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El Aborto

Reverendo Luis Amigo

Estudiante: Alejandra Yllanes Aranibar.

Profesora: Nancy Copa.

Curso: 5to A De Secundaria.


El Aborto.
Un aborto es la terminación de un embarazo. Es la muerte y expulsión del feto
antes de los cinco meses de embarazo. Es una necesidad básica de atención de
la salud para millones de mujeres, niñas y otras personas que pueden quedarse
embarazadas. Poner fin a un embarazo es una decisión común, que toman
millones de personas: todos los años, el 25% de los embarazos acaban en aborto.
Pero, aunque la necesidad de someterse a un aborto es común, el acceso a
servicios legales y sin riesgos de aborto dista de estar garantizado para quienes
puedan necesitarlos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto inseguro como “un
procedimiento para finalizar un embarazo no deseado realizado por personas que
carecen de la capacidad necesaria o que se lleva a cabo en un entorno donde se
carece de un estándar médico mínimo, o ambos”.
La OMS calcula que todos los años tienen lugar 25 millones de abortos inseguros,
la gran mayoría de ellos en países en vías de desarrollo.
A diferencia de los abortos legales, practicados por proveedores de servicios
médicos capacitados, los abortos inseguros pueden tener consecuencias fatales.
Tanto es así que los abortos inseguros son la tercera causa más habitual de
muerte materna del mundo y dan lugar además a cinco millones de
discapacidades en gran medida evitables, según la OMS.
La OMS ha señalado que uno de los primeros pasos que deben darse para evitar
las lesiones y muertes maternas es que los Estados garanticen que las personas
tienen acceso a educación sexual, pueden utilizar métodos anticonceptivos
eficaces, pueden someterse a abortos legales y sin riesgos y reciben atención con
prontitud en caso de complicaciones.

¿Cuáles son los tipos de abortos?


El aborto es la interrupción espontánea o provocada de un embarazo menor de
20-22 semanas. O la pérdida de un embrión o un feto con un peso menor de 500
gramos, o de cualquier producto de gestación de cualquier peso o edad
gestacional absolutamente no viable.
Aborto Espontáneo
Se considera aborto espontáneo a la pérdida de la gestación antes de las 26
semanas, cuando el feto no está aún en condiciones de sobrevivir con garantías
fuera del útero materno. Un aborto espontáneo ocurre cuando un embarazo
termina de manera abrupta. Un 8 y 15 por ciento de los embarazos. La mayoría de
los abortos espontáneos, tanto conocidos como desconocidos. Pasan en las
primeras 12 semanas de embarazo y en ocasiones no requieren de ningún tipo de
intervención. De manera análoga, también la mayoría de los abortos inducidos se
dan con anterioridad a las 12 semanas.

Aborto Terapéutico
Cuya finalidad evacuar científicamente, por medio de maniobras regladas, la
cavidad uterina, vaciándola de todos sus contenidos. Este aborto lo verifica un
médico específico y se toman las medidas precisas para salvaguardar la vida de la
paciente, seriamente amenazada. Se lleva a cabo cuando la vida del feto se
considera perdida. O en caso de pueda ser un gravísimo peligro para la madre.
Aborto Frustro
La retención del embrión en la cavidad uterina por lo menos durante 4 semanas
después de su muerte, se conoce como aborto frustro. Definir el tiempo entre la
muerte y el diagnóstico es difícil. Según la edad gestacional, la paciente observará
primero que los movimientos fetales han desaparecido. Que el crecimiento uterino
se para y que después disminuye, los cambios mamarios propios del embarazo
regresan y el sangrado es escaso, de color café negruzco, el cual persiste por
varios días.

Aborto Séptico
Es el aborto completo o incompleto acompañada de infección, la cual se puede
manifestar por fiebre, flujo sanguinolento o purulento y dolor hipogástrico. Casi
todas las embarazadas ingresan a los hospitales con el antecedente de una
maniobra abortiva. El aborto séptico se establece como un grave problema por su
elevada incidencia y por las complicaciones que produce.
Aborto Inducido o Provocado
El aborto inducido, según la definición de la Organización Mundial de la Salud
(O.M.S.). Se trata del resultante de maniobras practicadas con intención de
interrumpir el embarazo. Las maniobras pueden ser efectuadas por la propia
embarazada o por otra persona por encargo de esta. Desde las primeras leyes a
principios del siglo pasado, el aborto provocado ha ido siendo despenalizado en
muchos países. Traduciéndose en una disminución drástica de la morbilidad y
mortalidad materna.
Aspectos biológicos en el debate del aborto.

Introducción.
En nuestra defensa del derecho al aborto tenemos que enfrentarnos a
antagonistas con distintos discursos y distintas propuestas. Algunos de estos
discursos definen al producto de la fecundación como persona, y de su posición se
derivaría una prohibición total del aborto1. Otros, más posibilistas, tratan de limitar
la libertad de las mujeres para acceder al aborto. En todos los casos utilizan la
ciencia como una de sus legitimaciones. El sector antielección, autodenominado
provida, repite machaconamente una afirmación: desde la concepción hay un ser
humano con todos los derechos, incluido el derecho a la vida; el aborto es, por
tanto, un asesinato. El PP, que propone mantener la legislación vigente, tal como
hizo cuando gobernó, apoya y amplifica este discurso.
Con ello pretende contentar a una parte de su base social, la más extremista, y a
la vez pretende presionar para que la ley que salga sea lo más restrictiva posible.
Algo así como “busquemos un acuerdo intermedio entre la libertad de las mujeres
y la sacralización del producto de la fecundación que impediría cualquier aborto”.
La ciencia no puede resolver la cuestión de la legitimidad de aborto.
Esa es una cuestión ética, de defensa de la libertad y la dignidad de las mujeres.
Pero recordar algunas cosas de biología nos puede ayudar a ver lo absurdas que
resultan ciertas afirmaciones antielección en el marco del conocimiento biológico,
y también nos puede servir para no caer en la trampa de la humanización
prematura del embrión y el feto.

1. El aborto no es un infanticidio? Claro que si.


En el discurso antielección no hay preembrión, embrión, ni feto: hay niño, y en
consecuencia el aborto se convierte en asesinato o infanticidio. Por si este
escamoteo de términos no fuera suficiente, el lenguaje que emplean se carga de
palabras que apelan a las emociones. Así, los embriones pueden ser “víctimas
inocentes de sus propias madres”. Para aumentar el impacto emocional, utilizan
fotos y vídeos manipulados. Este no-discurso llega a mucha gente, a la que hace
sentir, e incluso pensar, que el aborto es algo malo y vergonzoso, de manera que
incluso si llegan a abortar, lo harán con mala conciencia, con un sufrimiento moral
innecesario, que además lleva a no reivindicarlo, a no querer dar la cara por el
aborto.
2. Todas las células vivas tienen vida.
Uno de los temas recurrentes en el discurso llamado provida es la confusión entre
vida y vida humana, o entre vida humana y persona o ser humano. La jerarquía
católica y la derecha no paran de decir que desde la fecundación hay vida.
La especie humana, como casi todos los animales, se reproduce mediante un ciclo
en que los individuos humanos, las mujeres y hombres, producen gametos: óvulos
y espermatozoides respectivamente, que al fecundarse originan una célula huevo
o cigoto. El cigoto, tras meses de desarrollo embrionario, si todo está correcto y
con el soporte adecuado, que por ahora sólo aporta el cuerpo de una mujer, podrá
originar un ser humano.

¿El cigoto tiene vida? Claro, si no estuviera vivo no podría reproducirse. ¿Toda
vida tiene derecho a continuar viviendo? Esto es muy difícil de mantener: las
bacterias son células vivas, y usamos lejía y antibióticos; también las lechugas se
recolectan vivas. No todos los tipos de vida nos merecen protección. ¿Qué tipo de
vida tiene el producto de la fecundación? El cigoto o célula huevo, es una célula
microscópica, como el óvulo y el espermatozoide que lo han formado al unirse.
Tiene, por tanto la vida propia de las células, una vida inmensamente sencilla en
comparación, no ya con la de un ser humano, sino incluso con la de una mosca.
La vida humana exige un cuerpo con miles de millones de células, diferentes
órganos bien coordinados entre sí, y entre ellos, desde luego, un cerebro.

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