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Báez

Pensamiento

Esdras Feliz
Primada de América
Fundada el 28 de octubre del 1538
Universidad Autónoma de Santo Domingo
Escuela de Historia y Antropología de la Facultad de Humanidades

Maestría de Historia Dominicana

Tema:

Pensamiento de Buenaventura Báez

Asignatura:
Historia de las ideas políticas

Docente:

Juan de la Cruz

Maestrando:

Esdras A. Feliz de la Rosa.


Fecha:
4 de noviembre 2023
San Juan, República Dominicana.
Cuando hurgamos en los anales de la historia política dominicana durante el siglo XIX,

encontraremos a Buenaventura Báez por doquier. Está presente en el dialectico proceso de

formación del Estado dominicano, además ocupó la presidencia de la República en reiteradas

ocasiones, tanto en la primera República como en la segunda República. Y todavía en el último

cuarto del siglo xix se puede observar desplazándose en el complejo tablero político de la época.

De manera que, el caudillo del sur supo agenciársela para gobernar el país en cinco ocasiones.

Pero ¿A qué se debió ese éxito político? Sobre esto Welles (2006) comenta que, aunque

Báez no se destaca como un héroe militar, no obstante, “durante treinta y cinco años de la

historia del país él fue, por las mezquinas ambiciones que supo engendrar y alentar en otros, la

influencia más poderosa, y la más perniciosa en la vida de la República Dominicana” (p.93). Él

poseía una personalidad que le permitía estar presente en el imaginario colectivo de gran parte

del pueblo dominicano. Jiménez Grullón (1974), expresa que Báez era “hábil, inescrupuloso, de

inteligencia brillante y poseedor también de carisma… (p.31)”

Además, a diferencia de Duarte, Espaillat y Luperón, el pensamiento de Báez no lo

encontramos plasmado en una obra. No existen el proyecto de nación de Báez o sus notas

autobiográficas. Ciertamente, esta negativa de Báez a plasmar sus ideas llama a la atención si

consideramos su formación cultural. En relación a esto Cassá (2008) plantea que a este caudillo

“no le preocupaba exponer principios definidos, pues entendía que las posiciones debían guardar

correspondencia con las circunstancias. Su interés personal estaba por encima de toda idea, y

como nadie supo identificar lo que le convenía” (p.33).

Sin embargo, a pesar de que no existe una obra de su autoría que exprese su la ideología,

lo cierto es que sus acciones como político y primer mandatario comunican de manera
consistente la concepción que este personaje de tenia de la política, el Estado y el pueblo

dominicano.

El caudillo conservador

En la historiografía dominicana este caudillo ha sido enmarcado en la corriente política

conservadora. Ciertamente, Báez actuaba en función de sus intereses y las circunstancia, pero en

esencia fue un conservador. En relación al conservadurismo dominicano durante el siglo xix,

Bosch (1981) asevera que, los conservadores durante este siglo luchaban por mantener el sistema

que venía desde los tiempos coloniales, debido que pretendían conservar vivas todas las

instituciones del pasado. En tal sentido, el conservadurismo de Báez se expresaba básicamente

en el mantenimiento de las instituciones políticas y religiosas coloniales. También, se expresó en

la adopción de una forma patrimonialista de gobernar propia de la época colonial y el uso del

monopolio a favor suyo y de sus adeptos (Memén, 1993).

En relación a sus esfuerzos por mantener la influencia de la Iglesia Católica en el Estado,

mientras Santana redujo el poder de esta institución, Buenaventura Báez, astutamente estableció

una relación amistosa con la Iglesia, pues “derogó los artículos constitucionales y leyes que

limitaban sus privilegios” (Betances, 2017, p. 72). Entre estos privilegios estaba el derecho a la

capellanía y bienes eclesiásticos. Además, Sáez (2005) expresa que, Buenaventura Báez en su

primer gobierno promovió “la firma de un Concordato con la Santa Sede que hubiera sido el

primero de América” (p.102). Asimismo, con el objetivo de concitar el apoyo del clero, defendía

la idea de que la religión era un medio indispensable para la transmisión de valores morales.

Respecto a esto Báez citado en Memén (1984) advirtiendo sobre el peligro de prescindir de los

principios religiosos dice:


“Siguiendo también el movimiento reaccionario de otros pueblos cultos que,

desengañados ya por los malos resultados que han sido como una consecuencia de la falsa

filosofía de otras épocas, han buscado en el sentimiento religioso un refugio seguro

contra la anarquía, convencidos de que fuera de la religión, no hay verdad histórica,

ni metafísica, ni moral” (p. 655).

También Memén (1985) refiere que Báez el 6 de marzo de 1852 declaró a los legisladores que

“el poder temporal debía respetar "como un santuario lo establecido por la religión"

(p.654). En definitiva, sea por conveniencia política o por otros motivos, lo cierto es que

Buenaventura Báez asumió un discurso e implementó acciones a favor del catolicismo, y a su

salida del poder alentó a los legisladores a legislar en función de la doctrina católica.

El proteccionismo y el anexionismo

Por otro lado, el conservadurismo de Báez, como el de Santana, tenía un componte

reaccionario, debido a que siempre se esforzó por revertir el orden republicano conquistado el 27

de febrero de 1844 por un orden proteccionista o anexionista. Lo que pretendían era, pues, dar un

salto hacia atrás en la historia, razón por la cual el calificativo que les corresponde es el de

reaccionarios (Jiménez Grullón,1974, p.26) En ese sentido, si hay un ideal que sobresale con

ímpetu y consistencia en el pensamiento del caudillo azuano, es precisamente la búsqueda

incesable del protectorado. En relación a esta perenne aspiración de Báez, Welles (2006)

considera que “El principal agitador del sentimiento protectoralista, desde su incubación, parece

haber sido Buenaventura Báez…” (p. 27).

Pero la idea del protectorado no fue algo que él abrazó luego de ver las dificultades que

enfrentaba para su permanencia el naciente Estado dominicano, sino desde antes, Báez nunca
creyó en la factibilidad de una república, libre, soberana e independiente de toda potencia

extranjera. Este ideal se expresó primariamente en el Plan Levasseur que buscaba la liberación

del pueblo dominicano para posteriormente ponerla bajo el protectorado de Francia. Este plan,

entre otras cláusulas, establecía que El Gobierno francés designará un gobernador encargado del

poder ejecutivo, cuyas funciones durarían 10 años. Esto simplemente es la expresión de un

Estado servil.

Ulteriormente, cuando le correspondió ocupar por vez primera la presidencia de la

república, en su discurso de toma de posesión, no dudó en refirmar y defender esta idea ante el

Congreso Nacional, afirmando que:

“... que debe activarse y agitarse a la mayor brevedad la solución de la cuestión por la

cual se obtenga la intervención de una nación fuerte, aquella que más ventajas nos

ofrezca, y es la primera circunstancia de donde a mi ver depende la base fundamental de

nuestra prosperidad” (Demorizi,1969, p.524).

Es lógico pensar que luego que el pueblo dominicano se sacudiera del yugo de la anexión

española durante la Guerra Restauradora ningún político dominicano osaría intentar algo

semejante. Pero desafortunadamente esto no ocurrió, las ideas proteccionista y anexionista no

perecieron bajo el fuego de la restauración. Pues no pasó mucho tiempo de culminada esta guerra

y ya Báez estaba de vuelta en el poder, aunque por un breve periodo. A sabiendas que este

personaje estuvo de acuerdo y se benefició de la Anexión a España. De acuerdo a Cassá (), este

fenómeno se explica si consideramos que:

“…en todo momento Báez se preocupó de retroalimentar la imagen de que era un

protector del pueblo pobre, lo que le permitiría diferenciarse de los liberales azules,
quienes concedieron prioridad a la protección de la elite comercial, sector al que veían

generador del progreso” (p.46).

Posteriormente, 1968 retornó al poder y con su vuelta al poder volvió al país el fantasma de la

anexión, pero esta ocasión ya no se buscaba una potencia europea, sino a los Estados Unidos. De

acuerdo a San Beng (1991), Báez “desde casi el primer día de prestar juramento, dedicó grandes

esfuerzos para acercarse a los norteamericanos” (p.125). Además, los norteamericanos le

interesaban tener control de isla para defender sus intereses geopolíticos. Weston (1976) citado

en San Beng (1991) indica que:

“…muchos políticos de ese país, se interesaron en la República Dominicana, porque

descubrieron su posición privilegiada en el Caribe, sobre todo con los deseos existentes

de unir el Atlántico con el pacifico, y que mejor para esos propósitos que controlar las

zonas aledañas al canal de Panamá” (p.125).

El presidente de EEUU y el presidente Báez hicieron todas las gestiones y las maniobras

políticas para lograr esta anexión, pero al final estas gestiones no surtieron los efectos deseados

por estos dos mandatarios, debido a que el senador por Massachussetts Charles Sumner logró

articular un movimiento que se oponía a este proyecto anexionista. Y en efecto, en 1871 el

Senado de los Estados Unidos rechazó ese tratado de anexión.


Bibliografía

San Beng, A. (1991). Buenaventura Báez: El Caudillo del Sur (1844 - 1878).

Pérez Memén, F. (1974). La iglesia y el Estado en Santo Domingo (1700-1853).

Rodríguez Demorizi, E. (1969). Papeles de Buenaventura Báez.

Herrera Cabral, D. (2007). Documentos del Presidente Buenaventura Báez.

Cassá, R. (2008). Dictadores Dominicano.

Bosch, J. (1981). Composición Social Dominicana.

Jiménez, Grullón (1974). Sociología Política Dominicana (1844-1966).

Sáez, J.L. (2005). La Iglesia Dominicana y el Pensamiento Liberal del siglo xix: Las Relaciones

Iglesia-Estado. Estudio Sociales, Vol. XXXVIII, Número 139, pág. 97-108.

Pérez Memén, F. (1993). El Pensamiento dominicano en la primera república, 1844-1861.

Welles, S. (2006). La Viña de Naboth La República Dominicana1844-1924. Editora Manatí.

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