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LECCIÓN 5.

SITUACIONES DE CRISIS MATRIMONIAL

A partir de la Constitución de 1978 cambia el panorama del matrimonio en


nuestro Ordenamiento jurídico, pues no existía en el régimen político anterior.
Concretamente, en su art. 32 señala la necesidad de regular las formas de separación
y divorcio. Así se hizo, siendo la última Ley 15/2005 de 8 de julio la que concibe el
matrimonio como una institución basada en el consentimiento, debiendo éste existir en
todo momento respecto de ambos cónyuges. Si en algún momento cesa la voluntad
matrimonial, debe cesar el matrimonio, por respeto al libre desarrollo de la
personalidad de los contrayentes, de modo que no será necesario que concurran
requisitos o causas de separación o divorcio. Bastará con la mera voluntad de no
querer seguir casado, ya que debe prevalecer la libertad individual en este sentido.
A pesar de que en nuestro Código Civil no se habla de crisis matrimonial, se
entiende que existe esta en los casos de nulidad, separación y divorcio del matrimonio.
Estos tres supuestos, que presentan diferencias entre sí, son regulados en algunos de
sus aspectos de forma específica por nuestro Código y, posteriormente, también se
contemplan los efectos comunes a los mismos.
No obstante, antes de abordar el estudio de cada uno de ellos, es
imprescindible destacar las diferencias existentes entre nulidad, separación y divorcio
en cuanto al vínculo matrimonial:
Nulidad matrimonial: En la nulidad matrimonial la sentencia de un juez va a resolver
que el matrimonio aparente nunca existió, por lo que, en realidad, nunca hubo vínculo
matrimonial, ni lo habrá, a no ser que se celebre un matrimonio.
Separación: En la separación, sea o no judicial, no existe ruptura del vínculo
matrimonial, permaneciendo éste intacto, siendo susceptible de reanudarse, en caso
de reconciliación, la convivencia matrimonial.
Divorcio: En el divorcio la sentencia de un juez dará por extinguido el vínculo
matrimonial, que ya no podrá ser recuperado por una reconciliación.

1. La separación matrimonial (Arts. 81 y ss. CC)


Cuando hablamos de separación matrimonial nos referimos al supuesto en que
se interrumpe la convivencia del matrimonio, cesa la vida en común de los
cónyuges, aunque sigue existiendo el vínculo matrimonial, es decir, siguen
estando casados.
La separación matrimonial se caracteriza por:

- Puede ser o no una situación transitoria.


- No es necesaria para el divorcio, la pareja puede elegir el divorcio
directamente.
- No extingue el vínculo matrimonial.
- No extingue los derechos y deberes respecto de los hijos.
La separación puede ser legal o de hecho.
a) Separación legal: Es la que se encuentra regulada por el Código Civil, y
puede ser, a su vez:
- Judicial: Se dicta mediante sentencia judicial, por un juez.
- Notarial: Se realiza ante un Notario, mediante escritura pública.
- Ante el Letrado de la Administración de Justicia.
La separación Notarial y ante el Letrado de la Administración de Justicia
sólo serán posibles cuando se den los siguientes requisitos:

- Por voluntad de ambos cónyuges (mutuo acuerdo o consensual)


- Han de transcurrido tres meses desde la celebración del matrimonio.
- Se redactará un convenio regulador o una escritura pública con el acuerdo.
- Sólo podrá hacerse de esta forma cuando el matrimonio no tenga hijos
menores de edad, ni hijos incapacitados que dependan de los cónyuges.
Si no se da alguno de los anteriores requisitos, por ejemplo, si el matrimonio tiene
hijos menores, o existe desacuerdo sobre los términos del convenio regulador, habrá
que acudir necesariamente a una separación judicial.
Efectos que produce la separación
Además de lo que más adelante se estudiará como “Efectos comunes a las
situaciones de nulidad, separación o divorcio”, en este momento hemos de resaltar
algunos efectos particulares más destacables de la separación:

- Produce una suspensión de la vida en común; ya no se presume que viven


juntos, ni tienen un domicilio familiar.
- Cesa la posibilidad de vincular bienes del otro cónyuge.
- Cesan los deberes matrimoniales (excepto el deber de socorro mutuo y
alimentos, puesto que no se ha roto el vínculo matrimonial)
- Cesan los derechos hereditarios entre ambos (Art. 834 CC)
- Cesa la presunción de paternidad (Art. 116 CC)
Reconciliación tras la separación: Como no se ha producido extinción del vínculo
conyugal, simplemente habrá que ponerlo en conocimiento del Juez o autoridad ante
quien se realizó la separación y proceder a modificar la inscripción de la separación en
el Registro Civil. Es necesario tener en cuenta, no obstante, que la regulación o
modificación de la situación de los menores de edad tras la reconciliación deberá ser
siempre autorizada por el Juez.

b) Separación de hecho: Se produce cuando, por acuerdo de ambos cónyuges o


por decisión unilateral de uno de ellos, se interrumpe la convivencia, sin
intervención del Juez ni ninguna autoridad, de forma temporal o indefinida.
Tampoco hay ruptura, en este caso, del vínculo conyugal.
La separación de hecho, en principio, y aunque sea de carácter unilateral e
impuesta por uno de los cónyuges, no tiene por qué constituir un delito de
abandono de familia, ni condiciona ni anula los derechos y deberes de los
progenitores respecto a sus hijos menores de edad. Sólo sería delito cuando el
abandono dejase en serio peligro y dañase a la familia. El mero hecho salir del
domicilio familiar no es delictivo, sino un ejercicio del derecho a la libertad y al
libre desarrollo de la personalidad. Otra cosa será, por supuesto, el
incumplimiento de los deberes que conlleva la responsabilidad parental, en su
caso.
En las separaciones de hecho no interviene el Juez, y los cónyuges, si hay
comunicación, y es de mutuo acuerdo, pueden decidir lo que afecte a su vida y a la de
sus hijos. No obstante, si se producen problemas y diferencias de criterio
irreconciliables, puede ser necesario, finalmente, acudir al juez y optar por una
separación legal.
La separación de hecho, a pesar de producirse de forma privada entre los
cónyuges, puede producir algunos efectos jurídicos:

- Se mantienen intactos los deberes respecto de los hijos y el de socorro


respecto del cónyuge.
- Cesa la presunción de paternidad.
- Cesan los derechos hereditarios entre los cónyuges desde el mismo momento
de la separación.
Si se produce la reconciliación en una separación de hecho, bastará el mutuo
acuerdo de los cónyuges.

2. El divorcio (Arts. 85 y ss. CC)


Antes de comenzar el estudio de esta figura, resulta preciso señalar que el art. 85
del CC dice: “el matrimonio se disuelve, sea cual fuere la forma y el tiempo de su
celebración, por la muerte o declaración de fallecimiento de uno de los cónyuges y por
el divorcio”
Según el precepto anterior, las únicas causas de ruptura y desaparición del vínculo
matrimonial serían:

- Muerte o declaración de fallecimiento.


- Divorcio.
Vamos, pues, a estudiar el divorcio como instrumento para la ruptura del vínculo
matrimonial, legítimamente ejercitable por cualquiera de los cónyuges en cualquier
momento (después de transcurridos tres meses desde el matrimonio) sin necesidad de
alegar causa alguna, pues se estima que la mera voluntad de no continuar casados es
suficiente y obliga al juez a estimar el divorcio. El divorcio es ejercitable cualquiera que
sea la forma de celebración del matrimonio (civil o religiosa), y en cuanto a los modos
de divorciarse, serán los mismos que vimos en la separación, con los mismos
requisitos (judicial, notarial y ante Letrado de la Administración de Justicia) No será,
sin embargo, posible un divorcio de hecho, por razones obvias.
Es necesario recordar que, si existen hijos menores, incapacitados o no hay
acuerdo de los cónyuges, será necesario el divorcio ante el Juez.
Para ejercitar judicialmente la acción de divorcio, al igual que para la de
separación, son posible tres situaciones:
1) Que solicite el divorcio uno solo de los cónyuges, sin consentimiento del otro,
por lo que se iniciará ante el Juez como un divorcio contencioso.
2) Que se pida por ambos cónyuges el divorcio, de mutuo acuerdo, con un solo
abogado, incluyéndose en la demanda un convenio regulador.
3) Que se pida por uno de los cónyuges, con consentimiento del otro, en cuyo
caso existirán dos abogados, pero no será un procedimiento contencioso.
Efectos del divorcio:

- Disolución del vínculo conyugal.


- Desaparición de todos los deberes conyugales.
- Inscripción en el Registro Civil.
- Habrá que atender a lo señalado en la sentencia de divorcio o el acuerdo de
los cónyuges firmado ante Notario o el Letrado de la Administración de Justicia.
Reconciliación en el divorcio: Depende del momento en que ésta se produzca:
a) Durante la tramitación del procedimiento de divorcio y antes de la
sentencia. En este caso bastará con presentar ante el juez el desistimiento de
la acción por el cónyuge que la inició. Como no ha habido aún ruptura del
vínculo, se puede reanudar la convivencia matrimonial. No obstante, es posible
que el juez deje subsistentes de forma temporal algunas medidas respecto de
los hijos, si lo estima conveniente.
b) Cuando ya se ha dictado la sentencia de divorcio: En este caso ya se ha
producido la ruptura del vínculo conyugal, por lo que no es posible volver a la
situación anterior. La única posibilidad de volver a ser cónyuges será contraer
matrimonio de nuevo.

3. La nulidad matrimonial (Arts. 73 y ss. CC)


La nulidad del matrimonio se produce por un defecto grave en la celebración del
matrimonio que impide que éste produzca efectos.
Ya vimos en la lección anterior que la falta de consentimiento matrimonial, la
celebración sin la forma adecuada, los impedimentos matrimoniales y el error y la
coacción eran causas de nulidad matrimonial.
La declaración de nulidad del matrimonio se realizará por sentencia judicial,
aunque lo único que hace el juez en la misma es limitarse a poner de manifiesto que
no hubo verdadero matrimonio, a pesar de la apariencia existente. No se produce
disolución del vínculo conyugal puesto que éste nunca existió.

EFECTOS COMUNES A TODAS ELLAS: MEDIDAS PREVIAS,


PROVISIONALES Y DEFINITIVAS. (Arts. 90 y ss. CC)
Como antes se dijo, el Código Civil regula de forma conjunta una serie de efectos
que son comunes a los procedimientos de separación, nulidad o divorcio. Estos
efectos pueden producirse incluso antes de presentar la demanda correspondiente,
aunque lo más frecuente es que comiencen a surtir efecto desde el momento de
presentación o inicio del procedimiento de crisis matrimonial.
En los procesos matrimoniales podemos distinguir dos fases:
a) Fase de tramitación del procedimiento: Nos referimos al período que
transcurre desde que se presenta la demanda ante el Juez hasta que este
decide y dicta sentencia. Lo normal es que los cónyuges ya se encuentren
viviendo separados y se haya roto la vida en común, aunque aún no se hayan
regulado de modo definitivo los efectos de la crisis. Esta situación de
pendencia tiene una duración variable, desde unas semanas hasta varios
meses, por lo que será necesario también dar seguridad jurídica a las partes
interesadas en este plazo de tiempo y asegurar, en su caso, el bienestar de los
hijos menores.
b) Fase posterior a la sentencia: Una vez dictada por el juez la sentencia de
separación, nulidad o divorcio, se fijarán en la misma las normas reguladoras
de las relaciones entre los cónyuges y sus hijos. Dicha normativa tendrá
efectos definitivos o hasta la adquisición de la mayoría de edad de los hijos, en
su caso.

Los efectos comunes se regulan en nuestro Código Civil de un modo desordenado


y algo caótico, aunque lo vamos a sistematizar a continuación:
a) Medidas previas o provisionalísimas (Art. 104 CC)
Cuando el matrimonio entra en crisis, es frecuente que uno de los cónyuges, o
ambos, suspendan la convivencia e incluso la comunicación, lo que puede generar
situaciones muy complicadas respecto a la vivienda familiar, los bienes comunes o el
cuidado de los hijos menores, produciéndose una pugna y falta de sentido común,
debido a la gran carga de emociones que llevan a veces los primeros momentos de la
crisis. El legislador, consciente de la necesidad urgente de ordenar la situación, en
algunos casos, contempla la posibilidad de la intervención judicial incluso antes de que
alguno de los cónyuges de acuda a un abogado y éste redacte la demanda
correspondiente (lo que requerirá un tiempo)
Cualquiera de los cónyuges podrá acudir, sin necesidad de abogado, al
Juzgado y solicitar medidas previas sobre las materias que sean muy urgentes y
no puedan esperar a la presentación de la demanda de separación, nulidad o
divorcio. Por ejemplo, caso de quedar fuera del domicilio familiar la mujer con los
niños, sin que el marido le permita acceder al mismo, necesidad de dinero para
alimentar a los hijos, etc…)
El juez, de forma muy rápida (inmediata, si fuere necesario) dictará medidas
previas que tendrán vigencia hasta la presentación de la demanda de nulidad,
separación o divorcio. Si no se presentare dicha demanda antes de los treinta días
posteriores a que el juez dicte las medidas previas, quedarán estas sin efecto, salvo
las que se refieran a los hijos menores de edad, que sólo podrá modificar el juez.

b) Medidas provisionales (Art. 103 CC)


Comienza con la presentación de la demanda de divorcio, nulidad o separación
ante el juez, para lo que será necesaria la intervención de abogado y procurador.
La demanda deberá acompañarse, o bien de un convenio regulador si es de mutuo
acuerdo, o de una propuesta de medidas provisionales, que serán las medidas
que propone la parte demandante al juez para que regulen la vida de la pareja
hasta que se dicte la sentencia correspondiente, es decir, durante la fase de
tramitación del procedimiento.
Si el divorcio fuere de mutuo acuerdo, o de uno con consentimiento del otro, se
simplifican los trámites, y el Juez deberá aprobar, si lo estima conveniente, el convenio
regulador o la regulación que le planteen los cónyuges, tanto para la fase de trámite
como para después de la sentencia. Si el divorcio es contencioso, es decir, no hay
acuerdo, los trámites son más complejos:
Una vez presentada la demanda, el Juez mandará que se comunique al otro
cónyuge la misma, para que éste se persone en el procedimiento, presente su
propuesta de medidas provisionales y alegue lo que tenga por conveniente para
defender sus intereses.
Desde el momento en que el Juez admite la demanda, se producirán, de forma
automática los efectos que contiene el art. 102 del CC.
Una vez que el Juez conozca las dos propuestas de medidas y tenga audiencia
con las partes litigantes, dictará las medidas provisionales que tendrán que acatar
ambos cónyuges y que tendrán efecto sólo hasta que se dicte la
correspondiente sentencia.
Las medidas provisionales que dicte el juez tendrán que contener la regulación de
las siguientes materias:
1) Custodia de los hijos y derecho de visita, en su caso. Excepcionalmente, los
hijos podrán ser encomendados a los abuelos u otros parientes de forma
temporal, dada la situación de conflicto entre los progenitores, y a la espera de
que mejore la situación.
2) Cuando exista riesgo de sustracción del menor por alguno de los cónyuges el
Juez podrá adoptar las medidas pertinentes para evitar la misma, como
prohibición de la expedición del pasaporte para el menor.
3) Determinar cuál de los cónyuges tendrá el uso de la vivienda familiar, así como
los bienes u objetos de la misma que el otro puede llevarse.
4) Fijar la contribución de cada cónyuge a las cargas del matrimonio, teniendo en
cuenta que el cuidado de los hijos menores se considerará como contribución a
las mismas. También podrán concederse, si fuere necesario, las litis expensas,
o cantidad de dinero que uno de los cónyuges puede reclamar al otro para los
gastos del procedimiento matrimonial, si le hiciese falta.
5) Determinar cómo funcionará la administración de los bienes comunes.
Una vez que el juez dicta las medidas provisionales, puede ser el momento en
el que, si se estima pertinente, se cite a las partes para una sesión informativa
de mediación. Si se aceptara por los cónyuges, se suspendería el procedimiento
hasta ver el resultado conseguido en aquella.
De no haber mediación, el procedimiento continúa proponiendo las partes las
pruebas que estimen pertinentes y pidiendo el juez informes al equipo técnico
judicial y a peritos expertos en las materias necesarias, finalizando con una
audiencia o juicio oral con los cónyuges y sus abogados en el que se practican las
pruebas y el juez recaba toda la información necesaria para dictar sentencia.
c) Medidas definitivas (Arts. 91 y ss CC)
A la vista del procedimiento llevado a cabo, y las medidas propuestas por las
partes, el juez dictará sentencia que debe contener:
1) La declaración de nulidad, separación o divorcio del matrimonio.
2) Las medidas definitivas por las que se regirán los cónyuges (que puede que ya
no lo sean) a partir de la sentencia, y respecto de sus hijos menores, hasta que
éstos se emancipen.
Las medidas definitivas deberán contemplar los siguientes extremos:
A) La patria potestad de los padres, en principio, no debe verse afectada por las
crisis matrimoniales, por lo que lo normal será que ambos sigan siendo titulares
de la misma. El principio general en esta materia es que los padres deciden el
modelo de guarda y custodia de los hijos, ya que ellos saben mejor que nadie
lo que será mejor para la armonía del ejercicio de la responsabilidad parental.
Lo que ocurre es que, cuando existe desacuerdo entre ambos, el Juez debe
intervenir y acordarlo en las medidas. Las circunstancias han cambiado con
respecto a la etapa anterior como consecuencia de la interrupción de la
convivencia de los progenitores. Lo más frecuente, en nuestro Derecho es que
el Juez otorgue a uno de ellos la llamada custodia exclusiva, dejándole al otro
el llamado derecho de visita. La denominación no significa diferencia
alguna en la titularidad de ambos progenitores de la patria potestad; El
progenitor custodio será el que se ocupe de tomar las decisiones diarias en la
vida del menor y el otro ejercerá su patria potestad en la toma de decisiones
importantes y se ocupará del menor en el tiempo que el juez señale como
derecho de visita (que es también su tiempo de custodia de su hijo, aunque sea
menor que el del otro progenitor)
También es posible que el juez conceda la custodia compartida. El art. 92 del
CC señala los requisitos para que el juez dicte la misma:

1. Que la soliciten de mutuo acuerdo ambos progenitores (Este requisito,


que constituye la regla general, puede no cumplirse de forma excepcional,
conforme al art. 92.8, en el sentido de que será posible establecer una
custodia compartida cuando lo solicite uno solo de los cónyuges y el juez
estime y justifique que es el único modo de proteger el interés del menor)
2. Que el juez recabe informes del Ministerio Fiscal, informes de especialistas
y escuche a los menores.
3. Que se examinen los informes del Equipo Técnico Judicial.
4. Que ninguno de los progenitores esté incurso en procedimientos penales
por atentar contra la vida, integridad física o moral etc.. del otro cónyuge o
de los hijos que convivan con ambos.
5. Que no existan indicios fundados de violencia doméstica.

B) La contribución de cada progenitor para satisfacer los alimentos. La


situación de crisis matrimonial no exime a los padres de su deber de alimentos
de los hijos menores o mayores de edad (Arts. 154 y 144 CC) El art. 93 del CC
señala que los criterios para cuantificar la aportación alimenticia serán las
circunstancias económicas de los padres y las necesidades de los hijos
en cada momento. Los padres contribuirán en proporción a su patrimonio
al pago de dichos alimentos.
En un régimen de custodia compartida, que no contempla el art. 93 CC, la
Jurisprudencia señala que lo normal será que los padres atiendan directamente
los alimentos de los menores mientras se encuentren bajo su custodia, y que el
resto de los gastos ordinarios o extraordinarios se abonen entre ambos. Pero
no siempre será así, ya que, si existe desproporción entre el patrimonio de los
padres, puede que uno de ellos tenga que hacer frente a un pago mayor de la
pensión alimenticia. Es importante aclarar que el sistema de custodia de
los hijos menores en las situaciones de crisis matrimonial no depende de
los ingresos que tenga cada progenitor. Es posible atribuir la custodia
exclusiva a un progenitor y que el otro pague totalmente los alimentos de los
menores.
El cambio en la cuantía de los ingresos de los progenitores puede dar
lugar a posteriores modificaciones de la pensión alimenticia, como veremos
después, en base al art. 91 CC.
C) El uso de la vivienda familiar: El art. 96 del CC señala cómo se atribuirá el
uso de la vivienda a falta de acuerdo entre los cónyuges. Lo que implica que la
decisión sobre este uso corresponde acordarla a los mismos, y se regirá por
dicho acuerdo, siempre y cuando sea bueno para el interés del menor. Pero
muchas veces no es posible el consenso, y entonces entra en juego lo
señalado por este artículo, y es que el Juez, atribuirá el uso de la vivienda
habitual a los hijos menores y al progenitor que tenga su custodia.. El
progenitor custodio tendrá el uso de la vivienda, junto con los menores, y hasta
que éstos alcancen la mayoría de edad. También se incluirían en este régimen
los hijos que tuvieren alguna discapacidad, y en este caso el Juez señalará
cuánto tiempo tendrán el uso de la vivienda familiar.
No se aplicará, sin embargo, este precepto en los supuestos de custodia
compartida, pues existen dos progenitores custodios y no uno, por lo que el
juez tendrá más libertad para decidir sobre el uso de la vivienda familiar y el
lugar donde vivirán los menores con sus respectivos progenitores. Los
sistemas más frecuentes serán los de vivienda nido, en el que los menores se
quedan en el domicilio familiar y los padres van turnándose, o el sistema en el
que existirán dos viviendas y serán los menores los que las ocupen
alternativamente, según tengan la custodia de uno u otro progenitor.

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