Está en la página 1de 11

ARBITRAJE EN MÉXICO Y QUE TANTO SE USA

El arbitraje comercial es un método para la resolución de conflictos en procesos


comerciales. En México, este sistema normativo es reconocido por su solidez y
está integrado con las normas tanto internas como externas.

Es importante destacar que no es un procedimiento judicial. Es decir, no


interviene un juez para la resolución de los conflictos. Asimismo, el arbitraje no
está estrictamente sujeto a las leyes.

Por lo tanto, en a través del arbitraje comercial internacional las partes


disconformes nombran a una tercera persona imparcial. Esta persona es la que
resolverá el desacuerdo a través de la observación, la legislación y los distintos
factores que pudiesen tenerse en cuenta.

De esta forma, el árbitro dicta su decisión. Normalmente esta no puede


recurrirse y debe considerarse por la autoridad judicial. Pero sin que este
órgano se pronuncie sobre el tema acontecido.

Tipos de arbitraje: de derecho y de equidad

El arbitraje de derecho resuelve los conflictos de carácter internacional


aplicando el derecho. Por ello, aunque queremos recalcar que no es un
procedimiento judicial, los árbitros deben ser abogados en ejercicio.

En definitiva, el laudo (así es como se denomina la resolución del árbitro) se


dictará en base a argumentos jurídicos.

Por otra parte, el arbitraje de equidad está basado en la resolución en base a


“su leal saber y entender”. Por lo tanto, el laudo estará motivado por el sentido
de la justicia, aunque sin ir en contra de la legislación.

La falta de acuerdo, según la Ley de arbitraje, obliga al arbitraje de derecho. Ya


que la resolución de esta debe ser cumplida aunque se esté en desacuerdo.
Principales diferencias entre un proceso judicial y un arbitraje.

En un proceso jurisdiccional la figura que decidirá el conflicto es el juez, quien


es experto en derecho y es encargado de dirigir el procedimiento con estricto
apego a una ley, lo que concluye con el dictado de una resolución denominada
sentencia, siendo ésta obligatoria para las partes, ejecutable sin necesidad de
mayor trámite, aunque casi siempre existen apelaciones posteriores que
revisan y deciden sobre lo resuelto en esa primera instancia.

El arbitraje en cambio, acontece a partir del nombramiento de un tercero


imparcial por las partes disconformes, para que sea éste quien resuelva la
disputa. Es bajo la forma de cláusula compromisoria o convenio de arbitraje,
mediante la cual, es decidido por las partes elegir al o los árbitros quienes
serán los que conozcan y decidan sobre una controversia futura en caso de
suscitarse; los árbitros designados no necesariamente son expertos en
derecho, mismos que se someten a las reglas que las partes hayan elegido o
planteado para arreglar la controversia (procedimiento ad hoc), o bien
observando las reglas establecidas por una institución arbitral o lo que dicten
las leyes al respecto, ambos procedimientos arbitrales culminan con un
decisión tomada por el tercero denominada laudo, casi siempre irrecurrible
cuya ejecución tiene que ser considerada por la autoridad judicial, previa
revisión de algunos aspectos formales, la existencia y validez del acuerdo
arbitral, y su reconocimiento, sin que esto implique que el órgano judicial pueda
pronunciarse sobre el fondo de la controversia que le fue encomendada al
árbitro.

Principales características del arbitraje.

Siendo las principales características del arbitraje la flexibilidad, la rapidez y la


inmediatez. Se dan dichas características ya que al nombrar un tercero
imparcial por las partes disconformes, el mismo no se ajusta a formalidades
marcadas por la ley, ni requisitos en su actuar, por lo que tiende a ser más ágil
y expedita la resolución de las controversias, sin mencionar que se apega a la
cláusula compromisoria o convenio de arbitraje pactado con anterioridad entre
los interesados.

En México el arbitraje como mecanismo alternativo de solución de


controversias, se práctica con poca frecuencia por falta de confianza en la
justicia privada, a pesar de estar reconocido y regulado por nuestro
ordenamiento jurídico. La mayoría de las veces se opta por someter una
controversia a una decisión judicial, a pesar de lo engorroso y confuso que
puede resultar.

en esta ocasión es percibir al arbitraje como un mecanismo que contribuye en


términos de eficiencia y celeridad a la solución de conflicto entre los
comerciantes, y por tanto, hace que las relaciones mercantiles se vuelvan más
dinámicas, que como consecuencia impulsa a la sana competencia. Lo que no
se debe dejar de observar, y en mi opinión, es que el árbitro que se pretenda
designar, sea lo suficientemente especializado en materia de conflicto y con
los suficientes conocimientos que requiera la propia solución.

Conflictos en los qué se ha visto envuelto México por el arbitraje

Desde luego, México tiene una larga trayectoria en materia de arbitraje, en


particular de arbitraje internacional. Le ha tocado a México participar en
numerosos conflictos internacionales. Las materias tratadas han sido muy
diversas, integrándose una parte considerable por reclamaciones particulares
de extranjeros, apoyadas por sus gobiernos contra el gobierno mexicano, y otra
por conflictos territoriales.

Así podemos hablar de las Comisiones Mixtas de Reclamaciones que se


establecieron en el siglo XIX y parte del XX, desde 1839 hasta 1935. Tenían
naturaleza arbitral y desplegaron una importante actividad, estableciéndose con
los Estados Unidos de América, Francia, Gran Bretaña, España, Alemania,
Italia y Bélgica.

Se considera que la decantación de la Cláusula Calvo aplicable en la


protección diplomática a los intereses de sus ciudadanos en perjuicio de la
soberanía e independencia de los Estados en donde se hallan domiciliados,
recibió aquí su confirmación como principio legítimo en Derecho Internacional.

Casos de arbitraje

Respecto al caso de “El Chamizal”, el problema se originó por la modificación


brusca del cauce del Río Bravo o Grande que servía de frontera entre México y
los Estados Unidos de América en un tramo comprendido entre El Paso, Texas
y Ciudad Juárez, Chihuahua, antes Paso del Norte, en 1864.

Por la complejidad del problema fracasaron las negociaciones diplomáticas y


no pudo tampoco ser ventilado ante la Comisión de Límites de 1889.

Se elevó el asunto años después al conocimiento de un Tribunal ad hoc de


Arbitraje en mayo de 1911 habiéndose pronunciado el laudo poco después el
15 de junio de 1911, dividiendo la superficie en disputa, de 243 hectáreas entre
las partes. No satisfizo plenamente a ninguna y el Gobierno Estadounidense se
negó a acatarla, por lo que el problema quedó subsistente.

Diversas gestiones se fueron celebrando por ambos países, pero tanto por una
falta de voluntad real de resolverlo, como por cuestiones ajenas tales como el
período revolucionario mexicano, las dos guerras mundiales y otros,
prolongaron este foco de conflicto hasta el 29 de agosto de 1963 en que se
elaboró un Acuerdo en el que se plantea una solución definitiva siguiendo los
lineamientos generales del laudo y se observan las recomendaciones técnicas
de la Comisión Internacional de Límites y Aguas que tan útil y eficiente ha sido,
enderezándose el cauce del río y resolviendo de paso otras cuestiones.
Finalmente, el caso de la Isla de la Pasión o Cliperton que constituye el tercero
de los casos que México sometió al arbitraje y en esta ocasión el Rey de Italia,
Víctor Manuel III fue quien resolvió el problema.

Dicha porción territorial es propiamente un atolón de origen volcánico y


formación coralina con una laguna central que mide cerca de tres millas y
media de largo por dos y media de ancho, ubicándose a los 10° 17’ de latitud
norte y a una distancia de 1000 kilómetros de las costas mexicanas. Desde
1527 fue mencionada por un oficial de Don Hernán Cortés, llamado Álvaro de
Saavedra y Cerón y en 1820 aparece en el plano geográfico de la América
Septentrional.

Francia pretendió reivindicarla por ser en su opinión res nullius y haber tomado
posesión virtual de la misma en 1858 y en otros más, pero sin haber realmente
tomado posesión de ella. Pese a ello formuló el 15 de junio de 1889 una nota
diplomática de reserva de derechos a la que se opuso México por ser
causahabiente de España, a cuyo territorio perteneció la isla y por otras
razones entre las que mencionó que en 1897, marinos mexicanos habían izado
el pabellón nacional al atracar en la misma el cañonero Demócrata el 15 de
diciembre de ese año.

Al no llegar a un entendimiento, convinieron ambos países el 2 de marzo de


1909, acudir al arbitraje. El día 31 de enero de 1931 el árbitro pronunció su fallo
descartando el alegato mexicano y considerando por ende que la isla era res
nullius en 1858, lo que validaba la reclamación francesa y en 1934, México
notificó a Francia su acatamiento al laudo.

El caso del Fondo Piadoso de las Californias tiene su origen durante el


virreinato, cuando la Corona Española en 1685 consideró materialmente
imposible evangelizar California, lo que llevó a los Padres Kino, Ugarte y
Salvatierra a integrar, con donativos de particulares, un fondo común que los
financiase en tal propósito, sin afectar a la Real Hacienda y cuyo beneficiario
fuese la Compañía de Jesús.

A consecuencia de la guerra de Independencia y del Tratado definitivo de paz y


amistad entre México y España del 29 de diciembre de 1836, mediante el que
le fue reconocida, México se subrogó en todos los derechos y obligaciones de
España y, entre otras, estaba el administrar el Fondo y entregar los frutos en la
forma dicha.

Con posterioridad a la guerra México-Estados Unidos de 1847, se firmó el


Tratado de Paz de Guadalupe Hidalgo, en el que México cedió la Alta California
lo que dio fin al Obispado mexicano de las dos Californias.

Tiempo después en 1870 el Arzobispo de San Francisco, los obispos de


Monterrey y de Grass Valley respectivamente, demandaron del Gobierno de
México el pago de los réditos pendientes adeudados desde el día 2 de febrero
de 1848 (fecha en que se firmó el Tratado de Paz mencionado) estimándolos
en la suma de $1,870,292.00 dólares norteamericanos.

La Comisión Mixta de Reclamaciones ante quien se presentó la demanda,


desechó la excepción de incompetencia y designó como árbitro a Sir Edward
Thornton, Ministro Plenipotenciario de la Gran Bretaña en Washington, quien el
día 11 de noviembre de 1875 pronunció su laudo, haciendo a un lado los bien
fundados argumentos de la defensa que lo llevó a pronunciar un fallo
evidentemente injusto e ilegítimo al condenar a México al pago de $940,070.79
en oro del curso legal.

Pese a la violación al derecho, fueron pagados debidamente los réditos en


cuestión, pero el problema no terminó ahí, sino que dieciséis años después, en
1886, las mismas jerarquías eclesiásticas por conducto del embajador
norteamericano en México, Thomas Ryan, demandaron exactamente la misma
suma, por la misma causa legal, por el lapso transcurrido en ese plazo.
En mayo de 1902 se firmó por ambos países el Protocolo de Compromiso y se
eligió al recién creado Tribunal Arbitral de la Haya, para que conociera el caso.
En el mismo año, en fecha 14 de octubre de 1902 se pronunció el fallo
declarando procedente la demanda, desechando las excepciones y
condenando a México a pagar la suma de $1.420,682.27 dólares adeudados
hasta el 2 de febrero de 1902 y de ahí en adelante, a perpetuidad, ¡la cantidad
de $43,050.99 dólares anuales.

Por razones económicas México dejó de cubrir varias anualidades y se negoció


un finiquito definitivo que concluyó con esta obligación, el 1º. De agosto de
1967, habiéndose cubierto como pago único y último, la suma de $71,546.00
dólares.

Información relevante

1. ¿Cuál es el panorama actual del arbitraje comercial en México?

Actualmente un número importante de disputas comerciales se someten al


arbitraje comercial en México. Tanto entre partes mexicanas, como
internacionales. Hay cada vez más un mejor y mayor entendimiento de la
materia por parte de los profesionales del derecho por una parte y por los
usuarios de los sistemas arbitrales, léase cámaras de comercio e industria y
sector privado y público en general.

2. Y en relación con el arbitraje internacional, ¿cuál es la situación de


México?

México, como ya señalamos, tiene una vasta experiencia en materia de


arbitraje internacional y en particular de arbitraje comercial internacional.
En 1969 durante la celebración de la Segunda Conferencia Interamericana
sobre el tema, se propició la creación de un Departamento de Arbitraje en la
Cámara de Comercio de la Ciudad de México (CANACO) para ocuparse de
controversias arbitrales.

Asimismo la CIAC a través de la Sección Nacional integrada en 1968 con


distinguidos comerciantes y miembros de la Barra Mexicana, Colegio de
Abogados, crearon en unión del Instituto Mexicano de Comercio Exterior en el
año de 1973 la Academia de Arbitraje Comercial Internacional, convertida
posteriormente en Academia de Arbitraje y Comercio Internacional en 1981
(ADACI), con la finalidad de promover y divulgar al arbitraje, formar árbitros y
técnicos especializados y compilar resoluciones y disposiciones jurídicas en la
materia.

Su labor fue muy positiva y llevó a cabo hasta el año de 1985 en que recibió el
apoyo del IMCE, diversos seminarios especializados. Esta tarea de difusión y
fomento se vió respaldada por la creación de la Comisión Permanente de
Arbitraje auspiciada por la CANACO y por la aparición en 1984, del Centro
Mexicano de Arbitraje Comercial Internacional (CEMAC). A estos esfuerzos se
une la creación del Centro de Arbitraje de México, CAM en 1997 y la
publicación de sus Reglas de Arbitraje. Sin olvidar desde luego, aunque en el
campo de la mediación, al Instituto Mexicano de la Mediación, A.C. Debemos
sumar a estos esfuerzos los que lleva a cabo el Capítulo Mexicano de la
Cámara Internacional de Comercio de París (CAMECIC) al constituir una
Comisión de Arbitraje.

Por otra parte, nuestro Código de Comercio incorporó la Ley Modelo de


UNCITRAL a su capitulado en 1989 y 1993. A lo anterior hay que sumar que
México es el país con el mayor número de tratados de libre comercio en vigor,
todos los cuales contienen mecanismos de solución de controversias que
incluyen y promueven el arbitraje internacional.

Por lo anterior es claro que México tiene una vasta experiencia en materia
arbitral internacional.
3. ¿Es México una sede arbitral atractiva?

Lo es, en México se tiene una actitud favorable e impulsora del arbitraje. Desde
la enseñanza universitaria de la materia de arbitraje y de medios alternativos de
solución de controversias hasta la práctica especializada del tema, auspiciada
por una buena recepción por parte de la judicatura en materia de ejecución de
laudos arbitrales. Es una sede atractiva además por:

Su situación geográfica estratégica,

Su infraestructura de servicios

Y sus profesionales capacitados y con vasta experiencia en materia arbitral.

4. Haciendo referencia a un tema de gran actualidad, ¿qué opina del


nuevo Investment Court System ideado por la UE e integrado en los
acuerdos TTIP o CETA? ¿Cree que es realmente necesario un
cambio del sistema de arbitraje inversor-Estado?

La relación comercial existente entre la UE y Canadá (CETA) así como la


compleja negociación con los Estados Unidos (TTIP) pareciera requerir de
dispositivos novedosos en materia de arbitraje de inversión que se alejan del
antiguo sistema ISDS. La idea claramente es ofrecer al inversionista un
ambiente de negocios mucho más amigable y que le brinde certeza jurídica.

Se ha recibido con beneplácito el nuevo sistema, debemos esperar sus


resultados para evaluarlo adecuadamente.

Recordemos que desde el año 2000, México y la Unión Europea cuentan con
un Tratado de Libre Comercio (TLCUEM), que forma parte del Acuerdo de
Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación México-UE que
contiene mecanismos de solución de controversias.
5. Y en relación con la Alianza Transpacífico de la que su país forma
parte, ¿cuál cree que puede ser la influencia de estos grandes
tratados en relación con la gestión de los conflictos comerciales?
¿Estamos ante un cambio importante que debe afrontar el arbitraje
internacional?

El Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (AATP) o TPP (por sus siglas en


inglés: Trans Pacific Partnership) se conforma por cuatro países iniciales o
fundadores que son Brunei Darussalam, Chile, Nueva Zelandia y Singapur
(conocidos también como P4 como iniciativa desarrollada por los países parte
del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica).

En el 2008 se llevaron a cabo negociaciones para incluir a los Estados Unidos


de América (como parte de otras acciones para alcanzar una mejor posición en
la región Asia-Pacífico), Australia, Perú y Vietnam. En el 2010 se incorporó
Malasia al proceso y en 2012 México y Canadá se convirtieron en miembros
oficiales del proceso negociador tras haberlo solicitado en 2011 pues no habían
sido invitados hasta ese momento. Cabe destacar que tanto Tailandia,
Filipinas, Indonesia, Taiwan, Corea, Colombia y notablemente China han
mencionado su intención de formar parte del Acuerdo.

Cabe señalar que esta iniciativa busca desarrollar un régimen de comercio


regional con evidentes implicaciones tanto a mediano como a largo plazo para
la zona Asia-Pacífico y el resto del mundo, que ha iniciado un proceso de
ajuste comercial importante ante los magros avances de la OMC. El TPP es sin
duda al día de hoy la negociación comercial multilateral más importante y
desde una perspectiva iberoamericana, el TPP tiene una importancia
destacable ya que está también la relativamente reciente Alianza del Pacífico
entre México, Chile, Perú y Colombia, creada el 28 de abril de 2011 que busca
la integración profunda de servicios, capitales, inversiones y movimiento de
personas. Todos ellos grandes destinos de inversión extranjera y con tratados
de libre comercio previamente negociados y en vigor entre ellos. Es el primer
acuerdo de libre comercio que incluye más disciplinas que la OMC.
El TPP ha modificado la situación de las negociaciones comerciales
internacionales por las enormes perspectivas de integración regional que
representa. No olvidemos que entre varios de los países negociadores existe
ya un régimen de libre comercio o bien está en proceso de instauración. El
ejemplo más claro sin duda es el del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN) entre Canadá, Estados Unidos de América y México.

El TPP contempla un mecanismo de arbitraje internacional que busca ser


neutral y transparente para las disputas en materia de inversión. Contiene
disposiciones que buscan evitar reclamaciones frívolas y abusivas. Se les
denomina “salvaguardias procesales” e incluyen el principio de un proceso
arbitral transparente, la posibilidad de presentar escritos bajo la figura del
amicus curiae, la presentación de escritos de Partes no contendientes;
revisiones expeditas de demandas frívolas y la posible adjudicación de
honorarios de los abogados entre otros puntos. Una de las fuentes principales
del mecanismo lo fue el Capítulo XI del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte, por lo que la experiencia que se tiene en el mismo será fundamental
en la ejecución del nuevo sistema

REFERENCIAS

 Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Uiversidad Nacional


Autónoma de México (UNAM)
 http://www.cedrssa.gob.mx › …PDF CÁMARA DE DIPUTADOS –
CEDRSSA
 Arbitraje comercial internacional en México - Silva
 Mexico en el Arbitraje Comercial Internacional - Rodriguez Gonzalez.
 El arbitraje comercial internacional entre la autonomía, … - Fernández
Rozas

También podría gustarte