Tanto el trabajo, como la vocación, son temas fundamentales,
de interés relevante para el hombre, y sobre todo para el actual. Entre los objetivos, se propone, en una primera instancia, profundizar en la visión que se tiene acerca de la vocación y el trabajo, sobre todo en pensadores contemporáneos. Luego, lograr relacionar dichas cuestiones, y por último analizar si tanto la vocación como el trabajo, llevan al hombre a su realización personal.
Como hipótesis se pretende evidenciar como el trabajo y la
vocación son cuestiones por las que el hombre, a lo largo de su historia se ha interpelado y cómo, a partir de éstas, se abre la posibilidad de la felicidad para el ser humano. Como autores principales se presentan a Karol Wojtyla, Víctor Frankl, Mandrioni y Marx entre otros. La problemática implica a todos de alguna u otra manera, y además este tema moviliza ya que se da ligado a la supervivencia y al sentido de la vida. 2
CAPÍTULO I: EL TRABAJO, Y SU RELACIÓN CON EL
HOMBRE EN SOCIEDAD. MIRADA HISTÓRICA Y CONCEPTUAL
El hombre desde sus inicios necesitó sobrevivir mediante
diversas actividades que le permitían asegurar el sustento. Así, antes de la aparición del homo sapiens- sapiens se encuentran vértices culturales, como la piedra tallada, que supone una tarea de transformar la naturaleza. Además, el ser humano descubrió que no estaba solo, que convivía con otros con los cuales compartía características similares, es por ello que se vio obligado a satisfacer sus necesidades y a esta actividad se la denominó “trabajo”.
Cuando se hace referencia a este término se llegan a encontrar
diversas formas de definirlo. El Diccionario de la Real Academia Española lo enuncia como: “Acción y efecto de trabajar. Ocupación retribuida. Cosa que es el resultado de la actividad humana... Esfuerzo humano aplicado a la producción de riqueza, en contraposición a capital.”
Con respecto a la etimología de la palabra “…en la Edad
Media el trabajo significó originalmente una restricción, pues proviene del latín Tripalium, una herramienta o caballete…” Hay otras etimologías del latín, que lo relacionan con los verbos <<laborare>> y <<obrare>>.” 3
Desde el punto de vista metafísico, Neffa afirma que “…
significaba pasar de la potencia al acto, ser reflejo, ser reflejo de la actividad del primer motor inmóvil, ser causa eficiente segunda que colabora con Dios.” Por ende, mediante el trabajo se da actualidad al objeto de la naturaleza, que es producido. Desde esta perspectiva el hombre sería la causa eficiente, el cual obra ante la causa material, la naturaleza circundante.
En la antigüedad, se tenía una visión negativa del trabajo, que
correspondía sólo a un determinado sector de la sociedad. Sánchez Vázquez dice “la actividad práctica material era considerado en el mundo griego y romano como una actividad indigna de los hombres libres y propia de los esclavos. A la vez que se rebajaba la actividad material, manual, se ensalzaba la contemplativa, intelectual.”
La distinción entre trabajo manual e intelectual continúa
vigente, ya que tenemos diversas clases de trabajo, como el de las fábricas, el del campo y por otra parte el racional que se podría denominar intelectual- activo, que es el trabajo que hoy se ve muy claramente en las oficinas.
Si bien el trabajo era un medio para subsistir, también lo era
para poder administrar riquezas o adquisiciones. Aristóteles diferencia entre la adquisición natural y la crematística comercial, la primera se encarga de la satisfacción de las necesidades vitales, 4
domésticas; en cambio la segunda, tiene por objeto el dinero que es
el elemento de cambio.
En el medioevo el trabajo, en el ámbito religioso, se une
directamente a la vida monacal. Se ve claramente en la expresión de San Benito ora et labora, una locución latina que expresa “ora y trabaja”. La vida contemplativa se ve complementada con la vida activa.
Karol Wojtyla relaciona el trabajo con la acción y expone: “La
acción tiene un carácter transitivo, lo que, claramente, tiene lugar muchísimas veces en las acciones del hombre.” con su acción da efectos externos y forma a la realidad circundante.
Al trabajo, también se lo puede ver como Praxis. Respecto a la
palabra, viene del griego que significa, hacer, actuar. Argumenta Wojtyla “El trabajo- en sentido de la praxis humana- es posible en la medida en que el hombre ya existe: operari sequitur esse”. Desde que el ser humano es, va realizando prácticas, entre estas se destaca el trabajo.
Marx por su expone “…, la actividad vital, la vida productiva
misma, aparece ante el hombre solo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de mantener la existencia física.” En sus Manuscritos, presenta su pensamiento acerca de la “enajenación” o “alienación”, que se produce en el 5
trabajo y que consiste en que el hombre se aleja de su realidad en
una sociedad que se divide en capitalistas y proletariado. La enajenación de la actividad humana tiene varios aspectos: la relación del trabajador con el producto del trabajo, la del trabajador con el acto de producción, y la enajenación del hombre respecto a él, por la cual se enfrenta consigo mismo y se enfrenta también al otro.
Por otra parte, un autor contemporáneo, Víktor Frankl, al
referirse al trabajo señala que “… puede representar, en particular un espacio en que la peculiaridad del individuo se enlaza con la comunidad…”, es a través de éste donde se une con sus pares en esta actitud de cooperación y es allí donde va cobrando sentido su existencia misma, encontrando su propia misión, la cual debe realizar.
Desde una mirada teológica contemporánea, la constitución
pastoral Gaudium est Spes, a la hora de hablar del trabajo humano, relacionándolo personalmente desde la concepción trabajo- actividad, expuesto por Wojtyla:
“la actividad humana individual y colectiva o el conjunto
ingente de esfuerzos realizados por el hombre a lo largo de los siglos para mejores condiciones de vida, considerados en si mismos, responde a la voluntad de Dios” GS 34. 6
En este sentido según la constitución los hombres y mujeres
mientras procuren el sustento para si y para su familia, deben pensar que con su trabajo desarrollan la obra del creador.
CAPÍTULO II: EL TRABAJO, LA VOCACIÓN Y LA
PROFESIÓN
El trabajo, tal como lo afirma Bauman, “…apareció como la
principal herramienta para la construcción del propio destino…”no solo para la subsistencia. Al igual que la vocación y la profesión, tienen vital importancia a la hora de definir el estilo de vida.
El término profesión proviene del latín, Profesio-onis. La Real
Academia Española, la define como “…empleo, facultad u oficio que una persona tiene o ejerce con derecho a retribución.” Aquí se observa una relación con el trabajo, ya que menciona al empleo u oficio, esta acción que el hombre realiza esperando un beneficio fruto de la tarea que ha realizado.
Con respecto a la vocación la RAE la define como:
“Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente de religión, advocación o llamamiento, inclinación a un estado, una profesión o una carrera.” Agrega Ferrater Mora“…es resultado de una vox, y esta es la acción y el efecto de vocare o llamar.” Héctor Mandrioni, al hablar de vocación, enuncia “…cuando el hombre, desde su presente trata de proyectar, no una determinada y parcial 7
“figura” de su existencia personal, sino que plantea la figura total de
su existir, aquella forma esencial que deberá asumir su ser personal, entonces se estará cuestionando por su vocación.”
Cabe destacar al respecto que, tal como afirma Mandrioni:
“Toda vocación implica un factor cognoscitivo, a través del cual, el hombre discierne y aprehende, más o menos lúcidamente, aquél contenido axiológico que deberá cumplir en su vida.”
Culminada la etapa del discernimiento llega el momento de
tomar la opción fundamental, de que la persona se valga por sí misma y tome las riendas de su existencia que quizás hasta esta instancia no dependía de él. En su horizonte ve un abanico de posibilidades y una encrucijada de opciones, donde sólo una dará el sentido a su vida y quedarán de manifiesto sus potencialidades. En esto la vocación es síntesis de la esencia y la existencia. Es importante además el otro en la vocación, ya que ocupa un lugar preponderante como un mediador, aquel está entre el hombre y la decisión.
Así también la persona en su historia descubre valores que,
dice el autor “… como tales, exigen ser realizados, como encarnaciones arquetípicas del Bien, como categorías supremas de los grandes bienes que pueden finalizar en tendencias y aspiraciones del hombre, encuentran en su ideal, su rostro personal.” El bien que se anhela, este ideal no es sólo para sí, sino que es fuente 8
comunitaria. Esto llevará a la autotrascendencia de su existencia. A
su vez, el hombre, afirma Mandrioni “…por la vocación de la conciencia moral, está llamado a reconocer su verdadera situación existencial.”
La GS 14, pone la vocación desde una mira Teo antrópica, “el
hombre por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero, a esta profundidad interior retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones y donde él personalmente, decide su propio destino”.
La vocación está ligada a la profesión, cuyo término se lo
relaciona además con el de oficio, cuyo significado es la de acción y efecto que el hombre realiza sobre algo y se lo suele denominar también como ocupación. La diferencia con la profesión, radica en la exigencia intelectual.
Bonete Perales, al referirse a la profesión habla de misión
encomendada por Dios, con un fuerte carácter religioso moral.
También se entiende como un servicio al prójimo. Bonete
Perales afirma “La dignidad de toda profesión radica en la mayor conciencia que posee de servicio a la sociedad, como lo prueba el hecho de que tal <<concepción>> servicial encabeza prácticamente todos los códigos deontológicos, existentes de las más variadas profesiones.” De este modo, el trabajo se caracteriza por un fin 9
social, por una actitud de asistencia sobre todo comunitaria. Por lo
tanto, según este autor “…si no existe un código deontológico puede hablarse de oficio, de actividad, de ocupación, de tarea, incluso de vocación, pero no de una <<profesión>> en sentido pleno del término”.
Se ve así como se enlazan vocación, profesión y trabajo, ya
que no se puede hablar de una profesión sin un compromiso activo, es decir, una praxis de servicio que responde a las necesidades sociales en los diversos ámbitos. Este servicio concreta valores específicos que hacen que el hombre se vaya realizando en su existencia, realice su misión y encuentre su lugar en el mundo.
CAPÍTULO III: EL TRABAJO, LA VOCACIÓN Y SU
RELACIÓN CON LA FELICIDAD
Tanto el trabajo como la vocación, son medios que el hombre
tiene para alcanzar su plenitud. Son caminos que llevan a la felicidad. La podemos definir según la RAE como: “Estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien. Satisfacción, gusto, contento. Suerte Feliz.” Es el sentimiento que cada persona puede llegar a experimentar y en la vida cotidiana se encuentra ese deleite personal. Según Frankl: “Una vida activa cumple con la finalidad de brindar al hombre la posibilidad de desempeñar un trabajo que le proporcione valores creativos; una vida contemplativa 10
también le concede la posibilidad de hallar la plenitud, al
experimentar la belleza, el arte o la naturaleza.”
Karol Wojtyla, dice que la felicidad se encuentra como algo
próximo a la realización, no de la acción, sino de uno mismo mediante la acción.
Víktor Frankl expone que en la vida se ve la necesidad de tener
objetivos. En el campo de concentración, “Siempre que se presentaba la oportunidad, era preciso infundir un porqué- un objetivo- a su vida, con el fin de fortalecerlos para soportar el terrible cómo de su existencia.” Ante esto cada persona debe verse como capaz de llevar a cabo sus objetivos en las diversas circunstancias de la existencia asumiendo la realidad.
Según Julián Marías la felicidad es personal “…es mi felicidad,
no sólo en el sentido que tiene que poseer un carácter individual, particular, diferenciado, sino sobre todo en que tiene que tener conexión con el quien proyectivo de cada uno de nosotros.” Esto ya se ve en el pensamiento de un niño cuando sueña con ser bombero, doctor, se interroga por el día de mañana. Al crecer esta persona sigue teniendo proyecciones pero más concretas según la realidad o las circunstancias que las posibilitan.
Si se analiza la acción desde los conceptos de acto y potencia
se puede afirmar que en la acción de plasmar algo, el ser humano 11
realiza metas gracias a su capacidad de perfección. Esto se da en una
potencia como facultad de tener una perfección. Es por ello que ésta requiere un acto. El trabajador, sobre el material que produce, lo actualiza. A esto se denomina potencia activa, que es la acción u operación. Se da una acción que es inmanente y al mismo tiempo se deja plasmado algo. Karol Wojtyla señala que “…realización es el equivalente más propio del término actus, que justamente indica la plenitud correspondiente a una determinada facultad o potencialidad.”
En la realización de una acción, el hombre es el sujeto
operante. Como lo explicita Wojtyla: “La propia operatividad como la relación entre la causa y el efecto nos conduce al orden objetivo del ente y de la existencia, pues es de naturaleza existencial. En nuestro caso la operatividad es también una vivencia.”
A esta idea de realización, se la puede confrontar con la de
alienación y enajenación. Cerletti la explica como “La idea general de enajenar, ceder algo a alguien, poner algo fuera de sí, o que algo esté o pase a estar fuera de uno…”
Marx, considera que el trabajo del proletario lo enajena, en
tanto el ser humano, en su ser genérico, ve el propio extrañamiento de su esencia humana, de su propia humanidad. Wojtyla en cambio dice “… actuando, no solo realiza alguna acción sino que de algún modo se realiza a sí mismo y llega a ser él mismo.” 12
En la idea del trabajo como realización se señala que en el
producto que el hombre crea plasma algo de si y se va realizando, continua el autor: “Cualquier cosa que el hombre haga en su acto, cualquier cosa ya sea el efecto o el producto, al mismo tiempo se produce siempre a sí mismo, se forma, en algún modo se crea a sí mismo. El hombre de algún modo se actualiza, es decir se realiza llegando a una cierta plenitud, naturalmente sólo de forma parcial.”
Dentro de la alienación, además, lo humano se deshumaniza,
se separa el hombre de su esencia, se podría decir que se convierte en una Maquina, en una pieza del engranaje.
Como oposición a esta alienación, tenemos la idea de
realización, que señala que este trabajo que se concreta por vocación, realiza al hombre y puede ir concretándolo es a través de la participación. Wojtyla afirma “La alienación…es lo contrario de la participación, la debilitación o incluso la anulación de la posibilidad de experimentar otro ser humano como <<otro yo >>” Cuando se habla de participación, se habla de la trascendencia de la persona en la acción, a través de las diversas relaciones interpersonales o sociales.
Karol Wojtyla expone que: “La solución del problema de la
comunidad y de la participación se encuentra, no en la propia realidad del actuar o del existir <<junto con otros>>, sino en el bien común.” Es decir, en tanto todos atiendan a la idea de justicia y 13
equidad común. Se da un aspecto de solidaridad que exige poner la
creatividad personal al servicio del bien de la comunidad.
En este sentido realizar el bien común, según la GS 26 “esto es
el conjunto de condiciones de la vida social que hace posible a las asociaciones y cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de su propia perfección”
Si todo hombre como ser socio- comunitario buscara esto, se
podría generar una sociedad dedicada y entregada, donde todos marchen hacia un mismo objetivo, que es la búsqueda de la realización personal y social, los cuales están enlazados en la participación donde los seres humanos pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección como es el bien común, el bien de todos y de cada uno.
CONCLUSIÓN:
Durante el transcurso de la investigación, se puso en evidencia
como las problemáticas del trabajo y la vocación son cuestiones por la que el hombre claramente se ha interpelado y lo seguirá haciendo porque son propiamente humanos en tanto se relacionan con hacer, proyectar, asumir la propia vida y ser feliz.
Se vió cómo dichos temas tienen mucha relevancia en la
actualidad, ya que afectan a toda persona en tanto ser social, que debe orientar su vida a una vocación, a una profesión o un oficio de 14
acuerdo con sus capacidades para encontrar sentido a su vida. Así
también, quedó de manifiesto como a través de estos el ser humano puede seguir desplegándose en esta misión hacia su plenitud o realización personal.
Esta realización se logra mediante la acción misma del sujeto
que se concreta en la producción. Como contrario a ésta se evidenció la alienación, que ajena al hombre de su producto, obra del trabajo, de los demás y de sí mismo. Como una solución al problema se presenta la participación de todos en la búsqueda del bien común.
Se fue descubriendo durante el curso de la investigación la
importancia de este binomio trabajo-vocación, términos que debieran estar íntimamente ligados. De modo contrario, un trabajo o profesión sin vocación lleva a una actividad monótona, que genera en la persona frustración, cayendo a veces en el absurdo o en una vida vacía, sin sentido.
Se considera también que es importante seguir profundizando
en lo vocacional, con más talleres o alternativas diversas para que de ese modo desde la infancia el niño pueden ir descubriendo la misma en función de sus potencialidades. Por otra parte, son muy buenas opciones las escuelas profesionales, técnicas, agropecuarias, entre otras, como modos concretos de capacitación. 15
Es necesario también, en el ámbito de las empresas e
industrias, el avance hacia la formación de recursos humanos, que prioriza un aprovechamiento singular de las aptitudes de cada persona a fin de que fructifiquen sus potencialidades para el beneficio de la comunidad o la empresa. De este modo, además de los bienes tangibles, cobran importancia los intangibles, como son la responsabilidad, la cooperación, la corresponsabilidad, en servicio, entre otros. Queda clara la necesidad de que cada persona sepa optar por un trabajo con vocación para que su actividad pueda ser más provechosa tanto para ella como para la sociedad, apostando a la participación, de modo que el sujeto se sienta dueño de sus acciones y puedan encontrar su realización, su felicidad.