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Lección 2.

ESTUDIO DE LA TRINIDAD

II. La definición de Dios.


No hay sino un solo Dios, vivo y verdadero, infinito en su ser y perfección, espíritu puro,
invisible, sin cuerpo, partes o pasiones, inmutable, inmenso, eterno, incomprensible,
todopoderoso, sapientísimo, santísimo, libre, absoluto, que hace todas las cosas según el
consejo de su propia voluntad, que es inmutable y justísima, y para su propia gloria; es
amoroso, benigno y misericordioso, paciente, abundante en bondad y verdad,
perdonador de la iniquidad, la transgresión y el pecado; galardonador de todos los que le
buscan con diligencia, y sobre todo muy justo y terrible en sus juicios, que odia todo
pecado, y que de ninguna manera dará por inocente al culpable. (Catecismo de
Westminster, p. 12.) n

III. Los nombres de Dios.


A. Elohim: es usado 2.570 veces; se refiere al poder y la fuerza de Dios.
Génesis 1:1; «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.»

Salmo 19:1: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de
sus manos.»

B. El: cuatro compuestos de su nombre. Hay dos ocasiones significativas en las


que Se usó este nombre en el Antiguo Testamento. Una fue en labios del primer
soberano de Jerusalén, y la otra del primer pecador de la historia.

1. Elyon: el poderoso más poderoso.

a. El primer soberano de Jerusalén (Melquisedec). Génesis 14:17-20: «Cuando volvía


de la derrota de Quedarlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de
Sodoma a recibirlo en el valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec,
rey de Salem, y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo:
Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea
el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos
de todo.»

b. El primer pecador de la historia (Satanás). Isaías 14:13, 14: «Tú que decías en tu
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y
en el monte del testimonio me sen taré, a los lados del norte; sobre las alturas de las
nubes subiré y seré semejante al Altísimo.»
2. Roi : el poderoso que ve. En Génesis 16, una Sarai iracunda y estéril había echado
a su sirvienta embarazada y arrogante Hagar al desierto. Cuando ya no quedaba
ninguna esperanza de sobrevivir, esta muchacha egipcia y pagana fue visitada y
atendida por El Roi mismo: el Dios poderoso que ve.

Génesis 16:13: «Entonces llamó el nombre de Jehová, que con ella hablaba: Tú eres
Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?»

3. Shaddai: el que tiene seno. Es usado cuarenta y ocho veces en el Antiguo


Testamento. La palabra hebrea shad se usa frecuentemente para designar el seno
de una madre que amamanta.

Génesis 17:1: «Era Abram de edad de no venta y nueve años, cuando le apareció
Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.»

Esta revelación de Dios le llegó a Abraham en un momento de mucha necesidad en


su vida. Su pecado al casarse con Hagar (Gn. 16) indudablemente impidió esa
comunión plena y libre que había fluido antes entre él y Dios.

Además, ahora era un hombre anciano, de casi 100 años, humanamente incapaz de
engendrar el largamente esperado heredero.

Salmo 91:1: «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del
Omnipotente.»

4. Olam: el Dios eterno. Isaías 40 generalmente se considera uno de los más


grandes capítulos del Antiguo Testamento. El profeta empieza prediciendo tanto la
Primera como la Segunda Venida de Cristo. Después contrasta el impresionante
poder del verdadero Dios con la miserable impotencia de todos los ídolos. Pero al
Israel carnal le costaba aceptarlo, preguntándose cómo podrían suceder estos
maravillosos acontecimientos para disipar sus dudas.

Isaías declara: Isaías 40:28-31: «¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es
Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio,
y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da es fuerzo al cansado, y multiplica
las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se
fatigarán.»

C. Adonai: Amo, Señor. Dios es dueño de toda su creación.


Malaquías 1:6: «El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre,
¿dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los
ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué
hemos menospreciado tu nombre?»
El nombre hebreo del Antiguo Testamento Adonai y su contraparte griega del
Nuevo Testamento Kurios describen la relación entre el amo y el esclavo. De este
modo Adonai conlleva una implicación doble.

1. El amo tiene el derecho de exigir la obediencia. Robert Lightner escribe: «En la


época del Antiguo Testamento, el esclavo era posesión absoluta de su amo, sin
ningún derecho propio. Su deber principal era el de llevar a cabo los deseos de su
amo. El esclavo tenía una relación y una responsabilidad diferentes de las del siervo
empleado. El siervo empleado podía renunciar si no le gustaban las órdenes de su
amo. Pero no así el esclavo; éste no podía hacer otra cosa más que obedecer (cp.
Gn. 24:112).» (The God o f the Bible, p. 116.)

2. El esclavo tiene la provisión. Cito a Lightner nuevamente:

«El esclavo no tenía ninguna preocupación propia. Era asunto del amo proveerle de
alimento, abrigo y suplir las necesidades de la vida. Ya que el esclavo es posesión
del amo, sus necesidades se convierten en las del amo. La obediencia es la única
condición para esta provisión. Esta verdad está maravillosamente demostrada en
Pablo, que era un esclavo, cuando les aseguró a los filipenses que Dios les
proporcionaría todo lo que necesitaban (Fil. 4:19). Sólo el esclavo obediente puede
esperar esto de su amo.» (Ibid. p. 117.)

D. Jehová. El nombre más común de Dios. Aparece 6.823 veces. El Dios de


existencia propia, el Dios del pacto (Gn. 2:4). Los siguientes nueve nombres son
compuestos de Jehová:

1. Jireh: el Señor proveerá.

Génesis 22:13,14: «Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas
un camero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y
lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel
lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.»

2. Nisi: el Señor, mi estandarte.

Éxodo 17:15: «Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi.»

Este pasaje es significativo, porque marca la primera batalla y la victoria


subsiguiente de Israel en su marcha después de salir de Egipto. El gran legislador
Moisés subió a un monte, y con los brazos abiertos oró por los ejércitos israelitas,
encabezados por Josué, en su batalla campal en contra de los feroces amalecitas.

3. Salom: el Señor es paz.

Jueces 6:24: «Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jevohá-salom; el cual
permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.»

Al estudiar el relato apasionante de Gedeón, se lee cómo Jehovah-salom en verdad


le trajo paz a Israel por encima de los madianitas a través de este guerrero y sus
300 soldados trompetistas.
4. Sabaot: el Señor de las huestes. Sabaot se deriva de la palabra hebrea tsaba, que
significa «hueste». El Señor de las huestes es una referencia al capitán de los
ejércitos celestiales. Se dice que estos ejércitos están compuestos por ángeles.
(Véanse Sal. 68:17; 104:4; 148:2; Mt. 26:53.)

Cristo mismo es su líder. (Véase Jos. 5:14.) El gran profeta Isaías des cribe su visión,
durante la cual se le permitió ver a Jehová de los ejércitos (Is. 6:3).

Isaías 6:1-3: «En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono
alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada
uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos
volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: ¡Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; ¡toda la tierra está llena de su gloria!»

5. Maccaddeschcem: el Señor tu Santificador.

Éxodo 31:13: «Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guarda-
réis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras
generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová, que os santifico.»

Este gran nombre para Dios, primero mencionado en Éxodo, aparece muchas veces
en el libro siguiente, Levítico. Ser santificado es ser apartado, y eso es lo que Dios
deseaba hacer con su pueblo: apartarlo para un servicio especial.

6. Rohi (Raah): el Señor mi pastor.

Salmo 23:1: «Jehová es mi pastor; nada me faltará.»

De todos los nombres compuestos de Jehová, este es el título que más fácilmente
se comprende: ese Dios Pastor bueno, grande y supremo.

7. Tsidkenu: el Señor nuestra justicia.

Jeremías 23:6: «En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su
nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA.»

Según Jeremías, el nombre oficial del Mesías durante el milenio futuro será
JehováTsidkenu.

8. Sama: el Señor que está presente.

Ezequiel 48:35: «En derredor tendrá diecio cho mil cañas. Y el nombre de la ciudad
aquel día será: Jehová-sama.»

En este pasaje, Ezequiel nos describe las dimensiones del templo milenario y
después nos da el nuevo nombre para Jerusalén durante la edad de oro de la tierra:
Jehová-sama.

9. Rafa: el Señor nuestro sanador. Éxodo 15:26: «Y dijo: Si oyeres atentamente la


voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante sus ojos, y dieres oído a sus
mandamientos, y guardares todos sus esta tutos, ninguna enfermedad de las que
envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.»

Por medio de este nuevo nombre Dios le presentó a Israel los términos de su
«seguro médico» cuando iban rumbo a Canaán. ¡Si tan sólo hubieran aceptado este
plan tan misericordioso!

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