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• Ahora bien, en Eclo 23,1-4: «Oh Señor, padre y dueño de mi vida, no me abandones
a su capricho ... Señor, padre Y Dios de mi vida, no dejes que sea altiva mí mirada».
• Implica una aplicación personalista en que un particular invoca a Dios a título
personal como Padre suyo. En este último texto tenemos ya un uso muy cercano a la
expresión abba de la oración de Jesús como manifestación de su conciencia filial.
5. En el judaísmo
palestino
• Padre se utilizaba en el sentido de Is 63,16 y 64,7: "Porque tú eres nuestro Padre, que
Abraham no nos conoce, ni Israel nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre
es «El que nos rescata» desde siempre.“ "Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros
la arcilla, y tú nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.“ en las grandes
oraciones sínagogales en las que el pueblo de Israel pedía perdón en lo que podemos llamar de
forma amplia como una liturgia penitencial.
• La expresión no aparece aislada, sino junto a otros atributos de Dios: Tú eres nuestro Padre,
nuestro Rey, etc.
• El nombre «Padre nuestro», referido a Yahvé, era repetido en la oración llamada Tefillá (La
tefilá – plegaria u oración- es una tradición milenaria con la que los judíos se relacionan de
diferentes maneras. Se suele asociar al concepto de tefilá con la liturgia;) o de las 18
bendiciones: «Haznos volver, Padre nuestro, a tu torah ... Perdónanos, Padre nuestro ... (5." y
6.a bendiciones)
• Libro de los Jubileos (siglo II a.C.) hay un texto que recoge la
fórmula de alianza del AT y en el que se afirma que cuando los
israelitas se adhieran a Dios y sus mandamientos entonces Dios
se hará de verdad Padre suyo y ellos serán sus hijos.
El término padre para dirigirse a Dios en el AT podemos dar tres breves anotaciones:
Según una interpretación corriente en el Próximo Oriente antiguo y en el mundo
grecorromano, el dios supremo es el que engendra a los demás dioses y a los
hombres. El profeta Jeremías en una crítica que ya se ha hecho clásica sobre la
idolatría denuncia semejante concepción: Jer 2,26s ("Cual se avergüenza el ladrón
cuando es sorprendido, así se ha avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes,
sus jefes, sus sacerdotes y sus profetas, 27.los que dicen al madero: «Mi padre eres
tú», y a la piedra: «Tú me diste a luz.» Tras de volverme la espalda, que no la cara,
al tiempo de su mal dice: «¡Levántate y sálvanos!» 28. Pues ¿dónde están tus
dioses, los que tú mismo te hiciste? ¡Que se levanten ellos, a ver si te salvan en
tiempo de desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, otros tantos son tus dioses,
ALCANZAR Judá; (y cuantas calles cuenta Jerusalén, otros tantos altares hay de Baal).“ La fe
yahvista no podía caer en esta concepción de Dios, ya que tenía una concepción
LA trascendente de este Dios.