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INTRODUCCIÓN
Desde finales del año pasado, el mundo se ha visto afectado por un nuevo virus, los
primeros casos fueron reportados en la ciudad de Wuhan (China), ocasionando un tremendo
impacto social, emocional y económico; poniendo en riesgo el panorama a futuro de la
población mundial. Generando incertidumbre en la población por el padecimiento y
malestar; debido al desempleo y desigualdad de medios económicos para sobrevivir ante
esta crisis. Por ello, se realizó la implantación de normas que intentan regular los vínculos
afectivos; originan cambios de conductas y sensaciones, por el temor de ser contagiados y
que la tasa de mortalidad aumente; en los distintos países se tomaron medidas restrictivas
de cerrar los programas culturales, deportivos, sociales, universidades, escuelas, viajes y
trabajos; para así poder evitar la expansión de este virus. Esta situación nos hace plantear
las siguientes interrogantes: ¿Está preparada emocionalmente la sociedad para afrontar la
pandemia con solo decirles que se detengan? ¿Todos somos responsables o indiferentes?
Una mirada panorámica hacia la realidad de nuestro país, nos lleva a reflexionar sobre
la problemática que sigue incrementando sus cifras día tras día, la actitud del público podría
permitir que la enfermedad se extienda rápidamente o poder hacerle frente y combatirla.
Según el Ministerio de Salud del Perú aproximadamente tenemos 121 000 casos positivos
al día de hoy con un 2,88% de letalidad, afectando en su mayoría a los más vulnerables.
Al respecto, Vizcarra (2020) menciona que en muchos países manejan al Covid-19 sin
una cuarentena, porque su población es disciplinada, responsable y conscientes del daño
que pueden causar a los demás si actúan de manera impulsiva. Es claro, que esta situación
nos pone a prueba, afectando nuestro estado mental y sembrando el miedo del contagio.
Por otro lado, la irresponsabilidad de la sociedad lleva a poner en riesgo todo el país,
priorizando la economía antes que la salud; el objetivo principal del ensayo es sensibilizar e
informar sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de las personas, de tal forma
ayudar a disminuir y prevenir la enfermedad, poder plantear definiciones y estrategias para
lograr combatir su impacto; finalmente, explicar las medidas preventivas para controlar las
emociones, y mejorar el efecto de la cuarenta demostrando nuestros mejores principios:
justicia, solidaridad y reciprocidad.
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I. ARGUMENTACIÓN
Desde finales del año pasado, todos los países se han visto afectados por un nuevo
virus, los primeros casos fueron reportados en la ciudad de Wuhan (China), ocasionando un
tremendo impacto social, emocional y económico; poniendo en riesgo el panorama a futuro
de la población mundial. Generando incertidumbre en la población por el padecimiento y
malestar; debido al desempleo y desigualdad de medios económicos para sobrevivir ante
esta crisis. Por otro lado, la implantación de normas que intentan regular los vínculos
afectivos; originan cambios de conductas y sensaciones, por el temor de ser contagiados y
que la tasa de mortalidad aumente.
Se sabe que existe una amplia relación acerca de los diferentes medios que se han visto
afectados por dicho virus, desde el ámbito político, económico, educativo, y entre muchas
más, pero brindamos un enfoque más profundo en el ámbito social, ya que se observa la
conducta racional de las personas ante una situación de crisis como está, como el hecho de
dar su brazo a torcer ante la esperanza de salir adelante y, no combatir con el miedo al
sufrimiento y la muerte. No cabe duda que la incertidumbre es, como señala Pereda (1994)
“expresiones difusas de la persona, enfáticamente falibles, expresiones relativizadas
y distinciones casuísticas; es decir, la inseguridad e incapacidad que presenta un individuo
para ser seguro de sí mismo y de las situaciones que está viviendo” (p. 6).
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Por lo que, la mayoría de la población está atravesando elevados niveles de nerviosismo
y ansiedad, si bien sabemos que cada persona maneja el estrés de distinta manera, la
tecnología puede ayudar que los individuos estén conectados con el mundo exterior, a pesar
del distanciamiento social, pero también que les afecte el saber constantemente las noticias
de la pandemia.
Además, debemos tener en cuenta y saber a lo que nos estamos enfrentando, es decir,
saber realmente lo que es este virus y cómo afecta nuestra salud no solo mental, sino
también física, sin embargo, se menciona dos palabras que solemos confundir con uno
mismo que es el “coronavirus” y el “covid-19”, es importante conocer el significado de
cada uno y qué relación tienen ambos términos.
“Coronavirus” a una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en
animales como en humanos, que puede llegar a causar infecciones respiratorias. Por
otro lado, cuando se refiere al “covid-19” menciona que es una enfermedad infecciosa
causada por el coronavirus, las cuales presentan síntomas de una gripe común como
dolores de cabeza, fiebre, tos, dolor de garganta, entre otros; se entiende también que
hasta la fecha tienen dudas sobre su origen. (párrs. 1-2)
Una vez conocido el significado de dichos términos, podemos estar preparados para no
dejar de confiar en que se puede conseguir una cura a tal enfermedad, añadiendo también
que podemos prevenir el contagio, siguiendo las normas dictadas por nuestro gobierno.
Ante esta situación que estamos pasando, saldrá a flote muchas consecuencias por el
cambio radical de vida que se lleva, algo que desorienta mucho a los que normalmente
tenían una vida muy agitada o incluso a los que simplemente disfrutaban de ciertas cosas
que ahora no pueden.
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trabajo, son desafíos que nos afectan y es natural sentir, estrés, ansiedad, miedo y soledad
en estos momentos de incertidumbre.
El reto de detenerse genera frustración por la necesidad de no parar, ya que una gran
parte de la población tiene recursos muy limitados y escasos, ante ello, esa impulsividad de
tomar decisiones (salir o quedarse en casa), genera una saturación emocional. El
pensamiento más habitual es que sus acciones pueden llegar a generar un daño a sus
familiares, amigos, etc.
En esta crisis se presentan traumas, que son sensaciones de amenaza por la integridad
psicológica y física, los más recurrentes son cuadros de ansiedad y depresión. En
investigaciones anteriores sobre el paso de una epidemia similar se reportaron síntomas
de estrés, rabia, temor, tristeza, preocupación e incluso culpa no solo de la población,
sino también de los cuidadores de la salud: Por ello, es fundamental cuidar a quienes
nos cuidan proporcionando un plan de atención psicológica. (p. 2)
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manera de adaptarse ante la situación, generando distintas conductas motivadas. Las
interrogantes de la población que motivan distintas conductas son; sí podrían ser
contagiados o no, si las medidas adoptadas serán efectivas, si lograremos salir de esta
situación, etc.
Por otro lado, ser una persona perseverante ante el miedo del virus COVID-19 es una
lucha interna que tiene la sociedad hoy en día, la cual es una consecuencia natural frente a
la situación; así mismo, debemos tener en cuenta que cuando nos referimos a sociedad no
solo se refiere a la población en sí, sino también al ámbito de la subjetividad de los diversos
actores sociales, como sus representaciones, conocimientos y actitudes, que muchas veces
se identifican solamente con el concepto percepción del riesgo; tiene además un carácter
institucional relacionado al concepto de sistema de salud, sus componentes y su política de
salud, mediante el cual se organizan, planifican y ejecutan acciones y programas de salud,
para poder mejorar el estado de los ciudadanos. En muchas ocasiones adoptamos un
pensamiento egoísta al decir que solo nosotros somos afectados, cuando no pensamos sobre
las personas que se aferran a no caer en la incertidumbre del coronavirus y dejar de buscar
posibles tratamientos para esta enfermedad.
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Son los profesionales en salud quienes prestan su servicio en esta crisis para cumplir
con su deber exponiéndose ante la enfermedad, proporcionando atención para aliviar los
síntomas, restablecer la salud y atender a cada persona que lo necesite, desarrollando
estrategias de prevención con el fin de objetivo evitar un colapso del sistema hospitalario.
Siendo esta una batalla en conjunto en donde rendirse no es válido, sino seguir
luchando; ya sea buscando una cura, respetando las normas, ayudando a los necesitados,
cuidando a los más vulnerables; pero todos aportamos y luchamos por superar esta crisis.
Es por ello, que debemos mantener la calma y no perder la esperanza de que podremos
acabar con esta pandemia.
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II. CONCLUSIÓN
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III. REFERENCIAS
Cahill, C. (2020). Cinco retos psicológicos de la crisis del COVID-19. Journal of Negative
and No Positive Results.
OMS, (2020). el impacto psicológico del COVID-19 en la sociedad no debe ser ignorado.
Recuperado de https://www.dw.com/es/oms-el-impacto-psicol%C3%B3gico-del-
covid-19-en-la-sociedad-no-debe-ser-ignorado/a-52925