Está en la página 1de 1
Nubes amenazadoras ’ Por VIRGILIO PINERA El discurso del comandante Castro, pronunciado en Colum- bia ante una gran multtiud, no fué otra cosa que una lla- mada al orden. Si tuviera que” darle titulo = tal severa adver- tencla sugeriria dete: .Nubes amena . EB ae aes hablé de armhs robadas, de lidercillos, de ambiciosos, y se atrevid, con el civismo que lo caracteriza, a pronunciar una palabra que viene siendo la pledra de toque de Im vida politica cubana en Jos ultimos diez afios, El doctor ‘Castro pronunc!é claramente la palabra gangsterismo. eCémo siirgié el gangsteriamo politico en Cuba?. Pues nacid de la pugna de los bandos en lucha, Después de la caida de “Machado —enemigo comin— todos y cada uno de estos lu- chadores aspiré al poder, y co- mo todo poder es uno ¢ indivi- sible, las pandillas (ya podia daracles este nombre) se tra- baron en singular combate. Pero ahondemos, piensa el cubano fren: blema de su existencia mda in- mediata? Pues viené-plantedn- dose, desde la instauracién de la. Repiblica, esta pregunta angustiosa: _yComeré hoy? Qué serd de mj vida y ce le vida de los mis? Porque di- gdmosio sin cortapisas: el gran fantasma de todo cubano, en —realidad ei Urano-s perpetuidad de esta DICH Bldo y conti- nua siendo el hambre. Vea- mos ahora los dos motores principales de muestra ciuda- dania: politica y burocracia, Grosso modo podriamos resu- mir la situacién creada dicien- do que todo cubano se ve for- zado a hacer 1a politica inico camino que lo Ilevara de ca- beza al puesto burocratico. Si ae hiciera un survey entre Ia familia cubana advertiriamos que por lo menos en cada casa de cubanos hay uno. si no va- Tios_empleados del Estado, Es- tas posiciones se defienden ce- losamente, son objeto de los te- mores més fundados; con cada cambio de gobierno una gran consternacién cunde entre las familias: te quedaste, engram- paste, eestds en la papa o sa- liste de ella», conoces a guien en el Ministerio que te palanquée para que no plerdas el puesto? Este ex el] comen- tario obligado, la pledra de to- que, en una palabra, Ia idea fija del cubano, Todo esto jo tenemos met!- do en Im masa de ja sangre; es, como s¢ dice, una segunda na- turaleza, que.se muestra nos- thlgica y frustrada ante los que han tenido la suerte de «hacerses, He ah{ Ja gran con- Signa: Hacerse. De cualquier modo y a toda costa, no im- portan Jos medics ni las con- secuencias. Esta obsesion, esta, desesperacion por llegar ‘y lie- gar puede significar, de hecho aignifica en Ia ‘mayoria de los casos un puésio de ochenta pesos) ha ido despefidndose, de escalon en escalén hasta ja muerte, Se ha ido as! creando una conciencia colectiva, una psico- logia tipiea de estos wltimos ecuarenta afios, Su culminacion esta en in frase que todo cu- bano se dice en silencio: Ten- gO que shacermes, tomaré ejem- plo de Pulanc, que perdid su posicién pero s¢ hizo: no stas bobo: aprovecha ahora, que es- tds en im papa...>, ai Men- gano robo por qué no robarias ta también? Si, por Que en esta pendiente ae liega al abis- mo, y de cientos de pesos ro- bados se pasa q miles, y mas tarde a millones. Hoy todos moririamos de risa aj nos di- Jeran que un politico se ha lle- vado sdélo unos cuantos cien- tos de miles de pesos. Hoy a¢ habla de cifras astronémicas que dan vértigos, hoy estamos sufriendo lag extremes y fu- mestas consecuencias de nues- tros propios actos. ¥ s¢pase que todos somos culpables.. ~ No es de extrafiar pues que #6lo a horas del triunfo ros tundo de la Revolucion, ¥ a pe-~ sar de In sangre vertida, del heroismo de todos y cada uno de los cubanos, aparezca, como una Némesis implacable, el vie- jo cancer que todos llevamos ‘en el pecho. No, me gustan las efusiones liricas ni sentimen= tales pero comprendamos que me quedo corto con este pa _ Jetismo electoral. Entendimo- ~ nos: los muertos estan en e] cementerio y los que confinua- mos viviendo nos planteamos, también en allencio esta terrl- ble pregunta, que no nos que- da otro remedio que hacérnos- eae de nuestras tre-" dag decepciones, en vista de nuestra hambre perpetya,” vista de esa segunda natu- ieza que afios estériles de cCludadana han ido que- mando dia a dia: ;Esta de aho- TA serh como las otras de an-_ tea? Y aunque reconozcamos ~ la plenitud de ésta, aunque cien fundadas rarones nos ase- guran que ahora las cosas mar charan como es debido, no obs-. tante nuestro viejo cancer aflo- TA para ponernos en guardia. ¥ @ por todo esto, y-no por los conejos de Exspafia, que co- mo decia hace un momento el doctor Castro se Haya -visto obligado en Im mina noche de su entrada triunfa] en la capital a poner puntos sobre jes y dar a conocer.al pueblo que existe de hecho tim sra- Visima situacién planteada ¥ mientras e] doctor Castro pro- nunciaba su discurso, (que en tre paréntesis ha sido el pri- mer discurso politico que se he escuchado en Cuba sin flores de retarica) todos y cada uno de nosotros, —los que estaban presentes en e] campamento de Columbia, -y los que Jo seguia- mos por ja radio y televisién— nos deciamos al tiempo que jo entendiamos: ,Qué puesto me darén, qué cosa me ofrecerdn, me dejarin fuera, me enca- jaré-de una vex por todas? ¥ nos Jo deciamos por las razo- nes antedichas, y también por. que en estos largos afios de lucha contra Batista quien mas quien menos ha estado resls- tendo, Pero no me reflero « resistencia en su acepcién re- volucionaria (ésta se da por sabida y reconocida) sino que la enfoco desde ja manuten- cién, desde los alimentos, des- de ¢! alquiler hasta las carre- Tas desesperadas para que ne nos corien la luz eléctrica, Es. ta resistencia se ha hecho de- fendiendo el terreno palmo a palmo, y al mismo tiempo per- diendo todo el terreno. ¥ aho- ra, exhaustcs, famélicos (ved como la palabra adecuada acude en e] momento adecua- do) queremos un puesto, ¥ lo quéeremos, y NO s¢ nos ocurre otro expediente, porque nuestra vision deformada aclo alcanza & ver perspectives deformadas, ablsmos que s# abren @ nues- tros pies, y el instinto de con- servacién adlla en nosotros co- mo lobo rabioso, Pero resistamos un poquite mas. Si este goblerno cumple los sacrosantos principios de la Revolucién no tendremos nee cesidad de volver nuestros can= sados ojos hacia la burocracia como meta Ultima. Yo s¢ que ‘un modo de pensar no se cam~ bin en unas horas, que Im des- confianza no puede, por arte de magia, pasar a confianza, que tenemos sobrados motivos para decir a voz en cuello: jSAlvese quien pueda! y ;Qul- tate {Q para ponerme yo! Todo esto es bien cierto, pero pesar de ello. resistamos toda. via un poquito mas. A lo me jor Im acertamos,

También podría gustarte