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1. Bienestar

'HOMBRES O TITANES'

Hiperplasia benigna de próstata: cómo elegir el


tratamiento para preservar la eyaculación
El tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) en
pacientes que desean preservar la normal función sexual continúa siendo
un desafío urológico

Foto: iStock.

Por
Dr. Martínez-Salamanca
07/07/2023 - 05:00


Las técnicas quirúrgicas tradicionales se asocian, habitualmente, con altas
tasas de disfunción eyaculatoria postoperatoria, y es por ese motivo que la
investigación ahora está enfocada en modificar esas técnicas para intentar
preservar la eyaculación, además de buscar tratamientos alternativos de
intervención mínimamente invasivos.

Denominamos hiperplasia benigna de próstata (HBP) a un agrandamiento


de la glándula prostática que aumenta de forma progresiva con la edad del
varón llegando, en algunos casos, a obstruir el flujo de orina. Asimismo,
pueden presentarse síntomas irritativos en el momento del llenado de la
vejiga, frecuencia urinaria nocturna y urgencia para ir al cuarto de baño
acompañado, en algunos casos, de incontinencia urinaria.

"La función eyaculatoria y sexual es algo que debe hablarse con todos
los pacientes antes de cualquier cirugía"

Se trata de una patología muy frecuente que afecta al 40% de los varones a
partir de los cuarenta años. En los casos en que los síntomas son moderados y
tolerables solemos indicar un tratamiento conservador con fármacos, pero en
aquellos que son más graves y dificultan la vida cotidiana, el tratamiento
quirúrgico es la mejor opción.

Para los urólogos, la resección transuretral de la próstata (RTU mono o


bipolar) ha sido y seguirá siendo el “patrón oro” en comparación con las otras
técnicas, por sus excelentes resultados de eficacia y seguridad mantenidos
en el tiempo.

No obstante, en los últimos años, se han desarrollado una serie de técnicas y


enfoques quirúrgicos mínimamente invasivos que son muy prometedores y
evitan algunos de los efectos secundarios de la RTU como la disfunción
eyaculatoria, una secuela no deseada del tratamiento quirúrgico que afecta
a dos de cada tres hombres.

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Foto: iStock.
La elección de la técnica a ofrecer al paciente dependerá de, al menos, tres
aspectos importantes: el tamaño de la próstata y su forma tridimensional, las
comorbilidades y preferencias del paciente y su disposición a aceptar o no
las secuelas relacionadas con la cirugía (sobre todo la eyaculación
retrógrada-ER).

Estas nuevas técnicas podemos clasificarlas en dos grupos: las que reproducen
el concepto de la RTU próstata (retirar tejido en la zona central de la
próstata, digamos quitarle los “gajos de una mandarina”) y las que actúan a
través de otros mecanismos. En las primeras podríamos situar la enucleción
con láser Holmium (HOLEP), la fotovaporización con láser verde/tulio, la
adenomectomía robótica y el Aquablation. Todas estas tiene como
denominador común que precisan ingreso hospitalario de 2-3 días, menos
algunos casos seleccionados de fotovaporización con láser verde.

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Foto: iStock.

El HOLEP es válida para cualquier paciente, independientemente del


tamaño de su próstata, muy eficaz y segura a lo largo del tiempo, pero con
riesgo importante de ER. La vaporización prostática (o láser verde) está
indicada para varones con próstatas de tamaño menores de 60-80 g y consiste
en vaporizar el adenoma preservando el tejido prostático periférico y el cuello
de la vejiga. El Aquablation es una técnica novedosa con aún limitada
experiencia, que utiliza la energía del agua a presión para destruir tejido de
manera robotizada. La adenomectomía robótica reproduce la clásica cirugía
abierta, pero de manera mínimamente invasiva en relación con su abordaje.

En el segundo grupo podemos situar el Rezum, el implante temporal de


stent uretral (iTIND) y la ablación transperineal con láser
diodo (EchoLáser). Estas tres técnicas, que son en verdad mínimamente
invasivas y no precisan ingreso hospitalario, se hacen de manera ambulatoria.
Tiene algunas limitaciones en cuanto al tamaño de la próstata, la existencia de
lóbulo medio y la gravedad de la obstrucción, pero sin duda son las que mejor
perfil de seguridad con relación a evitar ER tienen. Sus desventajas estarían
más relacionadas con un menor tiempo de seguimiento (6-8 años) y su
discretamente menor poder de desobstrucción, pero esto también depende de
cada paciente, porque en muchos de ellos cuando la obstrucción es
leve/moderada es suficiente.

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Foto: iStock.

En resumen, todas estas opciones deben ser valoradas y discutidas con el


paciente de manera superindividualizada para fijar las expectativas en el
lugar adecuado y evitar problemas e insatisfacciones posteriores.

La función eyaculatoria y sexual es algo que debe hablarse con todos los
pacientes antes de cualquier cirugía, dado que algunos de ellos pueden
aceptar una menor eficacia del tratamiento para preservar su función
eyaculatoria e incluso demorar un tratamiento más definitivo para momentos
de su vida donde la eyaculación no les preocupe tanto

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