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GRADO EN DERECHO

DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

CURSO ACADÉMICO 2023-2024 – GRUPO M-2

ACTIVIDAD EVALUABLE NÚM. 2

A. SESIÓN DEL 31 DE OCTUBRE DE 2023:

EL RECURSO A LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA


(ESPECIAL REFERENCIA A LA CUESTIÓN PALESTINA)

1. COMPETENCIA EN MATERIA CONTENCIOSA.

ASUNTO DE LAS ACTIVIDADES MILITARES Y PARAMILITARES EN Y CONTRA


NICARAGUA (NICARAGUA C. ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

Antecedentes: El triunfo del movimiento insurreccional liderado por el Frente Sandinista de


Liberación Nacional (FSLN) terminó con la dictadura que la familia de los Somoza había ejercido
en Nicaragua hasta 1979. La oposición al nuevo Gobierno sandinista en el interior del país se
organizó inicialmente de manera espontánea en grupos armados de antiguas guardias y
funcionarios somocistas que, conocidos con el nombre de “contras” , se organizaron en torno a la
“Fuerza Democrática Nicaragüense”. El Gobierno de Estados Unidos a través de diversos
organismos adscritos a su Administración fueron ejerciendo una amplia gama de acciones
encubiertas de apoyo financiero y logístico de los actos armados y de sabotaje llevados a cabo por
los grupos contrarrevolucionarios mencionados, como complemento de una política abierta de
condena y aislamiento del régimen sandinista en todos los foros y organizaciones internacionales.
Esta implicación creciente en el conflicto nicaragüense incluyó la participación directa de agentes
adscritos o contratados por los Estados Unidos en acciones armadas y actos de sabotaje. El 9 de
abril de 1984, por medio de su embajador en los Países Bajos, el Gobierno de Nicaragua interpuso
una demanda contra los Estados Unidos para que la Corte Internacional de Justicia declare la
ilicitud de estas actividades y la responsabilidad internacional de los Estados Unidos, reclamando -
en consecuencia- el cese de las actividades mencionadas y una indemnización por los daños
causados al Estados demandante. Después de examinar los instrumentos internacionales
pertinentes, la Corte Internacional de Justicia se declaró competente para conocer el asunto y
declaró admitida la demanda (Sentencia del 26 de noviembre de 1984). Con posterioridad, la Corte
dictó su sentencia sobre el fondo del asunto el 27 de junio de 1986. Los Estados Unidos alegaron
diferentes razones para negar a la Corte la competencia para entrar a conocer el fondo de la
demanda nicaragüense, al mismo tiempo que defendían hasta cinco causas diferentes de
inadmisibilidad de la demanda. Entre las primeras se alegaba que esta controversia debía quedar
excluida de la competencia de la Corte en virtud de la modificación que los Estados Unidos habían
introducido el 6 de abril de 1984 en la anterior declaración unilateral de aceptación de la
competencia de la Corte de 1946.

a) Declaración de aceptación de la jurisdicción de la Corte Permanente de Justicia Internacional


hecha por la República de Nicaragua el 24 de septiembre de 1929.

1
“En nombre de la República de Nicaragua, declaro reconocer como obligatoria y sin condición la
jurisdicción de la Corte Permanente de Justicia Internacional.

Ginebra, 24 de septiembre de 1929. (Firmado) T.F. Medina” (CIJ Annuaire 1982-83, p. 78).

b) Declaración de aceptación de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia hecha por los


Estados Unidos de América el 26 de agosto de 1946.

“Nos, Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, declaramos en nombre de los Estados
Unidos de América, en aplicación del artículo 36, párrafo 2, del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia y de conformidad con la resolución adoptada, en fecha 2 de agosto de 1946, por el
Senado de los Estados Unidos de América (mediante el voto de dos tercios de los senadores
presentes), que los Estados Unidos de América reconocen como obligatoria de pleno derecho y sin
convenio especial, respecto a cualquier otro Estado que acepte la misma obligación, la jurisdicción
de la Corte Internacional de Justicia en todas las controversias de orden jurídico que surjan en el
futuro y que versen sobre:
a) La interpretación de un tratado;
b) Cualquier cuestión de derecho internacional;
c) La existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría violación de una
obligación internacional;
d) La naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el quebrantamiento de
una obligación internacional;

Bajo la reserva de que esta declaración no se aplica:


a) A las controversias cuya solución las partes hayan atribuido a otros tribunales en virtud de
acuerdos ya existentes o que puedan celebrarse en el futuro; o
b) A las controversias relativas a cuestiones que pertenezcan esencialmente a la competencia
interna de los Estados Unidos de América, tal como es determinada por los Estados Unidos
de América; o
c) A las controversias derivadas de un tratado multilateral, a menos que 1) todas las partes a
las que afecte la decisión sean también partes en el asunto sometido a la Corte, o que 2) los
Estados Unidos de América acepten expresamente la competencia de la Corte; y

Bajo la reserva, por último, de que esta declaración tenga una vigencia de cinco años y de que,
después, continúe plenamente en vigor hasta que expire un plazo de seis meses a partir de la fecha
en que se notifique la intención de dar por terminada esta declaración.
Hecho en Washington, el 14 de agosto de 1946.
(Firmado) Harry S. Truman”.

(CIJ, Annuaire 1981-1982, ng 36, pp. 66-67)

c) Notificación de los Estados Unidos a la Corte Internacional de Justicia, de 6 de abril de 1984,


referente a la Declaración de aceptación de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia
hecha por los Estados Unidos de América el 26 de agosto de 1946.

“(...) La declaración anteriormente mencionada no se aplicará a los litigios con cualquier Estado
centroamericano o procedentes de o relacionados con acontecimientos en América Central, y esos
litigios se resolverán del modo en que convengan las partes en ellos.
Pese a los términos de la declaración mencionada, esta estipulación entrará en vigor inmediatamente
y tendrá vigencia durante dos años, a fin de promover el proceso continuado de arreglo de
controversias regionales que procura una solución negociada a los problemas políticos, económicos
y de seguridad interrelacionados de la América Central”. (Activités militaires et paramilitaires au

2
Nicaragua et contre celui-ci (Nicaragua c. Etats-Unis d’Amérique), compétence et recevabilité,
arrêt, CIJ Recueil, 1984, p. 398).

d) Sentencia de la Corte Internacional de Justicia de 26 de noviembre de 1984 (Competencia y


admisibilidad)

“(...) 59. Las declaraciones de aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte son compromisos
facultativos, de carácter unilateral, que los Estados tienen completa libertad para suscribir o no
suscribir. El Estado es libre igualmente de hacer una declaración sin condiciones y sin límite de
duración, o de acompañarla de condiciones o reservas. En particular, puede limitar su efecto a las
diferencias suscitadas después de una determinada fecha, o especificar el período de tiempo durante
el cual permanecerá en vigor o el preaviso que eventualmente será necesario para darle fin. El
carácter unilateral de las declaraciones no implica, sin embargo, que el Estado declarante sea libre
de modificar el alcance y el contenido de sus compromisos solemnes como desee. En el asunto de
las Pruebas nucleares, la Corte se ha expresado muy claramente al respecto:
«Está reconocido que declaraciones que revistan la forma de actos unilaterales y que conciernan a situaciones
de derecho o de hecho pueden tener por efecto la creación de obligaciones jurídicas. Las declaraciones de esta
naturaleza pueden tener y tienen a menudo un objeto muy preciso. Cuando el Estado autor de la declaración
tiene la intención de vincularse con arreglo a sus términos, esta intención confiere a su declaración el carácter
de un compromiso jurídico, quedando por tanto el Estado interesado obligado jurídicamente a seguir una línea
de conducta conforme a su declaración». (CIJ Recueil, 1971, p. 267, par. 43; p. 472, par. 46).

60. De hecho las declaraciones, aun siendo actos unilaterales, establecen una serie de vínculos
bilaterales con los otros Estados que aceptan la misma obligación en relación con la jurisdicción
obligatoria, teniendo en cuenta las condiciones, reservas y estipulaciones de duración. En el
establecimiento de esta red de compromisos que constituye el sistema de la cláusula facultativa, el
principio de la buena fe desempeña un papel esencial; y la Corte ha subrayado la necesidad de
respetar, en las relaciones internacionales, las reglas de la buena fe y de la confianza en términos
especialmente claros, también en el asunto de las Pruebas nucleares:
«Uno de los principios básicos que presiden la creación y la aplicación de las obligaciones jurídicas, sea cual
sea su fuente, es el de la buena fe. La confianza recíproca es una condición inherente a la cooperación
internacional, sobre todo en una época en que, en muchos campos, esta cooperación es cada vez más
indispensable. Al igual que la regla del derecho de los tratados pacta sunt servanda, el carácter obligatorio de
un compromiso unilateral asumido por una declaración unilateral se basa en la buena fe. Los Estados
interesados pueden pues tener en cuenta las declaraciones unilaterales y confiar en ellas; están legitimados para
exigir que la obligación así creada sea respetada». (Ibid., p. 268, par. 46; p. 473, par. 49).

61. La cuestión más importante que se plantea a propósito de la notificación de 1984 es saber si es
permisible a los Estados Unidos prescindir de la cláusula de preaviso de seis meses que libremente
habían decidido incluir en su declaración de 1946. Al hacerlo, habían asumido una obligación
vinculante en relación con los otros Estados partes en el sistema de la cláusula facultativa. Los
Estados Unidos tienen el derecho, inherente a todo acto unilateral de un Estado, de modificar el
contenido de su declaración o de ponerle fin; pero igualmente han asumido una obligación
irrevocable frente a los otros Estados que han aceptado la cláusula facultativa, declarando formal y
solemnemente que cualquier cambio de tal naturaleza solamente tendría efecto después de la
expiración de los seis meses de preaviso.

62. Los Estados Unidos han alegado que la declaración nicaragüense de 1929, siendo de duración
indefinida, era denunciable sin preaviso; en consecuencia, Nicaragua no había aceptado «la misma
obligación» que ellos mismos en el sentido del artículo 36, párrafo 2, y no podía oponerles la
cláusula de preaviso de seis meses. La Corte no considera, sin embargo, que este argumento
autorice a los Estados Unidos a ignorar la cláusula de preaviso que figura en su declaración de
1946. La noción de reciprocidad se refiere al alcance y a la sustancia de los compromisos,
comprendidas las reservas que los acompañan, y no a las condiciones formales relativas a su

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creación, su duración o su denuncia. Es claro que la reciprocidad no puede ser invocada por un
Estado para no respetar los términos de su propia declaración, sea cual sea el ámbito de aplicación,
los límites o las condiciones. (...)

El mantenimiento en vigor de la declaración de los Estados Unidos durante los seis meses de
preaviso es un compromiso positivo, derivado de la cláusula de duración, pero la declaración
nicaragüense no incluye ninguna restricción expresa. Es por tanto claro que los Estados Unidos no
pueden invocar la reciprocidad como base de la iniciativa que han tomado al proceder a la
notificación de 1984 cuyo objeto era modificar el alcance de su declaración de 1946. Por el
contrario, es Nicaragua quien les puede oponer la cláusula de preaviso de seis meses –no, por
supuesto, con arreglo a la reciprocidad sino porque constituye un compromiso que forma parte
integrante del instrumento en el que está contenida.

63. Además, puesto que los Estados Unidos pretendían, el 6 de abril de 1984, modificar su
declaración de 1946 con un efecto suficientemente inmediato para obstaculizar la demanda del 9 de
abril de 1984, sería necesario, para invocar la reciprocidad, que la declaración nicaragüense fuera
denunciable sin preaviso. Pero el derecho de poner fin inmediatamente a declaraciones de duración
indefinida está lejos de estar establecido. La exigencia de buena fe parece imponer que se les
aplique por analogía el tratamiento previsto por el derecho de los tratados, que prescribe un plazo
razonable para la retirada o la denuncia de tratados que no contienen ninguna cláusula de duración.
Puesto que Nicaragua no ha manifestado de hecho ninguna intención de retirar su propia
declaración la cuestión de saber qué plazo razonable debería ser respetado no requiere mayor
examen: bastará con observar que el lapso de tiempo del 6 al 9 de abril no constituye un «plazo
razonable. (...)” (Activités militaires et paramilitaires au Nicaragua et contre celui-ci (Nicaragua c.
Etats-Unis d’Amérique), compétence et recevabilité, arrêt, CIJ Recueil, 1984, pp. 418-420).

ASPECTOS A CONSIDERAR:
- ¿Cuáles son las formas de aceptación de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia?
- ¿Se pueden formular reservas a las declaraciones unilaterales previstas en el artículo 36 del
Estatuto de la Corte?
- ¿Qué implica el criterio de reciprocidad en relación con la aplicación e interpretación de las
declaraciones unilaterales de aceptación de la jurisdicción de la Corte?
- ¿Qué significa el forum prorogatum?
- ¿Por qué esta sentencia se denomina sobre competencia y admisibilidad?

2. COMPETENCIA EN MATERIA CONSULTIVA.

OPINIÓN CONSULTIVA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA SOBRE


LAS CONSECUENCIAS JURÍDICAS DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN MURO EN EL
TERRITORIO PALESTINO OCUPADO DE 9 DE JULIO DE 2004.

Antecedentes.
El gobierno de Israel, alegando motivos de seguridad, en 2001 aprueba el plan de construcción
de un muro de separación con la comunidad palestina del territorio de cisjordania. En abril de
2002 empiezan las obras y el 1º de octubre de 2003 decide el trazado completo.
A partir del 9 de Octubre de 2003, a solicitud de Siria, se intenta que el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas se pronunciase sobre la construcción del citado muro y se tomasen las
medidas oportunas en atención a sus competencias. El órgano no se pronunció al no alcanzarse los
nueve votos necesarios, incluidos los de los Miembros permanentes.
El 10 de diciembre de 2003, la Asamblea General reunida en período extraordinario de
emergencia, solicitó (A/Res/ES-10/14) a la Corte Internacional de Justia que emitise una opinión
consultiva sobre la siguiente cuestión:

4
“¿Cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de la construcción del muro que
levanta Israel, la Potencia ocupante, en el territorio palestino ocupado incluida Jerusalén
oriental y sus alrededores, según se describe en el informe del Secretario General, teniendo en
cuenta las normas y principios de derecho internacional, incluido el Cuarto Convenio de
Ginebra de 1949 y las resoluciones del Consejo de seguridad y de la Asamblea General”.

- EXTRACTOS DE LA OPINIÓN DE LA CORTE, RELATIVOS A LA DESCRIPCIÓN DEL


MURO.

“(...)
82. Conforme a la descripción que figura en el informe y en la exposición escrita del
Secretario General, las obras terminadas o previstas han producido o producirán instalaciones que
comprenden fundamentalmente lo siguiente:
1) Una valla de sensores electrónicos;
2) Una zanja de hasta 4 metros de profundidad;
3) Una carretera asfaltada de dos carriles para patrullas;
4) Un camino de arena allanada para detectar huellas, que discurre en paralelo a la valla;
5) Seis rollos de alambre de púas apilados para marcar el perímetro de las instalaciones.
Las instalaciones tienen un ancho de 50 a 70 metros, y alcanzan hasta 100 metros en algunos
lugares. Se podrán añadir .barreras de profundidad. a las instalaciones.
Los 180 kilómetros aproximadamente de muro construidos o en construcción cuando el
Secretario General presentó su informe incluían unos 8,5 kilómetros de muro de hormigón. Esos
muros suelen encontrarse en los centros de población palestina cercanos o contiguos a Israel (como
los que se encuentran cerca de Qalqilya y Tulkarm y partes de Jerusalén).
83. En el informe del Secretario General se indica que en la parte más septentrional el muro
construido o en construcción se desvía muy poco de la Línea Verde. Sin embargo, casi toda su
trayectoria se encuentra en territorio ocupado. En algunos lugares las instalaciones se desvían más
de 7,5 kilómetros de la Línea Verde para incluir asentamientos mientras rodean zonas de población
palestina. Un tramo de 1 a 2 kilómetros al oeste de Tulkarm parece discurrir en el lado israelí de la
Línea Verde. Por otra parte, en otros lugares el trazado previsto se desviaría hacia el este hasta 22
kilómetros. En el caso de Jerusalén, las instalaciones existentes y el trazado previsto estarían lejos
de la Línea Verde y en algunos casos incluso lejos del límite municipal oriental de Jerusalén fijado
por Israel.
84. De acuerdo con ese trazado, aproximadamente 975 kilómetros cuadrados (es decir el
16,6% de la superficie total de la Ribera Occidental) quedaría entre la Línea Verde y el muro, según
el informe del Secretario General. Se informa de que en esa zona viven 237.000 palestinos. Si se
completara todo el trazado, otros 160.000 palestinos vivirían en comunidades casi totalmente
encerradas que se describen como enclaves en el informe. Como resultado del trazado previsto,
cerca de 320.000 colonos israelíes (de estos, 178.000 en Jerusalén oriental) vivirían en la zona entre
la Línea Verde y el muro.
85. Por último, cabe señalar que la construcción del muro ha ido acompañada de la creación
de un nuevo régimen administrativo. Así pues, en octubre de 2003 las Fuerzas de Defensa de Israel
emitieron órdenes por las que se establecía como zona cerrada. la parte de la Ribera Occidental
situada entre la Línea Verde y el muro. Los residentes de esa zona no pueden permanecer en ella y
los no residentes no pueden acceder a la zona, a menos que dispongan de un permiso o de una
tarjeta de identidad emitida por las autoridades israelíes. De acuerdo con el informe del Secretario
General, la mayoría de los residentes ha recibido permisos por un período limitado. Los ciudadanos
israelíes, los residentes permanentes en Israel y las personas que reúnan las condiciones para
inmigrar a Israel con arreglo a la ley del retorno pueden permanecer en la zona cerrada y transitar
libremente por ella sin necesidad de un permiso. El acceso a la zona cerrada y la salida de ella sólo
son posibles a través de las verjas de acceso que se abren con poca frecuencia y durante períodos
breves.” (Doc. A/ES-10/273, pp. 32-33).

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- EXTRACTOS RELATIVOS AL DERECHO INTERNACIONAL APLICABLE

86. La Corte habrá de determinar ahora las normas y principios del derecho internacional aplicables
a la evaluación de la legalidad de las medidas adoptadas por Israel. Tales normas y principios se
encuentran en la Carta de las Naciones Unidas y algunos otros tratados, en el derecho internacional
consuetudinario y en las resoluciones pertinentes aprobadas con arreglo a la Carta por la Asamblea
General y el Consejo de Seguridad. (…/…)

87. En primer lugar, la Corte recuerda que con arreglo al párrafo 4 del Artículo 2 de la Carta de las
Naciones Unidas:

“Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o


al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier
otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.”

El 24 de octubre de 1970, la Asamblea General aprobó la resolución 2625 (XXV), titulada


Declaración sobre los principios de derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y
a la cooperación entre los Estados (en adelante, la resolución 2625 (XXV)), por la que destacó que
“el territorio de un Estado no será objeto de adquisición por otro Estado derivada de la amenaza o el
uso de la fuerza.” Como lo señaló la Corte en su Opinión en el caso Actividades militares y
paramilitares en Nicaragua y contra Nicaragua (Nicaragua contra los Estados Unidos de
América), los principios sobre el uso de la fuerza incorporados en la Carta reflejan el derecho
internacional consuetudinario (véase I.C.J. Reports 1986, págs. 98 a 101, párrs. 187 a 190); lo
mismo es cierto de su corolario que entraña la ilegalidad de la adquisición territorial resultante de la
amenaza o el uso de la fuerza.

88. Asimismo, la Corte señala que el principio de la libre determinación de los pueblos se consagró
en la Carta de las Naciones Unidas y se reafirmó en la resolución 2625 (XXV) de la Asamblea
General citada anteriormente, que dispone que “todo Estado tiene el deber de abstenerse de recurrir
a cualquier medida de fuerza que prive de su derecho a la libre determinación .. a los pueblos
aludidos en [esa resolución].” En el artículo 1 común al Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, se
reafirma el derecho de todos los pueblos a la libre determinación y se establece la obligación de los
Estados partes de promover el ejercicio de ese derecho y de respetarlo, de conformidad con las
disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas. La Corte recuerda que en 1971 hizo hincapié en
que la evolución actual del derecho internacional respecto de los territorios no autónomos, según lo
consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, extendía la aplicación del principio de la libre
determinación a todos esos territorios. La Corte también declaró que esa Evolución dejaba poca
duda de que el objetivo ulterior de la misión sagrada mencionada en el párrafo 1 del artículo 22 del
Pacto de la Sociedad de las Naciones fuese la libre determinación de los respectivos pueblos
afectados (Legal Consequences for States of the Continued Presence of South Africa in Namibia
(South West Africa) notwithstanding Security Council Resolution 276 (1970), Advisory Opinion,
I.C.J. Reports 171, pág. 31, párrs. 52 y 53). En su jurisprudencia, la Corte se ha referido en ese
principio en diversas oportunidades (ibíd.; véase también Western Sahara, Advisory Opinion, I.C.J.
Reports 1975, pág. 68, párr. 162). En efecto, la Corte ha dejado en claro que el derecho de los
pueblos a la libre determinación es ahora un derecho erga omnes (véase East Timor (Portugal v.
Australia), Judgement, I.C.J. Reports 1995, pág. 102, párr. 29).

89. En lo tocante al derecho internacional humanitario, la Corte desea señalar en primer lugar que
Israel no es parte en el Cuarto Convenio de La Haya de 1907 en cuyo anexo figuran las Reglas de
La Haya. La Corte observa que, según lo dispuesto en el Convenio, las Reglas se prepararon como
revisión de las leyes y usos generales de la guerra vigentes en ese momento. Sin embargo,

6
posteriormente el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg determinó que las normas
enunciadas en el Convenio “contaba con el reconocimiento de las naciones civilizadas y eran
consideradas declarativas de las leyes y usos de la guerra”. (Fallo del Tribunal Militar Internacional
de Nuremberg del 30 de septiembre y el 1° de octubre de 1946, pág. 65). La Corte …/…

(…)

100. Finalmente, la Corte desea señalar que el Tribunal Supremo de Israel, en un fallo de fecha 30
de mayo de 2004, decidió asimismo lo siguiente: “Las operaciones militares de las [Fuerzas de
Defensa de Israel] en Rafah, en la medida en que afectan a la población civil, se rigen por el Cuarto
Convenio de La Haya relativo a las leyes y usos de la guerra terrestre, de 1907, ... y por el Convenio
de Ginebra relativa a la protección de personas civiles en tiempo de guerra, de 1949.”

101. En vista de lo expuesto anteriormente, la Corte considera que el Cuarto Convenio de Ginebra
es aplicable en cualquier territorio ocupado en caso de que surja un conflicto armado entre dos o
varias Altas Partes Contratantes. Dado que Israel y Jordania eran parte en el Convenio cuando
estalló el conflicto armado en 1967, la Corte estima que el Convenio es aplicable en los territorios
palestinos que antes del conflicto estaban situados al este de la Línea Verde y que, durante dicho
conflicto, fueron ocupados por Israel, sin que sea necesario determinar cuál era exactamente el
estatuto anterior de esos territorios.

(...)

155. La Corte observa que las obligaciones violadas por Israel comprenden algunas obligaciones
erga omnes. Como indicó la Corte en el asunto de la Barcelona Traction, esas obligaciones son por
su propia naturaleza materia de “interés para todos los Estados” y, “Habida cuenta de la importancia
de los derechos involucrados, puede entenderse que todos los Estados tienen un interés jurídico en
su protección.” (Barcelona Traction, Light and Power Company, Limited, Second Phase, Judgment,
I.C.J. Reports 1970, pág. 32, párr. 33.) Las obligaciones erga omnes violadas por Israel son la
obligación de respetar el Derecho del pueblo palestino a la libre determinación, y algunas de sus
obligaciones con arreglo al derecho internacional humanitario.

156. En lo tocante a la primera de dichas obligaciones, la Corte ya ha observado (párrafo 88 supra)


que en el asunto de Timor Oriental, describió como irreprochable la afirmación de que el derecho
de los pueblos a la libre determinación, tal como ha surgido de la Carta y de la práctica de las
Naciones Unidas, tiene un carácter erga omnes. (I.C.J. Reports 1995, pág. 102, párr. 29). La Corte
recuerda asimismo que, con arreglo a la resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General, ya
mencionada supra (véase el párrafo 88):

“Todo Estado tiene el deber de promover, mediante acción conjunta o individual, la realización del principio
de la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos, de conformidad con las disposiciones de la
Carta, y de prestar asistencia a las Naciones Unidas en el cumplimiento de las obligaciones que se le
encomiendan por la Carta respecto de la aplicación de dicho principio”

157. Con respecto al derecho internacional humanitario, la Corte recuerda que en su Opinión
Consultiva sobre la Legalidad del uso o la amenaza de armas nucleares, expresó que “un gran
número de reglas del derecho humanitario aplicable en caso de conflicto armado [son] tan
fundamentales para el respeto de la persona humana y [constituyen] principios elementales de
humanidad...”, que “todos los Estados han de cumplir esas normas, hayan o no ratificado los
convenios que las estatuyen, porque constituyen principios intransgredibles de derecho
internacional consuetudinario”. (I.C.J. Reports 1996 (I), pág. 257, párr. 79). En opinión de la Corte,
tales reglas incorporan obligaciones que son esencialmente de carácter erga omnes.

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158. La Corte desea asimismo poner de relieve que el artículo 1 del Cuarto Convenio de Ginebra,
disposición común a los cuatro Convenios de Ginebra, estipula que “Las Altas Partes Contratantes
se comprometen a respetar y a hacer respetar el presente Convenio en todas las circunstancias”. De
esa disposición se desprende que todo Estado parte en dicho Convenio, sea o no parte en un
conflicto determinado, tiene la obligación de hacer que se cumplan las exigencias impuestas por los
instrumentos en cuestión.

159. Habida cuenta del carácter y la importancia de los derechos y obligaciones involucrados, la
Corte opina que todos los Estados tienen la obligación de no reconocer la situación ilegal resultante
de la construcción del muro en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus
alrededores. Asimismo tienen la obligación de no prestar ayuda ni asistencia para el mantenimiento
de la situación creada por tal construcción. Incumbe también a todos los Estados, dentro del respeto
por la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, velar por que se ponga fin a
cualquier impedimento, resultante de la construcción del muro, para el ejercicio por el pueblo
palestino de su derecho a la libre determinación. Además, todos los Estados partes en el Convenio
de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra de 12 de agosto
de 1949, tienen la obligación, dentro del respeto por la Carta de las Naciones Unidas y el derecho
internacional, de hacer que Israel respete el derecho internacional humanitario incorporado en dicho
Convenio.

160. Por último, la Corte opina que las Naciones Unidas, y en especial la Asamblea General y el
Consejo de Seguridad, deberían considerar qué medidas adicionales son necesarias para poner fin a
la situación ilegal resultante de la construcción del muro y el régimen conexo, teniendo
debidamente en cuenta la presente Opinión Consultiva.

***
161. La Corte, preocupada por prestar su apoyo a los Propósitos y Principios estipulados en la Carta
de las Naciones Unidas, en particular el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y el
arreglo pacífico de las controversias, desea poner de relieve la urgente necesidad de que las
Naciones Unidas en conjunto redoblen sus esfuerzos por lograr una rápida conclusión del conflicto
israelo-palestino, que sigue planteando una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, y
establecer de tal forma una paz justa y duradera en la región.

162. La Corte ha llegado a la conclusión de que la construcción del muro por Israel en el territorio
palestino ocupado es contraria al derecho internacional y ha expuesto las consecuencias jurídicas
que corresponde extraer de dicha ilicitud. La Corte se considera obligada a añadir que esa
construcción debe colocarse en un contexto más general. Desde 1947, año en que la Asamblea
General aprobó su resolución 181 (II) y se terminó el Mandato de Palestina, ha habido una sucesión
de conflictos armados, actos de violencia indiscriminada y medidas represivas en el territorio
anteriormente bajo mandato. La Corte desea poner de relieve que tanto Israel como Palestina tienen
la obligación de observar escrupulosamente las reglas del derecho internacional humanitario, uno de
cuyos objetivos fundamentales consiste en proteger la vida de las personas civiles. Todas las partes
han realizado acciones ilícitas y tomado decisiones unilaterales, mientras que, en opinión de la
Corte, sólo se puede poner fin a esta trágica situación mediante la aplicación de buena fe de todas
las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad, en particular las resoluciones 242 (1967) y
338 (1973). La Hoja de ruta aprobada por el Consejo de Seguridad en su resolución 1515 (2003)
representa el más reciente de los esfuerzos por iniciar negociaciones con ese fin. La Corte considera
que tiene el deber de señalar a la atención de la Asamblea General, a la cual se dirige la presente
opinión, la necesidad de alentar dichos esfuerzos con miras a lograr lo antes posible, sobre la base
del derecho internacional, una solución negociada de los problemas pendientes y el establecimiento
de un Estado Palestino, que viva junto a Israel y sus demás vecinos, con paz y seguridad para todos
en la región.”

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- POSICIÓN FINAL DE LA CORTE:

“163. La Corte,
1. Por unanimidad,
Determina que tiene jurisdicción para emitir la opinión consultiva solicitada;

2. Por catorce votos contra uno,


Decide dar cumplimiento a la solicitud de opinión consultiva;
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Kooijmans, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby,
Owada, Simma, Tomka;
Votos en contra:
Magistrado Buergenthal;

3. Responde en la forma siguiente a la pregunta formulada por la Asamblea General:

A. Por catorce votos contra uno,


La construcción del muro que está elevando Israel, la Potencia ocupante, en el territorio
palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, y su régimen conexo, son
contrarios al derecho internacional;
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Kooijmans, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby,
Owada, Simma, Tomka;
Votos en contra:
Magistrado Buergenthal;

B. Por catorce votos contra uno,


Israel tiene la obligación de poner fin a sus violaciones del derecho internacional; tiene la
obligación de detener de inmediato las obras de construcción del muro que está elevando en
el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus alrededores, desmantelar de
inmediato la estructura allí situada, y derogar o dejar sin efecto de inmediato todos los actos
legislativos y reglamentarios con ella relacionados, de conformidad con el párrafo 151 de la
presente opinión;
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Kooijmans, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby,
Owada, Simma, Tomka;
Votos en contra:
Magistrado Buergenthal;

C. Por catorce votos contra uno,


Israel tiene la obligación de reparar todos los daños y perjuicios causados por la
construcción del muro en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental y sus
alrededores;
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Kooijmans, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby,
Owada, Simma, Tomka;

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Votos en contra:
Magistrado Buergenthal;

D. Por trece votos contra dos,


Todos los Estados tienen la obligación de no reconocer la situación ilegal resultante de la
construcción del muro y de no prestar ayuda o asistencia para el mantenimiento de la
situación creada por dicha construcción; todos los Estados partes en el Cuarto Convenio de
Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra de 12 de
agosto de 1949 tienen además la obligación, dentro del respeto por la Carta de las Naciones
Unidas y el derecho internacional, de hacer que Israel respete el derecho internacional
humanitario incorporado en dicho Convenio;
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby, Owada,
Simma, Tomka;
Votos en contra:
Magistrados Kooijmans, Buergenthal;

E. Por catorce votos contra uno,


Las Naciones Unidas, y en especial la Asamblea General y el Consejo de Seguridad,
deberían considerar qué medidas adicionales son necesarias para poner fin a la situación
ilegal resultante de la construcción del muro y el régimen conexo, teniendo debidamente en
cuenta la presente Opinión Consultiva.
Votos a favor:
Presidente Shi; Vicepresidente Ranjeva; Magistrados Guillaume, Koroma,
Vereshchetin, Higgins, Parra-Aranguren, Kooijmans, Rezek, Al-Khasawneh, Elaraby,
Owada, Simma, Tomka;
Votos en contra:
Magistrado Buergenthal.” (Doc. A/ES-10/273, pp. 59-61).

ASPECTOS A CONSIDERAR:

- ¿Quién tiene legitimación activa para acceder a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en vía
consultiva? ¿A qué ámbitos materiales del DI puede extenderse la competencia consultiva de la
CIJ?

- ¿Según la CIJ, cuáles son las principales normas del Derecho internacional que está violando
Israel con la construcción del muro? Identifique tales normas y los textos jurídicos internacionales
donde se encuentran enunciadas. ¿Qué rango jurídico tienen estas normas según la CIJ?

- ¿Qué efectos jurídicos tienen las opiniones consultivas? En este caso concreto, ¿qué efectos
jurídicos tiene la opinión consultiva?

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