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Iglesia Bautista “El Divino Maestro”.

7 de febrero de 2023
Libertad y voluntad perfectas. Gén. 3:1-6.

1. PRESENTACION.
Cuando la voluntad del hombre es hacer la voluntad de Dios, entonces todo termina muy bien.

1
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la
cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol
que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la
mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para
alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como
ella.

2. INTRODUCCION.
El capítulo 1 del Libro de Génesis nos enseña que, Dios hizo todo lo que existe, incluyendo al ser
humano, en seis días. En 2:7 se nos enseña cómo Dios hizo al primer hombre en el día sexto de la
creación. En 2:8-15, vemos que Dios puso al hombre en un huerto que estaba dentro de un lugar al
nombró Edén, de donde brotaba un río que regaba el huerto y luego se dividía en cuatro ríos que
regaban otras tierras. El huerto daba frutos de lo más delicioso; en medio del mismo estaba el árbol
de vida, pero también estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal. El propósito del hombre en el
huerto, era para que lo trabajara y lo cuidara.

Gén. 2:16-17. Aquí leemos que Dios, como dueño del huerto, informó a aquel primer varón, que
podía comer del fruto de todos los árboles del huerto, pero, por su bien, le prohibió el fruto de sólo
uno: el árbol de la ciencia del bien y del mal, pues si de éste comía, moriría.

Recordemos que tener libertad es una de los más grandes valores que podamos tener. Desde el
primer hombre, Dios lo hizo libre, por eso libertad es un don de Dios. Cuando un ser humano atenta
contra la libertad de otro, está contra lo dispuesto por Dios. En nuestra nación tenemos libertad y a
veces no le damos el valor suficiente y la valoramos verdaderamente, si alguien nos la quiere quitar.

Pero, para ejercer la libertad, se necesita la voluntad, y Dios también hizo al hombre con voluntad
para que libremente decidiera obedecerle o no, porque si hemos de agradar a Dios, debe ser
poniendo nuestra voluntad en ello. Todos valoramos más las cosas que se hacen de buena voluntad,
que las que se hacen a la fuerza.

Esa es la razón por la cual Dios puso en el huerto todo árbol delicioso, entre ellos, el de la vida, pero
también el de la ciencia del bien y del mal, para que el hombre decidiera si quería obedecer o
desobedecer; si que quería alinear su voluntad a la voluntad de Dios, que siempre quiere lo bueno
para el hombre.
En Gén. 2:18-25, se narra cómo Dios creó a la primera mujer, a partir de una costilla del primer
hombre, creando así también el matrimonio y la familia.

3. DESARROLLO.
Gén. 3:1-6 Como consecuencia de lo dicho anteriormente, a esta pareja Dios había dado libertad y
las enseñanzas de Dios dadas al varón llamado Adán, se habían transmitido también a su mujer.

La primera palabra del capítulo 3 es la palabra “Pero” e indica, que si algo está prohibido por Dios,
hay alguien que trata de que el ser humano le desobedezca. Es decir, desde la primera pareja, está
delante de nosotros tanto el bien, como el mal y en aquella ocasión el mal se había personificó en
uno de los animales de la creación (la serpiente), que echando mano de astucia hace a la mujer una
pregunta sutil e insidiosa, pues se centra en el árbol cuyo fruto está prohibido; así trabaja el enemigo
de las almas.

La mujer respondió correctamente, mostrando que tenía la misma enseñanza de su marido. Dios
había puesto ese árbol para que ejercitaran su voluntad de obedecer a Dios antes que ejercer un
libertinaje (vers. 2-3).

Entonces la serpiente, cuando vio que la mujer había entrado en confianza, contradijo a Dios y le dijo
que no morirían y si comían de aquel fruto, sino que serían como Dios. Así el enemigo despertó en la
mujer la codicia de ser como Dios y saberlo todo; estas palabras le atrajeron y entonces vio el árbol
desde un punto de vista diferente (vers. 4-5).

Vers. 6. Lo atractivo del fruto le daba aparentemente la razón a la serpiente; entonces tomó del fruto,
y comió (efectivamente era delicioso) e invitó a su marido a comerlo, el cual en ningún momento se
opuso; su mujer, su ayuda idónea se lo estaba ofreciendo, aunque transgrediendo el mandato de
Dios. Así nació el pecado, pecar es desobedecer a Dios, si pecar no fuera atractivo y a veces
delicioso, nadie pecaría. Pecar es desobedecer a Dios. Una prohibición nos indica algo que no se
debe hacer, pero no quiere decir que no se pueda hacer. En nuestra sociedad hay cosas que las
leyes civiles no prohíben, pero son pecados si no están conforme a la voluntad de Dios: por ejemplo,
embriagarse.

En los versículos 11 a 13, vemos que, cuando que, cuando Dios cuestiona a esta pareja sobre su
desobediencia, Adán, al culpar a su mujer, le echó la culpa a Dios, porque esa mujer le había sido
dada por él; a su vez, la mujer le echó la culpa a la serpiente (es decir, al diablo). Después del
pecado de aquella pareja, todos los que descendemos de ellos, estamos propensos continuamente a
pecar. Pero cada uno debemos reconocer nuestro pecado delante de Dios.

Eclesiastés 7:20 nos indica que no hay uno que nunca peque y Romanos 3:10 lo corrobora. hay una
solución al pecado: creer en Jesucristo, que murió en la cruz para perdonar nuestros pecados, lo
hace posible (Jn. 3:16-17). Echemos mano de buena voluntad, para decidirnos en seguir a Cristo
Jesús.

Cuauhtémoc Castillo César

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