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ENAH

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

LOS ANTIGUOS ASENTAMIENTOS DE LA REGIÓN


NORESTE DEL LAGO DE CHALCO
DEL FORMATIVO TEMPRANO AL POSCLÁSICO TARDÍO (2500 A.C. – 1521 D.C.)

TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA
PRESENTA

JOSHUÉ BAAL SOTO VARGAS

DIRECTORA DE TESIS
ARQLGA. CLAUDIA NICOLÁS CARETA

ASESORES
ARQLGO. JUAN CARLOS EQUIHUA MANRIQUE
ARQLGO. EDUARDO AMBROSIO LIMA

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO 2022


A mis padres Judith Vargas Pérez y José Trinidad Soto Zamudio, por su gran apoyo durante toda mi
vida. A mi madre por inculcarme a que debemos hacer las cosas bien, si es posible llegar a la
excelencia y a mi padre por su apoyo incondicional en el trabajo de campo de esta investigación,
siempre adentrándonos a lugares complicados de acceder. A Ana Karen Guerrero Arévalo por su
amor, paciencia y apoyo moral, además agradecerle por sus consejos y su participación en este
trabajo. A mis hermanos Gloria Isabel Soto Vargas y Daniel Soto Vargas, y sobrinos Renata Soria
Soto y Thiago Soria Soto por ser parte de este camino.

A mis amigos por su valiosa amistad, consejos y apoyo, entre ellos Samuel Uriel Pérez, José Daniel
Herrera, Rebeca Josune Moysen, Lilian Nallely Velázquez, Samuel Mateo Guadarrama, Norma
Edith Aguirre Lemus, Christopher Perri, Gustavo Cruz Ángeles, Julia Moreno, Mario Francisco
Leyte, Víctor Flores, Yeri Morales Velázquez, Mauricio Dávila Baltazar, entre otros… A mis amigos
que fueron participes en algunos procesos de este trabajo como Humberto Rocha Sánchez,
Mariana Navarro Rosales, Giovanni Castillejos González, Verónica Méndez Solano y Guillermo
Segura Arellano.

A mi directora de tesis Claudia Nicolás Careta por su apoyo y amistad durante estos años, gracias
por resolver mis dudas y por proporcionarme tan valiosa información. A mi asesor Juan Carlos
Equihua Manrique por compartir sus conocimientos y ser buena persona conmigo, además de
darme un panorama más amplio y profundo de la excavación arqueológica. Y a mi asesor Eduardo
Ambrosio Lima por enseñarnos a ser sistemáticos y por su excelente profesionalismo en cada una
de sus clases, que son reflejo de una gran persona. A ellos, que son mis maestros y ejemplo de
cómo hacer el trabajo arqueológico.

¡Gracias!

A Elisa Villalpando por darme la oportunidad de trabajar en sitios tan impresionantes como
Trincheras y La Playa, en donde tuve mis primeros acercamientos a recorrido de superficie y
excavación arqueológica. A Carlos Cruz Guzmán que me ayudó a comprender la geomorfología en
el registro arqueológico. A Adán Meléndez Garcíaⴕ por transmitirme ese valioso conocimiento
sobre arqueología de paisaje, por apoyarme y resolver algunas dudas en esta investigación. A
Oscar Roberto Basante Gutiérrez por compartir tan valiosa información sobre las pinturas

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rupestres de Tlapacoya y la Cuenca de México. A Hervé Víctor Monterrosa, Ricardo Arredondo
Rojas y Alfonso Padilla López por su apoyo en la recta final de esta tesis y por hacerme participe en
el Proyecto de Salvamento Arqueológico del Trolebús Santa Martha-Chalco. Verdaderos maestros,
apasionados a la arqueología y que siempre les estaré agradecido por su incondicional apoyo, por
ser buenas personas conmigo y brindarme su amistad.

A la institución de Casa de Cultura de Ixtapaluca dirigida por Margarita Lara Palacios, quien me
introdujo en la historia y cultura de Ixtapaluca, dándome las herramientas para vislumbrar una
parte del pasado prehispánico de esta región; de igual manera a Rosario, Tere, Vicky, Mary y Dulce
por su apoyo en diversas situaciones. Al museo comunitario de Coatepec dirigido por Víctor
Mecalco Domínguez y José Alfredo Mecalco Domínguez que me proporcionaron información sobre
la historia de Coatepec. A Felipe Márquez Cabrera, Jesús Martínez Márquez y Carmen Suarez
Hernández de la comisaria de San Francisco Acuautla, por su colaboración con datos que
contribuyeron a esta tesis. Al Espacio Cultural El Carmen, dirigido por Ervin Sánchez Ugalde y
Carlos Sánchez Ugalde, y demás integrantes como Elizabeth Pérez Mora, Cesar Morales, Alfonso
Zamudio, entre otros. Y a los amigos Cindi y Roberto Cabrera del Espacio Lxs Calaveras de Izcalli.

Por apoyarme en este trabajo, por su confianza y las buenas charlas. Le agradezco a Jorge
Almonací Ayala, Alberto Mendoza Dueñas, Ysabel Maya Pérez y a Carlos Mendoza de Ixtapaluca; a
Emma Ayala González, Cruz González Páez, Ana Patricia Ríos Mecalco y Félix Rodríguez pobladores
de Coatepec; al maestro de pintura Inocencio Pérez Arellano de Ayotla y al encargado de la capilla
de El Calvario, Armando Hernández; a María Inés Rodríguez, Saul Espinoza Arrieta y Alejandro
López, encargados de la mayordomía de Tlalpizáhuac; a Linda Mercedes Carreón, Sandra Fabiola
González, Lina Mecalco Ponce, Josué David Tapia, Lizet Santiago, Rosalba Rojas Carreón, Camilo
Carreón Mercante, Rene Guerrero Carreón e Iván Palma de Tlapacoya; y por último, a German
Martínez García, Edmundo Sandoval e Israel Palma Pérez de Chalco y Tláhuac.

Mi más sincero agradecimiento a los maestros Artemio Solís Guzmán, Alejandro Hernán Ocelotl y
Luis Miguel Chávez, por apoyarme en el estudio del náhuatl y toponimia. A Santiago Ferreyra y su
equipo de arqueología virtual ADV Estudio, por sus impresionantes reconstrucciones; y a Jonathan
Morales Marcelo y a Arquitectura Divergente por su amistad y apoyo incondicional.

A todos ellos por ser ejemplo de vida, por su amistad y por compartir sus experiencias y
conocimientos.

¡Muchas gracias!

3
Introducción. 9

1. El noreste del Lago de Chalco. 11

1.1. Antecedentes geográficos. 12

1.1.1. La Cuenca de México. 12

1.1.2. El noreste del Lago de Chalco. 14

1.1.2.1. Zonas naturales y ecosistemas. 15

1.1.2.2. Clima. 25

1.1.2.3. Geología. 26

1.1.2.4. Orografía. 28

1.1.2.5. Hidrografía. 34

1.1.2.6. Suelos. 39

1.1.2.7. Flora y Fauna. 41

1.2. Antecedentes arqueológicos. 59

1.2.1. Los primeros trabajos arqueológicos sistemáticos en el noreste del


Lago de Chalco. 59

1.2.2. El hombre primitivo y la megafauna. 61

1.2.3. Los olmecas en la Cuenca de México. 62

1.2.4. Reconocimiento de superficie en Coatepec. 63

1.2.5. Nuevos hallazgos precerámicos. 64

1.2.6. El cultivo temprano en la Cuenca de México. 64

1.2.7. Reconocimientos de superficie en Ixtapaluca y Chalco. 65

1.2.8. Nuevos hallazgos del hombre temprano en Tlapacoya. 67

1.2.9. Trabajos arqueológicos en Acozac. 70

1.2.10. Recorridos, excavaciones y análisis de materiales en diversos sitios


del noreste del Lago de Chalco. 70

1.2.11. Excavaciones arqueológicas en Izcalli-Ixtapaluca. 71

1.2.12. Excavaciones arqueológicas en Tlalpizáhuac. 71

1.2.13. Estudio de las pinturas rupestres de Tlapacoya. 74

1.2.14. Rescate arqueológico en Tlapacoya. 74

4
1.2.15. Salvamento arqueológico en San Buenaventura. 75

1.2.16. Rescate arqueológico en Acozac. 76

1.2.17. Rescate arqueológico en Tlalpizáhuac-Izcalli. 78

2. Marco teórico y metodología. 79

2.1. Arqueología espacial. 80

2.1.1. Patrón de asentamiento. 80

2.1.2. Niveles de análisis. 86

2.1.3. Modelo del lugar central. 88

2.2. Arqueología del paisaje. 89

2.3. Arqueología espacial/paisaje. 92

2.4. Metodología. 93

2.4.1. Trabajo de investigación previa. 94

2.4.2. Trabajo de campo. 95

2.4.3. Trabajo de gabinete. 96

3. Asentamientos de la época prehispánica. Primera parte. 98

3.1. Periodización de la época prehispánica. 99

3.2. Formativo. 102

3.3. Formativo Temprano. 102

3.3.1. Zohapilco. 104

3.3.1.1. Fases culturales. 106

3.3.1.2. Arquitectura y materiales arqueológicos. 107

3.3.1.3. Los primeros agricultores de la Cuenca de México. 111

3.3.1.4. La mujer, símbolo de fertilidad y vida. 111

3.4. Formativo Medio. 114

3.4.1. Zohapilco-Tlapacoya. 118

3.4.1.1. Fases culturales. 120

3.4.1.2. Materiales arqueológicos. 121

3.4.1.3. División social del trabajo. 125

3.4.1.4. Simbolismo dual. 126

3.5. Formativo Tardío y Terminal. 132

3.5.1. Tlapacoya. 138

3.5.1.1. Fases culturales. 141

5
3.5.1.2. El espacio arquitectónico de Tlapacoya. 142

3.5.1.3. Materias primas y productos. 149

3.5.1.4. Organización social. 156

3.5.1.5. La concepción del paisaje acuático en Tlapacoya. 157

3.5.1.6. Izcalli-Ixtapaluca. Un recinto ceremonial. 164

3.5.2. Huixtoco-San Buenaventura. 169

3.5.2.1. Entre la montaña y el lago. 170

3.5.2.2. Fases culturales. 171

3.5.2.3. Sistema constructivo. 172

3.5.2.4. Prácticas funerarias. 174

3.5.2.5. Materiales arqueológicos. 175

3.5.2.6. Obtención de recursos naturales y producción de alimentos. 177

3.5.2.7. Cosmovisión y religión. 178

3.5.3. Coatepec. 180

3.5.3.1. La conformación de un pueblo al pie de la montaña. 182

3.5.3.2. Una visión a los materiales arqueológicos de Coatepec. 183

3.5.3.3. Modos de subsistencia. 186

3.5.3.4. Dualidad: contrarios y complementarios. 187

3.6. Clásico y Epiclásico. 193

3.6.1. Portezuelo. 202

3.6.1.1. Portezuelo y El Resumidero-Santa Ana: dos centros regionales


del periodo Clásico. 203

3.6.1.2. El esplendor de Portezuelo. 205

3.6.1.3. Los recursos naturales de Portezuelo. 206

3.6.1.4. Periodos culturales. 207

3.6.1.5. Materiales arqueológicos y estructuras arquitectónicas. 208

3.6.2. Tlalpizáhuac. 216

3.6.2.1. La ribera norte del Lago de Chalco. 219

3.6.2.2. Periodos culturales. 220

3.6.2.3. Los elementos arquitectónicos de Tlalpizáhuac. 221

3.6.2.4. Materiales arqueológicos: cerámica y obsidiana. 230

3.6.2.5. ¿Quiénes habitaron Tlalpizáhuac? 234

3.6.2.6. El agua sagrada. 240

6
4. Asentamientos de la época prehispánica. Segunda parte. 244

4.1. Posclásico. 245

4.2. Posclásico Temprano. 245

4.2.1. Tlatzalan. 252

4.2.1.1. ¿En dónde se ubica el mítico Tlatzalan? 252

4.2.1.2. Ocupación tolteca. 258

4.2.1.3. Materiales cerámicos. 259

4.2.1.4. Mazapa/Tollan y Azteca I. Un área transicional. 264

4.2.1.5. Arquitectura y otros materiales arqueológicos. 270

4.2.1.6. El camino sagrado. 274

4.2.1.7. Cerro Tejolote Grande. Un recinto ceremonial tolteca. 277

4.2.2. Tlalpizáhuac. 280

4.2.2.1. Ocupación tolteca. 281

4.2.2.2. Arquitectura de Tlalpizáhuac. 283

4.2.2.3. Materiales arqueológicos. 286

4.2.2.4. Obtención de recursos naturales y actividades económicas. 290

4.2.2.5. ¿Quiénes habitaron Tlalpizáhuac? 291

4.2.2.6. Los toltecas y Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. 294

4.2.2.7. La destrucción de Tula y la caída de los toltecas. 305

4.2.2.8. Tradición funeraria. 306

4.2.2.9. El culto a Quetzalcóatl, Tláloc y otros dioses. 308

4.2.2.10. Izcalli-Ixtapaluca ¿Un recinto ceremonial tolteca, un pueblo o periferia


ic periferia del asentamiento de Tlalpizáhuac? 309

4.3. Posclásico Medio y Tardío. 312

4.3.1. Chalchiuhtépec. 335

4.3.1.1. ¿En dónde se ubica el mítico Chalchiuhtépec? 335

4.3.1.2. ¿En dónde se ubicaban Cuitlatetelco, Xicco, Calnáhuac Cochtocan y


qqii Cochtocan y Cihuateopan? 342

4.3.1.3. Omechalco. 348

4.3.1.4. Chalco Atenco. El centro regional multicultural. 350

4.3.1.5. Acxotlan. 357

4.3.1.6. Tlacochcalco. 366

4.3.1.7. Tlacochcalco Tlalmanalco y Acxotlan Cihuateopan. 374

4.3.1.8. El centro ceremonial de Chalchiuhtépec. 380

7
4.3.1.9. Materiales arqueológicos: cerámica y obsidiana. 391

4.3.1.10. Chalco Acxotlan-Tlacochcalco y sus poblaciones dependientes del


iiiiiii del noreste del Lago de Chalco. 393

4.3.2. Coatepec. 423

4.3.2.1. Coatepec Cuatlapancan. 428

4.3.2.2. Coatepec. 432

4.3.2.3. Elementos arquitectónicos y materiales arqueológicos. 444

4.3.2.4. Actividades económicas. 450

4.3.2.5. Los pueblos y barrios de Coatepec. 451

4.3.2.6. Quetzalcóatl y Camaxtli. Dioses principales de Coatepec. 455

4.3.2.7. El cerro de la serpiente. Espacio ritual dedicado a Quetzalcóatl. 457


4.3.3. Ixtapalocan. 463

4.3.3.1. El mítico Tlatzalan Tlalanoztoc: los orígenes de Ixtapalocan. 463

4.3.3.2. El lugar del camino blanco. 470

4.3.3.3. Patrón de asentamiento de Tlatzalan Tlalanoztoc e Ixtapalocan. 480


4.3.3.4. El cerro de La Moctezuma. 482

4.3.3.5. Tlatzalan Tlalanoztoc. 483

4.3.3.6. Ixtapalocan. 491

4.3.3.7. Elementos arquitectónicos y materiales arqueológicos. 500

4.3.3.8. Los chichimecas. 516

4.3.3.9. Los acolhuas. 518

4.3.3.10. Grupos étnicos, barrios y pueblos. 521

4.3.3.11. Un acercamiento a la cosmovisión de Ixtapalocan. 522

Conclusiones. 527

Bibliografía. 531

Anexo. 578

8
El presente trabajo es un estudio regional basado en los trabajos arqueológicos,
fuentes históricas, códices, etnografía, estudio del náhuatl y en la arqueología del
paisaje, que busca generar una investigación de tipo transdiciplinario para ampliar
el conocimiento pasado que se tiene de la región noreste del Lago de Chalco o
también conocida como la región Chalco-Ixtapaluca, que es un área que en
ocasiones fue el núcleo de la cultura, mientras que en otros momentos fue un área
transicional entre dos o más culturas, por lo que a través del tiempo se hizo una
síntesis multicultural que le dio una particularidad a la región. El trabajo de esta
investigación antecede a la misma tesis, ya que se comenzó en el año 2012,
mientras que los recorridos de superficie puntual se iniciaron formalmente entre los
años de 2017 y 2019.

Como resultado, esta tesis cuenta con cuatro capítulos. El primero nos da un
panorama de la geografía del lugar y de los trabajos arqueológicos que se han
hecho en varios de los sitios prehispánicos del noreste del Lago de Chalco. El
segundo capitulo tiene que ver con el marco teórico y metodología con la que se
procedió a hacer este trabajo. Y el tercer y cuarto capitulo, son los que hablan sobre
el pasado prehispánico de la región, desde el Formativo Temprano al Posclásico
Tardío.

Estos dos últimos capítulos inician con una introducción de las diferentes tipologías
de periodización para Mesoamérica, Altiplano Central y Cuenca de México,
buscando la más adecuada para la región. Posteriormente, se describe cada
periodo y se comienza con un panorama histórico de Mesoamérica, Cuenca de
México y por último, de la región noreste del Lago de Chalco. En el caso de algunos
asentamientos del noreste del Lago de Chalco, se describieron con mayor amplitud,
debido a que fueron asentamientos prehispánicos importantes o en todo caso,
porque han sido más estudiados o se encuentran referidos en las fuentes históricas.
Un asentamiento que no comprende la región es Portezuelo, pero que fue necesario

9
abordarlo ya que tiene una estrecha relación con algunos asentamientos que son
parte de la región y de no haberlo hecho, hubiera sido complicado entenderlos, esto
mismo sucedió con Chalco Acxotlan y Chalco Tlacochcalco, que eran
indispensables para la comprensión de los procesos socioculturales de los chalcas
que vivían en la planicies lacustres del norte del Lago de Chalco.

En cuestiones gramaticales se debe mencionar que las palabras en náhuatl no se


pusieron en cursiva, ya que consideró que no es una lengua ajena, sino que es parte
de nosotros, de nuestra cultura. Por ello debemos retomarla y familiarizarnos con
ella, para seguir conociendo nuestras sociedades pretéritas y del presente.

Por último, señalar que con esta tesis se pretende revalorar ese pasado tan diverso
y rico culturalmente, con la finalidad de generar una comprensión y un conocimiento
que reafirme nuestras identidades, y que a su vez, permita conservar y preservar el
patrimonio cultural (tangible e intangible), así como el natural.

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ANTECEDENTES GEOGRÁFICOS

La Cuenca de México

La Cuenca de México está localizada en el extremo sur del Altiplano Central,


comprendida entre los paralelos 19° 01ʹ 18ʺ y 20° 09ʹ 12ʺ de latitud norte y entre los
meridianos 98° 31ʹ 58ʺ y 99° 30ʹ 52ʺ de longitud oeste de Greenwich, a una altitud
de 2240 msnm y con una superficie de 9,560 km² (Espino, 1996: 4).

La Cuenca de México es una planicie elevada que se encuentra rodeada por varias
cadenas montañosas, lo que generó una cuenca cerrada o endorreica. Al este se
localizan las sierras de Río Frío y de Calpulalpan; al sureste la Sierra Nevada en
donde predominan los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl; al sur la de
Chichinauhtzin; al suroeste las sierras del Ajusco y de Las Cruces; al oeste la sierra
de Monte Alto y Monte Bajo; por el noroeste se tiene la sierra de Tepotzotlán; y al
norte la sierra de Tezontlalpan, la de Las Pitallas o de Los Pitos y la de Pachuca.
En la planicie y porción noreste, se ubica la subcuenca de Apan en donde
predominan la sierra de Chichucuatla y la de Tepozán. Al centro de la Cuenca de
México también se encuentran diseminadas pequeñas serranías como la sierra de
Guadalupe, que actualmente se localiza al norte de la Ciudad de México; al este se
tiene la sierra de Santa Catarina y la de El Pino, así como pequeñas formaciones
como La Caldera, Xico, Chimalhuacán y Tlapacoya; al centro de la ciudad
sobresalen El Peñón de los Baños y El Peñón del Marqués, así como el Cerro de
La Estrella; y por la región de Teotihuacan, la sierra de Patlachique (León-Portilla,
et. al., 1975a: 43-44; Vackimes, et. al., 1988: 36; Espino, 1996: 4-6).

El área oeste de la Cuenca de México alguna vez llegó a tener una unidad
hidrográfica que estuvo formada por la unión de cinco lagos (hoy casi están
extintos), estos son el Xaltocan y Zumpango al norte; Texcoco en el centro; y Chalco
y Xochimilco al sur (Espino, 1996: 6; Sarmiento, 2000: 347). Mientras que al noreste
de la Cuenca de México se tuvieron otros lagos que de igual manera se han ido

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reduciendo con el paso de los años, estos son el de Apan, Tecocomulco y Tochac
(fig. 1) (León-Portilla, et. al., 1975a: 26)

Figura 1. Cuenca de México. Basado en León-Portilla, et. al., 1975a; y 1975d; Niederberger, 1976: 27; Mirambell, 1986:
14; Vackimes, et. al., 1988; y Nieva, 2011: 9-13.

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El noreste del Lago de Chalco

El área que se trabajó, antiguamente se ubicó al noreste del Lago de Chalco y


estaba delimitada en su porción suroeste por el mismo lago, al sur por las planicies
lacustre de la región chalca, al este por la sierra de Río Frío, al norte por las planicies
lacustres de la región texcocana y al oeste por la sierra de El Pino (fig. 2 y 3).

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1 4
2
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3
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Figura 2 y 3. Ubicación del área noreste del Lago de Chalco y la delimitación del área trabajada. Poblaciones actuales que
son importantes para nuestro estudio: 1) Tlalpizáhuac, 2) Ayotla, 3) Tlapacoya, 4) Ixtapaluca, 5) San
Buenaventura/Huixtoco, 6) San Francisco Acuautla y 7) Coatepec. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana,
no. 86. Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto.

Actualmente este territorio forma parte del municipio de Ixtapaluca, que se ubica al
oriente del Estado de México y su cabecera municipal tiene las coordenadas
geográficas 98˚ 57ʹ 15ʺ de longitud oeste y 19˚ 24ʹ 20ʺ de latitud norte, teniendo una
altura de 2250 m.s.n.m. Colinda al norte con el municipio de Texcoco y Chicoloapan,
al oeste con La Paz y Valle de Chalco, al sur con Chalco, al sureste con Tlalmanalco
y al este con el estado de Puebla (fig. 4) (Vackimes, et. al., 1988: 12). Las
poblaciones más importantes con respecto a sus vestigios arqueológicos
prehispánicos son la cabecera municipal de Ixtapaluca, Ayotla, Tlalpizáhuac,
Tlapacoya, San Buenaventura, San Francisco Acuautla y Coatepec (fig. 3).

14
Figura 4. Ixtapaluca y sus colindancias. Modificada de Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México.

Zonas naturales y ecosistemas

Para comprender el entorno geográfico nos hemos basado en los trabajos de


clasificación de zonas naturales de las regiones de Texcoco, Chalco e Ixtapalapa,
por parte de Jeffrey R. Parsons (1982, 1983 y 2008), Richard E. Blanton (1981,
1972a y 1972b) y Miguel León-Portilla, (1975a). Y a partir de ellas, hemos hecho
ciertas modificaciones que se adecuan más a la región de estudio (fig. 13 y 14),
siendo la siguiente:

Lecho Lacustre
(2,236 - 2,240/2,245 m.s.n.m.)

Esta zona se caracterizó por ser parte de un ecosistema de humedal lacustre ya


que alguna vez estuvo ocupada por el Lago de Chalco, dentro de sus márgenes se
encontraban la isla de Xico y la isla-península de Tlapacoya. Además, por la parte

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noroeste de esta región, se tenía contacto con el Lago de Texcoco (Blanton, 1972a:
31; Acosta, 2000: 251).

Los límites de ambos lagos han sido definidos por varios autores con diferentes
extensiones y altitudes, coincidiendo en una altitud promedio de entre los 2,240 y
2,250 m.s.n.m., esto se debe a que la fluctuación de los lagos variaba de acuerdo a
la temporada de lluvias o de secas. En el caso del Lago de Chalco, en tiempo de
lluvias debió subir el nivel del agua a los 2,250 m.s.n.m. o un poco más; esta altitud
hoy estaría relacionada con la ubicación de la carretera federal libre México-Puebla
(parte norte del Lago de Chalco) y en algunas áreas, como al oriente del lago, el
agua se extendía hasta el pie de monte y en el caso de la península de Tlapacoya,
ésta quedaba convertida en una isla (fig. 5). Por otro lado, en tiempo de secas el
nivel debió descender a los 2,240 m.s.n.m. o inclusive un poco más. En algunas
fuentes refieren que el Lago de Chalco tenía una profundidad que oscilaba entre los
2 y 2.50 metros, y en otra nos mencionan que, entre los 3 y 4 metros, siendo el área
de Ayotla la más profunda, por lo que se propone que la base del lago comenzaba
aproximadamente entre los 2,236 y 2,237 m.s.n.m. (Barba, 1980: 45-46; Favila,
2004: 55-57).

Figura 5. Reconstrucción del paisaje antiguo del Lago de Chalco, vista noroeste-sureste (desde la sierra de El Pino).
Pintura: Fabiola González, 2017.

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Cabe mencionar que el lago fue disminuyendo su cuerpo para el Posclásico Tardío,
debido a la construcción de chinampas (Blanton, 1981: 114; Parsons, et. al., 1982:
19). Entre los lugares que implementaron este tipo de cultivo intensivo, se
encontraba Xico, Chalco, Huixtoco-San Buenaventura, Mixquic, Xochimilco y
Cuitláhuac (fig. 6) (Parsons, et. al., 1982: 19-22).1

Figura 6. Áreas de chinampas (óvalos verdes) y áreas pantanosas o sin información arqueológica (óvalos rojos), en la
subcuenca lacustre Xochimilco-Chalco. Modificado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana no. 86. Basado en
información de Parsons, et. al., 1982: 19-22; y mapa de Favila, 2004: 59-60.

Para la época novohispana, el Lago de Chalco tenía una profundidad promedio de


68 centímetros y en época de lluvias alcanzaba los 2 metros (Aranda, 2006: 59).
Otros estudios marcan una profundidad de 1.17 metros, para mediados del siglo
XIX (Correa, 1986: 22). En la actualidad, prácticamente ha desaparecido y sólo
queda una pequeña porción de él, que es el área oeste y suroeste de Xico, limitando
con la delegación Tláhuac (fig. 7). En cambio, el norte y este del casi extinto lago,
ha sido ocupado por la mancha urbana de los municipios de Ixtapaluca, Chalco y
Valle de Chalco.

1
Mapa de la subcuenca lacustre, Xochimilco-Chalco. Favila, 2004: 59-60.

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Figura 7. Vista de la región noreste del Lago de Chalco, desde el área Xico-Tulyehualco (antiguamente, área central del
lago). Foto: Joshué Soto, 2017.

Planicie lacustre
(2,240/2,245 - 2,260/2,270 m.s.n.m.)

En esta zona había un ecosistema de humedal, que está fuertemente relacionado


con cuerpos de agua como los ríos, arroyos y el mismo lago. Esta área estaba
comprendida entre el lago y el pie de monte de la sierra de El Pino y la de Río Frío
(fig. 8). Como se mencionaba anteriormente, el borde del lago no se ha podido
definir con exactitud, debido a la variación de su fluctuación, esta incertidumbre es
mayor hacia el noreste y este del Lago de Chalco, en donde se encuentran las
poblaciones de Ixtapaluca, Huixtoco, San Buenaventura, Chalco, Cuautzingo y
Amalinalco. Se tienen referencias a través del registro histórico, de que algunas
poblaciones como la de Ayotzingo, Chalco, Ayotla y Mixquic, se encontraban
situadas en los límites del lago, sin embargo, este dato es para el periodo Posclásico
Tardío y Novohispano, dejando de lado a periodos más tempranos (Acosta, 2000:
251).

Esta zona se caracterizó por ser plana y en algunas áreas semiplana, en donde
transitaban ríos y arroyos que descendían de las partes altas, mientras que las
partes bajas eran bañadas por el lago, lo cual propiciaba una agricultura intensiva
de irrigación. Estas planicies estaban formadas por suelos de depósitos aluviales
provenientes del pie de monte bajo, del tipo feozem que eran muy ricos en nutrientes

18
que permitían una mejor producción agrícola que en otras zonas naturales (Blanton,
1972a: 30-31; Parsons, et. al., 1982: 25; Acosta, 2000: 251; Parsons, 2008: 11;
Terrazas, 2014: 10).

Figura 8. Planicie lacustre de Ixtapaluca-Chalco, comprendida entre la Sierra Nevada, de El Pino y de Río Frío.
Foto: Joshué Soto, 2014.

Pie de monte bajo


(2,260/2,270 - 2,500 m.s.n.m.)

Antiguamente esta zona era muy rica en vegetación, teniendo la presencia de un


ecosistema boscoso caducifolio con algunas áreas de bosque mixto (Niederberger,
1976: 25). En las partes más bajas la pendiente del terreno es suave, que conforme
va aumentado la altitud esta se va haciendo más escarpada y accidentada, en
donde se tiene la presencia de una gran cantidad de barrancas y una mayor erosión
(Blanton, 1972a: 29-30).

Las tierras con pendientes suaves han sido muy productivas para el cultivo desde
la época prehispánica, implementando sistemas intensivos de irrigación mediante
terrazas, mientras que en las partes más altas los cultivos de maíz y otras semillas
son menos fructíferos, con excepción de ciertas especies resistentes a este medio,
como son el nopal y el maguey (fig. 9) (Blanton, 1972a: 30; Acosta, 2000: 252;
Parsons, 2008: 9-11).

19
Los cerros principales de esta zona natural son el de Tlapacoya, La Moctezuma,
Santa Cruz, Tonaltepec o Mesa Redonda, Cuatlapancan y Xolcuango.

Figura 9. Pie de monte bajo en el área de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

Pie de monte alto


(2,500 – 2,900 m.s.n.m.)

Los tipos de ecosistemas que se tenían era el bosque caducifolio y el bosque mixto,
este último aún se encuentra presente en la región, principalmente en las partes
más altas (Sánchez y López, 2003: 54-57 y 65-66). El terreno se caracteriza por
tener pendientes más pronunciadas y escarpadas, con algunas áreas de barrancas,
aunque también hay presencia de pequeños llanos. A comparación del pie de monte
bajo, en esta zona la erosión es mayor, las heladas son más intensas y prolongadas,
además de que hay mayor precipitación y el suelo es más delgado. Durante la época
prehispánica esta zona natural estuvo prácticamente deshabitada, con excepciones
de algunos templos ceremoniales, siendo un lugar de respeto y de gran culto
religioso. Sin embargo, en la última década y en el caso de la sierra de El Pino, la
población ha ido ocupando estas áreas (Blanton, 1972a: 28-29; Acosta, 2000: 252).

Estas áreas prácticamente no son utilizadas para el cultivo, aunque en algunos


casos se ha llegado a implementar la cosecha de maíz, nopal y maguey, utilizando

20
un sistema de cultivo temporal (Blanton, 1972a: 29; Sánchez y López, 2003: 52;
Parsons, 2008: 9).

Los cerros principales de esta zona son El Pino Grande, El Pino Chico, Tejolote
Grande, Tejolote Chico y San Rafael que pertenecen a la Sierra de El Pino, mientras
que en la sierra de Río Frío, serían El Tezoyo y Ocotepec; este último, también es
conocido como La Mesa (fig. 10 y 11).

Figura 10. Pie de monte alto de la sierra de El Pino. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 11. Pie de monte alto de la sierra de Río Frío. Foto: Joshué Soto, 2017.

21
Sierra
(2,900 – 4,125 m.s.n.m.)

En las partes bajas de esta zona predomina un ecosistema de bosque mixto y


conforme se asciende la vegetación va cambiando a la de bosque de coníferas. En
las partes más altas se presenta el pastizal alpino; que en la región sólo hay dos
áreas con este tipo ecosistema y estas son el Monte Tláloc y la zona de los volcanes
Iztaccíhuatl-Popocatépetl (fig. 12) (Acosta, 2000: 252; Sánchez y López, 2003: 57-
60; Parsons, 2008: 7). Desde la época prehispánica ha sido una zona poco
habitada, debido a su topografía abrupta y al descenso drástico de la temperatura,
principalmente en temporada de invierno cuando se llegan a registrar nevadas y el
paisaje se tiñe de blanco (Blanton, 1972a: 28; Parsons, et. al., 1982: 9).

Las principales elevaciones que se encuentran inmersas en esta zona natural son
el Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Papayo, Telapón y Tláloc; además de otros cerros de
menos altura como el Yeloxóchitl o Yoloxóchitl, Mirador Grande, Puico, Tlalucto,
Cuescomate, Tiopa, La Grupera, La Sabanilla, Xaltzipizila, Cabeza de Toro,
Torrecillas, Huiluapan y Tlatelpa, El Mirador, Cepayaco, Cuapayo, Papalotepec,
Tecajete, Tearco, Tlapanco, Tecorral, Huixtoc, Los Potreros, Chichiquil y El Tejolote.

Figura 12. Sierra Nevada y sierra de Río Frío. Foto: Joshué Soto, 2010.

22
A

C E
D

A
B

Figura 13. Zonas naturales de la región noreste del Lago de Chalco. A. Lecho lacustre, B. Planicie lacustre, C. Pie de monte bajo, D. Pie de monte alto
y E. Sierra. Basado en Blanton, 1972a: 26-31 y 197-199; Parsons, et. al., 1982: 14-33; y 2008: 7-14; Acosta, 2000: 251-253.

23
4125 msnm

Pastizal
4000 msnm alpino

Sierra

3500 msnm
Bosque de coníferas

Pie de
Bosque mixto monte alto
3000 msnm
Pie de
monte bajo
Bosque caducifolio Pie de
monte bajo Planicie
Bosque templado Bosque mixto
lacustre Lecho
Bosque caducifolio
2500 msnm
lacustre
Bosque mixto

Bosque caducifolio
2236 msnm Humedal

Humedal ribereño
Figura 14. Perfil de las zonas naturales y ecosistemas de la región noreste del Lago de Chalco en la época prehispánica (Sierra de Río Frío-Lago de Chalco). Modificado
de Sánchez y López, 2003. Basado en Blanton, 1972a: 26-31; y 1972b: 1317-1318; Niederberger, 1976: 23-26; Parsons, et. al., 1982: 14-33; y 2008: 7-14; Acosta, 2000:
251-253; Sánchez y López, 2003: 47-68.

24
Clima

La altura media de 2,000 metros determina el clima de las mesetas centrales de


México como templado-semihúmedo y en nuestro caso, la región se encuentra por
encima de esa altura por lo que correspondería a este clima y hacia la sierra, el
clima pasaría a ser más húmedo y frío. Según Koppen, el clima templado de la
región se caracteriza por tener lluvias en verano, con una temperatura media anual
de entre 12 y 18°C con poca oscilación; con el mes más frío que oscila entre -3 y
18°C y el mes más caluroso sobre los 22°C (Tovalín, 1998: 15-16). Se estima que
la precipitación pluvial en la sierra de El Pino y en la planicie lacustre de Ixtapaluca,
oscila entre los 600 y 700 mm, mientras que en dirección hacia la sierra de Río de
Frío puede estimarse hasta los 1,000 mm con un clima semi-frío y en las partes más
altas (cerro Telapón y Tlaloc) puede haber una precipitación hasta de 1,200 mm,
con un clima frío, en donde ciertas épocas del año se dibuja un paisaje nevado (fig.
15) (Parsons, et. al., 1982: 9-10; Acosta, 2000: 250).

Figura 15. Precipitación pluvial de la Cuenca de México. Tomado de Parsons, et. al., 1982: 10; y Acosta, 2000: 250.
Basada en Sanders, 1979: 62.

25
Sin embargo, en el noreste de la planicie lacustre del Lago de Chalco, que es
nuestra área de estudio, el clima es más cambiante que en el resto de la región,
presentándose en ocasiones como templado y en otras, como seco (Favila, 2004:
60). Sin embargo, se considera que para la época prehispánica predominó un clima
más agradable, con menor oscilación y un mayor nivel de humedad, debido a que
con el tiempo los ecosistemas se han ido modificando.

Geología

La parte sur y sureste de la Cuenca de México se compone de rocas que


corresponden al Terciario Medio hasta épocas recientes (fig. 17). A continuación, se
describe el proceso geológico de la región, que se dio como resultado de una
intensa actividad volcánica (fig. 16):

Figura 16. Expulsión de materiales magmáticos del volcán Popocatépetl. Tomada de hellodf.com/goyo/.

26
Figura 17. Geología del sureste de la Cuenca de México. Modificado de Lorenzo y Mirambell, 1986: 61; y León-Portilla,
et. al., 1975d. Basado en Mooser, 1975.

Terciario

El área oeste de la sierra de Río Frío y el cerro de Tlapacoya están relacionados


con la edad Oligoceno-Mioceno y están compuestos por derrames de tipo andesítico

27
muy erosionados, con afloramientos frescos en sus faldas y muy intemperizados en
la cima. Se ha dividido en siete fases la actividad volcánica y para este tiempo
correspondería la tercera fase, con una fecha aproximada entre los 21 y 17 millones
de años.

La conformación de la mayor parte de la sierra de Río Frío y de la Sierra Nevada se


llevó a cabo en la edad del Mioceno-Plioceno, este complejo volcánico se formó a
partir de lavas y cenizas de composición dacítica y andesítica. Por lo tanto, este
proceso geológico estaría ubicado en la cuarta fase del vulcanismo.

Los abanicos aluviales que se encuentran en el área de San Buenaventura-


Huixtoco, San Francisco-Coatepec y el este de Chalco, son parte de las faldas de
los volcanes Iztaccíhuatl, Telapón y Tláloc, que corresponden a la formación
Tarango superior e inferior, y a la edad Plioceno-Pleistoceno. Como evidencia de
esto, se pueden observar depósitos de nubes ardientes, horizontes de pómez,
suelos y tobas de tipo andesítico, ubicadas en la quinta fase del vulcanismo.

Cuaternario

Por último, en el área de la sierra de El Pino, Coatepec, el cerro Papayo, Cocotitlán,


Xico y de la sierra de Santa Catarina, se tienen una serie de formaciones volcánicas
que se componen de lavas, tobas y cenizas interestratificadas de composición
andesítica y basáltica, que corresponden con la edad geológica del Pleistoceno.
Dentro de las fases del vulcanismo, este momento estaría comprendido en la fase
seis (León-Portilla, et. al., 1975a: 24; Reyes, 1986: 58-63; Espino, 1996: 8).

Orografía

En esta región se cuenta con tres serranías principales: la Sierra Nevada, la de Río
Frío y la de El Pino. En éstas destacan varios cerros que fueron y son de gran
importancia para la vida cotidiana (fig. 23).

28
Sierra Nevada

En el caso de la Sierra Nevada que se ubica al sureste, podemos hacer mención


que las principales elevaciones son el volcán Popocatépetl (5,438 msnm) e
Iztaccíhuatl (5,280 msnm) (fig. 18) (Reyes, 1986: 58; Aranda, 2006: 58). Ambos
monumentos son imponentes en el paisaje circundante, permeando la vida
cotidiana, ritual y económica de los pobladores que habitaban y habitan al pie de
ellos.

Figura 18. Vista noroeste de la Sierra Nevada. Foto: Joshué Soto, 2014.

Sierra de Río Frío

La sierra de Río Frío se ubica al este y noreste del área de estudio2 y está
compuesta por varios cerros, en la parte central los principales son el Telapón

2
Antiguamente al área norte de la sierra de Río Frío se le conocía como sierra de Tlalocan, mientras que la
parte central era denominada como sierra de Atlapul y el sur, como la sierra de Quetzalcóatl (Durán, 1967:
82; Acuña, 1985: 135).

29
(4,065 msnm) y Tláloc o Tlalocatepetl (4,125 msnm), otros cerros de menor altura
son el Yeloxóchitl o Yoloxóchitl (3,900 msnm), Mirador Grande (3,840 msnm), Puico
(3,900 msnm), Tlalucto (3,760 msnm), Cuescomate (3,620 msnm), Tiopa (3,740
msnm), La Grupera (3,640 msnm), La Sabanilla (3,740 msnm), Xaltzipizila (3,540
msnm), Cabeza de Toro (3,140 msnm), Torrecillas (3,660 msnm), Huiluapan (3,340
msnm) y Tlatelpa (3,260 msnm). Al norte se encuentran los cerros El Mirador (3,880
msnm), Cepayaco (3840 msnm), Cuapayo (3,780 msnm), Papalotepec (3,660
msnm) y Tecajete (3,660 msnm). Al noreste los cerros Tearco (3,480 msnm),
Tlapanco (3,600 msnm), Tecorral (3,380 msnm) y Huixtoc (3,080 msnm). Mientras
que al sur se tiene el cerro Los Potreros (3,600 msnm) y ya limitando con la Sierra
Nevada el cerro Papayo (3640 msnm). Al suroeste de la sierra y a pie de monte se
cuenta con el cerro Chichiquil (2,980 msnm), El Tejolote (3,020 msnm), El Tezoyo
(2,660 msnm) y Ocotepec o La Mesa (2,800 msnm) (Aranda, 2006: 58; Terrazas,
2014: 11; Montero 1997-2017). Y hacia el oeste limitando con la sierra de El Pino,
se tiene el cerro Santa Cruz (2,460 msnm) (fig. 19).3

Figura 19. Vista oeste de la sierra de Río Frío. Foto: Joshué Soto, 2017.

3
Información de Carta topográfica de Chalco de Covarrubias, 1:50 000. 2011.

30
Sierra de El Pino

Otro agrupamiento de cerros se encuentra al noroeste de nuestra región de estudio,


conocida como la sierra de El Pino, en donde destacan los cerros de El Pino y
Tejolote o Texólotl; el primero se ubica al oeste y el segundo al este (Terrazas, 2014:
11). A su vez, el cerro de El Pino se divide en Pino Grande (2760 msnm) y Pino
Chico (2700 msnm), al igual que el cerro del Tejolote, en Tejolote Grande (2720
msnm) y Tejolote Chico (2640 msnm), para ambos casos los cerros de mayor altura,
es decir, los que se denominan como Grande, se localizan al este de su homologo,
que son los cerros que se les atribuye como Chico.4 Al sureste se ubica el cerro de
La Moctezuma (2,360 msnm) y cerro de San Rafael (2580 msnm),5 al norte el cerro
Xolcuango o Portezuelo (2469 msnm) y al noreste una meseta conocida como Mesa
Larga (2520 msnm). Más hacia el noreste cerca del poblado de Coatepec, hay un
cerro conocido como Mesa Redonda que antiguamente se le conocía como
Tonaltepec (2440 msnm) (fig. 20) (Acuña, 1985: 137; Pérez, 2005a: 50).6 Por último,
mencionar que al norte de la Mesa Redonda se encuentran un cerro compuesto por
dos lomeríos conocido como Cuetlapanca o Cuatlapancan (2,424 msnm) (fig. 21)
(Acuña, 1985: 137).7

Figura 20. Vista sureste de la Sierra de El Pino. Foto: Joshué Soto, 2014.

4
Carta topográfica de Chalco de Covarrubias, 1:50 000. 2011.
5
Comunicación personal de Alberto Mendoza Dueñas (habitante de Ixtapaluca).
6
Op. Cit.; Comunicación personal de Felipe Márquez Cabrera, Jesús Martínez Márquez y Carmen Suárez
Hernández (habitantes de San Francisco Acuautla).
7
Comunicación personal de Víctor Mecalco y José Mecalco (habitantes de Coatepec).

31
Figura 21. Vista sureste del cerro de la Cuatlapancan. Foto: Joshué Soto, 2017.

Cerro de Tlapacoya

Al norte del lecho lacustre del Lago de Chalco se tiene el cerro de Tlapacoya (2440
msnm) (Op. Cit.: 12). Conocido hoy en día como cerro de El Elefante, así mismo,
algunas personas nos han hecho la referencia de que a su vez está conformado por
pequeños lomeríos: el que se encuentra al noreste es el cerro de Las Cruces, el que
está al sur se le conoce como el cerro de El Plan o El Plano y el más grande y alto,
es el Cerro de Tlapacoya o El Elefante, que cubre la porción noroeste, mientras que
al suroeste del basamento piramidal de Tlapacoya (periodo Formativo Tardío-
Terminal) y con una menor elevación, se encuentra el cerro Tepiolole (fig. 22).8

Figura 22. Vista noreste del cerro de Tlapacoya. Foto: Joshué Soto, 2017.

8
Comunicación personal de Rosalva Rojas Carreón y Camilo Carreón Mercante (habitantes de Tlapacoya).

32
Figura 23. Cerros principales de la región. 1) El Pino Grande, 2) El Pino Chico, 3) Tejolote Chico, 4) Tejolote Grande, 5) Mesa Larga, 6) Xolcuango, 7) Tonaltepec, 8) San
Rafael, 9) La Moctezuma, 10) Cuatlapancan, 11) Santa Cruz, 12) Ocotepec, 13) El Tezoyo, 14) El Tejolote, 15) El Chichiquil, 16) Papayo, 17) Los Potreros, 18)
Huiluapan, 19) Torrecillas, 20) Telapón, 21) Yeloxóchitl, 22) Mirador Grande, 23) Puico, 24) Tlalucto, 25) Tláloc, 26) La Sabanilla, 27) La Grupera, 28) Xaltzipizila, 29)
Cabeza de Toro, 30) Tlapacoya. Modificado de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000.

33
Hidrografía

Lago de Chalco

Antiguamente fue un lugar en donde abundaba el agua, gracias a la gran cantidad


de ríos, arroyos y manantiales que confluían en un lago, conocido como el Lago de
Chalco. Éste se caracterizaba por tener agua dulce, que a poca profundidad estaba
bien oxigenada y era rica en elementos nutritivos, una profundidad que variaba entre
los 3 y 4 metros, siendo la zona de Ayotla la más profunda (Favila, 2004: 55-57).
Los lagos de Chalco-Xochimilco se encontraban a una mayor altura que el resto de
los lagos que se ubicaban al norte de la Cuenca de México, por lo que en tiempo de
lluvias, estos drenaban a los lagos de Texcoco y Zumpango-Xaltocan (León-Portilla,
et. al., 1975b: 13; Correa, et. al., 1986: 18).

En el caso de Tlapacoya, en temporada de lluvias se elevaba el nivel del lago y el


lugar se transformaba en un islote (fig. 24), mientras que en tiempo de secas
sucedía lo contrario, formando una península con un paso firme hacia la parte norte
del cerro de Tlapacoya (Barba, 1980: 45-46).

Figura 24. Recreación de la isla de Tlapacoya cuando el nivel del lago se elevaba. Tomada de Barba, 2002: 31.

34
En la actualidad es posible observar lo que alguna vez fueron los bordes del lago,
esto se distingue en varios puntos de la carretera federal libre México-Puebla que
pareciera tomar esa traza, ya que de lado norte de la vialidad el terreno es más
elevado (pie de monte de la sierra de El Pino) que del lado sur (Lago de Chalco), en
donde se observa un cambio de nivel en la conformación de la topografía, en
algunos casos el desnivel es abrupto y en otros, ligero (fig. 25 y 26).

Figura 25 y 26. Declive hacia el sur (orillas del lago) en Ayotla (izquierda) y Tlapacoya (derecha).
Fotos: Joshué Soto, 2017.

Ríos y arroyos

Antiguamente se tenían tres ríos de importancia en la región, hoy conocidos como


río San Francisco, Coatepec y San José, que eran alimentados por otros arroyos
que descendían de las estribaciones de las sierras de Río Frío y El Pino (fig. 27).
Éstos antiguamente almacenaban grandes cantidades de agua, sin embargo, hoy
se reconocen como arroyos debido a la constante disminución de agua en sus
cauces, esto por el aumento de población, deforestación, cambio climático, entre
otros aspectos.

35
Figura 27. Uno de los arroyos que descienden por las estribaciones de la sierra de Río Frío. Foto: Joshué Soto, 2016.

El río San Francisco provenía del norte y era alimentado por los arroyos Las Jícaras,
El Capulín, La Cruz, El Pastor y otros más, que descendían de la sierra de Río Frío
(cerro Telapón y Yeloxóchitl) y de la sierra de El Pino (cerro Tejolote Grande y de la
meseta Mesa Larga), posteriormente este río tenía su curso hacia el sur,
desembocando al noreste del Lago de Chalco. El río Coatepec estaba conformado
por varios arroyos que descendían de las estribaciones del cerro Xaltzipizila y de la
sierra de El Pino (cerro Tejolote Grande y Chico, de la meseta Mesa Larga, del cerro
Tonaltepec, Xolcuango y Cuatlapancan), sus aguas estaban orientadas al oeste, en
donde desembocaban al Lago de Texcoco. El río San José, que en la actualidad
también es conocido como arroyo Santo Domingo, se formaba en las estribaciones
de los cerros Telapón, Papayo y Los Potreros, tomando su curso hacia el oeste,
pasando por la población de Huixtoco y finalmente, entrando al Lago de Chalco,
entre lo que es el río Tlalmanalco y la planicie lacustre de Ixtapaluca. En la

36
actualidad, este arroyo se conjunta con otros y conforman el canal de la Compañía
(León-Portilla, et. al., 1975b: 70; Aranda, 2006: 62; Jalpa, 2008: 23).9

En la sierra El Pino hay una gran cantidad de cañadas o barrancas, por lo que
debieron de existir una gran cantidad de arroyos en la época prehispánica. En la
actualidad tenemos el conocimiento de dos arroyos: el arroyo San Rafael que
desciende de los cerros El Pino Grande y Chico, y el arroyo Texcabuy que se forma
en las estribaciones de los cerros Tejolote Grande y Chico; en ambos casos,
presentan escurrimientos sólo en temporada de lluvias.10

En el mismo cerro de Tlapacoya se tiene el conocimiento de que había pequeños


arroyos que desaguaban en el Lago de Chalco (Niederberger, 1976: 24). Esto se
puede observar por la conformación del cerro, en donde existen algunas cañadas
que en tiempo de lluvias transitan agua pluvial, siendo la principal la que se localiza
al norte, que desciende en el punto en donde hoy se encuentra el panteón del pueblo
y el basamento piramidal de Tlapacoya (Reyes, 1986: 60).

Manantiales

En los alrededores del cerro de Tlapacoya existieron una gran cantidad de


manantiales que hasta hace 50 años aún se conservaban tres de estos, el que se
ubicó al noroeste se le conocía como El Molino, el del noreste como Tepoyanes o
Ahuehuete y el del sur como Almoloya;11 aunque cabe mencionar que se tiene el
conocimiento de que hubo cuatro más en el área sur y sureste del cerro. 12 Las
personas originarias de Tlapacoya comentan que hasta hace unos años las
viviendas cercanas al cerro tenían un pozo particular, esto nos da una idea de la
gran cantidad de agua que se tenía en este lugar, a pesar de que ya se había
desecado prácticamente el Lago de Chalco.

9
Carta topográfica de Chalco de Covarrubias, 1:50 000. 2011.
10
Ibíd.
11
Comunicación personal de Rosalva Rojas, Camilo Carreón y Rene Guerrero (habitantes de Tlapacoya).
12
Mapa de localización de sitios excavados de Tlapacoya. José Luis Lorenzo y Lorena Mirambell, 1986; y Lauro
Gonzales Quintero, 2001.

37
De igual manera se sabe que en la región de Coatepec se tenían varios manantiales
que proveían de agua a la población, conservándose en la actualidad el manantial
de Santo Domingo, ubicado al este de Coatepec, muy cerca del cerro de
Ocotepec.13 En la región serrana de Río Frío, también se tiene el reporte de la
existencia de un manantial (Platas, 2002: 12). Y en la sierra de El Pino alguna vez
existieron manantiales que abastecían los poblados de Ayotla, Ixtapaluca y
Tlalpizáhuac (Jalpa, 2008: 23). Sin embargo, hoy en día la mayor parte del agua
para consumo humano se extrae de pozos profundos (fig. 28) (Almaguer, 2002: 36).

Figura 28. Hidrografía de la región noreste del Lago de Chalco. Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental
(E14B31), INEGI, 1:50 000.

13
Comunicación personal de José Alfredo Mecalco Domínguez (habitante de Coatepec).

38
Suelos

Histosol

Este tipo de suelos se han registrado en áreas circundantes al cerro de Tlapacoya,


es decir en lo que fue el lecho lacustre del Lago de Chalco, por lo que en la época
prehispánica era muy común. Sus características son la alta humedad, de color gris
oscuro a negro y con un contenido de materia orgánica parcialmente descompuesta
(Blanton, 1972a: 37; Reyes, 1986: 60; Aranda, 2006: 60).

Solonchack

En el área que ocupaba el Lago de Chalco, los suelos son muy jóvenes y se
encuentran en proceso de desarrollo, mostrando un alto contenido de sales debido
al prolongado periodo de sequía como consecuencia de la desecación del lago; en
la actualidad la mayor parte de la región norte del lago se encuentra cubierta por la
mancha urbana, quedando sólo unos cuantos terrenos en donde aún se puede
identificar este tipo de suelo. Las características del solonchack es que tiene una
textura arenosa fina y poca cantidad de materia orgánica, originándose a partir de
materiales sueltos (Reyes, 1986: 60; Jalpa, 2008: 18).

Arenosol

Algunos habitantes de Tlapacoya nos han referido que a pie del cerro y a cierta
profundidad, se ha llegado a encontrar áreas con arenas y el dato arqueológico así
lo ha confirmado; de igual manera, en el centro del municipio de Ixtapaluca y en la
parte norte de la península de Tlapacoya, se llegó a observar este sedimento. 14
Estas áreas antiguamente fueron playas que contenían grandes guijarros hasta
arenas finas, con ceniza volcánica y fragmentos de andesita, que en dirección hacia

14
Comunicación personal de Rosalva Rojas y Camilo Carreón (habitantes de Tlapacoya), y de Alberto
Mendoza Dueñas (habitante de Ixtapaluca).

39
el lago se interestratificaban con la materia orgánica del suelo histosol (Limbrey,
1986: 70-71).

Regosol

Se localizan principalmente en las laderas de la sierra de El Pino y se trata de un


suelo poco desarrollado que presenta una capa delgada de material suelto sobre la
roca madre, lo que significa que es un suelo muy pobre para la agricultura. Sin
embargo, a pie de monte este suelo se encuentra más desarrollado y con mayor
profundidad, lo cual permitió un mejor cultivo durante la época prehispánica e
inclusive hasta nuestros días (Jalpa, 2008:18-20; Terrazas, 2014: 10).

Feozem

Principalmente se encuentra en las zonas con superficies planas y semiplanas;


estando presente en el área sur, sureste y este de la sierra de El Pino, y oeste de la
sierra de Río Frío. El suelo feozem se caracteriza por su gran riqueza en materia
orgánica y nutrientes que contribuyen a una mejor producción agrícola (Tovalín,
1998: 15; Terrazas, 2014: 10).

Cambisol y andosol

Estos suelos son propios de un ecosistema boscoso perennifolio de coníferas, que


se dan en las áreas más elevadas y con menor temperatura, en donde destacan los
encinos, oyameles y pinos. En la región se tienen identificados estos suelos en la
sierra de Río Frío (Terrazas, 2014: 10).

Tepetate

Los suelos de tepetate son de color amarillento y culturalmente estériles, se


producen debido a la constante erosión eólica e hídrica, estos se han registrado
principalmente en las laderas y cimas de los cerros de El Pino Grande, Moctezuma,

40
Tejolote Grande y Tlapacoya, y en algunas áreas de Tlalpizáhuac y Coatepec. En
algunos casos la erosión deja al descubierto los afloramientos de roca andesita o
basalto, como en las cimas de los cerros de Tlapacoya y Tejolote Grande (fig. 29)
(Niederberger, 1976: 24; Vackimes, et. al., 1988: 6).15

Figura 29. Tipos de suelos en el noreste del Lago de Chalco. Elaborado por Joshué Soto, 2018.

Flora y fauna

La biodiversidad de la región durante la época prehispánica se caracterizó por ser


muy abundante y variada. Para estas sociedades la flora y fauna fue importante
para su vida cotidiana en aspectos de cosmovisión, alimentación, actividades
económicas, así mismo para su protección y cuidado, que se entendía como
recíproco. A continuación, se describen algunas especies vegetales y animales de

15
Diccionario de Datos Edafológicos de la Base de Datos Geográficos del INEGI. 2001

41
las que se tiene conocimiento de que existieron antiguamente o en algunos casos,
que aún persisten (tabla 1).

Entre la flora acuática se tuvo plantas hidrófitas flotantes como el chilacastle y la


lentejilla de agua, mientras que entre las plantas hidrófitas sumergidas y fijadas, se
contó con la espiga de agua y la milenrama de agua, que eran propias de un
ecosistema de “humedal lacustre” (fig. 30) (Niederberger, 1976: 25; Favila, 2004:
61).

Figura 30. Plantas hidrófitas de Xochimilco. Foto Antonio Moreno T., 2010, en www.naturalista.mx.

A orillas del lago había una gran cantidad de carrizo, tule, chilillo, junquillo, papiro,
espadaña y huejote. Estas plantas principalmente fueron utilizadas para el trabajo
de cestería, como remedio curativo y para la construcción de los techos de algunas
viviendas. En el caso del árbol huejote o ahuejote, fue y es utilizado para fijar las
chinampas al lecho lacustre y como rompevientos para la protección de sus cultivos
(fig. 31) (León-Portilla, et. al., 1975b: 14; Niederberger, 1976: 25; Favila, 2004: 61).

42
Figura 31. Ahuejotes de Xochimilco. Foto: César Hernández H., en www.naturalista.mx.

En la ribera del lago había grandes extensiones de tierra con pastos y distintas
especies de zacates y matorrales, plantas y hierbas como el viuxito, gordolobo,
cempasúchil, yolochichi; y una gran variedad de arbustos como: el jarrito o tarrito y
el capulincillo (Lalo, 1993: 91-92; Favila, 2004: 60). Algunas plantas tenían un uso
medicinal como el estafiate (diarrea y empacho), gordolobo (tos y vomito), jarilla
(dolor de estómago y para limpias), epazote (dolor de estómago), carrizo
(inflamación u ojos irritados), esculcona (diarrea), yolochichi (golpes y dolores
estomacales), pericón (diarrea), árnica (golpes y heridas), toloache (dolor de
estómago y golpes), cempasúchil (infección estomacal), entre otras (fig. 32); pero
algunas, también eran utilizadas para cuestiones rituales, así como material de
construcción y para la elaboración de objetos, como alimento o condimento,
inclusive como plantas de ornato como la malva (Favila, 2004: 61; Gamboa, 2005:
138). Los árboles que eran parte de este ecosistema, conocido como “humedal
ribereño”, era el ahuehuete, ahuejote, tepozán, aliso y fresno (Niederberger, 1976:
25; Favila, 2004: 60-61).

43
Figura 32. Campo de cempasúchil en Tláhuac. Foto: Javier De La Rosa A., 2017, en espejodetlahuac.wordpress.com.

Referente a las plantas que se domesticaron para su cultivo, se tiene el registro de


una gran diversidad de ellas, sabiendo que el área para su mejor desarrollo era la
ribera del lago pero que con el aumento de población se implementó el cultivo en
áreas de pie de monte bajo (fig. 33). El cultivo predominante era el maíz y frijol, pero
se equilibraba con otros, como la calabaza, chile, amaranto, tomate verde,
verdolaga, chía, epazote, jaltomate, chilacayote, quelite, huauzontle, quelite cenizo,
quintonil, romero y otros más (Barba, 1980: 178; Gamboa, 2005: 138-139). Sin
embargo, no es exclusivo que todas las plantas mencionadas anteriormente, fueran
producto de la agricultura, sino que también se podían encontrar dentro de los
huertos como maleza o en el campo de manera silvestre, haciendo uso de una
actividad económica como la recolección para su obtención (Lalo, 1993: 91).

44
Figura 33. Cultivo de maíz en la comunidad de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

En la antigua zona de planicie lacustre que actualmente está casi en su totalidad


habitaba, aún se pueden encontrar algunas especies vegetales que han sido
mencionadas anteriormente, esto puede ser en terrenos baldíos y en áreas
conocidas como de “campo”.

Entre la planicie lacustre y el pie de monte bajo, se tenía la presencia de cactáceas


como el nopal, biznaga, garambullo, la cactácea conocida como “alicoche cocuá” y
el maguey (Lalo, 1993: 92; Favila, 2004: 61). Esta última, se continúa cultivando en
Coatepec para la producción de pulque y aguamiel (fig. 34); aclarando que las
especies que se utilizan en la actualidad son introducidas, mientras que el maguey
originario de Coatepec crece de manera silvestre y no se le da algún tipo de uso.

En la zona denominada como pie de monte (bajo y alto), se caracterizó por un


ecosistema de “bosque caducifolio”, en donde se tenía la presencia de árboles
frutales como el tejocote y capulín (fig. 35), en comunión con el tepozán, huizache,
olmo, fresno, copalme, almez, aliso y algunas especies de encino, además de una
gran variedad de arbustos, hierbas, helechos, setas y hongos (Niederberger, 1976:
25; Platas, 2002: 15; Sánchez y López, 2003: 54-56; Gamboa, 2005: 138).

45
Conforme aumentaba la altura se podían presentar “bosques mixtos” de pino,
oyamel y/o encino (Niederberger, 1976: 25).

Figura 34. Cultivo de maguey en Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 35. Capulín. Códice Florentino, lib. XI, f. 125.

46
Hay que resaltar que el bosque caducifolio se encuentra casi extinto en la región,
debido a la tala, cultivo, crecimiento de la mancha urbana, clima y a la fuerte
alteración por la introducción de especies secundarias como son: el álamo
canadiense, álamo plateado, jacaranda, eucalipto, cedro, pirul, limón y ciprés
(Niederberger, 1976: 25; Almaguer, 2002: 36). Antiguamente en la parte alta de la
sierra de El Pino y del cerro de Tlapacoya, los bosques eran densos, mientras que
en la sierra de Río Frío los bosques se extendían a áreas más bajas.

Figura 36. Oyamel y pino. Códice Florentino, lib. XI, f. 112.

En la zona de sierra se cuenta con “bosques mixtos” y “bosques perennifolios de


coníferas”. En ciertas áreas se presentan bosques de coníferas con árboles de
encino (roble y encino blanco) y en otras, bosques mixtos de pino, oyamel y encino.
En las partes más altas predominan los bosques perennifolios de coníferas, de
oyamel y pino (ocote y ocote blanco o pino de montaña) (fig. 36). Y en los puntos
más altos de la región (cerro Tláloc y faldas de los volcanes Iztaccíhuatl y
Popocatépetl), se tiene un ecosistema de “pastizal alpino”, caracterizado por el pino
de montaña, por arbustos como la escobilla, enebro azul y jarilla, así como plantas

47
herbáceas, tales como el chilillo, paja blanca y zacatechichi (fig. 37) (Almaguer,
2002: 36; Sánchez y López, 2003: 56-60; Jalpa, 2008: 33).

Figura 37. Ecosistema de pastizal alpino en el Monte Tláloc. Foto: Joshué Soto, 2015.

De la fauna que se describe a continuación, en su mayoría ha desaparecido en la


región, sin embargo, hay especies que sobreviven y un pequeño porcentaje se ha
adaptado ante la presencia humana. La fauna con la que se convivió en la época
prehispánica fue la siguiente:

Al interior del agua dulce del lago, se tiene el registró de que existieron gasterópodos
pulmonados, crustáceos y peces blancos como la carpa, el charal y el pez arenoso,
peces amarillos como el mexclapique, así como la carpita azteca, el pupo del valle
y otras especies de carpa (Niederberger, 1976: 25-26; Favila, 2004: 63). Los anfibios
y reptiles que se podían encontrar en este ambiente acuático era el renacuajo,
tepocate (hijo del sapo), rana, sapo, ajolote o axolotl, culebra de agua y tortuga
terrestre (fig. 38 y 39) (Barba, 1980: 26; Favila, 2004: 63; Jalpa, 2008: 31); de esta
última, se sabe que era muy abundante en la región de Ayotla y Tlapacoya.

48
Figura 38. Rana, pez blanco, ajolote y culebra de agua. Códice Florentino, lib. XI, f. 65, 66 y 76.

Figura 39. Axolotl. Tomada de www.sciencefriday.com.

Entre las aves acuáticas se contó con el pato de cabeza roja, pato cucharón, pato
golondrino, pato de collar, ganso de Canadá, gallina de agua, grulla gris, pelícano,
garza, colimbo, zampullín, achichilique, agachadiza, avoceta y ganso (fig. 40)
(Niederberger, 1976: 25; Favila, 2004: 63-64; Jalpa, 2008: 31; Rosique y Méndez,
2013: 137). Además, había una gran variedad de especies de insectos y de
microorganismos que se recolectaban en las playas del Lago de Chalco (fig. 41),
como el axayácatl (mezcla de hemípteros acuáticos), el ahuauhtli (huevecillo de

49
mosca acuática), los ezcáhuitl (gusanos que formaban masas compactas), el
tecuítlatl (limo compuesto de diversas algas microscópicas) y otros más
(Niederberger, 1976: 26; Jalpa, 2008:31).

Figura 40. Pato, garza, gallina de agua y grulla. Códice Florentino, lib. XI, f. 27, 29, 61 y 62.

Figura 41. Ahuauhtli recolectado en el Lago de Texcoco, la dimensión del huevecillo es de 1mm de diámetro
aproximadamente. Foto: Juan M. Vanegas-Rico, 2014, en insectura.blogspot.mx.

En los montes y planicies del área de estudio había una gran variedad de anfibios y
reptiles como la rana, sapo, tecuich o tecuiche (lagartija larga de Tlapacoya) y otro

50
tipo de lagartijas, el camaleón cornudo, la culebra conocida como “chirrionera”,
cencuate, serpiente de cascabel, coralillo, falso coralillo y otras especies más
(Terrazas, 2014: 18). En cuanto al grupo de los mamíferos se tenía la presencia del
ratón, rata casera, rata canguro, ardilla, ardilla roja, teporingo, conejo, liebre, tuza,
hurón, tejón, comadreja (conocida en la región como onza), zorrillo, mapache,
tlacuache, cacomixtle, armadillo, murciélago, venado cola blanca, berrendo, pecarí,
zorro, coyote, lobo, gato montés, puma y otros más (fig. 42 y 43) (Almaguer,
2002:37; Favila, 2004: 63-64).

Figura 42. Tlacuache y armadillo. Códice Florentino, lib. XI, f. 12 y 65.

Figura 43. Coyote. Tomada de iztapopo.conanp.gob.mx.

51
Las aves que dominaban el cielo eran el águila real, aguililla cola roja, buitre,
zopilote, halcón, gavilán, búho, lechuza, cuervo y un gran número de aves
pequeñas, como el copalasclero, tortolita, cenzontle, colorín, pájaro carpintero,
gorrión, chochín, chillón, colibrí, entre otros (fig. 44) (Niederberger, 1976: 25;
Rosique y Méndez, 2013: 137; Terrazas, 2014: 18).

Figura 44. Águila, gavilán, lechuza y colibrí. Códice Florentino, lib. XI, f. 25, 42, 49 y 51.

Figura 45. Hormigas, mariposa y araña. Códice Florentino, lib. XI, f. 94, 95 y 100.

52
También había toda una gama de insectos, arácnidos, anélidos y moluscos de tierra
(fig. 45). De manera general, entre los insectos se pueden mencionar a la hormiga,
grillo, chapulín, escarabajo, cochinilla, libélula, luciérnaga, mosca, zancudo, abeja,
avispa, mariposa, entre otros; en los arácnidos existen una gran diversidad de
especies de arañas, la tarántula, el escorpión y el alacrán; de los anélidos podemos
mencionar a la lombriz de tierra y gusano de maguey; y en los moluscos de tierra,
el caracol de bosque o llano (Favila, 2004: 62; Aranda, 2006: 62).

Por último, se deben mencionar los animales que fueron domesticados, de ellos se
tiene conocimiento a través de las fuentes históricas, arqueología, antropología
física y etnografía. Estos animales fueron el guajolote y el perro (fig. 46), aunque
también pudo haber sido la abeja como en la zona maya. Cabe hacer hincapié en
que no sólo había una especie de perro, sino que todo lo contrario, había de diversos
colores, tamaños, con pelo o sin él, y a estos se les nombraba dependiendo de sus
características como itzcuintli, chichi, xochcocoiotl, tetlami o teuitzotl, siendo los más
representativos y conocidos hoy en día, el xoloitzcuintli y el tlalchichi (fig. 47)
(Sahagún, 1979: lib. XI, f. 17-18; Barba, 1980: 26 y 178; Favila, 2004: 64; Gamboa,
2005: 142).

Figura 46. Guajolote, tlalchichi y xoloitzcuintli. Códice Florentino, lib. XI, f. 17, 18 y 57.

53
Figura 47. Perros xoloitzcuintli. Tomada de www.fcm.mx.

Flora
Nombre común Nombre científico
Milenrama de agua Myriophyllum sp.
Espiga de agua Potamogeton sp.
Chilacastle Lemna major
Lentejilla de agua Lemna minor
Carrizo Arundo donax
Burrillo o cola de borrego Stevia serrata
Junquillo Juncus sp.
Tule Eleocharis
Papiro Cyperus
Tule Scirpus
Chilillo o chilillo de varita Polygonum mexicanum
Espadaña o tule ancho Typha sp.
Huejote o ahuejote Salix bonplandiana
Ahuehuete o Sabino mexicano Taxodium mucronatum
Pasto o pasto niño Sporobolus pyramidatus
Zacate jihuite Eragrostis obtusiflora
Viuxito Mollugo sp.
Trébol o trébol verdadero Trifolium sp.
Gordolobo mexicano Gnaphalium oxyphyllum
Cempasúchil o cempoalxóchitl Tagetes erecta
Pericón Tagetes lucida
Yolochichi Ageratina petiolaris
Jarrito o tarrito Penstemon barbatus
Capulincillo Ribes ciliatum
Estafiate Ambrosia confertiflora

54
Esculcona o amor de hortelano Galium mexicanum
Árnica Heterotheca inuloides
Toloache Datura sp.
Malva Sin determinar
Maíz Zea mayz
Maíz palomero Zea mays everta
Maíz cónico Zea mayz sp.
Maíz naltelchapalote Zea mayz sp.
Frijol Phaseolus sp.
Calabaza Cucurbita sp.
Chilacayote Cucurbita ficifolia
Chile Capsicum sp.
Chile Solanum sp.
Amaranto Amaranthus sp.
Tomate Physalis sp.
Verdolaga Portulaca oleracea
Chía Salvia sp.
Epazote Chenopodium sp.
Jaltomate Jaltomata procumbens
Huauzontle Chenopodium sp.
Quelite Chenopodium sp.
Quelite cenizo Chenopodium álbum
Quintonil Amaranthus hybridus
Romero Suaeda sp.
Nopal Opuntia tunicata
Biznaga Echinocactus sp.
Garambullo Myrtillocactus geometrizans
Alicoche cocuá Echinocereus cinerascens
Maguey Agave sp.
Maguey Agave lechuguilla
Tejocote Crataegus sp.
Capulín Prunus capuli
Aliso Alnus jorullensis
Fresno Fraxinus uhdei
Olmo mexicano Ulmus mexicana
Huizache Acacia farnesiana
Almez Celtis sp.
Tepozán Buddleia americana
Copalme Liquidámbar
Encino enano Quercus microphylla
Helecho Polypodium sp.
Hongo Sin determinar
Zeta Sin determinar
Encino blanco Quercus laurina
Encino Roble o encino quiebra hacha Quercus rugosa
Oyamel Abies religiosa
Ocote blanco o pino de montaña Pinus hartegasii

55
Ocote Pinus montezumae
Escobilla o azoyate Baccharis conferta
Enebro azul Juniperus compacta
Jarilla Senecio mairetianus
Chilillo Alchemilla procumbens
Paja blanca Calamagrostis intermedia
Simonillo o zacatechichi Conyza gnaphalioides
Fauna
Nombre común Nombre científico
Carpa Cyprinidae sp.
Charal Chirostoma sp
Pez arenoso o xalmichin Sin determinar
Carpita azteca Notropis aztecus
Pupo del valle Algansea tincella
Carpa Evarra sp.
Mexclapique Girardinichtys sp.
Caracol de agua dulce Lymnacea sp.
Caracol de agua dulce Pomatiopsis sp.
Caracol de agua dulce Valvata sp.
Renacuajo Sin determinar
Tepocate Sin determinar
Rana Rana cavitympanum
Sapo Bufo sp.
Ajolote o axolote Ambystoma mexicanum
Culebra de agua Natrix
Tortuga de agua dulce Kinosternon sp.
Pato de cabeza roja Aythya americana
Pato cucharón Anas clypeata
Pato golondrino Anas acuta
Pato de collar Anas Platyhynchos
Ganso de Canadá Branta canadensis
Gallina de agua o fúlica Fúlica americana
Grulla gris Grus canadienses
Pelícano blanco Pelecanus erythrorhynchos
Garza común Casmorodius
Garza blanca Casmerodius albus
Colimbo Podiceps caspicus
Zampullín Podilymbus sp.
Achichilique Aechmophorus sp.
Agachadiza Gallinago gallinago
Sin determinar Spatula clypeata
Avoceta Recurvirostra sp.
Ganso Anatidea sp.
Axayácatl Corixidae sp.
Ahuauhtli Sin determinar
Ezcáhuitl Sin determinar
Tecuítlatl Sin determinar

56
Hormiga Formicidae sp.
Grillo Gryllidae sp.
Chapulín Sphenarium sp.
Escarabajo Carábidas
Cochinilla Oniscidea sp.
Libélula Anisoptera sp.
Luciérnaga Lampyridae sp.
Mosca Sin determinar
Zancudo Sin determinar
Abeja Sin determinar
Avispa Sin determinar
Mariposa Sin determinar
Ciempiés Chilopoda sp.
Araña capulina Sin determinar
Araña Araneus sp.
Tarántula Sin determinar
Escorpión Escorpius
Alacrán Sin determinar
Lombriz de tierra Sin determinar
Gusano de maguey Sin determinar
Caracol de llano Sin determinar
Tecuich o tecuiche Sin determinar
Lagartija Lacerta murales
Lagarto alicante del Popocatépetl Barisia Imbricata
Camaleón cornudo Phrynosoma sp.
Chirrionera Sin determinar
Cencuate o serpiente de los elotes Sin determinar
Serpiente de cascabel Sin determinar
Coralillo Micrurus fulvinus
Falso coralillo Sin determinar
Ratón Peromyscus sp.
Rata casera Sin determinar
Rata canguro Dipodomys phillipsi
Ratón de abazones sedoso Perognathus flavus
Ardilla Sciurus aureogaster
Ardilla roja Sciurus oculatus
Teporingo o zacatuche Romerolagus diazi
Conejo Sylvilagus audoboni
Conejo montés Sylvilagus cunicularius
Conejo castellano Sylvilagus floridanus
Liebre Lepus califomiacus
Liebre Lepus callotis
Liebre Lepus mexicanus
Tuza Pappogeomys merriami
Topo Sin determinar
Hurón Mustela furo
Tejón o tlalcoyote Taxidea taxus

57
Comadreja Mustela frenata
Zorrillo Mephitis macroura
Mapache Procyon lotor
Tlacuache Didelphys virginiana
Cacomixtle Bassariscus astutus
Armadillo Dasypus novemcinctus
Murciélago Sin determinar
Venado cola blanca Odocoileus virginianus
Berrendo Antilocapra americana
Pecarí Dicotylis tajacu
Zorra gris Urocyon cinereoargenteus
Zorro Sin determinar
Coyote Canis latrans
Lobo Sin determinar
Gato montés o lince mexicano Lynx rufus
Puma Felinus concdor azteca
Sin determinar Aquila chrysaetos
Aguililla cola roja o gavilán colirrojo Buteo jamaicensis
Zopilote Sarcoramphus papa
Halcón Falco sp.
Halcón de las praderas Falco mexicanus
Gavilán Accipiter sp.
Búho o tecolote serrano Glaucidium gnoma
Lechuza Sin determinar
Cuervo común Corvus corax
Copalasclero Sin determinar
Tortolita Columbina inca
Cenzontle Mimus polyglottos
Colorín Sin determinar
Pájaro carpintero Sin determinar
Gorrión Passer domesticus
Chochín Sin determinar
Chillón Sin determinar
Colibrí Mellisuga helenae
Guajolote Meleagris gallipavo
Tlalchichi Canis familiaris
Xoloitzcuintli Canis familiaris
Tabla 1. Flora y fauna prehispánica.16

16
Apoyo y comunicación personal de varios habitantes de la región noreste del Lago de Chalco. Para la
identificación y corroboración de los nombres comunes y científicos, se requirió de la ayuda del biólogo
Humberto Rocha Sánchez y de las páginas de internet iztapopo.conanp.gob.mx, www.medicinatradicionalmex
icana.unam.mx y www.naturalista.mx. Algunas de estas especies continúan existiendo en la región.

58
ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

Los primeros trabajos arqueológicos sistemáticos en el noreste


del Lago de Chalco

En el año de 1955, Román Piña Chán y Beatriz Barba trabajaron al noroeste del
cerro de Tlapacoya, en donde realizaron cinco pozos de sondeo, además de la
exploración de una estructura arquitectónica, hallando en ella, entierros humanos y
ofrendas. Así mismo, se dio el hallazgo de un área con unidades habitacionales y
14 entierros en lo que fue la ribera lacustre (figs. 48-50). Como resultado, se
concluyó que Tlapacoya tuvo una ocupación que iba del Formativo Medio al
Posclásico Tardío, teniendo su mayor apogeo en el Formativo Superior (Gámez,
1989: 9).

Figura 48. Basamento piramidal de Tlapacoya, vista noreste-suroeste. Tomada de Barba, 1980: 269.

59
Figura 49 y 50. Ofrenda de la tumba 1 hallada al interior del basamento piramidal (izquierda). Cimientos de muros de
espacios habitacionales en el área conocida como Montículo 2 (derecha). Tomadas de Barba, 1980: 250 y 271.

Durante un reconocimiento de superficie efectuado en 1962, por H. B. Nicholson y


Frederic Hicks, de la Universidad de California, bajo el Proyecto de Cerro
Portezuelo, reportan el sitio arqueológico de Ixtapaluca Viejo (zona arqueológica de
Acozac) en donde también dan conocimiento del hallazgo de un juego de pelota.
Las excavaciones de dicha estructura se llevaron a cabo por David Grove y Henry
B. Nicholson, quienes observaron plataformas laterales de 35m de largo con 2m de
altura, separadas por una cancha de tierra apisonada, de unos 8m de ancho. Las
plataformas se caracterizaban por tener bancas con superficies y paredes
ligeramente inclinadas, estas últimas con restos de estuco y pintura (fig. 51). La
importancia de este juego de pelota es que no tenía la forma típica de “I”, además
de constituirse por tres etapas constructivas que cronológicamente se ubicaron
dentro del Posclásico Tardío (Grove y Nicholson, 1965: 17-19; García y Gamboa,
2000: 7).

En 1963, Muriel Porter analizó material arqueológico proveniente del sureste del
cerro de Tlapacoya, que se rescató cuando se acarreaba como material de relleno
para la construcción de la autopista México-Puebla. Con dicho análisis propone que
este emplazamiento tuvo una ocupación en el Formativo Medio, particularmente en
las fases Ayotla y Manantial (Op. Cit.: 10).

60
Figura 51. Detalle de la pared y banca de la plataforma sur del juego de pelota. Tomada de Grove y Nicholson, 1965: 19.

Nicholson y Grove realizaron un estudio estratigráfico en la zona central del sitio de


Acozac, dicho informe se presentó en 1964 al Departamento de Prehispánicos del
INAH. Con base a este estudio se hizo un análisis de la distribución y forma de los
edificios más importantes del sitio (Brüggemann, 1973: 1).

El hombre primitivo y la megafauna

José Luis Lorenzo comienza una primera temporada en Tlapacoya en el año de


1965, conocida como Tlapacoya I que se ubicó en el sureste del cerro y se
caracterizó por la excavación de dos calas, denominadas como: Alfa y Beta. El
material recuperado de estas fue cerámica; restos óseos de animales pleistocénicos
como el mamut y de camélidos; artefactos líticos manufacturados en obsidiana,
andesita porfídica de lamprobolita y cuarzo (el primero y último son alóctonos,
mientras que el segundo es abundante en el lugar). La cala Alfa aportó el hallazgo
de un hogar en donde se encontró un artefacto de obsidiana y los restos de carbón,
ese último fue fechado alrededor del 24000 ± 4000 años a.p. (fig. 52).

61
En los primeros meses de 1967 se continuó con la segunda temporada, a cargo de
Lorena Mirambell, al sitio se le denominó Tlapacoya II y se ubicó al oeste del cerro.
Lo relevante fue el descubrimiento de un tronco de ahuehuete o sabino, una navaja
de obsidiana debajo del tronco, restos óseos de animales y un amplio estudio
estratigráfico.

A finales de 1967, al norte de Tlapacoya II se exploró el sitio llamado Tlapacoya III,


por Lorena Mirambell, R. García Moll y A. Molina Montes. En este lugar se tuvo un
gran aporte en el estudio de la estratigrafía del lugar, además de una gran cantidad
de restos vegetales y animales (fig. 59) (Nárez, 1990: 13-14).

Figura 52. Hallazgo de restos óseos de animales pleistocénicos y material lítico, en la cala Alfa del sitio de Tlapacoya I.
Tomada de Lorenzo y Mirambell, 1986: 17.

Los olmecas en la Cuenca de México

Tolstoy y Paradis excavaron tres pozos de sondeos al sureste del cerro de


Tlapacoya en el año de 1967. Con el material analizado señalan una ocupación que
inicia en el Formativo Inferior y finaliza en el Medio, proponiendo las fases Ayotla,
Justo y Bomba; teniendo presente una marcada tradición olmecoide en los
materiales (Gámez, 1989: 10).

62
Reconocimiento de superficie en Coatepec

En el año de 1967, Jeffrey R. Parsons llevó a cabo un reconocimiento de superficie


en la región de Texcoco. En las inmediaciones de Coatepec registró cuatro sitios
para el Formativo Medio con un nivel de caserío (TX-MF-16, TX-MF-17, TX-MF-18
y TX-MF-19); para el Formativo Tardío ubicó una aldea nucleada grande (TX-LF-
22) y tres caseríos (TX-LF-21, TX-LF-23 y TX-LF-24); en el Formativo Terminal
cuatro caseríos (TX-TF-39, TX-TF-40, TX-TF-41 y TX-TF-42); dos caseríos
pertenecientes al periodo Clásico Temprano (TX-EC-26 y TX-EC-27); y para el
Posclásico Medio una aldea nucleada grande que creció en dimensiones durante el
Posclásico Tardío, pasando a ser un centro regional secundario (TX-A-99), de igual
manera, más hacia el sur se ubicó un centro ceremonial (TX-A-100) (figs. 53-55).
Mientras que en el área del cerro de la Cuatlapancan se identificó un caserío del
Formativo Medio (TX-MF-15); un caserío del Formativo Tardío (TX-LF-25); y de
igual manera, un caserío para el Formativo Terminal (TX-TF-43); para el Clásico
Temprano dos caseríos (TX-EC-28 y TX-EC-31) y un pequeño centro ceremonial
sobre una de las cimas del cerro (TX-EC-30), además de un caserío perteneciente
al Clásico Tardío (TX-LC-17); teniendo para el Epiclásico, una aldea dispersa
grande (TX-ET-17) y un centro ceremonial (TX-ET-24); para el Posclásico
Temprano se detectaron dos caseríos entorno al cerro (TX-LT-51 y TX-LT-52); y en
el Posclásico Medio se incrementó el número, a cuatro caseríos; por último, en el
periodo Posclásico Tardío, se establece un pequeño centro ceremonial en la
cúspide del cerro (TX-A-101) (Parsons, 2008: 19-158).

Figura 53 y 54. Montículo 169 (izquierda) y 154 (derecha) del sitio TX-A-100. Tomadas de Parsons, 2008: 449.

63
Figura 55. Montículo 171 del sitio TX-A-99 (centro de Coatepec). Tomada de Parsons, 2008: 447.

Nuevos hallazgos precerámicos

José Luis Lorenzo realizó la cuarta temporada de trabajo en Tlapacoya, entre los
años de 1968 y 1969, en donde se ampliaron las excavaciones de la cala Alfa de
Tlapacoya I y en Tlapacoya II. Se hallaron dos hogares, una gran cantidad de
huesos, concentraciones de lascas de andesita (algunas alteradas por el fuego y
otras con retoque o huellas de uso) y una punta del tipo Coxcatlán; de uno de los
hogares se extrajo una muestra de carbón, la cual dio un fechamiento de 21700 ±
500 años a.p. (Nárez, 1990: 14).

El cultivo temprano en la Cuenca de México

Para el año de 1969, Christine Niederberger trabaja el lado este del cerro de
Tlapacoya, denominando el sitio como Zohapilco (Tlapacoya IV) (fig. 59). Para
poder explorar el área trazó una cala de 52m de largo por 1m de ancho, lo que le
permitió obtener una secuencia cronológica que iba desde las etapas precerámicas
hasta el Formativo Superior (primer momento de ocupación del 5500 al 3500 a.C. y
segundo momento del 2500 al 400 a.C.). Estableciendo las fases Playa 1, Playa 2,
Zohapilco, Nevada, Ayotla, Manantial, Zacatenco y Ticomán, identificando entre la
cuarta y sexta fase, el apogeo del sitio arqueológico. Entre los hallazgos

64
arqueológicos más relevantes que se obtuvieron, fue material lítico de talla como
tajadores, lascas, navajas y puntas de proyectil; instrumentos de molienda; vasijas,
figurillas, orejeras, sellos, entre otras formas cerámicas, destacando una figurilla
antropomorfa de barro, fechada para el 2300 a.C.; un conjunto de hogares;
artefactos de molienda; material orgánico que es muestra de la evidencia
arqueológica del cultivo temprano en la Cuenca de México; fragmentos de madera;
huellas de fibras textiles trabajadas; restos óseos humanos y de animales, algunos
de ellos inclusive trabajados (fig. 56 y 57) (Gámez, 1989: 10; y Niederberger, 1976:
233-279).

Figura 56 y 57. Vista parcial de un conjunto de hogares (izquierda) y figurilla antropomorfa femenina de barro (derecha).
Tomadas de Niederberger, 1976: 253-254.

Reconocimientos de superficie en Ixtapaluca y Chalco

W. Sanders reportó un sitio del tamaño de un caserío, ubicado entre el poblado


actual y el extremo oeste del sitio arqueológico de Tlalpizáhuac, que existió entre el
750 y 1150 d.C. y entre 1350 y 1519 d.C. (Favila, 2004: 77).

Richard Blanton realizó un recorrido de superficie ese mismo año, en la Península


de Iztapalapa, en donde señala la existencia de algunos sitios cercanos a
Tlalpizáhuac, uno de ellos conocido como IX-EC-16 que se le situó para el Clásico
Temprano, sin estructuras y con un nivel de caserío. Para el período Tolteca

65
Temprano menciona el sitio IX-ET-17 y lo considera como una residencia aislada
sin estructuras aparentes y con una población de 5 a 10 habitantes. Registró para
el período Tolteca Tardío el sitio IX-LT-19, que tuvo una dimensión de tres
hectáreas, sin estructuras, con un nivel de caserío y una población estimada entre
los 15 y 30 habitantes. Ubica en el período Azteca, el sitio IX-A-34 que se localizó
al noroeste del Ex Rancho de San José Chalco, con un nivel de caserío y una
población de 20 a 40 habitantes (Tovalín, 1998: 21).

Además, reporta el sitio de Acozac con la nomenclatura IX-A-26, dándole la


categoría de un centro secundario regional, el cual fue dividido en dos partes: A y
B. La parte A contó con 105 estructuras, de las cuales 19 fueron ceremoniales y 86
áreas habitacionales residenciales (fig. 58). En la parte B se ubicaron 33 estructuras,
2 ceremoniales y el resto, habitacionales de tipo residencial. A partir de este análisis,
Blanton calculó que Ixtapaluca llegó albergar una población de entre 862 y 1630
habitantes (Blanton, 1972a: 135-138; García y Gamboa, 2000: 7-8).

Figura 58. Fachada norte de la estructura "Templo Mayor" del sitio arqueológico Ixtapaluca Viejo (Acozac). Tomada de
Blanton, 1972a: 299.

66
Parsons realizó un reconocimiento de superficie en lo que anteriormente se conocía
como la Ex Hacienda de Canutillo, hoy San Buenaventura. Al sitio ubicado en estas
inmediaciones también se le conoce como Huixtoco y a partir de estos estudios de
superficie se le ubicó en el Formativo Medio con el nombre de CH-MF-3, sin
estructuras arquitectónicas y por la cantidad de material arqueológico hallado se le
atribuyó un nivel de caserío. Para el Formativo Tardío, el sitio es denominado como
CH-LF-1 y se caracterizó por su crecimiento en extensión llegando a ser una aldea
nuclear grande, cuya población estimada es entre 1200 a 2400 habitantes. Parsons
también observó material arqueológico en superficie perteneciente al periodo
Clásico, que ayudó a definir los sitios de CH-CL-1, CH-CL-2 y CH-CL-3, para el
Posclásico Temprano identificó uno más, denominado como CH-LT-1 y para el
Posclásico Tardío otro más, al que se le atribuyó CH-AZ-4 (Gamboa, 2005: 76).

Nuevos hallazgos del hombre temprano en Tlapacoya

Entre 1969 y 1970, se llevó a cabo la quinta temporada de trabajo en el sitio de


Tlapacoya V, por la arqueóloga Lorena Mirambell, en donde se hicieron calas de
3m de largo por 1m de ancho, con una profundidad que llegaba a la roca madre. En
ellas se hallaron cerámica y cerca de la roca madre, materiales líticos
manufacturados en andesita, basalto y obsidiana. En esa misma temporada se
hicieron varias calas y pozos en los sitios de Tlapacoya VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII,
XIII, XIV y XV (fig. 59), con lo que se pudo correlacionar la estratigrafía, pero también
se descubrieron materiales líticos, cerámicos y algunos restos óseos de animales y
vegetales, lo que permitió la reconstrucción ambiental; también fue posible la
localización de antiguas playas, que se caracterizaron por la presencia de cantos
rodados.

De 1970 a 1971, Lorena Mirambell llevó a cabo la sexta temporada en Tlapacoya


V, en donde fue posible recuperar una gran cantidad de material arqueológico, como
puntas, raederas, lascas, implementos de molienda, cerámica (temprana hasta de
épocas recientes), restos óseos de animales y vegetales, además de algunos
entierros. Por otro lado, se iniciaron las excavaciones en los sitios Tlapacoya XVI y

67
XVII (fig. 59), recuperando materiales arqueológicos e identificando una estratigrafía
muy similar a la de los otros sitios de Tlapacoya (Nárez, 1990: 15).

Entre 1971 y 1973, se efectuaron la séptima y octava temporada, en donde se


trabajó el sitio de Tlapacoya XVIII (fig. 59 y 60), obteniéndose abundante material
lítico tallado y pulido, además de cerámica, material orgánico y restos óseos de
animales (Nárez, 1990: 11; Mirambell, 1986: 49-54). Uno de los hallazgos de mayor
relevancia en el sitio ya mencionado, fue el de un cráneo humano, fechado para el
8000 a.C. (fig. 61). A partir de la materia prima en que fueron elaborados los
artefactos, las técnicas empleadas en dichas herramientas y su morfología, fue
posible identificar dos momentos de ocupación en el sitio: el primero que abarcaría
del 8000 al 1400 a.C. y el segundo de 1400 al 700 a.C. (Op. Cit.: 139-145).

Figura 59. Localización de sitios excavados en Tlapacoya durante los años de 1965 a 1973, bajo la dirección de José Luis
Lorenzo y Lorena Mirambell. Tomado de Lorenzo y Mirambell, 1986: 56.

68
Figura 60. Vista general de la excavación del sitio de Tlapacoya XVIII. Tomada de Lorenzo y Mirambell, 1986: 55.

Figura 61. Vista lateral (izquierda), frontal y trasera del cráneo humano hallado en el sitio de Tlapacoya XVIII (derecha).
Modificada de Nárez, 1990: 143.

69
Trabajos arqueológicos en Acozac

Eduardo Contreras intervino el sitio de Acozac en el año de 1973, debido a las obras
para la construcción de un fraccionamiento residencial, en donde se vieron
afectados varios de los montículos, ya sea parcialmente o en su totalidad. Por lo
que se realizó un rescate cuyos objetivos eran reconstruir y consolidar algunas
estructuras como el llamado Palacio y el Templo Circular.

El arqueólogo Brüggemann de igual manera llevó a cabo una serie de pozos en tres
distintas partes del sitio de Acozac, para definir la estratigrafía y una secuencia
cerámica. A través de estos estudios definió tres áreas: una de cultivo, otra
administrativa y de culto, y la última, como la zona habitacional. También propuso a
partir de la cerámica, que grupos texcocanos con influencia de Cholula, fundaron el
sitio de Acozac y posteriormente, estos recibieron influencia de Tenochtitlan.
Brüggemann estimó una población para el área residencial de aproximadamente
190 personas (García y Gamboa, 2000: 8).

Recorridos, excavaciones y análisis de materiales en diversos


sitios del noreste del Lago de Chalco

Brüggemann también excavó el noreste del cerro de Tlapacoya en 1973, muy cerca
donde se ubica el basamento piramidal que exploró Barba de Piña Chán. Sus
resultados le permitieron fechar entre el Formativo Medio y Superior, para este
punto en específico.

Tolstoy y Fish realizaron un reconocimiento de superficie en lo que fue la Ex


Hacienda de Canutillo, registrando el sitio arqueológico como Huixtoco y con el
número 44, situándolo en el periodo Formativo Tardío y en la fase Ticomán
(Gamboa, 2005: 78).

En el predio de San José Chalco del pueblo de Tlalpizáhuac, el Centro Regional del
INAH en el Estado de México, efectuó un rescate arqueológico a finales de 1987,
debido a las obras de urbanización en el área (Tovalín, 1998: 13). En dicho rescate

70
se llevó a cabo un recorrido de superficie, el cual permitió detectar áreas con
material cerámico y su respectiva temporalidad (Ibíd.: 29).

En 1987, Lorena Gámez analizó el material de un rescate arqueológico llevado a


cabo por el arqueólogo Eduardo Pareyón en 1977, por motivo de la construcción del
drenaje en el área sureste del cerro de Tlapacoya. Con el material recuperado se
elaboró un muestrario y se fecho el lugar de su procedencia, ubicándolo entre las
fases Ayotla y Manantial, con una pequeña representación para las fases de
Tetelpan, Zacatenco y Ticomán, además del periodo Clásico y Posclásico Tardío
(Gámez, 1989: 143; y 1993: 11).

Excavaciones arqueológicas en Izcalli-Ixtapaluca

Katina Vackimes, como responsable de las exploraciones en el sitio denominado


Izcalli-Ixtapaluca o también conocido como Las Gladiolas, en 1988 efectuó un
recorrido de superficie en el área delimitada por el fraccionamiento con el mismo
nombre. Como resultado se detectaron cuatro grandes concentraciones de
materiales arqueológicos, siendo que en una de ellas había un montículo que resultó
ser una estructura arquitectónica, la cual fue excavada a través de calas y pozos, y
de esta manera se identificaron cuatro etapas constructivas, las tres primeras
correspondían al Formativo Tardío y la última al Posclásico Temprano (Vackimes,
1988: 13-20; Pulido, et. al., 1994: 119-120). La arqueóloga también identificó
pequeños montículos que rodeaban a dicho sitio, lo cual hace suponer que hubo un
asentamiento de mayores dimensiones en el área (Vackimes, 1998: 32).

Excavaciones arqueológicas en Tlalpizáhuac

Al este del predio San José Chalco y dentro de la propiedad de Infonavit


(anteriormente conocido como el Rancho El Carmen), se realizó un rescate
arqueológico por parte del arqueólogo Salvador Pulido, en el año de 1990. Los
hallazgos arqueológicos consistieron en una plataforma con su acceso y dos cuartos

71
a sus lados, con dos etapas constructivas pertenecientes a la época tolteca, es decir
Posclásico Temprano (fig. 62 y 63) (Pulido, et. al., 1993: 47-52).

Figura 62. Plataforma vista de frente. Tomada de Pulido y Moreno, 1993: 50.

Figura 63. Vista norte de la plataforma, acceso y cuartos. Tomada de Pulido y Moreno, 1993: 51.

Con la finalidad de continuar con la investigación arqueológica en Tlalpizáhuac, se


llevaron a cabo las temporadas de campo 1990 y 1991, del Proyecto Arqueológico
Tlalpizáhuac, por parte del arqueólogo Alejandro Tovalín (1998: 13). Se observaron
cinco momentos constructivos en las unidades habitacionales descubiertas, en

72
donde se hallaron distintos objetos cerámicos, líticos (de molienda y talla), de
concha, entierros, escultura, entre otros (fig. 64 y 65). En el sitio se registraron dos
momentos de ocupación pertenecientes al periodo Epiclásico y Posclásico
Temprano (Ibíd.: 119-195).

Figura 64. Vista norte-sur del espacio habitacional de Tlalpizáhuac. Tomada de Tovalín, 1998: 140.

Figura 65. Almenas fragmentadas, encontradas como una ofrenda constructiva del cuarto 27 del complejo
arquitectónico de Tlalpizáhuac. Tomada de Tovalín, 1998: 174.

73
Estudio de las pinturas rupestres de Tlapacoya

Entre 1990 y 1992, Norma Leticia Tello Charles realizó un recorrido en varios sitios
de la Cuenca de México con la finalidad de hacer el registro de las manifestaciones
rupestres presentes ahí. Entre los sitios que visitó se encuentra Tlapacoya, en este
lugar hizo el primer registro arqueológico a través de fotografía, dibujo y la
descripción de los motivos rupestres. Concluyendo que estos se relacionaban con
los límites territoriales de los grupos culturales de aquellos tiempos, con su identidad
y con actividades rituales y económicas (fig. 66) (Tello, 1993: 1 y 82-90).

Figura 66. Representación de uno de los paneles con pintura rupestre. Tomada de Tello, 1993: 86.

Rescate arqueológico en Tlapacoya

En octubre de 1991, el Centro INAH del Estado de México efectuó un rescate


arqueológico en un predio que se encontraba localizado al noroeste de la zona
arqueológica de Tlapacoya. Este trabajo estuvo a cargo de Olivia Torres Cabello
quien realizó ocho pozos de sondeo, hallando un cráneo con deformación en el pozo
3, por lo que fue necesario ampliar la excavación, abarcando los pozos 4, 5 y 6. Fue
así como se descubrió un entierro secundario múltiple con una ofrenda mortuoria,

74
integrada por trece vasijas completas y dos fragmentos de figurillas. La ofrenda
estaba compuesta por dos ollas, un botellón con tres asas y tres cajetes trípodes
con soportes huecos que eran del tipo cerámico café rojizo; tres cajetes trípodes
con soportes huecos y silueta compuesta, un cajete inciso de silueta compuesta, un
vaso trípode con soportes pequeños y un botellón antropomorfo con atributos de
Tláloc, todos pertenecientes al tipo cerámico Negro pulido o Tlapacoya pulido negro
(fig. 67); además de un cajete cuya superficie presentaba un gran pulimento en color
naranja y diseños con la técnica al negativo (Torres, 1997: 139-144).

Figura 67. Botellón antropomorfo con atributos de Tláloc. Modificada de Torres, 1997: 142.

Salvamento arqueológico en San Buenaventura

Entre 1998 y 2000, se realiza un proyecto de salvamento arqueológico, debido a la


construcción de un desarrollo habitacional que ahora se conoce como San
Buenaventura. Luis Manuel Gamboa estuvo a cargo de dicho proyecto, quien se
enfocó en intervenir y proteger la parte central del asentamiento, identificando
75
construcciones de carácter habitacional y ceremonial, por encima de plataformas
(fig. 68). También fue posible identificar tres momentos de ocupación, durante el
Formativo, Clásico y Posclásico Tardío (Gamboa, 2005: 78; y Almaguer, 2002: 44-
46).

Figura 68. Distribución de un grupo de entierros dentro de un espacio arquitectónico. Tomada de Gamboa y García,
2015: 14.

Rescate arqueológico en Acozac

En el año 2000, los arqueólogos Raúl García Chávez y Luis Manuel Gamboa
efectuaron un rescate en las inmediaciones de la zona arqueológica de Acozac,
para la construcción de un sistema de red de agua potable, una cisterna y un tanque
elevado; por lo que se llevó a cabo un reconocimiento de superficie y varios pozos
de sondeo (fig. 69) (García, et. al., 2000: 3). En las estructuras arquitectónicas
conocidas como el Templo de Ehécatl, el Palacio y Templo Mayor, se realizaron los
pozos 30, 31 y 32, en donde se hallaron algunos entierros y material arqueológico
prehispánico (fig. 70), destacando el entierro no. 3 del pozo 32, que se caracterizó
por ser un entierro primario, de tipo directo y estar depositado en decúbito dorsal
extendido, además de tener edad adulta y sexo masculino, con una temporalidad

76
que corresponde al Posclásico Tardío, como parte de su ajuar funerario y ofrenda,
se halló un collar de cuentas de piedra verde y obsidiana (estas últimas en forma de
pato y tubulares), un sahumador, un cuchillo de pedernal y tres pequeños discos de
oro (Ibíd.: 13-18). A través de este trabajo se detectó que en las partes altas del sitio
hubo una ocupación inicial asociada con la fase Azteca II, además, en los pozos de
sondeo se registraron algunas estructuras arquitectónicas. Con estos hallazgos, por
la ubicación y dimensiones del sitio arqueológico, además del análisis de las fuentes
históricas, se creé que Acozac fue el mítico Tlatzalan Tlalanóztoc (García, et. al.,
2001: 104-105; García, 2004: 190-195).

Figura 69. Poligonal de la zona arqueológica de Acozac y ubicación de los pozos de sondeo del rescate arqueológico del
año 2000. Modificado de García, 2004: 212.

77
Figura 70. Proceso de excavación del pozo de sondeo no. 31. Tomada de García, 2004: 207.

Rescate arqueológico en Tlalpizáhuac-Izcalli

Entre las poblaciones de Tlalpizáhuac e Izcalli, se realizó un rescate arqueológico


denominado como “Bodega Aurrera Villas de Ayotla”, en el año de 2012, a cargo de
Edgar Ariel Rosales de la Rosa (Oscar Roberto Basante Gutiérrez, comunicación
personal, 2019). En dicho rescate se descubrieron varios entierros humanos con
sus respectivas ofrendas; material constructivo que consistía en posibles
apisonados, piedras careadas; material cerámico perteneciente a vasijas y figurillas
de las fases Corral (800-900 d.C.), Corral Terminal (900-950 d.C.) y Tollan (950-
1150 d.C.), algunos foráneos (Occidente de México) y del siglo XX; navajillas
prismáticas, navajas retocadas, excéntricos y lascas de obsidiana verde y gris (en
mayor cantidad esta última), además de unas cuantas lascas y de un raspador de
pedernal. Por el material obtenido, se identificaron dos periodos de ocupación:
Epiclásico y Posclásico Temprano, mismos que están presentes en sitios aledaños
como el de “Rancho El Carmen” y el “Sitio Arqueológico de Tlalpizáhuac” (Adán
Meléndez García, comunicación personal, 2017).

78
79
ARQUEOLOGÍA ESPACIAL

Con la finalidad de poder analizar y comprender la distribución de los asentamientos


que se encuentran dentro del área de estudio, se retomaron los trabajos de algunos
investigadores que hicieron uso de modelos espaciales y estudios de patrón de
asentamiento, por ello a continuación se presenta su definición, tipologías y modelos
necesarios para complementar este trabajo.

Para David L. Clarke (1977) la arqueología espacial se definía como la recuperación


de información a partir de las relaciones espaciales arqueológicas y el estudio de
las consecuencias espaciales de antiguos patrones de la actividad del hombre
dentro y fuera de las estructuras, las características que presentan estas
estructuras, la articulación dentro de los sitios y su entorno; a niveles de escala
micro, semimicro y macro (Ashmore, 2002: 1174).

Patrón de asentamiento

Julian Steward ya tenía esbozos sobre la idea de patrón de asentamiento, pero sólo
se quedaba en el marco de la teoría, este le transmitió esas ideas a Gordon Willey
quien se encargó de llevarlas a la práctica en el Proyecto Arqueológico del Valle del
Virú, en Perú (Salazar, 2008: 246). Para Gordon R. Willey el patrón de asentamiento
se define como:

La manera en la cual el hombre dispuso del paisaje en el que vivió. Se refiere a viviendas, su
arreglo, y a la naturaleza y disposición de otros edificios pertenecientes a la vida comunitaria.
Estos asentamientos reflejan el ambiente natural, el nivel de la tecnología que poseían los
constructores y varias instituciones de interacción social y cultural. Los patrones de
asentamiento en gran medida forman parte directa de las necesidades culturales, que ofrecen
un punto de partida estratégico para la interpretación funcional de las culturas arqueológicas
(Willey, 1953:1).

80
Mediante el registro del patrón de asentamiento, se puede estudiar
sistemáticamente el ambiente natural, el nivel de tecnología, la política manifestada
a través de las instituciones, los procesos sociales y finalmente, la cultura (Ardelean,
2004: 101).

En la Cuenca de México se propuso un estudio de patrón de asentamiento que


derivó en una tipología, esta fue elaborada por los investigadores William T.
Sanders, Jeffrey R. Parsons y Robert S. Santley (1979). A su vez, esta tipología se
retomó para la investigación presente, por lo cual se menciona a continuación:

• Centro suprarregional

• Centro provincial

• Centro regional

• Aldea nucleada grande

• Aldea nucleada chica

• Aldea dispersa grande

• Aldea dispersa chica

• Caserío

• Precinto ceremonial grande

• Precinto ceremonial chico

Sin embargo, fue necesario modificarla para adecuarla a la región de estudio, esto
a través de un análisis comparativo entre las diferentes propuestas tipológicas de
jerarquización de los asentamientos de Mesoamérica (cuadro 1). Esta se describe
a continuación:

81
Cuadro 1. Principales propuestas para la clasificación de asentamientos.

82
1) Centro suprarregional (Huey Altepetl). Era la unidad política que estaba
constituida por varias entidades que estaban bajo el mando de un huey
tlatoani; algunos autores asemejan a esta unidad con un imperio y con una
gran ciudad. Este centro urbano controlaba una gran variedad de
ecosistemas, grupos culturales y tipos de asentamientos, como: centros
regionales, pueblos y aldeas dependientes, así como poblaciones
subordinadas (García, 2007: 7; Hodge, et. al., 2008: 74).

Ejemplos de centros suprarregionales, son Teotihuacán para el Clásico, Tula


para el Posclásico Temprano y Tenochtitlán que encabezaba la Triple Alianza
para finales del periodo Posclásico Tardío; cabe mencionar que, en tiempos
de Nezahualcóyotl, Texcoco debió ser el centro suprarregional que lideraba
la Triple Alianza, en lugar de Tenochtitlán. Estos centros eran los focos de
las administraciones políticas que tuvieron gran impacto sobre otras partes
de Mesoamérica y se estima que tenían al menos 25,000 o más de 100,000
habitantes (Sanders, et. al., 1979: 55).

Como se mencionó anteriormente, en algunas ocasiones estos formaban


ligas tripartitas, ejemplos de ello, son Tula-Culhuacán-Otumba, Culhuacán-
Tenayuca-Xaltocan, Azcapotzalco-Coatlinchán-Culhuacán, Tenochtitlán-
Texcoco-Tlacopan, Tlaxcala-Huejotzingo-Cholula y Tzintzuntzán-Ihuatzio-
Pátzcuaro (Hodge, 1997: 213-214; García, 2007: 3).

2) Centro regional (Altepetl). Era una estructura de carácter económico, político,


social, territorial, militar y religioso, que albergaba una población entre los
1,000 y 10,000 habitantes. Los centros regionales prehispánicos tenían un
territorio que incluía un centro urbano o totehuacan (dividido en calpultin) y
zonas rurales (pueblos y aldeas); que en algunas ocasiones extendían su
territorio mediante la subordinación de otras poblaciones (Sanders, et. al.,
1979: 55; Monterrosa, 2012: 24-25 y 30; Hernández, 2016: 52-53). El centro
urbano contenía palacios y templos, la población se encontraba estratificada
y compuesta por diferentes grupos étnicos, había especialistas y artesanos

83
que trabajaban los materiales locales como los importados, mientras que en
los mercados se llevaba a cabo el intercambio de bienes (Hodge, et. al.,
2008: 68; Hernández, 2016: 52).

El vocablo Altepetl, significa literalmente “cerro agua”, que representa a su


vez, una vasija contenedora de agua, simbolismo que tiene que ver con la
vida. Así mismo, el cerro (natural) se ve representado en una estructura
piramidal (cultural), sitio ritual que era encabezado por un tlatoani y un
teocalli, en donde se conjuntaba lo sagrado y profano, síntesis del “todo
social en movimiento” (Op. Cit.: 52). A esta unidad política los nahuas le
denominaron tlatocayotl, mientras que los españoles la llamaron señorío y
algunos investigadores anglosajones lo asemejan con el término de ciudad-
estado o reino (Hodge, 1997: 209-214; Gruzinski, 2001: 15; García, 2007: 6-
7).

En muchas ocasiones se llegaron a conformar ligas entre varios centros


regionales, como la del Acolhuacan o Chalcáyotl, esta última, en una primera
etapa fue dirigida por el Altepetl de Chalco Acxotlan, posteriormente por
Amaquemecan y por último, por Tlalmanalco Tlacochcalco (Hodge, 1997:
214; Monterrosa, 2012: 16; Hernández, 2016: 55-56). Por lo anterior, se
pueden identificar dos tipos de centros regionales: grandes y pequeños, los
primeros estaban a la cabeza de estas ligas y tenían mayor control que los
otros, algunos ejemplos durante el Posclásico Tardío son Tlalmanalco
Tlacochcalco, Culhuacan, Texcoco y Tlacopan, mientras que los segundos,
eran Tenanco Tepopolan, Chimalhuacán Chalco, Coatlinchán, entre otros
(García, 2007: 13-14).

También en esta categoría podríamos mencionar centros regionales


dispersos que se dieron en el periodo Posclásico Medio, ya que los grupos
denominados como chichimecas vivían en cuevas y cerros, pero que
gradualmente fueron aculturizándose, lo que conllevó a que estas personas
poco a poco se establecieran en poblaciones más nucleadas con un modo
de vida aldeano-agrícola. Sin embargo, el patrón de asentamiento no es tan

84
claro con este tipo de lugares por lo que es necesario del apoyo de las fuentes
históricas (Navarrete, 2017: 313-314). De igual forma, se tuvieron presentes
otro tipo de centros regionales, que podemos denominarlos como centros
regionales terciarios o subordinados, como lo fue Chalco Acxotlan bajo el
dominio de Tlalmanalco y Tlatzalan Tlalanoztoc por parte de Coatepec
durante el Posclásico Medio (Op. Cit.).

3) Pueblo (Altepetzin). Se caracterizó por ser una unidad o subdivisión de un


centro regional, que tenía su propio dirigente y cuyos miembros o
gobernantes, en algunas ocasiones llegaron a tener una filiación étnica
particular y/o común (Meléndez y López, 2002: 52). Arqueológicamente se
propone que estas comunidades estaban densamente ocupadas y con poca
complejidad arquitectónica. Los pueblos grandes o primarios se
caracterizaban por tener una población entre 1,500 y 500 habitantes
aproximadamente, mientras que los pueblos pequeños o secundarios, se
estima que tuvieron entre 500 y 100 habitantes (Parsons, 2008: 19).

4) Barrio (Calpulli). Unidad territorial basada en parentescos, en la propiedad


comunitaria de la tierra, a una actividad económica particular y al culto de un
dios tutelar “el calputeotl”. Los calpultin podían ser grandes (calpulli mayor) y
tener subdivisiones, es decir, calpultin pequeños (calpulli menor o tlaxilacalli)
(Gruzinski, 2001: 16; Monterrosa, 2012: 24-25).

5) Aldea. Esta forma de organización se caracteriza por una baja cantidad de


población, estimándose por debajo de los 100 habitantes. Y se asemeja a un
caserío, término que utilizaron algunos investigadores para los estudios de
patrón de asentamiento en la Cuenca de México (Blanton, 1972a: 20;
Parsons, 2008: 20).

85
Arqueológicamente es muy complicado definir este tipo de asentamientos ya
que se pueden confundir con campamentos de cazadores-recolectores o
bien, con los restos de residencias aisladas o recintos ceremoniales, por lo
que deben ser estudiados meticulosamente (Parsons, 2008: 20).

6) Recinto ceremonial. Se caracteriza por su arquitectura de tipo cívico-


ceremonial (Parsons, 2008: 20). Lugar relacionado con la cosmovisión y el
calendario ritual (ciclos estacionales y agrícolas), donde se depositaban
objetos rituales como: esculturas, piedras preciosas, códices, pintura mural,
petrograbados, pintura rupestre, arte plumario, ofrendas de alimentos y
bebidas, sacrificios humanos y de animales, entre otros (Hernández, 2016:
53-54). Tales sitios están ubicados en las cimas de colinas o cerros, aunque
también llegan a encontrarse en partes bajas (cercanos a cuerpos de agua)
(Meléndez y López, 2002: 117).

Niveles de análisis

Otro modelo que fue necesario comprender fue el trabajo de Bruce G. Triegger
(1967 y 1968), ya que este nos permitió tener en cuenta a que escalas podíamos
trabajar y que herramientas utilizar. Este comprende tres niveles de análisis que a
su vez se interrelacionan:

1. Nivel del edificio o estructura individual. (Micro).

El tipo de análisis que se debe de hacer en este nivel va enfocado al


tamaño, diseño, forma, orientación, método de construcción, áreas de
actividad, concentración y asociaciones de determinados materiales.
Para poder realizar lo anterior, sería mediante un registro arqueológico a
través de un recorrido de superficie y/o excavación (calas, pozos de
sondeo y extensiva). Que nos permitiría deducir la función del edificio, la
organización y división interna, las actividades al exterior e interior de la

86
estructura; la excavación posibilitaría otro tipo de datos como los
procesos de trabajo, creencias y el tipo de alimentación.

Las estructuras pueden ser: una casa-habitación común, unidad


residencial, talleres, templos, palacios, campamentos, fortalezas,
almacenes, entre otros. Este nivel principalmente está constituido por la
familia.

2. Nivel de asentamiento o sitio. (Semimicro).

Para poder realizar este tipo de estudio se tiene que tomar en cuenta la
distribución del material en superficie (que permite la delimitación del sitio
o asentamiento), el tamaño del asentamiento, distribución espacial y
orientación de las estructuras, y la distancia del agua. Para este nivel se
debe hacer uso del registro arqueológico como es el recorrido de
superficie y excavación (principalmente extensivas), además de la
utilización de los SIG (Sistemas de Información Geográfica). Este nivel
busca conocer el conjunto articulado de actividades humanas, y con ello
acceder a temas como la especialización de alguna materia prima u
oficio(s), la estratificación y división social del trabajo, creencias religiosas
y sistema de parentesco, por mencionar algunos.

Algunos ejemplos podrían ser: un centro urbano, un pueblo o una aldea,


en el caso de las poblaciones prehispánicas de México. Y este nivel se
caracteriza por estar relacionado con la comunidad principalmente.

3. Nivel de la distribución de los asentamientos a nivel regional. (Macro)

La distribución de los asentamientos en el paisaje se debe estudiar con


relación a su medio ambiente, es decir la distancia a las fuentes de agua,
orografía, vegetación, entre otros. A través de la utilización de mapas
topográficos, fotografías aéreas y de los SIG. Con lo que se podría inferir
la jerarquía de los asentamientos, el comercio, la obtención de recursos
y la ubicación de yacimientos.
87
Los ejemplos que se podrían mencionar para este nivel son: un área
cultural, una región geográfica o provincia. Y tiene que ver más con una
categoría, como es la sociedad o una cultura (Wiesheu, 1996: 71-73;
Ardelean, 2004: 109-110).

Modelo del lugar central

Este modelo consiste en que el centro es el lugar de especialización y el factor


distancia origina un patrón jerárquico en forma hexagonal, presentando distancias
uniformes y en donde la población, la capacidad de compra y los recursos son
distribuidos uniformemente (Wiesheu, 1996: 74). Sin embargo, este modelo se
diseñó para sociedades capitalistas, por lo que al utilizarse para sociedades con
otro tipo de economías como es en nuestro caso, se requiere de un análisis y una
comprensión meticulosa.

En este modelo existen lugares centrales de orden superior e inferior. El lugar


central tiene una especialización alta y es el que se encarga de suministrar un mayor
número y variación de servicios, bienes y funciones a sus áreas de influencia. Los
lugares secundarios son los que se encargan de hacer una distribución general a
los de otras categorías inferiores. Los lugares inferiores presentarán un menor
número en sus provisiones de bienes, servicios y funciones. Por lo que los lugares
centrales o superiores se encontraran en baja densidad y los inferiores tendrían que
expresarse al contrario, densamente sobre el paisaje (Ibíd.).

Las características de este modelo son: el carácter focal, la adaptación al medio


ambiente, el factor distancia, la conglomeración, la regla de mínimo esfuerzo y el
orden jerárquico. Sin embargo, en el registro arqueológico hay que estar
conscientes de que es muy complicado encontrar los lugares inferiores por su baja
cantidad de materiales o porque no se encuentran mencionados en crónicas,
códices o documentos históricos, y en el caso de los lugares superiores en
ocasiones sólo se llega a encontrar remanentes de estos.

88
ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE

La arqueología del paisaje es definida por Felipe Criado (1999) como el estudio de
los procesos sociales e históricos en su dimensión espacial, y que pretende
reconstruir e interpretar los paisajes arqueológicos a partir de los objetos que los
concretan.

Mientras que Carl Sauer define el paisaje de la siguiente manera:

El paisaje cultural se crea, por un grupo cultural, a partir de un paisaje natural. La cultura es
el agente, el área natural el medio, y el paisaje cultural el resultado. Bajo la influencia de una
cultura dada, que cambia ella misma con el tiempo, el paisaje sufre un desarrollo, atraviesa
fases y probablemente alcanza, por último, el fin de su ciclo de desarrollo. Con la introducción
de una cultura diferente –es decir, ajena– se produce un rejuvenecimiento del paisaje, o uno
nuevo que se sobrepone a los restos del antiguo (Sauer, 1925: 46).

Para el estudio del paisaje se debe tener en cuenta tres aspectos, sin embargo, es
necesario de su interrelación para una arqueología total del paisaje. Estos se
mencionan a continuación:

1. Entorno físico. Para este tipo de estudio es necesario de la utilización de


disciplinas medioambientales como la paleoecología y la geoarqueología.
Consiste en una arqueología ambiental y se enfoca en lugares como una
montaña, un río, lago, bosque, etc.

2. Entorno social. Es el medio construido por el hombre y en donde se


produce la interacción social. Se trata de una arqueología del paisaje
social que analiza espacios como un templo, una ciudad, aldea, casa-
habitación, etc.

89
3. Entorno pensado. Es un paisaje simbólico que permite comprender y
entender la apropiación humana de la naturaleza. La arqueología del
paisaje imaginario en el caso de Mesoamérica haría hincapié al análisis
de lugares como el Tlalocan, Mictlan, una montaña sagrada, los cuatro
rumbos, etc. (Criado, 1999: 6).

El hombre expresa su relación con el paisaje a partir de objetos portables, imágenes


temporales, arte rupestre, arquitectura, escultura monolítica, entierros,
asentamientos, nombres, canciones, mitos, historias orales, rituales, ceremonias,
historias escritas, señales, mapas y multimedia (Tacon, 2002: 122).

Se debe tener mucho cuidado al analizar el paisaje, ya que se puede caer en el


subjetivismo debido a que está en constante construcción y reconstrucción, pues
una misma realidad física puede concebirse de diversas formas y sentidos, como
en un objeto, una experiencia o una representación (Sánchez, 2010: 145).

Para poder estudiar el paisaje es necesario de una metodología, que consiste en


utilizar la percepción y la deconstrucción del paisaje, la primera consiste en que el
observador actual (ya documentado) ante un espacio arqueológico, pueda
reproducir o reflejar el significado original de ese espacio, adentrándose en una
dimensión sensorial, ideal y simbólica. Y la segunda conlleva a deconstruir y aislar
los elementos y relaciones formales que constituyen al paisaje (Criado, 1999: 9;
Sánchez, 2010: 146). Por lo que es necesario de ciertas técnicas de análisis:

• Análisis formal o morfológico. Se puede aplicar a las formas concretas que


constituyen el paisaje, tanto las naturales como las artificiales. En el caso del
espacio natural puede referirse al entorno humanizado, mientras que el
espacio artificial a la escala arquitectónica o a la cultura material mueble. Es
por lo tanto un tipo de práctica deconstructiva que describe el objeto de
estudio desde dentro de sí mismo.

90
• Análisis fisiográfico. Es una variedad del análisis formal pero aplicado
exclusivamente al relieve y a escala de detalle. Este tipo de análisis permite
realizar mapas de las unidades fisiográficas de la zona de estudio, aunque
no se debe confundir con el análisis de terrenos.

• Análisis de tránsito. A través de este análisis es posible detectar las vías de


comunicación predefinidas naturalmente y utilizadas o utilizables por los
grupos humanos. Lo que permitirá generar mapas de movimientos y líneas
de tránsito (Criado, 1999: 18).

• Análisis de la condición de la visualización. Este análisis incluye el estudio de


la visibilización, que es la forma en que se observar un elemento
arqueológico, por lo que una determinada estrategia de visibilización
presupone un deseo de exhibir o encubrir la acción social; la visibilidad, es la
panorámica que se observa desde un elemento arqueológico y se caracteriza
por ser una estrategia que permite que lo que se encuentra alrededor
(montañas, ríos, llanuras, afloramientos rocosos) sea comprensible; y por
último la intervisibilidad, es la relación visual entre un elemento y otros, sean
o no arqueológicos (Criado, 1999: 18; Soler, 2007: 56; Sánchez, 2010: 145).

• Análisis de terrenos y topográfico. Este tipo de análisis se enfoca al estudio


de los suelos, de la agricultura, pendientes, entre otros, para poder llevar a
cabo modelos digitales del terreno (Op. Cit.: 18).

• Análisis del contexto social. Este tipo de análisis se lleva a cabo


principalmente con sociedades vivas. Por medio del estudio de los mitos se
puede acceder al espacio y tiempo, que narra la memoria colectiva y la
temporalidad genealógica y mítica. Se puede decir que los mitos son
auténticos “mapas mentales” para saber guiarse en el mundo y en el
inframundo (Sánchez, 2010: 145-146).

91
ARQUEOLOGÍA ESPACIAL/PAISAJE

En este trabajo se utilizaron ambas propuestas teóricas, generando una síntesis


para la obtención de mayor información y mejores resultados (fig. 71). La
arqueología espacial fue utilizada principalmente en el trabajo de gabinete, debido
a que se hizo un análisis de las investigaciones que anteceden a la nuestra y que
también hicieron uso de este marco teórico. La arqueología del paisaje se utilizó
posteriormente y se enfocó más al trabajo de campo, para poder generar un patrón
de asentamiento más profundo y un acercamiento a la cosmovisión prehispánica.

Figura 71. Síntesis del marco teórico, entre la arqueología espacial (tesis) y del paisaje (antítesis).

92
METODOLOGÍA

Para estudiar y analizar el patrón de asentamiento fue necesario de una vasta


revisión de trabajos arqueológicos, códices, fuentes históricas y de la arqueología
del paisaje; debido a que no se recolectó material arqueológico ni se excavó. El
trabajo consistió en tres fases para su sistematización (fig. 72), las cuales se
mencionan a continuación:

Figura 72. Proceso de trabajo.

93
Trabajo de investigación previa

La primera fase comprendió hacer una revisión bibliográfica en la Escuela Nacional


de Antropología e Historia (ENAH), Museo Nacional de Antropología, del Instituto
de Investigaciones Antropológicas (IIA), Dirección de Salvamento Arqueológico,
Archivo Técnico de Arqueología, Archivo General de la Nación (AGN), entre otras
instituciones, con la finalidad de consultar libros, revistas, mapas, informes técnicos
de arqueología y códices referentes a Ixtapaluca, la región del lago de Chalco y de
la Cuenca de México.

Otro medio de investigación fue el internet, que se usó para la búsqueda de libros,
revistas, códices, etc., o para ubicar en qué lugar se encontraban, para su posterior
consulta.

A través de esta investigación se buscó tener un amplio conocimiento de la


geografía, trabajos arqueológicos e historia de la región, para que, a su vez, nos
permitiera hacer un análisis del patrón de asentamiento, así como conocer los
aspectos políticos, sociales, rituales y económicos de los asentamientos
prehispánicos. Este análisis de patrón de asentamiento se complementó con el
análisis de códices, mapas antiguos y actuales, e imágenes satelitales (google maps
y google earth) (fig. 73).

Figura 73. Análisis de códices y ubicación de sitios prehispánicos. Foto: Joshué Soto, 2017.

94
Trabajo de campo

En la siguiente fase, se visitaron los museos locales como el de Ixtapaluca,


Coatepec, Xico y Chalco, esto con el fin de tener un acercamiento cronológico y
cultural, y de esta manera, complementar el conocimiento de dichos asentamientos
(fig. 74). Además, fue necesario acudir al museo de Antropología e Historia ya que
cuenta con piezas arqueológicas de la región y a otros museos que aportaran
información complementaria.

Posteriormente, se hizo etnografía en las comunidades con la finalidad de obtener


nueva información de distinta índole (fotografías, conocimiento del paisaje antiguo,
libros, etc.) y a su vez, una visita previa a los sitios arqueológicos (fig. 75).

Una vez que se contó con un estudio más amplio de la región (trandisciplinario), se
regresó a los sitios para realizar recorridos de superficie puntual. En esta fase del
trabajo se llevó a cabo un registro arqueológico con distintos tipos de herramientas
como el diario de campo, cedulas de registro, cámara fotográfica, cinta métrica,
brújula, escalas métricas, entre otras (fig. 76 y 77).

Figura 74. Visita al museo de Ixtapaluca “Tlotzin Pochotl”. Foto: Joshué Soto, 2016.

95
Figura 75. Recorridos y etnografía con pobladores de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2016.

Figura 76. Recorridos de superficie puntual (cerro de Tlapacoya). Figura 77. Registro en diario de
Foto: Ana Guerrero, 2017. campo. Foto José Trinidad S.,
2019.

Trabajo de gabinete

Al terminar el trabajo de campo, se continuó con una nueva fase de análisis y


procesamiento de la información, esta se llevó a cabo en gabinete haciendo
comparaciones, constataciones e interpretaciones, entre la información obtenida
con la arqueología del paisaje, la recolección etnográfica y la documentación de los
códices, mapas, libros de historia e informes técnicos de arqueología (fig. 78).

96
Figura 78. Procesamiento de información. Foto: Joshué Soto, 2019.

97
98
PERIODIZACIÓN DE LA ÉPOCA PREHISPÁNICA

Para dar continuidad a esta investigación es necesario establecer una cronología


regional acorde a nuestro trabajo. Por tal motivo, se analizaron y compararon varias
propuestas que se tienen para la Cuenca de México, contemplando los periodos y
fases culturales que están más ligados a los procesos históricos de la región (cuadro
2 y 3).

Dentro de este capítulo y el siguiente, se describe de manera cronológica los


procesos naturales-culturales de la región, que destacan como papel determinante
en el proceso histórico y que forman un marco de referencia en la investigación.
Para ello, fue necesario de un trabajo transdisciplinario e interdisciplinario, haciendo
uso de un estudio a nivel macro, semimicro y micro.

Este tercer capítulo se caracteriza por abordar los periodos Formativo, Clásico y
Epiclásico, con sus respectivos subperiodos y fases culturales, mientras que el
cuarto capítulo lo hace con el periodo Posclásico. En cada uno de ellos, se da una
introducción general a nivel macro y posteriormente, el campo de estudio se va
haciendo más particular, ya que dentro de cada asentamiento se tienen una serie
de subtemas que permiten tener una mejor comprensión de lo local y a su vez, su
interrelación con lo regional. A partir de este marco, se espera reconstruir y
entretejer la historia de la región noreste del Lago de Chalco.

99
Christine Adán Meléndez Alfredo López
Niederberger- Jesús Nárez Lorena Gámez Eduardo Matos Florencia Müller Elena Nieva García y Jeffrey R. Parsons Austin y
Betton (1990) Eternod Moctezuma (1978) Sánchez Federico (1982 y 2008) Leonardo
(1976 y 2018) (1989 y 1993) (1990) (2011) Manuel López López Luján
(2002) (2002)
Zohapilco Zohapilco Preclásico
(2500-2000 (2500-2000 Temprano
a.C.) a.C.) (2500-1200
¿? ¿? a.C.)
Cráter
(1700-1400
a.C.)
Nevada Nevada Formativo
(1400-1250 (1400-1250 Temprano
a.C.) a.C.) (1400-1100 a.C.)
Ayotla Ayotla Ayotla
(1250-1000 (1250-1000 (1250-1000 Formativo Preclásico
a.C.) a.C.) a.C.) Temprano Formativo Medio Medio
Manantial Manantial Manantial Coapexco (1100-650 a.C.) (1200-400 a.C.)
(1000-800 (1000-800 (1000-800 Ayotla
a.C.) a.C.) a.C.) Manantial
(1200-900
a.C.)
Formativo
Tetelpan Tetelpan Medio
(800-700 a.C.) (800-700 a.C.) Tetelpan
Zacatenco Zacatenco Zacatenco
(700-400 a.C.) (700-400 a.C.) (900-500 a.C.)
Formativo Tardío
Formativo (650-300 a.C.)
Ticomán Ticomán Tardío Preclásico
(400-200 a.C.) (400-200 a.C.) Ticomán Formativo Tardío
(500-150 a.C.) Terminal (400 a.C.-
Cuicuilco Tezoyuca
(200 a.C.-0) Prototeotihuacán (300 a.C.-150 150/200 d.C.)
(200-150 a.C.) d.C.)
Patlachique Formativo
Patlachique Prototeotihuacán Terminal
(100 a.C.-1 (150-100 a.C.) Cuicuilco
d.C.) Tzacualli (150 a.C.-0)
Tzacualli Teotihuacán I Clásico
(1-150 d.C.) (100 a.C.-150 d.C.) Miccaotli
Miccaotli Miccaotli Tlamimilolpa Clásico
(150-250 d.C.) Teotihuacán II Xolalpan Temprano Clásico
(150-200 d.C.) Metepec (150-450 d.C.) Temprano
Tlamimilolpan (0-750 d.C.) (150/200-
Tlamimilolpa Teotihuacán II-III 650 d.C.)
(250-450 d.C.) (200-450 d.C.)
Xolalpan Xolalpan Clásico Tardío
(450-650 d.C.) Teotihuacán III (450-750 d.C.)
(450-650 d.C.)
Metepec Metepec Clásico Tardío
(650-750 d.C.) Teotihuacán IV (650-900 d.C.)
(650-750 d.C.)
Oxtoticpac Epiclásico Epiclásico Tolteca
Protocoyotlatelco Coyotlatelco Coyotlatelco Temprano
(750-800 d.C.) (750-950 (750-950 d.C.) (750-950 d.C.)
Xometla d.C.)
Coyotlatelco Posclásico
(800-1000 d.C.) Posclásico Posclásico Tolteca Temprano
Mazapan Temprano Temprano Tardío (900-1200
Tolteca Mazapa Mazapán (950-1150 d.C.) d.C.)
(1000-1200 d.C.) (950-1150 (950-1150
d.C.) d.C.)
Posclásico Posclásico Azteca Temprano
Zocango Medio Medio (1150-1350 d.C.) Posclásico
Azteca II Culhuacan Azteca I Tardío
(1200-1325 d.C.) Tenayuca Azteca II (1200-1520
Chimalpa (1150-1400 (1150-1350 d.C.)
Azteca III d.C.) d.C.)
(1325-1521 d.C.) Posclásico Azteca
Posclásico Tardío Tardío
Tardío Azteca III (1350-1520 d.C.)
Tenochtitlan (1350-1521
Tlatelolco d.C.)
(1400-1521
d.C.)

Cuadro 2. Periodización para la Cuenca de México y región noreste del Lago de Chalco, con sus respectivos periodos y
fases culturales.

100
Cuadro 3. Periodización de la región noreste del Lago de Chalco. Basado en Niederberger (1976 y 2018), Müller (1978),
Gámez (1989 y 1993), Cobean (1990), Matos (1990), Nárez (1990), Tovalín (1998), Acosta (2000), Rattray (2001),
Meléndez y López (2002), Cervantes, et. al. (2007), Nieva (2011), Crider (2011 y 2013).

101
FORMATIVO

El periodo Preclásico es el más antiguo de la época prehispánica. Sin embargo, en


la Cuenca de México se utiliza más el término de Formativo, debido a que el proceso
cultural de esta área adquirió características propias a las del resto de Mesoamérica.
El Formativo se puede situar entre el 2500 a.C. y 200 d.C., dividiéndose en
Temprano, Medio, Tardío y Terminal.

FORMATIVO TEMPRANO

En el Formativo Temprano (2500 – 1250 a.C.) ocurrió un proceso de


sedentarización como resultado de la domesticación de algunas plantas mediante
un cultivo de temporal, como consecuencia de esto se incrementó la población y se
formaron las primeras aldeas en la Cuenca de México, Morelos, Valle de Tehuacán,
Valle de Oaxaca, Guerrero, Occidente de México, Costa del Golfo, Costa del
Pacífico de Chiapas y Guatemala (García-Bárcena, 2002: 19-21; García, 2007: 36).

Estos aldeanos buscaron asentarse en planicies aluviales de los ríos o en las riberas
de los lagos, en donde edificaron sus viviendas con base al sistema constructivo de
bajareque. Con respecto a sus rituales funerarios, se encontraba el de enterrar a
sus muertos debajo o cerca de sus casas. Su modo de subsistencia dependía de la
caza, pesca, recolección y cultivo, aunado a esto se tenían actividades de
elaboración de objetos de barro, cestería, cantera, entre otras. Cabe señalar, que
cada aldea era autosuficiente intercambiando productos entre sus mismos
integrantes, aunque en algunas ocasiones mantenían relaciones de intercambio con
otras aldeas de la región o inclusive de otras regiones (Sarmiento, 2000: 354;
García-Bárcena, 2002: 19-20; López y López, 2002: 11; García, 2007: 36). Sin
embargo, no todos los grupos humanos tenían este modo de vida sedentario, ya
que la mayoría de la población era nómada, establecida en campamentos de
acuerdo con los ciclos de cacería, pesca y recolección.

102
Figura 79. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Temprano.17 Basado en Blanton (1972a y
1972b), Blanton, et. al. (1981) y Niederberger (1976 y 2018a).

En el caso del área noreste del Lago de Chalco, es posible que la mayoría de los
pobladores fueran nómadas y se dedicarán a un modo de subsistencia caza-pesca-
recolección, asentándose en campamentos temporales de acuerdo a las estaciones
del año. El registro arqueológico señala que en el área del cerro de Tlapacoya, se
estableció un grupo humano que originó una de las primeras aldeas en la Cuenca
de México y la primera en esta región, su establecimiento se basó en la búsqueda
de tierras fértiles, un clima adecuado y la cercanía con cuerpos de agua como el
lago, ríos, arroyos y manantiales, para el mejor desarrollo de sus cultivos y lograr
así, su subsistencia a través de esta y otras actividades económicas (Niederberger,
1976: 255-257). Esta pequeña aldea se estableció en la porción noreste del cerro

17
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

103
de Tlapacoya y es conocida con el nombre de Zohapilco, pero también como
Tlapacoya IV o con la clave IX-EF-1 (fig. 79) (Blanton, 1972a: 37; Niederberger,
1976: 23-33).

Zohapilco

El asentamiento de Zohapilco se ubicó al noreste y en las faldas del cerro de Las


Cruces, que es uno de los puntos culminantes del cerro de Tlapacoya (fig. 80)
(Niederberger, 1976: 23). Estuvo habitado desde hace unos 5500 a.C., pero el
tiempo que nos interesa es a partir del 2500 a.C., momento en que comienza la
época prehispánica (Ibíd.: 247-253).

Figura 80. Vista del sitio arqueológico de Zohapilco al pie del cerro de Tlapacoya. Vista noreste-suroeste. Tomada de
Niederberger, 2018a: 246.

El sitio es conocido como Zohapilco, Tlapacoya IV o IX-EF-1 (Blanton, 1972a: 37-


39; Niederberger, 2018a: 241). Gracias a los trabajos de Jesús Nárez (1990),
sabemos que para el Formativo Temprano la parte sureste del cerro de Tlapacoya
también estuvo poblada, por lo que la aldea de Zohapilco se extendía más hacia el
sur e incluía a otro sitio arqueológico, Tlapacoya XVIII (fig. 81).

104
Figura 81. Límites aproximados del asentamiento de Zohapilco en el periodo Formativo Temprano. Basado en Blanton,
1972a: 201-233; Nárez, 1990: 140-144; Niederberger, 1976: 28 y 253-257; y 2018a: 216 y 257-258.

El vocablo Zohapilco o Cíhuapilco (cihua-pil-co) se deriva de las palabras en náhuatl


cíhuatl = mujer, pilli = noble y co = lugar, por lo que quiere decir “Lugar de la mujer
noble” (Op. Cit.: 23).

Zohapilco debió ser un lugar ideal para habitar, con un clima templado-húmedo, un
entorno boscoso y un lago con una temperatura templada, dada su poca
profundidad; que además contribuyó a la proliferación de plantas y musgos, peces,
aves y toda una gran diversidad de recursos, que el hombre aprovechaba para su
subsistencia (fig. 82) (Nárez, 1990: 19).

105
Figura 82. Recursos naturales de Zohapilco. Vista noroeste-sureste. Tomada de Niederberger, 2018a.

Fases culturales

El registro arqueológico nos señala que en Zohapilco el hombre ha habitado desde


tiempos muy remotos, lo anterior se logró mediante el estudio de los materiales
arqueológicos que han permitido el establecimiento de fases culturales.

Fase Zohapilco (2500-2000 a.C.). Ocupación protocerámica. Se caracterizó por el


establecimiento de un grupo humano que tenía una cierta nucleación y una
permanencia territorial, es decir por la conformación de una aldea. Estas personas
explotaron los recursos naturales del lago y el bosque, mediante actividades de
pesca, recolección y cacería. También implementaron la domesticación de algunas
plantas a través de la horticultura y la conservación de estos vegetales mediante la
molienda para su posterior consumo. Así mismo, se considera que fue el momento
en que se comenzó a desarrollar la manufactura de artefactos de arcilla cocida. Las
relaciones comerciales regionales e interregionales, de igual forma empezaron a ser
importantes para el intercambio de materias primas y/o productos. Y la vida
cotidiana se vio permeada por pensamientos y prácticas ligadas a creencias
religiosas, que permitían el funcionamiento del sistema sociocultural.

106
Periodo de desocupación (2000-1700 a.C.). Es un periodo de tiempo en que ocurrió
una transgresión lacustre, es decir, el nivel del lago aumento provocando la
desaparición de las playas del cerro de Tlapacoya y a su vez, la migración de estos
humanos. A finales de este periodo, el nivel del agua fue descendiendo para permitir
el asentamiento de nuevos grupos humanos (Niederberger, 1976: 255-256; y
2018a: 249 y 257-258; Nárez, 1990: 142).

Fase Cráter (1700-1400 a.C.). El establecimiento de nuevos grupos humanos se dio


en las faldas del cerro de Tlapacoya, evidenciándose un asentamiento aldeano
conformado por chozas dispersas y permanentes. Una de sus principales
características fue que le dieron un mayor impulso a los cultivos, lo que permitió una
diversificación de plantas y semillas para su consumo. Así mismo, se tiene la
evidencia de que hubo una mayor tendencia por la obtención productos de otras
regiones. Los artefactos empleados se caracterizaron por ser más complejos,
menos pesados y por un mejor acabado. Al parecer se empleaban herramientas
para la trituración de pigmentos naturales y minerales, que posiblemente se
utilizaron para el pintado de herramientas, objetos utilitarios y ornamentales, y para
el cuerpo humano (Op. Cit.: 142-144).

Fase Nevada (1400-1250 a.C.). Ocupación preolmeca. En esta fase se cristalizó un


modo de vida aldeano basado en una economía de subsistencia principalmente
agrícola, complementada con la caza, pesca y recolección. Se desarrolla el trabajo
de la alfarería, adquiriendo un mejor acabado y una mayor variedad en formas
cerámicas (Op. Cit.: 257; 144; 249).

Arquitectura y materiales arqueológicos

Para la fase Zohapilco se descubrieron los vestigios de un campamento o zona de


habitación, que estaba constituido por un conjunto de tres hogares o fogones. Cada
uno de estos elementos se elaboró con piedras de andesita que fueron colocadas
en forma circular. Estos hogares tenían una gran cantidad de fragmentos de carbón
y piedras ennegrecidas y fracturadas por el fuego. Los materiales que estaban
asociados a estos elementos fueron semillas de calabaza y amaranto; restos óseos

107
de aves, peces blancos y ajolotes; lascas, macronavajas y raederas de andesita; un
núcleo y una lasca de basalto; navajas prismáticas de obsidiana; un fragmento de
una asta de venado (posible compresor); un fragmento de un metate y manos de
molienda; fragmentos de madera; y una figurilla antropomorfa de barro cocido (fig.
83). La figurilla antropomorfa hallada en este contexto arqueológico está fechada
para el 2300 a.C. y fue elaborada con arcillas que se depositaban en las faldas del
cerro de Tlapacoya; por último, cabe mencionar que esta figurilla es la más antigua
de México y una de las más antiguas del continente americano (Niederberger, 1976:
238; y 2018a: 258-261).

Figura 83. Conjunto de fogones y material arqueológico asociado. Tomada de Niederberger, 2018a 260.

Además, había otros materiales que no estaban asociados a los hogares, estos eran
macronavajas de andesita, lascas de basalto, lascas de obsidiana y navajas
prismáticas de obsidiana, estas últimas, extraídas mediante una técnica de presión
o percusión indirecta (fig. 84). El único hallazgo de una punta de proyectil para la

108
fase Zohapilco, se dio en el sitio de Tlapacoya XVIII, en donde se recuperó un
fragmento de punta manufacturada en sílice microcristalino. Las materias primas
que se utilizaron para la extracción de lascas, navajas y raederas, fueron la
andesita, que era un material obtenido localmente, además de basalto, obsidiana,
pedernal, sílice microcristalino y calcedonia, que son materiales exógenos
(Niederberger, 1976: 254; y 2018b: 334; Nárez, 1990: 142).

Los artefactos de molienda se caracterizaron por un buen trabajo de manufactura,


entre los que destacan metates o lajas naturales de basalto con superficies de
trabajo ligeramente cóncavas, manos de molienda relativamente cortas y con forma
subrectangular, muelas e instrumento de molienda de tamaño reducido (fig. 85).

Figura 84 y 85. Artefactos de obsidiana: lascas, desechos de talla, buril y raspador (izquierda). Artefactos de basalto:
manos de molienda (derecha). Tomadas de Niederberger, 1976: 90 y 98.

Los restos óseos que se hallaron en este lugar eran de aves migratorias (en
particular de pato), venados, pescados (en su mayoría pescado blanco), tortugas y
anfibios (como el ajolote) (Niederberger, 1976: 254-255). Y en el sitio de Tlapacoya
XVIII, que formó parte del asentamiento de Zohapilco, se halló un cráneo y un molar
de humano (Nárez, 1990: 142).

109
Los restos orgánicos descubiertos en las excavaciones arqueológicas consistieron
en semillas no carbonizadas y polen de maíz, chayote, calabaza, amaranto, chile,
tomate, salvia y maguey (Niederberger, 1976: 255; y 2018a: 257).

Para la fase Zohapilco no se descubrió cerámica utilitaria, más que la figurilla


antropomorfa de arcilla cocida que posiblemente tenía carácter ritual. Es hasta la
fase Nevada que se presentan vasijas cerámicas con paredes delgadas, cuyas
superficies estaban bien alisadas y pulidas. Los tipos cerámicos representativos de
esta fase son: Chalco delgado, Lago grueso, Lago pulido, Lago rojo fino y Ventana
rojo sobre bayo; hay que señalar que estas cerámicas están ligadas con tipos
cerámicos de la fase Ayotla. Entre las formas cerámicas que se tienen son cajetes
hemisféricos, ollas con cuello de curvatura compuesta continua, ollas de cuello
cilíndrico corto, platos y cazuelas bajas de fondo plano (fig. 86) (Niederberger, 1976:
171 y 256-257; y 2018b: 416-417).

Figura 86. Tipos cerámicos de la fase Nevada. Modificada de Niederberger, 1976: 171.

110
Los primeros agricultores de la Cuenca de México

El asentamiento de Zohapilco es una de las primeras evidencias de la


sedentarización, del surgimiento de las primeras aldeas, de los inicios de la
agricultura y la producción de cerámica.

Estos hombres que alguna vez habitaron Zohapilco, se dedicaron al cultivo de maíz,
amaranto, calabaza, chile, tomate, chayote y salvia, esto posiblemente, mediante
un cultivo extensivo que era ayudado por las aguas del lago y por el temporal de
lluvias (Niederberger, 2018a: 257). Aunque hay que señalar que se utilizaban otro
tipo de plantas para el consumo humano, sólo que estas se obtenían mediante la
recolección ya que se encontraban en estado silvestre.

La importancia del cultivo se vio reflejada en la producción de instrumentos de


molienda y en la estandarización de sus formas, lo que permitía la conservación de
los cereales como reservas invernales. Esta economía de subsistencia y con la
complementación de la caza, pesca y recolección, propició un aumento de la
población y una nucleación que permitió la cristalización de una vida aldeana (Ibíd.,
1976: 255-257).

La mujer, símbolo de fertilidad y vida

Para este periodo de tiempo se habla de una cosmovisión relacionada con el origen,
el principio y la vida. Hay autores que proponen que, para esta época de transición
entre el modo de vida nómada y sedentario, se veneraba a una “Gran Diosa” que
se caracterizaba por ser el principio creador, que nutría la tierra, controlaba las
aguas del cielo, de la superficie y del mundo subterráneo, que dio a luz el mundo,
lo dotaba de energía y lo animaba. En Mesoamérica, la serpiente, el jaguar, el pez,
la tortuga y las representaciones hibridas de animal y hombre, son aparentemente
herencia de esta divinidad.

El hallazgo de una figurilla antropomorfa femenina en Zohapilco, es de suma


importancia por ser una de las primeras evidencias de la manufactura de figuras
humanas en barro en la Cuenca de México y porque justo en este tiempo se

111
establecieron las primeras aldeas y el cultivo comenzaba a tener mayor relevancia
para la vida cotidiana. Esta figurilla se compone de un cuerpo cilíndrico, con la
cabeza y el torso unidos sin articulación, el rostro conformado por ojos y nariz en
forma de “T”, debajo se tiene dos pequeñas protuberancias semiredondas que
representan los pechos, la parte inferior se caracteriza por un vientre protuberante
marcado con un ombligo y por dos piernas cortas y anchas; aunque hay que
mencionar que carece de brazos y boca (fig. 87). Para algunos autores el que las
figurillas no tengan boca, constituye un símbolo andrógino, más allá de esto, la
misma forma de la figurilla parecía ser un falo masculino, por lo que esto podría ser
la síntesis de ambos géneros que son necesarios para engendrar vida. A través de
esta figurilla, los zohapilquenses ponían en manifiesto el culto a la fertilidad, a la
vida y al principio de la creación (Barba, 1980: XXV; Solares, 2007: 120-135).

Figura 87. Figurilla antropomorfa femenina de Zohapilco. Tomada de Niederberger, 2018a 261.

Los hombres que se asentaron en Zohapilco durante el Formativo Temprano,


eligieron este lugar por su geografía que proporcionaba una abundancia de recursos
naturales perenes y temporales (Ibíd.: 122). Pero también este lugar permitía la
contemplación del paisaje y de varios fenómenos astronómicos, que se sintetizaban
en una forma de pensamiento y vida cotidiana, que a su vez, suponemos que recaía

112
en el culto hacia los elementos que los circundaban como el lago, los cerros, el cielo,
los animales, las plantas, entre otros.

Algo de suma importancia es que la aldea se estableció al este del cerro de


Tlapacoya, en donde se puede observar los cimientos del origen de la vida. Desde
este lugar se visualiza el nacimiento del sol, la luna y las estrellas, pero también
hacia esa dirección (oriente) estaba el nacimiento de los ríos que proveían de agua
a Zohapilco. De igual forma, se visualizan hacia el sureste la Iztaccíhuatl y el
Popocatépetl que son los monumentos naturales más sobresalientes; cabe señalar
que de la Iztaccíhuatl descendía el río de Tlalmanalco que desembocaba al oriente
del lago de Chalco y enfrente de la aldea de Zohapilco. Por lo anterior, es posible
que la veneración hacia la Iztaccíhuatl (mujer dormida) se remonte a estos tiempos
y esté relacionada con esa “Gran Diosa” (fig. 88).

Figura 88. Solsticio de invierno visto desde el sitio de Zohapilco. Vista noroeste-sureste. Modificada de Google Earth Pro.

113
FORMATIVO MEDIO

El Formativo Medio (1250 – 700 a.C.) se caracterizó por un considerable crecimiento


poblacional, producto de un mejor e intensivo desarrollo de la agricultura. Así
mismo, esto conllevó gradualmente a una división social del trabajo y a una
jerarquización. Algunas aldeas pasaron a conformar centros poblacionales de
mayores dimensiones, que eran centros productores, de intercambio y culto. Es
también en este periodo que se desarrolla el registro calendárico y la escritura
epigráfica (Sarmiento, 2000: 354-355; García, 2007: 37).

Para este periodo de tiempo se observan un conjunto de signos y símbolos en los


materiales arqueológicos, que hoy denominamos como “olmecas u olmecoides”,
este conjunto de representaciones iconográficas se presentaron sincrónicamente
en múltiples centros con estructuras políticas-administrativas complejas, en los
estados de Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos y en la Cuenca
de México; esta tradición cultural de igual forma influenció otras regiones como
Chiapas, Guatemala y El Salvador. Estos grupos humanos compartían una
cosmovisión que se veía reflejada en la producción de ciertos artefactos, la
concepción del espacio habitacional y de su entorno natural, el sistema de
producción agrícola, prácticas mortuorias, ornamentos, deformaciones y
mutilaciones corporales, entre otros rasgos, que estaban basados en una
integración cultural interregional, que conllevó a la conformación de una sociedad
compleja y multiétnica, a nivel panmesoamericano (fig. 89) (Clark y Hansen, 2002:
28-31; Niederberger, 2018b: 609-651).

114
Figura 89. Sitios principales de la Mesoamérica “olmeca”. Modificado de Niederberger, 2018b: 652.

En la región de estudio, hay evidencia de que los bosques se redujeron debido a un


incremento de la población y aumento de la actividad agrícola (Serra, 1996: 163).
Los asentamientos humanos de la región se establecieron principalmente cerca de
los ríos, arroyos y lagos, con la finalidad de tener buenas cosechas, pero debido a
que el nivel de los lagos era más alto por la alta precipitación que se tenía en ese
tiempo, implicaba que las playas fueran más reducidas y a su vez, que los
asentamientos estuvieran más próximos a los cerros (Piña, 1955: 21, Parsons,
2008: 247).

Las poblaciones de este periodo se ubicaron en tres zonas naturales: en la planicie


lacustre se asentó Zohapilco-Tlapacoya (IX-MF-1); mientras que en el pie de monte

115
bajo se establecieron la mayoría de los asentamientos, tales como CH-MF-1, CH-
MF-2, Huixtoco (CH-MF-3), Cuatlapancan (TX-MF-15) y Coatepec (TX-MF-16 y TX-
MF-17); y en las partes más bajas del pie de monte alto, de igual forma se
establecieron unos cuantos asentamientos como TX-MF-18 y TX-MF-19 (fig. 90)
(Blanton, 1972a: 40; Parsons, et. al., 1982: 97-99; Parsons, 2008: 23-27).

Figura 90. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Medio.18 Basado en Blanton (1972a y 1972b),
Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

18
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

116
Al hacer un análisis de los conjuntos de asentamientos en la región, fue posible
identificar unidades políticas con sus respectivos lugares centrales como Zohapilco-
Tlapacoya y Coatepec, que eran los asentamientos de mayores dimensiones y que
albergaban la mayor población, estos a su vez, tenían una serie de aldeas que
fungían como lugares secundarios o dependientes. Se propone que, a principios del
Formativo Medio, el asentamiento de Zohapilco-Tlapacoya era un pueblo pequeño,
pero con el paso del tiempo paso a ser una población de mayores dimensiones con
un cierto control regional, otras poblaciones mayores fueron Tlatilco, el Sub-
Pedregal y todo parece indicar que también lo fue Cuautlalpan y Coapexco; estos
últimos se encontraban al sureste de la Cuenca de México y relativamente cercanos
a Zohapilco-Tlapacoya (fig. 91 y 92) (Parson, et. al., 1982: 319-321; Pérez, 2005a:
390; García, 2007: 35; Niederberger, 2018b: 581).

Figura 91. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Medio.19

19
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y límites aproximados
de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Parsons, et. al. (1982) y Pérez
(2005).

117
Figura 92. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México a finales del Formativo Medio.20 Basado en
Blanton, et. al., 1981: 118-119; Parsons, 1982: 319; y 2008: 23; Pérez, 2005a: 390; García, 2007: 35; Niederberger,
2018b: 581.

Zohapilco-Tlapacoya

Las características de este asentamiento indican que en un principio se trató de un


pueblo pequeño pero que gradualmente fue creciendo en tamaño, demografía y en
importancia regional. Este poblado ocupó toda la porción sureste, este y noreste del
cerro de Tlapacoya, pero para el 800 a.C. se extendió hacia el norte; sin embargo,
la parte nuclear del asentamiento siempre estuvo en la parte sureste (figs. 93-95)
(Gámez, 1993: 25-28). El asentamiento es conocido como Zohapilco, Zohapilco-
Tlapacoya o IX-MF-1, y son varios sitios que se encuentran dentro de su perímetro
como el Tlapacoya I, IV, V, VI, VII, VIII, XIII, XIV, XV, XVI y XVIII, el área de pinturas
rupestres, el sitio de Ayotla y la zona arqueológica de Tlapacoya (fig. 96) (Blanton,

20
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et.
al. (1982) y Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en
Sánchez, et. al. (2007).

118
1972a: 40 y 201; Brüggemann, 1978: 8-9 y 71-72; Mirambell, 1986: 56; Nárez, 1990:
144-145; Gámez, 1993: 13-32; Tello, 1993: 82-83; Niederberger, 2018a: 213-290).

Figura 93. Límites aproximados del asentamiento de Figura 94. Límites aproximados del asentamiento de
Zohapilco-Tlapacoya en el periodo Formativo Medio, Zohapilco-Tlapacoya en el periodo Formativo Medio,
fase Ayotla (pueblo pequeño). Basado en Gámez, fase Manantial (pueblo grande o ¿centro regional
1989: 143; y 1993: 25-32; Nárez, 1990: 144; Tello, pequeño?). Basado en Gámez, 1989: 143-144; y 1993:
1993: 82-90; Niederberger, 1976: 260; y 2018a: 273. 25-32; Nárez, 1990: 144; Tello, 1993: 82-90;
Niederberger, 1976: 271; y 2018a: 274-275.

Figura 95. Límites aproximados del asentamiento de Zohapilco-Tlapacoya en el periodo Formativo Medio, fase
Tetelpan (pueblo grande). Basado en Gámez, 1989: 143; y 1993: 25-32; Nárez, 1990: 145; Niederberger, 1976: 273; y
2018a: 285.

119
Figura 96. Principales sitios con ocupación olmeca en el cerro de Tlapacoya. Basado en Blanton, 1972a: 201 y 234;
Lorenzo y Mirambell, 1986: 56; Nárez, 1990: 144; Gámez, 1989: 13; y 1993: 15; Tello, 1993: 82; Niederberger, 2018a:
216.

Fases culturales

Durante el Formativo Medio se identificaron tres momentos culturales que


corresponden a las siguientes fases:

Fase Ayotla (1250-1000 a.C.). Ocupación olmeca temprano. Esta fase se


caracteriza por que los rasgos culturales en los materiales arqueológicos de
Zohapilco-Tlapacoya son similares a los de otras regiones en donde son
denominados como “olmecas”, estos lugares son Veracruz, Tabasco, Oaxaca,
Morelos, Guerrero, Puebla y Chiapas. La sociedad de Zohapilco-Tlapacoya estaba
organizada en un pueblo pequeño que ejercía una influencia política, religiosa y
económica en un territorio constituido por una serie de aldeas periféricas. La
estratificación social estaba constituida por un grupo dirigente, comerciantes,

120
artesanos, agricultores, pescadores y cazadores. El cultivo del maíz estaba basado
en una agricultura extensiva de temporal y para otras plantas se hacía uso de una
horticultura intensiva que era apoyada por las aguas del lago en forma permanente
a través de una técnica de riego a brazo (Niedeberger, 1976: 257-264).

Fase Manantial (1000-800 a.C.). Ocupación olmeca tardío. En esta fase, al parecer
los grupos humanos generaron un asentamiento cada vez más concentrado y de
mayores dimensiones. El registro arqueológico demuestra que el área boscosa
disminuye como consecuencia de las actividades humanas, principalmente por el
desmonte para el cultivo de maíz; lo que permite corroborar un aumento en la
demografía del lugar. El control y distribución del agua, tanto del lago como de los
manantiales, debieron contribuir a la eficacia de la producción agrícola. El
intercambio de productos adquirió cada vez mayor relevancia, estableciéndose
importantes redes interregionales. A finales de la fase Manantial, se observan una
gran variedad de signos y estilos en el material arqueológico, lo que conlleva a
entender que se trata de un nuevo proceso de aculturación (Nárez, 1990: 144;
Niederberger, 1976: 269; y 2018a: 274-285).

Fase Tetelpan (800-700 a.C.). Ocupación epiolmeca. Durante esta fase de tiempo
se registra un ligero cambio climático que poco a poco transformó el paisaje con
condiciones de mayor aridez y que así mismo, debió repercutir en el modo de vida
de los humanos; esto parece haber sido provocado por una o varias erupciones
volcánicas del o de los volcanes Teutli, Popocatépetl y/o Xitle. Se evidencia un
cambio cultural en los materiales arqueológicos mediante una gradual desaparición
de la iconografía y simbolismo “olmeca”. De igual manera, la producción de maíz se
redujo, aunque siguió teniendo gran importancia para la subsistencia de la
población; esto quizás recae en una disminución en la demografía del lugar (Barba,
1980: 50 y 174-176; Niederberger, 2018a: 285-290; GFAM, 2018).

Materiales arqueológicos

Las formas cerámicas que se tuvieron fueron platos sencillos, cuencos sencillos,
cazuelas, tecomates, cajetes, botellones, ollas, cajetes arriñonados, comales,

121
vasijas trípodes, vasos sencillos, vasos de silueta compuesta, vasijas miniatura,
vasijas antropomorfas, vasijas zoomorfas, figurillas antropomorfas y sellos.

Figura 97. Tipos cerámicos del periodo Formativo Medio. Modificada de Niederberger, 1976: 167-184.

Los tipos cerámicos diagnósticos del periodo Formativo Medio son el Tortuga pulido,
Volcán pulido, Chalco alisado, Pilli blanco, Pilli rojo, Pilli rojo sobre blanco, Pilli rojo
sobre bayo, Pilli naranja o Ayotla naranja, Valle borde negativo, Negativo antiguo o
Paloma negativo, Cesto blanco antiguo, Tortuga pulido tardío, Zacatón borde
blanco, Ixta blanco, Zoquiapa doble engobe, Pahuacán tricromo, Isla negativo,
Chilapa naranja, Tunal pared gruesa y Mesa sin engobe. Los anteriores tipos
cerámicos eran producidos en el cerro de Tlapacoya o en otros asentamientos de
la Cuenca de México, mientras que el tipo Tlapizahua blanco, Golfo gris y
Xochiltepec blanco eran cerámicas que se elaboraban en el Golfo de México,
específicamente al sur de Veracruz, y el tipo Atoyac gris fino provenía de Oaxaca,
otro tipo cerámico que era exógeno era el Puebla rojo (fig. 97). En la fase Tetelpan
se siguió produciendo el tipo Pilli rojo sobre bayo, Mesa sin engobe, Ixta blanco,
Chilapa naranja y el Cesto blanco tardío, y se realizaron nuevos tipos cerámicos
como el Ocote negro, Teutli negro, Tenango tricromo, Arbolillo arenoso y el Agua
alisado (Gámez, 1989: 22-97; y 1993: 18; Niederberger, 1976: 219-228 y 240; y

122
2018b: 416-521). Lo que nos da a entender que poco a poco se fueron perdiendo
las tradiciones alfareras que predominaron en las fases Ayotla y Manantial, y que
probablemente esto se debió por que los grupos humanos establecidos en
Zohapilco-Tlapacoya migraron a otro lugares por circunstancias desconocidas, es
posible que algunos se quedarán y generarán un nuevo hibrido cultural con la
llegada de otros grupos humanos, que se vería reflejado en el Formativo Tardío a
través de su evidencia arqueológica, principalmente en la cerámica.

Durante este periodo se utilizaron raspadores, tajadores, raederas, perforadores,


cuchillos, puntas de proyectil, navajas prismáticas y lascas de obsidiana gris
veteada y negra principalmente, las otras materias primas que se utilizaron para
estas herramientas fueron la calcedonia, basalto y andesita; esta última, a pesar de
ser una materia prima local, gradualmente fue reemplazada por la obsidiana.

En el caso de las herramientas de lítica pulida se implementaron metates y manos


de molienda de basalto. Sin embargo, había otros instrumentos de piedra pulida que
no estaban ligados con la molienda de cereales, sino que con el trabajo de la
madera, fabricación de cerámica, elaboración de pigmentos, entre otras actividades,
estos artefactos eran pulidores y bruñidores, pequeños morteros, machacadores,
cuentas de jadeíta y hueso y hachas de sílex, basalto y piedra verde.

El trabajo de cestería se realizaba con juncos que eran obtenidos en la orilla del
lago, el dato arqueológico fue obtenido a través de huellas de artefactos tejidos,
entre los que destaca la de un cesto circular tejido en espiral.

Para la fase Manantial se tiene la evidencia de que las casas tenían apisonados de
tierra rojiza y que sus muros estaban elaborados con trozos oblongos de toba
volcánica recortada. Para la fase Tetelpan, el sistema constructivo parece ser muy
similar a la fase anterior, pero el registro arqueológico permitió identificar más
elementos como que la planta era de forma rectangular y que sus muros estaban
construidos con pequeños bloques de toba volcánica recortada, que tenían una
forma ovalada o piriforme y que estaban mezclados con fragmentos de carbón,
pigmento rojo y arcillas, estos muros desplantaban de una base de fragmentos de
rocas locales (andesita) y pedazos de artefactos de molienda (fig. 98); las terrazas

123
estaban delimitadas por largos bloques de piedra que eran enterrados verticalmente
en el suelo, con el propósito de fungir como muros de contención (Niederberger,
1976: 258 y 267-269; y 2018a: 270-288).

Figura 98. Sistema constructivo del muro de una casa-habitación de la fase Tetelpan. Modificada de Niederberger,
2018a: 288.

Al sureste del cerro de Tlapacoya se encuentran dos abrigos rocosos con


representaciones pictográficas (fig. 99). Estas se ubican cronológicamente en el
Formativo Medio y pertenecen a la tradición cultural que denominamos como
“olmeca”, esta propuesta se da a partir de un análisis comparativo del estilo de los
motivos rupestres de este sitio con otros que son muy similares pero que se
encuentran en otras regiones, esto se reafirmar por el hallazgo de materiales
arqueológicos que están asociados a este periodo (Tello, 1993: 83; Lombardo,
1996: 5; Basante, 2019: 59).

124
Figura 99. Vista general de los abrigos rocosos con pintura rupestre. Vista norte-sur. Foto: Joshué Soto, 2018.

En las paredes de estas cuevas se plasmaron una gran cantidad de motivos


rupestres, como antropomorfos, zoomorfos y geométricos, elaborados con pintura
mineral de color rojo ocre, mediante trazos que se componían de líneas finas y en
otros casos, con la técnica de relleno. Entre los motivos que destacan son algunas
huellas que al parecer son de felinos, rostros humanos con características olmecas,
un personaje que pareciera estar descarnado, un venado, una serpiente, personajes
antropomorfos de cuerpo completo, una figura ovalada que tiene líneas
entrelazadas formando una retícula, entre otras (Tello, 1993: 83-90).

División social del trabajo

La estratificación social estaba constituida por un grupo dirigente encargado de los


rituales y del contacto con el mundo de las creencias religiosas (fig. 100). Hay
quienes proponen la existencia de jugadores de pelota para este tiempo, ya que se
han encontrado figurillas antropomorfas de cerámica que tienen una gran cantidad
de ornamentos. También había personas que se dedicaban a intercambiar materias
primas y productos en el Altiplano Central y a regiones más lejanas como el Golfo
de México y Oaxaca. Para la transformación de algunas materias primas y ejercicio
de ciertos oficios, era necesario de personas especialistas y con ciertas cualidades,
entre los que destacaban alfareros, carpinteros, pintores, lapidarios, entre otros. La

125
obtención y producción de alimentos estaban destinada al grueso de la población y
estos eran los agricultores, cazadores, pescadores y recolectores (Niederberger,
1976: 262-264; Gámez, 1993: 18)

Figura 100. Personaje con un alto tocado y atuendo emblemático. Tomada de Niederberger, 2018b: 375.

Simbolismo dual

El pueblo de Zohapilco-Tlapacoya se asentó en la porción este del cerro de


Tlapacoya y entre dos elementos naturales, que es el lago y el cerro. A partir de
esto, radica la forma en que comprendían y expresaban su entorno.

Desde este punto se tiene la visibilidad de la sierra Nevada (al sureste) y de Río
Frío (al este y noreste). De estas sierras descendía el vital líquido en forma de ríos,
que permitían el desarrollo de sus cultivos y de la vida, el primero descendía del
noreste, hoy en día lo conocemos como el río San Francisco, el segundo es el río
San José que descendía del este y el tercero provenía del sureste, que es el río
Tlalmanalco; estos tres ríos desembocaban al este del Lago de Chalco, justo
enfrente del asentamiento de Zohapilco-Tlapacoya. Estos ríos eran importantes

126
para el mantenimiento del lago y de los manantiales que se encontraban alrededor
del cerro de Tlapacoya, es aquí donde se empieza sintetizar esta idea de cerro-lago
y tierra-agua, contrarios y complementarios para formar un origen y la vida.

La iconografía de algunas vasijas cerámicas de Zohapilco-Tlapacoya,


principalmente de la fase Ayotla, están relacionadas al parecer con criaturas
mitológicas híbridas (deidades), de acuerdo con el principio de “la parte por el todo”.
Entre los atributos que componen a estos seres polimorfos, se distinguen rasgos de
reptiles, peces, felinos, aves y seres humanos, que parecen correlacionarse
metafóricamente con el agua celeste y terrestre, los cultos agrarios, el fuego solar
o el mundo subterráneo. El animal o ser mítico de mayor importancia es el reptil-
felino-ave conocido también como “dragón olmeca” o Dios I, que está constituido
principalmente por el cuerpo de reptil, las garras o la mandíbula de felino y el ala o
cresta de ave, sintetizando la cosmovisión olmeca en esta representación (fig. 101
y 102). Otro ser hibrido de gran importancia es el hombre-felino o Dios VI y un rasgo
distintivo de él, es el hocico que está asociado a la cueva iniciática o proveedora de
agua (Niederberger, 2018a: 272; y 2018b: 435-454 Y 596-597).

Figura 101. Vaso con decoración incisa y negativa. Tomada de Niederberger, 2018b: 458.

127
Figura 102. Vasija zoomorfa con rasgos de ave, reptil y felino (jaguar). Tomada de mediateca.inah.gob.mx.

En el caso de las pinturas rupestres, en una de las paredes de los abrigos rocosos
se observan dos huellas de animales, que quizás pudiera tratarse de la
representación de huellas de felinos, ya que es un animal mítico y de gran relevancia
para la cultura olmeca panmesoamericana, asociado con el principio, la tierra, la
cueva, el mundo subterráneo y con el linaje. En esa misma pared se encuentra un
rostro antropomorfo que pareciera representar a un personaje descarnado (Dios
VIII) que podría asociarse simbólicamente a la vida y muerte, cimentada en la
renovación natural (fig. 103). En otro panel, se encuentra un motivo ovalado
reticulado, a su derecha lo que pareciera ser un rostro de perfil con rasgos
olmecoides (quizás antropo-zoomorofo) y sobre este, una media luna. Por último,
una serie de figuras que consisten en trazos curvos y semicurvos, que no fueron
posibles de identificar. Sin embargo, las primeras dos representaciones permiten
deducir que se trata de la representación del ser hibrido hombre-jaguar con rasgos
de reptil (Dios VI), ya que el reticulado estaba vinculado con el cuerpo o la piel del
reptil (fig. 104 y 105). Además, hay que señalar que el contexto es una cueva y que
está, se asocia principalmente con el jaguar o el reptil (monstruo de la tierra), por tal
motivo se encuentran ligados a esta comprensión, en donde la cueva es el origen y

128
dadora de vida, a la que se le debe rendir tributo en diversas formas (fig. 106) (Tello,
1993: 84-87; Basante, 2019: 75).

Figura 103. Dos garras de felinos y a la derecha un personaje antropomorfo. Foto y edición: Joshué Soto, 2018.

Figura 104. Personaje antropomorfo con rasgos zoomorfos y una media Figura 105. Dos vasos con la
luna sobre su cabeza, a la izquierda se observa un ovalo reticulado que representación de perfil de un ser
se asocia con la piel de reptil. Foto: Humberto Rocha, 2018. Edición: felino humanizado (hombre-jaguar).
Joshué Soto, 2019. Tomada de Niederberger, 2018b:
449-450.

129
Figura 106. Representación del perfil de una cueva en un vaso de cerámica de Zohapilco-Tlapacoya. La cueva estaba
asociada con el agua subterránea, la fertilidad agrícola, el lugar oscuro y con ritos de iniciación. Tomada de
Niederberger, 2018b: 454.

Lo que expresa este simbolismo en un principio es un pensamiento dual, en donde


el cerro se alimenta de agua y a su vez, de él brota en forma de manantiales, que
eran de gran importancia para la vida humana, vegetal y animal. El cerro y el lago,
sintetizaban los dos elementos: tierra y agua, para el surgir de la vida. En las
representaciones gráficas estos elementos están asociados al reptil y al felino y
quizás de este pensamiento dual surge el ave que pudiera estar representando al
maíz, el nacimiento y al mismo hombre.

Por último, cabe mencionar que los abrigos rocosos tienen una visibilidad hacia el
sureste, lugar donde se encuentra el Popocatépetl y la Iztaccíhuatl, las dos
elevaciones principales de la Cuenca de México, que para periodos posteriores
representarían el aspecto de lo masculino y femenino; sin embargo, no hay
suficientes argumentos para aseverar que para este tiempo simbolizaran esto. De

130
cualquier forma, debieron tener gran relevancia dentro de su cosmovisión, ya que
se observa una estrategia de ubicación, visibilidad, monumentalidad y orientación
en relación con estos (volcanes) y otros elementos naturales (cerros, cielo, lago,
etc.), por lo que debieron contribuir en la forma de ver y pensar, para la realización
de estas representaciones pictográficas (fig. 107).

Figura 107. Vista y orientación de los abrigos rocosos con la Iztaccíhuatl y Popocatépetl. Vista noroeste-sureste.
Modificada de Google Earth Pro.

131
FORMATIVO TARDÍO Y TERMINAL

Durante el Formativo Tardío (700 – 300 a.C.) la población siguió aumentando


considerablemente, se establecieron registros calendáricos y diversas formas de
escritura en monumentos de piedra, se construyeron las primeras áreas para juego
de pelota, la agricultura se intensificó con ayuda de diversas técnicas para el control
del agua y la tierra (canales de riego, presas, terrazas y campos levantados), la
arquitectura se volvió más compleja y se asoció al cosmos (alineamientos con las
montañas y cuerpos celestes). De igual forma, surgen las primeras
representaciones del Dios viejo del fuego (Huehuetéotl), el de las tormentas (Tláloc)
y el de la renovación de la vida (Xipe Tótec) (Piña, 1955: 26; Sarmiento, 2000: 357;
Clark y Hansen, 2002: 31).

En la Cuenca de México las aldeas eran muy abundantes, algunas de ellas


crecieron a tal grado que conformaron grandes pueblos y en algunos casos, centros
regionales. Las comunidades ribereñas explotaron recursos agrícolas y lacustres,
que intercambiaban por productos forestales que eran proporcionados por las
comunidades de las zonas altas. Los centros regionales se caracterizaron por ser
la cabeza de un sistema de intercambio local y regional, que además destacaron
por una arquitectura religiosa importante, los centros regionales con mayor
influencia en la Cuenca de México fueron: Tlapacoya y Cuicuilco (Sarmiento, 2000:
357).

En la región de estudio hubo asentamientos que crecieron en dimensiones,


complejidad arquitectónica y densidad de población, mientras que otros continuaron
teniendo las mismas características y otros surgieron durante este periodo. El
asentamiento que estaba establecido en las planicies lacustres fue Tlapacoya (IX-
LF-2); mientras que a pie de monte bajo se encontraban los asentamientos de
Huixtoco (CH-LF-1), Coatepec (TX-LF-22), Cuatlapancan (TX-LF-25), TX-LF-24 y
CH-LF-3; y en el pie de monte alto IX-LF-1, TX-LF-21 y TX-LF-23 (fig. 108) (Blanton,
1972a: 46; Parsons, et. al., 1982: 105; Parsons, 2008: 33-34).

132
Figura 108. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Tardío.21 Basado en Blanton (1972a y 1972b),
Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

Los conjuntos de asentamientos más importantes en la región noreste del Lago de


Chalco fueron Tlapacoya y Coatepec. En el caso de Tlapacoya, este llegó a ser uno
de los centros regionales de mayor importancia e influencia en la Cuenca de México,
que controlaba un territorio en donde había varias unidades políticas, pueblos y
aldeas (fig. 109 y 110) (Parson, et. al., 1982: 323-327; Sarmiento, 2000: 357; Pérez,
2005a: 391).

21
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

133
Figura 109. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Tardío.22

Figura 110. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México en el Formativo Tardío.23 Basado en Blanton,
et. al., 1981: 124-125; Parsons, 1982: 327; y 2008: 28; Pérez, 2005a: 391.

22
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y límites aproximados
de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Parsons, et. al. (1982) y Pérez
(2005).
23
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et.
al. (1982) y Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en
Sánchez, et. al. (2007).

134
El Formativo Terminal o Protoclásico (300 a.C. – 200 d.C.), se caracteriza por el
acrecentamiento y complejidad de los asentamientos, arquitectura monumental
cívico-ceremonial, jerarquización de asentamientos, movimientos poblacionales y
por la ubicación estratégica de algunos sitios para el fácil acceso a los recursos
naturales y por cuestiones defensivas (Blanton, 1972b: 1320; Serra, 1996: 164;
Pérez, 2005a: 378-381).

Durante este periodo, lugares como Tlapacoya y Cuicuilco continuaron creciendo y


mantuvieron su importancia regional, sin embargo, hacia finales del Formativo
Terminal estos asentamientos comenzaron a declinar como consecuencia de varias
erupciones volcánicas. Las primeras erupciones volcánicas fueron hechas por el
volcán Popocatépetl que provocó el abandono gradual de varios asentamientos del
sureste de la Cuenca de México, entre ellos Tlapacoya, posiblemente estas
migraciones influyeron en la conformación de Teotihuacán. Posteriormente se
dieron las erupciones volcánicas del Xitle, que terminaron con el esplendor de
Cuicuilco y de otros asentamientos del suroeste de la Cuenca de México, una de
las erupciones del volcán Xitle se tiene registrada entre el 250 y 280 d.C., que fue
la que cubrió parcialmente con lava a Cuicuilco; aunque es posible que la mayoría
de su población migrará antes de esta última erupción volcánica. Estos fenómenos
naturales provocaron cambios importantes en las condiciones ecológicas de la
región sur de la Cuenca de México, afectando seriamente las tierras agrícolas y la
vida cotidiana de las personas. A partir de estos acontecimientos, Teotihuacán logro
desarrollarse como un centro regional de gran importancia en toda Mesoamérica
(Correa y Del Pont, 1986: 28-29; Sarmiento, 2000: 358-360; Macías, 2005: 396-398;
Siebe, 2009: 46).

El área noreste del Lago de Chalco estuvo ocupada por los siguientes
asentamientos. El centro regional de Tlapacoya (IX-TF-2, IX-TF-3 e IX-TF-4) que se
encontraba asentado en las planicies lacustres del cerro de Tlapacoya y que se
extendía hacía el norte, en las planicies lacustres y pie de monte bajo de la sierra
de El Pino. Por otro lado, se tenían recintos ceremoniales como el de Izcalli-
Ixtapaluca, ubicado en las faldas de la sierra de El Pino. Lo que predominaba en
esta región eran las aldeas, por el lado de la sierra de El Pino se tenía a las aldeas

135
denominadas con la clave IX-TF-1 e IX-TF-6, en el área de Coatepec a las aldeas
de Cuatlapancan (TX-TF-43), TX-TF-39, TX-TF-40, TX-TF-41 y TX-TF-42, y hacia
el área de Chalco, a la aldea de Huixtoco (CH-TF-1); estas estaban ubicadas
principalmente en la zona natural de pie de monte bajo y en la zona de transición
entre pie de monte bajo y alto (fig. 111) (Blanton, 1972a: 57-60; Parsons, et. al.,
1982: 116; Parsons, 2008: 49-50).

Figura 111. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Terminal.24 Basado en Blanton (1972a y
1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Vackimes, et. al., (1988) y Parsons (2008).

24
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

136
A partir del análisis del patrón de asentamiento y del estudio del paisaje antiguo y
actual, se identificaron los límites aproximados de las áreas culturales y centros
regionales, que en ese tiempo coexistían y que tenían mayor influencia, que eran
Teotihuacán, Cuicuilco y Tlapacoya. El noreste del Lago de Chalco tenía dos
unidades políticas: Tlapacoya y Chimalhuacán, la primera como se mencionó
anteriormente, era la cabecera de un territorio mayor (área cultural), mientras que
la segunda incluía dentro de su territorio a varias aldeas del área de Coatepec y
posiblemente era la frontera que delimitaba el área cultural de Teotihuacán con la
de Tlapacoya (fig. 112 y 113) (Parson, et. al., 1982: 328-332; Pérez, 2005a: 392).

Figura 112. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México en el Formativo Terminal.25 Basado en
Blanton, et. al., 1981: 126-127; Parsons, 1982: 329; y 2008: 37; Pérez, 2005a: 392.

25
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et.
al. (1982) y Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en
Sánchez, et. al. (2007).

137
Figura 113. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Formativo Terminal.26

Tlapacoya

Se encuentra ubicado en la parte sureste de la Cuenca de México y al norte del


cerro de Tlapacoya. El centro de esta población se encontraba representado por un
basamento piramidal, en la base del cerro Tepiolole, que es un pequeño lomerío
que se localiza al norte-centro del cerro de Tlapacoya (también conocido como cerro
de El Elefante) (Brüggemann, 1978: 7-12; Gámez, 1993: 25-29).

A este asentamiento prehispánico del Formativo se le denominó como Tlapacoya


debido a que se descubrió en las inmediaciones de esta población. Tlapacoya o
Tlapacoyan (Tlapaco-yan) tiene como raíces las palabras en náhuatl tlapaca = lavar
y yan = lugar, por lo que se interpreta como el “Lugar donde se lava” (Peñafiel, 1885:
213). Richard Blanton (1972a) le atribuyó las claves IX-LF-2 para el Formativo
Tardío e IX-TF-4 para el Formativo Terminal. Al hacer un análisis del patrón de
asentamiento y del paleopaisaje, se propone que, para el Formativo Terminal, este

26
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Piña (1955), Blanton (1972a), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y límites aproximados
de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Parsons, et. al. (1982) y Pérez
(2005).

138
centro regional no sólo abarcaba la isla del cerro de Tlapacoya, sino que se extendía
a las planicies lacustres y pie de monte bajo de la sierra de El Pino (Valle Verde “IX-
TF-2” y Ayotla-Loma Bonita “IX-TF-3”). La separación que nos señala el patrón
asentamiento entre los sitios IX-TF-2 y IX-TF-3, se debe a cuestiones naturales, ya
que entre ellos se encontraba un arroyo que descendía de la sierra de El Pino y
desembocaba al norte del lago, y la separación de estos con el sitio de IX-TF-4
(Tlapacoya), se debía a que en estos tiempos el lago tenía un nivel más alto por lo
que el cerro de Tlapacoya era una isla (centro del asentamiento) separada del resto
de tierra firme. De esta manera concluimos que, para el Formativo Terminal los sitios
IX-TF-2 (Valle Verde), IX-TF-3 (Ayotla-Loma Bonita) e IX-TF-4 (Tlapacoya), eran un
mismo asentamiento durante su máximo esplendor (fig. 114) (Blanton, 1972a: 46-
48 y 57-59; Gámez, 1993: 29; Barba, 2002: 27-28).

Figura 114. Límites aproximados del asentamiento de Tlapacoya en el periodo Formativo Terminal, fase Patlachique
(¿centro regional grande?). Basado en Blanton, 1972a: 57-59; Gámez, 1993: 31.

139
Durante la fase Zacatenco, este asentamiento pasó de ser una aldea a un pueblo y
en la fase Ticomán se conformó como un centro regional secundario, que ejerció
cierta hegemonía religiosa y cultural sobre todas las poblaciones de los alrededores.
El núcleo del asentamiento se estableció al norte-centro del cerro de Tlapacoya y
su extensión cubrió toda la planicie lacustre del sureste, este, noreste y norte del
cerro. En la fase Patlachique llegó a su máximo esplendor, extendiéndose más allá
de la isla de Tlapacoya, ocupando nuevas áreas hacia el norte. Su esplendor tuvo
una corta duración como consecuencia del cambio en las condiciones climáticas por
las erupciones volcánicas sucedidas al sur de la Cuenca de México (Blanton, 1972a:
46-48; Barba, 1980:147; Gámez, 1993: 25-32; Niederberger, 2018a: 294-296).

La isla de Tlapacoya debió ser un paraíso natural que fue aprovechado al máximo
por su habitantes, estos lo transformaron en un paisaje cultural en donde
sintetizaron el cerro de Tlapacoya, el lago, los cerros de alrededor, las cuevas y el
cielo, con el templo, las casas-habitación y áreas de cultivo, que perfectamente
debieron armonizar y que dieron pie a la conformación de un grupo cultural muy
particular, con una cosmovisión y una vida cotidiana fundamentada en todos estos
elementos naturales-culturales, siendo el elemento agua el principal factor (fig. 115)
(Soto, 2019a: 30).

Figura 115. Reconstrucción hipotética del asentamiento de Tlapacoya (área central) durante el Formativo Tardío-
Terminal. Vista noreste-suroeste. Dibujo: Joshué Soto, 2019.

140
Fases culturales

Fase Zacatenco (700-400 a.C.). Ocupación transicional. El clima que se presentó


en la fase Tetelpan se prolongó hasta estos tiempos, provocando una reducción de
los bosques y un acentuado proceso de erosión de los suelos; el paisaje estaba
dominado por plantas herbáceas y por un estrato arbustivo. Este cambio climático
repercutió en la vida de los pobladores de Tlapacoya y en una disminución del
cultivo, provocando una ocupación esporádica y discontinua. A finales de esta fase
se comienza a definir un nuevo grupo cultural que conformará uno de los primeros
centros protourbanos de la Cuenca de México (Niederberger, 2018a: 290-294).

Fase Ticomán (400-150 a.C.). Ocupación protourbana. Tlapacoya pasa de ser un


pueblo a un centro regional. La religión es el núcleo integrador de la sociedad,
sostén del agrupamiento. La sociedad se estratifica en diferentes niveles,
encabezada por un sacerdocio, artesanos especializados, comerciantes,
campesinos, cazadores y pescadores. La producción agrícola mejoró con el
aprovechamiento del agua de las lluvias mediante la construcción de terrazas. Todo
parece indicar que el basamento piramidal empezó a construirse en esta fase,
ampliándose en dos ocasiones (tres etapas constructivas) y construyendo en su
interior tres tumbas y dos ofrendas aisladas; es posible que las dos etapas
constructivas posteriores, pudieran corresponder a la fase siguiente. Tlapacoya tuvo
contacto interregional con Occidente de México, Oaxaca y Guatemala (Barba, 1980:
32-42 y 176-177; y 2002: 27; Gámez, 1993: 29).

Fase Patlachique (150 a.C.-1 d.C.). Ocupación de máximo esplendor. Se cree que
Tlapacoya en su máximo florecimiento llegó alberga una población de 10,000
habitantes aproximadamente. El asentamiento se extendió más allá de la isla de
Tlapacoya, hacia las playas y pie de monte bajo de la sierra de El Pino. La
alimentación estaba basada en el maíz y el frijol, equilibrándose con otros vegetales,
como la calabaza, además de productos obtenidos de la cacería, pesca y
recolección, o de la domesticación de animales como el guajolote. Alrededor del
150 a.C., el Popocatépetl comenzó a tener una serie de erupciones volcánicas que
generaron cambios climáticos y el empobrecimiento de los suelos, así como del

141
cultivo, por lo que la población migró paulatinamente a otras regiones, uno de estos
lugares fue Teotihuacán. Como evidencia de este argumento, se tienen las
características culturales que conectan al asentamiento de Tlapacoya del Formativo
Terminal con el Teotihuacán del periodo Clásico, siendo Tlapacoya uno de los
principales pilares para la conformación de esta gran urbe (Blanton, 1972a: 46-48 y
57-59; Barba, 1980: 146 y 178-183; Gámez, 1993: 29; Macías, 2005: 396-398).

Fase Tzacualli (1-150 d.C.). Ocupación de decadencia. Con las erupciones


volcánicas del Popocatépetl las condiciones climáticas cambiaron, generándose un
paisaje más árido en la región sur de la Cuenca de México. De igual forma, el volcán
Xitle tuvo una serie de exhalaciones de ceniza, pómez y lava, que contribuyeron
aún más en el cambio climático de la región. El asentamiento de Tlapacoya
prácticamente quedo deshabitado durante este periodo de tiempo, sólo unas
cuantas familias se quedaron a vivir en el lugar, el templo ya no se amplió ni se
restauró y el centro ceremonial paulatinamente fue desapareciendo,
transformándose en una pequeña aldea (Blanton, 1972a: 59; Barba, 1980: 137 y
174; Siebe, 2009: 46).

El espacio arquitectónico de Tlapacoya

El recinto ceremonial que es conocido como Montículo I, basamento piramidal o


pirámide, estaba conformado por varios cuerpos escalonados y en la parte superior
alguna vez llego a tener un templo con un altar, debajo de este se colocaron tres
tumbas con ricas ofrendas (Barba, 1980: 40). Este templo fue construido en la parte
central del cerro de Tlapacoya (visto desde el noroeste) y orientado a 43° al este, lo
cual difiere con otras construcciones posteriores mesoamericanas (Ibíd.: 156).

El sistema constructivo del recinto estuvo basado en un núcleo de tierra revestido


de piedras, que a su vez eran unidas con lodo y dispuestas en taludes no muy
pronunciados, estos núcleos arquitectónicos conformaban cuerpos con escalinatas
y en la parte superior se les recubría con pisos de tierra (apisonados), sobre los
cuales desplantaba un templo construido con materiales perecederos. Para
engrandecer el basamento fue necesario colocar otros cuerpos, que se encajaban

142
en los cuerpos de abajo a manera de cimentación y que se caracterizaban por no
cubrir totalmente la construcción anterior. Las primeras etapas siguieron un orden
simétrico que contrastarían con la última etapa que adquirió una cierta asimetría, lo
que le confirió monumentalidad, estética y un alto grado de complejidad al conjunto
arquitectónico (fig. 116) (Ibíd.: 40, 126 y 159).

Figura 116. Basamento piramidal de Tlapacoya. Foto: Joshué Soto, 2017.

Esta estructura arquitectónica estuvo constituida por tres etapas constructivas. La


primera se caracterizó por la construcción de un basamento compuesto por dos
cuerpos, que tenían una altura total de 2.60 m, al frente se le endoso una escalinata
con siete escalones, encerrada con dos grandes cubos y en la parte superior debió
haber existido un templo con paredes de bajareque y un piso de tierra firme; en su
núcleo se construyó una tumba (no. 2) que fue recubierta con paredes de lajas
superpuestas. En la segunda etapa constructiva se aumentó principalmente su

143
altura a 5 m, mediante la construcción de otro cuerpo que se colocó encima de la
plataforma superior de la época I, una nueva escalinata en su frente quedó adosada
a un cubo arquitectónico de manera asimétrica y el crecimiento de esta estructura
arquitectónica hizo necesaria la construcción de nuevas escaleras en el lado este
del basamento, de igual forma se requirió la construcción de tres cuerpos con
escalinatas que permitían el acceso al templo pero que principalmente cumplían la
función de controlar la erosión del cerro; en el interior de este cuerpo (época II) se
construyeron dos tumbas (no. 1 y 3), ambas se erigieron con paredes de piedras
unidas con lodo y tapas de lajas de basalto. En la tercera y última etapa constructiva,
prácticamente no se modificó la estructura y disposición arquitectónica, sino que
simplemente se agregaron nuevos muros con la finalidad de apuntalar o substituir
a los que se iban destruyendo, en la parte oeste se construyeron dos pequeñas
escalinatas para solucionar el problema de la altura, mientras que en la parte trasera
del basamento se levantó un muro que se prolongaba hacia el oeste, para la
contención de los desprendimientos del cerro y de igual forma, hacia el sureste se
construyeron otros muros que tenían la misma función, además en ese mismo lado,
se elaboró un muro de 60 cm de altura que servía al mismo tiempo para el desagüe
y en la parte baja del conjunto arquitectónico, se implementó un estuco incipiente
elaborado a partir de arena y lodo con un poco de cal (fig. 117 y 118) (Ibíd.: 126 y
156-159).

Figura 117. Etapas constructivas del basamento piramidal de Tlapacoya. Modificada de Barba, 1980.

144
Figura 118. Planta y corte del basamento piramidal, donde se muestran las etapas constructivas, tumbas (1, 2 y 3) y
ofrendas (1 y 2). Modificada de Barba, 1980.

El área habitacional se localizaba en las partes bajas del cerro de Tlapacoya, estas
se caracterizaban por estar asentadas en terrazas, separadas entre sí mediante
alineamientos de piedra que se unían con una argamasa de lodo (terraza-muros de
contención). Para la construcción de la casa o habitación, era necesario de una
cimentación de piedra que tenía una forma rectangular y se infiere que sobre esta
cimentación se utilizaba la técnica de bajareque para la construcción de los muros,
esta consistía en la unión y entretejido de cañas que posteriormente eran cubiertas
con lodo tanto en el exterior como interior. Por último, se construían los techos, que
debieron estar manufacturados con materiales perecederos como la paja. Los pisos
de las habitaciones en periodo tempranos eran de tierra firme, pero a finales del
periodo Formativo se comenzaron a manufacturar con un estuco incipiente (Barba,
1980: 35-36; Monzón, 1989: 41-42).

145
Figura 119. Planta y corte de los restos de las casas-habitación de Tlapacoya (Montículo II), descubiertas al oeste del
basamento piramidal. Modificada de Barba, 1980.

Estas evidencias arqueológicas relacionadas con las casas-habitación, fueron


halladas en diversos puntos del cerro de Tlapacoya, pero la más sobresaliente fue
la que se descubrió a 210 m al oeste del basamento piramidal, área que es conocida
como Montículo II, en donde se detectaron varias habitaciones con construcciones
superpuestas (tres épocas) y en el interior de estos cuartos se hallaron varios
fogones con cerámica doméstica asociada (fig. 119 y 120). Debajo del área
habitacional “Montículo II”, se descubrieron otros alineamientos de piedra con
características muy similares, denotando otra área de habitaciones. De igual forma
al sureste de la estructura conocida como Montículo I, se pudieron detectar algunos
restos de construcciones, entre los elementos que se observaron fueron hiladas de
piedras, escalones, terrazas, entre otros (Op. Cit.: 132-137).

146
Figura 120. Reconstrucción hipotética de las viviendas de Tlapacoya (Montículo II). Dibujo: Iker Larrauri. Tomada de
Barba, 1980.

Como anteriormente se había dicho, Tlapacoya se extendía hasta las planicies


lacustres y pie de monte bajo de la sierra de El Pino, y se infiere que fue un área
poblada en su mayoría por campesinos dedicados a la agricultura. En esta área se
tuvo la presencia de unidades habitacionales y recintos ceremoniales, siendo el sitio
de IX-TF-3 (Ayotla-Loma Bonita) el de mayor relevancia. Al respecto de este sitio
arqueológico, se tiene que en su sector noreste se descubrieron los restos de un
conjunto habitacional que apenas era perceptible, debido a su mal estado de
conservación, en donde se observó material arqueológico de tipo constructivo y
cerámico, esparcido en un área de 15 metros de diámetro. Como parte de este
mismo sitio, pero en las inmediaciones del pueblo de Ayotla, se halló un montículo
que consistía en un relleno de bloques de tepetate, pertenecientes a una plataforma
que medía aproximadamente 10 m cuadrados, con una altura de 2 m y una
orientación de norte a sur; considerándose como un recinto ceremonial. Sin
embargo, ya para los años 70´s esta evidencia arqueológica se encontraba en
peligro por el constante saqueo y destrucción. Actualmente desconocemos si aún

147
existen estas estructuras, ya que la mayoría de estos sitios han sido cubiertos o
destruidos por la construcción de viviendas modernas (Blanton, 1972a: 57-58).

Referente a las terrazas, hay que recalcar que no todas sirvieron para la contención
de los deslaves del cerro o como espacios habitacionales, sino que algunas
sirvieron para el cultivo, con la finalidad de abastecer de alimentos a la creciente
población de Tlapacoya, por lo que se debieron implementar diversas técnicas para
la producción agrícola, siendo esta, una de ellas (Brüggemann, 1978: 12-13; Barba,
1980: 164).

Estas terrazas de contención, habitacionales y agrícolas, se ubicaron en las laderas


del cerro de Tlapacoya (sector norte), a ambos lados del recinto ceremonial. Cabe
señalar, que algunas de estas terrazas pudieron haber sido construidas durante el
periodo Formativo y haber sido reutilizadas en periodos prehispánicos posteriores
(Clásico y Posclásico) e inclusive hasta hace unos 50 años; sobre todo las que se
ubican en la parte inferior (figs. 121-123) (Blanton, 1972a: 48; Brüggemann, 1978:
12).

Figura 121. Serie de terrazas en una de las laderas del cerro Figura 122. Detalle un perfil de una terraza.
de Tlapacoya. Foto: Joshué Soto, 2017. Foto: Ana Guerrero, 2017.

148
Figura 123. Áreas con terrazas en el cerro de Tlapacoya. Foto: Joshué Soto, 2017.

Materias primas y productos

La riqueza natural de Tlapacoya era tan amplia que en un principio cumplía con la
mayoría de las necesidades de sus habitantes, conforme fue creciendo y
haciéndose más compleja en su organización social, sus dirigentes tuvieron la
necesidad de adquirir nuevos productos (exóticos o de lujo), lo que generó una
fuerte red de intercambio con otras regiones. Estas materias primas y productos
exógenos provenían de Guatemala, Occidente de México, Oaxaca, Guerrero,
Guanajuato, entre otras regiones. Las materias primas locales y exógenas que se
utilizaban en Tlapacoya eran muy diversas, entre las que se encontraban la arcilla
o barro, basalto, obsidiana, serpentina, tezontle, cuarzo, andesita, hematita, pizarra,
pirita, concha marina, hueso, asta de venado, algodón, piel, tule, carrizo, entre otras
(Barba, 1980: 115-130 y 179; Gámez, 1993: 23).

La alfarería estaba representada por cajetes, tecomates, ollas, cuencos, platos,


comales, botellones, vasos, copas, jarras, cántaros, cajetes de silueta compuesta,
vasijas antropomorfas, vasijas zoomorfas, vasijas dobles, vasijas miniatura, vasijas
trípodes con una gran variedad de soportes, figurillas antropomorfas, silbatos
aviformes, cuentas, orejeras, entre otras formas cerámicas. Entre los artefactos
elaborados con piedra se tenían aplanadores de tezontle para la construcción,
taladros de serpentina para el trabajo de la concha, cincel y hachas de serpentina,
machacadores, metates y manos elaboradas en basalto, escultura miniatura en

149
piedra verde, orejeras de jadeíta, bruñidores de cuarzo para el trabajo de la
cerámica y espejos de hematita; además de macronavajas, tajadores, perforadores
y buriles trabajados en andesita (local), basalto y calcedonia. Los objetos producidos
en obsidiana eran cuchillos, raederas, raspadores, puntas de proyectil, navajas
prismáticas, perforadores, buriles, navajas retocadas y lascas; la obsidiana gris
veteada era la más utilizada para elaborar estos artefactos, aunque también se
utilizaba la obsidiana negra y la obsidiana verde, esta última, cada vez fue tomando
mayor importancia para su implementación. Entre los artefactos de hueso se tenían
punzones y agujas. Y los objetos manufacturados en asta de venado estaban bien
representados por algunos cinceles y punzones (Niederberger, 1976: 62-67 y 275-
278; y 2018a: 290-296; Barba, 1980: 65-82 y 116-123; Gámez, 1989: 89-115).

En las tumbas y ofrendas construidas al interior del basamento piramidal se


encontraron piezas arqueológicas únicas y de gran belleza. En la tumba 2, que era
la más antigua (época I), se descubrieron los restos óseos de un entierro primario
individual, de sexo masculino, edad adulta y en posición flexionada, con una cuenta
de jadeíta en su boca. Este individuo estaba sobre una capa de plantas lacustres,
que quizás servía para acolchonar el piso o eran los restos de un envoltorio funerario
elaborado con tule u otro material tejido; pegado al cráneo aún se conservaba un
pedazo de tela de algodón de 5 cm por 3 cm, en donde se apreciaba la trama y
urdimbre, por lo que se cree que pudo haber sido de un turbante o tocado, como el
que portan las figurillas antropomorfas de cerámica pertenecientes al periodo
Formativo (fig. 124 y 125). El fondo de la tumba estaba cubierto con pigmento rojo
y en cada una de las esquinas había objetos colocados a manera de ofrenda, estos
fueron: siete cuchillos de obsidiana sin huellas de uso, un caracol marino con restos
de pigmento rojo, dos taladros de serpentina, parte de un guaje con restos de pintura
al fresco, el fondo de un cesto (tejido en espiral), los fragmentos de una mandíbula
de perro (colocada cerca del cráneo humano), un botellón antropomorfo (vasija
proto-tlaloque), un cajete miniatura, una olla miniatura, una vasija con semillas de
tuna en su interior, una olla de gran tamaño con soportes y pintura al fresco, una
copa completa y otra fragmentada con decoración al fresco (la técnica de pintura al
fresco se aplicaba directamente a la superficie).

150
Figura 124. Resto textil de algodón, posiblemente de Figura 125. Figurilla antropomorfa de cerámica que
un turbante. Tomada de Barba, 1980. porta un turbante, perteneciente a la fase
Zacatenco. Tomada de Niederberger, 1976: 231.

La tumba 1 perteneciente a la época II del templo, se caracterizó por tener una


ofrenda con 69 objetos y un entierro secundario múltiple, que tenía huesos largos
sin posición anatómica, entre los que se encontraban: siete tibias, tres fémures,
algunos peronés, restos de costillas y parte de dos cráneos; la presencia de estos
huesos dispersos, permiten suponer que eran de personajes importantes que
habían sido enterrados en otro lugar y que posteriormente, fueron colocados dentro
de la tumba. La ofrenda fue rica en cantidad y variedad de objetos, tales como
cajetes, ollas, tecomates, vasijas trípodes, floreros altos, vasijas miniatura, vasos,
una jarra miniatura, un cántaro, una copa miniatura en forma de pato, un botellón
zoomorfo, botellones antropomorfos (proto-tlaloques), un botellón miniatura con
representación de un viejo, una placa de pizarra con grabados, dos figurillas
antropomorfas tipo Occidente de México, una figurilla antropomorfa bicéfala, una
figurilla sedente y una figurilla antropomorfa femenina con un niño en los brazos;
por último, hay que señalar que estas cinco figurillas tenían pigmento de color rojizo
(fig. 126).

151
Figura 126. Vasija antropomorfa hallada en la tumba 1. Tomada de mediateca.inah.gob.mx.

En la tumba 3 se hallaron unos fragmentos de huesos, situados por debajo de la


gran ofrenda que ocupaba todo el espacio de la tumba. Sin embargo, por el mal
estado de conservación no fue posible determinar si se trataba de un entierro
primario o secundario, si era un individuo o varios, su(s) edad(es) y sexo(s); el piso
de la tumba estaba recubierta por una capa de restos orgánicos de procedencia
lacustre y restos de pigmento rojo. La ofrenda estaba conformada por cajetes,
vasijas trípodes, vasos, ollas, tecomates, copas, botellones, vasijas miniatura, una
olla de forma ovoide y con cuello alto, una vasija zoomorfa con forma de tortuga, un
vaso y una vasija trípode con soportes mamiformes pintados al fresco, un botellón
zoomorfo y otro antropomorfo, cinco cuchillos de obsidiana, puntas de proyectil,
navajas de obsidiana sin huellas de uso y una con retoque, una placa de pizarra con
perforaciones y restos de cestos (fig. 127 y 128).

152
Figura 127. Tumba 3. Tomada de Barba, 1980.

Figura 128. Ofrenda de la tumba 3. Tomada de Barba, 1980.

A un nivel más alto que las tumbas, dentro del propio basamento, se localizaron dos
ofrendas que se les denominó como “aisladas”. La ofrenda 2, estaba situada a
mayor profundidad y en ella, se descubrieron dos ánforas con tres asas, un

153
machacador para triturar pigmentos y en cada una de las cuatro esquinas se
colocaron pequeñas concentraciones de concha con un personaje antropomorfo
formado por varias piezas del mismo material (posibles representaciones de
deidades del agua o viento); en una de las esquinas se halló un fragmento de un
perforador de serpentina para el trabajo de la concha. Mientras que la ofrenda 1,
que se encontraba más cerca de la superficie tenía dos botellones trípodes, una
cuenta de concha y otra de jadeíta, tres orejeras de serpentina y un fragmento de
navaja de obsidiana (Barba, 1980: 105-138).

Los entierros del resto de la población, que eran artesanos, agricultores,


pescadores, entre otros, se caracterizaban por que los individuos eran envueltos en
petates, con ofrendas más modestas que las anteriores, principalmente con sus
instrumentos de trabajo y con algunas vasijas de uso cotidiano (Ibíd.: 35).

Figura 129. Tipos cerámicos de la fase Ticomán. Modificada de Barba, 1980.

Referente a los tipos cerámicos de Tlapacoya, se tiene que en la fase Zacatenco se


utilizaron cerámicas de los tipos Agua alisado, Mesa sin engobe, Ocote negro,
Anáhuac pulido, Anáhuac blanco, Arbolillo negro, Tenango trícromo, Zaltepec rojo,
Zacatenco blanco sobre rojo, Zacatenco blanco sobre café, Cesto blanco tardío y
Zacatenco rojo sobre blanco. En la fase Ticomán los tipos Agua alisado tardío,
Tlapacoya pulido café claro, Tlapacoya pulido negro-café, Tlapacoya pulido negro,
154
Tlapacoya blanco, Ticomán rojo sobre bayo, Ticomán policromo, Ticomán policromo
negativo, Ticomán rojo o Rojo manzana, Ticomán rojo sobre blanco, Tláhuac
negativo y al Fresco o Estucado (figs. 129-131). Durante la fase Patlachique se
utilizaron cerámicas que en la actualidad conocemos como Agua alisado terminal,
Cuicuilco rojo sobre bayo y Cuicuilco rojo sobre crema; además de una cerámica
exógena que provenía de Guanajuato, conocida como Chupícuaro policromo. Por
último, para la fase Tzacualli se tuvo una cerámica proto-teotihuacana del tipo café
alisado y otra de color gris, a las que se les asocia con el declive de Tlapacoya
(Niederberger, 1976: 274-278; y 2018a: 290-296; Barba, 1980: 65-81; Gámez, 1989:
85-119; y 1993: 18-23; Ramírez, et. al., 2015: 119-122).

La alfarería de Tlapacoya se vio influenciada por técnicas nuevas como la


decoración negativa y las figurillas con exceso de pastillaje, que provenían de
Occidente de México y Guerrero. En el caso de la pintura al fresco que se le aplicaba
a algunas vasijas cerámicas, parece ser que era una técnica que provenía de
Oaxaca y/o Guatemala (Op. Cit.: 33 y 82).

Figura 130 y 131. Vasijas de Tlapacoya con estuco, pintadas de rosa o rojo y azul. Piezas ubicadas en el Museo Nacional
de Antropología. Fotos: Joshué Soto, 2014.

155
Organización social

Durante la época más floreciente de Tlapacoya (Formativo Terminal), la población


aumentó considerablemente. Richard Blanton estimó que la demografía rondaba en
unos 2750 habitantes (sumando los sitios IX-TF-2, IX-TF-3 e IX-TF-4), mientras que
Román Piña Chán consideraba que la población llegó a los 10000 habitantes
(Blanton, 1972a: 57-59; Barba, 1980: 146). Con el crecimiento poblacional, las
diferencias sociales comenzaron a ser más evidentes a partir de la ubicación y forma
de construcción de sus habitaciones, de la calidad y cantidad de las ofrendas
funerarias y de las deformaciones corporales que se realizaban (Op. Cit.: 37).

La concentración demográfica se cargaba alrededor de los centros ceremoniales y


se extendía hacia una periferia en la que vivían los campesinos, sostén de la
economía del centro de la población. Las personas dedicadas al culto, su
servidumbre y quizás también los artesanos especializados, vivían en el centro
ceremonial (Ibíd.: 36). El material arqueológico obtenido en las áreas de las casas-
habitación, ayudó a determinar que la parte alta del cerro de Tlapacoya estaba
destinada a los personajes más importantes de aquella época (dirigentes-nobleza)
y quizás por algunos artesanos-especialistas. Mientras que la parte baja del cerro,
cerca del lago, estaba habitada por los campesinos que se dedicaban al cultivo, a
la pesca, cacería, recolección y algunas labores artesanales (Ibíd.: 137-138). Al
aumentar la demografía, fue necesario extenderse a las partes bajas de la sierra de
El Pino (norte del asentamiento), lugar propicio para el cultivo por sus grandes
extensiones de tierra (planicies aluviales) y contacto con las aguas del lago. Esta
área fue ocupada para el cultivo en años más recientes, por lo que nos permite
suponer que antiguamente era un lugar habitado principalmente por campesinos de
Tlapacoya, para residir y cultivar estas tierras (incluyendo otras actividades
económicas), implementado una agricultura extensiva que fue ayudada por el agua
del lago y de las lluvias (Blanton, 1972a: 57-58; Barba, 1980: 179).

La apariencia física de los pobladores de Tlapacoya del Formativo Tardío y Terminal


debió ser impactante, pues casi todos se deformaban el cráneo tipo tabular erecto
y algunos se mutilaban los dientes, ambas técnicas de deformación corporal

156
pudieron tener el fin de embellecer, pero también de señalar estatus social y/o
relaciones clánicas (Op. Cit.: 104).

La sociedad se encontraba estratificada en diferentes clases sociales. Dirigentes-


sacerdotes: controlaban el poder religioso, político y económico, a través de los
actos rituales para las deidades, la conservación y mantenimiento del templo, así
como el control de la producción de objetos y alimentos. Comerciantes: eran
personas especializadas en el intercambio de materias primas y objetos exóticos o
de lujo, provenientes principalmente de Teotihuacán, Monte Albán, Kaminaljuyú y
Occidente de México. Artesanos especialistas; estos trabajaban materias primas
exóticas y locales, algunos de estos se dedicaban de tiempo completo a su oficio y
destacaban por sus habilidades, por lo que tuvieron una posición social importante,
por encima del común del pueblo; entre los oficios artesanales se encontraba la
alfarería, lapidaria, cestería, curtiduría, construcción, la talla en obsidiana, los
textiles y el trabajo en concha. Campesinos: se dedicaban a la agricultura, caza,
pesca, recolección y a las actividades artesanales (Ibíd.: 37-38, 139-141 y 179).

La concepción del paisaje acuático en Tlapacoya

El establecimiento de uno o varios grupos de personas en este lugar, se debió a


que había buen clima, muchas lluvias, buenas cosechas, pesca abundante y otros
recursos naturales. Es quizás por estos motivos que se construye un templo en las
faldas del cerro de Tlapacoya y específicamente debajo del cerro Tepiolole, con la
finalidad de agradecer y rendir culto a las deidades que les proporcionaban estos
beneficios (Torres, 1997: 141; Soto, 2019a: 30).

La plataforma piramidal, de acuerdo con el norte magnético está orientada a 43


grados al este (dirección noreste), lo cual difiere de las orientaciones de las
construcciones mesoamericanas posteriores (Op. Cit.: 156). Su orientación
corresponde a un alineamiento con el sol, que emerge entre los cerros Yeloxóchitl
y Telapón (marcadores astronómicos) en el solsticio de verano (20-21 de junio), que
está indicando el temporal de lluvias (figs. 132-134). Por lo que suponemos que el
principal objetivo de este alineamiento era la petición de lluvias y veneración de las

157
deidades que se asociaban al agua pluvial (lluvia); aunque no hay que descartar el
culto a las deidades del agua fluvial (lago, manantiales y ríos), de los cerros, de la
tierra, viento y fuego (Soto, 2019a: 31). Este fuerte simbolismo relacionado con el
agua y la fertilidad, se puede observar en el material arqueológico que fue elaborado
con materias primas extraídas del lago, así como en los materiales provenientes de
otras regiones, tales como la piedra verde (jadeíta y serpentina) y la concha marina;
en la ubicación, orientación y conformación del recinto ceremonial; y en las vasijas
cerámicas antropomorfas (proto-tlaloques) y zoomorfas, que están asociadas al
agua (Barba, 1980: 105-112; y 2002: 29-38; Torres, 1997: 141-144).

Figura 132. Alineamiento del basamento piramidal de Tlapacoya con el solsticio de verano (antes de la salida del sol).
Vista suroeste-noreste. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 133. Salida del sol en el solsticio de verano, entre los cerros Yeloxóchitl (izquierda) y Telapón (derecha). Foto:
Joshué Soto, 2017.

158
Figura 134. Alineamiento del basamento piramidal con el sol del solsticio de verano. Vista suroeste-noreste. Foto:
Joshué Soto, 2017.

También se debe señalar que entre los cerros Yeloxóchitl (¿Yoloxóchitl?) y Telapón,
se formaba uno de los ríos más importantes de la región, conocido como el río San
Francisco. Este desembocaba al noreste del Lago Chalco y contribuía al
mantenimiento de la flora, fauna y de los hombres en Tlapacoya, por lo que fue un
río de gran importancia para este asentamiento humano. Al cual se le debió rendir
culto, ya que trasladaba el agua de la lluvia hasta el lago, donde era absorbida por
los cerros y transformada en manantiales y en una gran riqueza natural que se
manifestaba en diversas formas.

El recinto ceremonial no sólo permitía una visibilidad que ayudaba a la comprensión


del entorno, sino que ocurría una intervisibilidad, que debe ser analizada ya que sin
ella no se podría entender el paisaje total (físico, social y pensado). El templo se
construyó en ese lugar para generar impacto visual, monumentalidad y una
comprensión cultural, pero por sí sólo el templo no cumplía esa función, ya que es
necesario entender que su ubicación, tamaño y orientación estaban determinadas
también por el cerro. Es por eso que el cerro (espacio natural) y el templo (espacio
cultural) vistos desde el noreste (visibilización), se fusionaban en un mismo espacio

159
ritual. Así mismo, desde el templo era posible apreciar un paisaje majestuoso lleno
de contrastes (visibilidad), por un lado, se tenía el verde intenso de las planicies
lacustres y de las sierras de El Pino y Río Frío, y por el otro, el azul profundo del
cielo, reflejándose ambas tonalidades en las aguas del lago, presentando así un
escenario tripartito, en donde se unía lo acuático y lo terrestre para engendrar vida
(Barba, 1980: 155-156).

El basamento piramidal se encuentra en un punto muy estratégico, al centro-norte


del cerro de Tlapacoya y en la parte baja de este, a un lado del camino denominado
como “La Cañada”, el cual es el camino principal hacia la cima del cerro. 27 Viendo
este lugar desde el norte y noreste, aproximadamente entre unos 500 m y 1 km, se
puede observar como esta cañada da la impresión de ser una entrada hacia el
interior del cerro (fig. 135).

Figura 135. Ubicación del basamento piramidal en el antiguo paisaje lacustre. Vista noreste-suroeste. Modificada de
Google Earth Pro.

Al respecto sobre este tema en particular, hay dos mitos que aún se conservan entre
algunos pobladores de Tlapacoya e Ixtapaluca, el primero hace mención de una
entrada al cerro (representada por la cueva) y al mundo subterráneo e interno del
cerro. El señor Juan Carlos Pérez Carreón, oriundo de Tlapacoya refiere que:

27
Comunicación personal de Iván Palma (custodio de la zona arqueológica de Tlapacoya).

160
La cueva encantada, dicen que tiene una entrada y una salida en ambos extremos del cerro
y que esa cueva se abre cada año. Personas que han tenido la oportunidad, o que han tenido
la fortuna de ver esa entrada… han quedado locos porque dicen que ven cosas, que vieron
cosas muy feas ahí dentro (Hernández, 2013).

El segundo mito nos habla de una serpiente que resguarda una gran riqueza. El
señor Juan Carlos, narra lo siguiente:

Dentro del Elefante (cerro de Tlapacoya) se encuentra un lago enorme, con mucha riqueza.
Se dice que al interior del cerro hay una serpiente que cuida los tesoros del pueblo, a ciencia
cierta, pues no se sabe si esté, esa serpiente, sólo son las cosas que la gente nos ha
transmitido… Pues, yo creo que sí es cierto, porque… Bueno, hay señores grandes que se
han ido y que nos han transmitido esas leyendas a nosotros, de que hay mucha riqueza
adentro del cerro, pero que solamente se podía ver cada año, porque sólo cada año se abre
la puerta hacia ese lago… Ya que dicen que se encuentran muchos metales preciosos como
oro, jade, que hay bastantes cosas de plata, que nada más brillan, la gente dice que es
plata… Se encuentran otro tipo de cosas que nunca nos lo dijeron… Vasijas que pueden ser
de oro o podían ser moneda, podían ser coronas, porque recuerdo que un tío mío me comentó
que si había coronas y que podían ser de esa serpiente (Ibíd.).

El señor Alberto Mendoza Dueñas (2017), originario de Ixtapaluca, menciona que


algunos habitantes de Tlapacoya le llegaron a contar el mito sobre la cueva y la
riqueza natural que resguarda el interior del cerro de Tlapacoya. Sin embargo, en
esta narración se entremezclan los dos mitos, que simbólicamente se
complementan. Al respecto de ello, Don Beto nos relata que:

Se rumora que ahí hay una cueva, que se abre durante veinticuatro horas, En qué fecha, no
se sabe exactamente cuándo es la fecha, pero que en el interior hay mucha verdura, muy
bonita y frondosa. Entonces que esa es la tentación, que entran a traer verdura y que tienen
veinticuatro horas para entrar y salir, el que no sale ya se quedó ahí en el interior… Y eso si
se encuentra en el lugar preciso que se abre la puerta y sino, otra vez hasta el otro año…
Gente de ahí de Tlapacoya me platicó todo eso, como estaba, que se abría con la puerta y
que adentro se veía como de día, en el interior y había muchísima verdura, de toda, frondosa,
muy bonita. Entraban y tantito se tardaban y regresaban y ya no encontraban la salida…

161
Aunque son mitos muy tardíos guardan cierta esencia que permite suponer como
pudo haber sido la comprensión de ese espacio físico-simbólico. Estas historias
relacionadas con el paisaje, la arqueología y el pensamiento indígena-prehispánico,
nos pueden acercar a un pensamiento más amplio, que nos permite visualizar a los
cerros como contenedores de agua y riquezas naturales, que a su vez se relacionan
con el concepto del Tlalocan (fig. 136). La misma serpiente puede estar asociada a
la concepción del “monstruo de la tierra”, denominado como Cipactli para el
Posclásico Tardío, hay que tener presente que con el tiempo estas historias se van
deformando, tal es el caso del simbolismo de riqueza, que actualmente se asocia
con el oro, pero que anteriormente era el chalchihuite (piedra verde) (figs. 137-139).
En la actualidad, algunos pobladores de Tlapacoya hacen referencia sobre la
riqueza natural que hasta hace 50 años todavía se conservaba y que sus abuelos
describían este lugar como un paraíso natural, donde abundaba la flora y fauna. 28
A partir de lo estudiado, creemos que así fue y que en tiempos más antiguos debió
ser más abundante esa riqueza.

Figura 136. La concepción del Tlalocan. Murales de Tepantitla, Teotihuacán. Foto: María de Jesús Chávez y Carlos
Martínez. Tomada de www.pinturamural.esteticas.unam.mx.

28
Comunicación personal de Rosalba Rojas Carreón y Camilo Carreón Mercante (habitantes de Tlapacoya).

162
Figura 137. Representación de la cueva durante el periodo Posclásico Tardío. Dependiendo del área cultural y
temporalidad, cambia la concepción, en ocasiones la cueva es representada por una serpiente, un felino o por un hibrido
de estos y otros animales. Rollo Selden, p. 2. Tomada de Hermann, 2010.

Figura 138 y 139. Representación de la cueva durante el periodo Formativo Medio. Monumento 1 (izquierda) y
Monumento 9 (derecha) del sitio arqueológico de Chalcatzingo, Morelos. Tomadas de anthropology.ua.edu.

163
Izcalli-Ixtapaluca. Un recinto ceremonial

Este recinto ceremonial se ubica temporalmente en el periodo Formativo Terminal


y espacialmente, se localizó al sur de la sierra de El Pino, en un brazo de pie de
monte bajo que limita con las planicies lacustres, entre dos áreas que alguna vez
fueron bahías y que hoy en día, están ocupadas por las poblaciones de Tlalpizáhuac
y la unidad habitacional de El Carmen en el área oeste y al este por el pueblo de
Ayotla. Este sitio arqueológico actualmente se encuentra en la unidad habitacional
Izcalli, perteneciente al municipio de Ixtapaluca, por lo que se le atribuyó el nombre
de Izcalli-Ixtapaluca, aunque también se le conoce como Montículo 1 o como el sitio
arqueológico de Las Gladiolas (fig. 140) (Vackimes, et. al., 1988: 8 y 12-13; Pulido
y Ortuño, 1994: 119-120).

Figura 140. Área donde se ubica el sitio arqueológico de Izcalli-Ixtapaluca. Foto: Joshué Soto, 2018.

No se sabe con certeza si se trataba de un recinto ceremonial aislado o un poblado


dependiente de Tlapacoya, en donde la estructura arquitectónica era parte del
centro ceremonial del asentamiento de Izcalli-Ixtapaluca, ya que se menciona que
el área se encontraba rodeada por pequeños montículos que no fueron excavados,
pero que pudieron estar relacionados con esta estructura (fig. 141) (Vackimes, et.
al., 1988: 32).
164
Figura 141. Ubicación del recinto ceremonial de Izcalli-Ixtapaluca y su posible extensión como asentamiento humano
durante el periodo Formativo Terminal. Basado en Vackimes, et. al., 1988.

Los personajes que construyeron este recinto ceremonial eligieron y aprovecharon


la topografía elevada del terreno para poder visualizar los elementos naturales y
culturales de alrededor, que permitían la comprensión de su cosmovisión. Al norte
se visualizaban los cerros de El Pino Grande y El Pino Chico; al oeste el cerro La
Caldera; al sur el lago de Chalco, el cerro de Xico y la sierra de Chichinauhtzin; y al
este los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl y el cerro de Tlapacoya, así mismo, el
centro ceremonial de Tlapacoya.

El sistema constructivo de la plataforma se conformó por un núcleo de piedras y


tierra, sostenido por muros de contención. La parte exterior de los muros estaban
en talud, en donde se colocaron piedras careadas que fueron unidas entre sí con
una argamasa de lodo y arena, por último, para dar un acabado liso a la superficie,
fue necesario recubrir los muros con una capa de estuco (Ibíd.: 14-15).

Este espacio ritual se caracterizó por la construcción de tres estructuras


superpuestas. En la primera etapa se construyó una habitación cuyo acceso se
localizaba al sur, que permitía la vista hacia el imponente lago. En la segunda etapa
se amplió la habitación (templo) con una plataforma de dos cuerpos y el acceso se
cambió hacia el oeste, en donde se construyó una escalinata. En un primer

165
momento se depositaron tres entierros debajo de esta escalinata, dos de ellos eran
edad senil (ancianos), el entierro 2 era de tipo secundario con una ofrenda que tenía
una cuenta esférica de piedra verde y un caracol marino, mientras que el entierro 4
era de tipo primario y se caracterizó por tener una ofrenda compuesta por una
navajilla prismática de obsidiana, una cuenta de piedra verde y un fragmento de una
figurilla de cerámica, de igual forma se descubrieron los restos de un infante de
aproximadamente ocho años (entierro 5), de tipo primario y con una ofrenda que
tenía una cuenta de piedra verde y una de concha, además de mica y un objeto que
fue elaborado con fibras vegetales. En una fase de tiempo más tardía de la segunda
etapa constructiva, se depositaron dos nuevos entierros humanos (no. 1 y 3), que
se caracterizaron por ser primarios y sub-adultos (alrededor de veinte años), el
primero tenía una navajilla prismática y un fragmento de brasero como ofrenda y el
segundo, solamente un brasero. La tercera etapa constructiva consistió en la
ampliación de la plataforma, sus muros se erigieron con mayor altura con el fin de
cubrir la segunda etapa y se adoso una nueva escalinata y alfardas. Posteriormente,
ya no se siguió ampliando el recinto hasta el Posclásico Temprano, lo que podría
indicar un abandonó de este espacio entre el Clásico y Epiclásico, y una
reocupación en el siguiente periodo (fig. 142 y 143) (Ibíd.: 20 y 26-27).

Figura 142. Dibujo en planta del recinto ceremonial. Modificada de Vackimes, et. al., 1988.

166
Figura 143. Corte O-E y S-N del recinto ceremonial. Modificada de Vackimes, et. al., 1988.

Sin embargo, Richard Blanton ubica un recinto ceremonial en la misma área para el
periodo Clásico, por tal motivo nos estaría indicando que se trata de la misma
estructura y que tuvo una temporalidad más amplia de ocupación (Blanton, 1972a:
71).

Con respecto a su orientación, este recinto ceremonial tenía un eje noroeste-


sureste, que estaba asociada a los solsticios y al ciclo agrícola, que a su vez, se
ligaba al culto de las deidades del agua y posiblemente del viento. La parte frontal
del recinto tenía una vista hacia el noroeste, que en el solsticio de verano (20-21 de
junio) se alineaba con el sol al atardecer y que se interpreta como un culto a las
deidades del agua, ya que es en el momento en que da comienzo la temporada de
lluvias (abundantes) (fig. 144). Mientras que la parte trasera de la estructura
arquitectónica se orientaba al sureste, punto en donde se encuentra la Iztaccíhuatl
y que en el solsticio de invierno (21-22 de diciembre) el sol sale justo detrás de ella
y se alineaba de igual forma con el recinto ceremonial, por lo que estos días

167
debieron ser importantes para alguna celebración asociada con el descanso de las
tierras agrícolas pero también con la caída de nieve, aguanieve y granizo, que
permitían el abastecimiento de agua a ríos, arroyos, manantiales y lagos (fig. 145).

Figura 144. Orientación del recinto ceremonial con el solsticio de verano. Vista sureste-noroeste. Modificada de Google
Earth Pro.

Figura 145. Orientación del recinto ceremonial con el solsticio de invierno. Vista noroeste-sureste. Modificada de Google
Earth Pro.

168
Huixtoco-San Buenaventura

Este asentamiento prehispánico se encuentra al suroeste del pie de monte bajo de


la sierra de Río Frío y al noreste de lo que alguna vez fue el Lago de Chalco.
Actualmente, tiene como límites la cabecera municipal de Ixtapaluca (noroeste) y la
autopista México-Puebla (sur). Estuvo habitado en el periodo Formativo Medio
(ocupación olmeca), pero su mayor esplendor fue en el Formativo Tardío (fase
Ticomán) y su declive a principios del Formativo Terminal (Gamboa, et. al., 2002;
Platas, 2002: 30; Valadez, et. al., 2004: 159).

Se le conoce como Huixtoco, Buenaventura, San Buenaventura o Huixtoco-San


Buenaventura, ya que se encuentra entre el poblado de San Marcos Huixtoco de
Chalco y la Unidad Habitacional de San Buenaventura de Ixtapaluca (Almaguer,
2002: 35; Platas, 2002: 10; Gamboa, 2002; y 2005: 76; David, 2005: 81). Huixtoco
o Huitztoco (Huitz-to-co) se deriva de huitztli = espina, to = partícula que expresa
pluralidad y co = en o dentro, por lo que quiere decir “En el lugar de espinas”; aunque
también podría entenderse de la siguiente manera “En el pequeño lugar espinoso”
o “En el lugar de las espinas pequeñas”, con las raíces huitztli = espina, tontli =
partícula que expresa pequeñez y co = en (Peñafiel, 1897: 136 y 292; Mancilla,
2000: 18 y 26).

El asentamiento de Huixtoco-San Buenaventura en su máximo esplendor


(Formativo Tardío) tuvo una extensión de 59.7 hectáreas y una población que
oscilaba entre los 1200 y 1400 habitantes (Parsons, et. al., 1982: 105). Estaba
conformado por un área central y una periferia, la primera se ubicaba en la parte
alta de una loma, en donde se construyeron casas-habitación sobre plataformas de
tipo residencial-ceremonial. Esta área debió estar ocupada por los grupos dirigentes
que se encargaban de administrar los aspectos sociales, económicos y religiosos.
Mientras que la periferia del asentamiento estaba constituida por casas con uno o
dos cuartos, construidas sobre pequeñas plataformas de lodo sometidas al fuego
(Gamboa, 2005: 78-80 y 178). Hacia el oeste del asentamiento, la topografía del
terreno desciende hasta lo que son las antiguas planicies lacustres (zonas
aluviales), en donde alguna vez existieron terrazas de cultivo, que nos indican un

169
área de producción agrícola cercana al lago, pero también un área que estuvo
habitada por campesinos dedicados a las labores de cultivo, pesca y cacería (fig.
146) (David, 2005: 83; Gamboa, 2005: 78; Valadez, 2014: 142-143).29

Figura 146. Límites aproximados del asentamiento de Huixtoco-San Buenaventura en el periodo Formativo Tardío.
Basado en Parsons, et. al., 1982: 107; Platas, 2002: 19-24; Gamboa, 2005: 76-78.

Entre la montaña y el lago

Esta ubicación les permitió tener una gran diversidad de recursos naturales del lago,
pie de monte y serranía, además de ser un punto estratégico para el intercambio de
productos de otras regiones. De igual forma pudieron tener un amplio panorama de
su entorno que permitía una forma de ver y comprender la vida.

Desde este punto se tenían muy próximo el lago, hacia el noroeste el río San
Francisco y al sur, el río San José, que tenían agua permanentemente, además
había una gran cantidad de manantiales, arroyos y ríos subterráneos. Visualmente

29
Comunicación personal de Verónica Méndez Solano (habitante de San Buenaventura).

170
se podía apreciar las blancas montañas de la región oriente, los verdes bosques
que cubrían a los cerros de alrededor y el espejo de agua que yacía en las partes
bajas (fig. 147 y 148) (Valadez, et. al., 2004: 159; Gamboa, 2005: 78; David, 2005:
83).

Lago de Chalco

Figura 147 y 148. Vista panorámica de la sierra de El Pino (izquierda). Vista panorámica del cerro de Tlapacoya y del área
donde se encontraba el Lago de Chalco (derecha). Vista sureste-noroeste y este-oeste desde el asentamiento de
Huixtoco-San Buenaventura. Fotos: Joshué Soto, 2018.

Fases culturales

Fase Zacatenco (700-400 a.C.). Ocupación transicional. Durante la fase anterior


(fase Tetelpan), se dieron una serie de erupciones volcánicas por parte del volcán
Popocatépetl, que repercutieron en el cambio climático y en el empobrecimiento del
suelo, que a su vez, generaron una disminución en la producción agrícola y
obtención de recursos naturales y que como consecuencia, provocaron la migración
de la población humana y un cambio cultural en la región durante la fase Zacatenco.
Este cambio cultural se dio a través de un proceso de interrelación cultural, que
permeó en Huixtoco-San Buenaventura y en el resto de los asentamientos de la
Cuenca de México. (Gámez, 1993: 18; Gamboa, 2005: 78 y 103; Niederberger,
2018a: 286-291; GFAM, 2018).

Fase Ticomán (400-150 a.C.). Ocupación de máximo esplendor. Huixtoco-San


Buenaventura creció en dimensiones y población, llegando albergar una población

171
de hasta 1400 habitantes. Lo que permitió la conformación de un nuevo grupo
cultural con una identidad propia y muy particular. Este gran poblado tenía una cierta
dependencia con el centro regional de Tlapacoya, siendo así un asentamiento
periférico o satélite, que pudo haber compartido un parentesco (étnico) con este
lugar. Huixtoco-San Buenaventura tuvo contactos interregionales con Occidente de
México, Oaxaca y Morelos (Parsons, et. al., 1982: 105; Gámez, 1993: 18; Gamboa,
2005: 76-78 y 179-181).

Fase Patlachique (150 a.C.-0). Ocupación de decadencia. Aproximadamente hacia


el 150 a.C., el volcán Popocatépetl tuvo una serie de erupciones volcánicas que
repercutieron en el cambio del clima y del ecosistema, y a su vez, la migración de
los habitantes de la región, como fue en el caso de Huixtoco-San Buenaventura que
comenzó a declinar a principios de esta fase de tiempo (Gamboa, et. al., 2002;
Platas, 2002: 30; Macías, 2005: 396-398).

Sistema constructivo

En Huixtoco-San Buenaventura fue posible identificar dos tipos de espacios


arquitectónicos habitacionales, de acuerdo con su ubicación, al tipo de materiales
con que estaban construidos y a los objetos y entierros que tenían asociados.

En el área central se construyeron grandes plataformas sobre las cuales se


edificaron espacios habitacionales-cívicos-religiosos (Unidad de Excavación 3 y
3B). Para construir los muros de contención de estas plataformas (muros en forma
de terraza), fue necesario levantar primeramente un muro escalonado de adobes,
que eran unidos con una argamasa de lodo, posteriormente sobre este, se colocó
una mampostería de piedra y por último, se le recubrió con un aplanado de lodo.
Para poder acceder a la plataforma fue necesario construir una escalinata con
alfardas adosada al muro de contención; esta se elaboró con piedra de basalto. Los
espacios o cuartos que se construyeron sobre la plataforma eran de diferentes
tamaños y con plantas rectangulares o cuadradas (posiblemente de acuerdo con su
función), estos se cimentaron con adobes, mientras que sus muros y techos se
elaboraron a través de la técnica de bajareque, mediante el entretejido de tules que

172
posteriormente eran cubiertos con lodo. En el caso del conjunto arquitectónico que
se ubicó en la Unidad de Excavación 3, se pudieron identificar tres etapas
constructivas que correspondían a un mismo momento de ocupación (Formativo
Tardío/fase Ticomán): en la primera etapa se construyó una pequeña plataforma
sobre la cual se edificó un cuarto; en la segunda etapa se construyeron muros de
contención y un cuarto al norte; y en la tercera etapa se amplió la terraza en la parte
norte, mediante adobes colocados en forma escalonada recubiertos con lodo, sobre
estos se sobrepuso una mampostería con piedra de basalto y por último se cubrió
con lodo, que fue sometido al fuego para endurecerlo, además se construyó un
nuevo cuarto en la parte sureste (fig. 149 y 150).

Figura 149 y 150. Unidad de Excavación 3, en su última etapa constructiva (izquierda) y Unidad de Excavación 3B.
Modificadas de Gamboa y García, 2015: 15; Valadez, et. al., 2004: 162.

Las construcciones que se descubrieron fuera del área central tenían plataformas
pequeñas hechas con lodo, que fueron sometidas al fuego. Sobre estas, se
construyeron espacios de uno o dos cuartos, que tenían una planta de forma

173
rectangular o cuadrada, que en promedio median 6 m de largo por 4 m de ancho.
Para los muros y techos de estos cuartos, fue necesario del uso del bajareque
(Platas, 2002: 20-24; Gamboa, 2005: 80-88 y 178).

Prácticas funerarias

Los habitantes del asentamiento de Huixtoco-San Buenaventura por lo general


sepultaban a sus difuntos de forma individual, haciendo excavaciones sencillas en
las plataformas cívico-ceremoniales del asentamiento (entierros directos), aunque
es posible, que en algunos casos se les haya envuelto con un petate. En el caso de
los entierros indirectos, se tiene la evidencia arqueológica de siete infantes que
fueron colocados al interior de vasijas cerámicas y que posteriormente fueron
depositadas en el núcleo de las plataformas.

Figura 151. Distribución de los entierros descubiertos en la parte sur de la Unidad de Excavación 3. Modificada de
Gamboa y García, 2015: 15; Valadez, et. al., 2004: 162.

174
La mayoría de los entierros fueron de tipo primario, colocados en posición decúbito
lateral, con una orientación oeste-este y con una ofrenda que consistía en una o dos
vasijas cerámicas; aunque también se llegaron a encontrar ofrendas con objetos de
obsidiana, concha y hueso (fig. 151). Las mujeres estaban más asociadas con las
ofrendas de cerámica que los hombres, mientras que los niños por lo general no
tenían ofrendas; sin embargo, hubo una excepción, en la que un infante tenía una
ofrenda con tres vasijas miniatura (fig. 152). Uno de los hallazgos más importantes
fue el de un individuo subadulto que tenía un tratamiento muy particular, ya que fue
colocado en un eje sur-norte (la cabeza al sur), al cual se le colocó una ofrenda con
siete objetos, seis eran de cerámica y uno de concha (fig. 153) (David, 2005: 81-
91).

Figura 152 y 153. Entierro de un infante acompañado con una ofrenda de tres vasijas miniaturas (izquierda). Entierro
primario en decúbito lateral derecho (derecha). Tomadas de David, 2005: 85 y 90.

Materiales arqueológicos

En Huixtoco-San Buenaventura se desarrollaron actividades relacionadas con la


alfarería, cestería, construcción y probablemente con la lapidaría y el trabajo de las
rocas talladas (Gamboa, 2005: 78).

Entre los objetos manufacturados a través de una actividad de talla, se tenían


cuchillos, raederas, raspadores, navajas y punzones; que eran elaborados en
obsidiana, calcedonia y pedernal. La obsidiana verde provenía de la Sierra de las

175
Navajas (Pachuquilla), la obsidiana gris veteada de la Barranca de los Estetes
(Otumba) y la obsidiana gris transparente, de los yacimientos del Pizarrín o de El
Paredón (Tulancingo). En el caso del pedernal, probablemente provenía de Morelos
o quizás de Puebla. Y la calcedonia, parece ser que se extraía del cerro de
Tlapacoya.

Los artefactos que se obtenían a través de una técnica de pulido eran metates con
soportes, manos de molienda y morteros elaborados en piedra de basalto; esferas
de calcedonia; hachas de serpentina verde; y pulidores para el trabajo de la alfarería
(Gamboa, et. al., 2002; y 2005: 89).

Los materiales manufacturados en barro fueron diversos como cajetes sencillos,


cuencos, cuencos de silueta compuesta, cuencos de silueta compuesta trípodes,
platos curvo divergentes, ollas, tecomates, platos trípodes, cajetes arriñonados,
cazuelas, jarras, cantaros, vasijas antropomorfas, vasijas miniaturas, copas,
incensarios, porta incensarios, tapaderas de incensarios, braseros y figurillas
antropomorfas. Para la fase Zacatenco se observa que hay una transmisión de
conocimientos en la manufactura de la alfarería, en cuanto al acabado de superficie
y las formas cerámicas, que son indicadores de una interrelación cultural. Los tipos
cerámicos descubiertos en Huixtoco-San Buenaventura que corresponden a la fase
Zacatenco son el Zacatenco blanco sobre rojo, Zacatenco blanco sobre café y el
Pulido gris, este último por el tipo de pasta parece indicar que se trata de una
cerámica foránea, probablemente traída de Oaxaca (fig. 154). El momento de mayor
esplendor de Huixtoco-San Buenaventura fue en la fase de Ticomán, que está
representado por una amplia gama de tipos cerámicos como el Agua alisado tardío,
Mesa sin engobe tardío, Ticomán rojo, Tlapacoya pulido negro, Ticomán rojo sobre
bayo o también conocido como Ticomán rojo sobre café, Ticomán policromo,
Tlapacoya blanco, Tlapacoya pulido café claro y el Tláhuac negativo. Algunos tipos
cerámicos de la fase Ticomán podrían ser foráneos, tal es el caso de cerámicas
grisáceas provenientes de la región oaxaqueña y de cerámicas policromas, que
probablemente eran de tradición del Occidente de México (fig. 155) (Niederberger,
1976: 274-278; 2018b: 416-417 y 522; Barba, 1980: 65-71; Gámez, 1989: 89-117;
y 1993: 18-19; Gamboa, 2005: 103-137; Ramírez, et. al., 2015: 100-118).

176
Figura 154. Formas cerámicas de la fase Zacatenco. Tomada de Gamboa, 2005: 105.

Figura 155. Formas cerámicas de la fase Ticomán. Modificada de Gamboa, 2005: 111-116.

Obtención de recursos naturales y producción de alimentos

El asentamiento se encontraba en una posición estratégica para el control de los


recursos lacustres, de pie de monte y de la serranía. Los habitantes de Huixtoco-
San Buenaventura consumían maíz, frijol, amaranto, tomate, epazote, chía, tejocote
177
y capulín; que eran obtenidos a través del cultivo o mediante una actividad de
recolección (plantas silvestres). Para el consumo de carne y/o para la obtención de
materias primas, la elaboración de diversos objetos fue necesario para la caza de
especies animales como el pato, venado, berrendo, liebre y conejo. Otras especies
eran el perro y el guajolote, que eran animales domesticados para su consumo o
para actividades rituales. La proximidad a los recursos hídricos (lago, ríos,
manantiales y arroyos), les permitía tener agua potable y fuentes alimenticias como
peces, gasterópodos, crustáceos, aves, tortugas y otras especies (Almaguer, 2002:
43; Gamboa, 2005: 78 y 138-143).

Cosmovisión y religión

Como anteriormente se dijo, la ubicación de este asentamiento fue planeada


estratégicamente para la obtención de los recursos naturales, pero también es
posible que haya sido por cuestiones religiosas. Referente al paisaje, podemos decir
que su ubicación está comprendida en un área liminal, entre el bosque y el lago, y
que desde este punto el paisaje de la serranía visualmente fue y sigue siendo
impactante, causando un efecto óptico de monumentalidad. Por el otro lado, hacia
el poniente, el paisaje lacustre era perfectamente visible, mostrando su máximo
esplendor desde este lugar (fig. 156).

Figura 156. Vista del paisaje lacustre desde el área central del asentamiento de Huixtoco-San Buenaventura. Vista este-
oeste. Modificada de Google Earth Pro.

178
Es importante señalar que en los equinoccios, el sol sale entre los cerros Papayo
(norte) e Ixtaltetlac (sur), y que la arquitectura y la mayoría de los entierros
estuvieron orientados hacia este punto, en un eje este-oeste. Este evento
astronómico pudo haber estado relacionado con el ciclo agrícola y más
específicamente, con el momento de la siembra y cosecha del maíz y otros cultivos
(fig. 157). Hacia el oriente, donde ocurre este fenómeno astronómico, se encuentra
un área de captación de agua (cerro Telapón, Los Potreros, Papayo, Ixtaltetlac e
Iztaccíhuatl) que permitía la conformación de arroyos, manantiales y del río San
José, que eran esenciales para la región y el asentamiento de Huixtoco-San
Buenaventura. El río San José se formaba al este, en las partes altas de la sierra
Nevada y de Río Frío, descendiendo en dirección oeste, pasando por la parte sur
de este antiguo asentamiento y llegando finalmente al lago; siendo así, el enlace
entre la sierra y el lago.

Solsticio de verano Solsticio de invierno


Equinoccios de
primavera y otoño

Figura 157. Eventos astronómicos vistos desde Huixtoco-San Buenaventura. Equinoccios (sur del cerro Papayo y norte
del cerro Ixtaltetlac), solsticio de invierno (norte de la Iztaccíhuatl) y solsticio de verano (norte del cerro Los Potreros y
sur del cerro Telapón). Vista oeste-este. Modificada de Google Earth Pro.

Lo que se propone a partir de esto, es que en Huixtoco-San Buenaventura debió


haber existido un culto especial a las montañas y al lago, en donde residían sus
principales deidades que les proporcionaban una gran cantidad de recursos
naturales para su subsistencia. La orientación de la mayoría de los entierros
humanos y de perros, permite suponer que sus creencias religiosas estaban

179
fuertemente relacionadas con el ciclo agrícola, donde el agua y la tierra, eran de
suma importancia. Además, esta relación hombre-perro (acompañante en la vida y
la muerte), parece apoyar estas ideas del ciclo de la vida, en donde todos los seres
vivos somos participes, incluidos los astros (Valadez, et. al., 2004: 162-170).

Coatepec

El asentamiento de Coatepec del periodo Formativo Tardío-Terminal, se ubicó al


sureste de la Cuenca de México y más específicamente, entre la sierra de El Pino y
la sierra de Río Frío; en una pendiente suave del pie de monte bajo de esta última
sierra. Actualmente, la comunidad de Coatepec cubre parcialmente la parte
poniente de este antiguo asentamiento (Parsons, 2008: 33).

Se le atribuye el nombre de Coatepec por su cercanía con esta comunidad moderna,


pero también se le conoce con la clave TX-LF-22 (Ibíd.). Coatepec (Coa-tepe-c) se
deriva de las raíces coatl = serpiente, tepetl = cerro y c = en, dentro o de, por lo que
se interpreta como “En el cerro de la serpiente” o simplemente “Cerro de la
serpiente” (Peñafiel, 1885: 26 y 77; y 1897: 60).

Durante el periodo Formativo Medio, la población se encontraba dispersa (TX-MF-


15, TX-MF-18 y TX-MF-19) y al centro se encontraba un pequeño núcleo de
población (TX-MF-16 y TX-MF-17). Sin embargo, a finales de este periodo
ocurrieron una serie de fenómenos naturales-culturales que generaron una
interrelación cultural y que a su vez, propiciaron para el periodo Formativo Tardío,
un aumento demográfico y la conformación de un núcleo poblacional de mayor
tamaño (TX-LF-22), que llegó abarcar una extensión de 50 hectáreas o inclusive un
poco más. Este antiguo pueblo, estuvo delimitado por dos barrancas o cañadas que
transportaban las aguas de los ríos Coatepec y San Francisco, el primero se
encontraba ubicado al norte y el segundo al sur, mientras que hacia el este,
delimitaba con un área de pendientes más pronunciadas (pie de monte alto), donde
actualmente se encuentra la comunidad de Pueblo Nuevo y hacia el otro extremo,
en dirección oeste, se tiene a la moderna comunidad de Coatepec que cubre
parcialmente una parte de este antiguo asentamiento y que se caracteriza por ser

180
un área de pendientes más suaves (pie de monte bajo) (fig. 158). Para el Formativo
Terminal, el dato arqueológico muestra un patrón de asentamiento disperso en la
región (IX-TF-6, TX-TF-37, TX-TF-38, TX-TF-39, TX-TF-40, TX-TF-41, TX-TF-42 y
TX-TF-43), y un mayor número de sitios y de mayores dimensiones hacia el norte,
es decir, en las regiones de Texcoco y Teotihuacán, evidenciando movimientos
migratorios hacia estos lugares (Blanton, 1972a: 59-60; Parsons, 2008: 23-50;
Niederberger, 2018a: 285-296).

Figura 158. Límites aproximados del asentamiento de Coatepec en el periodo Formativo Tardío. Basado en Parsons,
2008: 28-34.

Su posición estaba basada en la obtención de recursos, en las rutas de intercambio,


en la visibilidad de su entorno y en una forma de pensamiento que daba sentido a
la vida de sus habitantes. Desde este lugar elevado se tiene una visibilidad de
contrastes, antiguamente hacia el sur se encontraba el Lago de Chalco rodeado de
abundante vegetación, mientras que al norte se podía observar el Lago de Texcoco
con un ecosistema más seco. Hacia el este se visualizaban los cerros de mayor
altura, como el Tláloc, Telapón, Iztaccíhuatl y Popocatépetl, y al oeste, la sierra de

181
El Pino y más allá de los lagos, las demás serranías que delimitan la Cuenca de
México (fig. 159).

Figura 159. Vista de la sierra de El Pino (centro), Lago de Chalco (izquierda) y del Lago de Texcoco (derecha). Vista este-
oeste. Modificada de Google Earth Pro.

La conformación de un pueblo al pie de la montaña

A partir del análisis del recorrido de superficie, patrón de asentamiento, material


arqueológico y del paisaje, se da un breve panorama de lo que fue este
asentamiento durante el periodo Formativo.

Para el Formativo Medio, la región estuvo poblada por gente que hoy denominamos
como olmecas o de tradición olmecoide (panmesoamericanos), que se encontraban
distribuidos en pequeñas aldeas y en un núcleo de población (pueblo pequeño). A
finales del periodo Formativo Medio (entre el 800 y 700 a.C.), el volcán Popocatépetl
y al parecer, también el Teutli o Xitle, tuvieron gran actividad volcánica que
transformó el paisaje, el clima y el modo de vida de los habitantes de la región sur
y sureste de la Cuenca de México, provocando una gran movilidad de personas
hacia otras regiones. Con el tiempo, llegaron nuevos grupos de personas que se
relacionaron con los habitantes de la región, generando así, un nuevo grupo cultural
en Coatepec y en el resto de la Cuenca de México (Barba, 1980: 50 y 174-176;
Parsons, 2008: 23-28 y 201-204; Niederberger, 2018a: 285-294; GFAM, 2018).

182
Durante el periodo Formativo Tardío, la población aumentó y conformó un pueblo
de mayores dimensiones (pueblo grande), que albergó mínimo unos 600 o 1800
habitantes. A su alrededor se establecieron una serie de aldeas que permitieron una
centralización económica, política, religiosa y social. Asimismo, es posible que este
asentamiento prehispánico haya tenido una cierta dependencia hacia el centro
regional de Tlapacoya (Parsons, 2008: 28-34; Blanton, 1972a: 46-48).

El esplendor de este pueblo tuvo su fin en el periodo Formativo Terminal, alrededor


del 150 a.C., cuando el Popocatépetl nuevamente tuvo actividad volcánica, que
provocó cambios climáticos y un empobrecimiento del entorno natural, conllevando
a que la mayoría de la población migrara a otras regiones, principalmente hacia el
norte de la Cuenca de México (regiones de Texcoco y Teotihuacán), en donde hubo
un considerable crecimiento poblacional y una variedad de asentamientos como:
centro regionales, pueblos y aldeas. Esto provocó que el área de Coatepec quedará
casi despoblada, ocupada por unas cuantas familias de campesinos distribuidos en
aldeas (Parsons, 2008: 35-55 y 207-213; Macías, 2005: 396-398).

Una visión a los materiales arqueológicos de Coatepec

Durante los recorridos que hizo Parsons en 1967 y por mi parte entre 2017 y 2018,
no se identificó alguna estructura arquitectónica. Sin embargo, a grandes rasgos
podemos decir que el material arqueológico que se identificó en superficie fue
material cerámico, obsidiana y un área de petrograbados, pertenecientes al periodo
Formativo Tardío-Terminal; aunque también se observaron materiales de otras
temporalidades (Parsons, 2008: 14-18 y 28-50).

Las formas cerámicas que se observaron en el recorrido de superficie y en el museo


comunitario de Coatepec fueron ollas, cajetes sencillos, tecomates, cuencos,
vasijas miniatura, platos trípodes y figurillas antropomorfas (fig. 160 y 161). Y los
tipos cerámicos que se identificaron fueron Agua alisado, Agua alisado tardío,
Ticomán rojo, Ticomán policromo y Ticomán rojo sobre bayo (Niederberger, 1976:
142-156; y 2018b: 416-417; Gamboa, 2005: 103-137; Ramírez, et. al., 2015: 73-
122).

183
Figura 160. Figurillas antropomorfas del periodo Formativo, ubicadas en el Museo de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 161. Figurillas de las fases Ayotla y Zacatenco, del periodo Formativo Medio y Tardío. Foto: Joshué Soto, 2017.

El material de obsidiana consistió en navajillas prismáticas (fragmentadas y


completas), lascas y desechos de talla. La obsidiana que aparentemente tenía más
presencia en este asentamiento fue la gris y gris veteada, y en segundo término la
obsidiana de color verde. Este tipo de obsidianas es posible que hayan provenido
de los yacimientos de Otumba en el actual Estado de México y de la Sierra de las
Navajas en Hidalgo, siendo Coatepec un punto estratégico en las rutas de
intercambio de esta materia prima y sus productos, hacia el sur de Cuenca de
México y la región de Morelos.

184
El área de petrograbados está ubicada en lo que fue la parte este del asentamiento,
en donde hay una gran cantidad de rocas, algunas de estas no tuvieron
modificaciones culturales, mientras que otras tuvieron un trabajo que consistió en la
elaboración de cavidades circulares (xicallis) y puntos que iban de 1 a 7 cm de
diámetro, además del trazado de líneas, áreas pulidas y otros motivos que no se
pudieron identificar; estos petrograbados se hicieron mediante las técnicas de
percusión y abrasión (González, 1987: 46-47). Son alrededor de cinco o seis rocas
que presentan manifestaciones rupestres, pero las más importantes son dos, las
cuales presentan el mayor número de grabados, estas posiblemente estuvieron
relacionadas con el paisaje y el movimiento de los cuerpos celestes. Por último, se
propone que la temporalidad de estos petrograbados fue durante el Formativo
Tardío-Terminal, ya que su ubicación con respecto al asentamiento y el material
arqueológico asociado parece corresponder a estos periodos, pero de igual forma,
pudieron haberse reutilizados en periodos posteriores para los mismos fines u otros
(fig. 162).

Figura 162. Área de petrograbados. Vista noroeste-sureste. Foto: Joshué Soto, 2017.

185
Modos de subsistencia

El asentamiento se encontraba situado en un punto en donde podían acceder


directamente a los recursos naturales del pie de monte y de la sierra. Otro tipo de
recursos que provenían de las planicies lacustres y de los lagos, eran
intercambiados con poblaciones aledañas a estas zonas naturales.

La cacería y la agricultura fueron de vital importancia para la subsistencia y


crecimiento de este pueblo del Formativo Tardío. En un primer momento, la serranía
y el pie de monte, les debieron proveer mayor cantidad de recursos, sin embargo,
gradualmente, la agricultura debió tomar mayor relevancia para la subsistencia de
estas personas, haciendo uso de una economía mixta. Esto les permitía proveerse
de alimentos todo el año a través del cultivo y recolección de frutos, granos y plantas
comestibles, además de carne que era obtenida mediante la cacería, para su
vestimenta, posiblemente se utilizaban pieles o fibras textiles obtenidas del maguey
y la extracción de madera debió ser un recurso muy valorado para la construcción
y obtención de fuego. Además, la cercanía a ríos, arroyos, cascadas y manantiales,
les permitía tener un abastecimiento permanente de agua potable (fig. 163).

Figura 163. Áreas naturales de pie de monte alto y sierra. Vista noroeste-sureste. Foto: Joshué Soto, 2017.

186
La topografía del lugar no es muy accidentada, ya que cuenta con una pendiente
suave, lo cual propicia un área apta para el cultivo, pero principalmente en las partes
más bajas del asentamiento (fig. 164). Por lo que es posible que se efectuara en
esta área un sistema de cultivo de irrigación simple, ya que el agua era abundante
y de fácil acceso. Aunque también pudo haberse llevado a cabo el terraceado de
pendientes y la utilización de los lechos de las barrancas (Parsons, 2008: 203).

Figura 164. Pie de monte bajo. Vista noroeste-sureste. Foto: Joshué Soto, 2017.

Dualidad: contrarios y complementarios

Su ubicación parece recaer en una forma de pensamiento dual, ya que este


asentamiento está situado entre dos zonas naturales: las planicies lacustres (oeste)
y la sierra (este). Desde este punto se podían apreciar los lagos de Texcoco
(noroeste) y Chalco (suroeste), el primero contenía agua salada y un ecosistema
más árido, y el segundo agua dulce y un entorno natural más abundante y verdoso.
Otra situación de esta cosmovisión dual se centraba en que el asentamiento estaba
delimitado al norte por el río Coatepec y al sur por un arroyo que contribuía a la
formación del río San Francisco, el primero se conformaba por las aguas del cerro
Yeloxóchitl (¿Yoloxóchitl?) y otros cerros aledaños, y desembocaba en el Lago de

187
Texcoco, mientras que las aguas del segundo arroyo/río descendían del cerro
Telapón y otros cerros de menor tamaño, que desembocaban hasta el Lago de
Chalco.

Figura 165. Ubicación del asentamiento prehispánico de Coatepec del periodo Formativo Tardío. Tomada de Google
Earth Pro.

Algo que se pudo observar en nuestros recorridos y en el análisis de los mapas, fue
que este asentamiento se situó en un punto central entre los cerros Yeloxóchitl-
Telapón y Cuatlapancan (cerro dual), para generar un alineamiento a manera de
axis mundi (figs. 165-167). Este alineamiento es más visible al observar los
equinoccios de primavera y otoño, cuando el sol sale entre los cerros Yeloxóchitl y
Telapón, y se oculta entre los dos lomeríos del cerro Cuatlapancan. En ambos
casos, se utilizaron los cerros como marcadores astronómicos que permitían la
comprensión de su entorno y su vida. Estos equinoccios en periodos posteriores
señalaban la siembra y la cosecha, por lo que intuimos que en el periodo Formativo
debió señalar lo mismo o algo muy similar, y que así mismo, se asociaba con ideas
opuestas y complementarias, que se relacionan con la cosmovisión del ciclo de la
vida (fig. 168 y 169) (Montero, 1988: 212; Hernández, 2016: 112).

188
Cuatlapancan
Yeloxóchitl Telapón

Figura 166 y 167. Cerros de Yeloxóchitl y Telapón (izquierda) y cerro Cuatlapancan (derecha), vistos desde el
asentamiento prehispánico. Vista oeste-este y este-oeste. Fotos: Joshué Soto, 2018.

Figura 168. Salida del sol en equinoccios de primavera y otoño, sobre el cerro Cabeza de Toro, que esta entre los cerros
Yeloxóchitl y Telapón. Vista oeste-este. Foto: Joshué Soto, 2018.

Figura 169. Caída del sol en equinoccios de primavera y otoño, entre las dos lomas del cerro Cuatlapancan. Vista este-
oeste. Tomada de Google Earth Pro.

189
Esta cosmovisión es tangible en los petrograbados que se ubican dentro del
perímetro de este antiguo asentamiento. Entre las rocas que tienen petrograbados,
se tiene dos que son de gran importancia para el estudio de la arqueoastronomía
de este lugar. Una de ellas, la que se sitúa más hacia el noreste tiene una
particularidad en la parte superior, la cual consiste en una pequeña abertura o
canaleta con orientación este-oeste, que parece haber tenido ligeras modificaciones
hechas por el hombre para así poder visualizar ciertos eventos astronómicos (fig.
170 y 171). Uno como observador, al situarse al oeste de la roca y agacharse, puede
visar por esta abertura y darse cuenta de que las dos protuberancias de la abertura
se empalman con la sierra de Río Frío; lo que permite suponer que se trataba de
una representación miniatura de los cerros Yeloxóchitl y Telapón, y que esto estuvo
perfectamente planificado (fig. 172). Así mismo, este posible marcador astronómico,
permitía un mejor visado del sol en los equinoccios de primavera y otoño (fig. 173).

Marcador
astronómico

Figura 170. Ubicación del marcador astronómico en la roca con petrograbados. Vista norte-sur. Foto: Joshué Soto, 2018.

190
Figura 171 y 172. Visado de los equinoccios a través del marcador Figura 173. Instrumentos prehispánicos
astronómico de la roca (arriba). Vista de la sierra de Río Frío y de para la observación astronómica.
la posible representación en miniatura de los cerros Yeloxóchitl y Códice Bodley. Modificada de
Telapón (abajo). Vista oeste-este. Fotos: Joshué Soto, 2018. www.famsi.org.

La otra roca se ubica al suroeste de la anterior y se caracteriza por ser una piedra
semirectangular, con la cara superior casi en su totalidad plana y con una serie de
motivos circulares o puntos y líneas que fueron excavados sobre ella. Sin embargo,
el extremo sur de la roca no fue trabajada, esto parece tener el propósito de coincidir
con un alineamiento con el solsticio de invierno, ya que la parte central se alinea
con los equinoccios y la otra esquina, con el solsticio de verano (fig. 174). Por lo
que, asociando estos alineamientos con los grabados nos permite interpretar que
en esta roca se hizo un registro minucioso de varios fenómenos astronómicos, ya
que se observan varios puntos o cavidades circulares de distintos tamaños y

191
posicionados sin un aparente orden o simetría, que pueden estar asociados al
movimiento del sol, de la luna y otros cuerpos celestes.

Equinoccios de
Solsticio de verano Solsticio de invierno
primavera y otoño

Figura 174. Roca con petrograbados asociada con eventos astronómicos, como los solsticios y equinoccios. Vista oeste-
este. Foto: Joshué Soto, 2018.

La colocación de estas rocas en este lugar, posiblemente tenían el objetivo de


estudiar la astronomía, el tiempo, los ciclos agrícolas y el culto religioso de los
elementos naturales.

192
CLÁSICO Y EPICLÁSICO

El periodo Clásico abarca del 200 al 900 d.C. y se divide en: Clásico Temprano (200
– 650 d.C.) y Clásico Tardío (650 – 900 d.C.) (López y López, 2002: 12-13). En el
área del Altiplano Central, el Clásico Tardío ha sido denominado como Epiclásico,
ya que representa un periodo de reacomodos culturales, que difiere al resto de
Mesoamérica.

Durante el Clásico (200 – 650 d.C.) se tuvo un alto crecimiento demográfico,


concentración humana en grandes asentamientos, intensificación de la agricultura
y el incremento de la complejidad social. Este florecimiento se dio en la Cuenca de
México, Oaxaca, Puebla y en el sureste de México. (Faulhaber, 2000: 31; López,
2007: 44).

Teotihuacán fue el centro regional más grande de la Cuenca de México y


Mesoamérica, que a su vez, controlaba a otros centros regionales, pueblos y aldeas
(fig. 175). Su desarrollo cultural quedó plasmado en su urbanismo, arquitectura
monumental, pintura mural, alfarería en serie y calendario. En términos generales,
los teotihuacanos conocieron los cultivos de casi todas las plantas fundamentales
para la alimentación, producción de textiles, construcción y para otros usos;
mediante sistemas agrícolas de roza, terrazas de cultivo, canales de irrigación y en
los últimos tiempos, chinampas en las cercanías del lago (Piña, 1960: 74-77).

La sociedad estaba conformada por gobernantes o grupos de elite que controlaban


la política de las ciudades, además de sacerdotes que conllevaban las creencias
religiosas, grupos militares dedicados a la guerra, artesanos especializados en
diversas materias primas, comerciantes que viajaban a lugares distantes,
agricultores, cazadores, pescadores, entre otros. La religión regía la vida cotidiana
de los pobladores y se asociaba con el cosmos, la fertilidad, el nacimiento, el
matrimonio y la muerte. Mientras que el comercio era necesario para intercambiar
objetos de gran valor para los miembros de la élite gobernante y para el culto de los
dioses (Faulhaber, 2000: 31; Cowgill, 2002: 37-39; López, 2007: 45).

193
Figura 175. Probables vías de comunicación y límites aproximados del área de influencia de Teotihuacán
(Panmesoamérica o Mesoamérica “teotihuacana”). Modificado de Matos, 1940: 95.

Los asentamientos que ocuparon el noreste del Lago de Chalco se ubicaron


principalmente entre el área de planicie lacustre y pie de monte bajo, quizás
buscando los beneficios de estas dos áreas naturales que eran ricas en recursos
naturales. En las planicies lacustres de la sierra de El Pino se establecieron las
aldeas de Tlalpizáhuac (IX-EC-16) e IX-EC-12; en las faldas del cerro de Tlapacoya
se ubicó una aldea más; y hacia el área de Huixtoco-San Buenaventura, la aldea
CH-CL-2. Cerca del actual poblado de San Francisco, en el área limítrofe entre la
planicie lacustre y pie de monte bajo, se tuvo a la aldea IX-EC-2. En el área natural
de pie de monte bajo de la Sierra de El Pino, se tenían las aldeas IX-EC-11, IX-EC-
13 (IX-LC-2) e IX-EC-14, además del recinto ceremonial de Izcalli-Ixtapaluca (IX-
EC-15). Entre el área de Coatepec y Chicoloapan, que comprende el pie de monte
bajo se estableció el centro regional primario de Portezuelo (TX-EC-32/TX-LC-18) y
el centro regional secundario El Resumidero-Santa Ana (IX-EC-7/IX-LC-1); las
aldeas IX-EC-8, TX-EC-28 y TX-EC-31/TX-LC-17; y el recinto ceremonial TX-EC-
30. Mientras que hacia la sierra de Río Frío, en el área de pie de monte bajo se
194
ubicaron las aldeas IX-EC-1, IX-EC-5, IX-EC-6, CH-CL-1 y CH-CL-3; y en el pie de
monte alto las aldeas IX-EC-3, IX-EC-4, TX-EC-26 y TX-EC-27 (fig. 176) (Blanton,
1972a: 67-72; Barba, 1980: 174; Parsons, et. al., 1982: 126-128; y 1983: 28-93;
López, 2007: 45; Parsons, 2008: 55-71).

Figura 176. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Clásico.30 Basado en Blanton (1972a y 1972b), Barba
(1980), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), López (2007) y Parsons (2008).

30
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

195
En esta región aparentemente se tuvieron cuatro conjuntos de asentamientos que
estaban conformados por centros regionales, pueblos, aldeas y recintos
ceremoniales aislados. Estas unidades políticas tenían un centro en donde se
controlaba el aparato político, económico, social y religioso. Hacia el sur se
encontraba Xico, al oeste Los Reyes, al este El Resumidero-Santa Ana y al norte
Portezuelo; este último, era el asentamiento más grande en el sureste de la Cuenca
de México y al parecer tenía el dominio de este territorio, bajo la esfera ideológica
de Teotihuacán (fig. 177) (Pérez, 2004: 41-55; Parsons, et. al., 1982: 332-335; y
2008: 63-71).

Figura 177. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Clásico.31

En la Cuenca de México existieron varios asentamientos rurales semejantes con el


modo de vida, estilo arquitectónico y religión de Teotihuacán, por lo que se interpreta
que estas poblaciones eran dependientes de esta gran urbe (López, 2007: 49). En

31
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Parsons, et.
al. (1982) y Pérez (2004).

196
el caso de los centros regionales de Amantla (Azcapotzalco) y Portezuelo, pudieron
haber sido dependientes o semiindependientes de Teotihuacán, quizás como
aliados para el control de un amplio territorio panmesoamericano (fig. 178) (Pérez,
2004: 53-56).

Figura 178. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México en el Clásico.32 Basado en Blanton, et. al.,
1981: 136-137; Parsons, et. al., 1982: 332-335; Pérez, 2004: 41-57; López, 2007: 46-47; Parsons, 2008: 57 y 67.

Durante el período Epiclásico (650 – 900 d.C.), se generó una inestabilidad política
y una creciente hostilidad entre varias poblaciones de Mesoamérica, sobre todo en
el Altiplano Central. Esto se derivó como consecuencia de la caída y destrucción de

32
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en Sánchez, et. al.
(2007).

197
la urbe de Teotihuacán y de su sistema político-económico-religioso. Se ha
propuesto que la decadencia de Teotihuacán fue resultado de varios factores, como
las condiciones climáticas que originalmente era ventajosas, pero que se
transformaron en adversas por un excesivo uso de los recursos naturales; por una
mala administración política y económica, que propició el surgimiento de elites
locales y poderes alternos, que cada vez dependieron menos del centro
suprarregional; y por cuestiones de rivalidad o guerra, con grupos chichimecas y/o
con mixtecos, olmecas-xicalancas y chochopopolocas.

El número de habitantes se vio disminuido considerablemente en Teotihuacán


debido a la migración que se dio hacia otros lugares. Estos movimientos
demográficos en algunos casos estuvieron conformados por familias completas o
en unidades sociales mayores. La población que abandonó la ciudad de
Teotihuacán se asentó en otras regiones del Altiplano Central, así como en zonas
menos habitadas de la Cuenca de México, provocando un crecimiento poblacional
en Texcoco y en menor grado en Chalco, Xochimilco e Ixtapalapa, así mismo, se
fueron dando nuevos procesos de aculturación en estas poblaciones (rasgos
culturales internos y externos) (Manzanilla, 2001: 226-227; Sugiura, 2001: 347-353;
Pérez, 2004; 56-58).

Para el Epiclásico, el área del noreste del Lago de Chalco prácticamente fue
desocupada y solamente en los límites del área norte se percibe una concentración
alta de población, representada por el asentamiento de Portezuelo (IX-ET-1/El
Resumidero, IX-ET-2, IX-ET-3, TX-ET-17, TX-ET-18 y TX-ET-24). Portezuelo fue un
asentamiento que sobrevivió ante el declive de Teotihuacán, creciendo en
dimensiones y demografía, siendo un centro regional de primer orden que se ubicó
entre el pie de monte bajo de la sierra de El Pino y la planicie lacustre del Lago de
Texcoco. Hacia el pie de monte bajo de la sierra de Río Frío se ubicó la aldea CH-
ET-1 y el pueblo CH-ET-2. Mientras que en las planicies lacustres del norte del Lago
de Chalco se tuvo al pueblo de Tlalpizáhuac (IX-ET-17) (fig. 179) (Blanton, 1972a:
86-92; Parsons, et. al., 1982: 136; y 1983: 32-95; Pérez, 2005a; 402; Parsons, 2008:
73-84).

198
Figura 179. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Epiclásico.33 Basado en Blanton (1972a y 1972b),
Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Pérez (2005a) y Parsons (2008).

A la caída del centro suprarregional de Teotihuacán, el patrón de asentamiento de


la región muestra la desaparición de muchos asentamientos pequeños y la
continuidad de otros, estos últimos adquirieron nuevos rasgos culturales como
Portezuelo y Xico; en algunos casos, los asentamientos presentaron una mayor
nucleación y un aumento demográfico (fig. 180) (Blanton, et. al., 1981: 135-146;
Sugiura, 2001: 353).

33
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

199
Figura 180. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Epiclásico.34

En la Cuenca de México se han propuesto cuatro grupos de asentamientos de


acuerdo con la cerámica Coyotlatelco (fig. 181). El primero integrado por Ahuizotla,
Azcapotzalco, Cerro Tenayo y Ecatepec, que era el área cultural más poblada. El
segundo es el de Portezuelo, que dominó parte de la región de Texcoco y de la
península de Iztapalapa. El tercer grupo es el de la región Chalco-Xochimilco, en la
que destaca el asentamiento de Xico. Y el cuarto que correspondería con
Teotihuacán, que aún continuaba siendo un centro regional importante. Sin
embargo, proponemos dos áreas más a partir del análisis de patrón de
asentamiento, estas son: Cerro de la Estrella y Cerro de la Mesa Grande o Mesa La
Ahumada, con sus respectivos pueblos y aldeas (fig. 182) (Blanton, et. al., 1981:
143; Pérez, 2004; 57-58; y 2005: 399; Solar, 2006: 8-19; Nalda, 2007: 51-53; Crider,
2011: 20-29).

34
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Blanton, et.
al., (1981), Parsons, et. al. (1982) y Nalda (2007).

200
Figura 181. Extensión aproximada de la esfera Coyotlatelco. Tomado de Solar, 2006: 10.

201
Figura 182. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México en el Epiclásico. 35 Basado en Blanton, et. al.,
1981: 143-146; Parsons, et. al., 1982: 335-339; García, 1995: 153; y 2004: 350-351; Pérez, 2004: 57-58; Nalda, 2007: 50-
53; Moragas, 2013: 193.

Portezuelo

Este asentamiento prehispánico se localiza al este de la Cuenca de México, entre


lo que fue el sureste del Lago de Texcoco y las faldas de las sierras de El Pino y de
Río Frío. El centro de esta población se ubicó en las laderas del cerro Xolcuango, a
ambos lados de una barranca profunda que desciende de este cerro (área norte);
en la actualidad, es parte del municipio de San Vicente Chicoloapan. Las zonas
naturales comprendidas por este asentamiento son el pie de monte bajo y la planicie

35
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en Sánchez, et. al.
(2007).

202
lacustre (Blanton, 1972a: 69 y 86; Parsons, 2008: 57-84; Nichols, et. al., 2013: 48;
Díaz, 2018: 20).

A Portezuelo también se le conoce como Cerro Portezuelo o Cerro Portezuelo-San


Antonio. Jeffrey R. Parsons (2018) le atribuye para el periodo Clásico Temprano la
clave TX-EC-32, Clásico Tardío TX-LC-18 y para el Epiclásico TX-ET-18 (Parsons,
2008: 64-81). La palabra Portezuelo quiere decir “Camino entre dos cerros”, “Lugar
más bajo entre dos relieves mayores” o “Paso estrecho entre dos montañas” (Díaz,
2018: 26; BCN, 2019).

Portezuelo y El Resumidero-Santa Ana: dos centros regionales del periodo


Clásico

A partir del estudio del patrón de asentamiento, se observa que para el periodo
Clásico hay una nucleación al noreste del cerro Xolcuango que corresponde con el
sitio TX-EC-32/TX-LC-18, que también es conocido como Cerro Portezuelo-San
Antonio (fig. 183). Sin embargo, había otro asentamiento de grandes dimensiones
hacia el sureste de Portezuelo, al que se le conoce como IX-EC-7/IX-LC-1 o El
Resumidero, este se asentó al norte del área que denominamos como noreste del
Lago de Chalco, en las faldas del cerro Tonaltepec o también conocido como cerro
de la Mesa Redonda; y parece ser que este asentamiento se extendía más hacia el
área de Santa Ana, es decir hacia el noreste (fig. 184) (Blanton, 1972a: 69; Parsons,
2008: 57-71; Nichols, et. al., 2013: 48 y 57-58).

Al principio del periodo Clásico, estos dos asentamientos crecieron en dimensiones


y demografía, lo que les permitió desarrollarse como centros regionales
secundarios. Ambos se encontraban cerca uno del otro, por lo que posiblemente
ambos eran aliados.

En el transcurso del periodo Clásico, muchos asentamientos menores (aldeas y


pueblos) que se encontraban alrededor de Portezuelo y El Resumidero-Santa Ana,
fueron desocupándose gradualmente. Esto provocó que Portezuelo tuviera mayor
población y extensión territorial, dando como resultado un centro regional primario
que tuvo cierta influencia en la región sureste de la Cuenca de México. En el caso
203
de El Resumidero-Santa Ana, el patrón de asentamiento demuestra que no tuvo el
mismo desarrollo que Portezuelo, ya que continuó siendo un centro regional
secundario y a su vez, pasó a ser un asentamiento dependiente de Portezuelo (fig.
185) (Blanton, 1972a: 69; Blanton, et. al., 1981; 135-143; Pérez, 2005a: 393-394;
López, 2007: 45; Parsons, 2008: 64 y 70-71).

Figura 183. Área del antiguo asentamiento de Portezuelo durante el periodo Clásico. Vista noreste-suroeste. Foto:
Joshué Soto, 2019.

Figura 184. Área del antiguo asentamiento de El Resumidero-Santa Ana durante el periodo Clásico. Vista este-oeste.
Foto: Joshué Soto, 2019.

204
Figura 185. Límites aproximados de los asentamientos de Portezuelo y El Resumidero-Santa Ana en el periodo Clásico.
Basado en Blanton, 1972a: 237-238; Parsons, 2008: 57 y 67; Nichols, et. al., 2013: 58.

El esplendor de Portezuelo

Para el periodo Epiclásico, el asentamiento de Portezuelo (TX-ET-18) aumentó su


demografía y extensión territorial, siendo uno de los centros regionales dominantes
en la Cuenca de México. Sin embargo, Richard Blanton (1972a), Jeffrey Parsons
(2008), Frederic Hicks (2013) y uno mismo (2019), creemos que este asentamiento
se extendía un poco más hacia el sureste y suroeste, comprendiendo también los
sitios arqueológicos de El Resumidero (IX-ET-1), TX-ET-17, TX-ET-24, IX-ET-2 e
IX-ET-3, y que los límites entre uno y otro, se debe a ciertos elementos naturales
como las barrancas, cerros, ríos y arroyos (fig. 186) (Blanton, 1972a: 86; y 1972b:
1323; Pérez, 2005a: 402; Nalda, 2007: 50-53; Parsons, 2008: 80-81; Nichols, et. al.,
2013: 48).

205
Figura 186. Límites aproximados del asentamiento de Portezuelo en el periodo Epiclásico. Basado en Blanton, 1972a:
239; y 1981; 144-145; Pérez, 2005a: 402; Parsons, 2008: 73-84; Nichols, et. al., 2013: 57-59.

Los recursos naturales de Portezuelo

Las personas que habitaron Portezuelo tenían una vista privilegiada del Lago de
Texcoco, viendo así un gran espejo de agua en toda su magnitud. Este cuerpo de
agua también les proporcionaba una amplia diversidad de recursos alimenticios
como: aves acuáticas, plantas lacustres, larvas de insectos y sal (Parsons, 2008:
5). Otra parte de recursos se obtenía en la sierra de El Pino, que en ese tiempo
debió de tener una cubierta vegetal más densa de lo que ahora se observa,
propiciando así, recursos para la vida cotidiana y ritual. En cuanto al recurso hídrico,
este se obtenía a través de los arroyos que descendían de la sierra de El Pino y del
Río Coatepec que descendía de la sierra de Río Frío. El cultivo de temporal que fue
la base de la alimentación para Portezuelo se dio entre las zonas naturales de

206
planicie lacustre y pie de monte bajo, en las cercanías de los ríos y arroyos (Pérez,
2005a: 382) (fig. 187).

Figura 187. Entorno natural de Portezuelo, visto desde la sierra de El Pino. Vista sur-norte. Foto: Joshué Soto, 2017.

Periodos culturales

Clásico (200-650 d.C.). Ocupación teotihuacana. Portezuelo y El Resumidero eran


los dos centros regionales secundarios que controlaban la región en un principio.
Posteriormente, la población de los alrededores se concentró en Portezuelo, por lo
que este asentamiento creció en dimensiones, extensión territorial y demografía. El
modo de vida e ideología que tenían los pobladores de Portezuelo era muy similar
a la de Teotihuacán, ya que este lugar era un centro regional dependiente de
Teotihuacán (Blanton, 1972a: 69 y 237-238; Pérez, 2004; 53-56; López, 2007: 46-
49; Parsons, 2008: 63-64 y 70-71; Díaz, 2018: 25).

Epiclásico (650-900 d.C.). Ocupación posteotihuacana. A la caída del centro


suprarregional de Teotihuacán, Portezuelo continuó como un asentamiento

207
importante. Tuvo un proceso de aculturación que le permitió ser un centro regional
de grandes dimensiones con arquitectura monumental y doméstica, que llegó a
tener una población de entre 6400 y 12800 habitantes. De acuerdo al patrón de
asentamiento en el sur de la Cuenca de México, se evidencia una posible
confederación entre los asentamientos de Portezuelo, Cerro de la Estrella y Xico.
Estos pobladores utilizaron una cerámica conocida en la actualidad como
Coyotlatelco (con rasgos locales), que contribuyeron a una identidad propia de la
región y que los diferenciaba hasta cierto punto del resto de la Cuenca de México.
La población de Portezuelo pudo haber sido un conglomerado de diversos grupos
étnicos, ya que se ha propuesto que los portadores del material cerámico
Coyotlatelco provenían del Bajío, Occidente y Norte de México, mientras que las
fuentes históricas y diversas investigaciones nos mencionan la llegada de grupos
provenientes del Norte, Golfo y Sureste de México. Alrededor del 900 d.C., el volcán
Popocatépetl tuvo una fuerte erupción, lo que pudo haber propiciado la migración
de estas personas que habitaron Portezuelo, pero también este abandono pudo
haberse dado por la llegada de nuevos grupos humanos, conocidos como toltecas
o chichimecas toltecas (Blanton, 1972a: 86-87 y 239; Manzanilla, 2001: 226-227;
Sugiura, 2001: 355; Pérez, 2004; 56-58; López y Nicolás, 2005: 277-285; Macías,
2005: 396-399; Uruñuela y Plunket, 2005: 310; Solar, 2006: 22-23; Fournier, et. al.,
2006: 59-67; Nalda, 2007: 53; Parsons, 2008: 80-84; Moragas, 2013: 190-194;
Testard, 2017: 143-151).

Materiales arqueológicos y estructuras arquitectónicas

Los materiales y restos arquitectónicos del periodo Clásico estaban entremezclados


densamente con los del periodo Epiclásico; teniendo también la presencia de
materiales arqueológicos del periodo Posclásico. Hay muchos restos de estructuras
arquitectónicas en toda el área, pero no pueden asociarse de manera directa con el
periodo Clásico con excepción de una plataforma que fue excavada por Brainerd y
Frederic Hicks, que se ubica en la parte norte del Cerro Xolcuango en lo que se
denominó complejo C (fig. 188 y 189) (Parsons, 2008: 64; Nichols, et. al., 2013: 48;
Hicks, 2013: 73-74).
208
Figura 188. Ubicación del complejo C (círculo rojo), área con mayor evidencia arqueológica del periodo Clásico. Tomado
de Hicks, 2013: 75.

Figura 189. Unidad de excavación 93 del complejo C. Tomada de Hicks, 2013: 75.

209
Las vasijas cerámicas que se utilizaron en Portezuelo fueron ollas, cajetes curvo
divergentes, cuencos, jarras, vasos, cráteres, ánforas, vasos, incensarios, braseros,
etc. (fig. 190). Portezuelo importaba bienes desde Teotihuacán, pero en cuanto se
refiere a las vasijas cerámicas, estas provenían en su mayoría del área denominada
como Azcapotzalco-Tenochtitlán; esto se sustenta por los resultados de análisis
químicos que se han hecho en la cerámica de Portezuelo. Los grupos cerámicos
que se tienen identificados en Portezuelo principalmente corresponden a las fases
Tlamimilolpan y Xolalpan, como el Pulido, Pulido Monocromo, Bruñido, Pintado Rojo
sobre Natural, Anaranjado Delgado, Granular, Mate Burdo, entre otros (Pfannkuch,
et. al., 1993: 49-50; García, 1995: 107; Rattray, 2006: 201-206; Parsons, 2008: 286-
294; Nichols, et. al., 2013: 64-66).

Figura 190. Formas cerámicas teotihuacanas de las fases Tlamimilolpan y Xolalpan. Modificada de Rattray, 2006: 190-
191.

La obsidiana que ha sido encontrada en Portezuelo para el periodo Clásico,


proviene de la Sierra de las Navajas, dicha industria estaba bajo control de
Teotihuacán. Sin embargo, estudios recientes señalan que Portezuelo también
importaba obsidiana de Otumba y de Ucareo, esta última a través de otro centro
como Azcapotzalco, donde también está presente, y en muy bajas cantidades se
importaba obsidiana del yacimiento de Zaragoza. Lo anterior permite visualizar que
Teotihuacán no tenía un control absoluto sobre Portezuelo. Este consumo por la

210
obsidiana de Ucareo Michoacán fue más evidente a la caída del sistema político-
económico de Teotihuacán, ya que Portezuelo comenzó a importar más obsidiana
de este lugar que de los otros yacimientos (Nichols, et. al., 2013: 61 y 65; Parry y
Glascock, 2013: 177-182).

Para el periodo Epiclásico, se tienen identificadas por lo menos 22 estructuras


arquitectónicas de tipo cívico-ceremonial y remanentes de arquitectura doméstica
en el área central del asentamiento de Portezuelo, en donde se definieron dos
complejos arquitectónicos: complejo A y complejo B (TX-ET-18) (figs. 191-194). En
la periferia del asentamiento de Portezuelo en dirección este (TX-ET-17 e IX-ET-1),
también se identificaron 5 estructuras de tipo ceremonial, además de una serie de
terrazas y una gran cantidad de piedras trabajadas sobre la superficie; estas
ubicadas en las laderas norte y este del cerro Tonaltepec. Y al oeste del
asentamiento de Portezuelo (IX-ET-2 e IX-ET-3) se tuvo la presencia de los
remanentes de algunas estructuras que consistían en concentraciones de piedras
careadas.

Los conjuntos de las estructuras arquitectónicas de tipo cívico-ceremonial alrededor


de pequeñas plazas y montículos de gran tamaño podrían estar representando
divisiones sociopolíticas como son el barrio o calpulli (Blanton, 1972a: 86-87;
García, 1995: 105; Parsons, 2008: 80-81; Nalda, 2007: 53; Hicks, 2013: 73).

Figura 191. Área central del asentamiento de Portezuelo. Tomado de Parsons, 2008: 81.

211
Figura 192. Ubicación del complejo A y B (círculos amarillos), área con mayor evidencia arqueológica del periodo
Epiclásico. Tomado de Hicks, 2013: 75.

Figura 193. Área ceremonial del complejo A. Tomado de Hicks, 2013: 78.

212
Figura 194. Planta, cortes e isométrico de la estructura principal del complejo A. Tomada de Hicks, 2013: 79.

En cuanto al material cerámico de Portezuelo del periodo Epiclásico, Destiny Crider


(2011 y 2013) lo ha dividido en dos complejos cerámicos o fases: Epiclásico
Temprano y Epiclásico Coyotlatelco (o Epiclásico Tardío).

El Epiclásico Temprano correspondería temporalmente con la fase Oxtoticpac de


Teotihuacán y correspondería a un momento transicional (600-750 d.C.), entre el
colapso de Teotihuacán y el uso generalizado de la cerámica Coyotlatelco en
Portezuelo. Los tipos cerámicos que fueron utilizados en este tiempo se les conoce
como Portezuelo Gris, Inciso y Punzonado, Zona Incisa, Xolcuango, Tezonchichilco,
Sellado y Tallado, entre otros (fig. 195) (Crider, 2011: 33-45 y 92-160; y 2013: 110-
113).36

36
Tipos cerámicos del Proyecto Cerro Portezuelo en www.faculty.luther.edu.

213
Figura 195. Tipos cerámicos del Epiclásico Temprano. Modificada de Crider, 2013: 114; y de www.faculty.luther.edu.

Mientras que el Epiclásico Coyotlatelco correspondería con la fase Xometla de


Teotihuacán y por ende, con el uso de cerámicas que hoy en día han sido
denominadas con el término de Coyotlatelco (750-850 d.C.). Entre los tipos
cerámicos más diagnósticos se encuentra el Coyotlatelco Rojo sobre Pulido o
también conocido como Coyotlatelco Rojo, Coyotlatelco Rojo sobre Natural o
Coyotlatelco Rojo sobre Bayo y Coyotlatelco Rojo sobre Crema (fig. 196)
(Pfannkuch, et. al., 1993: 51-55; Crider, 2013: 113-114).

Figura 196. Tipos cerámicos del Epiclásico Coyotlatelco. Modificada de Crider, 2013: 115.

214
Entre las formas cerámicas que se han descubierto en Portezuelo son: ollas, jarras,
cazuelas, jarras con doble asa, comales, cajetes de silueta compuesta, cajetes
trípode, cajetes hemisféricos, cucharas, cajetes de base anular, sahumadores e
incensarios (fig. 197) (García, 1995: 108).

Figura 197. Formas cerámicas del Epiclásico. Modificada de Nicolás, 2003: 53.

El material cerámico del Epiclásico que se ha localizado en Portezuelo guarda cierta


relación con el de Cerro de la Estrella, esto pudiera interpretarse que entre estos
dos centros regionales pudo haber existido una alianza política, un intercambio
comercial e ideológico y/o lazos de parentesco (Díaz, 2018: 23). A un nivel mayor,
la cerámica Coyotlatelco de la Cuenca de México se ha dividido principalmente en
tres esferas: sur de la Cuenca de México, occidente de la Cuenca de México y el
Valle de Teotihuacán. Entre estas tres áreas cerámicas, el área sur de la Cuenca
de México (área donde se encuentra Portezuelo, Xico y Cerro de la Estrella) es la
que tiene más diferencias morfológicas y decorativas, en oposición con las otras
dos áreas que tienen mayor vinculación. Entre las regiones sur y occidente, se
percibe aún más un marcado aislamiento, de acuerdo a la evidencia arqueológica
del material cerámico (García, 1995: 153-156 y 280-282; Tovalín, 1998: 175).

También hay que resaltar que la cerámica localizada en el sitio de Xochitécatl en el


estado de Tlaxcala, presenta importantes vinculaciones con la fase Cholulteca I de

215
Cholula, Oxtotípac de Teotihuacán y con la fase 2 (Oxtoticpac/Coyotlatelco
Temprano) de Portezuelo; lo que pudiera estar enmarcando un ámbito de alianzas
(políticas, étnicas y/o comerciales) y a su vez, de competencia (Serra y Lazcano,
2005: 297-299).

Tlalpizáhuac

Se ubica al norte de lo que alguna vez fue el Lago de Chalco (hoy Valle de Chalco)
y al suroeste de la sierra de El Pino, entre la pequeña planicie lacustre y pie de
monte bajo. Actualmente, se le relaciona directamente con la zona arqueológica de
Tlalpizáhuac, que se encuentra al norte de la carretera México-Puebla, en lo que
alguna vez fue el predio de San José Chalco del poblado de Tlalpizáhuac, municipio
de Ixtapaluca, Estado de México (Tovalín, 1998: 13; Granados, 2002: 107; Favila,
2004: 52-53).

La zona arqueológica recibió su nombre del pueblo de Tlalpizáhuac, que se


encuentra hacia el oeste. Sin embargo, en las fuentes históricas este poblado es
referido como Tlapitzahuayan para el periodo Posclásico. La palabra náhuatl de
Tlalpizáhuac (Tlal-pizahua-c) se compone de tlalli = tierra, pizahuac = delgado, flaco
o angosto y c = es contracción de co y tiene las mismas significaciones, en o dentro,
por lo que su significado es “En la delgada tierra” o “En la angosta tierra”. Mientras
que la palabra Tlapitzahuayan (Tla-pitzahua-yan) que debió ser el nombre original
del pueblo de Tlalpizáhuac, se deriva de tlalli = tierra, pitzahuac = delgado o angosto
y yan = lugar en que se ejecuta la acción del verbo, de esta forma se traduciría a
“Lugar donde se adelgaza la tierra” o “Lugar donde se angosta la tierra” (Robelo,
1900: 12 y 18; Peñafiel, 1897: 284; Thouvenot, 2014: 281).

El asentamiento de Tlalpizáhuac también es conocido como San José Chalco y se


le relaciona con el sitio IX-EC-16 para el periodo Clásico e IX-ET-17 para el
Epiclásico (Blanton, 1972a: 71-72 y 92; Tovalín, 1998: 9).

216
Figura 198. Límites aproximados del asentamiento de Tlalpizáhuac en el periodo Clásico. Basado en Blanton, 1972a: 71-
72 y 237; Tovalín, 1998: 29-32, 153 y 194; Granados, 2002: 108; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017.

Figura 199. Límites aproximados del asentamiento de Tlalpizáhuac en el periodo Clásico. Basado en Blanton, 1972a: 92 y
239; Tovalín, 1998: 29-32 y 194; Granados, 2002: 108-109; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017.

217
Tlalpizáhuac estuvo ocupado a partir de la fase Tlamimilolpan (200/250-450 d.C.),
que corresponde con el periodo Clásico (200-650 d.C.), momento en que se
caracterizó por ser una o dos pequeñas aldeas. El material arqueológico recolectado
durante el “Proyecto arqueológico Tlalpizáhuac”, se encontró distribuido en el sector
oeste y noreste de la zona arqueológica de Tlalpizáhuac, pero parece ser que este
asentamiento se extendía más hacia el noroeste (IX-EC-16) como Richard E.
Blantón (1972a) lo señala en su trabajo de patrón de asentamiento (fig. 198).
Mientras que el periodo Epiclásico está representado por la zona arqueológica de
Tlalpizáhuac (en sus primeras cuatro etapas constructivas), el sitio IX-ET-17 y por
un área que se ubica hacia al sureste del sitio arqueológico (Geovillas de Ayotla);
aunque este panorama puede ser mayor, ya que durante el recorrido de superficie
del Proyecto Arqueológico de Tlalpizáhuac se detectó material arqueológico
distribuido en un área de 16 ha en dirección suroeste-noreste hacia el pie de monte,
pero también se observó material cerámico en los predios colindantes que estaban
al noroeste (propiedad privada) y sureste (U.H. El Carmen-Geovillas de Ayotla) (fig.
199). Lo anterior, nos señala que Tlalpizáhuac del Epiclásico era un asentamiento
que quizás tenía la categoría de un pueblo pequeño o de mayores dimensiones, el
cual se extendía a lo largo de la orilla del lago de Chalco y en el pie de monte bajo
de la sierra de El Pino (fig. 200) (Blanton, 1972a: 71-72 y 92; Pfannkuch y Granados,
1993: 19; Tovalín, 1998: 29-31, 153 y 187-188; Favila, 2004: 77; Granados, 2002:
108; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017).

IX-ET-17 ¿?
Rescate arqueológico
¿? Zona arqueológica ¿?

Límite del lago

Figura 200. Ubicación de la zona arqueológica de Tlalpizáhuac (área nuclear) y del rescate arqueológico Bodega Aurrera
Villas de Ayotla (área periférica). Vista suroeste-noreste. Tomada de Google Earth Pro.

218
La ribera norte del Lago de Chalco

Los antiguos pobladores de Tlalpizáhuac que radicaron en esta población entre el


periodo Clásico y Epiclásico, contaron con una ubicación privilegiada, ya que tenían
acceso a una gran diversidad de recursos naturales que ofrecía el lago (peces, aves,
tules, etc.), así como de la montaña. Esta ubicación resultaba privilegiada desde el
punto de vista estratégico, ya que esta se encontraba en el paso hacia la región del
Lago de Texcoco, del Lago de Chalco, región de los Volcanes, hacia Morelos y a la
región de Puebla-Tlaxcala (Limón, 2000: 28).

Desde Tlalpizáhuac era posible observar un amplio panorama del lago y de las
sierras que lo circundaban, generando así una impresión de majestuosidad a su
alrededor. Hacia el norte y noreste, este lugar estaba resguardado por los cerros de
El Pino Chico y El Pino Grande, de los cuales descendían varios arroyos, que
permitían la conformación de manantiales y la contribución de agua al lago. Hacia
el sureste es posible observar el cerro de Tlapacoya y sobre este, a los volcanes
Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Al sur, el Lago de Chalco, el cerro-isla de Xico y la sierra
de Chichinauhtzin. Y al oeste, la sierra de Santa Catarina donde sobresalen el
volcán La Caldera y el Tetlalmanche o Guadalupe (fig. 201 y 202).

Figura 201. Vista hacia el cerro de Tlapacoya y los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, desde el área noreste del antiguo
asentamiento de Tlalpizáhuac para los periodos Clásico y Epiclásico. Vista noroeste-sureste. Foto: Joshué Soto, 2018.

219
Figura 202. Vista hacia donde se encontraba el antiguo Lago de Chalco (ovalo con línea punteada de color rojo). Vista
noreste-suroeste. Foto: Joshué Soto, 2018.

Periodos culturales

Clásico (200-650 d.C.). Ocupación teotihuacana. Durante este periodo, es posible


que hayan existido uno o dos asentamientos humanos muy pequeños (aldea(s)) en
el área de Tlalpizáhuac. Este o estos asentamientos debieron estar bajo el dominio
o control de Portezuelo, o indirectamente a través del asentamiento de Los Reyes
Acaquilpan, que al parecer era de mayores dimensiones. Aun así, esta región
estaba bajo la influencia teotihuacana, que era mediada por Portezuelo. Sus
pobladores compartieron estos rasgos culturales como el resto de las poblaciones
de la región, como fue la ideología, organización política-social, el tipo de objetos y
materias primas que utilizaron, la arquitectura, formas de entierro, etc. (Tovalín,
1998:187-188; Granados, 2002: 108).

Epiclásico (650-900 d.C.). Ocupación olmeca xicalanca. Es posible que algunos


pobladores se hayan quedado a vivir en Tlalpizáhuac ante la caída de Teotihuacán,
conformado un nuevo grupo cultural con los grupos recién llegados, que pudieron
haber sido olmecas xicalancas o también conocidos como olmecas históricos, los
cuales englobaban a otros grupos como olmecas, uixtotin, xicalancas,
quiyahuiztecas, xochtecas, cocolcas, entre otros. Se ha considerado que
Tlalpizáhuac para el periodo Epiclásico albergó al menos 500 personas, lo que
permite considerarlo como un pueblo pequeño o de mayores dimensiones. Es

220
probable que estuviera bajo el dominio del centro regional de Portezuelo, pero
también parece ser que tuvo una relación política, social, económica y religiosa con
los asentamientos de Xico, Cerro de la Estrella, Los Reyes Acaquilpan, Izcalli-
Ixtapaluca, entre otros que se ubicaron al sur y sureste de la Cuenca de México. A
nivel interregional, Tlalpizáhuac tuvo una fuerte relación con la región de Puebla-
Tlaxcala, principalmente con Cacaxtla y Cholula; aunque también se evidencia ese
vínculo con la región de Morelos, pero en menor escala. Alrededor del 900 d.C.,
Tlalpizáhuac es invadido y destruido por un nuevo grupo cultural, quizás por los
chichimecas toltecas; quienes parece ser, que ya se habían establecido en la región
desde mediados del periodo Epiclásico. Estos toltecas llegaron a dominar el centro
y sur de la Cuenca de México durante el Posclásico Temprano y conformaron una
Triple Alianza “Colhuacan-Tula-Otompan” (Alva, 1975: 294; Dibble, 1980a: 22-23;
Tovalín, 1998: 175 y 188-190; Chimalpáhin, 2003a: 73 y 135-139; Sahagún, 2006:
591; Solar, 2006: 8-14; Clavijero, 2009: 85; Velázquez, 2012: 44).

Los elementos arquitectónicos de Tlalpizáhuac

Figura 203. Espacios habitacionales de Tlalpizáhuac. Vista norte-sur. Tomada de patrimonioyservicios.edomex.gob.mx.

En el área del sitio arqueológico se detectaron 17 plataformas y una serie de


terrazas. 12 de estas terrazas y plataformas están ubicadas alrededor de un

221
pequeño patio hundido, mientras que las demás se localizan en los extremos este
y oeste del área, aunque existe la posibilidad de que las tres zonas con restos
arquitectónicos estuvieran unidas entre sí. Las terrazas y plataformas con sus
superficies planas permitieron la construcción de diferentes elementos
arquitectónicos como fueron cuartos, altares, patios, sistemas de drenaje y un
temazcal (fig. 203) (Limón, 2000: 30).

Las estructuras liberadas en el Proyecto arqueológico de Tlalpizáhuac, se


construyeron y utilizaron en un lapso temporal que va de la caída de Teotihuacán
hasta el ocaso y destrucción de Tula (650-1150 d.C.) (Limón, 2000: 29-30;
Granados, 2002: 109). Las etapas constructivas de las unidas habitacionales, son
cinco: las primeras cuatro corresponde al periodo Epiclásico y la última, al
Posclásico Temprano; de esta quinta etapa se hablará en el siguiente capítulo.

Figura 204. Etapa constructiva 1. Tomada de Tovalín, 1998: 154.

222
Etapa 1 (¿650?-745 d.C.). Para este tiempo es posible que se hayan construido tres
grandes terrazas con sus respectivos cuartos, ubicadas en diferentes niveles.
También se construyó un basamento de dos cuerpos con una gran superficie
estucada, cubriéndola en su parte superior (fig. 204). Se asocia con cerámica
Coyotlatelco y posiblemente con una cerámica transicional denominada como
Protocoyotlatelco.

Figura 205. Etapa constructiva 2. Tomada de Tovalín, 1998: 157.

223
Etapa 2 (745-800 d.C.). Se da una gran actividad constructiva, llevando a cabo la
reestructuración de algunas terrazas y la superposición de nuevas edificaciones. Se
construyen dos plataformas y aparece el sistema constructivo talud-moldura (fig.
205). Continua el uso de vasijas del complejo cerámico Coyotlatelco, junto con otro
tipo de vasijas domesticas con rasgos locales.

Figura 206. Etapa constructiva 3. Tomada de Tovalín, 1998: 159.

224
Etapa 3 (800-850 d.C.). Se registra un gran crecimiento arquitectónico, el cual se
caracteriza por ampliaciones, adosamientos y clausuras de algunos elementos
arquitectónicos (fig. 206). El uso de la cerámica Coyotlatelco sigue vigente, pero de
igual forma se comienza a tener la presencia de los tipos cerámicos Mazapa y de
los tipos Toza Café Alisado y Blanco Levantado; que pudieran tratarse de materiales
cerámicos tempranos o materiales intrusivos.

Figura 207. Etapa constructiva 4. Tomada de Tovalín, 1998: 162.

225
Etapa 4 (850-900 d.C.). Para este tiempo se observan ciertas modificaciones al
interior de los espacios habitacionales (fig. 207). Se añaden a la cerámica
Coyotlatelco y local, otros tipos cerámicos toltecas, principalmente en las ofrendas
funerarias (¿intercambio o dominio por parte de otro grupo?) (Tovalín, 1998: 126-
134 y 153-161). Por último, debe señalarse el hecho de que se hallaron restos óseos
humanos desmembrados y dispersos sobre los pisos de algunos espacios
arquitectónicos, con restos de carbón y ceniza asociada, y en uno de los individuos
se descubrió una punta de lanza de obsidiana entre sus huesos; mediante la técnica
de datación de C14, fue posible datar este evento cultural a través de las muestras
de madera carbonizada y de los tlecuiles cercanos a los restos óseos, dando una
fecha de 900 ± 129 y 920 ± 55 d.C. (Granados, et. al., 1993: 119-120; Tovalín, 1998:
190).

Con respecto al sistema constructivo, podemos decir que lo primero que hicieron
los pobladores de Tlalpizáhuac, fue modificar el terreno a través de la construcción
de terrazas y plataformas. En primera instancia se realizaron muros con piedras de
basalto de diferentes tamaños, que fueron trabajas burdamente y sólo en una de
sus caras, la que iba a ir al exterior. El núcleo estaba conformado por grandes rocas
de basalto, sedimento del lago y por desechos domésticos como fragmentos de
cerámica y restos de ceniza. Para cubrir dicho núcleo, se colocaba una capa con
piedras pequeñas que servían de base para un apisonado de lodo con cal. Sobre
este apisonado se extendía un firme muy resistente, hecho con gravilla de tezontle
y cal. Por último, se colocaba un enlucido, que era una fina capa de arena y cal, de
color rosa o gris (Limón, 2000: 30).

Sobre las terrazas y plataformas, se construyeron cuartos con plantas rectangulares


que podían medir desde 1.50 m por 2.50 m por lado hasta 5 m por 15 m por lado,
una gran parte de ellos presentaron uno o más tlecuiles. Sus muros se elaboraron
con piedra de tezontle rojo y negro, y en menor cantidad con piedra de basalto,
unidas con una argamasa de lodo y cal, sus superficies podían tener dos tipos de
acabado: el primero consistía en colocar una delgada capa de arena de color rosa
y sobre esta, una capa de estuco; en el segundo caso, se colocaba un aplanado de
lodo y posteriormente una capa de estuco con su delgada base de arena o sin esta.

226
Concluido lo anterior, se proseguía con la elaboración de los pisos, para ello era
necesario hacer un apisonado de tierra con una alta proporción de arena, después
se realizaba un piso hecho con gravilla de tezontle mezclada con cal y finalmente,
se recubría con una capa de cal con fina arena rosada o grisácea.

Estos cuartos se encontraban agrupados para conformar un conjunto o unidad


habitacional y en ocasiones, algunos de estos se ubicaban alrededor de un patio
central. Este tipo de distribución espacial en la arquitectura de Tlalpizáhuac, es parte
de una tradición teotihuacana que perduró hasta el Posclásico Temprano.

Al final del periodo Epiclásico, se comenzó a utilizar un sistema constructivo muy


particular, que consistía en adosar una moldura superior al exterior de los muros de
estos espacios arquitectónicos, ya sea que estos fueran verticales o estuvieran en
talud (fig. 208 y 209).

Figura 208. Sistema constructivo “talud- Figura 209. Detalle del talud-
moldura”. Foto de Daniel Granados moldura presente en Tlalpizáhuac.
Vázquez. Tomada de Granados y Vista suroeste-noreste. Foto de
Pfannkuch, 1993: 39. Daniel Granados Vázquez. Tomada
de Lalo, 1993: 96-97.

En Tlalpizáhuac se han registrado dos formas para la colocación de la moldura: en


el primer caso se construía el muro del cuarto, posteriormente se adosaba un talud
y de igual forma, se adosaba la moldura al muro vertical; la segunda forma de
227
hacerlo era construir la moldura sobre el muro vertical, como un solo elemento y por
último, se adosaba el talud. Este sistema constructivo talud-moldura se ha reportado
en Cacaxtla, Cholula, Xochicalco, Tula Chico, Teotenango y San Miguel Ixtapan,
pero sólo en Cacaxtla se le encuentra como vista exterior de sus cuartos, como
sucede en Tlalpizáhuac. Otra similitud entre Cacaxtla y Tlalpizáhuac, es el tipo de
técnica empleada para el adosamiento del talud y moldura, en la cual se adosaba
posterior a la construcción del muro del cuarto (fig. 210 y 211) (Tovalín, 1998: 139-
147, 171-173 y 182; Limón, 2000: 30-31)

Figura 210 y 211. Muros de espacios habitacionales con talud-moldura al exterior, del sitio arqueológico de Cacaxtla.
Fotos: Joshué Soto, 2019.

Restos materiales localizados sobre los pisos de estuco de algunas habitaciones,


sugieren la posibilidad de que los techos se construyeron a base de vigas que
atravesaban los cuartos de lado a lado, en ocasiones sostenidos por postes o
columnas de madera que se apoyaban sobre cilindros de piedra. El núcleo del techo
fue elaborado con pequeñas piedras de tezontle que se mezclaron con lodo y fue
recubierto con un delgado aplanado de estuco. El friso debió estar decorado con
clavos arquitectónicos de tezontle, que tenían la forma de chalchihuites, los cuales
tuvieron estuco pintado de color rojo, amarillo y verde o posiblemente azul
(Granados, 2002: 110).

228
Por otro lado, se han encontrado clavos arquitectónicos con el mismo elemento
decorativo de Tlalpizáhuac, en sitios como Cacaxtla y en el templo denominado
como Unidad 02 de Tula Chico. Al parecer estos elementos se hallaron en estratos
donde había cerámica Coyotlatelco (Tovalín, 1998: 23 y 147).

La mayor parte de estas estructuras arquitectónicas tuvieron una función


habitacional y sólo unas cuantas, presentaron evidencia de haber tenido una función
ritual-ceremonial o pública. Uno de los elementos a destacar es el temazcal, que se
caracterizó por ser un pequeño cuarto de adobe con muros finamente estucados y
con un solo acceso (fig. 212), en su entrada se encontró un fragmento de pintura
mural policroma; aunque esta parece ser que fue elaborada en un periodo de tiempo
posterior, es decir, en el Posclásico Temprano (Carrandi y Pfannkuch, 1993: 137;
Limón, 2000: 30).

Figura 212. Temazcal de Tlalpizáhuac. Vista norte-sur. Tomada de patrimonioyservicios.edomex.gob.mx.

En cuanto a la periferia, se cuenta con escasa información, pero por el rescate


arqueológico efectuado en Geovillas de Ayotla podemos mencionar que la
arquitectura de estas áreas debió ser más humilde, de tipo habitacional y elaboradas
principalmente con materiales perecederos (Adán Meléndez García, comunicación
personal, 2017).
229
Materiales arqueológicos: cerámica y obsidiana

La cerámica del Clásico se caracterizó por los grupos Pulido, Bruñido, Pintado Rojo
sobre Natural, Mate Burdo, Anaranjado Delgado, Granular, Copa, entre otros. Y las
formas cerámicas presentes fueron jarras, ollas, vasos, cráteres, cajetes curvo
divergentes, cajetes con base anular, incensarios, figurillas, entre otras.

Figura 213. Diseños de vasijas de Tlalpizáhuac para el periodo Epiclásico. Modificada de Manzanilla, et. al., 2006: 175-
176.

Los tipos cerámicos correspondientes al periodo Epiclásico fueron Coyotlatelco


Rojo sobre Crema, Coyotlatelco Rojo sobre Bayo o Coyotlatelco Rojo sobre Café,
Coyotlatelco Rojo, Café al Negativo, Café Burdo Inciso (Incensario Burdo Inciso),
Cajetes con ángulo basal (Cajete de Silueta Compuesta), Cajetes Café, Cajetes con
alto soporte cilíndrico hueco (¿Platón Trípode?), Cajetes con soporte anular (Café
Liso con base anular sin nombre formal), Café Sellado (Sellado y Tallado “sellado
sencillo” y Jiménez Café Sellado “sellado complejo”), Estampado (Sellado o
Grabado sin nombre formal), Café Inciso (Artesia Café Inciso o Café Negro Inciso),
Café Acanalado, entre otros; aunque hay que señalar que esta cerámica tiene
variantes en sus formas y diseños, y la mayoría de ella, fue elaborada con arcillas y
desgrasantes de origen local. También se utilizaron vasijas denominadas como

230
Rojo sobre Bayo Burdo o simplemente como Rojo sobre Café, a su vez, esta
cerámica está relacionada con los tipos Rojo sobre Bayo con Incisión (Zona Incisa
o Rojo sobre Bayo Inciso Zonal), Cajetes Sellados (Tezonchichilco o Rojo sobre
Bayo Inciso Zonal Estampado) y Rojo sobre Anaranjado (fig. 213). Entre las formas
cerámicas del Epiclásico que se han identificado en Tlalpizáhuac son cajetes curvo
divergentes, cajetes curvo convergentes, cajetes hemisféricos, ollas de borde
evertido, cajetes trípodes con soportes cónicos, cajetes trípodes con soportes
cilíndricos huecos, cajetes de base anular, platos, vasos, cazuelas, comales,
incensarios, sahumadores y cucharas (fig. 214) (Cobean, 1990: 75-267; Pfannkuch,
et. al., 1993: 48-57; Tovalín, 1998: 127 y 188-189; García, 2004: 15-56; Manzanilla,
et. al., 2006: 170-180; Hodge, et. al., 2008: 390-392; Crider, 2011: 118-159).

Figura 214. Formas cerámicas del Epiclásico en Tlalpizáhuac. Modificada de Manzanilla, et. al., 2006: 180.

La cerámica Coyotlatelco Rojo sobre Café y Rojo sobre Bayo Burdo, se utilizaron a
la par; sin embargo, esta última se caracterizó por una temporalidad más amplia en
Tlalpizáhuac. Este tipo “Rojo sobre Bayo Burdo” muestra semejanzas con la
tradición “Rojo sobre Bayo con motivos sencillos de gran formato” de la región
Puebla-Tlaxcala para el periodo Epiclásico. En las excavaciones de Tlalpizáhuac la
cerámica Coyotlatelco se encontró principalmente en los niveles más profundos del
área central del sitio arqueológico, mientras que la cerámica Rojo sobre Bayo Burdo
se detectó principalmente en niveles superiores. Esto permite suponer que en
231
Tlalpizáhuac se utilizó la tradición cerámica Coyotlatelco a partir de la caída de
Teotihuacán, al igual que en la mayoría de los asentamientos de la Cuenca de
México. Y a la par o poco tiempo después, también se utilizó la cerámica Rojo sobre
Bayo Burdo, que podría estar señalando un fuerte vínculo o alianza con la región de
Puebla-Tlaxcala (fig. 215). De igual forma, se ha reportado en Puebla-Tlaxcala
(Cholula y Cacaxtla), en el área de Chalco-Amecameca y Morelos, cerámica similar
a los tipos Estampado, Café Inciso, Café Acanalado y Café Sellado. Por último, se
debe hacer mención que los tipos cerámicos Rojo sobre Bayo con Incisión (Zona
Incisa), Rojo sobre Anaranjado y Cajetes Sellados (Tezonchichilco), también se han
reportado en Portezuelo, Xico, Cerro de la Estrella, Los Reyes Acaquilpan e Izcalli-
Ixtapaluca, dándonos un panorama regional de la interacción de las esferas
cerámicas (fig. 216) (Pfannkuch y Granados, 1993: 21-22; Tovalín, 1998: 175 y 188-
189; Pérez, 2005a: 396-397; Solar, 2006: 8-14).

Figura 215. Extensión aproximada de la esfera Coyotlatelco, del Figura 216. Algunos asentamientos de
Bajío y del estilo Rojo sobre Bayo con motivos sencillos de gran la Cuenca de México que utilizaron la
formato. El circulo azul señala el área de estudio. Modificado de cerámica Rojo sobre Bayo Burdo y
Solar, 2006: 10. Café Sellado, Inciso, Acanalado y
Estampado.

232
Los tipos cerámicos que se han detectado en la periferia del asentamiento de
Tlalpizáhuac (área sureste), pertenecen principalmente a la fase Corral de Tula
(750-850 d.C.) o fase Xometla de Teotihuacán (750-850/900 d.C.) y están
representados principalmente por el Coyotlatelco Rojo sobre Bayo (Coyotlatelco
Rojo sobre Café), Cañones Rojo sobre Café, Coyotlatelco Naranja Monocromo,
Coyotlatelco Rojo, Café Monocromo (Café Liso sin nombre formal), Pastura Café
Liso, Coyotlatelco Rojo sobre Crema, Café Burdo Inciso (Incensario Burdo Inciso) y
Artesia Café Inciso. Otros materiales hallados son el Coyotlatelco Rojo sobre Bayo
con Incisión (Zona Incisa) y Coyotlatelco Café Sellado (Sellado y Tallado) que son
materiales diagnósticos de la fase Oxtoticpac de Teotihuacán (650-750 d.C.), es
decir, del Epiclásico Temprano (Cobean, 1990: 75-267; y 2007: 58-60; Pfannkuch,
et. al., 1993: 51-57; Martínez, 2009: 202-205; Crider, 2011: 129-159; Adán Meléndez
García, comunicación personal, 2017).

A finales de periodo Epiclásico, se observa la aparición de los tipos cerámicos


Mazapa y del Toza Café Alisado y Blanco Levantado; estos últimos dos, al parecer
son más tempranos en esta región que en el norte de la Cuenca de México (Tovalín,
1998: 158).

Otro de los materiales que se utilizó en Tlalpizáhuac fue la obsidiana, que se extraía
en forma de lascas, navajillas prismáticas, raspadores, puntas de proyectil y
cuchillos. Estos objetos se elaboraban con obsidiana gris o verde, la primera
provenía del yacimiento de Otumba y la segunda de la Sierra de las Navajas;
aunque para Portezuelo y asentamientos contemporáneos de la región se ha
propuesto que la obsidiana gris provenía del yacimiento de Ucareo en Zinapécuaro,
Michoacán, específicamente para el Epiclásico. Sin embargo, las muestras de
Tlalpizáhuac identificadas petrográficamente, indican que la obsidiana gris provenía
de Otumba, pero no se descarta la posibilidad que para este tiempo se estuviera
importando obsidiana desde Michoacán; pero para ello, sería necesario hacer más
muestreos de obsidiana gris para sustentar esta propuesta. Si en aquellos tiempos
Tlalpizáhuac utilizaba obsidiana de los tres yacimientos, nos estaría indicando que
había problemas con el abastecimiento de obsidiana, que no parece descabellado,

233
ya que, ante el declive de Teotihuacán, el comercio de la obsidiana debió
desestabilizarse fuertemente (Granados, 1993: 76-80).

¿Quiénes habitaron Tlalpizáhuac?

Durante el periodo Clásico, Tlalpizáhuac estuvo habitado por personas que tenían
un modo de vida aldeano y lacustre, que estaban bajo la influencia de Teotihuacán
(Op. Cit.: 175 y 187-188).

Alejandro Tovalín (1998) menciona que para el periodo Epiclásico, Tlalpizáhuac


estuvo habitado por un grupo desconocido que utilizo cerámica Coyotlatelco y que
para el periodo Posclásico Temprano llegaron grupos olmecas xicalancas que
vencieron y destruyeron a los primeros, estableciéndose en el lugar hasta el 1200
d.C. aproximadamente. Sin embargo, consideró que es todo lo contrario, que este
grupo de olmecas xicalancas, también conocidos como olmecas históricos u
olmecas uixtotin, pudieron haber habitado esta región desde el Epiclásico (e
inclusive un poco antes) y que en el Posclásico Temprano estos migraron hacia
otras regiones debido a la llegada de un nuevo grupo, que posiblemente fueron los
toltecas; esto mismo, lo sugiere Humberto Besso-Oberto (1975) para el sitio
arqueológico de Los Reyes Acaquilpan; sitio que se encuentra muy cerca de
Tlalpizáhuac. Francisco Javier Clavijero nos habla al respecto sobre la antigüedad
de los olmecas xicalancas, coincidiendo justamente con el periodo Epiclásico y
como predecesores de los toltecas:

…, son tan antiguos en aquella tierra que algunos los han creído anteriores a los toltecas. De
su origen nada se sabe (Clavijero, 2009: 85).

Y Mariano Veytia, de igual forma nos lo vuelve a recalcar e inclusive parece


señalar una antigüedad mayor:

Algunos años despues que hicieron la correccion de su calendario, aunque no numeran


cuantos, dicen que salieron de las poblaciones marítimas dos cuadrillas numerosas de

234
gentes, en busca de otros países en que establecerse. El gefe de la una se llamaba Ulmecatl,
y el de la otra Xicalancatl, y de ellos tomaron una y otra la denominación. Si estas eran ya
naciones distintas, ó una sola dividida en dos trozos, con dos gefes de que despues se
formaron, no es fácil de averiguar. Lo que nos dicen es que salieron juntas, y algunos añaden
que vino también con ellas otra tercera, que del nombre de su jefe se llamaron zapotecas…
Navegando en balsas y canoas chatas, costa á costa hasta Pánuco, puerto situado en la
ensenada de Veracruz que llaman el Seno Mejicano en diez y nueve grados de altura allpi
desembarcaron, y penetrando la tierra dentro llegaron al territorio que despues fue de las
repúblicas de Tlaxcallan y Huexutcingo en el cual, y en el que hoy comprenden las
jurisdicciones de Chollolan y la Puebla de los Ángeles,…

En las riberas del rio Atoyac hallaron algunos gigantes que vivian en ellas, mas como brutos
que como racionales:… siendo ellos tan pocos y ostentando magnanimidad y bizarría les
dieron permiso para que se poblasen en sus tierras…

…, y con la opresion que padecían que por dictámen de sus gefes y principales señores
resolvieron acabar de una vez con los gigantes:… quedando libres de la esclavitud y señores
de la tierra:...

Señores ya de la tierra los nuevos pobladores, comenzaron a extenderse por todo el territorio
que hoy es de Tlaxcallan, Puebla de los Angeles, Chollolan, Atlisco y Itzucan, y por el otro
lado hasta Tepeiac, Techamachalco, Quecholac y Teohuacan… los olmecas, cuya primitiva
y principal población dicen haber sido la ciudad de Chollolan; y aunque no señalan el año de
la fundación de esta ciudad,… tiene la gloria de ser la mas antigua de toda la Nueva España
(Veytia, 1836a: 150-153).

… que la población de Tepeticpac era antiquísima, y tanto, que algunos dicen que estuvo en
ella Quetzalcohuatl, cuya venida fué mucho ántes de la de los toltecas, cuando solo habian
venido los ulmecas, xicalancas y zapotecas, y sin duda fueron los primeros fundadores de
ella (Ibíd., 1836b: 174).

Sobre el origen de los olmecas xicalancas se tienen varias propuestas, hay quienes
argumentan que provenían del norte, mientras que otros del este y otros más del
sureste de México. Chimalpáhin nos refiere lo siguiente:

Vinieron de Mictlampa, [o sea] del norte, buscando el llamado paraíso terrenal, porque
decían: “Andamos buscando a Tamoanchan”, que es como si dijeran: “Buscamos nuestra
casa verdadera”; porque su dios les había dicho que el paraíso terrenal quedaba en
Huitztlampa Amilpampa, [es decir, hacia el sur]. Y en verdad, según afirman todos los que de
esto han escrito, [el paraíso terrenal] queda abajo, [hacia] la llamada [línea] equinoccial;…
(Chimalpáhin, 2003a: 137).

235
Marta Foncerrada por lo contrario, comenta que los olmecas xicalancas provenían
del Golfo de México:
Los olmeca-xicalanca, como su nombre lo indica, provienen de la región meridional de la
Costa del Golfo, de Potonchan (hoy Frontera) en el litoral de la Chontalpa tabasqueña. El
grupo, por su ubicación geográfica, debió de haber estado en contacto permanente con los
mayas establecidos a lo largo del Río Usumacinta (Foncerrada, 1993: 162).

Bernardino de Sahagún señala que estos vivían hacia el oriente (Golfo de México),
haciendo referencia a un tiempo posterior al periodo Epiclásico:

Estos tales así llamados están hacia el nacimiento del sol y llámanles también tenimes,
porque hablan lengua bárbara,… Y son muy ricos porque sus tierras son muy ricas, fértiles y
abundosas, donde se da todo género de bastimento en abundancia; allí se da mucho cacao,
y la rosa o especie aromática llamada teonacaztli, y el otro género de cacao que llaman
quapatlachtli; dase también allá el ulli, que es una goma negra de un árbol que se llama ulli,
y la rosa que llaman yoloxóchitl, y todas las demás rosas que son muy preciadas. (De) allí es
la madre de las aves que crían pluma muy rica, y papagayos grandes y chicos, y el ave que
llaman quetzaltótotl.

También se traen de allá las piedras muy ricas de chalchihuites y las piedras turquesas; allí
se halla también mucho oro y plata; tierra cierto fertilísima, por lo cual la llamaron los antiguos
Tlalocan, que quiere decir, tierra de riquezas y paraíso terrenal (Sahagún, 2006: 591).

Lorenzo Ochoa y Ernesto Vargas mencionan que la mayoría de estos grupos eran
mayas y que provenían de un área que se ubica entre los estados de Veracruz,
Tabasco, Campeche y Chiapas:

Por otra parte, este grupo parece haber salido de su área de origen, las tierras bajas
centrales, como consecuencia de una serie de migraciones causadas por un fenómeno que
conocemos como el colapso del Clásico. Pero también podemos decir que antes de
asentarse los chontales en esta área, otro grupo de las tierras bajas centrales, acaso
conformado por una élite, usó como cabeza de playa un punto de la costa de Tabasco-
Campeche para llegar hasta el Altiplano Central vía la Huaxteca, para retornar más tarde a
esa misma zona. Por lo pronto, algunas manifestaciones culturales de ese grupo las tenemos
tanto en la Huaxteca como en el Altiplano… (Ochoa y Vargas, 1979: 86).

236
Lo anterior también nos indica que esta cultura era un conglomerado de grupos,
algunos foráneos y otros locales (¿olmecas xicalancas panmesoamericanos?), y
que no todos estos grupos se desplazaron en un mismo periodo de tiempo (sino en
un lapso entre el Clásico y Posclásico Temprano); por tal motivo existe una gran
confusión con este grupo cultural. Es posible que los olmecas xicalancas estuvieran
conformados principalmente por mayas y en menor proporción por teotihuacanos, y
quizás también por mixtecos, chochopopolocas, zapotecas, entre otros. Y así
mismos, por una gran diversidad de grupos étnicos como los olmecas, chalmecas,
xicalancas, uixtotin, cocolcas, xochtecas, quiyahuiztecas, entre otros. (Veytia,
1836a: 150; Foncerrada, 1993: 162-163; Chimalpáhin, 2003a: 133-139; Sahagún,
2006: 591; Testard, 2017: 143-149). Algunos de estos son mencionados por
Chimalpáhin en su obra “Las ocho relaciones y el memorial de Colhuacan”:

… y por eso [también] los dichos olmecas xicalancas xochtecas quiyahuiztecas cocolcas allí
hacían sus penitencias y sus devociones (Chimalpáhin, 2003a: 139).

Además, hay que señalar que desde el periodo Clásico, la urbe de Teotihuacán y
algunas poblaciones dependientes o influenciadas por esta, estaban habitadas por
diversos grupos culturales debido al intercambio cultural entre regiones. Algunos de
estos grupos eran del área maya y posiblemente estuvieron relacionados con los
olmecas xicalancas (Foncerrada, 1993: 162; Testard, 2017: 147). A continuación,
se mencionan estos vínculos:

Por otra parte, la relación olmeca-xicalanca con el Altiplano Central, se remonta a la época
de auge de Teotihuacán, cuando la metrópoli establece una importante ruta de comercio que
la conectó con Potonchan y Xicalango, y le dio acceso a varias ciudades mayas de la región
del Usumacinta. La metrópoli adquiría de la Chontalpa, cacao y textiles de algodón. El área
estuvo habitada parcialmente por una población flotante de comerciantes en la que se
mezclaron, indistintamente, los mayas locales, los teotihuacanos y los olmeca-xicalanca.
Estos últimos, a la caída de Teotihuacán, inician un movimiento migratorio de expansión que
culmina con la conquista de Cholula y su impositivo asentamiento en la región poblano-
tlaxcalteca (Foncerrada, 1993: 162).

237
Es en el periodo Epiclásico que se observa un cambio en las tradiciones cerámicas,
arquitectónicas y de otros materiales, lo que nos llevaría a pensar que en este
momento ciertos grupos dominaron la región y que permearon con nuevas
ideologías y expresiones. Tlalpizáhuac, Los Reyes Acaquilpan, Portezuelo, Cerro
de la Estrella y Xico tienden a tener una estrecha relación entre ellos (pero también
con la región de Puebla-Tlaxcala y con Morelos), por lo que estos asentamientos
parecen delimitar la parte oriente de una amplia región o macroregión cultural que
abarcó el sur de la Cuenca de México, Morelos y la región Puebla-Tlaxcala. De estas
regiones se nos habla en algunas fuentes históricas:

… comenzaron a extenderse por todo el territorio que hoy es de Tlaxcallan, Puebla de los
Angeles, Chollolan, Atlisco y Itzucan, y por el otro lado hasta Tepeiac, Techamachalco,
Quecholac y Teohuacan… (Veytia, 1836a: 153).

… los primeros que vinieron a asentarse y merecer tierras… aunque no se sabe en qué año;
cuando llegaron a la vista de las dos montañas grandes, el Iztactépetl y el Popocatépetl, se
asentaron sobre un cerrito que quedaba frente a las dos montañas grandes. En la cumbre
del cerrito al que llegaron, vieron que brotaba una fuente, creada ahí por Dios nuestro señor.
Y enseguida los dichos olmecas xicalancas xochtecas quiyahuiztecas cocolcas tomaron por
diosa a aquella fuente, y así le construyeron un templo, en cuyo interior quedó el manantial…
(Chimalpáhin, 2003a: 137).

Los olmecas y xicalancas o formaron una sola nación o dos diferentes, pero perfectamente
aliadas y unidas… Sólo hay noticia de que estuvieron establecidos en los contornos del gran
monte Matlalcueye y que, arrojados de aquella tierra por los teochichimecas o tlaxcaltecas,
se retiraron hacia el Seno Mexicano (Clavijero, 2009: 85).

Una situación completamente diferente sucede en el área poniente y norte de la


Cuenca de México, y en las regiones de El Bajío y Occidente de México, en donde
se observan expresiones culturales diferentes a la región, lo que nos hablaría
posiblemente de grupos antagonistas a los anteriores y que algunos materiales
provenientes de aquellas regiones pudieron haber sido obtenidos por intercambio.
Lo anterior nos permite proponer que la región Puebla-Tlaxcala, Morelos y sur de la

238
Cuenca de México estuvieron habitadas mayoritariamente por grupos olmecas
xicalancas. Y que hacia el Bajío, Occidente de México, y en el poniente y norte de
la Cuenca de México, pudieron haberse establecido grupos nahuas, otomíes y
chichimecas (prototoltecas) (Barlow, 1995: 462-463; Tovalín, 1998: 191; Noguez,
2001: 206; Testard, 2017: 144).

A los olmecas xicalancas se les ha asocia con los mayas del Clásico, por lo cual
podemos suponer que sus rasgos físicos eran muy similares a las de estas personas
que habitaron el Sureste de México (área maya). En la actualidad podemos tener
un mayor acercamiento de cómo fueron estos pobladores, ya que se han
conservado pinturas murales como las de Cacaxtla en Tlaxcala (representación de
olmecas xicalancas) y las de Bonampak en Chiapas (representación de mayas del
Usumacinta) (fig. 217 y 218). A los olmecas xicalancas se les consideró como
hombres grandes, muy hábiles, entendidos y astutos, pero también como perversos
y malos, que desempeñaban actividades artesanales, de comercio, sacerdocio,
agricultura, guerra y a otros muchas más (Foncerrada, 1993: 162; Chimalpáhin,
2003a: 137-139; Testard, 2017: 147).

Figura 217. Guerreros olmecas xicalancas, representados en un mural de Cacaxtla, Tlaxcala. Foto: Joshué Soto, 2019.

239
Figura 218. Personajes mayas de la región del Río Usumacinta, representados en un mural de Bonampak, Chiapas. Foto:
National Geographic Society, en arqueologiamexicana.mx.

En resumen, podemos proponer que en esta región vivieron olmecas xicalancas


durante el periodo Epiclásico (y quizás desde el Clásico), que fueron el resultado de
un proceso de aculturización (local-foráneo). Estos olmecas xicalancas o históricos
de Tlalpizáhuac, utilizaron una cerámica denominada “Coyotlatelco” que tenía
ciertas particularidades de la región y así mismo, una cerámica conocida como “Rojo
sobre bayo con motivos sencillos de gran formato”, que en algunos casos los
diferencia o los vincula con ciertos grupos culturales o regiones. En la Cuenca de
México es posible observar este dinamismo cultural-material, en donde Tlalpizáhuac
tiene un mayor acercamiento con el sur de la Cuenca de México, Morelos y el Valle
Puebla-Tlaxcala, que con el occidente y norte de la Cuenca de México.

El agua sagrada

Los antiguos pobladores del asentamiento de Tlalpizáhuac en el periodo Epiclásico,


dejaron expresada de diversas formas su modo de vida, cosmovisión y todo lo que
comprendía su realidad. En la actualidad, es complicado poder acceder a una

240
totalidad de su cultura, pero podemos dar un panorama de cómo pudo haber sido
esta, a partir de lo que nos queda como evidencia cultural-natural.

Esto se expresó en la ubicación de su asentamiento (¿por qué se asentaron ahí?),


en la orientación de sus espacios arquitectónicos, en las formas y decoración de
sus objetos y en sus actividades.

El lugar en donde se encuentra es un espacio liminal, en donde converge la tierra


(sierra) y el agua (lago), esa tesis-antítesis, lo cual lo hace sagrado. Desde este
lugar era posible apreciar el Lago de Chalco que permitía en gran medida la vida de
los pobladores y la de muchas especies vegetales y animales. Pero también los
volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, y demás sierras y cerros de alrededor eran
importantes como captadores de agua, ya que gracias a ellos era y es posible la
obtención de dicho recurso, que podía estar presente a través de ríos superficiales
y subterráneos, arroyos y manantiales, que vertían sus aguas al lago. Por lo que la
ritualización a todos elementos culturales-naturales era de suma importancia para
la continuidad de la vida.

La arquitectura de alguna forma está ligada al espacio que lo circundaba, ya que la


parte baja del asentamiento da la impresión de que el lugar es amplio y que todo lo
que está alrededor es monumental, pero al subir a la parte alta se genera una
impresión de visibilización, en donde el espacio en que se encuentra Tlalpizáhuac
toma un estatus de exhibir, de monumentalidad y de acercamiento a estos
elementos. Mientras que, analizando la orientación general de sus espacios
arquitectónicos, se observa que estos tienen un eje sureste-noroeste y que se
alinean con la salida del sol (área norte de la Iztaccíhuatl) los días 20-23 de
noviembre y 20-23 de enero (fig. 219), y hacia el otro lado correspondería con el
descenso del sol (entre el cerro Tetlalmanche y La Caldera) los días 20-23 de mayo
y 20-23 de julio (fig. 220). El otro eje noreste-suroeste al parecer está vinculado con
el cerro de El Pino (Pino Chico) y el lago.

El eje sureste-noroeste de las estructuras arquitectónicas parece haber sido


dispuesto de esta forma para poder generar una concepción con respecto a la
actividad agrícola (y posiblemente también con el computo de los días y sus

241
festividades), ya que la salida del sol estaría vinculada con las estaciones de otoño-
invierno y con la actividad de barbecho y el descanso de la tierra. Mientras que,
hacia el otro rumbo, la puesta del sol se relacionaría con las estaciones de
primavera-verano y con el tiempo de siembra y la temporada de lluvias (Montero,
1988: 212).

Figura 219. Ascenso del sol al norte de la Iztaccíhuatl. Vista noroeste-sureste. Tomada de Google Earth Pro.

Figura 220. Descenso del sol entre el cerro Tetlalmanche (izquierda) y La Caldera (derecha). Vista sureste-noroeste.
Tomada de Google Earth Pro.

Muchos de los materiales arqueológicos encontrados en Tlalpizáhuac están


relacionados con el agua. Tal es el caso los objetos de concha, que podían ser
marinos o dulceacuícolas; los ornamentos elaborados en jadeíta, de procedencia
242
alóctona; las plantas del lago que eran utilizadas para diversos objetos de cestería
y cordelería, de los cuales se tiene muy poca evidencia arqueológica; las mismas
arcillas con que se elaboraban algunas de las vasijas cerámicas, eran extraídas de
las orillas del lago; además de los recursos alimenticios que eran obtenidos a través
de la caza, pesca y recolección (Granados, et. al., 1993: 117-131).

Si a Tlalpizáhuac lo relacionamos con los olmecas xicalancas, entonces tendríamos


que tener en cuenta algunos elementos con los que se les ha asociado, como ha
sido con el agua, lluvia, cerros, felinos o el jaguar, noche, fertilidad, agricultura,
navegación, comercio, otredad, guerra, chamanismo, brujería, punto cardinal
oriente y norte, y con el culto a Quetzalcóatl, Tláloc y Chalchiuhtlicue o
Chalchiuhmatlalatl (Foncerrada, 1993: 159-164; Chimalpáhin, 2003a: 133-139;
Sahagún, 2006: 591).

La relación de todo esto confluye en que estas personas buscaron generar un axis
mundi a partir de su entorno físico, social y pensado, que estaba estrechamente
vinculado con el agua y el ciclo agrícola, y que conllevó a una amplia expresión
cultural.

243
244
POSCLÁSICO

El Posclásico es el último periodo de la época prehispánica, que abarca una


temporalidad entre el 900 y 1521 d.C. A su vez, este se divide en tres subperiodos:
Posclásico Temprano, Posclásico Medio y Posclásico Tardío.

POSCLÁSICO TEMPRANO

El Posclásico Temprano (900 – 1150 d.C.) se caracterizó principalmente por la


fundación y auge de Tula, la importancia religiosa e influencia de Cholula en el
Altiplano Central, por la llegada de grupos toltecas a Chichén Itzá y su posterior
desarrollo como capital de los itzaes, y por la expansión militar de los mixtecos bajo
el mando de 8 Venado Garra de Jaguar.

Durante este lapso de tiempo se dieron todo tipo de migraciones, algunas con el fin
de reclamar antiguos territorios por asociación con linajes, otras que eran alentadas
por dirigentes que interpretaban la voluntad de los dioses, mientras que otras se
dieron por la necesidad de buscar mejores condiciones de vida o por conflictos
bélicos. Por tal motivo, las sociedades tuvieron un gran desarrollo cultural generado
por una multietnicidad, que fue propiciado principalmente por las migraciones e
intercambios culturales. Estas poblaciones también se caracterizaron por ser
militaristas, ya que buscaban defender sus territorios o expandirse hacia nuevas
tierras, esto se evidencia en sus relieves y pinturas relacionadas con la guerra y en
su arquitectura defensiva. El culto religioso a Quetzalcóatl fue de suma importancia
y estuvo presente en gran parte de Mesoamérica. Fueron muy diestros en la
metalurgia, lapidaria, pintura, carpintería, en el trabajo de pluma, de lo textiles, en la
herbolaría, astronomía, música y en otras muchas artes y conocimientos. Y por
último, hay que señalar que hubo una amplia difusión de mercancías tanto en
Mesoamérica como hacia Oasisamérica (Noguez, 2001: 206-208; López y López,
2002: 13; Nalda, 2002: 58-63; Sahagún, 2006: 579-580 y 591; Parsons, 2007; 54).

245
A principios del Posclásico Temprano se dio un proceso de disminución demográfica
en el sur y centro de la Cuenca de México y en el área oeste de la región Puebla-
Tlaxcala (Cholula y Cacaxtla-Xochitécatl), lo cual parece relacionarse con las
erupciones volcánicas del Popocatépetl, que acontecieron hace aproximadamente
1100 años a.p. (900 d.C.). Esta o estas erupciones volcánicas de gran intensidad
propiciaron que muchas personas migraran hacia el norte de la Cuenca y a otras
regiones, generando así, un aumento poblacional y una mayor complejidad en los
asentamientos de estas regiones. Después de un tiempo, algunas de las áreas que
habían sido afectadas por estas erupciones volcánicas por parte del Popocatépetl,
fueron pobladas nuevamente de manera gradual (Davies, 2004: 137; Macías, 2005:
397-399; Parsons, 2007; 54; Soto, et. al., 2018: 5-6).

Figura 221. Límites aproximados del dominio tolteca (Toltecayótl), entre principios y mediados del periodo Posclásico
Temprano. Modificado de Davies, 2004: 134; y complementado de Kirchhoff, 1985: 267.

El Altiplano Central fue dominado principalmente por dos importantes centros


regionales: Tula y Cholula. El primero estaba habitado por los toltecas y el segundo,
por los olmecas xicalancas, quienes estuvieron en constantes conflictos bélicos y
en algunas ocasiones, posiblemente como aliados o subordinados (fig. 221)
(Noguez, 2001: 206; Davies, 2004: 137; Parsons, 2007; 54; Lambarén, 2011: 119;

246
Soto, et. al., 2018: 6). Xochicalco fue otro asentamiento importante que influenció
en gran medida a Tula, pero que declinó en la primera mitad del periodo Posclásico
Temprano (alrededor del 900/1100 d.C.); posiblemente por conflictos bélicos con
grupos toltecas-chichimecas y/o por conflictos internos (Davies, 2004: 133;
González, et. al., 2008: 122-137; Alvarado y Garza, 2010:136-152).

Figura 222. Límites aproximados del dominio tolteca (Toltecayótl), entre mediados y finales del periodo Posclásico
Temprano. Modificado de Davies, 2004: 134; y complementado de Kirchhoff, 1985: 267.

Los centros regionales que dominaron la Cuenca de México fueron Tollan (Tula),
Colhuacan (Culhuacán) y Otompan (¿Otumba?), quienes a su vez, conformaron una
alianza denominada como Excan Tlahtolloyan y que duró 191 años (856-1047 d.C.).
Colhuacan no fue sólo la segunda capital del territorio tolteca, sino que fue un punto
de partida para la conquista del sur de la Cuenca de México y de las tierras cálidas
de Morelos. Entre las poblaciones que sujeto Colhuacan y que fueron parte de su
dominio, fueron Xochimilco (nombre antiguo Xochiquilazco), Cuitláhuac, Mízquic,
Coyohuacan, Ocuilan y Malinalco; que estaban pobladas por diversos grupos
étnicos como los xochmecas o xochtecas, olmecas, xicalancas, quiyahuiztecas,
cocolcas y chalmecas, los cuales estaban emparentados con los olmecas
xicalancas de Puebla, con quienes estuvieron aliados hasta su conquista por parte
247
de Colhuacan (fig. 222 y 223). Al final de este periodo, la alianza tripartita terminó y
sólo Culhuacán o Colhuacan sobrevivió como bastión del poder tolteca (Jiménez,
1953: 22; Noguera, 1970: 93; Acosta, 2000: 59-61; Chimalpáhin, 2003a: 75-81 y
135; Davies, 2004: 132-133; García, 2004: 352-357 y 403-406; Lambarén, 2011:
117-120; Velázquez, 2012: 44).

Figura 223. Límites de las posibles áreas culturales de la Cuenca de México en el Posclásico Temprano.37 Basado en
Blanton, 1972a: 240-241; Blanton, et. al., 1981: 146-155; Parsons, et. al., 1982: 145 y 339-348; Cobean, 1990: 46-50 y
267-493; Acosta, 2000; 73-100; García, 2004: 352-357 y 403-406; Pérez, 2005b: 535-539; Parsons, 2007: 54-57; y 2008:
85; Lambarén, 2011: 117-120.

37
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en Sánchez, et. al.
(2007).

248
En cuanto a los asentamientos humanos del noreste del Lago de Chalco, estos
principalmente se ubicaron entre la planicie lacustre y pie de monte bajo, lo cual
pareciera estar señalando una fuerte relación con el modo de vida agrícola. Este
interés por ubicarse en estas zonas naturales quizás se debió a la fertilidad de la
tierra, a las técnicas agrícolas que se podían emplear en estas áreas y por la
cercanía con cuerpos de agua (Acosta, 2000: 265-266). Los asentamientos que se
situaron en las planicies lacustres del área de Ayotla-Ixtapaluca, fueron las aldeas
de Valle Verde-Loma Bonita (IX-LT-16 e IX-LT-17) e IX-LT-15. En la zona
transicional entre la planicie lacustre y pie de monte bajo, al suroeste de la sierra de
El Pino, se asentaron el pueblo de Tlalpizáhuac (IX-LT-19) e Izcalli Ixtapaluca (e IX-
LT-18); mientras que al sureste de la sierra de El Pino, lo hicieron las aldeas IX-LT-
14 e IX-LT-12; al norte de la sierra de El Pino, en las faldas del cerro Xolcuango, el
centro regional Tlatzalan (Portezuelo o TX-LT-53); y hacia las faldas de la sierra de
Río Frío, las aldeas de IX-LT-6 y San Buenaventura (CH-LT-1). En el pie de monte
bajo de la sierra de El Pino se establecieron las aldeas de Acozac (IX-A-26) e IX-
LT-13 y los pueblos IX-LT-8/IX-LT-9 e IX-LT-10/IX-A-11; y hacia la sierra de Río
Frío, el centro regional Jiménez Cantú-Cuatro Vientos (CH-LT-2 y CH-LT-4/CH-AZ-
5), el pueblo de Huixtoco (CH-LT-3) y las aldeas IX-LT-2, IX-LT-3, IX-LT-4, IX-LT-5,
IX-LT-7, CH-LT-7, CH-LT-8 y CH-LT-5. En la zona transicional entre pie de monte
bajo y pie de monte alto de la sierra de Río Frío, se asentaron las aldeas IX-LT-1 y
CH-AZ-6. Por último, se tiene el recinto ceremonial IX-LT-46, el cual se edificó en la
cima del cerro Tejolote Grande, en la zona natural de pie de monte alto (fig. 224)
(Blanton, 1972a: 99-140; Blanton, et. al., 1981: 146-155; Parsons, et. al., 1982: 143-
145 y 157-158; Vackimes, et. al., 1988: 12-14 y 20; Parsons, 2008: 85 y 96-97).

De acuerdo con el patrón de asentamiento, los materiales arqueológicos y las


fuentes históricas, se da un panorama de las unidades políticas del noreste del Lago
de Chalco y sus alrededores. Entre los sitios de primer rango o centros regionales
(pequeños) que dominaban la región noreste del Lago de Chalco, se encontraba
Tlatzalan (Portezuelo) y Jiménez Cantú-Cuatro Vientos, con sus respectivos
pueblos, aldeas y recintos ceremoniales aislados, y estos a su vez, pudieron haber
dependido de Otompan (ya que los materiales arqueológicos muestran un mayor

249
contacto con el norte de la Cuenca de México que con Colhuacan). Hacia el sur se
encontraba el centro regional de Xico, que posiblemente pertenecía al área cultural
de Mixquic y hacía el suroeste estaba Cuitláhuac, mientras que al oeste se
encontraba el centro regional de Colhuacan, que era el asentamiento que dominaba
gran parte del sur de la Cuenca de México. Sin embargo, hacia el sureste, se
encontraba Chalco y Chalchiuhmomozco (Amecameca), que no eran parte del
dominio tolteca, ya que las fuentes históricas no los señalan como parte de sus
conquistas. Y como parte de esto último, puede expresarse en el material cerámico,
un ejemplo es la cerámica Azteca I que, aunque también se producía en otras
regiones del sur de la Cuenca de México, en Chalco-Amecameca tenía variantes
que podrían estar señalando una identidad propia (Chalco Negro sobre
Anaranjado). Por otro lado, se tiene la cerámica Chalco Policromo o también
conocida como Chalco-Cholula Policromo, que se producía desde estos tiempos en
Chalco-Amecameca y en Cholula, lo que permite visualizar un mayor vínculo entre
estas regiones, en el caso de Cholula se han identificado tres grupos cerámicos:
Policromo Firme, Policromo Mate y Policromo Laca, siendo el primero que guarda
mayores semejanzas con el material cerámico de la región de Chalco-Amecameca.
Por último, hay que señalar que en tiempos posteriores (Posclásico Medio),
Chalchiuhmomozco y Cholula tenían una población que estuvo conformada
principalmente por olmecas xicalancas los cuales estaban emparentados y/o
aliados. Por lo cual se cree que Chalco y Amecameca tenían cierta dependencia o
semidependecia de Cholula (fig. 225) (Blanton, 1972a: 240-241; Blanton, et. al.,
1981: 148-155; Parsons, et. al., 1982: 341-351; Cobean, 1990: 282; Solís, 1994: 54-
55; Acosta, 2000: 73-101; Chimalpáhin, 2003a: 73 y 133; García, 2004: 352-357;
Peréz, 2005b: 535-539; Parsons, 2007: 55-57; Parsons, 2008: 85; Lambarén, 2011:
118-120).

250
Figura 224. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Temprano (Mazapa-Azteca I).38 Basado en
Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Vackimes, et. al., (1988), Chimalpáhin (2003a) y
Parsons (2008).

38
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).
Información del asentamiento Tlatzalan (Portezuelo/TX-LT-53), basada en la lámina 1 del Códice Xólotl y Mapa
de Coatlinchán.

251
Figura 225. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Temprano.39

Tlatzalan

¿En dónde se ubica el mítico Tlatzalan?

El asentamiento de Tlatzalan o Tlatzalan Tlalanoztoc se le ha asociado con el sitio


arqueológico de Cerro Portezuelo por parte de Henry Bigger Nicholson (1972) y con
Acozac por Raúl García Chávez y Luis Gamboa Cabezas (2001) (García, 2004:
190-195 y 230-231; Díaz, 2018: 19-21). Sin embargo, hay que señalar que ambas
propuestas están hasta cierto punto en lo correcto, aquí el problema recae en que
hay que diferenciar al asentamiento de Tlatzalan con el de Tlatzalan Tlalanoztoc, ya
que no se trata del mismo lugar. El primero corresponde a un asentamiento tolteca,
con una temporalidad que va del Posclásico Temprano a principios del Posclásico
Medio, mientras que el segundo está relacionado con un asentamiento chichimeca

39
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las posibles unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Blanton
(1972a), Blanton, et. al., (1981), Parsons, et. al. (1982), Acosta (2000), García (2004), Parsons (2007 y 2008) y
Lambarén (2011).

252
y con una temporalidad que correspondería con el Posclásico Medio; y que fue
fundado por Tlotzin Pochotl (Ramírez, 2001: 295-296).

Figura 226. Ubicación del sitio arqueológico Cerro Portezuelo (centro del asentamiento de Tlatzalan), paraje Tlazala
(periferia del asentamiento de Tlatzalan) y barranca honda Tlazala (¿parte del territorio de Tlatzalan?). Vista suroeste-
noreste. Tomada de Google Earth Pro.

Ambos asentamientos siguieron existiendo hasta principios de la época


novohispana pero ya no como poblaciones importantes, sino como pueblos
dependientes y con una baja densidad de población. Con el transcurso de los años
ambos asentamientos serían abandonados, en el caso de Tlatzalan su nombre se
conservó en un paraje ubicado al suroeste del cerro Cuatlapancan40 y en una
barranca de Coatlinchán (fig. 226),41 dejando huella de que esos lugares alguna vez
fueron parte de su territorio, mientras que Tlatzalan Tlalanoztoc (Santo Domingo
Tlalanoztoc) fue trasladado a un área con una topografía menos accidentada, esto
por la congregación de pueblos en Coatepec, quizás por ello, no hubo un arraigo

40
Comunicación personal de José Alfredo Mecalco Domínguez y Félix Rodríguez (habitantes de Coatepec).
Ambos me señalaron que había un paraje con el nombre de Tlazala hacia el suroeste del cerro Cuatlapancan
y justo hacia el oeste se encuentra el sitio de Portezuelo. Por tal motivo se infiere que Portezuelo es el mítico
Tlatzalan y que el paraje mencionado anteriormente, era antiguamente la periferia de este centro regional
tolteca.
41
Carta topográfica de Chalco de Covarrubias, 1:50 000. 2011. La “Barranca Honda Tlazala” se ubica al sureste
del poblado de San Miguel Coatlinchán.

253
identitario que contribuyera en la actualidad a la conservación de su nombre y
ubicación (Acuña, 1985: 129-140; Jalpa, 2009: 198).42

Por lo anterior, el sitio de Portezuelo viene a ser el antiguo asentamiento de


Tlatzalan, que también se le conoce arqueológicamente como Cerro Portezuelo o
TX-LT-53 (García, 2004: 229-230; Parsons, 2008: 96). Tlatzalan o Tlatzallan (Tla-
tzalan) es una palabra en náhuatl, que se deriva de tlalli = tierra y de tzalan = en
medio de o entre, por lo que se traduciría como “Entre las tierras” o “En medio de
las tierras”, relacionándolo con el topónimo y el paisaje se interpretaría como “Entre
los cerros”, “Entre las montañas” o “En medio de los cerros” (Peñafiel, 1897: 289;
Ramírez, 2001: 296; García, 2004: 230; Cortez, 2017: 137; Díaz, 2018: 26).

Figura 227. Topónimo de Tlatzalan en la Figura 228. Topónimo de Tlatzalan en el Mapa


lámina 1 del Códice Xólotl, en donde se Coatlinchán, en donde se le muestra como un
observa una familia tolteca (alrededor del pueblo o estancia dependiente del centro
1150 y 1200 d.C.). Tomada de regional de Coatlinchán. Tomada de
tlachia.iib.unam.mx. mediateca.inah.gob.mx.

El topónimo de Tlatzalan se ha identificado en la lámina 1 del Códice Xólotl y en el


Mapa de Coatlinchán (fig. 227 y 228). En el primero se observan dos cerros y entre
estos, unos dientes (tlantli) que estarían indicando la palabra “entre”. En el segundo

42
En el Códice Xólotl, se muestra la ubicación de Tlalanoztoc en la sierra de El Pino (época prehispánica) y en
la Pintura del pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos (1579), en los alrededores de
San Francisco Acuautla (época novohispana).

254
topónimo se observan dos incisivos superiores con sus raíces, los cuales estarían
representando los dos conjuntos de cerros y así mismo, la parte intermedia entre
ellos, mientras que el rectángulo que es la base de donde desplantan estos dientes,
nos está indicando una extensión de tierras (tlalli) (Castillo, 1979: 13; Yoneda, 2005:
130).43

Figura 229. Vista de la sierra de El Pino desde San Mateo Huexotla, Texcoco. A la izquierda el cerro Tejolote, a la derecha
el cerro El Pino y en medio de estos, el cerro Portezuelo o Xolcuango. Foto: Joshué Soto, 2016.

El Códice Xólotl debió ser elaborado en Texcoco ya que estos documentos son
parte de los linajes acolhuas-texcocanos, esto se corrobora al mirar desde este
punto hacia el sur, en donde es posible visualizar dos cerros “El Pino y Tejolote”,
aunque en realidad se trata de cuatro cerros: El Pino Grande, El Pino Chico, Tejolote
Grande y Tejolote Chico. Aquí lo que sucede es que desde esta perspectiva los
cerros más sobresalientes son los de mayor altura, destacando de esta forma el
cerro de El Pino Grande y Tejolote Grande. El tlacuilo que pintó la lámina 1 del
Códice Xólotl, sabía perfectamente que el asentamiento de Tlatzalan se encontraba

43
www.kanakue.com, página de apoyo para el estudio del náhuatl y sus ideogramas o glifos; y
tlachia.iib.unam.mx, en donde se desglosan los glifos que componen el Códice Xólotl. Ambas páginas fueron
de gran ayuda para ahondar más en el significado del topónimo de Tlatzalan.

255
en la parte central de dichos cerros, por lo cual plasmó ese paisaje natural-cultural
en este documento. Actualmente, el contexto arqueológico nos señala que
efectivamente hay un asentamiento tolteca en las faldas del cerro Xolcuango
(Portezuelo), el cual se encuentra entre ambos conjuntos de cerros, pero para ello
es necesario verlo desde el norte, donde se ubica Texcoco la antigua capital del
Acolhuacan (fig. 229). Otro documento acolhua, es el Mapa de Coatlinchán que
también permite ubicar a Tlatzalan hacia el sur de Texcoco, en un área comprendida
entre el altepetl de Coatlinchán, el Lago de Texcoco y la sierra de Río Frío (fig. 230).

Lago de Texcoco

Coatlinchán
Sierra de Río Frío

Tlatzalan

Figura 230. Ubicación de Tlatzalan en el Mapa Coatlinchán, en donde se observa que se encontraba al sur de Coatlinchán
para el periodo Posclásico Tardío. Tomado de mediateca.inah.gob.mx.

256
Durante el Posclásico Temprano, el patrón de asentamiento se volvió más disperso,
aumentó la población y surgieron un mayor número de aldeas y pueblos pequeños,
mientras que algunos de los centros poblacionales más grandes disminuyeron su
tamaño en comparación con el periodo Epiclásico, como es el caso de Portezuelo
(Tlatzalan). Estos cambios en el patrón de asentamiento dentro de la Cuenca de
México se debieron a la expansión del estado tolteca y al crecimiento de Cholula
(García, 2004: 231; Nichols, et. al., 2013: 59).

Las personas que se establecieron en Portezuelo lo hicieron en la suave pendiente


de las faldas del cerro Xolcuango (sierra de El Pino), entre los límites del pie de
monte bajo y planicie lacustre, en lo que fue el antiguo asentamiento del Epiclásico
(fig. 231 y 232) (Parsons, 2008: 96-97).

Figura 231. Límites aproximados del asentamiento de Tlatzalan en el periodo Posclásico Temprano. Basado en García,
2004: 229; Parsons, 2008: 85; Crider, 2013: 112.

257
Figura 232. Vista panorámica desde San Vicente Chicoloapan hacia el antiguo asentamiento de Tlatzalan (círculo rojo
punteado) y de los cerros Tejolote (izquierda), El pino (derecha) y Xolcuango (centro). Vista norte-sur. Tomada de Google
Earth Pro.

Ocupación tolteca

En el periodo Epiclásico, Portezuelo estaba habitado al parecer por grupos olmecas


xicalancas, que tenían una cierta alianza con los pueblos del sur de la Cuenca de
México y con los de la región de Puebla-Tlaxcala (Veytia, 1836a: 153; Tovalín, 1998:
188-189; Chimalpáhin, 2003a: 137; Crider, 2013: 124). A principios del Posclásico
Temprano, se da un proceso de disminución demográfica en la región, como
consecuencia de la migración de los grupos locales, esto por la llegada de nuevos
grupos étnicos (¿chichimecas toltecas?) y quizás por las erupciones volcánicas del
Popocatépetl acontecidas alrededor del 900 d.C. (Noguez, 2001: 205-207; Macías,
2005: 397-399).

Los nuevos habitantes se aculturizaron con la gente local y en otros casos, tuvieron
conflictos bélicos con ellos. Estos chichimecas toltecas (pretoltecas) se
establecieron en Portezuelo y llamaron al lugar Tlatzalan, aunque no tuvo el mismo
esplendor que cuando la habitaron los olmecas xicalancas, continuó siendo un
importante centro regional. En su máximo esplendor Tlatzalan llegó alberga arriba
de 1500 personas y dominó un área que comprendía la sierra de El Pino, el sureste

258
del Lago de Texcoco y el norte del Lago de Chalco, lo cual le propiciaba una gran
cantidad y variabilidad de recursos naturales. Por el tipo de materiales que utilizaron
sus habitantes se observa una influencia del Valle de Teotihuacán, en donde se
encontraba establecido Otompan, uno de los tres centros regionales que
conformaban la Excan Tlahtolloyan, por lo que se considera que Tlatzalan dependía
de este centro regional primario (Noguez, 2001: 205-207; Chimalpáhin, 2003a: 75;
Parsons, 2008: 96-97; Crider, 2013: 114-126). Los materiales arqueológicos
permiten identificar una subsistencia principalmente local, pero también se
evidencia un intercambio comercial y cultural con el Valle de Teotihuacán, Tula y la
región de Chalco-Mixquic (Crider, 2013: 120-126).

A finales del periodo Posclásico Temprano las fuentes históricas refieren que los
toltecas padecieron fuertes sequías y constantes guerras, lo que generó el declive
de su cultura. Sin embargo, Tlatzalan logró subsistir ante estas calamidades y pasó
a ser una de las poblaciones en donde se refugiaron algunos grupos toltecas, al
igual que en Culhuacán y Chapultepec (Alva, 1975: 274-285; Dibble, 1980b;
Chimalpáhin, 2003a: 79-81; García, 2004: 406). Es a principios del Posclásico
Medio en que Tlatzalan (TX-A-13) comienza a declinar, pasando a ser un pequeño
poblado del centro regional de Coatlinchán para el periodo Posclásico Tardío
(Parsons, 2008: 100-101 y 159; Nichols, et. al., 2013: 59).44

Materiales cerámicos

Las formas cerámicas que predominaron en Portezuelo para el periodo Posclásico


Temprano fueron muy diversas, entre las que se encuentran cajetes, cajetes
trípodes, molcajetes, sahumadores, cuencos, comales, cazuelas, vasijas
zoomorfas, figurillas antropomorfas, entre otras (fig. 233 y 234) (Gacía, 2004: 352-
357).

44
Mapa Coatlinchán.

259
Figura 233. Formas cerámicas Mazapa y Tollan. Tomada de García, 2004.

Figura 234. Formas cerámicas Azteca I Chalco-Mixquic. Tomada de García, 2004.

260
En Portezuelo (Tlatzalan) se han identificado tres complejos cerámicos que
corresponden al Posclásico Temprano: Mazapa, Tollan y Azteca I (Crider, 2013:
110-111).

El complejo cerámico Mazapa (pretolteca) se encuentra ubicado temporalmente


entre el 850 y 1000/1050 d.C., y los tipos cerámicos más característicos son el
Mazapa o Mazapan línea ondulada o también conocido como Mazapa Rojo sobre
Café, el Tolteca Rojo sobre Bayo o Sloppy Rojo sobre Natural, Joroba Anaranjado
sobre Crema y el X-Sitck Trailed o Pulido a palillos (fig. 235). (Cobean, 1990: 267-
289 y 303; Crider, 2013: 114-116). En Tula a este complejo se le llama Corral
Terminal y se caracteriza por que su presencia es muy escasa, en cambio, en la
región de Teotihuacán y Texcoco estos tipos cerámicos son más abundantes, lo
que permite suponer que esta cerámica era manufacturada en el oriente de la
Cuenca de México (Cobean, 1990: 282).

Figura 235. Tipos cerámicos del Posclásico Temprano (Mazapa). Modificada de Crider, 2013: 116; y de
www.faculty.luther.edu.

El complejo Tollan (tolteca) se ubica temporalmente en la última parte del periodo


Posclásico Temprano y comprende los tipos cerámicos Macana Rojo sobre Café o

261
Macana Rojo sobre Natural, Manuelito Café Liso, Crema Pulido o Proa Crema
Pulido, Jara Pulido o Jara Anaranjado Pulido, Ira Anaranjado Sellado, Toza Café
Alisado, Blanco Levantado, Sillón Inciso, Rebato Rojo Pulido, Alicia Calado,
Plumbate y una cerámica foránea similar a la de la Huasteca (fig. 236) (Cobean,
1990: 72 y 289-493; García, 2004: 336-337; Crider, 2013: 116-118). Los tipos
cerámicos más abundante en Portezuelo son el Macana Rojo sobre Café y Proa
Crema Pulido (variante local), esta misma cerámica también se encuentra presente
en el área de Teotihuacán, Tlalpizáhuac, Chalco e inclusive en pequeñas
cantidades, en el área de Yautepec (Crider, 2013: 116). Mientras que el tipo Jara
Anaranjado Pulido o Naranja a brochazos, que es el más común en Tula, en
Portezuelo se encuentra en bajas cantidades (Cobean, 1990: 303).

Figura 236. Tipos cerámicos del Posclásico Temprano (Tollan). Modificada de Crider, 2013: 117; y de
www.faculty.luther.edu.

El complejo Azteca I se define principalmente por dos tipos cerámicos, el Negro


sobre Anaranjado y el Chalco Policromo (Temprano) o Chalco-Cholula Policromo.
El Azteca I fue predominante en el sur de la Cuenca de México y en Xaltocan, pero
también en otros lugares de la Cuenca, sólo que en bajas cantidades. El Azteca I

262
Negro sobre Anaranjado se caracteriza por tener tres variantes, entre las que se
encuentra el Chalco, Mixquic y Culhuacán, que a su vez, tienen afiliaciones con la
cerámica de Cholula. En Portezuelo este complejo se encuentra en un bajo
porcentaje con respecto a los anteriores complejos, siendo los más representativos
el Chalco Negro sobre Anaranjado y Mixquic Negro sobre Anaranjado (fig. 237) (Op.
Cit.: 118).45 Con respecto a la temporalidad de la cerámica Azteca I Negro sobre
Anaranjado en sus variantes Mixquic y Chalco, estas han sido fechadas entre un
lapso de tiempo que va desde el ¿610?/790 al 1290/1450 d.C., siendo
contemporáneas con los complejos cerámicos Coyotlatelco y Rojo sobre Bayo
Burdo del Epiclásico, Mazapa y Tollan del Posclásico Temprano, y con el Azteca II
y Azteca III del Posclásico Medio-Tardío, aunque su mayor producción y uso fue en
el periodo Posclásico Temprano (Jiménez, 1953: 22; Acosta, 2000: 90-92;
Cervantes, et. al., 2007: 278-280).

Figura 237. Tipos cerámicos del Posclásico Temprano (Azteca I). Modificada de Crider, 2013: 118; y de
www.faculty.luther.edu.

45
Tipos cerámicos del Proyecto Cerro Portezuelo en www.faculty.luther.edu.

263
Mazapa/Tollan y Azteca I. Un área transicional

La región en donde se encuentra Portezuelo se caracterizó por ser un área en donde


se traslapan dos esferas cerámicas: el Mazapa/Tollan y el Azteca I (fig. 238 y 239).
Y justo la parte sureste de la Cuenca de México fue la frontera sociocultural entre la
esfera del norte (Mazapa/Tollan) y del sur (Azteca I); área que comprende el
presente estudio. Los asentamientos más representativos de esta configuración
macrorregional fueron Tula y Otompan al norte, y Cholula y Xochicalco en el sur,
siendo Colhuacan, Mixquic, Cuitláhuac, Xico, Xochimilco (Xochiquilazco), Chalco y
Amecameca (Chalchiuhmomozco) en donde coexistieron ambas esferas (García,
2004: 352-357; Parsons, 2007: 56-57).

Figura 238. Distribución de la cerámica Figura 239. Distribución de la cerámica Azteca I


Mazapa/Tollan en la Cuenca de México y áreas en la Cuenca de México y áreas vecinas.
vecinas. Tomado de Parsons, 2007: 56. Tomado de Parsons, 2007: 56. Elaborado por
Elaborado por Larry Gorenflo. Larry Gorenflo.

El Azteca I Negro sobre Anaranjado como se dijo anteriormente, tiene tres variantes
estilísticas con respecto a su ubicación geográfica, como son el Culhuacán, Chalco
y Mixquic. El tipo Chalco Negro sobre Anaranjado se encuentra distribuido desde la

264
orilla este y sureste del Lago de Chalco hasta el subvalle de Tenango y Amecameca,
apareciendo ocasionalmente en la región de Texcoco; el tipo Mixquic Negro sobre
Anaranjado se restringe al centro, sur y suroeste del Lago de Chalco (Xico-Mixquic)
y en bajas cantidades hacia el norte y noreste del Lago de Chalco; y el tipo
Culhuacán Negro sobre Anaranjado se concentra al oeste y suroeste de la
península de Ixtapalapa (Ixtapalapa-Xochimilco). En el área de Tláhuac-
Tulyehualco u oeste del Lago de Chalco ha sido detectada una cerámica muy similar
a la Azteca I Culhuacán Negro sobre Anaranjado, pero con ligeras particularidades,
a esta se le ha denominado como Acatla Negro sobre Anaranjado (fig. 240) (Acosta,
2000: 78-84; García, 2004: 354-355).

Figura 240. Distribución geográfica de la cerámica Azteca I: Culhuacán, Acatla, Mixquic y Chalco.46 Basado en Acosta,
2000: 79-85.

46
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86.

265
El Azteca I también se ha encontrado en abundancia en tres regiones fuera del sur
de la Cuenca de México. Una de ellas, es en Cholula en donde se identificó una
variante regional del Azteca I que tiene formas idénticas al tipo Mixquic. La segunda
es Xaltocan en el norte de la Cuenca de México, la cual fue elaborada en la región
de Ixtapalapa-Culhuacán y otra parte, se manufacturó localmente. Por último, se
encuentra Tetla en Chalcatzingo Morelos, donde se identificó un tipo de cerámica
similar al Azteca I, que lo estaría vinculando con la región sureste de la Cuenca de
México y la región de Puebla-Cholula (fig. 241) (Acosta, 2000: 86-89).

Figura 241. Distribución geográfica macroregional de la cerámica Azteca I. Tomado de Acosta, 2000: 86.

266
Wigberto Jiménez Moreno (1954-1955) llegó a proponer que los olmecas xicalancas
fueron los creadores del Azteca I y los responsables de la influencia de la Mixteca-
Puebla (Chalco-Cholula Policromo) hacia la región oriental de la Cuenca de México.
La anterior propuesta se hace viable para la región del noreste del Lago de Chalco,
ya que se considera que el sur de la Cuenca de México y la región de Puebla-
Tlaxcala, estaban pobladas por estos grupos étnicos durante el Epiclásico y a
propósito de esto, los fechamientos por radiocarbono señalan que la cerámica
Azteca I de la región de Xico-Chalco es muy temprana, con una antigüedad que
ronda entre los ¿610? y 790 años d.C. (Jiménez, 1953: 22; Acosta, 2000: 90-92).

Figura 242. Distribución geográfica de la cerámica Chalco Policromo (área de producción y con mayor abundancia).47
Basado en Parsons, et. al., 1982: 348.

47
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86.

267
Con respecto al tipo cerámico Chalco Policromo, este se asemeja a las variantes
Policromo Firme y Policromo Laca del Cholula Policromo, pero con ciertas
diferencias en su acabado de superficie, color y decoración. Esta cerámica se
distribuye principalmente en la región oriental del Lago de Chalco y en el subvalle
de Amecameca, además de aparecer ocasionalmente en Culhuacán, Ixtapalapa y
Tenayuca (fig. 242) (Acosta, 2000: 99-100). El Chalco Policromo parece ser ajeno
al área dominada por los toltecas, en cambio parece relacionarse con el área que
habitaban los olmecas xicalancas que no habían sido conquistados por los toltecas
de Culhuacán, teniendo como territorio el área de Chalco-Amecameca, justo en
donde abunda este material (Crider, 2013: 118 y 123-124; Chimalpáhin, 2003a: 75).

Figura 243. Distribución geográfica de la cerámica Mazapa/Tollan del área norte, centro, sur y sureste. 48 Basado en
Acosta, 2000: 305 y en Crider, 2013: 120-123.

48
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86.

268
El Mazapa/Tollan se ha propuesto que se divide en tres subcomplejos en la Cuenca
de México. Mazapa/Tollan del área norte (región de Zumpango), que es un grupo
de alfarería que se vincula con Tula. Mazapa/Tollan del área centro (región de
Teotihuacán, Cuauhtitlán, Texcoco e Ixtapalapa), este conjunto cerámico esta
caracterizado principalmente por los tipos cerámicos del Valle de Teotihuacán
(¿Otompan?). Mazapa/Tollan del área sur (región Chalco y Xochimilco), este
subcomplejo se vincula con el Mazapa del centro de la Cuenca de México, pero es
de una manufactura más sencilla (Op. Cit.: 305). Aunque podría mencionarse otro
grupo, que es el Mazapa/Tollan del área sureste o también denominado como grupo
Chalco, área que estaría comprendida entre el sur de la región de Texcoco, el este
de la península de Ixtapalapa y los alrededores del Lago de Chalco (fig. 243) (Crider,
2013: 120-123).

Otra dinámica que nos presentan los materiales es que en Portezuelo se ha hallado
cerámica Azteca I Negro sobre Anaranjado en sus variantes Chalco y Mixquic
(aunque en un bajo porcentaje), pero no se ha encontrado el tipo Azteca I Culhuacán
Negro sobre Anaranjado, a pesar de que Portezuelo y Colhuacan eran poblaciones
toltecas y aparentemente cercanas. Entre estos dos asentamientos no se observa
una relación tan directa, ya que en Colhuacan se tenía la preferencia de utilizar
vasijas del tipo Azteca I Culhuacán Negro sobre Anaranjado de producción local y
en menor proporción Mazapa/Tollan, mientras que en Portezuelo se utilizaban más
vasijas del tipo Mazapa/Tollan, algunas manufacturadas localmente y otras
importadas del norte de la Cuenca de México. Esta distribución de los tipos
cerámicos permite observar un mayor acercamiento de Portezuelo con la región de
Texcoco y el valle de Teotihuacán, en donde se encontraba Otompan, uno de los
centros regionales que conformaban la Excan Tlahtolloyan y que quizás por esto,
se nos pone un panorama en que Portezuelo o mejor dicho Tlatzalan, era
dependiente de Otompan. Estas diferencias cerámicas también podrían deberse en
parte a que los grupos del Posclásico Temprano tenían una composición étnica y
origen cultural particular, generando esos contrastes entre el área sur (Colhuacan),
noroeste (Tula) y noreste de la Cuenca de México (Otompan) (Cobean, 1990: 282-
364; Pérez, 2005b: 531-615; Crider, 2013: 114-123).

269
Arquitectura y otros materiales arqueológicos

En lo que se ha denominado el área central de Portezuelo (Tlatzalan) se identificó


un complejo arquitectónico perteneciente al periodo Posclásico Temprano, al que
se le atribuyó el nombre de complejo D, dicho conjunto se ubicó al norte del cerro
Xolcuango, entre las planicies lacustres del Lago de Texcoco y pie de monte bajo
de la sierra de El Pino (fig. 244) (Hicks, 2013: 73).

Figura 244. Ubicación del complejo D (círculo azul), área con mayor evidencia arqueológica del periodo Posclásico
Temprano. Tomado de Hicks, 2013: 75.

Las excavaciones arqueológicas en esta área permitieron identificar un complejo


residencial que estaba conformado por los restos de muros o cimientos de las
habitaciones, un patio hundido y un probable altar. Los materiales con que se
construyeron estos espacios fueron piedra, adobe y tepetate, así como estuco para
la superficie de las paredes y pisos. Todos los espacios arquitectónicos tenían una
orientación ligeramente de sureste a noroeste, teniendo entre 9 y 13 grados al este
con respecto al norte magnético (fig. 245) (Ibíd.: 81-82 y 84-85).

270
Figura 245. Complejo arquitectónico residencial. Tomada de Hicks, 2013: 82.

Figura 246. Plataforma rectangular del complejo D (altar). Vista suroeste-noreste. Tomada de Hicks, 2013: 84.

271
Con respecto al altar, este tenía una dimensión de 7m de oeste a este por 5m de
norte a sur. Estaba constituido por los restos de una plataforma que fue elaborada
con muros interiores de adobe y al exterior, estaba recubierta con piedras unidas
con una argamasa de lodo, su superficie exterior se recubrió con una especie de
estuco. Es muy probable que hacia el lado sur tuviera una escalera (fig. 246) (Ibíd.:
81-82).

El resto de las estructuras arquitectónicas de Portezuelo pertenecen principalmente


al periodo Epiclásico, pero es muy probable que algunas de estas hayan seguido
usándose en el Posclásico Temprano, e inclusive pudieron haberse reconstruido o
adosado algún elemento arquitectónico (Parsons, 2008: 96-97).

En el complejo D también se descubrieron treinta entierros que incluían niños,


adolescentes y adultos, algunos no tenían ofrendas, mientras que otros tenían una,
dos o hasta siete; en algunos casos, se pudo determinar una asociación con las
estructuras arquitectónicas, en donde sus muertos fueron depositados cerca o
debajo de la casa-habitación. También se hallaron siete urnas funerarias que
contenían restos humanos cremados (Op. Cit.: 82).

Figura 247. Ubicación de los yacimientos de obsidiana del centro de México, entre los que destacan la Sierra de las
Navajas (SH), Otumba (OM), Malpaís (MH), Paredón (PP), Ucareo (UM), Zacualtipan (ZH) y Zaragoza (ZP). Tomado de
Parry y Glascock, 2013: 178.

272
Estos antiguos pobladores utilizaron diversas materias primas para elaborar
herramientas y objetos de uso cotidiano y ritual. Entre las que destaca la obsidiana
y el pedernal con las que hacían núcleos, navajas, navajas prismáticas, puntas de
proyectil, cuchillos, entre otros. Con respecto a la obsidiana, esta se importaba
principalmente de la Sierra de las Navajas y en menor porcentaje de Otumba y
Ucareo (fig. 247) (Parry y Glascock, 2013: 179-182). El primer yacimiento estaba
controlado por Tula y el segundo posiblemente por Otompan, ambos eran
importantes centros regionales toltecas.

En este periodo de tiempo, en Tlatzalan se prefirió utilizar artefactos de molienda


con superficies cerradas para el procesamiento de diversas semillas, en lugar de
los de superficie abierta. Este tipo de objetos podían ser metates, morteros y manos
para moler (fig. 248 y 249). El tipo de superficie cerrada en los metates no era muy
eficiente para la molienda del maíz, lo que permite suponer que en el Posclásico
Temprano no había una dependencia total de este alimento, sino que pudo
equilibrarse con otros cultivos o consumirse en menor cantidad en comparación con
los otros. Caso contrario sucedió en el Clásico y Posclásico Tardío, en donde se
utilizaron metates de superficie abierta, lo cual sugiere que el alimento preferido
para alimentarse en Tlatzalan era el maíz. Con el basalto, tezontle, andesita y otro
tipo de rocas, también se hicieron esculturas, desfibradores de maguey, mazos,
hachas, alisadores, entre otros objetos (Biskowski y Watson, 2013: 213-222).

Figura 248 y 249. Metate cerrado y abierto (izquierda). Fragmento de metate cerrado (derecha). Tomadas de Biskowski y
Watson, 2013: 215-216.

273
Estos toltecas también utilizaron huesos de animales (tanto silvestres como
domesticados) que frecuentaban las orillas del lago y los campos agrícolas. Entre
las herramientas y objetos que elaboraron con sus restos óseos fueron cinceles,
punzones, agujas, alfileres, omichicahuaztin, silbatos, anillos, entre otros. Los
animales que más se utilizaron en Tlatzalan fueron venado, guajolote, pato, liebre,
conejo, tejón, perro, lobo o coyote, tortuga y otras especies de aves, mamíferos y
reptiles. También en ocasiones se hacía uso de huesos humanos, los cuales tenían
un carácter ritual y funcional (fig. 250) (Giddens, 2013: 203-211).

Figura 250. Omichicahuaztli elaborado con un hueso humano. Tomada de Giddens, 2013: 209.

El camino sagrado

Parece ser que el paisaje ritual fue muy importante en Tlatzalan, ya que este lugar
reúne varios elementos naturales, los cuales tenían una fuerte carga simbólica para
la vida cotidiana y ritual, pero que además eran importantes para la subsistencia de
los humanos. Entre estos elementos se encontraban los cerros, mesetas, lomas,
cuevas, planicies, ríos, manantiales, arroyos, barrancas, lagos y el cielo.

274
El mismo topónimo de Tlatzalan nos hace referencia sobre la importancia que tenían
los cerros en este lugar, como parte de la identidad, de su subsistencia y de sus
creencias religiosas. Los cerros más sobresalientes son el cerro Tejolote (Chico y
Grande) y El Pino (Chico y Grande), este conjunto de cerros (sierra de El Pino) eran
vitales para la región de Tlatzalan, ya que a través de ellos se obtenía agua potable
y tierras fértiles, por lo que debieron tener un culto particular (fig. 251).

Figura 251. Vista de la sierra de El Pino compuesta por el cerro Xolcuango o Portezuelo (derecha), El Pino (centro) y
Tejolote (izquierda). Vista noreste-suroeste. Foto: Joshué Soto, 2019.

Entre los cerros El Pino y Tejolote se encuentra una serie de barrancas que en
temporada de lluvias descienden el agua hasta las faldas de la sierra y de ahí
proseguían hacia el sur al Lago de Chalco y al norte, hacia el Lago de Texcoco. De
igual forma, lo hacia el cerro Portezuelo o Xolcuango, aunque de menor altura,
también era y es un importante captador de agua que provee el vital líquido. Como
se puede ver, los cerros aluden al mismo tiempo al agua y así mismo, con la
fertilidad y la vida-muerte. En la antigüedad, los cerros eran considerados como
ollas repletas de agua subterránea, la cual era liberada en la estación húmeda del
año, en forma de ríos, arroyos y manantiales. Estos espacios naturales-sagrados
además permitían establecer una comunicación entre el plano terrestre y divino
(Espinoza, 1963: 187-189; Meléndez, 2006: 40).

275
Entre los cerros Tejolote y El Pino, se encontraba también un paso natural para la
comunicación entre los pueblos de la región de Texcoco y la de Chalco. Al respecto,
las fuentes históricas nos hablan de un camino entre Ixtapalocan y Chimalhuacán,
para el periodo Posclásico Tardío, éste debió ser el que se encuentra en la parte
media de la sierra de El Pino (Chimalpáhin, 2003a: 383; Clavijero, 2009: 134).

Este camino por encontrarse en medio de estos cerros conlleva más allá de lo
cotidiano, siendo un lugar donde yace lo sacro, lo dual y lo liminal. Estos lugares
son espacios que vinculan el mundo subterráneo y celeste, pero también en ellos
están presenten los cambios de ecosistemas, como es en este caso, en que hacia
el norte era más árido y hacia el sur más fértil. La sierra de El Pino no sólo captaba
y aportaba agua para el Lago de Texcoco que era salado, sino que también lo hacía
para el Lago de Chalco que tenía agua dulce. Desde este punto es posible observar
este dualismo hacia el sur, ya que se encuentra bien representado por el volcán
Iztaccíhuatl y Popocatépetl, las montañas más altas y representativas para la
Cuenca de México (fig. 252).

Figura 252. Vista panorámica del camino entre la región de Texcoco y de Chalco. En primer punto de derecha a izquierda
se observan los cerros El Pino (Chico y Grande) y Tejolote (Chico y Grande), y al fondo los volcanes Popocatépetl e
Iztaccíhuatl. Vista noroeste-sureste. Tomada de Google Earth Pro.

El cerro de Xolcuango y el mismo asentamiento de Tlatzalan son parte de este


pensamiento dual ya que es el espacio en donde reside el centro y se sintetiza esta

276
contrariedad y complementariedad. Con respecto a esto, las estructuras
arquitectónicas del complejo D, que pertenecen al periodo Posclásico Temprano, se
caracterizan por estar orientadas entre 9 y 13 grados al este y respectivamente al
oeste, en un eje ligeramente sureste-noroeste (Hicks, 2013: 81). Que presentaría
un pensamiento en donde parece coincidir con la fertilidad, el temporal de lluvia y el
resurgir de la vida, mientras que al sureste es el área en donde se concibe el reposo
y descanso, es una dualidad en donde se ve lo activo y no activo, por así decirlo, y
a la inversa. Ya que la orientación que presentan las estructuras arquitectónicas
está relacionada con un alineamiento con la salida del sol los días 20-23 de
diciembre y con la puesta del sol los días 20-23 de junio. Entonces observamos que
las estructuras arquitectónicas se orientan hacia el solsticio de invierno y así mismo,
al solsticio de verano, en donde ambos presentan ideas contrarias y en ocasiones
a la inversa, ya que la muerte es así mismo vida, el fin nos señala que volverá haber
un inicio, hacia el este es donde sale el sol, pero también es donde se oscurece
primero y al contrario, hacia el poniente es donde se ve por última vez el sol. De
manera vertical, se puede estar abajo o arriba, eso depende de la perspectiva como
se vea, es un ejemplo de cómo estas antiguas sociedades tenían una cosmovisión
con varios matices de acuerdo a su espacio, modo de vida y tradiciones.

Cerro Tejolote Grande. Un recinto ceremonial tolteca

Este antiguo recinto ceremonial también es conocido como IX-LT-46. Su


construcción se llevó a cabo en la cima del cerro Tejolote durante el periodo
Posclásico Temprano, siendo reutilizado en el Posclásico Tardío (fig. 253) (Blanton,
1972a: 113).

Este montículo mide 15 metros de norte a sur por 10 metros de este a oeste y 1.5
metros de alto (Ibíd.). Algunas de las rocas con las que fue construido este recinto
estaban sin trabajar y se utilizaron como parte del núcleo de la construcción,
mientras que otras tenían un careo, que sirvieron como revestimiento de muros y
pisos. En la parte central del montículo, se observó que había una pequeña oquedad
de la que salía aire cálido y húmedo proveniente del interior del cerro; quizás por

277
ello, la construcción se hizo justo arriba de esta cavidad para darle un carácter de
mayor ritualidad (fig. 254). Es posible que antiguamente de ahí brotara agua,49 como
sucedía con el cerro Chalchiuhmomoztli durante el periodo Posclásico Temprano-
Medio, que en la actualidad es el cerro del Sacromonte de Amecameca
(Chimalpáhin, 2003a: 133).

Figura 253. Cerro Tejolote Grande. Vista este-oeste. Foto: Joshué Soto, 2018.

Figura 254. Restos del recinto ceremonial ubicado en la cima del cerro Tejolote Grande. Foto: Joshué Soto, 2017.

49
Comunicación personal de Jorge Almonaci Ayala (habitante de Ixtapaluca).

278
Entre los materiales arqueológicos que se identificaron en este espacio ritual son
tepalcates de ollas y cajetes, y otros de tipo ceremonial, pertenecientes a los
complejos cerámicos Mazapa y Azteca (Op. Cit.). Además, de unas cuantas lascas
y navajillas prismáticas de color verde y gris, y hacia el sur de la estructura
arquitectónica se halló una piedra con un pocito o xicalli, que medía 15 cm de
diámetro (fig. 255 y 256). Estos xicallis servían para colocar ofrendas de sangre o
de otro tipo (Montero, 2016: 23).

Figura 255. Xicalli ubicado al sur del Figura 256. Detalle del xicalli. Foto: Joshué Soto, 2017.
recinto ceremonial. Vista oeste-este.
Foto: Joshué Soto, 2017.

En este recinto ceremonial se observa físicamente esa comunicación entre el


mundo subterráneo y celeste, pero también esa idea innata entre el nacimiento y la
muerte que está bien representada por las fauces de un reptil o felino (cueva)
(Espinosa, 1963: 187-189). Por la orientación del montículo, en donde el largo se
encuentra en dirección norte-sur, podemos suponer que su acceso estaba hacia el
oriente que permitía la observación astronómica, el registro calendárico, la petición
de lluvias, y el culto y apreciación de los diversos elementos naturales-culturales
que se encontraban presentes en su entorno (fig. 257).

279
Figura 257. Vista de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl desde la cima del cerro Tejolote Grande. Foto: Joshué Soto,
2017.

Tlalpizáhuac

Tras ser destruido y abandonado el asentamiento de Tlalpizáhuac del Epiclásico,


un nuevo grupo cultural se estableció en el lugar durante el Posclásico Temprano,
haciendo resurgir a un nuevo Tlalpizáhuac con mayor extensión territorial y
monumentalidad (Limón, 2000: 29).

A través de un estudio de patrón de asentamiento y de los trabajos arqueológicos


hechos alrededor de la zona arqueológica permitieron visualizar un área más
extensa de lo que en un principio se pensaba. Por lo anterior, el antiguo
asentamiento de Tlalpizáhuac del Posclásico Temprano, comprendería la zona
arqueológica de Tlalpizáhuac y los sitios IX-LT-19, Rancho El Carmen y Geovillas
de Ayotla (Blanton, 1972a: 105; Pfannkuch y Granados, 1993: 19; Pulido y Moreno,
1993: 47-52; Tovalín, 1998: 29; Granados, 2002: 108; Pérez, 2005b: 535-539; Adán
Meléndez García, comunicación personal, 2017). Y aún podría ser mayor si
contemplamos el área 30 ha en dirección noroeste, rumbo hacia el pueblo de
Tlalpizáhuac, en donde se detectaron materiales muy similares a los de la zona
arqueológica que estaban mezclados con cerámica Azteca, estos últimos,
principalmente en el centro del pueblo (Pfannkuch y Granados, 1993: 19; Tovalín,
1998: 29-31 y 194). También es posible que se haya extendido hacia el sureste,
280
hasta los sitios de Izcalli Ixtapaluca e IX-LT-18, sin embargo, el patrón de
asentamiento se muestra como separado o discontinuo, posiblemente por
cuestiones geográficas, ya que antiguamente era el paso de un arroyo que se
abastecía de agua en temporada de lluvias; en la actualidad, esto se deja ver sobre
la calle principal de la U.H. de Izcalli que lleva a la carretera federal México-Puebla
(Blanton, 1972a: 104-105; Vackimes, 1988: 8). Por lo anterior, se vislumbra un
asentamiento de grandes dimensiones, que bien pudo ser un pueblo grande o
inclusive, un centro regional pequeño (fig. 258) (Tovalín, 1998: 193).

Figura 258. Límites aproximados del asentamiento de Tlalpizáhuac en el periodo Posclásico Temprano. Basado en
Blanton, 1972a: 105; Pfannkuch y Granados, 1993: 19; Pulido y Moreno, 1993: 47-52; Tovalín, 1998: 29-31 y 194;
Granados, 2002: 108; Pérez, 2005b: 535-539; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017.

Ocupación tolteca

Alrededor del 800 d.C. o un poco antes, grupos chichimecas-toltecas comenzaron


una migración que los llevó al norte de la Cuenca de México, en donde se aliaron
con otros grupos (como los otomíes), estos continuaron hacia el centro y sur de la
281
Cuenca de México e inclusive, hasta la parte norte de Morelos para conquistar y
extender sus territorios que posteriormente llamarían la “Toltecáyotl” (Paredes,
1990: 30-34; Noguez, 2001: 205-207). La llegada de esta gente a Tlalpizáhuac, se
dio entre el 800 y 900 d.C., en un principio debieron ser tributarios, pero a finales
del Epiclásico, estos decidieron rebelarse en contra de los grupos locales (olmecas
xicalancas), por lo cual se llevaron a cabo una serie de conflictos bélicos que dieron
como resultado la victoria de los chichimecas-toltecas. Esto mismo, parece ser que
se dio en otros asentamientos, ya que la frontera de los olmecas xicalancas se
contrajo hasta la región de Chalco-Amecameca (Pfannkuch y Granados, 1993: 22-
23; Tovalín, 1998: 158-161 y 190; Acosta, 2000: 82-85 y 99-100; Chimalpáhin,
2003a: 75). El asentamiento de Tlalpizáhuac estuvo abandonado por un corto
tiempo, quizás por las erupciones volcánicas acontecidas alrededor del 900 d.C.,
que propiciaron la migración de varios grupos humanos de la Cuenca de México y
región de Puebla-Tlaxcala (Pfannkuch y Granados, 1993: 22; Macías, 2005: 397-
398).

Al principio del Posclásico Temprano nuevamente hubo un reacomodo demográfico,


que dio como resultado la expansión territorial de los chichimecas o chichimecas
toltecas en gran parte de la Cuenca de México. Estas personas se aculturizaron con
algunos grupos locales y de otras regiones (como los nonoalcas), lo que contribuyó
al desarrollo de una nueva cultura, denominada como “Tolteca” (López, 1993a: 124;
Noguez, 2001: 199-207; Davies, 2004: 120-122).

El asentamiento de Tlalpizáhuac, se estableció en las ruinas de la antigua población


olmeca xicalanca y se caracterizó por tener una mayor extensión territorial y
monumentalidad, además de que tuvo contacto interregional con la región de Tula,
Otompan (Teotihuacán-Otumba), Golfo de México, Puebla-Tlaxcala, Mixteca,
Huaxteca, Bajío, Oaxaca y con Occidente de México. Tlalpizáhuac pudo haber sido
dependiente del pequeño centro regional de Tlatzalan (Portezuelo) y a su vez, de
Otompan, que era un centro regional primario que formaba parte de la Excan
Tlahtolloyan (Pfannkuch, et. al., 1993: 58; Granados, 1993: 76; Tovalín, 1998: 177;
Acosta, 2000: 305; Chimalpáhin, 2003a: 75-81).

282
Su declive aconteció alrededor del 1150 d.C., y parece ser que sufrió el mismo
destino que otras poblaciones toltecas que decayeron como consecuencia de las
sequias, hambrunas y conflictos internos (toltecas/nonoalcas), así como de una
guerra con grupos chichimecas, que vivían en el Occidente de México (Xalisco)
(Kirchoff, 1985: 269-271; Tovalín, 1998: 163 y 190; Noguez, 2001: 232;
Chimalpáhin, 2003a: 79-81; Davies, 2004: 151; Clavijero, 2009: 72).

Arquitectura de Tlalpizáhuac

El centro del asentamiento de Tlalpizáhuac (zona arqueológica) estuvo compuesto


por una arquitectura que tuvo cuatro etapas constructivas durante el Epiclásico y
posteriormente, por una última etapa que se realizó durante el Posclásico
Temprano.

Figura 259. Etapa constructiva 5. Tomada de Tovalín, 1998: 163.

283
La etapa 5 (900-1150 d.C.) se caracteriza principalmente por la superposición de
nuevas construcciones sobre las etapas anteriores que sirvieron como cimientos,
por la colocación de muros de adobe para la división de cuartos y por el empleo de
apisonados. Sin embargo, a algunas construcciones antiguas también se les hizo
reparaciones, ampliaciones y a otras se les adosaron nuevos elementos
arquitectónicos (figura 259). Las vasijas cerámicas que se utilizaron para este
tiempo fueron la Mazapa, Tollan y la de tradición local. Cabe aclarar, que esta etapa
constructiva es la más alterada por ser la más superficial, contando con pocos
vestigios arqueológicos, pero aun así, en los muros de los cuartos fue posible
identificar un sistema constructivo muy similar a los de Tula, lo que sugiere una
influencia tolteca en Tlalpizáhuac o que sus propios habitantes eran toltecas
(Pfannkuch y Granados, 1993: 22-23; y 32; Tovalín, 1998: 161-164 y 189-190;
Granados, 2002: 108-109).

Figura 260. Temazcal. Vista norte-sur. Foto: Tilman Pfannkuch. Tomada de Carrandi y Pfannkuch, 1993: 137.

En la estructura denominada como el temazcal, se halló una pintura que fue ubicada
temporalmente para el Posclásico Temprano (900-1200 d.C.) (fig. 260). Esta se
caracterizó por estas en la entrada de dicho espacio, al momento de su hallazgo

284
sólo se encontró la parte inferior, en donde se observaron las garras de dos felinos
viéndose de frente. Esta pintura se plasmó directamente sobre un sencillo aplanado
de barro, utilizando los colores blanco y azul maya (fig. 261) (Carrandi y Pfannkuch,
1993: 137; Limón, 2000: 30). Otro fragmento de pintura se presentó en uno de los
cuartos del sector oriente, el cual tenía una imagen de un círculo y una serie de
líneas, que se elaboraron con pigmentos azules, amarillos y de color blanco
(Granados y Pfannkuch, 1993: 37).

Figura 261. Pintura mural del temazcal. Dibujo: Jorge Carrandi Ríos. Tomada de Carrandi y Pfannkuch, 1993: 137.

Hacia el este, en el área conocida como Rancho El Carmen, en el área transicional


entre pie de monte bajo y la planicie lacustre, se detectó una plataforma con dos
cuartos (fig. 262). El sistema constructivo consistió en nivelar el área con piedra y
tierra, los muros se hicieron con piedras de basalto y tezontle unidas con lodo, y se
recubrieron con un aplanado de arena y cal, mientras que los pisos en un primer
consistieron en apisonados y posteriormente se estucaron. De acuerdo con los
materiales y formas constructivas se le ubica temporalmente en el Posclásico
Temprano y se considera que esta área fue una zona habitacional de alto estatus,

285
que era parte del centro del asentamiento; ligada a la zona arqueológica de
Tlalpizáhuac (Pulido y Moreno, 1993: 49-52). Mientras que a los extremos del
asentamiento (noroeste y sureste), es muy posible que se encontrarán las áreas de
cultivo y en donde vivía el resto de la población, entre ellos los artesanos y
campesinos, que eran el sostén de la sociedad de Tlalpizáhuac.

Figura 262. Espacio habitacional en el sitio de El Carmen. Vista norte-sur. Tomada de Pulido y Moreno, 1993: 51.

Materiales arqueológicos

En Tlalpizáhuac se usaron diversas materias primas para elaborar herramientas,


adornos, armas, objetos rituales y para la construcción de sus templos y viviendas;
algunas de estas, eran trabajadas de manera local y regional, y otras eran
importadas de otras regiones. Entre las materias primas que se utilizaron estaba el
barro, obsidiana, hueso, concha, jadeíta, basalto, pedernal, tule y otras plantas
lacustres, etc. (Favila, 2004: 65).

Las vasijas cerámicas que se utilizaron en este periodo fueron ollas, cazuelas,
comales, cajetes, cajetes trípodes, braseros, sahumadores y figurillas. Entre los
tipos cerámicos del complejo Mazapa o Corral Terminal se tienen el Mazapa Rojo
sobre Café y Joroba Anaranjado sobre Crema. Y del complejo Tollan el tipo Macana
Rojo sobre Café, Manuelito Café Liso, Manuelito Café al Negativo, Blanco
286
Levantado, Abra Café Burdo, Jara Anaranjado Pulido o Naranja a brochazos, Sillón
Inciso, Bordo Rojo, Toza Café Alisado, Tarea Rojo Pulido, Alicia Calado, Plumbate
o Plumbate Tohil, Anaranjado Fino, Falso Plomizo, Cholula Policromo, además de
cerámica con decoración al fresco y decoración cloisonné, y cerámica proveniente
de la Huasteca y del área central de Veracruz (figs. 263-265). Muchos de estos tipos
fueron de producción local/regional y pertenecen a la tradición cerámica del área
cultural del Lago de Chalco o sureste de la Cuenca de México, mientras que otros
provenían de la región de Tula, Teotihuacán, Puebla-Tlaxcala, Mixteca, Huasteca,
Veracruz, Oaxaca y del Soconusco (área maya-costa del Pacífico) (Pfannkuch, et.
al., 1993: 57-71; Tovalín, 1998: 119-136).

Figura 263. Tipos cerámicos del Posclásico Temprano. Modificada de Tovalín, 1998.

287
Figura 264. Vasija antropomorfa del tipo Plumbate. Tomada de Nalda, Figura 265. Vaso con pedestal del tipo
2002: 57. Anaranjado Fino. Tomada de Tovalín,
1998.

Los tipos cerámicos que se han detectado en la periferia del asentamiento de


Tlalpizáhuac (área sureste), pertenecen principalmente al complejo Mazapa, el cual
está representado por el tipo Joroba Anaranjado sobre Crema y el Mazapa Rojo
sobre Café. Mientras que el complejo Tollan está representado por los tipos Abra
Café Burdo, Jara Anaranjado Pulido, Macana Rojo sobre Café, Macana variante
festonado, Proa Crema Pulido, Manuelito Café Liso, Blanco Levantado e Ira
Anaranjado Sellado (Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017).

En Tlalpizáhuac, los complejos Mazapa y Tollan se caracterizan por tener una


temporalidad más temprana que en otras regiones, comenzando su desarrollo entre
el 800 y 850 d.C. Los tipos cerámicos más representativos y tempranos de
Tlalpizáhuac son el Mazapa Rojo sobre Café, Joroba Anaranjado sobre Crema,
Toza Café Alisado y Blanco Levantado (Tovalín, 1998: 158-161).

288
Figura 266. Cuchillos de obsidiana. Tomada de Lalo, 1993.

Otro material que fue muy utilizado en Tlalpizáhuac fue la obsidiana, haciendo uso
de dos tipos de obsidiana, una de color gris que provenía del yacimiento de Otumba
y la otra de color verde que era extraída del yacimiento de la Sierra de las Navajas.
Aparentemente no había una preferencia por utilizar alguna obsidiana para la
elaboración de determinados artefactos como sucede en otros lugares. En
Tlalpizáhuac se hallaron objetos elaborados por medio de la técnica de talla como
fueron cuchillos, raspadores, navajillas prismáticas, puntas de proyectil, lascas y
excéntricos (fig. 266), pero también de otro tipo de objetos que se manufacturaron
a través de la técnica de pulido como fueron cuentas, un pendiente e incrustaciones,
como es en el caso de los ojos de una escultura (Granados, 1993: 76-79; y 2002:
112; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017).

En Tlalpizáhuac se descubrieron morteros, metates, manos de molienda y


esculturas de basalto; alisadores, clavos y almenas de tezontle; hachas de piedra
verde y también de basalto; puntas de proyectil y cuchillos de pedernal; cuentas
labradas en diferentes materiales como pizarra, caliza, serpentina y otro tipo de
piedras verdes; orejeras de jadeíta; espejos de hematita; pectorales, pendientes,
cuentas y pulseras de concha asociadas a entierros (fig. 267); cuentas,
omichicahuaztin, punzones y agujas de hueso; y otro tipo de artefactos (Granados,
1993: 78-82; y 2002: 112-113; Granados, et. al., 1993: 120128; Tovalín, 1998: 164-
181; Favila, 2004: 65).

289
Figura 267. Pectoral de concha, hallado como parte de la ofrenda del entierro 5 (izquierda) y joyel de Quetzalcóatl,
elaborado con una concha de turbinella angulata, que proviene del caribe mexicano (derecha). Tomada de Lalo, 1993.

Obtención de recursos naturales y actividades económicas

El lago y la sierra permitieron que estos antiguos pobladores subsistieran mediante


una economía mixta, a partir de diferentes actividades laborales. Una de ellas fue la
cacería de diferentes especies como el venado, liebre, conejo, pato, garza, entre
otras, que proveyeron la obtención de recursos alimenticios, para la vestimenta,
herramientas y otros objetos. La pesca de diversas especies del lago y la
recolección de insectos, anfibios, moluscos y crustáceos, también conllevaron a una
rica dieta entre los habitantes de Tlalpizáhuac, combinando así, proteínas y
vitaminas que necesitaban para su bienestar. Además, el cultivo contribuía en gran
medida a esa dieta mixta y variada de la población, principalmente con frijol,
amaranto, chile, calabaza, huauzontle y maíz, así como frutos y legumbres que eran
recolectados en la región o que llegaban a través del intercambio comercial con
otras regiones. La recolección de plantas también sirvió para condimentar ciertos
alimentos, como medicamentos, para la confección de vestimenta y la elaboración
de productos de cestería y cordelería. La sierra de El Pino aparte de contribuir con
agua potable y alimento vegetal y animal, tenía canteras de piedra volcánica que
permitieron la obtención de suficiente material para la construcción de sus templos
y viviendas (Granados, et. al., 1993: 118; Granados, 2002: 110; Favila, 2004: 177-
179).

290
¿Quiénes habitaron Tlalpizáhuac?

Se ha propuesto que la desaparición de la cerámica Coyotlatelco en la región se


debe a la llegada de nuevos grupos que estaban relacionados con los toltecas, los
cuales introdujeron la cerámica Mazapa a finales del periodo Epiclásico y principios
del Posclásico Temprano (Pfannkuch y Granados, 1993: 16-17; Tovalín, 1998: 24).

Los materiales cerámicos del complejo Mazapa y Tollan que se utilizaron en los
asentamiento de Tlalpizáhuac, Portezuelo y Jiménez Cantú-Cuatro Vientos nos
indican que esta área cultural comprendida entre la parte noreste del Lago de
Chalco y sureste del Lago de Texcoco tenía una identidad propia pero vinculada
con los toltecas, ya que se deja ver una influencia por parte del área de Teotihuacán-
Otumba y Tula, y en menor proporción con Culhuacán, Chalco-Amecameca y el
resto del sur de la Cuenca de México; ya que la cerámica Azteca I que predomina
al sur, se encuentra en un bajo porcentaje en la región de estudio (Parsons, et. al.,
1982: 143-145 y 339-343; García, 2004: 231; Pérez, 2005b: 535-539; Crider, 2013:
114-123). La obsidiana es otro material diagnóstico que permite visualizar una
interrelación entre el noreste del Lago de Chalco con la región norte de la Cuenca
de México (yacimientos de Otumba y Sierra de las Navajas) (Granados, 1993: 76).
El sistema constructivo de Tlalpizáhuac que lo vincula con Tula durante el
Posclásico Temprano, es otro dato que apoya la propuesta de que en este
asentamiento y en la región noreste del Lago de Chalco, se encontraba gente con
un modo de vida tolteca (Pfannkuch y Granados, 1993: 22-23).

Al respecto de estos toltecas o chichimecas toltecas, se dice que venían del


noroeste de México, específicamente de la población de Huehuetlapallan, de la cual
fueron desterrados y por ello, comenzaron una migración que duró 104 años
(Paredes, 1990: 33). Esto es referido por Francisco Javier Clavijero de la siguiente
manera:

La primera nación de que tenemos algunas aunque escasas noticias es la de los toltecas.
Estos desterrados, según dicen, de su patria Huehuetlapallan, país, según conjeturas, del
reino de Tollan, de donde tomarían el nombre, situado al norte o noroeste del Nuevo México,
comenzaron su peregrinación en el año 1 técpatl, que fue el 511 de la Era Vulgar. En cada

291
lugar se detenían el tiempo que les sugería su antojo o exigían las necesidades de la vida.
En donde les parecía oportuno hacer más larga mansión, fabricaban casas, cultivaban la
tierra y sembraban las semillas de maíz, de algodón y otras que consigo llevaban para
proveerse de alimento y vestido. Así vagaron,… 104 años, hasta arribar al lugar que llamaron
Tollantzinco,…

En toda su larga peregrinación iban siempre regidos de cierto número de capitanes o señores,
que eran siete cuando arribaron a Tollantzinco… apenas pasados 20 años se retiraron 14
leguas hacia el poniente a las riberas de un río en donde fundaron la ciudad de Tollan o Tula,
del nombre de su patria, la más antigua de la tierra de Anáhuac y una de las más celebres
en la historia mexicana (Clavijero, 2009: 68).

Los toltecas estaban divididos principalmente en dos grupos, por un lado, los
chichimecas toltecas que tenían un culto hacia Tezcatlipoca y por el otro, los
nonoalcas que adoraban a Quetzalcóatl (Jiménez, 1941: 81; y 1953: 20 y 24-25;
Davies, 2004: 133). Como se ha mencionado anteriormente, estos chichimecas
toltecas provenían del noroeste de México y su cultura en esencia ya se encontraba
definida desde el 700 d.C., a la que se le ha denominado como “prototolteca”
(Noguez, 2001: 206). Durante su migración hacia el centro de México, fundaron
algunos pueblos y en otros se aculturizaron con los pueblos locales, el primero que
fundaron fue Tlapalanconco, después continuaron hasta llegar a Xalisco, luego a
hacia las costas en un lugar llamado Chimalhuacán Atenco, para proseguir hacia el
oriente hasta Túxpam (Toxpan), posteriormente a Quiahuiztlán Anahua, Zacatlan,
Tutzapan, Tepetla, Mazatepéc, Ziuhcóhuatl, Iztachuexucha, hasta llegar a
Tulancingo en donde vivieron varios años, por último se movilizaron a Tula, la cual
sería la cabecera principal de la Toltecáyotl (Sahagún, 2006: 578; Alva, 1975: 266-
269).

Los nonoalcas en cambio, no tienen un origen tan preciso, sin embargo, se ha


propuesto que son parte de los pipiles, a los cuales se les ha relacionado con los
teotihuacanos que vivían en Cholula durante el periodo Clásico y que fueron
expulsados por los olmecas xicalancas alrededor del 750 – 800 d.C., por lo que
comenzaron un largo peregrinaje que pudo haberlos llevado hasta el sur de
Centroamérica, donde aprendieron e intercambiaron diversos conocimientos. De
forma más precisa, hicieron un recorrido desde el área de Tabasco y sur de

292
Veracruz, pasando por Coatzacoalcos, por Quiahuiztlán, Huexotla (Huejutla) y
Tulancingo, para posteriormente establecerse en Tula (Op. Cit.: 206-207).

Los nonoalcas estuvieron conformados por diversos grupos étnicos debido a su


largo peregrinaje, lo que a su vez les permitió un alto grado de desarrollo cultural
que los asocia con esa grandeza cultural tolteca que se menciona en las fuentes
históricas, pero también esta grandeza se debía a que eran parte de ese legado
teotihuacano. Los chichimecas toltecas se vieron beneficiados de este amplio
conjunto de conocimientos y habilidades al momento de aculturizarse con los
nonoalcas, ya que adquirieron un alto estatus cultural, aunque no del todo como lo
deja ver la arqueología en Tula (Jiménez, 1953: 24-25; Noguez, 2001: 206-207;
Florescano, 2003: 231; Davies, 2004: 121). La gente nonoalca era considerada
como extranjera y como un grupo de refugiados, estos no hablaban náhuat en un
principio, pero como parte de la aculturización con otros grupos culturales, estos
fueron nahuatizados (Jiménez, 1953: 23-25).

Como se puede leer, la sociedad tolteca estaba conformada por diversos grupos
culturales, que dependiendo de la región se encontraban en mayor o en menor
número. En algunos casos se dieron alianzas matrimoniales entre diferentes
grupos, generando así, una aculturación y en otros casos, los grupos optaron por
mantenerse con su propia identidad. Entre los grupos culturales que constituían la
Toltecáyotl, estaban chichimecas, chichimecas toltecas, nonoalcas, huastecos,
otomíes, chichimecas colhuas y posiblemente en bajo porcentaje olmecas
xicalancas, entre otros. Además, hay que tener en cuenta que estos grupos tenían
subdivisiones, lo que conllevo a que fuera una sociedad multiétnica, algunos
ejemplos son los: acxotecas, teotenancas, cuixcocas, temimilolcas, ihuipanecas,
cuetlaxtecas, cozcatecas, cuitlapiltzincas, pantecas, aztatecas, entre otros muchos
que fueron parte de la Toltecáyotl y que áun desconocemos (Kirchhoff, 1985: 257-
271; Noguez, 2001: 206-207; Chimalpáhin, 2003a: 115).

De manera general a los toltecas (chichimecas toltecas/nonoalcas) se les ha


considerado como personas diestras en las artes, técnicas y oficios, que sabían
trabajar las piedras preciosas y conchas, que tenían un amplio conocimiento en

293
plantas medicinales, que eran hábiles con el trabajo de plumaria y los metales, que
eran astrónomos, pintores, lapidarios, carpinteros, tejedores, filósofos, poetas,
cantores, músicos, danzantes, etc. (fig. 268). Las fuentes mencionan que también
eran buenos hombres, virtuosos, vestían con mantas de algodón, hablaban náhuat,
físicamente eran fuertes y altos, se alimentaban de maíz y demás semillas, y eran
muy devotos a Quetzalcóatl; aunque también una parte de ellos, lo era a
Tezcatlipoca (Alva, 1975: 273-274; Noguez, 2001: 207; Sahagún, 2006: 578-581).

Figura 268. Astrónomo tolteca. Códice Florentino, lib. X, f. 118.

Los toltecas y Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl

La historia de los toltecas está estrechamente relacionada con Quetzalcóatl y a su


vez, con personajes como Mixcóatl, Huémac, Totepeuh y Tezcatlipoca, en
ocasiones, esta llega a ser confusa ya que muestra facetas que van de lo histórico
a lo mítico y a la inversa (cuadro 4) (Noguez, 2001: 204). La respuesta puede recaer
en que no sólo hubo un Quetzalcóatl y un Huémac, sino que al menos dos o tres en
diferente momentos de la historia de los toltecas, otra cuestión es que la Toltecáyotl
no sólo era Tula sino que un conjunto de aldeas, pueblos y centros regionales (fig.
269), por lo que en ocasiones las fuentes históricas podrían estar refiriéndose a
Huehuetlapalan, Tlapalan, Tula, Teocolhuacan o Colhuacatepec, Colhuacan,
Tulancingo u otra población importante, o de manera general a lo que se ha
denominado como reino, Toltecáyotl o lo que pudo haber sido una Mesoamérica

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tolteca (fig. 270). También es importante tener presente que la población tolteca, al
menos en Tula, estaba dividida principalmente en dos grupos culturales, los toltecas
chichimecas y nonoalcas, lo que nos da la pauta para pensar que Tula en algunos
momentos pudo haber tenido un gobierno dual, como sucedió con Cholula,
Tenochtitlán, Tlacochcalco Tlalmanalco, Amecameca, entre otras.

Memorial de
Leyenda de los Sumaria relación de las cosas de la
Anales de Cuautitlan Colhuacan
Soles Nueva España (Fernando de Alva
(Domingo
Ixtlilxóchitl)
Chimalpáhin)
Mixcoamazatzin Mixcóatl Chalchuhtlanextzin
¿o Totepeuh? (Gobernante) Tula
(Gobernante) ¿Teocolhuacan, * Parece ser que no era la cabecera de la
¿Teocolhuacan, cabecera cabecera de la Toltecáyotl
de la Toltecáyotl? Toltecáyotl?
Apanécatl, Colton y Ixtlilcuecháhuac o Tzacatécatl Mitl
Huetzin o Huémac II Cuilton Tula
Tula ¿Teocolhuacan, * Parece ser que no era la cabecera de la
cabecera de la Toltecáyotl
Toltecáyotl? Huetzin
Ihuitímal
* Impostores en el o Huemac II
Tula ¿Quetzalcóatl I?
gobierno Tula
*¿Gobernó Tula?
Quetzalcóatl I Quetzalcóatl I * ¿Tenía otro
(Gobernante y Totepeuh
(Gobernante y sacerdote) nombre?
sacerdote) Tula
Tula
Tula
Matlacxóchitl Nacázxoc
Tula Nequámetl Tula
Tula
Nauhyotzin Mitl
Tula Tula
Tlatlacatzin
Tula Xiuhtlaltzin
Matlaccoatzin Tula
Tula
Huitzilpopoca * Esposa de Mitl, gobernó cuatro años
Tlicohuatzin Tula Tecpancaltzin
Tula Tula
Huémac III
Tula Huémac III
Huémac III o Tula
Atecpanécatl y Quauhtli
o Quetzalcóatl II
(Gobernante y sacerdote) Quetzalcóatl II
Tula (Gobernante y
* Gobierno dual con Huémac III sacerdote) Meconetzin o Quetzalcóatl ¿II o III?
Quauhtli Tula Tula (Gobernante y sacerdote)
* ¿Gobierno dual Tula
con Huémac?
Huémac III o
Quetzalcóatl III ¿Huémac III?
(Gobernante y sacerdote) (Gobernante y
Tula sacerdote)
Tula
Matlacxochitzin
Tula

Cuadro 4. Gobernantes de Tula y Teocolhuacan.

295
Figura 269. Límites aproximados de la Toltecáyotl del centro de México y sus principales poblaciones Tula, Tulancingo y
Teocolhuacan o Culhuacán viejo. Tomado de Kirchhoff, 1985: 267.

Figura 270. Límites aproximados de una posible Mesoamérica “tolteca-maya” y su relación con las migraciones toltecas.
Basado en Alva, 1975; Kirchhoff, 1985: 267; Códice Chimalpopoca, 1992; Nicholson, 2001; Nalda, 2002: 55; Chimalpáhin;
2003a; Davies, 2004: 134.

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Ya como tal, los inicios de la historia tolteca nos hablan de Mixcóatl o Totepeuh
como el primer gobernante (chichimeca) del reino tolteca y en otras, como el caudillo
o Dios patrono que trajo a los chichimecas toltecas al centro de México, en el caso
de cuando es el caudillo se le atribuye que es el señor de estos chichimecas toltecas
durante su migración y el título de gobernante de Tula, se lo deja como legado a su
hijo Quetzalcóatl (Códice Chimalpopoca, 1992: 5-7; Nicholson, 2001: 7-9). Las
fuentes nos hablan también de que los toltecas chichimecas y nonoalcas fueron
migrantes y que en su trayecto fundaron varios pueblos, lo que nos habla de que no
sólo hubo un caudillo, sino que eran varios, quizás por ello, hay tal confusión entre
Mixcóatl y Huémac (Huémac I). Al respecto, en los Anales de Cuauhtitlan se relata
que:

Se hicieron reyes estos chichimecas que aquí se nombran: Mixcóhuatl, Xíuhnel, Mímich,
Quahuícol; luego estos: Itztlacoliuhqui, Nequámetl, Amímitl, Iquéhuac, Nahuacan;…

En seguida eligieron ahí un noble chichimeca, que siempre los había de acaudillar. Hicieron
un pendón blanco, que había de portar su caudillo adonde fuera y donde se pusiera para ser
visto y para que ahí se juntaran…

… y se diseminaron los chichimecas que fueron por todos rumbos, de pueblo en pueblo, por
Michuacan, Cohuixco, Yopitzinco, Totollan, Tepeyácac, Cuauhquechollan, Huexotzinco,
Tlaxcallan, Tliliuhquitépec, Cacatlantonco y Tototépec. Unos regresaron y marcharon a
Cuextlan; otros se dirigieron a Acolhuacan y anduvieron vagando de aquí para allá (Anales
de Cuauhtitlan, 1992: 6).

Mientras que Fernando de Alva Ixtlilxóchitl menciona que:

… y esta tierra le pusieron Tlapalanconco a significación de su patria, y el descubridor de esta


tierra se llamaba Cecatzin; y casi al último de estos años se juntaron dos cabezas principales
y los otros cinco inferiores a tratar si se quedarían en esta tierra u si pasarían más adelante.
Se levantó entre ellos un gran astrólogo que se decía Huemantizn, diciéndoles:… no les
convenía estarse allí… que hacia donde sale el sol era tierra larga y próspera… (Alva, 1975:
266).

297
Como se puede ver, hubo varios dirigentes chichimecas y chichimecas toltecas, y
así mismo de nonoalcas, que al establecerse en el Altiplano Central comenzaron a
aculturizarse con otros grupos y en conjunto se les conoció con el nombre de
toltecas. Entre los dirigentes más mencionados por las fuentes históricas se
encuentran Mixcóatl y Huémac. Los chichimecas toltecas bajo el mando de Huémac
I, partieron con destino hacia el norte de la Cuenca de México, mientras que los
chichimecas colhuas de Mixcóatl hacia el área que comprende Toluca, sur de la
Cuenca de México y norte de Morelos; estas regiones en donde se establecieron
los chichimecas de Mixcóatl, ya se encontraba habitada desde hace mucho tiempo
por otomíes, olmecas xicalancas, nonoalcas y otros grupos. Estos chichimecas de
Mixcóatl se aculturizaron con estos grupos mediante alianzas y conquistas,
aproximadamente entre el 800 y 900 d.C. (Orozco, 1880: 36-37; Jiménez, 1953: 18;
Paredes, 1990: 30-33; Noguez, 2001: 205-208; Chimalpáhin, 2003a: 73-75;
Velázquez, 2012: 44). Parte de esta reseña histórica de la migración de Mixcóatl es
mencionada en la Leyenda de los Soles, que se relata a continuación:

… y se fué a combatir en el lugar nombrado Comallan:... Cuando lo supieron los comalteca,


vinieron al encuentro de Mixcóhuatl y le pusieron comida; sólo con eso le aplacaron.
Seguidamente fué a Teconma, y de igual manera le aplacaron... Luego fué a Cocyama, donde
combatió;… se fue a Huehuetocan, y también combatió;… fue a Pochtlan y también peleó.

Luego fué Mixcóhuatl a conquistar en Huiznáhuac: a su encuentro salió la mujer Chimalman,


que puso en el suelo su rodela, tiró sus flechas y su lanzadardos, y quedó en pie desnuda,
sin enaguas ni camisa. Viéndola, Mixcóhuatl le disparó sus flechas: la primera que le disparó,
no más le pasó por encima y ella sólo se inclinó; la segunda que le disparó, le pasó junto al
costado, y no más doblegó la vara; la tercera que le disparó, solamente la cogió ella con la
mano; y la cuarta que le disparó, la sacó por entre las piernas. Después de haberle disparado
cuatro veces, se volvió Mixcóhuatl y se fue. La mujer inmediatamente huyó a esconderse en
la caverna de la barranca grande (Leyenda de los Soles, 1992: 124).

Al respecto de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, este fue hijo de Mixcóatl (también


conocido como Camaxtli o Totepeuh) y Chimalma. Este Quetzalcóatl es identificado
como el primero en relación con la historia de Tula, por lo que se le ha denominado
como Quetzalcóatl I, para su mejor identificación; también se le asocia con los

298
nombres de Kukulkán y Huemac II; aunque con este último no se está muy de
acuerdo (Veytia, 1836a: 161; Orozco, 1880: 36; Paredes, 1990: 30).

Figura 271. Vista de las tres estelas de Xochicalco, relacionadas con Ce Ácatl Topiltzin y con la divinidad Quetzalcóatl.
Tomada de Piña, 1985.

El encuentro entre Mixcóatl y Chimalma dio como resultado un proceso de


aculturación entre un grupo chichimeca y uno que se ha considerado de alta cultura
(¿nonoalca?). Fue así que alrededor del año 900 d.C., nació el famoso Ce Ácatl
Topiltzin (o también llamado Tepoztécatl) en Michatlauhco; ubicado en la actualidad
en las cercanías del pueblo de Amatlán, perteneciente al municipio de Tepoztlán en
el estado de Morelos. Algunas fuentes refieren que este niño mestizo, fue huérfano
a temprana edad, ya que su madre Chimalma murió al momento de su nacimiento,
mientras que su padre Mixcóatl pudo haber sido asesinado antes de que Topiltzin
naciera o posteriormente, por lo que fue educado por sus abuelos maternos. Siendo
ya joven, Ce Ácatl Topiltzin adoptó el culto y el nombre de Quetzalcóatl en
Xochicalco (fig. 271), es entonces que Topiltzin Quetzalcóatl llevó los restos de su
padre al Mixcoatépetl ubicado en Teocolhuacan (donde alguna vez gobernó
Mixcóatl), es ahí donde peleó con Ihuitímal (también llamado Atecpanécatl) para
recuperar el gobierno que le correspondía por legitimidad. Al cabo de diesciséis

299
años que gobernó en Teocolhuacan, decidió migrar a Tulancingo donde se
estableció por cuatro años, luego se fue a Cuextlan con los huastecos y
posteriormente, volvió a Tulancingo, en donde acudieron los toltecas para pedirle
que los gobernará en su principal asiento, que era Tula; es a partir de ese momento
que Tula va a ser la cabecera de la Toltecáyotl. (Veytia, 1836a: 21; Orozco, 1880:
36-37; Jiménez, 1941: 80-81; y 1953: 18-21; Dubernard, 1982: 211-217; Kirchhoff,
1985: 258-272; Paredes, 1990: 31-32; Códice Chimalpopoca, 1992: 7 y 124-125;
Nicholson, 2001: 7-10 y 13-14; Noguez, 2001: 205; Florescano, 2003: 202-207).

Figura 272. Ce Ácatl Topiltzin haciendo autosacrificio con espinas de maguey. Códice Florentino, lib. III, f. 10.

La historia o mejor dicho las historias de Quetzalcóatl, han generado una gran
confusión a través de los años, ya que estas se han entremezclado. Primeramente,
tenemos al Quetzalcóatl divino o Serpiente Emplumada, que tiene sus orígenes
desde el tiempo de los olmecas del periodo Formativo y que su culto tuvo su auge
en Teotihuacán en el Clásico y posteriormente en el Epiclásico y Posclásico
Temprano en Xochicalco y Cholula (Jiménez, 1953: 20 y 26-27; Piña, 1985: 67-70).
Es a partir del Posclásico Temprano que aparece este Quetzalcóatl histórico, el hijo

300
de Mixcóatl y Chimalma, el Quetzalcóatl hombre que mencionan las fuentes y que
he denominado Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl I; aunque seguramente existieron
otros que vivieron en tiempos anteriores. Este Quetzalcóatl (I) es el fundador de la
Tula panmesoamericana, que gobernó en el centro suprarregional de Tula y que
unifico el gobierno político, religioso, económico y social. Ce Ácatl Topiltzin
Quetzalcóatl I fue sacerdote, sabio, guerrero y gobernante, muy querido por su
pueblo, que hizo importantes cambios en la cultura, hizo que florecieran
nuevamente las artes y la filosofía náhuat, se empeñó a que el culto de Quetzalcóatl
fuera el más importante e implementó la penitencia y los ritos de autosacrificio (fig.
272). Es este Quetzalcóatl al que se le puede relacionar con ese hombre virtuoso y
que, por sus actos, se le consideraba como el mismo Dios Quetzalcóatl, siendo así
un hombre divino o un Dios humano (Piña, 1985: 53-59; Davies, 2004: 146;
Florescano, 2003: 210-211 y 226).

Sin embargo, algunos toltecas o toltecas chichimecas no estaban de acuerdo con


el tipo de gobierno que ejercía Topiltzin, por lo que se dieron a la tarea de engañarlo
con ayuda de algunos sacerdotes que estaban dedicados al culto de Tezcatlipoca,
quienes le dieron de beber pulque para que abandonará sus deberes sacerdotales.
Fue entonces que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl se molestó con los toltecas y con
mucha tristeza decidió partir rumbo a Tlapallan o Tlillan Tlapallan (¿península de
Yucatán?), pasando por Colhuacan, Ayotlan, Chalco y Xico, después se fue a
Cholula, luego a Cacanco, Cuíxcoc, Tzonmolco, Macatzonco, Tzapotlan, Acallan y
otras muchas poblaciones; se dice que las conquistó, pero se cree que en algunos
casos tan sólo ocurrió una aculturación entre la gente local y los toltecas, sin la
necesidad de un conflicto bélico. Por último, llegaron a Tlapallan, en donde murió y
fue cremado Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl I o Kukulkán (Códice Chimalpopoca,
1992: 8-11 y 125; Nicholson, 2001: 10 y 14-15; Noguez, 2001: 210; Florescano,
2003: 213-215; Davies, 2004: 143).

Tula alcanzó su mayor esplendor durante el gobierno de Ce Ácatl Topiltzin


Quetzalcóatl I. Sin embargo, este duro muy poco ya que, a su salida de Tula, esa
grandeza se fue desvaneciendo (Jiménez, 1953: 25). Como evidencia se tienen los

301
humildes restos arqueológicos y lo que mencionan las fuentes históricas (Noguez,
2001: 208). Fray Bernardino de Sahagún al respecto de lo anterior, nos señala que:

… hay señales de las muchas obras que allí hicieron, entre las cuales dejaron una obra que
está allí y hoy en día se ve, aunque no la acabaron, que llaman coatlaquetzalli, que son unos
pilares de la hechura de culebra, que tienen la cabeza en el suelo, por pie, y la cola y los
cascabeles de ella tienen arriba. Dejaron también una sierra o un cerro, que los dichos
toltecas comenzaron a hacer y no lo acabaron,... (Sahagún, 2006: 578).

Existió otro u otros Quetzalcóatl, los cuales están relacionados con la caída de Tula.
En ocasiones se le representa como una sola persona, como es en el caso de la
obra de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1975), en donde se refiere que era hijo de
Tecpancaltzin gobernante de Tula y de Xóchitl, el cual se llamó Meconetzin y que
por otro nombre Topiltzin, quién tomo el gobierno con más de cuarenta años. En
cambio, Domingo Francisco Chimalpáhin (2003a) menciona que Ce Ácatl Topiltzin
Quetzalcóatl (¿II o III?) fue quien tomo el gobierno de Tula a la muerte de Huémac,
por lo que a Huémac en esta versión no fue a quien le tocó ver la caída de Tula sino
a Quetzalcóatl, este Huémac (¿III?) fue hijo del gobernante Totepeuh de Culhuacán
(el nuevo, el que se ubica en la península de Iztapalapa). Sin embargo, el mismo
Chimalpáhin se contradice, ya que después menciona que Huémac había
gobernado cuarenta y nueve años, y que había salido de Tula en persecución de
Quetzalcóatl, por último, dice que Huémac se metió a Cincalco Chapultepec. En los
Anales de Cuauhtitlan (1992) es donde parece vislumbrarse la respuesta, ya que se
habla de Huémac como tlatoani de Tula, pero que puso a su lado a Quauhtli como
representante de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (¿cihuacóatl?), pero al ser tentado
por Tezcatlipoca, decidió sustituir a Quauhtli por el mismo y así atribuirse el nombre
de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (III). Esta última versión permite aclarar un poco
más la confusa historia de este último o últimos Quetzalcóatl, entendiendo que estos
personajes no se llamaban Quetzalcóatl, sino que por sus actos y cargos pudieron
acceder a ese título.

Huémac, que podría ser el segundo o tercer Huémac en la historia de Tula, para
este trabajo se le ha denominado como Huémac III, al cual también se le relaciona
302
con el nombre de Meconetzin. Durante su vida civil y a principios de su gobierno, se
le caracteriza como un hombre virtuoso, sabio y respetado. Se dice que era rey o
gobernante de los nonoalcas, lo que permite inferir que Huémac era parte de este
linaje y que por tal motivo, buscó restaurar ese antiguo culto religioso con el
sacerdote Quauhtli y con ello tratar de volver a esos tiempos gloriosos, lo que
seguramente, lo llevó a confrontarse con los toltecas chichimecas que tenían más
afinidad por Tezcatlipoca y quizás también por ello, la relación con los chichimecas
del Occidente de México (que estaban emparentados con los toltecas chichimecas)
se vio mermada aún más. A través de los años, Huémac III o Meconetzin se volvió
déspota, irrespetuoso y pecador, e inclusive se atrevió a proclamarse como Ce Ácatl
Topiltzin Quetzalcóatl III, fue en este tiempo en que comenzaron a haber muchas
señales y tragedias que pronosticaban la caída de Tula, por lo que Huémac efectuó
el sacrificio y desollamiento de hombres. Fue así que los nonoalcas y
posteriormente, algunos toltecas chichimecas se rebelaron en contra de su
autoridad, ante esto Huémac decidió (¿huir? y) perseguir a Quetzalcóatl II, pero al
no hallarlo en ninguna parte decidio irse a Chapultepec en donde se suicidó o lo
asesinaron (Jiménez, 1953: 29-32; Alva, 1975: 276-284; Códice Chimalpopoca,
1992: 12-14 y 125-127; Nicholson, 2001: 10; Noguez, 2001: 210; Chimalpáhin,
2003a: 79-83; Florescano, 2003: 215-216 y 231). En relación con el gobierno de
Huémac y el nombre de Quetzalcóatl, se relata lo siguiente:

… Cuando se entronizó, hacía poco que se había casado. Se casó con la llamada Coacueye,
mujer valiente (mocihuaquezqui), a quien instruyó el diablo en el lugar nombrado
Coacueyecan, de donde era la citada Coacue: su espalda se hizo tan ancha como una
brazada, etcétera. Cuando esto sucedió, fué a traer de Xicócoc a un tlenamácac... El cual se
sentó luego en la estera y silla de Quetzalcóhuatl… Le substituyó Huémac, que era ministro
de Quetzalcoatl, del que fueron entonces a burlarse las diablesas y él tuvo parte con ellas;
las cuales eran el diablo Yaotl (enemigo) y el que se dice Tezcatlipoca,… Cuando se volvieron
mujeres y tuvo parte con ellas, al punto cesó de ser ministro de Quetzalcoatl. Ya se ha dicho
que él substituyó a Quauhtli, etc. (Anales de Cuauhtitlan, 1992: 12-13).

Como se ha mencionado anteriormente, el otro Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (II)


fue el sacerdote Quauhtli, que fue puesto por Huémac. Se entiende que, durante un

303
tiempo, ambos gobernaron Tula, Huémac como gobernante se ocupaba del aspecto
político y Quauhtli de lo religioso. Tiempo después, Huémac se hizo llamar Ce Ácatl
Topiltzin Quetzálcoatl (III) y con ello, volvió a tomar el control total del gobierno de
Tula, esto a su vez, se le relacionaba con su drástico cambio de comportamiento,
que era atribuido a Tezcatlipoca (Paredes, 1990: 44-45; Códice Chimalpopoca,
1992: 12-14; Davies, 2004: 148; Sahagún, 2006: 191). En los mismos Anales de
Cuauhtitlan se menciona como fue el ascenso de Quauhtli como el tercer
Quetzalcóatl:

… Cuando esto sucedió, fué a traer de Xicócoc a un tlenamácac (sacerdote, vendedor de


fuego, sahumador), de nombre Quauhtli. El cual se sentó luego en la estera y silla de
Quetzalcóhuatl (a regir y gobernar): por tanto, vino a ser imagen y semejanza de Quetzalcoatl
y guardián de los dioses (sacerdote) en Tollan. Le substituyó Huémac, que era ministro de
Quetzalcoatl, del que fueron entonces a burlarse las diablesas y él tuvo parte con ellas; las
cuales eran el diablo Yaotl (enemigo) y el que se dice Tezcatlipoca,… (Anales de Cuauhtitlan,
1992: 12).

La huida de Ce Ácatl Topiltzin Quetzálcoatl hacia Tlapallan tiende a ser muy


confusa, pero revisando y analizando las fuentes se pueden identificar a dos
personajes con este acontecimiento. Por un lado, se tiene a Huémac que huye hacia
Chapultepec, en donde pone fin a su vida o fue asesinado, quizás por los propios
toltecas chichimecas (Códice Chimalpopoca, 1992: 15; Noguez, 2001: 210;
Chimalpáhin, 2003a: 83). Y ya como tal, se tiene a Topiltzin o Ce Ácatl Topiltzin
Quetzálcoatl II que huye hacia Tlapallan, que podríamos intuir que se trató de
Quauhtli, el cual, al ver la eminente caída de Tula, decidió huir con algunas personas
hacia donde lo había hecho su antecesor, el primer Quetzalcóatl (Alva, 1975: 282;
Chimalpáhin, 2003a: 79-83; Sahagún, 2006: 196-197). Esto se refiere de la
siguiente manera:
… y en el ínter Topiltzin se fue huyendo y se metió en Xicco, una cueva, que está junto en
Tlalmanalco, y así no le pudieron dar alcance… Después de allí, algunos días, salió Topiltzin
con algunos de sus criados de Xicco, que ya sus enemigos no parecían y eran ya idos; y
viendo toda la tierra de todo punto destruida… una noche con algunos tultecos se partió para
Tlapalan (Alva, 1975: 282).

304
La destrucción de Tula y la caída de los toltecas

Antes de la verdadera destrucción de los toltecas, sucedieron una serie de


calamidades como el mal clima, plagas, hambrunas, enfermedades, conflictos entre
los mismos toltecas, pero el verdadero final de Tula y los toltecas, se le atribuye a
una guerra con tres gobernantes chichimecas que provenían de las cercanías de
Xalisco, los cuales tenían por nombre Huehuetzin, Xiuhtenancatzin y
Cohuanacoxtzin (Alva, 1975: 276 y 279-284; Davies, 2004: 151). Esta guerra llevó
a la caída definitiva de los toltecas, de Tula y la Toltecáyotl, sólo unos cuantos se
quedaron a vivir en estas tierras quienes fueron parte importante en el desarrollo
cultural del Posclásico Tardío. Al respecto, Fray Bernardino de Sahagún menciona
que:

Y así, creyendo y obedeciendo a lo que el dicho Quetzalcóatl les mandaba, hubieron de llevar
por delante aunque con trabajo (a) sus mujeres e hijos, y enfermos, y viejos y viejas, y no
hubo ninguno que no le quisiese obedecer, porque todos se mudaron cual él salio del pueblo
de Tulla para irse a la región que llaman Tlapallan,…

Resta por decir otro poco de los dichos toltecas, y es que todos los que hablan claro la lengua
mexicana, que les llaman nahuas, son descendientes de los dichos toltecas, que fueron de
los que se quedaron y no pudieron ir y seguir a Quetzalcóatl, como eran los viejos y viejas, o
enfermos, o paridas, o que de su voluntad se quedaron (Sahagún, 2006: 581).

Y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl dice lo siguiente:

… después de haberse ido sus enemigos y su rey Topiltzin desaparecido, según por la orden
lo tengo declarado, se juntaron en Culhuacan, y allí se repartieron…

… en Culhuacan, que es donde ellos se juntaron, quedaron en Culhuacan, Suiltemol con su


mujer llamada Ozolaxuchi, y con un hijo que nació en esta coyuntura, llamado Náuhyol; y
Cuauhtlix, con su mujer Ilmíxuch, y un hijo llamado Acxocuauh, los cuales con la gente que
les cupo, se quedaron en este lugar haciendo algunas casas para su morada. Estos dos eran
los más principales de la casa y linaje del gran Topiltzin, y después Náuhyotl y sus
descendientes fueron reyes de los culhuas, que así se llamaron los tultecas después por ser
su cabecera Culhuacan.

305
Y en Tlazalan se fueron con su familia, Mitl y su mujer Cohuaxuchi y sus dos hijos, el mayor
se decía Pixahua y el menor, Aczópal, que después estos dos mancebitos, siendo ya
grandes, se fueron a vivir en Quecholan…

Y a Totoltépec, Nacacxoc y su mujer y un hijo llamado Xiuhpopoca…

Y a Tepoxomaco, Cóhuatl, con su mujer y un hijo llamado Quezatlpopoca…

Y en Cholula estaban los sacerdotes con la señora que ya tengo hecho relación, y algunos
tultecas de los que se escaparon.

Y en Chapultépec, Sitzin y su mujer Oxtaxúchitl y un hijo suyo y su familia;… (Alva, 1975:


284-285).

Las fuentes históricas mayas principalmente el Chilam Balam de Chumayel,


registran la llegada de dos migraciones al área maya provenientes del centro de
México. La primera está relacionada con Ce Ácatl Topiltzin Quetzalóatl I (Kukulkán)
y la otra, posiblemente con Huémac o Quauhtli, a mi parecer se trata del último, de
Ce Ácatl Topiltzin Quetzalóatl II, ya que varias fuentes mencionan la muerte de
Huémac (Jiménez, 1941: 81; Noguez, 2001: 219-224; Davies, 2004: 140-144).

Tradición funeraria

Después haber mencionado el panorama histórico de los toltecas y sus límites


territoriales, en donde se encontraba inmerso Tlalpizáhuac, volvemos a retomar sus
hallazgos arqueológicos con respecto al periodo Posclásico Temprano. En el
aspecto ritual funerario, se tiene la evidencia de tres formas de enterramiento. La
primera consiste en depositar en una fosa el cuerpo entero de un individuo o algunos
restos de él (sin relación anatómica), el cual era acompañado con una ofrenda
funeraria.

La segunda forma de enterramiento estaba relacionada con personajes que tenían


un alto estatus social, estos fueron enterrados de manera colectiva, en posición
sedente o flexionada, con orientación hacia el norte y en algunos casos, estaban
envueltos con fardos funerarios, en general este tipo de entierros presentaban ricas
y muy variadas ofrendas, que estaban compuestas por vasijas de cerámica,
malacates y figurillas (que principalmente eran foráneas); objetos ornamentales de

306
concha, hueso, obsidiana, jadeíta, pizarra, entre otros; objetos de basalto como los
metates y sus manos de molienda; restos óseos de fauna (perros y aves); así como
restos botánicos (alimentos) (fig. 273).

Figura 273. Entierro múltiple 2. Tomada de Tovalín, 1998.

La tercera no es una forma de entierro en el sentido estricto de la palabra, ya que


estos individuos fueron hallados con sus cuerpos completos pero desmembrados y
en otros casos, sólo parte de ellos pero teniendo siempre una relación anatómica,
además se caracterizaron por no tener ofrendas, por lo que fueron relacionados con
un evento bélico en el cual debieron haber sido derrotados y posteriormente,
arrojados sobre los pisos de los espacios habitacionales o al exterior de estos, pero
sin ser enterrados. Este contexto esta asociado a un periodo transicional entre el
Epiclásico y Posclásico Temprano (Granados, et. al., 1993: 119-122; Tovalín, 1998:
182-185; Granados, 2002: 110-111; Favila, 2004: 106).

307
El culto a Quetzalcóatl, Tláloc y otros dioses

Para el Posclásico Temprano, los elementos religiosos que predominaban en el


centro de México estaban ligados principalmente a Tula, por lo que las creencias
religiosas de Tlalpizáhuac debieron ser muy similares a las que tenían en Tula y
otras poblaciones toltecas, ya que Tlalpizáhuac era parte de esta cultura. Los dioses
o deidades que fueron más veneradas en Tula son Quetzalcóatl, Tezcatlipoca,
Tláloc y Xiuhtecuhtli (Favila, 2004: 104-105). Por tal motivo, se piensa que algunos
de estos dioses eran venerados en Tlalpizáhuac y como prueba de ello, se tiene el
vaso con soporte de pedestal del tipo Anaranjado fino, que tiene un bajorrelieve en
donde se observa una ceremonia ritual de siembra, auspiciada por dos sacerdotes
que representan a Tláloc y Quetzalcóatl (Tovalín, et. al., 1992: 36).

Este relieve decorativo se puede dividir en tres secciones. En la parte superior, se


ha propuesto que la cabeza zoomorfa del lado izquierdo representa una serpiente
de fuego y que la del lado derecho, una serpiente de viento, ambos elementos se
conjugan para formar el plano celestial. La parte inferior, de igual forma tiene dos
cabezas zoomorfas, la que se encuentra a la izquierda se le atribuye que es el
Cipactli “monstruo de la tierra” y la cabeza que está a la derecha, se le relaciona
con el jaguar, que estarían representando el espacio subterráneo. Y al centro se
encuentran dos personajes, el de la derecha se le asocia con Quetzalcóatl, que se
caracteriza por tener un yelmo con forma de pájaro con plumas largas y cortas, un
pectoral en forma de “T”, además se hace hincapié que su vestimenta tiene una
fuerte influencia maya, en su mano izquierda sostiene un abanico circular de plumas
y en su mano derecha una coa con cabeza de animal, y de su boca sale una vírgula
que representa la palabra, mientras que el personaje de la izquierda se le relaciona
con Tláloc, el cual tiene un pectoral con el símbolo del chalchihuite, un yelmo con
un elemento vegetal y su mano derecha sostiene un recipiente del cual brota una
corriente de agua que va directamente a la base de la coa y a un grano de maíz (fig.
274). Esta escena se ubica en el plano terrestre, en donde la coa parece unir los
elementos del plano celestial que son el viento, el agua y los rayos del sol, con la
tierra en donde es depositada la semilla de maíz que surge del mundo subterráneo
para propiciar la vida (Ibíd.: 26-36).

308
Figura 274. Detalle de la decoración del vaso con pedestal del tipo Anaranjado fino. Tomada de Tovalín, et. al., 1992: 22.

Es quizás por ello que los antiguos habitantes de Tlalpizáhuac eligieron esta región
para establecerse, ya que era rica en tierra fértil, vientos benignos y abundante
agua, que contribuían a un buen cultivo, por lo que esta gente debió rendirles culto
mediante rituales y ofrendas.

Izcalli-Ixtapaluca ¿Un recinto ceremonial tolteca, un pueblo o periferia del


asentamiento de Tlalpizáhuac?

El recinto ceremonial de Izcalli-Ixtapaluca después de haberse ocupado entre los


periodos Formativo Terminal y Clásico, tuvo un abandono por un largo tiempo hasta
que en el Posclásico Temprano tuvo una reocupación, por lo que fue restaurado y
ampliado, adosándose tres cuartos en la parte norte. Este momento ocupacional es
considerado como la cuarta etapa constructiva del espacio arquitectónico (fig. 275
y 276) (Blanton, 1972a: 71; Vackimes, et. al., 1988: 32; Pulido y Ortuño, 1994: 119-
120).
309
Figura 275. Dibujo en planta del recinto ceremonial. Modificada de Vackimes, et. al., 1988.

Figura 276. Corte O-E y S-N del recinto ceremonial. Modificada de Vackimes, et. al., 1988.

310
Al revisar los trabajos de patrón de asentamiento de Richard Blanton (1972a) y los
trabajos de recorrido de superficie y excavación de Katina Vackimes Serrat (1988)
efectuados en el sitio de Izcalli-Ixtapaluca, es posible suponer que no sólo era una
edificación aislada, sino que pudo haber sido un pueblo o inclusive, ser la periferia
del asentamiento de Tlalpizáhuac. Ya que Katina Vackimes señala que alrededor
había pequeños montículos que no fueron excavados, por lo que pudieran estar
relacionados con el recinto ceremonial de Izcalli Ixtapaluca y con ello, se entendería
que el patrón de asentamiento se relacionaría con el de un pueblo. Pero también al
revisar el patrón de asentamiento de Tlalpizáhuac y de los alrededores de Izcalli-
Ixtapaluca, además de analizar el espacio natural que nos señala que entre Izcalli-
Ixtapaluca y Tlalpizáhuac había una corriente fluvial que los separaba naturalmente,
por tales motivos, es posible visualizar que este recinto ceremonial haya sido parte
del asentamiento de Tlalpizáhuac (fig. 277) (Blanton, 1972a: 240-241; Vackimes, et.
al., 1988: 32; Pérez, 2005b: 538-539). De cualquier forma, haya sido un recinto
ceremonial aislado, un pueblo o la periferia de Tlalpizáhuac, Izcalli-Ixtapaluca tuvo
una fuerte influencia por parte de Tlalpizahuac (Tovalín, 1998: 182).

Figura 277. Límites aproximados del asentamiento de Tlalpizáhuac e Izcalli-Ixtapaluca en el periodo Posclásico
Temprano. Basado en Blanton, 1972a: 240-241; Vackimes, et. al., 1988: 32; Pfannkuch y Granados, 1993: 19; Pulido y
Moreno, 1993: 47-52; Pulido y Ortuño, 1994: 119-120; Tovalín, 1998: 29-31 y 182-194; Granados, 2002: 108; Pérez,
2005b: 535-539; Adán Meléndez García, comunicación personal, 2017.

311
POSCLÁSICO MEDIO Y TARDÍO

A la caída de Tula, se da comienzo con el periodo Posclásico Medio (1150 – 1350


d.C.) momento en que se dan una serie de migraciones hacia la Cuenca de México
y a otras regiones de Mesoamérica. Entre ellas se encuentra la de los nonoalcas
que migraron a la región de Zongolica; la de los toltecas chichimecas que se
asentaron en Cholula; la de los chichimecas de Teocolhuacan o Culhuacán-
Chicomóztoc que se establecieron alrededor de Cholula, debido a que estos
auxiliaron a los toltecas chichimecas en contra de los olmecas xicalancas; también
destacan las migraciones de los xochimilcas y chalcas, que fueron de los primeros
en establecerse en la Cuenca de México; otra migración importante fue la de los
chichimecas de Xólotl, quienes fundarían Tenayuca, Coatlinchán y Texcoco; y otras
más, como la de los acolhuas, tepanecas, otomíes, tlaxcaltecas, tlahuicas,
huexotzincas, cuitlahuacas, mixquicas, matlatzincas, malinalcas y mexicas, que se
establecieron en diversas regiones del Altiplano Central Mexicano (Nalda, 2002: 60;
Monzón y Gómez, 2011: 5-18; Castillo, 2017: 162-189). Estas migraciones parecen
ser que fueron el resultado de las condiciones climáticas que se suscitaron en este
tiempo (entre el siglo XII y XIII) y así mismo, de los conflictos bélicos que se daban
por los recursos naturales tan limitados, lo que conllevo a que estos grupos
buscarán regiones más húmedas (López, 1993b: 130; Solís, 2002: 71-72; Monzón
y Gómez, 2011: 2-3).

Durante este periodo se dio un proceso de aculturación entre diversos grupos


étnicos, principalmente entre la gente de linaje tolteca y chichimeca, estos últimos
buscando legitimar el poder político a través de la sangre real tolteca. Con la
aculturación de estos grupos, se fueron definiendo las características y los límites
territoriales de cada uno de ellos (García, 2007: 5-8). Estos grupos étnicos que
migraron al área central de Mesoamérica principalmente eran cazadores y
recolectores, que también se dedicaban al cultivo de plantas para su sustento. Al
darse el proceso de aculturación, los grupos adquirieron rasgos culturales propios
de Mesoamérica como las prácticas religiosas asociadas a los ciclos agrícolas y a

312
los elementos naturales, su organización política y social, el comercio local e
interregional, el modo de construcción de sus viviendas y templos, y en general en
sus múltiples formas de expresión (López, 1993b: 129).

La mayor concentración de población en la Cuenca de México se dio en el centro y


sur, un patrón de asentamiento claramente opuesto al que se tenía en el Posclásico
Temprano (Davies, 2004: 153; Parsons, 2007: 54). A principios del Posclásico
Medio, la Cuenca de México estaba habitada por pequeños núcleos de población
tolteca, la cual estaba conformada por culhuas, otomíes, toltecas chichimecas y
posiblemente por algunos nonoalcas y olmecas xicalancas; estos últimos sometidos
durante el Posclásico Temprano, por lo que también se les consideraba como parte
de la cultura tolteca (Tovalín, 1998: 18; Chimalpáhin, 2003a: 73-75; García, 2004:
403-410; Jalpa, 2009: 105; Castillo, 2017: 314-315; Navarrete, 2017: 358). Mientras
que el sureste de la Cuenca de México (Chalchiuhmomozco), al igual que la región
de Puebla-Tlaxcala, estaban habitadas por gente olmeca, xicalanca, xochteca o
xochmeca, quiyahuizteca y cocolca, que aún seguían teniendo su propia autonomía
(Tovalín, 1998: 18; Chimalpáhin, 2003a: 141-143; Jalpa, 2009: 105-106; Reyes y
Odena, 2014: 257-262; Navarrete, 2017: 356-360).

Con la llegada de los grupos chichimecas a la Cuenca de México, la demografía se


incrementó notablemente, sobre todo en el área de pie de monte y planicie lacustre,
ya que permitía la obtención de recursos naturales de las montañas y del lago. A
este extenso territorio en donde se establecieron los chichimecas se le conoció
como la “Chichimecatlalli”, que comprendía no sólo la Cuenca de México, sino que
también la región de Puebla-Tlaxcala, Morelos, Valle de Toluca y una pequeña
porción del oeste de Veracruz (fig. 278) (López, 1993b: 131-132; García, 2007: 5-6;
Monzón y Gómez, 2011: 12; Reyes y Odena, 2014: 258-259). Entre los
asentamientos más representativos de la Cuenca de México para este periodo de
tiempo, estaban Tenayuca, Culhuacán, Xochimilco, Xaltocan, Xico, Chalco Atenco,
Coatlinchán, Cuauhtitlan, Azcapotzalco, Huexotla, Texcoco, Amaquemecan,
Ixtapalapa y Tenanco (García, 2007: 5 y 8-9; Parsons, 2007: 54).

313
Figura 278. Límites aproximados de la Chichimecatlalli en tiempos de Xólotl y Techotlala (Posclásico Medio-principios del
Posclásico Tardío) y de la distribución del material cerámico Azteca II. Modificado de López, 1993: 132; y
complementado de Parsons, 2007: 56 y Lambarén, 2011: 120.

Con esta nueva organización sociopolítica, se dio una nueva Triple Alianza que
estaba encabezada por Tenayuca, Culhuacán y Xaltocan (fig. 279) (Davies, 2004:
155; García, 2007: 3). Al respecto de esto, se dice que los culhuas toltecas de
Nauhyotl hicieron esta alianza con los chichimecas de Xólotl, porque no querían
tener guerra y porque estos chichimecas antiguamente eran parientes y vecinos de
Tlapalan o Huehuetlapalan (antigua patria de los chichimecas toltecas). Sin
embargo, tiempo después se levantaron en armas los chichimecas de Xólotl en
contra de los culhuas y al ser derrotados estos últimos, Culhuacán fue sometido
políticamente y fue colocado como gobernante Achitómetl (Dibble, 1980a: 38-39;
Chimalpáhin, 2003a: 99; Davies, 2004: 154; Castillo, 2017: 230; Navarrete, 2017:

314
268).50 Posteriormente, con la llegada de otros grupos culturales y la rivalidad que
se daba entre los diferentes asentamientos por el dominio de sus territorios, conllevo
a que los límites territoriales se modificaran al igual que las políticas, dando como
resultado un nuevo gobierno tripartito entre Coatlinchán, Azcapotzalco y Culhuacán
(Lambarén, 2011: 119; Davies, 2004: 155-156; García, 2007: 3-5).

Figura 279. Límites aproximados de las áreas culturales de la Cuenca de México en el Posclásico Medio (1150-1300
d.C.).51 Basado en Blanton, 1972a: 241; Dibble, 1980a: 17-57; Blanton, et. al., 1981: 154-155; Parsons, et. al., 1982: 157 y
347-349; Hodge, 1997: 217; Acosta, 2000: 102-104; García, 2004: 357-359; y 2007: 3-6; Parsons, 2007: 55; y 2008: 100;
Robles, 2007: 49.

50
Lámina 2 del Códice Xólotl. En donde se observa un enfrentamiento entre el culhua Nauhyotl y Nopaltzin,
hijo del chichimeca Xólotl.
51
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008). Límites aproximados de los islotes de Tlatelolco y Tenochtitlán, basados en Sánchez, et. al.
(2007).

315
A finales del Posclásico Medio, la Cuenca de México estaba conformada por
diversas unidades políticas multiétnicas, entre las que se encontraban la de los
culhuas, otomíes, xochimilcas, chalcas, cuitlahuacas, mixquicas, tepanecas,
acolhuas, entre otras (fig. 280). En donde el nombre de cada grupo cultural estaba
dado a partir de la etnia mayoritaria y/o hegemónica dentro de cada altepetl (García,
2004: 418-420; y 2007: 5; Gibson, 2012: 13-25).

Figura 280. Límites aproximados de las áreas culturales de la Cuenca de México en el Posclásico Medio (1300-1350
d.C.).52 Basado en Blanton, 1972a: 241; Alva, 1975: 310-326; Dibble, 1980a: 59-71; Blanton, et. al., 1981: 154-155;
Parsons, et. al., 1982: 157 y 347-349; Acuña, 1985: 141-142; Hodge, 1997: 217; Acosta, 2000: 102-104; García, 2004:
357-359; y 2007: 3-6; Parsons, 2007: 55; y 2008: 100; Robles, 2007: 49; Lambarén, 2011: 119.

52
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008).

316
Figura 281. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Medio de 1150 a 1300 d.C. (Azteca I y II).53
Basado en Blanton (1972a y 1972b), Alva (1975), Dibble (1980a y 1980b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982),
García y Gamboa (2001), Chimalpáhin (2003a), García (2004) y Parsons (2007 y 2008).54

53
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).
Información de Chalchiuhtépec basada en Chimalpáhin (2003a), materiales cerámicos aztecas, estructuras
arquitectónicas e identificación del topónimo en el Mapa Uppsala; de Tlatzalan Tlalanoztoc (IX-A-18) a través
de la comprensión de las raíces en náhuatl del nombre y de su ubicación con ayuda de las láminas 2 y 3 del
Códice Xólotl; y de Coatepec Cuatlapancan (TX-A-100) mediante la identificación del topónimo que se
encuentra en las láminas 2, 3 y 4 del Códice Xólotl.
54
Lámina 1, 2 y 3 del Códice Xólotl.

317
Figura 282. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Medio de 1300 a 1350 d.C. (Azteca I y II).55
Basado en Blanton (1972a y 1972b), Alva (1975 y 1977), Dibble (1980a y 1980b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al.
(1982), Acuña (1985), Chimalpáhin (2003a y 2003b), García (2004 y 2007) y Parsons (2007 y 2008).

Mientras que la región noreste del Lago de Chalco se caracterizó por que los
asentamientos se encontraban principalmente en el área de pie de monte bajo, esto
debido al modo de vida que tenían estos grupos humanos, que en su mayoría eran
chichimecas (¿otomíes y pames?) y los grupos toltecas chalcas que se relacionaban

55
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008).

318
con un modo de vida más sedentario, se situaron en las planicies lacustres del Lago
de Chalco (García, 2004: 373-374; Navarrete, 2017: 313-314). Entre los
asentamientos que se ubicaron en la zona natural de planicie lacustre del sur de la
sierra de El Pino, fueron Ayotlan y Tlapitzahuayan (IX-A-34). Más hacia el sureste,
entre la planicie lacustre y pie de monte bajo del cerro de Tlapacoya se fundó el
centro regional de Acxotlan Chalchiuhtépec (IX-A-31).56 En cuanto a los
asentamientos que se encontraban en el pie de monte bajo de la sierra de El Pino
fueron los poblados de Teyacac, IX-A-11, IX-A-21, IX-A-32 e IX-A-33, mientras que
el centro regional de Tlatzalan Tlalanoztoc (IX-A-18, Ixtapalocan/IX-A-26 y otro
asentamiento sin nomenclatura) se ubicó entre el pie de monte bajo y alto. En el pie
de monte bajo de la sierra de Río Frío se establecieron las poblaciones de IX-A-2,
IX-A-3, IX-A-6, IX-A-9 y CH-AZ-5. Y por último, entre el norte de la sierra de El Pino
y oeste de la sierra de Río Frío, se estableció el centro regional de Coatepec
Cuatlapancan (TX-A-100, Coatepec/TX-A-99 y otros asentamientos dispersos sin
nomenclatura) en la zona natural de pie de monte bajo (fig. 281 y 282) (Blanton,
1972a: 125-140 y 241; Parsons, et. al., 1982: 157-158; García y Gamboa, 2001;
Chimalpáhin, 2003a: 121-123; y 2003b: 27; Parsons, 2008: 100 y 157-158).

La región del noreste del Lago de Chalco, a principios del Posclásico Medio estuvo
habitada por grupos toltecas, que tenían como cabecera regional a Tlatzalan y así
mismo, eran dependientes de Culhuacán. Con la llegada de nuevos grupos toltecas
y de chichimecas, la mayoría de estos toltecas de Tlatzalan se vieron obligados a
abandonar su principal asiento y se fueron a Culhuacán y posteriormente, un grupo
de estos se fue a Quechollan (Códice Chimalpopoca, 1992: 15; Lastra, 2006: 28-29
y 90; Castillo, 2017: 228).57 Entre los primeros grupos que llegaron a la región fueron
los toltecas acxotecas y con ellos los mihuaques, tlaltecahuaques y contecas, y años
después, arribaron los teotenancas que pasaron a denominarse tenancas, junto con
ellos, llegaron otros grupos como los cuixcocas, temimilolcas, ihuipanecas,
eztlapictin y zacancas (de linaje tolteca/chichimeca), además de tlailotlacas,
atlauhtecas, amilcas, entre otros, que se establecieron al sureste del lago; a partir

56
Ubicación del Chalchiuhtépec en el Mapa Uppsala.
57
Lámina 1 del Códice Xólotl.

319
de ese momento, ambos grupos se atribuyeron el nombre de chalca (Schroeder,
1994: 160-162; Chimalpáhin, 2003a: 109-115; y 2003b: 13; Jalpa, 2008: 49-50;
Castillo, 2017: 229; Navarrete, 2017: 347-349 y 372-375). El establecimiento de los
chalcas acxotecas y tenancas provocó una serie de conflictos con los culhuas, ya
que los primeros buscaron tierras para asentarse y posteriormente extender sus
dominios, mientras que los segundos al verse invadidos por esta nueva gente,
intentaron mantener su territorio e identidad (Gibson, 2012: 20; Velázquez, 2012:
45). También llegaron grupos chichimecas bajo el mando de Xólotl, hacia la parte
norte del Lago de Chalco, asentándose en el pie de monte de la sierra de Río Frío
y en la sierra de El Pino, en donde fundaron las poblaciones de Coatepec
Cuatlapancan y Tlatzalan Tlalanoztoc (Castillo, 2017: 169; Navarrete, 2017: 324-
327).58 El siguiente grupo en establecerse en la región, fue el de los chichimecas
totolimpanecas, que sólo estuvieron un tiempo en Acxotlan y al cabo de unos años,
prosiguieron con su migración hacia Chalchiuhmomozco, en donde combatieron
con los olmecas xicalancas para poder tomar aquellas tierras (Chimalpáhin, 2003a:
123-151; Navarrete, 2017: 351-363). Otros grupos que arribaron a esta región
fueron los huixtocas tecuanipas que se establecieron en Acxotlan Chalco Atenco;
los acolhuas que formaron parte de las poblaciones de Coatepec Cuatlapancan y
Tlatzalan Tlalanoztoc; los chimalpanecas y poyauhtecas que fueron fundamentales
para el desarrollo de Chalco Acxotlan, Coatepec y Tlatzalan Tlalanoztoc; y los
otomíes que por lo general se establecieron en las fronteras de los asentamientos
chalcas y chichimecas/acolhuas (Dibble, 1980a: 64; Schroeder, 1994: 107-110;
Chimalpáhin, 2003a: 165 y 347; Jalpa, 2008: 50; y 2009: 107-109 y 115-122;
Monzón y Gómez, 2011: 14; Navarrete, 2017: 383). En el caso de los cuitlahuacas
y mixquicas, estos se establecieron al oeste y suroeste del Lago de Chalco y
contribuyeron a que los chalcas acxotecas se desplazaran más hacia el norte
(Códice Chimalpopoca, 1992: 17). Por último, llegaron los nonoalcas tlacochcalcas
a Acxotlan en donde fueron subordinados de los acxotecas, pero con el tiempo estos

58
Lámina 2 del Códice Xólotl.

320
llegaron a dominar la región de Acxotlan y por ello, también se le conoció como
Tlacochcalco (Jalpa, 2008: 49; y 2009: 107; Navarrete, 2017: 394).

Figura 283. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Medio (1150-1300 d.C.).59

Con lo referido anteriormente, además del análisis del patrón de asentamiento y de


la distribución de los materiales arqueológicos, en el noreste del Lago de Chalco se
pueden identificar tres unidades políticas. Una de ellas, se encontraba hacia el sur
y estaba relacionada con Chalco Acxotlan y a finales del Posclásico Medio por
Tlacochcalco, las otras unidades políticas se ubicaron al norte y estaban
encabezadas por Cuatlapancan y Tlatzalan Tlalanoztoc y a finales del Posclásico
Medio por Coatepec. Cada uno de estos altepetl o centros regionales estaban
compuestos internamente por calpultin y de una serie de pueblos y aldeas bajo su
dominio (Blanton, 1972a: 241-242; Alva, 1975: 310-326; Blanton, 1981: 151-155;
Parsons, et. al., 1982: 157 y 342-351; Acuña, 1985: 141-142; Hodge, 1997: 217-

59
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Blanton (1972a),
Alva (1975), Dibble (1980a y 1980b), Blanton, et. al., (1981), Parsons, et. al. (1982), Hodge (1997), Acosta
(2000), Chimalpáhin (2003a), García (2004 y 2007) y Parsons (2007 y 2008).

321
218; Parsons, 2008: 100). Sin embargo, consideró que a principios y mediados del
Posclásico Medio, los asentamientos de Cuatlapancan y Tlalanoztoc tenían una
fuerte influencia en sus territorios, muy similar a la de un centro regional pero con
un patrón de asentamiento disperso, ya que estas poblaciones estaban habitadas
por gente chichimeca que se encontraba en un proceso de transición entre una
forma de vida nómada y sedentaria (fig. 283), lo que poco a poco fue generando un
patrón de asentamiento más nucleado y que a finales del Posclásico Medio y
principios del Posclásico Tardío, se cristalizó con Coatepec y posteriormente con
Ixtapalocan, los cuales se convirtieron en centros regionales (García, 2004: 373-
374; Navarrete, 2017: 313).60 Durante este tiempo, las poblaciones siguieron
migrando aunque ya no a distancias tan largas sino dentro de sus territorios, ya que
tendían a cambiar sus principales asentamientos a lugares relativamente cercanos,
en muchas ocasiones por la presión de otros grupos, tal fue el caso de los que vivían
en Tlatzalan Tlalanoztoc, que se vieron inmersos en un golpe de Estado por parte
de Coatepec y a su vez, con la pérdida de su territorio, por tal motivo la población
migró a Texcoco y Huexotzinco; mientras que otro sector de la población debió
quedarse a vivir en las aldeas y poblados del antiguo Tlatzalan Tlalanoztoc que
ahora estaban bajo el dominio de Coatepec (Alva, 1975: 310; Dibble, 1980a: 63;
Monzón y Gómez, 2011: 15).61 Otro caso fue el de los acxotecas que llegaron a
Cuitlatetelco, pero a la llegada de los tenancas estos decidieron irse a Xico y luego
a Chalchihutépec, posteriormente parece ser que retornaron a la isla de Xico en
donde fundaron Calnáhuac Cochtocan, esto último como consecuencia de los
conflictos que tuvieron con los tlacochcalcas y de los cambios climáticos que se
suscitaron en ese tiempo, además de otros factores políticos, religiosos y
económicos (Chimalpáhin, 2003a: 115-135 y 229; y 2003b: 13 y 29).62 Con
Coatepec no se sabe con exactitud que originó que su cabecera de gobierno que

60
Códice Tlotzin. Se observa el proceso de aculturización de los chichimecas de Tlotzin por parte de los chalcas
acxotecas de Xico.
61
Lámina 4 del Códice Xólotl.
62
Calnáhuac Cochtocan quiere decir “junto a la casa”, por lo que debió estar cerca de Chalchiuhtépec (cerro
de Tlapacoya) y de Xico (Xico Viejo), anteriores sedes de gobierno de los acxotecas. Por lo que se le identifica
con el asentamiento de CH-AZ-192 (centro regional pequeño) (Chimalpáhin, 2003a: 121-123 y 229; Parsons,
et. al., 1982: 157).

322
se encontraba en las faldas del cerro Cuatlapancan se cambiara más hacia el
oriente (pueblo de Coatepec), aunque podemos suponer que esto estaba
relacionado con una planificación urbanística que a futuro les permitió extenderse
hacia todas las direcciones, pero también pudo haber sido por cuestiones rituales
y/o para un mejor aprovechamiento de los recursos naturales e inclusive, para una
mejor visualización en cuestiones de estrategia militar (fig. 284) (Dibble, 1980a: 63;
Acuña, 1985: 141-142).63

Figura 284. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Medio (1300-1350 d.C.).64

Es en el Posclásico Tardío (1350 – 1521 d.C.), cuando se dio por terminado ese
proceso de aculturación entre los diferentes pueblos de la Cuenca de México, por
lo que estos grupos culturales adquirieron una identidad propia y definieron sus
territorios (fig. 285 y 286). Esto conllevo a que estas unidades políticas conquistaran
a otras con la finalidad de imponer tributo, provocando así una lucha intensa por el

63
Lámina 2, 3 y 4 del Códice Xólotl.
64
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Blanton (1972a),
Alva (1975 y 1977), Dibble (1980a y 1980b), Blanton, et. al., (1981), Parsons, et. al. (1982), Acuña (1985),
Hodge (1997), Acosta (2000), Chimalpáhin (2003a y 2003b), García (2004 y 2007) y Parsons (2007 y 2008).

323
dominio del Cuenca de México y así mismo, por el Altiplano Central y otras regiones
de Mesoamérica (García, 2007: 15). Las dos entidades más poderosas de
Mesoamérica fueron los aztecas (Triple Alianza, Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan) y
los purépechas, mientras que, en otras regiones como la Huasteca, el Totonacapan,
la Mixteca y la península de Yucatán, existieron ciudades-estados que estaban en
constantes luchas internas (Solís, 2002: 64-65). Además, había otras entidades
políticas menores e independientes en el área del centro y sur de México, como fue
Tlaxcala, Tototépec, Metztitlan y Yopitzingo (Obregón, 2014: 312).

Figura 285. Límites aproximados de las áreas culturales de la Cuenca de México en el Posclásico Tardío (1395-1418
d.C.).65 Basado en Hodge, 1997: 213; Robles, 2007; Gibson, 2012: 13-24.

65
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008).

324
Figura 286. Límites aproximados del territorio de los principales grupos étnicos de la Cuenca de México durante el
Posclásico Tardío (1395-1519 d.C.).66 Basado en Barlow, 1992; Robles, 2007; Hodge, et. al., 2008: 47; Gibson, 2012: 19.

66
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008).

325
La sociedad del Posclásico Tardío se encontraba estratificada de acuerdo con su
estatus social y a la división del trabajo. La base de la población eran los campesinos
que cultivaban y/o se dedicaban a la cacería, pesca, recolección y a las labores
artesanales; otros eran los especialistas o artistas que desempeñaban actividades
específicas en las que destacaban, tales como la música, orfebrería, el trabajo de
la plumaria, lapidaria, entre otras artes; también estaban los miembros de la nobleza
que no pagaban tributo; los altos dirigentes que se encargaban de lo administrativo,
religioso y lo militar; y en lo más alto, se encontraba el máximo gobernante (Matos,
2007: 61-63).

Su economía estaba basada en la guerra, que les permitía hacerse de productos de


lejanas regiones, entre ellos cargas de maíz y frijol, mantas, pieles, plumas, piedras
preciosas y otros bienes; además de los productos que obtenían y producían
localmente. Los tianguis y mercados eran importantes para la concentración y
distribución de estos productos, que podían ser alimentos vegetales y animales,
utensilios de cerámica, cestería, telas, objetos y herramientas de obsidiana, hierbas
medicinales, pigmentos y tintes, entre otros (Ibíd.: 61-62).

En cuanto a la concepción que se tenía del cosmos, estaba representada por tres
estratos verticales: cielo (13 niveles), tierra e inframundo (9 niveles). En sentido
horizontal se tenían los cuatros rumbos del universo, cada uno de ellos con un color,
glifo, un árbol sagrado y un Dios que los regía (Ibíd.: 63). Su vida cotidiana estaba
ligada a diversas festividades religiosas, rituales y el culto a sus dioses como fue
Quetzalcóatl, Tezcatlipoca, Tláloc, Xipe Totec, Mictlantecuhtli, Coatlicue, entre otros
muchos. Tenían dos calendarios que fueron fundamentales para su vida religiosa y
social, el calendario solar (xiuhpohualli) era el que regía su año para la vida cotidiana
y sus festividades, que consistía en 18 meses de 20 días, a los que se les añadía
cinco días complementarios para hacer un total de 365 días, mientras que el
calendario lunar (tonalpohualli) estaba asociado a la adivinación y destino de los
hombres, este estaba dividido en 20 semanas de 13 días que daban un total de 260
días (Davies, 2004: 203-209).

326
La familia (nuclear) común de la sociedad azteca vivía en una casa de un sólo
cuarto, que por lo general tenía petates en donde dormían, herramientas de trabajo,
vasijas cerámicas para los alimentos, metates para el procesamiento de dichos
alimentos y un hogar al centro del cuarto, que consistía en tres piedras que se
colocaban en triángulo para sostener el comal o una olla para calentar los alimentos,
pero también este hogar era el lugar sagrado en donde residía el Dios del fuego. En
cambio, el conjunto de varias viviendas entorno a un patio abierto estaban
relacionadas con la familia extensa: abuelos, padres e hijos. El respeto, los modales
y los valores eran de suma importancia para la sociedad azteca, ya que ponían
mucho énfasis en la cortesía y en el buen comportamiento, para ello establecieron
reglas formales para toda situación posible. La alimentación que tuvieron la mayoría
de estas personas era el maíz en diversas formas de preparación y los frijoles
sazonados con chiles, aunque también en ocasiones se alimentaban de los
productos obtenidos de la cacería, pesca y recolección, lo cual les permitía tener
una dieta variada (Ibíd.: 222-225).

En la Cuenca de México se dio un proceso de reestructuración política durante este


periodo, debido a las alianzas que se dieron entre los diferentes altepetl o centros
regionales, que permitieron controlar amplias zonas de la cuenca e incluso fuera de
ella (Obregón, 2014: 286). A principios del Posclásico Tardío, la Triple Alianza de
Coatlinchán, Azcapotzalco y Culhuacán, tuvo un cambio importante en su
estructura, ya que Coatlinchán fue sustituido por Texcoco y Culhuacán por
Tlatelolco, generando así una nueva coalición, Texcoco, Azcapotzalco y Tlatelolco
(Romero, 1993: 159; Castillo, 2017: 234-235). Esta alianza no duró mucho tiempo,
ya que Texcoco llegó a convertirse en un importante centro regional que rivalizó con
Azcapotzalco, por tal motivo Azcapotzalco dispuso de Tlatelolco e Ixtapalapan como
aliados, y posteriormente Tenochtitlan sustituyó a Ixtapalapan. De esta forma, se
conformó la Triple Alianza de Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlan, que
emprendió una serie de conquistas en la Cuenca de México hasta culminar con la
del territorio de los acolhuas y de su capital Texcoco, a principios del siglo XV (Katz,
1994: 34; Chimalpáhin, 2003b: 47; García, 2007: 16-17; Obregón, 2014: 288-289).
Esta nueva entidad política tepaneca-mexica, de igual forma duró un breve tiempo,

327
entre diez y doce años, ya que los mexicas se sublevaron ante los tepanecas de
Azcapotzalco y su gobernante Maxtla, conformando junto a los acolhuas de Texcoco
y los tepanecas de Tlacopan, la Triple Alianza Texcoco-Tenochtitlan-Tlacopan;
parece ser que en los años que gobernó Nezahualcóyotl, Texcoco fue la cabeza de
dicha alianza pero que a la postre de su muerte, Tenochtitlan fue quien tomó el
control (Carrasco, 1996: 51; Mohar, 2004: 79-87; García, 2007: 17). Con la
conformación de esta Triple Alianza, los aztecas (mexicas, acolhuas y tepanecas)
extendieron su dominio en todo el territorio de la Cuenca de México y en gran parte
de Mesoamérica (fig. 287 y 288) (Faulhaber, 2000: 34).

Figura 287. Límites aproximados de los dominios de cada miembro de la Triple Alianza en la Cuenca de México (1465-
1519 d.C.).67 Basado en Carrasco, 1996: 152-235; Hodge, 1996: 21-27; Gibson, 2012: 13-24.

67
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago, basados en Blanton (1972a), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y
Parsons (2008).

328
Figura 288. Extensión máxima del dominio de la Triple Alianza (Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan) durante el Posclásico
Tardío (1430-1519 d.C.). Basado en Barlow, 1992; Romero, 1993: 159-162; Monjarás, 1998: 48-53; Solís, 2002: 64-65;
Davies, 2004: 161; Perlstein, 2004: 118; Robles, 2007.

La historia de la región noreste del Lago de Chalco para este tiempo estuvo
vinculada con los acolhuas (ixtapalocanos y coatepecas) y chalcas (acxotecas y
tlacochcalcas). Los primeros se establecieron en el pie de monte de la sierra de El
Pino y de la sierra de Río Frío, mientras que los segundos en las riberas del Lago
de Chalco y entre el pie de monte de la sierra de Río Frío, Sierra Nevada y
Chichinauhtzin. Durante este periodo, los grupos humanos se establecieron
prácticamente en todas zonas naturales, lo que sugiere una diversificación en las
actividades económicas, sociales y religiosas, y una interdependencia creciente
entre las comunidades de la región (Acosta, 2000: 266). En el caso de las zonas de
pie de monte alto y de la sierra, fueron áreas que por lo general no fueron habitadas
por el hombre, ya que tenían una geografía agreste, climas extremos y eran
espacios habitados por seres divinos y sobrenaturales, por tal motivo se
construyeron algunos recintos ceremoniales y altares para su culto.

329
Figura 289. Asentamientos del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Tardío.68 Basado en Blanton (1972a y 1972b),
Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Acuña (1985), Jalpa (1993), Macazaga (1997), Chimalpáhin (2003a y
2003b), Montero (2004), Pérez (2005b) y Parsons (2007 y 2008).69

68
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago y áreas de chinampas, basados en el Mapa de la Isla de Cuitláhuac, en Blanton (1972a y 1972b), Blanton,
et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Favila (2004) y Parsons (2008).
69
Basado en el Códice Xólotl, Mapa Uppsala (1550), Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574), Mapa
Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos (1579), Mapa de la Isla de Cuitláhuac y Carta
del Departamento de México (1828/1829).

330
Las planicies lacustres del noreste del Lago de Chalco ya en contacto con el pie de
monte bajo de las sierras de El Pino y de Río Frío, estuvieron ocupadas por los
poblados de Tlapitzahuayan (IX-A-34), Ayotlan, Xayacac, Petlaxican, Tlapacoyan
(IX-A-31), Xaltelolco Tlapetlahuayan (¿IX-A-29?) y Huixtoco (CH-AZ-4). En el pie de
monte bajo de la sierra de El Pino se encontraban las aldeas o pueblos de Teyacac,
Chililico (IX-A-28), Xocoatlauhco (¿IX-A-12?), IX-A-11, IX-A-22, IX-A-23, IX-A-24,
IX-A-25, IX-A-27, IX-A-32 e IX-A-33 y en el área de Acozac, el centro regional de
Ixtapalocan (IX-A-26A, IX-A-26B e IX-A-30); en la transición entre el pie de monte
bajo a alto, las poblaciones de Tlalanoztoc (IX-A-18), IX-A-19 e IX-A-21; y en la zona
de pie de monte alto de la sierra de El Pino, los recintos ceremoniales de los cerros
de El Pino Chico (IX-A-17), El Pino Grande, Tejolote Chico (IX-A-15), Tejolote
Grande (IX-A-13) y San Rafael (IX-A-14). En el pie de monte bajo de la sierra de
Río Frío se establecieron los asentamientos de Cuatlapancan (TX-A-100), Tetitlan
(¿TX-A-97?), Matlaluca (¿IX-A-10?), Tlapechhuacan (CH-AZ-3 y CH-AZ-5), IX-A-2,
IX-A-4, IX-A-5, IX-A-6, IX-A-7, IX-A-9, CH-AZ-1, CH-AZ-2 y el centro regional de
Coatepec (TX-A-99); también en la zona de pie de monte bajo, en la cima de la
elevación norte del cerro Cuatlapancan se erigió el recinto ceremonial TX-A-101 y
en el cerro Santa Cruz o de Coatepec, el de IX-A-1; otras poblaciones se ubicaron
más arriba, en la zona transicional entre el pie de monte bajo y alto de la sierra de
Río Frío, como fue IX-A-3, IX-A-8 y CH-AZ-6 (fig. 289) (Blanton, 1972a: 124-140 y
242; Parsons, et. al., 1982: 155-158; Parsons, et. al., 1983; Acuña, 1985: 138-141;
Parsons, 2008: 101-102 y 156-163).70

Las unidades políticas de la región noreste del Lago de Chalco fueron Ixtapalocan,
Coatepec y Tlacochcalco, las cuales estuvieron presentes hasta el año de 1418
d.C., año en que concluyó la guerra acolhua/tepaneca (1414-1418 d.C.), lo que
originó cambios en las estructuras político-territoriales de los asentamientos de la
Cuenca de México (fig. 290) (Corona, 1973: 126; Blanton, et. al., 1981: 156-157;
Hodge, 1997: 216). Durante la guerra acolhua/tepaneca, los chalcas fueron aliados

70
Códice Xólotl, Mapa Uppsala (1550), Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574), Mapa Pueblo de
Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos (1579) y Mapa de la Isla de Cuitláhuac, en contrastación
con la carta topográfica de Chalco de Díaz Covarrubias (E14B31, INEGI, 1:50 000), etnografía, fotos antiguas y
aéreas, estudios de toponimia y náhuatl, imágenes satelitales y recorridos de superficie puntual.

331
de Texcoco que se caracterizaban por tener un importante poderío militar, por lo
que Azcapotzalco buscó aliarse con Chalco mediante grandes presentes y
promesas (Alva, 1975: 330-334; Soto, 2019b: 36). Al concretar esta alianza y otras
más, Azcapotzalco se vio beneficiado, y después de varios combates y otro tipo de
tácticas, lograron vencer a Texcoco y a sus poblaciones dependientes (Corona,
1973: 124-125; Alva, 1975: 334-343). Chalco por haber apoyado a los tepanecas
recibió como tributo la región sur del Acolhuacan (Coatepec, Ixtapalocan y
Chimalhuacán Atenco); que antiguamente era parte de su territorio (a principios del
Posclásico Medio), y que específicamente, le pertenecía a los chalcas acxotecas
(fig. 291) (Alva, 1975: 346-347; Corona, 1976: 89; Mohar, 2004: 74; Jalpa, 2009:
26). El dominio de la Cuenca de México y áreas circunvecinas por parte de la Triple
Alianza (Azcapotzalco, Tenochtitlan y Tlatelolco) y sus dos aliados Otompan y
Chalco, se dio entre el año de 1418 y 1426/1427 d.C. (Corona, 1973: 125-144; Alva,
1975: 344-350; Mohar, 2004: 71-79).

Figura 290. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Tardío (1350-1418 d.C.).71

71
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Corona (1973),
Blanton, et. al., (1981) y Hodge (1997).

332
Figura 291. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Tardío (1418-1426/1427 d.C.).72

Al morir Tezozómoc (1426/1427 d.C.), su hijo Maxtla tomó el mando bajo un golpe
de Estado, lo que conllevo a que los mexicas/tenochcas-tlatelolcas se rebelaran e
hicieran la guerra a Azcapotzalco. Así mismo, se aliaron con Nezahualcóyotl que
era apoyado por algunos acolhuas, huexotzincas, tlaxcaltecas, cholultecas e
inclusive chalcas, esta alianza se vio reforzada por otros grupos, como fueron los
tepanecas/tlacopanecas, cuauhtitlanenses, entre otros. Los vencedores de esta
guerra fueron la coalición que estaba representada principalmente por
Nezahualcóyotl de Texcoco, Itzcóatl de Tenochtitlan, Cuauhtlatoa de Tlatelolco,
Tecocohuatzin de Cuauhtitlan y Tenocellotzin de Huexotzinco (Barlow, 1949: 147-
149; Corona, 1973: 126-144; Alva, 1975: 350-376; Cruces, 1980: 54-56; Monjarás,
1998: 50; Mohar, 2004: 76-78; Vela, 2011a: 30). Esta coalición se desintegró una
vez terminada la guerra, dando como resultado una nueva alianza, la Triple Alianza
conformada por Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan. Esta nueva Triple Alianza
(Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan), en una primera instancia se dio a la tarea de
reorganizar la estructura política, social, religiosa y económica de sus principales

72
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Alva (1975), Corona
(1976), Mohar (2004) y Jalpa (2009).

333
asentamientos y consecutivamente, en continuar recuperando algunos de los
territorios perdidos durante la anterior guerra tepaneca/acolhua, como fue el caso
de varios asentamientos del Acolhuacan. Texcoco recuperó sus antiguos territorios,
sustituyendo algunos gobernantes y en otros casos, poniendo calpixques para la
recaudación de tributo (Barlow, 1949: 149-155; Corona, 1973: 144-153; y 1976: 89-
91; Alva, 1975: 376-381; Vela, 2011b: 34-35).

A partir de ese momento, las condiciones posibilitaron la expansión de la Triple


Alianza en la Cuenca de México y hacia el Valle de Toluca, la región de Morelos y
norte de Guerrero (Barlow, 1949: 155; Vela, 2011b: 36-37). Sin embargo, en el área
de la Cuenca de México, Chalco seguía siendo un territorio independiente y con una
gran fuerza militar, por lo que la Triple Alianza estuvo en constante asedió. La guerra
entre la Chalcayotl y la Triple Alianza se dio entre los años de 1446 y 1465 d.C., en
donde ambos bandos sufrieron importantes derrotas pero que al final la Triple
Alianza salió victoriosa y como resultado, se vio beneficiada de un territorio rico en
tierras fértiles y cultivos (Chimalpáhin, 2003a: 253-265; Jalpa, 2008: 57; Vela,
2011b: 37). Como consecuencia de esta guerra, gran parte de la población chalca
huyó hacia Huexotzinco, Tlaxcala y a otras regiones, por lo que la demografía
disminuyó considerablemente. Después de haber pasado veinte años, fueron
restituidos los gobiernos de las principales cabeceras de la Chalcayotl, pero bajo el
dominio de la Triple Alianza (Chimalpáhin, 2003a: 279-281; Jalpa, 2008: 57-59; y
2009: 118 y 123). El territorio norte de Chalco sufrió grandes cambios, ya que las
tierras fueron ocupadas por mexicas, acolhuas y otomíes, por considerarse como
tierras de conquistas “yaotlalli”, en otros casos se utilizaron como tierras de cultivo
para el tributo de la Triple Alianza y en otros, pasaron a formar parte de otro territorio,
como fue con el Acolhuacan, en donde Tlapechhuacan paso a ser una población
dependiente de Texcoco e Ixtapalocan pudo extender su territorio hasta la planicie
lacustre para el acceso a los recursos lacustres del Lago de Chalco (Corona, 1976:
93; Jalpa, 2008: 57-61; y 2009: 26-28). Esto contribuyó a que gran parte de la
población tlacochcalca y acxoteca estableciera definitivamente sus sedes de
gobierno en el pie de monte de la sierra Nevada, siendo Tlalmanalco el centro
regional de los tlacochcalcas y Cihuateopan de los acxotecas, los cuales ya habían

334
sido fundados tiempo atrás (fig. 292) (Chimalpáhin, 2003a: 261-263 y 391; Jalpa,
2009: 27-28).

Figura 292. Unidades políticas del noreste del Lago de Chalco en el Posclásico Tardío (1465-1519/1521 d.C.).73

Chalchiuhtépec

¿En dónde se ubica el mítico Chalchiuhtépec?

Este antiguo asentamiento prehispánico fue conocido con el nombre de


Chalchiuhtépec, Acxotlan Chalchiuhtépec, Chalco Chalchiuhtépec o como
Chalchiuhtépec Atenco y actualmente se le asocia con el sitio arqueológico IX-A-31
o Cerro El Elefante, esto de acuerdo con el siguiente planteamiento (Blanton, 1972a:
139-140; Schroeder, 1994: 87; Chimalpáhin, 2003a: 121-135 y 145). Domingo
Chimalpáhin señala que este lugar fue habitado por el grupo étnico chalca acxoteca
entre los siglos XIII y principios del XIV, es decir durante el Posclásico Medio
(Chimalpáhin, 2003a: 115-135; y 2003b: 27-39). En las relaciones de este autor,

73
Elaborado a partir de una Carta de Relieve Continental (E14B31), INEGI, 1:50 000. Límites aproximados del
lago, basados en Blanton (1972a) y (1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982) y Parsons (2008). Y
límites aproximados de las unidades políticas del noreste del Lago de Chalco, basados en Corona (1976),
Chimalpáhin (2003a), Hodge, et. al. (2008), Jalpa (2008 y 2009) y Vela (2011).

335
también se dice que los acxotecas vivieron primeramente en Cuitlatetelco, luego en
Xicco y que después se trasladaron a la ribera del lago de Chalco para fundar
Chalchiuhtépec (Ibíd., 2003a: 115-123). De acuerdo a lo anterior, nos estaría
señalando un cerro cercano a lo que fue el Lago de Chalco y de esta forma se
visualizan dos lugares, el cerro de Tlapacoya y el de Cocotitlán.

El nombre de Chalchiuhtépec (Chalchiuh-tépe-c) se deriva de chalchihuitl = piedra


verde, jadeíta o cosa preciosa; de tepetl = cerro; y la “c” es contracción de “co”, la
cual es atribuida a la palabra ya que las reglas de náhuatl indican que si la
terminación es con “tl” se le cambia por una “c”, la cual aparentemente no tiene
manera de expresarse o en todo caso podría referir a las palabras en o dentro. Es
entonces que se tiene que Chalchiuhtépec significa “En el cerro de chalchihuitls”,
“Cerro de jadeíta” o “Cerro de cosas preciosas”. (Peñafiel, 1885: 26; y 1897: 92;
Robelo, 1900: 12-13; Chimalpáhin, 2003b: 383; Garibay, 2019: 342 y 366).

Al relacionar el simbolismo acuático de la palabra chalchihuitl con ambos lugares,


se vislumbra una mayor relación con el cerro de Tlapacoya, que desde tiempo muy
remotos ha sido habitado y reverenciado por su asociación con el agua (interna y
externa al cerro). Al respecto, Domingo Chimalpáhin menciona lo siguiente:

Una segunda cosa dicen los antiguos, [a saber,] que tomaron [su nombre] de la laguna grande
que hay allí, porque los antiguos llamaban al agua Chalchiuhmatlálatl, y a la laguna grande
la llamaban Chalchiuhtlicue; y porque los acxotecas llamaban “chalchihuite” al agua, de allí
tomaron su nombre (Op. Cit.: 123).

Durante el curso de esta investigación, se pudo identificar el topónimo de


Chalchiuhtépec en un códice novohispano conocido como Mapa Uppsala (fig. 293
y 294).74 En dicho documento se observa que el topónimo se ubica en una pequeña
península al norte del Lago de Chalco, justo donde se localiza actualmente el cerro
de Tlapacoya (fig. 295). Aunque hay que recalcar que para ese tiempo en que se
realizó dicho documento, el asentamiento ya no se llamaba Chalchiuhtépec sino
Tlapacoyan, pero es muy probable que el cerro como tal, aún conservará el nombre

74
Su identificación se realizó con ayuda de la P.A. Ana Karen Guerrero Arévalo.

336
de Chalchiuhtépec para estos primeros años de la época novohispana, pero que al
cabo de los años fue perdiendo aquella identidad relacionada con los acxotecas y a
cambio se fue asimilando una nueva identidad en relación con el pueblo de
Tlapacoyan, por lo que actualmente lo conocemos como cerro de Tlapacoya.

Figura 293. Detalle del topónimo de Figura 294. Edición de imagen para su mejor
Chalchiuhtépec en el Mapa Uppsala (1550). apreciación, en donde se observa un cerro
Debajo se lee la glosa de ¿Cipntepeq?, nombre rodeado por piedras preciosas o
que los españoles tradujeron mal. Tomada de chalchihuites y en la parte superior derecha,
www.wdl.org destaca la imagen de un chalchihuitl.

Figura 295. Ubicación del cerro Chalchiuhtépec en el Mapa Uppsala (hoy cerro de Tlapacoya).

337
Gracias a la identificación del topónimo, al estudio de las raíces del nombre, del
análisis del paisaje y de las fuentes históricas, podemos concluir que Acxotlan
Chalchiuhtépec se ubicaba en donde hoy es Tlapacoya.

Durante el Posclásico Medio fue un importante centro político, económico y


religioso, que tenía su sede en la cima de dicho cerro (de Tlapacoya) y a propósito
de esto, durante el reconocimiento de superficie se identificó arquitectura de casas-
habitación de tipo palaciega, dos montículos (basamentos piramidales), terrazas y
una serie de círculos concéntricos que muy probablemente también eran un tipo de
terrazas.75 Esta arquitectura se relaciona con lo que Domingo Chimalpáhin
menciona en sus relaciones, donde refiere que había un tecpan y un teocalli en
Chalchiuhtépec (Ibíd.: 121-127). En estos recorridos de superficie también se
observó material cerámico Azteca III/Tenochtitlan y al parecer otro tipo de material
que parece corresponder a fases más tempranas, aunque en muy bajo porcentaje.
En relación a este sitio arqueológico, los trabajos de patrón de asentamiento que
realizó Richard Edward Blanton (1972a) señalan que, durante este tiempo, la cima
y las faldas del cerro de Tlapacoya estuvieron habitadas por gente que utilizó la
cerámica de tradición Azteca, dicho sitio lo denominó como IX-A-31.

El sitio IX-A-31 se encuentra dividido en tres partes, una de ellas se ubica en la cima
del cerro de Tlapacoya y las otras dos en la parte baja, una al noroeste y la otra al
noreste del cerro. Estas dos últimas áreas se caracterizaron por tener una baja
cantidad de material Azteca disperso, aunque se piensa que esto pudo haber sido
por las alteraciones sufridas por la ocupación novohispana-moderna que prosiguió
al asentamiento prehispánico, por lo que se tiene la hipótesis de que estos dos
lugares son uno mismo, pero que justo la parte central fue cubierta por el núcleo del
pueblo de Tlapacoya (Blanton, 1972a: 139-140 y 169). Además, hay que tener en
cuenta que en esta área intermedia antiguamente había un escurrimiento de
temporal, por lo que no permitía un asentamiento del todo continuo. Por otro lado,
se tienen los trabajos de Barba (1980), Gámez (1989) y Nárez (1990) que nos

75
Aunque no se sabe con exactitud si este tipo de terrazas corresponden a la época prehispánica. En el área
también estaban presentes tecorrales que por el sistema constructivo parecen ser históricos.

338
indican la presencia de material Azteca en el área noroeste, este y sureste del cerro
de Tlapacoya, permitiendo visualizar un patrón de asentamiento más amplio.

De acuerdo a las fuentes históricas, este patrón de asentamiento se relaciona con


el periodo Posclásico Medio y con el asentamiento de Chalchiuhtépec, pero también
con el periodo Posclásico Tardío y con Tlapacoyan, que en ese tiempo era un barrio
mayor o campan de Chalco Atenco, y que a la postre de la guerra entre la Triple
Alianza y la Chalcayotl, fue teniendo su propio desarrollo ya como un pueblo. El
patrón de asentamiento del centro regional de Chalchiuhtépec o IX-A-31 debió
comprender la cima del cerro y la planicie lacustre del área norte y este (un patrón
de asentamiento muy similar al del Formativo Tardío), mientras que el patrón de
asentamiento del Tlapacoyan prehispánico sólo comprendió la parte baja del cerro
(figs. 296-298) (Blanton, 1972a: 139-140 y 169; Chimalpáhin, 2003a: 121-135).76

Figura 296. Vista del cerro de Tlapacoya y sus áreas de patrón de asentamiento del Posclásico Medio-Tardío. Zona A:
centro ceremonial de Chalchiuhtépec, y Zona B: capultin o barrios de Chalchiuhtépec/pueblo de Tlapacoyan. Vista
noreste-suroeste. Foto: Joshué Soto, 2017.

76
Mapa de la Isla de Cuitláhuac; AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-1, ff. 1-3; y AGA, Tierras, leg. 1, exp.
23/197-2, ff. 80-90.

339
Figura 297. Límites aproximados del asentamiento de Chalchiuhtépec en el periodo Posclásico Medio. Basado en
Blanton, 1972a: 242; Barba, 1980; y 2002: 32; Gámez, 1989: 6-9; Chimalpáhin, 2003a: 121-135.

Figura 298. Límites aproximados del asentamiento de Tlapacoyan en el periodo Posclásico Tardío. Basado en Blanton,
1972a: 242; Barba, 1980; y 2002: 32; Gámez, 1989: 6-9.77

77
AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-1, f. 1. Fundación de Tlapacoyan en el año de 1351 d.C., aunque los títulos
primordiales de Tlapacoya son apócrifos, algunos datos parecen ser verídicos como el de su fundación.

340
El antiguo asentamiento de Chalchiuhtépec, así como el de Tlapacoyan, se
establecieron entre las zonas de planicie lacustre y el pie de monte bajo del cerro
de Tlapacoya (Op. Cit.: 139). Este lugar en ocasiones era una isla y en otras, una
península adyacente a la sierra de El Pino, esto dependiendo de la temporada de
lluvias o secas; aunque hay que recalcar, que en periodos más antiguos las
fluctuaciones del lago tenían un nivel más alto que en el Posclásico Medio-Tardío
(Barba, 1980: 45-47; y 2002: 27-28; Nárez, 1990: 17-19; Niederberger, 2018a: 73).
Por tal motivo, el asentamiento Azteca (Chalchiuhtépec/Tlapacoyan) se pudo
establecer en un área más amplia de la planicie lacustre (Barba, 1980: 46).

Figura 299. Visibilidad desde la cima del cerro de Tlapacoya. En primer plano se observa la mancha urbana
(antiguamente la mayor parte era el Lago de Chalco), el cerro de Xico y El Marqués, y al fondo la sierra Chichinauhtzin.
Vista noreste-suroeste. Foto: Joshué Soto, 2017.

En el caso del asentamiento de Chalchiuhtépec, en donde su centro ceremonial


dominó la cima del cerro, se observa un interés por generar una intervisibilidad, ya
que se buscó la visibilidad hacia los 360° en donde yacían los lagos de Chalco,
Xochimilco y una pequeña parte del Texcoco (fig. 299); una gran cantidad de ríos,
arroyos y manantiales; sierras y cerros, entre ellos los volcanes Popocatépetl e
Iztaccíhuatl (fig. 300); los astros como el sol, la luna, las estrellas y la vía láctea; la
flora y fauna que habitaba los diferentes nichos ecológicos; y las poblaciones
humanas que eran parte de su cultura o de su otredad (Vargas, 1999: 93). Y por el
otro lado, se buscó una visibilización en donde este lugar luciera majestuoso y

341
representará el mismo cosmos, siendo así que desde cualquier punto de la región
del Lago de Chalco era posible observar el centro ceremonial que estaba compuesto
por un palacio (tecpan), un templo (teocalli), algunas construcciones de tipo
administrativo y/o ritual y posiblemente de algunos jardines. Esta simbiosis natural-
cultural seguramente propiciaba una concepción muy similar a la del Tlalocan, ya
que el entorno estaba compuesto por una gran riqueza florística y faunística,
vinculada al cerro y al espacio acuático, que eran propicios para el sustento de la
vida.

Figura 300. Volcán Iztaccíhuatl y Popocatépetl, vistos desde la cima del cerro de Tlapacoya. Vista noroeste-sureste. Foto:
Joshué Soto, 2017.

¿En dónde se ubicaban Cuitlatetelco, Xicco, Calnáhuac Cochtocan y


Cihuateopan?

Cuitlatetelco, Xicco, Calnáhuac Cochtocan y Cihuateopan fueron otros importantes


centros regionales acxotecas (Schroeder, 1994: 85-87; Monterrosa, 2012: 80).
Cuitlatetetelco y Xicco antecedieron a Chalchiuhtépec y tuvieron su esplendor en el
periodo Posclásico Medio, mientras que Calnáhuac Cochtocan y Cihuateopan
fueron posteriores a este y se desarrollaron durante el Posclásico Tardío (fig. 301)
(Chimalpáhin, 2003a; y 2003b).

Cuitlatetelco (Cuitla-tetel-co) se deriva de Cuitlatl = excrecencia humana, animal,


vegetal o mineral; de tetelli = montón o hacinamiento de piedras; y de co = en. Por

342
lo que quiere decir “En el montón de piedras con excrecencias (algas)” (Peñafiel,
1897: 84; Robelo, 1900: 141; Johansson, 2000: 166-167). Cuitlatetelco fue la
primera sede de gobierno de los acxotecas en la región del Lago de Chalco. Al
respecto, Chimalpahin menciona que:

Cuando los teotenancas llegaron a Cuitlatetelco en este dicho año, encontraron que ya
estaban allí establecidos otros antiguos llamados acxotecas. [Se trataba de] dos grupos
diferentes, que no salieron juntos de Tollan, ni caminaron [juntos] para venir a asentarse en
Cuitlatetelco, sino que acxotecas y tenancas caminaron unos en pos de otros. El tlatohuani
que había conducido a los acxotecas desde Tetlhuehueyacan y que los vino guiando se
llamaba Teconehuateuctli Tecuachcauhtli, el cual fue tlatohuani de Acxotlan en
Cuitlatetelco;… (Op. Cit.: 115).

Sobre la ubicación de Cuitlatetelco se dice que:

… los seis calpules de los teotenancas chichimecas partieron de Tizatépec para venir acá:…
No caminaron mucho trecho, se trasladaron nomás a Cuitlatetelco, que ahora se llama San
Nicolás, donde se establecieron;... (Ibíd.).

Como se lee en dicho párrafo, Cuitlatetelco se encontraba en un lugar que durante


la época novohispana se llamaba San Nicolás. Actualmente, hay un lugar con ese
nombre y se localiza en lo que fue la ribera sur del Lago de Chalco, conocido como
San Nicolás Tetelco (Diez y Yaschine, 1995: 49; Navarrete, 2017: 348). También se
da esta propuesta por que en las relaciones de Chimalpáhin se mencionan algunas
poblaciones cercanas a Cuitlatetelco (San Nicolás Tetelco) como es Xicco, Mixquic
y Ayotzinco, las cuales están ligadas culturalmente e inmersas en un mismo
territorio desde tiempos prehispánicos.

La segunda sede o cabecera de Acxotlan fue Xicco (Xic-co), que significa “En el
ombligo”, a partir de las palabras náhuatl xictli = ombligo y co = en (Peñafiel, 1885:
234; y 1897: 113). Sobre este lugar se menciona lo siguiente:

343
Cuando el dicho tlatohuani Huitznecáhual Tecuachcauhtli se fue a meter a Xicco, se asentó
allí junto con su mujer la señora Acxomócuil. Ya se dijo que en Xicco estuvieron bastante
tiempo todos los macehuales de los acxotecas...

En Xicco murieron el señor Huitznecáhual Tecuachcauhtli y su mujer Acxomócuil;…


enseguida se enseñoreó su hijo legítimo Toteociteuctli, que tomó el título de
Tecuachcauhtli,… estuvo gobernando en Xicco, pero tampoco se sabe cuántos años gobernó
allí (Chimalpáhin, 2003a: 121).

Este Xicco prehispánico que corresponde al periodo Posclásico Medio, lo relacionó


con Xico Viejo (San Miguel Xico) y no con el sitio arqueológico CH-AZ-192 (Xico
Azteca) con el que se le ha asociado en algunas ocasiones (Parsons, et. al., 1982:
15 y 40-57; Jalpa, 1993: 181-191). Desde mi punto de vista, arqueológicamente
correspondería a una serie de asentamiento pequeños en el oeste y suroeste de lo
que fue el islote de Xico, teniendo algunos sitios en el área del antiguo Lago de
Chalco. Por lo que se interpreta que parte del asentamiento estaba sobre chinampas
y por ello, el registro arqueológico muestra un patrón de asentamiento disperso
(Parsons, et. al., 1982: 57 y 204-206).

El sitio arqueológico CH-AZ-192 o tambien conocido como el Xico Azteca, como se


mencionó anteriormente no se trata de Xicco sino de otro asentamiento, que
propongo era Calnáhuac Cochtocan. Esta propuesta recae a partir de un análisis de
las raíces del nombre, de un meticuloso estudio del proceso histórico de Acxotlan y
sus posibles límites territoriales a partir de las fuentes históricas, de la aplicación de
la arqueología de paisaje y del patrón de asentamiento.

El primer punto que se abordó para la ubicación de Calnáhuac Cochtcan, es la del


significado de sus dos nombres. Calnáhuac (Cal-náhuac) tiene como raíces calli =
casa y náhuac = junto a, por lo que quiere decir “junto a la casa” o “junto a las casas”
(Peñafiel, 1885: 32; Monterrosa y Pineda, 2006: 162-163; Cortez, 2017: 31 y 83).
Este significado permite identificarlo con el sitio arqueológico CH-AZ-192 (centro
regional) y a su vez, tener una relación directa con Chalchiuhtépec (cerro de
Tlapacoya) y Xico (San Miguel o Xico Viejo), los cuales fueron asentamientos
acxotecas que antecedieron a Calnáhuac. Es decir, este nuevo altepetl “Acxotlan

344
Calnáhuac Cochtocan” se fundó en un área cercana a sus antiguos altepeme o
cabeceras regionales.

El otro nombre es Cochtocan (Cochto-can) que se deriva de cochtoc = donde se


duerme y de can = lugar, por lo que significa “Lugar donde se duerme” (Peñafiel,
1897: 62; Monterrosa y Pineda, 2006: 162-163). Y al respecto, Sahagún menciona
lo siguiente sobre Cochtocan:

Y el dicho Quetzalcóatl comenzó a tomar el camino y partirse de Tulla; y así se fue, y llegó a
un lugar que se llama Quauhtitlan,…

Y el dicho Quetzalcóatl yendo de camino llegó a otro lugar que se llama Cochtocan, y vino
otro nigromántico y topóse con él diciendo: ¿A dónde os vaís?; y le dijo Quetzalcóatl: yo me
voy a Tlapallan; y el dicho nigromántico dijo al dicho Quetzalcóatl: En hora buena os vais;
bebed ese vino que os traigo. –Y dijo el dicho Quetzalcóatl: no lo puedo beber, ni, aún gustar
un tantito.

Y le dijo el nigromántico: Por fuerza lo habéis de beber, o gustar un tantito, porque a ninguno
de los vivos dejo de dar y hacer beber ese vino; a todos emborracho, ¡ea, pues bebedlo!

Y el dicho Quetzalcóatl tomó el vino y lo bebió con una caña, y en bebiéndolo se emborrachó
y durmióse en el camino y comenzó a roncar, y cuando despertó, mirando a una parte y a
otra, sacudía los cabellos con la mano, y entonces fue llamado el dicho lugar Cochtocan.

El dicho Quetzalcóatl, yéndose de camino más adelante, a la pasada de entre las dos sierras,
de Volcán y la Sierra Nevada,… miró la otra sierra nevada que se nombra Poyauhtécatl, que
está cabe Tecamachalco, y así pasó por todos los lugares y pueblos y puso muy muchas
señales en las tierras y caminos según que dicen (Sahagún, 2006: 196-197).

La descripción completa de Fray Bernardino de Sahagún sobre el viaje de


Quetzalcóatl (II) de Tula a Tlapallan, nos da una aproximación de donde pudo haber
estado Cochtocan. Un lugar que es mencionado en su travesía posteriormente a
Cochtocan es la Sierra Nevada, por lo que se considera que este lugar se
encontraba en la región de Chalco, Y que tiempo después, como parte de la
memoria colectiva y de la tradición oral de los acxotecas, sería recordado como un
importante lugar, siendo renombrado como Acxotlan Calnáhuac Cochtocan.

Fernando Alva Ixtlilxóchitl también aporta datos importantes sobre Quetzalcóatl (II)
y su andar por lo que serían posteriormente, las tierras de los chalcas:

345
… y en el ínter Topiltzin se fue huyendo y se metió en Xicco, una cueva, que está junto en
Tlalmanalco, y así no le pudieron dar alcance… Después de allí, algunos días, salió Topiltzin
con algunos de sus criados de Xicco, que ya sus enemigos no parecían y eran ya idos; y
viendo toda la tierra de todo punto destruida… una noche con algunos tultecos se partió para
Tlapalan (Alva, 1975: 282).

Ambas fuentes nos señalan que Quetzalcóatl estuvo en Chalco. Y relacionando toda
la información anterior podemos interpretar que fue en una parte de la isla de Xico,
que por tratarse de Quetzalcóatl el nombre se continuó conservando. Su significado
puede deberse a que efectivamente fue el lugar en donde alguna vez estuvo y
durmió Quetzalcóatl. Aunque esa acción de dormir puede estar señalando una
cuestión más de carácter ritual asociada con la penitencia, el pulque, el sueño y el
espacio sagrado, que en este caso fue una cueva.

Mientras que Domingo Chimalpáhin nos dice que Calnáhuac Cochtocan se ubicaba
muy cerca de San Miguel, lo cual se describe a continuación:

… y a Toteociteuctli Tecuachcauhtli, tlatohuani de Chalco, el cual estaba en Acxotlan, que


ahora se llama Calnáhuac, junto a San Miguel (Chimalpáhin, 2003a: 229).

Actualmente existe un San Miguel Xico, que también es conocido como Xico Viejo
debido a su antigüedad, el cual se estaría relacionado directamente con el Xico
prehispánico del Posclásico Medio-Tardío (Jalpa, 1993: 181-191; Hiernaux y
Lindón, 1996: 293; Gallegos, 2016: 106-110).

A propósito de ello, Chimalpáhin también menciona que Acxotlan Calnáhuac


Cochtocan se ubicaba en donde posteriormente se construyeron las casas del
español Diego Dávila, es decir durante la época novohispana (Op. Cit., 2003b: 55).
Y completando lo anterior, en el reverso de un documento histórico de Chalco (no.
30), conocido como “Recibos presentados por el capitán Jorge Ceron y Carabajal”
se tiene el nombre de Diego como testigo, quien era gobernador de San Miguel, en
dicho documento se nos narra la queja presentada por algunos pobladores de la
región de Chalco en contra de Jorge Cerón (alcalde mayor de Chalco), por la falta

346
de pago de servicios y prestaciones personales a las que habían sido obligados
estos indígenas por parte de este alcalde, este proceso se presentó ante la Real
Audiencia de México en 1564.78 Estas dos referencias históricas al conjuntarlas, nos
señalan que el gobernador Diego Dávila de San Miguel tenía propiedades en lo que
fueron las antiguas tierras de Calnáhuac Cochtocan y así mismo, en el área de lo
que fue la antigua isla de Xico. Permitiendo entonces, entender que el sitio
arqueológico denominado como CH-AZ-192 que se ubica al oriente de los cerros
Xico y El Marqués, sería el mítico Calnáhuac Cochtocan el cual estaba cerca o junto
a San Miguel (Xico) (Monterrosa, 2012: 78).

En las relaciones de Chimalpáhin se señala de alguna forma la importancia que tuvo


Calnáhuac durante el Posclásico Tardío, mientras que a Xico lo exaltan en tiempos
anteriores que corresponderían con el Posclásico Medio, es decir a la llegada de los
acxotecas. Sin embargo, el asentamiento de Xico sobrevivió a los diferentes
procesos políticos-sociales que se suscitaron a finales del Posclásico Tardío
(conquista por parte de la Triple Alianza) y durante la época novohispana, llegando
hasta nuestros días con el nombre de San Miguel Xico o Xico Viejo, mientras que
Calnáhuac por ser la sede principal de los acxotecas fue abandonada (y con el
tiempo olvidada), generando así una nueva fundación como cabecera regional de
los acxotecas hacia el área de Tlalmanalco, con el nombre de Acxotlan Cihuateopan
(Parsons, et. al., 1982: 157 y 198-201; Hiernaux y Lindón, 1996: 293; Chimalpáhin,
2003a: 121-123 y 229; y 2003b: 55 y 319; Hodge, et. al., 2008: 52).

Por último, se tiene que el nombre náhuatl de Cihuateopan (Cihua-teopan) se


compone por las raíces de cihuatl = mujer y de teopan = templo o lugar sagrado,
teniendo como significado “En el templo de la mujer” o “En el lugar sagrado de la
mujer”. Aunque la primera raíz de la palabra también puede designar a Cihuacóatl
= mujer serpiente, que conllevaría a “En el templo de Cihuacóatl” o “En el lugar
sagrado de Cihuacóatl”; este significado también estaría ligado con Tonatzin
“nuestra madre”, que es otro nombre con el que se le conoce a Cihuacóatl (Peñafiel,
1885: 73-74; y 1897: 57; Robelo, 1900: 52-53). Por ello se propone que el

78
Paleografía de Sonia Angélica Hernández Rodríguez.

347
asentamiento de Cihuateopan se estableció muy cerca de las faldas de la
Iztaccíhuatl, que es y era considerada como una madre, y así mismo, del
asentamiento de Tlacochcalco Tlalmanalco, pudiendo coincidir con los sitios
arqueológicos CH-AZ-20, CH-AZ-21 y/o CH-AZ-22, que se encuentran cercanos a
la actual comunidad de Tezoquipan Miraflores (Parsons, et. al., 1982: 157-160;
Cabrera, 2018: 94-95).

Figura 301. Ubicación de las cabeceras regionales de Acxotlan (Cuitlatetelco, Xicco, Chalchiuhtépec, Calnáhuac
Cochtocan y Cihuateopan) y Tlacochcalco (Chalco Atenco y Tlalmanalco).79 Basado en Chimalpahin (2003a y 2003b).

Omechalco

El nombre de Omechalco (Ome-chal-co) significa “En el lugar del chalchihuitl dual”


o simplemente como “Chalco dual” o “Chalco doble”, derivado de ome = dos, dual o
doble y de Chalco, que esta compuesto por las palabras chalchihuitl = piedra verde,
jadeíta o cosa preciosa y co = en (Peñafiel, 1885: 103; y 1897: 91; Montemayor, et.
al., 2009: 203; Monterrosa, 2012: 87). Posiblemente este nombre estaba

79
Modificado por Giovanni Castillejos y Joshué Soto. Tomado de Enrique Vela, en Arqueología Mexicana, no.
86. Límites aproximados del lago y áreas de chinampas, basados en el Mapa de la Isla de Cuitláhuac, en Blanton
(1972a y 1972b), Blanton, et. al. (1981), Parsons, et. al. (1982), Favila (2004) y Parsons (2008).

348
relacionado con la alianza que hicieron los acxotecas y los tenancas, que conllevo
a que Chalco tuviera una primera división en dos partes: Acxotlan al norte y Tenanco
al sur. Sobre este acontecimiento, Domingo Chimalpáhin nos narra que:

[…] vinieron unos en pos de otros y, al acabar de llegar todos, se reunieron los dos grupos;
el primer sitio al que llegaron [a establecerse] fue Cuitlatetelco en la ribera. Primeramente
llegaron los acxotecas, y luego les siguieron los teotenancas chichimecas; por eso aquí se
ponen y se pintan juntas las historias de ambos grupos (Chimalpáhin, 2003a: 121).

… así pues, tanto los acxotecas como los teotenancas tomaron del agua su nombre de
chalcas,… Y después otros grupos que también llegaron a la ribera, como los amaquemecas
y los tlacochcalcas que ahora se nombran tlalmanalcas, tomaron igualmente el nombre de
chalcas,… (Ibíd.: 117).

Por lo que podemos proponer que al referirse de Omechalco estaba haciendo


hincapié a que el territorio en un principio estaba gobernado por dos grupos (en
Cuitlatetelco). Este término, posteriormente pudo haberse reafirmado con la
conformación de dos posibles altepeme, el de Xico (Acxotlan) por parte de los
acxotecas y el de Tapalcatetelco o Ayotzinco Atenco (Tenanco) por los tenancas
(fig. 306) (Ibíd.: 117-121 y 127).

Omechalco también podría estar señalándonos el gobierno dual que se tuvo a


mediados del Posclásico Medio en Acxotlan por parte de acxotecas y
totolimpanecas, los primeros gobernando en Acxotlan Chalchiuhtépec y los
segundos en Chalco Atenco, lugar que era dependiente de Acxotlan (Ibíd.: 127-
133). De igual forma, puede señalar el gobierno que se dio entre acxotecas y
tlacochcalcas, los cuales tuvieron como cabeceras de gobierno a Acxotlan
Calnáhuac Cochtocan y Tlacochcalco Chalco Atenco, y posteriormente a la
conquista de la Triple Alianza, en Acxotlan Cihuateopan y Tlacochcalco
Tlalmanalco. Así mismo, Tlacochcalco estaba dividido internamente en dos partes
en: Itzcahuacan y Opochhuacan (Ibíd., 2003b: 29).

Como se puede entender, este término nos da un amplio significado y varias


respuestas. Consideró que Omechalco en un principio hacía hincapié a la primera

349
división de Chalco, que fue Acxotlan y Tenanco, pero que con el tiempo este nombre
permeó principalmente en el área de Chalco Acxotlan. En resumen, podemos
concluir que la cultura chalca tenía muy presente la dualidad, la cual estaba
asociada a las formas de gobierno, cosmovisión, espacio ritual, entre otros
aspectos.

Chalco Atenco. El centro regional multicultural

Como se mencionó anteriormente Chalco (Chal-co) tiene como raíces chalchihuitl


(chal-chihuitl) = piedra o cosa preciosa, o también puede significar piedra verde o
jadeíta, mientras que co = se traduciría como en o dentro, por lo que quiere decir
“En el lugar precioso”, “En el lugar de chalchihuitls”, “Lugar de cosas preciosas” o
“Lugar de jadeíta (del verde turquesa)” (Peñafiel, 1885: 103; y 1897: 91; Robelo,
1900: 12-13; Hodge, et. al., 2008: 50; Montemayor, et. al., 2009: 203; Monterrosa,
2012: 55). Y la palabra Atenco (A-ten-co) está compuesta por atl = agua; tentli =
labio, borde u orilla de algo; y co = en, haciendo referencia al lugar; siendo su
significado el de “En la orilla del agua”. En conjunto Chalco Atenco nos quiere decir
“Lugar precioso a la orilla del agua”, “Lugar de chalchihuitls a la orilla del agua” o
“En el lugar del verde turquesa a la orilla del agua” (Hodge, et. al., 2008: 50;
Montemayor, et. al., 2009: 196; Garibay, 2019: 366; Monterrosa, 2012: 55).

De manera general, el topónimo de Chalco Atenco está compuesto por un


contenedor u olla que en su interior tiene piedras verdes (símbolo del vital líquido) y
de la cual brota una planta con piedras preciosas y por debajo o a un lado, se tiene
una boca rodeada del glifo atl = agua o se encuentra representada específicamente
por la ribera del lago.

En el topónimo del Códice Mendoza se observa un círculo verde rodeado de un


anillo de color rojo y al exterior de estos, otro anillo con motivos florales de color
blanco, debajo de este círculo se tiene una boca bordeada por el glifo de atl (agua),
el cual tiene chalchihuitls y caracoles (Peñafiel, 1885: 58 y 103-104). Mientras que
el topónimo del Códice Xólotl está representado por una olla que en su parte
superior tiene un círculo verde (piedra verde) con motivos florales en color rojo y

350
amarillo, mientras que, en la base de esta olla, hay una boca con el símbolo del
agua. Y por último, el topónimo del Mapa Uppsala está compuesto por una olla, que
pareciera tener una serie de piedras preciosas a manera de semillas, de las que
brota una planta con piedras verdes y preciosas, además se tuvo la intención de
colocar dicha olla a lado del lago para hacer referencia a la palabra Atenco (figs.
302-304) (León-Portilla y Aguilera, 2016: 101).

Figura 302, 303 y 304. Topónimo de Chalco Atenco. A) Fol. 17v del Códice Mendoza, B) Lámina 2 del Códice Xólotl y C)
Mapa Uppsala. Tomadas de www.codicemendoza.inah.gob.mx; thouvenotmarc.com; y www.wdl.org.

El chalchihuite y los motivos florales muy probablemente denotan la fertilidad de las


tierras de Chalco y así mismo, el origen de la vida. Mientras que el anillo de color
rojo, que está representado en el topónimo del Códice Mendoza podría señalar un
contenedor de agua, que en otros códices está representado como una olla. Hay
que recordar, que estas vasijas cerámicas representaban la matriz de la tierra, es
decir, era el lugar de contención de agua y que en muchas ocasiones se asociaba
con los cerros. Literalmente Chalco sería el lugar en donde se contienen las aguas
y surge la vida vegetal (y por ende animal y humana).

El antiguo asentamiento prehispánico de Chalco o Chalco Atenco se desarrolló


entre el periodo Posclásico Medio y Tardío, al que también se le llegó a conocer
como Acxotlan Chalco Atenco o Tlacochcalco Chalco Atenco, lo cual tuvo que ver
con el grupo étnico dominante de la época (cuadro 5) (Chimalpáhin, 2003a: 135 y
153; y 2003b: 37 y 53; Hodge, et. al., 2008: 48-50). Arqueológicamente también se

351
le conoce como Chalco Azteca, sitio arqueológico de Chalco o CH-AZ-172. En su
máximo esplendor llegó a ser un centro regional (primario) con una gran extensión
territorial, una alta demografía (6000 habitantes a finales del Posclásico Medio y
12500 durante el Posclásico Tardío) y una diversidad de grupos étnicos asentados
en sus calpultin, pueblos y aldeas dependientes (Parsons, et. al., 1982: 157 y 192-
193; Hodge, et. al., 2008: 36-42 y 70).

Gobernante(s) y año(s) de gobierno Grupo(s) étnico(s) Suceso(s) importante(s)


Chalco Atenco (Acxotlan)
¿Noble acxoteca o Tlaltecahuaca como Fundación de Chalco Atenco como sujeto de
cuauhtlatoani? Tlaltecahuacas (subordinados y
sin gobernante de linaje) Acxotlan (primero de Xicco y después de
Entre finales del siglo XII y principios de siglo Chalchiuhtépec).
XIII
¿1200/1230? – 1241 d.C.
Atonaltzin Chichimecateuctli y Tliltecatzin Totolimpanecas Otros grupos chichimecas ya estaban establecidos
Chichimecayaotequihua (grupo dominante en Chalco alrededor, como los chalcas tenancas al sur y los
1241 – 1259 d.C. Atenco) chichimecas de Tlatzalan Tlalanoztoc y Coatepec al
norte.
Recibimiento de otros grupos étnicos en Acxotlan
Tlaltecahuacas y posiblemente Chalchiuhtépec, Chalco Atenco u otra población
¿Noble o nobles acxotecas/tlaltecahuacas algunos ¿acxotecas, tlailotlacas, dependiente de los acxotecas.
como cuauhtlatoque? mihuacas, contecas y
1259 – 1324 d.C. totolimpanecas? Los grupos que llegaron a Acxotlan fueron los
(diversidad de grupos) tecuanipantlacas, mexicas, poyauhtecas y
tlacochcalcas.
Chalco Atenco (Tlacochcalco)
Opochhuacan Itzcahuacan
Guerras floridas entre acxotecas y tlacochcalcas, que
Chichicuepotzin se llevaron a cabo entre los años de 1324 y 1336.
Teohuateuctli Caltzin
1324 – 1332 d.C. Tlatquicteuctli Establecimiento de los mexicas en Tenochtitlan en el
1324 – 1339 d.C. año de 1325 d.C.

Xolhuahuazantzin Cuatéotl o Huehue


Teohuateuctli Cuateotzin
1337 – 1361 d.C. Tlatquicteuctli
1341 – 1356 d.C.

Tlacochcalcas
(grupo dominante en Chalco
Atenco) En el año de 1367, Huehue Cacamatzin
Chahuatlatohuatzin
Teohuateuctli de Tlailotlacan Amaquemecan lideró a
o Milnacaztzin
todos los chalcas en un guerra de conquista en
Tlatquicteuctli
contra de los tepanecas, mexicas e ixtapalapanecas.
Cuateotzin 1357 – 1380 d.C.
Llegando hasta Techixco, muy cerca de Ixtapalapan.
Miccacálcatl
Teohuateuctli Guerras floridas entre chalcas y mexicas, que se
1366 – 1399 d.C. llevaron a cabo entre 1376 y 1383/1407 d.C.

En 1381, comenzaron las guerras floridas entre


chalcas y tepanecas.

En 1386, los chalcas sujetaron a los matlatzincas.

Ixmacpaltzin o
Tozanteuctli Mapehualoctzin
Teohuateuctli Tlatquicteuctli
1399 – 1407 d.C. 1384 – 1407 d.C.
En el año de 1402 nació en Texcoco, Nezahualcóyotl
hijo de Ixtlilxóchitl.

352
Usurpación y traición por parte de tres chalcas Entre 1403 y 1407, se llevaron a cabo una serie de
tlailotlacas: Mácuex, Xocuahue y Tlaltécatl. intrigas y acusaciones en contra de los chalcas, por
Quienes gobernaron en Amaquemecan y lo que estos huyeron a otras regiones. Muy
Acxotlan Calnáhuac Cochtocan. probablemente había un trasfondo político y de
1407 – 1410 d.C. conquista por parte de la Triple Alianza de
Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlan.
¿Regresó a gobernar Ixmacpaltzin
Tozanteuctli Tlatquicteuctli Maxtla tomó el mando del altepetl de Coyoacan en el
Teohuateuctli? 1410 – 1413 d.C. año de 1410 d.C.

Guerra entre tepanecas y acolhuas (1414 – 1418


d.C.). Los chalcas primeramente apoyaron a los
Teciuhtzin acolhuas, lo que conllevó a que en 1415, la guerra
Teohuateuctli llegará a Chalco Atenco.
1413 – 1418 d.C. Cuateotzin
Tlatquicteuctli Los chalcas se aliaron con los tepanecas en contra
1413 – 1446 d.C. de los acolhuas.
Tlacochcalcas
(grupo dominante en Chalco En 1418, fue asesinado Ixtlilxóchitl y conquistado el
Totequixtzin Atenco)
Teohuateuctli altepetl de Texcoco.
1418 – 1443 d.C.
Se dice que Totequixtzin y Cuateotzin fueron
muertos por tener amistad con Moctezuma
Ilhuicamina y Nezahualcóyotl.
Tlacochcalco Chalco Atenco sin gobernantes
1443 – 1447 d.C. Guerra entre la Triple Alianza y la Chalcayotl (1446 –
1465 d.C.).
Chalchiuhtlatónac
Teohuateuctli En la región de Chalco y en otros lugares de la
1447 – 1450 d.C. Cuenca de México hubo mal clima, pobres cosechas
y mucha hambruna.
Amihuatzin
Tlatquicteuctli Destrucción de Chalco Atenco en el año de 1464.
Huitzilpopocatzin
Teohuateuctli 1447 – 1464 d.C.
Los tlacochcalcas y acxotecas se mudaron a
1451 – 1464 d.C. Tlalmanalco.

Conquista de todo el territorio Chalca en 1465.

Cuadro 5. Gobernantes y grupos étnicos que se establecieron en Chalco Atenco. Basado en Alva (1975 y 1977), Códice
Chimalpopoca (1992), Durán (1995) y Chimalpáhin (2003a y 2003b).

Su fundación está relacionada con la historia de los acxotecas y otros grupos étnicos
a fines a estos, que eran los mihuacas o mihuaques, tlaltecahuacas y contecas
(Chimalpáhin, 2003b: 13; Hodge, et. al., 2008: 50; Jalpa, 2009: 106-107; Meléndez,
2015: 72). Estos chalcas se establecieron primeramente en Cuitlatetelco y después
de unos años, se trasladaron a Xicco. Los acxotecas y demás grupos estuvieron
viviendo también en Xicco, pero nuevamente se trasladaron a la ribera norte del
Lago de Chalco, en donde fundaron Acxotlan Chalchiuhtépec (Chimalpáhin, 2003a:
115-123).

Al respecto de los tlaltecahuacas, los relaciono con los tlahuacas ya que guardan
algunas similitudes en su nombre y en la temporalidad de su establecimiento en la
región del Lago de Chalco, por lo que consideró que los tlaltecahuacas, así como
los cuitlahuacas, son subgrupos de los tlahuacas. Sobre los tlahuacas se nos hace

353
referencia que llegaron a la región del Lago de Chalco después que los acxotecas,
en donde se asentaron en poblaciones como Xico, Chalco Atenco y Cuitláhuac
(Códice Chimalpopoca, 1992: 16-17; Dyckerhoff, 2002-2003: 162; Chimalpáhin,
2003b: 13; Monterrosa, 2012: 75). Esto se señala en los Anales de Cuauhtitlan:

… 3 tochtli. En este año murió Macatzin, rey de Colhuacan; luego se entronizó Quetzaltzin
en Colhuacan. Los beneméritos fundadores tlahuacas, Cuauhtlotlinteuctli, Ihuitzin, Tlilcoatzin,
Chalchiuhtzin y Chahuaquetzin, fueron todos chichimecas de los que se repartieron en Xicco,
en Chalco y en Tlahuacan; por lo cual se dicen señores cuitlahuacas de Tícic (Anales de
Cuauhtitlan, 1992: 17).

También en los Anales de Cuauhtitlan, se nos dice que los tlahuacas que se
encontraban en ese tiempo en Xicco se dividieron una vez más, algunos se
quedaron en Xicco y otros decidieron migrar a Chalco Atenco. Este acontecimiento
se dio alrededor del año de 1376 d.C., de acuerdo con la correlación de otros
eventos históricos. Y al respecto, en dicho documento se narra lo siguiente:

…1 tochtli. En este 1 tochtli se dieron rey de los tenochcas. Entonces se entronizó Acamapixtli
(sic) en Tenochtitlan. Según se dice, solamente su mujer Illancueytl le constituyó rey. Ahí
comenzó la monarquía de los mexicanos. En el mismo 1 tochtli se destruyeron totalmente los
totomihuacas: fueron vencidos por los huexotzincas. En este 1 tochtli se dividieron los chalcas
de Tlahuacan: partieron de Xicco y se mudaron adonde hoy es Chalco. Por tanto, estuvieron
en Xicco CCXII años, cuando reinaban Petlacalliteuctli, Tecocomoctli, Mamatzinteuctli y otros
nobles,… (Ibíd.: 31).

Y de acuerdo a la historia de los acxotecas y de la correlación de los eventos


históricos regionales e interregionales, la fundación de Chalco Atenco se podría
situar temporalmente a principios del XIII, alrededor de los años 1200/1230 d.C. En
esta fase de tiempo, Chalco Atenco se caracterizó por ser una población
dependiente de Cuitlatetelco, posteriormente de Xicco y por último, de
Chalchiuhtépec. En un principio, Chalco Atenco no tenía un gobierno legítimo por
parte de los tlaltecahuacas o tlahuacas, ya que lo únicos que habían traído tlatoani
desde Tula eran los acxotecas y por tal motivo, eran los únicos con el derecho de

354
gobernar estas tierras y sus poblaciones dependientes, siendo así los acxotecas el
grupo dominante de todo Chalco y de Acxotlan. En esta primera fase del desarrollo
del asentamiento de Chalco Atenco, muy probablemente estuvo gobernada por
algún noble/pipiltin acxoteca o tlaltecahuaca que debió tener por título el de
cuauhtlatoani; este título confería el control de la población y de sus habitantes, pero
no daba el derecho de crear un linaje (Chimalpáhin, 2003a: 115-121; y 2003b: 13;
Hodge, et. al., 2008: 50; Jalpa, 2009: 106-107). Esto menciona a continuación:

… Los primeros que llegaron fueron los acxotecas y los mihuacas; éstos fueron los primeros
que vinieron a merecer, poseer y a pisar las tierras… Pero los acxotecas traían tlatoque;
mientras que los mihuacas, cuando vinieron y llegaron a establecerse, sólo traían
cuauhtlatoque, pues no tenían principales ni tlatohuani. Y se dice que la nobleza de éstos
salió de Acxotlan.

Después de que llegaron los acxotecas y los mihuacas, les siguieron los llamados
tlaltecahuacas, que tampoco tenían principales; y después de que llegaron los tlaltecahuacas,
les siguieron los llamados contecas, que fueron los terceros en llegar… (Chimalpáhin, 2003b:
13).

A la llegada de los totolimpanecas, al cuauhtlatoani acxoteca o tlaltecahuaca debió


habérsele sustituido, ya que se menciona que este grupo recién llegado se le
permitió asentarse y gobernar a Chalco Atenco a partir del año de 1241 d.C., muy
probablemente influyó el que su dirigente si tenían un título de nobleza, el de
“chichimecateuctli”. Fue Atonaltzin Chichimecateuctli quien gobernó Acxotlan
Chalco Atenco junto con su hermano Tliltecatzin Chichimecayaotequihua, entre los
años de 1241 a 1259 d.C. (Schroeder, 1994: 94-95; Chimalpáhin, 2003a: 123-135 y
195-197).

Otros grupos étnicos que llegaron posteriormente a Chalco Atenco fueron los
tecuanipantlacas huixtocas que llegaron a Chalco Atenco en 1286 o antes de esa
fecha y se establecieron muy cerca de ahí, fundando la población de Huixtoco (San
Marcos); los poyauhtecas que arribaron a la ribera del Lago de Chalco alrededor del
año de 1304; y por último, los tlacochcalcas en el año de 1324, cuando se asentaron
en Chalco Atenco como subordinados de los acxotecas. Algunos de estos grupos

355
sólo se establecieron provisionalmente, mientras que otros o una facción de ellos,
se quedaron a residir en Chalco Atenco o en algún de las poblaciones aledañas
(Chimalpáhin, 2003a: 165 y 345-349; y 2003b: 25-37; Jalpa, 2009: 106-118). Al
respecto de los tlacochcalcas, se dice que:

Finalmente, en último lugar, llegaron los dichos nonohualcas teotlixcas tlacochcalcas, que
[también] se asentaron junto a la [otra] gente en Chalco Atenco. Se dice que se les permitió
asentarse en unas cuantas chinampas que les dieron; de allí comían, pues eran todavía
pobres, y [sólo] hasta después los tlatoque de los tlacochcalcas se volvieron poderosos (Ibíd.,
2003b: 13).

Chalco Atenco como población secundaria fue un asentamiento que albergó una
población multiétnica y parece ser que era en donde los grupos recién llegados
pactaban algún tipo de alianza con los chalcas acxotecas para poderse asentar en
Chalco Atenco o en otro punto de Chalco Acxotlan o en el resto del territorio de
Chalco. Quizás esto tenía que ver con el linaje tolteca de los acxotecas que les
confería un gran prestigio y además porque habían sido los primeros en llegar a
estas tierras, lo cual les daba el derecho de gobernar Chalco y ser la principal
cabecera (Acxotlan Chalchiuhtépec) del territorio chalca (Schroeder, 1994: 87 y 90;
Hodge, et. al., 2008: 52).

Su mayor esplendor de Chalco Atenco se dio a raíz de la llegada de los


tlacochcalcas, quienes la tomaron como cabecera de Tlacochcalco, entre los años
de 1324 y 1464 d.C. En un principio los tlacochcalcas estuvieron bajo el dominio de
los acxotecas, pero con el tiempo fueron teniendo mayor poderío militar e hicieron
frente a los acxotecas en una guerra denominada como “Guerra Florida”, que se
llevó a cabo entre los años de 1324 y 1336 d.C. Los estragos de esta guerra y sobre
todo los cambios climáticos que derivaron en sequías y hambrunas, además de los
designios divinos del dios de los tlacochcalcas, conllevó a que los tlacochcalcas
fueran el grupo dominante y que los acxotecas pasaran a formar parte de
Tlacochcalco (Chimalpáhin, 2003a: 421; y 2003b: 11-13; Meléndez, 2015: 81). Sin
embargo, el prestigio de los acxotecas nunca se perdió, ya que el ser de linaje
tolteca les confería gran importancia y cierta autonomía en el ahora denominado
356
territorio de Chalco Tlacochcalco (Chimalpáhin, 2003b: 55; Hodge, et. al., 2008: 52;
Jalpa, 2009: 106-107). Chalco Atenco fue el principal asiento de los tlacochcalcas y
quizás el centro regional más sobresaliente de todo Chalco junto con
Amaquemecan, entre los años de 1336 y 1464 d.C. (Schroeder, 1994: 87; Durán,
1995: 195). Su declive se dio como consecuencia de la derrota de los chalcas por
parte de la Triple Alianza, siendo destruida en el año de 1464 y generando así, un
desplazamiento de la población hacia el área de Tlalmanalco (Chimalpáhin, 2003a:
261-263; Hodge, et. al., 2008: 52-56).

Acxotlan

Acxotlan (Acxo-tlan) significa “Junto a los árboles de acxoyatl” o “En el lugar donde
hay acxoyatl”, que se deriva de la palabra náhuatl acxoyatl = rama u hoja de una
planta que era usada para ceremonias religiosas (probablemente oyamel) y de tlan
= locativo que se traduce como en, junto, entre o debajo (Peñafiel, 1897: 13;
Mancilla, 2000: 58; Hodge, et. al., 2008: 52; Monterrosa, 2012: 77; Garibay, 2019:
334).

Acxotlan fue el territorio de los chalcas acxotecas que comprendía toda o gran parte
de la ribera del Lago de Chalco a principios del Posclásico Medio. A la llegada de
los tenancas este territorio fue llamado Chalco y se subdividió a su vez, en Acxotlan
y Tenanco, el primero ubicado al norte y el segundo al sur (Chimalpáhin, 2003a:
115-121). La primera sede de Acxotlan fue Cuitlatetelco, después Xicco y
sucesivamente lo fueron Chalchiuhtépec, Calnáhuac Cochtocan y Cihuateopan
(cuadro 6) (Schroeder, 1994: 85-87; Monterrosa, 2012: 80).

Durante el Posclásico Temprano, los acxotecas fueron parte de la sociedad de Tula


por lo cual se les consideraba como gente tolteca; y muy probable eran un grupo
tolteca nonoalca, ya que tuvieron gran prestigio en la región de Chalco (Navarrete,
2017: 347-351; Monterrosa y Pineda, 2006: 161). En Tula estuvieron gobernados
por Xalliteuctli Tecuachcauhtli, dicho gobernante murió en aquellas tierras; antes de
la destrucción de Tula. Como consecuencia de la eminente caída del centro
suprarregional tolteca y de la desestabilización política, social, religiosa y económica

357
que se dio en la mayoría de las poblaciones dependientes e interdependientes con
Tula, los acxotecas se vieron obligados a migrar hacia otras tierras bajo el mando
de Atlauhtzin Tecuachcauhtli alrededor del año de 1140 d.C.,80 este tlatoani los llevó
a Hueyacocotla en donde murió. Su hijo Petlacalliteuctli, tomó el título de
Tecuachcauhtli en Hueyacocotla y continuó con la migración hacia
Tetlhuehueyacan en donde pasó sus últimos años de vida. El hijo de Petlacalliteuctli,
llamado Teconehuateuctli Tecuachcauhtli fue quién los estableció por fin en la
región de Chalco, en donde fundaron Acxotlan Cuitlatetelco; en relación con las
fuentes históricas denominadas como Anales de Cuauhtitlan, se le asocia con
Tozquehuateuctli (fig. 305) (Códice Chimalpopoca, 1992: 15; Chimalpáhin, 2003a:
79 y 115-121; Navarrete, 2017: 347).

De Tula, trajeron a su dios patrono llamado Acollácatl Nahualteuctli (posiblemente,


una advocación de Tezcatlipoca Negro), un tianguis en donde comerciaban y una
casa de madera que usaban como cárcel (Chimalpáhin, 2003a: 115-117; Meléndez,
2015: 101-103; Navarrete, 2017: 347-348). Los pipiltin o nobles acxotecas
principalmente se establecieron en Cuitlatetelco, mientras que los macehualtin
acxotecas lo hicieron en Xicco. Otros grupos étnicos que estaban relacionados
directamente con los acxotecas fueron los mihuacas, quienes llegaron junto con
ellos, posteriormente arribaron los tlaltecahuacas (¿o tlahuacas?) y por último, los
contecas, siendo toda esta gente la que habitó Chalco Acxotlan y la que fundó las
poblaciones de Chalco Atenco y Tlalmanalco. En el año de 1229 d.C., llegó un
nuevo grupo a Cuitlatetelco procedente de Tizatépec quienes se hacían llamar
teonancas (tenancas, cuixcocas, temimilolcas e ihuipanecas) y que a su vez, traían
consigo mismo otros grupos étnicos como los tlailotlacas, atlauhtecas,
tlacatecpantlacas, amilcas, teuctipantlacas y tepamecas, que se unieron a ellos en
Tizatépec (Códice Chimalpopoca, 1992: 16-17; Chimalpáhin, 2003a: 115-121; y
2003b: 13; Jalpa, 2008: 49; Monterrosa, 2012: 75; Meléndez, 2015: 72). Los
acxotecas los recibieron y les dieron tierras en Cuitlatetelco, estos tenancas también

80
Domingo Chimalpáhin menciona que los toltecas comenzaron a abandonar Tula en el año 1040. Sin
embargo, consideró que la fecha es incorrecta y que al correlacionarse con otros datos, coincidiría con el
año de 1140 d.C. (Chimalpahín, 2003a: 79).

358
tomaron una serie de chinampas en Mixquic y marcaron sus linderos a partir de este
lugar. Fue así que desde ese tiempo los acxotecas y tenancas se autonombraron
chalcas y a su territorio “Chalco”, dividiéndolo en dos partes: Acxotlan y Tenanco
(Chimalpáhin, 2003a: 115-119).

Figura 305. Límites aproximados de Chalco Acxotlan (1170/1181-1200/1210). Basado en Acuña, 1985: 145-146; Códice
Chimalpopoca, 1992: 15; Schroeder, 1994: 85; Chimalpahin, 2003a; y 2003b.

En Cuitlatetelco murió Teconehuateuctli Tecuachcauhtli y le dejó el mando de


Acxotlan a su hijo Huitznecáhual Tecuachcauhtli; a quien también se le relaciona
con el nombre de Acatl (Códice Chimalpopoca, 1992: 16; Chimalpáhin, 2003a: 117-
121). Parece ser que, a la llegada de los tenancas, los acxotecas sólo estuvieron un
año o un par de años en Cuitlatetelco, ya que enseguida decidieron retirarse hacia
el norte, en específico a la isla de Xicco, en donde ya se encontraban algunos
macehualtin acxotecas. Mientras que los tenancas estuvieron gobernando todavía
en Cuitlatetelco hasta el año de 1238, después de ese año algunos tenancas
migraron a Xicco con los acxotecas y otros a Tapalcatetelco (cerca de Ayotzinco
Atenco). Sin embargo, los tenancas que se fueron a Xicco no estuvieron mucho
359
tiempo con los acxotecas y decidieron regresar a la ribera sureste del lago, en donde
se encontraban la mayoría de los tenancas (Op. Cit.: 117-121). En Xicco gobernó
Huitznecáhual Tecuachcauhtli junto con su mujer Acxomócuil y estando ahí,
tuvieron un hijo llamado Toteociteuctli (I), que también pudo haber tenido el nombre
de Aolliteuctli (fig. 306) (Códice Chimalpopoca, 1992: 16; Chimalpáhin, 2003a: 121;
Monterrosa, 2012: 80).

¿Tapalcatetelco o
¿Chalco Atenco? Ayotzinco Atenco?

Figura 306. Representación de Omechalco (¿a la derecha Chalco Atenco de Acxotlan y a la izquierda Ayotzinco Atenco o
Tapalcatetelco de Tenanco?) y Chalco Xico como centro regional de Chalco y de Acxotlan. Lámina 1-2bis del Códice
Xólotl.

Durante este tiempo los chalcas acxotecas tuvieron contacto con otros grupos, los
cuales se asentaron en la parte norte de su territorio. Los primeros en llegar fueron
los chichimecas de Coatepec, quienes se establecieron en un área ubicada entre la
sierra de El Pino y la de Río Frío, lugar que era parte del territorio chalca acxoteca,
motivo por el cual los chalcas tuvieron una fuerte enemistad con ellos, que se tradujo
en guerra, de este primer conflicto resultaron victoriosos los chichimecas y de esta
forma tomaron como suyas esas tierras, por otro lado los chalcas acxotecas
comenzaron a ver reducido su territorio (Acuña, 1985: 145-146). Otro grupo de
chichimecas fue el de Tlotzin Pochotl, con quienes aparentemente tuvieron una

360
alianza, lo que conllevó a que estos fundaran la población de Tlatzalan Tlalanoztoc
en la sierra de El Pino, además de que entre ambos grupos se generó un proceso
de aculturación, que benefició en mayor medida a los chichimecas de Tlotzin, ya
que este personaje buscó tener un modo de vida más asemejado a la tradición
tolteca-chalca mediante la práctica de cultivo, actividades rituales, aprendizaje de la
lengua náhuatl, la construcción de viviendas, el tipo de alimentación, entre otras que
llevaban a cabo los acxotecas (fig. 307) (León-Portilla, 1967: 70-75; Corona, 1973:
61-62; Navarrete, 2017: 351). También en estos años se dio la llegada de los
tlacochcalcas, nonoalcas y teotlixcas, que fue la primera migración de estos grupos
a Chalco Acxotlan, estos llegaron bajo el mando de Cahuetzcatzin Teohuateuctli,
quienes tomaron tierras en la ribera del Lago de Chalco y específicamente en
Xallipitzahuayan, en donde fundaron su principal asentamiento denominado como
Tlacochcalco Tlapitzahuayan; al comparar los diferentes documentos históricos que
tienen relación con esta migración, sale a relucir que el personaje Amitzin o
Tlamiyotzin, que se representa en el Códice Xólotl pudo haber sido un tlacochcalca
y así mismo, tener algún parentesco con Cahuetzcatzin, quizás como de padre e
hijo. La otra posibilidad es que Amitzin fuera un importante capitán de Cahuetzcatzin
y por ello, a falta de un sucesor legítimo para tomar el gobierno de Tlapitzahuayan,
este fue elegido como cuautlatoani (fig. 308) (Dibble, 1980a: 53 y 71; Anales de
Cuautitlan, 1992: 16-17; Chimalpáhin, 2003a: 319-321).81

Figura 307. El chalca acxoteca Tecpoyo Achcautli se dedicó a enseñar a los chichimecas de Tlotzin Pochotl las actividades
que desempeñaban los toltecas acxotecas. Códice Tlotzin (Copia).

81
Lámina 3 y 4 del Códice Xólotl.

361
Figura 308. Amitzin en Chalco Atenco y el glifo de tlalli, que indica que en ese lugar tomaron tierras y así mismo, se
observa su alianza matrimonial con Xiuhnenetzin, mujer chalca con la que tuvo un hijo de nombre Pochotl. Lámina 3 del
Códice Xólotl.82

Retomando la historia de los acxotecas, Huitznecáhual y su mujer murieron en


Xicco, por lo que Toteociteuctli tomó el título de Tecuachcauhtli, aunque por la
relación de años que da Chimalpáhin parece ser que Toteociteuctli aún era un niño
cuando fue proclamado gobernante de Acxotlan. Una de las primeras decisiones
que tuvo Toteociteuctli fue la de mudar la sede de gobierno hacia la ribera norte del
lago, en donde fundó el altepetl de Chalchiuhtépec entre los años de 1240 y 1241
d.C. El centro regional de Chalchiuhtépec estuvo constituido por un centro
ceremonial en donde se encontraba el tecpan de Toteociteuctli y el teocalli de su
dios Acollácatl Nahualteuctli, pero también en Chalchiuhtépec se estableció un

82
En la esquina inferior del lado izquierdo se observa un chalca acxoteca que tiene una posición como de
lamentación, este se transportó en una canoa de Chalco Atenco o Xicco hacia la ribera norte del Lago de
Chalco. Enfrente de este personaje que puede tratarse de Toteociteuctli (I), se observa un cerro
(¿Chalchiuhtépec?) y una serie de huellas que van hacia la cúspide del cerro pero que también continúan hacia
Coatlinchán. Por tal motivo se infiere que el cambio de sede de Acxotlan que se hizo de Xicco a Chalchiuhtépec,
tuvo la finalidad de frenar la expansión de los chichimecas y de otros grupos que continuaban llegando a
Chalco para poder tomar tierras en este lugar. De igual forma, las huellas que se observan indican que una
parte de los chalcas acxotecas optaron por migrar hacia el centro regional de Coatlinchán que en ese tiempo
era la sede principal del Acolhuacan.

362
tianguis y una cárcel, mientras que el resto de la población se distribuyó en sus
respectivos calpultin (Chimalpáhin, 2003a: 121-123; Navarrete, 2017: 348-349).

En el año de 1241 d.C., los chichimecas totolimpanecas llegaron a Chalco Acxotlan


bajo el mando de Huehueteuctli Chichimecateuctli y sus tres hijos Tliltecatzin,
Xochitzin y Atonaltzin. En Acxotlan los recibió Toteociteuctli Tecuachcauhtli, quien
los dejó asentarse en Chalco Atenco. Al poco tiempo, Huehueteuctli
Chichimecateuctli murió en Chalco Atenco y en ese mismo año, Atonaltzin tomó el
título de chichimecateuctli y su hermano Tliltecatzin fue nombrado
Chichimecayaotequihua, ambos gobernaron 18 años en Chalco Atenco junto a
Toteociteuctli Tecuachcauhtli, tlatoani de Chalco Acxotlan Chalchiuhtépec y durante
ese tiempo, decidieron tomar el nombre de chalcas amaquemecas (Schroeder,
1994: 94-95; Chimalpáhin, 2003a: 123-131; Monterrosa, 2012: 101-106). Para el
año de 1251, los chalcas (acxotecas, amaquemecas y tenancas) tuvieron una
guerra con sus vecinos los huexotzincas, tlaxcaltecas y totomihuacas, en la que
fueron vencidos (Códice Chimalpopoca, 1992: 23). En el año de 1259, los
amaquemecas prosiguieron con su peregrinaje hacia Chalchiuhmomozco en donde
habitaban los olmecas, xicalancas, xochtecas, quiyahuiztecas y cocolcas. En el año
de 1261, los amaquemecas lograron conquistar Chalchiuhmomozco y lo
renombraron como Chalco Amaquemecan (Chimalpáhin, 2003a: 135-151;
Meléndez, 2015: 73).

En el año de 1286, los mexicas se establecieron en Tlapitzahuayan bajo el mando


de Huehue Huitzilíhuitl, estuvieron alrededor de nueve o diez años en tierras chalcas
(1286-1295 d.C.). Sin embargo, los chalcas (tlacochcalcas y/o acxotecas) optaron
por sacar a los mexicas de su territorio mediante agresiones, haciéndolos huir hacia
Chapultepec (Chimalpáhin, 2003a: 163; Navarrete, 2017: 429-434).

También en ese mismo año o en 1287, los tecuanipantlacas llegaron a Chalco


Acxotlan bajo el mando de Ocelotlteuctli, en donde fundaron la población de
Huixtoco Tecuanipan. Algunos se quedaron a residir ahí y otra parte de los
tecuanipantlacas huixtocas fueron en busca de nuevas tierras, hasta que retornaron
y se establecieron en Amaquemecan. Posteriormente, Ocelotlteuctli y algunos

363
huixtocas, también fueron a establecerse a Tecuanipan Amaquemecan junto con
los otros que se habían adelantado (Chimalpáhin, 2003a: 163-165 y 345-349; y
2003b: 25; Jalpa, 2009: 113-116).

En 1299 llegó una segunda migración de nonohualcas tlacochcalcas a


Tlapitzahuayan, bajo el mando de Yacahuetzcatzin Teohuateuctli. En el año de
1303, los tlacochcalcas divieron su altepetl Tlacochcalco Tlapitzahuayan en dos
partes: Opochhuacan e Itzcahuacan, el primero gobernado por Yacahuetzcatzin
Teohuateuctli y el segundo, por su hijo el sacerdote Chalchiuhtlatónac, que tomó el
título de Tlatquicteuctli. En ese mismo año, Chalchiuhtlatónac declaró la guerra en
Tlacochcalco, aunque no queda muy claro, ya que ellos aún era un pueblo
subordinado de los acxotecas (Schroeder, 1994: 148; Chimalpáhin, 2003b: 27-29;
Navarrete, 2017: 394).

En el Códice Xólotl y en las obras de Fernando de Alvá Ixtlilxóchitl se nos hace


referencia que en este tiempo (finales del Posclásico Medio), hubo una serie de
rebeliones y conflictos bélicos en la Cuenca de México, por lo que consideró que
más que ser un conflicto interno, se trató de conflictos regionales y a su vez,
interregionales (fig. 309). Mientras que, en la Relación de Coatepec se nos hace
hincapié que Coatepec y Chalco tuvieron una acérrima rivalidad en esa época. Y en
relación con las fuentes anteriores, podemos concluir que quienes participaron en
esta guerra o guerras regionales, fueron Coatepec que se encontraba en proceso
de expansión; Tlatzalan Tlalanoztoc que estaba gobernado por Tlacateotzin hijo de
Tlotzin Pochotl y que seguramente buscaba conservar su autonomía; Acxotlan
Chalchiuhtépec que intentaba defender su territorio de los tlacochcalcas y de otros
grupos que poco a poco iban asentándose en sus dominios y por otro lado, detener
la expansión de Coatepec; y Tlacochcalco Tlapitzahuayan, que mediante una serie
de conquistas y ocupación gradual de los pueblos de Acxotlan (como Teyacac,
Tenantzinco, Ayotlan, Xippacoyan y Nochhuitecpan Acahuitecpan), continuaba
extendiendo su territorio e influencia política-religiosa, aunque para ello también fue
necesario establecer alianzas como las que se dieron con Tlatzalan Tlalanoztoc,
Xochimilco Chimalhuacán, Tetéoc, Tepetlixpan y con otras poblaciones, y de alguna
forma con Acxotlan Chalchiuhtépec (Corona, 1973: 78-79; Alva, 1975: 310; Dibble,

364
1980a: 63; Acuña, 1985: 142; Chimalpáhin, 2003b: 27-31; Meléndez, 2015: 81;
Navarrete, 2017: 394-396).

Figura 309. A) Amitzin en Tlacochcalco Tlapitzahuayan, B) Yohualtzatzitzin en Coatepec Cuatlapancan, C) Amitzin en


guerra con Mixquic, D) Conquista de Tlatzalan Tlalanoztoc por parte de Coatepec y E) Pochotl hijo de Amitzin se
establece en Teyacac. Lámina 4 del Códice Xólotl.

En 1324 los tlacochcalcas migraron a Chalco Atenco como subordinados de los


acxotecas, en donde continuaron con su gobierno dual. En ese mismo año,
comenzaron las guerras floridas entre los acxotecas y los tlacochcalcas, momento
en que hubo una fuerte enemistad entre ambos grupos. Por una serie de
calamidades que les ocurrieron a los grupos acxotecas, perdieron el dominio de su
territorio y los tlacochcalcas con ayuda divina se volvieron el grupo dominante de la
región norte de Chalco a partir del año de 1336 (fig. 310). El antiguo territorio de
Acxotlan fue entonces denominado como Tlacochcalco (Schroeder, 1994: 149-150;
Chimalpáhin, 2003a: 421; y 2003b: 35-39; Jalpa, 2009: 121; Monterrosa, 2012: 109-
111; Meléndez, 2015: 75 y 81).

365
Figura 310. Límites aproximados de Chalco Acxotlan (1210/1220-1336). Basado en Acuña, 1985: 145-146; Códice
Chimalpopoca, 1992: 16-17; Hodge, 1997: 217; Chimalpáhin, 2003a; y 2003b; García, 2004: 419.

Tlacochcalco

Tlacochcalco (Tlacoch-cal-co) tiene como raíces tlacochtli = dardo o proyectil, calli


= casa y co = en o lugar de, por lo que su significado es “En la casa de proyectiles”
o “En la casa de dardos” (Peñafiel, 1897: 279; Mancilla, 2000: 50). Así mismo,
Tlacochcalco se dividía en dos partes: Opochhuacan e Itzcahuacan. Al respecto, la
historiadora estadounidense Susan Schroeder refiere que Opochhuacan significa
“Lugar o gente de la izquierda” e Itzcahuacan “Lugar o gente de la derecha”
(Schroeder, 1994: 149). De acuerdo a la cosmovisión prehispánica el lado izquierdo
está asociado a la dirección sur, por lo que podríamos interpretar que la gente de
Opochhuacan habitaba el área meridional de Tlacochcalco y los de Itzcahuacan el
área septentrional (Mateos, 1992a: 281-282; Duverger, 1995: 31). Entonces
tendríamos que Opochhuacan (Opoch-huacan) se deriva de las palabras opochtli =
lado zurdo o izquierdo y huacan = lugar donde hay o lugar donde tienen, teniendo
de esta manera otro significado y a su vez similar al anterior, siendo el “Lugar donde
esta lo zurdo (sur)” o “Lugar donde está la izquierda (el sur)”. Y en el caso de

366
Itzcahuacan (Itzca-huacan), este se compone de Itzcalli = lado diestro o derecho y
huacan = lugar donde hay o lugar donde tienen, por ello significaría “Lugar donde
esta lo diestro (norte)” o “Lugar donde está la derecha (el norte)” (Mateos, 1992a:
281; Mancilla, 2000: 77; Thouvenot, 2014: 151 y 269).

El territorio de Tlacochcalco en la ribera del Lago de Chalco, tuvo su desarrollo a


partir del final del Posclásico Medio hasta mediados del Posclásico Tardío
(Chimalpáhin, 2003a: 261-263; y 2003b: 35-95; Meléndez, 2015: 75). Como se dijo
anteriormente, internamente estaba dividido en dos: Opochhuacan e Itzcahuacan,
pero a este territorio también se le incluía el altepetl de Acxotlan que era el lugar de
origen de los chalcas y el que tenía mayor prestigio, por lo que se podría decir que
Tlacochcalco en realidad estaba conformado por tres partes (Schroeder, 1994: 91 y
150; Hodge, et. al., 2008: 52; Monterrosa, 2012: 107). Antes de la conquista del
territorio de Chalco por parte de la Triple Alianza, la cabecera de los tlacochcalcas
fue Chalco Atenco y la de los acxotecas, Calnáhuac Cochtocan (cuadro 7 y fig. 311)
(Chimalpáhin, 2003a: 229-235; y 2003b: 13 y 35-95).

Figura 311. Límites aproximados de Chalco Tlacochcalco y sus divisiones internas A) Opochhuacan, B) Itzcahuacan y C)
Acxotlan (1350-1418). Basado en Acuña, 1985: 145-146; Códice Chimalpopoca, 1992: 31; Hodge, 1997: 216;
Chimalpáhin, 2003a; y 2003b; Meléndez, 2015: 81.

367
Entre finales del Posclásico Medio y principios del Posclásico Tardío, la sede de
Acxotlan se trasladó hacia la isla de Xico, en su sector oriente.83 Esta nueva sede
se denominó Acxotlan Calnáhuac Cochtocan y también parece ser que durante este
tiempo, Acxotlan tuvo un nuevo gobernante con el mismo nombre que el anterior,
por lo que consideró referenciarlo como el segundo Toteociteuctli Tecuachcauhtli y
que en los Anales de Cuauhtitlan se relaciona con el nombre de Aolliteuctli (Códice
Chimalpopoca, 1992: 16; Chimalpáhin, 2003a: 229). También en este tiempo,
Tlacochcalco Chalco Atenco comenzó a tener un desarrollo importante que lo colocó
como uno de los principales altepetl de Chalco (Op. Cit., 2003b: 35-95). Por lo que
Tlacochcalco formó parte de la confederación chalca denominada Chalcayotl, la
cual ya se encontraba constituida desde antes, pero que en estos años (1336-1465)
estuvo compuesta por Chalco Amaquemecan, Tlacochcalco Chalco Atenco,
Tenanco Texocpalco Tepopolan y Chalco Chimalhuacán (Chimalpáhin, 2003a: 263;
Hodge, et. al., 2008: 54; Meléndez, 2015: 80-81).

En el año de 1367, el tlatoani y guerrero de Tlailotlacan Amaquemecan de nombre


Huehue Cacamatzin Teohuateuctli, hizo la guerra a los ixtapalapanecas, mexicas y
tepanecas. Cacamatzin lideró a todos los chalcas encontra de la Triple Alianza que
estaba conformada por Azcapotzalco, Tlatelolco e Ixtapalapan (o Tenochtitlan), a
los cuales logro vencer en un primer momento, llegando hasta Techixco que estaba
muy cerca de Ixtapalapan. Sin embargo, la Triple Alianza logro sobreponerse y
Cacamatzin fue muerto por estos, por lo que la expansión territorial de Chalco se
detuvo hacia el noroeste. En 1376 se iniciaron las guerras floridas entre los chalcas
y mexicas, que duraron ocho años, y en 1381 comenzaron las guerras floridas con
los tepanecas. En 1386 los chalcas sujetaron a los matlatzincas; quizás con la ayuda
y alianza de los tepanecas, como aconteció en tiempos posteriores (Op. Cit.: 47-
51). En 1387 se reanudaron las guerras floridas entre mexicas y chalcas, estas
duraron doce años (Ibíd., 2003a: 423).

Entre los años de 1403 y 1410, se llevaron a cabo una serie de intrigas y
acusaciones en contra de los chalcas, por lo que estos huyeron a otras regiones

83
Esto de acuerdo a las fuentes históricas, estudio del patrón de asentamiento, toponimia y análisis del
paisaje.

368
para salvaguardarse. Muy probablemente estos acontecimientos tuvieron un
trasfondo político y de conquista por parte de los tepanecas y mexicas (Ibíd.: 53-
63).

Para este tiempo, todo parece indicar que Toteociteuctli Tecuachcauhtli II


comenzaba a tener un rol importante en las decisiones políticas-militares que se
daban en Chalco Tlacochcalco, ya que en algunas fuentes se menciona a
Toteociteuctli como el tlatoani principal de Chalco. Sin embargo, los tlatoque
tlacochcalcas de Opochhuacan e Itzcahuacan, también eran importantes al
momento de decidir los asuntos del altepetl, pero no contaban con la experiencia
del viejo Toteociteuctli, por lo que se intuye que poco a poco Toteociteuctli comenzó
a recobrar el control y dominio de Chalco, como antiguamente lo habían hecho sus
antecesores (Alva, 1975: 345; y 1977: 73 y 126; Durán: 1995: 185-186).

Figura 312. Límites aproximados de Chalco Tlacochcalco y sus divisiones internas como A) Opochhuacan, B) Itzcahuacan,
C) Acxotlan, D) Coatepec, E) Ixtapalocan y F) Chimalhuacán Atenco (1418-1426/1427). Basado en Corona, 1973: 128-131;
y 1976: 89; Alva, 1975: 347; Mohar, 2004: 74; Jalpa, 2009: 26.

369
En la guerra entre acolhuas y tepanecas que se dio en los años de 1414 a 1418
d.C., en un principio Chalco fue aliado de Ixtlilxóchitl y los acolhuas, pero en el
transcurso de esta guerra, se alió con Tezozómoc y los tepanecas, siendo
indispensable su ayuda para culminar dicho conflicto a favor de los tepanecas. Esto
contribuyó a que Chalco se viera beneficiado con tributos y con la expansión de su
territorio hacia el norte, tomando como sujetos los altepeme del sur del Acolhuacan
como fue Coatepec, Ixtapalocan y Chimalhuacán Atenco (fig. 312) (Corona, 1973:
117-12; y 1976: 89; Alva, 1975: 326-347; Mohar, 2004: 74; Jalpa, 2009: 26; Soto,
2019b: 35-36).

Durante estos años, Toteociteuctli Tecuachcauhtli II gobernante de Chalco


Acxotlan, se fue a residir a Cihuatezontitlan-Cihuateopan (Chimalpáhin, 2003a: 381-
391). Aunque no se sabe, si también eso refería a que la cabecera regional de
Acxotlan estaba en Cihuateopan o si sólo fue Toteociteuctli quien se estableció allá,
a manera de recreación, como lo hacían los tlatoanis acolhuas/texcocanos con
Texcotzinco.

Entre 1426 y 1427 sucedió la muerte de Tezozómoc y fue cuando su hijo Maxtla
tomó el mando de Azcapotzalco bajo un golpe de Estado, de igual forma hizo
asesinar a Chimalpopoca tlatoani de Tenochtitlan y a Tlacateotzin tlatoani de
Tlatelolco, esto generó que los mexicas/tenochcas-tlatelolcas se rebelaran ante él y
se levantaran en armas. Por otro lado, Nezahualcóyotl que era heredero legítimo
del gobierno de Texcoco y que a la muerte de su padre Ixtlilxóchitl tuvo que huir
constantemente a diferentes lugares, buscaba recuperar el control de su altepetl y
de todo el Acolhuacan, por ello se alió con los huexotzincas, tlaxcaltecas,
cholultecas, zacatecas, tototepecas y algunos acolhuas que seguían apoyándolo, a
esta alianza se le sumaron los chalcas y en conjunto comenzaron a recuperar
algunos territorios de los acolhuas. Fue por ello, que los mexicas mandaron a
Moctezuma Ilhuicamina y a otros señores hacia Texcoco, con la finalidad de pedir
apoyo a Nezahualcóyotl. Por el parentesco y amistad que tenía con Moctezuma (I),
Nezahualcóyotl decidió apoyar a los mexicas, ordenando al tlatoani de Huexotla que
juntase un ejército, mientras que a Chalco mandó como mensajeros a Moctezuma,
a su hermano Quautlahuanitzin, y a los otros tres mexicas de nombre Tepolomitzin,

370
Totopilatzin y Telpochchililícatl, para hacer la petición a los chalcas de que se
unieran a la causa, con la finalidad de apoyar a los mexicas y conquistar
Azcapotzalco. En ambos casos se sintieron ofendidos ya que consideraban a los
mexicas como sus enemigos, fue por ello que el tlatoani de Huexotla mandó a
asesinar a los mensajeros que recibieron la orden de Nezahualcóyotl. Mientras que
el tlatoani de Chalco Acxotlan, Toteociteuctli Tecuachcauhtli II, optó por encarcelar
a la embajada acolhua-mexica, pero teniendo en mente que estos debían ser
sacrificados posteriormente. Moctezuma Ilhuicamina y sus compañeros tuvieron la
suerte de ser liberados por Cuateotzin, quien era tlatoani de Chalco Atenco de la
parcialidad de Itzcahuacan Tlacochcalco, estos huyeron por la noche por el camino
que pasaba por Ixtapalocan y Chimalhuacán Atenco, logrando llegar a Tenochtitlan.
Estos actos generaron fricciones entre Nezahualcóyotl y algunos acolhuas, así
como con los chalcas, quienes decidieron ya no involucrarse en este conflicto, lo
que daría como resultado ciertas diferencias entre el Acolhuacan y Chalco, que se
verían culminadas en la guerra de Chalco (1446-1465) (Corona, 1973: 134-143;
Alva, 1975: 372-373 y 440-443; y 1977: 76-78; Chimalpáhin, 2003b: 69-71;
Clavijero, 2009: 133-134). Como se puede entender, por un lado, algunos chalcas
(tlacochcalcas) apoyaban la causa de Nezahualcóyotl, mientras que otros, como los
acxotecas se sintieron muy molestos ante tal decisión, por lo que Nezahualcóyotl y
Maxtla vieron a los chalcas como traidores y por tal situación, Chalco decidió tomar
una posición neutral en esta guerra.

Esta alianza estuvo dirigida principalmente por Nezahualcóyotl de Texcoco, Itzcóatl


de Tenochtitlan, Cuauhtlatoa de Tlatelolco y Tenocellotzin de Huexotzinco, quienes
consumaron la conquista de Azcapotzalco en el año de 1428 (Barlow, 1949: 148-
149; Códice Chimalpopoca, 1992: 47; Monjarás, 1998: 50). Al ser derrotado en
Azcapotzalco, Maxtla se replegó hacia Coyoacan, pero también allá lo siguió la
guerra, fue entonces que decidió acudir a Chalco Amaquemecan para pedir el apoyo
de los chalcas pero estos se negaron ante tal petición, por lo que una vez más
regresó a Coyoacan, en donde perdió definitivamente la guerra (Chimalpáhin,
2003a: 247-249; y 2003b: 71-73).

371
La sujeción total del Tepanohuayan se llevó a cabo en el año de 1430, Maxtla
entonces huyó hacia Tlachco. Una vez terminada esta guerra, se desintegró la
confederación y se reestableció una nueva alianza conocida como “Triple Alianza”,
que estaba conformada por los acolhuas de Texcoco, mexicas de Tenochtitlan y
tepanecas de Tlacopan. A partir de ese momento, Nezahualcóyotl sujetó
nuevamente a varias poblaciones del Acolhuacan, debido a que estas se habían
rebelado por la situación de que no aceptaban dicha alianza con los mexicas y
tepanecas, ya que anteriormente habían sido conquistados por estos y los
consideraban aún como sus enemigos (Alva, 1975: 443-444; Barlow, 1949: 149-
151). Durante este tiempo, Chalco perdió el territorio del sur del Acolhuacan y se
mantuvo al margen en cuestiones de expansión territorial y en todo caso, se empeñó
en conservar su autonomía.

En cuanto a la Triple Alianza, esta se dedicó a expandir su territorio y prácticamente


conquistó toda la Cuenca de México con excepción de Chalco, ya que este aún
tenía un gran poder político-militar, que casi se equiparaba a la de ellos (Corona,
1973: 179; Jalpa, 2008: 51; Vela, 2011b: 32-37; y 2011c: 38-45; Navarrete, 2017:
345). Por lo que, en el año de 1446, comenzó la guerra entre la Chalcayotl
(Tlacochcalco, Amaquemecan, Tenanco Texocpalco Tepopolan y Chalco
Chimalhuacán) y la Triple Alianza (Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan) (Chimalpáhin,
2003b: 85).

Antes de que comenzara la guerra entre chalcas y mexicas-acolhuas-tepanecas,


fue muerto Totequixtzin Teohuateuctli de Opochhuacan Tlacochcalco y recién
comenzó la guerra, asesinaron de igual manera a Cuateotzin Tlatquicteuctli de
Itzcahuacan Tlacochcalco, en los documentos históricos se dice que sus muertes
fueron porque tenían un vínculo de amistad con Moctezuma Ilhuicamina y
Nezahualcóyotl Acolmiztli. En el caso de Cuateotzin, este tenía además un vínculo
de parentesco con los mexicas tenochcas por parte de su mujer Matlalxochtzin, que
era hija de Acamapichtli. Todo parece indicar que fue Toteociteuctli Tecuachcauhtli
II el autor intelectual de estos asesinatos, ya que en esta guerra fue él, el que
comandó al ejército chalca y uno de los principales que se negó a las peticiones de
la Triple Alianza que consistían en la obtención de material constructivo para el

372
teocalli dedicado a Huitzilopochtli, dicha negativa conllevó a la guerra; y otro punto,
es que Toteociteuctli aún guardaba cierto resentimiento hacia Cuateotzin ya que
durante la guerra entre acolhuas y mexicas en contra de los tepanecas, Cuateotzin
había liberado a Moctezuma Ilhuicamina y a otros señores que lo acompañaban
(Alva, 1977: 78; Schroeder, 1994: 154; Chimalpáhin, 2003a: 253-257; y 2003b: 71
y 81-85; Clavijero, 2009: 133-134). Además, hay que recordar que entre acxotecas
y tlacochcalcas había un cierto resentimiento, por lo que Toteociteuctli II buscó
recuperar el dominio de su antiguo territorio y el prestigio de Acxotlan como el más
importante de todo Chalco, tomando por cabecera a Calnáhuac Cochtocan o Chalco
Atenco (como estrategia militar), y no sólo eso, sino que también buscó conservar
el orgullo de todo el pueblo chalca ante sus enemigos mexicas-acolhuas-tepanecas.

Figura 313. Guerra entre la Chalcayotl y Triple Alianza. Tomada de Durán, 1984.

Durante la guerra de Chalco, el clima provocó malas cosechas, hambrunas, plagas


y enfermedades. Hasta el año de 1455, fue la primera vez que los chalcas fueron
vencidos por la Triple Alianza. En 1459, un grupo de nobles de Tlalmanalco fueron
a hablar con Moctezuma Ilhuicamina para pedir la rendición de Chalco ante
Tenochtitlan. Sin embargo, tuvieron la negativa de Moctezuma y por ello decidieron
regresar, ante esto, los gobernantes de Chalco muy molestos decidieron
aprenderlos y sacrificarlos. En 1462, los chalcas capturaron algunos mexicas que
eran parte de la nobleza, estos fueron llevados a Amaquemecan para su sacrificio,
373
a los que se les obligó arrojarse desde lo alto de una escalera de madera (fig. 313).
Para el año de 1464, uno de los hijos de Nezahualcóyotl de nombre Axoquentzin
logró asesinar a Toteociteuctli, quien capitaneaba al ejército chalca. Fue entonces
que la Triple Alianza tomó y destruyó la ciudad de Chalco Atenco, haciendo huir
hacia Tlalmanalco a los tlatoque Amihuatzin de Itzcahuacan y Huitzilpopocatzin de
Opochhuacan que gobernaban dicha urbe, junto con el resto de los chalcas que
contendían en la ribera del Lago de Chalco. Durante todos estos años, los chalcas
combatieron en lugares como Aztahuacan, Acaquilpan, Tlapitzahuayan, Nexticpan,
Tlapechhuacan, Chalco Atenco y Cocotitlán (Alva, 1977: 125-126; Durán, 1995:
189-194; Chimalpáhin, 2003a: 253-263). Dicha guerra se concluyó en 1465, cuando
fueron conquistados los altepeme de Chalco Amaquemecan, Tlacochcalco
Tlalmanalco, Tenanco Tepopolan y Chalco Chimalhuacán (Chimalpáhin, 2003a:
263).

Tlacochcalco Tlalmanalco y Acxotlan Cihuateopan

Como consecuencia de la conquista de Chalco por parte de la Triple Alianza, fue


que los tlatoque huyeron hacia la región de Puebla-Tlaxcala dejando sus altepeme
vacantes. En algunos casos el gobierno se retomó por los hijos de los tlatoque
(tlatocapipiltin), los cuales no tenían experiencia para gobernar ni habían tenido los
ritos ceremoniales que los avalaban como tlatoque, y en otros casos, fueron pipiltin
chalcas y/o mexicas que gobernaron con el título de cuauhtlatoque (gobernantes-
militares). Esto generó una desestabilización político-social-territorial en todo
Chalco (Chimalpáhin, 2003a: 263-265 y 279-281; y 2003b: 121-125; Hodge, et. al.,
2008: 56; Jalpa, 2008: 52).

Una de las primeras tareas que realizó la Triple Alianza fue repartir las tierras de
Chalco. En Tlacochcalco, los mexicas tenochcas tuvieron tierras en Cuautlalpan,
Huexoculco, Amalinalco, Tenayocan, Cocotitlán y Tlapitzahuayan, y los acolhuas
tomaron tierras de la cabecera regional de Tlalmanalco y tuvieron injerencia en
Amalinalco, Cuautlalpan y Tlapechhuacan (Corona, 1976: 92-94; Hodge, et. al.,
2008: 58; Jalpa, 2008: 60-61; y 2009: 34). Se dice que el infante Nezahualpilli ya

374
como tlatoani, recompensó a su hermano Axoquentzin por la proeza lograda en la
guerra de Chalco, dándole tierras y algunas poblaciones chalcas (Alva, 1977: 142).
Esto a su vez, contribuyó a que los chalcas se desplazaran a otras áreas dentro de
su propio territorio. En el caso de los tlacochcalcas y acxotecas, estos se
establecieron definitivamente en Tlacochcalco Tlalmanalco y en Acxotlan
Cihuateopan, al pie del monte de la Sierra Nevada (fig. 314) (Chimalpáhin, 2003a:
261-263; y 2003b: 123; Hodge, et. al., 2008: 56; Jalpa, 2009: 19).

Figura 314. Límites aproximados de Chalco Tlacochcalco (1465-1519/1521). Basado en Chimalpáhin, 2003a: 261-263; y
2003b: 99 y 123; Hodge, et. al., 2008: 56-58; Jalpa, 2009: 19.

Otra parte de la población chalca migró principalmente a Huexotzinco y Tlaxcala, en


donde fundaron pueblos y barrios, bajo la sujeción de estos grupos. Como evidencia
de esta migración y otras que antecedieron, se tiene el nombre de varias
poblaciones y barrios que se asocian con los chalcas, algunas de estas
desaparecieron durante la época novohispana y otras subsisten en la actualidad
(Dyckerhoff, 2002-2003: 166-167).

Después de veintiún años, es decir en el año de 1486, el tlatoani Tizoc reestableció


los gobiernos chalcas, colocando a los descendientes de los tlatoque en el mando
de los altepeme. Sin embargo, en algunos casos se dio cierto favoritismo a los que
estaban emparentados con los tenochcas. En Tlacochcalco Tlalmanalco, en la
375
parcialidad de Opochhuacan colocó a Yaotentzin al que le confirió el título de
Teohuateuctli y en Itzcahuacan a Itzcahuatzin Tlatquicteuctli. Y en Acxotlan
Cihuateopan nombró como tlatoani a Huitznecahualtzin Tecuachcauhtli (II), quien
era hijo de Atlauhtzin Tecuachcauhtli y nieto de Toteociteuctli Tecuachcauhtli II, este
gobernante a su vez sustituyó a Iztaccoyotzin Tecuachcauhtli quien había
gobernado Cihuateopan hasta 1486. Sobre Iztaccoyotzin Tecuachcauhtli se
interpreta que tomó el mando de Acxotlan en 1464, pero sin tener legitimidad ya que
fue remplazado por Huitznecahualtzin, también se nos señala que este personaje
huyó en el año de 1465 junto con otros tlatoque chalcas, por lo que no sabe con
exactitud en que año regresó a retomar el gobierno de Acxotlan Cihuateopan. Sin
embargo, debió ser muy pronto, ya que en el año de 1469 Iztaccoyotzin recibió a
Moquihuix tlatoani de Tlatelolco, quien buscaba el apoyo de los chalcas para
combatir a los tenochcas; el cual recibió como respuesta la negativa de los chalcas.
Muy posiblemente a Iztaccoyotzin lo colocaron en ese puesto los mismo acxotecas,
con la finalidad de afrontar la guerra que aún continuó un año más (1464-1465),
mientras que Atlauhtzin (hijo de Toteociteuctli) que por derecho legítimo le tocaba
gobernar, o no contaba con la edad suficiente, fue muerto durante la guerra o huyó
hacia la región de Puebla-Tlaxcala en donde de igual forma murió, por lo que no
pudo tomar el gobierno en Acxotlan Cihuateopan sino que fue su hijo
Huitznecahualtzin quien heredó el título Tecuachcauhtli y retomó el gobierno hasta
el año de 1486 (cuadro 7) (Chimalpáhin, 1982: 45-47; 2003a: 279-285; y 2003b: 95-
101 y 121-123; Hodge, et. al., 2008: 56;).

Chalco como tributario de la Triple Alianza entregaba el más rico tributo en comida,
entre los que se encontraba el maíz, frijol, chía y amaranto; además de mantas de
algodón, madera y piedra para la construcción arquitectónica y trajes de guerrero
con escudo (fig. 315) (Barlow, 1992: 105-208; Navarrete, 2017: 345). A la llegada
de los españoles, los chalcas fueron aliados importantes para el sometimiento de
los mexicas. Una vez consumada la conquista de Tenochtitlan, se inició un nuevo
sistema social, político, económico y religioso en la región Chalco-Amecameca,
aunque siguieron vigentes ciertas formas de organización indígena que se
entremezclaron con las de los europeos (Jalpa, 2008: 52; y 2009: 29-32).

376
Fgura 315. Tributos de Chalco. Lámina 21 de la Matrícula de Tributos.

Sumaria relación de
Las Ocho Relaciones y el Memorial las cosas de la
de Colhuacan Anales de Cuautitlan Nueva España
(Domingo Chimalpáhin) (Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl)
Acápol
Xicco
Xalliteuctli Tecuachcauhtli
* El, su mujer Tetzcotzin y sus hijos Chalcotzin,
Tula
Chalcápol, entre otros, salieron de Xicco
¿? – ¿1140 d.C.?
** No coincide que estos personajes hayan salido de
Xicco, sino de Tula con destino a Xicco
Atlauhtzin Tecuachcauhtli
Hueyacocotla ¿Chalcotzin, Chalcápol u otro hijo de Acápol?
¿1140 d.C.? – ¿?
Petlacalli Tecuachcauhtli Aca
Tetlhuehueyacan Xicco
¿? – ¿1170/1180 d.C.? * No coincide su gobierno en Xicco
Teconehuateuctli Tecuachcauhtli Tozquehuateuctli
Cuitlatetelco Xicco
¿1170/1180? – ¿1229/1230 d.C.? * No coincide su gobierno en Xicco
Huitznecáhual Tecuachcauhtli I
Cuitlatetelco Acatl
¿1229/1230 d.C.? Xicco
¿? – ¿1190/1230 d.C.?
Xicco
¿1229/1230 d.C.? – ¿?
Toteociteuctli Tecuachcauhtli I Aolliteuctli o ¿Tlalliteuctli?
Xicco ¿Xicco?
¿? – 1240/1241 d.C. ¿1190/1230 d.C.? – ¿?

377
Chalchiuhtépec Chalco ¿?
1240/1241 – ¿1324/1336 d.C.? ¿? – ¿1259 d.C.?
¿Sin gobernante?
Calnáhuac Cochtocan * Los siguientes gobernantes no son de Chalco Acxotlan sino
¿1324/1336 d.C.? – ¿? de Chalco Amaquemecan y de otros altepeme de Chalco
Toteociteuctli Tecuachcauhtli II Tozquihuateuctli
Calnáhuac Cochtocan Chalco ¿?
¿? – 1407 d.C. ¿1259? – 1339 d.C.
Tlaltécatl Tecuachcauhtli
Calnáhuac Cochtocan Xipemetztli
1407 – 1410 d.C. Chalco ¿?
1339 – ¿1358 d.C.?
* Usurpador
Yecatlteuctli
Chalco ¿?
¿1358 d.C.? – ¿?

Toteociteuctli Tecuachcauhtli II Xapaztliteuctli


Chalco ¿?
Calnáhuac Cochtocan ¿? – ¿1416 d.C.?
1411 – 1464 d.C. Toteotzintecuhtli
Cuauhnextliteuctli Chalco
Cihuatezontitlan Cihuateopan Chalco ¿? ¿? – 1464/1465 d.C.
¿1428? – ¿1446/1464 d.C.? ¿1416? – ¿1428 d.C.?
* Residencia de Toteociteuctli ¿y
cabecera regional de Acxotlan? Caltzinteuctli Temiztzin
Chalco ¿?
¿1428 d.C.? – ¿?
Tlaltzinteuctli
Chalco ¿Acxotlan?
¿? – ¿1464 d.C.?
Iztaccoyotzin Tecuachcauhtli
Cihuateopan
1464 – 1486 d.C.
* Gobierno no legítimo
Huitznecáhualtzin Tecuachcauhtli II
Cihuateopan
1486 – ¿1519/1521 d.C.?

Cuadro 6. Gobernantes de Acxotlan.

Acxotlan
Teconehuateuctli Tecuachcauhtli
Cuitlatetelco
¿1170/1180? – ¿1229/1230 d.C.?
Huitznecáhual Tecuachcauhtli I
Cuitlatetelco Tlacochcalco
¿1229/1230 d.C.? (sujeto a Acxotlan)
Cahuetzcatzin Teohuateuctli
Xicco Xallipitzahuayan
¿1229/1230 d.C.? – ¿? ¿1230/1240 d.C.? – ¿?
* Primera migración. Tomaron tierras de Acxotlan
Amitzin ¿Teohuateuctli?
Tlapitzahuayan
¿? – ¿?
Toteociteuctli Tecuachcauhtli I * Representado en el Códice Xólotl
Xicco * ¿Cuauhtlatoani?
¿? – 1240/1241 d.C. Pochotl ¿Teohuateuctli?
¿Tlapitzahuayan?
Chalchiuhtépec ¿? – 1299 d.C.
1240/1241 – ¿1324/1336 d.C.? * Representado en el Códice Xólotl
Yacahuetzcatzin Teohuateuctli
Tlapitzahuayan
1299 – 1303 d.C.
* Segunda migración. Tomaron tierras y conquistaron pueblos de Acxotlan
Opochhuacan Itzcahuacan

378
Yacahuetzcatzin Teohuateuctli
Chalchiuhtlatónac Tlatquicteuctli
Tlapitzahuayan
Tlapitzahuayan
1303 – 1305 d.C.
1303 – 1305 d.C.
Xippacoyan
Xippacoyan
1305 – 1307 d.C.
1305 – 1309 d.C.
Malinaltzin Teohuateuctli
Xippacoyan Cuapolocatlteuctli Tlatquicteuctli
1307 – 1314 d.C. Xippacoyan
1309 – 1316 d.C.
Toyaotzin Teohuateuctli
Xippacoyan Ecaxayacatzin Tlatquicteuctli
1316 – 1323 d.C. Xippacoyan
1317 – 1322 d.C.
Nochhuitecpan Acahuitecpan
1323 d.C. Caltzin Tlatquicteuctli
Chichicuepotzin Teohuateuctli Xippacoyan
Nochhuitecpan Acahuitecpan 1322 – 1323 d.C.
¿Sin gobernante? 1323 d.C.
Chalchiuhtépec o Calnáhuac Nochhuitecpan Acahuitecpan
Cochtocan Chalco Atenco 1323 d.C.
¿1324? – ¿1336 d.C.? 1324 – 1332 d.C.
Chalco Atenco
1324 – 1336 d.C.
Tlacochcalco
Acxotlan
Opochhuacan Itzcahuacan
(sujeto a Tlacochcalco)
Caltzin Tlatquicteuctli
Chalco Atenco
1336 – 1339 d.C.

¿Sin gobernante(s)?
Calnáhuac Cochtocan Xolhuahuazantzin Teohuateuctli
Cuateotzin Tlatquicteuctli I
¿1336 d.C.? – ¿? Chalco Atenco
Chalco Atenco
1337 – 1361 d.C.
1341 – 1356 d.C.

Chahuatlatohuatzin o Milnacaztzin
Tlatquicteuctli
Cuateotzin Miccacálcatl Chalco Atenco
Teohuateuctli 1357 – 1380 d.C.
Chalco Atenco
1366 – 1399 d.C.
Toteociteuctli Tecuachcauhtli II
Calnáhuac Cochtocan
¿? – 1407 d.C. Ixmacpaltzin o Mapehualoctzin
Tozanteuctli Teohuateuctli Tlatquicteuctli
Chalco Atenco Chalco Atenco
1399 – 1407 d.C. 1384 – 1407 d.C.
* En 1403 huyeron a Amomolocco y a * En 1403 huyeron a Amomolocco y
Huitzílac a Huitzílac
Tlaltécatl Tecuachcauhtli Mácuex, Xocuahue y Tlaltécatl
Calnáhuac Cochtocan 1407 – 1410 d.C.
1407 – 1410 d.C. *Usurpación y traición por parte de estos tres chalcas tlailotlacas, quienes
* Usurpador gobernaron en Amaquemecan y Acxotlan Calnáhuac Cochtocan
Ixmacpaltzin Tlatquicteuctli
Chalco Atenco
1410 – 1413 d.C.
*¿Regresó a gobernar Tozanteuctli Teohuateuctli?
** Parece que murió en Huitzílac, en el año de 1411
Toteociteuctli Tecuachcauhtli II Teciuhtzin Teohuateuctli
Calnáhuac Cochtocan Chalco Atenco
1411 – 1464 d.C. 1413 – 1418 d.C.
Cuateotzin Tlatquicteuctli II
Chalco Atenco
Totequixtzin Teohuateuctli
1413 – 1446 d.C.
Chalco Atenco
1418 – 1443 d.C.

379
Tlacochcalco Chalco Atenco sin gobernantes
1443 – 1447 d.C.
*En 1446 comenzó la guerra entre la Chalcayotl y la Triple Alianza

Chalchiuhtlatónac Teohuateuctli
Toteociteuctli Tecuachcauhtli II Chalco Atenco
Cihuatezontitlan Cihuateopan 1447 – 1450 d.C. Amihuatzin Tlatquicteuctli
¿1428? – ¿1446/1464 d.C.? Chalco Atenco
Huitzilpopocatzin Teohuateuctli
* Residencia de Toteociteuctli ¿y 1447 – 1464 d.C.
cabecera regional de Acxotlan? Chalco Atenco
1451 – 1464 d.C.

En 1464 fue destruido Chalco Atenco que era la sede de Tlacochcalco

Huitzilpopocatzin Teohuateuctli Amihuatzin Tlatquicteuctli


Iztaccoyotzin Tecuachcauhtli Tlalmanalco Tlalmanalco
Cihuateopan 1464 – 1465 d.C. 1464 – 1465 d.C.
1464 – 1486 d.C. Xaltemoctzin Tlacuiloteuctli, Yaotentzin, Yacacoltzin, Macuilxochitzin,
* Gobierno no legítimo Huilotzin e Icualtzintli
1465 – 1486 d.C.
*Gobernaron en Tlalmanalco
Yaotentzin Teohuateuctli
Tlalmanalco
1486 – 1493 d.C.

Huitznecáhualtzin Tecuachcauhtli II Xochpoyontzin Itzcahuatzin Tlatquicteuctli


Cihuateopan Gobernó como cuauhtlatoani y no Tlalmanalco
1486 – ¿1519/1521 d.C.? como tlatoani en Tlalmanalco 1486 – 1520 d.C.
Opochhuacan
1494 – 1504 d.C.
Necuametzin Teohuateuctli
Tlalmanalco
1504 – 1520 d.C.

Cuadro 7. Gobernantes de Acxotlan y Tlacochcalco. Basado en Alva (1975 y 1977), Anales de Cuautitlan (1992), Durán
(1995) y Chimalpáhin (2003a y 2003b).

El centro ceremonial de Chalchiuhtépec

Chalchiuhtépec estaba conformado por un centro ceremonial y una periferia, la


primera área estaba en la cima del cerro de Tlapacoya en donde se encontraba la
nobleza de los chalcas acxotecas y la casa de su Dios patrono (fig. 316), y la
segunda área correspondía a los calputin de Chalchiuhtépec, situados en la planicie
lacustre, en la que habitaban el resto de la población, como los campesinos y
artesanos.

Por medio de los trabajos de patrón de asentamiento de Richard E. Blanton (1972a)


y los recorridos de superficie de quien redacta esto, se registraron entre seis y siete
estructuras arquitectónicas, además de una gran cantidad de terrazas ubicadas
alrededor de las laderas del cerro de Tlapacoya (fig. 317 y 318). Dichas estructuras

380
fueron enumeradas para su estudio y comprensión (fig. 319), a continuación, se
describe cada una de ellas:

Figura 316. Centro ceremonial de Chalchiuhtépec.

Figura 317. Terrazas en el área norte-centro del cerro de Figura 318. Perfil de una terraza. Foto:
Tlapacoya. Vista sureste- noroeste. Foto: Mariana Navarro, 2017. Ana Guerrero, 2017.

381
Figura 319. Vestigios arqueológicos del sitio IX-A-31 (Cerro El Elefante).

382
La estructura 1 (E1) se ubicó al oeste del centro de la cima del cerro, sobre un
pequeño promontorio. Este montículo estaba constituido por un núcleo de piedra de
andesita (materia prima local) cuyas dimensiones aproximadas eran de 16 metros
de largo sureste-noroeste por 14.15 metros de ancho noreste-suroeste y con una
altura que iba de los 40 centímetros a 1.40 metros (fig. 320). Las orillas de esta
estructura estaban delimitadas por grandes rocas de andesita que tenían sus caras
más planas hacia el exterior, esto permitió conocer su orientación que variaba entre
los 75 y 80° con respecto al norte. De acuerdo con su ubicación y sistema
constructivo, podría interpretarse que tuvo una función cívico-ceremonial (fig. 321).

Figura 320. Estructura 1. Vista oeste-este. Foto: Figura 321. Vista panorámica y ubicación de la E1.
Joshué Soto, 2017. Vista norte-sur. Foto: Joshué Soto, 2017.

La estructura 2 (E2) se localizó al centro de la cima del cerro de Tlapacoya, en una


pendiente suave. Tuvo una planta rectangular con dos cuartos orientados a 85°
aproximadamente, el cuarto que se ubicó al norte midió 17.30 metros de norte a sur
y el del sur 17.95 metros norte-sur; la otra medida no fue posible obtenerla, ya que
el muro que estaba al oriente fue destruido. Los muros o cimientos de muro midieron
entre 95 centímetros y 1 metro de ancho, con una altura que iba entre los 40 y 50
centímetros. El sistema constructivo de los cimientos consistía en la colocación de
piedras grandes con las caras más planas hacia el exterior, al interior de los
cimientos se le colocaban piedras medianas que medían entre 10 y 20 centímetros
de largo, y una argamasa de tierra de color café de textura arcillo-limosa, que
383
permitía una mayor firmeza del núcleo; no se sabe si los muros eran en su totalidad
de piedra o estaban compuestos por un cimiento de piedra sobre el que desplantaba
el muro de adobe, de igual forma no se encontró evidencia de algún tipo de
recubrimiento, esto se debe a la fuerte erosión que está presente en el lugar y a otro
tipo de factores. Su principal función de este espacio pudo ser habitacional y/o
administrativo (fig. 322 y 323).

Figura 322. Cuarto sur de la Estructura 2. Vista oeste- Figura 323. Cimiento del muro oeste del
este. Foto: Ana Guerrero, 2017. cuarto norte de la E2. Vista norte-sur.
Foto: Ana Guerrero, 2017.

La estructura arquitectónica 3 (E3) se encontraba a escasos metros hacia el


noroeste de la estructura 2. Su planta se caracterizó por ser de forma casi cuadrada,
sus dimensiones con todo y muros fue de 16.46 metros de norte a sur y 16.70 metros
de este a oeste, con una orientación de 90° (fig. 324 y 325). Sus muros tuvieron un
ancho de 95 centímetros en promedio y una altura entre los 74 y 90 centímetros,
con un sistema de construcción a base de piedra y argamasa de tierra, para la
colocación de estas piedras parece ser que se hicieron calas con lo que
consiguieron una mejor cimentación.

384
Figura 324. Estructura 3. Vista sureste-noroeste. Foto: Joshué Figura 325. Alineamiento con la salida
Soto, 2017. del sol en los últimos días de febrero.
Vista oeste-este. Foto: Joshué Soto,
2017.

En cuanto a la estructura 4 (E4), esta se construyó en una de las partes más


elevadas del cerro de Tlapacoya, en su sector noroeste. Richard Blanton señala que
este recinto era de tipo habitacional compuesto por al menos siete cuartos y que el
área que ocupaba era de 140 metros de largo por 60 metros de ancho; es decir se
extendía más hacia el sureste de lo que en la actualidad se observa, sin embargo,
Blanton atribuyó dos estructuras arquitectónicas (E4 y E6) como una misma, en lo
que yo difiero, ya que por el sistema constructivo aunque es similar hay pequeñas
particularidades que permiten diferenciar dos o tres espacios arquitectónicos en el
área (Blanton, 1972a: 139). Aparentemente, esta estructura tiene una planta
rectangular en dirección noroeste-sureste, pero en su extremo noroeste su muro
presentaba una curvatura, lo que podría indicar que estos antiguos arquitectos se
adecuaron a la topografía del terreno (fig. 326). Otro caso que llamó la atención fue
el que se presentó hacia el sureste, en donde se observó un cimiento de muro de
30 metros de largo con una orientación de 111°, este elemento no coincide con los
demás quizás porque es una adaptación a la topografía o porque se trata de otro

385
espacio. Este espacio arquitectónico de acuerdo a lo observado está compuesto por
al menos cuatro o seis cuartos y aproximadamente midió 59 metros de noroeste-
sureste y entre 20 y 22 metros en un eje noreste-suroeste, con una orientación
aproximada de 147° con respecto a su muro más largo (fig. 327). Sus cimientos de
muro midieron entre 95 centímetros y 1.10 metros de ancho y su altura máxima fue
de 55 centímetros (fig. 328). El sistema constructivo de esta estructura
arquitectónica era más elaborado, en principio sus cimientos de muro estaban
conformados por grandes rocas de andesita como en los otros espacios y con un
núcleo de piedras medianas y argamasa de tierra, pero en este caso se le incluía
en mayor cantidad gravilla de andesita, lo que seguramente permitía una mayor
estabilidad y firmeza del muro (fig. 329). Con respecto a su complejidad
arquitectónica, ubicación y sistema constructivo se considera que este espacio tuvo
una función habitacional y administrativa, en donde debió de habitar la nobleza de
los chalcas acxotecas y en relación con lo que describe Domingo Chimalpáhin
podría considerarse que este espacio arquitectónico fue el tecpan o palacio de
Toteociteuctli (I) (Chimalpáhin, 2003a: 121).

Figura 326. Cimiento de muro curvo. Vista Figura 327. Estructura 4. Vista sureste-noroeste. Foto:
suroeste-noreste. Foto: Ana Guerrero, 2020. Joshué Soto, 2017.

386
Figura 328. Fachada oeste del espacio arquitectónico 4. Figura 329. Sistema constructivo de los
Vista oeste-este. Foto: Joshué Soto, 2017. cimientos. Foto: Ana Guerrero, 2020.

Figura 330. Estructura 5. Vista sur-norte. Foto: Joshué Figura 331. Cimiento de muro norte de la E5.
Soto, 2017. Vista este-oeste. Foto: Joshué Soto, 2017.

387
La estructura 5 (E5) fue la que se localizó más hacia el noroeste de la cima del cerro.
Su planta parece ser que tenía una forma irregular similar a la de un trapezoide,
teniendo una ligera curvatura hacia el noreste, esto debido a que la arquitectura se
adaptó al relieve del cerro. Midió aproximadamente 26 metros de largo este-oeste y
entre 17 y 18 metros de norte a sur (fig. 330). La orientación general del espacio
pudo haber sido de 90° al este y sus cimientos de muro en promedio tuvieron 95
centímetros de ancho y una altura de 60 centímetros (fig. 331). El sistema
constructivo de los cimientos fue el mismo que el de las estructuras 2, 3 y 6. La
función de este lugar fue de tipo habitacional y/o administrativo.

Figura 332. Estructura 6. Vista norte-sur. Foto: Ana Guerrero, 2020.

El espacio arquitectónico denominado como E6 se encuentra en la parte más


elevada del cerro de Tlapacoya. Parece ser que estos antiguos habitantes se
adaptaron al tipo de terreno y edificaron lo que pareciera ser un basamento
piramidal, este montículo midió aproximadamente 25 metros de norte a sur y mínimo
unos 16 o 18 metros en dirección este-oeste, con una altura máxima de 1 metro (fig.

388
332). En la parte superior de este montículo se observó dos alineamientos de piedra,
los cuales se interceptaban y formaban la esquina de un cuarto, uno de estos muros
o cimientos de muro estaba orientado a 72° y el otro a 170°, su altura máxima
llegaba hasta los 67 centímetros y su ancho entre 90 centímetros y 1 metro. El modo
de construcción de estos consistió en poner grandes piedras de andesita con su
cara más plana al exterior, colocándolas por ambos lados y rellenando su interior
con piedras medianas de andesita y con una argamasa arcillo-limosa de color café
(fig. 333 y 334). Dicha estructura arquitectónica podría ser un teocalli o templo, que
al relacionarlo con la información de Chimalpáhin se puede proponer que fue la casa
del Dios Acollácatl Nahualteuctli (Ibíd.: 127). Hacia el oeste y noroeste, hay una
serie de muros de piedra, que por su sistema constructivo parecen no ser de origen
prehispánico sino históricos (probablemente de los siglos XIX-XX), los cuales han
sido denominados como tecorrales (fig. 335)

Figura 333. Cimiento o muro este de la E6. Vista Figura 334. Cimiento o muro norte de la E6. Vista
norte-sur. Foto: Ana Guerrero, 2020. este-oeste. Foto: Ana Guerrero, 2020.

389
Figura 335. Tecorrales. Vista noreste-suroeste. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 336. Perfil de las terrazas. Vista oeste-este. Foto: Joshué Soto, 2018.

Al sur de la cima del cerro de Tlapacoya hay una serie de terrazas círculo-
concéntricas.84 Estas se caracterizaron por tener trece niveles, separadas entre sí
por una canaleta, que servía para la contención del agua y con ello tener una mejor
producción agrícola (fig. 336). Las dimensiones de este espacio fueron de 108
metros de diámetro y cada nivel tuvo 2 metros de ancho en promedio, con excepción
del que estaba al centro que midió aproximadamente 13 metros de diámetro (fig.
337). Quizás tuvo un carácter ritual pero también estético con la finalidad de

84
La gente de mayor edad señala que estos círculos tienen años de estar presentes en este lugar. Sin embargo,
aún se tienen ciertas dudas en cuanto a su antigüedad.

390
embellecer el lugar y con fines alimenticios para la nobleza que gobernaba dicho
lugar y para las ofrendas de sus dioses. A manera de hipótesis, se le puede asociar
a los trece niveles del cielo y al glifo del chalchihuitl. Otro ejemplo de este tipo de
terrazas se encuentra en el cerro o loma San Rafael situado en las faldas del cerro
Tejolote Grande.

Figura 337. Área de las terrazas círculo-concéntricas. Vista sur-norte. Foto: Joshué Soto, 2018.

Materiales arqueológicos: cerámica y obsidiana

Durante los recorridos de superficie que se hicieron en la cima del cerro de


Tlapacoya, se observó un bajo porcentaje de material arqueológico. La cerámica
que se presentó en el sitio fue del complejo Azteca III, con excepción de unos
cuantos tepalcates del complejo Tollan y Coyotlatelco, que se ubicaron en el área
de la Estructura 6. Las formas cerámicas que se identificaron fueron de cajete, olla
y comal.

La baja densidad de material se puede deber a la fuerte erosión que hay en el lugar,
conllevando a que dichos materiales se depositaran y se depositen en las antiguas
planicies lacustres. Gracias a los trabajos de otros arqueólogos que han llevado a
cabo en las faldas del cerro de Tlapacoya, es posible conocer que también utilizaron
otras formas de vasijas a las ya mencionadas, como fueron cajetes trípodes,
molcajetes, molcajetes de doble fondo, cajetes de silueta compuesta, copas,

391
cucharones, sahumadores y anafres. Entre los complejos cerámicos que se
mencionan con respecto a los periodos Posclásico Medio y Tardío, se encuentra el
Azteca III y en muy baja cantidad el Azteca II y Azteca IV (Barba, 1980: 71-73;
Gámez, 1989: 122-134 y 145-147; Nárez, 1990: 126-127). De acuerdo con las
tipologías de Lorena Gámez (1989), Juan Cervantes, Patricia Fournier y Margarita
Carballal (2007), y de Judith Alva y Adán Meléndez (2011), los tipos que se hallaron
en Tlapacoya son el Negro sobre Anaranjado, Anaranjado Monocromo, Azteca Café
Alisado, Negro sobre Rojo, Blanco y Negro sobre Rojo, Xochimilco Negro sobre
Crema, Texcoco Compuesto, Azteca Policromo y Chalco Policromo (fig. 338).

Figura 338. Complejos, tipos y formas cerámicas del asentamiento de Chalchiuhtépec-Tlapacoyan. Modificada de
Gámez, 1989: 122-134.

392
Por último, hay que señalar que también en superficie había obsidiana de color
verde y gris. Entre los artefactos de obsidiana que se tenían en el lugar fueron
lascas, navajillas prismáticas y una preforma de punta elaborada a partir de una
navajilla prismática.

Chalco Acxotlan-Tlacochcalco y sus poblaciones dependientes del noreste


del Lago de Chalco

En el territorio que podríamos denominar como Chalco Acxotlan o Chalco


Tlacochcalco, existieron una gran cantidad de poblaciones menores o dependientes
que fueron importantes para la conformación de esta unidad política. Sin embargo,
para este trabajo sólo mencionaremos los asentamientos prehispánicos que se
ubicaron en el área noreste del Lago de Chalco, pero hay que tener presente que
hubo otros pueblos en el resto del territorio, como fueron Cuauhtlalpan,
Cuauhtzingo, Huexoculco, Chalma, Tlalpican, Tlamapa, Caltecoya, Cocotitlán,
Malinaltépec, Tlacuilocan, Tenayocan, Tenantzinco, entre otras (Chimalpáhin,
2003b: 27; Jalpa, 2008: 56-61; y 2009: 34 y 187-201).

Las poblaciones prehispánicas del Posclásico Medio y Posclásico Tardío del


noreste del Lago de Chalco y que eran parte de Chalco Acxotlan y Chalco
Tlacochcalco, se mencionan a continuación:

Ayotlan

El antiguo pueblo de Ayotlan que corresponde al periodo Posclásico Medio-Tardío


de la época prehispánica (1150-1521 d.C.), se ubicó entre las planicies lacustres
del área norte del Lago de Chalco y el pie de monte bajo del sur de la sierra de El
Pino. Actualmente, el pueblo de Ayotla se localiza en el Estado de México y
pertenece al municipio de Ixtapaluca, a la altura del kilómetro 27.5 de la carretera
federal México-Puebla (fig. 339) (Tapia y Vargas, 2014: 20-21).

393
Figura 339. Parroquia de Nuestra Señora del Rosario. Foto: Joshué Soto, 2018.

El nombre correcto de Ayotla tendría que llevar la letra “n” al final, por lo que se
pronunciaría como Ayotlan (Ayo-tlan), y a partir de ello se traduciría como “Lugar
donde abundan las tortugas”, “Entre tortugas” o simplemente “Lugar de tortugas”.
Teniendo como raíces ayotl = tortuga y tlan = junto a, entre o debajo, y que a su vez
expresa abundancia (Robelo, 1900: 15; Peñafiel, 1885: 65; y 1897: 37; Mancilla,
2000: 58; Montemayor, et. al., 2009: 200).

Figura 340. Topónimo de Ayotlan. Lámina 24 de la Matrícula de Tributos.85

En el caso del topónimo del pueblo prehispánico de Ayotlan de la región del Lago
de Chalco, no se tiene identificado alguno que sea propio de este lugar, ya que los

85
El topónimo corresponde a la población de Ayotlan que antiguamente se ubicaba en el territorio del
Xoconochco o Soconusco (Barlow, 1992: 141-144).

394
que se han tomado, refieren a otras poblaciones que llevan o llevaban el mismo
nombre. Sin embargo, el topónimo de Ayotlan debió estar representado de igual
forma que el de estas poblaciones, teniendo una tortuga vista desde la parte de
abajo y con el rostro de perfil (fig. 340). Al respecto de este animal, algunas personas
cuentan que hace varias décadas todavía era posible encontrar tortugas enterradas
en la tierra o caparazones de estas. Haciendo memoria de lo que les decían sus
abuelos, se tiene un paisaje de hace un siglo o más, en donde se recuerda que
todavía era posible observar tortugas en superficie, en un área ubicada entre
Tlapacoya y Ayotla. De igual forma, los vestigios arqueológicos faunísticos de
alrededor, así nos lo señalan (Niederberger, 1976: 25; Tapia y Vargas, 2014: 26).
Simbólicamente, a la tortuga se le asocia con la tierra y las aguas subterráneas, a
manera de axis mundi en donde se da el origen de la vida, muy similar al papel que
tenía el Cipactli. Es así que la tortuga es principio, centro del universo y longevidad,
que se debió plasmar en múltiples expresiones culturales (Tapia y Vargas, 2014:
27).

Ayotlan estaba inmerso en un paisaje en donde se sintetizaban dos ecosistemas,


por un lado, se tenía el Lago de Chalco y por el otro la sierra de El Pino, ambos
propiciaban diversos recursos naturales que permitían subsistir a los ayotecas por
medio de la pesca, recolección, cacería y del cultivo de diversas semillas (fig. 341)
(Romero, et. al., 1988: 39).

Figura 341. Antiguo paisaje lacustre de Ayotla, fotografiado por Abel Briquet en el año de 1875. Tomada de Facebook
Cronista de Nuestro Antiguo Ixtapaluca Chalco.

395
Figura 342. Monte legendario. Vista noroeste-sureste. Foto: Joshué Soto, 2018.

Figura 343. Monte legendario. Vista norte-sur. Foto: Elizabeth Pérez, 2018.

En el actual pueblo de Ayotla aún se conservan restos de estructuras


arquitectónicas del antiguo asentamiento prehispánico, el más relevante es el
montículo denominado Monte Legendario, ubicado al norte de la delegación
municipal (Vargas, 1999: 94; Tapia y Vargas, 2014: 27). Este montículo se
caracteriza por tener 26 m de largo por 7 m de alto (fig. 342 y 343). Entre los
materiales arqueológicos que se han identificado en el área, se encuentra cerámica
del complejo Azteca y en baja cantidad del tipo Tollan, además de lascas y navajillas
prismáticas de obsidiana. Conforme al material arqueológico, pero también con

396
ayuda de las fuentes históricas, se puede situar temporalmente a este asentamiento
aproximadamente entre el año de 1100/1150 al 1521 d.C.86

Parece ser que Ayotlan ya existía desde el Posclásico Temprano, ya que en la


Leyenda de los Soles se nos señala que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl en su
camino de Tula a Tlapallan, pasó por Ayotlan para luego irse a meter a Chalco y a
Xicco, y posteriormente proseguir hacia Tlapallan (sureste de México) (Códice
Chimalpopoca, 1992: 125). No se sabe si desde este tiempo la población tenía el
nombre de Ayotlan, si fuera así este asentamiento tendría una ocupación continua
hasta el Posclásico Tardío. A mi parecer tuvo una reocupación, ya que muchas de
las poblaciones de la región del Lago de Chalco se desocuparon durante el declive
de la cultura tolteca y fueron reocupadas por nuevos grupos étnicos, entre ellos, los
acxotecas y posteriormente los tlacochcalcas (Chimalpáhin, 2003a; y 2003b).

Durante el Posclásico Medio, el pueblo de Ayotlan fue parte del territorio de Chalco
Acxotlan, por ello suponemos que sus habitantes eran de filiación étnica acxoteca
o de algún grupo afín a estos, como los mihuacas, tlaltecahuacas, contecas o
tlailotlacas. Por último, llegaron los tlacochcalcas, quienes tomaron tierras y
conquistaron pueblos de Acxotlan, siendo uno de ellos el de Ayotlan, esta serie de
acontecimientos sucedieron alrededor del año de 1299 d.C. Esto debió contribuir a
que Ayotlan tuviera una población conformada por varios grupos étnicos, en donde
el grupo dominante fue el de los tlacochcalcas. Estos tlacochcalcas a partir del año
de 1336, tomaron el control del territorio de Acxotlan y lo denominaron como
Tlacochcalco (Ibíd., 2003b: 11-39).

En un documento colonial se hace referencia de que Ayotlan era un barrio (calpulli),


el inconveniente es que no se sabe de qué población lo era, pero muy
probablemente siguió el mismo o un proceso histórico-territorial similar al de
Tlapacoyan.87 Como se dijo anteriormente, los tlacochcalcas se establecieron al

86
Información recaba a través de la página de internet del Sistema Único de Registro Público de Monumentos
y Zonas Arqueológicos e Históricos, registropublico.inah.gob.mx; de la página de Facebook Visitas
arqueológicas de México; y de los recorridos que se llevaron a cabo a partir de esta investigación.
87
Dotación de tierras ejidales, correspondientes al poblado Tlapacoya, municipio de Ixtapaluca, Estado de
México, 1921. (Dictamen e informe de peritaje paleográfico). AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-2, f. 90.

397
norte de Chalco renombrando a este territorio como Tlacochcalco y teniendo como
principal capital a Chalco Atenco, la cual estaba dividida en calpultin, uno de ellos
era Tlapacoyan por lo que muy seguramente también lo era Ayotlan.88 Sin embargo,
una vez que se dio la conquista del territorio chalca por la Triple Alianza, acontecida
en el año de 1465 d.C., estos calpultin debieron continuar con su propio desarrollo
como pueblos, ya que Chalco Atenco había quedado en ruinas. Muchas de las
tierras y poblaciones dependientes de Chalco Atenco se utilizaron para el cultivo o
para que mexicas, acolhuas y otomíes se asentaran en ellas (Jalpa, 2009: 26-27 y
34).

Tlapechhuacan

Este es otro asentamiento prehispánico que no se ha identificado y que cuenta con


poca información. Las fuentes históricas indican que Tlapechhuacan se encontraba
en un lugar limítrofe entre el Acolhuacan y Chalco, para tener una mejor ubicación
es necesario ahondar en el significado de su nombre y topónimo, su relación con el
paisaje, conocer su proceso histórico-cultural y ver si estos datos se ligan al contexto
arqueológico de los estudios de patrón de asentamiento.

El nombre náhuatl de Tlapechhuacan tiene como raíces tlapechtli = andamio, cama


o camilla de tablas, andas para difuntos, angarillas o cosa semejante del trabajo de
tablado; y huacan = que es una terminación que expresa posesión, pertenencia o
tenencia. A partir de esto, su significado sería “Lugar donde tienen cosas con
tablas”, Lugar donde hay estructuras con tablas” o “Lugar donde tienen andas,
angarillas, etc.” (Robelo, 1900: 152; Mancilla, 2000: 77; Thouvenot, 2014: 398).

El topónimo de Tlapechhuacan se tiene identificado en el Mapa Uppsala, el cual se


encuentra ubicado en la esquina inferior del lado izquierdo, área que representa la
región de Chalco. Su representación se basa en dos tablas de madera que están
en vertical y otras dos que cruzan en horizontal, sobre un soporte que al parecer

88
Mapa de la Isla de Cuitláhuac; y AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-2, f. 82.

398
esta hecho de cañas u otates. Su forma estructural se asemeja a la de un andamio
(fig. 344).

Figura 344. Topónimo de Tlapechhuacan. Mapa Uppsala.

El significado del nombre y los que nos expresa el topónimo, nos hace referencia a
una serie de actividades relacionadas con el trabajo de la madera, enfocadas a la
elaboración de armazones que servían para sostener o cargar objetos, personas o
cosas relacionadas con los dioses, como son los bultos sagrados (fig. 345)
(Peñafiel, 1885: 112; Wood, et. al., 2002-2020). Y de acuerdo con su ubicación en
el Mapa Uppsala, este lugar antiguamente se encontraba por el área de San
Buenaventura, por tal motivo sus habitantes se dedicaron a este tipo de trabajos ya
que estaban asentados en el pie de monte bajo, que se caracterizaba por tener un
ecosistema boscoso que propicia la materia prima (fig. 346) (Parsons, et. al., 1982:
156-158).

Figura 345. Ehecatl sobre unas andas, como las que utilizan en la actualidad para los santos. Tomada de Peñafiel, 1885.

399
Figura 346. Tlapechhuacan y su entorno natural durante la época novohispana. Mapa Uppsala (1550 d.C.).

Figura 347. Panorámica desde el Parque Recreativo “El Mirador”, de la sección 5 de la U.H. San Buenaventura. Vista
sureste- noroeste. Foto: Joshué Soto, 2018.

El patrón de asentamiento que hizo Jeffrey Parsons junto con sus colegas en el
sureste de la Cuenca de México aporta valiosa información en la región de estudio
y en este caso, para este lugar identificaron un sitio del Posclásico Medio-Tardío,
específicamente en la cima de la loma de San Buenaventura, al que se le atribuyó
la clave de CH-AZ-3 y se le clasificó como pueblo grande (Parsons, et. al., 1982:
156-157). Otro trabajo que contribuye al panorama arqueológico para esta fase de
tiempo, es el Proyecto Arqueológico de San Buenaventura que se hizo entre los

400
años de 1998 y 2000, bajo la dirección del arqueólogo Luis M. Gamboa Cabezas,
en este proyecto se delimitó un área con ocupación azteca o chalca con
caracerísticas de un pequeño asentamiento aldeano, ubicado en la sección 5 de la
Unidad Habitacional San Buenaventura, dicho sitio es parte del mismo que registró
Parsons en los años de 1969 y 1972 (fig. 347) (Parsons, et. al., 1982: 1 y 156;
Almaguer, 2002: 46; Gamboa, 2005: 78). Sin embargo, es posible que este sitio se
extendiera más hacia el sur, debido a que en el área de la Unidad Habitacional
Cuatro Vientos, existe otro sitio con las mismas características, a este se le
denominó CH-AZ-5 y se encuentra separado del CH-AZ-3 por cuestiones naturales
y culturales, que consisten en una barranca y la autopista México-Puebla (Op. Cit.:
156-158). Por ello se considera que los dos son parte de un mismo asentamiento y
que al sintetizar dicha información conllevaría a que este tuviera las dimensiones de
una cabecera o centro regional pequeño, como también se interpreta a partir de los
documentos históricos (Alva, 1977: 90).89

Referente al proceso histórico de Tlapechhuacan, se tiene registrado su nombre


desde mediados del siglo XII. Se menciona que, a la caída de Tula, los toltecas se
dispersaron por varios lugares y que un grupo de estos pasó por Chapultepec,
Huitzilopochco, Culhuacán y Tlatzalan, algunos se establecieron en estas
poblaciones, pero otros prosiguieron hacia el oriente, pasando por Tlapechhuacan
y Cuauhtenco. Es a partir de entonces que los culhuas tomaron el legado de los
toltecas y se establecieron como el grupo cultural más importante de la Cuenca de
México, bajo el gobierno de Nauhyotzin quien gobernó en Culhuacán. Para este
tiempo su territorio abarcaba el poniente de la Cuenca de México, la península de
Ixtapalapa, la sierra de El Pino y las faldas de la sierra de Río Frío, que están al
oriente de la Cuenca de México. Al cabo de unos años, nuevos grupos se
establecieron a su alrededor como fueron los xochimilcas, chalcas acxotecas y los
chichimecas de Xólotl, por lo que se suscitaron una serie de conflictos bélicos por
el dominio de sus territorios. Los primeros en tener una guerra fueron los culhuas y
los chichimecas de Xólotl, este enfrentamiento tuvo como consecuencia la muerte

89
Mapa Uppsala (1550).

401
de Nauhyotzin y la perdida de gran parte del territorio de los culhuas. La muerte del
tlatoani Nauhyotzin aconteció entre los linderos del paraje de Ayahualolco y el monte
de Tlapechhuacan (hoy San Buenaventura), ahí permanecieron nueve años los
culhuas, cuando también tomó el gobierno Cuauhtexpetlatzin, hijo de Nauhyotzin.
Pasado ese tiempo, los culhuas retornaron a Culhuacán pero bajo el dominio de
Tenayucan (Alva, 1975: 284-300; Códice Chimalpopoca, 1992: 15; Chimalpáhin,
2003a: 97). Como se lee anteriormente, Tlapechhuacan no era una población sino
un espacio natural, que era un cerro o monte que se ubicaba en las faldas de la
sierra de Río Frío, en el que existían solamente las ruinas de un asentamiento del
Posclásico Temprano (Parsons, et. al., 1982: 143-145).

La fundación de Tlapechhuacan como pueblo chalca probablemente se llevó a cabo


entre finales del siglo XIII y principios del XIV, esto en relación con el material
arqueológico y las fuentes históricas. Domingo Chimalpáhin hace mención que en
el año de 1570 d.C., es decir en las primeras décadas de la época novohispana,
estos regresaron a Amaquemecan, lo que quiere decir que los tlapechhuacas
vivieron primeramente en Chalco Amaquemecan, que debió ser entre mediados y
finales del siglo XIII. Posteriormente a esos años, migraron hacia las faldas de la
sierra de Río Frío en donde fundarían ya como tal el pueblo de Tlapechhuacan,
siendo dependiente de Tlacochcalco (Parsons, et. al., 1982: 156-158; Chimalpáhin,
2003a: 427; y 2003b: 239).

Durante la guerra de Chalco (1446-1465 d.C.), se dieron una serie de combates


entre la sierra de Santa Catarina, Sierra de El Pino, Lago de Chalco y el subvalle de
Amaquemecan. Entre 1455 y 1464, los chalcas estuvieron combatiendo en su
propio territorio. Alrededor del año de 1464, los mexicas, acolhuas y tepanecas,
lograron vencer a los chalcas en Tlapitzahuayan, posteriormente fueron arremetidos
en Nexticpan, en donde destruyeron a Chalco Atenco. Los chalcas se retrajeron a
la serranía de Río Frío para combatir en Tlapechhuacan y de ahí se fueron a
Cocotitlán, lugar en el que murieron muchos chalcas, como consecuencia se perdió
todo el territorio aledaño al Lago de Chalco. En el año de 1465, se continuó peleando
en Tlalmanalco, Amaquemecan, Tenanco y Chimalhuacán, y fue entonces que se

402
dio la conquista definitiva de todo el territorio de Chalco (Durán, 1995: 192-194;
Chimalpáhin, 2003a: 253-265).

Una vez consumada la conquista de Chalco, se prosiguió a repartir las tierras y


tributos entre los integrantes de la Triple Alianza. Texcoco se adjudicó algunos
poblados y tierras del norte de Chalco Tlacochcalco, uno de ellos fue el de
Tlapechhuacan, que fungió como una cabecera regional para la recaudación de
tributo mediante un calpixqui (Corona, 1973: 168 y 181-182; y 1976: 92-94; Alva,
1977: 90; Jalpa, 2008: 59-60; y 2009: 32-34).90

Tlapitzahuayan

El asentamiento prehispánico de Tlapitzahuayan se ubicó entre la planicie lacustre


y pie de monte bajo del suroeste de la sierra de El Pino, al norte del Lago de Chalco.
En la actualidad se encuentra al poniente del municipio de Ixtapaluca y al norte de
la carretera federal México-Puebla, a altura del kilómetro 23 (Tovalín, 1998: 13).

Arqueológicamente se le relaciona con el sitio IX-A-34 y con el Tlalpizáhuac histórico


que refieren los documentos novohispanos (Blanton, 1972a: 140; Tovalín, 1998: 21
y 25) Tlapitzahuayan (Tla-pitzahua-yan) tiene como raíces las palabras tlalli = tierra,
pitzahuac = delgado o angosto, y yan = lugar en que se ejecuta la acción del verbo,
por lo que su significado es “Lugar donde se adelgaza la tierra” o “Lugar donde se
angosta la tierra”. Domingo Chimalpáhin (2003a y 2003b) menciona un lugar con el
nombre de Xallipitzahuayan o Xallipitzahuacan, que se relaciona con
Tlapitzahuayan y con el origen de los tlacochcalcas. Xallipitzahuayan (Xalli-
pitzahua-yan) o Xallipitzahuacan (Xalli-pitza-huacan) se deriva de xalli = arena o
cierta piedra arenisca, pitzahuac = delgado o angosto, y de yan = lugar en que se
ejecuta la acción del verbo o de huacan = lugar donde hay o lugar donde tienen, y

90
En las Obras Históricas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, se menciona en un apartado que Tlapechhuacan
fue una cabecera regional chalca, que daba tributo a Texcoco una vez que se formó la Triple Alianza (1430), el
recaudador o calpixqui se llamó Papálotl. Sin embargo, en otro apartado no se menciona a Tlapechhuacan
como uno de los tributarios de Texcoco para este periodo de tiempo, lo que parece correcto ya que Chalco
fue conquistado hasta el año de 1465. Por ello se considera que esto fue un error en cuestiones temporales
(Alva, 1975: 380; y 1977: 90).

403
a partir de esto su significado sería “Lugar donde se angosta el arenal” o “Lugar
donde hay arenales” (Robelo, 1900: 18; Peñafiel, 1897: 284 y 288; Mancilla, 2000:
77; Thouvenot, 2014: 281 y 449).

El topónimo de Tlalpizáhuac o mejor dicho de Tlapitzahuayan, se localiza en las


láminas 4 y 5 del Códice Xólotl (fig. 348). Se compone de dos elementos, uno que
tiene que ver con el glifo tlantli que se representa con tres dientes incisivos y que
nos señala que un lugar esta “entre o en medio de algo”, en este caso se relaciona
con la palabra náhuatl “yan”. El otro elemento es un glifo de tierra arenosa (tlalli y
xalli) que en uno de sus extremos es amplio y en el otro reducido (pitzahuac),
haciendo hincapié a que esas tierras tenían una textura arenosa y que en ocasiones
dependiendo de la temporada de lluvias o secas, estas se extendían o retraían hacia
las montañas.91

Figura 348. Topónimo de Tlapitzahuayan. Lámina 5 del Códice Xólotl.

Este lugar fue importante porque era un paso natural hacia la región del Lago de
Texcoco, Lago de Chalco y sierra de Santa Catarina. Hablando culturalmente,
durante el Posclásico Medio-Tardío se podía acceder vía terrestre a los centros
regionales primarios de Texcoco, Chalco, Culhuacan y Cuitláhuac (Tovalín, 1998:
16).

91
Estudio de los glifos en tlachia.iib.unam.mx y www.kanakue.com.

404
Figura 349. Parroquia de San Juan Bautista Tlalpizáhuac. Foto: Joshué Soto, 2018.

El antiguo asentamiento de Tlapitzahuayan, actualmente ocuparía el centro y norte


del poblado de Tlalpizáhuac (Ibíd.: 25). En esta área se ha hallado gran cantidad de
material cerámico correspondiente a la fase Azteca III y en la zona natural de pie de
monte bajo (área norte), dos o tres montículos medianos sobre sus respectivas
plataformas, mientras que hacia el sur también se sabe de la existencia de una serie
de montículos. De igual forma, la parroquia de San Juan Bautista (cuya primera
construcción data del siglo XVI) está construida sobre un basamento piramidal (fig.
349) (Pfannkuch y Granados, 1993: 24; Tovalín, 1998: 193-194).

Con respecto a la historia del Tlalpizáhuac histórico o Tlapitzahuayan, debemos


remitirnos a principios del periodo Posclásico Medio, momento en que debió tener
por nombre el de Xallipitzahuayan. Este antiguo nombre seguramente le era
atribuido a un paraje o a una pequeña población dispersa de muy baja densidad
demográfica.

Alrededor del año de 1240 d.C. o unos años antes, llegó una primera migración de
tlacochcalcas (nonohualcas y teotlixcas) al territorio de los chalcas acxotecas, en

405
donde tomaron las tierras de Xallipitzahuayan bajo el mando de Cahuetzcatzin
Teohuateuctli (Anales de Cuautitlan, 1992: 17; Chimalpáhin, 2003a: 319-321). Fue
en ese lugar en donde fundaron la población de Tlacochcalco Tlapitzahuayan.92

Figura 350. Amitzin en Tlacochcalco Tlapitzahuayan. Lámina 4 del Códice Xólotl.

En lámina 4 del Códice Xólotl, se nos señala que Amitzin o Tlamiyotzin estuvo
gobernando Tlapitzahuayan en años posteriores (fig. 350), por lo que se considera
que pudo haber sido hijo de Cahuetzcatzin Teohuateuctli o algún dirigente de gran
importancia que debió tomar el gobierno como Cuauhtlatoani (Alva, 1975: 320).

En el año de 1286 d.C., los mexicas acaudillados por Huehue Huitzilíhuitl arribaron
a Tlapitzahuayan, en donde estaba como tlatoani Cahuetzcatzin Teohuateuctli o
Amitzin. Para este tiempo la población de Tlapitzahuayan era dependiente de
Chalchiuhtépec, que era capital de Chalco Acxotlan y donde vivía el tlatoani
acxoteca Toteociteuctli Tecuachcauhtli (I). Los mexicas vivieron entre nueve o diez
años en tierras chalcas, pero llegado el año de 1295 estos fueron agredidos por los
chalcas tlacochcalcas y/o acxotecas, por lo que huyeron hacia Chapultepec (fig.
351) (Chimalpáhin, 2003a: 163; Navarrete, 2017: 429-434)

92
Lámina 3, 4 y 5 del Códice Xólotl.

406
Figura 351. Durante la migración de los mexicas, estos se establecieron un tiempo en Chalco. Mapa de Sigüenza.

Amitzin mientras gobernaba en Tlapitzahuayan tuvo un hijo de nombre Pochotl, este


personaje posteriormente tomó como asiento Teyacac (población al parecer
cercana a Ayotla); dicho acontecimiento sucedió a finales del siglo XII. Esta decisión
quizás se debió a que era hijo de un cuauhtlatoani, por lo que no tenía derecho
legítimo de gobernar. Esta posibilidad se reafirma aún más con el suceso de la
segunda migración de tlacochcalcas, nonohualcas y teotlixcas a Chalco Acxotlan,
que aconteció en el año de 1299 d.C., quienes tomaron tierras y conquistaron
algunas poblaciones como las de Tenantzinco y Ayotlan, estos tlacochcalcas traían
a un dirigente de nombre Yacahuetzcatzin que tenía el título de “teohuateuctli”, lo
cual le daba el derecho de gobernar Tlacochcalco y de establecerse en la principal
sede de gobierno que era Tlapitzahuayan, que años antes habían fundado sus
antepasados (primera migración) (Dibble, 1980a: 53 y 71; Chimalpáhin, 2003b: 27).

En el año de 1303, el altepetl de Tlapitzahuayan se dividió en dos partes:


Opochhuacan e Itzcahuacan. En el primero gobernó Yacahuetzcatzin Teohuateuctli
y dirigió a los colilicas, cuacuilcas e itzcotecas. Y en Itzcahuacan, el hijo de

407
Yacahuetzcatzin de nombre Chalchiuhtlatónac, quien era sacerdote, tomó el título
de Tlatquicteuctli y gobernó a los xicocalcas, calmimilolcas y tzacualcas. En este
mismo año, Chalchiuhtlatónac Tlatquicteuctli declaró la guerra en Tlacochcalco;
aunque en la Séptima Relación de Domingo Chimalpáhin no se especifica en contra
de quien es la guerra, si se trata de un conflicto local o regional, de cualquier forma,
se tiene conocimiento que en este periodo hubo constantes guerras en la Cuenca
de México con la finalidad de obtener tierras, expandir territorios o para mantener
su independencia. Ya para el año de 1305 d.C., los tlatoque tlacochcalcas se
establecieron en Xippacoyan, dejando en Tlapitzahuayan algunos tlacochcalcas y
otros grupos étnicos afines a estos. Fue hasta el año de 1324, cuando los
tlacochcalcas se asentaron en Chalco Atenco haciéndola su sede principal. En el
año de 1336, tomaron el control de Acxotlan y lo denominaron Tlacochcalco (Ibíd.:
29-39).

Durante la guerra entre la Chalcayotl y la Triple Alianza (1446-1465 d.C.), se


llevaron una serie de combates en Tlapitzahuayan, que fueron decisivos para que
la Triple Alianza ganara terreno hacia la conquista de Chalco. Y fue también ahí,
donde se llevó a cabo el conteo de los cautivos chalcas una vez consumada la
conquista del territorio chalca; este acto causó gran temor entre los habitantes de
Tlapitzahuayan (Pfannkuch y Granados, 1993: 24; Durán, 1995: 192-194; Tovalín,
1998: 16).

Con respecto al aspecto religioso, se sabe que en Tlapitzahuayan existió un templo


muy importante dedicado a Tezcatlipoca. A él acudían los habitantes de Chalco pero
también mexicas, acolhuas, xochimilcas y otros grupos culturales de otras regiones.
Al llevarse a cabo la conquista del territorio chalca por parte de la Triple Alianza, los
mexicas impusieron el culto de Huitzilopochtli, por lo que el templo se volvió dual
(Pfannkuch y Granados, 1993: 24; Durán, 1995: 192-193; Tovalín, 1998: 16;
Chimalpáhin, 2003b: 11-13 y 27-39; Sahagún, 2006: 78-79).

Fray Bernardino de Sahagún menciona que en Tlapitzahuayan se celebraba a


Tezcatlipoca en el mes Toxcatl, en donde se hacían una serie de rituales dedicados
a este Dios. Uno de ellos consistía en que a una persona se le ataviaba a la imagen

408
de Tezcatlipoca, quien subía por la escalinata del templo y en cada escalón hacia
pedazos una flauta, al llegar a la cima se le sacrificaba y su cabeza era colocada en
el Tzompantli (Sahagún, 2006: 79).

Fray Diego Durán menciona que este templo era muy reverenciado y suntuoso, en
el cual se rendía culto a Tezcatlipoca y Huitzilopochtli, que eran los dos principales
dioses de la tierra, aunque Tezcatlipoca era más sobresaliente en Tlapitzahuayan
(Tovalín, 1998: 16). En otro apartado, Durán menciona que, durante la guerra entre
la Triple Alianza y Chalco, los chalcas pidieron una tregua para hacerle sus fiesta a
su Dios principal que era Camaxtli, a quien también se le asocia con Tezcatlipoca
Rojo (fig. 352) (Durán, 1995: 192; Meléndez, 2015: 100-101).

Figura 352. Camaxtli. Dios de la caza y guerra, quien al igual que Huitzilopochtli era llamado Ce Tecpatl. Tomada de
Mateos, 1992a: 28.

Por último, Domingo Francisco Chimalpáhin refiere que los tlacochcalcas, que eran
los habitantes de Tapitzahuayan, tenían como Dios tutelar a Tlatlauhqui
Tezcatlipoca (el colorado o enrojecido), al que también se le asocia con Tezcatlipoca

409
Rojo y Camaxtli (Robelo, 1888: 28; Chimalpáhin, 2003b: 11-13 y 27-39; Meléndez,
2015: 100).

El problema con Tezcatlipoca es que tiene múltiples personalidades, y en este caso


la pregunta recae ¿a cuál de los cuatro Tezcatlipoca estaba dedicado el templo de
Tlapitzahuayan? De acuerdo con Bernardino de Sahagún sería a Tezcatlipoca
Negro, mientras que por lo que refiere Diego Durán y Domingo Chimalpáhin, sería
a Tezcatlipoca Rojo. Por lo anterior, parece ser que este templo estaba dedicado a
Tezcatlipoca como principio de vida, origen y creador, venerado en sus múltiples
facetas, pero teniendo un culto más inclinado hacia Tezcatlipoca Rojo o Camaxtli
(fig. 353) (Mateos, 1992a: 11-160).

Figura 353. Tezcatlipoca Rojo juega a la pelota con Tezcatlipoca Negro en el Teotlachco, juego de pelota divino. Tomada
de Mateos, 1992a: 92.

Huixtoco

Este pueblo de origen prehispánico se ubica entre la planicie lacustre y el pie de


monte bajo de la sierra de Río Frío. Su fundación como pueblo prehispánico data
del siglo XIII. En la actualidad se le conoce con el nombre de San Marcos Huixtoco
y es parte del municipio de Chalco de Díaz Covarrubias, localizado en los límites
con el municipio de Ixtapaluca, donde cruza la autopista México-Puebla en dirección
este-oeste (Parsons, et. al., 1982: 39; Alemán, et. al., s.f.).

410
El nombre náhuatl de Huixtoco o Huitztoco (Huitz-to-co) se deriva de huitztli =
espina, to = partícula que expresa pluralidad y co = en o dentro, por lo que quiere
decir “En el lugar de espinas”. Otra propuesta es que tenga como raíces huixachin
= árbol espinoso, to = partícula que expresa pluralidad y co = en, por lo que quiere
decir “En el lugar de árboles espinosos” o “En el lugar de huizaches” (Peñafiel, 1897:
136 y 292; Mancilla, 2000: 26; Thouvenot, 2014: 124).

Figura 354. Fachada de la parroquia de San Marcos Evangelista. Tomada de Facebook Historias y Fotografías de la Región
de los Volcanes, 2016.

Hacia el oeste de San Marcos Huixtoco, Jeffrey Parsons detectó un pequeño


asentamiento correspondiente al Posclásico Tardío o Fase Azteca, al que denominó
CH-AZ-4, a este asentamiento se le relaciona directamente con el Huixtoco
prehispánico. De igual forma, se considera que este pequeño asentamiento
categorizado como una aldea, se extienda más hacia el este y sureste, pero esto no
se pudo determinar debido a la ocupación moderna, que hoy en día es la parte
central del pueblo de San Marcos Huixtoco (fig. 354) (Parsons, et. al., 1982: 156-
158; Gamboa, 2005: 76).

411
En el año de 1221 d.C., los tecuanipantlacas salieron de Chicomóztoc Quinehuayan
Iztactexcallocan. Durantes su migración tuvieron tres tlatoque, el primero se llamó
Cuitlachteuctli y fue quien lo sacó de Chicomóztoc, murió en el año de 1242. El
segundo de nombre Cuauhtzinteuctli, los gobernó entre 1242 y 1255. El tercero que
tuvo por nombre Chalchiuhtlatonatiuh, tomó el gobierno entre los años de 1255 y
1286/1287. Posteriormente a ellos, Oceloteuctli fue quien tomó el titulo de tlatoani,
este suceso aconteció entre 1286 y 1287 (Chimalpáhin, 2003a: 345-347).

Los tecuanipantlacas dirigidos por Ocelotlteuctli llegaron a Chalco Acxotlan en el


año de 1287, ahí recibieron tierras por parte de los acxotecas. Los principales
dirigentes de los tecuanipantlacas y quienes fundaron Tecuanipan Huixtoco (San
Marcos Huixtoco), fueron el tlatoani Ocelotlteuctli, el sacerdote Tziuhtlacauhqui
Yaópol Tzompahuacateuctli, Cuapitzáhuac, Necuametzin, Ixcotzin, Yoltzin, Ecatzin,
Chalchiuhtzin y Ecaxoctli. Todos los tecuanipantlacas vivieron ocho años en
Huixtoco, pero en el año de 1295 estos se dividieron con la finalidad de buscar
nuevas tierras para asentarse. En Huixtoco se quedaron Ocelotlteuctli,
Cuapitzáhuac, Necuametzin, Yoltzin y Ecatzin, mientras que los encargados de este
recorrido fueron Tziuhtlacauhqui Yaópol, Ecaxoctli, Ixcotzin y Chalchiuhtzin. En su
travesía llegaron hasta Citlan, fue ahí en donde a su Dios Mixcóatl le pusieron
Citécatl (fig. 355). Decidieron regresar, porqué en aquellas tierras ya había gran
cantidad de grupos asentados, en su retorno pasaron por Huexotzinco, Calpan, y
Otlatépec (Ibíd.: 165 y 347-349).

El único de los dirigentes que regreso de este recorrido fue el sacerdote


Tziuhtlacauhqui Yaópol Tzompahuacateuctli, quien se estableció en
Amaquemecan. Ahí los tecuanipantlacas recibieron tierras por parte de los
amaquemecas. En el año de 1297, llegó el tlatoani Ocelotzinteuctli con algunos
tecuanipantlacas huixtocas, para fundar la población de Tecuanipan
Amaquemecan. Ocelotzinteuctli gobernó durante diez u once años en Tecuanipan
Huixtoco y veintidós en Tecuanipan Amaquemecan, en total gobernó treinta y dos
años a los tecuanipantlacas huixtocas (Chimalpáhin, 1982: 43; 2003a: 165, 349 y
359; y 2003b: 25; Jalpa, 2009: 115).

412
Figura 355. Mixcóatl festejando en la veintena Quecholli. Tomada de Mateos, 1992a: 41.

Teyacac

Sobre este lugar se tiene escasa información, contando solamente con el Códice
Xólotl y las obras históricas de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Sin embargo, aun así
es posible identificar su ubicación mediante el estudio del náhuatl, de su topónimo
y del paisaje circundante de la región, así mismo de la relación de su historia con la
de otros lugares de la región del Lago de Chalco.

Teyacac (Te-yaca-c) está compuesto por tetl = piedra; yacatl = nariz, saliente, punta
o extremidad; y c = en, dentro o lugar de. Por lo que significa “En la saliente de
piedra” o “En la punta de piedra” (Peñafiel, 1885: 22; Mancilla, 2000: 91; Garibay,
2019: 367).

Figura 356. Topónimo de Teyacac. Lámina 4 del Códice Xólotl.

413
Su topónimo está representado en las láminas 4 y 5 del Códice Xólotl, y consiste en
un cerro que tiene una nariz o saliente pedregosa (fig. 356). Si observamos la
ubicación en la lámina 4 del Códice Xólotl se tiene que Teyacac estaba entre
Tlapitzahuayan, Tlatzalan Tlalanoztoc, Coatepec y al norte del Lago de Chalco. Al
tratar de posicionar esta ubicación en un mapa actual, más o menos coincidiría con
el área de Ayotla (fig. 357 y 358).

Figura 357. Ubicación de Teyacac en la lámina 4 del Códice Xólotl.

Figura 358. Ubicación de Teyacac en Google Earth Pro.

414
Al analizar el paisaje y su topografía, resulta que hay un área con estas
características, coincidiendo con la prominencia rocosa de El Calvario (fig. 359). Por
ello se propone que este lugar, es el antiguo asentamiento de Teyacac. En
cuestiones arqueológicas, se tiene conocimiento de que en las faldas de esta
elevación hay restos arquitectónicos prehispánicos.

Figura 359. Pueblo de Ayotla y al fondo el cerro de El Calvario y los cerros de El Pino Chico y Grande (año de 1880).
Tomada de mediateca.inah.gob.mx.

El asentamiento de Teyacac tuvo su desarrollo entre finales del siglo XIII y principios
del XIV, bajo el gobierno de un personaje de nombre Pochotl, quien era hijo de
Amitzin gobernante de Tlapitzahuayan (Alva, 1975: 320-321; Dibble, 1980a: 71).93
Teyacac fue una población dependiente de Acxotlan y que gradualmente lo fue de
Tlacochcalco, siendo uno de los lugares limítrofes del norte de Chalco (Chimalpáhin,
2003b: 13 y 27-39). Con Tlatzalan Tlalanoztoc tuvo una cierta alianza (por
parentesco) y con Coatepec una relación de enemistad, esto se observa en la
lámina 4 del Códice Xólotl, en donde Pochotl pareciera estar del lado de Tlacateotzin
tlatoani de Tlalanoztoc, a quien le arrebataron el gobierno mediante un golpe de

93
Lámina 4 del Códice Xólotl.

415
Estado por parte de Coatepec. Ante tal situación bélica, Pochotl decidió enviar hacia
Texcoco a su hijo Xilocuechtzin junto con Tlacateotzin (quien era su sobrino), lugar
en el que residía Quinatzin, ahí ambos recibieron tierras para establecerse (Alva,
1975: 310; Acuña, 1985: 142).94 De igual forma, Pochotl se estableció en otro lugar
del área de Tlalmanalco, pero al pasar un tiempo, retornó a Teyacac en donde paso
sus últimos días de vida (fig. 360) (Dibble, 1980a: 79).95

Figura 360. A) Muerte de Amitzin en Tlacochcalco Tlapitzahuayan, B) Conquista de Tlatzalan Tlalanoztoc por parte de
Coatepec, C) Pochotl manda a Texcoco a su hijo Xilocuechtzin junto con Tlacateotzin, D) Establecimiento de Pochotl en
Teyacac y E) Pochotl en el área de Tlalmanalco. Lámina 4 del Códice Xólotl.

Tlapacoyan

Geográficamente estaba al sureste de la Cuenca de México y al noreste del Lago


de Chalco, sobre las planicies lacustres del cerro de Tlapacoya. Este asentamiento
del Posclásico Tardío se localizaba en donde actualmente se encuentra el pueblo

94
Estudio de los glifos en tlachia.iib.un am.mx./codice/codice/pk/2.
95
Lámina 4 y 5 del Códice Xólotl.

416
de Tlapacoya, perteneciente al municipio de Ixtapaluca, ubicado a la altura del
kilómetro 35, entre la autopista y la carretera federal México-Puebla (fig. 361)
(Blanton, 1972a: 139; Nárez, 1990: 17).

Figura 361. Parroquia de Santa Maria Magdalena Tlapacoya. Vista oeste-este. Foto: Elizabeth Pérez, 2019.

El nombre de Tlapacoyan está compuesto por las raíces tlapaco = voz impersonal
del verbo tlapa, lavar, y yan = que expresa el lugar donde se ejecuta la acción del
verbo. A partir de su composición, tendría como significado “Lugar donde se lava” o
“Lugar donde lavan” (Robelo, 1900: 173; Peñafiel, 1897: 287). El significado puede
referir solamente a que en Tlapacoyan se lavaban prendas u otros objetos, y/o tener
un trasfondo de carácter ritual, ya que hay que recordar que el agua de este lugar
desde tiempos muy antiguos fue venerada, considerada como una cosa preciosa
(chalchihuitl) y sagrada, que fungía como dador de vida (Almonaci, 2019: 8). El agua
fue inspiración de múltiples formas de expresión cultural de las personas que
durante siglos se asentaron en este lugar, por lo que la acción de lavar puede
señalarnos cuestiones de limpieza física, purificación, ritos de paso, entre otras.

El topónimo que hace referencia al nombre de Tlapacoyan se encuentra en la lámina


27 de la Matricula de Tributos (fig. 362) (Barlow, 1992: 90-91).96 Sus elementos son

96
El topónimo hace referencia al pueblo de Tlapacoyan en el estado de Veracruz.

417
una piedra blanca que esta al fondo (o se trata de una prenda de algodón), sobre la
que yace un objeto o figura fantástica con forma serpentina que en todo su cuerpo
tiene una serie de círculos negros, en ambos lados se observa el glifo de atl (agua)
y sobre todos estos ideogramas, esta un brazo en acción de tomar o lavar la figura
serpentina; en la parte de abajo hay otro u otros elementos que no son posibles de
identificar, debido a que la lámina se encuentra muy deteriorada, no obstante puede
tratarse del mismo glifo de agua (Peñafiel, 1885: 213).

Figura 362. Topónimo de Tlapacoyan. Lámina 27 Figura 363. Otra versión del topónimo de Tlapacoyan.
de la Matricula de Tributos. Mapa de la Isla Cuitláhuac.

Sin embargo, el topónimo que si es propio de este pueblo, se encuentra en el Mapa


de la Isla de Cuitláhuac, el cual se caracteriza por encontrarse dentro del Lago de
Chalco como un cerro-islote, en su lado izquierdo se muestra lo que parece ser un
ojo (¿ojo estelar?) y una boca (cueva), viendo de perfil y en la parte central se
observa lo que parece ser un árbol (fig. 363). Este topónimo no coincide con el otro,
en cuestiones de elementos, aunque de trasfondo si parecen darnos un mismo
significado. El árbol al parecer tiene un pequeño circulo entre sus hojas
(¿chalchihuitl?), quizás este elemento ideográfico nos hace hincapié en señalarnos
algo precioso que es sustento para la vida, si esto lo relacionamos con ciertos mitos
y leyendas que aún persisten entre la gente de la comunidad, nos habla de un

418
espacio al interior del cerro que es rico en piedras y metales, así como en vegetales
y agua, haciendo de este lugar un espacio ritual y sagrado, muy semejante a las
descripciones del Tlalocan, en donde el cerro es símbolo de abundancia y vida, en
el que yace el agua divina (Cabrera, 2018: 94; Montero, 2018: 20; Mecalco, 2019:
32). Y como anteriormente se dijo, la acción de lavar puede tener un significado más
amplio y como muestra es la evidencia arqueológica, etnohistórica y la tradición oral
que se relaciona con el agua preciosa y divina. Ejemplo de ello, es el basamento
piramidal del Formativo Tardío-Terminal que tiene un alineamiento en relación con
la temporada de lluvias, las vasijas proto-tláloc halladas al interior del basamento,
el nombre del asentamiento de Chalchiuhtépec del periodo Posclásico Medio, y las
historias del cerro de Tlapacoya asociadas a la riqueza natural.

El asentamiento de Tlapacoyan se le relaciona con el sitio IX-A-31 que Richard


Blanton registró en el año de 1969. Dicho sitio está conformado por tres partes, una
de ellas se ubica en la cima del cerro de Tlapacoya y las otras dos en las planicies
del cerro, en sus extremos noroeste y noreste. Como se dijo en otro apartado, la
cima se le asocia específicamente con el Posclásico Medio, esto de acuerdo con la
información que nos da Domingo Chimalpáhin (2003a) y de la propuesta que se da
en esta tesis, de que en ese tiempo estaba ocupada por un asentamiento con el
nombre de Chalchiuhtépec. Las dos áreas con evidencia arqueológica que
corresponderían con el barrio y posteriormente con el pueblo de Tlapacoyan durante
el Posclásico Tardío, se caracterizaron por tener una baja cantidad de material
Azteca, aunque esto pudiera ser el resultado de alteraciones sufridas por la
ocupación novohispana-moderna que prosiguió al asentamiento prehispánico
(Blanton, 1972a: 139-140 y 169). Sin embargo, este panorama incompleto se ve
apoyado por otros trabajos de arqueología, como el que realizó Beatriz Barba de
Piña Chán (1980), Lorena Gámez Eternod (1989) y Jesús Nárez (1990), que nos
indican la presencia de material Azteca en el área noroeste, este y sureste del cerro
de Tlapacoya, permitiendo visualizar un patrón de asentamiento más amplio. Por
último, se debe tener en cuenta, que muy probablemente la mayor parte de las
planicies circundantes al cerro de Tlapacoya debieron estar ocupadas para este
periodo, pero que por cuestiones naturales y culturales, el patrón de asentamiento

419
es discontinuo, tal es el caso del escurrimiento de temporal que se presentaba hacia
el norte del cerro y la construcción de la autopista México-Puebla hacia el sur.

La historia del Tlapacoyan prehispánico se remite a los primeros años del


Posclásico Tardío, es decir a partir del año 1350 d.C.,97 y culturalmente se le asocia
con los tlacochcalcas o algún grupo afín a estos. Durante este lapso de tiempo, los
tlacochcalcas dominaban el territorio de Tlacochcalco del que era dependiente
Tlapacoyan, y su principal sede de gobierno era el centro regional de Chalco Atenco
(Chimalpáhin, 2003b: 37-39). Chalco Atenco tenía una gran cantidad de
poblaciones subordinadas e internamente se encontraba dividido en barrios
menores y mayores, siendo Tlapacoyan un barrio mayor o campan.98 Con la
conquista de Chalco por parte de la Triple Alianza, la estructura política-territorial de
Chalco cambio drásticamente, muchas poblaciones y tierras pasaron a manos de
los miembros de la alianza mexica-acolhua-tepaneca. En el caso de Tlapacoyan,
este se desligó de Chalco Atenco ya que había sido destruida, por lo que
Tlapacoyan se convirtió en un poblado acolhua o mexica (Chimalpáhin, 2003a: 261-
265; Jalpa, 2009: 32-34). Probablemente por su cercanía, quedó como una
población dependiente del altepetl de Ixtapalocan, bajo la jurisdicción de Texcoco.
Su reintegración a Chalco se dio hasta la época novohispana, momento en que se
dio una nueva reestructuración política-religiosa mediante un proceso de
congregaciones, al que la población de Tlapacoyan logró subsistir (fig. 364) (Jalpa,
2009: 152 y 183-201).99

97
“Título de tierras y aguas que son de los naturales del pueblo de Tlapacoya, año de 1642”. AGA, Tierras, leg.
1, exp. 23/197-1, f. 1. Aunque el documento es apócrifo, alguna información parece ser verídica ya que al
compararla con otro tipo de datos (arqueológicos y etnohistóricos), hay cierta coincidencia. En el caso del año
de su fundación que se dice que fue en 1351 d.C., se ajusta a la propuesta que se ha hecho en relación al
asentamiento de Chalchiuhtépec, ya que este lugar ocupó el área entre mediados y finales del Posclásico
Medio, por lo tanto, la fundación de Tlapacoyan debió acontecer posteriormente, a principios del Posclásico
Tardío.
98
“Dotación de tierras ejidales, correspondiente al poblado Tlapacoya, municipio de Ixtapaluca, Estado de
México, 1921. (Dictamen e informe de peritaje paleográfico, Tomás Alarcón). AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-
2, f. 82-87. En dicho peritaje se analizan otros documentos históricos en donde se señala que Tlapacoyan fue
un barrio de Chalco Atenco y esto se corrobora en el Mapa de la Isla Cuitláhuac, ya que a un lado del topónimo
está escrito un pequeño párrafo en que el viene la palabra campan (calpulli mayor).
99
Atlas eclesiástico de el Arzobispado de México, en el que se comprenden los curatos con sus vicarías y
lugares dependientes... (1767).

420
Figura 364. Tlapacoyan bajo la jurisdicción eclesiástica del Curato de Chalco. Atlas eclesiástico de el Arzobispado de
México, en el que se comprenden los curatos con sus vicarías y lugares dependientes... (1767).

Xayacac

Este pequeño poblado se localizó muy cerca de Ayotlan y Tlapitzahuayan; esto así
lo refieren los documentos históricos novohispanos (Jalpa, 1993: 182; y 2009: 198).
Xayacac (Xa-yaca-c) se deriva de xalli = arena; yacatl = nariz, saliente, punta o
extremidad; y c = en, dentro o lugar de, por lo que su significado sería “En la saliente
arenosa” o “En la punta arenosa” (Peñafiel, 1885: 22; Mancilla, 2000: 91; Thouvenot,
2014: 449 y 459). Otro significado puede ser a partir de las raíces xayacatl = cara o
rostro y c= en o lugar de, teniendo como significado “Lugar de la cara” o En el rostro”
(Peñafiel, 1885: 22; Thouvenot, 2014: 450).

Sobre la primera propuesta, se puede decir que algunas planicies del noreste del
lago tenían esas características de sedimento arenoso, esto se debía a la erosión
hídrica que generaban los escurrimientos de la sierra de El Pino y de Río Frío. En
este caso, el paisaje y lo que refieren los documentos, permiten ubicar a Xayacac

421
en un área intermedia entre Ayotlan y Tlapacoyan, quizás en lo que eran las
planicies lacustres de Teyacac.

Por otro lado, se tiene el segundo significado que nos habla de un lugar en el que
veían un rostro o que ellos consideraban que era la parte en donde tenía un rostro,
ya que, en la antigüedad los ríos, cerros, volcanes, lagos, etc., en muchas de las
ocasiones se les humanizaba. Y a propósito de esta segunda propuesta, en el Mapa
de la Isla Cuitláhuac es posible ver un rostro viendo hacia el oriente, ubicado al
noroeste del cerro de Tlapacoya y sobre las planicies lacustres de la sierra de El
Pino. Sin embargo, queda la duda, ya que a la izquierda de este topónimo se
alcanza a leer un nombre, que al parecer dice Petlachiahcan (Petlaxican), por lo que
pudiera corresponder a cualquiera de los dos asentamientos (fig. 365). Espero que
en futuras investigaciones pueda corroborarse más específicamente la ubicación de
esta pequeña comunidad, que correspondió a una temporalidad del Posclásico
Tardío y a las primeras décadas de la época novohispana.

Figura 365. Nombre de Petlaxican y topónimo de ¿Xayacac o Petlaxican? Mapa de Isla Cuitláhuac.

Petlaxican

Esta es otra pequeña comunidad de origen prehispánico de la que se tiene poca


información. Al igual que Xayacac, Petlaxican se ubicó muy cerca de Ayotlan y
Tlapitzahuayan, a esta última se agregaron sus habitantes en los tiempos de la
primera congregación de la época novohispana (fig. 366) (Jalpa, 1993: 182; y 2009:

422
198). El nombre náhuatl de Petlaxican (Petla-xi-can) posiblemente este conformado
por las siguientes raíces: petlatl = petate o estera, xicalli = jícara o vaso de bule, y
can = lugar. La interpretación de su significado es “Lugar de jícaras de estera”,
“Lugar de vasijas de estera” o “Lugar de recipientes tejidos con tule, junquillo, etc."
(Mancilla, 2000: 76; Thouvenot, 2014: 278 y 451; Garibay, 2019: 376). Su significado
nos hace referencia a un paisaje lacustre y a una actividad económica relacionada
con la cestería para la elaboración de cestos, vasijas, petates y otro tipo de objetos.

Figura 366. Ubicación de Petlaxican en el Mapa de Isla Cuitláhuac. Tomado de amoxcalli.org.mx.

Coatepec

Coatepec se ubica al sureste de la Cuenca de México, entre la sierra de El Pino y


la sierra de Río Frío, sobre una pendiente suave del pie de monte bajo.
Antiguamente fueron los límites de dos regiones: la del Lago de Chalco y Lago de

423
Texcoco. La mayor parte del asentamiento prehispánico está cubierto por el pueblo
moderno de Coatepec, perteneciente al municipio de Ixtapaluca (Vargas, 1999: 114;
Parsons, 2008: 157). Su principal vía de comunicación es el Tramo de Carretera
(México-Puebla)-San Vicente, mientras que al poniente cruza la autopista Circuito
Exterior Mexiquense.

El nombre náhuatl de Coatepec (Coa-tepe-c) está compuesto por la palabra coatl =


serpiente, tepetl = cerro y la partícula c = que se traduce como en, dentro o de, por
lo que su significado es “En el cerro de la serpiente” (Peñafiel, 1885: 26 y 77; y 1897:
60; Mancilla, 2000: 8). Su topónimo justo está representado por eso dos elementos,
un cerro sobre el que yace una serpiente que por lo general es de color verde,
aunque en la lámina 1-2bis del Códice Xólotl se le dibujó de color blanco, mientras
que el cerro en ocasiones se le representa reticulado, es decir recubierto con la piel
de Cipactli (figs. 367-370). Si a este topónimo se le asocia con el contexto
arqueológico, documentos históricos, mitos y leyendas, resalta que no sólo era una
serpiente sino una serpiente emplumada, por lo que de trasfondo nos señala que
era el lugar del “Cerro de la serpiente (emplumada)” o “Cerro de Quetzalcóatl”
(Acuña, 1985: 133 y 136-137).

Figura 367, 368, 369 y 370. Topónimo de Coatepec. A) Lámina 1-2bis del Códice Xólotl, B) Lámina 6 del Códice Xólotl, C)
Mapa Uppsala y D) Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca.

El origen del asentamiento de Coatepec tiene una estrecha relación con el


asentamiento de Cuatlapancan, esto de acuerdo al Códice Xólotl, al Mapa del
Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos, y a la Relación

424
de Coatepec y su Partido.100 El nombre de Cuatlapancan (Cua-tlapan-can) quiere
decir “Lugar de la cabeza hendida”, “Lugar de la cima quebrada” o “Lugar de la cima
dividida”, a partir de las raíces cuaitl = extremidad de algo, cabeza o cima; tlapanqui
= cosa quebrada, hendida o dividida en dos partes; y de can = lugar; aunque también
se debe considerar que antiguamente existió un Dios de nombre Cuatlapanqui, que
fue uno de los cuatrocientos dioses de la embriaguez, por lo que así mismo, se
podría traducir como “Lugar de Cuatlapanqui” (fig. 371 y 372) (Peñafiel, 1897: 75;
Mancilla, 2000: 76; Sahagún, 2006: 165 y 594; Thouvenot, 2014: 93 y 397).101 La
Relación de Coatepec hace mención que los primeros habitantes del territorio de
Coatepec se asentaron en un lugar que después se llamaría San Juan Tlachichco
y que así mismo, sería dependiente de Coatepec durante el Posclásico Tardío y
época novohispana, dicho pueblo parece ser que se ubicaba al noroeste del actual
pueblo de Coatepec y al noreste del cerro Cuatlapancan, aunque se encontraba
más cerca de este último (Acuña, 1985: 132 y 140).102 Por lo que este antiguo
asentamiento tomó su nombre del cerro Cuatlapancan que se encuentra aledaño a
él, y su relevancia se muestra en las primeras láminas del Códice Xólotl, que
vendrían siendo la 1, 1-2bis, 2, 3 y 4. Sin embargo, en la lámina 4 se observa que
el tlatoani de Coatepec Cuatlapancan de nombre Yohualtzatzitzin, se traslada hacia
el oriente, esto muy probablemente señala el cambio de la sede de gobierno, que
conllevó a la centralización de los poderes en el asentamiento del Coatepec
prehispánico, entre finales del Posclásico Medio y principios del Posclásico Tardío.
Y efectivamente, las láminas posteriores del códice Xólotl muestran todo lo

100
Al asentamiento y cerro de Cuatlapancan también se le menciona como Zohuatepec en la obra titulada
“Códice Xólotl” de Charles E. Dibble (1980) y en la página de internet tlachia.iib.unam.mx, en la que se hace
una amplia investigación de las zonas y glifos de este códice. Zohuatepec (Zohua-tepe-c) se desglosa del verbo
zohua = desdoblar, desplegar, abrir o extender; tepetl = cerro; y c = en, dentro o de. Por lo que quiere decir
“En el cerro que se abre” o “En el cerro que se despliega”, esto de acuerdo a las investigaciones del Proyecto
Tlachia y Marc Thouvenot (2014). El nombre de Zohuatepec queda como mera hipótesis, considerando que el
correcto era Cuatlapancan.
101
Es curioso que el nombre Cuatlapanqui, que era uno de los dioses de la embriaguez, quiera decir “cabeza
quebrada”. No obstante, estos dioses no fueron solamente venerados por su poder embriagante, sino por
otras cualidades que tenían, como la de mitigar la sed, fortificar a los jóvenes y adultos por su contenido
vitamínico, curar ciertas afecciones intestinales, servir como diurético, entre otras (Mateos, 1992b: 25).
102
Mapa del Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos (1579).

425
contrario, en donde el topónimo de Coatepec es más sobresaliente que el de
Cuatlapancan (Soto, 2021: 28-29).103

Figura 371. Topónimo de Cuatlapancan. Figura 372. Topónimo de Cuatlapancan con influencia
Lámina 2 del Códice Xólotl. europea. Mapa Uppsala (1550).

En cuestiones arqueológicas, el patrón de asentamiento de Cuatlapancan o TX-A-


100, se muestra disperso y con baja cantidad de material, no obstante, en las
fuentes históricas se distingue a Coatepec Cuatlapancan como una población
importante para el periodo Posclásico Medio e inclusive, para el Posclásico Tardío
(Alva, 1975: 342; Dibble, 1980a: 97; Acuña, 1985: 137-141; Parsons, 2008: 158).104
Esto tal vez, se deba a que los chichimecas tenían una mayor preferencia por
habitar las cuevas, ya que en este tiempo se encontraban en un proceso de
aculturación, por lo que parece lógico que el patrón de asentamiento se presente de
esta manera (Navarrete, 2017: 304-305). Por tal motivo, se decidió categorizar a
este tipo de asentamientos del Posclásico Medio como centros regionales dispersos
o como menciona Raúl García Chávez (2004), “centros urbanos incipientes”,
aclarando que esto va de acuerdo con el grupo cultural y modo de vida que se este

103
Lámina 1 a la 7 del Códice Xólotl.
104
Lámina 1-2bis, 2, 3, 4 Y 7 del Códice Xólotl.

426
señalado en los documentos históricos en contraste con el contexto arqueológico
(fig. 373).

El asentamiento de Coatepec o TX-A-99, durante el Posclásico Medio debió ser un


poblado dependiente o la periferia del asentamiento disperso de Coatepec
Cuatlapancan, mientras que en el Posclásico Tardío el asentamiento tuvo un
proceso de nucleación, pero que en el recorrido de superficie realizado por Jeffrey
R. Parsons no fue posible observarlo tan detalladamente, ya que el pueblo moderno
de Coatepec se encuentra en la mayor parte del asentamiento prehispánico; siendo
este último, mayor en extensión. Por lo que ligado con las fuentes históricas se
conjetura que fue un centro regional secundario que mínimo albergó una población
de 1250 a 2500 habitantes (fig. 374) (Parsons, 2008: 157-158).

Figura 373. Límites aproximados del asentamiento (disperso) de Coatepec Cuatlapancan en el periodo Posclásico Medio.
Basado en Blanton, 1972a: 128-129; Acuña, 1985: 132; Hodge, 1994: 47-52; Parsons, 2008: 100-102 y 157-158.105

105
Mapa del Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus sujetos (1579); y Códice Xólotl.

427
Figura 374. Límites aproximados del asentamiento de Coatepec en el periodo Posclásico Tardío. Basado en Acuña, 1985:
140-141; Hodge, 1994: 47-52; Parsons, 2008: 101-102 y 157-158.

Estos antiguos pobladores se asentaron en este lugar ya que podían acceder


directamente a los recursos naturales del pie de monte y de la sierra, mediante
actividades de cacería, recolección y agricultura. Estos productos que eran
obtenidos localmente, a su vez, eran intercambiados por otros que provenían de las
planicies lacustres y de los lagos, generando así una economía mixta. Aunque el
interés por establecerse en este lugar no sólo dependió de la obtención de recursos,
sino también de sus creencias religiosas, del modo de vida y de su interacción con
otros grupos humanos.

Coatepec Cuatlapancan

A la caída de Tula y de su estructura política-territorial, muchas de sus poblaciones


dependientes fueron abandonadas, por lo que los culhuas como principales
herederos del linaje tolteca fueron quienes reocuparon el área central de la Cuenca
de México (fig. 375) (Alva, 1975: 284-285; y 1977: 15-16; Códice Chimalpopoca,

428
1992: 14-15; Velázquez, 2012: 45). Durante este tiempo, el sur de la Cuenca de
México que era la sierra del Chichinauhtzin y la Sierra Nevada, estuvo habitada por
los olmecas xicalancas (Jiménez, 1953: 22; Noguera, 1970: 93; Melgarejo, 1975:
119). Las primeras migraciones que se suscitaron fueron la de los xochimilcas y la
de los chalcas acxotecas, los primeros se establecieron al sur de la Cuenca de
México y los segundos al sureste, en específico, en el sur y oriente del Lago de
Chalco (Durán, 1995: 61-63; Chimalpáhin, 2003a: 115-117).

Figura 375. Toltecas culhuas asentados en el área central de la Cuenca de México, a principios del Posclásico Medio.
Lámina 1 del Códice Xólotl.

Posteriormente, los chichimecas de Xólotl llegaron al norte de la Cuenca de México


en donde fundaron Tenayocan Oztopolco, estos en un principio se dedicaron a
incursionar los territorios circundantes (fig. 376). Sin embargo, estos al igual que los
xochimilcas y chalcas (acxotecas y tenancas), buscaron extender sus territorios, lo
que conllevó a que los culhuas y chichimecas de Xólotl se confrontaran en una
guerra, siendo derrotados los primeros (fig. 377). Fue así que, el territorio de
Culhuacán se retrajo a la península de Iztapalapa y sierra de Santa Catarina (Alva,

429
1977: 14-16; Dibble, 1980a: 19-39; Velázquez, 2012: 45-46). El área ubicada entre
la sierra de El Pino y la de Río Frío, que posteriormente sería de Coatepec, fue
tomada por los chalcas acxotecas y con ello, Chalco se extendió hasta el área de
Coatlinchán (Acuña, 1985: 145-146 y 156; Gibson, 2012: 18).

Figura 376. Xólotl en Tenayocan Figura 377. Guerra entre chichimecas y culhuas, capitaneados
Oztopolco junto con sus principales por Nopaltzin y Nauhyotzin. Lámina 2 del Códice Xólotl.
capitanes, entre ellos Acatonal. Lámina 1
del Códice Xólotl.

Algunos chichimecas de Xólotl migraron hacia el sur y oriente de la Cuenca de


México, en donde fundaron nuevos pueblos y en otros casos, se aliaron con los
grupos locales (Alva, 1977: 14 y 19). A principios del siglo XIII, un grupo de estos
chichimecas se dirigió hacia el oriente de la Cuenca de México, en específico, a la
zona de pie de monte que se encuentra ubicada entre las sierras de Río Frío y de
El Pino, estos venían encabezados por Totomihua Chichimecatl o
Huehuetotomihua, Aculhua y Acatonal, los cuales de origen provenían desde
Chicomóztoc. Al llegar a este lugar, encontraron un pequeño cerro que en su
cúspide tenía una serpiente grande de color blanco, la cual se encontraba viva y
enroscada, que al poco tiempo desapareció (fig. 378). Fue por ello, que estos
430
chichimecas le pusieron a esta tierra el nombre de Coatepec (Acuña, 1985: 132-
133).

Figura 378. Establecimiento de los chichimecas en Coatepec. Lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

Estos chichimecas en un principio se establecieron en las faldas del cerro


Cuatlapancan, en donde fundaron el altepetl de Coatepec Cuatlapancan.106 Su
primer tlatoani fue Huehue Totomihua Chichimecatl o Totomihuatzin I, que se
caracterizó por ser un hombre valiente, diestro y muy belicoso, que gobernó por
treinta y seis años (Ibíd.: 141). El modo de vida que tenían los chichimecas de
Coatepec en ese tiempo era el de vivir en cerros, cuevas y grutas; vestir con pieles,
dedicarse a actividades de cacería, recolección y a una incipiente agricultura;
además de ser diestros en la guerra (García, 2004: 374-375; Nieva, 2011: 32 y 298-
302; Navarrete, 2017: 304-305). Al establecerse en esta región, Totomihuatzin y sus
hermanos tuvieron guerra con Chalco, ya que estas tierras le pertenecían a los
chalcas acxotecas. Totomihuatzin resultó victorioso y por derecho tomó este

106
Lámina 2 y 1-2bis del Códice Xólotl.

431
territorio, motivo por el cual pudieron extenderse un poco más hacia el sur. Al morir
Totomihua no dejo hijos para gobernar, por lo que su hermano Acatonal lo sucedió
(Acuña, 1985: 141 y 145-146; Chimalpáhin, 2003a: 115-117).

Acatonal fue el segundo tlatoani de Coatepec Cuatlapancan, se caracterizó por ser


un personaje muy estimado, de carácter amable y apacible (fig. 379). Tuvo el
gobierno por dieciséis años y durante este tiempo, estuvo en constante conflicto con
los acxotecas de Chalco Acxotlan (Acuña, 1985: 141-142).

Figura 379. Acatonal asentado en Coatepec Cuatlapancan. Lámina 2 del Códice Xólotl.

Coatepec

Aproximadamente a finales del siglo XIII, Acatonal fue sucedido por su hijo de
nombre Yohualtzatzitzin, al que también se le asocia con Cehuatzin de la Relación
de Coatepec y su Partido; para evitar confusiones con su hijo se decidió
denominarlo como Cehuatzin I. Con Yohualtzatzitzin o Cehuatzin I, Coatepec tuvo
su mayor esplendor y expansión territorial, conquistó a Tlatzalan Tlalanoztoc
(altepetl ubicado en la sierra de El Pino), y tuvo guerra con Chalco (Acxotlan y
Tlacochcalco). Se dice que tuvo muchas victorias en contra de este altepetl, por lo
que se cree que tuvo sujetas algunas poblaciones de Chalco, aunque sólo por un
breve tiempo. Yohualtzatzitzin fue quien trasladó la sede de gobierno hacia el

432
oriente, en donde actualmente se encuentra el pueblo de Coatepec (fig. 380). No se
sabe con exactitud qué originó que su cabecera regional se cambiara hacia este
lugar, aunque podemos suponer que esto, estaba relacionado con una estrategia
militar-territorial y con el cambio en el modo de vida de estos chichimecas
coatepecas, debido al proceso de aculturación que estaban teniendo con los
acolhuas. A su muerte le sucedió su hijo Yohualchichimecatzin (Corona, 1973: 78-
79; Alva, 1975: 310; Dibble, 1980a: 63; Acuña, 1985: 142; Soto, 2021: 29).107

Figura 380. A) Yohualtzatzitzin asentado en Cuatlapancan, B) Conquista de Tlatzalan Tlalanoztoc y destierro de


Tlacateotzin, y C) Yohualtzatzitzin se traslada hacia el oriente. Lámina 4 del Códice Xólotl.

A Yohualchichimecatzin se le asocia también con Cehuatzin, por lo que se considera


que, al momento de recopilar dicha información, el compilador se equivocó por
cuestiones de lenguaje o que el informante no conocía la historia a detalle o no quiso
compartirla del todo. Yohualchichimecatzin o Cehuatzin II fue el cuarto tlatoani,
quien se dedicó a preservar la autonomía, el control político y poder militar de
Coatepec (fig. 381). Tuvo conflictos bélicos con Chalco y Huexotzinco, en donde
destacó con importantes victorias. Durante su gobierno o a finales de él, hubo un

107
Lámina 2, 3 y 4 del Códice Xólotl.

433
tipo de alianza con Texcoco, aunque todo parece indicar que fue de manera
indirectamente, mediante una estrategía política (¿y quizás militar?) de parte de
Techotlalatzin quien era tlatoani de Texcoco y del Acolhuacan. Esta inestabilidad
política contribuyó a que Coatepec gradualmente perdiera una parte de su territorio
y como consecuencia de esto, se fue gestando la conformación de un nuevo centro
regional, que fue Ixtapalocan. Al morir Yohualchichimecatzin, se le hicieron grandes
exequias como a sus antecesores (Alva, 1975: 321 y 325; Acuña, 1985: 142).108

Figura 381. A) Yohualchichimecatzin, B) su mujer ¿Huitzil…?, y sus hijos C) Totomihuatzin, D) Iztactochtli o Iztaccoyotl y
E) Ayocuantzin. Lámina 5 del Códice Xólotl.109

Totomihua Xocoyotl o Totomihuatzin II, fue hijo de Yohualchichimecatzin y su


sucesor como quinto tlatoani de Coatepec (fig. 382). En sus primeros años de estar
gobernando, llegó mucha gente de otros lugares que propiciaron un aumento en la
demografía de Coatepec, que a su vez, permitieron una riqueza y diversidad

108
Lámina 5, 6 y 7 del Códice Xólotl.
109
A Yohualchichimecatzin se le representa como un chichimeca-acolhua aculturizado, ya que viste con
mantas de algodón y no como su padre Yohualtzatzitzin, que aún vestía con pieles y portaba arco y flecha,
que es característico en los chichimecas.

434
cultural, que culminaría con el proceso de aculturación de los chichimecas
coatepecas. La alianza con Texcoco se reafirmó en su gobierno, lo que conllevó a
que Coatepec fuera uno de los más importantes miembros del Acolhuacan (Corona,
1973: 83-84 y 106; Acuña, 1985: 142).110

Figura 382. Muerte de Yohualchichimecatzin y ascenso de Totomihuatzin. Lámina 6 del Códice Xólotl.

Entre los años de 1414 y 1418 d.C., se dio una importante guerra en la Cuenca de
México, que estuvo encabezada por Ixtlilxóchitl de Texococo y Tezozomoc de
Azcapotzalco (fig. 383). Coatepec fue un importante miembro de la confederación
del Acolhuacan junto con Texcoco, Coatlinchán, Huexotla, Ixtapalocan,
Chimalhuacán y otras muchas poblaciones que eran parte de este macroterritorio,
además tenían como aliados a los habitantes de Chalco Tlacochcalco y
Amaquemecan. Durante este conflicto se dieron importantes victorias para ambos
bandos, por lo que Tezozómoc buscó generar alianzas con algunos miembros

110
Lámina 7 del Códice Xólotl.

435
aliados de Texcoco, como fue el caso de Chalco (Tlacochcalco y Amaquemecan) y
Otompan. A pesar de estas importantes alianzas, los tepanecas no pudieron vencer
a los acolhuas, sino que al contrario fueron derrotados, a partir de una estrategia
militar que estaba compuesta por dos bloques: una parte del ejército de Ixtlilxóchitl
se estableció en la frontera sur del Acolhuacan en posición defensiva ante los
chalcas, esta guarnición estaba encabezada por Coatepec e Ixtapalocan (fig. 384),
mientras que la otra parte mantuvo un posición ofensiva, que les permitió someter
a todas las poblaciones aledañas a los lagos de Xaltocan y Zumpango, para luego
proseguir hacia Azcapotzalco, pero antes de ser conquistado definitivamente,
Tezozómoc y sus aliados se rindieron. Al cabo de un tiempo, como parte de la jura
de sometimiento hacia Ixtlilxóchitl y Texcoco, Tezozómoc hizo la petición de
desarmar al ejército acolhua por un aparente temor de los tepanecas y sus aliados,
esto contribuyó a que Ixtlilxóchitl y su gente se descuidaran. Dicho plan se vio
reforzado con una serie de alianzas con pueblos y gente cercana a Ixtlilxóchitl, esta
traición se vio concluida con la muerte del tlatoani, el sometimiento del Acolhuacan
y la huida de Nezahualcóyotl hacia la sierra (fig. 385) (Bustamante, 1826: 13-44;
Veytia, 1836b: 252-299; Corona, 1973: 117-125; Alva, 1975: 104-106 y 326-343; y
1977: 39-49; Dibble, 1980a: 89-97; Soto, 2019b: 35-36).

Figura 383. Guerra acolhua-tepaneca. Los personajes portan insignias, vestimentas, peinados y armas que los identifican
ya sea como acolhuas (derecha) o tepanecas (izquierda). Lámina 7 del Códice Xólotl.

436
Figura 384. Totomihuatzin de Coatepec Figura 385. Muerte de Ixtlilxóchitl. Lámina 7 del Códice Xólotl.
e Ixcontzin de Ixtapalocan,
resguardando la frontera sur del
Acolhuacan. Lámina 7 del Códice Xólotl.

Después de la muerte de Ixtlilxóchitl, las tropas tepanecas destruyeron y saquearon


a Texcoco, Huexotla, Coatlinchán, Ixtapalocan y Coatepec, poblaciones que habían
apoyado férreamente a Ixtlilxóchitl hasta el último momento. Los habitantes de estos
altepeme huyeron a la sierra para salvaguardarse, mientras que los que no pudieron
huir, pelearon valerosamente para defender su territorio a costa de su propia vida
(Alva, 1977: 45; Clavijero, 2009: 118).

En la sierra de Río Frío, Nezahualcóyotl encontró a mucha gente que había


escapado de la guerra. Entre los tlatoque que estaban ahí, era Tlacotzin de
Huexotla, Paintzin de Coatlinchán, Totomihuatzin de Coatepec e Ixcontzin de
Ixtapalocan, a estos Nezahualcóyotl los convenció de que regresaran a sus
altepeme con la finalidad de que conservaran sus territorios, a costa de soportar los
trabajos impuestos por Tezozomoc hasta que él los libertara. Sin embargo, gran
parte de las poblaciones acolhuas habían quedado casi despobladas, ya que la
mayoría de sus habitantes habían huido hacia Tlaxcala y Huexotzinco, estos
principalmente habían salido de Ixtapalocan, Cuatlapancan, Coatepec, Coatlinchán,

437
Huexotla, Tepetlanexco, Texcoco, Tezapan, Chiautla, Tepetlaoztoc y Chialatzinco
(fig. 386) (Bustamante, 1826: 44; Alva, 1975: 342-343; Dibble, 1980a: 97; Clavijero,
2009: 118).

Figura 386. A) Totomihuatzin e Ixcontzin refugiándose en la sierra y B) huida de lo acolhuas hacia Tlaxcala y Huexotzinco.
Lámina 7 del Códice Xólotl.

Entre 1418 y 1427 d.C., la Cuenca de México y áreas circunvecinas fueron


dominadas por la Triple Alianza, conformada por Azcapotzalco, Tenochtitlan y
Tlatelolco, y sus dos aliados Chalco y Otompan (Corona, 1973: 125-144; Alva, 1975:
344-350; Dibble, 1980a: 89 y 95; Mohar, 2004: 71-79). Durante la dominación
tepaneca, el Acolhuacan fue subdividido en cuatro cabeceras para tener un mayor
control político-económico, estas fueron: Acolman, Coatlinchán, Otompan y Chalco
(Corona, 1976: 89). El área de Chalco, que así mismo era la región sur del
Acolhuacan, estuvo compuesta por los altepeme de Coatepec, Ixtapalocan y
Chimalhuacán Atenco (Corona, 1973: 128-131; y 1976: 89; Alva, 1975: 346-347;
Jalpa, 2009: 26).111

111
Probablemente por ello, en algunas fuentes históricas se encuentra con la denominación de “Coatepec
Chalco”, como consecuencia de los diferentes procesos político-sociales que estuvieron ligados a estos dos

438
Durante este tiempo, Nezahualcóyotl estuvo recorriendo varios lugares entre la
sierra de Río Frío y los altepeme de Tlaxcala, Huexotzinco, Chalco y los del
Acolhuacan, pero siempre disfrazados para pasar desapercibido. Para el año de
1423, gracias a sus lazos de parentesco que tenía con algunos nobles mexicas, se
le perdonó la vida ya que estos intercedieron ante Tezozómoc. De igual forma, se
le restituyeron algunas tierras y palacios que eran propiedad de su padre Ixtlilxóchitl,
cediéndole Cilan, lugar que se encontraba en las inmediaciones de Texcoco.
Durante los siguientes años, Nezahualcóyotl estuvo entre Texcoco y México
(Tlatelolco y Tenochtitlan), sin que Tezozómoc se preocupara por él, hasta que en
el año de 1426, Tezozómoc tuvo una serie de sueños en que Nezahualcóyotl salía
victorioso por lo que dio la orden de asesinarlo. Al cabo de unos meses, pero ya del
año de 1427, aconteció su muerte, por lo que no vio realizada su petición (Corona,
1973: 132-134; Alva, 1975: 345-350; y 1977: 51-55).

En ese mismo año, Maxtla quien era hijo primogénito de Tezozómoc reclamó ser
tlatoani de Azcapotzalco, ya que su hermano Tayatzin había sido el elegido como
sucesor de su padre, pero en desacuerdo con tal decisión se impuso por la fuerza
(fig. 387). Posteriormente asesinó a su hermano y a los dos tlatoque mexicas, que
eran Chimalpopoca de Tenochtitlan y Tlacateotzin de Tlatelolco. Maxtla empeñado
con acabar con la vida de Nezahualcóyotl se valió de varios recursos, más sin
embargo nunca pudo lograrlo, en parte fue porque Nezahualcóyotl tenía gran
destreza y audacia, y por otro lado, porque siempre recibió ayuda de distintas
personas, entre ellos se encuentran algunos coatepecas. En más de una ocasión
Coatepec fue indispensable para salvaguardar la vida de Nezahualcóyotl, un caso
especial fue cuando se adiestro a un joven campesino coatepeca para hacerse
pasar por Nezahualcóyotl, ya que se parecía mucho a él, este acto tuvo un fatídico
final ya que fue asesinado por los tepanecas, sin embargo, se logró el objetivo de
proteger a Nezahualcóyotl. Otro caso fue cuando un coatepeca que hacía servicio

altepeme durante la época prehispánica, que conllevaron a una fuerte enemistad incluso tiempo después
(Barlow, 1992: 100; Brito y Pérez, 2015: 124). Según Francisco del Paso y Troncoso, el nombre de Coatepec
Chalco se le atribuyó en la época novohispana para distinguirlo de otro poblado que fue Coatepec de los
Costales (Lastra, 2006: 178). De cualquier forma, no se puede negar que estar tierras pertenecieron a Chalco
y a Coatepec, motivo por el cual debió influir para dicha atribución al nombre de este pueblo.

439
personal en el palacio de Maxtla como parte del tributo de Coatepec a Azcapotzalco,
escuchó decir que mandarían un ejército a Texcoco con la finalidad de acabar con
la vida Nezahualcóyotl, por lo que avisó a su tlatoani, quien era Totomihuatzin, este
a su vez, fue a Texcoco para transmitirles dicho mensaje y ejecutar un plan de
acción (Alva, 1975: 352-360; y 1977: 55-64).

Figura 387. Muerte de Tezozomoc y ascenso de Maxtla como tlatoani de Azcapotzalco. Lámina 8 del Códice Xólotl.

Fue entonces que Nezahualcóyotl huyó hacia la sierra, para luego proseguir hacia
la región de Puebla-Tlaxcala, en donde aguardó hasta que se realizaron una serie
de alianzas con Tlaxcalan, Huexotzinco, Cholula, Zacatlan, Tototépec, Tepeapulco,
Cempoalan, Chalco y otros lugares. Con ayuda de esta confederación y con algunos
acolhuas que le seguían siendo leales, logró el sometimiento del Acolhuacan,
posteriormente apoyó y se alió con los mexicas con la finalidad de conquistar
Azcapotzalco. Esta alianza conllevó a que los chalcas y algunos acolhuas
desistieran en seguir apoyando esta causa (Alva, 1975: 360-374; y 1977: 67-78;
Códice Chimalpopoca, 1992: 46-47).

En el año de 1428 d.C., se había consumado la conquista de Azcapotzalco, por lo


que de ese año al de 1430, se continuó sometiendo a las poblaciones dependientes
de Azcapotzalco que restaban y a algunas del Acolhuacan que se habían rebelado.
Coatepec fue uno de los altepeme rebeldes, ya que sus habitantes no estaban de
acuerdo con la alianza que se había hecho con los mexicas y tepanecas, debido a

440
que aún los consideraban como sus enemigos. Esto propició que Nezahualcóyotl
los sujetara por medio de la guerra, entre los altepeme que también se habían
rebelado estaban Texcoco, Huexotla, Coatlinchán, Ixtapalocan, entre otros. Por tal
motivo, algunos gobernantes, nobles y jefes militares decidieron abandonar sus
poblaciones, temiendo que Nezahualcóyotl los castigara, yéndose a Huexotzinco,
Tlaxcalan o Chalco; en el caso de Coatepec, debieron irse a cualquiera de los dos
primeros lugares, ya que con Chalco tenían una fuerte enemistad. Aunque
Nezahualcóyotl los había perdonado, estos decidieron ya no regresar, con
excepción de los dos hijos del tlatoani de Coatepec, llamados Ayocuantzin y
Quetzaltecolotzin (Barlow, 1949: 148-155; Alva, 1977: 84-85).

En algunos altepeme se restituyó el gobierno por linaje legítimo, mientras que en


otros por no estar presentes sus tlatoque, se impuso un sistema de tributo por medio
de calpixqui (recaudador de tributos). En Coatepec e Ixtapalocan se colocó al
calpixqui Papálotl, quien era el encargado de recaudar los tributos de estos dos
altepeme y sus poblaciones dependientes, en Tetitlan; lugar adjunto a Coatepec.
Además, Coatepec, Ixtapalocan y otros lugares más que no tenían tlatoani, también
fueron lugares destinados para que Nezahualcóyotl los tomara como recámara, es
decir para su descanso y recreación. En específico para esta región, se tuvo otro
objetivo más, que era el resguardo de la frontera sur del Acolhuacan ante los
chalcas (Corona, 1973: 149-150; Alva, 1975: 378-380; y 1977: 89-90).

En el año de 1436, los acolhuas de Coatlinchán y Coatepec, huyeron a la región de


Puebla-Tlaxcala, refugiándose en Tetzmollocan, población que era dependiente de
Huexotzinco (Chimalpáhin, 2003a: 251). Esto nos indica, que aún por estos años
había gente que no estaba de acuerdo con ciertas decisiones, por lo que tendían a
rebelarse en contra del estado acolhua-texcocano.

En la Relación de Coatepec y su Partido (1579), se nos señala que Tuzmacuex


quien era hijo de Totomihuatzin, fue puesto como su sucesor en el gobierno de
Coatepec, que por la correlación de años parece ser que su ascenso fue en el año
de 1438; es decir entre ocho y nueve años después de que su padre se fue a la
región de Puebla-Tlaxcala. A Tuzmacuex se le puede asociar con Ayocuantzin o

441
Quetzaltecolotzin, o bien, con algún hijo ilegítimo de Totomihuatzin. Esta
continuidad de gobierno por tlatoani pudo haber eliminado la imposición del
calpixque o en todo caso complementarse, conformando una nueva organización
en la política y economía de Coatepec. Durante el gobierno de Tuzmacuex que duró
diez años, Coatepec fue dependiente de Texcoco y perteneció indirectamente a la
Triple Alianza. Contribuyó en la guerra y conquista de Xiuhtépec como miembro de
la Triple Alianza, además afrontó la guerra en contra de Chalco que comenzó en el
año de 1446, sin embargo, a los dos años fue asesinado por los chalcas. No dejó
hijos que lo sucedieran, por lo que Coatepec durante siete años no tuvo tlatoani
(Alva, 1977: 85; Acuña, 1985: 142; Chimalpáhin, 2003a: 253-255; Vela, 2011b: 36-
37).

El gobierno de Coatepec se reestableció nuevamente alrededor del año de 1455,


por un sobrino de Tuzmacuex, que tenía por nombre Chanticontzin. Este fue el
séptimo tlatoani de Coatepec, que gobernó por nueve años y durante su gobierno
participó en la guerra de Chalco. Su muerte aconteció aproximadamente en el año
de 1464 (Acuña, 1985: 142).

El sucesor de Chanticontzin, fue otro sobrino de Tuzmacuex de nombre Xayatzin,


que tomó el mando como el octavo tlatoani de Coatepec, gobernando por veintidós
años. Formó parte de las filas de la Triple Alianza en la guerra de Chalco, se dice
que Xayatzin tenía una particular enemistad contra los chalcas por lo acontecido
con su tío Tuzmacuex. Durante esta guerra hubo varios combates con victorias para
ambos bandos, pero con el tiempo los chalcas poco a poco fueron retrocediendo,
hasta que en el año de 1465, fueron vencidos definitivamente por la Triple Alianza.
Por lo que Coatepec como miembro de la Triple Alianza y del Acolhuacan, debió de
tener algún tipo de recompensa en tributo. Otras participaciones de Coatepec en
conflictos bélicos fueron en contra de Cuauhnáhuac y Huexotzinco (Acuña, 1985:
142-143; Chimalpáhin, 2003a: 263-265; Vela, 2011c: 44-45).

A la muerte de Xayatzin que aconteció alrededor de 1486, se eligió a alguien


emparentado con Totomihua Xocoyotl ya que este tlatoani no había dejado algún
hijo que lo sucediera, dicho personaje era un infante de nombre Tlacoquentzin. Sin

442
embargo, por ser muy pequeño, Nezahualpilli de Texcoco y Ahuítzotl de
Tenochtitlan, eligieron a dos capitanes de guerra como cuauhtlatoque, para que se
hicieran cargo de la administración y del gobierno de Coatepec, hasta que
Tlacoquentzin tuviera la edad suficiente para gobernar. Estos dos cuauhtlatoque
tuvieron el mando del altepetl hasta su muerte, que fue aproximadamente en 1508
d.C., es decir, gobernaron por veintidós años (Acuña, 1985: 143; Chimalpáhin,
2003a: 281).

A partir de ese año, ascendió Tlacoquentzin como noveno tlatoani de Coatepec.


Pero por no contar con la experiencia adecuada, Moctezuma II y Nezahualpilli
eligieron a un capitán para que le ayudara a administrar el gobierno. Este se llamaba
Teuhtlipopoca y se había destacado en la guerra del Xoconusco, por lo que
Moctezuma II le tenía mucho aprecio y confianza. El tlatoani Tlacoquentzin y el
cuauhtlatoani Teuhtlipopoca gobernaron juntos Coatepec hasta la llegada de los
españoles. Los recién llegados y sus aliados indígenas pasaron por Coatepec en
octubre de 1519. Y en diciembre de 1520, los coatepecas se rindieron sin resistencia
ante Hernán Cortés, formando parte de su ejército para la conquista de Tenochtitlan.
Tlacoquentzin murió en 1522 sin dejar un hijo sucesor, por lo que Cortés puso como
gobernador a don Francisco Yolictzin, esto contribuyó a que terminara el gobierno
por linaje en Coatepec (cuadro 8) (Acuña, 1985: 143; Gerhard, 1986: 78;
Chimalpáhin, 2003a: 263 y 269; Lastra, 2006: 180; Vela, 2011d: 66-73).

Relación de Coatepec y su Sumaria relación de las


cosas de la Nueva España Códice Xólotl Códice Xólotl
Partido (Marc Thouvenot) (Charles E. Dibble)
(Francisco de Villacastín) (Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl)
Huehue Totomihua
Chichimecatl o Totomihuatzin I
Coatepec
¿A principios del siglo XIII?
¿1210/1240? – ¿1250/1270 d.C.?
* 36 años de gobierno
Acatómatl o Catómatl
Zohuatépetl Acatomatl
Acatonal ¿A mediados del siglo XI? Acatomatl
Cuatlapancan
Coatepec ¿1063 d.C.? Zohuatepec
Zohuatepec
¿1250/1270? – ¿1270/1290 d.C.? ¿1250/1270? –
* No concuerda la fecha con los ¿1250/1270? –
* 16 años de gobierno acontecimientos históricos ¿1270/1290 d.C.?
¿1270/1290 d.C.?
** Xólotl le dio las tierras de
Zohuatépetl a Catomatl

443
Yohuatl o
Yohualtzatzitzin
Yohualtzatzitzin
Cuatlapancan
Yohualtzatzintzin Zohuatepec
Zohuatepec
Coatepec ¿1270/1290? –
¿1270/1290? –
¿Entre los siglos XII y XIII? ¿1300/1320 d.C.?
¿1300/1320 d.C.?
Cehuatzin * No concuerdan las fechas
Coatepec Coatepec
Coatepec
¿1270/1290? – ¿1350/1370 d.C.? ¿1300? – ¿1320
¿1300? – ¿1320 d.C.?
* Vivió 90 años d.C.?
Ióhuatl Chichimecatzin Yohuatl-
Coatepec Yohualchichimecatzin
Chichimecatzin
¿Entre los siglos XIII y XIV? Coatepec
Coatepec
¿? – ¿1357/1409 d.C.? ¿1300/1320? –
¿1300/1320? –
* Son muy imprecisas las ¿1357/1409 d.C.?
¿1357/1409 d.C.?
fechas
Totomihua Xocoyotl o Totomihuatzin Totomihuatzin Totomihuatzin
Totomihuatzin II Coatepec Coatepec Coatepec
Coatepec ¿Entre los siglos XIV y XV? ¿1357/1409? – ¿1357/1409 d.C.? –
¿1350/1370? – ¿1429/1438 d.C.? ¿1357/1409? – 1430/1431 d.C. ¿1430/1431 d.C? ¿1430/1431 d.C?
* Vivió 94 años Papálotl
Coatepec
1430/1431 d.C. – ¿?
Tuzmacuex * Gobierno por calpixqui
Coatepec ** Nezahuacóyotl tomó a
1438 – 1448 d.C. Coatepec como su recámara
* 10 años de gobierno

Sin gobernante
1448 – 1455 d.C.
* 7 años
Chanticontzin
Coatepec
1455 – 1464 d.C. ¿Se restituyó el gobierno por
* 9 años de gobierno linaje?
Xayatzin * Totomihuatzin dejó a dos
Coatepec hijos legítimos de nombre
1464 – 1486 d.C. Ayocuantzin y
* 22 años de gobierno Quetzaltecolotzin.
Coatepec gobernado por dos
cuauhtlatoque
1486 – 1508 d.C.
* 22 años de gobierno
** Gobierno ilegítimo
Tlacoquentzin y Teuhtlipopoca
Coatepec
1508 – 1522 d.C.
* 14 años de gobierno

Cuadro 8. Gobernantes de Coatepec.

Elementos arquitectónicos y materiales arqueológicos

En lo que es el actual pueblo de Coatepec aún se pueden observar restos de


construcciones arquitectónicas del antiguo altepetl de Coatepec del Posclásico
Tardío (TX-A-99). Los elementos constructivos principalmente se observan en
terrenos baldíos del área sur y oriente del pueblo, y de igual forma en algunas
construcciones actuales se evidencian materiales prehispánicos (figs. 388-390).

444
Algunos pobladores también refieren que debajo del Ex Convento de la Natividad
de María, existen los restos de un basamento piramidal dedicado a Ehécatl-
Quetzalcóatl (Vargas, 1999: 127). El arqueólogo Jeffrey Parsons también añade
que, en el área sureste del pueblo, se encuentra una plataforma que tiene 30 por 40
m de área con una altura de 3 m, en donde observó una concentración de ligera a
moderada de materiales cerámicos de tipo Azteca, considerando que dicho recinto
tenía una función cívico-ceremonial (fig. 391).

Figura 388. Montículo conocido como “El cerrito”, Figura 389. Restos de una estructura arquitectónica,
ubicado al sur de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017. ubicada al este de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 390. Aro de juego de pelota colocado en el centro del pueblo de Coatepec. Foto: Joshué Soto, 2017.

445
Figura 391. Montículo 171 del sito TX-A-99 o asentamiento de Coatepec, ubicado al sureste del pueblo. Tomada de
Parsons, 2008: 447.

Existen otros montículos cercanos al pueblo de Coatepec, sin embargo, estos se


encuentran más al sur y hacia el poniente, por lo que se les ha asociado con el
asentamiento de Cuatlapancan (TX-A-100); consideró que los montículos del sur
debieron pertenecer al asentamiento de Coatepec (TX-A-99). Jeffrey Parsons
registró siete estructuras de grandes dimensiones en un área de 2.5 km, que van
del paraje de Santa Ana hasta las faldas del cerro Cuatlapancan (figs. 392-396). Así
mismo, en la cima del lomerío norte del cerro Cuatlapancan hay un montículo
denominado como TX-A-101, que mide aproximadamente 20 m de diámetro y 4 m
de alto, que está compuesto por un núcleo de piedra y pisos de estuco, mientras
que a su alrededor se hicieron una serie de terrazas para la nivelación de este
espacio ritual (Parsons, 2008: 157-158).

Figura 392. Montículo 169 o “Cerro de Yocamasco” del Figura 393. Vista noreste-suroeste del montículo
sitio TX-A-100. Vista norte-sur. Foto: Joshué Soto, 2017. 169. Foto: Joshué Soto, 2017.

446
Figura 394. Montículo 154 del sitio TX-A-100. Figura 395. Montículo 167 del sitio TX-A-100. Vista este-
Tomada de Parsons, 2008: 449. oeste. Tomada de Parsons, 2008: 450.

Figura 396. Detalle de la escalinata estucada del montículo 167 del sitio TX-A-100. Tomada de Parsons, 2008: 450.

Otros materiales arqueológicos que se identificaron en los recorridos de superficie


y se observaron en el museo de Coatepec fueron cerámica, obsidiana y basalto. La
cerámica corresponde principalmente a los complejos Azteca II y III, aunque
también se encuentra en bajas cantidades el tipo Culhuacan Negro sobre
Anaranjado del complejo Azteca I; esto nos remite a las fuentes históricas, en donde
se nos señala que esta región estuvo ocupada por los culhuas a principios del
Posclásico Medio, antecediendo a los chalcas acxotecas (Alva, 1975: 284-285; y
1977: 13; Códice Chimalpopoca, 1992: 15; Parsons, 2008: 157).
447
La cerámica del complejo Azteca II de Coatepec está estrechamente relacionada
con la de otros asentamientos cercanos como la de Ixtapalocan, Coatlinchán y
Chimalhuacán, aunque también se evidencia una manufactura particular o local.
Raúl García señala que esta cerámica es parte de un conjunto cerámico regional
denominado como Área Oriental, este conjunto abarca desde Ixtapaluca hasta
Tepetlaoztoc y se caracteriza por un estilo que parece combinar los tipos cerámicos
del Área Occidental y Área Sureste de la Cuenca de México (fig. 397). Además, en
esta Área Oriental, también se presentan como tal los tipos cerámicos de ambas
regiones, lo que nos indica una relación étnica y política entre los altepeme de estas
regiones, así mismo esto se puede confirmar mediante las fuentes históricas
(García, 2004: 357-359).

Figura 397. Conjuntos cerámicos regionales de la Cuenca de México de la cerámica Azteca II Negro sobre Anaranjado.
Modificada de García, 2004: 357-359.

Conforme a las tipologías de Cervantes, Fournier y Carballal (2007); de Parsons


(2008); y de Alva y Meléndez (2011), los tipos cerámicos del complejo Azteca II y III

448
que se tienen identificados en Coatepec son el Negro sobre Anaranjado, Texcoco
Negro sobre Rojo, Texcoco Rojo Monocromo, Anaranjado Monocromo o Anáhuac
Anaranjado Monocromo, Café Monocromo o Anáhuac Café Monocromo y en baja
cantidad, el Chalco Policromo. Y las formas cerámicas que se presentaron fueron
cajetes, ollas, cajetes trípodes, cuencos, platos, jarras y vasijas miniaturas, además
de figurillas antropomorfas y malacates (fig. 398 y 399).

Figura 398. Cajete trípode, del tipo Azteca II Negro Figura 399. Cajete trípode, del tipo Azteca III Negro
sobre Anaranjado. Foto: Joshué Soto, 2017. sobre Anaranjado. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 400. Escultura elaborada en basalto y andesita. Foto: Joshué Soto, 2017.

449
En cuanto al material de obsidiana se observaron lascas, navajillas prismáticas,
preformas de punta, raspadores y núcleos prismáticos que estaban elaborados en
obsidiana verde y gris. De igual forma, metates, manos de molienda, herramientas
y esculturas en basalto, tezontle y andesita. Entre las esculturas se tenían
representaciones antropomorfas, zoomorfas, y de dioses como Chicomecóatl y
Tláloc (fig. 400).

Actividades económicas

En un principio los chichimecas subsistían de la cacería de venados, puercos


monteses, conejos, liebres, zorros, gatos monteses, víboras y aves. A la llegada de
los acolhuas a Coatepec, estos que también eran chichimecas, enseñaron a los
chichimecas coatepecas a cultivar el maíz, frijol, chile y otras legumbres. Conforme
se fueron aculturizando estos y otros grupos étnicos, gradualmente implementaron
una economía mixta, basada en la caza, recolección y agricultura (Acuña, 1985:
134).

Figura 401 y 402. Actividades que se desempeñaban en la sierra y monte de pie de la Cuenca de México. Mapa Uppsala
(1550 d.C.).

Otras actividades que realizaban los coatepecas era de carpintería, tejido de


prendas textiles, herbolaría, curandería, cantería, extracción de madera y carbón de
la sierra, entre otras (fig. 401 y 402) (Alva, 1975: 327; Acuña, 1985: 147-148 y 150-

450
153; Brito y Pérez, 2015: 127). Algunos productos del resultado de estas actividades
permitían el intercambio de otros que no proveía la sierra de Río Frío, entre ellos el
pescado, cierto tipo de mariscos lacustres, aves acuáticas, anfibios comestibles,
cestería, sal, cal y otra gran diversidad de productos que se obtenían en los tianguis
de otros altepeme (Op. Cit.: 149 y 152-153).

Los pueblos y barrios de Coatepec

Entre los grupos étnicos que habitaron Coatepec se encontraban los chichimecas,
acolhuas, otomíes, tlailotlacas, poyauhtecas y mexicas. Los chichimecas y acolhuas
se caracterizaron por ser los que dirigían el altepetl, mientras que los otomíes se
ocupaban de resguardar el territorio y a actividades agrícolas, motivo por el cual se
asentaron en los límites de la unidad política de Coatepec (Acuña, 1986: 133-145;
Lastra, 2006: 26-28; Jalpa, 2008: 50; y 2009: 109-111 y 118). La cabecera regional
de Coatepec antiguamente estuvo dividida en barrios, de los cuales se conocen dos:
Ancapa y Ameyalco. Aunque también se tiene conocimiento de poblaciones
dependientes y dispersas dentro del territorio de Coatepec, algunas de estas,
inclusive eran pueblos grandes que contaban así mismo con barrios. A continuación,
se mencionan los pueblos dependientes de Coatepec: Tlailotlacan, Tlachichco,
Xocoatlauhco, Tetitlan, Matlaluca, Tlalalauhca, Oztotlitic, Chiauhtla, Texcaltitlan,
Tlalanoztoc, Xochitenco, Tepetlapa, Mazatlan, Amoltepec, Huapalteupa,
Tlacaxoloc, Cuatlapancan y Chalma (Acuña, 1986: 140-141; Jalpa, 2009: 198 y
206).112

De estas poblaciones tenemos conocimiento porque sobrevivieron a las primeras


décadas de la época novohispana. No obstante, hay que tener presente que para
este tiempo se venía gestando un reacomodo poblacional, por lo que algunos
pueblos fueron reocupados o removidos, motivo por el cual se debe tener cuidado
con su relación directa con la época prehispánica (figs. 403-405) (Vargas, 1999: 79;
Jalpa 2008: 73-75).

112
Códice Xólotl, Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574), Mapa Pueblo de Coatepec o Natividad de
Nuestra Señora y sus sujetos (1579) y Carta del Departamento de México (1828/1829).

451
Figura 403. Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574). Modificado de artsandculture.google.com.

452
Figura 404. Límites aproximados de los pueblos-cabecera dependientes de Coatepec. Mapa Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus
sujetos (1579). Modificado de pares.mcu.es.

453
Figura 405. Pueblos de Coatepec durante las primeras décadas de la época novohispana. Mapa Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y
sus sujetos (1579). Basado en Códice Xólotl, Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574), Relación de Coatepec y su Partido (1579), Carta del

454
Departamento de México (1828/1829) y Hodge (1994). Modificado de pares.mcu.es.
Quetzalcóatl y Camaxtli. Dioses principales de Coatepec

Se dice que en un principio los chichimecas no veneraban a ningún Dios


mesoamericano, sino que sólo hacían ritos y ceremonias al sol. La manera en que
las realizaban se menciona a continuación:

Los ritos y ceremonias q[ue] los dichos caciques y sus vasallos hacían y usaban en el tiempo
de su infidelidad, era… que tomaban un arco y una flecha en la mano y, alzando los ojos al
cielo, tiraban la flecha a lo alto, y, si por caso herían o mataban arriba alguna ave de cualquier
género, en cayendo que caía abajo al suelo, lo tomaban y, mirando al cielo, lo enderezaban
arriba poniendo los ojos en alto. Y, si en lo alto no herían ni mataban cosa alguna, teniendo
tino a la parte y lugar [en] q[ue] caía la flecha, acudían allá y hallaban qué había clavado:
alguna víbora, culebra, ave, conejo o liebre, u otra cosa semejante, y tomándolo en las
manos, los ojos en alto, hacían la misma ceremonia q[ue] está dicho. Y a la mañana, en
saliendo el sol, tomaban una mariposa blanca y, cortándole la cabeza, lo enderezaban al
oriente, ofreciéndolo al sol. [Y] no tenían otra costumbre de idolatría, ni adoraban al Demonio,
hasta que llegaron a poblar a esta tierra los indios [ad]venedizos, q[ue] fueron los culhuas y
me[x]itis... (Acuña, 1985: 144).

El primer Dios con el que tuvieron contacto los chichimecas coatepecas fue con
Quetzalcóatl, que en múltiples ocasiones se les presentó como serpiente
emplumada y en otras, como un hombre. El culto religioso a Quetzalcóatl, lo
aprendieron de los acolhuas quienes le ofrendaban resina blanca, papel y sangre.
Esto se señala ampliamente en la Relación de Coatepec y su Partido (1579):

A la parte del sur deste pueblo, está otra sierra alta, que tiene por nombre en la lengua
Quetzalcoatl,… esta sierra tomó el nombre de un Demonio q[ue], en los tiempos de la
infidelidad de los naturales, se les aparecía encima de la d[ic]ha sierra… Y este Demonio se
les aparecía en figura de sierpe con plumas verdes cubierta; y éste dicen q[ue] estuvo mucho
t[iem]po encima de aquella sierra… Y que, por tiempos, lo v[e]ían estar en figura de persona,
y se mudaba de una sierra en otra… Y, en todo este tiempo q[ue] en las d[ic]has sierras se
aparecía en una forma y otra, daba grandes silbos y aullidos q[ue] ponían grande espanto. Y
que, desde ha cierto tiempo, se transformó en piedra, y el día de hoy está allí un ídolo de
piedra de altor de medio estado a manera de persona, sentado con un bordón en la mano,
todo de piedra. Y, según dicen los viejos antiguos, con la venida de los culhuas, q[ue] fue
cuando comenzaron a idolatrar en esta tierra, los naturales viejos q[ue] tenían el oficio de
TLENAMACAS, q[ue] eran como sacerdotes, hacían a este ídolo sus sacrificios, y le ofrecían

455
resina blanca y papel, y consultaban con el Demonio q[ue] en él se revestía lo que querían
saber. Y este modo de sacrificio e idolatría trujeron los mexicanos, porq[ue] los naturales
desta tierra no lo usaban… A este Demonio le llamaban los indios antiguos QUETZALCOATL
en su lengua, [que] quiere decir, en la española, “sierpe con plumas” (Ibíd.: 136-137).

Durante el Posclásico Medio se generaron una serie de alianzas matrimoniales


entre las distintas poblaciones que ocupaban el Altiplano Central, un ejemplo es el
caso de los altepeme del oriente de la Cuenca de México con los de la región de
Puebla-Tlaxcala. Estos lazos de parentesco conllevaron a una serie de intercambios
culturales entre ambas regiones, como lo fue con Coatepec y Huexotzinco, que por
este tiempo no tenían una rivalidad como tal, sino que eran poblaciones aliadas que
conformaban la gran Chichimecatlalli (Corona, 1973: 83; López, 1993: 129-134).
Esto propició que los huexotzincas compartieran el culto religioso de Camaxtli con
los coatepecas, obsequiándoles una serie de objetos de este Dios. Camaxtli que
también era conocido como Tlatlauhqui Tezcatlipoca, estaba asociado con la caza,
la guerra y el color rojo, motivo por el cual fue muy reverenciado por los chichimecas
de Coatepec y que contribuyó a la construcción de su templo para la colocación de
dichos objetos rituales en un altar. Estos objetos fueron: un pequeño arco, flechas,
pedernales para sacar fuego y plumas de muchos colores, que estaban depositados
en una caja o arquilla; estos a su vez, eran como una representación del mismo
Dios Camaxtli (Mateos, 1992a: 29-30; Durán, 2002: 80-82).

Ambos dioses representan los extremos culturales y la dualidad de la sociedad


prehispánica. Además, sintetizan el modo de vida que tenían los coatepecas, por
un lado, se tenía a Quetzalcóatl que era un Dios tolteca y por el otro, a Camaxtli que
era un Dios chichimeca, reflejo de un proceso de aculturación. Ya como pueblo
chichimeca-acolhua aculturizado, el cultivo fue determinante para su subsistencia,
por lo que otros dioses se incluyeron a su culto religioso como fueron Tlaloc,
Chicomecóatl y Cuatlapanqui, y seguramente otros que eran parte de su entorno
físico, social y pensado.

456
El cerro de la serpiente. Espacio ritual dedicado a Quetzalcóatl

Cuando realice mis primeros recorridos por Coatepec, preguntaba que si había un
cerro como tal en el pueblo o en sus alrededores que se asociara con el cerro de la
serpiente. Algunos me decían que podía ser el cerro Cuatlapancan, otros referían
que quizás era la pendiente suave del pie de monte en el que está asentado el
pueblo y otros que quizás se debía a un cerro que estaba en el imaginario de lo
antiguos pobladores. Estas respuestas en un principio me dejaron más dudas, por
lo que comencé a indagar en documentos históricos, códices, mapas cartográficos,
fotos antiguas, fotos satelitales y trabajos de arqueología, con este conglomerado
de información realicé un análisis del paisaje que me dio la pauta para resolver mi
pregunta.

Figura 406. Ubicación del cerro de Coatepec en el Mapa Figura 407. Representación del cerro de
Uppsala. Coatepec en la lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

Al identificar espacialmente el cerro de la serpiente en lámina 1-2bis de Códice


Xólotl y en el Mapa Uppsala, se observa que este topónimo se localiza al sureste
del cerro Cuatlapancan y del pueblo de Coatepec, al este de la sierra de El Pino y
al oeste de la sierra de Río Frío (fig. 406 y 407), por lo que en el paisaje físico se
asocia directamente con el cerro Santa Cruz, hoy mina de Santa Cruz (fig. 408). A
propósito de ello, la Relación de Coatepec y su Partido (1579), nos menciona que

457
el cerro de Santa Cruz fue un sitio importante en el culto religioso a Quetzalcóatl
durante la época prehispánica y que para la época novohispana, en su cima se
construyó una iglesia (Acuña, 1985: 136-145). Esta referencia me permitió
identificarlo también con el antiguo pueblo de Santa Cruz Matlaluca y a su vez,
ubicarlo en el mapa del “Pueblo de Coatepec o Natividad de Nuestra Señora y sus
sujetos”, y a partir de ello reforzar esta propuesta, ya que en este mapa se observa
una iglesia sobre un cerro en dirección sureste con respecto al pueblo de Coatepec,
coincidiendo con el cerro de la serpiente y con el cerro de Santa Cruz, que son uno
sólo mismo pero que corresponden a temporalidades diferentes.

Figura 408. Ubicación del cerro Coatepec (cerro Santa Cruz) en Google Earth Pro.

En la cima del cerro o lomerío, se tenía la evidencia arqueológica de un recinto


ceremonial del Posclásico Tardío, pero con uso ritual desde el periodo Epiclásico
hasta las primeras décadas de la época novohispana. A este sitio arqueológico se
le conocía como Cerro Santa Cruz o IX-A-1, y para esta investigación se le atribuyó
el nombre de Cerro de Coatepec (fig. 409 y 410). El sitio se caracterizaba por tener
una plataforma de 45 m por cada lado y una altura de entre 1 y 3 m, con un núcleo
de piedra de tezontle y argamasa de barro, dicha plataforma desplantaba de la cima
de este pequeño cerro, que tenía una altura de 100 m aproximadamente a partir de
la llanura circundante. Sobre esta gran plataforma se construyeron otras
plataformas, pero más pequeñas, que tenían entre 50 cm y 1 m de altura, en donde

458
muy probablemente se erigieron algunos templos, ya que sobre las plataformas se
hallaron varios restos de estuco que eran parte de pisos y paredes. La plataforma
principal en conjunto con las otras de menor tamaño, enmarcaban una pequeña
plaza que servía para la celebración de ritos y ceremonias que se realizaban frente
a los templos (fig. 411). A pocos metros hacia el sur de la plataforma principal,
existía una cueva aparentemente natural con dos entradas, una al este y la otra al
oeste, esta última entrada fue realizada por el hombre. La entrada principal tenía
una forma rectangular con una dimensión de 1 m de norte a sur y 2 m de este a
oeste, y era accesible desde la plataforma principal a través de una rampa (fig. 412)
(Blanton, 1972a: 124-125; Pérez, 2005: 340-343 y 352).

Figura 409. Sitio arqueológico Cerro Santa Cruz o IX-A-1. Tomada de Blanton, 1972a: 219.

459
Figura 410. Vista panorámica de la cima del cerro de Santa Cruz, en el año de 1969. Collection Jeffrey R. Parsons
Archaeological Sites Images. Modificada de quod.lib.umich.edu.

Figura 411. Vista oeste-este desde la cima del cerro de Santa Cruz, en el año de 1969. Collection Jeffrey R. Parsons
Archaeological Sites Images. Tomada de quod.lib.umich.edu.

Sobre la plataforma del recinto ceremonial, también se identificaron una serie de


cimientos de algún tipo de estructura arquitectónica, posiblemente correspondientes
al templo de la Santa Cruz, que ahí se construyó en las primeras décadas de la
época novohispana. Además, en las esquinas suroeste y sureste de la plataforma
principal, se registraron dos pozos que probablemente estaban relacionados con la
minería.

El material arqueológico cerámico que se presentó en el sitio arqueológico se


encontraba disperso sobre la superficie y en bajas cantidades. Observándose
principalmente tepalcates de los complejos Azteca III y IV, que corresponderían al
Posclásico Tardío y a la primera fase de la época novohispana (Blanton, 1972a:

460
124-125). Arquitectónicamente, estos materiales estarían relacionados con el
recinto ceremonial dedicado a Quetzalcóatl y con el templo de la Santa Cruz.

Figura 412. Entrada de la cueva del recinto ceremonial IX-A-1, en el año de 1969. Collection Jeffrey R. Parsons
Archaeological Sites Images. Tomada de quod.lib.umich.edu.

Este recinto ceremonial del Posclásico Tardío, como se dijo anteriormente estaba
asociado a Quetzalcóatl, esto se deduce a partir del topónimo de Coatepec, de las
referencias que se hacen en la Relación de Coatepec y su Partido (1579), y de la
tradición oral que aún se conserva en algunos pobladores de Coatepec. Las
relaciones de Coatepec nos señalan que a la llegada de los chichimecas
encontraron en la cima de un cerro, una serpiente grande de color blanco que al
poco tiempo desapareció, motivo por el cual le nombraron a este lugar como
Coatepec; esta serpiente blanca se encuentra representada en la lámina 1-2bis del
Códice Xólotl, en donde forma parte del topónimo de Coatepec. También se hacen
mención que esta serpiente en ocasiones aparecía como una serpiente cubierta de
plumas verdes y que en otras como una persona que les hablaba y trataba con ellos,
diciéndoles que debían de hacer. Quetzalcóatl en ocasiones aparecía en el cerro de

461
Tonaltepec, Cuatlapancan, Santa Cruz (cerro de Coatepec) o en el que así mismo
se llamaba como Quetzalcóatl, que posiblemente es el cerro que hoy conocemos
como Telapón o Los Potreros. Se dice que, entre sus apariciones de un lugar a otro,
daba grandes silbidos y aullidos, lo cual puede estar en relación con los vientos que
predominan en Coatepec por ser un lugar estrecho entre dos sierras, lo que también
permite vincularlo con su advocación de Ehécatl-Quetzalcóatl (Acuña, 1985: 132-
137 y 145; Gruzinski, 2001: 99-100).

Con respecto a la tradición oral, la señora Cruz González Páez y su familia (2017),
quienes son originarios de Coatepec, conservan una serie de historias relacionadas
con las serpientes, que fueron transmitidas de padre a hijo. Una de ellas, refiere
sobre una enigmática serpiente dorada:

A los pies de la virgen del Rosario dicen que la llegaron a ver, que era una serpiente así de
oro hermosísima, que brillaba mucho, pero que era en los pies de la virgen. Esa era su
guardiana de la virgen… a las doce del día dicen que salía… Bueno pues yo estaba niña
cuando eso y mi mamá también estaba niña, mi mamá ahorita tendría más de un siglo de
vida, a lo mejor de eso, unos doscientos años o, si mucho más de cien años, por que dice yo
no lo vi hija, pero dicen que más antes, dice yo cuando era niña oía mucho decir eso, que a
las doce del día, se veía esa serpiente en los pies de la virgen.

Otra de las historias que nos narró la señora Cruz y su hija Emma Ayala González,
trata sobre un tipo de serpientes con alas, que de alguna forma se relacionan con
la serpiente emplumada. Esta se menciona a continuación:

…Eso decía la abuelita, que las serpientes cuando ya están muy viejitas… A través de los
años se encojen y se hacen muy gruesas, y que les salen alas, que son unas serpientes muy
venenosas, muy peligrosas. Muy venosisimas. Otra persona me contó que no es bueno, que
antes si salían, así afuera, volando, pero que si pasaban arriba de algún rebaño se morían
los borreguitos, que entonces no podías ni verlas ni a los ojos porque te mataban, no se hasta
dónde de verás sea cierto.

Para Emma que es habitante de Coatepec, Quetzalcóatl es una serpiente con


sabiduría, movimiento de la vida, que vuela y a su vez, está en la tierra.

462
Efectivamente a Quetzalcóatl se le asocia con la vida, la creación del hombre y el
calendario, es el descubridor de la agricultura, la estrella matutina y vespertina
(Venus), el viento, el punto cardinal oeste, es de color blanco, el que hace penitencia
y se autosacrifica, y es el gemelo precioso o de plumas de quetzal (Mateos, 1992a:
179-182; Caso, 2012: 25 y 34-40). Este tipo de historias, mitos, leyendas y relatos
son de gran importancia para entender las tradiciones actuales, pero también para
conocer nuestro pasado prehispánico y novohispano, por lo tanto, es fundamental
resguardarlas ya que son un continuum de la memoria colectiva de los pueblos
antiguos que dejaron como herencia a las comunidades actuales.

Ixtapalocan

El mítico Tlatzalan Tlalanoztoc: los orígenes de Ixtapalocan

Gracias a las fuentes históricas que aún se conservan; al estudio de los materiales
arqueológicos; y al análisis del patrón de asentamiento, paisaje y de los topónimos,
fue posible ubicar a Tlatzalan Tlalanoztoc, y a su vez, identificar una estrecha
relación con Ixtapalocan.

Uno de los primeros puntos a discutir, es que Tlatzalan no es Tlatzalan Tlalanoztoc,


es decir son dos asentamientos diferentes que han generado cierta confusión. El
primero fue habitado por gente tolteca, durante el Posclásico Temprano y a
principios del Posclásico Medio, y como anteriormente se dijo, su localización
estaba al norte de la sierra de El Pino, en las inmediaciones del cerro Portezuelo o
también conocido como cerro Xolcuango (Ramírez, 2001: 295-296). El segundo es
Tlatzalan Tlalanoztoc, asentamiento que fue habitado por chichimecas, entre
mediados y finales del Posclásico Medio, en cuanto a su ubicación, Raúl García
(2001 y 2004) propone que este asentamiento se localizó al sureste de la sierra de
El Pino, en un área que se extendía de Acozac hacia las partes altas, esto de
acuerdo con el material cerámico Azteca II.

463
Figura 413. Composición del topónimo de Tlatzalan Tlalanoztoc. Lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

El topónimo de Tlatzalan Tlalanoztoc está compuesto por dos cerros de color verde
y una cueva que se ubica en la parte central-superior, por lo que el paisaje físico
debe tener estas características: serrano y cavernoso (fig. 413). Su representación
la podemos encontrar en las láminas 2, 1-2bis, 3 y 4 del Códice Xólotl. En el caso
de la lámina 2, la cueva de Tlalanoztoc es de color azul, esto es interesante ya que
los demás topónimos de la Cuenca de México tienen cuevas de color verde, lo que
nos indica que Tlalanoztoc tenía ciertas características que no tenían otros lugares.
Y las láminas 3 y 4 del Códice Xólotl representan a Tlalanoztoc con los glifos de
tierra (tlalli) y cueva (oztotl), el primero gráficamente es un rectángulo con líneas
horizontales en su interior, mientras que la cueva tiene la forma de un rombo que
pareciera asemejarse a las fauces de un reptil, la cual se encuentra ubicada al
centro del glifo de la tierra (figs. 414-416) (Dibble, 1980a: 55; Espino, 1996: 101-
102). Otra representación del topónimo de Tlalanoztoc se encuentra en el Códice o
Mapa Tlotzin, que se identifica como tal por su posición geográfica en el documento,
que la ubicaría en el lado derecho que es el punto más meridional con respecto a
otras cuevas como la de Huexotla y Coatlinchán. Además, en las copias del Códice
Tlotzin realizadas por el padre José Pichardo, se hace una diferencia en cuestiones
de color entre la cueva de Tlalanoztoc y las demás, ya que esta es de tonalidad café
y que de acuerdo a su significado, esto estaría relacionado con que era una cueva

464
que estaba debajo de la tierra y que por ello, en la lámina 2 del Códice Xólotl se le
representa de color azul, haciendo alusión a un espacio subterráneo (fig. 414 y 417)
(Op. Cit.: 295).113

Figura 414 y 415. Topónimo de Tlatzalan Tlalanoztoc. Lámina 2 y 3 del Códice Xólotl.

Figura 416 y 417. Topónimo de Tlalanoztoc. Lámina 4 del Códice Xólotl y Lámina 59 del Códice Tlotzin (Copia).

Al respecto de las cuevas, estos espacios eran considerados como puertas o vías
de comunicación hacia los niveles inferiores, es decir hacia el inframundo, que era
el soporte que sostenía el universo (Montero, 2011: 125). La cueva era visualizada
como las fauces de Tlatecuhtli o Cipactli, que en los códices se representaba de
perfil o de frente, en algunos glifos de topónimos es posible observar detalladamente
sus fauces abiertas, con sus característicos colmillos y ojos cejados (Espino, 1996:

113
Mapa Tlotzin y Mapa Tlotzin (Copia), en amoxcalli.org.mx.

465
101-105). Las cuevas eran el arquetipo de la matriz de la Madre Tierra, asimilados
como lugares de nacimiento y muerte, de igual forma eran las conexiones con el
Tlalocan, lugar en el que residía Tláloc y Chalchiuhtlicue, espacio sagrado donde
abundaba la riqueza natural. Las cuevas fueron y son consideradas como espacios
sagrados que simbolizan fertilidad, abundancia, creación, origen, renovación,
sacrificio, ritualidad, sanación, refugio y vida, pero también el final, miedo,
destrucción, enfermedad y lo desconocido (Espinosa, 1963: 162-189; Espino, 1996:
118 y 140-151; Montero, 2011: 160).

Es importante el análisis de los ideogramas del topónimo, pero también el


significado de las raíces del nombre del lugar, ya que ambas partes aportan gran
cantidad de información de un asentamiento y que en este caso, esto nos permitió
precisar aún más la ubicación de Tlatzalan Tlalanoztoc. Por ello se mencionan las
raíces del nombre de Tlatzalan o Tlatzallan (Tla-tzalan), que está compuesto por
tlalli = tierra y tzalan = en medio de o entre, por lo que su significado es “Entre las
tierras”, y relacionándolo con el topónimo y el paisaje se interpretaría como “Entre
los cerros” o “En medio de los cerros” (Peñafiel, 1897: 289; Ramírez, 2001: 295-
296; García, 2004: 230; Cortez, 2017: 137; Díaz, 2018: 26). En cuanto a Tlalanoztoc
o Tlallanoztoc (Tlalan-ozto-c), sus raíces son tlalan o tlallan = debajo de la tierra,
oztotl = cueva y c = en, dentro o lugar de, por lo que se traduciría como “Lugar de
cuevas que están debajo de la tierra” o “En la cueva que está debajo de la tierra”
(Peñafiel, 1897: 283 y 286; Dibble, 1980a: 22; Mancilla, 2000: 26 y 66; Ramírez,
2001: 296; Thouvenot, 2014: 379; Garibay, 2019: 361). Como tal, el asentamiento
prehispánico de Tlatzalan Tlalanoztoc sería el “Lugar de cuevas que están debajo
de la tierra y en medio de los cerros”, “En la cueva que está debajo de la tierra y
entre los cerros” o “Lugar de cuevas subterráneas que están entre las montañas”
(Peñafiel, 1897: 289; Ramírez, 2001: 296).

Con respecto a lo anterior, Tlatzalan Tlalanoztoc no es propiamente el asentamiento


de Ixtapalocan, aunque si es parte de sus orígenes. Durante el Posclásico Medio,
Ixtapalocan debió ser un pequeño asentamiento dependiente o la periferia de este
altepetl, considerado como un centro regional disperso, de acuerdo con el modo de
vida que tenían los chichimecas que eran dirigidos por Tlotzin Pochotl. Además

466
Tlatzalan Tlalanoztoc e Ixtapalocan fueron asentamientos que coexistieron a la par,
pero que su desarrollo fue diferencial, en las fuentes históricas nos mencionan
primero a Tlatzalan Tlalanoztoc como altepetl y repentina desaparece del panorama
histórico, y como arte de magia aparece el altepetl de Ixtapalocan en la misma
región (Alva, 1975: 310 y 327; y 1977: 20 y 41).114 No obstante, se consideró que
este proceso debía ser estudiado a nivel semimicro y macro, para entender que
sucedió en este lapso de tiempo que contribuyó al declive de uno y al auge del otro.

Conforme a esta complementación de datos de distinta índole, se propone que en


el periodo Posclásico Medio o fase Azteca II, Tlatzalan Tlalanoztoc fue la residencia
del tlatoani chichimeca y de su familia, y quizás de algunos chichimecas principales,
mientras que el resto de la población debió asentarse en el área circundante de
manera dispersa (León-Portilla, 1967: 70; Alva, 1977: 20). Al comenzarse a dar un
proceso de aculturación entre los chichimecas de Tlotzin Pochotl y los chalcas
acxotecas, con la finalidad de tener un modo de vida más acorde a lo tolteca, se
buscó un área menos accidentada para implementar el cultivo, la construcción de
casas y templos, la planificación del reordenamiento poblacional en cuanto a sus
grupos étnicos y actividades laborales, entre otros aspectos; esto se intuye por la
evidencia arqueológica, la información recopilada de los documentos históricos y
las características topográficas del terreno (León-Portilla, 1967: 71-75; Nieva, 2011:
77 y 79; Navarrete, 2017: 324-327).115 El lugar que eligieron se ubicó al sureste de
la sierra de El Pino, hoy conocido como Acozac, que pudo haber sido la periferia del
asentamiento o un pueblo dependiente de Tlatzalan Tlalanoztoc, por tal motivo los
orígenes de Ixtapalocan recaen en este momento histórico (fig. 418). Con la muerte
de Tlotzin Pochotl y la sucesión de su hijo Tlacateotzin en el gobierno de Tlatzalan
Tlalanoztoc, el altepetl de Coatepec vio la oportunidad de efectuar un golpe de
Estado que le permitió la conquista de este territorio y la expansión del suyo (Alva,
1975: 310).116 Ya para el Posclásico Tardío o fase Azteca III, Tlalanoztoc que
antiguamente había sido la cabecera regional de los chichimecas de Tlotzin Pochotl,

114
Lámina 2, 1-2bis, 3, 4 y 7 del Códice Xólotl.
115
Códice Tlotzin.
116
Lámina 4 del Códice Xólotl.

467
quedó sujeta a Coatepec como una población pequeña, mientras que Ixtapalocan
pudo desarrollarse poco a poco como un centro regional (altepetl secundario). Una
vez que Coatepec fue miembro del Acolhuacan y dependiente de Texcoco, suceso
que debió acontecer entre mediados y finales del siglo XIV, Ixtapalocan pudo ser un
altepetl autónomo e independiente de las políticas de Coatepec (Blanton, 1972a:
138; Alva, 1975: 327-377; Acuña, 1985: 140).117

Figura 418. Ubicación y límites aproximados del asentamiento de Tlatzalan Tlalanoztoc (área roja), altepetl que fue
fundado por Tlotzin Pochotl. Lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

Por tal motivo, se considera que Tlatzalan Tlalanoztoc fue fundamental para el
origen de Ixtapalocan que se dio mediante un proceso de aculturación, por lo que
ambos asentamientos en un principio compartieron una historia en común. A la
postre, el desarrollo de Ixtapalocan como altepetl estuvo ligado a los procesos

117
Lámina 7 del Códice Xólotl

468
políticos-sociales externos, en donde se vieron inmersos los altepeme de Texcoco
y Coatepec.

Arqueológicamente, el asentamiento chichimeca de Tlatzalan Tlalanoztoc se puede


identificar con el sitio IX-A-18, que fue registrado por el arqueólogo Richard Edward
Blanton. El sitio IX-A-18 fue clasificado como una residencia aislada, esto se puede
deber a que en un principio el modo vida que tenían los chichimecas, era el de vivir
en cuevas y como nos lo señala el significado del nombre del lugar y la toponimia,
estas tenían la característica de ser subterráneas. A propósito de ello, los tlatoque
de Texcoco, Huexotla, Coatlinchán y otros altepeme, incluido Tlalanoztoc,
habitaban cuevas que fungían simbólicamente como palacios (fig. 419). En una
segunda fase del Posclásico Medio, se dio un proceso de aculturación que permitió
que en el área de Acozac, se diera la fundación de un pueblo pequeño identificado
mediante los restos arqueológicos, que actualmente denominamos como zona
arqueológica de Acozac o sitio arqueológico IX-A-26, en su fase Azteca II (Blanton,
1972a: 131 y 133-138; Navarrete, 2017: 304-305 y 324-327).

Figura 419. Cueva-habitación de los tlatoques chichimecas descendientes de Xólotl. Lámina 62 del Códice Tlotzin (Copia).

469
El lugar del camino blanco

El significado de Ixtapaluca o mejor dicho Ixtapalocan, ha sido interpretado de


diversas maneras, por ello nos dimos a la tarea de generar un estudio
transdisciplinario que nos permitiera tener un mayor acercamiento y comprensión
de este tema. Para ello fue necesario revisar otras propuestas del significado, hacer
un análisis de la gramática y filosofía del náhuatl, se requirió visitar comunidades
nahuahablantes, la ubicación e identificación del topónimo de Ixtapalocan en
códices, la comparación con otros nombres y topónimos similares, el estudio del
patrón de asentamiento del periodo Posclásico, así como del uso de la etnografía,
arqueología de paisaje y la arqueoastronomía.

El nombre de Ixtapalocan o Iztapalocan se puede ubicar en las Obras Históricas de


Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (1975 y 1977), en donde se observa que estaba
compuesto por la vocal “o” y consonante “n”, que actualmente ya no tiene, esto se
debe a que a través del tiempo se le dio una mala pronunciación y transcripción por
parte de los europeos, lo que conllevó a que el nombre se deformara hasta como
hoy lo conocemos. Entre este lapso de tiempo, el nombre se escribió de diversas
formas, motivo por el cual, ha sido difícil conocer su verdadero significado. Entre
ellas se encuentra la de Estapaluca, Yztapaluca, Iztapalucan, Itztapallocan,
Istapaluca, entre otras (Códice Chimalpopoca, 1992: 64; Chimalpáhin, 2003a: 383;
Clavijero, 2009: 134).118 Actualmente, existe una comunidad de nombre San Rafael
Ixtapalucan en el estado de Puebla, localizada en las laderas de la Iztaccíhuatl, lo
interesante de este lugar es que su nombre casi se ha conservado intacto, ya que
cuenta con la última consonante “n” del sufijo locativo “can” que quiere decir “lugar”
y solo se sustituyó la vocal “o” por la “u”.

Algunas propuestas del significado de Ixtapaluca son por ejemplo la de Manuel de


Olaguíbel, que refiere que el nombre correcto es Iztapayucan, compuesto por iztatl
= sal, pallutl o pallotl = mojadura y can = lugar, y a partir de ello, su significado sería

118
Referencias ubicadas en el Mapa Uppsala (1550), Mapa Coatepec y Ayahualulco Ixtapaluca (1574), Mapa
de la Isla Cuitláhuac y en el documento del AGN, “El común y naturales, y cofradía de nuestra señora del
Rosario del pueblo de Iztapaluca jurisdicción de Chalco sobre el arrendamiento de unas tierras, 1703”, tierras,
vol. 2913, exp. 12.

470
“Lugar donde se moja la sal” (Robelo, 1900: 122). Otra propuesta es la de Antonio
Peñafiel (1897) que señala que el nombre del lugar era Iztapallocan (Iztapallo-can)
y que las raíces son ixtlapalo = sal negra o teñida de negro, y can = lugar, siendo el
significado de “Lugar de sal negra” o “Lugar de sal teñida de negro”. Mientras que
Cecilio A. Robelo (1900), con ciertas dudas refiere que Itztapallocan es el “Lugar
lleno de la piedra itztapalli”, posiblemente basándose en las raíces itztapalli = piedra
o laja, pallo = abundate y can = lugar. Años más tarde, José Corona Núñez quien
fue retomado por Luis González Aparicio (1980), propuso que Ixtapalocan
significaba “En el camino de lajas”, basado en las raíces ixtapalli o itztapalli = laja,
otli = camino y can = en el lugar. Recientemente, se han hecho nuevas propuestas,
como la de Ulises Valiente Arguelles y Juan José González (2008), que forman parte
de la Fundación Cultural Armella Spitalier y quienes plantean que el nombre es
Iztacpalo´can y su traducción “Donde abundan las lajas blancas”, muy seguramente
a partir de itzapalli = laja blanca, pallo = abundante y de can =lugar. La de Carlos
Montemayor junto con Enrique García, Enrique Rivas y Librado Silva (2009), que
refieren que Ixtapallocan se deriva de iztac = blanco, pallo = abundante en color y
can = particula locativa, que quiere decir “Lugar donde abunda la blancura”. Y por
último, la del maestro de filosofía náhuatl Artemio Solís Guzmán, que comenta que
Ixtapalocan se deriva de raíces como Iztac = blanco, ipan = encima, ollin =
movimiento y can = lugar, teniendo el significado de “Lugar del movimiento blanco”
o “Lugar donde se observa lo blanco” (comunicación personal, 2017).

Otro punto que aporta valiosa información para este tema es la comparación con
otros lugares que tienen una gramática similar a la de Ixtapalocan, uno de eso
lugares es Ixtapalapan. Para este antiguo altepetl culhua se tienen los siguientes
significados: “Sobre las lajas”, “En las lajas blancas”, “En el río de las lajas blancas”,
“En el agua de las piedras itztapalli”, “Lugar del río blanco” o “Lugar de agua blanca”
(Peñafiel, 1897: 144; Robelo, 1900: 102-103; González, 1980; Valiente y González,
2008: 18; Auvinet, et. al., 2009: 19). A partir de estas propuestas, se tienen las
siguientes raíces ixtapalli = laja o piedra lisa blanca, que a su vez se compone de
ixtac = blanco y palli = teñido o color, lo que nos quiere decir que algo al respecto
estaba pintado de blanco o tenía esa tonalidad; atl = agua; y pan = sobre. Por lo

471
tanto, de acuerdo con el nombre, toponimia y paisaje, su significado sería “En las
aguas teñidas de blanco” o “Sobre las aguas blancas”, por lo que haría referencia a
que este antiguo asentamiento estaba sobre aguas claras y cristalinas
(manantiales), mediante una serie de chinampas, en donde hicieron sus casas,
templos, huertos y otro tipo de espacios para su vida cotidiana (fig. 420) (Peñafiel,
1897: 144; Robelo, 1900: 102-103; Mancilla, 2000: 32; Dupey, 2004: 23-24; Becerril,
2016).

Figura 420. Lengua náhuatl relacionada con el topónimo y paisaje de Ixtapalapan. Mapa Uppsala.

Con respecto a lo anterior, las raíces de Ixtapalocan o Ixtapallocan (Ixtapal-o-


can/Ixta-pal-o-can) son iztapalli o ixtapali = laja de color blanco o losa para enlosar,
que a su vez se compone de dos raíces ixtac = blanco y palli = color, pintura, teñido
o tintura; otli = camino, ruta o arteria; y can = lugar o lugar de (Peñafiel, 1897: 144;
Robelo, 1900: 15 y 102-103; Mancilla, 2000: 67; Dupey, 2004: 23-24; Valiente y
González, 2008: 18; Auvinet, et. al., 2009: 19; Thouvenot, 2014: 152; Becerril, 2016;
Garibay, 2019: 361).119 Por lo que la traducción literal sería “Lugar del camino de
lajas blancas”, pero si nos adentramos en un sentido más metafórico y simbólico
sería “Lugar del camino teñido de blanco” o “Lugar del camino blanco”, haciendo

119
www.kanakue.com.

472
referencia a que Ixtapalocan era el paso natural que llevaba hacia un paisaje de
color blanco y que desde este punto era perceptible en su totalidad.

Figura 421 y 422. Topónimo de Ixtapalocan. Lámina 7 del Códice Xólotl.

Por otro lado, el topónimo de Ixtapalocan se tiene identificado en el Códice Xólotl,


Mapa Uppsala y en el Mapa de la Isla de Cuitláhuac. En la lámina 7 del Códice
Xólotl, el topónimo está representado por un cerro, un rectángulo en la parte
superior y sobre este, se observa un trapecio isósceles invertido de color negro (fig.
421 y 422). En cuestiones de color, muy probablemente se tenía que el cerro era
verde y el rectángulo, basándose en el topónimo de Ixtapalapan de la lámina 10 que
está representado con sus colores originales, debió ser de color blanco o no tener
color, haciendo énfasis a la claridad o blancura del elemento al que se hace hincapié
(fig. 423). Otra representación del topónimo de Ixtapalocan se encuentra en el Mapa
Uppsala, en donde se observa el cerro La Moctezuma pintado de verde y sobre
este, una mancha negra vertical que representaría una laja o piedra, debajo de esta
mancha se observa un motivo de color blanco delineado con café, no es muy claro,
pero posiblemente sean los pies de una figura antropomorfa o zoomorfa. De igual
forma, se tiene identificado en el Mapa de la Isla de Cuitláhuac, en su esquina

473
derecha superior, sin embargo no es muy claro debido a que con el tiempo se fue
deteriorando, provocando una disminución en la intensidad de color, por lo que sólo
se observan algunos trazos que ligeramente permiten visualizar la silueta de un
cerro y un rombo (¿laja?), pero si observamos la otra esquina superior, se tiene el
topónimo de Ixtapalapan que tiene un rombo con la mitad superior de color negro y
la otra de color blanco, y debajo se tiene el glifo de agua rematando con dos
chalchihuitls y un caracol. Muy posiblemente, el topónimo de Ixtapalocan estaba
representado por un cerro y un rombo de color negro y blanco en su cima, similar al
de Ixtapalapan. Este glifo de ixtapalli (laja) es muy característico ya que da la
impresión de que originalmente era una piedra negra que era teñida o estaba
pintada de color blanco (tabla 2). Por último, en las láminas 32 y 33 del Códice
Azcatitlan se representan los topónimos de algunos altepeme conquistados por el
tlatoani mexica Itzcoatl, uno de ellos parece ser que es el de Ixtapalocan ya que en
morfología es idéntico a los anteriores, esta propuesta se refuerza con el dato
histórico de que Itzcoatl participó en la reconquista del Acolhuacan por ser un
territorio que se había rebelado ante Nezahualcóyotl, entre las poblaciones rebeldes
se encontraba Ixtapalocan, Coatepec, Texcoco, Huexotla, Coatlinchán y otras más
(fig. 424 y 425) (Orozco, 1880: 243; Barlow, 1949: 149-151 y 154; Alva, 1975: 443-
444).

Figura 423. Topónimo de Ixtapalocan, basado en el Códice Xólotl. Elaborado por Jonathan Morales.

474
Ixtapalocan Ixtapalapan

Lámina 7 del Códice Xólotl Lámina 10 del Códice Xólotl

Mapa Uppsala Mapa Uppsala

Propuesta del topónimo de Ixtapalocan a Mapa de la Isla de Cuitláhuac


partir del topónimo de Ixtapalapan del Mapa
de la Isla de Cuitláhuac

Tabla 2. Comparación entre los topónimos de Ixtapalocan e Ixtapalapan.

475
Figura 424. Topónimo de Ixtapalocan. Lámina 32 del Códice Azcatitlan (Copia).

Figura 425. Topónimo de Ixtapalocan, basado en el Códice Azcatitlan. Elaborado por Jonathan Morales.

Como ya se vio en el significado del nombre y topónimo de Ixtapalapan, el color


blanco está relacionado con las aguas blancas o cristalinas en donde estaban
asentados sus habitantes. Pero en el caso de Ixtapalocan, aún falta por resolver a
que se refiere el color blanco, por lo que se debe tener en mente que los topónimos
no sólo identifican lugares, sino que también se relacionan con el conocimiento de
los orígenes de una población, cosmovisión y de su entorno geográfico (Gruzinski,
476
2001: 52). Y cabe mencionar que el paisaje y la toponimia mantiene la memoria del
pensamiento indígena, que refieren a una naturaleza profunda de los lugares como
al significado de su nombre (Ibíd.: 99).

Al analizar el paisaje que predomina alrededor de la zona arqueológica de Acozac


y la orientación de sus principales estructuras arquitectónicas, se visualiza que
había una intención por fijar la observación hacia las sierras del oriente (Sierra
Nevada y sierra de Río Frío). Profundizando un poco más en la visibilidad del sitio,
se identificó un alineamiento entre tres elementos: 1) la salida del sol en el solsticio
de invierno, 2) la Iztaccíhuatl nevada y 3) la estructura arquitectónica denominada
como El Palacio, que tiene un alineamiento en asociación a los dos elementos
anteriores, y que es más perceptible en el altar que se encuentra en su interior (fig.
426). Por lo que este alineamiento nos está haciendo énfasis a un culto religioso
relacionado con el paisaje nevado del solsticio de invierno, en donde las sierras se
pintaban de blanco casi en su totalidad (fig. 427). Otras estructuras que están
orientadas con el solsticio de invierno y con la Iztaccíhuatl “la mujer blanca”, son el
Templo Circular, Tzompantli, Juego de Pelota y el altar más pequeño que se
encuentra ubicado al sur de El Palacio.

Figura 426. Solsticio de invierno visto desde el altar de El Palacio de la zona arqueológica de Acozac, al fondo se sintetiza
el paisaje ritual conformado por el sol y la Iztaccíhuatl. Foto: Joshué Soto, 2017.

477
Figura 427. Vista de la Iztaccíhuatl nevada desde el altar de El Palacio. Foto: Guillermo Segura, 2018.

Tan sólo hay que recordar que todavía hasta la década de los 90´s, era posible
observar este paisaje nevado y blanco en su máximo esplendor, por lo que muy
seguramente en aquellas épocas aún era más impactante y más teniendo la
panorámica desde el cerro La Moctezuma (Acozac) (fig. 428). Es por ello, por lo que
el significado de Ixtapalocan “El lugar del camino teñido de blanco”, hace referencia
a ese paisaje nevado, que era y es esencial para la vida humana, animal y vegetal,
ya que la nieve al pasar del estado sólido a líquido se transforma en agua, la cual
descendía por las laderas de los cerros en forma de ríos y arroyos, para
posteriormente depositarse en el lago, o de manera subterránea, para brotar en
forma de manantiales (fig. 429).

Figura 428. Vista panorámica de la Sierra Nevada y parte de la sierra de Río Frío, desde la zona arqueológica de Acozac.
Foto: José Trinidad S., 2014.

478
Figura 429. Sierra Nevada vista desde el antiguo altepetl de Ixtapalocan. Foto: Guillermo Segura, 2018.

Figura 430. Intervisibilidad hacia la blancura de la Sierra Nevada y la sierra de Río Frío, y posiblemente hacia el antiguo
asentamiento de Ixtapalocan (ovalo rojo). Mapa Uppsala (1550).

Otro significado de la blancura podría referirnos a un contexto urbano haciéndonos


hincapié a que estas lajas o construcciones arquitectónicas estaban recubiertadas
de blanco, es decir de estuco. Por lo que nos remitiría a que era un espacio urbano
blanco “ciudad blanca” y al respecto de ello, el cerro o loma que se ubica al noreste
del cerro La Moctezuma se le conocía como Istapaltepeque,120 que en realidad sería
Ixtapaltepec “Cerro de lajas blancas” o “Cerro teñido de blanco”, el cual era parte
del antiguo asentamiento de Ixtapalocan (IX-A-26B). Como conclusión podemos

120
Dotación de tierras ejidales, correspondientes al poblado Tlapacoya, municipio de Ixtapaluca, Estado de
México, 1921. (Dictamen e informe de peritaje paleográfico). AGA, Tierras, leg. 1, exp. 23/197-2, f. 101-102.

479
proponer que esa esencia blanca estaba inmersa interna y externamente al altepetl
de Ixtapalocan, en donde se generaba un intervisibilidad, que hacía comprensible
todo lo que se encontraba alrededor y así mismo, expresaba un efecto de ritualidad,
monumentalidad y de belleza visual (fig. 430).

Patrón de asentamiento de Tlatzalan Tlalanoztoc e Ixtapalocan

Como se mencionó anteriormente, el asentamiento de Tlatzalan Tlalanoztoc se


puede asociar con el sitio IX-A-18, que Richard E. Blanton (1972a) nos señala como
una residencia aislada, que en asociación con las fuentes históricas, toponimia y el
significado del nombre, nos hacen hincapié que era un asentamiento disperso. Esto
de acuerdo al modo de vida que en un principio tuvieron los chichimecas de Tlotzin
Pochotl, por lo que este sitio pudo haber fungido como tecpan y así mismo, como el
lugar que centralizaba los poderes políticos, sociales y económicos. En relación con
el proceso de aculturación que se suscitó en este tiempo, se puede considerar una
segunda fase para el Posclásico Medio, en donde el sitio IX-A-18 se extendió hacia
el área del cerro La Moctezuma (IX-A-26A), con la finalidad de poder implementar
una nueva economía (agricultura), un culto religioso y una nueva organización social
más acorde al modo de vida tolteca-chalca, ya que el terreno era menos
accidentado y que por ende, permitía estas y otras actividades (León-Portilla, 1967:
70-75; Blanton, 1972a: 131 y 133-138; Contreras, 1976; Chavero, 1977: 516-518;
García, 2004: 373-374; Navarrete, 2017: 305 y 313-314). A propósito de ello, Raúl
García Chávezz y Luis Gamboa Cabezas (2001), proponen que el asentamiento de
la fase Azteca II que se asentó en el cerro La Moctezuma, era el antiguo altepetl de
Tlatzalan Tlalanoztoc, además suponen que por la distribución y remoción de los
materiales, muy posiblemente el asentamiento se extendía hacia las partes altas
(fig. 431).

Con la conquista de Tlatzalan Tlalanoztoc por parte de Coatepec, el centro regional


pasó a ser Ixtapalocan que tuvo su esplendor en el Posclásico Tardío o fase Azteca
III. Arqueológicamente, se le conoce como IX-A-26 (parte A y B) o Ixtapaluca Viejo,
y a su centro ceremonial, como zona arqueológica de Acozac o IX-A-26A. A partir

480
de las estructuras arquitectónicas, material arqueológico y fuentes históricas, se
identifica que el centro político-religioso-económico-social de Ixtapalocan se ubicó
en el cerro La Moctezuma (IX-A-26A) y que a su alrededor, se encontraba el resto
de la población, distribuídos en barrios y pueblos dependientes. Como parte del
mismo asentamiento de Ixtapalocan se adjuntan otras áreas, como la del noreste
(IX-A-26B/¿Ixtapaltepec?) y oeste (Chocolines), y quizás el norte (IX-A-30), sur y
este, pero como lugares destinados para el cultivo, que eran esenciales para el
sostén de la población de este centro regional secundario (fig. 432) (Blanton, 1972a:
133-139 y 178-182; Alva, 1975: 310 y 326-327; García y Gamboa, 2001;
Brüggemann, 2018: 82-83).121

Figura 431. Límites aproximados del asentamiento (disperso) de Tlatzalan Tlalanoztoc en el periodo Posclásico Medio.
Basado en León-Portilla, 1967: 70-75; Blanton, 1972a: 241; García y Gamboa, 2001; Gamboa, 2004: 189-195 y 373-354;
Navarrete, 2017: 305.122

121
Lámina 4 y 7 del Códice Xólotl.
122
Lámina 2 y 1-2bis del Códice Xólotl.

481
Figura 432. Límites aproximados del asentamiento de Ixtapalocan en el periodo Posclásico Tardío. Basado en Blanton,
1972a: 133-139 y 242; Alva, 1975: 310; Acuña, 1985: 140; García y Gamboa, 2001; Brüggemann, 2018: 82-83.

Para comprender más sobre el patrón de sentamiento de este lugar sería necesario
de ampliar esta y otras investigaciones, además de una serie de excavaciones
arqueológicas para corroborar lo aquí planteado. Esto contribuiría a la historia de
los chichimecas de la región noreste del Lago de Chalco durante el Posclásico
Medio (1150-1350 d.C.). Sin embargo, en la actualidad es muy complicado acceder
a estos lugares por diversos factores, por mi parte trabajé estas áreas mediante
recorridos de superficie puntual, por lo que sólo cubrí ciertos puntos de esta
extensión territorial.

El cerro de La Moctezuma

El centro ceremonial de este asentamiento se estableció sobre una loma o cerro,


conocido como La Moctezuma, que forma parte de un macizo montañoso

482
secundario de la sierra de El Pino (Terrazas, 2014: 7). Desde este punto se tenía
una perfecta visibilidad, sobre todo hacia el oriente y al sur, en donde se encontraba
la Sierra Nevada y el Lago de Chalco (fig. 433). La cima de este cerro forma una
meseta no tan accidentada que contribuyó a un efecto de majestuosidad de los
recintos habitacionales y de sus templos, de igual forma fue un lugar apto para el
cultivo de diversas semillas en el área de las laderas del cerro y planicies lacustres,
además de que permitía la contemplación de su entorno natural y ritual, y el registro
de los movimientos astronómicos y calendáricos. Por último, cabe mencionar que
fue un importante punto estratégico militar para el territorio del Acolhuacan, ya que
se encontraba en los límites de este macroterritorio (Blanton, 1972a: 135; Contreras,
1976; Brüggemann, 2018: 82-83).

Figura 433. Visibilidad desde el cerro La Moctezuma (zona arqueológica de Acozac). Foto: Joshué Soto, 2014.

Tlatzalan Tlalanoztoc

Tras el declive de la cultura tolteca del Posclásico Temprano, se suscitaron varias


migraciones de grupos toltecas y chichimecas, que se establecieron en varias partes
de la Cuenca de México. Uno de esos grupos fueron los chichimecas de Xólotl que
se asentaron al oeste del Lago de Texcoco, en el altepetl de Tenayocan Oztopolco
(fig. 434) (León-Portilla, 1967: 64-69; López, 1993: 130-131; García, 2007: 4).

483
Xólot y su hijo Nopaltzin, con ayuda de otros jefes militares chichimecas, tomaron
tierras que estaban deshabitadas y en otras ocasiones, conquistaron poblaciones.
En un primer momento, esto les permitió extenderse hacia el oriente de la Cuenca
de México, en donde fundaron nuevas poblaciones. Y posteriormente, las
conquistas de algunos pueblos contribuyeron a que los chichimecas recibieran
tributo. Así mismo, se hicieron alianzas con otros grupos chichimecas que fueron
llegando después y por tal motivo debían tributar a Xólotl o reconocerlo como
supremo gobernante (fig. 435) (García, 2007: 5; Nieva, 2011: 71-76).

Figura 434. Establecimiento de los chichimecas de Xólotl en Tenayocan Oztopolco. Lámina 1 del Códice Xólotl.

Figura 435. En la parte superior se observa la guerra entre los chichimecas de Xólotl y culhuas toltecas, mientras que en
la parte inferior derecha, la llegada de los chichimecas tepanecas, chichimecas otomíes y chichimecas acolhuas. Lámina
2 del Códice Xólotl.

484
El primer chichimecateuctli de la Chichimecatlalli “tierra de los chichimecas”, fue
Xólotl y extendió su territorio e influencia en lo que es la Cuenca de México, región
de Puebla-Tlaxcala, Morelos, Valle de Toluca y una pequeña porción del oeste de
Veracruz (López, 1993b: 131-132; Reyes y Odena, 2014: 258-259). Por otro lado,
con la finalidad de legitimar su gobierno, buscaron hacer alianzas matrimoniales con
los toltecas, por tal motivo Nopaltzin contrajo nupcias con Azcaxochitzin, mujer que
era de linaje tolteca y descendiente de Pochotl que fue su padre y de Topiltzin
Quetzalcóatl o Huémac (III), que fue su abuelo (Alva, 1975: 301; García, 2007: 5-6;
Nieva, 2011: 76). A principios del siglo XIII, nació Tlotzin Pochotl de esta unión
matrimonial que fue el primer mestizo de los chichimecas que estaban comandados
por Xólotl. Tlotzin Pochotl y sus dos hermanos Toztequihuatzin y Atecatzin, que
nacieron posteriormente, fueron educados como niños toltecas, por lo que se les
hizo saber la importancia que tenía el cultivo del maíz y de otras semillas para el
sustento humano (fig. 436) (León-Portilla, 1967: 70 y 74; Alva, 1975: 301; López,
1993: 131).

Figura 436. Nopaltzin y Azcaxochitzin, y sus hijos. Lámina 2 del Códice Xólotl.

485
Años más tarde, Nopaltzin le pidió a su padre Xólotl tierras para sus hijos. Por lo
que Xólotl destinó la población de Zacatlán al más pequeño que era Atecatzin,
mientras que a Toztequihuatzin se le dio Tenamitec y a Tlotzin Pochotl las tierras
de Tlatzalan. En ese territorio, Tlotzin Pochotl fundó el altepetl de Tlatzalan
Tlalanoztoc alrededor del año de 1220 d.C., en donde residiría gran parte de su vida
(Veytia, 1836b: 47-49; León-Portilla, 1967: 70-71; Alva, 1977: 19-20; Chavero, 1977:
516-517; Nieva, 2011: 77).

Antes de que Tlotzin Pochotl tomara posesión de Tlatzalan Tlalanoztoc se alió


matrimonialmente con Pachxochítzin (o Tocpacxochitzin), que también era una
mestiza que tenia linaje tolteca, esta era hija de Cuauhtlápal, chichimeca que había
sido jefe militar de Xólotl y que para este momento era tlatoani del altepetl de
Mamalhuazocan en territorio chalca (fig. 437) (León-Portilla, 1967: 73; Chavero,
1977: 517; Nieva, 2011: 77-78). Durante este tiempo, Tlotzin Pochotl y
Pachxochitzin tuvieron a dos hijas de nombre Malinalxochitzin y Azcaxochitzin.123

Figura 437. Alianza matrimonial entre Tlotzin Pochotl y Pachxochítzin. Lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

En una de las cacerías de Tlotzin Pochotl, tuvo un encuentro con un personaje de


nombre Tecpoyo Achcauhtli, que era un chalca acxoteca que vivía en Xicco, en un
primer momento el chalca tuvo temor ante el chichimeca pero entre señas se

123
Lámina 1-2bis del Códice Xólotl.

486
entendieron y con el tiempo comenzaron a tener una relación de maestro-alumno.
El encuentro entre estos dos personajes permitió que los chichimecas de Xólotl y
así mismo los chichimecas que comandaba Tlotzin Pochotl, tuvieran un mayor
contacto con el modo de vida tolteca (chalca acxoteca), lo que contribuiría
gradualmente a un proceso de aculturación. Tecpoyo Achcauhtli enseñó a Tlotzin
Pochotl y a su pueblo a cocinar sus alimentos, a los primeros intentos por hablar la
lengua náhuatl, los principales rituales que hacían los chalcas a sus dioses, a
cultivar las principales semillas para la alimentación, el modo de construir las casas
toltecas chalcas, entre otras cosas (fig. 438) (León-Portilla, 1967: 71-73; Chavero,
1977: 518; Navarrete, 2017: 325-327).

Figura 438. Proceso de aculturación de Tlotzin Pochotl. Códice Tlotzin (Copia).

Posteriormente, Tlotzin Pochotl y Pachxochitzin tuvieron a sus otros hijos, quienes


fueron Quinatzin Tlaltecatzin, Nopaltzin, Tochintecuhtli y Xiuhquetzaltzin (fig.
439).124

Antes de que muriera Xólotl, este le heredó a su bisnieto Quinatzin Tlaltecatzin las
tierras aledañas a Xolotecpan, lugar en donde poco a poco se conformaría el altepetl
de Texcoco. Alrededor del año de 1232 d.C., se suscitó la muerte de Xólotl y el
ascenso de Nopaltzin como segundo chichimecateuctli. Durante este tiempo, Tlotzin
dejó el altepetl de Tlatzalan Tlalanoztoc a su hijo Quinatzin y él se estableció en la

124
Lámina 2 del Códice Xólotl.

487
región de Texcoco, en Oztoticpac-Xolotecpan125, pero al no estar a gusto en
aquellas tierras, decidió nuevamente regresar a Tlatzalan Tlalanoztoc (fig. 440). Así
mismo, Nopaltzin decidió establecerse en Texcoco desde donde gobernaba toda la
Chichimecatlalli.

Figura 439. Tlotzin Pochotl y Pachxochítzin con su descendencia. Lámina 2 del Códice Xólotl.

Figura 440. Tlotzin Pochotl y Pachxochítzin en Tlatzalan Tlalanoztoc, en donde tuvieron a su último hijo. Lámina 3 del
Códice Xólotl.

Alrededor del año de 1263 d.C., Nopaltzin decidió regresar a Tenayocan en donde
pasó sus últimos días de vida. En ese mismo año, Tlotzin Pochotl ascendió como
tercer chichimecateuctli, mudándose a Tenayocan por ser la cabecera de gobierno

125
Códice Tlotzin.

488
de la Chichimecatlalli (fig. 441). Tlotzin Pochotl era muy benigno, amable y prudente,
por lo que era muy querido por su gente, gustaba de cazar en los bosques y de
pasear por sus jardines junto con mucho séquito de nobleza. Una de sus primeras
órdenes fue que se cultivará en todas partes de su territorio, esta ley no fue del
agrado de todos los chichimecas, por lo que algunos decidieron irse a Metztitlán y
Tototépec. A los pocos días de haber tomado el mando de la Chichimecatlalli, salió
a hacer un recorrido por todo su territorio, pasando pueblo por pueblo y a los
principales centros regionales que eran sujetos de Tenayocan, y en cada uno de
ellos resolvió los problemas que les acontecían, y así mismo, puso en su lugar a
Aculhua de Azcapotzalco, ya que desde ese tiempo quería rebelarse, este recorrido
duró casi cuatro años. Cuidó mucho de que su gente se ejercitara en las armas, lo
que contribuyó a que tuviera un ejército muy adiestrado y belicoso (León-Portilla,
1967: 74; Corona, 1973: 59-61; Alva, 1975: 308; Chavero, 1977: 517-518; Coronel,
2005: 66-68; Clavijero, 2009: 82; Nieva, 2011: 78-81; Navarrete 2017: 320-325). De
igual forma, ordenó a sus hijos Quinatzin y Nopaltzin (II) de que gobernarán juntos
Texcoco, esto sucedió aproximadamente en el año de 1272 d.C., y fue a partir de
entonces que el altepetl de Texcoco comenzó a tener un importante desarrollo
cultural (Chavero, 1977: 518; Cruces, 1980: 23-24; Chimalpáhin, 2003a: 153;
Coronel, 2005: 66; Navarrete 2017: 323-324).

Figura 441. Tlotzin Pochotl como tercer chichimecateuctli. Lámina 4 del Códice Xólotl (Copia de León y Gama). Tomada
de thouvenotmarc.com/textos/codice_xolotl.

489
Figura 442. A) Conquista de Tlalanoztoc y Teyacac, B) Huida de Tlacateotzin y Xilotlicuextzin, y C) Recibimiento en
Texcoco por parte de Quinatzin. Lámina 4 del Códice Xólotl.

Su último y séptimo hijo fue Tlacateotzin, quien había nacido en Tlatzalan


Tlalanoztoc unos años antes de 1272 (fig. 440), a este pequeño infante le dejó el
gobierno del altepetl de Tlatzalan Tlalanoztoc a partir de este año. Después de
haber gobernado la Chichimecatlalli en relativa paz por treinta y cinco años, Tlotzin
Pochotl murió hacia el año de 1298 d.C., por lo que su hijo Quinatzin ascendió como
cuarto chichimecateuctli, quien trasladó la cabecera de gobierno a Texcoco (Alva,
1975: 305 y 309-310; Chavero, 1977: 518). Esta sucesión de gobierno y traslado de
la cabecera fue aprovechado por otros señores que buscaban su autonomía y
extender sus dominios, mediante una serie de conflictos bélicos, conquistas y
traiciones. Entre ellos se encuentra Tenancaltzin, hijo ilegítimo de Nopaltzin y tío de
Quinatzin, quien tomó el altepetl de Tenayocan y se atribuyó el título de
chichimecateuctli (Chavero, 1977: 518; Nieva, 2011: 81-82; Castillo, 2017: 233;
Navarrete, 2017: 327). Otro suceso similar fue el del tlatoani Yohualtzatzitzin de
Coatepec, que dio un golpe de Estado en Tlatzalan Tlalanoztoc, y de esa manera
se atribuyó el gobierno y desterró a Tlacateotzin. De igual forma, Yohualtzatzitzin
conquistó el altepetl de Teyacac que estaba en territorio chalca acxoteca, por lo que
el tlatoani Pochotl se vio obligado a huir hacia el área de Tlalmanalco. Fue por ello

490
que Tlacateotzin y su primo Xilotlicuextzin (hijo de Pochotl de Teyacac), huyeron
hacia Texcoco para pedir asilo a Quinatzin, junto con ellos se fue una parte de la
población de Tlalanoztoc y otros se fueron a refugiar a Huexotzinco; esta gente era
chichimeca y todo parece indicar que, entre ellos, también había chimalpanecas,
tlailotlacas y quizás acxotecas. En Texcoco su hermano Quinatzin Tlaltecatzin lo
recibió y le dio la población de Mextlatelco, y a Xilotlicuextzin un lugar llamado
Chimalpan (fig. 442) (Corona, 1973: 78-79; Alva, 1975: 310; Coronel, 2005: 71-72;
Nieva, 2011: 82).

Ixtapalocan

Como pueblo de Coatepec, Tlatzalan Tlalanoztoc dejó de figurar en la historia de la


región durante el Posclásico Tardío. Sin embargo, el proceso de crecimiento
demográfico y de aculturación se continuó en el área del cerro de La Moctezuma,
lugar que pasaría a denominarse como Ixtapalocan y que para este tiempo debió
ser un pueblo grande (Blanton, 1972a: 133 y 138; Alva, 1975: 310; Acuña, 1985:
140; García, 2004: 192).

Entre mediados y finales del siglo XIV, Coatepec fue perdiendo poder político y
territorio, en el que al parecer se vio involucrado el altepetl de Texcoco. Esto permitió
que Ixtapalocan tuviera su propia autonomía y pudiera desarrollarse como un centro
regional secundario (altepetl pequeño) (Blanton, 1972a: 138).126 Así mismo, se
consumó el proceso de aculturación de los chichimecas de la región, mediante el
constante intercambio de elementos culturales con otros grupos étnicos como
fueron los chalcas acxotecas, los acolhuas chichimecas, otomíes, tlailotlacas,
chimalpanecas, entre otros (León-Portilla, 1967: 71-79; Corona, 1973: 48-52 y 91;
Cruces y Romero, 1990: 14; Coronel, 2005: 71-72; Jalpa, 2009: 108-109 y 122). Por
lo que sus habitantes pasaron a denominarse como acolhuas (chichimecas-
acolhuas aculturizados), ya que era el grupo dominante y más numeroso en el
Acolhuacan (Cruces y Romero, 1990: 14).

126
Lámina 6 y 7 del Códice Xólotl.

491
Figura 443. Ixcontzin tlatoani de Ixtapalocan. Lámina 7 del Códice Xólotl.

A principios del siglo XV, Ixtapalocan se destacó como uno de los principales
miembros del Acolhuacan, teniendo como tlatoani a Ixcontzin (fig. 443) (Alva, 1977:
41-44).127 Este personaje muy probablemente fue descendiente de Tlotzin o de
alguno de sus hijos o nietos (quizás hijo de Tlacateotzin), ya que por lo general el
gobierno se heredaba de padre a hijo, por lo que parecer lógico que una vez que
Ixtapalocan logró su autonomía como altepetl, se haya restaablecido el gobierno por
linaje que antiguamente había estado en Tlatzalan Tlalanoztoc.

Al ascender Ixtlilxóchitl como sexto chichimecateuctli, los altepeme de


Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlan, se rehusaron a reconocer a Ixtlilxóchitl
como el tlatoani supremo, heredero y descendiente directo de Xólotl. Por lo que
Ixtlilxóchitl desde el año de 1413, juntó un ejército para reprender a los pueblos que
le eran sujetos pero que en secreto favorecían a los tepanecas, como fueron los de
Xaltepec, Otompan, Axapochco, Temaxcalapan y Tolquauhyocan. Para el siguiente
año, comenzó formalmente la guerra entre acolhuas y tepanecas, por tal motivo
Ixtapalocan se vio involucrada en esta guerra ya que pertencía al territorio del
Acolhuacan. Los acolhuas intentaron sitiar a Azcapotzalco y México (Tlatelolco-
Tenochtitlan) pero a mitad del Lago de Texcoco salió al encuentro Tlacateotzin,
quien era gobernante de Tlatelolco y jefe militar de los tepanecas, por lo que el
ejército de los acolhuas se vio forzado a retroceder hacia las planicies lacustres del

127
Lámina 7 del Códice Xólotl

492
altepetl de Texcoco, en donde se dio una cruel batalla de la que nadie salió
victorioso.

Figura 444. A) Cuauhxilotzin como gobernante interino, B) Guerra entre tepanecas y aliados en contra de los acolhuas
ixtapalocanos, C) Muerte de Cuauhxilotzin por un tepaneca que vivía en Coatepec, y D) Cautivos acolhuas ixtapalocanos
y despojos por parte de los tepanecas. Lámina 7 del Códice Xólotl.

Para el año de 1415 y al parecer en un día seis del mes de agosto con respecto a
nuestro calendario, se dio uno de los más importantes combates entre ambos
ejércitos, efectuándose en territorio ixtapalocano. Tezozomoc tlatoani de
Azcapotzalco y sus principales aliados Chimalpopoca de Tenochtitlán y Tlacatéotl
de Tlatelolco, además de otros gobernantes como los de Culhuacán, Tlacopan,
Xochimilco, Cuitláhuac, Mixquic, Ixtapalapan, Huitzilopochco, Mexicaltzinco y
Coyoacán, se reunieron en un lugar conocido como Aztahuacan con la finalidad de
atacar el sur del Acolhuacan. Fue así como durante la madrugada entraron por
Ixtapalocan y comenzaron a destruir y despojar de sus bienes a varias aldeas y
pueblos de este altepetl, los ixtapalocanos se defendieron valerosamente bajo el
mando de Cuauhxilotzin que trató de organizar y resguardar el altepetl; este
personaje fue colocado como gobernante provisional por el tlatoani Ixcontzin, ya
que este había acudido a Texcoco para tratar cuestiones acerca del conflicto en que
493
se encontraban inmersos. Los ixtapalocanos pelearon hasta el amanecer en contra
de los tepanecas y sus aliados, conforme iba pasando el tiempo, los pueblos vecinos
acudieron a apoyar, estos principalmente fueron de Chimalhuacán Atenco,
Coatepec y Chalco Tlacochcalco. Los tepanecas al ver la resistencia de sus
enemigos decidieron retirarse ya que si aguardaban corrían el riesgo de tener un
resultado adverso. Ixtlixóchitl llegó a apoyar con un gran ejército, más sin embargo
ya era demasiado tarde, ya que los enemigos se habían retirado y el gobernante
interino Cuauhxilotzin había muerto a traición (fig. 444) (Veytia, 1836b: 252-256;
Alva, 1975: 327-331; y 1977: 39-41; Chavero, 1977: 532).

Por tal motivo, Ixtlilxóchitl convocó a varios tlatoques del Acolhuacan, entre ellos
Tlacotzin de Huexotla, Paintzin de Coatlinchán, Totomihuatzin de Coatepec e
Ixcontzin de Ixtapalocan, y recibió apoyo militar de Chalco, por parte de Omacatzin
(o Teciuhtzin Teohuateuctli o Cuateotzin Tlatquicteuctli) de Chalco Tlacochcalco,
Cacamatzin (o Ayocuantzin Chichimecateuctli) de Amaquemecan y Totzitzin de
Tenanco Tepopolan. En la parte norte del Acolhuacan, Tochintzin nieto de Paintzin
de Coatlinchán, quedó al mando del ejército, mientras que en el sur del Acolhuacan
se colocó a Ixcontzin como principal jefe militar, con la finalidad de que defendiera
la frontera meridional (Alva, 1975: 330-331; Chimalpáhin, 2003b: 63-65).128

Los tepanecas y acolhuas tuvieron varios combates, siendo la mayoría ganados por
los segundos. Viendo esta situación, Tezozómoc hizo alianza con Otompan y
Chalco, mediante grandes presentes y promesas, estos dos lugares eran de los más
poderosos que tenía el tlatoani Ixtlilxóchitl como aliados.

Ixtlilxóchitl al ver que Otompan, Chalco y otros pueblos se habían rebelado, decidió
armar un poderoso ejército para sujetar nuevamente a los pueblos del norte de la
Cuenca de México y vencer por fin a los tepanecas. Mientras que al sur del
Acolhuacan, decidió no sujetar la región de Chalco por tener gran poderío militar,
manteniendo así una postura defensiva con Coatepec e Ixtapalocan, quienes se
encargaron de defender sus fronteras (fig. 445). Ixtlilxóchitl al cabo de un tiempo
logro vencer a sus rivales y la rendición por parte de Tezozómoc. Sin embargo,

128
Ibíd.

494
Tezozomoc busco el momento adecuado para traicionar al tlatoani de Texcoco y
ponerle fin a su vida, que aconteció en el año de 1418 d.C.

Figura 445. Ixcontzin y Totomihuatzin resguardando la frontera sur del Acolhuacan. Lámina 7 del Códice Xólotl.

Figura 446. Población acolhua pidiendo asilo en Huexotzinco. Lámina 7 del Códice Xólotl.

Fue entonces que su hijo Nezahualcóyotl huyó hacia la sierra (sierra de Río Frío),
de igual forma lo hicieron los tlatoque Tlacotzin de Huexotla, Paintzin de
Coatlinchán, Totomihuatzin de Coatepec e Ixcontzin de Ixtapalocan; al encontrarse
con Nezahualcóyotl, este les pidió que regresaran a sus respectivos lugares donde
ejercían el mando, estos a su vez prometieron que así lo harían. No obstante, gran
parte de la población acolhua había huido hacia Tlaxcala y Huexotzinco, por lo que

495
muchas de las poblaciones de Ixtapalocan, Coatepec, Cuatlapancan, Coatlinchán,
Huexotla, Texcoco, Chiautla, Tepetlaóztoc, Chialatzinco, Tepetlanexco y Tezapan
estaban casi desocupadas (fig. 446) (Corona, 1973: 121-125; Alva, 1975: 331-
343).129

Entre los años de 1418 y 1427 d.C., la Triple Alianza de Azcapotzalco, Tenochtitlan
y Tlatelolco, y sus dos aliados principales, Chalco y Otompan, dominaron la Cuenca
de México y algunas áreas circunvecinas. El territorio del Acolhuacan fue entonces
que se subdividió en cuatro cabeceras: Acolman, Coatlinchán, Otompan y Chalco
(Corona, 1973: 125-144; y 1976: 89; Alva, 1975: 344-350; Dibble, 1980a: 89 y 95;
Mohar, 2004: 71-79). Todo parece indicar que Ixtapalocan pasó a formar parte del
territorio de Chalco, en conjunto con Coatepec y Chimalhuacán Atenco (Corona,
1973: 128-131; y 1976: 89; Alva, 1975: 346-347; Jalpa, 2009: 26).

Nezahualcóyotl recorrió varios lugares, entre ellos la sierra de Río Frío y los
altepeme de Tlaxcala, Huexotzinco, Chalco y algunos del Acolhuacan. Hacia el año
de 1423, sus tías mexicas intercedieron por él ante Tezozómoc, con la finalidad de
que se le perdonara la vida, así mismo, lograron que se le restituyeran algunas
tierras y palacios que eran propiedad de su padre Ixtlilxóchitl. Durante este tiempo,
Nezahualcóyotl vivió entre Texcoco y México (Tlatelolco y Tenochtitlan), sin temor
a Tezozómoc. Sin embargo, esto cambió a raíz de una serie de sueños que tuvo el
tlatoani de Azcapotzalco, por lo que preocupado mando a dar la orden de asesinarlo,
pero esto no se llevo a cabo, porque para el año de 1427 aconteció su muerte
(Corona, 1973: 132-134; Alva, 1975: 345-350; y 1977: 51-55). Tezozómoc había
elegido a su hijo Tayatzin como su sucesor, pero ante esta decisión Maxtla se
impuso a la fuerza como tlatoani de Azcapotzalco con el pretexto de que era el hijo
primogénito. Posteriormente, Maxtla asesinó a su hermano y a los dos tlatoque
mexicas, Chimalpopoca de Tenochtitlan y Tlacateotzin de Tlatelolco (Alva, 1975:
352-360; y 1977: 55-64). Esto provocó una serie de alianzas entre Nezahualcóyotl
y los altepeme de Tlaxcalan, Huexotzinco, Chololan, Zacatlan, Tototépec,

129
Por tal motivo, se fundaron pueblos con estos nombres en el valle de Puebla-Tlaxcala, algunos persisten
en la actualidad como es el caso de San Rafael Ixtapalucan, poblado que perteneció en la antigüedad a
Huexotzinco.

496
Tepeapulco, Cempoalan, Chalco y otros lugares. Con la conformación de esta
confederación y con la ayuda de algunos acolhuas que le seguían siendo leales,
logró el sometimiento del Acolhuacan. Los mexicas al ver que Nezahualcóyotl había
recobrado su territorio buscaron aliarse con él para librarse del sometimiento de
Azcapotzalco. Por el parentesco que tenía Nezahualcóyotl con los mexicas, este
accedió ante tal petición, no obstante, algunos integrantes de la confederación se
vieron molestos por esta alianza por lo que desistieron en seguir apoyando a
Nezahualcóyotl (Alva, 1975: 360-374; y 1977: 67-78; Códice Chimalpopoca, 1992:
46-47).

Nezahualcóyotl dividió su ejército en dos partes para el ataque final en contra de


Azcapotzalco, una parte navegó por el Lago de Texcoco y desembarcó en
Tlatelolco. Mientras que la otra parte, aguardó en Ixtapalocan para luego proseguir
vía terrestre por el camino que iba hacia Ixtapalapan (Op. Cit., 1975: 374-375). En
el año de 1428, esta confederación conquistó el altepetl de Azcapotzalco y
posteriormente, se dedicaron a sujetar las demás poblaciones del territorio
Tepanohuayan y de sus aliados, logrando su cometido hasta el año de 1430. A partir
de ese momento, se conformó una nueva alianza entre Texcoco, Tenochtitlan y
Tlacopan, que se dedicó en un primer momento a la sujeción del Acolhuacan,
debido a que muchas de sus poblaciones se habían rebelado por dicha alianza, ya
que consideraban a los mexicas y tepanecas como sus enemigos. Entre los
altepeme que se habían rebelado se encontraba Texcoco, Huexotla, Coatlinchán,
Coatepec, Ixtapalocan, entre otros (Orozco, 1880: 243; Alva, 1975: 443-444;
Barlow, 1949: 149-151 y 154). Por tal motivo algunos tlatoque y nobles de Texcoco,
Huexotla, Coatlinchán, Coatepec, Ixtapalocan y otros altepeme, decidieron huir a
Tlaxcalan, Huexotzinco y Chalco, por temer a ser reprendidos por Nezahualcóyotl
(Orozco, 1880: 243; Alva, 1975: 379).

Fue entonces que Nezahualcóyotl restituyó los gobiernos de los altepeme del
Acolhuacan, en Huexotla colocó a Tlazolyaotzin, en Coatlinchán a Motoliniatzin, en
Chimalhuacán a Tezcapoctzin, en Tepetlaóztoc a Cocopintzin, en Acolman a
Motlatocatzomatzin, en Otompan a Quecholtecpantzin e hizo lo mismo con otro más
altepeme. Sin embargo, a otros altepeme los dejó sin gobierno, siendo el mismo

497
Nezahualcóyotl quien se hizo cargo de ellos con el apoyo de calpixque
(recaudadores de tributo), entre estos se encontraba Coatepec, Ixtapalocan,
Xaltocan, Tepepulco, Zempohualan, Aztaquemecan, Ahuatépec, Axapuzco,
Oztotípac, Tizayocan y otros muchos más. Para la recaudación de tributos de
Coatepec e Ixtapalocan y de sus pueblos dependientes, colocó en Tetitlan al
calpixqui Papálotl (Alva, 1975: 380; y 1977: 89-90; Gibson, 2012: 449).

Durante estos años, la Triple Alianza se dedicó a expandir su territorio y


prácticamente conquistó toda la Cuenca de México con excepción de Chalco, en
estas guerras de conquista, muy posiblemente participaron los ixtapalocanos como
miembros de Texcoco (Corona, 1973: 179; Jalpa, 2008: 51; Vela, 2011b: 32-37; y
2011c: 38-45; Navarrete, 2017: 345). Para la guerra de Chalco suscitada entre los
años de 1446 y 1465 d.C., Ixtapalocan debió ser un lugar de suma importancia por
su posición estratégica militar, por lo que debió de influir en gran medida para que
la Triple Alianza pudiera vencer a los chalcas. Una vez consumada la conquista de
Chalco, algunas tierras fueron repartidas entre los miembros de la Triple Alianza,
por lo que parte del territorio norte de Chalco pasó a formar parte del Acolhuacan y
a su vez, esto permitió que Ixtapalocan tuviera acceso a los recursos naturales que
proveía el Lago de Chalco (Orozco, 1880: 307-308; Blanton, 1972a: 135; Corona,
1976: 90 y 93; Durán, 1995: 193; Chimalpáhin, 2003b: 85-97; Jalpa, 2008: 59-60;
2009: 34).

Durante el gobierno de Nezahualpilli se tiene referida la importancia del altepetl de


Ixtapalocan como miembro del Acolhuacan. Por lo que se considera que quizás
pudo haberse restituido su gobierno, ya sea bajo el mando de un jefe militar o por
linaje, es decir, por un tlatoani (cuadro 9) (Orozco, 1880: 387).130 A partir de este
momento, parece que Ixtapalocan comenzó a declinar ya que desaparece del
panorama histórico regional. Aunque ya desde antes, debido a los conflictos en
contra de Azcapotzalco y posteriormente con la misma Triple Alianza, habían dejado
graves estragos en la estructura política-social de Ixtapalocan.

130
Desafortunadamente no se sabe si los hijos de Ixcontzin regresaron a gobernar a Ixtapalocan, como si
aconteció con el altepetl de Coatepec.

498
Tlatzalan Tlalanoztoc Hechos históricos
A principios del siglo XIII

¿7 o 12 años de gobierno aproximadamente?


Tlotzin Pochotl
¿1220? – 1232 d.C. Fundador del altepetl

Nopaltzin gobernaba en Oztoticpac-Xolotecpan y Xólotl en


Tenayocan
Al parecer gobernó pocos años

Al morir su bisabuelo Xólotl su sucesor fue Nopaltzin, quien


Quinatzin Tlatecatzin quedó al mando de la gran Chichimecatlalli en Tenayocan
¿1232 d.C.? – ¿? y su padre Tlotzin se fue a gobernar Oztoticpac-Xolotecpan

Quinatzin era el sucesor de Tlotzin Pochotl, por lo cual se


quedó a cargo del altepetl de Tlalanoztoc
Nopaltzin gobernaba en Tenayocan

Tlotzin Pochotl Tlotzin Pochotl regresó a Tlatzalan Tlalanoztoc por no


¿? – 1263 d.C hallarse a gusto en Oztoticpac

Quinatzin funda el altepetl de Texcoco


9 años de gobierno

Tlotzin Pochotl como tercer chichimecateuctli gobernaba


en Tenayocan
¿Quinatzin Tlatecatzin? ¿Tlotzin gobernó también Tlatzalan Tlalanoztoc o fue
1263 – 1272 d.C. Quinatzin Tlatecatzin quien se hizo cargo?

A partir de 1272, Quinatzin junto con su hermano Nopaltzin


comenzaron a gobernar Texcoco, por lo que años antes
pudo haber gobernado Tlalanoztoc en ausencia de su
padre
A finales del siglo XIII y ¿principios del XIV?

¿26 años o quizás un poco más?


Tlacateotzin
1272 – ¿1298 d.C.? Fue desterrado de Tlalanoztoc por Yohualtzatzitzin

35 años gobernó Tlotzin Pochotl en Tenayocan hasta su


muerte que aconteció en 1298 d.C.
Siglo XIV
¿Gobernante impuesto o sin gobernante?
¿1298 d.C.? – ¿? Tlatzalan Tlalanoztoc dependiente de Coatepec hasta las
primeras décadas de la época novohispana
Ixtapalocan Hechos históricos
Ixcontzin ¿A finales del siglo XIV? y principios del XV
¿? – 1430/1431 d.C.
Gobierno por calpixqui

Papálotl Nezahuacóyotl tomó a Ixtapalocan como su recámara


1430/1431 – ¿1521
d.C.? ¿Restitución de gobierno por Siglo XV y principios del XVI
tlatoani o cuauhtlatoani?
¿? – 1521 d.C. ¿Legítimo o ilegítimo?

Cuadro 9. Gobernantes de Tlatzalan Tlalanoztoc e Ixtapalocan. Basado en Corona (1973), Alva (1975 y 1977), Chavero
(1977), Acuña (1985), Chimalpáhin (2003a) y Navarrete (2017).131

131
Lámina 2, 1-2bis, 3, 4, 5, 6 y 7 del Códice Xólotl.

499
Elementos arquitectónicos y materiales arqueológicos

De acuerdo al registro de Richard Blanton (1972a), en el asentamiento de


Ixtapalocan (IX-A-26) se han detectado entre 142 y 151 espacios habitacionales,
algunas clasificadas como comunes, grandes y de alto estatus. En el área
denominada como IX-A-26A o parte A (específicamente en el conjunto A2), se
tienen registradas 19 estructuras cívico-ceremoniales, mientras que en el conjunto
A1 y en la parte B del asentamiento es muy escasa la evidencia de estructuras
cívico-ceremoniales. Conforme a las características de estas estructuras, se
registraron tres conjuntos residenciales, su diferencia entre ellos se manifestó a
partir del tamaño, número de cuartos, el tipo de material constructivo y materiales
cerámicos asociados. Los conjuntos residenciales, fueron denominados como A1,
A2 y B; de igual forma, debe señalarse que Sanders a este tipo de conjuntos los
define como pequeños calpultin (fig. 447). Estos conjuntos se describen a
continuación:

Conjunto A1. El núcleo residencial que se ha denominado como A1 se encuentra al


norte, separado del núcleo A2 por un área de terreno abierto. Tiene un estimado de
38 a 40 residencias habitacionales. Y todo parece indicar que tiene un estatus
intermedio, mayor al del conjunto B y que a su vez, se encuentra estrechamente
ligado al conjunto A2.

Conjunto A2. Este conjunto se localiza al sur de la parte A y en su área norte se


encuentra el gran recinto cívico-ceremonial. El área cuenta con un promedio de 53
a 56 espacios habitacionales. Por el tipo de construcciones arquitectónicas y
material cerámico, se evidencia que el conjunto A2 era el que tenían más alto
estatus y mayor antigüedad (ocupado desde el Posclásico Medio/Fase Azteca II),
en donde residían aquellos individuos que dirigían las actividades políticas,
religiosas y económicas del altepetl.

Conjunto B. El núcleo B se encuentra al noreste, en otra loma que al parecer


antiguamente se llamaba Ixtapaltepec y que hoy se encuentra ocupada por una
zona residencial denominada como “Acozac”. Se tienen registrados entre 51 y 55
espacios habitacionales. Cuenta principalmente con cerámica tardía (Posclásico

500
Tardío/fase Azteca III), por lo que se ha interpretado como una extensión del
conjunto A2 (Blanton, 1972a: 133-138 y 176-182; Contreras, 1976; García y
Gamboa: 2000; y 2001; García, 2002: 77; y 2004: 193-194; Brüggemann, 2018: 82-
83).

Sin embargo, se puede considerar otro núcleo más, el de Xocolines, ya que Raúl
García y Luis M. Gamboa (2000 y 2001), además de algunos pobladores de la
localidad, refieren de la existencia de vestigios arqueológicos en este lugar, el cual
está ubicado al oeste de la zona arqueológica de Acozac.

Figura 447. Límites aproximados de los conjuntos residenciales o barrios de Ixtapalocan (IX-A-26). Modificado de
Blanton, 1972a: 256.

501
Así mismo, Jürgen K. Brüggemann (1976 y 2018) dividió el asentamiento en tres
zonas de acuerdo con las áreas de actividad, estas son: a) zona central o
monumental (cívico-ceremonial), zona habitacional y zona de cultivo. Esto de
alguna manera se relaciona con lo que propone Richard Blanton (1972a), ya que
ambos coinciden en un centro ceremonial (parte A: conjunto A2), un área
habitacional (alrededor del centro ceremonial: parte A y B) y áreas de cultivo, que
muy probablemente se encontraron en las planicies lacustres y en las laderas de
los cerros de La Moctezuma e Ixtapaltepec, en donde actualmente hay una gran
cantidad de terrazas, siendo una zona transicional en donde se difuminaba lo
habitacional y las áreas de cultivo (fig. 448).

Figura 448. Límites aproximados de las zonas de Ixtapalocan: 1) zona central, 2) zona habitacional y 3) zona de cultivo.
Basado en Blanton, 1972a: 256; Smith, 2008: 473, Brüggemann, 2018: 82-83.

502
Las principales estructuras arquitectónicas del asentamiento son las que
encuentran en el centro ceremonial del antiguo altepetl de Ixtapalocan (zona
arqueológica de Acozac), destacando el Templo Mayor, Templo Circular (Templo
de Ehécatl-Quetzalcóatl), Gran Plataforma (Tzompantli), El Palacio, la cancha de
Juego de Pelota y los tres altares, además de otras estructuras que se encuentran
alrededor de estas (fig. 449).

Figura 449. Espacio arquitectónico del centro ceremonial de Ixtapalocan. Modificada de Smith, 2008: 473.

El Templo Mayor. Es el templo principal y más antiguo de este antiguo altepetl, a


pesar de su destrucción, aún se pueden apreciar las dimensiones de su base y tres
de sus etapas constructivas. Su planta es rectangular y tiene 39 metros de largo por
34 metros de ancho, con una altura que oscila entre los 11.20 y 12 metros de altura,
sin contar el templo que debió tener en su cúspide (fig. 450). Hacia el oriente se
ubica una gran plaza que mide 65 metros de largo por 55 metros de ancho, en el
centro de este espacio cívico-ceremonial se localiza lo que pareciera ser un altar y
al sureste una plataforma alargada (fig. 451). En este espacio se debieron efectuar
los rituales principales del altepetl (Blanton, 1972a: 134).

503
Figura 450. Templo Mayor. Vista sureste-noroeste. Foto: Joshué Soto, 2020.

Figura 451. Templo Mayor y la gran plaza. Vista sureste-noroeste. Foto: Joshué Soto, 2020.

El Palacio. Es un espacio arquitectónico administrativo-residencial con varios


cuartos, pasillos, banquetas, escaleras y patios en diferentes niveles (figs. 452-454).
Aunque su lado oeste fue totalmente destruido, la parte este se halló en buen estado
de conservación, lo que permitió definir uno de sus muros y conocer sus
dimensiones en dirección noreste-suroeste. Este muro se ubica hacia el sureste y
mide 45 metros de largo, por tal motivo Eduardo Contreras llegó a proponer que
este Tecpan pudo haber tenido una planta cuadrada que midió 45 metros
cuadrados. En el centro se encuentra un cuarto que muy probable servía para
actividades rituales, ya que al centro se localiza un pequeño altar de forma cuadrada
504
que esta alineado con la Iztaccíhuatl y la salida del sol de solsticio de invierno (fig.
455). Hacia el noroeste debió tener su acceso principal que posiblemente conectaba
con un patio central. Por último, hay que mencionar que los pisos y paredes
estuvieron recubiertos de estuco que estaba pintado de color rojo. Por su ubicación,
dimensiones y complejidad arquitectónica, se considera que fue la residencia de los
tlatoque y calpixque que vivieron en Ixtapalocan (fig. 456) (Evans, 2004: 29-31;
Terrazas, 2014: 33).

Figura 452. Vista general de El Palacio. Vista noreste-suroeste. Foto: José Trinidad S., 2014.

Figura 453. Cuartos y patio interior al norte de El Palacio o Tecpan de Ixtapalocan. Foto Joshué Soto, 2017.

505
Figura 454. Escalera que lleva a un segundo nivel de El Palacio (área norte). Foto: Joshué Soto, 2020.

Figura 455. Cuarto central con un pequeño altar. Foto: Joshué Soto, 2014.

506
Figura 456. Propuesta de los límites de El Palacio. Tomada de Evans, 2004: 30.

Templo Ehécatl-Quetzalcóatl. Es un basamento piramidal de planta mixta (circular-


rectangular) con 27 metros de largo noroeste-sureste por 18.40 metros de ancho
suroeste-noreste y con una altura promedio entre los 4 y 4.35 metros, la escalinata
esta compuesta por cuatro secciones con dos alfardas a sus lados, mientras que la
primera sección y más baja, cuenta con dos escalinatas y un dado central. El
basamento de igual forma se caracterizó por tener tres etapas constructivas que
corresponden a la temporalidad del asentamiento (Posclásico Medio-Tardío) (fig.
457 y 458). Este tipo de templos se caracterizaban por estar dedicados a
Quetzalcóatl en su advocación de Ehécatl, Dios del viento (Terrazas, 2014: 33).

507
Figura 457. Templo Ehécatl-Quetzalcóatl. Foto: Joshué Soto, 2014.

Figura 458. Vista en planta del Templo circular de Ehécatl-Quetzalcóatl. Modificada de Smith, 2008: 466.

Cancha de Juego de Pelota. Su orientación fue sureste-noroeste (159°/339°), con


una dimensión de 35.50 metros de largo, un ancho aproximado de 8 metros y 1.86
a 2 metros de alto (fig. 459). Estuvo constituida por dos plataformas que estaban
separadas por una cancha de tierra apisonada, que así mismo estaba compuesta
por varias capas de apisonados. Las plataformas fueron elaboradas con piedras de
basalto y tezontle, unidas entre sí por una argamasa de tierra, algunas piedras
estaban careadas ya que eran parte del exterior de los muros. Las paredes

508
interiores de la cancha estuvieron ligeramente inclinadas y de manera general, toda
la superficie de las plataformas fue recubierta con estuco y pintura. No se hallaron
los aros del juego de pelota, por lo que David Grove y Henry Bigger Nicholson
consideraron que quizás fueron saqueados. Sin embargo, en el espacio se encontró
una cabeza de serpiente elaborada en basalto y piezas cerámicas de gran tamaño,
lo que sugiere que muy probablemente eran piezas decorativas y que la cabeza de
serpiente pudo haber sido un aro de juego de pelota.

Figura 459. Ubicación y orientación de la Cancha de Juego de Pelota. Modificada de Grove y Nicholson, 1965: 18.

Esta Cancha de Juego de Pelota contó con tres etapas constructivas que
pertenecieron al Posclásico Medio-Tardío. La primera etapa se caracterizó por
haber sido una cancha abierta, con una dimensión de 29.75 metros de largo por
12.70 metros de ancho, sus plataformas estuvieron construidas con piedras de
basalto y tezontle que estaban toscamente careadas, además de bloques de adobe,

509
otra característica fue que sus muros interiores tuvieron una ligera inclinación. En la
segunda etapa, no es muy claro si la cancha era abierta o cerrada, pero sus
dimensiones rondaban entre los 35.50 metros de largo y 10.50 metros de ancho,
para esta etapa se utilizaron adobes y piedras con un mejor careado, y a los muros
interiores se les adosó una banqueta. En la última y tercera etapa, de igual forma
no se supo si era una cancha abierta o cerrada, pero todo parece indicar que siguió
midiendo casi igual, con excepción del ancho que se redujo a 7.50 metros, para esta
etapa se buscó mejorar los acabados de superficie, por lo que utilizaron pequeños
bloques de piedra y adobe, que posteriormente fueron recubiertos con estuco y
pintura (fig. 460) (Grove y Nicholson, 1965: 17-19; Blanton, 1972a: 134; Beristáin,
1983: 222-224 y 232).

Figura 460. Etapas constructivas del juego de pelota de la zona arqueológica de Acozac. Modificada de Beristáin, 1983:
224.

Tzompantli. Plataforma rectangular de gran tamaño con una dimensión de 21


metros de largo noroeste-sureste por 12 metros de ancho suroeste-noreste y una
altura promedio de 1.20 metros, ubicada al sur del Templo Ehécatl-Quetzalcóatl. La
técnica constructiva fue a base de piedras de origen volcánico unidas con una
argamasa de lodo, sostenidas por muros de contención (fig. 461). Se ha
considerado como el lugar en donde se colocaban los cráneos de los cautivos de
guerra.

510
Figura 461. Gran plataforma. Foto: Joshué Soto, 2014.

Altares. Son una serie de pequeñas plataformas de planta cuadrangular, con una
altura entre 1 y 1.80 metros aproximadamente, orientados de noroeste a sureste y
con escalinatas que tienen alfardas a sus dos lados; con excepción del altar norte,
que presenta un rectángulo central en su primer peldaño. Se encuentran ubicados
entre El Palacio y Templo Mayor y sólo en el altar sur se observan dos etapas
constructivas (fig. 462-465) (Terrazas, 2014: 33).

Figura 462. Vista general de los tres altares y al fondo se observa el Templo Mayor. Vista norte-sur. Foto: Joshué Soto,
2014.

511
Figura 463. Altar sur (grande). Vista sur-norte. Foto: Joshué Soto, 2020.

Figura 464. Altar central (mediano). Vista este-oeste. Foto: Joshué Soto, 2020.

Figura 465. Altar norte (pequeño). Vista este-oeste. Foto: Joshué Soto, 2020.

512
Como parte de este asentamiento prehispánico, es importante mencionar que
existen una gran cantidad de terrazas de contención, habitacionales y agrícolas.
Estas se ubicaron en las laderas de los cerros siguiendo la formación natural, y se
tienen identificadas cuatro áreas con respecto al centro ceremonial: sur, sureste,
norte y noreste (Blanton, 1972a: 134; Contreras, 1976; Brüggemann, 2018: 82).

Figura 466. Terrazas ubicadas al sur de la zona arqueológica de Acozac. Vista sureste-noroeste. Foto: Joshué Soto, 2017.

Figura 467. Terrazas ubicadas al sur de la zona arqueológica de Acozac. Vista oeste-este. Foto: Joshué Soto, 2017.

513
En la ladera sur del cerro de Moctezuma, las terrazas llegan a medir en promedio
1.90 metros de ancho y algunas hasta los 7.60 metros de ancho. El sedimento
contenido en ellas, es de textura limosa con bajas cantidades de arcillas de color
café claro, que en húmedo se torna de una tonalidad más oscura, mientras que su
compactación iba de baja a media; por tal motivo se considera que eran terrazas
habitacionales y/o para cultivo (fig. 466 y 467).

En los recorridos de superficie se observó la presencia de material cerámico de los


complejos Azteca II y Azteca III, aunque también se identificaron algunos tepalcates
de épocas posteriores (siglos XVI-XX), pero en muy bajas cantidades. Las formas
cerámicas que se pudieron reconocer a partir de los tepalcates de superficie fueron
cajete hemisférico, cajete trípode, molcajete, comal, olla, plato, copa, salinera,
sahumador y probablemente brasero. Y los tipos cerámicos identificados fueron
Negro sobre Anaranjado, Anaranjado Monocromo o Anáhuac Anaranjado
Monocromo, Café Monocromo o Anáhuac Café Monocromo, Texcoco Negro sobre
Rojo, Texcoco Rojo Monocromo, Texcoco Blanco y Negro sobre Rojo, entre otros;
aunque también se evidenció la presencia de material cerámico del tipo Xochimilco
y Chalco.

Figura 468. Formas cerámicas Azteca II del área oriental. Tomada de García, 2004.

514
Raúl García Chávez (2004) menciona que la cerámica de Acozac del complejo
Azteca II (fase chichimeca) tiene una composición tipológica muy similar a la de
Chalco, mientras que el estilo del complejo Azteca III (fase acolhua) es más
semejante a la cerámica de Texcoco (fig. 468 y 469). Esto nos corrobora que
durante el Posclásico Medio, lo que hoy conocemos como Acozac antiguamente fue
el altepetl de Tlatzalan Tlalanoztoc, asentamiento que fue gobernado por Tlotzin
Pochotl y que tuvo relaciones sociales y políticas con Chalco. Mientras que el
material cerámico Azteca III, nos señala que Acozac era dependiente de Texcoco y
parte del Acolhuacan, y que en aquellos tiempos, el lugar era conocido como
Ixtapalocan.

Figura 469. Formas cerámicas Azteca III. Tomada de García, 2004.

Otros materiales que se observaron en superficie fueron navajillas prismáticas de


obsidiana verde y una gran cantidad de piedras de basalto, tezontle y andesita, que
eran parte de los antiguos templos y casas-habitación de Ixtapalocan.

515
Los chichimecas

Estos grupos chichimecas provenían del norte de México y sus orígenes se


remontan a épocas muy remotas. Sin embargo, en este apartado se hace referencia
a los grupos que llegaron posteriormente a la caída de Tula, es decir para el periodo
Posclásico Medio (1150 – 1350 d.C.) (Cruces y Romero, 1990: 12-13; López, 1993:
129-130). Según Davies (2004), el término chichimeca proviene de chichimani “el
lugar donde se mama”, por lo que nos estaría señalando que es aquel que proviene
de un lugar donde se dio origen o principio, donde nació. Los chichimecas fueron
descritos como gente nómada, belicosa, como cazadores y pescadores de diversas
especies animales, pero que también eran recolectores de frutos, plantas y raíces,
que vivían en cuevas y vestían con pieles de animales o hierbas y traían consigo
sus arcos y flechas. Así mismo, era gente que guardaba culto al sol y a la tierra, a
través de flores y hierbas que recogían del campo o con la sangre de los animales
que cazaban. Hablaban una diversidad de lenguas, entre las más reconocidas
fueron el otomí, mazahua y pame. Y provenían del norte de México, que hoy
denominamos área cultural de Aridoamérica (fig. 470) (León-Portilla, 1967: 63-72;
López, 1993: 130-131; Clavijero, 2009: 73).

Figura 470. Representación del modo de vida de los chichimecas. Códice Quinatzin (Copia).

516
Para el periodo Posclásico Medio, el área en que vivían fue denominada
Chichimecatlalli, la cual estaba conformada por la Cuenca de México, la región de
Puebla-Tlaxcala, Morelos, Valle de Toluca y una pequeña porción del oeste de
Veracruz (fig. 473). Los chichimecas de este periodo en particular, se les denominó
como chichimecas de Xólotl (fig. 471), aunque también hubo otros grupos que en
un principio tenían estas características culturales como fueron los acolhuas,
tlaxcaltecas, tepanecas, chalcas totolimpanecas, mexicas, entre otros. Y entre los
chichimecas más sobresalientes en la historia de la Cuenca de México, pero
también para la región noreste del Lago de Chalco y en específico para la historia
de Tlatzalan Tlalanoztoc, se encuentra Tlotzin Pochotl, además de su padre
Nopaltzin, su abuelo Xolotl, sus hijos Quinatzin Tlaltecatzin, Tlacateotzin, Nopaltzin,
su nieto Techotlalatzin por mencionar algunos (López, 1993b: 131-132; Monzón y
Gómez, 2011: 12).132

Figura 471. Xólotl y sus principales capitanes de guerra. Lámina 1 del Códice Xólotl.

Esta gente chichimeca al aculturizarse con grupos toltecas, se vieron beneficiados


en la apropiación de diversos bienes culturales (fig. 472) (León-Portilla, 1967: 74-
78). Sin embargo, no todos los grupos chichimecas tenían desconocimiento de
estos, ya que algunos ya conocían el cultivo, el culto religioso a ciertas deidades, la

132
Lámina 1, 2, 3, 4 y 5 del Códice Xólotl.

517
delimitación de territorios, entre otros elementos culturales que denotan una
organización social mucho más compleja (López, 1993b: 131).

Figura 472. Proceso de aculturación de los chichimecas de Xólotl y su descendencia. Códice Tlotzin (Copia).

Los acolhuas

En el lapso entre el gobierno de Tlotzin Pochotl y Techotlala, se dio la etapa de


transición de la aculturación de los grupos chichimecas del Acolhuacan. El grupo
étnico que dominó el área cultural fue el de los acolhuas, por lo cual el gentilicio se
generalizó en todo el oriente de la Cuenca de México. Sin embargo, la aculturación
de estos chichimecas acolhuas se vio fundamentada en una multiculturalidad,
basada en la reciprocidad de elementos culturales con otros grupos étnicos, como
fueron los chichimecas de Xólotl, otomíes, tlailotlacas, chimalpanecas, chalcas
acxotecas, culhuas, mexicas, chalcas tenancas, tepanecas, huitznahuaques, entre
518
otros. Estos acolhuas o bien, se podría referir a estos como acolhuas aculturizados,
eran en realidad una sociedad multicultural, que una vez que terminaron con el
proceso de aculturación adquirieron una identidad propia y que se les podría
denominar como acolhuas aculturizados para su mejor entendimiento, esto se
suscitó entre el gobierno de Techotlala e Ixtlilxóchitl, es decir a principios del
Posclásico Tardío. A partir de ese momento el gentilicio de acolhua y el
macroterritorio del Acolhuacan adquieren un alto estatus social entre los demás
grupos étnicos de alrededor (fig. 473) (León-Portilla, 1967: 79; Corona, 1973: 45-
49, 91-95 y 99; y 1976: 88-89; Cruces y Romero, 1990: 14; López, 1993: 131-134;
Coronel, 2005: 71-77 Jalpa, 2009: 122; Monzón y Gómez, 2011: 13-17).133

Figura 473. Límites aproximados de la Chichimecatlalli en tiempos de Xólotl y Techotlala (Posclásico Medio-principios del
Posclásico Tardío), de la distribución del material cerámico Azteca II y de los límites del Acolhuacan (Posclásico Tardío,
1395-1519 d.C.). Modificado de López, 1993: 132; y complementado de Barlow, 1992; Corona, 1973: 170; Parsons, 2007:
56; Robles, 2007; y Lambarén, 2011: 120.

133
Mapa de Coatlinchán.

519
El término acolhua se deriva de acolli=hombro y hua= particula que indica posesión
o pertenencia, por lo tanto significa “el que tiene hombros” o “el que posee hombros”,
lo cual nos indicaría que era gente corpulenta “los de anchos hombros”. Se dice que
los acolhuas provenían de un lugar más allá de Michoacán (Occidente de México)
y que eran chichimecas en un principio, los hombres se vestían con túnicas largas
de piel y las mujeres con huipiles del mismo material, sus armas eran arcos y flechas
y lanzas, y hacían rituales a un Dios que llamaban Cocopitl a diferencia de los
chichimecas de Xólotl que aparentemente no los realizaban o no tan complejos. Ya
como acolhuas aculturizados se les consideraba como los que mejor hablan el
náhuatl, el más puro y completo en su significado, gente que vivía en grandes
centros urbanos, los que tenían las mejores instituciones de artes y legislación de
la Cuenca de México, considerados como los mejores exponentes de poesía, que
gustaban de escuchar música, pero que también eran excelentes guerreros,
gobernantes, artistas, arquitectos, entre otras cualidades. Los acolhuas
principalmente se aliaron con los chichimecas de Xólotl mediante alianzas políticas,
religiosas y sociales (matrimoniales), por lo que la legitimidad de sus gobiernos se
fundamentaba en su ascendencia por parte de Xólotl que había fundado Tenayocan
y por otro lado, con Tzontecoma que se había asentado en Coatlinchán (fig. 474)
(León-Portilla, 1967: 84; Corona, 1973: 45-47 y 49-52; Cruces, 1980: 24; Cruces y
Romero, 1990: 14-16).

Figura 474. Xólotl recibibiendo a Aculhua caudillo de los tepanecas, a Chiconcuauh caudillo de los otomíes y a
Tzontecoma caudillo de los acolhuas, a quienes les cedió tierras y los emparentó mediante alianzas matrimoniales.
Lámina 2 del Códice Xólotl.

520
Grupos étnicos, barrios y pueblos

Tlatzalan Tlalanoztoc estuvo habitado principalmente por chichimecas que


estuvieron bajo el mando de Tlotzin Pochotl, pero también por chimalpanecas y
tlailotlacas, y cabe la posibilidad de que algunos chalcas acxotecas, de igual forma
se hayan asentado en estas tierras, ya que Tlotzin tuvo fuertes vínculos con ellos
(León-Portilla, 1967: 71-74; Corona, 1973: 79 y 91; Jalpa, 2009: 108-109). Con la
conformación del altepetl de Ixtapalocan, se incluyeron otros grupos étnicos, uno de
ellos y el más sobresaliente fue el de los acolhuas, los cuales se aliaron y
aculturizaron con los chichimecas de Tlotzin Pochotl (fig. 475). Por último, señalar
la presencia de otomíes en tierras ixtapalocanas, quienes se caracterizaron por
establecerse en las fronteras del territorio (Jalpa, 2009: 122).

Por la evidencia arquitectónica, se ha considerado que Ixtapalocan tenía entre tres


y cuatro barrios o calputin (Blanton, 1972a: 176-182). Actualmente, sobreviven los
nombres de Acozac y Xocolines, ubicados dentro de lo que fue la cabecera regional
del altepetl de Ixtapalocan, por lo que se cree que fueron nombres de antiguos
calputin. Otro calpulli de Ixtapalocan pudo haber sido el de Tlailotlacan, que como
su nombre lo indica fue habitado por tlailotlacas (Op. Cit.: 108-109).134

Figura 475. Acolhuas-ixtapalocanos como cautivos de guerra de los tepanecas. Lámina 7 del Códice Xólotl.

134
Lámina 4 del Códice Xólotl.

521
Gracias a la existencia de documentos históricos de la época novohispana, en la
actualidad se conocen varios nombres de parajes dentro de lo que fue el territorio
de Ixtapaluca, algunos de ellos es muy posible que fueran nombres de poblaciones
prehispánicas de Ixtapalocan para el periodo Posclásico Tardío, tales como:
Xaltelolco Tlapetlahuayan, Tepeyanco, Chiconautla, Teotongo Telpoyuca, Yaoxaca,
Tepoluca, Cuistlacan, Jilotepec y Techimalco. Hubo otros lugares que no se
consideraron, ya que para la época prehispánica los límites territoriales no eran los
mismos que en tiempos posteriores, por lo que estos lugares fueron parajes o
pueblos dependientes de Chalco y Coatepec, como fue Tepeyahualco,
Capulmacaltitlan, Chiconquiac, Texmelucan, Aculmapec y Ayahualolco (Corona,
1976: 94-95; Jalpa, 2008: 237-250).135 En un documento de 1668, se registró que
Ixtapaluca antiguamente había tenido trece pueblos, pero que para el siglo VXII
estos ya se encontraban despoblados, muy seguramente como consecuencia de
los reacomodos poblacionales.136

En el caso de Xaltelolco Tlapetlahuayan, se dice que fue un lugar destinado a los


nobles o descendientes de Nezahualpilli. Su principal característica fue que en el
había una serie de casas reales con sus respectivas tierras de cultivo (Corona,
1976: 93-95). A partir de su nombre, se puede deducir que se encontraba en el área
de playas lacustres con depósitos arenosos que fueron parte de las orillas del Lago
de Chalco, ubicado probablemente al sur o sureste del cerro de La Moctezuma.

Un acercamiento a la cosmovisión de Ixtapalocan

Conforme a la traza urbana de la zona arqueológica de Acozac en relación con el


paisaje, la arqueoastronomía, los calendarios y las fuentes históricas, es posible dar
un cierto panorama de las antiguas creencias religiosas de los antiguos pobladores
de Ixtapalocan. La población de este altepetl en un principio se caracterizó por se
chichimeca, por lo que parte de esta antigua cosmovisión debió estar relacionada

135
AGN, El común y naturales, y cofradía de nuestra señora del Rosario del pueblo de Iztapaluca jurisdicción
de Chalco sobre el arrendamiento de unas tierras, 1703. Tierras, vol. 2913, exp. 12.

136
viviendonuestrastradicionesixtapaluca.blogspot.com/p/ixtapaluca-historia.html.

522
con ese modo de vida pero que a la postre fue modificándose por el intercambio
cultural que se fue gestado con otros grupos de alrededor, por lo que su nuevo modo
de vida estuvo basado principalmente en la agricultura, lo que hizo que los
ixtapalocanos ampliaran sus formas de pensamiento y ritualidad a otros aspectos
de la naturaleza, tales como el agua y la tierra.

Figura 476. Mixcóatl en lo alto de su templo, en la veintena de Quecholli. Tomada de Mateos, 1992a: 40.

El basamento principal llamado “Templo Mayor” parece ser que está orientado hacia
la salida del sol de los días 25, 26 y 27 de octubre, y de acuerdo a Fray Bernardino
de Sahagun (2006) estos días corresponderían al mes Quecholli, fechas en que se
celebraba a Mixcóatl, uno de los principales dioses chichimecas, el cual estaba
relacionado con la cacería y la guerra (fig. 476). Camaxtle o Mixcoatl (serpiente de
nube) en ocasiones era el anciano dios del cielo y otras veces, se identificaba como
el cazador del Mictlampa, como advocación de Tezcatlipoca Rojo era regente del
rumbo de oriente (Reyes y Odena, 2014: 268). Otro dato interesante es que este

523
mismo Dios en sus diferentes advocaciones, era venerado en Coatepec,
Huejotzinco, Tlaxcalan y Chalco, lugares que estaban alrededor de Ixtapalocan y
con quienes tuvo fuertes vínculos políticos, económicos y sociales, por tal motivo se
considera que pudo haber sido su Dios tutelar (Mateos, 1992a: 29-30; Durán, 2002:
80-82). Sin embargo, esta estructura también parece estar alineada con la salida
del sol de los días 13, 14 y 15 de febrero, que corresponderían al mes Atlcahualo,
en el que se veneraba a Tláloc, Chalchiuhtlicue, Quetzalcóatl y a los tlaloques
(Sahagún, 2006: 75).

Figura 477. Solsticio de invierno desde el altar de El Palacio de Ixtapalocan. Foto: Joshué Soto, 2014.

Otro dato relevante, es que durante los días 20, 21 y 22 de diciembre, es posible
observar un fenómeno astronómico desde el altar de la estructura denominada
como “El Palacio”, el cual se relaciona con el solsticio de invierno. Para ello, es
necesario analizar dos elementos más: la salida del sol en el solsticio de invierno y
la Iztaccíhuatl, ambos elementos naturales se centralizan en el altar y dan un efecto
de majestuosidad, haciendo énfasis al inicio del invierno, de las nevadas y al fin de
un ciclo (fig. 477) (Soto, 2019b: 37). Basándonos nuevamente en Fray Bernardino
de Sahagún (2006), estas fechas coincidirían con el mes Títitl (encogimiento),

524
respecto a este mes se menciona que se celebraba a una Diosa que llamaban
Ilamateuctli o Tona, que quiere decir “Nuestra madre”.137 Así mismo, este mes
estaba asociado a lo femenino, al vientre materno, al envejecimiento de la tierra, al
sacrificio, a la renovación y al ciclo agrícola, por lo que se considera que Ilamateuctli
estaba bien representada por la Iztaccíhuatl o Ixtacíhuatl Coatlicue (fig. 478), ya que
en la región de Chalco era considerada como protectora de la tierra, la que proveía
de agua y alimento. En la estructura de El Palacio y en otras del centro ceremonial
de Ixtapalocan, es posible observar una fuerte intención por visualizar a la
Iztaccíhuatl, a la blancura del invierno y a la renovación de la tierra, por tal motivo
se inclina uno a creer que el culto hacia la Ixtacíhuatl fue muy importante para los
ixtapalocanos (Montero, 1988: 188; Johansson, 2002: 70-72; Evans, 2004: 31).

Figura 478. Representación de la Ixtaccíhuatl. Tomada de Hernández, 2016: 80; en Sahagún, 1980: fol. 264 v.

El Palacio tiene una orientación sureste-noroeste, y como se dijo anteriormente,


hacia el sureste se alinea con el solsticio de invierno, pero hacia el noroeste lo hace

137
Fray Diego Durán (2002) señala que a principios de la veintena Títitl se conmemoraba al Dios Camaxtli. El
culto en este mes era en específico a Iztac Mixcóatl, el Mixcóatl blanco o la blanca serpiente de nubes; el Dios
ya viejo (Johansson, 2002: 72).

525
con el solsticio de verano. Lo que contrapone y complementa un pensamiento dual,
que era y es tan necesario para la vida de los seres vivos (Duverger, 1995: 30-31).

En el caso del Templo de planta mixta circular-rectangular, es un edificio


arquitectónico de mucho interés para la cosmovisión de los ixtapalocanos, ya que
estaba asociado con el Dios Ehécatl-Quetzalcóatl. Las fuentes históricas, refieren
que Ehécatl era ayudado por pequeños servidores llamados “ecatotontin”, junto con
ellos barría los caminos para que llegara la lluvia, así mismo, Ehécatl controlaba
cuatro tipos de vientos, de los cuales dos eran benéficos: el que provenía del este
conocido como Tlálocayotl y el del oeste, que era el Ciutlampa Ehecatl, ambos
asociados con Tláloc (Montero, 1988: 189). De acuerdo a la fachada del basamento,
este estaba asociado con los vientos del oriente que traían buenas lluvias para el
cultivo.

Otras estructuras arquitectónicas del centro ceremonial están orientadas hacia esos
mismos puntos o a otros, haciendo énfasis a ciertas particularidades del paisaje
natural-ritual, a determinadas fechas del calendario y/o a la vinculación con
fenómenos astronómicos (Evans, 2004: 31).

De manera general, se asimila que estos dioses estaban fuertemente asociados a


las actividades económicas y al entorno natural de Ixtapalocan. Dicho paisaje
natural proveía todo lo necesario para la cacería, recolección y el cultivo, ya que era
un lugar ubicado entre las fértiles planicies lacustres del Lago de Chalco y la sierra
de El Pino, por tal motivo era esencial el culto religioso a sus dioses. Los antiguos
ixtapalocanos eran buenos observadores y entendían este ciclo del que eran parte,
en conjunto con animales, plantas, astros y todo lo que los rodeaba, por lo que su
centro ceremonial estuvo trazado de acuerdo con este cosmos (Soto, 2019b: 37).

526
La región noreste del Lago de Chalco en muchas ocasiones fue un área de traslapes
culturales como fue durante el periodo Epiclásico, Posclásico Temprano y
Posclásico Tardío, por lo que ha sido difícil su estudio y comprensión. Por tal motivo,
fue necesario utilizar diversas herramientas para conocer el proceso histórico y las
dinámicas culturales suscitadas a nivel local, regional e interregional. La información
vertida en esta tesis se resume a continuación, con la finalidad de enmarcar los
acontecimientos más importantes de cada periodo de la época prehispánica.

Para el Formativo Temprano (2500 – 1250 a.C.), la mayoría de los pobladores de la


región se caracterizaron por ser nómadas y por tener un modo de subsistencia caza-
pesca-recolección. Sus campamentos fueron temporales de acuerdo a las
estaciones del año, a la flora y fauna. En el área del cerro de Tlapacoya, se
estableció un grupo humano que originó una de las primeras aldeas de la Cuenca
de México y la primera en esta región, su establecimiento se basó en la búsqueda
de tierras fértiles, un clima adecuado y la cercanía con cuerpos de agua como el
lago, ríos, arroyos y manantiales, para un mejor cultivo. Esta pequeña aldea se
estableció en la porción noreste del cerro de Tlapacoya y es conocida con el nombre
de Zohapilco, pero también como Tlapacoya IV o con la clave IX-EF-1.

En el Formativo Medio (1250 – 700 a.C.), los bosques se redujeron debido a un


incremento de la población y aumento de la actividad agrícola. Los asentamientos
humanos de la región se establecieron principalmente cerca de los ríos, arroyos y
lagos, con la finalidad de tener buenas cosechas, sin embargo, debido a que el nivel
de los lagos era más elevado por la alta precipitación, las playas fueron más
reducidas y la mayoría de los asentamientos estuvieron más próximos a los cerros.
Las poblaciones de este periodo se ubicaron en tres zonas naturales: en la planicie
lacustre, pie de monte bajo y en las partes más bajas del pie de monte alto.
Zohapilco-Tlapacoya y Coatepec se caracterizaron por ser los asentamientos de

527
mayores dimensiones y con mayor población del noreste del Lago de Chalco, con
una serie de aldeas que fungieron como lugares secundarios o dependientes.

Para el periodo Formativo Tardío (700 – 300 a.C.), la región tuvo una serie de
asentamientos que crecieron en dimensiones, complejidad arquitectónica y
densidad de población. Las unidades políticas más importantes en la región noreste
del Lago de Chalco continuaron siendo Tlapacoya y Coatepec. En el caso de
Tlapacoya, este llegó a ser uno de los centros regionales de mayor importancia e
influencia en la Cuenca de México, que llegó a controlar un territorio en donde había
varios pueblos y aldeas.

En el Formativo Terminal o Protoclásico (300 a.C. – 200 d.C.), Tlapacoya mantuvo


su importancia regional. Sin embargo, hacia finales del Formativo Terminal este
asentamiento y otros de alrededor, comenzaron a declinar como consecuencia de
la intensa actividad volcánica. Entre las erupciones más importantes se tienen
registradas las del volcán Popocatépetl, que provocaron el abandono gradual de
varios asentamientos del sureste de la Cuenca de México, entre ellos el
asentamiento de Tlapacoya. Lo que contribuyó a una serie de migraciones que
permitieron la conformación del centro suprarregional de Teotihuacán.

Durante el Clásico (200 – 650 d.C.), Teotihuacán fue el centro regional más grande
de la Cuenca de México y Mesoamérica, que a su vez, controlaba a otros centros
regionales, pueblos y aldeas. En esta región aparentemente se tuvieron cuatro
conjuntos de asentamientos que estaban conformados por centros regionales,
pueblos, aldeas y recintos ceremoniales aislados. Estas unidades políticas tenían
un centro en donde se controlaba el aparato político, económico, social y religioso.
Hacia el sur se encontraba Xico, al oeste Los Reyes, al este El Resumidero-Santa
Ana y al norte Portezuelo; este último, era el asentamiento más grande en el sureste
de la Cuenca de México y el que tenía el dominio de este territorio, bajo la esfera
ideológica de Teotihuacán.

Sin embargo, para el período Epiclásico (650 – 900 d.C.), se generó una
inestabilidad política y una creciente hostilidad entre varias poblaciones de
Mesoamérica, sobre todo en el Altiplano Central. Esto se derivó como consecuencia

528
de la caída y destrucción de la urbe de Teotihuacán y de su sistema político-
económico-religioso. El área del noreste del Lago de Chalco prácticamente fue
desocupada y la población se concentró principalmente en Portezuelo. Este centro
regional primario, se ubicó entre el pie de monte bajo de la sierra de El Pino y la
planicie lacustre del Lago de Texcoco.

Hacia el Posclásico Temprano (900 – 1150 d.C.), el Altiplano Central estuvo


dominado por dos importantes centros regionales: Tula y Cholula. El primero estaba
habitado por los toltecas y el segundo, por los olmecas xicalancas, quienes
estuvieron en constantes conflictos bélicos y en algunas ocasiones, como aliados o
subordinados. También en este periodo, se creó la Triple Alianza Tolteca entre
Tollan (Tula), Colhuacan (Culhuacán) y Otompan (¿Otumba?), la cual duró 191
años (856-1047 d.C.). Los centros regionales que dominaron la región noreste del
Lago de Chalco, fueron Tlatzalan (Portezuelo) y Jiménez Cantú-Cuatro Vientos, con
sus respectivos pueblos, aldeas y recintos ceremoniales aislados, estos a su vez,
parece que tuvieron una cierta dependencia con Otompan.

A la caída de Tula, se dio un proceso de migraciones hacia la Cuenca de México y


a otras regiones de Mesoamérica. Para este periodo de tiempo denominado como
Posclásico Medio (1150 – 1350 d.C.), la región del noreste del Lago de Chalco
estuvo habitada por grupos toltecas que tenían como cabecera regional a Tlatzalan.
Con la llegada de nuevos grupos toltecas y de chichimecas, la mayoría de estos
toltecas de Tlatzalan se vieron obligados a abandonar su principal asiento para irse
a refugiar a Culhuacán y Quechollan. Entre los primeros grupos que llegaron a la
región fueron los toltecas acxotecas y con ellos los mihuaques, tlaltecahuaques y
contecas. Años después, arribaron los teonancas que pasaron a denominarse como
tenancas, junto con ellos llegaron con otros grupos como los cuixcocas,
temimilolcas, ihuipanecas, eztlapictin y zacancas, además de tlailotlacas,
atlauhtecas, amilcas, entre otros, los cuales se establecieron al sureste del lago; a
partir de ese momento, estos grupos se atribuyeron el nombre de chalca.
Posteriormente, hacia la parte norte del Lago de Chalco se establecieron una serie
de grupos chichimecas que estaban bajo el mando de Xólotl, estos fundaron las
poblaciones de Coatepec Cuatlapancan y Tlatzalan Tlalanoztoc. El siguiente grupo

529
en establecerse en la región, fue el de los chichimecas totolimpanecas, que sólo
estuvieron un tiempo en Acxotlan y al cabo de unos años, prosiguieron con su
migración hacia Chalchiuhmomozco, en donde combatieron con los olmecas
xicalancas para poder tomar aquellas tierras. Otros grupos que arribaron a esta
región fueron los huixtocas tecuanipas que se establecieron en Acxotlan Chalco
Atenco, los acolhuas que formaron parte de las poblaciones de Coatepec
Cuatlapancan y Tlatzalan Tlalanoztoc, los chimalpanecas y poyauhtecas que fueron
fundamentales para el desarrollo de Chalco Acxotlan, Coatepec y Tlatzalan
Tlalanoztoc, los otomíes que por lo general se establecieron en las fronteras de los
asentamientos chalcas y chichimecas/acolhuas. En el caso de los cuitlahuacas y
mixquicas, estos se establecieron al oeste y suroeste del Lago de Chalco y
contribuyeron a que los chalcas acxotecas se desplazaran más hacia el norte. Por
último, los nonoalcas tlacochcalcas arribaron a Acxotlan, en donde en un principio
fueron subordinados de los acxotecas pero que con el tiempo estos llegaron a
posicionarse como el grupo étnico dominante de Chalco.

Ya en el Posclásico Tardío (1350 – 1521 d.C.), los diferentes grupos culturales que
se habían establecido en diversos puntos de la Cuenca de México durante el
Posclásico Medio, adquirieron una identidad propia y definieron sus territorios. La
historia de la región noreste del Lago de Chalco, para este tiempo estuvo vinculada
a los acolhuas (ixtapalocanos y coatepecas) y a los chalcas (acxotecas y
tlacochcalcas). Los primeros se establecieron en el pie de monte de la sierra de El
Pino y de la sierra de Río Frío, mientras que los segundos en las riberas del Lago
de Chalco y entre el pie de monte de la sierra de Río Frío, Sierra Nevada y
Chichinauhtzin. Durante este periodo, los grupos humanos se establecieron
prácticamente en todas las zonas naturales, lo que sugiere que hubo una
diversificación en las actividades económicas, sociales y religiosas, y una
interdependencia creciente entre las comunidades de la región.

Por último, hay que mencionar que el propósito de esta tesis es ampliar el panorama
histórico de la región y la construcción de una identidad para la conservación y
preservación del patrimonio cultural (tangible e intangible) y natural, que será legado
para las futuras generaciones.

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VISTA DEL LAGO DESDE EL RECINTO CEREMONIAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

578
SOLSTICIO DE VERANO, VISTO DESDE LAS PLANICIES LACUSTRES DEL CERRO DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

579
SALIDA DEL SOL EN SOLSTICIO DE VERANO, VISTA DESDE EL CENTRO CEREMONIAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

580
SALIDA DEL SOL EN SOLSTICIO DE VERANO, VISTA DESDE EL CENTRO CEREMONIAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

581
SOLSTICIO DE VERANO, VISTO DESDE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

582
PAISAJE LACUSTRE DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

583
RECINTO CEREMONIAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

584
PAISAJE NATURAL-CULTURAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

585
ASENTAMIENTO DE TLAPACOYA Y AL FONDO LA SIERRA DE SANTA CATARINA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

586
RECINTO CEREMONIAL DE TLAPACOYA. VISTO DESDE EL NORESTE DEL LAGO
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

587
VISTA LATERAL DEL RECINTO CEREMONIAL
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

588
VISTA FRONTAL DEL RECINTO CEREMONIAL DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

589
ASENTAMIENTO DE TLAPACOYA Y PAISAJE LACUSTRE
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

590
RECINTO CEREMONIAL Y CERRO TEPIOLOLE
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

591
CASA-HABITACIÓN DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

592
ATARDECER EN LA ISLA-PENÍNSULA DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

593
ATARDECER EN LA ISLA-PENÍNSULA DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

594
ATARDECER EN TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

595
PAISAJE NOCTURNO VISTO DESDE LA CIMA DEL CERRO DE TLAPACOYA
TLAPACOYA (400 – 150 a.C./0)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

596
AMANECER DESDE LA CIMA DEL CERRO DE CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

597
VISTA DEL AMANECER DESDE EL CENTRO CEREMONIAL DE CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

598
TERRAZAS CÍRCULO-CONCÉNTRICAS
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

599
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DEL TECPAN DE CHALCHIUHTÉPEC (ESTRUCTURA 4)
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

600
CERRO DE CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

601
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DE UN TEMPLO DE CHALCHIUHTÉPEC (ESTRUCTURA 1)
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

602
ASENTAMIENTO DE CHALCHIUHTÉPEC, VISTA ESTE-OESTE
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

603
VISTA AÉREA DE LA PENÍNSULA DE CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

604
VISTA NORTE-SUR DEL TECPAN
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

605
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DE LA ESTRUCTURA 5 Y DEL NORTE DEL LAGO DE CHALCO
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

606
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DE LAS ESTRUCTURAS 2 Y 3
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

607
ASENTAMIENTO DE CHALCHIUHTÉPEC, VISTA ESTE-OESTE
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

608
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DEL TEMPLO PRINCIPAL DE CHALCHIUHTÉPEC (ESTRUCTURA 6)
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

609
TEMPLO PRINCIPAL DE CHALCHIUHTÉPEC, VISTA NOROESTE-SURESTE
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

610
}
VISTA ESTE-OESTE DEL ASENTAMIENTO DE CHALCO ACXOTLAN CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

611
ATARDECER DESDE EL TEOCALLI O TEMPLO PRINCIPAL (ESTRUCTURA 6)
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

612
ISLA-PENÍNSULA DE CHALCHIUHTÉPEC (CERRO DE TLAPACOYA)
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

613
PAISAJE LACUSTRE DEL NORTE DEL LAGO DE CHALCO
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

614
ATARDECER EN CHALCHIUHTÉPEC
CHALCHIUHTÉPEC (1240/1241 – ¿1324/1336? d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

615
AMANECER DESDE EL CERRO DE COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

616
CERRO DE COATEPEC, VISTA OESTE-ESTE
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

617
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DEL RECINTO CEREMONIAL DEL CERRO DE COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

618
RECONSTRUCCIÓN HIPOTÉTICA DEL TEOCALLI DE QUETZALCÓATL
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

619
ENTRADA Y SALIDA DE LA CUEVA DEL CERRO DE TLAPACOYA, VISTA SUR-NORTE
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

620
CERRO DE COATEPEC Y AL FONDO LA SIERRA NEVADA
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

621
PROBABLE ALINEAMIENTO DEL TEOCALLI DEL CERRO DE COATEPEC Y EL VOLCÁN POPOCATÉPETL
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

622
VISTA PANORÁMICA DESDE LA CIMA DEL CERRO DE COATEPEC (RECINTO CEREMONIAL IX-A-1)
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

623
ESPACIO RITUAL DEL CERRO DE COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

624
VISTA FRONTAL DEL RECINTO CEREMONIAL DEL CERRO DE COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

625
VISTA NORESTE-SUROESTE DEL RECINTO CEREMONIAL Y AL FONDO EL LAGO DE CHALCO
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

626
EL MÍTICO CERRO DE COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

627
RECINTO CEREMONIAL Y SIERRA NEVADA AL ANOCHECER
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

628
PAISAJE NOCTURNO EN COATEPEC
COATEPEC (¿1210/1240? – 1520 d.C.)
Jonathan Morales Marcelo
Arquitectura Divergente

629
CANCHA DE JUEGO DE PELOTA, ORIENTADA EN UN EJE SURESTE-NOROESTE
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

630
TEMPLO EHÉCATL-QUETZALCÓATL
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

631
PLAZA PRINCIPAL Y TEMPLO MAYOR DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

632
FACHADA DEL TEMPLO MAYOR DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

633
ALTARES Y TEMPLO MAYOR
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

634
TZOMPANTLI
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

635
EL PALACIO O TECPAN DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

636
AMANECER EN SOLSTICIO DE INVIERNO, VISTO DESDE EL TECPAN DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

637
VISTA PANORÁMICA DE LA FACHADA PRINCIPAL DEL TEMPLO MAYOR Y DE LA SIERRA DE EL PINO
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

638
SOLSTICIO DE INVIERNO, VISTO DESDE EL TEMPLO MAYOR
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

639
PARTIDO DE JUEGO DE PELOTA
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

640
RITUAL CELEBRADO EN EL TEMPLO EHÉCATL-QUETZALCÓATL
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

641
VISTA LATERAL DEL TZOMPANTLI Y TEMPLO EHÉCATL-QUETZALCÓATL
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

642
CENTRO CEREMONIAL DE IXTAPALOCAN, VISTA SUR-NORTE
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

643
TEMPLO MAYOR Y PLAZA PRINCIPAL, AL FONDO LA SIERRA DE EL PINO
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra (Modificada por Jonathan Morales M.)
ADV Estudio

644
VISTA PANORÁMICA DEL CENTRO CEREMONIAL DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

645
VIDA COTIDIANA EN IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

646
PANORÁMICA DEL CENTRO CEREMONIAL DE IXTAPALOCAN, VISTA NOROESTE-SURESTE
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

647
ALTAR DEL TECPAN DE IXTAPALOCAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

648
FACHADA PONIENTE DEL TECPAN
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra
ADV Estudio

649
IXTAPALOCAN Y SU PAISAJE PINTADO DE BLANCO
IXTAPALOCAN (¿1250/1300? – 1520/1521 d.C.)
Santiago Ferreyra (Modificada por Jonathan Morales M.)
ADV Estudio

650

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