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ATAQUE A LAS TORRES GEMELAS

A 20 AÑOS DE LOS ATAQUES CONTRA LAS TORRES GEMELAS

En la Carta a Estados Unidos de Osama bin Laden de noviembre de 2002, el líder


terrorista declaró explícitamente los motivos de Al Qaeda para sus ataques,
culpando a la alianza de sionistas y sus colaboradores, en una clara referencia a
los Estados Unidos. Los principales puntos de sus acusaciones eran el apoyo
militar estadounidense a Israel y la presencia de tropas estadounidenses
en Arabia Saudí.

Antes del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos ya había sufrido una serie de


atentados provocados por el terrorismo islámico en las décadas anteriores. Es el
caso del atentado contra los cuarteles en Beirut en 1983 que mató a más de 200
soldados estadounidenses y 58 soldados franceses. En 1993, el atentado del
World Trade Center, provocado por una furgoneta bomba en los cimientos de una
de las torres, mató a seis personas. Los atentados terroristas a las embajadas
estadounidenses en 1998 en Kenia y Tanzania causaron la muerte de 213
personas, incluidas doce estadounidenses. Y en el año 2000 el atentado contra el
USS Cole, en el cual se utilizó una lancha bomba suicida, mató a 17 marines
estadounidenses.

Se cumplen 20 años de uno de los eventos más trágicos en la historia de Estados


Unidos: los atentados del 11 de septiembre de 2001. Aquel fue el día en que cerca
de 3.000 personas murieron cuando varios aviones comerciales secuestrados se
estrellaron contra las Torres Gemelas en Nueva York; la sede del Pentágono en
Arlington, Virginia; y un campo abierto de Pensilvania. Aquí revisamos la historia
de dichos ataques que transformaron al mundo entero, pues, aunque quizá pocos
se dieron cuenta en ese momento, desde las 8:46 AM de aquel 11 de septiembre
casi nada volvería a ser igual.

Los atentados ocurrieron durante la mañana de un martes y fueron atribuidos al


grupo transnacional yihadista de Al-Qaeda. 19 terroristas suicidas, divididos en 4
grupos, secuestraron cuatro aviones de aerolíneas comerciales estadounidenses.

Los primeros fueron el vuelo 11 de American Airlines y el vuelo 175 de United


Airlines que, mientras sobrevolaban la ciudad de Nueva York, impactaron los
icónicos rascacielos del complejo financiero World Trade Center, conocidos como
las Torres Gemelas. 

El tercer avión secuestrado, el vuelo 77 de American Airlines, modificó su curso


para impactar la fachada oeste del Pentágono, la sede del Departamento de
Defensa de Estados Unidos; y un cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, erró
en su objetivo de estrellarse contra el Capitolio en Washington y cayó en un
campo abierto de Pensilvania. 
Este cuarto avión no embistió el Congreso de los Estados Unidos a razón de la
resistencia de los pasajeros y tripulantes al enfrentarse al comando terrorista. 

Así lo reveló la caja negra del vuelo, en un afán de los pasajeros de correr una
suerte distinta a la de los otros aviones, de los cuales ya tenían noticias. Pero,
aunque el enfrentamiento contra los terroristas frustró el objetivo, la cabina perdió
el control y se fue a tierra a campo abierto. 

Los cuatro aviones secuestrados habían despegado desde los Aeropuertos de


Boston, Washington-Dulles y Newark. Tenían por destino California, de manera
que sus depósitos de combustible estaban llenos con cerca de 91.000 litros, lo
suficiente para tener tiempo de maniobra aérea. Según las cajas negras de los
aviones, los secuestradores se hicieron al control de los vuelos portando navajas
simples con las que mataron a las azafatas de vuelo y al menos a un piloto.

El ataque contra las Torres Gemelas evidenció la vulnerabilidad del país más


poderoso del mundo 

De los cuatro aviones secuestrados y estrellados, fueron los dos primeros Boeing
767 los que causaron la mayor cantidad de víctimas mortales. Hablamos de los
aviones que embistieron directamente las Torres Gemelas, los rascacielos que
muchos años fueron los más altos del mundo desde su inauguración en 1973.  

El horror en la zona del bajo Manhattan, el corazón del distrito financiero


estadounidense, había comenzado a las 8:46 de la mañana con el impacto del
primer avión en la torre norte. En dicho edificio, la compañía de seguros Marsh &
McLennan y el banco de inversiones Cantor Fitzgerald, con oficinas entre los pisos
93 y 105, perdieron de inmediato a cerca de 1.000 empleados.

El impacto del segundo avión en la Torre Sur ocurrió a las 9:03 de la mañana, es
decir, 17 minutos después del ocurrido en la Torre Norte.
 
Pero mientras los bomberos socorrían a las más de 14.000 personas que se
presumían en los rascacielos, a las 9:59 se derrumbó la torre sur, es decir, la
segunda en haber sido impactada. Entre tanto, la torre norte se mantenía en pie,
pero no por mucho tiempo. Finalmente, a las 10:28 de la mañana, la torre norte
colapsó y se vino abajo.

De los 750 miembros del Cuerpo de Bomberos de Nueva York que ingresaron a
las torres y se sumergieron en la destrucción, 343 fallecieron aquel día, y cerca de
250 quedaron con lesiones de por vida. 

La inmensa montaña de escombros tras la caída de las torres liberó una


gigantesca nube de polvo que invadió el vecindario de Wall Street. En las calles
había miedo, confusión, llanto.
Todo lo que ocurría estaba siendo transmitido en directo por las televisiones del
mundo entero. Una tragedia sin precedentes en territorio estadounidense que dejó
cerca de 3.000 víctimas mortales. La mayoría de ellas en las torres gemelas con
alrededor de 2.700 muertes.

También murieron 125 personas dentro del edificio del Pentágono, así como los
265 pasajeros de los cuatro aviones estrellados, incluyendo los 19 terroristas
suicidas de Al-Qaeda.

Además, 24 personas se cuentan dentro de la lista de desaparecidos y 25.000 se


cifran como heridos, muchos de ellos con lesiones permanentes.

El cerebro de los atentados fue un paquistaní, actualmente preso en


Guantánamo y a la espera de juicio

De acuerdo con el pentágono, la idea de secuestrar aviones e impactarlos contra


objetivos estadounidenses, que cambió para siempre las medidas de seguridad de
los vuelos, partió de un paquistaní, Khalid Sheikh Mohammed. 

Este miembro de Al-Qaeda convenció al fundador y líder de la organización,


Osama Bin Laden, de llevar a cabo los atentados contra Estados Unidos, su
principal enemigo de Occidente, con la modalidad de aviones. 

Luego de ser capturado en Rawalpindi, Pakistán, el 1 de marzo de 2003, en un


trabajo conjunto de la CIA con el servicio de inteligencia paquistaní, Khalid Sheikh
Mohammed fue llevado a prisión en custodia estadounidense. En 2006
Mohammed confesó haber sido el autor intelectual de los atentados del 11 de
septiembre. En consecuencia, en 2008 fue acusado por crímenes de guerra y
asesinato masivo por una comisión militar de Estados Unidos. 

Actualmente se encuentra en la prisión de máxima seguridad de Guantánamo, en


la isla de Cuba, desde donde ha denunciado episodios de tortura. Recientemente
fue anunciada la reanudación de su juicio, que según expertos en justicia
estadounidense le podría acarrear la pena de muerte.

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