Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SARMIENTO
SARMIENTO
SARMIENTO
Ficha de estudio
*
Sarmiento, Domingo F, Viajes por Europa, África i América 1845-1847, Tomo V, Alicante: Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, 2001, p. 69.
****
Ibidem, p. 145.
******
Ibidem, p. 305.
********
Sarmiento, Domingo Faustino, Viajes en Europa, África y América, tomo II, Santiago de Chile,
Imprenta de Julio Berlín y Cía., 1851, p. 125.
LENGUA Y LITERATURA
Prof. Gonzalo Oyola Quiroga
rosistas. I
Sin embargo, basta leer la introducción para percibir que lo animaban
propósitos intelectuales más ambiciosos, que no quería sólo añadir un
capítulo más a la abundante literatura antirrosista. Su escrito buscaba
también varias otras cosas: explicar las guerras civiles de la Argentina y la
naturaleza del caudillismo sudamericano; contar una biografía novelesca,
llena de sucesos extraños e interesantes, dentro de una naturaleza algo
exótica; difundir un esbozo de programa político y social.
¿Por qué una biografía? Sarmiento amaba el género. En 1842, a manera de
prefacio de la serie de biografías que publicaría el diario chileno El
Mercurio, escribió: “La biografía de un hombre que ha desempeñado un
gran papel en una época y país dados es resumen de la historia
contemporánea, iluminada con los animados colores que reflejan las
costumbres y los hábitos nacionales, las ideas dominantes, las tendencias
de la civilización y la dirección especial que el genio de los granes hombres
puede imprimir a la sociedad”. Esta capacidad sinóptica de la biografía —la
vida de un hombre eminente, el hombre representativo, permitía evocar las
costumbres y el espíritu de una época— encerraba a los ojos de Sarmiento
también otra virtud: poner los hechos históricos “al alcance del pueblo y de
una instrucción más directa y clara”.II
[…] Facundo no es una obra de erudición histórica. Las fuentes con que
Sarmiento reconstruyó los hechos de la vida de Quiroga eran
primordialmente orales —a la vieja usanza, cuando el acceso al pasado se
apoyaba en el testimonio de los que vivieron o participaron del suceso que
se buscaba reconstruir, o bien en la palabra de quienes escucharon a los
testigos directos—. Aunque había solicitado a algunos de sus amigos
radicados en la Argentina que recogieran y le enviaran información y
documentos para la biografía que pensaba escribir, la mayor parte de las
fuentes no se hallaban a su alcance en Chile, en el caso de que el examen
cuidadoso hubiera tentado a quien, como Sarmiento, ideaba y escribía con
prisa. En la dedicatoria a Valentín Alsina, que figura en la segunda edición
del Facundo (1851), Sarmiento le explica a su amigo que había compuesto
la obra “sin el auxilio de documentos a mano, y ejecutada no bien era
concebida, lejos del teatro de los sucesos, y con propósitos de acción
inmediata y militante”. Le confiesa haber usado con mesura las notas que
Alsina le había enviado para apuntar los errores y exageraciones que
contenía el libro. Teme “que por retocar obra tan informe desapareciese su
fisonomía primitiva i la lozana i voluntariosa audacia de la mal disciplinada
concepción”.III Creía, en resumen, que su obra era esencialmente verdadera,
aunque contuviera errores y que corregirla la arruinaría también
literariamente.
Pero si no es obra de erudición histórica, lo es, en cambio, de imaginación
histórica y sociológica. Autodidacta voraz, Sarmiento cultivó esa
imaginación con el alimento de diversas lecturas. Primero, con las novelas
I
“Anuncio de la ‘vida’ de Quiroga”, El Progreso, Santiago de Chile, 1º de mayo de 1845, reproducido en
Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, prólogo y notas del profesor Alberto Palcos, Buenos Aires,
Ediciones Culturales Argentinas, 1961, pp. 1-5.
II
Domingo Faustino Sarmiento, obras completas, La Matanza, Universidad Nacional de La Matanza, 2001,
vol. I, p.129.
III
2Señor Valentín Alsina”, dedicatoria reproducida en Domingo Faustino Sarmiento, Facundo, rólogo y
notas delprofesor Alberto Palcos, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1961, p. 21.
LENGUA Y LITERATURA
Prof. Gonzalo Oyola Quiroga
sabiduría empírica del baqueano o del gaucho cantor no implica una crítica
al progreso ni un correctivo a la civilización.
[…]Lo que Sarmiento valora a través de la idea de civilización no son sólo los
hábitos y las instituciones que él mismo destaca varias veces —los modales,
el refinamiento de las costumbres, la escuela, los juzgados, el comercio, las
artes de la industria, el cultivo de las letras, etc.–, sino algo aun más básico,
que puede ser captado en aquello que la campaña pastora no provee. ¿Qué
es lo que esa campaña no ofrece ni puede ofrecer, en virtud de su propia
configuración? Sitios regulares de interacción entre los hombres, que son
los que moderan los impulsos del hombre natural y generan el sentido y el
interés de lo público. La ciudad, por el contrario, multiplica esos sitios.
Mientras la campaña pastoril dispersa a sus habitantes y sus energías, la
ciudad los reúne e inserta esas energías, incluso las que provienen del
egoísmo, en alguno de los marcos de la sociedad civil. Finalmente, en tanto
la asociación urbana engendra el espacio público —espacio de deliberación
animado por ciudadanos ilustrados que se expresan a través de la prensa—,
la campaña, que no puede suscitarlo dentro de su ámbito, lo destruye
cuando sus representantes se apoderan de la ciudad. A partir de ese
momento la opinión no puede poner límites al poder. Para Sarmiento, el
régimen de los caudillos es una variante del despotismo, un tipo de
gobierno en que manda uno sin someterse a ninguna ley.
El Facundo busca hacer ver y aleccionar, pues la verdad ha de ser
sensible además de inteligible. […] El procedimiento de dar apariencia
sensible al pensamiento, sea la fórmula interpretativa o el concepto […]
anima la marcha general del discurso, como si Sarmiento respondiera,
permanentemente, a la pregunta: ¿qué escena, qué relato, qué individuo
puede dar figura sensible a la idea?
Hacer ver a través de escenas, personajes y acciones se asocian la
idea de representación, drama y espectáculo. Sarmiento utiliza más de una
vez la metáfora clásica del teatro. Citemos una; “Por la puerta que deja
abierta el asesinato de Barranca YacoIV, el lector entrará conmigo en un
teatro donde todavía no se ha terminado el drama sangriento.
Hacer ver remite también a enseñar, en la doble acepción de mostrar
e instruir. Estampar las buenas ideas es el papel que tienen los ejemplos en
el sermón religioso, Y bien, esa voz que no deja de hacerse oír en el
Facundo, intercalada entre los relatos, los argumentos o los cuadros de
costumbres, nos recuerda la presencia del predicador, cuya plataforma no
es, en este caso, la del púlpito, sino la plataforma mundana de la
civilización.
IV
Barranca Yaco es el paraje en la provincia de Córdoba donde fue asesinado Facundo Quiroga a manos
de los hermanos Reinafé. Este hecho histórico ha sido material de la literatura de escritores importantes:
1) el propio Facundo dedica su capítulo XIII al episodio, y ya desde la introducción aparece una
dimensión de denuncia enunciados sugieren la autoría intelectual de Roas en el crimen de Quiroga; 2) En
la década de 1920, momento en que Borges es uno de los jóvenes representantes de la vanguardia
porteña, escribe un poema notable: “El General Quiroga va en coche al muere”.