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Introduccion Al Derecho Administrativo Especial - Aurelio Guaita-1962
Introduccion Al Derecho Administrativo Especial - Aurelio Guaita-1962
COMISIÓN DE HOMENAJE
AL PROFESOR JORDANA DE POZAS
r
CON MOTIVO DE SU JUBILACIÓN UNIVERSITARIA J °
TOMO III
ESTUDIOS
EN HOMENAJE A
JORDANA DE POZAS
Vol. 2."
tos (2). Por ello, nada de cuanto afecte al bien de la comunidad po- trabajo, asistencia y seguridad sociales, impulso de la economía
lítica, nada de cuanto ataña a los intereses de la sociedad —intere- (agricultura, reforma social del campo, industrialización, minería,
ses públicos— puede ser irrelevante para el Estado. actividades marítimas, crédito, etc.) (4).
B) Concretar los fines o intereses públicos que integran el bien C) Pero todo este cortejo de objetivos, de los que, por supues-
común supone situarse en un lugar y momento determinados, pues to, el Estado no se puede desentender, no implica en modo alguno
objetivos y metas que aparecen como primordiales en cierto perío- que sea precisamente el Estado quien haya de lograrlos. Por el
do y £ara un país, son para otro preocupaciones secundarias o in- contrario, incumbe al Estado —nada más y nada menos— crear y
cluso carecen de interés. El grado de civilización alcanzado, la pro- mantener un clima de instituciones, normas y seguridad que facilite
pia idiosincrasia, las aspiraciones sentidas y las posibilidades razo- e incite a las fuerzas sociales a la conquista de las metas propues-
nables de satisfacerlas, los nuevos y continuos problemas de todo tas. La justificación del Estado es la ayuda que puede y ha de pres-
orden que plantean el progreso técnico y científico, el crecimiento tar a la sociedad pero nunca el suplantarla o desplazarla —atro-
y la concentración demográficos, y el sentido y contenido de una fiarla—. Puesto que el fin del Estado es el bien común de Ja socie-
cultura heredada son, entre otros de menor importancia, los fac- dad, conviene dejar hacer a éste todo el bien que por sí sólo puede;
tores que fijan el índice de objetivos de la política del Estado. el Estado debe estimular y encauzar la iniciativa privada, y sólo
En los últimos tiempos, los problemas sociales y económicos han cuando ésta carezca de la capacidad y decisión necesarias, debe ser
pasado indudablemente a ocupar un puesto de primera fila, pero suplida por la acción directa estatal (principio de subsidiariedad),
ello no supone en modo alguno la desaparición de otras metas más a no ser que, por ejemplo, «mejora de la agricultura» (5) significara
cargadas de historia y que han de tenerse como constantes y pri- que el Estado se convierte en el único agricultor, y no, como efec-
mordiales: seguridad exterior e interior, justicia, política interna- tivamente significa, que el Estado declara su propósito de estimular
cional, etc. (3). la economía agrícola privada. Los ejemplos se podrían multiplicar.
Hic et nunc, nuestra legislación fundamental ofrece una relación Los pioneros españoles de la Ciencia de la Administración se
prácticamente exhaustiva de los fines del Estado: justicia y paz complacían en resaltar el carácter «omnipotente y omnipresente»
entre las naciones, unidad, integridad e independencia de la Patria, de ésta, a la que calificaban de «inmensa, tutelar y benéfica» (6).
justicia, libertad, educación e investigación científica, vivienda, pro- Con todo, aquellos autores no relegaban a un segundo plano la
tección a la familia y a la propiedad e iniciativa privada, sanidad, idea de libertad, sino al contrario: «Mezclarse sin necesidad en la
vida social es acostumbrar a la Nación a vivir en perpetua minoría
y a mendigar la tutela del Gobierno en los actos más sencillos de
(2) ORTIZ DÍAZ entiende que el Estado sólo compete una parte del bien
común, atribuyendo el resto a la sociedad: El bien común y la Administración su existencia. A fuerza de ver que nada se hace sino por orden o
pública, en el volumen colectivo Estudios dedicados al profesor García Oviedo, mediante la autorización del poder central, la actividad individual
Sevilla, 1954, I, 477. se adormece y los particulares se habitúan a no contar con sus pro-
Pero el Estado, como se indica en el texto, no puede desentenderse de nin- pias fuerzas y a requerir protección e impulso donde sólo debe
guna parcela del bien común. Otra cosa es, y se explica a continuación, que la
otorgárseles libertad. El espíritu público también se vicia y la opi-
intervención del Estado haya de ser distinta .según los casos, en su intensidad
y en su forma jurídica.
Como siguiendo a Zanobini, dice JORDANA DE POZAS, ningún fin social puede (4) Ley de los Principios del Movimiento Nacional de 17 de mayo de 1958;
negarse a prior i al Estado: El problema de los fines de la actividad adminis- Fuero de los Españoles de 17 de julio de 1945; Fuero del Trabajo de 9 de
trativa, RAP 4, 1951, 13. marzo de 1938.
(3) El Tribunal Supremo ha declarado el carácter fundamental de algunos (5) Ley de 17 de mayo de 1958, declaración X.
de esos fines, concretamente de la cultura, la justicia y la defensa, en las sen- (6) JAVIER DE BURGOS, OLIVAN, ORTIZ DE ZÚNICA; cfr. GARCÍA OVIEDO: El
tencias de 20 de febrero de 1959 y 26 de enero de 1960; y en la de 19 de intervencionismo del Estado en los administrativistas clásicos españoles, en el
mayo de 1958 expresa que «la primordial finalidad del Estado es la jurisdic- volumen colectivo Centenario de los iniciadores de la ciencia jurídico-adminis-
cional». trativa española, Madrid, 1944; y en REVL, 13, 1944, págs. 1-9.
266 ÁUBEUO GUAITA
INTRODUCCIÓN AL DESECHO ADMINISTRATIVO ESPECIAL 267
nión se corrompe, haciéndose a considerar como regla de todos los
tres formas: 1) Estímulo y fomento de la iniciativa privada. 2) Pre-
.ictos administrativos no la legalidad, sino la voluntad de la Admi-
sión sobre la sociedad para imprimir un determinado sentido a sus
nistración. Entonces el respeto al poder sustituye en los ánimos al
actividades; y 3) Prestaciones y servicios, que a su vez se ramifican
respeto a la ley, cuya idea se oscurece y al fin se eclipsa, ocultán-
en cuatro instituciones jurídicas diferentes: servicios públicos, ser-
dose detrás del magistrado» (7).
vicios uti universi, servicios económicos y bienes de uso público.
Muy recientemente se expresa de forma acuciante la misma idea:
D) Pero la intervención del Estado quiere decir, más llanamen-
«Si la Administración cree que su única misión consiste en hiper-
te, intervención y actividad de la Administración (10), pues es ésta
trofiarse, administrativizándolo todo y reforzando las tendencias a
cabalmente el órgano ejecutivo de aquél y cuanto se diga de creci-
la estatificación de todo lo social, está perdido el hombre y está
miento de la actividad del Estado ha de transferirse ipso jacto a
perdido el Estado de Derecho» (8).
su Administración, pues sin ésta el Estado no pasaría de ser un
Existen, sin embargo, sectores del bien común, que una justifi-
conjunto de buenos propósitos (11).
cada y larga tradición política asigna al Estado y que no pueden ni
Es cierto que en el Estado, y desde un punto de vista jurídico-
deben quedar a cargo de la sociedad y de la iniciativa privada: son
formal, hay algo más que Administración, pero debe añadirse en
las llamadas «administraciones especiales», es decir, política exte-
seguida que las Cortes declaran y señalan fines estatales que no
rior, defensa, justicia e impuestos; mas todo cuanto entraña una
realicen ellas, sino la Administración; y en cuanto a los tribuna-
posibilidad jurídica de coacción, cuya centralización y atribución
les, aunque tienen encomendada la consecución de la justicia (uno
integra al Estado, forma jurídico-política de la sociedad, exige el
de los fines del Estado), debe advertirse que la Administración des-
propio bien común de ésta.
arrolla también una actividad para la realización de la justicia
Un tercer aspecto: repetidamente se ha aludido antes a las fuer-
(Administración judicial), por lo que sigue siendo exacto que fines
zas sociales, indicando claramente que no deben ser sofocadas, sino
estatales' significa actividad de la Administración, y el funciona-
potenciadas y estimuladas. Y encauzadas, porque el Estado no pue-
miento de ésta es presupuesto indispensable de todo el Estado (tam-
de asistir impasible, como un arbitro imparcial, al desarrollo y ten-
bién de Cortes y tribunales) (12).
dencias de las fuezas sociales, que bajo el influjo de diversos facto-
res —«grupos de presión» entre otros— pueden convertir en imposi-
ble el bien común. De aquí la tarea que se asigna al Estado de con- (10) Está bien claro que desde el punto de visto jurídico-administrativo
—el que ba de tenerse en cuenta aquí— el Gobierno es la cabeza do la Admi-
formar y configurar el orden social, como instrumento realizador
nistración, parte preeminente de ésta, por lo que al hablarse en el texto de
de la Justicia: suum cuique tribuere (9). la Administración, se está hablando también al propio tiempo del Gobierno.
En suma, la intervención del Estado puede adoptar una de estas Gfr. AURELIO GUATIA: El Consejo de Ministros, Madrid, 1959, págs. 4547;
LRJ art. 2.°; sentencias de 11 de diciembre de 1958 y 23 de abril y 26 de ju-
(7) COLMEIRO: Derecho administrativo español, 1.a ed., Madrid, 1850, pá- nio de 1959.
gina 20. (11) El Tribunal Supremo ha insistido reiteradamente (con declaraciones
que pueden parecer en exceso rotundas por no aludir a la sociedad, pero que
(8) LEGAZ LACAMBRA: El Estado de Derecho, RAP, 6, 1951, pág. 32.
son exactas si se piensa sólo en el Estado) en que la gestión de los intereses
(9) FORSTHOFF: Tratado de Derecho administrativo, trad. esp., Madrid,
públicos está privativamente encomendada a la Administración: sentencia de
1958, párrafo 4.
16 de marzo de 1958; que ésta ostenta ergtt omnes la representación del bien
EB esta misión oonformadora lo que obliga frecuentemente a sacrificar los
común: sentencia de 30 de enero de 1959; que a quien compete decidir y
intereses particulares que, como es obvio, deben ceder ante el interés pública:
apreciar la necesidad y conveniencia del servicio en vista de los intereses pú-
sentencias de 13 de mayo de 1946, 3 de junio de 1948, 13 de diciembre de 1950,
blicos, és a la Administración: sentencia de 8 de mano de 1958; que es el
5 de mayo de 1958 —ésta, de la Sala de lo Social— y 13 de febrero y 6 de junio
«interés público norma fundamental de toda actividad administrativa, al que
de 1959; como es evidente, también la «prelación de los intereses generales del
ésta debe siempre servir, ya que en el mismo tiene la razón de su existencia»:
Estado sobre los regionales, provinciales y locales»: sentencias de 4 de marzo
sentencia de 24 de octubre de 1959.
de 1912, 9 de enero de 1926, 5 de marzo de 1948, 18 de junio de 1954 y 8 de
octubre de 1955. (12) Sé ha recordado expresivamente que la Administración es la periferia
del Estado pues si éste conecta con la sociedad es precisamente a través de la
INTRODUCCIÓN AL DERECHO ADMINISTRATIVO ESPECIAL 269
268 AURELIO GUAITA
comunes (15), pero la mayoría de l o s autores que exponen la parte
especial, y desde luego los más recientes, tratan en ella, con uno u
2. L A DIVISIÓN DEL DERECHO ADMINISTRATIVO E N GENERAL
otro nombre, los diversos sectores de la actividad administrativa
(policía, defensa, enseñanza, sanidad, economía, etc.) (16).
Y ESPECIAL
zar (25).
Se han seguido por la doctrina científica diversos criterios en la
Por ello se adopta aquí el nombre de Derecho administrativo
exposición sistemática del Derecho administrativo especial (27), *
especial, porque comprende todo lo q u e es especial en las distintas
siendo lo más frecuente referirse a fines de conservación o funcio-
instituciones jurídico-administrativas, l o que no se refleja tan exac-
nes públicas (policía y defensa exterior fundamentalmente) y fines
tamente con otras denominaciones empleadas por la literatura cien- de perfeccionamiento o servicios públicos (enseñanza, sanidad, eco-
tífica (26). nomía, etc.) ( 2 8 ) ; esa gran dicotomía (conservación y perfeccio-
namiento) no es realmente falsa, pero sí tiene el defecto de no estar
(25) Por ejemplo, al Derecho administrativo general corresponde el estu- razonada jurídicamente.
dio de la teoría general de los órganos administrativos, de los ministerios o de Por supuesto, la materia a expresar debe ordenarse de modo que
los gobernadores civiles; pero el Derecho administrativo especial debe estudiar
aparezcan conexos los capítulos dedicados al mismo fin estatal o
lo que es propio y peculiar de cada uno de los Ministerios y órganos espe-
ciales (confederaciones hidrográficas, distritos forestales, etc.); a la parte ge- a fines estrechamente relacionados entre s í ; pero para un jurista,
neral corresponde la teoría de la expropiación, y a la especial, cuanto tenga de las razones que acercan dos de esos fines n o son sólo ni principal-
peculiar la expropiación en materia de urbanismo o de colonización, etc. mente que se refieren al progreso o a la conservación, sino que la
No se trata tampoco de confinar la doctrina científica en la parte general, I aproximación ha de buscarse en más razones jurídicas; el criterio
y el Derecho positivo en la especial, pues doctrina, legislación y jurispruden-/
orgánico (la organización es también asunto jurídico) es un dato,
cia deben exponerse conjuntamente tanto en el Derecho administrativo gene/
ral como en el especial. / de forma que, aunque no debe exponerse la materia «por Minis-
(26) El nombre tradicional en los autores españoles era el de «materia al- terios», no puede olvidarse que generalmente la competencia de
ministrativa»; COLMEIRO : Derecho administrativo español, 4.* ed., Madrid, éstos se delimita por los fines u objetivos a cumplir; pero hay otro
1876, I, págs. 284-617; pero se han empleado y emplean también otros: «fun- dato de más interés, y es que las diversas ramas de la Administra-
ciones administrativas», por SANTAMARÍA DE PAREDES : Curso de Derecho ad-
ción, como se verá a su tiempo, ofrecen, y no sólo desde el punto
ministrativo, Madrid, 1888; «actividad administrativa}», por ROYO-VILLANOVA,
ob. cit.; «acción administrativa», por GARCÍA OVIEDO, ob. cit.; «funciones, ma- de vista orgánico, características jurídicas propias y peculiares y
terias administrativas, servicios», por GASCÓN Y MARÍN: Tratado de Derecho que distinguen a cada una de esas ramas de las restantes.
administrativo, 13.a ed., Madrid, 1956, II, págs. 261-552; «fines de las gestión No quiere ello decir que la distinción entre las diversas ramas
administrativa», por ^FERNÁNDEZ DE VELASCO : Resumen de Derecho administra- administrativas sea siempre fácil, pero históricamente se comprueba
tivo y de Ciencia de la Administración, 2. a ed., Barcelona, 1931, II.
su existencia, que plasmó, casi exactamente, e n la organización mi-
Por su parte, ZANOBINI habla de «acción»; SANDULLI, de «objetivos y tareas»,
y ROLLAND, de «mecanismos administrativos»; CATALDI titula un trabajo: l sin- nisterial de distintos países y que da estas cinco grandes secciones:
goli obbietti di púbblica amministrazione e ü loro método di studio, en la Administración exterior, Administración militar, Administración ju-
«Rívista di Diritto pubblico», I, 1947. dicial, Administración financiera y Administración general o de fo-
La terminología usada en Alemania coincide prácticamente con la propugna- mento (29).
da en el texto: einzelne Verwaltungsweige (ramas particulares de la Adminis-
tración) es la empleada por von TUREGC y por FORSTHOFF, y el anunciado se-
gundo volumen de la obra de éste se titula precisamente besonderer Teil (parte (27) ZANOBINI : Criteri di classificazione delle varié manifestazioni delV
especial). MERKL, ob. cit., párrafo 16, habla de las «ramas administrativas», y azione amministrativa, RTDP, 4, 1954, págs, 529-35.
KSOLL ba publicado su Verwaltungsrecht, besonderer Teü, Dusseldorf, 1958. (28) MELLADOS Derecho administrativo, Madrid, 1890; ZANOBINI, SANDULLI
La terminología propuesta por SPIEGEL (cfr. nota 23) de «Derecho adminis- (cfr. nota 16).
trativo especial», que es también la empleada por BOCHALU (cfr. nota 16), es (29) Esos mismos ministerios fneron los establecidos en Norteamérica en 1789,
la que adopta la presente obra. en Francia, durante la revolución, y en Pruaia, en 1808. Prácticamente lo mismo
A efectos docentes, el nombre oficial es en nuestras Facultades de Derecho sucedió en España ya en 1714, al crearse las cinco secretarías del despacho:
el de «parte especial» (cfr. nota 16). Estado, Justicia, Guerra, Hacienda y Marina e Indias.
276 AURELIO CUAITA
INTRODUCCIÓN AL DERECHO ADMINISTRATIVO ESPECIAL
277
Todas estas actividades administrativas (fines del Estado) obede- obra) corresponde a la Administración de fomento, con exclusión
cen a razones políticas, pero el hecho de que en mayor o menor de la económica, y otra (la III) en la que se estudia dicha Adminis-
medida existan siempre y en todas partes, hace despertar la sos- tración económica.
pecha de que se trata de verdaderas necesidades jurídicas (30) y
no de un producto de la investigación científica, pues ésta no ha
hecho otra cosa que descubrirlas (31). 6. LAS ADMINISTRACIONES ESPECIALES
La división sistemática que aquí se adopta se acomoda a esa rea-
lidad histórica y actual, acomodación que no supone ninguna ser- Gon el nombre de Administraciones especiales se entiende aquí
vidumbre esterilizante ni renuncia a una construcción teórico-jurí- el conjunto de las Administraciones exterior, militar, judicial y fi-
dica, sino todo lo contrario, pues son los datos históricos, reales nanciera, que tienen unas características comunes bien definidas
y positivos, los que deben determinar la elaboración científica (mé- y que las separan del resto de la Administración, es decir, de la ge-
todo inductivo) (32). ueral o de fomento.
Fieles a ese propósito, se exponen a continuación las distintas A) El nombre de Administraciones especiales está justificado
actividades administrativas, con las peculiaridades orgánicas y de porque se trata en efecto, de ramas administrativas que atienden a
cualquier otro orden que van anejas a cada una de ellas. Por con- intereses concretos, homogéneos, especiales; se trata de zonas de
siderar que cuatro de las ramas de la Administración («administra- la Administración en las que predomina el principio de especiali-
ciones especiales») tienen ciertas características y notas comunes, se dad (política internacional, defensa, etc.) (33).
destina a ellas la primera parte de la obra. El resto se dedica a la B) En segundo lugar se advierte prima facie la existencia de
Administración general o de fomento, que por su extensión y por esas cuatro ramas administrativas en todas las épocas históricas del
las especialidades de todo orden que concurren en la Administra- Estado y en una intensidad idéntica desde el punto de vista jurídi-
ción económica, se divide a su vez en dos partes: una (II de la co; por ejemplo, el Ejército será más o menos: numeroso o eficaz,
pero jurídicamente su misión y funcionamiento son siempre los
mismos. Se trata, pues, de Administraciones tradicionales en las
(30) MEHKL, ob. y lug. cit.
que, por supuesto, la evolución histórica ha impreso no pocas mo-
(31) El principal elaborador de esa pentarquía fué, sin duda, STEIN (cfr.
nota 16), pero ya en 1843 hablaba OLIVAN de esas cinco ramas de la Adminis-
dificaciones, pero en todo caso son Administraciones anteriores a
tración: De la Administración pública con relación a España, ed. de 1954, pá- la actual organización estatal.
ginas 36, 81-84. C) L o dicho e n e l párrafo anterior hace sospechar que los fines
En íos autores de habla alemana es casi constante la división de la Admi- cumplidos por las Administraciones especiales son los llamados fines
nistración en las cinco ramas dichas: STEIN, SPBGEL, MERKL, FLEINER, FORS-
THOFP; también ORLANDO (cfr. nota 24) y GOODNOW: Derecho administrativo
comparado, trad. esp., Madrid, I, pág. 8. (33) La expresión «Administraciones especiales» en el sentido arriba indi-
(32) «La misión de lina teoría de la Administración tendría que consistir cado, fué empleada yá en 1843 por OLIVAN: De la Administración pública con
en analizar las modalidades de la acción administrativa conforme a sos ele* relación a España, Madrid, ed. de 1954, págs, 36 y 82.
mentos reales y personales, y de este modo obtener una medida que permita FORSTHOFF utiliza la misma expresión en un sentido totalmente distinto,
conocer los límites de la Administración y dentro de ellos mostrar las exigencias llamando Administraciones especiales a las desprendidas del Ministerio del In-
personales y objetivas de una Administración óptima. Entonces se hará,patente terior (Gobernación), que constituiría la Administración general i «Administra-
que la Administración se diversifica en varias esferas y que la exigencia a que tie- ciones especiales son las funciones —-regularmente, pero no necesariamente, des-
ne que responder en cada una de ellas —administración interna, económica, fi- prendidas de la Administración general— encomendadas a una autoridad par-
nanciera y cultural— difieren entre si mucho más de lo que corrientemente ticular o a un particular sistema de autoridades, y a su vez, estas mismas auto-
se cree.'Ciertamente, una teoría de la Administración así concebida podría ridades» ; pero en el mismo lugar declara también que upor su naturaleza, siem-
ofrecer sugestiones muy valiosas para el Derecho administrativo»: FORSTHOFF, pre han sido reconocidas y tratadas como Administraciones especiales la ha-
ob. cit., pág. 80. cienda y los asuntos exteriores»: Tratado de Derecho administrativo, trad. esp.,
Madrid, 1958, pág. 586. .
INTRODUCCIÓN AL DEHECHO ADMINISTRATIVO ESPECIAL 279
278 AURELIO CUAITA
esenciales o de conservación, fines sin cuya consecución el Estado F) Las características indicadas evidencian sobradamente el pa.
no puede subsistir, fines que afectan a la propia soberanía estatal; rentesco que guardan entre sí esas cuatro ramas administrativas, lo
de ahí que én este campo la actividad esté monopolizada en manos que justifica que se dedique a su estudio y exposición una parte
del Estado; la modalidad típica de la acción administrativa es aquí íntegra del Derecho administrativo especial.
la prestación de servicios uti universi y por el propio Estado; por Con todo, se trata no de una sino de cuatro zonas distintas de la
el contrario, son prácticamente inexistentes las concesiones de ser- acción administrativa, por lo que, junto a las características comu-
vicios públicos, y por el campo material que se asigna a estas nes a todas ellas, ya señaladas, pueden y deben apreciarse diversas
Administraciones quedan también fuera de ellas los bienes de uso notas peculiares, que tipifican y distinguen a cada Administración
público, los servicios industriales y comerciales y la denominada especial de las restantes. Y es esto lo que se hace a continuación (35).
acción de fomento, ya que ésta consiste en una incitación á que
actúen los" particulares, que, como se ha dicho, quedan al margen
de los fines de defensa, justicia, etc.; por idéntica razón se nota
la ausencia de la actividad de policía, consistente en un sistema de
prevenciones frente fl la actividad de Jos particulares, autorizacio-
nes, etc.
D) La antigüedad de las Administraciones especiales se mani-
fiesta también en la escasa repercusión que para ellas (a excepción
cíe la Administración militar, pero esto tampoco afecta al asjpecto
jurídico) tienen los constantes progresos en el campo de la técnica,
las ciencias, etc., a diferencia de lo que sucede con la Administra-
ción general, tan ligada a aquellos progresos.
E) Desde el punto de visto científico, las Administraciones es-
peciales constituyen la periferia de la Administración (la general
es el núcleo) hasta el extremo de que a veces incluso se niega que
tengan carácter jurfdico-administrativo, exclusión injustificada pero
que se explica por las conexiones de la Administración exterior con
el Derecho internacional, de la Administración militar con el «De- a la elaboración de las teorías generales del Derecho administrativo; tampoco
recho militar», de la Administración judicial con el Derecho proce- algunas de las restantes características señaladas en el texto para delinear con-
sal, de la Administración financiera con la ciencia de la hacienda juntamente las Administraciones especiales (monopolio estatal, consecución de
y el «Derecho fiscal». c, : fines esenciales del Estado) pueden predicarse de la Administración financiera:
la razón se verá al hacer el estudio de ésta en particular.
Quizá por esto, el estudio de las Administraciones especiales ha
(35) Integran estas páginas el capítulo primero de una obra en preparación
sido generalmente descuidado por la tebría jurídico-administrativa, sobre «Derecho administrativo especial».
por entender que estaba ante cuestiones ajenas, propias de otras dis- Y he utilizado en ellas las siguientes abreviaturas:
ciplinas ; y la mayor parte de las .teorías; del Derecho administrativo LRJ = Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado, de 26 de
áe han elaborado partiendo de los datos y ejemplos suministrados julio de 1957.
por la Administración general o de fomento, y por la financiera (34). NEJ = Nueva Enciclopedia Jurídica.
RAP = Revista de Administración Pública.
REP = Revista de Estudios Políticos.
(34) FLEINKR : Inftítuciomes de Derecho administrativo, trad. esp., Barce- REVL — Revista de Estudios de la Vida Local.
lona, 1933, pág. 8. RTDP = Rivista Trimestrale di Diritto Pubblico.
Efectivamente, la Administración financiera ha concurrido con la de fomento trad. esp. = traducción española.
XIII
POLICÍA
I
.?H LA POLICÍA DE SEGURIDAD EXCEPCIONAL
SUMARIO:
1. La Policía de, seguridad y el Orden público. 2. La Policía de seguridad ex-
cepcional como,régimen extraordinario. 3. Textos constitucionales. 4. Natu-
raleza de les' actos que declaran el estado excepcional y su wimpugnabilidad
jurisdiccional. 5. Derecho positivo español.
(10) GARCÍA OVIEDO, op. cü., págs. 291 y sigs. (11) Traite élémentaire du Contentieux Administratif, 1927, pág. 290.
LA POLICÍA DE SEGURIDAD EXCEPCIONAL 289
285 ANTONIO \ SEBRA PINAR
determinando los actos de gobierno, el indicado decreto permane- bajo su cuidado las alteraciones JO peligros graves de perturbación
del orden público.
ce inscrito en la lista empírica de los mencionados actos (12).
Definidos, por tanto, los actos declaran el estado excepcional
£1 contenido político que obliga incluir los actos de que trata-
como actos de gobierno, por su propia índole quedan exentos de
mos en el catálogo de los de gobierno ha quedado bien puesto de
fiscalización jurisdiccional. De aquí que los decretos que ponen en
manifiesto, de igual modo, por la doctrina. Así, y refiriéndonos
vigor dicho régimen extraordinario no den lugar a ningún proceso
también principalmente a Francia, en donde, como se sabe, la teoría
administrativo.
del acto de gobierno adquiere gran desarrollo, Hauriou (13), indica
Ahora bien, cuando tales actos son de la competencia de las cá-
la imposibilidad de que el régimen de la policía administrativa ge-
maras legislativas o se manifiestan mediante decreto-ley (caso de
neral, vigente en épocas normales, pueda mantenerse íntegramente
nuestra vigente ley de Orden público), su inimpugnabilidad con-
durante los períodos de peligros graves, por no ser todo lo eñcaz
tenciosa se debe, ante todo, al superior rango legal que revisten.
para el mantenimiento del orden.
En estos supuestos cabe decir que estamos en presencia de unos
En análogo sentido opina también Duez (14), al afirmar que la
actos de Policía de seguridad excepcional que tienen valor de ley,
guerra, las revoluciones y las epidemias pueden poner en peligro
o que, por emanar del Poder legislativo, son actos propiamente
la existencia de la colectividad nacional y la del propio Estado, por
políticos.
lo que el Gobierno se ve obligado a reforzar sus poderes de poli-
cía, limitando con ello, en nombre de la seguridad de aquél, las li-
5. DERECHO POSITIVO ESPAÑOL
bertades individuales.
Al estudiar De Laubadére (15) las agravaciones excepcionales
Los preceptos vigentes en nuestra Patria relativos a Ja Policía
del régimen de policía, señala que para hacer frente a ciertos mo-
de seguridad excepcional pertenecen a dos fuentes de distinta ca-
mentos de crisis en la vida del Estado, como son las guerras y los
tegoría legal, las cuales son, el Fuero de los Españoles y la Ley de
períodos de tensión que preceden y siguen a los conflictos, es ne-
Orden Público, promulgada en 30 de julio de 1959, que ha dero-
cesario establecer un sistema mediante el que aumente sus facul-
gado la anterior del mismo nombre, de fecha 28 de julio de 1933,
tades el poder de policía.
con las modificaciones introducidas en ella por las también Leyes
Examinando también Appleton (16) los actos referentes a la se-
de 23 de mayo y 18 de junio de 1936 y el Decreto de 18 de octubrie
guridad interior del Estado, expresa que el decreto declarando el
de 1945.
estado de sitio constituye una manifestación particularmente enér-
Aquella Ley fundamental del Estado expresa en su artículo 35
gica de la autoridad gubernamental velando por la seguridad de la
la facultad del Gobierno para suspender la vigencia de los artícu-
propia entidad política. los 12 (libertad de pensamiento), 13 (libertad y secreto de corres-
Por último, en nuestra Patria, García Oviedo (17), al tratar de pondencia), 14 (libertad de residencia), 15 (inviolabilidad del do-
la Policía de seguridad excepcional, dice que cuando el Estado sé micilio), 16 (libertad de reunión y asociación) y 18 (seguridad per-
encuentra ante una situación y un peligro que no puede conjurar sonal), del mismo Fuero. La suspensión es temporal y puede com-
con los medios ordinarios, precisa emplear procedimientos espe- prender la totalidad o sólo algunos de estos derechos. Ademas, el
ciales de defensa, surgiendo entonces aquella Policía, que toma acuerdo del Gobierno ha de revestir la forma de Decreto-ley, de-
biéndose determinar taxativamente en su texto el alcance y du-
(12) Les actes de Gouvernement, 1935, paga. 48 y 49. ración de la medida.
(13) Op. cü., pág. 593. La Ley de Orden Público, en sus capítulos III, IV y V, desarro-
(14) Op. cü., pág. 47. lla dichos principios, y establece la nueva normativa del estado
(15) Manuel de Droü Administratif, 1951, pág. 205. excepcional, cuyas principales características pasamos a examinar.
(16) Op. cü., pág. 290.
La Policía de seguridad excepcional comprende en nuestra Ley
(17) Op. cit., pág. 517.
Homenaje.—Vol. II 19
AUTONIO SEMA PI*A« LA POLICÍA DE SEGURIDAD EXCEPCIONAL 291
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dos estados o situaciones distintas, a saber: a), estado de excep- leyes no puede ser otro que el determinado en el artículo 13 de la
ción y o), estado de guerra. La declaración del primero determina Ley de Cortes (9 de marzo de 1946). Presentan, además, aquello»
la suspensión de aquellas garantías del Fuero, y la del estado de acuerdos del Gobierno relativos al estado excepcional, la particu-
guerra, el traspaso del mando de la autoridad civil a la autoridad laridad de no requerir la previa propuesta del Consejo de Minis-
militar. Ambas instituciones son independientes, lo que bace que tros, que para la sanción por el Jefe del Estado de los Decretos-
cada una de ellas pueda aplicarse por separado, según vayan exi- leyes, preceptúa el artículo 10, núm. 3, de la Ley de 26 de julio
giéndolo las circunstancias de la grave situación producida (18), de 1957 (art. 26, núm. 1).
posibilidad ésta que queda excluida en el caso de ir embebidas Refiriéndonos al estado de excepción, es de señalar que atribui-
en un solo y mismo acto tales instituciones, como,sucede en otros da su declaración al Gobierno corresponde al Ministro del la Go-
países. Él sistema que adopta la vigente Ley de Orden Público pre- bernación la ejecución de lo acordado en el oportuno Decreto-ley
senta, por tanto, una gran flexibilidad, la cual también pone de ma- como primera autoridad encargada especial y directamente del
nifiesto el artículo 25, número 2, de la misma disposición, al venir mantenimiento y defensa del orden público en todo el territorio de
autorizado el Gobierno para que la suspensión de las menciona- la nación, y subordinadamente al mismo, como grados inferiores
das garantías del Fuero pueda realizarla mediante sucesivos Decre- de la propia línea jerárquica, al Gobernador civil, dentro de cada
tos-leyes dictados en los casos y momentos que estime pertinentes. provincia, y en los municipios, a su Alcalde. En cuanto a la pro-
La citada Ley hace extender la acción de la Policía de seguridad vincia de Madrid, la autoridad competente a los indicados fines es
excepcional a situaciones no previstas en el Derecho anterior. Así, el Director general de Seguridad (arts. 3.° y 5.°).
el estado de excepción se declara no sólo en el caso de que la alte- Las facultades que la Ley que estamos examinando concede a la
ración del orden público requiera de medios extraordinarios de po- autoridad gubernativa, aparecen perfectamente definidas, huyendo
licía, sino también cuando la magnitud de una calamidad, catás- la misma del empleo de términos genéricos y ambiguos que pudie-
trofe o desgracia pública lo aconsejare (art. 25, núm. 1). Se da en- ran desviar el exacto cumplimiento de lo en ella dispuesto. Además,
trada de este modo a nuevas causas de aquella policía excepcional, cuida de establecer garantías procedimentales contra las sanciones
-las cuales tienen un carácter bien distinto al social o político que de índole económica —cuya cuantía expresamente determina (ar-
hasta ahora presentaban, admitiéndose, por ello, otras debidas a tículo 19)—que imponga aquella autoridad (19), tipificando al res-
fenómenos de la naturaleza, como los terremotos, incendios, pecto un recurso que tiene el doble carácter de súplica y alza-
inundaciones, etc., hechos estos que también precisan de los re- da (20), y señala asimismo dicha disposición, que para la gradua-
medios de la mencionada policía en razón a la grave perturbación ción de las multas se habrá de tener en cuenta la gravedad y trans-
de la paz y tranquilidad pública que llevan consigo.
La declaración de los estados de excepción y de guerra, así como (19) Aunque esta materia la desarrolla la ley en su capítulo II: «De las
las prórrogas de los mismos y él restablecimiento de la normalidad, facultades gubernativas ordinarias», a ella hace también relación el artículo 34,
se hace por acuerdo del Gobierno en forma de Decreto-ley, del puesto que en virtud de tal precepto las autoridades, en el estado de excepción,
pueden sancionar con multas superiores en un 50 por 100 a lo autorizado para
que ha de darse cuenta inmediata a las Cortes (arte. 25, 26 y 36). la situación de normalidad.
La exigencia de que todos estos actos tengan la categoría indi- (20) En cuanto a la singular índole de este recurso, Vid. LOBATO BRIME : Fa-
cada, y, por tanto, el valor de ley formal, ya viene impuesta por el cultades de los Alcaldes en la nueva Ley de Orden Público, en «Revista de
artículo 35 del Fuero de los Españoles; pero si bien en tal precepto Estudios de la Vida Local», núm. 108, págs. 842 y sigs .
no se menciona el requisito de dar cuenta a las Cortes del Decreto- Especial mención merece el trabajo de GONZÁLEZ PÉREZ : «Los recursos ad -
ministrativos en materia de orden público» {Documentación Administrativa,
ley, la fórmula que adopta la Ley de Orden Público debe estimarse
numero 39, págs. 7 y sigs.), en donde hace un detenido estudio de la natura-
como la procedente, puesto que el régimen común de los lf>ecreto8- leza jurídica, fundamento y regulación del recurso indicado, así como de los
requisitos, procedimiento y efectos de los aspectos de súplica y alzada que el
(18) Vid. GARCÍA OVIEDO, op. cü., pág. 519.
mismo presenta.
2g2 ANTONIO, SEHRA PINAR
LA POLICÍA DE SEGURIDAD EXCEPCIONAL 293
candencia del hecho realizado, los antecedentes del infractor, su
Estas medidas de seguridad y prevención, así como las demás
capacidad económica y cargas familiares (arts. 20 y 21). Finalmente,
que expresan los restantes apartados del número 1, del mismo ar-
indica las personas que han de presenciar las inspecciones y re-
tículo 32, tienen carácter extraordinario; y determina el número 2
gistros domiciliarios (art. 30), y concede a los extranjeros residen-
del precepto de referencia que, cuando a consecuencia de la eje-
tes en España un recurso de alzada contra la orden de su expulsión,
cución de ellas proceda alguna indemnización, se regulará de con-
la cual se acuerda sólo en el caso de que en su conducta se aprecia-
formidad con lo dispuesto en la ley de Expropiación forzosa (21).
re connivencia con los perturbadores, previa justificación sumaria
Nota que también da propia singularidad al estado de excep-
(art. 31, núm. 2).
ción, es la de llevar consigo una jurisdicción especial (Tribunales
La concentración en la autoridad gubernativa de funciones de
de Urgencia), la cual conoce de los delitos contra el orden público
policía que en el régimen ordinario son de la competencia de dis-
no reservados a la justicia militar. Los órganos de dicha jurisdic-
tintos organismos del Estado, constituye también una acusada ca-
ción están permanentemente constituidos y actúan mediante un pro-
racterística de la Ley de Orden Público. Así, la previa censura de
cedimiento abreviado de los trámites de la Ley de Enjuiciamiento
la prensa, publicaciones de todas clases, radiodifusión y espectácu-
Criminal (arts. 43 al 50).
los público*, cuyo ejercicio corresponde al Ministerio de Informa-
Con relación al estado de guerra, la Ley señala los dos supuestos
ción, pasan a depender, en el estado de excepción, de dicha auto-
en que procede su declaración. Son estos, la mayor gravedad que
ridad gubernativa, la que, además, queda facultada para suspender
haya adquirido la alteración que motivó el estado de excepción, y
aquéllos así como cualquier manifestación de los citados medios in-
el haberse producido un súbita y violenta insurrección contra la
formativos, en cuanto puedan contribuir a la alteración del orden
seguridad del Estado, sus instituciones políticas o la estructura
público (art. 29).
social (art. 35).
En el mencionado estado de excepción la potestad sancionadora
La autoridad militar que hubiere asumido el mando ha de
se exterioriza, igualmente, bajo forma disciplinaria, puesto que la
publicar un bando, cuyos extremos la propia Ley especifica, la cual
Ley permite suspender provisionalmente de su empleo, cargo, fun-
ción y percibo del sueldo anejo, al funcionario o persona al ser- (21) Viene así la ley de Orden público a mostrarnos la impugnabilidad
vicio del Estado, Provincia, Municipio y Entidad o Instituto de ca- de los actos que ejecutan las medidas extraordinarias de referencia, y su índo-
rácter público u oficial, que favoreciese con su conducta la actua- le administrativa, puesto -que son actos regulados por la ley de Expropiación
ción de los elementos perturbadores o se negare a cooperar con la forzosa y sujetos a la jurisdicción contencioso-administrativa no sólo en virtud
autoridad constituida cuando fuere expresamente reclamado (ar- de los propios preceptos de esta disposición, sino también por aplicación de
lo establecido en el art. 2.°, apartado &), de la ley de 27 de diciembre de 1956.
tículo 33, núm. 1). Cabe aún afirmar que los actos que traducen las repetidas medidas de po-
Las limitaciones a la libertad personal que autoriza el estado de licía excepcional, no obstante su carácter de actos de gobierno (es indudable
referencia, hace posible la imposición de prestaciones obligatorias el encuadramiento legal de los mismos en la categoría de actos políticos del
a trabajadores y empleados de empresas privadas, respecto a los Gobierno que señala el art. 2.°, apart. fr), de la vigente ley reguladora de la
cuales también la autoridad gubernativa se halla facultada para jurisdicción contencioso-administrativa, puesto que son actos obra del Gobier-
no en ejercicio de los poderes que le confiere el Decreto-ley que declara el
acordar su funcionarización, con lo que se refuerza la disciplina estado de-excepción), no quedan totalmente excluidos de fiscalización jurisdic-
y responsabilidad de los mismos, ya que quedan sometidos al sta- cional, si se tiene en cuenta que nuestra jurisprudencia presenta casos de admi-
tus de los funcionarios públicos (art. 32, apart. e). sión del recurso contra los actos políticos o de gobierno que hubieren incu-
En cuanto a la propiedad, la ley señala las restricciones que rrido en vicios de procedimiento o de incompetencia.
puede sufrir por la utilización de fincas o instalaciones afectadas, Con relación a esta tendencia jurisprudencial, vid. A. GUAITA, «LOS actos
políticos o de gobierno en el Derecho español» {Revista del Instituto de Dere-
como asimismo mediante requisas de armas, municiones, vehícu-
cho Comparado, núm. 4, págs. 84 y sigs), y GARRIDO FALLA, «El tratamiento ju-
los, carburantes, etc., y ocupaciones temporales de industrias, fá- risprudencial de la discrecionalidad administrativa» (Revista de Administración
bricas, talleres o explotaciones (art. 32, apartados d y /). Pública, núm. 13, págs. 149 y sigs.).
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BENEFICENCIA Y SANIDAD