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ÉTICA DE LA LIBERACIÓN

Enrique Dussel – Ética de la Liberación (p.300-301)

EI juicio etico de la razon práctica critica negativa es trans-sistemico, y si el sistema de la «comprension del
ser» (en el sentido heideggeriano14 ) es ontologico, sería entonces pre o trans-ontologico: un juicio que
procede desde la realidad de la vida negada de las víctimas, en referencia a la totalidad ontologica de un
sistema de eticidad dado. En este sentido hemos hablado que más aIlá (jenseits) del «ser» (si el «ser» es
el fundamento del sistema) se da todavía la posibilidad de la afirmacion de la realidad de las vfctimas. Se
trata de la Alteridad del Otro «como otro» que el sistema. Es alteridad de la víctima como oprimida (p.e.
como clase) o como excluida (p.e. como pobre), ya que la exterioridad de la «Exclusion» no es identica a
la Opresion».

En esta segunda parte, entonces, se trata no de una Teoría Crítica -aunque se intentani mostrar como se
origino y por que y como dejo de serlo en la segunda Escuela de Frankfurt, sino de una teoria de la critica
etica (genitivo objetivo), la que, estamos convencidos, no se ha analizado todavía convenientemente. Es
una meta-teoria que se construye a traves del análisis del ejercicio de la razón práctica crítica desde la
praxis histórica de las víctimas y desde las filosofias criticas del siglo XIX y XX, la de los «grandes crlticos»,
o las que podriamos llamar «filosofias malditas».

[207] La crítica ética, paradojicamente, es la que descubre el sentido fuerte y realista del «mal». Leibniz se
pregunto sobre este asunto (pero uso un laberinto categorial que Ie hizo perder el sentido de la pregunta
y la respuesta misma): Pero es preciso resolver tambien las objeciones mas especulativas y metafísicas de
que se ha hecho mención, y que rocan a la causa del mal. Se pregunta por lo tanto: ¿de donde nace el
mal? Si Deus est, unde malum?, si non est, unde bonum?

Desde ya, y definiendo clara y radicalmente el tema, el «mal» -no en el sentido intrasistémico, cuestion
que debe ser respondida dentro de la problemática de la segunda parte de esta Ética, y que sería algo asi
como el «mal ontico» o intrasistémico-, el «mal originario», fundamental en el nivel ontológico, es
descubierto por la razón ético-crítica en el fenomeno de la totalizacion del sistema, indiferente a la
factibilidad de la reproducción y desarrollo de la vida y a la participación autónoma argumentante de las
víctimas. El sistema de eticidad vigente sufre entonces a los ojos del crítico una total inversión («se pone
de pie que estaba de cabeza»). El «mal etico-ontologico» es descubierto por el crítico cuando el Sistema
(luhmanniano), la Identidad (hegeliana), el Mundo (heideggeriano), el Mercado (de Hayek), la Conciencia
(del «Yo pienso» moderno) ... se «cierra» sobre sí, no puede ya descubrir ni re-conocer la alteridad y
autonomia de sus víctimas. En concreto fue el mito de la Modernidad como encubrimiento del Otro. La
totalidad se ha tornado un sistema clauso, de muerte, y camina heroico (paranoico) hacia el suicidio
colectivo, como los nibelungos ante Atita, los nazi derrotados ante los Aliados, la humanidad ante el
problema ecológico o los gobiernos latinoamericanos ante la Deuda extern a «inventada» e impagable.
De manera intuitiva, critica, aunque sin suficientes recursos categoriales, escribe Henri Bergson en su obra
Les deux sources de fa morale et la religion -donde trata el tema que nos ocupa, exactamente:

Uno de los resultados de nuestro análisis ha consistido en distinguir profundamente, en el dominio social,
lo clauso (clos) de lo abierto (ouvert). La sociedad clausa es aquella en que sus miembros se comportan
entre ellos indiferentes al resto de los humanos, siempre preparados para atacar o para defenderse,
constreñidos así la una actitud de combate [ ... ] La sociedad abierta es la que abraza un principio que
abarca toda la hurnanidad. Soñada, de tanto en tanto, por almas de elite, se ealiza cada vez que acontece
cualquier creacion, por una transformaci6n mas 0 menos profunda del ser hurnano, que permite superar
(surmonter) dificultades hasta ese momento insuperables insurmontables).

Y con palabras dramáticas escribe con extrema actualidad (al final del siglo xx, ante los analíticos y
positivistas del linguistic turn) aquel inmenso filosofo antipositivista (del positivismo comtiano) del
comienzo de este siglo:

La humanidad gime, casi sepultada por el peso del progreso que ella ha producido. Ella no sabe
suficientemente que su futuro depende de ella. De ella depende si quiere seguir viviendo.

Se ocupa, estrictamente, de una Etica de la Liberación. [208] El mismo Kant sospechaba el tema, pero Ie
era imposible tener una respuesta adecuada:

Pero pronto se ve que una naturaleza cuya ley fuese destruir fa vida misma, por la misma sensación cuya
determinacion es atizar el fomento de la vida, sería contradictoria y no podrá subsistir como naturaleza;
por tanto, aquelIa maxima no puede realizarse como ley natural universal.

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