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Según esto,
las palabras se clasifican en:
• Patrimoniales: son las que derivan directamente del latín y que han experimentado los
cambios fonéticos propios de cada lengua romance. Ej.: oculum → cast.: ojo; cat.: ull;
gal.: ollo.
• Cultismos: son las palabras que se toman directamente del latín culto, eran palabras –
principalmente – propias de las ciencias, artes y la literatura. Estas palabras se incorporan
en época tardía latinizantes, principalmente en el Renacimiento. A veces su significado
es diferente al de la palabra o étimo latino. Ej.: oculum → cast.: oculista.
• Semicultismos: son las palabras que no han completado su evolución, sino que se han
quedado a mitad de camino. Normalmente se debió a la presión de los ámbitos cultos,
como la Iglesia, que se veían como poseedores del conocimiento y del latín más puro y
creían que debían preservarlo. Podríamos decir que han visto interrumpida su evolución.
Ej.: saeculum → cast. siglo (la evolución completa habría dado *sejo)
• Dobletes: son dos palabras distintas, una patrimonial y un cultismo, que derivan de un
mismo término latino. Ej. plenum ha dado dos palabras en castellano, una patrimonial →
lleno, y un cultismo → pleno.
Auricula → auricula (cultismo) u oreja (patrimonial)
La lengua también se sirve del latín para crear palabras nuevas mediante los mecanismos de
derivación, a través de prefijos y sufijos (ej. subrayar), y de composición. Además, hay
palabras latinas que se siguen utilizando hoy como expresiones cultas: son los latinismos.