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Las noches de Cobija tienen un ambiente internacional, pues los Karaokes y las discotecas, ofrecen

música variada nacional, oriental e internacional por intercambio de la cultura brasileña que les da la
alegría a las noches cobíjenos.

El carnaval es una de las festividades más esperadas en esta región. En nuestro carnaval se realizan
diversas actividades para resaltar la celebración de estas fiestas, la primera actividad es la presentación y
coronación de las reinas del carnaval pandino, las reinas son elegidas por la comparsa coronadora (se
eligen a la Reina del Carnaval, y la reina del Carnaval de Antaño). Una de las actividades más esperada
por los ciudadanos es el “Corso Carnavalero” donde participan las Comparsas Asociadas, grupos
carnavaleros de los Barrios de Cobija y Grupos Carnavaleros del Occidente, con el derroche de diversión,
alegría y alegoría se rescatan las tradiciones y costumbres de la región en el Beni o en el Madera.

El carnaval finaliza con el tradicional entierro del muñeco, el cuál es lanzado al Rio Acre como símbolo de
la finalización de nuestro carnaval.

Al igual que en otros lugares de la región; en Cobija, se realizan los juegos populares en los diferentes
Distritos del Municipio, esto con la finalidad de festejar sus celebraciones de fundación u otras
festividades de los diferentes Barrios.

Asimismo, para el 9 de febrero, cuando se festeja la fundación de Cobija, programan los Juegos
Populares para que la población, sobre todo jóvenes y niños participan de los mismos, considerando la
premiación como responsabilidad del Gobierno Autónomo Municipal de Cobija.

Romería de nuestra señora del Pilar

12 de octubre se realiza una romería en la plaza principal Germán Busch en honor a la Virgen Nuestra
Señora del Pilar, Patrona de Cobija, acontecimiento que reúnen todos los feligreses de la Iglesia Católica.

Tradicional baile de Zarasa


La Saraza es una fiesta que se hizo muy popular a principios de 1900 en Territorio Nacional de
Colonias, hoy Departamento de Pando. La fiesta de la Saraza debe su nombre a un tejido muy
delgado con figuras florales de diversos colores, con el paso del tiempo la fiesta se transformó en
parte de la expresión folklórica del departamento y se convirtió en una danza que representa a la
región. Y en presente esta fiesta se programa para el mes de septiembre.

El vestuario típico de esta alegre danza lleva como principal argumento el colorido floral donde la mujer
luce una espléndida falda suelta con un detalle de canesú en las caderas y un bolado de la misma tela
que adorna los hombros de la sencilla blusa, y el varón viste una camisa de la misma tela floreada de la
dama acompañado de un pantalón blanco y el infaltable sombrero de paja.

Cruz milagrosa

La iglesia de la Cruz Milagrosa debe su nombre a un extraño hecho ocurrido a finales de la década de los
cuarenta, cuando una misteriosa y hermosa dama vestida de celeste comenzó a aparecer en la Colonia
Bajo Virtudes, en lo que hoy es el populoso Barrio llamado justamente “La Cruz” por haber sido
escenario de tan enigmáticos acontecimientos.

La historia relatada en extenso en la obra “Cuentos al Paso” de Carlos Saavedra Pérez V. el autor del
libro dice, en resumen, que un vecino de la Colonia, llamado Joaquín Oliveira Barros, hermano de quién
relató los hechos transcritos en la obra citada, veía cada noche a la misteriosa mujer, de buena estatura,
no muy morena y vestida de celeste oscuro, apoyada en una estaca de cerco de los Maradey, otro
vecino de la zona. La dama siempre permanecía mirando fijamente al firmamento nocturno, en
completo silencio y luego súbitamente desaparecía.

Solo una vez respondió al saludo de Joaquín, diciéndole que deseaba que le ayude a colocar en ese sitio
la cruz que tenía en las manos y después, sin añadir nada, desapareció. Ante la mirada de asombro y
temor de Joaquín, solo quedó la cruz que instantes antes tenía la dama.

La cruz fue colocada allí, en el sitio en que se sucedían las apariciones y poco a poco la gente de las
colonias cercanas comenzó a considerarla como un obsequio de Dios, construyendo una pequeña capilla
donde encendían velas y decían sus oraciones. Poco después, la población de la misma ciudad comenzó
a asistir al lugar donde se encontraba la Cruz.

Se oficiaban misas y la profunda fe religiosa de los pobladores comenzó a atribuirle a la Cruz una larga
serie de milagros, por lo que se la conoció desde entonces como “La Cruz Milagrosa de Cobija”.

El Jichi de Iserere – Mito

Era un extenso yomomo, lugar húmedo y fangoso donde el transeúnte puede hundirse si camina
desprevenido. Los vecinos habían cavado allí un pauro, nombre que se da al pozo de agua o vertiente,
en donde se aprovisionaban del líquido para el consumo diario.

Una tarde, una mujer acompañada de su hijo fue al pauro a recoger agua. Lleno su cántaro y luego lo
coloco sobre su cabeza y cuando se disponía a regresar su camino, advirtió que su hijo ya no iba a su
lado; había desaparecido misteriosamente.

Le busco por todo lado creyéndose víctima de una jugarreta del pequeño y al no encontrarlo,
desesperada comenzó a gritarle por su nombre:
¡¡Isirereééé!!... ¡¡Isirereééé!!.............

En principio no tuvo respuesta: pero luego escucho que el niño contestaba aterrado, desde el fondo del
yomomo:
¡¡Mamá!!........... ¡¡Mamá!!...........

Y mientras la madre más desesperada gritaba, la voz más se alejaba como si la persona fuera
sumergiéndose más, hasta que llego el momento en que se perdió la voz y cundió solo el silencio. Un
terrible silencio…

De ese modo se formó la laguna, que es “un encanto”. Tiene por Jichi al niño que se llamaba Isirere.

El mito del padre del monte

Una de sus historias ocurrió en la pequeña hacienda de Don Benedito y doña Creusa, en la comunidad
de Villa Rosario, en el municipio de Cobija, en la década del 60, antes de que yo naciera.
En una de sus andanzas, Sabino Araujo llegó al lugar de Don Benedito donde se alojó y vivió durante
algún tiempo. Para ganarse el pan diario tenía que ayudar en las labores agrícolas sembrando y
cosechando arroz, maíz, plátano y yuca. También cosechaba café y lo molía en el tacú para que no
faltara porque era una costumbre tomar una tacita de café cada cierto tiempo durante todo el día
amenizando las pláticas. También se cosechaba las hojas de tabaco y se confeccionaba el mazo con
hojas prensadas envueltas con un bejuco especial; luego se raspaba con un cuchillo para confeccionar
con papelito el cigarro fuerte para disfrutar el sabor y ahuyentar los mosquitos. Fumar tabaco fuerte y
tomar café puro, era y es, el hábito tradicional en las pláticas y tertulias de la selva.

Era un lugar donde había mucho tigre y era peligroso cazar. Como faltaba carne, Sabino Araujo se
ofreció para traer carne del monte cada fin de semana, viernes o sábado. A raíz de esto nació el mito de
Sabino. Cada noche que salía a cazar no llevaba armas y llegaba con un animal sin signos de violencia, sin
muestra de haber sido sacrificado por arma de fuego. La explicación era que el Padre del Monte le
proporcionaba los animales y en retribución llevaba alcohol y tabaco que le dejaba al pie de un gran
árbol de Piquí y que era recogida por el Padre del Monte.

La leyenda en la amazonia brasileña el “Pai do mato” habita el monte defendiendo los animales. Las
pocas personas que lo vieron dicen que tiene la altura de un hombre, posee el cuerpo cubierto de pelo,
sus manos como la de un mono. Acostumbra a andar con grupos de taitetuces (puerco del monte) y
utiliza el animal más grande para montarlo y cabalgar; emite un rugido que estruenda por todo el
bosque. Es común escuchar entre las madres, refiriéndose a los hijos que tienen el pelo largo: - “Estas
igual que un padre del monte”-, -“tú quieres volverte un padre del monte”

Eloy Añez Marañon

Eloy Áñez Marañón, pintor nacido en la selva amazónica boliviana y residente en Santa Perpetua
(Barcelona), es la más nítida manifestación del triunfo de la labor tenaz de un inmigrante en su otra
patria. Aunque pictóricamente es heredero del cubismo picassiano, lleva en su alma los colores, sabores
y sonidos de la selva y los plasma en cada uno de sus cuadros. Eloy es el pintor de los siringueros, los
recolectores y preparadores del caucho de la selva de Pando (Bolivia), porque sus cuadros reflejan no
sólo los trabajos y costumbres de ellos, sino sus más profundas almas.
Fortunato Uribe

Fortunato Uribe nació en la Villa Imperial de Potosí el 4 de marzo de 1906 y murió el 28 de


febrero de 1984. Es autor de la música del Himno a Pando.

En su formación fue Alumno particular del maestro Simeón Roncal; pianista solista de
mayor talento de su época y profesor de música en colegios de Potosí y La Paz.

Es autor de varios himnos dedicados a las unidades educativas donde trabajó.

Lastimosamente no se tiene ninguna evidencia de sus interpretaciones; según se sabe Uribe


quiso grabar sus composiciones en la ciudad de Cochabamba, pero para tal efecto le dijeron
que debía pagar. Desalentado regresó a Potosí resignado a quedar con sus composiciones
solo en la memoria de quienes estuvieron cerca de él, escucharon y se deleitaron con su
música.

Carmen Elsy Alpire

Nació en Cobija (Pando) el 6 de abril de 1944. Fue contadora, secretaria ejecutiva y administradora fiscal.
Se ha dedicado también al liderazgo político. Tiene más de 25 años de trabajo continuo en diferentes
instituciones del Estado, siendo el último cargo desempeñado el de Secretaria General de la Brigada
Parlamentaria de Pando en la H. Cámara de Diputados del Congreso Nacional. Se ha jubilado en 1997.
Murió en Cobija en 2016.
Carlos Torrico Pinto

Nació en Pando en el año 1941. Se formó como militar en la Escuela de Suboficiales ‘Maximiliano
Paredes’ de Cochabamba (1963). Miembro fundador de la Sociedad Geográfica e Histórica de Pando,
socio de la Sociedad de Escritores y Poetas de Pando.

Uno de sus poemas, en este caso dedicado a su tierra natal bajo el título de ‘Cobija de mis amores’
expresa en parte: “No hay tierra más linda, que abriga mi nación boliviana / donde un pedazo de suelo
con amor y justicia, Pando se llama. / Pocos años de la creación de mi bella Cobija / pando y Cornejo sus
fundadores / perpetuando nuestro puerto perdido en la Guerra del Pacífico en 1879. / Está joven capital
sublimiza los corazones / de propios y extraños con igualdad / porque todos bienvenidos somos”.

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