre todas las puertas y tejados águilas imperiales de
dos cabezas hechas de palo , á manera de timbre de armas ; que cierto es estraña cosa
y de notar, pues jamas en aquella tierra se ha visto ave con dos cabezas.
Coquimbo. Es el primer valle de Chile donde pobló el capitan Valdivia un pueblo que
le llamó La Serena , por ser él natural de la Serena : tiene un muy buen puerto de
mar, y llámase tambien el pueblo Coquimbo , tomando el nombre del valle.
Chaquiras. Son unas cuentas muy menudas á manera de aljófar, que las hallan por
las marinas , y cuanto mas menuda , es mas preciada : labran y adornan con ellas sus
llautos , y las mujeres sus hinchos , que son como una cinta angosta que les ciñe la
cabeza por la frente à manera de bicos ó ciertas puntillas de oro que se ponian
en los birretes de terciopelo con que antiguamente se cubria la cabeza : andan siem
pre en cabello , y suelto por los hombros y espalda.
Chile. Es una provincia grande que contiene en si otras muchas provincias : nombrase
Chile por un valle principal llamado así : fué sujeto al inga rey del Perú de donde
le traian cada año gran suma de oro , por lo cual los españoles tuvieron noticia deste
valle ; y cuando entraron en la tierra , como iban en demanda del valle de Chile ,
llamaron Chile á toda la provincia hasta el estrecho de Magallanes.
Eponamon. Es nombre que dan al demonio , por el cual juran cuando quieren obli
garse infaliblemente á cumplir lo que prometen .
Jota. Véase Ojola.
Llauto. Es un trocho ó rodete rodondo , ancho de dos dedos , que ponen en la frente y
les ciñe la cabeza : son labrados de oro y chaquira con muchas piedras y dijes en
ellos , en los cuales asientan las plumas ó penachos de que ellos son muy amigos : no
los traen en la guerra , porque entonces usan celadas.
Mapochó. Es un hermoso valle donde los españoles poblaron la ciudad de Santiago , y
llámase asimismo el pueblo Mapochó.
Mita. Es la carga ó tributo que trae el indio tributario.
Mitayo. Es el indio que la lleva ó trae.
Ojota, y por contraccion Jota . Especie de calzado que usaban las indias, el cual era á
19
+5
CANTO PRIMERO.
El cual declara el asiento y descripcion de la provincia de Chile y estado de Arauco , con las
costumbres y modos de guerra que los naturales tienen. Asimismo trata en suma la entrada y
conquista que los españoles hicieron hasta que Arauco se comenzó á rebelar.
CANTO II.
Pónese la discordia que entre los caciques de Arauco hubo sobre la eleccion de capitan general,
y el medio que se tomó por el consejo del cacique Colocolo , con la entrada que por engaño los
bárbaros hicieron en la casa fuerte de Tucapél , y la batalla que con los españoles tuvieron.
Re
WA
CANTO Segundo . 13
Pasábase la noche en gran porfia Varon , el grave peso sosteniendo,
Que causó esta venida entre la gente ; Acá y allá se mueve no cansado ;
Cual se atiene á Lincoya, y cual decia Aunque otra vez la negra sombra espesa
Que es el Caupolicano mas valiente : Tornaba á parecer corriendo apriesa.
Apuestas en favor y contra habia ,
Otros sin apostar dudosamente La luna su salida provechosa
Hácia el oriente vueltos aguardaban Por un espacio largo dilataba :
Si los febeos caballos asomaban . Al fin turbia , encendida y perezosa ,
De rostro y luz escasa se mostraba :
Ya la rosada Aurora comenzaba Paróse al medio curso mas hermosa
Las nubes á bordar de mil labores , A ver la estraña prueba en qué paraba ;
Y á la usada labranza dispertaba Y viéndola en el punto y ser primero
La miserable gente y labradores : Se derribó en el ártico hemisfero ;
Ya á los marchitos campos restauraba
La frescura perdida y sus colores , Y el bárbaro en el hombro la gran viga ,
Aclarando aquel valle la luz nueva , Sin muestra de mudanza y pesadumbre ,
Cuando Caupolican viene á la prueba. Venciendo con esfuerzo la fatiga ,
Y creciendo la fuerza por costumbre.
Con un desden y muestra confiada , Apolo en seguimiento de su amiga
Asiendo del troncon duro y ñudoso , Tendido habia los rayos de su lumbre ;
Como si fuera vara delicada , Y el hijo de Leocan en el semblante
Se le pone en el hombro poderoso : Mas firme que al principio y mas constante.
La gente enmudèció , maravillada
Era salido el sol cuando el enorme
De ver el fuerte cuerpo tan nervoso ;
La color á Lincoya se le muda , Peso de las espaldas despedia ,
Poniendo en su victoria mucha duda. Y un salto dió en lanzándole disforme,
Mostrando que aun mas ánimo tenia :
El bárbaro sagaz despacio andaba , El circunstante pueblo en voz conforme
Y á toda priesa entraba el claro dia ; Pronunció la sentencia , y le decia :
El sol las largas sombras acortaba . Sobre tan firmes hombros descargamos
Mas él nunca descrece en su porfia : El peso y grave carga que tomamos.
Al ocaso la luz se retiraba ,
Ni por esto flaqueza en él habia : Al nuevo juego y pleito difinido ,
Las estrellas se muestran claramente , Con las mas ceremonias que supieron
Y no muestra cansancio aquel valiente. Por sumo capitan fué recibido ,
Y á su gobernacion se sometieron .
Salió la clara luna á ver la fiesta Creció en reputacion , fué tan temido ,
Del tenebroso albergue húmido y frio , Y en opinion tan grande le tuvieron ,
Desocupando el campo y la floresta Queausentes muchas leguas dél temblaban,
De un negro velo lóbrego y sombrío : Y casi como á rey le respetaban .
Caupolican no afloja de su apuesta ,
Antes con nueva fuerza y mayor brio Es cosa en que mil gentes han parado,
Se mueve y representa de manera Y están en duda muchos hoy en dia,
Como si peso alguno no trujera . Pareciéndoles que esto que he contado
Es alguna ficcion ó poesía :
Por entre dos altísimos egidos Pues en razon no cabe , que un senado
La esposa de Titon ya parecia , De tan gran disciplina y policía
Los dorados cabellos esparcidos , Pusiese una eleccion de tanto peso
Que de la fresca helada sacudia , En la robusta fuerza y no en el seso.
Con que á los mustios prados florecidos
Con el húmido humor reverdecia , Sabed que fué artificio , fué prudencia
Y quedaba engastado así en las flores Del sabio Colocolo , que miraba
La dañosa discordia y diferencia
Cual perlas entre piedras de colores.
Y el gran peligro en que su patria andaba,
El carro de Faeton sale corriendo Conociendo el valor y suficiencia
Del mar por el camino acostumbrado : De este Caupolican que ausente estaba ,
Sus sombras van los montes recogiendo Varon en cuerpo y fuerzas estremado ,
De la vista del sol ; y el esforzado De rara industria y ánimo dotado.
14 LA ARAUCANA.
Así propuso astuta y sabiamente , Porque él luego tras ellos diligente
Para que la eleccion se dilatase , Ocupará los pasos y la entrada :
La prueba al parecer impertinente Despues de háberlos bien amonestado
En que Caupolican se señalase , Pusieron en efeto lo tratado.
Y en esta dilacion secretamente
Dándole aviso , á la eleccion llegase , Era en aquella plaza y edificio
La entrada á los de Arauco defendida ,
Trayendo así el negocio por rodeo
A conseguir su fin y buen deseo. Salvo los necesarios al servicio
De la gente española , estatuïda
Celebraba con pompa alli el senado A la defenza de ella y ejercicio
De la justa eleccion la fiesta honrosa , De la fiera Belona embravecida ;
Y el nuevo capitan , ya con cuidado Y así los cautos bárbaros soldados
De dar principio á alguna grande cosa , De feno , yerba y leña iban cargados.
Manda á Palta sargento que , callado ,
De la gente mas presta y animosa Sordos a las demandas y preguntas ,
Ochenta diestros hombres aperciba , Siguen su intento y el camino usado ,
Y á su cargo apartados los reciba. Las cargas en hilera y órden juntas ,
Habiendo entre los haces sepultado
Fueron pues escogidos los ochenta Astas fornidas de ferradas puntas :
De mas esfuerzo y menos conocidos ; Y así contra el castillo , descuidado
Entre ellos dos soldados de gran cuenta Del encubierto engaño , caminaban ,
Por quien fuesen mandados y regidos , Y en los vedados limites entraban .
Hombres diestros , usados en afrenta ,
A cualquiera peligro apercibidos , El puente , muro y puerta atravesando ,
El uno se llamaba Cayeguano , Miserables , los gestos afligidos ,
El otro Alcatipay de Talcaguano . Algunos de cansados cojeando ,
Mostrándose marchitos y encojidos ;
Tres castillos los nuestros ocupados Pero dentro las cargas desatando ,
Tenian para el seguro de la tierra , Arrebatan las armas atrevidos ,
De fuertes y anchos muros fabricados , Con amenaza , orgullo y confianza
Con foso que los ciñe en torno y cierra : De la esperada y súbita venganza.
Guarnecidos de pláticos soldados ,
Usados al trabajo de la guerra ; Los fuertes españoles salteados ,
Caballos , bastimento , artillería Viendo la airada muerte tan vecina ,
Que en espesas troneras asistia. Corren presto á las armas, aterrados
De la estraña cautela repentina ;
Estaba el uno cerca del asiento Y, á vencer ó morir determinados ,
Adonde era la fiesta celebrada ; Cual con celada , cual con coracina ,
Y el araucano ejército contento , Salen á resistir la furia insana
Mostrando no tener al mundo en nada : De la brava y audaz gente araucana .
Que con discurso vano y movimiento
Queria llevarlo todo á pura espada ; Asáltanse con ímpetu furioso ,
Pero Caupolican mas cuerdamente Suenan los hierros de una y otra parte ;
Trataba del remedio conveniente . Alli muestra su fuerza el sanguinoso
Y mas que nunca embravecido Marte :
Habia entre ellos algunas opiniones De vencer cada uno deseoso ,
De cercar el castillo mas vecino ; Buscaba nuevo modo , industria y arte
Otros , que con formados escuadrones De encaminar el golpe de la espada
A Penco enderezasen el camino : Por do diese á la muerte franca entrada ,
Dadas de cada parte sus razones ,
Caupolican en nada desto vino , La saña y el coraje se renueva
Antes , al pabellon se retiraba Con la sangre que saca el hierro duro ;
Y á los ochenta bárbaros llamaba. Y la española gente á la india lleva
A dar de las espaldas en el muro .
Para entrar al castillo fácilmente Ya el infiel escuadron con fuerza nueva
Les da industria y manera disfrazada , Cobra el perdido campo mal seguro ,
Con espresa instruccion que plaza y gente Que estaba de los golpes esforzados
Metan á fuego y á rigor de espada ; Cubierto de armas , y ellos desarmados.
R
CANTO SEGUNDO . 15
Igual andaba la desigual guerra
Viéndose en tanto estrecho los cristianos ,
De temor y vergüenza constreñidos , Cuando los españoles bien armados ,
Las espadas aprietan en las manos , Abriendo con presteza un gran postigo
En ira envueltos y en furor metidos : Salen á la defensa del amigo.
Cargan sobre los fieros araucanos , Acuden los contrarios de otra parte ,
Por el impetu nuevo enflaquecidos ;
Entran en ellos , hieren y derriban , Y en medio de aquel campo y ancho llano ,
Al ejercicio del sangriento Marte
Y á muchos de cuidado y vida privan .
Viene el bando español y el araucano :
Siempre los españoles mejoraban , La primera batalla se desparte ,
Haciendo fiero estrago y tan sangriento Que era de ciento á un solo castellano ,
En los osados indios , que pagaban Vuelven el crudo hierro no teñido
El poco seso y mucho atrevimiento : Contra los que del fuerte habian salido.
Casi defensa en ellos no hallaban
Arrójanse con furia , no dudando
Pierden la plaza y cobran escarmiento :
En las agudas armas por juntarse ,
Al fin de tal manera los trataron
Y con las duras puntas van tentando
Que á fuerza de los muros los lanzaron.
Las partes por do mas puedan dañarse :
Apenas Cayeguan y Talcaguano Cual los ciclopes suelen martillando
Salian , cuando con paso apresurado En las vulcanas yunques fatigarse ,
Asomó el escuadron caupolicano , Asi martillan , baten y cercenan ,
Teniendo el hecho ya por acabado ; Y las cavernas cóncavas atruenan.
Mas viendo el esperado efecto vano , Andaba la victoria así igualmente ;
Y el puente del castillo levantado , Mas gran ventaja y diferencia habia
Pone cerco sobre él , con juramento En el número y copia de la gente,
De no dejarle piedra en el cimiento.
Aunque el valor de España lo suplia :
Sintiendo un español , mozo que habia Pero el soberbio bárbaro , impaciente ,
Demasiado temor en nuestra gente , Viendo que un nuestro á ciento resistia ,
Mas de temeridad que de osadía , Con diabólica furia y movimiento
Cala sin miedo y sin ayuda el puente , Arranca á los cristianos del asiento.
Y puesto en medio dél alto decia : Los españoles sin poder sufrillo
« Salga adelante , salga el mas valiente ; Dejan el campo , y de tropel corriendo
Uno por uno á treinta desafio , Se lanzan por las puertas del castillo ,
Y á mil no negaré este cuerpo mio. » Al bárbaro la entrada resistiendo :
No tan presto las fieras acudieron Levan el puente , calan el rastrillo ,
Al bramar de la res desamparada ; Reparos y defensas previniendo :
Que de lejos sin órden conocieron Suben tiros y fuegos á lo alto ,
Del pueblo y moradores apartada , Temiendo el enemigo y fiero asalto.
Como los araucanos cuando oyeron
Pero viendo ser todo perdimiento ,
Del valiente español la voz osada ,
Y aprovecharles poco ó casi nada ,
Partiendo mas de ciento presurosos , De voto y de comun consentimiento
Del lance y cierta presa codiciosos. Su clara destruícion considerada ,
No porque tantos vengan temor tiene Acuerdan de dejar el fuerte asiento ;
El gallardo español , ni esto le espanta , Y así en la escura noche deseada ,
Antes al escuadron que espeso viene Cuando se muestra el mundo mas quieto
Por mejor recibirle se adelanta : La partida pusieron en efeto.
El curso enfrena , el ímpetu detiene A punto estaban y á caballo , cuando
De los fieros contrarios , que con tanta Abren las puertas , derribando el puente ,
Furia se arroja entre ellos sin recelo , Y á los prestos caballos aguijando
Que rodaron algunos por el suelo. Al escuadron embisten de la frente ;
De dos golpes á dos tendió por tierra , Rompen por él hiriendo y tropellando ,
La espada revolviendo a todos lados : Y sin hombre perder dichosamente
Aquí esparce una junta , y allí cierra Arriban á Puren , plaza segura ,
A donde ve los mas amontonados : Cubiertos de la noche y sombra escura.
16 LA ARAUCANA .
Mientras esto en Arauco sucedia , Tenia con la Imperial concierto hecho
En el pueblo de Penco mas vecino , Que alguna gente armada le enviase ,
Que á la sazon en Chile florecia , La cual á Tucapel fuese en derecho ,
Fértil de ricas minas de oro fino , Donde con él á tiempo se juntase :
El capitan Valdivia residia ; Resoluto en hacer allí de hecho
Donde la nueva por el aire vino , Un ejemplar castigo, que sonase
Que afirmaba con término asignado En todos los confines de la tierra ,
La alteracion y junta del estado. Porque jamas moviesen otra guerra.
El comun , siempre amigo de ruido , Pero dejó el camino provechoso ,
La libertad y guerra deseando , Y, descuidado dél , torció la via ,
Por su parte alterado y removido , Metiéndose por otro , codicioso
Se va con este son desentonando : Que era donde una mina de oro habia :
Al servicio no acude prometido , Y de ver el tributo y don hermoso
Sacudiendo la carga y levantando Que de sus ricas venas ofrecia ,
La soberbia cerviz desvergonzada , Paró de la codicia embarazado ,
Negando la obediencia á Cárlos dada . Cortando el hilo próspero del hado.
Valdivia , perezoso y negligente , A partir (como dije ) antes , llegaba
Incrédulo , remiso y descuidado , Al concierto en el tiempo prometido ;
Hizo en la Concepcion copia de gente , Mas el metal goloso que sacaba
Mas que en ella en su dicha confiado : Le tuvo á tal sazon embebecido :
El cual , si fuera un poco diligente , Despues salió de allí , y se apresuraba
Hallaba en pié el castillo arruïnado , Cuando fuera mejor no haber salido.
Con soldados , con armas , municiones , Quiero dar fin al canto , porque pueda
Seis piezas de campaña y dos cañones. Decir de la codicia lo que queda .
CANTO III .
Valdivia con pocos españoles y algunos indios amigos camina á la casa de Tucapel para hacer
el castigo. Mátanle los araucanos á los corredores en el camino en un paso estrecho y dánle
despues la batalla , en la cual fué muerto él y toda su gente por el grande esfuerzo y valentia
de Lautaro.
¡ Оn incurable mal ! ¡ oh gran fatiga ! Esto y aun mucho mas no era bastante ,
Con tanta diligencia alimentada , Y así la hambre alli lo detenia ;
Vició comun y pegajosa liga , Codicia fué ocasion de tanta guerra ,
Voluntad sin razon desenfrenada ; Y perdicion total de aquesta tierra.
Del provecho y bien público enemiga ,
Sedienta bestia , bidrópica hinchada , Esta fué quien halló los apartados
Indios de las antárticas regiones ;
Principio y fin de todos nuestros males.
¡Oh insaciable codicia de mortales ! Por esta eran sin órden trabajados
Con dura imposicion y vejaciones :
No en el pomposo estado á los señores Pero rotas las cinchas de apretados ,
Contentos en el alto asiento vemos , Buscaron modo y nuevas invenciones
Ni á pobrecillos bajos labradores De libertad , con áspera venganza ,
Libres de esta dolencia conocemos : Levantando el trabajo la esperanza .
Ni el deseo y ambicion de ser mayores
Que tenga fin y límites sabemos : 1 Cuán cierto es , como claro conocemos ,
El fausto , la riqueza y el estado , Que al doliente en salud consejos damos ,
Hincha , pero no harta , al mas templado. Y aprovecharnos dellos no sabemos ;
Pero de predicarlos nos preciamos.
A Valdivia mirad , de pobre infante Cuando en la sosegada paz nos vemos 9
Si era poco el estado que tenia , ¡ Qué bien la dura guerra platicamos !
Cincuenta mil vasallos que delante ¡ Qué bien damos consejos y razones
Le ofrecen doce marcos de oro al dia : Lejos de los peligros y ocasiones !
CANTO TERCERO . 17
¡ Cómo de los que yerran abominan El trabajo y la sangre que ha costado ,
Los que están libres en seguro puerto ! Que de ella está la tierra alimentada ;
¡ Qué bien de allí las cosas encaminan , Y pues tenemos tiempo y aparejo ,
Y dan en todo un medio y buen concierto ! Será bueno tomar nuevo consejo .
¡ Con qué facilidad se determinan ,
Visto el suceso y daño descubierto ! Quien estos son tendreis en la memoria ,
Dios sabe aquel que la derecha via , Pues hay tanta razon de conocellos ,
Metido en la ocasion , acertaria. Que si de ellos no hubiésemos vitoria
Y en campo no pudiésemos vencellos ,
Valdivia iba siguiendo su jornada , Será tal su arrogancia y vanagloria ,
Y el duro disponer del hado duro , Que el mundo no podrá despues con ellos ;
No con la furia y priesa acostumbrada , Dudoso estoy, no sé , no sé qué haga
Présago y con temor de mal futuro : Que á nuestro honor y causa satisfaga.
Sospechoso de bárbara emboscada ,
Por hacer el camino mas seguro . La poca edad y menos esperiencia
Echó algunos delante para prueba , De los mozos livianos que allí habia ,
Pero jamas volvieron con la nueva. Descubrió con la usada inadvertencia
A tal tiempo su necia valentia
Viendo los nuestros ya que al plazo puesto Diciendo : ¡ O capitan ! danos licencia ,
Los tardes corredores no volvian , Que solos diez sin otra compañía
Unos juzgan el daño manifiesto , El bando asolarémos araucano
Otros impedimentos les ponian : Y harémos el camino y paso llano.
18
Hubo consejo y parecer sobre esto ;
Al cabo en caminar se resolvian , Lo que jamas hicimos en estrecho , [ mos ;
Ofreciéndose todos á una suerte , No es bien por nuestro honor que lo haga
A un mismo caso y á una misma muerte. Pues cierto es , que cuanto habemos hecho,
Volviendo atras un paso , lo manchamos :
Aunque el temor alli tras esto vino , Mostremos al peligro osado pecho ,
En sus valientes brazos se atrevieron , Que en él está la gloria que buscamos.
Y á su próspera suerte y buen destino Valdivia , de la réplica sentido ,
El dudoso suceso cometieron : Enmudeció de rabia y de corrido.
No dos leguas andadas del camino ,
Las amigas cabezas conocieron , ¡ O Valdivia , varon acreditado ,
De los sangrientos cuerpos apartadas , Cuánto la verde plática sentiste !
Y en empinados troncos levantadas. No solias tú temer como soldado ,
Mas de buen capitan ahora temiste :
No el horrendo espectáculo presente Vas á precisa muerte condenado ,
Causó en los firmes ánimos mudanza ; Que como diestro y sabio lo entendiste ;
Antes con ira y cólera impaciente Pero quieres perder antes la vida
Se encienden mas , sedientos de venganza : Que sea en ti una flaqueza conocida .
Y de rabia incitados nuevamente
Maldicen y murmuran la tardanza : En esto acaso llega un indio amigo ,
Solo Valdivia calla y teme el punto ; Y á sus piés en voz alta arrodillado
Pero rompió el silencio y pena junto Le dice : O capitan ! mira que digo
Que no pases el término vedado :
Diciendo : ¡ 0 compañeros do se encierra Veinte mil conjurados , yo testigo ,
Todo esfuerzo , valor y entendimiento `! En Tucapel te esperan , protestado
Ya veis la desvergüenza de la tierra , De pasar sin temor la muerte honrosa
Que en nuestro daño da bandera al viento : Antes que vivir vida vergonzosa.
Veis quebrada la fe , rota la guerra ,
Los pactos van del todo en rompimiento : Alguna turbacion dió de repente
Siento la áspera trompa en el oido , Lo que el amigo bárbaro propuso
Y veo un fuego diabólico encendido . Discurre un miedo helado por la gente ;
La triste muerte en medio se les puso :
Bien conoceis la fuerza del estado , Pero el gobernador osadamente ,
Con tanto daño nuestro autorizada : Que tambien hasta allí estuvo confuso ,
Mirad lo que Fortuna os ha ayudado Les dice : ¿Caballeros , qué dudamos ?
Guiando con su mano vuestra espada ; ¿ Sin ver los enemigos nos turbamos ?
2
18 . LA ARAUCANA .
Al caballo con ánimo hiriendo , Ya el araucano ejército movido
Sin mas les persuadir, rompe la via , Por la ronca trompeta obedecida ,
De los miembros el miedo sacudiendo , Con gran estruendo y pasos ordenados
Le sigue la esforzada compañía : Cerraba sin temor por todos lados.
Y en breve espacio el valle descubriendo
La escuadra de Mareande encarnizada ,
De Tucapel, bien lejos parecia
El muro , antes vistoso levantado , Tendia el paso con mas atrevimiento ;
Por los anchos cimientos asolado. Viéndola así Valdivia adelantada ,
No escarmentado , manda á su sargento ,
Valdivia aquí paró , y dijo : ¡ O constante Que escogiendo la gente mas granada
Española nacion de confianza ! Dé sobre ella con recio movimiento ;
Por tierra está el castillo tan pujante , Pero diez españoles solamente
Que en él solo estribaba mi esperanza : Pusieron á la muerte osada frente.
El pérfido enemigo veis delante ;
Ya os amenaza la contraria lanza : Contra el escuadron bárbaro importuno
En esto mas no tengo que avisaros , Ir se dejan sin miedo á rienda floja ,
Pues solo el pelear puede salvaros. Y en el encuentro de los diez , ninguno
Dejó allí de sacar la lanza roja :
Estaba como digo así hablando , Desocupó la silla solo uno ,
Que aun no acababa bien estas razones , Que con la basca y última congoja
Cuando por todas partes rodeando De la rabiosa muerte el pecho abierto ,
Los iban con espesos escuadrones , Sobre la llaga en tierra cayó muerto.
Las astas de anchos hierros blandeando ,
Y los nueve despues tambien cayeron ,
Gritando : engañadores y ladrones ! Haciendo tales hechos señalados ,
La tierra dejaréis hoy con la vida ,
Pagándonos la deuda tan debida. Que digna y justamente merecieron
Ser de la eterna fama levantados :
Viendo Valdivia serle ya forzoso Hechos pedazos todos diez murieron ,
Que la fuerza y fortuna se probase , Quedando de su muerte antes vengados :
Mandó que al escuadron menos copioso En esto la española trompa oida
Y mas vecino , á fin que no cerrase , Dió la postrer señal de arremetida.
Saliese Boyadilla , el cual furioso ,
Sin que Valdivia mas le amonestase , Salen los españoles de tal suerte
Los dientes y las lanzas apretando ,
Con poca gente y con esfuerzo grande ,
Asalta el escuadron de Mareande. Que de cuatro escuadrones , al mas fuerte
Le van un largo trecho retirando :
La piquería del bárbaro calada , Hieren , dañan , tropellan , dan la muerte,
A los pocos soldados atendia ; Piernas , brazos , cabezas cercenando :
Pero al tiempo del golpe levantada , Los bárbaros por esto no se admiran ,
Abriendo un gran portillo , se desvía : Antes cobran el campo y los retiran.
Dales sin resistir franca la entrada ,
Y en medio el escuadron los recogia ; Sobre la vida y muerte se contiende ,
Las hileras abiertas se cerraron , Perdone Dios á aquel que allí cayere ;
Y dentro á los cristianos sepultaron. Del un bando y del otro asi se ofende ,
Que de ambas partes mucha gente muere:
Como el caiman hambriento, cuando siente Bien se estima la plaza y se defiende ;
El escuadron de peces , que cortando Volver un paso atras ninguno quiere :
Viene con gran bullicio la corriente , Cubre la roja sangre todo el prado ,
El agua clara en torno alborotando ; Tornándole de verde colorado.
Que abriendo la gran boca , cautamente
Recoge allí el pescado , y apretando Del rigor de las armas homicidas
Las cóncavas quijadas lo deshace , Los templados arneses reteñian ,
Y al insaciable vientre satisface : Y las vivas entrañas escondidas
Con carniceros golpes descubrian ;
Pues de aquella manera recogido Cabezas de los cuerpos divididas ,
Fué el pequeño escuadron del homicida , Que aun el vital espíritu tenian ,
Y en un espacio breve consumido , Por el sangriento campo iban rodando ,
Sin escapar cristiano con la vida. Vueltos los ojos ya paladeando.
CANTO TERCERO . 19
El enemigo hierro riguroso Volved , no rehuseis tan gran vitoria ,
Todo en color de sangre lo convierte ; Que os está el hado próspero llamando :
Siempre el acometer es mas furioso , A lo menos firmad el pié ligero ,
Pero ya el combatir es menos fuerte : Veréis como en defensa vuestra muero.
Ninguno allí pretende otro reposo En esto una nervosa y gruesa lanza
Que el último reposo de la muerte :
El mas medroso atiende con cuidado Contra Valdivia , su señor, blandia :
Dando de sí gran muestra y esperanza ,
A solo procurar morir vengado.
Por mas los persuadir arremetia :
La rabia de la muerte y fin presente Y entre el hierro español así se lanza
Crió en los nuestros fuerza tan estraña , Como con gran calor en agua fria
Que con deshonra y daño de la gente Se arroja el ciervo en el caliente estio
Pierden los araucanos la campaña : Para templar el sol con algun frio .
"}
Al fin dan las espaldas , claramente
Suenan voces : vitoria ! España ! España ! De solo el primer bote uno atraviesa ,
Mas el incontrastable y duro hado Otro apunta por medio del costado ,
Dió un estraño principio á lo ordenado. Y aunque la dura lanza era muy gruesa
Salió el hierro sangriento al otro lado :
1
Un hijo de un cacique conocido , Salta , vuelve , revuelve con gran priesa ,
Que á Valdivia de paje le servia Y barrenando el muslo á otro soldado ,
Acariciado dél y favorido , En él la fuerte pica fué rompida ,
En su servicio à la sazon venia : Quedando un grueso trozo en la herida.
Del amor de su patria conmovido ,
Rota la asta dañosa , luego aferra
Viendo que á mas andar se retraia ,
' Del suelo una pesada y dura maza ;
Comienza á grandes voces á animarla , Mata , hiere , destroza y echa á tierra ,
Y con tales razones á incitarla :
Haciendo en breve espacio larga plaza :
¡ O ciega gente , del temor guiada ! En él se resumió toda la guerra ;
¿ A dó volveis los temerosos pechos ? Cesa el alcance y dan en él la caza ;
Que la fama en mil años alcanzada Mas él aquí y allí va tan liviano ,
Aquí perece y todos vuestros hechos : Que hieren por herirle el aire vano.
La fuerza pierden hoy, jamas violada ,
Vuestras leyes , los fueros y derechos : ¿ De quién prueba se oyó tan espantosa ,
De señores , de libres , de temidos , Ni en antigua escritura se ha leido ,
Quedais siervos , sujetos y abatidos. Que estando de la parte vitoriosa
Se pase á la contraria del vencido ?
Manchais la clara estirpe y decendencia , Y que solo valor, y no otra cosa ,
Y enjeris en el tronco generoso De un bárbaro muchacho , haya podido
Una incurable plaga , una dolencia , Arrebatar por fuerza á los cristianos
Un deshonor perpetuo , ignominioso : Una tan gran vitoria de las manos?
Mirad de los contrarios la impotencia ,
La falta del aliento , y el fogoso No los dos Publios Decios , que las vidas
Sacrificaron por la patria amada ,
Latir de los caballos , las hijadas
Llenas de sangre y de sudor bañadas. Ni Curcio , Horacio , Scevola y Leonidas
Dieron muestra de si tan señalada :
No os desnudeis del hábito y costumbre Ni aquellos que en las guerras mas reñidas
Que de nuestros abuelos mantenemos , Alcanzaron gran fama por la espada ,
Ni el araucano nombre , de la cumbre Furio , Marcelo , Fulvio , Cincinato ,
A estado tan infame derribemos : Marco Sergio , Filon , Sceva y Deniato.
Huid el grave yugo y servidumbre ;
Decidme estos famosos , ¿ qué hicieron
Al duro hierro psado pecho demos ;
¿ Porqué mostrais espaldas esforzadas Que al hecho deste bárbaro igual fuese?
¿ Qué empresa ó qué batalla acometieron
Que son de los peligros reservadas ?
Que á lo menos en duda no estuviese?
Fijad esto que digo en la memòria , ¿ A qué riesgo y peligro se pusieron
Que el ciego y torpe miedo os va turbando; Que la sed del reinar no los moviese ?
Dejad de vos al mundo eterna historia , ¿Y de intereses grandes insistidos
Vuestra sujeta patria libertando : Que a los tímidos hacen atrevidos ?
萬
20 LA ARAUCAÑA .
Muchos emprenden hechos hazañosos Valdivia con Ongolmo se ha topado ,
Y se ofrecen con ánimo á la muerte , Y hanse el uno al otro acometido ,
De fama y vanagloria codiciosos , Hiere Valdivia á Ongolmo en una mano,
Que no saben sufrir un golpe fuerte : Haciendo el araucano el golpe en vano.
Mostrándose constantes y animosos ,
Hasta que ven ya declinar su suerte , Pasa recio Valdivia , y va furioso ,
Que con Ongolmo mas no se detiene ,
Faltándoles valor y esfuerzo á una , Y adonde Leucoton , mozo animoso ,
Rolo el crédito frágil de fortuna.
Estaba en una gran pendencia , viene :
Este el decreto y la fatal sentencia , Que contra Juan de Lamas y Reinoso
En contra de su patria declarada , Solo su parte y opinion mantiene ;
Turbó y redujo á nueva diferencia , El cual con su destreza y mucho seso
Y al fin bastó á que fuese revocada : La guerra sustentaba en igual peso.
Hizo á Fortuna y Hados resistencia ,
Forzó su voluntad determinada , Partióse esta batalla , porque cuando
Y contrastó el furor del vitorioso , Valdivia llegó adonde combatia ,
Parte acudió del araucano bando ,
Sacando vencedor al temeroso.
Que en su ayuda y defensa se metia :
Estaba el suelo de armas ocupado , Fuese el daño y destrozo renovando ;
Y el desigual combate mas revuelto , De un cabo y de otro gente concurria :
Cuando Caupolicano reportado , Sube el alto rumor á las estrellas ,
A las amigas voces habia vuelto : Sacando de los hierros mil centellas.
Tambien habian sus gentes reparado ,
Con vergonzoso ardor en ira envuelto , Gran rato anduvo en término dudoso
De ver que un solo mozo resistia La confusa vitoria de esta guerra ;
Lleno el aire de estruendo, sonoroso.
A lo que tanta gente no podia.
Roja de sangre y húmida la tierra :
Cual suele acontecer á los de honrosos Quién busca y solo quiere un fin honroso,
Animos , de repente inadvertidos , Quién á los brazos con el otro cierra ,
O cuando en los lugares sospechosos Y por darle mas presto cruda muerte
Piensan otros que van desconocidos , Tienta con el puñal lo menos fuerte.
Que en pendencias y encuentros peligrosos
Huyen ; pero si ven que conocidos A Juan de Gudiél no le fué sano
El tenerse en la lucha por maëstro ,
Fueron de quien los sigue , avergonzados ,
Vuelven furiosos , del honor forzados : Porque sin tiempo y con esfuerzo vano
Cerró con Guaticol , no menos diestro :
Así los araucanos revolviendo Y en aquella sazon Puren , su hermano ,
Contra los vencedores arremeten ; Que estaba cerca dél , en el siniestro
Y las rendidas armas esgrimiendo , Lado le abrió con daga una herida ,
A voces de morir todos prometen : Por do la muerte entró y salió la vida.
Treme y gime la tierra del horrendo
Furor con que ambas partes se acometen , Andres de Villaroel , ya enflaquecido
Derramando con rabia y fuerza brava Por la falta de sangre derramada ,
Andaba entre los bárbaros metido
Aquella poca sangre que quedaba.
Procurando la muerte mas honrada.
Diego Oro alli derriba á Paynaguala , Tambien Juan de las Peñas , mal herido,
Que de una punta le atraviesa el pecho ; Rompiendo por la espesa gente armada ,
Pero Caupolicano le señala , Se puso junto dél ; y así la suerte
Dejándole gozar poco del hecho : Los hizo á un tiempo iguales en la muerte .
Al sesgo la ferrada maza cala ,
Aunque el furioso golpe fué al derecho Era la diferencia incomparable
Del número infiël al bautizado :
Pues quedó por de dentro la celada
Es el un escuadron inumerable ,
De los bullentes sesos rociada. El otro hasta sesenta numerado :
Tras este otro tendió desfigurado , Ya incierta la Fortuna variable ,
Tanto que nunca mas fué conocido ; Que dudosa hasta entonces habia estado ,
Que la armada cabeza y todo el lado Aprobó la maldad , y dió por justa
Donde el golpe alcanzó quedó molido : La causa y opinion hasta alli injusta .
www
CANTO TERCERO. 21
Dos mil amigos bárbaros soldados , Valdivia , como mísero cautivo ,
Que el bando de Valdivia sustentaban , Responde y pide humilde y obediente
En el flechar del arco ejercitados , Que no le dé la muerte , y que le jura
El sangriento destrozo acrecentaban Dejar libre la tierra en paz segura.
Derramando mas sangre , y esforzados ,
En la muerte tambien acompañaban Cuentan que estuvo de tomar movido
A la española gente , no vencida Del contrito Valdivia aquel consejo ;
En cuanto sustentar pudo la vida. Mas un pariente suyo empedernido ,
A quien él respetaba por ser viejo ,
Cuando de aqueste y cuando de aquel canto Le dice : por dar crédito à un rendido
Mostraba el buen Valdivia esfuerzo y arte, Quieres perder tal tiempo y aparejo ?
Haciendo por la espada todo cuanto Y apuntando á Valdivia en el celebro
Pudiera hacer el poderoso Marte : Descarga un gran baston de duro enebro .
No basta á reparar él solo tanto ,
Que falta de los suyos la mas parte : Como el furioso toro , que apremiado
Los otros , aunque ven su fin tan cierto , Con fuerte amarra al palo, está bramando,
Ningun medio pretenden ni concierto. De la timida gente rodeado ,
Que con admiracion le está mirando ;
De dos en dos , de tres en tres cayendo Y el diestro carnicero ejercitado ,
Iba la desangrada y poca gente , El grave y duro mazo levantando ,
Siempre el impetu bárbaro creciendo , Recio al cogote cóncavo desciende ,
Con el ya declarado fin presente : Y muerto estremeciéndose le tiende :
Fuese el número flaco resumiendo
En catorce soldados solamente , Asi el determinado viejo cano ,
Que constantes rendir no se quisieron Que á Valdivia escuchaba con mal ceño ,
Hasta que al crudo hierro se rindieron. Ayudándose de una y otra mano 9
En alto levantó el ferrado leño :
Solo quedó Valdivia acompañado No hizo el crudo viejo golpe en vano ,
De un clérigo , que acaso allí venia ; Que á Valdivia entregó al eterno sueño ,
Y viendo así su campo destrozado , Y en el suelo con súbita caïda ,
El mal remedio y poca compañía , Estremeciendo el cuerpo , dió la vida.
Dijo : Pues pelear es escusado ,
Procuremos vivir por otra vía ; Llamábase este bárbaro Leocato ,
Pica en esto al caballo á toda prisa , Y el gran Caupolican dello enojado ,
Tras corriendo el clérigo de misa. Quiso enmendar el libre desacato ,
Pero fué del ejército rogado :
Cual suelen escapar de los monteros Salió el viejo de aquello al fin barato ,
Dos grandes jabalís fieros , cerdosos , Y el destrozo del todo fué acabado ,
Seguidos de solicitos rastreros Que no escapó cristiano de esta prueba
De la campestre sangre codiciosos ; Para poder llevar la triste nueva.
Y salen en su alcance los ligeros
Lebreles irlandeses generosos ; Dos bárbaros quedaron con la vida
Con no menor codicia y piés livianos Solos de los tres mil ; que como vieron
Arrancan tras los miseros cristianos. La gente nuestra rota y de vencida ,
En un jaral espeso se escondieron :
Tal tempestad de tiros , señor, lanzan , De alli vieron el fin de la reñida
Cual el turbion que granizando viene : Guerra , y puestos en salvo lo dijeron ,
En fin , á poco trecho los alcanzan , Que como las estrellas se mostraron ,
Que un paso cenagoso los detiene : Sin ser de nadie vistos se escaparon.
Los bárbaros sobre ellos se abalanzan :
La escura noche en esto se subia
Por valiente el postrero no se tiene :
A mas andar á la mitad del cielo ,
Murió el clérigo luego , y maltratado
Trujeron á Valdivia ante el senado. Y con las alas lóbregas cubria
El orbe y redondez del ancho suelo :
Caupolican , gozoso en verle vivo Cuando la vencedora compañía ,
Y en el estado y término presente , Arrimadas las armas sin recelo ,
Con voz de vencedor y gesto altivo Danzas en anchos cercos ordenaban A
Le amenaza y pregunta juntamente. Donde la gran vitoria celebraban.
SONY
22 LA ARAUCANA .
Fué la nueva en un punto discurriendo Mas hase de atender à que , pudiendo
Por todo el araucano regimiento , Ganar, no se aventure á perder nada ;
Y antes que el sol se fuese descubriendo Y así , con este celo y fin , procuro
El campo se cubrió de bastimento : No poner en peligro lo seguro.
Gran multitud de gente concurriendo ,
Se forma un general ayuntamiento Tomad con discrecion los pareceres
De mozos , viejos , niños y mujeres , Que van á la razon mas arrimados ,
Participes en todos los placeres. Pues cobrar vuestros hijos y mujeres
Está en ir los principios acertados :
Cuando la luz las aves anunciaban , Vuestra fama , el honor, tierra y haberes ,
Y alegr es sus canta res repet ian , A punto están de ser recuperados ;
Un sitio de altos árboles cercaban , Que el Tiempo, que es el padre del consejo,
Que una espaciosa plaza contenian : En las manos nos pone el aperejo.
Y en ellos las cabezas empalaban
Que de españoles cuerpos dividian : A Valdivia y los suyos habeis muerto ,
Los troncos , de sus ramas despojados , Y una importante plaza destruïdo :
Eran de los despojos adornados ; Venir á la venganza será cierto 1
Luego que en las ciudades sea sabido :
Y dentro de aquel círculo y asiento , Demos al enemigo el paso abierto ,
Cercado de una amena y gran floresta , Esto asegura mas nuestro partido :
En memoria y honor del vencimiento , Vengan , vengan con furia á rienda suelta ,
Celebran de beber la alegre fiesta : Que difícil será despues la vuelta .
→ El vino así aumentó el atrevimiento
La vitoria tenemos en las manos ,
Que España en gran peligro estaba puesta ,
Pues que promete el mínimo soldado Y pasos en la tierra mil seguros ,
De no dejar cimiento levantado. De ciénagas , lagunas y pantanos ,
Espesos montes ásperos y duros :
Era allí la opinion generalmente Mejor pelean aquí los araucanos :
Que sin tardar, doblando las jornadas , Españoles mejor dentro en sus muros :
Partiese un grueso número de gente Cualquier hombre , en su casa acometido ,
A dar en las ciudades descuidadas : Es mas sabio , mas fuerte y atrevido.
Que tomadas de salto y de repente ,
Serian con solo el miedo arruïnadas ; Esto os vengo á decir, porque se entienda
Y la patria en su honor restituïda Cuanto con mas seguro acertarémos ,
No dejando cristiano con la vida. Para poder tomar la justa enmienda ,
Que en sitios escogidos esperemos ,
Y dado órden bastante , y esto hecho , Donde nohabrá en el mundo quien defienda
Para acabar de ejecutar su saña , La razon y derecho que tenemos :
Con gran poder y ejército , de hecho Cuando temor tuviesen de buscarnos ,
Querian pasar la vuelta de la España : A sus casas iremos a alojarnos.
Pensándola poner en tanto estrecho ,
Por fuerza de armas, puestos en campaña, Con atencion de todos escuchada
Que fuesen cultivadas las iberas Fué la oracion que el general hacia ,
Tierras de las naciones estranjeras. Siendo de los mas de ellos aprobada ,
Por ver que á su remedio convenia ;
El hijo de Leocano bien entiende La gente ya del todo sosegada ,
El vano intento , y quiere desviarlo , Caupolican al jóven se volvia
Que como diestro y sabio , otro pretende , Por quien fué la vitoria , ya perdida ,
Y por mejor camino enderezarlo : Con milagrosa prueba conseguida.
El tiempo espera y la sazon atiende
Por darle mas favor, lo tenia asido
Que estén mejor dispuestos á tratarlo :
La fiesta era acabada y borrachera , Con la siniestra de la diestra mano ,
Cuando á todos los habla en tal manera : Diciéndole : ¡ O varon , que has estendido
El claro nombre y límite araucano !
Menos que vos , señores , no pretendo Por ti ha sido el estado redimido ,
La dulce libertad tan estimada , Tú le sacaste del poder tirano :
Ni que sea nuestra patria , yo defiendo , A ti solo se debe esta vitoria ,
En el sublime trono restaurada : Digna de premio y de inmortal memoria.
CANTO CUARTO. 23
Ya , señores , pues es tan manifiesto Llegó á Caupolican estando en esto
(Esto dijo volviéndose al senado ) Un bárbaro turbado sin aliento ,
El punto en que Lautaro nos ha puesto , Perdida la color, mudado el gesto ,
(Que así el valiente mozo era llamado ) : Cubierto de sudor y polvoriento ,
Yo por remuneralle en algo desto , Diciéndole : Señor, socorre presto ,
R
Con vuestra autoridad que me habeis dado, Tu campo es roto y cierto el perdimiento ;
Por paga, aunque á tal deuda insuficiente , Que la gente que estaba en la emboscada
Le hago capitan y mi teniente. Es muerta la mas della y destrozada.
Con la gente de guerra que escogiere , Por tierra de Elicura son bajados
Pues que ya de sus obras sois testigos , Catorce valentísimos guerreros ,
En el sitio que mas le pareciere De corazas finísimas armados ,
Se ponga á recibir los enemigos , Sobre caballos prestos y ligeros :
Adonde hasta que vengan los espere ; Por estos solos son desbaratados
Porque yo con la resta y mis amigos Dos escuadrones tuyos de piqueros ;
Ocuparé la entrada de Elicura , Y visto el gran estrago , al improviso
Aguardando la misma coyuntura. Parti corriendo á darte de ello aviso .
Del grato mozò el cargo fué acetado , Caupolican con muestra no alterada ,
Con el favor que el general le daba : Hizo que del temor se asegurase ,
Aprobólo el comun aficionado ; Diciendo que tan poca gente armada
Si á alguno le pesó no lo mostraba : Al cabo era imposible que escapase ;
Y por el orden y uso acostumbrado Y con la diligencia acostumbrada
El gran Caupolican le trasquilaba , Mandó al nuevo teniente que guiase
Dejándole el copete en trenza largo , Con la mas presta gente por la via ,
Insignia verdadera de aquel cargo. Que luego con el resto le seguia .
Fué Lautaro industrioso , sabio , presto , Lautaro , en lo acetar no perezoso ,
De gran consejo , término y cordnra , Escogiendo una escuadra suficiente ,
Manso de condicion y hermoso gesto , Marcha con tanta priesa , codicioso
Ni grande ni pequeño de estatura : De ganar opinion entra la gente....
El ánimo en las cosas grandes puesto , Mas de Marte el estruendo sonoroso
De fuerte trabazon y compostura , Me llama , que me tardo injustamente :
Duros los miembros , recios y nervosos , De los catorce es tiempo que se trate,
Anchas espaldas , pechos espaciosos . Y del sangriento y áspero combate.
Por él las fiestas fueron alargadas , Estiéndase su fama y sea notoria ,
Ejercitando siempre nuevos juegos Pues que tanto su espada resplandece ,
De saltos , luchas , pruebas nunca usadas , Y de ellos se eternice la memoria
Danzas de noche en torno de los fuegos. Si valor en las armas lo merece :
Habia precios y joyas señaladas , Testimonio dará dello la historia ;
Que nunca los troyanos ni los griegos , Pero acabar el canto me parece ;
Cuando los juegos mas continuaron , Que á decir tan gran cosa no me atrevo ,
Tan ricas y estimadas las sacaron . Sino es con nuevo aliento y canto nuevo .
CANTO IV .
Vienen catorce españoles por concierto á juntarse con Valdivia en la fuerza de Tucapel : hallan
los indios en una emboscada con los cuales tuvieron un porfiado reencuentro : llega Lautaro
con gente de refresco mueren siete españoles y todos los amigos que llevan escápanse los
otros por una gran ventura.
26 LA ARAUCANA.
El buen Gonzalo Hernandez , presumiendo Cortés un golpe suyo reparando ,
Imitar al de Córdoba famoso , La cabeza inclinó entre los arzones .
Iba por el ejército rompiendo , Llevándole el caballo medio muerto ,
No menos diestro y fuerte que animoso . Suelto elfreno, corriendo á campo abierto.
Peñalosa y Vergara conociendo
Con el cuello inclinado adormecido
Que vencer o morir era forzoso ,
Acá y allá el caballo le traia ;
Hacen de sus personas arriscadas
Pero tornando luego en su sentido ,
De esfuerzo y fuerza pruebas señaladas.
Vergonzoso las riendas recogia :
El valiente soldado de Escalona , Vuelve á buscar aquel que le ha herido ,
La rigurosa espada ejercitando , Y al punto que miró le conocia ,
Aventura y señala su persona Que al mayor araucano que alli andaba
Mil bárbaros valientes señalando : De los hombros arriba le llevaba.
Don Leonardo Manrique no perdona
Conócelo tambien en la braveza
Los golpes que recibe , antes doblando
Que mostraba , animando alli su gente ,
Los suyos con gran priesa y mayor ira ,
Y en la facilidad y ligereza
Los castiga , maltrata y los retira.
Con que esgrime la maza diestramente.
Otro , pues , que de Córdoba se llama , Como el suelto lebrel , por la maleza
Mozo de grande esfuerzo y valentia , Se arroja al jabalí fiero y valiente ,
Tanta sangre araucana allí derrama , Asi asalta Cortés al araucano ,
Que hizo mas de cien viudas aquel dia : La adarga al pecho, el duro hierro en mano.
Por una , que venganza al cielo clama ,
Saltan todas las otras de alegría ; Al través le hirió por un costado ,
No le valiendo el coselete duro ;
Que al fin son las mujeres variables ,
Amigas de mudanzas y mudables . Mas de aquella manera le ha mudado ,
Que mudára un peñasco ó fuerte muro :
Cortés y Pero-Niño por un lado Pasa recio el caballo espoleado ,
Hacen un fiero estrago y cruda guerra ; Y Cortés de Lincoya ya seguro ,
Moran , Gomez de Almagro y Maldonado Por medio de la espesa escuadra hiende,
Siembran de cuerpos bárbaros la tierra : Y al un lado y al otro muchos tiende.
El Herrero , como hombre acostumbrado
Y diestro en golpear , mata y atierra : Almagro cuerpo á cuerpo combatia
Pues Nereda tambien , que era maestro , Con el joven Guacon , soldado fuerte ;
Hiere , derriba á diestro y á siniestro. Pero presto la lid se decidia ,
Que poco se mostró neutral la suerte :
Como si fueran á morir desnudos , De un golpe Almagro al bárbaro heria ,
Las rabiosas espadas así cortan ; Pordonde una ancha puerta abrió á la muer
Con tanta fuerza bajan golpes crudos , Sale de ella de sangre roja un rio , [ te ,
Que poco fuertes armas les importan : Y ocupa el desangrado cuerpo el frio .
Lo que sufrir no pueden los escudos ,
Los insensibles cuerpos los comportan Airado Castañeda en la batalla
En furor encendidos , de tal suerte , Mata , atropella , daña , hiere , ofende ;
Que no sienten los golpes ni aun la muerte. Acaso á Narpo á la derecha halla ,
Y allí la rigurosa espada tiende :
Antes de rabia y cólera abrasados , No le valió el jubon de fina malla ,
Con poderosos golpes los martillan , Ni un peto de dos cueros le defiende ,
Y de muchos con fuerza redoblados Que la furiosa punta no calase ,
Los cargados caballos arrodillan : Y el cuerpo del espiritu privase.
Abollan los arneses relevados ,
Abren , desclavan , rompen , deshebillan : La gente una contra otra se embravece ,
Ruedan las rotas picas y celadas Crece el hervor, corage y la revuelta ,
Y el rio la corriente sangre crece ,
Y el aire atruena el son de las espadas.
Bárbara y española toda envuelta :
Lincoya combatiendo y derribando Del grueso aliento el aire se escurece ,
Anima con hervor los escuadrones , Alguna infernal furia andaba suelta ,
Contra su fuerza y maza no bastando Que por llevar á tantos en un dia
De crestas altas fuertes morriones . Diabólico furor les infundia.
CANTO CUARTO . 27
Tanto el teson entre ellos ha durado , Pero Moran gritó no estoy de suerte
Que espanta como alzar pueden los brazos ; Que me sienta de esfuerzo enflaquecido ;
Estaban por el uno y otro lado Que solo , así herido , soy bastante
De amontonados cuerpos los ribazos . A vencer cuantos veis que estan delante.
El sol habia en su curso declinado ,
Cuando ya sin vigor hechos pedazos , Pica el caballo temerariamente ,
De manera igualmente enflaquecian , Que galopear no puede de cansado ,
. Contra todo aquel número de gente ,
Que moverse adelante no podian .
Que en escuadron estaba reformado :
Como el aliento y fuerzas van faltando Pero Gonzalo Hernandez diligente
A dos valientes toros animosos Se le puso delante acelerado ,
Cuando en la fiera lucha porfiando Que ya Lincoya al paso le salia ,
Se muestran igualmente poderosos , Y al puesto , aunque por fuerza , le volvia.
Que se van poco á poco retirando
Rostro á rostro con pasos perezosos , Con grande alarde, estruendo y movimien
Cubiertos de un humor y espeso aliento , Sobre la cumbre de una verde loma , [ to,
Tendidas las banderas por el viento ,
Y esparcen con los piés la arena al viento ;
Lautaro con la presta gente asoma
Los dos puestos así se retiraron , Como cuando de lejos el hambriento
Sin sangre y sin vigor desalentados , Leon , viendo la presa , placer toma ,
Que jamas las espaldas se mostraron , Y mira acá y allá , feroz rugiendo ,
Mas siempre frente à frente careados ; El bedijoso cuello sacudiendo ;
Ambos á un mismo tiempo repararon ,
A un punto hicieron alto , y desviados Lautaro así veloz , por un repecho
Los unos de los otros tanto estaban , Bajaba , enderczando á los de España ,
Que aun un tiro de flecha no distaban. Pensando él solo dar fin á aquel hecho ,
Si no le desamparan la campaña.
Mirábanse del uno y otro bando Delante de su gente va gran trecho :
En el sitio y contrario alojamiento , Digna es de celebrarse tal hazaña ;
Cubiertos de agua y sangre , y jadeando , Solos catorce esperan , hechos piezas ;
Que no pueden hartarse del aliento : Rotos los brazos , piernas y cabezas.
Los fatigados miembros regalando ,
El pecho y boca abierta al fresco viento , Cuatro mil sobrevienen vitoriosos ,
Que con templados soplos respiraba , Apiñados los nuestros los esperan ,
Mitigando del sol la fuerza brava. No de ver tanta gente temerosos ,
Porque aunmorir con mas honor quisieran :
Y desde allí con lenguas injuriosas Los fieros enemigos orgullosos
A falta de las manos se ofendian : En alta voz gritaban : mueran ! mueran !
Diciéndose palabras afrentosas Y el lincoyano ejército animado ,
La muerte con rigor se prometian ; Tambien acometió por otro lado.
Y á vueltas de esto flechas peligrosas
Los enemigos arcos despedian , Lanzaron los caballos los cristianos ,
Que aunque el aliento y fuerza les faltaba Batiendo bien de espacio el hueco suelo
El rabioso rencor las arrojaba . Contra los descansados araucanos
Que fieros amenazan tierra y cielo :
Yo no sé de cual brazo descansado Vienen con tardos piés á prestas manos ,
Una flecha con ímpetu saliendo , Y del primer encuentro hecho un hielo
A manera de rayo arrebatado , Pero-Niño tocó la blanca arena ,
El aire con rumor iba rompiendo : Bañándola de sangre en larga vena.
Tocó en soslayo á Córdoba en un lado ,
Atravesóle el cuerpo la herida ,
Y la furiosa punta no prendiendo ,
Aunque en atribuirla hay desconcierto :
Torció á Moran el curso , y encarnada
For el ojo derecho abrió la entrada . Unos dicen que Angol fué el homicida ,
Otros que Leocoton , y esto es mas cierto :
El buen Moran con mano cruda y fuerte Cualquier de ellos que fué , de gran caida
Sacó la flecha y ojo en ella asido ; Pero-Niño quedó en el campo muerto
Gonzalo , al duro paso de la muerte Con un trozo de pica atravesado ,
Le apercibe , y esfuerza condolido ; Donde fué del tropel despedazado .
28 LA ARAUCANA .
Tambien el de Manrique volteando Cala un golpe con toda su potencia ,
A los piés de Lautaro muerto vino ; Mas el presto caballo se desvía :
Rompen los otros doce, enderezando Tucapel de furioso el tiro yerra ,
Por las espesas armas al camino : Y el ferrado troncon metió por tierra.
Pero Ongolmo , los piés apresurando ,
De un golpe derribó fuera de tino No escapó Maldonado de la muerte ,
A Nereda , que en guerras era esperto ; Que al punto llega el bravo Lemolemo
Cortés de muy herido cayó muerto. Con un largo baston ñudoso y fuerte ,
A menera de corvo y grueso remo :
Tras él al suelo fué Diego García , Y un golpe le señala de tal suerte ,
De una llaga mortal abierto el pecho ; Que no le erró el ferrado y duro estremo,
De otro golpe Escalona se tendia Ni celada prestó de estofa llena ,
Que Tucapel le acierta por derecho : Que los sesos saltaron por la arena .
Los demas españoles en la via
(Considere quien ya se vió en estrecho ) En esto una gran nube tenebrosa ,
Con cuanta priesa baten las hijadas El aire y cielo súbito turbando ,
De los lasos caballos desangradas . Con una oscuridad triste y medrosa
Del sol la luz escasa fué ocupando :
El fiero Tucapel haciendo guerra Salta Aquilon con furia procelosa
A todos con audacia los asalta , Los árboles y plantas inclinando ,
Y en viendo que estos dos baten la tierra , Envuelto en raras gotas de agua gruesas ,
Gallardo por encima dellos salta : Que luego descargaron mas espesas.
Topa á Almagro y con él ligero cierra ,
Como el diestro atambor, que apercibiendo
En los piés levantado , y la maza alta ,
Que sobre él derribándola venia Al duro asalto y fiera batería ,
Con toda la pujanza que tenia. Ya con los tardos golpes previniendo
La presta y animosa compañía ;
O fué mal tiento , ó furia que llevaba , Pero el punto y señal última oyendo ,
O que el sumo señor quiso librallo , Suena la horrenda y áspera armonía :
Que el tiro á la cabeza señalaba , Así el negro nublado turbulento
Y á dar vino á las ancas del caballo : Lanza un diluvio súbito y violento .
Con tanta fuerza el golpe le cargaba ,
Que Almagro mas no pudo meneallo , En escura tiniebla el cielo vuelto ,
La furiosa tormenta se esforzaba ,
Que dando derrengado de manera
Que si fuera de masa ó blanda cera. Agua , piedras y rayos todo envuelto
En espesos relámpagos lanzaba :
Almagro con presteza por un lado , El araucano ejército revuelto
Viendo el caballo cojo , se derriba , Por acá y por allá se derramaba :
Ora fué su ventura y diestro hado , Crece la tempestad horrenda , tanto
Ora siniestro del que tras él iba , Que á los mas esforzados puso espanto .
El cual era el valiente Maldonado ,
Que envuelto en sangre y polvo al punto ar De Juan Gomez la próspera ventura
Que el golpe segundaba Tucapelo , [riba Hizo que al punto el cielo se cerrase ;
Y por poco con él diera en el suelo. Y la tiniebla de la noche escura
Gran rato en su favor se anticipase :
Con el ginete estribo en el derecho Turbado se metió en una espesura
Lado al bárbaro encuentra de pasada , Hasta tanto que el ímpetu pasase
Y cuatro ó cinco pasos ó mas trecho De aquella gente bárbara furiosa ,
Lo lleva hacia delante por la estrada : De la española sangre codiciosa.
Brama el bárbaro ardiendo de despecho ;
Vibora no se vió mas enconada , Cuando vió en su violencia el torbellino ,
Ni pisado escorpion vuelve tan presto Y que él podia salir mas encubierto ,
Como el indio volvió el airado gesto. El bosque deja y toma su camino ,
Que el temor se le muestra bien abierto :
Muda el intento , muda la sentencia Cayendo y levantando al cabo vino ,
Que contra Juan de Almagro dado habia, De sangre , lodo y de sudor cubierto ,
Y la furiosa maza é impaciencia Junto donde los nuestros esperaban
Al triste Maldonado revolvia : Si las furiosas aguas aplacaban.
CANTO CUARTO . 29
Estaban del camino desviados , Miseros , afligidos , demudados ,
Y uno de los caballos relinchando , Flacos , roncos , deshechos , consumidos ,
El español con pasos sosegados Corriendo sangre y lodo , sin celadas ,
Al alegre rumor se fué acercando : Las armas con las carnes destrozadas.
Llegó adonde los seis amedrentados
Casi veinte y cuatro horas sustentaron
Con baja voz estaban dél tratando ,
Las armas defendiendo su partido ,
Y en aquella sazon se les presenta ,
Dándoles del suceso entera cuenta. Que nunca en este tiempo descansaron ,
Haciendo lo que habeis , señor, oido :
Con espanto fué luego conocido , Un rato en el castillo reposaron ,
Que entre ellos ya por muerto se tenia , Del cual la noche atras habian salido,
Y cada uno de lástima movido , No con poco temor de los de casa ,
A morir en su ayuda se ofrecia : Y mas cuando supieron lo que pasa.
Mas él como animoso y entendido ,
La sangre les cuajó un temor helado ,
Viendo que aprovechar no le podia , Gran turbacion les puso á todos cuando
Dice De mi , señores , nadie cure , El caso de Valdivia desastrado
La vida el que pudiere la asegure.
Les fueron por sus términos narrando :
Esto no dijo bien , cuando esforzado Y así viendo el castillo mal parado ,
Por el bosque tomó una senda incierta , De consejo comun , considerando
Y aquella mas usada deja á un lado , La pujanza que el bárbaro traia ,
De gente y pueblos bárbaros cubierta : Le dejaron desierto el mismo dia.
Otro trance mayor le está guardado ; Hácia Gauten tomaron la jornada ,
Pero pues hay de Chile historia cierta ,
Llevando á Almagro acaso de camino ,
Allí lo podrá ver el que quisiere , Que por venir la noche tan cerrada
Si gana de saberlo le viniere.
Libre salió del campo lautarino :
El coronista Estrella escribe al justo La fuerza fué por tierra derribada ,
De Chile y del Perú en latin la historia , Que luego el enemigo pueblo vino
Con tanta erudicion , que será justo Talando municiones y comidas
Que dure eternamente su memoria : Que en el castillo estaban recogidas.
Y la vida de Cárlos Quinto augusto , Dieron vuelta los bárbaros gozosos
Y en versos los encomios y la gloria Hácia do su ejército venia ,
De varones ilustres en milicia , Retumbando en los montes cavernosos
Gobernacion , en letras y justicia. El alegre rumor y vocería ;
Vuelvo á los seis guerreros, que sintiendo Y por aquellos prados espaciosos ,
La desgracia de Almagro , lo mostraban ; Con la alegre vitoria de aquel dia ,
Pero ayudalle en ella no pudiendo , Tales cantos y juegos inventaban
A la Imperial ciudad enderezaban : Que el cansancio con ellos engañaban .
La tempestad furiosa iba creciendo , Juntos , el general con grave muestra
Relámpagos y truenos no cesaban , Los habla y los recibe alegremente ;
Hasta que salió el sol y el claro dia Y asiendo blandamente de la diestra
La plaza de Puren les descubria. Al valiente Lautaro , su teniente ,
7
Era un castillo , el cual con poca gente Una escuadra le entrega de maestra ,
ماLe habia Juan Gomez antes sustentado Escogida , gallarda y buena gente ,
Hallándose una noche de repente En armas y trabajo ejercitada ,
De multitud de bárbaros cercado : Para cualquier empresa y gran jornada.
Repelidos al fin gallardamente A Lautaro dejemos , pues , en esto ,
Fué por su industria el cerco levantado : Que mucho su proceso me detiene :
No escribo esta batalla , aunque famosa , Forzoso á tratar dél volveré presto ,
Por no tardarme tanto en cada cosa. Que llegar hasta Penco me conviene ,
Allí los seis guerreros arribados Pues hace tanto á nuestro presupuesto
Fueron con tierna muestra recibidos Decir como à la guerra se previene
De los caros amigos admirados Que sangrienta y mortal se aparejaba ,
De verlos á tal término traidos ; Y el justo sentimiento que mostraba.
………
30 LA ARAUCANA .
Ya la Fama , ligera embajadora Con lagrimosos ojos y gemidos ,
De tristes nuevas y de grandes males , Echadas de rodillas por el suelo ,
A Penco atormentaba de hora en hora , Les ponen los hijuelos por delante ;
Esforzando su voz ruines señales : Pero cosa á moverlos no es bastante.
Cuando llegan los indios á deshora ,
Ya de lo necesario aparejados
Los dos que ya conté que en los jarales , En demanda del bárbaro salian ,
Viendo á Valdivia roto , se escondieron ,
Y estos el triste caso refirieron . • De arneses lucidísimos armados ,
Que vistosos de lejos parecian :
Por mensajeros ciertos entendiendo Las mujeres por torres y tejados
El duro y desdichado acaecimiento , Con fijos ojos tiernos los seguian ;
Viejos , mujeres , niños concurriendo Y echándoles de alli mil bendiciones ,
Se forma un triste y general lamento : Vuelven á Dios el ruego y peticiones.
El cielo con aguda voz rompiendo ,
Hinchen de tristes lástimas el viento : Del tropel se despiden ciudadano ,
Nuevas viudas , huérfanas , doncellas , Que del pueblo saliera á acompañallos ,
Era una dolorosa cosa vellas. Y en busca del ejército araucano
Pican á toda priesa los caballos :
Los blancos rostros , mas que flores bellos, Dejan á la siniestra á Mareguano ,
Eran de crudos puños ofendidos , Y á la diestra de Talca los vasallos ,
Y manojos dorados de cabellos Hijo de Talcaguano , que su tierra
Andaban por los suelos esparcidos ; La ciñe casi en torno el mar y sierra .
Vieran pechos de nieve y tersos cuellos.
De sangre y vivas lágrimas teñidos ; De los seguros limites pasando ,
Pisan de Andalican la enjuta arena ,
Y rotos por mil partes y arrojados
Y el espacioso llano atravesando ,
Ricos vestidos , joyas y tocados. Suben las lomas , y el rumor no suena ;
No con menor estruendo los varones Y al pié del cerro andálico llegando ,
De la edad mas robusta juntamente Sin entender lo que Lautaro ordena ,
Daban de su dolor demostraciones , Solo el miedo de entrar por el estado
Pero con otro modo diferente : Les mitigó el furor demasiado.
Suenan las armas , suenan municiones ,
Suena el nuevo aparato de la gente ; Un paso peligroso , agrio y estrecho ,
Y la ronca trompeta del dios Marte De la banda del norte está á la entrada
Por un monte asperísimo y derecho ,
A guerra incita ya por toda parte.
La cumbre hasta los cielos levantada :
Unos botas espadas afilaban , Está tras este un llano á poco trecho ,
Otros petos mohosos enlucian , Y luego otra menor cuesta tajada ,
Otros las viejas cotas remallaban , Que divide el distrito andalicano
Hierros otros en astas enjerian , Del fértil valle y límite araucano.
Cañones reforzados apuntaban ,
Al viento las banderas descogian ; Esta cuesta Lautaro habia elegido
Y en alardosa muestra los soldados Para dar la batalla , y por concierto
Iban por todas partes ocupados. Tenia todo su ejército tendido
En lo mas alto della y descubierto :
Caudillo era y cabeza de la gente Viendo que á pié en lo llano es mal partido
Francisco Villagran , varon tenido Seguir á los caballos campo abierto ,
Por sabio en la milicia y suficiente, El alto y primer cerro deja esento ,
Con suma diligencia prevenido : Ponsando allí alcanzarlos por aliento.
De Pedro de Valdivia fué teniente ,
Despues de su persona obedecido : Porque se tome bien del sitio el tino
Sentido del suceso y caso fuerte Quiero aquí figurarle por entero :
Brama por la venganza de su muerte. La subida no es mala del camino ,
Mas todo lo demas despeñadero :
Las mujeres de nuevos alaridos Tiene al poniente al bravo mar vecino ,
Hieren el alto cóncavo del cielo , Que bate al pié de un gran derrumbadero ,
Viendo al peligro puestos los maridos Y en la cumbre y mas alto de la cuesta
Y ellas en tal trabajo y desconsuelo : Se allana cuanto un tiro de ballesta .
N ZERINTE
CANTO QUINTO. 31
Estaba el alto cerro coronado Tenia su campo en torno de la cuesta ,
Del poderoso ejército enemigo , Y mandado que nadie se moviese
Y el camino al entrar desocupado , Un paso á comenzar la dura fiesta
Sin defensa ni estorbo , como digo : Hasta que el son de arremeter se oyese ,
Pasado el primer monte , habia llegado. Con una irremisible pena puesta
Al pié deste segundo el bando amigo ; Para aquel que del término saliese ;
Pero aquí Villagran confuso estuvo , Que estaban así quedos y callados
Que el peligroso trance le detuvo. Cual si fueran en mármoles mudados.
Como el romano César , receloso Pues la española gente , deseando
El pié en el Rubicon fijó á la entrada , Ejercitar la vencedora diestra ,
Pensando allí de nuevo el peligroso Se va á los enemigos acercando
Hecho que acometia y gran jornada ; Por la banda del bárbaro siniestra :
Al fin soltó las riendas animoso , Lautaro al puesto término llegando ,
Diciendo : Sus ! la suerte ya es echada... Presenta la batalla en bella muestra ,
Asi nuestro español rompió el camino , Con gran rumor de bárbaras trompetas ;
Dando libre la rienda á su destino. Atambores , bocinas y cornetas.
Apenas el primer paso habia dado , Paréceme , señor, que será justo
Cuando luego tras él osadamente Dar fin al largo canto en este paso ,
Por el fragoso monte levantado Porque el deseo del otro mueva el gusto ;
Alegre comenzó á subir la gente : Y porque de cantar me siento laso.
Lautaro sin moverse , arrinconado , Suplicoos que el tardar no os dé disgusto ,
Franca les da la entrada llanamente ; Pareciéndoos que voy tan paso a paso ,
Diez mil hombres gobierna , gente usada Que aun de gentes agravio una gran suma ,
En el duro ejercicio de la espada. Atento á no llevar prolija pluma.
CANTO V.
Contiénese la muy reñida batalla que entre los españoles y los araucanos hubo en la cuesta
de Andalican , donde por la astucia de Lautaro y el demasiado trabajo de los españoles , fueron
los nuestros desbaratados , y muertos mas de la mitad de ellos , juntamente con la de tres
mil indios amigos.
Siempre el benigno Dios, por su clemencia, Estuvo sin moverse un rato en esto
Nos dilata el castigo merecido , Por ver el orden que Lautaro tiene ,
Hasta ver sin enmienda la insolencia , Que ocupaba su gente tanto trecho
Y el corazon rebelde endurecido : Que mitigó el ardor de mas de un pecho.
Y es tanta la dañosa inadvertencia ,
De muchos fué esta guerra deseada ;
Que aunque vemos el término cumplido.
Pero sabe ora Dios sus intenciones ,
Y ejemplo del castigo en el vecino , Viendo toda la cuesta rodeada
No queremos dejar el mal camino.
De gente en concertados escuadrones :
Digolo , porque viene muy contenta La sangre , del temor ya resfriada ,
Nuestra gente española á las espadas , Con presteza acudió á los corazones ;
Que en el fin de Valdivia no escarmienta , Los miembros , del calor desamparados ,
Ni mira haber seguido sus pisadas : Fueron luego de esfuerzo reformados .
Presto la veréis dar estrecha cuenta
Con nuevo encendimiento están bramando,
De las culpas presentes y pasadas ;
Que el verdugo Lautaro , ardiendo en saña Porque la trompa del partir no suena ;
Tanto el trance y batalla deseando
Se muestra con su gente en la campaña.
Que cualquiera tardanza les da pena .
Villagran con la suya á punto puesto , De la otra parte el araucano bando ,
En el estrecho llano se detiene ; Sujeto á lo que su caudillo ordena ,
Plantando seis cañones en buen puesto , Rabiaba por cerrar ; mas la obediencia
Ordena aqui y allí lo que conviene : Le pone duro freno y resistencia.
32 LA ARAUCANA .
Como el feroz caballo , que impaciente ; Como los diestros y ágiles galanes
Cuando el competidor ve ya cercano , En público ejercicio del torneo ,
Bufa , relincha , y con soberbia frente Así llegan gallardos á juntarse
Hiere la tierra de una y otra mano ; Y con las duras puntas á tentarse .
Así el bárbaro ejército obediente ,
Viendo tan cerca el campo castellano , Quien piensa de la pica ser maestro
Gime por ver el juego comenzado , Sale á probar la fuerza y el destino ,
Mas no pasa del término asignado. Tentando el lado diestro y el siniestro ,
Buscando lo mejor con sabio tino :
Desta manera , pues , la cosa estaba , Cuál acomete , vence y hurta presto ,
Ganosos de ambas partes por juntarse ; Hallando para entrar franco el camino ;
Pero ya Villagran consideraba Cuál hace el golpe vano , y cuál tan cierto
Que era dalles mas ánimo el tardarse : Que da con su enemigo en tierra muerto.
Tres bandas de ginetes apartaba
Otros de estas posturas no se curan ,
De aquellos codiciosos de probarse ,
Que á la seña , sin mas amonestallos , Ni paran en el aire y gentileza ;
Ponen las piernas recio á los caballos. Que el golpe sea mortal solo procuran ,
Y en el cuerpo y los piés llevar firmeza :
El campo con ligeros piés batiendo , Con ánimo arrojado se aventuran ,
Salen con gran tropel y movimiento ; Llevados de la cólera y braveza ;
Rauco se estremeció del son horrendo , Esta á veces los golpes hace vanos ,
Y la mar hizo estraño sentimiento. Y ellos venir mas juntos á las manos.
Los corregidos bárbaros temiendo
De Lautaro el espreso mandamiento , Pero por más veloz en la corrida
Aunque por los herir se deshacian , El mozo Curioman se señalaba ,
El paso hacia adelante no movian. Que con gallarda muestra y atrevida
Larga carrera sin temor tomaba :
Con el concierto y órden que en Castilla Y blandiendo una lanza muy fornida
Juegan las cañas en solemne fiesta , En medio de la furia la arrojaba ,
Que parte y desembraza una cuadrilla , Que nunca de ballesta al torno armada
Revolviendo la darga al pecho puesta : Jara con tal presteza fué enviada.
Así los nuestros , firmes en la silla ,
Llegan hasta el remate de la cuesta , Habia siete españoles ya herido ,
Y vuelven casi en cerco á retirarse , Mas nadie se atraviesa á la venganza ,
Por no poder romper sin despeñarse. Que era el valiente bárbaro temido
Por su esfuerzo , destreza y gran pujanza :
Toman al retirar la vuelta larga , En esto Villagran algo corrido ,
Y desta suerte muchas vueltas prueban ; Viéndole despedir la octava lanza ,
Pero todas las veces una carga Dijo con voz airada : ¿ no hay alguno
De flecha , dardo y piedra espesa llevan : Que castigue este bárbaro importuno ?
A algunos vale allí la buena adarga ,
Diciendo esto , miraba á Diego Cano ,
Las celadas y grebas bien aprueban ,
Que no pueden venir al corto hierro El cual de osado crédito tenia ,
Por ser peinado en torno el alto cerro. Que una asta gruesa en la derecha mano
Su rabican preciado apercibia ;
Firme estaba Lautaro sin mudarse , Y al tiempo cuando el bárbaro lozano
Y cercada de gente la montaña ; Con fuerza estrema el brazo sacudia ,
Algunos que pretenden señalarse En la silla los muslos enclavados [ dos.
Salen con su licencia á la campaña : Hiere al caballo á un tiempo entrambos la
Quieren uno por uno ejercitarse
De la pica y baston con los de España ; Con menudo tropel y gran ruïdo
O dos á dos , ó tres á tres soldados , Sale el presto caballo desenvuelto
A la franca eleccion de los llamados. Hácia el gallardo bárbaro atrevido ,
Que en esto las espaldas habia vuelto ;
Usando de mudanzas y ademanes Pero el fuerte español , embebecido
Vienen con muestra airosa y contoneo , En que no se le fuese , el freno suelto ,
Mas bizarros que bravos alemanes , Bate al caballo á priesa los talones
Haciendo aquí y allí gentil paseo : Hasta los enemigos escuadrones.
CANTO QUINTO . 33
No el araucano y fiero ayuntamiento Sus , sus , calad las lanzas animosos ;
Con las espesas picas derribadas , Rompan los hierros los contrarios pechos ,
Ni el presuroso y recio movimiento Y por ellos abrid roja corriente
De mazas y de bárbaras espadas Sin respetar á amigo ni á pariente.
Pudieron resistir al duro intento
Del airado español , que las pisadas A las plazas guiad , que si ganadas
Del ligero araucano iba siguiendo ; Por vuestro esfuerzo son , con tal vitoria
Célebres quedarán vuestras espadas ,
La espesa turba y multitud rompiendo :
Y eterna al mundo dellas la memoria :
Donde á pesar de tantos y á despecho , El campo seguirá vuestras pisadas ,
Con grande esfuerzo y valerosa mano Siendo vos los autores desta gloria.
Rompe por ellos , y la lanza el pecho Y con esto la gente envanecida
De aquel que dilató su muerte en vano : Hizo la temeraria arremetida.
Y glorioso del bravo y alto hecho , Por infame se tiene allí el postrero ,
Al caballo picó á la diestra mano ,
Abriendo con esfuerzo y diestro tino Que es la cosa que entre ellos mas se nota ;
Por medio de las armas el camino. El mas medroso quiere ser primero
A probar si la lanza lleva bota :
Luego se arroja el escuadron ginete No espanta ver morir al compañero ,
Al araucano ejército llamando , Ni llevar quince ó veinte una pelota.
Que á esperarle parece que acomete , Volando por los aires hechos piezas ,
Y vase luego al borde retirando : Ni el ver quedar los cuerpos sin cabezas.
Una , cuatro y diez veces arremete ,
Poco el arremeter aprovechando ; No los perturba y pone allí embarazo ,
Que en aquella sazon ninguna espada Ni punto los detiene el temor ciego ;
Habia de sangre bárbara manchada. Antes si el tiro á alguno lleva el brazo ,
Con el otro la espada esgrime luego :
Los cansados caballos trabajaban , Llegan sin reparar hasta el ribazo
Mas poco del trabajo se aprovecha , Donde estaba la máquina del fuego ;
Que los nuestros en vano les picaban , Viéranse allí las balas escupidas
Heridos y ostigados de la flecha : Por la bárbara furia detenidas.
Las bravezas de algunos aplacaban
Viéndose en aquel punto y cuenta estrecha , Los demas arremeten luego en rueda ,
Ellos lasos , los otros descansados , Y de tiros la tierra y sol cubrian :
Los pasos y caminos ya cerrados. Pluma no basta , lengua no hay que pueda
Figurar el furor con que venian :
La presta y temerosa artillería De voces , humo , fuego y polvareda
A toda furia y priesa disparaba , No se entienden allí ni conocian ;
Y así en el escuadron indio balia , Mas poco aprovechó este impedimento ,
Que cuanto topa enhiesto lo allanaba : Que ciegos se juntaban por el tiento.
De fuego y humo el cerro se cubria ,
El aire cerca y lejos retumbaba : Tardaron poco espacio en concertarse
Parece con estruendo abrirse el suelo Las enemigas haces ya mezcladas :
Y respirar un nuevo Mongibelo. Lo que allí se vió mas para notarse
Era el presto batir de las espadas :
Visto Lautaro serle conveniente Procuran ambas partes señalarse ,
Quitar y deshacer aquel ñublado Y así vieran cabezas y celadas
Que lanzaba los rayos en su gente En cantidad y número partidas ,
Y habia gran parte della destrozado ; Y piernas de sus troncos divididas.
Al escuadron que á Leucoton valiente
Por su valor le estaba encomendado Unos por defender la artillería ,
Le manda arremeter con furia presta Con tal impetu y furia acometida ;
Y en alta voz diciendo le amonesta : Otros por dar remate á su porfia
Traban una batalla bien reñida :
¡O fieles compañeros vitoriosos Para un solo español cincuenta habia ,
A quien fortuna llama á tales hechos ! La ventaja era fuera de medida ;
Ya es tiempo que los brazos valerosos Mas cada cual por sí tanto trabaja ,
Nuestras causas aprueben y derechos : Que iguala con valor á la ventaja .
3
TW
LA ARAUCANA.
34
No quieren que atras vuelv el estandarte No menos Pedro de Olmos de Aguilera
a
De Cárlos Quinto , máximo glorioso ; En todos los peligros se atraviesa ,
Mas que , á pesar del contrapuesto Marte , Habiendo él solo muerto por su mano
Vaya siempre adelante vitorioso : A Guancho , Canio , Pillo y Titaguano.
El cual terrible y fiero á cada parte ,
Hernando y Juan , entrambos de Alvarado,
Envuelto en ira y polvo sanguinoso , Daban de su valor notoria muestra ,
Daba nuevo vigor á las espadas , Y el viejo gran ginete Maldonado
De tanto combatir aun no cansadas.
Voltea el caballo allí con mano diestra ,
Renuévase el furor y la braveza Ejercitando con valor usado
Segun es el herir apresurado , La espada , que en herir era maestra ,
Con aquel mismo esfuerzo y entereza Aunque la débil fuerza envejecida
Que si entonces la hubieron comenzado : Hace pequeño el golpe y la herida.
Las muertes , el rigor y la crueza ,
Diego Cano á dos manos , sin escudo ,
Esto no puede ser significado , No deja lanza enhiesta ni armadura ,
Que la espesa y menuda yerba verde
En sangre convertida el color pierde. Que todo por rigor de filo agudo
Hecho pedazos viene á la llanura :
Villagran la batalla en peso tiene , Pues Peña , aunque de lengua tartamudo ,
Que no pierde una mínima su puesto ; Se revuelve con tal desenvoltura
De todo lo importante se previene , Cual Cesio entra las armas de Pompeo ,
Aquí va, y allí acude , y vuelve presto : O en Troya el fiero hijo de Peleo.
Hace de capitan lo que conviene
Con usada esperiencia ; y fuera desto , Por otra parte el español Reinoso ,
De ponzoñosa rabia estimulado ,
Como osado soldado y buen guerrero Con la espada sangrienta va furioso
Se arroja á los peligros el primero.
Hiriendo por el uno y otro lado ;
Andando envuelto en sangre á Torbo mira Mata de un golpe á Palta , y riguroso
Que en los cristianos hace gran matanza ; La punta enderezó contra el costado
Lleva el caballo , y él llevado de ira Del fuerte Ron , y así acertó la vena ,
Requiere en la derecha bien la lanza : Que la espada de sangre sacó llena.
En los estribos firme al pecho tira ;
Bernal , Pedro de Aguayo , Castañeda ,
Mas la codicia y sobra de pujanza Ruiz , Gonzalo Hernandez , y Pantoja
Desatentó la presurosa mano , Tienen hecha de muertos una rueda
Haciendo antes de tiempo el golpe en vano .
Y la tierra de sangre toda roja :
Hiende el caballo desapoderado No hay quien ganar del campo un paso
Por la canalla bárbara enemiga , Ni el espeso herir un punto afloja , [pueda
Revuelve á Torbo el español airado , Haciendo los cristianos tales cosas
Y en bajo el brazo la gineta abriga ; Que las harán los tiempos milagrosas .
Pásale un fuerte peto tresdoblado
Mas eran los contrarios tanta gente ,
Y el jubon de algodon , y en la barriga
Y tan poco el remedio y confianza ,
Le abrió una gran herida por do al punto
Vertió de sangre un lago y la alma junto. Que á muchos les faltaba juntamente
La sangre , aliento , fuerza y la esperanza :
Saca entera la lanza , y derribando Llevados , pues , al fin de la corriente ,
El brazo atras , con ira la arrojaba : Sin poder resistir la gran pujanza ,
Vuelve la furiosa asta rechinando Pierden un largo trecho la montaña
Del ímpetu y pujanza que llevaba , Con todas las seis piezas de campaña.
Y á Corpillan que estaba descansando
Del antiguo valor y fortaleza
Por entre el brazo y cuerpo le pasaba ,
Sin aflojar los nuestros siempre usaron ;
Y al suelo penetró sin dañar nada ,
No se vió en español jamas flaqueza
Quedando media braza en él fijada .
Hasta que el campo y sitio les ganaron :
Y luego Villagran , la espada fuera , Mas viéndose á tal hora en estrecheza ,
Por medio de la hueste va á gran priesa , Que pasaba de cinco que empezaron ,
Haciendo con rigor ancha carrera Comienzan á dudar ya la batalla
A donde va la turba inas espesa. Perdiendo la esperanza de ganalla.
CANTO SEXTO. 35
Dudan por ver al bárbaro tan fuerte , La vida y honra está en el vencimiento ,
Cuando ellos en la fuerza iban menguando; La muerte y deshonor en ser vencidos :
Representóles el temor la muerte , Mirad esto , y vereis huyendo cierta
Las heridas y sangre resfriando : Vuestra deshonra y mas la vida incierta.
Algunos desaniman de tal suerte
Que se van al camino retirando , De la plaza no ganan cuanto un dedo
Por esto otras cosas que decia ,
No del todo , señor, desbaratados ,
Mas haciéndoles rostro y ordenados . Segun era el terror y estraño miedo
En que el peligro puesto los habia.
Pero el buen Villagran , haciendo fuerza , ¿ Dónde quedar mejor que aquí yo puedo ?
Se arroja y contrapone al paso airado , Diciendo Villagrán , con osadía
Y con sabias razones los esfuerza , Temeraria arremete á tanta gente ,
Como de capitan escarmentado , Solo para morir honradamente.
Diciendo : Caballeros , nadie tuerza
La vida ofrece de acabar contenta ,
De aquello que á su honor es obligado ;
Por no estar al rigor de ser juzgado ;
No os entregueis al miedo, que es, yo osdigo,
De todo nuestro bien grande enemigo, Teme mas que à la muerte alguna afrenta
Yverse con el dedo señalado :
Sacudidle de vos , y vereis luego * No quiere andar á todos dando cuenta
La deshonra y afrenta manifiesta : Si á volver las espaldas fué forzado ;
Mirad que el miedo infame , torpe y ciego Que por dolencia ó mancha se reputa
Mas que el hierro enemigo aquí os molesta : Tener hombre el honor puesto en disputa ,
No os turbeis , reportaos , tened sosiego ,
Cuán bien desto salió , que del caballo
Que en este solo punto teneis puesta
Vuestra fama , el honor, vida y hacienda , Al suelo le trujeron aturdido ;
Y es cosa que despues no tiene enmienda . Cuál procura prendello , cuál matallo ;
Pero las buenas armas le han valido ;
¿ A dó volveis sin órden y sin tiento , Otros dicen á voces : desarmallo ;
Que los pasos tenemos impedidos ? Acude allí la gente y el ruido....
¿ Con cuánto deshonor y abatimiento Mas quien saber el fin desto quisiere ,
Serémos de los nuestros acogidos ? Al otro canto pido que me espere,
CANTO VI .
Prosigue la comenzada batalla , con las estrañas y diversas muertes que los araucanos ejecutaron
en los vencidos , y la poca piedad que con los niños y mujeres usaron , pasándolos todos á
cuchillo.
143
36 LA ARAUCANA .
Así los enemigos apiñados , No bastaron ni fueron poderosos
En medio al triste Villagran tenian , Villagran y los otros que llegaban
Que por darle la muerte , embarazados ; A estorbar el camino comenzado ,
Los unos á los otros se impedian : Que ya el temor gran fuerza habia cobrado.
Mas los trece españoles esforzados
Viendo bravo y gallardo al araucano ,
Rompiendo á la sazon sobrevenian , Del todo de vencer desconfiados ,
De roja y fresca sangre ya cubiertos
Y los caballos sin aliento , en vano
De aquellos que dejaban atras muertos.
De importunas espuelas fatigados ;
Con gran presteza , del amor movidos , A grandes voces dicen : A lo llano !
A donde á Villagran ven se arrojaban , No estemos desta suerte arrinconados :
Y los agudos hierros atrevidos Y con nuevo temor y desatino
De nuevo en sangre nueva remojaban : Toman algunos dellos el camino .
Desamparan el cerco los heridos ,
Cual de cabras montesas la manada ,
Acá y allá medrosos se apartaban :
Algunos sustentaban con mas suerte Cuando á lugar estrecho es reducida ,
De diestros cazadores rodeada
Su parte y opinion hasta la muerte.
Y de importunos tiros perseguida ;
Si un espeso monton se deshacia , Que viéndose ofendida y apretada ,
Desocupando el campo escarmentados , Una rompe el camino y la huïda ,
Otra junta mayor luego nacia , Siguiendo las demas á la primera ;
Y estaban sus lugares ocupados : Así abrieron los nuestros la carrera.
Del sueño Villagran aun no volvia ;
Mas tal maña se dieron sus soldados , Uno , dos , diez y veinte desmandados
Y así las prestas armas revolvieron , Corren á la bajada de la cuesta ,
Que en su acuerdo á caballo lo pusieron. Sin órden ni atencion apresurados ,
Como si al palio fueran sobre apuesta :
A tardarse mas tiempo fuera muerto , Aunque algunos valientes ocupados
Y á bien librar salió tan mal parado [bierto, Con firme rostro y con espada presta ,
Que , aunque estaba de planchas bien cu Combatiendo animosos , no miraban
Tenia el cuerpo molido y magullado : Como así los amigos los dejaban .
Pero del sueño súbito despierto ,
No atienden al huir, ni se previenen
Viendo trece españoles á su lado , De remedio tan flaco y vergonzoso ;
Olvidando el peligro en que aun estaba ,
Entre los duros hierros se lanzaba. Antes en su batalla se mantienen ,
Trayendo el fin á término dudoso :
Por medio del ejército enemigo Y con heróicos ánimos detienen
Sin escarmiento ni temor hendia , De los indios el impetu furioso ,
Llevando en su defensa al bando amigo Y la disposicion del duro hado
Que destrozando bárbaros venia : En daño suyo y contra declarado.
Trillan , derriban , hacen tal castigo
Que duran las reliquias hoy en dia , Y así resisten , matan y destruyen ,
Y durará en Arauco muchos años Contrastando al destino , que parece
El estrago y memoria de los daños. Que el valor araucano disminuyen ,
Y el suyo con dificil prueba crece :
Bernal hiere á Mailongo de pasada Mas viendo á los amigos como huyen ,
De un valiente altibajo á fil derecho ; Que á mas correr la gente desparece ,
No le valió de acero la celada , Hubieron de seguir la misma via ,
Que los filos corrieron hasta el pecho : Que ya fuera locura y no osadía .
Aguilera al través tendió la espada ,
Y al dispuesto Guaman dejó mal trecho ; Quiero mudar en lloro amargo el canto ,
Haciendo ya el temor tan ancha senda Que será á la sazon mas conveniente ,
Que bien pueden correr á toda rienda. Pues me suena en la oreja el triste llanto
Del pueblo amigo y género inocente .
Salen , pues , los catorce vitoriosos No siento el ser vencidos , tanto cuanto
Donde los otros de su bando estaban , Ver pasar las espadas crudamente
Que turbados , sin órden , temerosos Por virgenes , mujeres , servidores ,
De ver su muerte ya remolinaban : Que penetran los cielos sus clamores.
CANTO SEXTO . 37
La infantería española sin pereza Por esto los primeros aun no vuelven ,
Y gente de servicio iban camino , Que quieren que el partido sea mas claro
Que el miedo les prestaba ligereza , Y no poner la vida en aventura ,
Y mas de la que á algunos les convino ; Cuanto lejos de allí tanto segura.
Pues con la turbacion y gran torpeza
Muchos perdieron de la cuesta el tino , Torna la lid de nuevo à refrescarse ;
Ruedan unos , los lomos quebrantados , De un lado y otro anda igual trabada :
Otros hechos pedazos despeñados. Pecho con pecho vienen á juntarse ,
Lanza con lanza , espada con espada ;
Quedan por el camino mil tendidos , Pueden los españoles sustentarse ,
Los arroyos de sangre el llano riegan , Que la gente araucana derramada
Rompiendo el aire el llanto y alaridos El alcance sin órden proseguia
Que en son desentonado al cielo llegan : Haciendo todo el daño que podia .
Y las lástimas tristes y gemidos ,
Cual banda de cornejas esparcidas
(Puestas las manos altas ) con que ruegan
Y piden de la vida gracia en vano Que por el aire claro el vuelo tienden ,
Al inclemente bárbaro inhumano . Que de la compañera condolidas ,
Por los chirridos la prision entienden ,
El cual siempre les iba caza dando , Las batidoras alas recogidas
Con mano presta y piés en la corrida , A darle ayuda en círculo decienden ;
Hiriendo sin respeto y derribando El bárbaro escuadron de esta manera
La inútil gente , misera , impedida , Al rumor endereza la carrera.
Que á la amiga nacion iba invocando
La ayuda en vano á la amistad debida , La gente que de acá y de allá discurre ,
Poniéndole delante con razones Viendo el tumulto y aire polvoroso
La deuda , el interes y obligaciones. Deja el alcance , y de tropel concurre
Al son de las espadas sonoroso :
Y aunque mas las razones obligaban , Cada araucano con presteza ocurre
Si alguno á defenderlos revolvia , A donde era el favor mas provechoso ,
Viendo cuanto los otros se alargaban , Y los sangrientos hierros en las manos
Alargarse tambien le convenia. Cercan el escuadron de los cristianos.
Ni á los que por amigos se trataban ;
Ni á las que por amigas se debia , La copia de los bárbaros creciendo ,
Con quien habia amistad y cuenta estrecha, Crece el son de las armas y refriega ,
Y los nuestros se van desminuyendo ,
Llamar, gemir, llorar les aprovecha.
Que en su ayuda y socorro nadie llega :
Que ya los nuestros sin parar en nada Pero con grande esfuerzo combatiendo
Por la carrera de su sangre roja Ninguno la persona á ciento niega ,
Dan siempre nueva furia á su jornada , Ni allí se vió español que se notase
Y á los caballos priesa y rienda floja : Que á su deuda una mínima faltase.
Que ni la voz de virgen delicada ,
Ni obligacion de amigos los congoja . Mas de la suerte , como si del cielo
La pena y la fatiga que llevaban Tuvieran el seguro de las vidas ,
Era que los caballos no volaban. Se meten y se arrojan sin recelo
Por las furiosas armas homicidas :
Sordos á aquel clamor y endurecidos , Caen por tierra , y echan por el suelo ,
Miden con sueltos piés el verde llano ; Dan y reciben ásperas heridas ,
Pero algunos de lástima movidos , Que el número dispar y aventajado
Viendo el fiero espectáculo inhumano ; Suple el valor y el ánimo sobrado.
De una rabiosa cólera encendidos ,
Y así se contraponen , no temiendo
Vuelven contra el ejército araucano
Que corre por el campo derramado , La muerte y furia bárbara importuna ,
El impetu y pujanza resistiendo
La mas parte en la presa embarazado.
De la gente , del hado y la fortuna :
Determinados de morir, revuelven Mas contrastar á tantos no pudiendo me
Haciendo al sexo tímido reparo , Sin socorro , favor ni ayuda alguna ,
Y de suerte en los bárbaros se envuelven , Dilatando el morir, les fué forzoso
Que á mas de diez la vuelta costó caro : Volver á su camino trabajoso.
38 LA ARAUCANA .
Parece el esperar mas desatino , Y aquel torpe es forzoso que se quede
Que van los delanteros como el viento ; Que no es en la carrera diligente ;
Usar de aquel remedio les convino Que la muerte que airada atras venia ,
Y no del temerario atrevimiento : En afirmando el pié le sacudia.
Muchos mueren en medio del camino
Por falta de caballos y de aliento , Aunque la cuesta es áspera y derecha ,
Muchos á la alta cumbre han arribado ,
Y de sangre tambien , que el verde prado Adonde
Quedaba de su rastro colorado. una albarrada hallaron hecha ,
Y el paso con maderos ocupado :
Flojos ya los caballos y encalmados , No tiene aquel camino otra desecha ,
Los bárbaros por piés los alcanzaban , Que el cerro casi en torno era tajado ,
Y en los rendidos dueños derribados Del un lado le bate la marina ,
Las fuerzas de los brazos ensayaban : Del otro un gran peñon con él confina .
Otros de los peones empachados ,
mal pulidos
Digo , de los cristianos que á pié andaban , Era de gruesos troncos
Casi moverse al trote no podian , El nuevo muro en breve tiempo hecho ,
Que con solo el temor los detenian . Con arte unos en otros enjeridos
Que cerraban la senda y paso estrecho :
Los cansados peones se contentan Dentro estaban los indios prevenidos ,
Con las colas ó aciones aferradas , Las armas sobre el muro y antepecho ;
Y en vano lastimosos representan Que segun orgullosos se mostraban ,
Estrechas amistades olvidadas : Al cielo , no á la gente , amenazaban.
De sí los de á caballo los ausentan ,
Si no pueden á ruego á cuchilladas , Viendo los españoles ya cerrados
Como á los mas odiosos enemigos ; Los pasos y cerrada la esperanza ,
Que no era á la sazon tiempo de amigos. A pasar ó morir determinados ,
Poniendo en Dios la firme confianza ,
Atruena todo el valle el gran bullicio , De la albarrada un trecho desviados
Armas , grita , clamor triste se oia Prueban de los caballos la pujanza ,
De la gente española y de servicio Corriendo un golpe de ellos á romperla ,
Que á manos de los indios perecia : Y los bárbaros dentro á defenderla.
No se vió tan sangriento sacrificio ,
Así la gente estaba detenida
Ni tan estraña y cruda anatomía
Como los fieros bárbaros hicieron Que todo su trabajo no importaba ,
En dos mil y quinientos que murieron . Ni al peligro hallaba la salida ,
Hasta que el viejo Villagran llegaba :
Unos vienen al suelo mal heridos , Que vista la escusada arremetida
De los lomos al vientre atravesados , Cuan poco en el remedio aprovechaba ,
Por medio de la frente otros hendidos , Sin temor de morir ni muestra alguna
Otros mueren con honra degollados : Dió aquí el último tiento á la fortuna.
Otros , que piden medios y partidos ,
De los cascos los ojos arrancados , Estaba en un caballo derivado
Los fuerzan á correr por peligrosos De la española raza poderoso ,
Peñascos sin parar precipitosos. Ancho de cuadra , espeso , bien trabado ,
Castaño de color, presto , animoso ,
Y á las tristes mujeres delicadas Veloz en la carrera y alentado ,
El debido respeto no guardaban , De grande fuerza y de ímpetu furioso ,
Antes con mas rigor por las espadas Y la furia sujeta y corregida
Sin escuchar sus ruegos las pasaban : Por un débil bocado y blanda brida.
No tienen miramiento á las preñadas ,
El rostro le endereza , y al momento
Mas los golpes al vientre encaminaban ,
Y aconteció salir por las heridas Bate el presto español recio la hijada ,
Que sale con furioso movimiento
Las tiernas pernezuelas no nacidas.
Y encuentra con los pechos la albarrada :
Suben por la gran cuesta al que mas puede, No hace en el romper mas sentimiento
Y paga el perezoso y negligente , Que si fuera en carrera acostumbrada ,
Que á ninguno mas vida se concede Abriendo tal camino , que pasaron
De cuanto puede andar ligeramente : Todos los que de abajo se escaparon.
CANTO SEXTO . 39
Los bárbaros airados defendian Sueltos iban caballos por el prado ,
El paso , pero al cabo no pudieron , Que muertos los señores han caïdo ;
Que por mas que las armas esgrimian Otros desocuparlos fué forzado
Los fuertes españoles los rompieron : Que por flojos la silla habian perdido :
Unos hacia la mano diestra guian , Cual ligero cabalga y cual turbado ,
Otros tan buen camino no supieron , Del temor de la muerte ya impedido
Tomando á la siniestra un mal sendero Atinar al estribo no podia ,
Que á dar iba en un gran despeñadero. Y el caballo y sazon se le huia.
A la siniestra mano hacia el poniente No aguardaban por esto , mas corriendo
Estaban dos caminos mal usados , Juegan á mucha priesa los talones ,
Éstos debian de ser antiguamente Al delantero sin parar siguiendo ,
Por do al agua bajaban los venados : Que no le alcanzarán á dos tirones :
Digo en tiempos pasados , que al presente Votos , promesas entre sí haciendo
Por mil partes estaban derrumbados , De ayunos , romerías , oraciones ,
Y el remate tajado con un salto Y aun otros reservados solo al papa
De mas de ciento y veinte brazas de alto . Si Dios deste peligro los escapa.
Por órden de Natura no sabida , Venian ya los caballos por el llano
O por gran sequedad de aquella tierra , Las orejas tremiendo derramadas :
O algun diluvio grande y avenida , Quiérenlos aguijar, mas es en vano ,
Fué causa de tajarse aquella sierra : Aunque recio les abren las hijadas :
Pues por allí la gente maļ regida El hermano no escucha al caro hermano ;
Ocupada del miedo de la guerra , Las lástimas alli son escusadas :
Huyendo de la muerte ya sin tino Quien dos pasos del otro se aventaja ,
A dar derechamente en ella vino. Por ganar otros dos muere y trabaja.
La inadvertida gente iba rodando Como el que sueña que en el ancho coso
Que repararse un paso no podia , Siente al furioso toro avecinarse ,
El segundo al primero tropellando , Que piensa atribulado y temeroso
Y el tercero al segundo recio envia : Huyendo de aquel ímpetu salvarse ,
El número se va multiplicando , Y se aflige y congoja presuroso
Un cuerpo mil pedazos se hacia , Por correr, y no puede mencarse ;
Siempre rodando con furor violento Así estos á gran priesa á los caballos
Hasta parar en el mas bajo asiento. No pueden, aunque quieren , aguijallos.
Como el fiero Tifeo presumiendo Haciendo el enemigo gran matanza
Lanzar de sí el gran monte y pesadumbre Sigue el alcance y siempre los aqueja :
Cuando el terrible cuerpo estremeciendo Dichoso aquel que buen caballo alcanza ,
Sacude los peñascos de la cumbre , Que de su furia un poco mas se aleja :
Que vienen con gran impetu y estrucndo Quien la adarga abandona , quien la lanza,
Hechos piezas abajo en muchedumbre ; Quien de cansado el propio cuerpo deja ;
Así la triste gente mal guiada Y así la vencedora gente brava
Rodando al llano va despedazada . La fiera sed con sangre mitigaba.
Pero aquella que el buen camino tiene , A aquel que por desdicha atras venia ,
De verle con presteza el fin procura : Ninguno (aunque sea amigo) le socorre ,
Ninguno por el otro se detiene , Despacio el mas ligero se movia ,
Que detenerse ya fuera locura : Quien el caballo trota mucho corre :
'Rodar tambien alguno le conviene , El cansancio y la sed los afligia :
Que mas de lo posible se apresura ; Mas Dios , que en el mayor peligro acorre ,
A caballo y á pié , y aun de cabeza Frenó el ímpetu y curso al enemigo ,
Llegaron á lo bajo en poca pieza . Segun en el siguiente canto digo.
40 LA ARAUCANA .
CANTO VII.
Llegan los españoles à la ciudad de la Concepcion hechos pedazos, cuentan el destrozo y pérdida
de nuestra gente , y vista la poca que para resistir tan gran pujanza de enemigos en la ciudad
habia , y las muchas mujeres , niños y viejos que dentro estaban , se retiran en la ciudad de
Santiago. Asimismo en este canto se contiene el saco , incendio y ruina de la ciudad de la
Concepcion .
CANTO SÉPTIMO . 41
Dos varias partes eran admitidas 3 Pero el temor un viejo posponiendo ,
Del temor y el amor de la hacienda ; Les dice Gente vil , acobardada ,
La poca gente , muertes y heridas , Deshonra del honor y ser de España ,
Dicen que la ciudad no se defienda : ¿Qué es esto, dónde vais, quién os engaña ?
Las haciendas y rentas adquiridas ,
No fué esta correccion de algun provecho
Al liberal temor cogen la rienda : Ni otras cosas que el viejo les decia ,
Mas luego se esforzó y creció de modo , Muestran todos hacerse á su despecho
Que al fin se apoderó de todo en todo. Y van al que mas corre ya la via.
La gente principal claro pretende Es justo que la fama cante un hecho
Desamparar el pueblo y propio nido : Digno de celebrarse hasta el dia
El temeroso vulgo aun no lo entiende , Que cese la memoria por la pluma
Mas tiende oreja atenta á aquel ruido : Y todo pierda el ser y se consuma.
Visto el público trato , mas no atiende ; Doña Mencía de Nidos , una dama
Que súbito , alterado y removido ,
De nuevo esfuerza el llanto y las querellas, Noble , discreta , valerosa , osada ,
Poniendo un alarido en las estrellas . Es aquella que alcanza tanta fama
En tiempo que á los hombres es negada :
Quien á su casa corre pregonando Estando enferma y flaca en una cama ,
La venida del bárbaro guerrero ; Siente el grande alboroto , y esforzada ,
Quien aguija , la silla procurando Asiendo de una espada y un escudo ,
Cincharla en el caballo mas ligero. Salió tras los vecinos como pudo.
Las encerradas vírgenes , llorando
Por las calles sin manto ni escudero , Ya por el monte arriba caminaban ,
Volviendo atras los rostros afligidos
Atónitas , de acá y allá perdidas ,
A las madres buscaban desvalidas . A las casas y tierras que dejaban ,
Oyendo de gallinas mil graznidos :
Como las corderillas temerosas Los gatos con voz hórrida maullaban ,
De las queridas madres apartadas ,. Perros daban tristísimos aullidos ,
Balando van perdidas presurosas , Progne con la turbada Filomena
Haciendo en poco espacio mil paradas , Mostraban en sus cantos grave pena.
Ponen atenta oreja á todas cosas ," Pero con mas dolor doña Mencía ,
Corren aquí y allí desatinadas ; Que dello daba indicio y muestra clara ,
Así las tiernas vírgenes llorando ,
A voces á las madres van llamando . Con la espada desnuda lo impedia ,
Y en medio de la cuesta y dellos pára.
De rato en rato se renueva y crece El rostro á la ciudad vuelto decia :
El llanto , la afliccion y el alarido : ¡O valiente nacion , á quien tan cara
Tal vez hay que de súbito enmudece , Cuesta la tierra y opinion ganada
Reduciendo el sentir solo al oïdo : Por el rigor y filo de la espada !
Cualquier sombra , Lautaro les parece , Decidme , ¿ qué es de aquella fortaleza
Su rigurosa voz cualquier ruïdo , Que contra los que asi temeis mostrastes ?
Alzan la grita y corren , no sabiendo ¿Qué es de aquel alto punto y la grandeza
Mas de ver á los otros ir corriendo.
De la inmortalidad á que aspirastes ?
Era cosa de oir bien lastimosa ¿ Qué es del esfuerzo , orgullo , la braveza
Los suspiros , clamores y lamento , Y el natural valor de que os preciastes ?
Haciéndolos mayores cualquier cosa ¿ A dónde vais, cuitados de vosotros,
Que trae de nuevo el miedo por el viento : Que no viene ninguno tras nosotros ?
Desampara la turba temerosa
¡ Oh cuántas veces fuistes imputados
Sus casas , posesion y heredamiento ; De impacientes , altivos , temerarios ,
Sedas , tapices , camas , recamados , En los casos dudosos arrojados ,
Tejos de oro y de plata atesorados. Sin atender à medios necesarios ;
Si alguno hace protestos , requiriendo Y os vimos en el yugo traer domados
Que no sea la ciudad desamparada , Tan gran número y copia de adversarios ,
Responde el principal : yo no lo entiendo Y emprender y acabar empresas tales
Ni de mi voluntad soy parte en nada ; Que distes á entender ser inmortales !
IN
42 LA ARAUCANA .
Volved å vuestro pueblo ojos piadosos , Fueron doce jornadas de este modo ,
Por vos de sus cimientos levantado ; Y á Mapochó al fin dellas arribaban :
Mirad los campos fértiles viciosos Lautaro , que se siente descansado ,
Que os tienen su tributo aparejado ; Me da priesa , que mucho me he tar dado.
Las ricas minas , y los caudalosos
Rios de arenas de oro , y el ganado No es bien que tanto dél nos descuidemos ,
Que ya de cerro en cerro anda perdido Pues él no se descuida en nuestro daño ,
Buscando a su pastor desconocido. Y á donde le dejamos volverémos ,
Que fué donde dejó el alcance estraño :
Hasta los animales , que carecen En muy poco papel resumirémos
De vuestro racional entendimiento , Un gran proceso y término tamaño :
Usando de razon se condolecen , Que fuera necesario larga historia
Y muestran doloroso sentimiento : Para ponerlo estenso por memoria.
Los duros corazones se enternecen ,
No usados á sentir, y por el viento Mas con la brevedad ya profesada
Las fieras la gran lástima derraman , Me detendré lo menos que pudiere ,
Y en voz casi formada nos infaman. Y las cosas menudas , de pasada
Tocaré lo mejor que yo supiere :
Dejais quietud , hacienda y vida honrosa , Pido que atenta oreja me sea dada ,
De vuestro esfuerzo y brazos adquirida , Que el cuento es grave y atencion requiere ,
Por ir á casa ajena embarazosa Para que con curiosa y fácil pluma
A do tendremos mísera acogida :) Los hechos de estos bárbaros resuma :
¿ Qué cosa puede haber mas afrentosa
Que ser huéspedes toda nuestra vida ? Que luego que el alcance hubo cesado ,
Volviendo al hijo de Pillan gozoso ,
Volved , que á los honrados vida honrada
Les conviene , ó la muerte acelerada. Que atras un largo trecho habia quedado ,
Mas por autoridad que de medroso ,
Volved , no vais así de esa manera , Al general despachan un soldado ,
Ni del temor os deis tan por amigos ; Alojándose el campo en el gracioso
Que yo me ofrezco aquí , que la primera Valle de Talcamábida importante ,
Me arrojaré en los hierros enemigos : De pastos y comidas abundante.
Haré yo esta palabra verdadera ,
Y vosotros seréis dello testigos. Un bárbaro valiente que tenia
Volved! volved ! ( gritaba ) pero en vano, La estancia y heredad en aquel valle ,
Que á nadie pareció el consejo sano. Halló un indio cristiano por la via ;
Pero no se preciando de matalle ,
Como el honrado padre recatado , Prisionero á su casa le traia ,
Que piensa reducir con persuasiones Y comienza en tal modo, á razonalle :
Al hijo , del propósito dañado , La vida ¡ o miserable ! quiero darte ,
Y está alegando en vano mil razones , Aunque no la mereces por tu parte.
Que al hijo incorregible y obstinado
Le importunan y cansan los sermones : Pues que ya que á la guerra tú venias ,
Así al temor la gente ya entregada , Gozando del honor de los guerreros ,
No sufre ser en esto aconsejada . ¿ Porqué con las mujeres te escondias
Viendo á hierro morir tus compañeros ?
Ni á Paulo le pasó con tal presteza Mujer debes de ser, pues que temias
Por las sienes la Yáculo serpiente , Tanto de alguna espada los aceros ;
Sin perder de su vuelo ligereza , Y así quiero que tengas el oficio
Llevándole la vida juntamente : En todo lo que toca á mi servicio.
Como la odiosa plática y braveza
De la dama de Nidos por la gente , Mandó que del oficio se encargase
Pues apenas entró por un oïdo Que á la mujer honesta es permitido
Y la posada y cena concertase ,
Cuando ya por el otro habia salido.
En tanto que del sueño convencido
Sin escuchar la plática , del todo Los fatigados miembros recrease :
Llevados de su antojo caminaban : Y habiéndose á su cama recogido ,
Mujeres sin chapines por el lodo Al mundo el sol dos vueltas habia dado ,
A gran priesa las faldas arrastraban : Y no habia el araucano despertado :
CAN'TO SÉPTIMO . 43
Sepultado en un sueño tan profundo La codicia del robo y el cuidado
Como si de mil años fuera muerto , Les puso espuelas y ánimos mayores :
Hasta que el claro sol dió luz al mundo Siete leguas del valle á Penco habia
A la vuelta tercera , que despierto Y arribaron en solo medio dia.
Pidió la usada ropa , y lo segundo
Si estaba la comida ya en concierto : A vista de las casas , ya la gente
El diligente siervo respondia Se reparle por todos los caminos ,
Que despues de guisada estaba fria : Porque el saco del pueblo sea igualmente
Lleno de ropa y falto de vecinos :
Diciéndole tambien como habia estado Apenas la señal del partir siente ,
Cincuenta horas de término en el lecho , Cuando cual negra banda de estorninos
Del trabajo y manjares olvidado , Que se abate al monton del blanco trigo ,
Con todo lo demas que se habia hecho ; Baja al pueblo el ejército enemigo.
Y que el comer estaba aparejado ,
Si del sueño se hallaba satisfecho. La ciudad yerma en gran silencio atiende
El bárbaro responde : no me espanto El presto asalto y fiera arremetida
De haber sin despertar dormido tanto ; De la bárbara furia , que deciende
Con alto estruendo y con veloz corrida :
Que el cuidoso Lautaro apercebido , El menos codicioso allí pretende
Por hacer desear vuestra llegada , La casa mas copiosa y bastecida :
La gente en escuadrones ha tenido Vienen de gran tropel hácia las puertas ,
Con tal órden y tasa castigada , Todas de par en par francas y abiertas.
Que aun el sentarnos era defendido
Corren toda la casa en el momento ,
En acabando Apolo su jornada ,
Hasta que ya los rayos de su lumbre Y en un punto escudriñan los rincones :
Nos daban de la vuelta certidumbre. Muchos por no engañarse por el tiento
Rompen y descerrajan los cajones ;
Si alguno de su puesto se movia , Baten tapices , rimas y ornamento ,
Sin esperar descargo le empalaba , Camas de seda y ricos pabellones ,
Y aquel que de cansado se dormia Y cuanto descubrir pueden de vista ,
En medio de dos picas le colgaba. Que no hay quien los impida ni resista .
Quien cortaba una espiga , allí moria ,
De mas de la racion que se le daba : No con tanto rigor el pueblo griego
Con órdenes estrechas y precetos Entró por el troyano alojamiento ,
Nos tuvo , como digo , así sujetos. Sembrando frigia sangre y vivo fuego ,
Talando hasta en el último cimiento ;
Desta suerte estuvimos los soldados Cuanto de ira , venganza y furor ciego ,
Mas de catorce noches aguardando , El bárbaro , del robo no contento ,
Las picas altas , á ellas arrimados , Arruïna , destroza , desperdicia ,
Vuestra tarda venida deseando, Y asi aun no satisface su malicia.
Del sueño y del cansancio quebrantados ,
Pasando gran trabajo , hasta cuando Quien sube la escalera y quien abaja ,
Supimos que llegábades ya junto , Quien á la ropa y quien al cofre aguija ,
Que nos quitó el cansancio en aquel punto. Quien abre , quien desquicia y desencaja,
Quien no deja fardel ni baratija ;
Viendo el silencio que en el valle habia , Quien contiende, quien riñe, quien baraja ,
Le pregunta si el campo era partido . Quien alega y se mete á la partija :
El mozo dice : Ayer antes del dia Por las torres , desvanes y tejados
Salió de aquí con súbito ruïdo ; Aparecen los bárbaros cargados.
Afirmarte la causa no sabria ;
Aunque por claras muestras he entendido No en colmenas de abejas la frecuencia ,
Que la ciudad de Penco torreada Priesa y solicitud , cuando fabrican
Era del español desamparada. En el panal la miel con providencia ,
Que á los hombres jamas lo comunican ;
Así era la verdad , que caminado Ni aquel salir, entrar, y diligencia
Habian los escuadrones vencedores Con que las tiernas flores melifican ,
Hácia el pueblo español desamparado Se puede comparar, ni ser figura
De los inadvertidos moradores. De lo que aquella gente se apresura.
W
44 LA ARAUCANA.
Alguno de robar no se contenta La parte de Valdivia era sin cuenta ,
La casa que le da cierta ventura ; Si la ciudad en paz se sustentára ,
Que la insaciable voluntad sedicnta Que en torno la cercaban ricas venas
Otra de mayor presa le figura : Fáciles de labrar y de oro llenas.
Haciendo codiciosa y necia cuenta
Busca la incierta y deja la segura ; Cien mil casados súbditos servian
Y llegando , el sol puesto , á la posada , A los de la ciudad desamparada ,
Se queda por buscar mucho sin nada . Sacar tanto oro en cantidad podian
Que á tenerse viniera casi en nada :
Tambien se roba entre ellos lo robado , Esto que digo y la opinion perdian
Que poca cuenta y amistad habia , Por aflojar el brazo de la espada ,
Si no se pone en salvo á buen recado , Ganados , heredades , ricas casas
Que allí el mayor ladron mas adquiria ; Que ya se van tornando en vivas brasas.
Cual lo saca arrastrando , cual cargado
Va , que del propio hermano no se fia : La grita de los bárbaros se entona,
Mas parte á ningun hombre se concede No cabe el gozo dentro de sus pechos ,
De aquello que llevar consigo puede. Viendo que el fuego horrible no perdona
Hermosas cuadras ni labrados techos :
Como para el invierno se previenen En tanta multitud no hay tal persona
Las guardosas hormigas avisadas , Que de verlos se duela así deshechos ;
Que á la abundante troje van y vienen Antes suspiran , gimen y se ofenden
Y andan en acarreos ocupadas , Porque tanto del fuego se defienden .
No se impiden , estorban , ni detienen ,
Dan las vacías paso á las cargadas ; Paréceles que es lento y espacioso ,
Así los araucanos codiciosos Pues tanto en abrasarlos se tardaba ,
Entran , salen y vuelven presurosos. Y maldicen al Tracio proceloso
Porque la flaca llama no esforzaba :
Quien buena parte tiene , mas no espera, Al caer de las casas sonoroso
Que presto pone fuego al aposento ; Un terrible alarido resonaba ,
No aguarda que los otros salgan fuera , Que junto con el humo y las centellas ,
Ni tiene al edificio miramiento : Subiendo amenazaba las estrellas.
La codieiosa llama de manera
Iba en tanto furor y crecimiento , Crece la fiera llama en tanto grado
Que todo el pueblo misero se abrasa , Que las mas altas nubes encendia ;
Corriendo el fuego ya de casa en casa. Tracio con movimiento arrebatado
Sacudiendo los árboles venia ;
Por alto y bajo el fuego se derrama , Y Vulcano al rumor , sucio y tiznado ,
Los cielos amenaza el son horrendo , Con los herreros fuelles acudia ,
De negro humo espeso y viva llama Que ayudaron su parte al presto fuego ,
La infelice ciudad se va cubriendo : Y así se apoderó de todo luego.
Treme la tierra en torno , el fuego brama ,
De subir á su esfera presumiendo : Nunca fué de Neron el gozo tanto
Caen de rica labor maderamientos De ver en la gran Roma poderosa
Resumidos en polvos cenicientos. Prendido el fuego ya por cada canto ,
Vista solo à tal hombre deleitosa ;
Piérdese la ciudad mas fértil de oro Ni aquello tan gran gusto le dió , cuanto
Que estaba en lo poblado de la tierra , Gusta la gente bárbara dañosa
Y á donde mas riquezas y tesoro , De ver como la llama se estendia ,
Segun fama , en sus términos se encierra : Y la triste ciudad se consumia .
¡ Oh cuantos vivirán en triste lloro
Que les fuera mejor contínua guerra ! Era cosa de oir dura y terrible
Pues es mayor miseria la pobreza De estallidos el son y grande estruendo ;
Para quien se vió en próspera riqueza. El negro humo espeso é insufrible ,
Cual nube en aire , asi se va imprimiendo :
A quien diez, y á quien veinte , y á quien No hay cosa reservada al fuego horrible ,
Mil ducados por año les rentára : [treinta Todo en sí lo convierte , resumiendo
El mas pobre tuviera mil de renta , Los ricos edificios levantados
De aqui ninguno de ellos abajára : En antiguos corrales derribados .
CANTO OCTAVO. 45
Llegado al fin el último contento El incendio acabado , como cuento,
De aquella fiera gente vengativa , Un mensajero con gran priesa arriba
Aun no parando en esto el mal intento , Del hijo de Leocan , y su embajada
Ni planta en pié , ni cosa dejan viva. Será en el otro canto declarada.
CANTO VIII .
Júntanse los caciques y señores principales á consejo general en el valle de Arauco . Mata
Tucapel al cacique Puchecalco , y Caupolican viene con poderoso ejército sobre la ciudad
imperial , fundada en el valle de Cauten."
UN limpio honor del ánimo ofendido , ¿ Quién podrá con el bando lautarino ,
Jamas puede olvidar aquella afrenta , Viendo que su opinion tanto crecia ,
Trayendo al hombre siempre así encogido Y la fortuna próspera el camino
Que dello sin hablar da larga cuenta : En nuestro daño y su provecho abria ?
Y en el mayor contento , desabrido No piensa reparar hasta el divino
Se le pone delante , y representa Cielo y arruinar su monarquía ,
La dura y grave afrenta , con un miedo Haciendo aquellos bárbaros bizarros ,
Que todos le señalan con el dedo. Grandes fieros , bravezas y desgarros.
Si bien esto los nuestros lo miráran Pues al pueblo de Penco desolado
Y al temor con esfuerzo resistieran , Y de la fièra llama consumido ,
Sus haciendas y casas sustentáran , Dije como á gran priesa habia llegado
Y en la justa demanda fenecieran : Un indio mensajero , conocido ,
De mil desabrimientos no gustáran , Que por Caupolican era enviado ;
Ni al terrero del vulgo se pusieran ; Y habiendo de su parte encarecido
Del vulgo , que jamas dice lo bueno , La gran batalla ,' digna de momoria ,
Ni en decir los defectos tiene freno. Las gracias les rindió de la victoria.
Pero de un bando y de otro contemplada Dijo tambien , sin alargar razones ;
La diferencia en número de gentes , Que el general mandaba que partiese
La ciudad sin reparos , descercada , Lautaro con los prestos escuadrones ,
Con otra infinidad de inconvenientes : Y en el valle de Arauco se metiese ,
Y el ver puestas al filo de la espada Donde el senado y junta de varones
Las gargantas de tantos inocentes Tratase lo que mas les conviniese ;
Niños , mujeres , vírgenes , sin culpa , Pues en elfértil valle hay aparejo
Será bastante y lícita disculpa . Para la junta yeneral consejo.
Si no es disculpa y causa lo que digo , .En oyendo Lautaro aquel mandato ,
Se puede atribuir este suceso Levanta el campo , sin parar camina ,
A que fué del Señor justo castigo , Deja gran tierra atras , y en poco rato
Visto de su soberbia el gran esceso : Al monte Andalicano se avecina :
Permitiendo que el bárbaro enemigo, Y por llegar con súbito rebato
Aquel que fué su súbdito y opreso, El camino torció por la marina ,
Los eche de su tierra y posesiones , Ganosos de burlar al bando amigo ,
Y les ponga el honor en opiniones. Tomando el nombre y voz del enemigo.
Bien que en la Concepcion copia de gente Tanto marchó , que al asomar del dia
Estaba á la sazon , pero gran parte Dió sobre el general súbitamente ,
De barba blanca y arrugada frente , Con una baraunda y vocería
Inútil en la dura y bélica arte , Que puso en arma y alteró la gente :
Y poca de la edad mas suficiente Mas vuelto el alboroto en alegría ,
A resistir el gran rigor de Marte Conocida la burla claramente ,
Y á la parcial fortuna , que se muestra Los unos y los otros sin firmarse
En todos los sucesos ya siniestra. Sueltas las armas corren á abrazarse.
46 LA ARAUCANA .
Caupolican alegre , humano y grave , Y cuan poco las mallas los defienden
Los recibe , abrazando al buen Lautaro , Del corte de las hachas aceradas ;
Y con regalo y plática suave Si sus picas son largas y fornidas ,
Le da prendas y honor de hermano caro : Con las vuestras han sido ya medidas.
La gente , que de gozo en sí no cabe , De vuestro intento asegurarme quiero ,
Por la ribera de un arroyo claro ,
En juntas y corrillos derramada , Pues estoy del valor tan satisfecho ,
Celebran de beber la fiesta usada. Que gruesos muros de templado acero
Allanaréis poniéndoles el pecho :
Algun tiempo pasaron despues de esto Con esta confianza , yo el primero
• Antes que el gran senado fuese junto , Seguiré vuestro bando y el derecho
Tratando en su jornada y presupuesto Que teneis de ganar la fuerte España
Desde el principio al fin sin faltar punto : Y conquistar del mundo la campaña .
Pero al término justo y plazo puesto
Llegó la demas gente , y todo á punto , La deidad de esta gente entenderemos ,
Y si del alto cielo cristalino
Los principales hombres de la tierra
Entraron en consulta á uso de guerra. Deciende , como dicen , abrirémos
A puro hierro anchísimo camino ;
Llevaba el general aquel vestido Su género y linaje asolarémos :
Con que Valdivia ante él fué presentado ; Que no bastará ejército divino ,
Era de verde y púrpura, tejido Ni divino poder, esfuerzo y arte ,
Con rica plata y oro recamado , Si todos nos hacemos á una parte.
Un peto fuerte, en buena guerra habido,
En fin , fuertes guerreros , como digo ,
De fina pasta y temple relevado ,
La celada de claro y limpio acero , No puede mi intencion mas declararse :
Y un mundo de esmeralda por cimero . Aquel que me quisiere por amigo ,
A tiempo está que puede señalarse :
Todos los capitanes señalados Téngame desde aquí por enemigo
A la española usanza se vestian , El que quisiere á paces arrimarse.
La gente del comun y los soldados Aquí dió fin , y su intencion propuesta ,
Se visten del despojo que traian ; Esperaba sereno la respuesta.
Calzas , jubones , cueros desgarrados ,
En gran estima y precio se tenian ; Ceja no se movió , y aun el aliento
Apenas al espíritu halló via
Por inútil y bajo se juzgaba
Mientras duró el soberbio parlamento
El que español despojo no llevaba.
Que el gran Caupolicano les hacia.
A manera de triunfos , ordenaron Hubo en el responder el cumplimiento
El venir á la junta asi vestidos , Y ceremonia usada en cortesía ;
Y en el consejo , como digo , entraron A Lautaro tocaba , y escusado ,
Ciento y treinta caciques cogidos : Lincoya así responde levantado :
Por su costumbre antigua se sentaron ,
Segun que por la espada eran tenidos. Señor, yo no me he visto tan gozoso
Estando en gran silencio el pueblo ufano , Despues que en este triste mundo vivo ,
Así soltó la voz Caupolicano : Como en ver manifiesto el valeroso
Whit Intento tuyo , el ánimo y motivo :
Bien entendido tengo yo , varones , Y así , por pensamiento tan glorioso ,
Para que nuestra fama se acreciente , Me ofrezco por tu siervo y tu cautivo :
Que no es menester fuerza de razones , Que no quiero ser rey del cielo y tierra
Mas solo el apuntarlo brevemente ; Si hubiese de acabarse aquí la guerra .
Que segun vuestros fuertes corazones ,
Entrar la España pienso fácilmente , Y en testimonio desto , yo te juro
Y al gran emperador invicto Carlo De te seguir y acompañar de hecho ;
Al dominio araucano sujetarlo. Ni por áspero caso , adverso y duro ,
A la patria volver jamas el pecho :
Los españoles vemos que ya entienden Desto puedes , señor, estar seguro ;
El peso de las mazas barreadas , Y todo faltará y será deshecho
Pues ni en campo ni en muro nos atienden : Antes que la palabra acreditada
Sabemos como cortan sus espadas De un hombre como yo por prenda dada .
CANTO OCTAVO . 47
Así dijo ; y tras éi , aunque rogado , La máquina del cielo y fortaleza
El buen Peteguelen , Curaca anciano , Vendrá primero abajo hecha pedazos ,
De condicion muy áspera enojado , Que Tucapel en esta y otra empresa
Pero afable en la paz , fácil y humano , Falte un mínimo punto en su promesa.
Viejo , enjuto , dispuesto , bien trazado ,
Peteguelen , la vieja sangre fria
Señor de aquel hermoso y fértil llano ,
Se le encendió de rabia , y levantado
Con espaciosa voz y grave gesto Le dice : ¡ O arrogente ! la osadía
Propuso en sus razones sabias esto :
Sin discrecion jamas fué de esforzado.....
Fuerte varon y capitan perfeto , Pero Caupolican , que conocia
No dejaré de ser el delantero Del viejo á tiempo el ánimo arrojado ,
A probar la fineza deste peto Con discrecion le ataja las razones "
Y si mi hacha rompe el fino acero ; Haciendo proponer á otros varones.
Mas , como quien lo entiende , te prometo Puren se ofrece allí , y Angol se ofrece
Que falta por hacer mucho primero No con menor braveza y desatiento :
Que salgan españoles desta tierra , Ongolmo no quedó , segun parece ,
Cuanto mas ir á España á mover guerra. De mostrar su soberbio pensamiento :
Bien será que , señor, nos contentemos Del uno en otro multiplica y crece
Con lo que nos dejaron los pasados , El número en el mismo ofrecimiento.
Y á nuestros enemigos desterremos Colocolo , que atento estaba á todo ,
Que están en lo mas dello apoderados : Sacó la voz , diciendo de este modo :
Despues , por el suceso entenderémos La verde edad os lleva á ser furiosos ,
Mejor el disponer de nuestros hados. ¡O hijos y nosotros los ancianos
Esto á mí me parece ; y quien quisiere No somos en el mundo provechosos
Proponga otra razon si mejor fuere. Mas de para decir consejos sanos ;
Callando este cacique , se adelanta Que no nos ciegan humos vaporosos
Tucapelo , de cólera encendido , Del juvenil hervor y años lozanos :
Y sin respeto así la voz levanta Y así , como mas libres , entendemos
Con un tono soberbio y atrevido , Lo que siendo mancebos no podemos.
Diciendo : A mi la España no me espanta Vosotros , capitanes esforzados ,
Y no quiero por hombre ser tenido De sola una victoria envanecidos ,
Si solo no arruïno á los cristianos , Estais de tal manera levantados ,
Ora sean divinos , ora humanos. Que os parecen ya pocos los nacidos :
Pues lanzarlos de Chile y destruïrlos Templad , templad los pechos alterados
No será para mi bastante guerra ; Y esos vanos esfuerzos mal regidos ;
Que pienso , si me esperan , confundirlos No hagais de españoles tal desprecio ,
En el profundo centro de la tierra ; Que no venden sus vidas á mal precio.
Y si huyen , mi maza ha de seguirlos , Si dos veces , por dicha , los vencistes ,
Que es la que deste mundo los destierra :
Mirad cuando primero aquí vinieron
Por eso no nos ponga nadie miedo , Que resistir su fuerza no podistes ,
Que aun no haré en hacerlo lo que puedo. Pues mas de cinco veces os vencieron :
Y por mi diestro brazo os aseguro , En el licúreo campo ya lo vistes
(Si la maza dos años me sustenta) Lo que solos catorce alli hicieron :
A despecho del cielo , á hierro puro No será poco hecho y buen partido
De dar desto descargo y buena cuenta , Cobrar la tierra y crédito perdido.
Y no dejar de España enhiesto muro ; Debemos procurar con seso y arte
Y aun el ánimo á mas se me acrecienta , Redimir nuestra patria , y libertarnos ,
Que despues que allanáre el ancho suelo Dando à vuestras bravezas menos parte ,
A guerra incitaré al supremo cielo. Pues mas pueden dañar queaprovecharnos.
Que no son hados , es pura flaqueza ¡ O hijo de Leocan ! quiero avisarte ,
La que nos pone estorbos y embarazos ; Si quieres como sabio gobernarnos ,
Pensar que baya fortuna, es gran simpleza; Que temples esta furia , y con maduro
La fortuna es la fuerza de los brazos : Seso , pongas remedio en lo futuro .
2
48 LA ARAUCANA .
El consejo mas sano y conveniente Y Eponamon horrendo y espantable ,
Es que el campo en tres bandas repartido, Envuelto en la caliente sangre nuestra ,
A un tiempo , aunque por parte diferente, La corba garra tiende , el cerro yerto ,
Dé sobre el Cauten , pueblo aborrecido : Llevándonos al no sabido puerto.
Bien que esté en su defensa buena gente ,
Es poca ; y este asiento destruïdo , Tucapel , que de rabia reventando
Estaba oyendo al viejo , mas no atiende ,
Valdivia de allanar fácil seria ,
Pues no alcanza arcabuz ni artillería. Que dice : Yo veré si adivinando
De mi maza este necio se defiende :
Solo á mí Santiago me da pena ; Diciendo esto , y la maza levantando ,
Pero modo á su tiempo buscarémos La derriba sobre él , y así lo tiende ,
Para poderla entrar, y la Serena Que jamas mudó curso de planeta
Fácilmente despues la allanarémos. Ni fué mas adivino ni profeta.
Aunque sujeto á lo que el hado ordena ,
Quedóle desto el brazo tan sabroso ,
Es el mejor camino que tenemos.
Acabando con esto el sabio viejo , Segun la muestra , que movido estuvo
De dar tras el senado religioso ,
A muchos pareció bien su consejo .
Y no sé la razon que lo detuvo.
Tras este otro Curaca , hechicero , Caupolican atónito y rabioso
De la vejez decrépita impedido , Trasportada la mente un rato estuvo ;
Puchecalco se llama el agorero , Mas vuelto en si , con voz horrible y fiera
Por sabio en los pronósticos tenido , Gritaba Capitanes , muera ! muera !
Con profundo suspiro , intimo y fiero ,
Comienza así á decir entristecido : No le dió tanto gusto á aquella gente
Al negro Eponamon doy por testigo Lo que Caupolicano le decia ,
De lo que siempre he dicho y ahora digo. Cuanto al soberbio bárbaro impaciente
Viendo que ocasion tal se le ofrecia :
Por un término breve se os concede Era alto el tribunal , pero el valiente
La libertad , y habeis lo mas gozado : Los hace saltar de él tan á porfía ,
Mudarse esta sentencia ya no puede , Que ciento y treinta que eran , en un punto
Que está por las estrellas ordenado , Saltan los ciento y él tras ellos junto.
Y que fortuna en vuestro daño ruede :
Mirad que os llama ya el preciso hado Los que en el alto tribunal quedaron
Son los en esta historia señalados ,
A dura sujecion y trances fuertes :
Repárense á lo menos tanlas muertes. Que jamas de su asiento se mudaron ,
De donde lo miraban sosegados :
El aire de señales anda lleno , Que de ver uno solo no curaron
Y las nocturnas aves van turbando Mostrarse por tan poco alborotados ,
Con sordo vuelo el claro dia sereno Aunque los que saltaron de tan alto
Mil prodigios funestos anunciando : En menos estimaron aquel salto.
Las plantas con sobrado humor terreno
Se van , sin producir fruto , secando : Cubierto Tucapel de fina malla
Las estrellas , la luna , él sol lo afirman : Saltó como un ligero y suelto pardo
En medio de la timida canalla ,
Cien mil agüeros tristes lo confirman .
Haciendo plaza el bárbaro gallardo :
Mirolo todo , y todo contemplado , Con silbos , grita , en desigual batalla ,
No sé en qué pueda yo esperar consuelo , Con piedra , palo , flecha , lanza y dardo
Que de su espada el Orion armado Le persigue la gente de manera
Con gran ruïna ya amenaza el suelo : Como si fuera toro ó brava fiera.
Júpiter se ha al ocaso retirado ;
Solo Marte sangriento posce el cielo , Segun suele jugar por gran destreza
El liviano montante un buen maestro
Qué denotando la futura guerra
Enciende un fuego bélico en la tierra. Hiriendo con estraña ligereza
Delante , atras , á diestro y á siniestro ;
Ya la furiosa Muerte irreparable Con mas desenvoltura y mas presteza ,
Viene á nosotros con airada diestra ; Mostrándose en los golpes fuerte y diestro ,
Y la amiga Fortuna favorable El fiero Tucapel en la pelea
Con diferente rostro se nos muestra : Con la pesada maza se rodea .
CANTO OCTAVO. 49
De tullir y mancar no se contenta , Solo lo siente el bárbaro valiente ,
Ni para contentarse esto le basta ; Que satisfecho á su sabor no estaba ;
Solo de aquellos tristes hace cuenta Y volviendo á Lautaro el fiero gesto ,
Que su maza los hace torta ó pasta : En alta y libre voz le dijo aquesto.:
Rompe , magulla , muele y atormenta ,
Desgobierna , destroza , estropea y gasta : ¿Cómo , buen capitan , has estorbado
Tiros llueven sobre él arrojadizos El tomar desta vil canalla enmienda ,
Cual tempestad furiosa de granizos. Y verme destos rústicos vengado
Para que mi valor mejor se entienda ?
Pero sin miedo el bárbaro sangriento Lautaro le responde : Es escusado
Por las espesas armas discurria ; Quien viniere contigo á la contienda
Brazos , cabezas y ánimos sin cuento Que se pueda valer contra tu diestra ,
Soberbios quebrantó en solo aquel dia, Segun que dello has dado aqui la muestra.
Y cual menuda lluvia por el viento .
La sangre y frescos sesos esparcia : Conmigo puedes ir, que te aseguro
No discierne al pariente del estraño , Que ningun daño ó mal te sobrevenga.
Haciéndolos iguales en el daño . Tucapel le responde : Yo te juro
Que un paso ese temor no me detenga :
Las armas eran solo en defenderle Mi maza es la que á mí me da el seguro ;
De la canalla bárbara araucana , Lo demas como quiera vaya y venga :
Que en monton trabajaba de ofenderle ; Que el miedo es de los niños y mujeres.
Mas el temor la ofensa hacia liviana. Sus, alto , vamos luego á do quisieres.
Era , cierto , admirable cosa verle
Saltar y acometer con furia insana , Juntos los dos al tribunal llegando ,
Desmembrando la gente , sin poderse Tucapel de Lautaro adelantado
De su maza y presteza defenderse. Subió por la escalera , no mostrando
Punto de alteracion por lo pasado :
Caupolican , del caso no pensado El sagaz general disimulando
En tal furor y cólera se enciende , Con graciosa apariencia le ha tratado ;
Que estaba de bajar determinado Y de la rota plática el estilo
Aunque su gravedad se lo defiende : Lautaro así diciendo añudó el hilo :
Pero Lautaro alegre y admirado
Miraba como solo así contiende Invicto capitan , yo he estado atento
Un hombre contra tanto barbarismo , A lo que estos varones han propuesto ,
Incrédulo y dudoso de sí mismo. Y no sé figurarte el gran contento
Que me da ver su esfuerzo manifiesto :
Y en esto al general , con el debido Si de servirte tengo sano intento ,
Respeto y ojos bajos en el suelo Mis obras por las tuyas dirán esto ;
Le dice una merced , señor, te pido , Pues para ser del todo agradecidas
Si algo merece mi intencion y celo , Será poco perder por ti mil vidas.
Y es , que el gran desacato cometido ,
Perdones francamente á Tucapelo , Estos fuertes guerreros ayudarte
Pues ha mostrado en campo claramente Quieren á restaurar la propia tierra ,
Valer él mas que toda aquella gente. Porque en ello les va tambien su parte ,
Y por el vicio grande de la guerra :
Perplejo el general estaba en duda ; No puedo yo dejar de aconsejarte ,
Pero mirando al fin quién lo pedia , ( Aunque todo el consejo en ti se encierra}
Luego el ejecutivo intento muda , Aquello que mejor me pareciere
Y con el rostro alegre respondia : Y mas bien al bien público viniere.
El ha tenido en vos bastante ayuda ,
Por la cual le perdono ; y mas decia , Es mi voto que debes atenerte
Que fuese á las escuadras , y mandase Al consejo , con término discreto ,
Que el combatirle mas luego cesase. Del sabio Colocolo , que por suerte
Le cupo ser en todo tan perfeto :
Baja Lautaro al campo , y prestamente Así que , gran señor, sin detenerte ,
El rico cuerno á retirar tocaba , Cumple que esto se ponga por efeto
Al son del cual se recogió la gente , Antes que los cristianos se aperciban ,
Que recogerse á nadie le pesaba : Porque mas flacamente nos reciban.
4
.
50 LA ARAUCANA .
Y pues que Mapocho solo es temido , Despues do estaba el pueblo deseoso
Despues que lo demas esté allanado , De saber novedades , se bajaron ,
Por el potente Eponamon te pido Donde lo difinido y decretado
Que el cargo de asolarle me sea dado : Con general pregon fué declarado .
La tierra palmo á palmo la he medido , Estuvieron allí catorce dias
Con españoles siempre he militado :
En grande regocijo y mucha fiesta ,
Entiendo sus astucias é invenciones ,
Ocupados en juegos y alegrías ,
s
El modo , el arte , el tiempo y ocasione . Y en quien mas veces bebe sobre apuesta :
Quinientos araucanos solamente Despues contra los pueblos del Mesías
Quiero para la empresa que yo digo , La alborozada gente en órden puesta ,
Escogidos en toda nuestra gente : Marcha Caupolican con la vanguardia ,
Un soldado de mas no ha de ir conmigo . Quedando Lemolemo en retaguardia .
Aquí lo digo , estando tú presente Cerca llegó el ejército furioso
Y estos sabios caciques , que me obligo
De la Imperial , fundada en sitio fuerte ,
De darte la ciudad puesta en las manos
Con cien cabezas nobles de cristianos . Donde el fiero enemigo victorioso
La pensaba entregar presto á la muerte :
Aquí se cerró el bárbaro orgulloso , Mas el Eterno Padre poderoso
Y gran rato sobre ello platicaron : Lo dispone y ordena de otra suerte ,
Pareciéndoles modo provechoso , Dilatando el azote merecido ,
Todos en este acuerdo concordaron : Como veréis , prestando atento oïdo.
CANTO IX .
Llegan los araucanos à tres leguas de la Imperial con grueso ejército no ha efecto su intencion
por permision divina. Dan la vuelta á sus tierras , á donde los vino nueva que los españoles
estaban en el asiento de Penco reedificando la ciudad de la Concepcion ; vienen sobre los
españoles , y hubo entre ellos una recia batalla .
Si los hombres no ven milagros tantos En contar una cosa estoy dudoso ,
Como se vieron en la edad pasada , Que soy de poner dudas enemigo ,
Es causa haber agora pocos santos , Y es un estraño caso milagroso
Y estar la ley cristiana autorizada : Que fué todo un ejército testigo :
Y así de cualquier cosa hacen espantos Aunque yo soy en esto escrupuloso ,
Que sobre el natural uso es obrada ; Por lo que dello arriba , señor, digo ,
Y no solo al autor no dan creencia , No dejaré en efeto de contarlo ,
Mas ponen en su crédito dolencia. Pues los indios no dejan de afirmarlo.
Que si al enfermo quiere Dios sanarle , Y manifiesto vemos hoy en dia
Por su costumbre y tiempo convalece : Que , porque la ley sacra se estendiesc ,
Si al bajo miserable levantarle , Nuestro Dios los milagros permitia
Por modos ordinarios le engrandece : Y que el natural órden se escediese :
Si al soberbio hinchado derribarle , Presumirse podrá por esta via
Por naturales términos se ofrece : Que, para que á la fe se redujese
De suerte que las cosas de esta vida La bárbara costumbre y ciega gente ,
Van por su natural curso y medida. Usase de milagros claramente.
Por do vemos que Dios quiere y procura Ya dije que el ejército araucano
Hacer su voluntad naturalmente , De la Imperial tres leguas se alojaba
Sirviendo de instrumento la natura , En un dispuesto asiento y campo llano
Sobre la cual él solo es el potente ; Y que Caupolican determinaba
Y así los que creyeren por fe pura Entrar el pueblo con armada mano :
Merecen mas que si palpablemente Tambien como el castigo dilataba
Viesen lo que despues de ya visible Dios á su pueblo ingrato y sin enmienda ,
Sacarlos de que fué seria imposible. Usando de elemencia y larga rienda.
CANTO NOVENO .
51
Estaba la Imperial desbastecida Cubierta de un hermoso y limpio velo ,
De armas , de municion y vitualla ; Con tanto resplandor, que al medio dia
Bien que la gente della era escogida , La claridad del sol delante della
Pero muy poca para dar batalla : Es la que cerca dél tiene una estrella.
Fuera por los cimientos destruïda ,
Desterrando el temor la faz sagrada
Cualquier fuerza bastára á arruinalla ;
A todos confortó con su venida :
Y persona de dentro no escapára
Si á vista el pueblo bárbaro llegára. Venia de un viejo cano acompañada ,
Al parecer de grave y santa vida :
Cuando el campo de allí queria mudarse, Con una blanda voz y delicada
Que ya la trompa á caminar tocaba , Les dice : ¿A dónde andais , gente perdida?
Súbito comenzó el aire à turbarse , Volved , volved el paso á vuestra tierra ,
Y de prodigios tristes se espesaba : No vais á la Imperial á mover guerra .
Nubes con nubes vienen á cerrarse ,
Turbulento rumor se levantaba , Que Dios quiere ayudar á sus cristianos
Que con airados impetus violentos Y darles sobre vos mando y potencia ;
Mostraban su furor los cuatro vientos. Pues ingratos , rebeldes é inhumanos
Así le habeis negado la obediencia :
Agua recia , granizo , piedra espesa Mirad , no vais allá , porque en sus manos
Las intricadas nubes despedian : Pondrá Dios el cuchillo y la sentencia .
Rayos , truenos , relámpagos á priesa Diciendo esto , y dejando el bajo suelo ,
Rompen los cielos y la tierra abrian : Por el aire espacioso subió al cielo.
Hacen los vientos áspera represa ,
Que en su entera violencia competian : Los araucanos la vision gloriosa
Cuanto topa arrebata el torbellino , De aquel velo blanquísimo cubierta
Alzándolo en furioso remolino. Siguen con vista fija y codiciosa ,
Casi sin alentar la boca abierta :
Un miedo igual á todos atormenta : Ya que despareció fué estraña cosa ,
No hay corazon , no hay ánimo así entero , Que, como quien atónito despierta ,
Que en tanta confusion , furia y tormenta Los unos á los otros se miraban
No temblase , aunque mas fuese de acero. Y ninguna palabra se hablaban.
En esto Eponamon se les presenta
En forma de un dragon horrible y fiero , Todos de un corazon y pensamiento ,
Con enroscada cola , envuelto en fuego , Sin esperar mandato ni otro ruego ,
Y en ronca y torpe voz les habló luego , Como si solo aquel fuera su intento ;
El camino de Arauco toman luego :
Diciéndoles : que á priesa caminasen Van sin órden , ligeros como el viento ;
Sobre el pueblo español amedrentado ; Paréceles que de un sensible fuego
Que por cualquiera banda que llegasen Por detras las espaldas se encendian ,
Con gran facilidad seria tomado ; Y así con mayor impetu corrian.
Y que al cuchillo y fuego le entregasen
Sin dejar hombre á vida y muro alzado . Heme , señor, de muchos informado ,
Esto dicho , que todos lo entendieron , Para no lo escribir confusamente :
En humo se deshizo , y no lo vieron. A veinte y tres de abril , que hoy es mediado ,
Hará cuatro años cierta y justamente
Al punto los confusos elementos Quel el caso milagroso aquí contado
Fueron sus movimientos aplacando , Aconteció , presente tanta gente,
Y los desenfrenados cuatro vientos El año de quinientos y cincuenta
Se van á sus cavernas retirando : Y cuatro sobre mil por cierta cuenta.
Las nubes se retraen á sus asientos ,
El cielo y claro sol desocupando : Va la verdad en suma declarada ,
Solo el miedo en el pecho mas osado Segun que de los bárbaros se sabe ,
No dejó su lugar desocupado . Y no de fingimientos adornada ,
Que es cosa que en materia tal no cabe.
La tempestad cesada , el raso cielo Tienen ellos por cosa averiguada
Vistió el húmido campo de alegría ;
Cuando con claro y presuroso vuelo (Que no es en prueba desto poco grave )
Que por esta vision hubo en dos años
En una nube una mujer venia Hambres, dolencias, muertes y otros daños.
52 LA ARAUCANA .
Que la mar, reprimiendo sus vapores, Juntáronse á la usada borrachera
Faltó la agua y vertientes de la sierra , (Orden antigua y detestable vicio )
Talando el sol en tierna edad las flores , La mas ilustre gente y señalada
Ayudado del fuego de la guerra . A dar difinicion en la jornada .
Como creció la seca y las calores , Tratando en general concilio estaban
Por falta de humidad la árida tierra
Del bien y aumentacion de aquel estado,
Rompió banco y alzóse con los frutos Cuando cuatro soldados arribaban
Dejando de acudir con sus tributos. Con triste muestra y paso apresurado ,
Causó que una maldad se introdujese Haciéndoles saber como ya andaban
En el distrito y término araucano , En el sitio de Penco arruinado
Y fué que carne humana se comiese , Cantidad de españoles trabajando ,
(i Inorme introducion , caso inhumano ! ) Un grueso y fuerte muro levantando ;
Y en parricidio atroz se convirtiese
El hermano en sustancia del hermano : Diciéndoles venimos , o guerreros ,
De parte de los pueblos comarcanos
Tal madre hubo, que al hijo muy querido
Al vientre le volvió do habia salido. Con facultad bastante á prometeros ,
Si desterrais de nuevo à los cristianos ,
Digo , pues , que los bárbaros llegando Que pagarán con suma de dineros
Al valle de Puren , paterno suelo , El trabajo y labor de vuestras manos ;
Las armas por entonces arrimando , Y no habiendo el efecto deseado ,
Dieron lugar al tempestuoso cielo. La tercia parte hayais de lo asentado .
Es este tiempo , en estas partes , cuando Viendo el poco reparo y resistencia
El encogido invierno con su hielo Que sin vuestro favor todos tenemos ,
Del todo apoderándose en la tierra Les dimos llanamente la obediencia
Pone punto al discurso de la guerra. Que en el tiempo infelice dar solemos.
Espárcese y derrámase la gente , No fué por opresion , no fué violencia ;
Dejan el campo y buscan los poblados , Pues , aunque desdichados , entendemos
Cesa el fiero ejercicio comunmente , Cuan breve es el sospiro de la muerte ,
La tierra cubren húmidos nublados . Que pone fin y límite á la suerte :
Mas cuando enciende á Escorpio el sol ar Mas , porque estando Arauco tan vecino ,
Y la frígida nieve los collados [diente Y fija en su favor la instable rueda ,
Sacuden de sus cimas levantadas , La paz nos pareció mejor camino
Ya de la nueva yerba coronadas. Para que remediar todo se pueda ;
En este tiempo el bullicioso Marte Ya que lo estrague el áspero destino ,
Saca su carro con horrible estruendo , Tiempo para morir despues nos queda ;
Y ardiendo en ira belicosa parte , Pues no estarán los brazos tan cansados
Por el dispuesto Arauco discurriendo , Que no puedan abrir nuestros costados ,
Hace temblar la tierra á cada parte , Y pues os es patente y manifiesta
Los ferrados caballos impeliendo ; La embajada y gran priesa que traemos,
Y en la diestra el sangriento hierro agudo
Bate con la siniestra el fuerte escudo. En ella hora tråtad , que la respuesta
Con la resolucion esperarémos :
Luego á furor movidos los guerreros Brevedad os pedimos , que con esta
Toman las armas , dejan el reposo ; Podrá ser que sin riesgo derribemos
Acuden los remotos forasteros La soberbia española y confianza ,
Al cebo de la guerra codicioso : Antes que les dé esfuerzo la tardanza.
De los hierros renuevan los aceros ;
No se puede decir el gran contento
Templan la cuerda al arco vigoroso ; Que les dió á los caciques la embajada :
El peso de las mazas acrecientan ,
Y el duro fresno de las astas tientan . De todos desde allí en el pensamiento ,
Antes que se acabase fué acetada :
La gente andaba ya desta manera , Pero tuvieron freno y sufrimiento ,
Con el son de las armas y bullicio , Que la primera voz estaba dada
Que codiciosa comenzar espera Al hijo de Leocan , que consultado ,
El deseado bélico ejercicio : Así responde en nombre del senado ,
CANTO NOVENO. 53
333
Estamos con razon maravillados Con gran trabajo y gasto levantaron
De lo que en este caso hemos oïdo , Pequeña copia y número de gente :
¿ Y es verdad que hay cristianos tan osados Afirmar la ocasion desto no puedo ,
Que quieren con nosotros mas ruïdo ? Si fué la poca paga ó mucho miedo.
Sus , sus , que estos varones esforzados
Acetan la promesa y el partido : Al yermo Penco herboso habian llegado .
No dando entero fin á la jornada , Y un sitio , que en mitad del pueblo habia,
Del trabajo no quieren llevar nada. Le tenian de tapion fortificado ,
Que en recogido cuadro le ceñia ,
Bien os podeis volver luego con esto, De dos fuertes bastiones abrigado ,
Que sin duda en efeto lo pondrémos , Que cada uno dos frentes descubria ,
Y sobre los cristianos , lo mas presto Y á cada frente asiste una bombarda
Que se pueda dar órden, llegarémos ; Que con maciza bala el paso guarda.
Donde se mostrará bien manifiesto
Lo poco en que nosotros los tenemos : La gente comarcana , con fingida
Pero habeis de advertir con sabio modo Muestra , la paz malvada aseguraba ,
Que aviso se nos dé siempre de todo. Esperando la ayuda prometida
Que á cencerros tapados caminaba ;
Muy alegres los cuatro se partieron Pero no fué secreta esta partida ,
Por llevar tal respuesta ; y caminando Pues entre los cristianos se trataba
En breve á sus señores se volvieron , Que el valiente Lautaro habia pasado
Que estaban por momentos aguardando : Las lomas con ejército formado.
Y visto el buen despacho que trujeron ,
El contento y traicion disimulando , Suénase que Purén allí venia ,
Sufrian con discrecion las vejaciones Tomé , Pillolco , Angol y Cayeguano ,
Encubriendo las falsas intenciones. Tucapel , que en orgullo y bizarría
No le igualaba bárbaro araucano ,
Domésticos se muestran en el trato , Ongolmo , Lemolcmo y Lebopia ,
Nadie toma la causa y la defiende , Caniomangue , Elicura , Mareguano ,
Conociendo que el medio mas barato Cayocupil , Lincoya , Lepomande ,
Del araucano ejército depende ; Chilcano , Leucoton y Mareande.
Y con doble y solicito contrato
Todos estos varones señalados
La esperada venganza se pretende
Debajo de humildad y gran secreto Fueron para esta guerra apercebidos
Para que su intencion viniese á efeto. Con otros dos mil pláticos soldados
En el copioso ejército escogidos.
De nuestra gente y pueblo destrozado . Venian de fuertes petos arreados ,
Gran descuido en hablar he yo tenido ; Gruesas picas de hierros muy fornidos ,
Mas como es en el mundo acostumbrado Ferradas mazas, hachas aceradas ,
Desamparar la parte del vencido : Armas arrojadizas y enastadas.
Asi yo tras el bando afortunado
He llevado camino tan seguido ; Desta manera el escuadron camina
En la callada noche y sombra escura 2
Y si aquí la ocasion no me avisára
Jamas pienso que della me acordára. Debajo del gobierno y disciplina
Del cuidoso Lautaro , que procura
Conté de la ciudad la despoblada Llegar cuando la estrella matutina
Y de sus ciudadanos el camino ; Alegra el mustio campo y la verdura ;
Púselos en el fin de la jornada , Antes que por aviso y doble trato
Do forzoso dejarlos me convino ; De su venida hubiese algun recato.
Pues volviendo á la historia comenzada
Y al duro proceder de su destino , Pero los españoles, de un amigo
Estuvieron el tiempo en Santiago Bárbaro que con ellos contrataba ,
Que yo dellos mencion aquí no hago. Saben como el ejército enemigo
Con riguroso intento se acercaba :
Retirados allí , se reformaron Pues avisados desto , como digo ,
De todo el aparato conveniente , Y de cuanto en secreto se trataba ,
Donde por los mas votos acordaron Al trance se aparejan y batalla ,
Reedificar á Penco nuevamente . Requiriendo los fosos y muralla.
54 LA ARAUCANA .
Era caudillo y capitan de España , Mil instrumentos bárbaros tocando ,
El noble montañes Juan de Alvarado , Con grande orgullo y paso mas tendido
Hombre sagaz , solícito y de maña , Se vienen acercando á los de España ,
De gran esfuerzo y discrecion dotado ; Sonando en torno toda la campaña.
El cual con órden y presteza estraña ,
Quieren los españoles responderlos
Del presente peligro recatado , Con el horrible son de armada mano ,
Sazon no pierde , tiempo y coyuntura ,
Antes las prevenciones apresura . Calan el monte á fin de acometerlos ,
Teniendo por mejor el sitio llano :
Que al punto , apercebidos los soldados , Bajas las lanzas vienen á romperlos ;
En su lugar cada uno dellos puesto , Pero la osada muestra salió en vano ,
Manda á nueve guerreros mas cursados Que los bárbaros ya disciplinados
Que salgan á correr la tierra presto : Del todo se cerraron apiñados .
Y en la cerrada noche confiados
Tan espesas las picas derribaron
Llegan al campo bárbaro , y en esto
Del callado escuadron fueron sentidos , Con pié y con rostro firme hacia delante ,
Levantando terribles alaridos. Que no solo el encuentro repararon ,
Pero á desbaratarlos fué bastante :
La grita , el sobresalto , los rumores . Los nuestros sin romper se retiraron ,
El súbito alboroto de la guerra , Y ellos gloriosos con furor pujante
Las sonorosas trompas y atambores Por dar remate al venturoso lance
Hacen gemir y estremecer la tierra : Siguen con piés ligeros el alcance.
En esto los astutos corredores ,
Atravesando una pequeña sierra , Apretándolos iban reciamente ,
Toman la vuelta por mas corta via , Los nuestros resistiendo y peleando ,
Dando aviso á la amiga compañía. Hasta el estrecho paso de una puente ,
Que allí Lautaro , al cuerno aliento dando ,
Juan de Alvarado con ingenio y arte El araucano ejército obediente
De la fuerza lo flaco fortifica , Se va al son conocido reparando ;
Y en lo mas necesario , alli reparte Del fuerte tanto trecho esto sería
Gente del arcabuz y de la pica : Cuanto tira un cañon de puntería.
Proveido recaudo en toda parte , Detúvose Lautaro con intento
A recibir al araucano pica
De esperar al caliente medio dia ,
Con la ligera escuadra de caballo , Porque de la mañana el fresco viento
Por no mostrar temor en esperallo .
Los caballos y gente alentaría :
La nueva claridad del dia siguiente Reforma su escuadron , haciendo asiento
Sobre el claro horizonte se mostraba , A vista de los nuestros , que á porfia
Y el sol por el dorado y fresco oriente Se habian al sitio fuerte recogido ,
De rojo ya las nubes coloraba Teniendo por mejor aquel partido.
A tal hora Alvarado con su gente
Cuando el sol en el medio cielo estaba
Del prevenido fuerte se alejaba
No declinando á parte un solo punto ,
En busca de la escuadra lautarina ,
Y la aguda chicharra se entonaba
Que á mas andar tambien se le avecina.
Con un desapacible contrapunto ,
Los nuestros media legua aun no se habian El astuto Lautaro lavantaba
De aquel su muro lejos alongado , Su campo en escuadron cerrado y junto
Cuando al calar de un monte descubrian Con grande estruendo y paso concertado
El araucano ejército ordenado . Hácia el sitio español fortificado.
Alli las limpias armas relucian
Con audacia , desden y confianza
Mas que el claro cristal del sol tocado , Lautaro contra el fuerte caminaba :
Cubiertas de altas plumas las celadas
Verdes , azules , blancas , encarnadas. Siguele atras la gente en ordenanza ,
Y él con gracioso término arrastraba
¿ Quién pintaros podrá el contento cuando Una larga , ñudosa y gruesa lanza ,
Sienten los araucanos el ruido , Que airoso poco aá poco la terciaba ,
Que , las diestras en alto levantando , Y tanto por el cuento la blandia ,
Pusieron en el cielo un alarido ? Que juntar los estremos parccia.
CANTO NOVENO . 55
Los pocos españoles salen fuera , Quien antes no nadaba , de medroso
Que encerrados no quieren esperallos ; Las olas rompe agora y nadar sabe :
De arcabuces delante una hilera , Mirad , pues , el temor á qué ha llegado ,
Otra de picas luego , y los caballos Que viene á ser de miedo el hombre osado.
'A los lados y así desta manera
Con fiera muestra vienen á buscallos . Los que están en la fuerza retraidos ,
Llegados á do ya podian herirse Como buenos guerreros se defienden ;
Los unos á los otros dejan irse ; Muertos quieren quedar y no vencidos ,
Que ya solo un honrado fin pretenden :
Y de rencor intrínseco aguijados Y con tal presupuesto embravecidos ,
Los movidos ejércitos venian : Sin esperanza de vivir ofenden ,
Suenan los arcabuces asestados : Haciendo en los contrarios tal estrago
Del humo , fuego y polvo se cubrian. Que la plaza de sangre era ya lago.
Los corvos arcos con vigor flechados
Gran número de tiros despedian : Lautaro , gente y armas contrastando ,
Vuelan nubadas de armas enastadas , En la fuerza el primero entrado habia ,
Y muerto á dos soldados en entrando
Por los valientes brazos arrojadas.
Que en suerte le cupieron aquel dià .
Cuales contrarias aguas á toparse Lincoya iba hiriendo y derribando :
Van con rauda corriente sonorosa 2 Mas ¿quién podrá decir la bravería
Que, resistiendo al tiempo del mezclarse , De Tucapel , que el cielo acometiera
Aquella mas violenta y poderosa Si hallára algun camino ó escalera ?
A la menos pujante sin pararse
Volveria contra el curso es cierta cosa : No entró el fuerte por puerta ni por puente,
Así á nuestro escuadron forzosamente Antes con desenvuelto y diestro salto ,
Le arrebató la bárbara corriente. Libre el foso saltó ligeramente ,
Y estaba en un momento en lo mas alto :
No pudiendo sufrir la fuerza brava No le pudo seguir por alli gente ,
Del número de gente y movimiento , El solo de aquel lado dió el asalto ;
Al español el bárbaro llevaba Mas , como si de mil fuera guardado ,
Como á liviana paja el recio viento. Se arroja luego en medio del cercado .
Entran sin órden , que ya rota andaba ,
Todos mezclados en el fuerte asiento , Apenas puso el pié firme en la plaza ,
Cuando el furioso bárbaro , esgrimiendo
Y dentro del cuadrado y ancho muro
Comienzan pié con pié un combate duro. La ejercitada , dura y gruesa maza ,
Iba los enemigos esparciendo :
Algunos españoles castigados No vale malla fina ni coraza ;
Recogerse en la fuerza no quisieron , Y las celadas fuertes , no pudiendo
Que eran de corazones congojados Sufrir los recios golpes que bajaban ,
Y de verse en estrecho rehuyeron : Machucando los sesos se abollaban.
Quieren el campo abierto , y por los lados
Del turbado monton se dividieron ; Unos deja tullidos y contrechos ,
Pero los de mas ser, con mano osada Otros para en su vida lastimados ,
Procuran amparar la plaza entrada. A quien hunde el pescuezo por los pechos ,
A quien rompe los lomos y costados
Alli quieren morir ó defenderse : Cual si fueran de blanda cera hechos :
La carrera mas larga otros tomaron , Magulla , muele y deja derrengados ,
Que acordaron con tiempo guarecerse ; Y en el mayor peligro osadamente
Otros á la marina se llegaron , Se arroja sin temor de armas y gente.
Metiéndose en un barco , sin poderse Contra Ortiz revolvió con muestra airada
Sufrir, las corvas áncoras alzaron ;
Que habia muerto á Torquin , mozo animo
Satisfaciendo al miedo y bajo intento
Las velas con presteza dan al viento. La maza alta , y la vista en él clavada, [so,
Rompe por el tropel de armas furioso :
Quien en llegar es algo perezoso , No sé cual fué la espada señalada
Viendo levar el áncora á la nave , Ni aquel brazo pujante y provechoso
No duda en arrojarse al mar furioso , Que el mástil cercenó del araucano
Teniendo aquel morir por menos grave. Y dos dedos con él de la una mano.
56 LA ARAUCANA .
Con el encendimiento que llevaba Pero en esta sazon Juan de Alvarado ,
No sintió la herida de repente ; La furia de una punta le reprime ,
Mas cuando el brazo y golpe descargaba , Que al tiempo que el furioso alfange alzaba
Que los dedos y maza faltar siente , Por debajo del brazo le calaba.
Herida tigre hircana no es tan brava ,
Ni acosado leon tan impaciente No halló defensa la enemiga espada ;
Como el indio , que lleno de postema , Lanzándose por parte descubierta ,
Del cielo , infierno , tierra y mar blasfema . Derecho al corazon hizo la entrada ,
Abriendo una sangrienta y ancha puerta :
Sobre las puntas de los piés estriba , La cara antes del jóven colorada
Y en ellas la persona mas levanta : Se vió de amarillez mustia cubierta ;
El brazo cuanto puede atras derriba , Descoyuntóle el brazo un mortal hielo ,
Y el trozo impele con violencia tanta Batiendo el cuerpo helado el duro suelo.
Que á Ortiz, que alta la espada sobre él iba,
La celada y los cascos le quebranta , El corpulento mozo Mareguano ,
Y del grave dolor desvanecido Que airado á todas partes discurria ,
Dió en el suelo de manos sin sentido. Llegó al tiempo que Angol por diestra mano
Al riguroso hierro se rendia :
El bárbaro con esto no vengado , Era su intimo amigo y primo hermano,
Viene sobre él con furiá acelerada , De estrecho trato antiguo y compañía ;
Y con la diestra , aun no medrosa, airado; Pues fué siempre en la vida igual la suerte ,
A Ortiz arrebató la aguda espada ; Quiero, dijo, tambien que sea en la muerte :
Alzándole la cota por un lado ,
Le atravesó de la una á la otra hijada , Y contra el matador con repentina
Y la alma del corpóreo alojamiento Rabia , que el pecho y venas le abrasaba ,
Hizo el duro y forzoso apartamiento. Un macizo y fornido tronco empina ,
Y con fuerza sobre él lo derribaba.
La espada á la siniestra el indio trueca , Mas temiendo del golpe la ruina
Sintiéndose tullido de la diestra , Alvarado , que el ojo alerta estaba ,
Y del golpe primero otro derrueca , Saca presto el caballo apercebido ,
Que tambien en herir era maestra : Y en el suelo el troncon quedó metido.
Como suele segar la paja seca
El presto segador con mano diestra , Chilcan , Ongolmo , Cayeguan de un lado ,
Así aquel Tucapel con fuerza brava Lepomande y Purén en compañía ,
abian así á los nuestros apretado ,
Brazos , piernas y cuellos cercenaba .
Que ganaron gran crédito aquel dia :
Dejándose guiar por do la ira Tomé , Cayocupil y el esforzado
gue y Lebopía ,
Le llevaba furioso discurriendo , Pillolco , Canioman
Unos hiere , maltrata , otros retira , Mareande , Elicura y Lemolemo
La espesa selva de astas deshaciendo : De su valor mostraron el estremo .
Acaso al padre Lobo un golpe tira ,
En esto un rumor súbito se siente
Que contra cuatro estaba combatiendo ,
El cual sin ver el fin de aquella guerra Que los cóncavos cielos atronaba ,
Dió el alma á Dios y el cuerpo dió á la tierra. Y era que la victoria abiertamente
Por el bárbaro infiel se declaraba :
El grave Leucoton , no menos fuerte , Ya la española destrozada gente
Con el valor que el cielo le concede , Al camino de Itáta enderezaba ,
Hiere, aturde, derriba y da la muerte , Desamparando el suelo desdichado ,
Que nadie en fuerza y ánimo le escede : De sangre y enemigos ocupado.
No sé cómo á escribirlo todo acierte ,
Del todo á toda furia comenzando
Que mi cansada mano ya no puede
Por tanta confusion llevar la pluma , Iban los españoles la huïda ,
Y así reduce mucho á breve suma. Siempre mas el temor apresurando
Con agudas espuelas la corrida.
Tambien Angol , soberbio y esforzado , Sigue el alcance y valos aquejando
Su corvo y gran cuchillo en torno esgrime, La bárbara canalla embravecida ,
Hiere al joven Diego Oro , y del pesado Envuelta en una espesa polvoreda ,
Golpe en la dura tierra el cuerpo imprime : Matando al que por flojo atras se queda.
CANTO NOVENO . 57
Alvarado con ánimo y cordura No aprovechan promesas de dineros ,
Los anima y esfuerza , y no aprovecha ; Ni de bienes alli representados :
Que la turbada gente en tal rotura Tanto el miedo ocupado los habia
Huye la muerte y plaza tan estrecha : Que lugar la codicia aun no tenia ;
Cuál encamina al monte , y cuál procura
Antes los intereses despreciando
De Mapocho la senda mas derecha ,
Y cuál , y cual constante todavía , Se muestran allí poco codiciosos ,
Animoso con Atropos porfia. Tras las ricas celadas arrojando
Petos de fina plata embarazosos :
Estos honrosa muerte deseando Y así , de las promesas no curando ,
Despreciaban la vida deshonrada , Jugaban los talones presurosos :
Aquel forzoso punto dilatando Solo las alas de Icaro quisieran ,
Con raro esfuerzo y valerosa espada : Aunque pasando el mar se derritieran.
Presto quedó la plaza sin un bando ,
Juan y Hernando Alvarados la jornada
De almas vacía y de cuerpos ocupada , Con el valiente Ibarra apresuraban ,
Que animosos los pocos que quedaban Animando la gente desmayada ,
A las armas y muerte se entregaban .
Mas no por esto el paso moderaban :
Unos por los costados caen abiertos ; Abren por la carrera embarazada ,
Otros de parte á parte atravesados ; Que ligeros caballos gobernaban ,
Otros que de su sangre están cubiertos , Y aunque con viva espuela los batian ,
Se rinden á la muerte desangrados : Alargarse de un indio no podian.
Al fin , todos quedaron allí muertos ,
Delante largo trecho de la gente ,
Del riguroso hierro apedazados. A los tres les da caza y atormenta
Vamos tras los que aguijan los caballos , Un espaldudo bárbaro valiente
Que no harémos poco en alcanzallos .
Rengo llamado , mozo de gran cuenta :
Quien por camino incierto, quien por senda Este solo los sigue osadamente
Aspera , peligrosa y desusada , Y á voces con palabras los afrenta ;
Bate al caballo y dale suelta rienda , Y los aprieta y corre á campo raso ,
Queel miedo es grande y grande la jornada : Sin poderle ganar un solo paso.
El bárbaro escuadron con grita horrenda ,
Jo! jo! (les va gritando ) espera ! espera !
Por sierra , monte , llano y por cañada Que mas en castellano no sabia ;
Las espaldas les iba calentando ,
Pero en su natural lengua primera
Hiriendo , dando muerte y derribando.
Atrevidas injurias les decia.
Habia de la comarca concurrido Tres leguas los corrió desta manera ,
Gente armada por uno y otro lado , Que jamas de las colas se partia
Que á la mira imparcial habia asistido Por mucho que aguijasen los rocines ,
Hasta ver el derecho declarado : Llamándolos infames y ruïnes .
En esto alzando un súbito alarido , Llevaba una arma en alto levantada ,
Con el orgullo á vencedores dado , Que no hay quien su facion y forma diga :
Baja las armas , hasta alli neutrales ,
Era una gruesa haya mal labrada
En daño de las señas imperiales.
De la grandeza y peso de una viga ;
Sale en el codicioso seguimiento De metal la cabeza barreada ;
De la española gente , que corria Y esgrímela el garzon sin mas fatiga
Con furia y ligereza mas que el viento , Que el presto esgrimidor suelto y liviano
Sin hacerse uno á otro compañía : Juega el fácil baston con diestra mano.
La mucha turbacion y desatiento Si alguna vez con el troncon pesado
Que á los nuestros el miedo les ponia Los caballos el bárbaro alcanzaba ,
Los lleva sin caminos , esparcidos Era de fuerza el golpe tan cargado
Por sierras , valles , montes , por ejidos . Que casi derrengados los dejaba ;
Los que tienen caballos mas ligeros Así cada caballo escarmentado
↑ Oh cuán de corazon son envidiados ! Sin espuelas el curso apresuraba :
¡ Qué poco se conocen compañeros Que jamas fué baqueta en la corrida
De largo tiempo y amistad tratados ! Como el baston del bárbaro temida .
58 . LA ARAUCANA .
Aunque gran trecho aquel follon se aleja Y triunfe de nosotros vitorioso !
Del seguro monton y amigo bando , No es bien que de españoles tal se cuente :
No por esto la dura empresa deja , Volvamos , y de aqui jamas pasemos
Antes mas los persigue y va afrentando : Si primero morir no le hacemos.
Con prestos piés y maza los aqueja ,
La nacion española profanando Así dijo, y las riendas revolviendo ,
En lenguaje araucano , que entendian Segunda vez el vado atravesaban ;
Los tres , que á mas correr dél se desvian . De morir ó matarle proponiendo ,
Los caballos cansados aguijaban :
Veinte veces revuelven los cristianos , En esto el araucano , conociendo
Dando sobre él con súbita presteza ; La cólera y furor con que tornaban ,
A todos tres les da , llenas las manos,2 Olvidando la maza y presupuesto ,
Con su diabólica arma y ligereza : Las voladoras plantas mueve presto.
Entre tanto llegaban los ufanos
Indios en el alcance sin pereza ; Una larga carrera por la arena
Y volviendo los tres á su carrera Los tres á toda furia le siguieron,
El bárbaro y baston sobre ellos era. Aunque en balde tomaron esta pena ,
Que el indio mas corrió que ellos corrieron :
No por áspero monte ni agria cuesta Faltos , no de intencion pero de lena ,
Afloja el curso y animoso brio ; De cansados las riendas recogieron ;
Antes cual correr suele sobre apuesta Y en un áspero sitio y peligroso
Tras las fieras el Puelche en desafío , Les hizo rostro el bárbaro animoso .
Los corre , aflige , aprieta y los molesta;
Y á diez millas de alcance , por do un rio Por espaldas tomó una gran quebrada ,
El camino atraviesa al mar corriendo , Revolviendo á los tres con osadía ,
Se fué en la húmida orilla deteniendo . Y á falta de la maza acostumbrada ,
A menudo la honda sacudia :
El bárbaro escuadron parado habia ; De allí con mofa , silbos y pedrada ,
Solo el contumaz Rengo porfiando , Sin poderle ofender los ofendia ,
Desistir de la empresa no queria, Por ser aquel lugar despeñadero ,
Aunque no ve persona de su bando : Y mas que ellos el bárbaro ligero.
Los tres lasos cristianos á porfia
Iban el ancho vado atravesando , Visto Alvarado serle así escusado
Cuando Rengo cargó de una pesada El fin de lo que tanto deseaba ,
Piedra la presta honda dél usada. Dejando libre al bárbaro esforzado ;
Que bien de mala gana se quedaba ,
El tronco en el suelo húmido fijado Pasa otra vez el ya seguro vado ,
Rodea el brazo dos veces , despidiendo Y al usado camino se tornaba ,
El tosco y gran guijarro así arrojado , Triste en ver que Fortuna por tal modo
Que el monte retumbó del sordo estruendo : Se le mostraba adversa y dura en todo.
Las ninfas por lo mas sesgo del vado ,
Las cristalinas aguas revolviendo , Habia dejado el campo lautarino
Sus doradas cabezas levantaron De seguir el alcance grande rato ;
Y á ver el caso atentas se pararon. Iban los españoles sin camino ,
Como ovejas que van fuera de hato.
El importuno bárbaro no cesa De no seguirlos mas me determino ,
Ni afloja de la empresa que pretende ; Que por lo que adelante dellos trato ,
Antes con silbos , grita y piedra espesa , Dejarlos por agora me es forzado
La agua á mas de la cinta los ofende ; Donde otras veces ya los he dejado.
Y dándoles en esto mucha priesa ,
El beber los caballos les defiende , Con la gente araucana quiero andarme ,
Diciendo sus , salid , salid afuera , Dichosa á la sazon y afortunada ;
Que yo os manterné campo en la ribera. Y, como se acostumbra , desviarme
De la parte vencida y desdichada :
Viendo Alvarado á Rengo así orgulloso , Por donde tantos van quiero guiarme ;
De la soberbia tema ya impaciente , Siguiendo la carrera tan usada ,
Dice á los dos : ¡ oh caso vergonzoso , Pues la costumbre y tiempo me convence
Que á tres nos siga un indio solamente Y todo el mundo es ya ¡ viva quien vence !
CANTO DÉCIMO . 59
¡ Cuán usado es huir los abatidos Al cabo estos favores , reducidos
Y seguir los soberbios levantados , A su valor, son bienes emprestados
De la instable Fortuna favoridos Que habemos de pagar con siete tanto ,
Para solo despues ser derribados ! Como claro nos muestra el nuevo canto.
CANTO X.
Ufanos los araucanos de las victorias habidas, ordenan unas fiestas generales donde concurrieron
diversas gentes así estranjeras como naturales , entre los cuales hubo grandes pruebas y
diferencias.
CANTO XI .
"
Acábanse las fiestas y diferencias , caminando Lautaro sobre la ciudad de Santiago , antes de
llegar á ella hace un fuerte , en el cual metido , vienen los españoles sobre él , donde tuvieron
una recia batalla.
CANTO XII.
Recogido Lautaro en su fuerte , no quiere seguir la vitoria por entretener á los españoles . Pasa
ciertas razones con él Marcos Vaez , por las cuales Pedro de Villagran viene å entender el
peligroso punto en que estaba , y levantando su campo se retira. Viene el marques de Cañete
á la ciudad de Los Reyes en el Perú.
VIRTUD dificil y dificil prueba Por esto el sabio hijo de Pillano
Es guardar el secreto peligroso , La causa á sus soldados encubria
Que la dificultad bien claro prueba De no dejar salir gente á lo llano
Cuanto es sano , seguro y provechoso ; Siguiendo la vitoria de aquel dia :
Y el poco fruto y mucho mal que lleva Y el retirado campo castellano ,
El vicio inútil del hablar dañoso : Seguro á paso largo por la via ,
Ejemplo los de Líbico homicidas , Como dije , la furia quebrantada ,
Y otros que les costó el hablar las vidas. Toma de la ciudad la vuelta usada.
Veránse por los ojos y escrituras Usar Lautaro desta maña , entiendo
En los presentes tiempos y pasados Que fuese para algun sagaz intento ,
Crueldades , ruïnas , desventuras , El cual , por conjeturas , comprehendo
Infamias, puniciones de pecados , Ser de gran importancia y fundamento.
Grandes yerros en grandes coyunturas , Dejado esto á su tiempo , y revolviendo
Pérdidas de personas y de estados : A los nuestros , que así del fuerte asiento
Todo por no sufrir el indiscreto Se alejan , á tres leguas otro dia
La peligrosa carga del secreto, Hicieron alto , asiento y ranchería .
De los vicios , el menos de provecho Dos dias los españoles estuvieron
Y por donde mas daño a veces viene , Haciendo de los bravos aguardando ;
Es el no retener el fácil pecho Pero jamas los bárbaros vinieron ,
El secreto hasta el tiempo que conviene : Ni gente pareció del otro bando ;
Rompe y deshace al fin todo lo hecho , Al fin dos de los nuestros se atrevieron
Quita la fuerza que la industria tiene , A ver el fuerte , y cerca dél llegando ,
Guerra, furor, discordia, fuego enciende : Oyeron una voz alta del muro
Al propio dueño y al amigo vende. Diciéndoles Llegaos , que os doy seguro .
CANTO DUODECIMO . 71
Al uno por su nombre lo llamaba , Mas si quereis en tiempo reduciros ,
Con el cierto seguro prometido , Haciendo lo que aquí os será mandado ,
El cual , dejando al otro , se llegaba Saldré de la promesa y juramento ,
Por conocer quien era el atrevido : Y vosotros saldréis de perdimiento.
Llegado el español junto á la cava ,
Treinta mujeres virgenes apuestas
El de la voz fué luego conocido , Por tal concierto habeis de dar cada año ,
Que era el gallardo hijo de Pillano ,
Tratado dél un tiempo como hermano. Blancas, rubias , hermosas, bien dispuestas ,
De quince años á veinte , sin engaño :
Estaba de un lustroso peto armado Han de ser españolas ; y tras estas
Con sobrevista de oro guarnecida , Treinta capas de verde y fino paño ,
En una gruesa pica recostado Y otras treinta de púrpura , tejidas
Por el ferrado regaton asida : Con fino hilo de oro guarnecidas :
El ancho y duro hierro colorado Tambien doce caballos poderosos
Y de sangre la media asta teñida ;
Nuevos y ricamente enjaezados ,
Puesta de limpio acero una celada
Abierta por mil partes y abollada . Domésticos , ligeros y furiosos ,
Debajo de la rienda concertados :
Llegado el español donde podia Y seis diestros lebreles animosos
Hablarle y entenderle claramente , En la caza , me habeis de dar cebados :
El bizarro Lautaro le decia : Este solo tributo estorbaria
Marcos , de ti me espanto estrañamente Lo que estorbar el mundo no podria.
Y desa tu ignorante compañía ,
Atento el castellano le escuchaba ,
Que sin razon y seso , ciegamente Estando de la plática gustoso ;
Penseis así de mi opinion mudarme Mas cuando á estas razones allegaba
Y ser bastantes todos á enojarme.
No pudo aquí tener ya mas reposo :
¿Qué intento os mueve ó qué furor insano, Así impaciente al bárbaro atajaba
Que así quereis tiranizar la tierra? Diciéndole : No estés tan orgulloso ,
¿ No veis que todo agora está en mi mano, Que las parias que pides ¡ o Lautaro !
Elbien vuestro y el mal, la paz, la guerra ? Te costarán , si esperas , presto caro.
¿No veis que el nombre y crédito araucano
Los levantados ánimos atierra? En pago de tu loco atrevimiento
¿Que solo el son al mundo pone miedo Te darán españoles por tributo
Y quebranta las fuerzas y el denuedo ? Cruda muerte , con áspero tormento ,
Y Arauco cubrirán de eterno luto.
En los pueblos no fuistes poderosos Lautaro dijo : Es eso hablar al viento ;
De defender las propias posesiones , Sobre ello , Marcos , mas yo no disputo ;
Que es cosa , que aun los pájaros medrosos Las armas , no la lengua , han de tratarlo ,
Hacen rostro en su nido á los leones : Y la fuerza y valor determinarlo.
¿Y en los desiertos campos pedregosos .
Pensais de sustentar los pabellones Libre puedes decir lo que quisieres ,
En tiempo que estais mas amedrentados , Como aquel que seguro le está dado ,
Y mas vuestros contrarios animados ? Que tú despues harás lo que pudieres ,
Y yo podré hacer lo que he jurado :
Es , á mi parecer, loca osadía Tratemos de otras cosas de placeres ,
Querer contra nosotros sustentaros , Quede para su tiempo comenzado ;
Pues ni por arte , maña ni otra via Y quiérote mostrar, pues tiempo hallo ,
Podeis en nuestro daño aprovecharos : Una lucida escuadra de á caballo.
Si lo quereis llevar por valentía ,
Baste el presente estrago á escarmentaros ; Que , para que no andeis tan al seguro ,
Que fresca sangre aun vierten las heridas, Acuerdo de tener tambien caballos ,
Y della aquí las yerbas veo teñidas. Y de imponer mis súbditos procuro
A saberlos tratar y gobernallos.
Pues dejar yo jamas de perseguiros , Esto dijo Lautaro , y desde el muro
Segun que lo juré , será escusado ; A seis dispuestos mozos sus vasallos
Hasta dentro en España he de seguiros , Mandó que en seis caballos cabalgasen ,
Que así lo he prometido al gran senado : Y por delante dél los paseasen.
72 LA ARAUCANA .
Por las dos puentes , á la voz caladas , Pues la teneis de sobra recogida ,
Salieron á caballo seis chilcanos , Haced un liberal repartimiento
Pintadas y anchas dargas embrazadas , Proveyéndonos della , que á mi cuenta
Gruesas lanzas terciadas en las manos : Mas la gloria y honor vuestro acrecienta :
Vestidas fuertes cotas , y tocadas
Las cabezas al modo de africanos , Que en el inclito estado es uso antiguo ,
Mantos por las caderas derribados , Y entre buenos soldados ley guardada ,
Los brazos hasta el codo arremangados : Alimentar la fuerza al enemigo
Para solo oprimirle por la espada :
Y con airosa muestra , por delante Estad , Marcos , atento á lo que digo ,
Del atento español dos vueltas dieron ; Y entended , que será cosa loada ,
Pero ni de su puesto y buen semblante Que digan que las fuerzas sojuzgastes
Punto que se notase le movieron : Que para mayor triunfo alimentastes.
Antes con muestra y ánimo arrogante ,
En alta voz , que todos lo entendieron , Que se llame vitoria yo lo dudo
( Que el muro estaba ya lleno de gente ) Cuando el contrario á tal estremo viene
Habló así con Lautaro libremente : Que en aquello que nunca el valor pudo
La hambre miserable poder tiene ,
En vano ¡ o capitan ! cierto trabaja Y al fuerte brazo indómito y membrudo
Quien pretende con fieros espantarme ; Lo debilita , doma y lo detiene ;
No estimo lo que ves en una paja , Y asi por bajo modo y estrecheza ,
Ni alardes pueden punto amedrentarme ; Viene á parecer fuerte la flaqueza.
Y por mostrar si temo la ventaja ,
Yo solo con los seis quiero probarme , Era , señor, su intento que pensase
Do verás , que á seis mil seré bastante : Ser la necesidad , fingida , cierta ,
Vengan luego á la prueba aquí delante. Para que nuestra gente se animase
De industria abriendo aquella falsa puerta ;
Lautaro respondió : Marcos , si mueres Y con esto inducirla á que esperase ,
Tanto por nos mostrar tu fuerza y brio , Teniendo así su astucia mas cubierta ,
El mínimo que dellos escogieres Hasta que el fin llegase deseado
A pié vendrá contigo en desafío Del cauteloso engaño fabricado.
Del modo y la manera que quisieres :
Marcos , de las palabras comovido ,
Elige armas y campo á tu albedrio ,
Ora con ellas , ora desarmados , Le dice Yo prometo de intentallo
A puños , coces , uñas y á bocados. Por solo esas razones que has movido ,
Y hacer todo el poder en procurallo.
El español le dijo : Yo te digo Habiéndose con esto despedido ,
Que mi honor en tal caso no consiente Revolviendo las riendas al caballo ,
Darles uno por uno su castigo , Él y su compañero caminaron
Porque jamas se diga entre la gente Hasta que al español campo llegaron .
Que cuerpo á cuerpo bárbaro conmigo
En campo osase entrar singularmente : De todo al punto Villagrá informado
Por tanto , si no quieres lo que pido , Cuanto à Marcos Lautaro dicho habia ,
No quiero yo acetar otro partido. Sospechoso , confuso y admirado
De ver que bastimentos le pedia :
No vinieron en esto á concertarse : Era sagaz , celoso y recatado ,
Despues por otras cosas discurrieron ; Revolviendo la presta fantasía ,
Pero llegado el tiempo de apartase Los secretos designios comprehende ,
Del bárbaro , los dos se despidieron : Y el peligroso estado y trance entiende ;
Vueltos á su camino , oyen llamarse , 7
Y á la voz conocida revolvieron , Y, en el presto remedio resoluto ,
Cuando el mundo se muestra mas escuro •
Que era el mesmo Lautaro quien llamaba ,
Diciendo : Una razon se me olvidaba. Sin tocar trompa , del peligro instruto ,
Toma el camino á la ciudad seguro ,
Tengo mi gente triste y afligida , Maravillado del ardid astuto.
Con gran necesidad de bastimento , Pero de nuestra gente ahora no curo ,
Que me falta del todo la comida Que quiero antes decir el modo estraño
Por órden mala y poco regimiento : De la ingeniosa astucia y nuevo engaño.
CANTO DUODÉcimo . 73
Aun no era bien la nueva luz llegada , Pero daria de mi mayor venganza
Cuando luego los bárbaros supieron Y gloria al enemigo , si pensase
La súbita partida y retirada , Que temi mas su brazo poderoso
Que no con poca muestra lo sintieron , Que el flaco mio cobarde y temeroso.
Viendo claro que al fin de la jornada
Por un espacio breve no pudieron Yo juro al infernal poder eterno ,
Hacer en los cristianos tal matanza Si la muerte en un año no me atierra ,
Que nadie dellos mas tomára lanza.` De echar de Chile el español gobierno ,
Y de sangre empapar toda la tierra :
Que aquel sitio cercado de montaña , Ni mudanza , calor, ni crudo invierno
Que es en un bajo y recogido llano , Podrán romper el hilo de la guerra ,
De acequias copiosísimas se baña Y dentro del profundo reino escuro
Por zanjas con industria hechas á mano : No se verá español de mí seguro .
Rotas al nacimiento , la campaña
Se hace en breve un lago y gran pantano; Hizo tambien solene juramento
La tierra es honda , floja , anegadiza , De no volver jamas al nido caro ,
Hueca , falsa , esponjada y movediza. Ni del agua , del sol , sereno y viento
Ponerse á la defensa ni al reparo :
Quedaran , si las zanjas se rompieran , Ni de tratar en cosas de contento
En agua aquellos campos empapados ; Hasta que el mundo entienda de Lautaro
Moverse los caballos no pudieran Que cosa no emprendió dificultosa
En pegajosos lodos atascados : Sin darla , con valor, salida honrosa.
A donde , si aguardaran , los cogieran
Como en liga á los pájaros cebados : En esto le parece que aflojaba
Que ya Lautaro , con despacho presto , La cuerda del dolor, que á veces tanto
Habia en ejecucion el ardid puesto . Con grave y dura afrenta le apretaba ,
Que de perder el seso estuvo á canto :
Triste por la partida y con despecho Así el feroz Lautaro caminaba ,
La fuerza desampara el mismo dia , Y al fin de tres jornadas , entre tanto
Y el camino de Arauco mas derecho Que el esperado tiempo se avecina ,
Marcha con su escuadron de infantería : Se aloja en una vega á la marina.
Revuelve y traza en el cuidoso pecho
Junto á donde con recio movimiento
Diversas cosas , y en ninguna habia
El consuelo y disculpa que buscaba , Baja de un monte Itáta caudaloso ,
Y entre sí razonando , suspiraba. Atravesando aquel umbroso asiento
Con sesgo curso , grave y espacioso :
Diciendo : ¿ Qué color puede bastarme Los árboles provocan á contento ,
Para ser desta culpa reservado ? El viento sopla alli mas amoroso ,
¿ No pretendi yo mucho de encargarme Burlando con las tiernas florecillas ,
De cosa que me deja bien cargado ? Rojas , azules , blancas y amarillas.
¿ De quién sino de mí puedo quejarme ,
Pues todo por mi mano se ha guiado ? Siete leguas de Penco justamente
Soy yo quien prometió en un año solo Es esta deleitosa y fértil tierra ,
De conquistar del uno al otro polo ? Abundante , capaz y suficiente
Para poder sufrir gente de guerra :
Mientras que yo con tan lucida gente Tiene cerca á la banda del oriente
Ver el muro español aun no he podido , La grande cordillera y alta sierra
La luna ya tres veces frente a frente De donde el raudo Itáta apresurado
Ha visto nuestro campo mal regido : Baja á dar su tributo al mar salado.
Y el carro de Faeton resplandeciente
Del Escorpio al Acuario ha discurrido ; Fué un tiempo de españoles ; pero habia
Y al fin damos la vuelta maltratados , La prometida fe ya quebrantado ,
Con pérdida de mas de cien soldados. Viendo que la fortuna parecia
Declarada de parte del estado ;
Si con morir tuviese confianza El cual veinte y dos leguas contenia :
Que una vergüenza tal se colorase , Este era su distrito señalado ;
Haria á mi inútil brazo que esta lanza Pero tan grande crédito alcanzaba
El débil corazon me atravesase : Que toda la nacion le respetaba .
74 LA ARAUCANA .
Los españoles ánimos briosos En la ciudad estaban descuidados :
Este los puso humildes por el suelo ; Con la gente que andaba por defuera
Este los bajos , tristes y medrosos Hiciéramos un hecho y una suerte
Hace que se levanten contra el cielo , Que no la consumieran tiempo y muerte.
Y los estraños pueblos poderosos
De miedo de este viven con recelo ; Pero quiero poneros advertencia ,
Los remotos vecinos y estranjeros Que habeis por la razon de gobernaros ,
Se rinden y someten á sus fueros. Haciendo al movimiento resistencia
Hasta que la sazon venga á llamaros :
Pues la flor del estado deseando Y no salirme un punto de obediencia ,
Estaba al tardo tiempo en esta vega , Ni á lo que no os mandáre adelantaros ;
Tardo para quien gusto está esperando ; Que en el inobediente y atrevido
Queal que no espera bien, bien presto llega: Haré ejemplar castigo nunca oïdo.
Pero, el tiempo y sazon apresurando ,
A sus valientes bárbaros congrega , Y, pues volvemos ya donde se muestra
Y antes que se metiesen en la via , Nuestro poco valor, por mal regidos ,
Estas breves razones les decia : En fe que habeis de ser, alzo la diestra ,
En el primer honor restituidos ,
Amigos , si entendiese que el deseo O el campo regará la sangre nuestra ,
De combatir, sin otro miramiento , Y habemos de quedar en él tendidos
Y la fogosa gana que en vos veo , Por pasto de las brutas bestias fieras ,
Fuese de la vitoria el fundamento , Y de las sucias aves carniceras.
Hágoos saber de mí que cierto creo
Estar en vuestra mano el vencimiento ; Con esto fué la plática acabada ,
Y un paso atras volver no me hiciera Y la trompeta á levantar tocando ,
Si el mundo sobre mi todo viniera. Dieron nuevo principio á su jornada ,
Con la usada presteza caminando :
Mas no es solo con ánimo adquirida Yendo así , al descubrir de una ensenada ,
Una cosa difícil y pesada : Por Mataquino á la derecha entrando ,
¿ Qué aprovecha el esfuerzo sin medida Un bárbaro encontraron por la via ,
Si tenemos la fuerza limitada ? Que del pueblo les dijo que venia .
Mas esta (aunque con limite) regida
Por industrioso ingenio y gobernada , Este les afirmó con juramento
De duras y de muy dificultosas Que en Mapochó sé sabe su venida ;
Hace llanas y fáciles las cosas. Ora les dió la nueva della el viento ,
Ora de espías solícitas sabida :
¿ Cuántos vemos el crédito perdido Tambien que de copioso bastimento
En afrentoso y mísero destierro Estaba la ciudad ya prevenida ,
Por solo haber sin término ofrecido Con defensas , reparos , provisiones ,
El pecho osado al enemigo hierro ? Pertrechos , aparatos , municiones.
Que no es valor, mas antes es tenido
Por loco , temerario y torpe yerro : Certificado bien Lautaro desto ,
Valor es ser al órden obediente , Muda el primer intento que traia ,
Y locura sin órden ser valiente. Viendo ser temerario presupuesto
Seguirle con tan poca compañía :
Como en este negocio y 'gran jornada Piensa juntar mas gentes , y de presto
Con tanto esfuerzo así nos destruimos , Un fuerte asiento que en el valle habia
Fué porque no miramos jamas nada Con ingenio y cuidado diligente
Sino al ciego apetito á quien seguimos : Comienza á reforzarle nuevamente .
Que á no perder, por furia anticipada ,
El tiempo y coyuntura que tuvimos , Con la priesa que dió , dentro metido ,
No quedára español ni cosa alguna Y ser dispuesto el sitio y reparado ,
A la disposicion de la fortuna. Fué en breve aquel lugar fortalecido ,
De foso y fuerte muro rodeado :
Si al entrar de la fuerza reportados Gente á la fama desto habia acudido ,
Allí algun sufrimiento se tuviera , Codiciosa del robo deseado.
Fueran vuestres esfuerzos celebrados , Forzoso me es pasar de aquí corriendo
Pues ningun enemigo se nos fuera : Quesiento en nuestro pueblo un gran estruendo.
CANTO DUODECIMO . 75
Sábese en la ciudad por cosa cierta Y si donde está el campo lautarino
Que á toda furia el hijo de Pillano , En una noche puedes tú llevarme ,
Guiando un escuadron de gente esperta , Del trabajo serás gratificado ,
Viene sobre ella con armada mano : Y al fuego , si me mientes , entregado.
El súbito temor puso en alerta
Y confusion al pueblo castellano ; Sin temor dice el bárbaro : Yo juro
En menos de una noche de llevarte
Mas la sangre , que el miedo helado habia ,
Por dificil camino aunque seguro ;
De un ardiente coraje se encendia.
Desta palabra puedes confiarte :
A las armas acuden los briosos , De Lautaro despues no te aseguro ;
Y aquellos que los años agravaban Ni tu gente y amigos serán parte
Con industrias y avisos provechosos A que si vais allá no os coja á todos
La tierra y partes flacas reparaban : Y os dé civiles muertes de mil modos.
Tras estos treinta mozos animosos
Y un astuto caudillo se aprestaban , No le movió el temor que le ponia
Que con algunos bárbaros amigos A Villagran el bárbaro guerrero ,
Fuesen á descubrir los enemigos. Que visto cuan sin miedo se ofrecia ,
Le pareció de trato verdadero :
Villagrá á la sazon no residia Y á la gente del pueblo , que venia ,
En el pueblo español alborotado , Despacha un diligente mensajero ,
Que para la Imperial partido habia Para que con la priesa conveniente
Por camino de Arauco desviado : Con él venga á juntarse brevemente.
Mas ya con nueva gente revolvia ,
Y junto de do el bárbaro cercado Pues otro dia allí juntos , se dejaron
De gruesos troncos y fagina estaba , Ir por do quiso el bárbaro guiallos ,
Sin saberlo , una noche se alojaba. Y en la cerrada noche no cesaron
De afligir con espuelas los caballos.
Cuando la alegre y fresca aurora vino , Despues se contará lo que pasaron ,
Y él la nueva jornada comenzaba , Que cumple por agora aquí dejallos ,
Al calar de una loma , en el camino Por decir la venida en esta tierra
Un comarcano bárbaro encontraba , De quien dió nuevas fuerzas á la guerra .
El cual le dió la nueva del vecino
Campo , y razon de cuanto en él pasaba ; Hasta aquí , lo que en suma he referido
Que todo bien el mozo lo sabia , Yo no estuve , señor, presente á ello ;
Como aquel que á robar de allá venia. Y así , de sospechoso , no he querido
De parciales intérpretes sabello :
Entendió el español , del indio , cuanto De ambas las mismas partes lo he apren
Palissade
CANTO XIII .
Hecho el marques de Cañete el castigo en el Perú , llegan mensajeros de Chile á pedirle socorro ;
el cual , vista ser su demanda importante y justa , se le envía grande por mar y por tierra.
Tambien contiene al cabo este canto como Francisco de Villagran , guiado por un indio ,
viene sobre Lautaro.
Haciendo esta jornada don García Que siempre alegre rostro os ha mostrado,
Se moverá el comun y caballeros , Y es inconstante , falsa y variable ,
Alegres de llevar tan buena guia : En el mal firme , y en el bien mudable.
Y lo que no podrán muchos dineros
Podrá el amor y buena compañía , Que si la guerra el español procura ,
Haciendo de su espada ufana muestra ,
O la vergüenza y miedo de enojarte ,
O su propio interes en agradarte. Querriale preguntar , si por ventura
Corta por mas lugares que la vuestra ?
El marques de Cañete , respondiendo Si la fuerza del brazo le asegura
A la justa demanda alegremente , Del poder vuestro , y vencedora diestra ;
Vino en ello de grado , conociendo Verá , si mira bien en lo pasado ,
Ser cosa necesaria y conveniente : El campo de sus huesos ocupado.
Y el hijo , hacienda y deudos ofreciendo , No sé ; pero soberbio y encendido
Al punto derramó en toda la gente En bélico furor el pueblo veo ,
Gran gana de pasar á aquella tierra
Y al mas triste español apercebido
A ejercitar las armas en tal guerra. De armas , rico aparato , y buen desea,
Uno se ofrece allí y otro se ofrece , ¡ O Arauco ! yo te juzgo por perdido :
Asi gran gente en número se mueve , Si las obras igualan al arreo ,
Y aquel que no lo hace , le parece Y no templa el camino esta braveza ,
Que falta y no reponde á lo que debe : ¡ Ay de tu presuncion y fortaleza !
Hasta en cansados viejos reverdece Del apartado Quito se movieron
El ardor juvenil , y se remueve Gentes para hallarse en esta guerra :
El flaco humor y sangre casi helada De Loja , Piura , de Jaen salieron :
Con el alegre son de esta jornada. De Trujillo , de Guanuco y su tierra,
¡ O valientes soldados araucanos ! De Guamanga , Arequipa concurrieron
Las armas prevenid y corazones , Gran copia ; y de los pueblos de la sierra ,
Y aquel raro valor de vuestras manos La Paz, Cuzco, y los Charcas bien armados
Temido en las antárticas regiones ; Bajaron muchos pláticos soldados.
80 LA ARAUCANA .
Treme la tierra , brama el mar hinchado De donde , con trabajos , y porfia
Del alboroto , estruendos y rumores De la Fortuna y vientos , arrojado ,
Que suenan por el aire delicado Llegué á tiempo que pude juntamente
De pifaros , trompetas y atambores Salir con tan lucida y buena gente.
Contra el rebelde pueblo libertado ,
Otro escuadron de amigos se me olvida ,
Amenazando ya sus defensores
Con gruesa y reforzada artillería , No menos que nosotros necesarios ,
Que dentro del estado el son se oia. Gente templada , mansa y recogida ,
De frailes , provisores , comisarios ,
De aparatos , jaeces , guarniciones Teólogos de honesta y santa vida ,
Los gallardos soldados se arreaban ; Franciscos , dominicos , mercenarios ,
Sobrevistas y galas , invenciones Para evitar insultos de la guerra ,
Nuevas y costosísimas sacaban : Usados mas allí que en otra tierra.
Estandartes , enseñas y pendones
Al viento en cada calle tremolaban : De varias profesiones y colores
Sale de Lima una lucida banda ,
Vieran sastres y obreros ocupados
En hechuras, recamos y bordados. Y en el puerto tendidas por las flores
Estaban mesas llenas de vianda
Con el concurso y junta de guerreros Con vinos de odoriferos sabores ,
El grande estruendo y trápala crecia , Donde luego por una y otra banda
Y los prestos martillos de herreros Sobre la verde yerba reclinados
Formaban dura y áspera armonía : Gustamos los manjares delicados.
El rumor de solícitos armeros
Todo el ancho contorno ensordecia ; Alegres los estómagos , contentos ,
Los celosos caballos de lozanos Levantados de allí , fuimos traidos
Relinchando triscaban con las manos. A do de verdes ramos y ornamentos
Estaban los bateles prevenidos ;
Andaba así la gente embarazada Y al son de varios y altos instrumentos ,
Con el nuevo bullicio de la guerra ; De los caros amigos despedidos ,
Mas ya de lo importante aparejada , En los ligeros barcos nos metemos , [mos.
Un caudillo salió luego por tierra : Dando á un tiempo con fuerza al mar los re
Llevando copia della encomendada
Los bateles de tierra se alargaban
Atravesó á Atacama y la alta sierra
Con la desierta costa y despoblados , Dejando con penosa envidia á aquellos
De osamenta de bárbaros sembrados. Que en la arenosa playa se quedaban ,
Sin apartar los ojos jamas dellos.
La gente principal , todo aprestado , Sobre diez galeones arribaban
Y reliquias del campo que quedaban , Los prestos barcos , y saltando en ellos ,
Para romper el mar alborotado Tiempo los marineros no perdieron ,
Otra cosa que tiempo no aguardaban : Que las velas al viento descogieron.
Mas viendo el cielo ya desocupado ,
Y que las bravas olas aplacaban , De estandartes , banderas , gallardetes
Con ordenada muestra y rico alarde Estaban las diez naves adornadas ;
Salieron de Los Reyes una tarde. Hiriendo el fresco viento los trinquetes
Comienzan á moverse sosegadas :
Yo con ellos tambien, que en el servicio Suenan cañones , sacres , falconetes ,
Vuestro empecé y acabaré la vida , Y al doblar de la Isleta embarazadas ;
Que estando en Inglaterra en el oficio Del austro cargan á babor la escota ,
Que aun la espada no me era permitida ; Tomando al sud-sudueste la derrota.
Llegó allí la maldad en deservicio
Vuestro , por los de Arauco cometida ; Las naos por el contrario mar rompiendo
Y la gran desvergüenza de la gente La blanca espuma en torno levantaban ,
A la real corona inobediente. Y á la furia del austro resistiendo ,
Por fuerza , á su pesar, tierra ganaban :
Y con vuestra licencia , en compañía Pero sobre el Garbino`revolviendo ,
Del nuevo capitan y adelantado De la gran cordillera se apartaban ;
Caminé desde Londres hasta el dia Y de sola una vuelta que viraron
Que le dejé en Taboga sepultado El Guarco , al est-nordeste se hallaron .
CANTO DÉCIMOTERCIO . 81
Mas presto por la popa el Guarco vimos , Aquella noche el bárbaro dormia
Con Chinca de otro bordo emparejando ; Con la bella Guacolda enamorada ,
En alta mar tras estos nos metimos A quien él de encendido amor amaba ,
Sobre la Nasca fértil arribando ; Y ella por él no menos se abrasaba .
Y al esforzado Noto resistimos ,
Su furia y bravas olas contrastando , Estaba el araucano despojado
No bastando los recios movimientos Del vestido de Marte embarazoso ,
De dos tan poderosos elementos . Que aquella sola noche el duro Hado
Le dió aparejo y gana de reposo :
¿Que haya en Perú no es caso soberano Los ojos le cerró un sueño pesado ,
Tanta mudanza en tres leguas de tierra, Del cual luego despierta congojoso ,
Que cuando es en los llanos el verano Y la bella Guacolda sin aliento
Los montes el lluvioso invierno cierra ; La causa le pregunta y sentimiento.
Y cuando espesa niebla cubre el llano
En descubierto hiere el sol la sierra , Lautaro le responde : Amiga mia ,
Y por esta razon van mas crecientes Sabrás que yo soñaba en este instante
En el verano abajo las vertientes ? Que un soberbio español se me ponia
Con muestra ferocisima delante ,
De los vientos, el austro es el que manda , Y con violenta mano me oprimia
Que deshace los húmidos nublados , La fuerza y corazon , sin ser bastante
Y por todo aquel mar discurre y anda , De poderme valer ; y en aquel punto
Del cual son para siempre desterrados : Me despertó la rabia y pena junto.
Los otros vientos reinan á la banda
De Atacamá, y allí son libertados , Ella en esto soltó la voz turbada ,
Que bajar al Perú ninguno puede Diciend o : ¡ Ay, quehe soñado tambien cuan.
Ni por natural órden se concede. De mi dicha temí , y es ya llegada [ to
La fin tuya y principio de mi llanto !
Pues las naves , del austro combatidas , Mas no podré ya ser tan desdichada •
Las espumosas olas van cortando , Ni Fortuna conmigo podrá tanto ,
Que de valientes soplos impelidas Que no corte y ataje con la muerte
Rompen la furia en ellas , azotando El áspero camino de mi suerte.
Las levantadas proas guarnecidas
De planchas de metal.... Pero mirando Trabaje por mostrárseme terrible
Al español del bárbaro vecino , Y del tálamo alegre derribarme →
Habré de andar mas presto este camino. Que si revuelve y hace lo posible ,
De ti no es poderosa de apartarme :
Correré á Villagran , el cual por tierra Aunque el golpe que espero es insufrible ,
Tambien en su jornada se apresura , Podré con otro luego remediarme ,
Atravesando la fragosa sierra Que no caerá tu cuerpo en tierra frio
Que iguala con las nubes su estatura : Cuando estará en el suelo muerto el mio.
Diré lo que sucede en esta guerra ,
Y qué rostro le muestra la ventura . El hijo de Pillan con lazo estrecho
Los brazos por el cuello le ceñia :
Mas , porque todo venga á ser mas claro ,
Quiero tratar un poco de Lautaro. De lágrimas bañando el blanco pecho
En nuevo amor ardiendo respondia :
Que estaba con su escuadra de guerreros No lo tengais , señora , por tan hecho ,
En el sitio que dije recogido , Ni turbeis con agüeros mi alegría
Y de foso , fagina y de maderos Yaquel gozosó estado en que me veo ,
Le habia en breve sazon fortalecido. Pues libre en estos brazos os poseo.
Tenia dentro soldados forasteros
Siento el veros así imaginativa ,
Que á fama de la guerra habian venido ,
Reparos , bastimentos y otras cosas No porque yo me juzgue peligroso ;
Para el tiempo y lugar menesterosas. Mas la llaga de amor está tan viva ,
Que estoy de lo imposible receloso :
Sola una senda este lugar tenia Si vos quereis , señora , que yo viva ,
De espías y centinelas ocupada ; ¿ Quién á darme la muerte es poderoso?
Otra , ni rastro alguno no lo habia , Mi vida está sujeta á vuestras manos
Por ser casi la tierra despoblada : Y no á todo el poder de los humanos.
B 6
82 LA ARAUCANA .
¿Quién el pueblo araucano ha restaurado El bárbaro responde : Harto claro
En su reputacion que se perdia , Mi poca estimacion por vos se muestra.
Pues el soberbio cuello no domado ¿ En tan flaca opinion está Lautaro ,
Ya doméstico al yugo sometia ? Y en tan poco teneis la fuerte diestra
Yo soy quien de los hombros le ha quitado Que por la redencion del pueblo caro
El español dominio y tiranía : 19 Ha dado ya de si bastante muestra ?
Mi nombre basta solo en esta tierra , ¡ Buen crédito con vos tengo por cierto ,
Sin levantar la espada á hacer la guerra. Pues me llorais de miedo ya por muerto !
Cuanto mas que teniéndoos á mi lado , ¡ Ay de mi ! que de vos yo satisfecha
No tengo que temer ni daño espero : (Dice Guacolda ) estoy, mas no segura ;
No os dé un sueño , señora , tal cuidado , ¿Ser vuestro brazo fuerte qué aprovecha
Pues no os lo puede dar lo verdadero : Si es mas fuerte y mayor mi desventura ?
Que ya á poner estoy acostumbrado Mas ya que salga cierta mi sospecha ,
Mi fortuna á mayor despeñadero ; El mismo amor que os tengo me asegura
En mas peligros que este me he metido , Que la espada que hará el apartamiento
Y dellos con honor siempre he salido. Hará que vaya en vuestro seguimiento .
Ella menos segura y mas llorosa Pues ya el preciso hado y dura suerte
Del cuello de Lautaro se colgaba , Me amenazan con áspera caida ,
Y con piadosos ojos lastimosa Y forzoso he de ver un mal tan fuerte ,
Boca con boca así le conjuraba : Un mal como es de vos verme partida :
Si aquella voluntad pura amorosa Dejadme llorar antes de mi muerte
Que libre os di cuando mas libre estaba , Esto poco que queda de mi vida :
Y dello el alto cielo es buen testigo , Que quien no siente el mal , es argumento
Algo puede , señor, y dulce amigo ; Que tuvo con el bien poco contento.
Por ella os juro y por aquel tormento Tras esto tantas lágrimas vertia
Que sentí cuando vos de mi os partistes , Que mueve á compasion el contemplalla ,
Y por la fe , si no la llevó el viento , Y así el tierno Lautaro no podia
Que allí con tantas lágrimas me distes , Dejar en tal sazon de acompañalla .
Qué á lo menos me deis este contento , Pero ya la turbada pluma mia ,
Si alguna vez de mí ya lo tuvistes , Que en las cosas de amor nueva se halla ,
Y es , que os vistais las armas prestamente Confusa , tarda y con temor se mueve , $
Y al muro asistid con vuestra gente. Y á pasar adelante no se atreve.
CANTO XIV .
47 14
Llega Francisco de Villagran de noche sobre el fuerte de los enemigos sin ser dellos sentido : da
al amanecer súbito en ellos , y á la primera refriega muere Lautaro . Trábase la batalla con
harta sangre de una parte y de otra.
¿CUAL será aquella lengua desmandada Que el gran temor nacido de amor puro
Que á ofender las mugeres ya se atreva , Todo lo allana y pone por el suelo ;
Pues vemos que es pasion averiguada Solo halla el reparo de su suerte
La que á bajeza tal y error las lleva ; En el mismo peligro de la muerte.
Si una bárbara moza no obligada
Así los dos unidos corazones
Hace de puro amor tan alta prueba ,
Con razones y lágrimas , salidas Conformes en amor desconformaban ;
De las vivas entrañas encendidas? Y dando dello allí demostraciones
Mas el dulce veneno alimentaban :
Que ni la confianza , ni el seguro Los soldados en torno los tizones ,
De su amigo le daba algun consuelo , Ya de parlar cansados reposaban ,
Ni el fuerte sitio , ni el fosado muro Teniendo centinelas , como digo,
Le basta asegurar de su recelo : Y el cerro á las espaldas por abrigo.
CANTO DÉCIMOCUARTO . 83
Villagran con silencio y paso presto Que no sienten tan presto algun bullicio
Habia el áspero monte atravesado , Cuando el castigo y mal se les figura,
No sin grave trabajo , que sin esto , Y corren á las armas y defensa ,
Hacer mucha labor es escusado : Segun que cada cual valerse piensa .
Llegado junto al fuerte, en un buen puesto ,
Así medio dormidos y despiertos
Viendo que el cielo estaba aun estrellado ,
Saltan los araucanos alterados ,
Paró , esperando el claro y nuevo dia
Que ya por el oriente descubria. Y del peligro y sobresalto ciertos ,
Baten toldos y ranchos levantados :
De ninguno fué visto ni sentido ; Por verse de corazas descubiertos
La causa era la noche ser escura , No dejan de mostrar pechos airados ;
Y haber las centinelas desmentido Mas con presteza y ánimo seguro
Por parte descuidada por segura : Acuden al reparo de su muro.
Caballo no relincha , ni hay ruido ,
Sacudiendo el pesado y torpe sueño ,
Que está ya de su parte la ventura ;
Esta hace las bestias avisadas , Y cobrando la furia acostumbrada ,
Y á las personas bestias descuidadas. Quien el arco arrebata , quien un leño ,
Quien del fuegoun tizon , y quien la espada ;
Cuando ya las tinieblas y aire escuro , Quien aguija al baston de ajeno dueño ,
Con la esperada luz se adelgazaban , Quien por salir mas presto va sin nada ,
Las centinelas puestas por el muro Pensando averiguarlo desarmados ,
Al nuevo dia de lejos saludaban : Si no pueden á puños , á bocados.
Y pensando tener campo seguro
Tambien á descansar se retiraban ; Lautaro á la sazon , segun se entiende ,
Quedando mudo el fuerte, y los soldados Con la gentil Guacolda razonaba ;
En vino y dulce sueño sepultados. Asegúrala , esfuerza y reprehende
De la desconfianza que mostraba :
Era llegada al mundo aquella hora Ella razon no admite y mas se ofende ,
Que la escura tiniebla , no pudiendo Que aquello mayor pena le causaba ,
Sufrir la clara vista de la aurora , Rompiendo el tierno punto en sus amores
Se va en el occidente retrayendo : El duro son de trompas y atambores.
Cuando la mustia Clicie se mejora
Mas no salta con tanta ligereza
El rostro al rojo oriente revolviendo , El misero avariento enriquecido ,
Mirando tras las sombras ir la estrella ,
Y al rubio Apolo Délfico tras ella. Que siempre está pensando en su riqueza ,
Si siente de ladron algun ruido ;
El español , que ve tiempo oportuno , Ni madre asi acudió con tal presteza
Se acerca poco a poco mas al fuerte , Al grito de su hijo muy querido ,
Sin estorbo de bárbaro ninguno , Temiéndole de alguna bestia fiera ,
Que sordos los tenia su triste suerte : Como Lautaro al son y voz primera.
Bien descuidado duerme cada uno
De la cercana inexorable muerte ; Revuelto el manto al brazo , en el instante
Cierta señal , que cerca della estamos Con un desnudo estoque , y él desnudo
Cuando mas apartados nos juzgamos. Corre á la puerta el bárbaro arrogante ,
Que armarse á sí tan súbito no pudo.
No esperaron los nuestros mas, que en vien ¡ O pérfida Fortuna , o inconstante ,
Ser ya tiempo de darles el asalto , [ do Como llevas tu fin por punto crudo
De súbito levantan un estruendo Que el bien de tantos años en un punto
Con soberbio alarido horrendo y alto ; De un golpe lo arrebatas todo junto !
Y en tropel ordenado arremetiendo
Al fuerte van á dar de sobresalto ; Cuatrocientos amigos comarcanos
Al fuerte, mas de sueño bastecido Por un lado la fuerza acometieron ,
Que en ayuda y favor de los cristianos
Que al presente peligro apercebido.
Con sus pintados arcos acudieron ,
Como los malbechores que en su oficio Los cuales con violencia y prestas manos
Jamas pueden hallar parte segura , Gran número de tiros despidieron :
Por ser la condicion propia del vicio Del toldo el hijo de Pillan salia ,
Temer cualquier fortuna y desventura : Y una flecha á buscarle que venia.
84 LA ARAUCANA .
Por el siniestro lado (o dura suerte ! ) La desnuda cabeza del agudo
Rompe la cruda punla , y tan derecho , Cuchillo no se ve estar rehusando ,
Que pasa el corazon mas bravo y fuerte Ni rehusa la espada la siniestra ,
Que jamas se encerró en humano pecho : Ejercitando el uso de la diestra ;
De tal tiro quedó ufana la Muerte Que el jóven Corpillan , no desmayado
Viendo de un solo golpe tan gran hecho ; Porque su espada y mano vino á tierra ,
Y, usurpando la gloria al homicida , Antes en ira súbito abrasado
Se atribuye á la Muerte esta herida. Contra la parte del contrario cierra ;
Tanto rigor la aguda flecha trujo Y habiendo ya la espada recobrado ,
Que al bárbaro tendió sobre la arena , La diestra, que aun bullendo el puñoafierra,
Abriendo puerta à un abundante flujo Lejos con gran desden y furia lanza ,
De negra sangre por copiosa vena : Ofreciendo la izquierda à la venganza.
Del rostro la color se le retrujo , Flaqueza en Millapol no fué sentida ,
Los ojos tuerce , y con rabiosa pena
Viéndose atravesado por la hijada
La alma , del mortal cuerpo desatada , Y la cabeza de un reves hendida ,
Bajó furiosa á la infernal morada.
Ni por pasalle el pecho una lanzada ;
Ganan los nuestros foso y baluarte , Que de espumosa sangre á la salida
Que nadie los impide ni embaraza , Vino la media lanza acompañada ,
Y así por veinte lados la mas parte Dejando aquel lugar della vacio ,
Pisaba de la fuerza ya la plaza : Aunque lleno de rabia , furia y brio :
Los bárbaros con ánimo y sin arte ,
Que á dos manos la maza aprieta fuerte ,
Sin celada , ni escudo , y sin coraza ,
Y con furia mayor la gobernaba :
Comienzan la batalla peligrosa , Bien se puede llamar de triste suerte
Cruda , fiera , reñida y sanguinosa. Aquel que el fiero bárbaro alcanzaba :
En oyendo los indios estranjeros Con la rabia postrera de la muerte ,
Que con Lautaro estaban recogidos Una vez el ferrado leño alzaba ;
El súbito rumor, salen ligeros , Mas faltóle la vida en aquel punto ,
Del miedo y sobresalto apercebidos : Cayendo cuerpo y maza todo junto.
Mas oyendo los golpes carniceros , Aunque la muerte en medio del camino
El ánimo turbado y los sentidos ,
Con atentas orejas acechaban Le quebrantó el furor con que venia ,
Un valiente español á tierra vino
A donde con menor rigor sonaban :
Del peso y movimiento que traia :
Como tímidos gamos , que el ruido Pero luego fué en pié y con desatino ,
Sienten del cazador, y quietamente Hácia el lugar del dañador volvia ,
Altos los cuellos , tienden el oido Y viendo el cuerpo muerto dar en tierra ,
Atento á aquel rumor confusamente ; Pensando que era vivo con él cierra :
Y el balar de la gama conocido
Que apedazan los perros crudamente , Y encima del cadáver arrojado ,
De dar la muerte al muerto deseoso ,
Con furioso tropel toman la via
Recio por uno y por el otro lado ,
Que mas de aquel peligro se desvia ;
Hiere y ofende el cuerpo sanguinoso :
La baja y vil canalla , acostumbrada Hasta tanto que ya désalentado
A rendirse al temor de aquella suerte , Se firma recatado y sospechoso ,
Por ciega senda , inculta y desusada , Y vió á aquel que aferrado así tenia
Rompe el camino y desampara el fuerte , Vueltos los ojos y la cara fria.
Acá y allá corriendo derramada ;
Y era tan grande el miedo de la muerte , Traia la espada en esto Diego Cano
Que al más valiente y bravo se le antoja Tinta de sangre , y con Picol se junta :
Haciendo atras la rigurosa mano
Ver un fiero español tras cada hoja.
El pecho le barrena de una punta :
Pero aquellos que nunca el miedo pudo Turbado de la muerte el araucanó
Hacerlos con peligros de su bando , Cayó en tierra , la cara ya difuntă ,
Poniendo osado pecho por escudo , Bascoso , revolviéndose en el todo ,
Están la antigua riña averiguando . Hasta que la alma despidió del todo.
CANTO DÉCIMOCUARTO. 85
De dos golpes Hernando de Alvarado El bárbaro , la cara ya amarilla ,
Dió con el suelto Talco en tierra muerto ; Se arrima desmayado al baluarte ;
Pero fué mal herido por un lado Dando en el suelo súbita caida ,
Del gallardo Guacoldo en descubierto : El alma vomitó por la herida.
Estuvo el español algo atronado ;
Mas del atronamiento ya despierto , Pero Rengo , su hermano , que en el suelo
Corriendo al fuerte bárbaro derecho El cuerpo vió caer descolorido ,
La espada le escondió dentro del pecho. Cuajósele la sangre , y hecho un hielo ,
Del súbito dolor perdió el sentido :
El viejo Villagran con la sangrienta Mas vuelto en sí se vuelve contra el cielo ,
Espada por los bárbaros rompiendo , Blasfemando el soberbio y descreido ;
Mata , hiere , tropella y atormenta , Y el ñudoso baston alzando en alto ,
A tiempo á todas partes revolviendo : A Juan de Villagran llegó de un salto.
Un golpe á Nico en la cabeza asienta ,
El cual los turbios ojos revolviendo Mas antes Pon con una flecha presta
Hirió al caballo en medio de la frente ,
A tierra vino muerto ; y de otro á Polo
Le deja con el brazo izquierdo solo. Empínase el caballo , el cuello enhiesta ,
Al freno y á la espuela inobediente ;
Usadas las espadas al acero , Y entre los brazos lá cabeza puesta ,
Topando la desnuda carne blanda , Sacude el lomo y piernas impaciente :
Ayudadas de un impetu ligero Rendido Villagran al duro hado ,
Dan con piernas y brazos á la banda : Desocupó el arzon y ocupó el prado.
No rehusa el segundo ser primero ,
Antes todos siguiendo una demanda , Apenas en el suelo habia caido
Como olas , que creciendo van , crecian , Cuando la presta maza decendia
Y á la muerte animosos se ofrecian. Con una estraña fuerza y un ruido
Que rayo ó terremoto parecia ;
La gente una con otra así se cierra , Del golpe el español quedó adormido ,
Que aun no daban lugar á las espadas ; Y el bárbaro con otro revolvia ,
Apenas los mortales van á tierra , Bajando á la cabeza de manera ,
Cuando estaban sus plazas ocupadas : Que sesos , ojos y alma le echó fuera.
Unos por cima de otros se dan guerra Y con venganza tal no satisfecho
Enhiestas las personas y empinadas ,
Del caso desastrado del hermano ,
Y de modo á las veces se apretaban ,
Antes con nueva rabia y mas despecho ,
Que á meter por la espada se ayudaban. Hiere de tal manera á Diego Cano ,
Las armas con tal rabia y fuerza esgrimen , Que, la barba inclinada sobre el pecho ,
Que los mas de los golpes son mortales , Se le cayó la rienda de la mano ;
Y los que no lo son así se imprimen ; Y sin ningun sentido , casi frio ,
Que dejan para siempre las señales : El caballo lo lleva á su albedrio.
Todos al descargar los brazos gimen ;
Mas salen los efetos desiguales , En medio de la turba embravecido
Que los unos topaban duro acero , Esgrime en torno la ferrada maza ;
Los otros el desnudo y blando cuero. A cual deja contrecho , á cual tullido ,
Cual el pescuezo del caballo abraza ;
Como parten la carne en los tajones Quien se tiende en las ancas aturdido ;
Con los corvos cuchillos carniceros , Quien , forzado , el arzon desembaraza ;
Y cual de fuerte hierro los planchones Que todo á su pujanza y furia insana
Baten en dura yunque los herreros ; Se le bate , derriba y se le allana.
Así es la diferencia de los sones
Por partes mas de diez le iba manando
Que forman con sus golpes los guerreros ,
La sangre , de la cual cubierto andaba ;
Quien la carne y los huesos quebrantando ,
Quien templados arneses abollando . Pero no desfallece , antes bramando ,
Con mas fuerza y rigor los golpes daba :
Pues Juan de Villagran firme en la silla Ligero corre ; acá y allá saltando
Contra Guarcondo á toda furia parte , Arneses y celadas abollaba ;
Y la lanza le echó por la tetilla Hunde las altas crestas , rompe sesos ,
Con una braza de asta á la otra parte': Muele los nervios, carne y duros huesos.
86 LA ARAUCANA.
En esto un gran rumor iba creciendo Pues de golpes así desta hechura
De espadas , lanzas , grita y vocería , La gran plaza de muertos dejá llena ,
Al cual confusamente , no sabiendo Que su espada á ninguno allí perdona ,
La causa , mucha gente allí acudia : Y unos cuerpos sobre otros amontona.
Y era un gallardo mozo que esgrimiendo
Un fornido cuchillo , discurria A Colca de los hombros arrebata
Por medio de las bárbaras espadas , La cabeza de un tajo , y luego tiende
Haciendo en armas cosas estremadas . La espada hácia Maulen, señor de Itáta ,
Y de alto a bajo de un reves le hiende :
Venia el valiente mozo belicoso Lanzas , hachas y mazas desbarata ,
De una furia diabólica movido , Que todo el pueblo bárbaro le ofende ,
El rostro fiero , sucio y polvoroso , Llevando muchos tiros enclavados
Lleno de sangre y de sudor teñido : En los pechos , espaldas y en los lados .
Como el potente Marte sanguinoso ,
Cuando de furor bélico encendido , Como la osa valiente perseguida ,
Bate el ferrado escudo de Vulcano , Cuando la van monteros dando caza
Blandiendo la asta en la derecha mano. Que con rabia y dolor de la herida
Los ñudosos venablos despedaza :
Con un diestro y prestísimo gobierno Y furiosa , impaciente , embravecida ,
El pesado enchillo rodeaba , La senda y callejon desembaraza ,
Y á Cron , como si fuera junco tierno , Que los heridos perros lastimados
En dos partes de un golpe lo tajaba : Le dan ancho lugar escarmentados ;
Tras este al diestro Pon envia al infierno ,
Y tras de Pon á Lauco despachaba : De la misma manera el fiero Andrea ,
Cercado de los bárbaros venia ,
No hallando defensa en armadura ,
Pero de tal manera se rodea ,
Descuartiza , desmiembra y desfigura.
Que gran camino con la espada abria :
Llamábase este Andrea, que en grandeza Crece el hervor, la grita y la pelea
Y proporcion de cuerpo era gigante , Tanto que la mas gente allí acudia.
De estirpe humilde , y su naturaleza He aquí á Rengo tambien ensangrentado
Era arriba de Génova al Levante : Que llega á la sazon por aquel lado :
Pues con aquella fuerza y ligereza
A los robustos miembros semejante , Y como dos mastines rodeados
El gran cuchillo esgrime de tal suerte , De gozques importunos , que en llegando
A verse , con los cerros erizados
Que á todos los que alcanza da la muerte.
Se van el uno al otro regañando :
De un tiro á Guaticol por la cintura Asi los dos guerreros señalados ,
Le divide en dos trozos en la arena , Las inhumanas armas levantando ,
Y de otro al desdichado Quilacura Se vienen á herir.... Pero el combate
Limpio el derecho muslo le cercena : Quiero que al otro canto se dilate.
CANTO XV.
En este quinceno y último canto se acaba la batalla , en la cual fueron muertos todos los
araucanos sin querer ninguno dellos rendirse. Y se cuenta la navegacion que las naos del
Perú hicieron hasta llegar á Chile ; y la grande tormenta que entre el rio de Maule y el puerto
de la Concepcion pasaron.
¿ Qué cosa puede haber sin amor buena ? Amor de un juicio rústico y grosero
¿ Qué verso sin amor dará contento ? Rompe la dura y áspera corteza ;
¿Dónde jamas se ha visto rica vena Produce ingenio y gusto verdadero ,
Que no tenga de amor el nacimiento ? Y pone cualquier cosa en mas fineza :
No se puede llamar materia llena Dante , Ariosto , Petrarca y el Ibero ' ,
La que de amor no tiene el fundamento : Amor los trujo á tanta delgadeza :
Los contentos , los gustos , los cuidados , Que la lengua mas rica y mas copiosa ,
Son , si no son de amor , como pintados. Si no trata de amor es disgustosa .
' Garcilaso .
4
CANTO DÉCIMOQUINTO. 87
Pues yo , de amor desnudo y ornamento , Igual andaba entre ellos la pelea ,
Con un inculto ingenio y rudo estilo , Aunque temo yo á Rengo á la primera
¿Cómo he tenido tanto atrevimiento , Vez que el cuchillo baje , si le halla ,
Que me ponga al rigor del crudo filo ? Que habrá fin con su muerte la batalla .
Pero mi celo bueno , y sano intento ,
Esto me hace á mí añudar el hilo Mas con destreza y gran reportamiento ,
Que ya con el temor cortado habia , Desnudo de armas y de esfuerzo armado ,
Pensando remediar esta osadía. Entra , sale y revuelve como el viento ,
Que en maña y ligereza era estremado :
Quíselo aquí dejar , considerado Hace siempre su golpe , y al momento
Ser escritura larga y trabajosa , Le halla el enemigo así apartado ,
Por ir á la verdad tan arrimado Que aunque el cuchillo de dos brazas fuera
Y haber de tratar siempre de una cosa : Alcanzar á herirle no pudiera.
Que no hay tan dulce estilo y delicado ,
Mil golpes por el aire arroja en vano
Ni pluma tan cortada y sonorosa , El furioso italiano embravecido ,
Que en un largo discurso no se estrague , Viendo como desnudo un araucano
Ni gusto que un manjar no lo cmpalague.
Y él armado , le tiene en tal partido :
Que si á mi discrecion dado me fuera La izquierda junta á la derecha mano ,
Salir al campo y escoger las flores , Y apretando la espada , de corrido
Quizá el cansado gusto removiera Al bárbaro arremete , altos los brazos ,
La usada variedad de los sabores : Pensando dividirle en dos pedazos.
Pues como otros han hecho , yo pudiera
El araucano con mañoso brio ,
Entretejer mil fábulas y amores ; Baja la maza , firme lo esperaba ,
Mas , ya que tan adentro estoy metido , Mas el cuerpo hurtó con un desvío
Habré de proseguir lo prometido . Al tiempo que el cuchillo derribaba :
Al lombardo dejé y al araucano Así que el brazo y golpe dió en vacio ,
Donde la guerra andaba mas trabada , Y de la fuerza inmensa que llevaba ,
Que vienen á juntarse mano á mano , El gran cuchillo sustentar no pudo ,
La espada alta y la maza levantada Quedando allí con solo medio escudo.
De malla está cubierto el italiano ; Pues como tal lo vió, suelta la maza ,
El indio la persona desarmada , Cerrando el presto bárbaro de hecho ,
Y así como mas suelto y mas ligero , Y cuerpo á cuerpo así con él se abraza ,
En descargar el golpe fué el primero.
Que le imprime las mallas en el pecho ;
El membrudo italiano , como vido No por esto el lombardo se embaraza ,
La maza y el rigor con que bajaba , Mas piensa dél asi haber mas derecho ,
Alzó el escudo en alto , y recogido Y con brazos durísimos lo afierra ,
Debajo dél , el golpe reparaba : Creyendo levantarlo de la tierra.
Por medio el fuerte escudo fué rompido , Lo que el valiente Alcides hizo á Anteo
Y en modo la cabeza le cargaba ,
Quiso el nuestro hacer del araucano ;
Que batiendo los dientes vió en el suelo Mas no salió fortuna á su deseo ,
Las estrellas mas mínimas del cielo. Y así el deseado efeto salió en vano :
El brazo descargó , que alto tenia , Que el esforzado Rengo de un rodeo
Sobre el valiente bárbaro el lombardo , Lo lleva largo trecho por el llano ,
Pensando que dos piezas le haria Sobre los cuerpos muertos tropezando ,
Segun era del ánimo gallardo : Siempre con mas furor sobre él cargando .
Pero Rengo , que punto no perdia , Andrea de empacho, ardiendo en rabia viva
Como una onza ligera y suelto pardo Sintiéndose de un hombre así apurado ,
Un presto salto dió á la diestra mano , Firme en el suelo con los piés estriba ,
De suerte que el cuchillo bajó en vano. Cobrando esfuerzo del honor sacado ,
Tras esto el diestro bárbaro rodea Y de manera sobre Rengo arriba
La poderosa maza , de manera Que de tierra lo lleva levantado ,
Que á acertarle de lleno , no al Andrea , Que era de fuerza grande y de gran prueba ,
Pero un duro peñasco deshiciera. Bastante á comportar la carga nueva .
ty
88 LA ARAUCANA .
Yo vi entre muchos jóvenes valientes Otro redobla , y otro , y á mi cuenta
Sobre pruebas de fuerza porfiando , Al cuarto , que bajaba mas pesado ,
Trabar él una cuerda con los dientes , El astuto italiano se desvia ,
Asiendo cuatro de ella , y estribando Y de una punta al bárbaro heria .
Todos à un tiempo á partes diferentes ,
A su pesar llevarlos arrastrando ; La espada le atraviesa el brazo fuerte
Y de solos los dientes se valia , Abriéndole en el ladó una herida ;
Que las manos atras presas tenia ; Mas fué tal su ventura y diestra suerte
Que no le privó el golpe de la vida :
Y con facili dad y poca pena , El bárbaro en ponzoña se convierte ,
La mayor bota ó pipa que hallaba , Y con braveza fuera de medida ,
Capaz de veinte arrobas, de agua llena , Con el fiero enemigò fué en un punto ,
De tierra un codo y mas la levantaba ; Descargando la maza todo junto.
Y suspendida sin verter, serena "
La sed por largo espacio mitigaba , El italiano en alto el medio escudo
Bajándola despues al suelo llano Alzó por recoger el golpe estraño ;
Como si fuera un cántaro liviano. Pero del todo resistir no pudo , (
Aunque se reparó parte del daño :
Aconteció otras veces barqueando Batióle la cabeza el golpe crudo ,
Rios en esta tierra caudalosos , Y cual si el morrion fuera de estaño ,
Ir la corriente el ímpetu esforzando , Y no de fuerte pasta bien templado ,
A desbravar en riscos peñascosos : Así de aquella vez quedó abollado.
Arrebatando el barco , no bastando
La fuerza de los remos presurosos , Dos ó tres pasos dió desvanecido
Y él , cubierto de malla como estaba , Del golpe el italiano , vacilando ,
Luego animoso al agua se arrojaba ; Perdida la memoria y el sentido ,
Y anduvo por caer titubeando :
Y una cuerda en la boca , revolviendo La sangre por el uno y otro oido
Al furioso raudal el duro pecho , Le reventó en gran flujo , como cuando
Los piés y fuertes brazos sacudiendo , Revienta de abundancia alguna fuente,
Rompia por la canal casi derecho Y en pié se tuvo bien dificilmente.
Remolcando la barca , y , resistiendo
El ímpetu del agua , del estrecho Pero vuelto en su acuerdo , que se mira
La sacaba á la orilla en salvamento , Lleno de sangre y puesto en tal estado ,
Haciendo otras mil cosas que no cuento. Mas furioso que nunca , ardiendo en ira
De verse así de un bárbaro tratado ,
A Rengo aquí tambien sobrepujaba , El brazo con el pié diestro retira
Que no fué de su fuerza menor prueba ; Para tomar mas fuerza , y el pesado
Pero Rengo que en ira se abrasaba , Cuchillo derribó con tal ruido
Viendo que sin firmarse alto lo lleva , Que revocó en los montes del sonido.
Hizo por fuerza pié y sobre él tornaba ,
Sacando la vergüenza fuerza nueva ; Rengo , que el gran cuchillo bajar siente
Pero al cabo los dos se desasieron , Y el ímpetu y furor con que venia ,
Y otra vez á las armas acudieron : Cruzando la alta maza osadamente
Al reparo debajo se metia :
Y comienzan de nuevo el fiero asalto No fué la asta defensa suficiente
Como si descansáran todo el dia , Por mas barras de acero que tenia ;
Ora presto por bajo , ora por alto , Que á tierra vino della una gran pieza ,
Sin miedo el uno al otro acometia : Y el furioso cuchillo à la cabeza.
Rengo, que de armadura estaba falto ,
Con tal destreza y maña se regia , Fué este golpe terrible y peligroso ,
Que sostiene en un peso aquella guerra , Por do una roja fuente manó luego ,
No perdiendo una mínima de tierra. Y anduvo por caer Rengo dudoso ,
Atónito y de sangre casi ciego :
Con presteza una vez tal golpe asienta El italiano allí no perezoso ,
Al valiente cristiano por un lado , Viendo que no era tiempo de sosiego ,
Que toda la persona le atormenta , Baja otra vez el gran cuchillo agudo
Segun que fué de fuerza muy cargado Con todo aquel vigor que dalle pudo.
CANTO DÉCIMOQUINTO. 89
En medio de la frente en descubierto Habia de un golpe á Colca derribado
Hiere al turbado Rengo el italiano , Y á Galvo el desarmado vientre abierto :
Y hubiérale de arriba abajo abierto , El bárbaro mortal , la color vuelta ,
Si no torciera al descargar la mano : Dió en el postrer suspiro la alma envuelta.
El golpe fué de llano , y como muerto
Vino al suelo tendido el araucano ; Gabriel de Villagran no estaba ocioso ,
Y el cuchillo del golpe atormentado Que á Cinga y á Pillolco habia tendido ,
Por tres ó cuatro partes fué quebrado. Y andaba revolviéndose animoso
Entre los hierros bárbaros metido.
Crino , que volvió el rostro al gran ruido El rumor de las armas sonoroso ,
Del poderoso golpe y la caida , Los varios apellidos y el ruido ,
Viendo al valiente Rengo así tendido , A las aves confusas y turbadas
Pensó que era pasado de esta vida : Hacen estar mirándolos paradas .
Y, de amistad y deudo conmovido ,
La espada de su propio amo homicida , Crece la rabia y el furor se enciende ,
Que en Penco Tucapel ganado habia , La gente por juntarse se apiñaba ,
En venganza del bárbaro esgrimia. Que ya ninguno mas lugar pretende
Del que para morir en pié pastaba
Pasa al Andrea de un golpe el estofado , Quien corta, quien barrena, rompe, hiende,
No reparando en él la cruda espada , Y era el estrecho tal y priesa brava ,
Que , rompiendo la malla por el lado , Que sin caer los muertos de apretados ,
Le penetró hasta el hueso la estocada : Quedaban á los vivos arrimados.
Vuelve con un mandoble , y recatado
Andrea viendo venir la cuchillada , La soberbia , furor, desden , denuedo ,
Fué tan presto con él por resistirle , La prisa de los golpes y dureza ,
Que no le dejó tiempo de herirle. Figurarla del todo aquí no puedo ,
Ni la pluma llevar con tal presteza :
Sin darle mas lugar con él se afierra , De la muerte ninguno tiene miedo ,
Donde en satisfaccion de la herida, Antes si vuelve el rostro mas tristeza
Alzándole bien alto de la tierra , Mostraban , porque claro conocian
De espaldas le tendió con gran caida ; Que vencidos quedaban si vivian.
Y por dar presto fin á aquella guerra
Mas aunque de vivir desconfiaban ,
La espada le quitó y luego la vida ;
Metiéndose tras esto por la parte Perdida de vencer ya la esperanza ,
Que andaba mas sangriento el fiero Marte. El punto de la muerte dilataban
Por morir con alguna mas venganza :
Hiende por do el monton ve mas estrecho ; Y no por esto el paso retiraban ,
Triste de aquel que allí con él se junta ; Ni el pecho rehusaban de la lanza ,
Uno parte al traves , otro al derecho , Si por mover un paso , como digo ,
Otro al sesgo, otro ensarta de una punta ; Dejasen de ofender al enemigo.
Otros que tiende , aun no bien satisfecho ,
A coces los quebranta y descoyunta : Cuatro aquí , seis allí , por todos lados
Brazos , cabezas por el aire avienta Vienen sin detenerse á tierra muertos ,
Unos de mil heridas desangrados ,
Sin término , sin número , ni cuenta,
De la cabeza al pecho otros abiertos ;
El buen Lasarte con la diestra airada Otros por las espaldas y costados
En medio del furor se desenvuelve , Los bravos corazones descubiertos ,
Pasa el pecho á Talcuen de una estocada , Así dentro en los pechos palpitaban ,
Y sobre Titaguan furioso vuelve : Qué bien el gran coraje declara ban .
Abrióle la cabeza desarmada ;
Mas el rabioso bárbaro revuelve , Quien en sus mismas tripas tropezando
Y antes que la alma diese le da un tajo , Al odioso enemigo arremetia ,
Quien por veinte heridas resollando
Que se tuvo al arzon con gran trabajo.
Las cubiertas entrañas descubria :
Pacheco á Norpa abrió por el costado , Allí se vió la vida estar dudando
Y á Longoval derriba tras él muerto : Por qué puerta de súbito saldria ;
Pues Juan Gomez tambien por aquel lado, Al fin salia por todas , y á un momento
De fresca sangre bárbara cubierto , Faltaba fuerza , vida , sangre , aliento.
90 LA ARAUCANA .
Ya pues no estaba en pié la octava parte Los lasos españoles mal heridos
De los bárbaros , muertos , no rendidos : De la cercada plaza se salieron ,
Villagran , que miraba esto de aparte , De armas y cuerpos bárbaros tan llena ,
Viendo los que quedaban tan heridos , Que sobre ellos andaban á gran pena.
Les envió dos indios de su parte
A decir que se entreguen por vencidos Ningun bárbaro en pié quedó en el fuerte,
Sometiéndose al yugo y obediencia , Ni brazo que mover pudiese espada ;
Y que usará con ellos de clemencia. Solo Mallen , que el punto de la muerte
Le dió de vivir gana acelerada :
Todos los españoles retrujeron Y rendido al temor y baja suerte ,
Las espadas y el paso en el momento , Viéndose de una fiera cuchillada
Y los dos mensajeros propusieron En el siniestro brazo mal herido ,
El pacto , condicion y ofrecimiento : Detras de un paredon se habia escondido.
Pero los araucanos , cuando oyeron
Aquel partido infame , el corrimiento No sintiendo el rumor que antes se oia ,
Fué tanto y su coraje , que respuesta Que en torno retumbaba todo el llano ,
No dieron á la plática propuesta. Que , como dije , ya la muerte habia
Puesto silencio con airada mano ;
Los ojos contra el cielo vueltos braman , Dejó aquel paredon , y á ver salia
¡ Morir ! ¡morir ! no dicen otra cosa , 1 Si hallaba por allí algun araucano
Morir quieren , y así la muerte llaman A quien se encomendar que le salvase ,
Gritando : ¡ Afuera vida vergonzosa ! Y la sensible llaga le apretase .
Esta fué su respuesta y esto claman ;
Y á dar fin á la guerra sanguinosa Mas cuando vió la plaza cual estaba ,
Se disponen con ánimo y braveza , Y en sus amigos tal carnicería ,
Sacando nuevas fuerzas de flaqueza. Que aunque la muerte los desfiguraba ,
La envidia conocidos los hacia ;
Espaldas con espaldas se juntaban , Con ira vergonzosa presentaba
Algunos de rodillas combatiendo , La espada al corazon , y así decia :
Que las tullidas piernas les faltaban , ¡ Cómo ! ¿yo solo quedo por testigo
Sostenerse sobre ellas no pudiendo : De la muerte y valor de tanto amigo?
Y aun así las espadas rodeaban ;
Otros , que ya en el suelo retorciendo Cobarde corazon , por cierto indino
Se andaban , por dañar lo que podian De algun golpe de espada valerosa ,
A los contrarios piés se revolvian. Pues fué por eleccion y no destino
Perder una sazon tan venturosa :
Viéranse vivos cuerpos desmembrados Tú me apartaste ¡ o flaco ! del camino
Con la furiosa muerte porfiando , De un eterno vivir, y á vergonzosa
En el lodo y sangraza derribados , Muerte he venido ya con mengua tuya ,'
Que rabiosos se andaban revolcando : Por mas que la mi diestra lo rehuya .
De la suerte que vemos los pescados
Si á mi sangre con esta del estado
Cuando se va algun lago desaguando ,
Mezclarse aquí le fuere concedido ,
Que entre dos elementos se estremecen ,
Y en ellos revolcándose perecen. Viendo mi cuerpo entre estos arrojado ,
Aunque de brazo débil ofendido ,
Si el crudo Sila , si Neron sangriento , Quizá seré en el número contado
( Por mas sed que de sangre ellos mostráran) De los que así su patria han defendido :
Della vieran aquí el derramamiento , Mas ay triste de mí ! que en la herida
Yo tengo para mí que se hartáran , Será mi flaca mano conocida.
Pues con mayor rigor, á su contento
En viva sangre humana se bañáran , ¿ Qué indicios bastarán , qué recompensa ,
Que en Campo Marcio Sila carnicero , Qué enmienda puedo dar de parte mia ,
Y en el foro de Roma el bestial Nero . Que yo satisfacer pueda á la ofensa
Hecha á mi honor y patria y compañía?
Quedaron por igual todos tendidos Yo turbo el claro honor y fama inmensa
Aquellos que rendir no se quisieron , De tantos , pues podrán decir que habia
Que ya al fin de la vida conducidos Entre ellos quien de miedo , bajamente ,
A la forzosa muerte se rindieron : Del enemigo apenas vió la frente.
CANTO DÉCIMOQUINTO. 91
¿ Porqué al temor doy fuerzas dilatando Y á la nueva ciudad de la Serena ,
Con prolijas razones mi jornada ? Que es dos leguas del puerto , caminamos
Arrepentirme ¿ qué aprovecha cuando En lozanos caballos guarnecidos ,
Ya el arrepentimiento vale nada? Al esperado tiempo prevenidos :
Aquí cerró la voz , y no dudando
Entrega el cuello á la homicida espada : En donde un caricioso acogimiento
Corriendo con presteza el crudo filo , A todos nos hicieron y hospedaje ,
Sin sazon de la vida cortó el hilo. Estimando con grato cumplimiento
El socorro y larguísimo viaje : "
Cese el furor del fiero Marte airado , Y de dulce refresco y bastimento
Y descansen un poco las espadas , Al punto se aprestó el matalotaje ;
Entre tanto que vuelvo al comenzado Con que se reparó la hambrienta armada ,
Camino de las naves derramadas : Del largo navegar necesitada.
Que contra el recio Noto porfiado ,
A la gente y caballos aguardaban ,
De Neptuno las olas levantadas ,
Proejando por fuerza iban rompiendo , Que por áspera tierra y despoblados
Del viento y agua el impetu venciendo. Rompiendo con esfuerzo caminaban ,
De hambres y trabajos fatigados :
Por entre aquellas islas navegaron , Pero á cualquier fortuna contrastaban ,
Llamadas Sangallás antiguamente , Y desde poco á la ciudad llegados ,
Y las otras ignotas se dejaron Un mes en mucho vicio reposaron
A la diestra de parte del poniente , Hasta que los caballos reformaron.
A Chule á la siniestra , y arribaron
Al fin del cual , sin esperar la flota ,
En Arica , y despues dificilmente
Vimos á Copiapó , valle primero Reparados del áspero camino ,
Toman de su demanda la derrota ,
Del distrito de Chile verdadero.
Llevando á la derecha el mar vecino :
Alli con libertad soplan los vientos , Pasan la fértil Ligua , y á Quillota
De sus cavernas cóncavas saliendo , La dejaron á un lado , que convino
Y furiosos , indómitos , violentos , Entrar en Mapochó , que es do pararon
Todo aquel ancho mar van discurriendo : Las reliquias de Penco que escaparon.
Rompiendo la prision y mandamientos El sol del comun Géminis salia
De Eolo su rey, el cual temiendo
Que el mundo no arruinen , los encierra Trayendo nuevo tiempo á los mortales ,
Echándoles encima una gran sierra. Y del solsticio por zenit heria
Las partes y region septentrionales ,
No con esto su furia corregida , Cuando es mayor la sombra al mediodía
Viéndose en sus cavernas apremiados , Por este apartamiento en las australes ,
Buscan con gran estruendo la salida Y los vientos en mas libre ejercicio
Por los huecos y cóncavos cerrados : Soplan con gran rigor del austral quicio.
Y así la firme tierra removida
Nosotros , sin temor de los airados
Tiembla , y hay terremotos tan usados ,
Derribando en los pueblos y montañas Vientos , que entonces con mayor licencia
Hombres , ganados , casas y cabañas. Andan en esta parte derramados
Mostrando mas entera su violencia ,
Menguan allí las aguas , crece el dia A las usadas naves retirados
Al reves de la Europa , porque es cuando Con un alegre alarde y aparencia
El sol del equinoccio se desvía , Las aferradas áncoras alzamos ,
Y al Capricornio mas se va acercando. Y al noroeste las velas entregamos.
Pues desde allí las naves , que á porfia
La mar era bonanza , el tiempo bueno ,
Corren , al mar y al austro contrastando ,
De Boreas ayudadas luego fueron , El viento largo , fresco y favorable ,
Desocupado el cielo y muy sereno ,
Y en el puerto Coquimbico surgieron. Con muestra y parecer de ser durable :
Apenas en la deseada arena , Seis dias fuimos asi ; pero al seteno ,
Salidos de las naos el pié firmamos , Fortuna, que en el bien jamas fué estable,
Cuando el prolijo mar, peligro y pena Turbó el cielo de nubes , mudó el viento,
De tan largos caminos olvidamos : Revolviendo la mar desde el asiento.
92 LA ARAUCANA.
Bóreas furioso aqui tomó la mano Descubre y saca el espacioso lomo,
Con presurosos soplos esforzados , En anchos cercos la agua revolviendo
Y súbito en el mar tranquilo y llano Así debajo el mar salió el navío ,
Se alzaron grandes montes y collados : Vertiendo á cada banda un grueso rio.
Los españoles , que el furor insano Y
Vieron del agua y viento , atribulados , El proceloso Bóreas mas crecido
Tomáran por partido estar en tierra , La mar hasta los cielos levantaba , [nido
Aunque del todo hubiera fin la guerra . Y aunque era un mangle el mástil muy for
Sobre la proa la alta gavia estaba :
De mi nave podré solo dar cuenta , La gente con gran fuerza y alarido ,
Que era la capitana de la armada , En amainar la vela porfiaba ,
Que arrojada de la áspera tormenta Que en forma de arco al mástil oprimia ,
Andaba sin gobierno derramada : Y así la racamenta no corria.
Pero ¿ quién será aquel que en tal afrenta
Estará tan en sí que falte en nada? Eolo , ó ya fué acaso , ó se doliendo
Que el general temor apoderado Del afligido pueblo castellano ,
No me dejó aun para esto reservado. Iba al valiente Bóreas recogiendo ,
Queriendo él encerrarle por su mano :
Con tal furia á la nave el viento asalta , Y abriendo la caverna , no advirtiendo
Y fué tan recio y presto el terremoto , Al Céfiro que estaba mas cercano ,
Que la cogió la vela mayor alta , Rotas ya las cadenas á la puerta
Y estaba en punto el mástil de ser roto : Salió bramando al mar, viéndola abierta.
Mas viendo el tiempo así turbado , salta
Diciendo á grandes voces el piloto : Y con violento soplo , arrebatando
¡ Larga la triza en banda ! larga ! larga ! Cuantas nubes halló por el camino ,
Larga presto ay de mí ! que el viento carga! Se arroja al levantado mar, cerrando
Mas la noche con negro torbellino :
La braveza del mar, el recio viento , Y las valientes olas reparando ,
El clamor, alboroto , las promesas , Que del furioso Cierzo repentino
El cerrarse la noche en un momento Iban la via siguiendo , las airaba ,
De negras nubes lóbregas y espesas ; Y el removido mar mas alteraba.
Los truenos , los relámpagos sin cuento ,
Las voces de pilotos y las priesas , Súbito la borrasca y travesía ,
Hacen un son tan triste y armonía , Y un turbion de granizo sacudieron
Que parece que el mundo perecia. Por un lado á la nao , y así pendia ,
Que al mar las altas gabias descendieron .
i Amaina ! amaina ! gritan marineros , Fué la furia tan presta , que aun no habia
¡ Amaina la mayor ! iza trinquete ! Amainado la gente ; y cuando vieron
Esfuerzan esta voz los pasajeros ,
Los pilotos la costa y viento airado ,
Y á la triza un gran número arremete : Rindieron la esperanza al duro hado.
Los otros de tropel corren ligeros
A la escota , á la braza , al chafaldete ; La nao , del mar y viento contrastada ,
Mas del viento la fuerza era tan brava , Andaba con la quilla descubierta ,
Que ningun aparejo gobernaba . Ya sobre sierras de agua levantada ,
Ya debajo del mar toda cubierta :
Abrese el cielo , el mar brama alterado , Vino en esto de viento una grupada , [ ta ,
Gime el soberbio viento embravecido ; Que abrió á la agua furiosa una ancha puer
En esto un monte de agua levantado Rompiendo del trinquete la una escota ,
Sobre las nubes con un gran ruido Y la mura mayor fué casi rota.
Embistió el galeon por un costado ,
Llevándolo un gran rato sumergido , Alzóse un alarido entre la gente ,
Y la gente tragó del temor fuerte Pensando haber del todo zozobrado ,
A vueltas de agua la esperada muerte. Miran al gran piloto atentamente ,
Que no sabe mandar de atribulado :
Mas quiso Dios que de la suerte como Unos dicen¡ zaborda ! otros ¡ detente ;
La gran ballena , el cuerpo sacudiendo Cierra el timon en banda ! y cuál turbado
Rompe con el furioso hocico romo, Buscaba escotillon , tabla ó madero ,
De las olas el ímpetu venciendo , Para tentar el medio postrimero.
CANTO DÉCIMOQUINTO. 93
Crece el miedo , el clamor se multiplica , Que la escura tiniebla penetraban ,
Uno dice ¡ á la mar ! otro ¡ arribemos ! Y cerrazon de nubes intricadas ;
Otro da grita ¡ amaina ! otro replica Y así en las peñas ásperas batian ,
¡ A orza , no amainar, que nos perdemos ! Que blancas hasta el cielo resurtian .
Otro dice ¡ herramientas , pica , pica ,
Travesía era el viento , y por vecina
Mástiles y obras muertas derribemos !
La brava costa de arrecifes llena ,
Atónita de acá y de allá la gente ,
Que del grande reflujo en la marina
Corre en monton confuso diligente.
Hervia la agua mezclada con la arena :
Las gumenas y jarcias rechinaban Rota la escota , larga la bolina ,
Del turbulento Céfiro estiradas , Suelto el trinquete , sin calar la entena ,
Y las hinchadas olas rebramaban Y la poca esperanza quebrantada
En las vecinas rocas quebrantadas Por el furioso viento arrebatada .
66 %
child un costados
PARTE SEGUNDA .
#
POR haber prometido de proseguir esta historia , no con poca dificultad y pesadumbre
la he continuado ; y aunque esta segunda parte de la Araucana no muestre el trabajo
que me cuesta , todavía quien la leyere podrá considerar el que se habrá pasado en
escribir dos libros de materia tan áspera y de poca variedad , pues desde el principio
hasta el fin no contiene sino una misma cosa ; y haber de caminar siempre por el rigor
de una verdad y camino tan desierto y estéril , paréceme que no habrá gusto que no se
canse de seguirme. Así , temeroso desto , quisiera mil veces mezclar algunas cosas dife
rentes ; pero acordé de no mudar estilo , porque lo que digo se me tomase en descuento
de las faltas que el libro lleva , autorizándole con escribir en él el alto principio que el
rey nuestro señor dió á sus obras con el asalto y entrada de San Quintin , por habernos
dado otro aquel mismo dia los araucanos en el fuerte de la Concepcion . Asimismo trato
el rompimiento de la batalla naval que el señor don Juan de Austria venció en Lepanto.
Y no es poco atrevimiento querer poner dos cosas tan grandes en lugar tan humilde ;
pero todo lo merecen los araucanos , pues ha mas de treinta años que sustentan su opi
nion , sin jamas habérseles caido las armas de las manos , no defendiendo grandes ciu
dades y riquezas , pues de su voluntad ellos mismos han abrasado las casas y haciendas
que tenian , por no dejar que gozar al enemigo ; mas solo defienden unos terrones secos
(aunque muchas veces humedecidos con nuestra sangre ) y campos incultos y pedrego
sos. Y siempre permaneciendo en su firme propósito y entereza , dan materia larga y
campo abierto á los escritores . Yo dejo mucho , y aun lo mas principal , por escribir
para el que quisiere tomar trabajo de hacerlo ; que el mio le doy por bien empleado , si
se recibe con la voluntad que á todos le ofrezco.
CANTO XVI.
$ 8.
Biblioth
Bamberg
100 LA ARAUCANA .
Volved sobre vosotros , que sin tiento Tambien en este término harémos
Correis á toda priesa á despeñaros ; De armas y municion preparamento ,
Refrenad esa furia y movimiento , Que estas serán al fin las que de hecho
Que os lleva á destruiros y arruinaros. Habrán de declarar este derecho.
¿Sufris al enemigo en vuestro asiento ,
Mas , conviene advertir, claros varones "
Que quiere como á brutos conquistaros ,
Para llevar las cosas bien guiadas ,
Y no podeis sufrir aquí impacientes Que nuestras esteriores intenciones
Los consejos y avisos convenientes ?
Vayan siempre á la paz enderezadas ;
Que es cierto falta de ánimo , y bastante Mostrándonos de flacos corazones ,
Indicio de flaqueza disfrazada , Las fuerzas y esperanzas quebrantadas ,
Teniendo al enemigo tan delante Y la tierra de minas de oro rica ,
Revolver contra si la propia espada , Cebo goloso en que esta gente pica :
Por no esperar con ánimo constante
Quizá por este término , sacalla
Los duros golpes de fortuna airada , Podrémos del isleño sitio fuerte ,
A los cuales resiste el pecho fuerte,
Que no quiere acabarlo con la muerte. Y con fingida paz aseguralla ,
Trayéndola por mañas á la muerte ;
Pero pues tanto esfuerzo en vos se encierra, Y sin rumor ni muestra de batalla
Que á veces por ser tanto lo condeno , Abramos la carrera de tal suerte ,
Y de vuestras hazañas , no esta tierra , Que venga á tierra firme confiada
Mas todo el universo anda ya lleno ; En el seguro paso y franca entrada.
Cese , cese el furor y civil guerra ,
A su habla dió fin el sabio anciano ,
Y por el bien comun tened por bueno
Y hubo allí pareceres diferentes ,
No romper la hermandad con torpes modos,
Diciendo que el peligro era liviano
Pues que miembros de un cuerpo somos todos.
Para tanto temor é inconvenientes .
Si á la cansada edad y largos dias Pero Puren , Lincoya y Talcaguano ,
Algun respeto y crédito se debe , Lemolemo , Elicura mas prudentes ,
Mirad á estas antiguas canas mias Al parecer del viejo se arrimaron ,
Y al bien público y celo que me mueve , Y así á los mas los menos se allanaron ,
Para que suspendais vuestras porfias
Despachando de allí con diligencia
Por alguna sazon y tiempo breve ,
Hasta que el español furor decline Al jóven Millalauco , generoso ,
Hombre de gran lenguaje y esperiencia ,
Y la causa comun se determine.
Cauto , sagaz , solícito y mañoso :
Y pues de vuestra discrecion espero Que con fingida muestra y aparencia
De algun partido honesto y medio honroso
Que os i ondrá en el camino que conviene,
Traer otras razones mas no quiero , Nuestro intento y designios penetrase ,
Pues con vos la razon tal fuerza tiene : Y el sitio , gente y número notase :
Dejadas , pues , á parte , lo primero El cual bien informado y instruido
Que venir á las manos nos detiene De lo que á su propósito convino ,
Y pone freno y límite al deseo , En una larga góndola metido ,
Es el poco aparejo que aquí veo : Sin mas se detener tomó el camino :
Que por todas las partes nos divide Y de los prestos remos impelido , 1
Este brazo de mar que veis en medio , En breve á nuestro alojamiento vino ,
Y nuestra pretension y paso impide , A donde sin estorbo , libremente
Sin tener de pasaje algun remedio : Saltó luego seguro con su gente.
Y pues el enemigo se comide Al puerto habian tambien con fresco viento
A tratar de concierto y nuevo medio , Tres naves de las nuestras arribado ,
Aunque nunca pensemos acetarlos , Llenas de armas , de gente y bastimento ,
No nos podrá dañar el escucharlos ; Con que fué nuestro campo reforzado :
Pues por este camino tomarémos Era tanto el rumor y movimiento
Lengua de su intencion y fundamento , Del bélico aparato , que admirado
Que cuando no sea licita , podrémos El cauteloso Millalauco estuvo ,
Venir de todo en todo á rompimiento : Y así confuso un rato se detuvo.
둴 #$
CANTO DÉCIMOSÉPTIMO . 101
Mas sin darlo á entender, disimulando , Llegado al pabellon de dou Garcia ,
Por medio del bullicio atravesaba ; Hallándome con otros yo presente ,
Los judiciosos ojos rodeando , Con una moderada cortesia
Las armas , gente y ánimos notaba : Nos saludó á su modo , alegremente
Y el negocio entre sí considerando , · Levantando la voz.... Pero la mia ,
El deseado fin dificultaba , Que fatigada de cantar se siente ,
Viendo cubierto el mar, llena la tierra No puede ya llevar un tono tanto ,
De gente armada y máquinas de guerra. Y así es fuerza dar fin en este canto.
CANTO XVII .
Hace Millalauco su embajada : salen los españoles de la isla : levantando un fuerte en el cerro de
Penco, vienen los araucanos á darles el asalto. Cuéntase lo que en aquel mismo tiempo pasaba
sobre la plaza fuerte de San Quintin.
NUNCA negar se deben los oidos Que con semblante y ánimo doblado ,
A enemigos ni amigos sospechosos , Mostrándose cortés , como atras digo ,
Que tanto os dejan mas apercibidos , El rostro á todas partes revolviendo ,
Cuanto vos los teneis por cautelosos : Alzó recio la voz así diciendo :
Escuchados , serán mas entendidos ,
Ora sean verdaderos ó engañosos ; Dichoso capitan y compañía ,
Que siempre por señales y razones A quien por bien de paz soy enviado
Se suelen descubrir las intenciones. Del araucano estado y señoría ,
Con voz y autoridad del gran senado :
Cuando piensan que mas os desatinan No penseis que el temor y cobardía
Con su máscara falsa y trato estraño , Jamas no haya á término llegado ,
Os despiertan , avisan , encaminan , De usar ( necesitados de remedio )
Y encubriendo descubren el engaño : De algun partido infame y torpe medio ;
Veis el blanco y el fin á donde atinan ,
Pues notorio os será lo que se estiende
El pro y el contra , el interes y el daño.
El nombre grande y crédito araucano ,
No hay plática tan doble y cautelosa
Que los estraños términos defiende
Que della no se infiera alguna cosa ;
Y asegura debajo de su mano :
Y no hay lengua tan llena de artificio , Y tambien de vosotros ya se entiende
Que parlando no muestre algun conceto , Que, movidos de celo y fin cristiano ,
Que al fin alguna vez hará su oficio , Con gran moderacion y disciplina
Y mas si el que oye sabe ser discreto. Venis á derramar vuestra doctrina.
Nunca el hablar dejó de dar indicio ,
Ni el callar descubrió jamas secreto : Siendo , pues , esto así , como la muestra
No hay cosa mas dificil , bien mirado , Que habeis dado hasta aquí lo verifica ,
Que conocer un necio si es callado : Y la buena opinion y fama vuestra
Con claras y altas voces lo publica ,
Y es importante punto y necesario Yo os vengo á asegurar de parte nuestra ,
Tener el capitan conocimiento Y así claro por mi se os certifica ,
Del arte y condicion del adversario , Que la ofrecida paz tan deseada
De la intencion , designio y fundamento ; Será por los caciques acetada :
Si es cuerdo y reportado , ó temerario ,
Que el inclito senado , habiendo oido
De pesado ó ligero movimiento ,
Remiso ó diligente , incauto ó astuto , De vuestra parte algunas relaciones ,
Vario , indeterminable ó resoluto. Con sabio acuerdo y parecer, movido
Por legitimas causas y razones ,
Así vemos que el bárbaro senado , Quiere acetar la paz , quiere partido.
Por saber la intencion del enemigo , De licitas y honestas condiciones ,
Al cauto Millalauco habia enviado Para que no padezca tanta gente
Debajo de figura y voz de amigo : Del pueblo simple y género inocente :
102 LA ARAUCANA .
Que si la fe inviolable y juramento , Y con la acostumbrada diligencia ,
De vuestra parte con amor pedido , Al tramontar del sol llegó al estado ,
Y el gracioso y seguro acogimiento Do recibido fué con alegría
De nuestra voluntad libre ofrecido , De toda aquella noble compañía .
Pueden dar en las cosas firme asiento
Con honra igual y lícito partido , Visto pues el despacho , cautamente
Sin que los nuestros súbditos y estados Los caciques la junta dividieron ,
Vengan por tiempo á ser menoscabados , Y dando muestra de esparcir la gente ,
A sus casas de paz se retrujeron ,
A Cárlos sin defensa y resistencia A donde sin rumor secretamente
Por amigo y señor le admitirémos , Las engañosas armas previnieron ,
Y el servicio indebido y obediencia Moviendo del comun las voluntades ,
De nuestra voluntad le ofrecerémos : Aparejadas siempre á novedades.
Mas si quereis llevarlo por violencia ,
Antes los propios hijos comerémos , Nosotros , no sin causa , sospechosos
Y veréis con valor nuestras espadas Alli mas de dos meses estuvimos ,
Por nuestro mismo pecho atravesadas. Y á las lluvias y vientos rigurosos
Del implacable invierno resistimos :
Pero por trato llano , sin recelo Mas , pasado este tiempo , deseosos
Podréis por vuestro rey alzar bandera ; De saber su intencion , nos resolvimos
Que el estado ( las armas por el suelo) En dejar el isleño alojamiento ,
Con los brazos abiertos os espera , Haciendo en tierra firme nuestro asiento.
Reconociendo que el benigno cielo
Le llama á paz segura y duradera , Ciento y treinta mancebos florecientes
Quedando para siempre lo pasado Fueron en nuestro campo apercebidos ,
En perpetuo silencio sepultado. Hombres trabajadores y valientes ,
Entre los mas robustos escogidos ,
Aquí dió fin al razonar, haciendo De armas y de instrumentos convenientes
A su modo y usanza una caricia , Secreta y sordamente prevenidos :
Siempre en su proceder satisfaciendo (Yo con ellos tambien , que vez ninguna
A nuestra voluntad y á su malicia : Dejé de dar un tiento á la fortuna ) :
Y el bárbaro poder desminuyendo ,
Nos aumentaba el ánimo y codicia , Para que en un pequeño cerro esento ,
Dándonos á entender que habia flaqueza , Sobre la mar vecina relevado ,
Y abundancia de bienes y riqueza . Levantasen un muro de cimiento
De fondo y ancho foso rodeado :
Oida la embajada , don Garcia , Donde pudiese estar sin detrimento
Haciéndole gracioso acogimiento , Nuestro pequeño ejército alojado ,
En suma respondió : que agradecia En cuanto los caballos arribaban ,
La propuesta amistad y ofrecimiento , Que ya teniamos nueva que marchaban :
Y que en nombre del rey satisfacia
Su buena voluntad con tratamiento Pues salidos á tierra , entenderian
Que no solo no fuesen agraviados , La intencion de los bárbaros dañada ,
Mas de muchos trabajos relevados . Que en secreto las armas prevenian
Con falso rostro y amistad doblada :
Hizo luego sacar á dos sirvientes De do , si se moviesen , les darian
Por mas confirmacion algunos dones , Algun asalto y súbita ruciada ,
Ropas de mil colores diferentes , Que , quebrantado el ánimo y denuedo ,
Jotas , llautos , chaquiras y listones ; Viniesen á la paz de puro miedo .
Insignias y vestidos competentes
A nobles capitanes y varones ; Era imaginacion fuera de tino
Siendo de Millalauco recibido Pensar que los soberbios araucanos
Con palabras y término cumplido. Quisiesen de concordia algun camino ,
Viéndose con las armas en las manos :
Así que , con semblante y aparencia Pero con la presteza que convino ,
De amigo agradecido y obligado , Los ciento y treinta jóvenes lozanos
Pidiendo al despedir grata licencia , Pasaron á la tierra sin ayuda
A la barca volvió que habia dejado ; Mas que el amparo de la noche muda :
CANTO DÉCIMOSÉPTIMO. 103
La gente popular amedrentando
Yaunque era en esta tierra el tiempo cuando
Virgo alargaba apriesa el corto dia , Con un hueco rumor y estruendo vano
Las variables horas restaurando Que lo incerto á las veces certifica ,
Que usurpadas la Noche le tenia ; Y lo cierto , si es mal , lo multiplica.
Antes que la Alba fuese desterrando
Las nocturnas estrellas , parecia Llegada , pues , la voz á los oidos
La cumbre del collado levantada De nuestros enemigos conjurados ,
De gente y materiales ocupada. No mirando á los tratos y partidos
Por una parte y otra asegurados ,
Cuales con barras , picos y azadones Con súbita presteza apercebidos
Abren los hondos fosos y señales ; De municiones , armas y soldados ,
Cuales con corvos y anchos cuchillones , Sin aguardar á mas , trataron luego
Hachas , sierras , segures y destrales De darnos el asalto á sangre y fuego.
Cortan maderos gruesos y troncones ,
Y fijados en tierra , con tapiales Juntos para el efecto en Talcaguano ,
Y trabazon de leños y faginas , Dos millas poco mas del fucrte asiento
Levantan los traveses y cortinas. El esforzado mozo Gracolano ,
De gran disposicion y atrevimiento ,
No con tanto hervor la tiria gente Dijo en voz alta : ¡ O gran Caupolicano!
En la labor de la ciudad famosa , Si en algo es de estimar mi ofrecimiento ,
Acá y allá sirviendo diligente Prometo que mañana en el asalto
Tan solicita andaba y presurosa : Arbolaré mi enseña en lo mas alto.
Ni César levantó tan de repente
En Dirrachio la cerca milagrosa Y porqué á ti , señor, y á todos quiero
Con que cercó al ejército esparcido Haceros de mis obras satisfechos ,
Del enemigo yerno inadvertido , Con esta usada lanza me profiero
De abrir lugar por los contrarios pechos ;
Cuanto fué de nosotros coronada que será mi brazo el que primero
De una gruesa muralla la montaña , Barahuste las armas y pertrechos ,
De fondo y ancho foso rodeada , Aunque mas dificulten la subida
Con ocho piezas gruesas de campaña ; Y todo el universo me lo impida.
Siendo á vista de Arauco levantada
Así dijo y los bárbaros en esto ,
Bandera por Felipe rey de España ,
Porque ya las estrellas se mostraban ,
Tomando posesion de aquel estado
Con los demas del padre renunciado . Al fuerte , en escuadron , con paso presto ,
Cubiertos de la noche se acercaban :
Túvose por un caso nunca oido , Y en una gran barranca , oculto puesto ,
De tanto atrevimiento y osadía , Al pié de la montaña reparaban ,
Entre la gente plática tenido Aguardando en silencio aquella hora
Mas por temeridad que valentia ; Que suele aparecer la clara aurora.
Que en el soberbio estado así temido
Los ciento y treinta en poco mas de un dia Aquella noche yo mal sosegado
Pudiésemos salir con una cosa Reposar un momento no podia ,
Tanto cuanto dificil peligrosa. O ya fuese el peligro , ó ya el cuidado
Que de escribir entonces yo tenia.
Nuestra gente del todo recogida , Asi imaginativo y desvelado ,
La cual luego segura al fuerte vino , Revolviendo la inquieta fantasía ,
Que el alto sitio y pólvora temida Quise de algunas cosas desta historia
Hizo fácil y llano aquel camino , Descargar con la pluma la memoria.
Por las anchas cortinas repartida ,
En el silencio de la noche escura,
Segun y por el órden que convino ,
En medio del reposo de la gente ,
Nos pusimos allí todos á una
Debajo del amparo de fortuna. Queriendo proseguir con mi escritura ,
Me sobrevino un súbito accidente :
La pregonera Fama ya volando Cortome un hielo cada coyuntura ,
Por el distrito y término araucano Turbóseme la vista de repente ,
Iba de lengua en lengua acrecentando Y procurando de esforzarme en vano ?
El abreviado ejército cristiano : Se me cayó la pluma de la mano.
104 LA ARAUCANA .
Quisiérame quejar, mas fué imposible , Y si quieres de damas y de amores
Del accidente súbito impedido , En verso celebrar la dulce pena ,
Que el agudo dolor y mal sensible Tendrás mayor sugeto y hermosura
Me privó del esfuerzo y del sentido ; Que en la pasada edad y en la futura.
Pero pasado el término terrible ,
Y en mi primero ser restituido , Sígueme , dijo al fin ; y yo admirado ,
Viéndola revolver por donde vino ,
Del tormento quedé de tal manera
Cual si de larga enfermedad saliera. Con paso largo y corazon osado
Comencé de seguir aquel camino ,
Luego que con suspiros trabajados Dejando del siniestro y diestro lado
Desfogando las ansias aflojaron , Dos montes que el Atlante y Apenino
Mis descaidos ojos agravados Con gran parte no son de tal grandeza ,
Del gran quebrantamiento se cerraron : Ni de tanta espesura y aspereza .
Así los lasos miembros relajados
Salimos á un gran campo , á do natura
Al agradable sueño se entregaron ,
Quedando por entonces el sentido Con mano liberal y artificiosa
Mostraba su caudal y hermosura
En la mas noble parte recogido . En la varia labor maravillosa ,
No bien al dulce sueño y al reposo Mezclando entre las hojas y verdura
Dejado el quebrantado cuerpo habia , El blanco lirio y encarnada rosa ,
Cuando oyendo un estruendo sonoroso Junquillos , azahares y mosquetas ,
Que estremecer la tierra parecia , Azucenas , jazmines y violetas.
Con gesto altivo y término furioso
Alli las claras fuentes murmurando
Delante una mujer se me ponia ,
El deleitoso asiento atravesaban ,
Que luego vi en su talle y gran persona
Ser la robusta y áspera Belona. Y los templados vientos respirando
La yerde yerba y flores alegraban :
Vestida de los piés à la cintura , Pues los pintados pájaros volando ,
De la cintura á la cabeza armada Por los copados árboles cruzaban ,
De una escamosa y lúcida armadura , Formando con su canto y melodía
Su escudo al brazo , al lado la ancha espada, Una acorde y dulcísima armonía.
Blandiendo en la derecha la asta dura ,
De las horribles furias rodeada , Por mil partes en corros derramadas
El rostro airado , la color teñida , Vi gran copia de ninfas muy hermosas ,
Toda de fuego bélico encendida : Unas en varios juegos ocupadas ,
Otras cogiendo flores olorosas :
La cual me dijo : ¡ O mozo temeroso ! Otras suavemente y acordadas
El ánimo levanta y confianza , Cantaban dulces letras amorosas "
Reconociendo el tiempo venturoso Con citaras y liras en las manos ,
Que te ofrece tu dicha y buena andanza : Diestros sátiros , faunos y silvanos.
Huye del ocio torpe perezoso ,
Ensancha el corazon y la esperanza , Era el fresco lugar aparejado
Y aspira á mas de aquello que pretendes , A todo pasatiempo y ejercicio ;
Que el cielo te es propicio si lo entiendes : Quien sigue ya de aquel ya de este lado
> De la casta Diana el duro oficio :
Que viéndote á escribir yo aficionado Ora atraviesa él puerco , ora el venado ,
Y de tu inclinacion el claro indicio , Ora salta la liebre , y con el vicio ,
Pues nunca te han la pluma destemplado Gamuzas , capriolas y corcillas
Las fieras armas y áspero ejercicio ; Retozan por la yerba y florecillas :
Tu trabajo tan fiel considerado ,
Solo movida de mi mismo oficio , Quien , el ciervo herido rastreando ,
De la llanura al monte atravesaba ;
Te quiero yo llevar en una parte
Donde podrás sin limite ensancharte . Quien , el cerdoso puerco fatigando ,
Los osados lebreles ayudaba :
En campo fértil , lleno de mil flores , Quien , con templados pájaros volando ,
En el cual hallarás materia llena Las altaneras aves remontaba :
De guerras mas famosas y mayores , Acá matan la garza , allá la cuerva ,
Donde podrás alimentar la yena : Aquí el celoso gamo , allí la cierva.
CANTO DÉCIMOSÉPTIMO . 105
Estaba justo en medio de este asiento Por el principio y ocasion primera
En forma de pirámide un collado , Aquel copioso ejército ha juntado
Redondo en igual círculo y esento , Para bajar de la enemiga Francia
Sobre todas las tierras empinado : La presuncion , orgullo y arrogancia.
Y sin saber yo cómo , en un momento ,
De la fiera Belona arrebatado , Aquella es San Quintin que ves delante ,
En la mas alta cumbre dél me puso , Que en vano contraviene á su ruïna ,
Presidio principal , plaza importante ,
Quedando dello atónito y confuso .
Y del furor del gran Felipe dina.
Estuve tal un rato de repente Hállase dentro della el almirante ,
Viéndome arriba , que mirar no osaba , Debajo cuyo mando y disciplina
Tanto que acá y allá medrosamente Está gran gente plática de guerra ,
Los temerosos ojos rodeaba : A la defensa y guarda de la tierra.
Allí lleno de olores blandamente
Un agradable viento respiraba En tres partes allí , como se muestra ,
Hasta la cumbre altísima el collado El enemigo campo se reparte :
Cáceres con su tercio , á mano diestra ,
De verde yerba y flores coronado.
Donde está de Felipe el estandarte :
Era de altura tal que no podria El pronto Navarrete á la siniestra
Un liviano nebli subir à vuelo ; Con el conde de Mega ; y de la parte
Y así , no sin temor, me parecia Del burgo Julian con tres naciones ,
Mirando abajo estar cerca del cielo : Españoles , tudescos Y valones.
De donde con la vista descubria
La grande redondez del ancho suelo , Llegamos , pues , á tiempo que seguro
Con los términos bárbaros ignotos , Podrás ver la contienda porfiada ,
Hasta los mas ocultos y remotos. Y sin escalas por el roto muro
Entrar los de Felipe á pura espada
Viéndome , pues , Belona allí subido , Verás el fiero asalto y trance duro ,
Me dijo : El poco tiempo que te queda Y al fin la fuerte Francia aportillada ;
Para que puedas ver lo prometido Que al riguroso hado incontrastable ,
Hace que detenerme mas no pueda : No hay defensa ni plaza inespugnable.
Mira aquel grueso ejército movido ,
El negro humo espeso y polvareda Conviéneme partir de aquí al momento
En el confin de Flandes y de Francia A meterme entre aquellos escuadrones ,
Sobre una plaza fuerte de importancia. Y remover con nuevo encendimiento
Los unos y los otros corazones :
Despues que Cárlos Quinto hubo triunfado Tú desde aquí podrás mirar atento
De tantos enemigos y naciones , Las diferentes armas y naciones ,
Y como invicto príncipe hollado Y escribir de una y otra la fortuna ,
Las árticas y antárticas regiones , Dando su justa parte á cada una.
Triunfó de la fortuna y vano estado ,
Y aseguró su fin y pretensiones , Luego la diosa airada y compañía
Dejando la imperial investidura Por el aire en tropel se deslizaron ,
En dichosa sazon y coyuntura ; Y en un instante , sin torcer la via ,
Cual presto rayo , á San Quintin bajaron ,
Y movido del pio y santo celo Donde atizando el fuego que ya ardia ,
Que del gobierno público tenia , Con la amiga Discordia se juntaron ,
Pareciéndole poco lo del suelo , Que andaba entre las huestes y compañas
Segun lo que en el pecho concebia , Infundiéndoles ira en las entrañas .
Vuelta la mira y pretension al cielo ,
El peso que en los hombros sostenia En esto el fiero ejército furioso
Le puso en los del hijo , renunciados Por la señal postrera ya movido ,
Todos sus reinos , titulos y estados. En un turbion espeso y polvoroso
Corre al batido muro defendido.
Viendo el hijo la próspera carrera ¡ Quién fuera de lenguaje tan copioso
Del victorioso padre retirado , Que pudiera esplicar lo que aquí vido !
Por hacer la esperanza verdadera Mas , aunque mi caudal no llegue à tanto ,
Que siempre de sus obras habia dado , Haré lo que pudiere en otro canto. *
106 LA ARAUCANA .
CANTO XVIII .
Da el rey D. Felipe el asalto á San Quintin : entra en ella victorioso : vienen los araucanos sobre
el fuerte de los españoles .
¿ CUAL será el atrevido que presuma Mas la gente española , mas furiosa
Reducir el valor vuestro y grandeza Cuanto topaba mas impedimentos ,
A término pequeño y breve suma , Con temoso coraje y porfiado
Y á tan humilde estilo tanta alteza? Rompe lo mas dificil y cerrado.
Que aunque por campo próspero la pluma
Corra con fértil vena y ligereza , Vieran en las entradas defendidas
Tanto el sujeto y la materia arguye Gran contienda , revuelta y embarazos ,
Que todo lo deshace y disminuye. Muertes estrañas , golpes y heridas
De poderosos y gallardos brazos :
Y el querer atreverme à tanto creo Cabezas hasta el cuello y mas , hendidas ,
Que me será juzgado á desatino , Y cuerpos divididos en pedazos ;
Pues llegado á razon , yo mismo veo Que no bastaban petos ni celadas
Que salgo de los términos á tino : Contra el crudo rigor de las espadas.
Mas de serviros siempre el gran deseo ,
Que siempre me ha tirado á este camino , La plaza se espugnaba y defendia
Quizá adelgazará mi pluma ruda , Con esfuerzo y valor por todos lados ;
Era cosa de ver la herrería
Y la torpeza de la lengua muda.
De las armas y arneses golpeados .
Y así vuestro favor ( del cual procede La espantosa y horrenda artillería ,
Esta mi presuncion y atrevimiento) Las bombas y artificios arrojados
Es el que agora pido , y el que puede De pólvora , alquitran , pez y resina ,
Enriquecer mi pobre entendimiento : Aceite , plomo , azufre y trementina ;
Que si por vos , señor, se me concede
Y å vueltas un granizo y lluvia espesa
Lo que á nadie negais , soltaré al viento
Con ánimo la ronca voz medrosa , De lanzas y saetas arrojaban ,
Indigna de contar tan grande cosa. Peñas , tablas , maderos , que á gran priesa
De los muros y techos arrancaban.
Y de vuestra largueza confiado , La fiera rabia y gran teson no cesa ;
Por la justa razon con que lo pido , Hieren , matan , derriban ; y así andaban
Espero que , señor , seré escuchado , Los unos y los otros muy revueltos
Que basta para ser favorecido. En fuego , en sangre y en furor envueltos.
Volviendo á proseguir lo comenzado ,
Unos la entrada sin temor defienden
Dije en el canto atras que arremetido
Habia el furioso campo por tres vias Con libre y animosa confianza :
Otros de miedo por vivir ofenden ,
A las aportilladas baterías : Poniéndoles esfuerzo la esperanza :
Y en la veloz corrida , contrastando Otros , que ya la vida no pretenden ,
Los tiros y defensas contrapuestas , Procuran de su muerte la venganza ,
Lo va todo rompiendo y tropellando , Y que caigan sus cuerpos de manera
Con animoso pecho y manos prestas : Que al enemigo cierren la carrera.
Y á los batidos muros arribando
Por los lados y partes mas dispuestas , Como el furor indómito y violencia
Los unos y los otros se afrontaron , De una corriente y súbita avenida ,
Y los ánimos y armas se tentaron. Que si halla reparo y resistencia ,
Hierve y crece allí la agua detenida ;
Los franceses con muestra valerosa , Al fin , con mayor impetu y potencia ,
Armas y defensivos instrumentos , Bramando abre el camino y la salida
Resisten la llegada impetuosa , Que las defensas rompe y desbarata ,
Y los contrarios ánimos sangrientos : Y en violento furor las arrebata :
CANTO DÉCIMooctavo . 107
De tal manera la francesa gente , Acá y allá rompiendo y desquiciando ,
Sin bastar resistencia y fuerza alguna , Sin reservar lugares reservados ,
La arrebató la próspera corriente Las casas de altó á bajó escudriñaban ,
Del hado de Felipe y su fortuna , Y á tiento , sin parar, corriendo andaban.
Que ya sin poder mas forzadamente
A su furia rendida , por la una Como el furioso fuego de repente ,
Parte que estaba Cáceres dió entrada Cuando en un barrio ó vecindad se enciende,
A la enemiga gente encarnizada . Que con rebato súbito la gente
Corre con priesa y al remedio atiende ;
Y aunque por esta parte el almirante Y por todas las partes francamente ,
El golpe de la gente resistia , Quién entra , sale , sube , quién deciende ,
No fué ni pudo al cabo ser bastante Sacando uno arrastrando , otro cargado
A la pujanza y furia que venia : El mueble de las llamas escapado ;
Quedó en prision con otros , y adelante
La victoriosa y fiera compañía , Asi la fiera gente victoriosa ,
Dejando eterna lástima y memoria , Con prestas manos y con piés ligeros ,
Iba siguiendo el hado y la victoria. De la golosa presa codiciosa ,
Abre puertas , ventanas y agujeros ,
Pues en esta sazon , por la otra parte Sacando diligente y presurosa
Que el diestro Navarrete peleaba , Cofres , tapices , camas y rimeros ,
Sin ser ya la francesa gente parte , Y lo de mas y menos importancia ,
A puro hierro la española entraba ; Sin dejar una mínima ganancia.
Y á despecho y pesar del fiero Marte ,
Que los franceses brazos esforzaba , No los ruegos , clamores y querellas
Haciendo gran destrozo y cruda guerra , Que los distantes cielos penetraban
De rota á mas andar ganaban tierra . De viudas y huérfanas doncellas
La insaciable codicia moderaban ;
Fué preso alli Andalot , que encomendada Antes , rompiendo sin piedad por ellas ,
Le estaba la defensa de aquel lado : A lo mas defendido se arrojaban ,
He aquí tambien por la tercer entrada , Creyendo que mayor ganancia habia
Que Julian Romero habia asaltado : Donde mas resistencia se hacia.
La suspensa fortuna declarada ,
Viéranse ya las vírgenes corriendo
Abriendo paso al detenido hado ,
Por las calles , sin guarda , á la ventura ,
La mano á don Felipe dió de modo
Los bellos rostros con rigor batiendo ,
Que vencedor en Francia entró del todo.
Lamentando su hado y suerte dura :
Cortó luego un temor y frio hielo Y las miseras monjas , que rompiendo
Los ánimos del pueblo enflaquecido , Sus estatutos , limite y clausura ,
Rompiendo el aire espeso y alto ciclo De aquel temor atónito llevadas ,
Un general lamento y alarido. Iban acá y allá descarriadas.
Las armas arrojadas por el suelo ,
Escogiendo el vivir ya por partido , Mas el pio Felipe , antes que entrasen ,
Acordaron con mísera huida Habia mandado á todas las naciones
Perder la plaza y guarecer la vida. Que con grande cuidado reservasen
Las mujeres y casas de oraciones :
Pero los vencedores, cuando vieron Y amigos y conformes , evitasen
Su gran temor y poco impedimento , Pendencias peligrosas y cuestiones ,
Los brazos altos y armas suspendieron , Que del saco y la presa á cada una
Por no manchar con sangre el vencimiento; Diese su parte franca la fortuna.
Y sin hacer mas golpe , arremetieron ,
Vuelto en codicia aquel furor sangriento , Las mujeres , que acá y allá perdidas ,
Al esperado saco de la tierra , Llevadas del temor, sin tiento andaban ,
Premio de la comun gente de guerra. Por órden de Felipe recogidas
En seguro lugar las retiraban ,
Quien las herradas puertas golpeando Donde de fieles guardas defendidas
Quebranta los cerrojos reforzados : Del bélico furor las amparaban ;
Quien , por picas y gúmenas trepando , Que aunque fueron sus casas saqueadas ,
Entra por las ventanas y tejados : Las honras les quedaron reservadas :
70
108 LA ARAUCANA .
Que los fieros soldados , obedientes En los cuales serán restituidos
Al cristiano y espreso mandamiento , Al duque de Saboya sus estados ,
Se mostraban en esto continentes , Con otros muchos medios provechosos ,
Frenando aun el primero movimiento. En bien de Francia y á la España honrosos.
La revuelta y la mezcla de las gentes ,
La mucha confusion y poco tiento , Y para que mas quede asegurada
Hizo que el daño en la ciudad creciese , La paz , con hermandad y firme asiento ,
Y un repentino fuego se encendiese. Con la prenda de Enrico mas amada
Contraerá don Felipe casamiento ;
Súbito alli la llama alimentada , Pero la cruda Muerte acelerada
Lanzando espeso el humo y las centellas , Temprano deshará este ayuntamiento :
Del fresco viento céfiro ayudada Que el alto cielo así lo determina
Procuraba subir á las estrellas : Y el decreto fatal y órden divina .
La miserable gente afortunada ,
Con dolorosas voces y querellas , En este tiempo Francia corrompida ,
Fijos los tiernos ojos en el cielo , La católica ley adulterando ,
Desmayando , esforzaban mas el duelo. Negará la obediencia al rey debida ,
Las sacrilegas armas levantando :
A todas partes gritos lastimosos Y con el cebo de la suelta vida
En vano por el aire resonaban , Cobrará la maldad fuerza , juntando
Y los tristes franceses temerosos De gente infiel ejército formado
En las contrarias armas se arrojaban , Contra la iglesia y propio rey jurado .
Eligiendo , por fuerza , vergonzosos
El modo de morir que rehusaban , Por insolencias viejas y pecados
Antes que como flacos , encerrados , Vendrá el reino á ser casi destruido ;
Ser en llamas ardientes abrasados . Y Carlos de sus pérfidos soldados
A término dudoso reducido :
Mas del piadoso rey la gran clemencia Serán con desacato derribados
Habia las fieras armas embotado , Los suntuosos templos , y ofendido
Que con remedio presto y diligencia El mismo Sumo Dios y Sacramento ,
Todo el furor y fuego fué apagado. Sobrando á la maldad su sufrimiento.
Al -fin , sin mas defensa y resistencia ,
Dentro de San Quintin quedó alojado , Mas vuestro rey con presta providencia
Con la llave de Francia ya en la mano , Previniendo al futuro daño , luego
Hasta Paris abierto el paso llano. Atajará en España esta dolencia
Con rigor necesario á puro fuego.
El sol ya poco á
a poco declinaba Curada la perversa pestilencia ,
Al hemisferio antártico encendido , Las armas enemigas del sosiego
Cuando yo , que alegrísimo miraba Con furia moverá contra el oriente ,
Todo lo que en mi canto habeis oido , Enviando al Peñon su armada y gente.
Vi cerca una mujer que me hablaba ,
Mas blanco que la nieve su vestido , Aunque no pueda de la vez primera
Grave , muy venerable en el aspeto , Conseguir el efecto deseado ,
Persona al parecer de gran respeto , Volverá la segunda de manera ,
Que áspero Peñon será espugnado ;
Diciendo : Si las cosas que dijere Y dejando segura la carrera ,
Por cierta y verdadera profecía , Y el morisco contorno amedrentado .
Dificultosa alguna pareciere , Por causa de los puertos é invernada ,
Créeme , que no es ficcion ni fantasía ; Retirará la victoriosa armada.
Mas lo que el Padre Eterno ordena y quiere
Allá en su escelso trono y gerarquía , Vendrán á España á la sazon de Ungria
Al cual está sujeto lo mas fuerte , Dos príncipes de alteza soberana ,
El hado , la fortuna , el tiempo y muerte. Hijos de César Máximo y María ,
R De Carlos hija y de Felipe hermana ,
Desta guerra y rencores encendidos Que acrecentando el gozo y alegria
Entre la España y Francia así arraigados , Harán aquella corte y era ufana :
Resultarán conciertos y partidos , El mayor es Rodolfo , el otro Ernesto ,
Por una parte y otra procurados ; Que á la fama darán materia presto.
ww
CANTO DÉCIMOOCTAVO. 109
Y de sus altas obras prometiendo Y la afligida Malta restaurada ,
En su pequeña edad grande esperanza , Serán los enemigos retirados ,
En años y virtud irán creciendo , Las fugitivas velas dando al viento
Virtud y años muy dignos de alabanza ; Con pérdida increible y escarmiento.
En quienes se verá resplandeciendo
Un escelso valor, y la crianza Luego el año despues con poderoso
Del baron Dietristan , persona dina Ejército , en persona Solimano
Por lierra moverá contra el famoso
De dar á tales príncipes dotrina.
César Augusto , emperador romano ;
Luego en el año próximo siguiente Y por la gran Panonia presuroso
Toda la cristiandad amenazando Dejando á la derecha al Trasilvano ,
La gruesa armada del infiel potente Y atrás la ancha provincia de Dalmacia ,
Irá contra el poniente navegando , Bajará á los confines de Croacia.
Con tan gran aparato y tanta gente ,
A Siguet , plaza fuerte y recogida ,
Que temblarán las costas ; y arribando Cuatro semanas la tendrá asediada ,
A la isla de Malta dará fondo ,
Que boja veinte leguas en redondo : Y al cabo , sin poder ser socorrida ,
Del fiero Soliman será ocupada ;
Donde el grande maestre y caballeros , Mas la empresa dificil y la vida
Que dentro asistirán en este medio , Acabará en un tiempo , que la airada
Con otros capitanes forasteros , Muerte , arribando el limitado curso ,
Ofrecerán las vidas al remedio : Pondrá término y punto á su discurso.
Y siempre constantísimos y enteros
Por otra parte , en Flandes los Estados
Resistirán gran tiempo el fuerte asedio , Desasidos de Dios en estos dias ,
Haciendo en la defensa tales cosas , Turbarán el sosiego , inficionados
Que se podrán tener por milagrosas.
De perversos errores y heregias ;
Será la isla batida reciamente Y contra el rey Felipe conspirados
Por la tierra , por mar, por bajo y alto , Tentarán de maldad diversas vias ,
Y el fuerte de Santelmo crudamente Trayendo á estado y condicion las cosas
Entrado á hierro en el noveno asalto : Que durarán gran término dudosas .
El cual suceso á la cercada gente Tambien con pretension de libertarse
Pondrá en grande peligro y sobresalto , En el próspero reino de Granada
Porque en el puerto la turquesca armada Los moriscos vendrán á levantarse
Tendrá por las dos bocas franca entrada.
Y á negar la obediencia al rey jurada :
Alli se verán hechos señalados , La cual alteracion , por no estimarse
Dificiles empresas peligrosas , Ni ser á los principios remediada ,
Animos temerarios arrojados , Será de grandes daños , costosa
Cuando las esperanzas mas dudosas : De sangre ilustre y gente valerosa.
Postas , muros y fosos arrasados ,
Irá á esta guerra un mozo que escondido
Crudas heridas , muertes lastimosas ,
Anda en humildes paños y figura ,
Casos grandes , sucesos infinitos , Que su imperial linaje esclarecido
Dignos de ser para en eterno escritos.
Dificiles empresas le asegura ;
Mas cuando ya no baste esfuerzo humano , A quien tienen los hados prometido
Y la fuerza al trabajo se rindiere , Una famosa y súbita ventura :
El muro esté ya raso , el foso llano , Este es hijo de Carlos , que aun se cria ,
Y la esperanza al suelo se viniere : Y encubierto estará por algun dia .
Cuando el sangriento bárbaro inhumano
Andará , como digo , disfrazado,
El cuchillo sobre ellos esgrimiere ,
Será entonces de todos conocido Hasta que el padre al tiempo de la muerte
Le dejará por hijo declarado ,
Lo que puede Felipe y es temido ;
Subiéndole en un punto á tanta suerte :
Pues con sola una parte de su armada Será de todos , con razon , amado ,
Y número pequeño de soldados , Franco , esforzado , valeroso y fuerte :
De su fortuna y crédito guiada Es su nombre don Juan , y en esta parte
Rebatirá los otomanos hados : No puedo mas decir ni revelarte.
110 LA ARAUCANA .
Baste que á los moriscos alterados Y por solo un gemir , luego repone
En su primera edad hará la guerra , La punicion y merecida pena ,
Y los presidios rotos y ocupados Quebrantará con golpe riguroso
Los vendrá á retirar dentro en la sierra , La soberbia del bárbaro ambicioso :
A donde los tendrá tan apretados
Que al fin reducirá la alzada tierra , Que doliéndose ya de la fatiga
Trasplantando en provincias diferentes Del pueblo pecador, pero cristiano,
Las raices malvadas y simientes. Contra la gente pérfida enemiga
Esgrimirá la poderosa mano.
Esta guerra acabada , de Alemaña Así de inspiracion habrá una liga ,
(De damas y gran gente acompañada ) Donde el papa y senado veneciano
La infanta Ana vendrá , reina de España , Juntarán su poder, su fuerza y gente
Con el rey don Felipe desposada , Con la del rey católico potente .
Donde con pompa y magestad estraña
Será la insigne boda celebrada Será en gracia de todos elegido
General de la liga dignamente
En la antigua Segovia , un tiempo silla
De los famosos reyes de Castilla. El mozo en su niñez desconocido
Queanda en hábito humilde entre la gente.
Serán , pues , los dos príncipes llamados Pero no me es á mí ya concedido
Del padre emperador , que ya aquel dia Revelar lo futuro abiertamente :
Querrá dar nuevo asiento en sus estados Basta que lo verás , pues te asegura
Y hacer rey á Rodolfo de la Ungría : Mas larga vida el hado que ventura.
Así que, para Génova embarcados ,
Arribarán , pasando á Lombardia , Mas si quieres saber de esta jornada
Por la ribera del Danubio amena El futuro suceso enteramente ,
A su ciudad famosa de Viena . Y la cosa mas grande y señalada
Que jamas se haya visto entre la gente ,
Cuando ya la revuelta y turbaciones Cuando pasares solo la cañada
De los tiempos den muestra de acabarse , Que ciñe del rio Rauco la corriente ,
Y el bélico furor y alteraciones Verás al pié de un líbano á la orilla
Parezcan declinar y sosegarse , Una mansa y doméstica corcilla .
Entonces en las bárbaras regiones
Comenzarán de nuevo à levantarse Conviénete seguirla con cuidado
Las armas de los turcos inhumanos , Hasta salir en una gran llanura ,
Contra los poderosos venecianos ; Al cabo de la cual verás á un lado
Una fragosa entrada y selva escura :
Y sacando una armada poderosa , Y tras la corza tímida emboscado
De todas sus provincias allegada , Hallarás en mitad de la espesura
En la vecina Chipre , isla famosa , Debajo de una tosca y hueca peña
Descargará la furia represada : Una oculta morada muy pequeña.
Y con espada cruda y rigurosa
Será la tierra de ellos ocupada , Allí , por ser lugar inhabitable ,
Entrando á Famagusta , ya batida , Sin rastro de persona ni sendero ,
Sobre palabra falsa y fe mentida. Vive un anciano viejo venerable ,
Que famoso soldado fué primero ,
Quedarán , pues , tan arrogantes desto , De quien sabrás do habita el intratable
Que , la armada de gente reforzando , Fiton , m ágico grande y hechicero ,
Con soberbio designio y presupuesto El cual te informará de muchas cosas ,
Irán la via de Italia navegando , Que están aun por venir, maravillosas .
Despreciando del mundo todo el resto ;
Y aun el poder del cielo despreciando : No quiero decir mas en lo tocante
Tanto será su orgullo y fiera muestra A las cosas futuras , pues parece
Nacido del pecado y culpa vuestra. Que habrá materia y campo asaz bastante
En lo que de presente se te ofrece
Mas el alto Señor que otro dispone , Para llevar tus obras adelante ,
Y en vuestro bien por su piedad lo ordena Pues la grande ocasion te favorece ;
Que cuando faltan méritos compone Que á mí solo hasta aquí me es concedido
Con su sangre y pasion la deuda ajena . El poderte decir lo que has oido.
*X
CANTO DÉCIMOOCTAVO. 111
Mas , si el furor de Marte Y la braveza Donde , si la memoria no me engaña ,
Te tuvieren la pluma destemplada , Vi la mi guia á la derecha mano ,
Y quisieres mezclar con su aspereza Algo medrosa y con turbado gesto
Otra materia blanda y regalada , De haberme en tanto riesgo y trance puesto ;
Vuelve los ojos , mira la belleza
Que luego que los piés puse en el suelo ,
De las damas de España , que admirada Los codiciosos ojos ya cebando ,
Estoy, segun el bien que allí se encierra ; Libres del torpe del grosero velo
y
Cómo no abrasa Amor toda la tierra.
Que la vista hasta allí me iba ocupando;
Mas tente, que me importa á mí , primero Un amoroso fuego y blando hielo
Que de los ojos fáciles te fies , Se me fué por las venas regalando ,
Prevenir al peligro venidero Y el brio rebelde y pecho endurecido
Para que dél con tiempo te desvies : Quedó al amor sujeto y sometido.
Y no aguardes al término postrero , Y deseoso luego de ocuparme
Ni en tu fuerza y mi ayuda te confies ; En obras y canciones amorosas ,
Que aunque quiera despues contraponer Y mudar el estilo , y no curarme
Tú cerrarás los ojos por no verme. [ me,
De las ásperas guerras sanguinosas ;
¡ O condicion humana ! que al instante Con gran gana y codicia de informarme
Que me privó que el rostro no volviese , De aquel asiento y damas tan hermosas ,
Solo aquel impedirme fué bastante En especial y sobre todas de una
A que el pronto apetito se encendiese : Que ví á sus piés rendida mi fortuna.
Y así , sin esperar mas que adelante Era de tierna edad , pero mostraba
En el sano consejo procediese ,
En su sosiego discrecion madura ,
Volví los ojos luego , y de improviso
Y á mirarme parece la inclinaba
Vi (si decir se puede ) un paraiso.
kZ Su estrella , su destino y mi ventura :
En un asiento fértil y sabroso , Yo , que saber su nombre deseaba ,
De alegres plantas y árboles cercado , Rendido y entregado á su hermosura ,
Do el cielo se mostraba mas hermoso Ví á sus piés una letra que decia :
Y el suelo de mil flores variado , DEL TRONCO DE BAZAN DOÑA MARIA.
Cerca de un claro arroyo sonoroso
Y por saber mas della , revolviendo
Que atravesaba el fresco y verde prado , El rostro y voz á la prudente guia ,
Vi junta toda cuanta hermosura Súbito el alboroto y fiero estruendo
Supo y pudo formar acá natura. De las bárbaras armas y armonía
Eran las damas del cercado aquellas Me despertó del dulce sueño , oyendo :
Que en la dichosa España florecian : ¡ Arma , arma ! ¡ presto , presto ! y parecia
El claro sol , la luna y las estrellas Romper el alto cielo los acentos
En su respecto escuras parecian ; De las diversas voces é instrumentos.
Y sobre sus cabezas todas ellas
En esta confusion , medio dormido ,
Olorosas guirnaldas sostenian , A las vecinas armas corrí presto ,
De mil varias maneras rodeadas Poniéndome en un punto apercebido
De rubias trenzas , ñudos y lazadas. En mi lugar y señalado puesto :
Andaban por acá y allá esparcidos Cuando con ferocisimo alarido
Gran copia de galanes estimados , Por la áspera ladera del recuesto
Al regalado y blando amor rendidos , Apareció gran número de gente ,
Corriendo tras sus fines y cuidados ; Y la rosada Aurora en el oriente.
Unos en esperanzas sostenidos , Luego tambien por una y otra parte ,
Otros en sus riquezas confiados ,
Con no menores voces y denuedo ,
Todos gozando alegres y contentos Tanta gente asomó , que al fiero Marte
De sus lozanos y altos pensamientos. Con su temeridad pusiera miedo.
En esto, con presteza y furia estraña Mas , para proceder parte por parte ,
Arrebatado por el aire vano , Segun estoy cansado , ya no puedo :
La alta cumbre dejé de la montaña , En el siguiente y nuevo canto pienso
Bajando al deleitoso y fértil llano , De declararlo todo por estenso.
112 LA ARAUCANA . Tue
CANTO XIX .
En este canto se contiene el asalto que los araucanos dieron á los españoles en el fuerte de
Penco : la arremetida de Gracolano à la muralla : la batalla que los marineros y soldados que
habian quedado en guarda de los navios tuvieron en la marina con los enemigos.
CANTO XX .
Retiranse los araucanos con pérdida de mucha gente : escápase Tucapel muy herido rompiendo
por los enemigos : cuenta Tegualda á don Alonso de Ercilla el estraño y lastimoso proceso
de su historia.
•
H CANTO VIGÉSIMO . 117
Mas bien no se lanzó , que en seguimiento Y en el largo escuadron de armas tejido
Infinidad de tiros le arrojaron , Un gran portillo y ancha calle deja.
Que aunque no le alcanzara el pensamiento Con el furor que el fiero rayo apriesa
Antes que fuese abajo le alcanzaron : Rompe el aire apretado y nube espesa ,
Fué tanto el descargar, que en un momento
En mas de diez lugares le llagaron ; De tal manera Tucapel , abriendo
Pero no de manera que cayese De parte parte el escuadron cristiano ,
Ni solo un paso y pié descompusiese. Arriba á los amigos , que siguiendo
Iban la retirada á paso llano ,
Viéndose abajo y tan herido , luego Con el concierto y órden procediendo
Del propósito y salto arrepentido , Que vemos ir las grullas el verano
Abrasado en rabioso y vivo fuego , Cuando de su tendida y negra banda
Terrible y mas que nunca embravecido , Ninguna se adelanta ni desmanda .
Quisiera revolver de nuevo al juego
Y vengarse del daño recibido ; Nosotros, aunque pocos , cuando vimos
Mas era imaginarlo desatino , Que á espaldas vueltas iban ya marchando ,
Que el cerro era tajado y sin camino. De nuestro fuerte en gran tropel salimos
En la campaña un escuadron formando ,
Cinco ó seis veces la dificil via Y á paso moderado los seguimos ,
Y de fortuna el crédito tentaba , De la victoria enteramente usando ;
Que fácil lo imposible le hacia Pero dimos la vuelta apresurada
El coraje y furor que le incitaba : Temiendo alguna bárbara emboscada.
Por un lado y por otro discurria ,
Todo de acá y de allá lo rodeaba , Duró , pues , el reñido asalto tanto
Como el hambriento lobo encarnizado Que el sol en lo mas alto levantado ,
Rodea de los corderos el cercado. Distaba del poniente en punto cuanto
Estaba del oriente desviado :
Mas viendo al fin que era designio vano Nosotros ya seguros , entre tanto
Y de tiros sobre él la lluvia espesa , Que remataba el curso acostumbrado ,
Retirándose á un lado, vió en el llano Dando lugar á las nocturnas horas
La trabada batalla y fiera priesa : Del personal trabajo aliviadoras ,
Y como el levanta do halcon lozano ,
Que yendo alta la garza , se atraviesa El ciego foso al rededor limpiamos ,
El cobarde milano , y desde el cielo Sin descansar un punto diligentes ,
Cala á la presa con furioso vuelo , Y en muchas partes dél desbaratamos
Anchas traviesas y formadas puentes :
Así el gallardo Tucapel , dejado Los lugares mas flacos reparamos
El temerario intento infructuoso , Con industria y defensas suficientes ,
Revuelve á la otra banda , encaminado Fortificando el sitio de manera
Al reñido combate sanguinoso : Que resistir un gran furor pudiera .
En esto el bando infiel desconfiado ,
De mucha gente y sangre perdidoso , La negra noche à mas andar cubriendo
Se retiró siguiendo las banderas La tierra que la luz desamparaba ,
Que iban marchando ya por las laderas. Se fué toda la gente recogiendo
Segun y en el lugar que le tocaba ,
No por eso torció de su demanda La guardia y centinelas repartiendo
Un solo paso el bárbaro valiente , Que el tiempo estrecho á nadie reservaba •
Antes recio embistió por una banda , Me cupo el cuarto de la prima en suerte
Tropellando de golpe mucha gente : En un bajo recuesto junto al fuerte.
Y dándoles terrible escurribanda ,
Pasó de un cabo á otro francamente , Donde con el trabajo de aquel dia
Hiriendo y derribando de manera Y no me haber en quince desarmado ,
: Que dejó bien abierta la carrera. El importuno sueño me afligia ,
Hallándome molido y quebrantado :
Quien queda alli estropeado, quien tullido , Mas con nuevo ejercicio resistia ,
Quien se duele, quien gime, quien se queja, Pascándome deste y de aquel lado
Quien cae acá , quien cae allá aturdido , Sin parar un momento : tal estaba
Quien haciéndole plaza de él se aleja ; Que de mis propios piés no me fiaba.
118 LA ARAUCANA .
No el manjar de sustancia vaporoso , ¿Qué gloria adquirirás de tal hazaña ,
Ni vino muchas veces trasegado , Cuando los justos cielos publicaren
Ni el hábito y costumb re de reposo Que se empleó en una mujer tu espada ,
Me habian el grave sueño acarreado : Viuda , misera , triste y desdichada ?
Que bizcocho negrísimo y mohoso ,
Por medida de escasa mano dado, Ruégole , pues , señor, si por ventura
Y la agua Ilovediza desabrida , O desventura , como fué la mia ,
Era el mantenimiento de mi vida. Con amor verdadero y con fe pura
Amaste tiernamente en algun dia ,
Y á veces la racion se convertia Me dejes dar á un cuerpo sepultura ,
En dos tasados puños de cebada , Que yace entre esta muerta compañía
Que cocida con yerbas nos servia Mira que aquel que niega lo que es justo ,
Por la falta de sal la agua salada : Lo malo aprueba ya y se hace injusto.
La regalada cama en que dormia
Era la húmida tierra empantanada , No quieras impedir obra tan pia ,
Armado siempre y siempre en ordenanza , Que aun en bárbara guerra se concede ;
La pluma ora en la mano , ora la lanza. Que es especic y señal de tiranía
Usar de todo aquello que se puede :
Andando , pues , así con el molesto Deja buscar su cuerpo á esta alma mia ;
Sueño que me aquejaba porfiando , Despues furioso con rigor procede ,
Y en gran silencio el encargado puesto Que ya el dolor me ha puesto en tal estremo
De un canto al otro canto paseando : Que mas la vida que la muerte temo :
Vi que estaba el un lado del recuesto
Lleno de cuerpos muertos blanqueando , Que no sé mal que ya dañar me pueda ,
Que nuestros arcabuces aquel dia Ni hay bien mayor que no le haber tenido ;
Habian hecho gran riza y batería. Acábese y fenezca lo que queda ,
Pues que mi dulce amigo ha fenecido :
No mucho despues desto , yo que estaba Que aunque el cielo cruël no me conceda
Con ojo alerto y con atento oido , Morir mi cuerpo con el suyo unido ,
Senti de rato en rato que sonaba No estorbará , por mas que me persiga ,
Hácia los cuerpos muertos un ruido , Que mi afligido espíritu le siga.
Que cada vez al fin se remataba
Con un triste suspiro sostenido , En esto con instancia me rogaba
Y tornaba á sentirse , pareciendo Que su dolor de un golpe rematase ;
Mas yo , que en duda y confusion estaba
Que iba de cuerpo en cuerpo discurriendo.
Aun , teniendo temor que me engañase ,
La noche era tan lóbrega y escura Del verdadero indicio no fiaba ,
Que divisar lo cierto no podia , Hasta que un poco mas me asegurase ,
Y así por ver el fin de esta aventura Sospechando que fuese alguna espía
( Aunque mas por cumplir lo que debia ) Que á saber como estábamos venia.
Me vine , agazapado en la verdura ,
Hácia la parte que el rumor se oia ; Bien que estuve dudoso , pero luego
Donde vi entre los muertos ir oculto ( Aunque la noche el rostro le encubria )
Andando á cuatro piés un negro bulto. En su poco temor y gran sosiego
Ví que verdad en todo me decia ;
Yo de aquella vision mal satisfecho , Y que el pérfido amor ingrato y ciego
Con un temor, que agora aun no le niego , En busca del marido la traia ,
La espada en mano y la rodela al pecho , El cual en la primera arremetida
Llamando á Dios , sobre él aguijé luego : Queriendo señalarse dió la vida.
Mas el bulto se puso en pié derecho ,
Y con medrosa voz y humilde ruego Movido, pues , á compasion de vella ,
Dijo : Señor, señor, merced te pido , Firme en su casto y amoroso intento ,
Que soy mujer, y nunca te he ofendido : De alli salido , me volví con ella
A mi lugar y señalado asiento :
Si mi dolor y desventura estraña Donde yo le rogué que su querella
A lástima y piedad no te inclinaren , Con ánimo seguro y sufrimiento
Y tu sangrienta espada y fiera saña Desde el principio al cabo me contase ,
De los términos licitos pasaren , Y desfogando la ansia descansase.
CANTO VIGÉSIMO . 119
Ella dijo : ¡ Ay de mi ! que es imposible El agua clara en torno mormuraba ;
Tener jamas descanso hasta la muerte , Los árboles movidos por el viento
Que es sin remedio mi pasion terrible Hacian un movimiento y un ruïdo
Y mas que todo sufrimiento fuerte : Que alegraban la vista y el oído.
Mas aunque me será cosa insufrible ,
Diré el discurso de mi amarga suerte ; Apenas , pues , en él me habia asentado ,
Cuando un alto y solene bando echaron ,
Quizá que mi dolor, segun es grave , Y del ancho palenque y estacado
Podrá ser que esforzándole me acabe.
La embarazosa gente despejaron :
Yo soy Tegualda , hija desdichada Cada cual á su puesto retirado ,
Del cacique Bracol desventurado , La acostumbrada lucha comenzaron •
De muchos por hermosa en vano amada , Con un silencio tal , que los presentes
Libre un tiempo de amor y de cuidado ; Juzgáran ser pinturas mas que gentes .
Pero muy presto la fortuna , airada
Aunque habia muchos jóvenes lucidos ,
De ver mi libertad y alegre estado ,
Turbó de tal manera mi alegría Todos al parecer cempetidores ,
Que al fin muero del mal que no temia . De diferentes suertes y vestidos ,
Y de un fin engañoso pretensores ;
De muchos fui pedida en casamiento , No estaba en cuáles eran los vencidos ,
Y á todos igualmente despreciaba , Ni cuáles habian sido vencedores ,
De lo cual mi buen padre descontento , Buscando acá y allá entretenimiento ,
Que yo aceptase alguno me rogaba ; Con un ocioso y libre pensamiento.
Pero con franco y libre pensamiento Yo , que en cosa de aquellas no paraba ,
De su importuno ruego me escusaba :
El fin de sus contiendas deseando ,
Que era pensar mudarme desvario , Ora los altos árboles miraba ,
Y martillar sin fruto en hierro frio.
De natura las obras contemplando ;
No por mis libres y ásperas respuestas. Ora la agua que el prado atravesaba ,
Los firmes pretensores aflojaron ; Las varias pedrezuelas numerando ,
Antes con nuevas pruebas y requestas , Libre á mi parecer y muy segura
En su vana demanda mas instaron : De cuidado , de amor, y desventura :
Y con danzas , con juegos y otras fiestas
Mudar mi firme intento procuraron , Cuando un gran alboroto y vocería ,
No les bastando maña ni artificio (Cosa muy cierta en semejante juego )
Se levantó entre aquella compañía ,
A sacar mi propósito de quicio. Que me sacó de seso y mi sosiego.
Muy presto , pues , llegó el postrero dia Yo , queriendo entender lo que seria ,
Desta mi libertad y señorío , Al mas cerca de mi pregunté luego
¡ Oh si lo fuera de la vida mia! La causa de la grita ocasionada ,
Pero no pudo ser, que era bien mio. (Que me fuera mejor no saber nada ) ;
En un lugar que junto al pueblo habia , El cual dijo : Señora , ¿ no has mirado
Donde el claro Gualebo , manso rio ,
Como el robusto jóven Mareguano ,
Despues que sus viciosos campos riega , Con todos cuantos mozos ha luchado
El nombre y agua al ancho Itata entrega. Los ha puesto de espaldas en el llano?
Allí , para castigo de mi engaño , Y cuando ya esperaba confiado
Que fuese á ver sus fiestas me rogaron ; Que la bella guirnalda de tu mano
Y como habia de ser para mi daño , Le ciñera la ufana y leda frente ,
Fácilmente conmigo lo acabaron . En premio y por señal del mas valiente ,
Luego , por orden y artificio estraño Aquel gallardo mozo bien dispuesto ,
La larga senda y pasos enramaron , Del vestido de verde y encarnado ,
Pareciéndoles malo el buen camino Con gran facilidad le ha en tierra puesto ,
Y que el sol de tocarme no era dino. Llevándole el honor que habia ganado ;
Llegué por varios arcos donde estaba Y el fácil y liviano pueblo , desto
Un bien compuesto y levantado asiento , Como de novedad maravillado ,
Hecho por tal manera que ayudaba Ha levantado aquel confuso estruendo ,
La maestra natura al ornamento : La fuerza del mancebo encareciendo :
120 LA ARAUCANA .
Y tambien Mareguano que procura Adonde los padrinos igualmente
De volver á luchar, el cual alega El sol ya bajo y campo les partieron ;
Que fué siniestro caso y desventura , Y dejándolos solos en el puesto
Que en fuerza y maña el otro no le llega : El uno para el otro movió presto.
Pero la condicion y la postura
Del espreso cartel se lo deniega , Juntáronse en un punto , y porfiando
Aunque el jóven con ánimo valiente Por el campo anduvieron un gran trecho ,
Da voces que es contento y lo consiente ; Ora volviendo en torno y volteando ,
Ora yendo al través , ora al derecho ,
Pero los jueces , por razon , no admiten Ora alzándose en alto , ora bajando ,
Del uno ni del otro el pedimento , Ora en sí recogidos pecho á pecho ,
Ni en modo alguno quieren ni permiten Tan estrechos , gimiendo , se tenian
Inovacion en esto y movimiento : Que recibir aliento aun no podian.
Mas que de su propósito se quiten ,
Si entrambos de comun consentimiento , Volvian á forcejar con un ruído
Pareciendo primero en tu presencia , Que era de ver y oirlos cosa estraña
No alcanzáren de ti franca licencia. Pero el mozo estranjero ya corrido
De su poca pujanza y mala maña ,
En esto, á mi lugar enderezando Alzó de tierra al otro , y de un gemido ,
De aquella gente un gran tropel venia , De espaldas le trabuca en la campaña ,
Que como junto á mí llegó , cesando Con tal golpe qué al triste Mareguano
El discorde alboroto y vocería , No le quedó sentido y miembro sano.
El mozo vencedor la voz alzando ,
Con una humilde y baja cortesía , Luego de mucha gente acompañado
Dijo Señora , una merced te pido , A mi asiento los jueces le trujeron ,
Sin haberla mis obras merecido : El cual ante mis piés arrodillado ,
Que yo le diese el precio me dijeron.
Que si soy estranjero y no merezco No sé si fué su estrella ó fué mi hado ,
Hagas por mí lo que es tan de tu oficio , Ni las causas que en esto concurrieron ,
Como tu siervo natural me ofrezco Que comencé á temblar, y un fuego ardien
De vivir y morir en tu servicio ; Fué por todos mis huesos discurriendo . [do
Que aunque el agravio aquí yo le padezco ,
Por dar desta mi oferta algun indicio Halléme tan confusa y alterada
Quiero , si dellò fueres tú servida , De aquella nueva causa y accidente ,
Luchar con Mareguano otra caïda , Que estuve un rato atónita y turbada
En medio del peligro y tanta gente ;
Yotra, y otra, yaun mas, si él quiere, quiero, Pero volviendo en mí mas reportada ,
Hasta dejarle en todo satisfecho ; Al vencedor en todo dignamente ,
Y consiento que al punto y ser primero Que estaba allí inclinado ya en mi falda ,
Se reduzca la prueba y el derecho ; Le puse en la cabeza la guirnalda ;
Que siendo en tu presencia , cierto espero
Salir con mayor gloria de este hecho : Pero bajé los ojos al momento
Danos licencia , rompe el estatuto De la honesta vergüenza reprimidos ,
Con tu poder sin límite absoluto . Y el mozo con un largo ofrecimiento
Inclinó á sus razones mis oidos.
Esto dicho , con baja reverencia Al fin se fué , llevándome el contento
La respuesta , mirándome , esperaba ; Y dejando turbados mis sentidos ,
Mas yo , que sin recato y advertencia Pues que llegué de amor y pena junto
Escuchándole atenta le miraba , De solo el primer paso al postrer punto .
No solo concederle la licencia ,
Pero ya que venciese deseaba ; Senti una novedad que me apremiaba
Y así le respondí : Si yo algo puedo , La libre fuerza y el rebelde brio ,
Libre y graciosamente lo concedo. A la cual sometida se entregaba
La razon , libertad y el albedrío.
Luego los dos cortés y alegremente Yo que , cuando acordé , ya me hallaba
Sin detenerse mas se despidieron , Ardiendo en vivo fuego el pecho frio ,
Y con grande alborozo de la gente , Alcé los ojos timidos cebados ,
En la cerrada plaza los metieron , Que la vergüenza allí tenia abajados.
CANTO VIGÉSIMO . 121
Roto con fuerza súbita y furiosa En esto toda aquella compañía ,
De la vergüenza y continencia el freno , Hecha en torno de mí espesa corona ,
Le seguí con la vista deseosa , Del ya agradable asiento me bajaron ,
Cebando mas la llaga y el veneno ; Y á casa de mi padre me llevaron.
Que solo alli mirarle y no otra cosa ,
Para mi mal , hallaba que era bueno : No con pequeña fuerza y resistencia ,
Por dar satisfaccion de mí á la gente ,
Así que , á donde quiera que pasaba
Encubri tres semanas mi dolencia ,
Tras sí los ojos y alma me llevaba.
Siempre creciendo el daño y fuego ardiente;
Vile que á la sazon se apercebia Y monstrando venir á la obediencia
Para correr el palio acostumbrado , De mi padre y señor, mañosamente
Que una milla de trecho y mas tenia Le di á entender por señas y rodeo ,
El término del curso señalado : Querer cumplir su ruego y mi deseo ,
Y al suelto vencedor se prometia
Un anillo de esmaltes rodeado , Diciendo , que pues él me persuadia
Y una gruesa esmeralda bien labrada , Que tomase parientes y marido ,
Dado por esta mano desdichada. Al parecer, segun que convenia ,
Yo por le obedecer le habia elegido :
Mas de cuarenta mozos en el puesto El cual era Crepino , que tenia
A pretender el precio parecieron , Valor, suerte y linaje conocido ,
Donde en la raya el pié cada cual puesto , Junto con ser discreto , honesto , afable ,
Prontos y apercebidos atendieron , De condicion y término loable,
Que no sintieron la señal tan presto
Cuando todos en hila igual partieron Mi padre , que con sesgo y ledo gesto
Con tal velocidad que casi apenas Hasta el fin escuchó el parecer mio ,
Señalaban la planta en las arenas ; Besándome en la frente dijo : En esto ,
Y en todo me remito á tu albedrio ,
Pero Crepino , el jóven estranjero , Pues de tu discrecion y intento honesto
Que así de nombre propio se llamaba , Que elegirás lo que conviene fio ;
Venia con tanta furia el delantero Y bien muestra Crepino en su crianza
Que al presuroso viento atrás dejaba : Ser de buenos respetos y esperanza .
El rojo palio al fin tocó el primero ,
Que la larga carrera remataba , Ya que con voluntad y mandamiento
Dejando con su término agraciado A mi honor y deseo satisfizo ,
El circunstante pueblo aficionado . Y la vana contienda y fundamento
De los presentes jóvenes deshizo ,
Con solene triunfo , rodeando El infelice y triste casamiento
La llena y ancha plaza , le llevaron ; En forma y acto público se hizo
Pero despues á mi lugar tornando , Hoy hace justo un mes ; ¡ o suerte dura ,
Que le diese el anillo me rogaron : Que cerca está del bien la desventura !
Yo , un medroso temblor disimulando ;
Ayer me vi contenta de mi suerte
Que atentamente todos me miraron ,
Sin temor de contraste ni recelo ;
Del empacho y temor pasado el punto ,
Le di mi libertad y anillo junto. Hoy la sangrienta y rigurosa muerte ,
Todo lo ha derribado por el suelo .
El me dijo : Señora , te suplico ¿Qué consuelo ha de haber á mal tan fuerte?
Le recibas de mí , que aunque parece ¿Qué recompensa puede darme el cielo
Pobre y pequeño el don , te certifico A donde ya ningun remedio vale, [iguale?
Que es grande la aficion con que se ofrece , Ni hay bien que con tan grande mal se
Que con este favor quedaré rico ;
Y así el ánimo y fuerzas me engrandece , Este es, pues, el proceso, esta es la historia,
Y el fin tan cierto de la dulce vida :
Que no habrá empresa grande ni habrá
Que ya me pueda ser dificultosa. [cosa He aquí mi libertad y breve gloria
En eterna amargura.convertida.
Yo por usar de toda cortesía , Y pues que por tu causa , la memoria
Que es lo que á las mujeres perficiona ; Mi llaga ha renovado encrudecida ,
Le dije que el anillo recibia , En recompensa del dolor te pido
Y mas la voluntad de tal persona . Me dejes enterrar á mi marido ;
122 LA ARAUCANA .
Que no es bien que las aves carniceras Y espantado tambien de lo que oyera ,
Despedacen el cuerpo miserable , Que un poco desde aparte habia escuchado,
Ni los perros y brutas bestias fieras Me ayudó á consolarla , haciendo ciertas
Satisfagan su estómago insaciable : Con nuevo ofrecimiento mis ofertas.
Mas cuando empedernido ya no quieras Ya el presuroso cielo volteando ,
Hacer cosa tan justa y razonable ,
En el mar las estrellas trastornaba ,
Haznos con esa espada y mano dura
Y el crucero las horas señalando ,
Iguales en la muerte y sepultura .
Entre el sur y suducste declinaba :
Aquí acabó su historia , y comenzaba En mitad del silencio y noche , cuando
Un llanto tal que el monte enternecia , Visto cuanto la oferta le obligaba ,
Con una ansia y dolor que me obligaba Reprimiendo Tegualda su lamento ,
A tenerle en el duelo compañía ; La llevamos á nuestro alojamiento ,
Que ya el asegurarle no bastaba
Donde en honesta guarda y compañía
De cuanto prometer yo le podia;
De mujeres casadas quedó en tanto
Solo pedia la muerte y sacrificio Que el esperado ya vecino dia
Por último remedio y beneficio .
Quitase de la noche el negro manto.
En gran congoja y confusion me viera , Entre tanto tambien razon seria ,
Si don Simon Pereira , que á otro lado Pues que todos descansan y yo canto ,
Hacia tambien la guardia , no viniera Dejarlo hasta mañana en este estado ,
A decirme que el tiempo era acabado : Que de reposo estoy necesitado.
CANTO XXI.
Halla Tegualda el cuerpo del marido , y haciendo un llanto sobre él le lleva á su tierra. Llegan á
Penco los españoles y caballos que venian de Santiago y de la Imperial por tierra. Hace
Caupolican muestra general de su gente.
¿QUIÉN de amor hizo prueba tan bastante , Bien puede ser entre estas colocada
Quien vió tal muestra y obra tan piadosa La hermosa Tegualda ; pues parece
Como la que tenemos hoy delante En la rara hazaña señalada
Desta infelice bárbara hermosa ? Cuanto por el piadoso amor merece :
La Fama , engrandeciéndola , levante Así , sobre sus obras levantada ,
Mi baja voz , y en alta y sonorosa , Entre las mas famosas resplandece ,
Dando noticia della , eternamente Y el nombre será siempre celebrado
Corrade lengua en lengua y gente en gente . A la inmortalidad ya consagrado.
Cese el uso dañoso y ejercicio Quedó , pues , como dije , recogida
De las mordaces lenguas ponzoñosas , En parte honesta y compañía segura ,
Que tienen de costumbre y por oficio Del poco beneficio agradecida ,
Ofender las mujeres virtuosas ; Segun lo que esperaba en su ventura.
Pues , mirándolo bien , solo este indicio Pero la aurora y nueva luz venida ,
Sin haber en contrario tantas cosas , Aunque el sabroso sueño con dulzura
Confunde su malicia y las condena Me habia los lasos miembros ya trabado ,
A duro freno y vergonzosa pena. Me despertó el aquejador cuidado ,
Cuántas y cuántas vemos que han subido Viniendo á toda prisa á donde estaba
A la difícil cumbre de la fama , Firme en el triste llanto y sentimiento ,
Judit , Camila , la fenisa Dido , Que solo un breve punto no aflojaba
A quien Virgilio injustamente infama ; La dolorosa pena y el lamento .
Penélope , Lucrecia , que al marido Yo con gran compasion la consolaba ,
Lavó con sangre la violada cama ; Haciéndole seguro ofrecimiento
Hippo , Tucia , Virginia , Fulvia , Clelia , De entregarle el marido y darle gente
Porcia , Sulpicia , Alcestes y Cornelia. Con que salir pudiese libremente.
CANTO VIGESIMOPRIMERO . 123
Ella , del bien incrédula , llorando , De industria y fuerza , al fin , nos preveni
Los brazos estendidos , me pedia Con buen ánimo yórden , aguardando [mos
Firme seguridad ; y así llamando Al enemigo campo cada dia ,
Los indios de servicio que tenia , Que era pública fama que venia.
Sali con ella acá y allá buscando : Tambien tuvimos nueva que partidos
Al fin entre los muertos que allí habia Eran de Mapochó nuestros guerreros ,
Hallamos el sangriento cuerpo helado ,
De una redonda bala atrevesado. De armas y municiones bastecidos ,
Con mil caballos y dos mil flecheros :
La misera Tegualda , que delante Mas del lluvioso invierno los crecidos
Vió la marchita faz desfigurada , Raudales y las ciénegas y esteros ,
Con horrendo furor en un instante Llevándoles ganado , ropa y gente ,
Sobre ella se arrojó desatinada, Los hacian detener forzosamente.
Y junta con la suya , de abundante
Flujo de vivas lágrimas bañada ,
Estando , como digo , una mañana [ te ,
La boca le besaba y la herida , Llegó un indio á gran priesa á nuestro fuer
Por ver si le podia infundir la vida. Diciendo ¡ O temeraria gente insana !
Huid , huid la ya vecina muerte :
¡ Ay cuitada de mi ! ( decia ) ¡ qué hago Que la potencia indomita araucana
Entre tanto dolor y desventura ! Viene sobre vosotros , de tal suerte
¡ Como al injusto amor no satisfago Que no bastarán muros ni reparos ,
En esta aparejada coyuntura ! Ni sé lugar donde podais salvaros.
¿Por qué ya , pusilánime , de un trago
El mismo aviso trujo á medio dia
No acabo de pasar tanta amargura ?
¿Qué es esto? ¿ la injusticia á donde llega Un amigo cacique de la sierra ,
Que aun el morir forzoso se me niega? Afirmando por cierto que venia
Todo el poder y fuerza de la tierra
Asi furiosa , por morir echaba Con soberbio aparato , donde habia
La rigurosa mano al blanco cuello ; Instrumentos y máquinas de guerra ,
Y no pudiendo mas , no perdonaba Puentes , traviesas , árboles , tablones
Al afligido rostro ni al cabello : Y otras artificiosas prevenciones.
Y aunque yo de estorbarlo procuraba ,
Apenas era parte á defendello ; No desmayó por esto nuestra gente ,
Tan grande era la basca y ansia fuerte Antes venir al punto deseaba ,
De la rabiosa gana de la muerte. Que el menos animoso osadamente
El lugar de mas riesgo procuraba :
Despues que algo las ansias aplacaron Y con industria y órden conveniente
Por la gran persuasion y ruego mio , Todo lo necesario se aprestaba ,
Y sus promesas ya me aseguraron Esperando la gente apercebida
Del gentilico intento y desvario , Al dia amenazador de tanta vida .
Los prestos yanaconas levantaron
Sobre un tablon el yerto cuerpo frio , Fuimos tambien por indios avisados
Llevándole en los hombros suficientes De nuestros espiones , que sin duda
Nos darian el asalto por tres lados
A donde le aguardaban sus sirvientes. Al postrer cuarto de la noche muda :..
Mas , porque estando así rota la guerra Así que , cuando mas desconfiados ,
No padeciese agravio y demasía , No de divina , mas de humana ayuda ,
Hasta pasar una vecina sierra Por la cumbre de un monte de repente
Le tuve con mi gente compañía ; Apareció en buen órden nuestra gente.
Pero llegando á la segura tierra
Encaminada en la derecha via , ¿ Quién pudiera pintar el gran contento ,
Se despidió de mi reconocida El alborozo de una y otra parte ,
El ordenado alarde , el movimiento ,
Del beneficio y obra recibida. El ronco estruendo del furioso Marte ,
Vuelto al asiento , digo , que estuvimos Tanta bandera descogida al viento ,
Toda aquella semana trabajando , Tanto pendon , divisa y estandarte ,
En la cual lo deshecho rehicimos , Trompas , clarines , voces , apellidos ,
El foso y roto muro reparando : Relinchos de caballos y bufidos ?
124 LA ARAUCANA .
Ya que los unos y otros con razones Fueron por igual órden repartidos
De amor y complimiento nos hablamos , Los lugares , cuarteles y escuadrones ,
Y para los caballos y peones Para que en el rebato y voz primera
Lugar cómodo y sitio señalamos , Cada cual acudiese á su bandera.
Tiendas labradas , toldos , pabellones
En la estrecha campaña levantamos Caupolican con no menor doctrina
En tanta multitud que parecia Y gran cuidado en todo y providencia ,
Que una ciudad allí nacido habia. La gente de su ejército consina
A los hombres de suerte y suficiencia ,
Fué causa la venida desta gente Que en la arte militar y diciplina
Que el ejército bárbaro vecino , Era de mayor prueba y esperiencia.
Con nuevo acuerdo y parecer prudente Y todo puesto á punto , quiso un dia
Mudase de propósito y camino : Ver la gente y las armas que tenia .
Que Colocolo astuta y sabiamente
Al consejo de muchos contravino , Era el primero que empezó la muestra
Discurriendo por términos y modos , El cacique Pillolco , el cual armado
Que redujo á su voto los de todos. Iba de fuertes armas , en la diestra
Un gran baston de acero barreado ;
Aunque , como ya digo , antes tuvieron Delante de su escuadra , gran maestra
Gran contienda sobre ello y diferencia , De arrojar el certero dardo usado ,
Pero al fin , por entonces difirieron Procediendo en buen órden y manera ,
La ejecucion de la áspera sentencia ; De trece en trece iguales por hilera.
Y el poderoso campo retrujeron
Hasta tener mas cierta inteligencia Luego pasó detras de los postreros
Del español ejército arribado , El fuerte Leucoton , á quien siguiendo
Que ya le habia la Fama acrecentado. Iba una espesa banda de flecheros ,
Gran número de tiros esparciendo.
Pero los nuestros , de mostrar ganosos Venia Rengo tras él con sus maceros ,
Aquel valor que en la nacion se encierra , En paso igual y grave , procediendo
Enemigos del ocio , y deseosos Arrogante , fantástico , lozano ,
De entrar talando la enemiga tierra , Con un entero libano en la mano.
Procuran con afectos hervorosos
Apresurar la deseada guerra , Tras él con fiero término seguia
Haciendo diligencia y gran instancia El áspero y robusto Tulcomara ,
En prevenir las cosas de importancia. Que vestida en lugar de arnés traia
La piel de un fiero tigre que matára :
Reformado el bagaje brevemente Cuya espantosa boca le ceñia
De la jornada larga y desabrida , Por la frente y quijadas la ancha cara ,
La bulliciosa y esforzada gente , Con dos espesas órdenes de dientes
Ganosa de honra y de valor movida , Blancos , agudos , lisos y lucientes ;
Murmurando el reposo libremente ,
Pide que se acelere la partida , Al cual , en gran tropel , acompañaban
Y el dia tanto de todos deseado Su gente agreste y ásperos soldados ,
Que en apiñada muela le cercaban ,
Que fué de aquel en cinco señalado . ,
1 De pieles de animales rodeados :
En el alegre y esperado dia , Luego los talcamávidas pasaban ,
Al comenzar de la primer jornada , Que son mas aparentes que esforzados ,
Llegó de la Imperial gran compañía Debajo del gobierno y del amparo
De caballeros y de gente armada : Del jactancioso mozo Caniotaro.
Que en aquella ocasion tambien venia
Por tierra , aunque rebelde y alterada , Iba siguiendo la postrer hilera
Con gran chusma y bagaje , bastecida Millalermo , mancebo floreciente ,
De municiones , armas y comida. Con sus pintadas armas , el cual era
Del famoso Picoldo decendiente ,
Ya , pues , en aquel sitio recogidos Rigiendo los que habitan la ribera
Tantos soldados , armas , municiones , Del gran Nibequeten , que su corriente
De cosas importantes advertidos , No deja á la pasada fuente y rio
Hechas las necesarias provisiones : Que todos no los traiga al Biobío.
yo
CANTO VIGÉSIMOPRIMERO . 125
Pasó luego la muestra Mareande , Muerto Guacol , Gualemo valeroso
Con una cimitarra y ancho escudo , Las armas heredó y á Quilacura ,
• Mozo de presuncion y orgullo grande , Que es un valle estendido y muy poblado
Alto de cuerpo, en proporcion membrudo :
De gente rica , de oro y de ganado.
Iba con él su primo Lepomande ,
Pasó tras este luego Talcaguano
Desnudo, al hombro un gran cuchillo agudo,
Ambos de una divisa , rodeados ( Que ciñe el mar su tierra y la rodea )
De gente armada y pláticos soldados. Un mástil grueso en la derecha mano ,
Que como un tierno junco le blandea ,
Seguia el órden tras estos Lemolemo , Cubierto de altas plumas muy lozano ,
Arrastrando una pica poderosa , Siguiéndole su gente de pelea ,
Delante de su escuadra , por estremo Por los pechos al sesgo atravesadas
Lucida entre las otras y vistosa : Bandas azules , blancas y encarnadas.
Un poco atras del cual iba Gualemo ,
Venia tras él Tomé , que sus pisadas
Cubierto de una piel dura y pelosa
De un caballo marino , que su padre Seguian los puelches , gentes banderizas ,
Habia muerto en defensa de la madre. Cuyas armas son puntas enhastadas ,
De una gran braza largas y rollizas :
Cuentan ( no sé si es fábula ) que estando Y los trulos tambien , que usan espadas ,
Bañándose en la mar, algo apartada , De fé mudable , y cosas movedizas ,
Un caballo marino allí arribando , Hombres de poco efecto , alharaquientos ,
Fué de él súbitamente arrebatada ; De fuerza grande y chicos pensamientos .
Y el marido á las voces aguijando
No faltó Andalican con su lucida
De la cara mujer, del pez robada ,
Con el dolor y pena de perdella , Y ejercitada gente en ordenanza ,
Al agua se arrojó luego tras ella . Una cota finísima vestida ,
Vibrando la fornida y gruesa lanza :
Pudo tanto el amor, que el mozo osado Y Orompello , de edad aun no cumplida ,
Al pescado alcanzó , que se alargaba , Pero de grande muestra y esperanza ,
Y abrazado con él por maña á nado , Otra escuadra de práticos regia,
A la vecina orilla le acercaba , Llevando al diestro Ongolmo en compañía.
Donde el marino monstruo sobreaguado
( Que tambien el amor ya le cegaba ) Elicura pasó luego tras estos
Dió recio en seco, al tiempo que el reflujo Armado ricamente , el cual traia
Una banda de mozos bien dispuestos ,
De las huidoras olas se retrujo.
De grande presuncion y gallardía :
Soltó la presa libre , y sacudiendo Seguian los llaucos de almagrados gestos ,
La dura cola , el suelo deshacia , Robusta y esforzada compañía ,
Y aquí y allí el gran cuerpo retorciendo , Llevando en medio de ellos por caudillo
Contra el mozo animoso se volvia : Al sucesor del inclito Ainavillo.
El cual , sazon y punto no perdiendo ,
A las cercanas armas acudia , Seguia despues Cayocupil , mostrando
Comenzando los dos una batalla La dispuesta persona y buen deseo ,
Que el mar calmó , y el sol paró á miralla. Su veterana gente gobernando ,
Con paso grave y con vistoso arreo.
Mas con destreza el bárbaro valiente , Tras él venia Puren , tambien guiando
De fuerza y ligereza acompañada , Con no menor donaire y contoneo
Heria al furioso monstruo reciamente Una bizarra escuadra de soldados
Con una porra de metal herrada : En la dura milicia ejercitados .
Al cabo el indio valerosamente
Dió felice remate á la jornada , Lincoya iba tras él , casi gigante;
La cresta sobre todos levantada ,
Dejando al gran pescado allí tendido ,
Que mas de treinta piés tenia , medido : Armado un fuerte peto rutilante ,
De penachos cubierta la celada.
Y en memoria del hecho hazañoso , Con desdeñoso término delante
Digno de le poner en escritura ; De su lustrosa escuadra bien cerrada
Del pellejo del pez duro y peloso El joven Peicavi luego guiaba
Hizo una fuerte y fácil armadura. Otro espeso escuadron de gente brava.
126 LA ARAUCANA .
Venia en esta reseña en buen concierto Y los distantes trópicos , que Apolo
El grave Caniomangue , entristecido Por mas que cerca el cielo y le corona ,
Por el insigne viejo padre muerto , Jamas en ningun tiempo pasar puede ,
A quien habia en el cargo succedido : Ni el soberano Autor se lo concede ;
Todo de negro , el blanco arnés cubierto ,
Y su escuadron de aquel color vestido , Ya que con tanto afan habeis seguido
Al tardo son y paso los soldados Hasta aquí las católicas banderas ,
De roncos atambores destemplados . Y al español dominio sometido
Innumerables gentes estranjeras ,
Fué alli el postrero que pasó en la lista El fuerte pecho y ánimo sufrido
( Primero en todo ) Tucapel gallardo , Poned contra estos bárbaros de veras ,
Cubierta una lucida sobrevista Que , vencido esto poco , teneis llano
De unos anchos escaques de oro y pardo : Todo el mundo debajo de la mano .
Grande en el cuerpo, y áspero en la vista ,
Con un huello lozano y paso tardo , Y en cuanto dilatamos este hecho
Detras del cual iba un tropel de gente Y de llegar al fin lo comenzado ,
Arrogante , fantástica y valiente. Poco ó ninguna cosa habemos hecho ,
Ni aun es vuestro el honor que habeis gana
El gran Caupolican , con la otra parte Que, la causa indecisa , igual derecho [do :
Y resto del ejército araucano , Tiene el fiero enemigo en campo armado
Mas encendi do que el airado Marte , A todas vuestras glorias y fortuna ,
Iba con un baston corto en la mano : Pues las puede ganar con sola una.
Bajo de cuya sombra y estandarte
Venia el valiente Curgo y Mareguano , Lo que yo os pido de mi parte y digo
Y el grave y elocuente Colocolo , Es , que en estas batallas y revueltas ,
Millo , Teguan , Lambecho , y Guampicolo. Aunque os haya ofendido el enemigo ,
Jamas vos le ofendais espaldas vueltas :
Seguian Inego detras sus plimaiquenos , Antes le defended como al amigo
Tuncos , renoguelones y pencones , Si , volviéndose á vos las armas sueltas ,
Los itatas , mauleses y cauquenos , Rebuyere el morir en la batalla ;
De pintadas divisas y pendones ; Que mas es dar la vida que quitalla
Nibequetenes , puelches y cautenos ,
Con una espesa escuadra de peones , Poned á todo en la razon la mira ,
Y multitud confusa de guerreros , Por quien las armas siempre habeis tomado,
Amigos comarcanos y estranjeros. Que pasando los términos la ira
Pierde fuerza el derecho ya violado :
Segun el mar las olas tiende y crece Pues cuando la razon no frena y tira
Así crece la fiera gente armada ; El ímpetu y furor demasiado ,
Tiembla en torno la tierra y se estremece , El rigor escesivo en el castigo
De tantos piés batida y golpeada : Justifica la causa al enemigo.
Lleno el aire de estruendo se escurece
Con la gran polvoreda levantada , No sé , ni tengo mas acerca desto
Que en ancho remolino al cielo sube Que decir ni advertiros con razones ,
Cual ciega niebla espesa ó parda nube. Que en detener ya tanto soy molesto
La furia desos vuestros corazones :
Pues nuestro campo en órden semejante Sus , sus , pues , derribad y allanad presto
Segun que dije arriba , don García Las palizadas , tiendas , pabellones ,
Al tiempo del partir puesto delante Y movamos de aquí todos á una
De aquella valerosa compañía , A donde ya nos llama la fortuna .
Con alegre término y semblante ,
Que dichoso suceso prometia ,
Súbit o las escuadras presurosas
Moviendo los dispuestos corazones " Con grande alarde y con gallardo brio
Comenzó de decir estas razones : Marchan á las riberas arenosas
Del ancho y caudaloso Biobio ;
Valientes caballeros , á quien solo Y en esquifadas barcas espaciosas
El valor natural de la persona Atravesaron luego el ancho rio ,
Os trujo á descubrir el austral polo , Entrando con ejército formado
Pasando la solar tórrida zona Por el distrito y término vedado.
CANTO VIGÉSIMOSEGUNDO. 127
Mas , segun el trabajo se me ofrece Que la cansada voz me desfallece ,
Que tengo de pasar forzosamente , Y siento ya acabárseme el torrente :
Reposar algun tanto me parecce Mas yo me esforzaré , si puedo , tanto
Para cobrar aliento suficiente ; Que os venga á contentar el otro canto.
CANTO XXII.
Entran los españoles en el estado de Arauco traban los araucanos con ellos una reñida batalla :
hace Rengo de su persona gran prueba cortan las manos por justicia á Galvarino , indio
valeroso.
PÉRFIDO amor tirano , ¿ qué provecho Vuelto á la historia , digo que marchaba
Piensas sacar de mi desasosiego ? Nuestro ordenado campo de manera
¿No estás de mi promesa satisfecho , Que gran espacio en breve se alejaba
Que quieres afligirme desde luego ? Del Talcaguano término y ribera ;
¡ Ay! que ya siento en mi cuidoso pecho Mas cuando el alto sol ya declinaba ,
Labrarme poco a poco un vivo fuego , Cerca de un agua al pié de una ladera
Y desde allí con movimiento blando En cómodo lugar y llano asiento
Ir por venas y huesos penetrando. Hicimos el primero alojamiento .
¿Tanto, traidor, te va en que yo no siga Estábamos apenas alojados
El duro estilo del sangriento Marte , En el tendido llano á la marina ,
Que así de tal manera me fatiga Cuando se oyó gritar por todos lados :
Tu importuna memoria en cada parte? Arma ! arma! enfrena! enfrena ! aina ! aína !
Déjame ya , no quieras que se diga Luego de acá y de allá los derramados
Que , porque nadie quiere celebrarte , Siguiendo la ordenanza y disciplina ,
Al último rincon vas á buscarme , Corren á sus banderas y pendones ,
Y alli pones tu fuerza en aquejarme . Formando las hileras y escuadrones.
¿No ves que es mengua tuya y gran bajeza Nuestros descubridores , que la tierra
Habiendo tantos célebres varones , Iban corriendo por el largo llano ,
Venir á mendigar á mi pobreza , Al remate del cual está una sierra ,
Tan falta de concetos y razones ; Cerca del alto monte Andalicano ,
Y en medio de las armas y aspereza , Vieron de allí calar gente de guerra,
Sumido en mil forzosas ocasiones , Cerrando el paso á la siniestra mano ,
Me cargas por un sueño , quizá vano , Diciendo Espera ! espera ! tente ! tente !
Con tanta pesadumbre ya la mano ? Verémos quien es hoy aquí valiente.
Déjame ya, que la trompeta horrenda Los nuestros al amparo de un repecho
Del enemigo bárbaro vecino En forma de escuadron se recogieron ,
No da lugar á que otra cosa atienda , Donde con muestra y animoso pecho
Que me tiene tomado ya el camino : Al ventajoso número atendieron :
Donde siento fraguada una contienda , Pero los fieros bárbaros de hecho ,
Que al ingenio mas raro y peregrino , Sin punto reparar, los embistieron ,
En tal revolucion embarazado , Haciéndoles tomar presto la vuelta ,
No le diera lugar desocupado. Sin órden y camino , á rienda suelta ;
¿Qué puedo, pues, hacer, si ya metido Aunque aá veces en partes recogidos ,
Dentro en el campo y ocasion me veo , Haciendo cuerpo y rostro , revolvian ,
Sino al cabo cumplir lo prometido , Y con mayor valor que de vencidos
Aunque tire á otra parte mi deseo ? Al vencedor soberbio acometian :
Pero á término breve reducido , Pero , de la gran furia compelidos ,
Por la mas corta senda sin rodeo El camino empezado proseguian ,
Pienso seguir el comenzado oficio Dejando á veces muerta y tropellada
Desnudo de ornamento y artificio. Alguna de la gente desmandada.
128 LA ARAUCANA .
Los presurosos indios desenvueltos , Hep
Unos pasados van de parte o á parte ,
Siempre con mayor furia y crecimiento , Otros muy lejos del arzon volaron ,
En una espesa polvoreda envueltos , Otros heridos , otros estropeados ,
Iban en el alcance y seguimiento . Otros de los caballos tropellados.
Los nuestros á calcaño y freno sueltos
( A la sazon con mas temor que tiento ) No es bien pasar tan presto ¡ o pluma mia !
Ayudan los caballos desbocados , Las memorables cosas señaladas
Arrimándoles hierro á los costados. Y los crudos efectos deste dia
De valerosas lanzas y de espadas ;
Pero por mas que allí los aguijaban Que aunque ingenio mayor no bastaria
Con voces , cuerpo , brazos y talones , A poderlas llevar continuadas ,
Los bárbaros por piés los alcanzaban , Es justo se celebre alguna parte
Haciéndoles bajar de los arzones. De muchas en que puedes emplearte.
Al fin , de constreñidos peleaban
Cual los heridos osos y leones El gallardo Lincoya , que arrogante
Cuando de los lebreles aquejados El primero escuadron iba guiando ,
Ven la guarida y pasos ocupados. Con muestra airada y con feroz semblante
El firme y largo paso apresurando ,
Como el airado viento repentino , Cala la gruesa pica en un instante ,
Que en lóbrego turbion con gran estruendo Y, el cuento entre la tierra y pié afirmando,
El polvoroso campo y el camino Recibe en el cruel hierro fornido
Va con violencia indómita barriendo , El cuerpo de Hernan Perez atrevido.
Y en ancho y presuroso remolino ,
Todo lo coge , lleva , y va esparciendo , Por el lado derecho encaminado
Y arranca aquel furioso movimiento Hizo el agudo hierro gran herida ,
Los arraigados troncos de su asiento ; Pasando el escaupil doble estofado ,
Y una cota de malla muy tejida :
Con tal facilidad , arrebatados El ancho y duro hierro ensangrentado
De aquel furor y bárbara violencia , Abrió por las espaldas la salida ,
Iban los españoles fatigados , Quedando el cuerpo ya descolorido
Sin poderse poner en resistencia. Fuera de los arzones suspendido .
Algunos , del honor importunados ,
Vuelven haciendo rostro y aparencia ; Tucapelo gallardo , que al camino.`
Mas otra ola de gente que llegaba Salió al valiente Osorio , que corriendo
Venia con mayor ánimo que tino ,
Con mas presteza y daño los llevaba. Los herrados talones sacudiendo ,
Así los iban siempre maltratando , Mostrando el cuerpo , al tiempo que convino
Siguiendo el hado y próspera fortuna , Le dió lado , y la maza revolviendo ,
El rabioso furor ejecutando Con tanta fuerza le cargó la mano ,
En los rendidos , sin clemencia alguna , Que no le dejó miembro y hueso sano.
Por el tendido valle resonando
La trulla y grita bárbara importuna , A Cáceres , que un poco atras venia ,
Que , arrebatada de ligero viento , De otro golpe tambien le puso en tierra ,
Llevó presto la nueva á nuestro asiento. El cual con gran esfuerzo y valentia
La adarga embraza y de la espada afierra,
En esto por la parte del poniente Y contra la enemiga compañía
Con gran presteza y no menor ruïdo Se puso él solo á mantener la guerra ,
Juan Remon arribó con mucha gente , Haciendo rostro y pié con tal denuedo
Que el aviso primero habia tenido ; Que á los mas atrevidos puso miedo .
Y en furioso tropel gallardamente ,
Alzando un ferocisimo alarido , Y aunque con gran esfuerzo se sustenta ,
Embistió la enemiga gente airada , La fuerza contra tantos no bastaba ,
En la vitoria y sangre ya cebada. Que ya la espesa turba alharaquienta
En confuso monton le rodeaba ;
Mas un
un cerrado muro y baluarte Pero en esta sazon mas de cincuenta
De duras puntas al romper hallaron , Caballos que Reynoso gobernaba ,
Que con estrago de una y otra parte , Que de refresco á tiempo habia llegado ,
Hecho un hermoso choque , repararon . Vinieron á romper por aquel lado.
CANTO VIGÉSimosegundo . 129
Tan recio se embistió que aunque hallaron Como el un bando y otro, que vinieron
De gruesas hästas un tejido muro , A estar así en el cieno estrechamente
El cerrado escuadron aportillaron , Que echar atrás un paso no podian ,
Probando mas de diez el suelo duro : Y dando aprisa , aprisa recibian.
Y al esforzado Cáceres cobraron ,
Quien , el húmido cieno á la cintura,
Que cercado de gente , mal seguro Con dos y tres á veces peleaba ;
Con ánimo feroz se sustentaba ,
Y matando la muerte dilataba. Quien , por mostrar mayor desenvoltura ,
Queriéndose mover mas se atascaba ;
Don Miguel y don Pedro de Avendaño , Quien , probando las fuerzas y ventura ,
Escobar, Juan Jufré , Cortés , y Aranda , Al vecino enemigo se aferraba ,
Sin mirar al peligro y riesgo estraño , Mordiéndole y cegándole con lodo ,
Sustentan todo el peso de su banda. Buscando de vencer cualquiera modo.
Tambien hacen efeto y mucho daño
Losada , Peña , Córdoba , y Miranda , La furia del herirse y golpearse
Bernal , Lasarte , Castañeda , Ulloa , Andaba igual , y en duda la fortuna ,
Sin muestra ni señal de declararse
Martin Ruiz , y Juan Lopez de Gamboa ;
Mínima de ventaja en parte alguna :
Pero muy presto la araucana gente , Ya parecian aquellos mejorarse ;
En la española sangre ya cebada , Ya ganaban aquestos la laguna ;
Los hizo revolver forzosamente Y la sangre de todos derramada
Y seguir la carrera comenzada. Tornaba la agua turbia colorada .
Tras estos otra escuadra de repente
En ellos se estrelló desatinada ; Rengo , que el odio y encendida ira
Le habia llevado ciego tanto trecho ,
Mas , sin ganar un paso de camino ,
Volver rostros y riendas les convino. Luego que nuestro campo vió á la mira ,
Y que á dar en la muerte iba derecho ,
Y aunque a veces con súbita represa Al vecino pantano se retira ,
Juan Remon y los otros revolvian , Y el fiero rostro y animoso pecho
Luego con nueva pérdida y mas priesa Contra todo el ejército volvia ,
La primera derrota proseguian : Y en voz amenazándole decia :
Y en una polvorosa nube espesa
Envueltos unos y otros ya venian , Venid , venid á mí , gente plebea ,
Cuando fué nuestro campo descubierto En mi sea vuestra saña convertida ,
En órden de batalla y buen concierto. Que soy quien os persigue y quien desea
Mas vuestra muerte que su propia vida.
Iban los araucanos tan cebados No quiero ya descanso hasta que vea
Que por las picas nuestras se metieron ; La nacion española destruïda ;
Pero vueltos en sí , mas reportados , Y en esa vuestra carne y sangre odiosa
El ímpetu y la furia detuvieron : Pienso hartar mi hambre y sed rabiosa.
Y corregidos luego y ordenados , Así la tierra y cielo amenazando
La campaña al través se retrujeron
En medio del pantano se presenta ,
Al pié de un cerro á la derecha mano ,
Cerca de una laguna y gran pantano , Y, la sangrienta maza floreando ,
La gente de poco ánimo amedrenta.
Donde de nuestro cuerno arremetimos No fué bien conocido en la voz cuando
Un gran tropel á pié de gente armada , ( Haciendo de sus fieros poca cuenta )
Que con presteza al arribar les dimos Algunos españoles mas cercanos
Espesa carga y súbita rociada : Aguijaron sobre él con prestas manos.
Y al cieno retirados , nos metimos
Tras ellos por venir espada á espada , Mas á Juan , yanacona , que una pieza
Probando allí las fuerzas y el denuedo De los otros osado se adelanta ,
Con rostro firme y ánimo á pié quedo. Le machuca de un golpe la cabeza ,
Y de otro á Chilca el cuerpo le quebranta ;
Jamás los alemanes combatieron Y contra el joven Zúñiga endereza
Así de firme á firme y frente a frente ; El tercero , con saña y furia tanta
Ni mano á mano dando , recibieron Que , como clavo en húmido terreno ,
Golpes sin descansar á manteniente , Le sume hasta los pechos en el cieno.
9
130 LA ARAUCANA .
Pero de tiros una lluvia espesa Era áspero el lugar y la salida ,
Al animoso pecho encaminados , Y así seguir los nuestros no pudieron ,
Turbando el aire claro , á mucha priesa Quedando algunos dellos tan sumidos ,
Descargaron sobre él de todos lados : Que fué bien menester ser socorridos.
Por esto el fiero bárbaro no cesa ,
Por la falda del monte levantado
Antes con furia y golpes redoblados ,
Iban los fieros bárbaros saliendo.
El lodo á la cintura , osadamente
Estaba por muralla de su gente. Rengo , todo sangriento y enlodado ,
Los lleva en retaguardia recogiendo ,
Cual el cerdoso jabalí herido , Como el celoso toro madrigado
Al cenagoso estrecho retirado , Que la tarda vacada va siguiendo ,
De animosos sabuesos combatido , Volviendo acá y allá espaciosamente
Y de diestros monteros rodeado , El duro cerviguillo y alta frente.
Ronca, bufa y rebufa embravecido ,
Vuelve y revuelve de este y de aquel lado, Nuestro campo por órden recogido ,
Retirado del todo el enemigo ,
Rompe, encuentra , tropella , hiere y mata ,
Y los espesos tiros desbarata , Fué entre algunos un bárbaro cogido ,
Que mucho se alargó del bando amigo ;
El bárbaro esforzado , de aquel modo El cual acaso á mi cuartel traïdo
Ardiendo en ira y de furor insano , Hubo de ser para ejemplar castigo
Cubierto de sudor, de sangre y lodo , De los rebeldes pueblos comarcanos 1
Estaba solo en medio del pantano Mandándole cortar ambas las manos :
Resistiendo la furia y golpe todo
Donde sobre una rama destroncada
De los tiros que de una y otra mano
Cubriendo el sol sin número salian , Puso la diestra mano (yo presente) ,
Y como tempestad sobre él llovian . La cual de un golpe con rigor cortada ,
Sacó luego la izquierda alegremente ,
Ya la esparcida y desmandada gente Que del tronco tambien saltó apartada ,
Que el porfiado alcance habia seguido , Sin torcer ceja ni arrugar la frente ;
Descubriendo en el llano á nuestra gente , Y con desden y menosprecio dello ,
Se habia tirado atrás y recogido : Alargó la cabeza y tendió el cuello
Solo Rengo feroz y osadamente
Diciendo así : Segad esa garganta ,
Sustenta igual el desigual partido ,
A causa que la ciénaga era honda Siempre sedienta de la sangre vuestra ;
Y llena de espesura á la redonda. Que no temo la muerte ni me espanta
Vuestra amenaza y rigurosa muestra :
Viendo el fruto dudoso y daño cierto , Y la importancia y pérdida no es tanta
Segun la mucha gente que cargaba , Que haga falta mi cortada diestra ,
Que á grande prisa en órden y concierto Pues quedan otras muchas esforzadas
Desta y de aquella parte le cercaba , Que saben gobernar bien las espadas.
Por un inculto paso y encubierto ,
Que la fragosa sierra le amparaba , Y si pensais sacar algun provecho
Le pareció con tiempo retirarse , De no llegar mi vida ál fin postrero ,
Y salvar sus soldados y él salvarse , Aquí , pues , moriré á vuestro despecho,
Que si quereis que viva yo no quiero :
Diciéndoles : Amigos , no gastemos Al fin iré algun tanto satisfecho
La fuerza en tiempo y acto infrutuoso ; De que à vuestro pesar alegre muero ,
La sangre que nos queda conservemos Que quiero con mi muerte desplaceros ,
Para venderla en precio mas costoso : Pues solo en esto puedo ya ofenderos.
Conviene que de aquí nos retiremos
Antes que en este sitio cenagoso , Así que , contumas y porfiado
Del enemigo puestos en aprieto , La muerte con injurias procuraba ,
Perdamos la opinion y él el respeto. Y siempre mas rabioso y obstinado ,
Sobre el sangriento suelo se arrojaba ;
Luego , la voz de Rengo obedecida , Donde en su misma sangre revolcado
Los presurosos brazos detuvieron , Acabar ya la vida deseaba ,
Y por la parte estrecha y mas tejida Mordiéndose con muestras impacientes
Al son del atambor se retrujeron. Los desangrados troncos con los dientes.
1921
CANTO XXIII .
Llega Galvarino à donde estaba el senado araucano hace en el consejo una habla, con la
cual desbarata los pareceres de algunos. Salen los españoles en busca del enemigo : pintase la
cueva del hechicero Fiton , y las cosas que en ella habia.
*
134 LA ARAUCANA.
El cual dijo : ¿ Qué hado ó desventura Haré de voluntad lo que has pedido ,
Tan fuera de camino te ha traido Que tengo con Fiton conocimiento ,
Por este inculto bosque y espesura Que aunque intratable y áspero , es mi tio ,
Donde jamas ninguno he conocido ? Hermano de Guarcolo , padre mio.
Que si por caso adverso y suerte dura
Andas de tus banderas foragido , Al pié de una asperísima montaña ,
Haré cuanto pudiere de mi parte Pocas veces de humanos piés pisada ,
En buscar el remedio y escaparte . Hace su habitacion y vida estraña
En una oculta y lóbrega morada
Viendo el ofrecimiento y acogida Que jamas el alegre sol la baña ,
De aquel estraño y agradable viejo , Y es á su condicion acomodada ,
Mas alegre que nunca fui en mi vida Por ser fuera de término inhumano ,
Por hallar tal ayuda y aparejo , Enemigo mortal del trato humano.
Le dije la ocasion de mi venida ,
Pidiéndole me diese algun consejo Mas su saber y su poder es tanto
Para saber la cueva do habitaba Sobre las piedras , plantas y animales ,
El mágico Fiton á quien buscaba. Que alcanza por su ciencia y arte cuanto
Pueden todas las causas naturales :
El venerable viejo y padre anciano Y en el escuro reino del espanto
Con un suspiro y tierno sentimiento Apremia á los callados infernales
Me tomó blandamente por la mano A que digan por áspero conjuro
Saliendo de su frágil aposento : Lo pasado , presente , y lo futuro.
Y por ser á la entrada del verano
Buscamos á la sombra un fresco asiento En la furia del sol y luz serena
En una tosca y pedregosa fuente , De noturnas tinieblas cubre el suelo ,
Do comenzó á decirme lo siguiente : Y, sin fuerza de vientos , llueve y truena
Fuera de tiempo el sosegado cielo :
Mi tierra es en Arauco , y soy llamado El raudo curso de los rios enfrena ,
El desdichado viejo Guaticolo , Y las aves en medio de su vuelo
Que en los robustos años fui soldado Vienen de golpe abajo amodorridas
En cargo antecesor de Colocolo : Por sus fuertes palabras compelidas.
Y antes por mi persona en estacado
Siete campos vencí de solo á solo , Las yerbas en su agosto reverdece ,
Y mil veces de ramos fué ceñida Y entiende la virtud de cada una ,
Esta mi calva frente envejecida. El mar revuelve , el viento le obedece
Contra la fuerza y órden de la luna ;
Mas como en esta vida el bien no dura , Tiembla la firme tierra y se estremece
Y todo está sujeto á desvarío , A su voz eficaz sin causa alguna
Mudóse mi fortuna en desventura , Que la altere y remueva por de dentro ,
Y en deshonor perpetuo el honor mio : Apretándose recio con su centro.
Que por estraño caso y desventura
Vine con Ainavillo en desafio , Los otros poderosos elementos
Donde toda mi gloria fué perdida A las palabras deste están sujetos ,
Quitándome el honor y no la vida. Y á las causas de arriba y movimientos
Hace perder la fuerza y los efetos :
Viéndome , pues , con vida y deshonrado , Al fin , por su saber y encantamentos
(Que mil veces quisiera antes ser muerto ) Escudriña y entiende los secretos ,
De cobrar el honor desesperado Y alcanza por los astros influentes
Me vine , como ves , à este desierto , Los destinos y hados de las gentes.
Donde mas de veinte años he morado
Sin ser jamas de nadie descubierto No sé , pues , cómo pueda encarecerte
Sino agora de ti , que ha sido cosa El poder deste mágico adivino ,
No poco para mi maravillosa. Solo en tu menester quiero ofrecerte
Lo que ofrecerte puede un su sobrino .
Así que , tantos tiempos he vivido Mas , para que mejor esto se acierte ,
En este solitario apartamiento , Será bien que tomemos el camino ,
Y pues que la fortuna te ha traido Pues es la bora y sazon desocupada
A mi triste y humilde alojamiento , Que podremos tener mejor entrada.
SEKARAN sięb
138 LA ARAUCANA .
Luego , pues , los cristianos dispararon Las ordenadas bandas y escuadrones ,
Una pieza en señal de rompimiento , Esgrimiendo las armas , se mostraban
Y en alto un crucifijo enarbolaron , En torno las galeras rodeadas
Que acrecentó el hervor y encendimiento : De cañones de bronce y pabesadas.
Todos humildemente le saluaron
Con grande devocion y acatamiento , Mas en el bajo tono que ahora llevo
Bajo del cual estaban á los lados No es bien que de tan grande cosa cante ,
Las armas de los fieles coligados. Que es cierto menester aliento nuevo ,
Lengua mas espedida y voz pujante.
En esto , con rumor de varios sones , Así , medroso desto , no me atrevo
Acercándose siempre , caminaban ; A proseguir, señor, mas adelante.
Estandartes , banderas y pendones En el siguiente y nuevo canto os pido
Sobre las altas popas tremolaban : Me deis vuestro favor y atento oido.
CANTO XXIV.
En este canto solo se contiene la gran batalla naval , el desbarate y rota de la armada turquesca ,
con la huida de Ochali.
to
Y
CANTO XXV.
Asientan los españoles su campo en Millarapué ; llega á desafiarlos un indio de parte de Caupo
lican ; vienen á la batalla muy reñida y sangrienta ; señálanse Tucapel y Rengo. Cuéntase
tambien el valor que los españoles mostraron aquel día.
COSA es digna de ser considerada Tanto , que muchas veces nos hicieron
Y no pasar por ella fácilmente , Andar en los discursos diferentes ,
Que gente tan ignota y desviada Que pudiera causar notable daño ,
De la frecuencia y trato de otra gente , Creciendo su cautela y nuestro engaño .
De innavegables golfos rodeada , Pero , como ya dije arriba , estando
Alcance lo que así dificilmente
Apenas nuestro ejército alojado ,
Alcanzaron por curso de la guerra
Los mas famosos hombres de la tierra. Vino un gallardo mozo preguntando
Dó estaba el capitan aposentado :
Dejen de encarecer los escritores Y á su presencia el bárbaro llegando ,
A los que el arte militar hallaron ; Con tono sin respeto levantado ,
Ni mas celebren ya á los inventores Habiéndose juntado mucha gente ,
Que el duro acero y el metal forjaron : Echó la voz diciendo libremente :
Pues los últimos indios moradores
Del araucano estado así alcanzaron ¡ O capitan cristiano ! si ambicioso
Eres de honor con título adquirido ,
El órden de la guerra y diciplina , Al oportuno tiempo venturoso
Que podemos tomar dellos dotrina.
Tu próspera fortuna te ha traido :
¿Quién les mostró á formar los escuadrones, Que el gran Caupolicano , deseoso
Representar en órden la batalla , De probar tu valor encarecido ,
Levantar caballeros y bastiones , Si tal virtud y esfuerzo en ti se halla,
Hacer defensas , fosos y muralla , Pide de solo á solo la batalla.
Trincheas , nuevos reparos , invenciones ,
Y cuanto en uso militar se halla , Que siendo de personas informado
Que todo es un bastante y claro indicio Que eres mancebo noble floreciente ,
En la arte militar ejercitado ,
Del valor desta gente y ejercicio ?
Capitan y cabeza desta gente ,
Y sobre todo debe ser loado Dándote por ventaja de su grado
El silencio en la guerra y obediencia , La eleccion de las armas francamente ;
Que nunca fué secreto revelado Sin escepcion de condicion alguna
Por dádiva , amenaza ni violencia , Quiere probar tu fuerza y su fortuna.
Como ya en lo que dellos he contado
Vemos abiertamente la esperiencia ; Y así , por entender que muestras gana
De encontrar el ejército araucano ,
Pues por maña jamas ni por espías
Dellos tuvimos nueva en tantos dias , Te avisa que al romper de la mañana
Se vendrá á presentar en este llano ,
Aunque en los pueblos comarcanos fueron Do con firmeza de ambas partes llana ,
Presas de sobresalto muchas gentes En medio de los campos mano á mano ,
Que al rigor del tormento resistieron Si quieres combatir sobre este hecho ,
Con gran constancia y firmes continentes : Remitirá á las armas el derecho
CANTO VIGESIMOQUINTO . 147
Con pacto y condicion que si vencieres Las flores con su fresco humor rociando,
Someterá la tierra á tu obediencia , Restituyendo en su color aquellas
Y dél podrás hacer lo que quisieres Que la tiniebla lóbrega importuna
Sin usar de respeto ni clemencia : Las habia reducido á sola una ,
Y cuando tú por él vencido fueres ,
Cuando con alto y súbito alarido
Libre te dejará en tu preeminencia ;
Apareció por uno y otro lado ,
Que no quiere otro premio ni otra gloria En tres distintas partes dividido ,
Sino solo el honor de la vitoria.
El ejército bárbaro ordenado ;
Mira que solo en que esta voz se estienda Cada escuadron de gente muy fornido
Consigues nombre y fama de valiente , Que con gran muestra y paso apresurado
Y en cuanto el claro sol sus rayos tienda Iban en igual órden , como cuento ,
Durará tu memoria entre la gente ; Cercando nuestro estrecho alojamiento.
Pues al fin se dirá que por contienda
Entraste valerosa y dignamente La gente de caballo aparejada ,
Sobre las riendas la enemiga espera ;
En campo con el gran Caupolicano
Mas antes que llegase , anticipada
Persona por persona y mano á mano.
Se arroja por una áspera ladera ,
Esto es á lo que vengo , y así pido Y al escuadron siniestro encaminada ,
Te resuelvas en breve á tu albedrío , Le acomete furiosa , de manera
Si quieres por el término ofrecido Que un terrapleno y muro poderoso
Rehusar ó acetar el desafío , [cido , No resistiera el impetu furioso.
Que , aunque el peligro es grande y cono
De tu altiveza y ánimo confio Pero Caupolican , que gobernando
Que al fin satisfarás con osadía Iba aquel escuadron algo delante ,
A tu estimado honor y al que me envia. El paso hasta su gente retirando ,
Hizo calar las picas á un instante :
Don García le responde : Soy contento Donde , los piés y brazos afirmando ,
De acetar el combate , y le aseguro En las agudas puntas de diamante
Que al plazo puesto y señalado asiento Reciben el furor y encuentro estraño ,
Podrá á su voluntad venir seguro. Haciendo en los primeros mucho daño .
El indio , que escuchando estaba atento ,
Unos , sin alas , con ligero vuelo
Muy alegre le dijo : Yo te juro
Desocupan atónitos las sillas ;
Que esta osada respuesta eternamente
Otros , vueltas las plantas hacia el cielo ,
Te dejará famoso entre la gente.
Imprimen en la tierra las costillas ;
Con esto , sin pasar mas adelante Y los que no probaron allí el suelo
Las espaldas volvió y tomó la via , Por apretar mas recio las rodillas ,
Mostrando por su término arrogante Aunque mas se mostraron esforzados ,
En la poca opinion que nos tenia. Quedaron del encuentro maltratados.
Algunos hubo allí que en el semblante
De sus golpes los nuestros no faltaron ,
Juzgaron ser mañosa y doble espía ,
Que iba á reconocer con este tiento Que todos sin errar fueron derechos ;
Cuales , de banda á banda atravesaron ;
La gente y pertrechado alojamiento . Cuales , atropellaron con los pechos :
Venida , pues , la noche , los soldados Todos en un instante se mezclaron ,
En órden de batalla nos pusimos , Viniendo á las espadas mas estrechos
Y á las derechas picas arrimados , Con tal priesa y rumor que parecia
Contando las estrellas estuvimos , La espantosa vulcánea herrería.
Del sueño y graves armas fatigados ,
El bravo general Caupolicano ,
Aunque crédito entero nunca dimos
Al indio , por pensar que solo vino Rota la pica de la maza afierra ,
A tomar lengua y descubrir camino. Y á la derecha y á la izquierda mano
Hiere , destroza , mata y echa á tierra :
Ya la espaciosa noche declinando Hallándose muy junto á Berzocano
Trastornaba al ocaso sus estrellas , Los dientes y el furioso puño cierra ,
Y la Aurora al oriente despuntando Descargándole encima tal puñada ,
Deslustraba la luz de todas ellas : Que le abolló en los cascos la celada.
148 LA ARAUCANA .
Tras este , otro derriba y otro máta , Vlenen en un momento á las espadas ,
Que fué por su desdicha el mas vecino ; Y aun otros , mas coléricos , á brazos ,
Abre , destroza , rompe y desbarata , Dándose con las dagas y puñales
Haciendo llano el áspero camino : Heridas penetrables y mortales.
Y al yanacona Tambo así arrebata
El fiero Tucapel habiendo hecho
Que, como halcon al pollo ó palomino ,
Sin poderle valer los mas cercanos , Su encuentro en lleno y muertoun buen sol
Le ahoga y despedaza entre las manos. Poco del diestro golpe satisfecho , [ dado,
Le arrebató un estoque acicalado ,
Bernal y Leucoton , que deseando Con el cual barrenó á Guillermo el pecho 1
Andaban de encontrarse en esta danza , Y de un reves y tajo arrebatado
Se acometen furiosos , descargando Arrojó dos cabezas con celadas
Los brazos con igual ira y pujanza ; Muy lejos de sus troncos apartadas.
Y las altas cabezas inclinando ,
A su pesar usaron de crianza Mata de un golpe á Torbo fácilmente ,
Hincando á un tiempo entrambos las rodillas Y dió á Juan Yanaruna tal herida
Con un batir de dientes y ternillas. Que la armada cabeza por la frenté
Cayó sobre los hombros dividida.
Mas cada cual de presto se endereza , Revuelve de estocada diestramente
Comenzando un combate fiero y crudo ; Y al robusto Picol quitó la vida ;
Ya tiran á los piés , ya á la cabeza , Pero en esta sazon inadvertido
Ya abollan la celada , ya el escudo. De mas de diez espadas fué herido.
Así , pues , anduvieron una pieza ;
Mas pasar adelante esto no pudo , [ron Carga sobre él de presto mucha gente ,
Que un gran tropel de gentes que embistie Al rumor del estrago que sonaba ,
Y cercándole en torno reciamente
Por fuerza á su pesar los despartieron .
En confuso monton le fatigaba :
Don Miguel y don Pedro de Avendaño , Mas él con gran desden y altiva frente
Rodrigo de Quiroga , Aguirro , Aranda , De tal manera el brazo rodeaba ,
Cortés y Juan Jufré con riesgo estraño Que á muchos con castigo y escarmiento
Sustentan todo el peso de su banda : Les reprimió el furor y atrevimiento.
Tambien hacen efecto y mucho daño
Reinoso , Peña , Córdoba , Miranda , Tanto en mas ira y mas furor se enciende
Monguía , Lasarte , Castañeda , Ulloa , Cuanto el trabajo y el peligro crece ;
Martin Ruiz , y Juan Lopez de Gamboa. Que allí la gloria y el honor pretende
Donde mayor dificultad se ofrece :
Pues don Luis de Toledo peleando , Lo mas dudoso y de mas riesgo emprende,
Carranza , Aguayo , Zúñiga , y Castillo Y poco lo posible le parece ,
Resisten el furor del indio bando , Que el pecho grande y ánimo invencible
Con Diego Cano , Perez , y Morcillo : Le allana y facilita lo posible.
Los primos Alvarados Juan y Hernando ,
Pedro de Olmos , Paredes , y Carrillo El último escuadron y mas copioso ,
Derriban á sus piés gallardamente , Su derrota y designio prosiguiendo ,
Aunque á costa de sangre , mucha gente. Con paso , aunque ordenado , presuroso,
Por la tendida loma iba subiendo :
El escuadron de en medio viendo asida Y en el dispuesto llano y espacioso ,
Por el cuerno derecho la contienda , Nuestro escuadron del todo descubriendo ,
Acelerando el tiempo y la corrida , Se detuvo algun tanto astutamente
Acude á socorrer con furia horrenda : Reconociendo el sitio y nuestra gente.
Mas nuestra gente en tercios repartida
Le sale á recibir á toda rienda , Delante desta escuadra , pues , venia
Y del terrible estruendo y fiero encuentro El mozo Galvarin sargenteando ,
La tierra se apretó contra su centro. Que sus troncados brazos descubria ,
Las llagas aun sangrientas amostrando.
Hubo muchas caidas señaladas , De un canto al otro apriesa discurria ,
Grandes golpes de mazas y picazos : El daño general representando ,
Lanzas , gorguces y armas enastadas Encendiendo en furor los corazones
Volaron hasta el cielo en mil pedazos : Con muestras eficaces y razones ,
1
CANTO XXVI.
En este canto se trata el fin de la batalla y retirada de los araucanos : la obstinacion y pertinacia
de Galvarino , y su muerte. Asimismo se pinta el jardin y estancia del mago Fiton.
CANTO XXVII . ་
En este canto so pone la descripcion de muchas provincias , montes , ciudades famosas por natura
y por guerras . Cuéntase tambien como los españoles levantaron un fuerte en el valle de Tucapel ;
y como don Alonso de Ercilla halló á la hermosa Glaura.
CANTO XXVIII .
Cuenta Glaura sus desdichas y la causa de su venida. Asaltan los araucanos á los españoles en
la quebrada de Puren pasa entre ellos una recia batalla : saquean los enemigos el bagaje :
retfranse alegres aunque desbaratados.
QUIEN tiene libre y sosegada vida Era mochacha grande , bien formada ,
Le conviene vivir mas recatado , De frente alegre y ojos estremados ,
Que siempre es peligrosa la caïda Nariz perfeta , boca colorada ,
Del que está del peligro descuidado ; Los dientes en coral fino engastados ;
Y vemos muchas veces convertida Espaciosa de pecho y relevada ,
La alegre suerte en miserable estado , Hermosas manos , brazos bien sacados ,
En dura sujecion las libertades , Acrecentando mas su hermosura
Y tras prosperidad adversidades. De un natural donaire y apostura.
Es fortuna tan varia , es tan incierta , Yo , queriendo saber á qué venia
Ya que se muestra alguna vez amiga , Sola por aquel bosque y aspereza ,
Que no ha llamado el bien á nuestra puerta, Con mas seguridad que prometia
Cuando el mal dentro en casa nos fatiga ; Su bello rostro y rara gentileza
Y pues sabemos va por cosa cierta La aseguré del miedo que traia ,
Que nunca hay bien á quien un mal no siga, La cual dando un sospiro , que á terneza
Roguemos que no venga ; y si viniere , Al mas rebelde corazon moviera ,
Que sea pequeño el mal que le siguiere. Comenzó su razon en tal manera :
Que yo, de acuchillado en esto , siento No sé si ya me queje desdichada ,
Que es de temer en parte la ventura ; O agradezca á los hados y á mi suerte ,
El tiempo alegre pasa en un momento , Que me abren puerta y que me dan entrada
Y el triste hasta la muerte siempre dura : Para que pueda recebir la muerte ;
Y porque viene bien á nuestro cuento , Pero si ya la historia desastrada
A la bárbara oid , que en la espesura Quieres saber y mi dolor tan fuerte ,
Alcancé , como os dije , que en su traje Que aun le agravia mi poco sentimiento ,
Mostraba ser persona de linaje. Te ruego que al proceso estes atento,
11.
162 LA ARAUCANA .
Mi nombre es Glaura , en fuerte hora naci Yo , la ocasion dañosa desviando
Hija del buen cacique Quilacura , [ da , Con gravedad y términos honestos ,
De la sangre de Friso esclarecida , Que es lo que mas refrena la osadía ,
Rica de hacienda , pobre de ventura ; Sus erradas quimeras deshacia.
Respetada de muchos y servida
Estando sola en mi aposento un dia ,
Por mi linaje y vana hermosura ;
Temerosa de algun atrevimiento ,
Mas¡ay de mi ! cuánto mejor me fuera Ante mi de rodillas se ponia
Ser una simple y pobre ganadera .
Con grande turbacion y desatiento ,
En casa de mi padre á mi contento Diciéndome temblando : ¡ 0 Glaura mia!
Como única heredera yo vivia , Ya no basta razon ni sufrimiento ,
Que su felicidad y pensamiento Ni de fuerza una mínima me queda
En solo darme gusto lo ponia : Que á la del fuerte amor resistir pueda.
Mi voluntad en todo y mandamiento
Como inviolable ley se obedecia , Tú , señora , sabrás que el dia primero
No habiendo de contento y gusto cosa De mi felice y próspera venida
Que fuese para mi dificultosa ; Me trujo amor al término postrero
Desta penosa y desdichada vida ;
Mas presto el envidioso amor tirano , Mas ya que por tu amor y causa muero >
Turbador del sosiego , adredemente Quiero saber si dello eres servida ,
Trujo á mi tierra y casa á Fresolano , Porque siéndolo tú , no sé yo cosa
Mozo de fuerzas y ánimo valiente , Que pueda para mí ser tan dichosa.
De mi infelice padre primo hermano , Viéndole , al parecer, determinado
Y mucho mas amigo que pariente ,
A quien la voluntad tenia rendida , A cualquiera violencia y desacato ,
Disimuladamente por un lado
No habiendo entre los dos cosa partida.
Sali dél , sin mostrar algun recato
Mi padre , como amigo aficionado , Diciéndole de lejos : ¡ O malvado ,
Que yo le regalase me mandaba ; Incestuoso , desleal , ingrato ,
Y asi yo con llaneza y gran cuidado Corrompedor de la amistad jurada ,
Por hacerle placer lo procuraba : Y ley de parentesco conservada ! ...
Mas él luego , el propósito estragado ,
Cuya, fidelidad ya vacilaba , Iba estas y otras cosas yo diciendo
Corrompió la amistad , salió de tino , Que el repentino enojo me mostraba ,
Echando por ilícito camino. Cuando con priesa súbita y estruendo
Un cristiano escuadron nos salteaba ,
O fué el trato que tuvo alli conmigo , Que en cerrado tropel arremetiendo ,
O, por mejor decir, mi desventura , Nuestra alta casa en torno rodeaba ,
Que esta seria mas cierto , como digo , Saltando Fresolano en mi presencia
Que no la mal juzgada hermosura , A la debida y justa resistencia.
Que ingrato al hospedaje del amigo ,
Del deudo y deuda haciendo poca cura ? Diciendo : ¡ O fiera tigre endurecida ,
Me comenzó de amar y buscar medio Inhumana y cruel con los humanos !
De dar á su cuidado algun remedio. Vuelve , acaba de ser tú la homicida ,
No dejes que hacer á los cristianos :
Visto yo que por muestras y rodeo Vuelve , verás que acabo aquí la vida ,
Muchas veces su pena descubria , Pues no puedo á las tuyas , á sus manos ;
Conocí que su intento y mal deseo Que aunque no sea la muerte tan honrosa ,
De los honestos limites salia. A lo menos será la mas piadosa.
Mas ¡ay! que en lo que yo padezco veo
Así furioso sin mirar en nada
Lo que el misero entonces padecia ;
Que á término he llegado al pié del palo Se arroja en medio de la armada gente ,
Que aun no puedo decir mal de lo malo. Donde luego una bala arrebatada
Le atravesó el desnudo pecho ardiente :
Hallábale mil veces suspirando Cayó , ya la color y voz turbada
En mí los engañados ojos puestos ; Diciendo : Glaura ! Glaura ! últimamente
Otras andaba tímido tentando Recibe allá mi espíritu , cansado
Entrada á sus osados presupuestos . De dar vida á este cuerpo desdichado.
CANTO VIGÉSIMOOCTAVO. 163
Llegó mi padre en esto al gran ruïdo ; Hízose atrás dos pasos diestramente ,
Solo armado de esfuerzo y confianza ; Y al otro la segunda flecha envia
Mas luego en el costado fué herido Con brújula tan cierta y diestro tino ,
De una furiosa y atrevida lanza : Que al bruto corazon halló el camino.
Cayó el cuerpo mortal descolorido ;
Y vista mi fortuna y mal andanza , Cayó muerto , y el otro mal herido
Por el postigo de una falsa puerta Cerró con él furioso y emperrado ;
Sali , á mi parecer , mas que ellos muerta. Mas Cariolan , valiente y prevenido ,
En la arte de la lucha ejercitado ,
Acá y allá turbada , al fin por una Aunque el negro era grande y muyfornido,
Montaña comencé luego à emboscarme , De su destreza y fuerzas ayudado ,
Dejándome llevar de mi fortuna , Alzándole en los brazos hacia el cielo
Que siempre me ha guiado á despeñarme. Le trabucó de espaldas en el suelo ,
Así que , ya sin tino y senda alguna Y sacando una daga acicalada ,
Procuraba¡ cuitada ! de alejarme ;
Que con el gran temor me parecia Queriendo á hierro rematar la cuenta ,
Que yendo á mas correr no me movia. Por el desnudo vientre y por la ijada
Tres veces la metió y sacó sangrienta ;
Mas como suele acontecer contino Huyó por allí la alma acelerada ,
Que , huyendo el peligro y mal presente , Y libre Cariolan de aquella afrenta
Se suele ir á parar en un camino Se vino para mí con gran crianza
Que nos coge y anega la creciente , Pidiéndome perdon de la tardanza .
Así á mí¡ desdichada ! pues me avino
· Que , por salvar la vida impertinente , Supo decir allí tantas razones •
Haciendo Amor conmigo así el oficio ,
De un mal en otro mal , de lance en lance
Vine á mayor peligro y mayor trance. Que medrosa de andar en opiniones ,
Que es ya dolencia de honra y ruin indicio,
Iba , pues , siempre ¡ mísera ! corriendo Por evitar, al fin , mormuraciones ,
Por espinas , por zarzas , por abrojos , Y no mostrarme ingrata al beneficio
Aquí y allí , y acá y allá volviendo En tal sazon y tiempo recibido ,
A cada paso los atentos ojos , Le tomé por mi guarda y mi marido ;
Cuando por unos árboles saliendo
Y temiendo que gente acudiria ,
Ví dos negros cargados de despojos ,
Que luego en el instante que me vieron Por el espeso bosque nos metimos ,
Donde , sin rastro ni señal de via ,
A la mísera presa arremetieron .
Un gran rato perdidos anduvimos ;
Fui dellos prestamente despojada Pero , señor , al declinar del dia ,
De todo cuanto allí venia vestida , A la ribera de Lauquén salimos ,
Aunque yo ¡ triste ! no estimaba en nada Por do venia una escuadra de cristianos
El perder los vestidos y la vida : Con diez indios , atrás presas las manos.
Pero el honor y castidad preciada
Estuvo á punto ya de ser perdida ; Descubriéronnos súbito en saliendo ,
Mas mis voces y quejas fueron tantas Que en todo, al fin, nos perseguia la suerte,
Que á lástima y piedad movia las plantas. Sobre nosotros de tropel corriendo ,
Aguarda ! aguarda ! ten ! gritando fuerte ;
Usó el cielo conmigo de clemencia Pero mi nuevo poso alli , temiendo
Guiando á Cariolan á mis clamores , Mucho mas mi deshonra que su muerte ,
Que visto el acto inorme y la insolencia Me rogó que en el bosque me escondiese ,
De aquellos enemigos violadores , Mientras que él con morir los detuviese.
Corrió con provechosa diligencia
Diciendo : Perros , bárbaros , traidores , Luego el temor, á trastornar bastante
Dejad , dejad al punto la doncella , Una flaca mujer inadvertida ,
Sino la vida dejaréis con ella. Me persuadió , poniéndome delante
La horrenda muerte y la estimada vida :
Fueron sobre él los dos en continente ; Así , cobarde , timida , inconstante ,
Mas él , flechando el arco que traia , A los primeros impetus rendida ,
Al mas adelantado y diligente Me entré , viéndolos cerca , á toda priesa
La flecha basta las plumas le escondia : Por lo mas agrio de la selva espesa ,
164 LA ARAUCANA .
Y en lo hueco de un tronco , que tejido Me dispuse á venir cubiertamente ,
De zarzas y maleza en torno estaba , Pensando que entre tantos disfrazada
Me escondi sin aliento ni sentido , Alguna nueva ó rastro hallaria
Que aun apenas de miedo resollaba, Deste que la Fortuna me desvia.
De donde escuché luego un gran ruïdo ,
Que el bosque cerca y lejos atronaba , ¿Qué remedio me queda ya captiva ,
De espadas , lanzas y tropel de gente , Sujeta al mando y voluntad ajena ,
Como que combatiesen fuertemente. Que , para que mayor pena reciba ,
Aun la muerte no viene, porque es buena?
Fué poco a poco , al parecer, cesando Pero aunque el cielo cruel quiera que viva,
Aquel rumor y grita que se oia , Al fin me ha de acabar ya tanta pena ; [le,
Cuando la obligacion ya calentando Bien que el estado en que me toma es fuer
La sangre que el temor helado habia , Mas nadie escoje el tiempo de su muerte.
Revolví sobre mi , considerando
La maldad y traicion que cometia Así la bella jóven lastimada
En no correr con mi marido á una Iba sus desventuras recontando ,
Un peligro , una muerte , una fortuna. Cuando una gruesa bárbara emboscada
Que estaba á los dos lados aguardando ,
Sali de aquel lugar, que à Dios pluguiera Alzó al cielo una súbita algarada
Que en él quedára viva sepultada , Las salidas y pasos ocupando ,
Corriendo con presteza á la ribera Creciendo indios así que parecian
A donde le dejé , desatinada : Que de las yerbas bárbaros nacian.
Mas cuando no vi rastro ni manera
De le poder hallar, sola y cuitada , Llegó al instante un yanacona mio ,
Podrás ver qué sentí ; pues era cierto Ganado no habia un mes en buena guerra,
Que no pudo escapar de preso ó muerto. Diciéndome : Señor , échate al rio ,
Que yo te salvaré que sé la tierra ,
Solté ya sin temor la voz en vano , Que pensar resistir es desvario
Llamando al sordo cielo injusto y crudo ; A la gente que cala de la sierra :
Preguntaba : ¿ dó está mi Cariolano ? Bien puedes ¡ o señor ! de mi fiarte ,
Y todo al responder lo hallaba mudo. Que me verás morir por escaparte.
Ya entraba en la espesura , ya á lo llano
Salia corriendo , que el dolor agudo , Yo , que al mancebo el rostro revolvia
En mis entrañas siempre mas furioso , A agradecer la oferta y buen deseo ,
No me daba momento de reposo. Vi á Glaura que sin tiento arremetia
Diciendo: O justo Dios ! ¿ qué es lo que veo?
No te quiero cansar ni lastimarme ¿ Eres mi dulce esposo ? ¡ ay vida mia !
En decirte las bascas que sentia : En mis brazos te tengo y no lo creo ; [ ta?
No sabiendo qué hacer ni aconsejarme , ¿Qué es esto , estoy soñando ó estoy despier
Frenética y furiosa discurria : ¡ Ay! que tan grande bien no es cosa cierta.
Muchas veces propuse de matarme ,
Mas por torpeza y gran maldad tenia Yo atónito de tal acaecimiento ,
Que aquel dolor en mi tan poco obrase Alegre tanto dél como admirado ,
Que á quitarme la vida no bastase. Visto de Glaura el misero lamento
En felice suceso rematado ,
En tanta pena y confusion envuelta , No habiendo allí lugar de complimiento ;
De contrarios y dudas combatida , Por ser revuelto el tiempo y limitado ,
Al cabo ya de le buscar resuelta , Dije Amigos, adios ; y lo que puedo ,
Pues no daba el dolor fin á mi vida , Que es daros libertad , yo os la concedo.
Hácia el campo español he dado vuelta , Sin otro ofrecimiento ni promesa
De noche y desde lejos escondida ,
Piqué al caballo , que salió ligero.
Por el honor, que mal me le asegura Pero aunque mas los indios me den priesa,
Mi poca edad y mucha desventura.
Quiero, señor, que aquí sepais primero
Y teniendo noticia que esta gente Como á la entrada de la selva espesa
Era la vuelta de Cauten pasada , Cariolan vino á ser mi prisionero ,
Tambien que habia de ser forzosamente Cuando medrosa de perder la vida
Por este paso estrecho la tornada , En el tronco quedó Glaura escondida .
CANTO VIGÉSIMOOCTAVO. 165
Sabed , sacro señor , que yo venia Esto dicho, la daga arrojó luego
Con algunos amigos y soldados , Doméstico el que indómito habia sido ,
Despues de haber andado todo el dia Quedando desde alli siempre conmigo ,
En busca de enemigos desmandados ; No en figura de siervo , mas de amigo.
Mas ya que á nuestro asiento me volvia
Con diez prisiones bárbaros atados , Ya el ejercicio y belicoso estruendo
A la entrada de un monte y fin de un llano De las armas y voces resonaban ;
Descubrimos muy cerca á Cariolano. Unos van en monton alla corriendo ,
Otros acá socorro demandaban .
Corrió luego sobre él toda la gente , Era la senda estrecha , y no pudiendo
Pensando que alas le prestára el miedo ; Ir atrás ni adelante , reparaban
Pero con gran desprecio y alta frente , Que el bagaje , la chusma y el ganado
Apercibiendo el arco , estuvo quedo : Tenia impedido el paso y ocupado.
Llegando , pues , à tiro , diestramente Es el camino de Puren derecho
Hirió á Francisco Osorio y Acebedo ,
desenvuelto Hácia la entrada paso del estado ;
Arrancando una daga ,
Despues va en forma oblica largo trecho
El largo manto al brazo ya revuelto.
De dos ásperos cerros apretado ;
Tanta fué la destreza , tanta el arte Y vienen á ceñirle en tanto estrecho
Del temerario bárbaro araucano , Que apenas pueden ir dos lado á lado ,
Que no fué el gran tropel de gente parte Haciendo aun mas angosta aquella via
A que dejase un solo paso el llano ; Un arroyo que lleva en compañía .
Que , saltando de aquella y desta parte ;
Todos los golpes hizo dar en vano , Así á trechos en partes del camino
Unos hurtando el cuerpo desmentidos , Revueltos unos y otros voceando
Andaban en confuso remolino
Otros del manto y daga rebatidos.
La tempestad de tiros reparando.
Yo, que ver tal batalla no quisiera , No basta de la pasta el temple fino ;
Al animoso mozo aficionado , Grebas , petos , celadas abollando
En medio me lancé diciendo : Afuera, La furia que zumbaba á la redonda
Caballeros , afuera, hacéos á un lado , De galga , lanza , dardo , flecha y honda.
Que no es bien que el valiente mozo muera,
Antes merece ser remunerado ; Unos al suelo van descalabrados
Y darle asi la muerte ya seria Sin poder en las sillas sostenerse ;
No esfuerzo ni valor, mas villania. Otros , cual rana ó sapo , aporreados
No pueden aunque quieren removerse ;
Todos se detuvieron conociendo Otros á gatas , otros derrengados ,
Cuán mal el acto infame les estaba ; Arrastrando procuran acogerse
Solo el indio no cesa , pareciendo A algun reparo ó hueco de la senda ,
Que de alargar la vida le pesaba : Que de aquel torbellino los defienda ;
Al fin , la daga y paso recogiendo ,
Pues ya la cortesia le obligaba , Que en este paso estrecho el enemigo ,
Vuelto hacia mi me dijo : ¿ Qué te importa La gente y municion por órden puesta ,
Que sea mi vida larga ó que sea corta? Tenia á nuestros soldados , como digo ,
De ventaja las piedras y la cuesta ,
Pero de mi será reconocida Donde puedo afirmar como testigo
La obra pia y voluntad humana , Que era la lluvia tan espesa y presta
Pia por la intencion , pero entendida , De las piedras , que cierto parecia
Puede decirse impía é inhumana ; Que el cerro á bajo en piezas se venia.
Que á quien ha de vivir mísera vida
No le puede estar mal muerte temprana : Como cuando se ve el airado cielo
Así que, en no matarme, como digo , De espesas nubes lóbregas cerrado
Cruel misericordia usas conmigo. Querer hundir y arruinar el suelo ,
De rayos , piedra y tempestad cargado ;
Mas , porque no me digan que ya niego Las aves mata en medio de su vuelo ,
6 Haber de ti la vida recebido , La gente , bestias , fieras y ganado
Me pongo en tu poder, y así me entrego Buscan corriendo , acá y allá perdidas ,
A mi fortuna misera rendido. Los reparos , defensas y guaridas ;
166 LA ARAUCANA .
Así los españoles constreñidos Y aunque el fragoso cerro era derecho ,
De aquel granizo y tempestad furiosa , Por la tendida y áspera cuchilla
Buscan por todas partes mal heridos Llegamos á la cumbre deseada ,
Algun árbol ó peña cavernosa , De breña espesa y árboles poblada.
Do reparados algo y defendidos ,
Con la virtud antigua generosa , Saltamos á pié todos al momento ,
Cobrando nuevo esfuerzo y esperanza , Que ya allí los caballos no prestaban ,
A la victoria aspiran y venganza ; Que llenos de sudor, faltos de aliento ,
No pudiendo moverse , ijadeaban :
Y desde allí con la presteza usada , Donde sin dilacion ni impedimento ,
Las apuntadas miras asestando , Al lado que los indios mas cargaban ,
Les comienzan á dar una rociada , En un derecho y gran derrumbadero
Muchos en poco tiempo derribando. Nos pusimos á vista y caballero ,
Ya por la áspera cuesta derrumbada
Dándoles una carga de repente
Venian cuerpos y peñas volteando
Con un furor terrible y tan estraño De arcabuces y piedras , que os prometo
Que muertos aun hacian notable daño . Que aunque llevó de golpe mucha gente,
Hizo el súbito miedo mas efeto :
Así andaba la cosa , y entre tanto Y así , remolinando torpemente ,
Que en esta estrecha plaza peleaban , Les pareció , segun el grande aprieto ,
Con no menor revuelta al otro canto Moverse en contra dellos cielo y tierra ,
Donde mayores voces resonaban Viendo por alto y bajo tanta guerra.
Se habian los indios desmandado tanto
Luego con animosa confianza
Que ya el bagaje y cargas saqueaban ,
Haciendo grande riza y sacrificio En nuestra ayuda algunos arribaron ,
En la gente de guarda y de servicio. Que deseosos de áspera venganza ,
El daño y miedo en ellos aumentaron
Quien con carne , con pan , fruta ó pescado Tanto que ya , perdida la esperanza ,
Sube ligeramente á la alta cumbre ; A retirarse algunos comenzaron ,
Quien de petaca ó de fardel cargado Poniendo prestos piés en la huidą ,
Corre sin embarazo y pesadumbre ; Remedio de escapar la ropa y vida.
De alto y bajo , de uno y otro lado ,
Al saco acude allí la muchedumbre , Cual por aquella parte , cual por esta ,
Cual banda de palomas en verano Cargado de fardel ó saco , guia ;
Suele acudir al derramado grano . Cual por lo mas espeso de la cuesta
Arrastrando el ganado se metia :
Viéndonos ya vencidos sin remedio Cual con hambre y codicia deshonesta ,
Por la gran multitud que concurria , Por solo llevar mas se detenia ,
Procuré de tentar el postrer medio Costando á mas de diez allí la vida
Que en nuestra vida y salvacion habia : La carga y la codicia desmedida.
Y así , rompiendo súbito por medio
De la revuelta y empachada via , Así la fiesta se acabó , quedando
Llegué do estaban hasta diez soldados Saqueados en parte y vencedores ,
En un hueco del monte arrinconados , La victoria y honor solemnizando
Con trompetas , clarines y atambores ,
Diciéndoles el punto en que la guerra Al rumor de las cuales caminando ,
Andaba de ambas partes tan reñida Con buena guardia y diestros corredores ,
Que , ganada la cumbre de la sierra , Llegamos al real todos heridos ,
La victoria era nuestra conocida ; Donde fuimos con salvas recebidos.
Porque toda la gente de la tierra
Andaba ya en el saco embebecida , Los bárbaros á un tiempo retirados
Y solo en ver así ganado el alto Por un áspero risco y monte espeso
Los bastaba á vencer el sobresalto. Se fueron á gran paso , consolados
Con el sabroso robo , del suceso ,
Luego , resueltos á morir de hecho , Y á donde estaba el general llegados ,
Todos los once juntos de cuadrilla Que , sabido el desórden y el esceso
Los caballos echamos al repecho , Que rindió la victoria al enemigo ,
Cada cual soliviado alto en la silla : Hizo de algunos ejemplar castigo. 1
CANTO VIGÉSIMONONO . 167
Y habiendo en Talcamávida juntado * Donde , despues de haber alli tratado
Del destrozado campo el remanente , De lo mas importante y conveniente ,
A consultar las cosas del estado Les dijo libremente todo cuanto
Llamó á la principal y digna gente ; Podrá ver quien leyerc el otro canto.
CANTO XXIX .
Entran los araucanos en nuevo consejo : tratan de quemar sus haciendas. Pide Tucapel que
se cumpla el campo que tiene aplazado con Rengo : combaten los dos en estacado brava y
animosamente.
Entrar, pues , en el número merece Oido allí por los caciques esto ,
Esta araucana gente que , con tanta Muchos suspensos sin hablar quedaron ,
Muestra de su valor y ánimo , ofrece Y algunos dellos con turbado gesto ,
Por la patria al cuchillo la garganta ; Enarcando las cejas , se miraron ;
Y en el firme propósito parece Pero rompiendo aquel silencio puesto
Que ni rigor de hado y toda cuanta Sobre ello un rato dieron y tomaron
Fuerza pone en sus golpes la Fortuna Hallando en su favor tantas razones
En los ánimos hace mella alguna : Que se llevó tras sí las opiniones.
Que habiendo en solos tres meses perdido Así el valiente Ongolmo , no esperando
Cuatro grandes batallas de importancia , Que otro en tal ocasion le precediese ,
No con ánimo triste ni abatido , Aprueba á voces la demanda , instando
Mas con valor grandísimo y constancia , En que por obra luego se pusiese .
Estaban , como atrás habeis oido , Siguió este parecer Purén , jurando
En consejo de guerra haciendo instancia De no entrar en poblado hasta que viese
En darnos otro asalto ; mas la mano Sin medio ni concierto , á fuerza pura ,
Tomó diciendo así Caupolicano : Su patria en libertad y paz segura .
Conviene ¡o gran senado religioso ! Lincoya y Caniomangue , pues , no fueron
Que vencer o morir determinemos , En jurar el decreto perezosos ,
Y en solo nuestro brazo valeroso Que aun mas de lo posible prometieron ,
Como último remedio confiemos : Segun eran gallardos y animosos.
Las casas , ropa y mueble infrutuoso Tambien Rengo y Gualemo se ofrecieron ,
Que al descanso nos llaman abrasemos , Y los demas caciques orgullosos ,
Que habiendo de morir todo nos sobra , Talcaguan , Lemolemo y Orompello ;
Y todo con vencer despues se cobra. Hasta el buen Colocolo vino en ello.
Joy
ISAVYA
+ 168 LA ARAUCANA .
Resueltos , pues , en esto , y decretado Y así se me escapó mañosamente ,
Segun que aquí lo habemos referido , Que fué puro temor y no otra cosa ;
Tucapelo , que á todo habia callado Pues si ambicion de gloria le moviera ,
Con gran sosiego y con atento oido , De mi brazo la muerte pretendiera.
Despues del alboroto sosegado
Y aquel arduo negocio definido , Tambien Rengo , de industria , cauteloso ,
Puesto en pié levantó la voz ardiente , Anda en los enemigos muy metido
Que jamas hablar pudo blandamente , Buscando algun estorbo ó modo honroso
Que le escuse cumplir lo prometido ;
Diciendo : Capitanes , yo el primero Y debajo de muestra de animoso
En lo que el general propone vengo Procura de quedar manco ó tullido ,
Por parecerme justo ; y así quiero Y para combatir no habilitado ,
Que se abrase y asuele cuanto tengo : Glorioso con me haber desafiado.
En lo demas , al brazo me refiero ,
Así hablaba el bárbaro arrogante ,
Que si un mes en su fuerza lo sostengo ,
Pienso escoger despues á mi contento Cuando el airado Rengo echando fuego,
ΕἸ1 mayor y mejor repartimiento. Sin guardar atencion se hizo adelante ,
Diciendo : La batalla quiero luego ,
Y si algun miserable no concede Que ni tu muestra y fanfarron semblante
Lo que tan justamente le es pedido , Me puede á mí causar desasosiego ;
Por enemigo de la patria quede , Las armas lo dirán , y no razones
Y del militar hábito escluido ; Que son de jactanciosos baladrones.
Que ya por nuestra parte no se puede
Venir á ningun medio ni partido , Arremetiera Tucapel , si en esto
Sin dejar de perder, pues la contienda Caupolican , que á tiempo se previno ,
Es sobre nuestra libertad y hacienda . Con presta diligencia en medio puesto ,
La voz no le atajára y el camino :
Así que , yo tambien determinado Y con severa muestra y grave gesto ,
De seguir vuestros votos y opiniones , Reprehendiendo el loco desatino ,
Aunque parece en tiempo tan turbado Por rematar entre ellos la porfia
Que muevo nuevas causas y cuestiones , Concedió á Tucapel lo que pedia .
Del natural honor estimulado ,
Y por otras legitimas razones , Pues el campo y el plazo señalado ,
No puedo ya dejar por ningun arte Que fué para de aquel en cuatro dias ,
De echar del todo un gran negocio á parte. Nacieron en el pueblo alborozado
Sobre el dudoso fin muchas porfias :
Ya tendreis en memoria el desafio Quien apostaba ropa , quien ganado ,
Que Rengo y yo tenemos aplazado ; Quien tierras de labor, quien granjerías ;
Asimismo el que tuve con su tio , Algunos , que ganar no deseaban ,
Que quiso mas morir desesperado : Las usadas mujeres apostaban .
Viendo el gran deshonor y agravio mio ,
Y cuanto á mi pesar se ha dilatado , Cercaron una plaza de tablones
Quiero , sin esperar á mas rodeo , En un esento y descubierto llano
Donde los dos indómitos varones
Cumplir la obligacion y mi deseo ;
Armados combatiesen mano á mano ,
Que asaz gloria y honor Rengo ha ganado Publicando en pregon las condiciones
Entre todas las gentes , pues se trata Por el estilo y término araucano ,
Que conmigo ha de entrar en estacado , Para que á todos manifiesto fuese ,
Y así vanaglorioso lo dilata : Y ninguno ignorancia pretendiese .
Mas yo , de tanta dilacion cansado ,
Pues que cada ocasion lo desbarata , Llegado el plazo , al despuntar del dia
Pido que nuestro campo se fenezca , Con gran gozo de muchos esperado ,
Que no es bien que mi crédito padezca ; Luego la bulliciosa compañía
Comenzó á rodear el estacado .
Que ya Peteguelen , astutamente , Era tal el aprieto que no habia
Con aparencia de ánimo engañosa , Arbol , pared , ventana ni tejado
A morir se arrojó entre tanta gente , De donde descubrirse algo pudiese
Por parecerle muerte mas piadosa : Que cubierto de gente no estuviese.
MON
CANTO VIGÉSIMONONO. 169
El sol algo encendido y perezoso Llegó Rengo con otro apresurado ,
Apenas del oriente habia salido , Pero salió el efecto diferente ,
Cuando por una parte el animoso Que el estruendo del golpe y dolor fiero
Tucapel asomó con gran ruïdo ; Le despertó del sueño del primero.
Por otra pues , no menos orgulloso ,
Al mismo tiempo aparecer se vido Serpiente no se vió tan venenoso
El fantástico Rengo muy gallardo , Defendiendo á los hijos en su nido ,
Ambos con fiera muestra y paso tardo. Como el airado bárbaro furioso ,
Mas del honor que del dolor sentido :
Las robustas personas adornadas Así , fuera de término rabioso ,
De fuertes petos dobles relevados , De soberbia diabólica movido ,
Escarcelas , brazales y celadas , Sobre el gallardo Rengo fué en un punto ,
Hasta el empeine de los piés armados : Descargando la rabia y maza junto.
Mazas cortas de acero barreadas ,
Gruesos escudos de metal herrados , Salióle al fiero Rengo favorable
Y al lado izquierdo cada cual ceñido Aquel furor y acelerado brio ,
Un corvo y ancho alfanje guarnecido. Que la ferrada maza irreparable
El grueso estremo descargó en vacío :
Tenia , señor, la plaza á cada parte Fué el golpe , aunque furioso , tolerable
Puertas como palenque de torneo , Quitándole la fuerza el desvario ,
Por las cuales el uno y otro Marte Que á cogerle de lleno , yo creyera
Entran en ancho círculo y rodeo. Que con él el combate feneciera .
Despues que con vistoso y gentil arte
Su término acabaron y paseo , Mas , aunque fué al soslayo , el araucano
Airoso cada cual quedó á su lado Se fué un poco al través desvaneciendo ;
Al fin puso en el suelo la una mano ,
Dentro de la gran plaza y estacado.
Sostener la gran carga no pudiendo ;
Hecho por los padrinos el oficio Pero viendo el peligro no liviano ,
Cual se requiere en actos semejantes , Sobre el fuerte contrario revolviendo ,
Quitando todo escrúpulo y indicio Con su desenvoltura y maza presta
De ventaja y cautelas importantes , Le vuelve aun mas pesada la respuesta
Cesó luego el estrépito y bullicio Era cosa admirable la fiereza
En todos los atentos circunstantes ,
De los dos en valor al mundo raros 2.
Oyendo el son de la trompeta en esto ,
La providencia , el arte , la destreza ,
Que robó la color de mas de un gesto. Las entradas , heridas , y reparos ,
Luego los dos famosos combatientes , Tanto , que temo ya de mi torpeza
Que la tarda señal solo atendian , No poder por sus términos contaros
Con bizarros y airosos continentes La mas reñida y singular batalla
En paso igual á combatir movian , Que en relacion de bárbaros se halla.
Y descargando á un tiempo los valientes
Así el fiero combate igual andaba ,
Brazos , de tales golpes se herian ,
Y el golpear de un lado y de otro espeso ,
Que estuvo cada cual por una pieza
Sobre el pecho inclinada la cabeza. Que el mas templado golpe no dejaba
De magullar la carne ó romper hueso.
Redoblan los segundos de manera El aire cerca y lejos retumbaba
Que , aunque fueron pesados los primeros , Lleno de estruendo y de un aliento grueso ,
Si tal reparo y prevencion no hubiera , Que era tanto el rumor y batería
No llegára el combate á los terceros. Que un ejército grande parecia.
¿Quién por estilo igual decir pudiera
furor destos bárbaros guerreros , Dió el fuerte Rengo un golpe á Tucapelo ,
Batiéndole de suerte la celada
Viendo el valor del mundo en ellos junto ,
Y la encendida cólera en su punto ? Que vió lleno de estrellas todo el suelo ,
Y la cabeza le quedó atronada ;
Fué de tal golpe Tucapel cargado Pero en sí vuelto , blasfemando al cielo ,
Sobre el escudo en medio de la frente , Con aquella pujanza aventajada ,
Que quedó por un rato embelesado , Hirió tan presto á Rengo al desviarse
Suspensos los sentidos y la mente. Que no tuvo lugar de repararse.
170 LA ARAUCANA .
Cayó el pesado golpe en descubierto , Llegados á las presas , cada uno
Cargando á Rengo tanto la cabeza Con viva fuerza y con igual destreza
Que todos le tuvieron ya por muerto , Tientan y buscan de una y de otra parte
Y estuvo adormecido una gran pieza ; El modo de vencer la industria y arte.
Mas del mismo peligro al fin despierto
La abollada celada se endereza , Así que , pecho á pecho forcejando ,
Y sobre Tucapel furioso aguija , Andaban en furioso movimiento,
Tanto los duros brazos añudando
Que la maza rompió por la manija .
Que apenas recebir pueden aliento ;
Mas , viéndole sin maza en esta guerra , Y al arte nuevas fuerzas ayuntando ,
Que en dos trozos saltó lejos quebrada , Aspira cada cual al vencimiento ,
La suya con desprecio arroja en tierra , Procurando por fuerza , como digo ,
Poniendo mano á la fornida espada. De poner en el suelo al enemigo.
En esto Tucapel otra vez cierra ,
La suya fuera en alto levantada ; [no Era , cierto , espectáculo espantoso ,
Mas Rengo hurtando el cuerpo á la una ma Verlos tan recia y duramente asidos ,
Hizo que descargase el golpe en vano. Llenos de sangre y de un sudor copioso
Los rostros y los ojos encendidos :
Llegó el cuchillo al suelo , y gran pedazo , El aliento ya grueso y presuroso ,
Aunque era duro , en él quedó enterrado , El forcejar, gemir, y los ronquidos ,
Y en este impedimento y embarazo Sin descansar un punto en todo el dia ,
Fué Tucapel herido por un lado , Ni haber ventaja alguna ó mejoría.
De suerte que el siniestro guarda brazo
Con la carne al través cayó cortado , Mas Tucapel ardiendo en viva saña ,
Y procurando segundar no pudo , Teniéndose por flojo y afrentado ,
Que vió calar el gran cuchillo agudo. Ara y revuelve toda la campaña ,
Cargando recio deste y de aquel lado.
Debajo del escudo recogido Rengo con gran destreza y cauta maña ,
Rengo el desaforado golpe espera , Recogido en su fuerza y reportado ,
El cual fué en dos pedazos dividido Su opinion y propósito sostiene
Con la cresta de acero y la mollera : Y en igual esperanza se mantiene .
El bárbaro quedó desvanecido ,
Y por poco en el suelo se tendiera ; Viendo , pues , al contrario algo metido ,
Mas el esfuerzo raro y ardimiento Le quiso rebatir el pié derecho ;
Venció al grave dolor y desatiento. Mas Tucapel , á tiempo recogido ,
Lo suspende de tierra sobre el pecho ,
No por esto medroso se retira , Y entre los duros músculos ceñido
Antes hacer cruda venganza piensa , Le estremece , sacude y tiene estrecho ,
Y así lleno de rabia , ardiendo en ira, Tanto que con el recio apretamiento
Acrecentada por la nueva ofensa , No le deja tomar tierra ni aliento.
Furioso de revés un golpe tira
Con la estrema pujanza y fuerza inmensa , En esto , pues , creyendo fácilmente
Que á no topar tan fuerte la armadura De aquella suerte rematar la guerra ,
Le dividiera en dos por la cintura. Rengo , que era diestrísimo y valiente ,
Hizo pié con gran fuerza y cobró tierra :
Metióse tan á dentro que no pudo Donde á un tiempo estribando reciamente,
Salir del enemigo ya vecino , De un fuerte rodeon se desafierra.∞
Por lo cual , arrojando el roto escudo , Llevándose en las manos apretado
Valerse de los brazos le convino. Cuanto en la dura presa habia agarrado.
Tucapel , que robusto era y membrudo ,
Al mismo tiempo le salió al camino , Fué Tucapel un rato descompuesto ,
Echándole los suyos de manera Dando de un lado y de otro zancadillas ,
Que un grueso y duro roble deshiciera. Y Rengo de la fuerza que habia puesto
Hincó en el suelo entrambas las rodillas :
Pero topó con Rengo , que ninguno Ambos corrieron á las armas presto ,
Le llevaba, ventaja en la braveza , Rajando los escudos en astillas ,
De diez , de seis , de dos él era el uno Con tempestad de golpes presurosos
De mas agilidad y fortaleza. Mas fuertes que al principio y mas furiosos.
CANTO VIGÉSIMONONO. 171
Estaban los presentes admirados No se vió corazon tan sosegado
$ De aquel duro teson y valentia , Que no diese en el pecho algun latido ,
Viéndolos en mil partes ya llagados Viendo la horrenda muestra y rostro airado
Y la sangre que el suelo humedecia , Del impaciente bárbaro ofendido ,
Los arneses y escudos destrozados , Que , el roto escudo lejos arrojado ,
Y que ningun partido y medio habia , De un furor infernal ya poseido ,
Sino solo quedar el uno muerto , De suerte alzó la espada , que yo os juro
Aunque morir los dos era mas cierto. Que nadie allí pensó quedar seguro.
Dió Rengo á Tucapel una herida , ¡Guarte, Rengo, que baja ! guarda! guarda !
Cogiéndole al soslayo la rodela , Con gran rigor y furia acelerada
Que, aunque de gruesos cercos guarnecida , El golpe de la mano mas gallarda
Entró como si fuera blanda suela. Que jamas gobernó bárbara espada.
No quedó allí la espada detenida , Mas quien el fin deste combate aguarda
Que gran parte cortó de la escarcela Me perdone si dejo destroncada
Y un doble zaragüel de ñudo grueso , La historia en este punto , porque crco
Penetrando la carne hasta el hueso. Que así me esperará con mas deseo.
PARTE TERCERA.
ESTA tercera parte la imprimió Ercilla en 1589 , publicándola reunida á las dos ante
riores en el siguiente de 1590 : contenia entonces solamente hasta el canto XXXV
inclusive , y así se repitió en Antuerpia en 1597 por Andres Bacxii ; pero despues añadió
el autor algunos retazos intercalados, uno de seis octavas bácia la mitad del canto XXXII ,
y otro largo al fin del XXXIV, con el cual formó los cantos XXXV y XXXVI , rema
tando el XXXVII con el mismo que en la primera edicion * era el XXXV. Uno y otro
trozos se marcan al principio con una † y al fin con una para que los lectores tengan
cabal idea de lo que constituia la obra en su primera edicion , y de lo que ha sido
posteriormente ; pues siempre ha continuado reimprimiéndose con estas añadiduras.
CANTO XXX.
Contiene este canto el fin que tuvo el combate de Tucapel y Rengo. Asimismo lo que Pran ,
araucano , pasó con el indio Andresillo , yanacona de los españoles.
+74:
CUALQUIERA desafío es reprobado Y aunque se diga , y es verdad , que sea
Por ley divina y natural derecho Impetu natural el que nos lleva ,
Cuando no va el designio enderezado Y por la alteracion de ira se vea
Al bien comun y universal provecho ; Que á combatir la voluntad se mueva :
Y no por causa propia y fin privado , La ejecucion , el acto , la pelea ,
Mas por autoridad pública hecho , Es lo que se condena y se reprueba ,
Que es la que en los combates y estacadas Cuando aquella pasion que nos induce
Justifica las armas condenadas. Al yugo de razon no se reduce.
Muchos querrán decir que el desafio Por donde claramente , si se mira ,
Es de derecho y de costumbre usada , Parece , como parte conveniente ,
Pues con el ser del hombre y albedrío Ser en el hombre natural la ira ,
Juntamente la ira fué criada ; En cuanto à la razon fuere obediente :
Pero sujeta al freno y señorío Y, en la causa comun puesta la mira ,
De la razon , á quien encomendada Puede contra el campion el combatiente
Quedó , para que así la corrigiese Usar della en el tiempo necesario
Que los términos justos no escediese. Como contra legítimo adversario.
Y el profeta nos da por documento Mas si es el combatir por gallardía ,
Que en ocasion y á tiempo nos airemos , O por jactancia vana ó alabanza ,
Pero con tal templanza y regimiento , O por mostrar la fuerza y valentía ,
Que de la raya y punto no pasemos ; 華
O por rencor, por odio ó por venganza ;
Pues, dejados llevar del movimiento , Si es por declaracion de la porfía
El ser y la razon de hombres perdemos ; Remitiendo á las armas la probanza ,
Y es visto que difieren en muy poco Es el combate injusto , es prohibido ,
El hombre airado y el furioso loco. Aunque esté en la costumbre recebido .
MA
CANTO XXXI.
Cuenta Andresillo à Reinoso lo que con Pran dejaba concertado. Habla con Caupolican
cautelosamente , el cual , engañado , viene sobre el fuerte , pensado hallar á los españoles
durmiendo .
CANTO XXXII .
Arremeten los araucanos al fuerte , son rebatidos con miserable estrago de su parte. Caupolican
se retira á la sierra deshaciendo el campo. Cuenta don Alonso de Ercilla , à ruego de ciertos
soldados , la verdadera historia y vida de Dido.
CANTO XXXIII .
Prosigue don Alonso la navegacion de Dido hasta que llegó á Biserta ; cuenta como fundó à Cartago
y la causa por qué se mătó. Tambien se contiene en este canto la prision de Caupolican.
192 LA ARAUCANA .
Y aunque el senado en la demanda instaba Y con mi limpia sangre aquí esparcida
Por el provecho y general sosiego , Al cielo y á la tierra satisfago ;
La reina la respuesta dilataba , Pues muero por mi pueblo y guardo entera
Dando gratos oidos á su ruego : Con inviolable amor la fe primera .
Y entre tanto en secreto aparejaba
Lo que tenia pensado desde luego , No lamenteis mi muerte anticipada,
Que era acabar la vida miserable Pues el cielo la aprueba y solemniza ;
Primero que mudar la fe inmudable. Que una breve fatiga y muerte honrada
Asegura la vida y la eterniza ,
Llegado aquel funesto último dia , Que si el cuchillo de la parca airada
El pueblo en la ancha plaza congregado , Al que quiere vivir le atemoriza ,
Ricamente la reina se vestia , No os debe de pesar si Dido muere ,
Subiendo en un esento y alto estrado , Pues vive el que se mata cuando quiere.
Al pié del cual una hoguera habia
Para la inmola y sacrificio usado , A Dios , á Dios amigos , que ya os veo
De donde á los atentos circunstantes Libres , y á mi marido satisfecho.
Les dijo las palabras semejantes : Y no les dijo mas con el deseo
Que tenia de acabar el fiero hecho :
¡ O fieles compañeros , que contino Así , llamando el nombre de Siqueo ,
En todos los trabajos lo mostrastes , Se abrió con un puñal el casto pecho ,
Que por seguir mis hados y camino. Dejándose caer de golpe luego
Vuestras casas y patria renunciastes ! Sobre las llamas dal ardiente fuego.
Hoy la fortuna y áspero destino ,
Por el último fin de sus contrastes , Fué su muerte sentida en tanto grado ,
Me fuerzan á dejar á costa mia Que gran tiempo en Cartago la lloraron ;
Vuestra cara y amable compañía. Y en memoria del caso señalado
Un suntuoso templo le fundaron ,
Si apartarme de amigos tan leales Donde con sacrificio y culto usado ,
Hace esta mi partida dolorosa , Mientras las cosas prósperas duraron ,
Los consultados dioses celestiales De aquella su ciudad ennoblecida
No disponen ni pueden otra cosa : Por diosa de là patria fué tenida.
Y así , por desviar los grandes males
Que tenien á Cartago temerosa , Y aborreciendo el nombre de señores ,
Pues ponen en mis manos el remedio , Muerta la memorable reina Dido ,
Quiero quitar la causa de por medio : Por cien sabios ancianos senadores
De allí adelante el pueblo fué regido ;
Que pues del cielo el áspero decreto Y creciendo el concurso y moradores
De poder tener bien me inhabilita , Vino á ser poderoso , y tan temido ,
Y el ver á mi ciudad puesta en aprieto Que un tiempo á Roma en su mayor gran
A quebrantar la fe me necesita ; Le puso en gran trabajo y estrecheza . [deza
Quiero cortar á Yarbas el sugeto
Del engañado amor que así le incita , Este es el cierto y verdadero cuento
Dando á mi vida fin , pues deste modo De la famosa Dido disfamada ,
Faltando la ocasion cesará todo. Que Virgilio Maron sin miramiento
Falsó su historia y castidad preciada
Esto será con darme yo la muerte ; Por dar á sus ficciones ornamento ;
Y aunque os parezca este remedio estraño, Pues vemos que esta reina importunada ,
Es mas fácil , mas breve y menos fuerte , Pudiéndose casar y no quemarse ,
Y en fin , particular y poco el daño : Antes quemarse quiso que casarse.
Pues , sin peligro vuestro , desta suerte
Saldrá el errado Yarbas de su engaño , Iban todos atentos escuchando
Y yo conservaré con mas pureza El estraño suceso peregrino
Del casto y viudo lecho la limpieza. Cuando al fuerte llegamos , acabando
La historia juntamente y el camino ;
Hoy por el precio de una corta vida Y en él aquella noche reposando ,
La vejacion redimo de Cartago , Venida la mañana nos convino
Dejando ejemplo y ley establecida Procurar de tener con diligencia
Que os obligue á hacer lo que yo hago : Del buscado enemigo inteligencia .
YOU
CANTO XXXIV.
MM
CANTO TRIGÉSIMOCUARTO . 199
Pasó de Villarica el fértil llano El atónito pueblo reportado ,
Que tiene al sur el gran volcan vecino , Su total perdicion considerada ,
Fragua , segun afirman , de Vulcano , Se junta á consultar en este medio
Que regoldando fuego está contino ; Las cosas importantes al remedio .
De allí , volviendo por la diestra mano
Visitando la tierra , al cabo vino Hallóse en este vario ayuntamiento
Al ancho lago y gran desaguadero Tunconabala , plático soldado ,
Término de Valdivia y fin postrero : Persona de valor y entendimiento
En la araucana escuela dotrinado ,
Donde tambien llegué , que sus pisadas Que por cierta cuestion y acaecimiento
Sin descansar un punto voy siguiendo , De su tierra y parientes desterrado ,
Y de las mas ciudades convocadas Se redujo á doméstico ejercicio ,
Iban gentes en número acudiendo Huyendo el trato bélico y bullicio ;
Pláticas en conquistas y jornadas ;
Y así , el tumulto bélico creciendo , El cual viendo en el pueblo diferente
En sordo son confuso ribombaba , El miedo grande y confusion que habia ;
Y el vecino contorno amedrentaba ; Pues sin oir trompeta ni ver gente
Le espantaba su misma vocería ,
Que arrebatado del ligero viento , En un lugar capaz y conveniente ,
Y por la Fama lejos esparcido , Junta toda la noble compañía :
Hirió el desapacible y duro acento Sosegado el rumor y alteraciones ,
De los remotos indios el oido : Les comenzó á decir estas razones :
Los cuales , con turbado sentimiento P
Huyen del nuevo y fiero son temido, Escusado es , amigos , que yo os diga
Cual medrosas ovejas derramadas El peligroso punto en que nos vemos
Del aullido del lobo amedrentadas. Por esta gente pérfida enemiga , 200
Que ya cierto á las puertas la tenemos ,
Nunca el escuro y tenebroso velo Pues el temor que á todos nos fatiga
De nubes congregadas de repente , Nos apremia y constriñe á que entreguemos
Ni presto rayo que , rasgando el cielo , La libertad y casas al tirano ,
• Baja tronando envuelto en llama ardiente ; Dándole entrada libre y paso llano.
Ni terremoto , cuando tiembla el suelo
Turba y atemoriza así la gente , ¿ A qué fosado muro ó antepecho ,
Como el horrible estruendo de la guerra A qué fuerza ó ciudad , á qué castillo
Turbó y amedrentó toda la tierra. Os podeis retirar en este estrecho ,
Que baste sola una hora á resistillo ?
Quien sin duda publíca que ya entraban Si quereis hacer rostro y mostrar pecho ,
Destruyendo ganados y comidas : Desnudo le ofrecemos al cuchillo ,
Quien que la tierra y pueblos saqueaban Pues nos coge esta furia repentina
Privando á los caciques de las vidas : Sin armas , capitan , ni diciplina :
Quien que á las nobles dueñas deshonraban
Y forzaban las hijas recogidas , Que estos barbudos crueles y terribles ,
Del bien universal usurpadores ,
Haciendo otros insultos y maldades ,
Sin reservar lugar, sexo ni edades. Son fuertes , poderosos , invencibles ,
Y en todas sus empresas vencedores :
Crece el desórden , crece el desconcierto Arrojan rayos con estruendo horribles ,
Con cada cosa , que la Fama aumenta , Pelean sobre animales corredores ,
Teniendo y afirmando por muy cierto Grandes , bravos , feroces y alentados ,
Cuanto el triste temor les representa : De solo el pensamiento gobernados .
Solo el salvarse les parece incierto ,
Y esto los atribula y atormenta ; Y pues contra sus armas y fiereza
Defensa no teneis de fuerza ó muro ,
Allá corren gritando , acá revuelven ;
3.AM Todo lo creen y en nada se resuelven. La industria ha de suplir nuestra flaqueza,
Y prevenir con tiempo al mal futuro ;
Mas luego que el temor desatinado Que mostrando doméstica llaneza
Que la gente llevaba derramada Les podeis prometer paso seguro ,
Dejó en ella lugar desocupado Como á nacion vecina y gente amiga ,
Por donde la razon hallase entrada , Que la promesa en daño á nadie obliga ;
200 LA ARAUCANA .
Haciendo en este tiempo limitado Y aunque la libertad y vida mia
Retirar con silencio y buena maña Sé que corre peligro en el viaje ,
La ropa , provisiones y ganado Con rústica y desnuda compañía
Al último rincon de la montaña : Salir quiero á encontrarlos al pasaje ;
Dejando el alimento tan tasado , Y fingiendo ignorancia y alegría ,
Que vengan á entender que esta campaña Vestido de grosero y pobre traje ,
Es estéril , es seca y mal templada , Ofrecerles he en don una miseria
De gente pobre y misera habitada. Que arguya y dé á entender nuestra laceria .
Porque estos insaciables avarientos , Quizá viendo el trabajo y poco fruto
Viendo la tierra pobre y poca presa ,
Que se puede esperar de la pobreza ,
Sin duda mudarán los pensamientos , La estéril tierra y mísero tributo ,
Dejando por inútil esta empresa : El linaje de gente y rustiqueza ,
Y la falta de gente y bastimentos Mudarán el intento resoluto ,
Los echará de este distrito apriesa , Que es de buscar haciendas y riqueza ;
Guiados por la breña y gran recuesto , Haciéndoles volver con maña y arte
De do quizá ne volverán tan presto. Las armas y designios á otra parte.
Teneis de Ancud el paso y estrecheza No acabó su razon el indio , cuando
Cerrado de peñascos y jarales , Se levantó un rumor entre la gente
Por do quiso impedir Naturaleza El parecer á voces aprobando ,
El trato á los vecinos naturales : Sin mostrarse ninguno diferente :
Cuya espesura grande y aspereza Y así , la ejecucion apresurándo
Aun no pueden romper los animales / , En lo ya consultado conveniente ,
Y las aves aligeras del cielo Corrieron al efeto , retirados
路
Sienten trabajo en el pasarle à vuelo. Los muebles , vituallas y ganados.
Llevados por aquí , sin duda creo Ya el español con la presteza usada
Que , viendo el alto monte peligroso , Al último confin habia venido ,
Corregirán el ímpetu y deseo , Dando remate á la postrer jornada
Volviendo atras el paso presuroso ; Del límite hasta alli constituido ;
Y si quieren buscar algun rodeo , Y puesto el pié en la raya señalada ,
Desviarse de aquí será forzoso , El presuroso paso suspendido ,
Dejando esta region por miserable Dijo , si ya escucharlo no os enoja ,
Libre de su insolencia intolerable : Lo que el canto dirá vuelta la hoja .
CANTO XXXV.
Entran los españoles en demanda de la nueva tierra. Sáleles al paso Tunconabala , persuadeles á
que se vuelvan ; pero viendo que no aprovecha , les ofrece una guia que los lleva por grandes
despeñaderos , donde pasaron terribles trabajos.
CANTO XXXVI .
Sale el cacique de la barca á tierra ; ofrece á los españoles todo lo necesario para su viaje ; y
prosiguiendo ellos su derrota , les ataja el camino el
don Alonso en una piragua con diez soldados ; vuelvendesaguadero del archipiélago ; atraviesale
al alojamiento , y de allí por otro camino
á la ciudad Imperial. Embárcase don Alonso de Ercilla para España, y recorre varias provincias
de Europa ; manda el rey don Felipe levantar gente para entrar en Portugal.
QUIEN muchas tierras ve , ve muchas cosas Pero , dejada esta materia aparte ,
Que las juzga por fábulas la gente , Volveré con la priesa prometida
Y tanto cuanto son maravillosas , A la barca de chusma y gente llena ,
El que menos las cuenta es mas prudente : Que bogando embistió recio en la arena ,
Y aunque es bien que se callen las dudosas,
Y no ponerme en riesgo así evidente , Donde un gracioso mozo bien dispuesto ,
Digo que la verdad hallé en el suelo , Con hasta quince en número venia ,
Por mas que afirmen que es subida al cielo : Crespo de pelo negro y blanco gesto ,
Que el principal de todos parecia :
Estaba retirada en esta parte , El cual con grave término modesto ,
De todas nuestras tierras escluida , Junta nuestra esparcida compañía ,
Que la falsa cautela , engaño y arte Nos saludó cortés y alegremente ,
Aun nunca habian hallado aqui acogida. Diciendo en lengua estraña lo siguiente :
CANTO TRIGESIMOSEXTO . 205
Hombres ó dioses rústicos nacidos Repartiéndolo todo francamente
En estos sacros bosques y montañas , Por aquella hambrienta compañía ,
Por celeste influencia producidos Sin de nadie acetar solo un cabello ,
De sus cerradas y ásperas entrañas ; Ni aun querer recebir las gracias dello .
¿ Por cuál caso ó fortuna sois venidos
Esforzados así desta manera ,
Por caminos y sendas tan estrañas Y tambien esforzada la esperanza ,
A nuestros pobres y últimos rincones , Se comenzó á marchar por la ribera ,
Libres de confusion y alteraciones ? Segun nuestra costumbre , en ordenanza ;
Si vuestra pretension y pensamiento Y andado una gran legua , en la primera
Es de buscar region mas espaciosa , Tierra que pareció cómoda estanza ,
Y en la prosecucion de vuestro intento Cerca del agua , en reparado asiento
Teneis necesidad de alguna cosa , Hicimos el primer alojamiento.
Toda comodidad y aviamiento No estaba nuestro campo aun asentado ,
Con mano larga y voluntad graciosa Ni puestas en lugar las demas cosas ,
Hallaréis francamente en el camino
Cuando de aquella parte y de este lado ,
Por todo el rededor circunvecino.
Hendiendo por las aguas espumosas ,
Y si quereis morar en esta tierra , Cargadas de maiz , fruta y pescado
Tierra donde moreis aquí os darémos : Arribaron piraguas presurosas ,
Si os aplace y agrada mas la sierra , Refrescando la gente desvalida ,
Allá seguramente os llevarémos ; Sin rescate , sin cuenta ni medida.
Si quereis amistad , si quereis guerra , La sincera bondad y la caricia
Todo con ley igual os lo ofrecemos , De la sencilla gente de estas tierras
Escoged lo mejor, que la eleccion mia , Daban bien á entender que la codicia
La paz y la amistad escogeria. Aun no habia penetrado aquellas sierras ;
Mucho agradó la suerte , el garbo, el traje Ni la maldad , el robo y la injusticia ,
Del gallardo mancebo floreciente , Alimento ordinario de las guerras ,
El espedido término y lenguaje Entrada en esta parte habian hallado
Con que así nos habló bizarramente , Ni la ley natural inficionado.
El franco ofrecimiento y hospedaje , Pero luego nosotros , destruyendo
La buena traza y talle de la gente , Todo lo que tocamos de pasada ,
Blanca , dispuesta , en proporcion fornida ; Con la usada insolencia el paso abriendo ,
De manto y floja túnica vestida , Les dimos lugar ancho y ancha entrada :
La cabeza cubierta y adornada Y la antigua costumbre corrompiendo ,
Con un capelo en punta rematado , De los nuevos insultos estragada ,
Pendiente atras la punta y derribada , Plantó aquí la codicia su estandarte
A las ceñidas sienes ajustado , Con mas seguridad que en otra parte.
De fina lana de vellon rizada Pasada aquella noche , el dia siguiente
Y el rizo de colores variado , La nueva por las islas estendida ,
Que lozano y vistoso parecia Llegaron dos caciques juntamente
Señal de ser el clima y tierra fria. A dar el parabien de la venida ,
Las gracias le rendimos de la oferta Con un largo y espléndido presente
De ·refrescos y cosas de comida ,
Y voluntad graciosa que mostraba ,
Ofreciendo tambien la nuestra cierta , Y una lanuda oveja y dos vicuñas
Que á su provecho y bien se enderezaba ; Cazadas en la sierra á puras uñas.
Pero al fin , nuestra falta descubierta Quedábanse suspensos y admirados
Y lo mal que la hambre nos trataba , De ver hombres así no conocidos ,
Le pedimos refresco y vitualla Blancos , rubios , espesos y barbados ,
Debajo de promesa de pagalla. De lenguas diferentes y vestidos :
Luego con voz y prisa diligente , Miraban los caballos alentados ,
Vista la gran necesidad que habia , En medio de la furia corregidos ,
Y mas los espantaba el fiero estruendo
Mandó á su prevenida y pronta gente
Sacar cuanto en la góndola traia , Del tiro de la pólvora estupendo .
29
206 LA ARAUCANA .
Llevábamos el rumbo al sur derecho , Que los caballos de cabestro á nado
La torcida ribera costeando , No pudieran romper la gran corriente ,
Siguiendo la derrota del estrecho , Ni la angosta piragua era bastante
Por los grados la tierra demarcando : A comportar un peso semejante :*
Pero cuanto ganábamos de trecho ,
Iba el gran archipiélago ensanchando , Y volver piés atras , visto el terrible
Descubriendo á distancias desviadas Trabajo intolerable y escesivo ,
Islas en grande número , pobladas. Tenian , segun razon , por imposible
Poder llegar en salvo un hombre vivo :
Salian muchos caciques al camino Quedar allí era cosa incompatible ,
A vernos como á cosa milagrosa ; Y temerario él ánimo y motivo
Pero ninguno tan escaso vino De proseguir el comenzado curso ,
Que no trujese en don alguna cosa : Contra toda opinion y buen discurso .
Quien el vaso capaz de nácar fino ,
Viendo nuestra congoja y agonía
Quien la piel del carnero vedijosa ,
Quien el arco y carcaj , quien la vocina , Un jóven indio , al parecer ladino ,
Quien la pintada concha peregrina. Alegre se ofreció que nos daria
Para volver otro mejor camino :
Yo , que fui siempre amigo é inclinado Fué escesiva en algunos la alegría ,
A inquirir y saber lo no sabido , Y así dar vuelta luego nos convino ,
Que por tantos trabajos arrastrado Que ya el rígido invierno á los australes
La fuerza de mi estrella me ha traido , Comenzaba á enviar recias señales .
De alguna gente moza acompañado ,
En una presta góndola metido , Mas yo, que mis designios verdaderos
Pasé á la principal isla cercana , Eran de ver el fin desta jornada ,
Con hasta diez amigos compañeros ,
Al parecer de tierra y gente llana .
Gente gallarda , brava y arriscada ,
Vi los indios , y casas fabricadas Reforzando una barca de remeros ,
De paredes humildes y techumbres , Pasé el gran brazo y agua arrebatada ,
Los árboles y plantas cultivadas , Llegando á zabordar, hechos pedazos
Las frutas , las semillas y legumbres. A puro remo y fuerza de los brazos.
Noté de ellos las cosas señaladas ,
Los ritos , ceremonias y costumbres , Entramos en la tierra algo arenosa ,
El trato y ejercicio que tenian , Sin lengua y sin noticia , á la ventura ;
Y la ley y obediencia en que vivian. Aspera al caminar y pedregosa ,
A trechos ocupada de espesura ;
Entré en otras dos islas paseando Mas visto que la empresa era dudosa
Sus pobladas y fértiles orillas , Y que pasar de allí seria locura ,
Otras fui torno á torno rodeando , Dimos la vuelta luego á la piragua ;
Cercado de domésticas barquillas , Volviendo á travesar la furiosa agua.
De quien me iba por puntos informando
De algunas nunca vistas maravillas , Pero yo por cumplir el apetito ,
Hasta que ya la noche y fresco viento Que era poner el pié mas adelante ,
Me trujo á la ribera en salvamento . Fingiendo que marcaba aquel distrito ,
Cosa al descubridor siempre importante ,
Pues otro dia que el campo caminaba , Corrí una media milla , do un escrito
Que de nuestro viaje fué el tercero , Quise dejar para señal bastante ,
Habiendo ya tres horas que marchaba , Y en el tronco que vi de mas grandeza
Hallamos por remate y fin postrero Escribi con cuchillo en la corteza :
Que el gran lago en el mar se desaguaba
Por un hondo y veloz desaguadero , Aquí llegó , donde otro no ha llegado ,
Que su corriente y ancha travesía Don Alonso de Ercilla , que el primero
El paso por allí nos impedia. En un pequeño barco deslastrado ,
Con solos diez pasó el desaguadero ,
Cayó una gran tristeza , un gran nublado El año de cincuenta y ocho entrado
En el ánimo y rostro de la gente , Sobre mil y quinientos , por hebrero ,
Viendo nuestro camino así atajado A las dos de la tarde , el postrer dia ,
Por el ancho raudal de la creciente ; Volviendo á la dejada compañía.
CANTO TRIGÉSIMOSEXTO . 207
Llegado, pues , al campo , que aguardando | Fortificado el sitio y la muralla .
Para partir nuestra venida estaba , Aceleré mi súbita partida ;
Que el riguroso invierno comenzando Que el agravio , mas fresco cada dia ,
La desierta campaña amenazaba ; Me estimulaba siempre y me roia ;
El indio amigo práctico guiando , Y en un grueso barcon , bajel de trato ,
La gente alegre el paso apresuraba ;
Que velas altas de partida estaba ,
Parecie ndo el camino , aunque cerrado ; Sali de aquella tierra y reino ingrato ,
Fácil con la memoria del pasado . Que tanto afan y sangre me costaba ;
Cumplió el bárbaro isleño la promesa , Y sin contraste alguno ni rebato ,
Que siempre en su opinion estuvo fijo , Con el austro, que en popa nos soplaba ,
Y por una encubierta selva espesa Costa á costa y á veces engolfado
Nos sacó de la tierra como dijo. Llegué al Callao de Lima celebrado.
Voy pasando por esto á toda priesa , Estuve alli basta tanto que la entrada
Huyendo cuanto puedo el ser prolijo ; Por el gran Marañon hizo la gente ,
Que aunque lo fueron mucho los trabajos,
Donde Lope de Aguirre en la jornada ,
Es menester echar por los atajos. Mas que Neron y Herodes inclemente ,
A la Imperial llegamos , do hospedados Pasó tantos amigos por la espada
Fuimos de los vecinos generosos , Y á la querida hija juntamente ,
Y de varios manjares regalados No por otra razon ni causa alguna
Hartamos los estómagos golosos. Mas de para morir juntos á una.
Visto , pues , en el pueblo así ayuntados Y aunque mas de dos mil millas habia
Tantos gallardos jóvenes briosos , De camino , por partes despoblado ,
Se concertó una justa y desafio Luego de allí por mar tomé la via ,
Donde mostrase cada cual su brio. A mas larga carrera acostumbrado :
Turbó la fiesta un caso no pensado , Y á Panamá llegué , do el mismo dia
Y la celeridad del juez fué tanta , La nueva por el aire habia llegado
Que estuve en el tapete , ya entregado Del desbarate y muerte del tirano ,
Al agudo cuchillo la garganta : Saliendo mi trabajo y priesa en vano.
El enorme delito exagerado, Estuve en Tierra-firme detenido
La voz y fama pública lo canta , Por una enfermedad larga y estraña ;
Que fué solo poner mano á la espada , Mas, luego que me vi convalecido ,
Nunca sin gran razon desenvainada. Tocando en las Terceras , vine á España ;
Este acontecimiento , este suceso Donde no mucho tiempo detenido ,
Fué forzosa ocasion de mi destierro , Corrí la Francia , Italia y Alemaña ,
Teniéndome despues gran tiempo preso , A Silesia y Moravia hasta Posonia ,
Por remendar con este el primer yerro : Ciudad , sobre el Danubio , de Panonia.
Mas aunque así agraviado , no por eso Pasé y volví á pasar estas regiones ,
(Armado de paciencia y duro hierro) Y otras y otras por ásperos caminos ,
Falté en algună accion y correría , Traté y comuniqué varias naciones ,
Sirviendo en la frontera noche y dia.
Viendo cosas y casos peregrinos ,
Hubo allí escaramuzas sanguinosas , Diferentes y estrañas condiciones ,
Ordinarios rebatos y emboscadas , Animales terrestres y marinos ,
Encuentros y refriegas peligrosas , Tierras jamas del cielo rociadas ,
Asaltos y batallas aplazadas , Y otras á eterna lluvia condenadas.
Raras estratagemas engañosas , ¿ Cómo me he divertido y voy apriesa
Astucias y cautelas nunca usadas, Del camino primero desviado ?
Que aunque fueron en parte de provecho , ¿Porqué así me olvidé de la promesa
Algunas nos pusieron en estrecho. Y discurso de Arauco comenzado ?
Mas , despues del asalto y gran batalla Quiero volver á la dejada empresa ,
De la albarrada de Quipco , temida , Si no teneis el gusto ya estragado ;
Donde fué destrozada tanta malla , Mas yo procuraré deciros cosas
Y tanta sangre bárbara vertida , Que valga por disculpa el ser gustosas.
ROSE 22
208 LA ARAUCANA .
Volveré à la consulta comenzada En la Italia y Germania desviada
De aquellos capitanes señalados , Siento tocar las cajas sonorosas ,
Que en la parte que dije diputada , Allegándose en todas las naciones
Estaban diferentes y encontrados : Gentes , pertrechos , armas , municiones .
Contaré la eleccion tan porfiada
Para decir tan grande movimiento
Y cómo al fin quedaron conformados :
Los asaltos , encuentros y batallas , Y el estrépito bélico y ruïdo
Que es menester lugar para contallas. Es menester esfuerzo y nuevo aliento ,
TOW Y ser de vos , señor, favorecido :
¿ Qué hago , en qué me ocupo , fatigando Mas , ya que el temerario atrevimiento
La trabajada mente y los sentidos , En este grande golfo me ha metido ,
Por las regiones últimas buscando Ayudado de vos , espero cierto
Guerras de ignotos indios escondidos ; Llegar con mi cansada nave al puerto.
Y voy aquí en las armas tropezando ,
Sintiendo retumbar en los oidos Que si mi estilo humilde y compostura
Un áspero rumor y son de guerra Me suspende la voz amedrentada ,
Y abrasarse en furor toda la tierra ? La materia promete me asegura
Que con grata atencion será escuchada :
Veo toda la España alborotada , Y entre tanto , señor, será cordura ,
Envuelta entre sus armas vitoriosas , Pues he de comenzar tan gran jornada ,
Y la inquieta Francia ocasionada Recoger el espíritu inquiëto ,
Descoger sus banderas sospechosas : Hasta que saque fuerzas del sugeto.
CANTO XXXVII.
CANTO el furor del pueblo castellano Pero será la guerra injusta luego
Con ira justa y pretension movido , Que del fin de la paz se desviare ,
Y el derecho del reino lusitano O cuando por venganza ó furor ciego
A las sangrientas armas remitido : O fin particular se comenzare ;
La paz , la union , el vínculo cristiano , Pues ha de ser, si es público el sosiego ,
En rabiosa discordia convertido , Pública la razon que le turbare ;
Las lanzas de una parte y otra airadas No puede un miembro solo en ningun modo
A los parientes pechos arrojadas. Romper la paz y union del cuerpo todo.
La guerra fué del cielo derribada Que así como tenemos profesada
Y en el linaje humano trasferida Una hermandad en Dios y ayuntamiento ,
Cuando fué por la fruta reservada Tanto del mismo Cristo encomendada
Nuestra naturaleza corrompida : En el último eterno Testamento ,
Por la guerra la paz es conservada No puede ser de alguno desatada
Y la insolencia humana reprimida : Esta paz general y ligamiento ,
Por ella á veces Dios al mundo aflige , Sino es por causa pública ó querella
Le castiga , le enmienda y le corrige : Y autoridad del rey defensor della .
Por ella á los rebeldes insolentes Entonces , como un ángel sin pecado ,
Oprime la soberbia y los inclina , Puesta en la causa universal la mira ,
Desbarata y derriba á los potentes , Puede tomar las armas el soldado
Y la ambicion sin término termina : Y en su enemigo ejecutar la ira :
La guerra es de derecho de las gentes , Y cuando algun respeto ó fin privado
El órden militar y disciplina Le templa el brazo , encoge y le retira ,
Conserva la república y sostiene , Demas de que en peligro pone el hecho ,
Y las leyes políticas mantiene. Peca y ofende al público derecho.
OPEN
**
CANTO TRIGÉSIMOSÉPTIMO . 211
Queriendo Sebastian , rey lusitano , Y la fortuna de un vaiven furioso
Con ardor juvenil y movimiento Derrocó cuatro reyes , ahogando
Romper el ancho término africano , La fama y opinion de tanta gente ,
Y oprimir el pagano atrevimiento , Revolviendo las armas del poniente ,
Prometiéndole entrada y paso llano
Su altivo y levantado pensamiento , Fué luego en Portugal por rey jurado
Allegó de aquel reino brevemente Don Enrique , el hermano del agüelo ,
Cardenal y presbitero ordenado ,
La riqueza , poder, la fuerza y gente.
Persona religiosa y de gran celo ,
Mas el rey don Felipe , que al sobrino De años y enfermedades agravado ,
Vió moverse á la empresa tan ligero , Mas que para este mundo , para el cielo ,
Al errado designio contravino Ofreciéndole el reino la fortuna ,
Con consejo de padre verdadero : Con poca vida y succesion ninguna .
Y pensando apartarle del camino
Que iba a dar á tan gran despeñadero , El gran Felipe en lo intimo sintiendo
Hizo que en Guadalupe se juntasen Del reino y muerto rey la desventura ,
Para que allí sobre ello platicasen. Y del enfermo don Enrique viendo
La mucha edad y vida mal segura ,
No bastaron razones suficientes , Como sobrino y succesor, queriendo
Ni el ruego y persuasion del grave tio , Aclarar su derecho en coyuntura ,
Ni una gran multitud de inconvenientes Que por la transversal propincua via
Que pudieran volver atras un rio , A los reinos y títulos tenia ,
Ni el poner la cerviz de tantas gentes
· Bajo de un solo golpe al albedrio Con celosa y loable providencia
De la inconstante y variable diosa , Hizo juntar doctísimos varones ,
De revolver el mundo deseosa ; De grande cristiandad y suficiencia ,
Desnudos de interese y pretensiones ,
Que el orgulloso mozo , prometiendo Que conforme á derecho y á conciencia ,
Lo que el justo temor dificultaba , No por torcidas vias y razones ,
Los prudentes discursos rebatiendo , Mirasen en el grado que él estaba
Todos los contrapuestos tropellaba : Si el pretendido reino le tocaba .
Y tras la libre voluntad corriendo ,
Su muerte y perdicion apresuraba ; Que doña Catalina , como parte ,
Que no basta consejo ni advertencia Duquesa de Braganza , pretendia
Contra el decreto y la fatal sentencia. Por hija del infante don Duarte
Que de derecho el reino le venia :
¿ Quién cantará el suceso lamentable Y tambien don Antonio de otra parte
Aunque tenga la voz mas espedida , A la corona y cetro se oponia ;
Y aquel sangriento fin tan miserable Mas , aunque del comun favorecido ,
De la jornada y gente mal regida , Era7 por no legítimo escluido :
La ruina de un reino irreparable ,
La fama antigua en solo un dia perdida ; Y que hecho el exámen cada uno
Todo por voluntad de un mozo ardiente , A tan arduo negocio conveniente ,
Movido sin razon por acidente ? Sin miramiento ni respeto alguno
Diesen sus pareceres libremente :
Otro refiera el aciago dia Porque en tiempo quiëto y oportuno,
Que á los mas tristes en miseria escede , Prevenido al mayor inconveniente ,
Que aunque sangrienta está la pluma mia , Si el reino á la razon no se allanase ,
Correr por tantas lástimas no puede. Sus armas y poder justificase.
Quiero seguir la comenzada via , Todos los cuales claramente viendo
Si el alto cielo aliento me concede ,
Que el transversal por ley y fuero llano.
Que ya de aquesta parte tambien siento
No representa al padre , succediendo
Armarse un gran ñublado turbulento.
El legitimo deudo mas cercano ,
Despues que el mozo rey voluntarioso , El varon á la hembra prefiriendo ,
Al africano ejército asaltando , Y al de menos edad el mas anciano ,
En el ciego tumulto polvoroso Yendo la succesion y precedencia
Murió en monton confuso peleando : Por derecho de sangre y no de herencia ,
212 LA ARAUCANA.
Don Antonio escluido y apartado Y tuviese por bien fuese servido
Por ley humana y por razon divina , De sosegar la alteracion que andaba ,
Y el derecho igualmente examinado Declarándole en forma conveniente
De don Felipe y doña Catalina , Por succesor derecha y justamente :
Descendientes del tronco en igual grado ,
El sobrino de Enrique , ella sobrina , Con que en el suelto pueblo cesaria
Él varon , ella hembra , él rey temido , El tumulto y escándalos estraños ,
Mayor de edad y de mayor nacido ; Y su declaracion atajaria
Grandes insultos y esperados daños ;
Atento al fuero , á la costumbre , al hecho , Haciendo que en la forma que solia ,
Y otras muchas razones que juntaron , Para despues de sus felices años ,
Con recto , justo , igual y sano pecho , El reino le jurase segun fuero
Sin discrepar, conformes declararon Por legítimo principe heredero.
Ser don Felipe succesor derecho ,
Y el reino por la ley le adjudicaron , Hecha por don Cristobal la embajada ,
Con tierras , mares , titulos y estados Y de Felipe la intencion propuesta ,
Bajo de la corona conquistados. Tibiamente de Enrique fué escuchada ,
Dando una ambigua y frívola respuesta ,
Vista , pues , don Felipe su justicia Que , por mas que le fué representada
Por tan bastantes hombres declarada , La justicia del rey tan manifiesta ,
Sospechoso del odio y la malicia Procuraba con causas escusarse ,
De la plebeya gente libertada ; Sin quererla aclarar ni declararse.
Y la intrínseca y vieja inimicicia Visto , pues , dilatar el cumplimiento
En los pechos de muchos arraigada ,
Quiso tentar en estas novedades De negocio tan arduo é importante ,
El ánimo del pueblo y voluntades ; Por donde el popular atrevimiento
Iba cobrando fuerzas adelante ,
Y con piadoso celo , deseando Don Felipe envió con nuevo asiento
El bien del reino y público sosiego , Largo poder y comision bastante
En la mente perpleja iba trazando Para sacar resolucion alguna
Cómo echar agua al encendido fuego , A don Pedro Giron , duque de Osuna ,
Por todos los caminos procurando
Y al docto Guardiola juntamente ,
Aquietar el comun desasosiego ,
Que ya con libertad , sin corregirse , Porque con mas instancia y diligencia ,
Comenzaba en el pueblo á descubrirse. Vista de la tardanza el daño urgente ,
Contra la paz comun y convenencia
Para lo cual fué dél luego elegido Diesen claro á entender cual conveniente
Don Cristobal de Moura , en quien habia Era en tan gran discordia y diferencia
Tantas y tales partes conocido Que el rey se declarase por decreto
Cuales el gran negocio requeria : Cortando á mil designios el sujeto.
De ilustre sangre en Portugal nacido ,
De quien como vasallo el rey podria Y porque cosa alguna no quedase
Con ánimo seguro y esperanza Por hacer, y tentar todos los vados ,
Hacer tambien la misma confianza , Y la ciega pasion no perturbase
El sosiego y quietud de los estados ,
Y enterarse del celo y sano intento , Antes que el odio oculto reventase ,
Tantas veces por él representado , Dos eminentes hombres señalados
Entendiendo la fuerza y fundamento De los que en su real consejo habia
De su causa y derecho declarado ; Ultimamente á don Enrique envia ,
No traido por término violento
Ni deseo de reinar desordenado ; Uno Rodrigo Vazquez, que en prudencia ,
Mas por rigor de la justicia pura , En rectitud , estudio y diciplina ,
Por ley, razon , por fuero y por natura, Era de grande prueba y esperiencia ,
De claro juicio y singular dotrina :
Así que , esto por él reconocido , El otro de no menos suficiencia ,
Como de rey tan justo se esperaba , Famoso en letras , el doctor Molina ,
Mirase el gran peligro en que metido Ambos varones raros , escogidos ,
El patrio reino y cristiandad estaba : En gran figura y opinion tenidos.
CANTO TRIGÉSIMOSÉPTIMO . 213
Para que Enrique , dellos informado , Que la ocasion dichosa y suerte buena
Y de todas las dudas satisfecho , Vale mas que el trabajo infrutuoso :
A las cortes que ya se habian juntado Trabajo infrutuoso como el mio ,
Informase tambien de su derecho ; Que siempre ha dado en seco y en vacío.
Y al pueblo contumaz y apasionado , ¡ Cuántas tierras corrí , cuántas naciones
Puesto delante el general provecho , Hácia el helado norte atravesando ,
Fueros y libertades prometiesen Y en las bajas antárticas regiones
Con que á su devocion le redujesen .
El antipoda ignoto conquistando !
Y aunque entendiese el viejo rey prudente Climas pasé , mudé constelaciones ,
Ser esto lo que á todos convenia , Golfos innavegables navegando ,
Pues por la espresa ley derechamente Estendiendo, señor, vuestra corona
El reino á su sobrino le venia ; Hasta casi la austral frigida zona.
Con larga dilacion impertinente ¿ Qué jornadas tambien por mar y tierra
El negocio suspenso entretenia ,
A fin que aquellos súbditos y estados Habeis hecho que deje de seguiros ?
A Italia , Angusta , á Flandes, á Inglaterra
Fuesen con mas ventaja aprovechados.
Cuando el reino por rey vino á pediros :
Pues como hubiese el tardo rey dudoso De allí el furioso estruendo de la guerra
El término y respuesta diferido , Al Perú me llevó por mas serviros ,
Llegó aquel de la muerte presuroso , Do con suelto furor tantas espadas
Del autor de la vida estatuido : Estaban contra vos desenvainadas.
Por donde al succesor le fué forzoso ,
Y el rebelde indiano castigado ,
Viendo al rebelde pueblo endurecido , Y el reino á la obediencia reducido ,
Juntar contra sus fines y malicia
Pasé al remoto Arauco , que alterado
Las armas y el poder con la justicia .
Habia del cuello el yugo sacudido
- Habiendo antes con todos procurado Y con prolija guerra sojuzgado ,
Muchos medios de paz por él movidos , Y al odioso dominio sometido ,
Provocando al temoso y porfiado Segui luego adelante las conquistas
Con dádivas , promesas y partidos : De las últimas tierras nunca vistas.
Mas el poblacho terco y obstinado , Dejo , por no cansaros y ser mios ,
No estimando los bienes ofrecidos ,
Los inmensos trabajos padecidos ,
La enemistad del todo descubierta , La sed , hambre , calores y los frios ,
Al derecho y razon cerró la puerta. La falta irremediable de vestidos ,
¡ Quién pudiera deciros tantas cosas Los montes que pasé , los grandes rios ,
Como aquí se me van representando , Los yermos despoblados no rompidos ,
Tanto rumor de trompas sonorosas , Riesgos , peligros , trances y fortunas ,
Tanto estandarte al viento tremolando , Que aun son para contadas importunas.
Las prevenidas armas sanguinosas
Ni digo como al fin por acidente
Del portugués y castellano bando , As
Del mozo capitan acelerado
El aparato y máquinas de guerra , Fui sacado á la plaza injustamente
Las batallas de mar y las de tierra !
A ser públicamente degollado :
Veránse entre las armas y fiereza Ni la larga prision impertinente
Materias de derecho y de justicia , Do estuve tan sin culpa molestado ,
Ejemplos de clemencia y de grandeza , Ni mil otras miserias de otra suerte ,
Proterva y contumaz enemicicia , De comportar mas graves que la muerte,
Liberal y magnánima largueza Y aunque la voluntad , nunca cansada ,
Que los sacos hinchó de la codicia ,
Está para serviros hoy mas viva ,
Y otros matices vivos y colores Desmaya la esperanza quebrantada
Que felices harán los escritores.
Viéndome prohejar siempre agua arriba :
Canten de hoy mas los que tuvieren vena , Y al cabo de tan larga y gran jornada
Y enriquezcan su verso numeroso , Hallo que mi cansado barco arriba
Pues Felipe les da materia llena De la adversa fortuna contrastado
Y un campo abierto , fértil y espacioso ; Lejos del fin y puerto deseado.
214 LA ARAUCANA .
Mas ya que de mi estrella la porfia Considerando el corto plazo , quiero
Me tenga así arrojado y abatido , Acabar de vivir antes que acabe
Verán al fin que por derecha via El curso incierto de la incierta vida ,
La carrera dificil he corrido : Tantos años errada y distraida.
Y aunque mas inste la desdicha mia
El premio está en haberle merecido , Que aunque esto haya tardado de mi parte,
Br Y a reducirme á lo postrero aguarde ,
Y las honras consisten no en tenerlas ,
Sé bien que en todo tiempo y toda parte
Sino en solo arribar á merecerlas ;
Para volverme á Dios jamas es tarde ,
Que el disfavor cobarde que me tiene Que nunca su clemencia usó de arte ;
Arrinconado en la misería suma Y así el gran pecador no se acobarde ,
Me suspende la mano y la detiene Pues tiene un Dios tan bueno , cuyo oficio
Haciéndome que pare aquí la pluma. Es olvidar la ofensa y no el servicio.
Asi doy punto en esto , pues conviene Y yo que tan sin rienda al mundo he dado
Para la grande innumerable suma
El tiempo de mi vida mas florido ,
De vuestros hechos y altos pensamientos
Y siempre por camino despeñado
Otro ingenio , otra voz y otros acentos.
Mis vanas esperanzas he seguido ,
Y pues del fin y término postrero Visto ya el poco fruto que he sacado ,
No puede andar muy lejos ya mi nave, Y lo mucho que á Dios tengo ofendido ,
Y el temido y dudoso paradero Conociendo mi error, de aquí adelante
El mas sabio piloto no le sabe : Será razon que llore y que no cante.
FIN.
125
藤
INDICE .
st
Bibliot
Bambe