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Normalidad y patología en la adolescencia:

Durante la adolescencia, es normal experimentar una serie de cambios y desafíos en diferentes


aspectos de la vida. Estos incluyen cambios físicos, emocionales y sociales. La normalidad se
define en función de la capacidad del individuo para adaptarse al entorno y lograr satisfacción
personal. Sin embargo, también es común que se presenten comportamientos y experiencias
que pueden considerarse patológicos.

La noción de normalidad varía según el contexto socioeconómico, político y cultural en el que


se encuentre el adolescente. Se basa en la capacidad del individuo para utilizar los recursos y
mecanismos de adaptación disponibles con el fin de satisfacer sus necesidades básicas y
superar situaciones displacenteras o inútiles. La estabilización de la personalidad durante esta
etapa de desarrollo no se logra sin atravesar cierto grado de conducta patológica, que es
inherente al proceso evolutivo normal de la adolescencia.

La normalidad implica utilizar de manera eficaz los dispositivos disponibles para lograr la
adaptación y la integración en el entorno social. Esto implica un equilibrio entre las
necesidades y deseos individuales y las demandas y expectativas del entorno. La personalidad
integrada tiene la capacidad de reconocer cuándo una adaptación temporal al entorno puede
entrar en conflicto con la consecución de objetivos básicos y, en consecuencia, puede ajustar
su comportamiento según las necesidades circunstanciales.

El síndrome normal de la adolescencia:

El síndrome normal de la adolescencia se refiere a los síntomas y características típicas que se


presentan durante esta etapa de la vida. La normalidad de este síndrome depende de los
procesos de identificación y duelo que el adolescente ha podido realizar. Durante la
adolescencia, el individuo se encuentra en una búsqueda activa para establecer su identidad
adulta, basándose en las primeras relaciones objétales parentales internalizadas y explorando
la realidad que el medio social le ofrece.

El síndrome normal de la adolescencia implica una serie de manifestaciones y síntomas


característicos, como la búsqueda de sí mismo y de la identidad. Es un período de inestabilidad
en la identidad adolescente, donde se producen cambios físicos y psicológicos importantes. La
maduración genital, el reavivamiento de etapas previas al desarrollo sexual adulto y los
procesos psicológicos de disociación, proyección, introyección e identificación contribuyen a la
formación de la personalidad y la consolidación del proceso de individuación.

Durante este período, el adolescente puede experimentar conflictos, luchas internas y


rebeldías externas que reflejan los conflictos de dependencia infantil que persisten. Además,
los procesos de duelo por la identidad infantil pueden dar lugar a diferentes actuaciones y
manifestaciones patológicas, como defensas, comportamientos psicopáticos, fóbicos,
contrafóbicos, maníacos o esquizoparanoides.

La identidad en la adolescencia se construye a través de procesos de identificación y búsqueda


de continuidad y mismidad. Los adolescentes pueden adoptar diferentes identidades
transitorias, ocasionales o circunstanciales como parte de su exploración y búsqueda de su
identidad adulta.

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