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Oswaldo Gutiérrez

2 de mayo, 2023

Ensayo 1

Re-evangelización de Latinoamérica
Desde tiempos de la conquista, con la cual llegó la evangelización a América, las críticas y
cuestionamientos han estado presente. Estos cuestionamientos tienen diferentes puntos de vista,
tanto los que dicen que la expansión del cristianismo fue más que suficiente razón para justificar
los desmanes, como los que piensan que debemos sentir rechazo por una evangelización
impuesta, y que se puede considerar como una base ideológica que le da legitimidad a la
castración de las culturas existentes en el continente. Hay una gama de posturas intermedias
entre las que se destaca las de quienes cuestionan la deficiente forma de realizar la
cristianización de América, que obliga a plantearse una "re-evangelización". La controversia se
dio ya en la época misma de la Conquista y ha perdurado hasta nuestros días. La influencia de la
reforma de Lutero es otro aspecto que ha causado preguntas, pues nos cuestionamos hasta donde
dicha influencia ha tenido eco en el continente americano. Por lo tanto, es importante tener en
cuenta los aportes de la teología de América Latina, en especial la Teología de la Liberación, que
propone una visión no europea, sino más centrada en la realidad socio cultural latinoamericana,
para evangelizar al continente con un enfoque que incluya a los no creyentes y no solo a los
cristianos vencedores. Este ensayo, tras presentar algunos principios e interpretaciones que, a la
vez ayudan a comprender lo que pasó, dejan abierta la puerta a la necesaria crítica, que analiza
los aspectos básicos de la evangelización de América, que dan las pistas adecuadas para
comprender las tareas pendientes de una nueva evangelización y que deben hacer partícipes a las
iglesias latinoamericanas de forma interdenominacional.
Para poder entender de forma más clara el centro de este ensayo, considero pertinente que
tengamos en claro el significado preciso de lo que es evangelizar. Evangelizar es
fundamentalmente comunicar la Buena Nueva del Evangelio mediante obras y palabras. Este
mandato fue dado por el Señor Jesucristo cuando dijo: “Vayan y anuncien la Buena Nueva…”
(Marcos 16:15). Esta acción se convierte en el propósito que le da identidad a la iglesia. Por lo
tanto, no debe convertirse como sucede en algunas iglesias, en un aspecto secundario de su
existir. Es cierto que esta misión muchas veces se ha confundido y se ha reducido a una
adoctrinación, situación que hemos vivido en Colombia en las últimas décadas, aminorando así
el contenido tan rico y profundo de la acción evangelizadora. Habiendo hecho esta salvedad
sobre el significado y propósito de la evangelización, pasemos a su aplicación en América
Latina.
Uno de los aspectos a tener en cuenta en este ensayo es el de la imposición de una
evangelización que no tuvo en cuenta el contexto socio cultural de los evangelizados, situación
que desde la Palabra de Dios va en contra de lo que podemos ver por ejemplo, en el libro de los
Hechos de los Apóstoles, en donde podemos reconocer que Pablo usa la propia cultura griega
para evangelizar a los griegos cuando dice: “porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé
también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros
adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio” (17:23). Tomando en cuenta este aspecto
en consideración podemos decir que, la evangelización de América Latina constituye un acto
alcanzado a través de la violencia en gran magnitud. Esta parte de la historia no se aleja de la
vivida en el continente europeo, en donde se trató de imponer la fe a través de la violencia, como
lo explica Justo González cuando dice: “Si bien es cierto que la Inquisición fue frecuentemente
una fuerza opresora, no es menos cierto que en muchos otros países, tanto católicos como
protestantes, había otras fuerzas de la misma índole”1. Implica que una nación con su cultura,
memoria, historia y religión se somete a otra, que pierde se carácter histórico, que tiene que
aceptar un bloqueo de su desarrollo autónomo, que debe adherirse a la lógica del otro, que debe
asumir formas políticas, hábitos culturales y expresiones religiosas, y la misma lengua del
dominador.
Como consecuencia de esta evangelización a la fuerza los pueblos, ahora cristianos, tienen una
dificultad enorme de elaborar su identidad propia. Pareciera que se ven obligados a compararse
en el reflejo de otros. Lastimosamente este reflejo llega distorsionado por todo tipo de perjuicios
que, interiorizados por el evangelizado, hacen que este pase a creer, por el hecho de ser indígena,
negro, mestizo o pobre, que no vale nada y que nació solo para vivir. El mismo Hegel en sus
Críticas a las Filosofías de la Historia reproduce semejante prejuicio. Dice, por ejemplo: “De
América y de su cultura, particularmente de México y de Perú, tenemos conocimientos, pero
solamente aquellos que muestran que era una cultura natural, que debía desaparecer en la medida
que llegase el espíritu; América se mostró y aún hoy se muestra física y espiritualmente
impotente”2 A causa de tales ideas inculcadas por medio de aquella evangelización, que no tuvo
en cuenta a los evangelizados, estos recipientes se sienten pueblos divididos por dentro. Muchas
veces después de sacudir el yugo, continúan dominados por las estructuras interiorizadas que les
quitan la auto-estima, y que los llevan a imitar a los antiguos evangelizadores y a soñar los
sueños de ellos, en vez de proyectar sus propios sueños e intentar vivirlos. Un claro ejemplo de
esta situación es la distorsionada doctrina de la prosperidad que surgió en los Estados Unidos con
el evangelista Oral Roberts y que después terminó encontrando un espacio en una cultura
totalmente diferente a la norteamericana como es Latinoamérica.
Debemos concluir que nuestra Latinoamérica debe ser re-evangelizada, si es que este término
existe, porque los principios del evangelio de Jesucristo y posteriormente los planteamientos
reformadores de Lutero se han perdido en la implantación de modelos que no corresponden a las
necesidades del medio sociocultural latinoamericano. Para poder lograr una verdadera

1
González, Justo. Historia del Cristianismo. Tomo 2. P.3
2
Werke, Suhrkamp. Críticas a las Filosofías de la Historia. P.108
evangelización de América Latina se requerirá sin duda una mayor tolerancia entre las diferentes
denominaciones que aglutinan a los cristianos de esta parte del mundo. Por lo tanto, no podremos
hacer una verdadera evangelización si los pobres nos ven como grandes potentados, los menos
favorecidos se alejarán del Evangelio, si nos mostramos ajenos a sus necesidades, no podremos
alcanzar a los menos favorecidos si nuestras iglesias se muestran como lugares que se interesan
más en las grandes ciudades con grandes conglomerados económicos. Entonces el llamado es a
tener una mentalidad más abierta hacia un enfoque de las necesidades cambiantes de nuestras
comunidades. Es por eso que se hace necesario encontrar nuevas formas de evangelización. Hay
que poner la evangelización como meta de la educación integral de los jóvenes, hay que dar una
dimensión evangelizadora a las iglesias que atraen necesitados. Para alcanzar este difícil
objetivo, creo que necesitamos construir comunidades de fe más abiertas, proféticas, ecuménicas,
solidarias. Rechazar la tentación de la imposición de la verdad por medios que abusan del poder
de manera arbitraria. Rechazar la tentación de ejercer un liderazgo eclesiástico o civil ávido de
poder y acumulación material. Y trabajar con más esfuerzo en acciones concertadas por la
justicia y la reconciliación. Solo el Evangelio salvador de Jesucristo puede cambiar el corazón
del hombre, no la política ni las leyes.

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