Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Antonio Gramsci
Giovanni Crocioni (en el libro Problemi fondamentali del
folclore, Bologna, Zanichelli, 1928) critica como confusa e imprecisa la
distribución del material folclórico propuesta por Pitré en 1897, en el
prólogo a la Bibliografía dele tradizioni popolari; y propone una nueva
distribución en cuatro secciones: arte, literatura, ciencia, moral del pueblo.
Pero esta distribución también es criticada como imprecisa, mal definida y
demasiado general. En la “Fiera Letteraria” del 30 de diciembre de 1928,
se pregunta Raffaele Ciampini: “¿Es científica? ¿Cómo hacer entrar en
ella, por ejemplo, la superstición? ¿Y qué quiere decir una moral del
pueblo? ¿ Cómo estudiarla en forma científica? ¿Y por qué entonces no
hablar también de una religión del pueblo?”
Se puede decir que hasta ahora el folclore ha sido estudiado
preferentemente como elemento “pintoresco” (hasta ahora en realidad se
ha recogido sólo material de erudición y la ciencia del folclore ha
consistido preferentemente en los estudios de método para la recolección,
selección y clasificación de tales materiales, es decir, en el estudio de los
procedimientos prácticos y de los principios empíricos necesarios para
desarrollar fructuosamente un aspecto particular de la erudición, no
queriendo desconocer con esto la importancia y el significado histórico de
algunos grandes estudiosos del folclore. Es necesario en cambio estudiarlo
coma “concepción del mundo y de la vida”, en gran medida implícita, de
determinados estratos (determinados en el tiempo y en el espacio) de la
sociedad, en contraposición (por lo general también implícita, mecánica,
objetiva) con las concepciones del mundo “oficiales” (o en sentido más
amplio, de las partes cultas de las sociedades históricamente
determinadas), que se han sucedido en el desarrollo histórico. (De allí, por
consiguiente, la estrecha relación entre folclore y “sentido común” que es
el folclore filosófico.) Concepción del mundo no sólo no elaborada y
asistemática, ya que el pueblo (es decir el conjunto de las clases
subalternas e instrumentales de cada una de las formas de sociedad hasta
ahora existentes) por definición no puede tener concepciones elaboradas,
sistemáticas y políticamente organizadas y centralizadas aún en su
contradictorio desarrollo, sino también múltiple; no sólo en el sentido de
diverso y yuxtapuesto, sino también en el sentido estratificado de lo más
grosero a lo menos grosero, si no debe hablarse directamente de un
aglomerado indigesto de fragmentos de todas las concepciones del mundo
y de la vida que se han sucedido en la historia, de la mayor parte de las
cuales sólo en el folclore se encuentran, sobrevivientes, documentos
mutilados y contaminados.
También es verdad que existe una “moral del pueblo”, entendida como
un conjunto determinado (en el tiempo y en el espacio) de máximas para
la conducta práctica y de costumbres que se derivan de ella o la han
producido, moral que está estrechamente ligada, como la superstición, a
las reales creencias religiosas: existen imperativos que son mucho más
fuertes, tenaces y efectivos que aquellos de la “moral” oficial. En esta
esfera es necesario también distinguir diversos estratos: los fosilizados,
que reflejan condiciones de vida pasadas y que son, por lo tanto,
conservadores y reaccionarios; y los estratos que constituyen una serie de
innovaciones frecuentemente creadoras y progresivas, determinadas
espontáneamente por formas y condiciones de vida en proceso de
desarrollo y que están en contradicción, o en relación diversa, con la moral
de los estratos dirigentes.
www.gramsci.org.ar
http://www.gramsci.org.ar/TOMO5/219_folklore-crocioni.htm