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El único aparte del artículo 62 de nuestro Código Penal consagra una de las poquísimas medidas
de seguridad que en él se encuentran, referidas al enfermo mental autor de delito, declarado
inimputable, distinguiendo dos hipótesis, según la gravedad del tipo delictivo así: cuando el loco
o demente hubiere ejecutado un hecho que equivalga en un cuerdo a delito grave, el Tribunal
decretará la reclusión en uno de los hospitales o establecimientos destinados a esta clase de
enfermos, del cual no podrán salir sin previa autorización del mismo Tribunal. Y la segunda
hipótesis: “si el delito no fuese grave o si no es el establecimiento adecuado, entonces, será
entregado a su familia bajo fianza de custodia, a menos que ella no quiera recibirlo”.
Tal medida está muy mal concebida, en el sentido de que emplea términos psiquiátricamente
superados, loco en psiquiatría no significa nada y demencia es un término que sirve para
distinguir una especie de enfermedad mental involuntaria (ancianidad).
La medida resulta defectuosa porque el enajenado es irresponsable y el acto objetivo, sin valor
alguno no se le puede reprochar a quien lo perpetuó.
En Venezuela el trastorno mental transitorio si tiene base patológica, el agente estará exento de
responsabilidad penal, lo ampara la inimputabilidad consagrada en el artículo 62 ejusdem
(enajenación, enfermedad mental suficiente). Si el trastorno tiene base de tipo emocional, el
agente estará amparado por una causa de atenuación y no de exención, consagrada en el artículo
67 de nuestro Código Penal. Hay que estar pendiente de la simulación de este trastorno mental
transitorio el cual puede ser provocado para alegar irresponsabilidad en el hecho cometido, por lo
que se hace preciso el peritaje médico-psiquiátrico.
Podemos definir el trastorno mental transitorio: es una perturbación de las facultades mentales,
de corta duración, que luego cesa.
Nuestro Código penal resuelve el problema de la ebriedad alcohólica aplicando sus artículos 62 y
63, como un supuesto de inimputabilidad que excluye totalmente la responsabilidad penal o
como un acto de imputabilidad disminuida, pudiendo también plantearse un supuesto de ausencia
de acción.
En forma expresa en la Ley Orgánica de Drogas, el ordinal 2º del artículo 180 ejusdem, señala:
“Si se probare que el agente ha perdido la capacidad de comprender o querer por empleo de
alguna de dichas sustancias, debido a caso fortuito o fuerza mayor, quedará exento de pena”.
Quedando prevista como una causa de inimputabilidad la intoxicación por drogas debido a caso
fortuito o fuerza mayor, supuesto que excluye toda pena o medida de seguridad, situación similar
a la que ocurre por la embriaguez alcohólica fortuita. De la misma manera, según esta ley
especial, “no es punible el farmacodependiente (consumidor crónico), cuando su dependencia
compulsiva sea tal, que tenga los efectos de una enfermedad mental que le haga perder la
capacidad de comprender y de querer” (numeral 4º del artículo 180 ejusdem), aplicándose la
disminución de pena del artículo 63 del Código Penal, cuando el estado mental provocado por la
farmacodependencia no excluya, pero si atenúe la responsabilidad (numeral 5º del artículo 180
ejusdem).
En psicología se establece una diferencia entre ignorancia y error: la ignorancia implica la total
ausencia de noción sobre un objeto determinado, en tanto que el error implica una falsa o
incompleta percepción de la realidad. Pero esta diferencia no tiene relevancia jurídica, por ello en
la ley da lo mismo hablar de ignorancia de la ley que de error de derecho.
El error de hecho es el que recae sobre acontecimientos que ocurren en la vida real; el error de
derecho es el que recae sobre la existencia, la extensión, el alcance, la vigencia u obligatoriedad
de una norma jurídica.
Si el error de derecho o ignorancia de la ley que tipifica un delito determinado, funcionase como
una causa de inculpabilidad y por ende como eximente de la responsabilidad penal, todos los
delincuente la invocarían para quedar exentos de responsabilidad penal, alegando el error de
derecho o ignorancia de la ley; es decir, cometerían delito y alegarían la ignorancia de la ley,
que no sabían que determinado hecho es delito y penalmente castigado. Por ello en el Código
Penal venezolano vigente no procede como causa de inculpabilidad, eximente de responsabilidad
penal, el error de derecho o ignorancia de ley.
Existe una excepción consagrada en la Ley Penal del Ambiente, que expresa que esa ley no se
aplicará a los campesinos ni a los indios por ignorancia de ley.
Primer requisito: es necesario que se satisfaga un error de hecho esencial para que este proceda
como causa de inculpabilidad, y se dice que es esencial cuando versa sobre un elemento
sustancial de la figura delictiva o tipo penal (error de tipo), por Ej., sobre el objeto material del
delito, así para que haya hurto es indispensable que la persona sepa que la cosa mueble de la cual
se apodera es ajena, pertenece a otra persona (la ajenidad de la cosa mueble es el elemento
esencial, sustancial, del tipo legal de hurto). En consecuencia, si el agente cree erróneamente
que la cosa mueble le pertenece, falta de intención de hurtar, por tanto ese error de hecho
excluye la responsabilidad penal en lo atinente al delito de hurto. También el error de hecho
esencial puede versar sobre una cualidad de la persona; así por Ej., para que un hombre cometa
el delito de adulterio es necesario que tenga una relación carnal con una mujer casada y que él
sepa que está casada, pero si el hombre cree erróneamente que la mujer es libre (soltera, viuda o
divorciada) ese hombre no comete el delito de adulterio y aquí el error de hecho esencial recae
sobre una cualidad de la mujer con la cual tuvo el acto carnal, y así el agente es penalmente
irresponsable pues lo ampara una causa de inculpabilidad, como lo es el error de hecho esencial.
Pero si cometerá el delito la mujer que sabe que es casada.
Dentro del error de hecho accidental encontramos el error in persona y la aberratio ictus (error en
la persona y error en el golpe) los cuales no constituyen causa de inculpabilidad y por ende de
responsabilidad penal.
Entre los dos hay diferencia que veremos en estos dos ejemplos: supongamos que “A” quiere
matar a “B” y cuando va a ejecutar el acto homicida, confunde a “B” con “C”, que es su padre, y
dispara contra él y lo mata. En este caso “A” incurre en un error in persona.
En el caso que “A” tiene intención de matar a “B”, al cual conoce muy bien por lo cual no hay la
posibilidad de confundirlo, luego dispara sobre “B” con tan mala puntería, que la bala se desvía
y mata a “C” que es el padre de “B”. En este caso “A” ha incurrido en una aberratio ictus o error
en el golpe.
Nuestro Código Penal en su artículo 68, consagra estos dos tipos de error, al establecer: “Cuando
alguno por error, o por algún otro accidente cometa un delito en perjuicio de persona distinta de
aquélla contra quien había dirigido su acción, no se le imputarán las circunstancias agravantes
que dimanen de la categoría del ofendido o lesionado, o de sus nexos con éste, pero si las que
habrían disminuido la pena del hecho si las hubiera cometido en perjuicio de la persona contra
quién dirigió su acción”. Cuando el Código Penal habla de error, se está refiriendo al error in
persona y cuando dice por algún otro accidente, se está refiriendo a la aberratio ictus.
Segundo requisito: que el error de hecho excluya tanto el dolo como la culpa, es necesario que
además de esencial sea invencible, es decir, que la persona no lo hubiere podido evitar por más
diligente o cuidadosa que fuere. No existe la posibilidad de preverlo. Como en el caso fortuito,
el cual trasciende los límites de la culpabilidad excluyendo el dolo y la culpa. Por Ej., en un
campo determinado para la caza, una persona se coloca imprudentemente en dicha área, un
cazador dispara cuando ve algo moviéndose entre los arbustos, que piensa que es un conejo y
era una persona, está exento de responsabilidad penal, está amparado por una causa de
inculpabilidad como lo es el error de hecho invencible.
Pero el error de hecho puede ser vencible, es decir que ha podido ser evitado por el sujeto activo,
si hubiese puesto mayor atención, más diligencia en lo que hace o deja de hacer. Este error se
fundamenta en la previsibilidad del resultado dañoso (posibilidad de prever), en este caso, el acto
que origina las consecuencias dañosas, excluye el dolo pero deja subsistente la culpa. Por Ej., la
enfermera que da al paciente un tóxico en vez de un calmante, por no leer la etiqueta del frasco y
el paciente muere. En este caso la enfermera no responde por homicidio intencional, pues no
tenía la intención de matar. Pero si será penalmente responsable por homicidio culposo, porque
el error además de esencial era vencible, podía evitarlo con mayor diligencia leyendo las
instrucciones del frasco, obró culposamente por ser negligente en su conducta.
Carlos Binding habla de un error al revés, en el que incurre la persona que piensa que ha
realizado un acto ilícito cuando en realidad el errado es él. Por Ej., para que haya seducción con
promesa matrimonial se necesita que se trate de una mujer conocidamente honesta y mayor de l6
años pero menor de 21 (artículo 378 del Código Penal) y que haya promesa matrimonial para
engañarla y poseerla. Pero supongamos que la mujer tiene 25 años, el agente se siente
delincuente y recurre a un abogado porque cree que ha cometido un hecho ilícito, cuando en
realidad este acto es atípico porque si bien es cierto que llena todos los requisitos no es menos
cierto que es mayor de 21 años. Al ser el acto atípico, no está previsto en la ley penal como delito
y por lo tanto no reviste carácter penal, no acarrea sanción penal por aplicación del principio de
legalidad.
La más común de las eximentes putativas es la defensa putativa o inculpable que se diferencia de
la legítima defensa en que falta en la primera, la agresión ilegítima que es el primer requisito de
la legítima defensa, que objetivamente no existe en la defensa putativa o inculpable, pero el
agente pudo pensar razonablemente que estaba siendo objeto de una agresión dadas las
circunstancias y antecedentes del caso particular y concreto. Putativa viene de putare que
significa pensar.
Hay que advertir que la conducta que exime de responsabilidad, satisfechas las condiciones que
examinaremos, es sólo la obediencia legítima y debida u obediencia jerárquica, es decir, la
obediencia que debe el subordinado al superior en virtud de una disposición legal o
constitucional que establezca el vínculo de subordinación y supraordinación respectivamente,
entre el subordinado y el superior.
De manera que la obediencia doméstica no constituye eximente de responsabilidad penal; así, la
obediencia que debe la mujer al marido, el hijo al padre, etc., no constituye eximente de
responsabilidad penal. La obediencia inculpable jerárquica es una causa de inculpabilidad que se
apoya en un error de hecho esencial e invencible en que ha incurrido el subordinado. Consiste
ese error en que el subordinado recibe una orden formal y aparentemente legal, luego puede
pensar seriamente que la orden, además de formalmente legítima, es sustancialmente legítima
cuando en realidad, la orden es sólo formalmente legítima, pero sustancialmente ilegal, ilícita, y
en este error y en función de él procede la causa de inculpabilidad de la obediencia jerárquica,
para eximir de responsabilidad penal al subordinado que acatando la orden aparentemente legal
actúo, creyendo además que era sustancialmente legítima.
1.- Es necesario que exista una relación jerárquica entre el superior que da la orden y el
subordinado que la recibe y cumple.
2.- Es necesario que esa orden esté comprendida dentro de la relación normal que en virtud de la
constitución, de los reglamentos y de las leyes del ramo, existe entre el superior y el
subordinado, es decir, que esa orden esté comprendida en la respectiva competencia; y
3.- Es necesario que la orden sea formalmente, aparentemente lícita o legítima, porque si la
orden es formalmente ilegítima, no procede esta causa de inculpabilidad, como eximente de
responsabilidad penal. Es menester que se cumplan las formalidades que den apariencia, que den
visos de legalidad a una orden que es sustancialmente ilícita, antijurídica.
El único caso en que el subordinado se encuentra obligado a cumplir la orden y que más por
obediencia es por instinto de conservación, es que se encuentre en Estado de Necesidad.
En nuestro Código Penal vigente están previstos algunos casos de la no exigibilidad de otra
conducta, siendo eximentes legales de responsabilidad penal, por Ej., en el artículo 257 del
Código Penal se establece: “No es punible el encubridor de sus parientes cercanos”. Porque no se
puede exigir a una persona que denuncie a un pariente cercano que haya perpetuado un delito, al
contrario es natural que lo encubra para que eluda a las autoridades.
9) EL ESTADO DE NECESIDAD:
Un Ej., de estado de necesidad es el caso de una persona que para salvar su vida en un incendio,
que ella no ha causado o al menos no ha causado dolosamente, se ve precisada a sacrificar la
vida de otra persona y para ello le arrebata la escalera que era el único medio de salvación.
El ordinal 4º del artículo 65 del Código Penal señala: “No es punible el que obra constreñido por
la necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro grave e inminente, al cual no haya
dado voluntariamente causa y que no puede evitar de otro modo”.
Según esta disposición los requisitos del estado de necesidad son tres:
1.- Peligro grave e inminente para la propia persona o la de otro. Requiere nuestro Código Penal
la realidad de un mal grave que amenaza de forma inminente (queda incluida la referencia del
peligro actual) al propio sujeto que actúa o a otra persona, y que se convierte en la motivación
que impulsa y constriñe a la acción necesaria.
Además de grave el peligro debe ser actual o inminente. Peligro actual es el que existe aquí y
ahora. Peligro inminente es el que ya se va a dar, la inminencia implica un alto grado de
probabilidad y no una mera posibilidad. Nuestro Código Penal se refiere al peligro inminente, e
inexplicablemente no se refiere al peligro actual, pero si el peligro inminente basta para dar lugar
a la eximente, con mayor razón procederá el estado de necesidad ante el peligro actual.
Si el agente obra en la creencia errónea, pero seriamente fundada en las apariencias del caso
concreto, de hallarse ante un peligro grave estará amparado por la causa de inculpabilidad
denominada estado de necesidad putativo que se apoya en el error de hecho, esencial e
invencible, en que ha incurrido.
2.- Que el agente no haya provocado dolosamente el peligro. Según nuestro Código Penal, para
que proceda el estado de necesidad, es necesario que el agente no haya dado voluntariamente,
dolosa o intencionalmente causa al peligro. Por lo tanto los actos dolosos del agente excluyen el
estado de necesidad pero sus actos culposos lo dejan subsistente. Si el agente ha provocado
dolosamente el peligro no lo ampara la eximente pero esta si lo protegerá cuando éste ha causado
culposamente el peligro. Por Ej., una persona provoca el incendio de una casa para cobrar el
seguro, y luego acorralada por las llamas, sacrifica la vida de otra persona para salvar la propia;
en este caso, el agente no podrá invocar con éxito el estado necesario, porque ha obrado con
dolo. En cambio si podrá alegar la eximente victoriosamente el individuo que, después de haber
dilapidado toda su fortuna, se ve obligado a hurtar alimentos para no morir de hambre, ya que
sólo por imprudencia ha dado causa al peligro.
3.- Imposibilidad de evitar el mal (peligro) por un medio que no sea el sacrificio de un bien
jurídico ajeno. Se requiere que el necesitado no pueda evitar el peligro de otra manera. Si puede
hacerlo, sin sacrificar el bien jurídico ajeno no lo ampara el estado de necesidad. Pero además, se
exige que el agente ante el peligro grave, actual o inminente, no exceda de los medios empleados
haciendo más de lo necesario (artículo 66 del Código Penal), esto es, se requiere que la acción
con la cual se sacrifica el bien sea proporcionada al peligro que se trata de evitar.
1.- Extensión del estado de necesidad desde el punto de vista de los bienes jurídicos
salvaguardables: la vida y la integridad personal.
2,- Extensión del estado de necesidad desde el punto de vista de las personas salvaguardables:
nuestra persona o la de otros, consagra pues, al lado del estado necesario propio el auxilio
necesario a terceros.
LÍMITES DEL ESTADO DE NECESIDAD: Están dados por la proporcionalidad que debe
existir entre el bien jurídico sacrificado y el bien jurídico salvaguardado, o, en términos más
exactos, entre el mal causado y el mal evitado. Así. La eximente ampara al que hurta alimentos
para no morir de hambre, pero no cubre al que sacrifica una vida humana para salvar unos libros,
por valiosos que estos sean. La proporcionalidad será determinada por el Juez competente.
11) EL MIEDO INSUPERABLE: Viene a ser la actuación de un sujeto ante una situación de
pánico que no puede evitar. En mi opinión estaríamos frente a una causa de inculpabilidad una
exigente putativa pues se fundamente en un error de hecho esencial e invencible. En este caso el
sujeto puede creer erróneamente, en la situación de miedo insuperable en que se encuentra, que
esta siendo agredido, o en situación de peligro, etc