El padecimiento forma parte del vivir.

Las experiencias dolorosas permiten aprender acerca de

las relaciones humanas.

Este aprendizaje conlleva un tiempo variable en cada persona, dependiendo de los recursos
que dispone para afrontar situaciones penosas. El pasaje por estas experiencias vitales de
sufrimiento implica un proceso de maduración, en el que se utilizan los mecanismos de
supervivencia afectiva disponibles.

Los acontecimientos a lo largo de la vida pueden ser percibidos de forma diversa por cada
persona, aquello que para algunos es una vivencia difícil de procesar, para otros es una
experiencia más admisible y llevadera. Por lo tanto, una circunstancia penosa puede ser muy
variable de acuerdo a la formación de la subjetividad de cada persona.

Los resultados del paso por estas experiencias aportan a la autonomía de la persona y a la
seguridad en sí mismo, al tiempo que enriquece y hace mas robustas las relaciones
interpersonales entre quien padece y sus allegados.

Es fundamental comprender que el recorrido debe hacerse acompañado. No es posible hablar

de experiencias puramente individuales, teniendo en cuenta que nuestra constitución como
personas es a partir de la mirada de otro. Vivir el dolor junto a un tercero es necesario para su
superación y contribuye al acervo emocional de ambos, quienes sufren desde distintas
posiciones.

Es preciso aceptar las experiencias de padecimiento como inherentes a la vida misma. El

atravesamiento de vivencias que producen sufrimiento lleva a ahondar en las emociones
propias y de quienes nos rodean. Negarlas o evadirlas, consciente o inconscientemente,
genera una especie de estancamiento en la vida de la persona, afectando todos sus aspectos,
percibido en diferentes grados como una sensación de enlentecimiento o apagamiento.

Este estado por lo general es transitorio, aunque puede cronificarse y generar malestar
psicológico, afectando las actividades del diario. En estos casos se hace particularmente
necesario el apoyo y la contención del entorno inmediato de la persona.