Los actos de terrorismo pueden desestabilizar gobiernos, socavar la sociedad civil, poner en

peligro la paz y la seguridad de los ciudadanos, amenazan el desarrollo social y económico,

y afectan negativamente nuestros intereses vitales y estratégicos, infraestructuras, suministros
y servicios críticos.

El martes 11 de septiembre del 2001, casi 20 extremistas asociados al grupo terrorista Islámico
de Al-Qaedas secuestraron cuatro aviones comerciales en la costa este de Estados Unidos y los
chocaron contra las Torres gemelas en Nueva York, el Pentágono en Washington y uno más que
cayó en un campo abierto en Pensilvania. Casi 3.000 personas murieron incluido los 19
terroristas.

Según el análisis del caso nos muestra la deficiente seguridad que existió dentro de lo
aeropuertos, no hubo una revisión exhaustiva para detectar armas, explosivos y personas
terroristas que viajaban como pasajeros. La seguridad en las terminales aéreas estaba a cargo
de contratistas privados con poco entrenamiento reclutado por las aerolíneas. No todo el
equipaje de carga era revisado y las personas apenas pasaban por detectores de metales.