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EL INICIO DE LA CRISIS POLÍTICA

En 1984 se realizan las primeras elecciones generales en Panamá desde 1968, en


las cuales se enfrentan la oficialista Unión Nacional Democrática, cuya nómina
encabezada por Nicolás Ardito Barletta, antiguo Ministro de Planificación y Política
Económica, contaba con el apoyo de Estados Unidos, y la Alianza Democrática de
Oposición que llevaba como abanderado a la presidencia a Arnulfo Arias Madrid,
que para ese entonces contaba ya con 83 años de edad. Barletta triunfa con la
sospechosa diferencia de 1713 votos de diferencia.

No obstante, el gobierno de Barletta se hizo rápidamente impopular, debido a la


creación de nuevas medidas impositivas que provocan una verdadera marejada de
manifestaciones que incluyen a organizaciones obreras y a grupos opositores al
régimen. Dichas medidas tuvieron que ser derogadas. El 25 de septiembre de 1985
el presidente Ardito Barletta dimite, o es obligado a dimitir por los militares,
argumentando divergencias con los miembros de la alianza. Aunque el gobierno de
Estados Unidos guardó discreción ante el hecho, a partir de ese momento sus
relaciones con las Fuerzas de Defensa comenzaron a deteriorarse.

A principios de 1987, en Panamá no se observaban mayores signos de desasosiego


político. Por otra parte, las relaciones entre las Fuerzas de Defensa y la D.E.A.
(Drugs Enforcemente Agency), agencia antinarcóticos de Estados Unidos, parecían
inmejorables. Las autoridades panameñas participaron en la operación Piscis donde
se detuvieron a más de una centena de traficantes, se incautó una importante
cantidad de estupefacientes y se congelaron cuentas bancarias sospechosas. Por
estas acciones el Fiscal General de los Estados Unidos reconoció públicamente a
las Fuerzas de Defensa.

Sin embargo, el 1 de junio se verifica de manera sorpresiva el pase a retiro del


Coronel Roberto Díaz Herrera, Jefe de Estado Mayor y por ende el segundo militar
de más alta jerarquía después del General Noriega.

El 6 de junio, de forma tan imprevista como se había dado su pase a retiro, Díaz
Herrera declaró públicamente que “[…] en su propia casa se hizo parte del fraude
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electoral de las pasadas elecciones, que tenía pruebas para aclarar la muerte de
Hugo Spadafora…” (Citado por Rivera, 1998. p. 24).

No obstante, aunque antes de su retiro, Díaz Herrera había sido tildado como “[…]
el elemento que en diversas oportunidades puso de manifiesto ser uno de los
férreos opositores al desmantelamiento del sistema de línea dura [de la institución
armada] […]” (Citado por Ducasa, 1987. p. 12), fue inmediatamente apoyado por
dirigentes políticos de la oposición, quienes se apersonaron a su casa.

Se produjeron masivas protestas públicas que fueron duramente reprimidas y surgió


una organización autodenominada Cruzada Civilista formada por gremios
empresariales, profesionales y sectores de la iglesia católica.

El 26 de junio, el Senado estadounidense aprobó una resolución mediante la cual


exigía la inmediata renuncia de Noriega mientras se investigaban las acusaciones
de asesinato, fraude electoral y corrupción. En julio, el gobierno del presidente
norteamericano Ronald Reagan tomó una primera medida de presión,
suspendiendo toda la asistencia económica y militar a Panamá. Posteriormente,
incluso se llegó a mencionar la posibilidad de que Noriega dejara el poder mediante
una salida negociada.

Sin embargo, las protestas públicas de los opositores panameños al régimen ni las
primeras medidas tomadas por Estados Unidos rindieron los frutos esperados, por
lo que la administración Reagan optó por abrirle causa criminal por narcotráfico a
Noriega. Esta decisión fue hecha pública en junio de 1988.

Referencias Bibliográficas

Ducasa et al. (1987). Análisis de la Conjura. El Rabiblancazo. Panamá: Ediciones


Bayano.

Rivera, P. (1998). El Martillo contra la Nuez. Recuperado de


bdigital.binal.ac.pa/bdp/descarga.php?f=elmartillo1.pdf

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