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Centrales Mini Hidráulicas

Docente: Ing. Carlos Salas

Año: 2020
Capítulo 6: Consideraciones Generales sobre Difusión de MCH
6.1. Aspectos Institucionales.

6.2. Aspectos Ambientales.

6.2.1. Efectos Ambientales que deben controlarse en el diseño y construcción de las MCH.

6.2.2. Efectos Ambientales que deben controlarse en la Operación y Mantenimiento de las MCH.
Capítulo 6: Consideraciones Generales sobre Difusión de MCH

6.1. Aspectos Institucionales.

En los estudios de la red RETAIN en Argentina se analizó la historia y perspectivas de Difusión de


Microcentrales Hidroeléctricas, sobre la base de la experiencia desarrollada en la provincia de Misiones.

Como primera consideración debemos destacar que nuestro estudio se refiere a una tecnología de
abastecimiento descentralizado de electricidad, cuya difusión puede apoyarse tanto en el interés privado
como en el sector público.

Pero en cada caso tendera a resolver necesidades de diferentes naturalezas.

En el primer caso se trata de una solución alternativa dentro de un menú de opciones que se presentaran a
potenciales usuarios en respuesta a su "demanda solvente" y su penetración en el mercado estará apoyada
en las condiciones de competitividad (confiabilidad, precio, financiación, servicio postventa, etc.) que
presenta dicha tecnología. En el segundo caso, la presencia activa del sector publico esta generalmente
relacionada a una acción directa o indirecta del gobierno para promover el uso de esa tecnología alternativa
como instrumento de sus políticas de desarrollo científico, económico o social. Es en este escenario donde se
inscribe el caso analizado en el estudio ya que se trata de resolver el abastecimiento eléctrico de usuarios
rurales con escasa o nula capacidad de pago, en respuesta de sus necesidades energéticas (expresadas a
través de sus requerimientos) y no solo a la demanda solvente.

Pero en el caso de la MCH en Argentina, como en muchos casos de tecnologías energéticas alternativas
dentro y fuera del país, el desarrollo tecnológico no ha sido inscripto en un proceso global de planeamiento.
Las acciones de I+D no fueron subprogramas dentro de un programa general de soluciones para el
abastecimiento energético del sector rural mas bien su origen y desarrollo primario han estado vinculadas en
el campo científico y al impulso dado por entusiasta investigadores.

Este “pecado natural” en el origen de la tecnología alternativa le ha generado no pocos inconvenientes para
su inserción como una “opción aceptable” de abastecimiento en los ámbitos y niveles gubernamentales
donde se toman las decisiones del sector energético.

En el caso particular de Misiones, la etapa de desarrollo tecnológico fuertemente vinculado al sector de I+D
ha estado incluida la participación de múltiples instituciones gubernamentales y privadas que
instrumentaron 10 años de trabajo y un esfuerzo financiero cercano a 2 millones de dólares hasta alcanzar la
puesta a punto de la tecnología de MCH.

El resultado de este particular origen y desarrollo de la tecnología alternativa fue que, por una parte, un
conjunto de investigadores disponían del know – how de un opción de suministro que consideraban de gran
utilidad para solucionar el abastecimiento eléctrico de grandes áreas rurales en las regiones mineras que por
otra parte quienes decidían y planificaban acerca de tal abastecimiento, consideraban que las MCH eran solo
un entretenimiento académico de los investigadores y estudiantes de ingeniería.

El desarrollo del estudio RETAIN en su primera fase, permitió establecer un puente entre el planeamiento
sectorial y la disponibilidad de la nueva tecnología y comenzar así un camino entre estos dos ámbitos de
acción que se encontraban descoordinados. La formulación y discusión, en reuniones y seminarios de la
“metodología de evaluación de alternativas de suministro de en áreas rurales deprimidas y su aplicación en
el caso de Misiones” permitió analizar la competitividad, en términos de decisiones de inversión pública, de
las MCH frente a otras variadas opciones de servicio eléctrico. Ya no se trata solo de disponer de una
tecnología confiable sino también competitiva frente a otras opciones incluyendo las que se utilizan
convencionalmente.

En consecuencia la adaptación de la tecnología alternativa en los ámbitos y niveles donde se definen las
políticas y sus soluciones técnicas, o bien se fundamentan en un “origen sano” cuando su desarrollo es
promovido desde esos mismos niveles, o en su defecto si se ha originado en otros ámbitos deberá remover
resistencias importantes con sólidos argumentos de confiabilidad y competitividad frente a las tecnologías
habitualmente utilizadas.

En el supuesto de que la confianza de los decisores sea un problema superado y que la planificación del
abastecimiento se realice bajo un modelo optimo que integre las tecnologías convencionales con las
alternativas, subyace otro problema común a cualquier solución tecnológica. Es el referido a la cuestión de
abastecer los requerimientos de electricidad de pobladores rurales que tienen escasa o nula capacidad de
pago para satisfacerlo. Los esfuerzos de más de una década en Misiones (1978-1988), con importantes
planes de electrificación rural apoyados en la Banca de desarrollo muestran el desalentador resultado de
satisfacer el abastecimiento de solo el 10% de los pobladores rurales, la mayoría de ellos ubicados en la
franja de Altos Ingresos.

Tan limitados resultados de los programas de electrificación rural por redes tienen su explicación en causas
tecno-económicas y financieras. Entre las primeras se encuentran las derivadas de aplicar criterios en el
equipamiento y la construcción de las extensiones de redes, que privilegian la calidad sobre los costos, en
consecuencia se produjo efectos retroalimentados donde los altos costos resultantes de las obras
desalentaron a los usuarios y redujeron el número que decidió conectarse a las redes, lo que a su vez
produjo una caída en la densidad de los usuarios por Km de línea y un mayor aumento del costo unitario por
usuario de las instalaciones. Las causa financieras radicaron tanto en la falta de evaluación previa de la
capacidad de pago de los usuarios como en la aplicación del criterio de transferir a los mismos el repago del
100% de los costos de inversión, incluyendo además índices de ajustes e intereses (en un contexto
económico inflacionario) que superaba el incremento de los ingresos agrícolas. Durante los 5 primeros años
de amortización del crédito, los productores rurales pagaron cuotas que, en cantidad de productos agrícolas
(índices de sus ingresos), fueron tres veces superiores a las que se estimaron cuando adhirieron al plan.

En consecuencia la primera decisión política firme en que debe inscribirse la difusión de una tecnología
alternativa para abastecer requerimientos de energía en áreas rurales deprimidas, es precisamente
satisfacer tales requerimientos.

Esta decisión supone que han de instrumentarse mecanismos de transferencia de ingreso y estrategias
financieras que permitan cubrir la brecha generada entre los costos mínimos necesarios para satisfacer los
requerimientos y una limitada contribución de los beneficios.

En consecuencia el financiamiento del plan de abastecimiento tendrá que estructurarse con un componente
de fondos no reintegrables (originados en la transferencias de ingresos) y otra componente reintegrable
pero en condiciones apropiadas a las reales posibilidades de los productores rurales.

De tal manera las primeras condiciones básicas que viabilizarán la difusión de una tecnología alternativa en
ausencia de una demanda solvente de mercado son:
1) la decisión política de satisfacer el requerimiento energético de los pobladores rurales, tomada con pleno
conocimiento de costos y beneficios de tal decisión

2) la decisión técnica de planificar el abastecimiento de tales requerimientos de energía incorporando la


tecnología alternativa en su campo de competencia.

3) una formulación de las estrategias financieras del plan de abastecimiento consistente con la capacidad de
pago de los beneficiarios.

Los mecanismos de transferencia de ingresos que operan en el sector eléctrico pueden ser directos como en
el caso de la constitución de “fondos especiales” originadas en impuestos que se graban a otros sectores
sociales o indirectos como la aplicación de estructuras tarifarias que en lugar de reflejar los costos que cada
usuario provoca en al sistema, generan subsidios cruzados entre distintas categorías de usuarios. Estos
subsidios cruzados son característicos de mercados eléctricos donde se satisfacen usuarios residenciales de
baja capacidad de pago (tanto urbanos como rurales).

En el estudio de caso se detectó que los usuarios rurales de bajo consumo participan en los costos en una
proporción mucho mayor que en los ingresos de las empresas distribuidoras. La magnitud de este subsidio
cruzados fue calculado en 250 U$S por usuario rural y por año.

También en estudio de caso se detectó un fuerte desequilibrio en el destino final de los fondos de inversión
no reintegrables ya que el 85% de los mismos se aplican a financiar la gran generación y el sistema nacional
de interconexión.

Esto significa que los fondos no reintegrables originados en el ahorro nacional, se aplican para el beneficio
de los mercados eléctricos mas desarrollados. Solo el 15% de los fondos de inversión se utilizan en las obras
de generación, subtransmisión y distribución en las jurisdicciones provinciales. En Misiones estos escasos
fondos no alcanzan para ser aplicados a programas de distribución, y los costos de extensiones y conexiones
tanto rurales como urbanas son soportados en un 100 % por los usuarios.

En base a estas consideraciones podemos afirmar que para una correcta formulación de las estrategias
financieras que acompañan la utilización de las tecnologías alternativas en el plan de abastecimiento será
necesario:

1) Disponer de un claro diagnóstico de la disponibilidad origen y destino de los fondos de inversión del sector
eléctrico.

2) La explicitación y cuantificación de los subsidios que operan en las formas actuales de abastecimiento
eléctrico al sector rural y

3) Una precisa medición de la capacidad de pago de los usuarios potenciales.

Sobre esta base los niveles de decisión podrán adoptar los criterios de aplicación de los fondos de inversión y
de direccionamiento de los subsidios cruzados demás formas de asistencia que operan en el sector, para
resolver el financiamiento del plan de abastecimiento.

La decisión política de abastecer requerimientos energéticos de pobladores rurales sin capacidad de pago,
incluyendo tecnologías descentralizadas como las MCH, deberá tener la suficiente fortaleza para remover las
distintas formas de oposición que se presentaran a dicha decisión. En el caso de Misiones se detectaron tres
potenciales ámbitos de conflicto a saber:
1) La oposición a reestructurar el destino de los fondos sectoriales de inversión originado en quienes recibían
y aplicaban dichos fondos.

2) La oposición a incorporar una tecnología alternativa, mucho menos conocida y dominada que las que
están actualmente en uso, expresada por los niveles de decisión técnica tanto en el área de planeamiento
como de explotación, de las empresas locales prestadoras de servicio eléctrico.

3) La oposición de adoptar formas descentralizadas y autogestionadas de abastecimiento energético,


expresadas por el sindicato de trabajadores del sector al suponer limitado su ámbito de actuación.

De las formas de oposición detectadas, la que se presenta como mayor dificultad para su remoción, es la
primera ya que requiere de decisiones de nivel nacional en un contexto donde existe una fuerte
desproporción de poder entre quienes desean introducir cambios (provincias pobres y pobladores rurales) y
quienes desean mantener la situación actual del destino de los fondos (grandes corporaciones públicas y
privadas). Las otras dos formas de oposición detectadas, han sido parcialmente resueltas durante el proceso
de consultas realizado durante los estudios del proyecto RETAIN).

Durante el mismo, la actitud expresada por los actores locales ha sido la de privilegiar el propósito de
mejorar las condiciones de vida de los productores rurales, antes que intentar preservar posiciones
personales o sectoriales. A esta actitud positiva debe agregarse que el plan de expansión de las MCH dentro
del abastecimiento rural ha sido formulado como complementario de la extensión de las redes en lo relativo
en su delimitación temporal. Ambas condiciones impuestas al plan facilitaran la remoción de las posibles
oposiciones locales detectadas.

Tanto la banca de desarrollo como las agencias de cooperación internacionales pueden contribuir en la
solución de las fuertes restricciones financieras que presentan estos programas de abastecimiento
energético a las áreas rurales marginales.

En lo que se refiere especialmente a la banca de desarrollo es necesario destacar la necesidad que la misma
adecue los criterios y políticas de otorgamiento de créditos de tal modo que se transforme en una fuente de
financiamiento real y de significativa importancia para las áreas más deprimidas.

En este sentido resulta incompresible que la Banca de Desarrollo Regional haya utilizado criterios y
parámetros de selección similares en grandes proyectos productivos del área energética y en pequeños
proyectos abastecimiento a usuarios marginales, a través de tecnologías no convencionales adaptadas a la
región.

Si bien se trata de bienes que, en principio pueden considerarse susceptible de ser comercializados a un
precio que cubra los costos, colocarlos a disposición del potencial usuario se orienta a satisfacer necesidades
sociales consideradas imprescindibles para mejorar su calidad de vida, objetivo que solo puede ampliarse si
los precios del bien guardan relación con los ingresos disponible de aquel a quien se quiere favorecer.

Es por ello que la participación de la Banca de Desarrollo con créditos “blandos”, a tasas similares a las
fijadas para proyectos de desarrollo social contribuirá a acelerar el proceso de cumplimiento del “derecho a
la energía” de los pobladores rurales.

Una vez resueltas las condiciones políticas, técnicas y financieras básicas que hemos analizado en los puntos
anteriores, estarán creadas las bases para el uso masivo de la nueva tecnología. Complementariamente el
plan de abastecimiento que se formule deberá apoyarse en estrategias institucionales y organizativas que
aseguren su éxito, tanto en la etapa de ejecución como en la de utilización de la nueva tecnología.
En el caso de las MCH en la provincia de Misiones se han detectado dos cuestiones que representan
situaciones nuevas dentro de los modos tradicionales de ejecutar y explorar obras de abastecimiento
eléctrico.

La primera cuestión se refiere al riesgo tecnológico asociado a la presencia de equipamiento y servicios que
no están actualmente disponibles en el mercado.

En esta situación se encuentra la fabricación y posterior servicio de mantenimiento de las turbinas y de los
reguladores de frecuencia. Para estos componentes es necesario concebir un programa de garantía de
calidad que atienda desde la calificación y desarrollo de potenciales proveedores hasta las condiciones de
aceptación o rechazo de los suministros.

La estructura organizativa que se adopte para la ejecución y puesta en marcha del plan de difusión
dependerá del carácter de la actividad que está involucrada y de los actores locales que participarán en el
Plan.

En al caso de las MCH en la Provincia de Misiones, por tratarse de obras hidráulicas, han sido concebidas
como de propósitos múltiples donde el eléctrico es prioritario (le siguen: agua para el consumo doméstico y
agrícola, para actividades industriales, cría de peces y fines recreativos). Por tal razón las actividades
derivadas del Plan se han definido como de “fomento y desarrollo económico y social con propósitos
múltiples” e involucran la participación de diversas disciplinas tecnológicas, sociales y económicas.

La eficacia en la gestión durante las fases de pre-inversión está asociado con un alto grado de inversión de
las actividades, con la participación de equipos multidisciplinarios integrados por técnicos y trabajadores
sociales de distintos organismos, concentrados en una unidad ejecutora especial. Durante la fase de
explotación, las actividades de seguimiento y asistencia técnica pueden volver a desagregarse por
especialidad y ser atendidas en forma descentralizada por distintos organismos, pero siempre manteniendo
una Unidad Coordinadora que canalice los requerimientos derivados del uso de la nueva tecnología.

6.2. Aspectos Ambientales.

6.2.1. Efectos Ambientales que deben controlarse en el diseño y construcción de las MCH.
6.2.2. Efectos Ambientales que deben controlarse en la Operación y Mantenimiento de las MCH.

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