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“Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al eterno dolor; por mí se va hacia

la raza condenada; la justicia animó a mi sublime arquitecto; me hizo la divina


potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes que yo no hubo nada
creado, a excepción de lo eterno, y yo duro eternamente. ¡Oh vosotros los que
entráis, abandonad toda esperanza!” Canto III, El Infierno: La Divina Comedia.

La palabra genérica INFIERNO, un concepto


equivocado.

La palabra hebrea Sheol, es la morada común para todos los muertos, pero se
refiere al mismo tiempo a la sepultura individual del cuerpo físico. Deriva del verbo
hebreo scha-'ál que significa "solicitar", dando a entender que este lugar
constantemente está reclamando almas sin cesar.

“…Tres cosas hay que nunca se sacian; aun la cuarta nunca dice: ¡Basta! El Seol,
la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, y el fuego que jamás dice:
¡Basta!” Proverbios 30:15-16.

La palabra Seol aparece 65 veces en el Antiguo Pacto. En la versión Reina-Valera


de 1909, Seol se traduce como “infierno” 11 veces; “sepulcro”, 30 veces;
“sepultura”, 13 veces; “abismo”, 3 veces; “profundo”, 4 veces; “huesa”, 2 veces;
“fosa”, 2 veces, y “hoyo”, 1 vez. El Seol, ubicado en alguna parte bajo la tierra, es
la sepultura común del género humano; tanto buenos como malos sin ninguna
distinción de clase. Allí no hay mención de Dios ni más memoria.

“Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto:
que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o
que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece
de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno,
al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al
que peca; al que jura, como al que teme el juramento.
Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso
acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno
de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a
los muertos.

…Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni
tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su
odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace
debajo del sol…Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus
fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni
sabiduría” Eclesiastés 9:1-10.

“Vuélvete, oh Eterno, libra mi alma; sálvame por tu misericordia. Porque en la


muerte no hay memoria de ti; en el Seol, ¿quién te alabará?” Salmos 6:4-5.

“Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al


sepulcro esperarán tu verdad. El que vive, el que vive, éste te dará alabanza,
como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. El Eterno me salvará; por
tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa del Eterno todos los días de
nuestra vida” Isaías 38:18-20.

Más que una simple palabra, Seol representa un concepto; y más allá del simple
sepulcro, Seol representa un lugar de estancia para las almas de los hombres que
después de la muerte física esperan el juicio de Dios. El hombre nace y es corta
su estancia en el mundo material, después muere y no hay más esperanza para él
si vivió una vida de iniquidad, pero para los justos, como Job, ellos aguardan la
esperanza cuando sean llamados por Dios a despertar a vida eterna.

“El hombre nacido de mujer, corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como
una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece....Ciertamente sus
días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste
límites, de los cuales no pasará. Si tú lo abandonares, él dejará de ser; entre tanto
deseará, como el jornalero, su día. Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de
él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la
tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá,
y hará copa como planta nueva.

Mas el hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y
no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán
de su sueño. ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, que me
encubrieses hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te
acordaras! Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad
esperaré, hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé;
tendrás afecto a la hechura de tus manos” Job 14:1-15.
Entonces entendemos que cuando un hombre muere, su cuerpo es puesto bajo
tierra (infierno: del latín inférnum o ínferus: 'inferior, subterráneo'), y su alma
desciende al Seol a donde espera juicio para condenación o el juicio para la vida
eterna: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal
de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en
el cuerpo, sea bueno o sea malo” 2 Corintios 5:10.

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno
según sea su obra” Apocalipsis 22:12. Dios es el que puede quitar la vida o darla,
el que hace descender al Seol o subir de él (1 Samuel 2:6). Él es el único que
tiene esa facultad, no hay oración alguna que saque a nadie de allí, ni precio que
se pueda pagar por el alma en condenación.

“Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su


rescate (Porque la redención de su vida es de gran precio y no se logrará jamás),
para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción. Pues verá que
aun los sabios mueren; que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
y dejan a otros sus riquezas” Salmos 49:7-10.

Ese gran preció lo pagó Jesucristo en la cruz, precio que ninguno más podía pagar
para salvarnos, ¿salvarnos de qué?, de la muerte eterna, porque todos nosotros
éramos transgresores y Él vino a pagar por nuestras transgresiones, pues “¿Qué
hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?” Salmos
89:48.

Jesucristo fue el primero en resucitar de los muertos como lo había anunciado


David en el Salmo 16: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu
santo vea corrupción”. Él descendió al Seol, que en el Nuevo Pacto se traduce al
griego como Hades, pero significa exactamente lo mismo.

“Varones hermanos, se les puede decir libremente del patriarca David, que murió y
fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo
profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su
trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue
dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo
cual todos nosotros somos testigos” Hechos 2:29-32.

El Hijo de Dios bajó al Seol, el cual se cree estaba dividido en dos: el lugar de los
impíos y el Seno de Abraham. En el primero estaban las almas de los
condenados, en el segundo la de los justos que esperaban la redención de
Jesucristo. Esta división se ilustra en la parábola del rico y Lázaro del evangelio de
Lucas.
Jesucristo tenía que morir en la condición de hombre, pero Dios no permitió que
su cuerpo se corrompiera (descomposición), pues fue resucitado al tercer día y su
alma no fue dejada en el Seol, Él tenía la victoria sobre la muerte, y llevó cautiva a
la cautividad, completando el plan de Dios para la humanidad mediante la sangre
derramada de su Hijo.

“Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el


aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean
dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” 1
Corintios 15:55-57.

“Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los
hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido
primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que
también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo” Efesios 4:8-10.

“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está
en el cielo” Juan 3:13.

Y si nadie ha subido al cielo, ¿a dónde van las almas de los justos cuando
mueren? Daniel era un hombre justo ante Dios, tanto que a Ezequiel Dios le dijo
que si destruyera la Tierra y en medio se encontraran estos tres varones (Noé,
Daniel y Job) ellos por su justicia librarían únicamente sus propias almas.
Entonces si Daniel tenía semejante justicia, además de ser varón muy amado, con
todo y esto Dios le dijo que descansara hasta que fuera despertado para recibir su
recompensa.

Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos
para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos
resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a
la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

…Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? Él
respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el
tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos
procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos
comprenderán….Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu
heredad al fin de los días” Daniel cap.12.

Por lo tanto se sobreentiende que todos tenemos un fin común, el Seol, los que
cometen iniquidad pierdan toda esperanza, más los justificados mediante la
sangre de Jesucristo tendrán vida eterna, seremos resucitados y transformados a
imagen de nuestro Creador. Pero los impíos, que niegan su existencia, también
serán resucitados, pero para juicio de condenación.
“Porque por ahí andan muchos, de los cuales les dije muchas veces, y aun ahora
lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será
perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan
en lo terrenal. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la
humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el
poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” Filipenses
3:18-21.

(Gehena)
Gehena es la palabra griega para designar al valle del hijo de Hinóm, un valle
cercano a Jerusalén, al este, en la muralla izquierda del Muro de los Lamentos
que hace referencia metafórica a la entrada del mundo de castigo. Allí se
sacrificaban niños a Moloch por los cananeos y vino a quedar después como
vertedero para incinerar basura y cadáveres de animales y algunos criminales.

Jesucristo habló más veces


acerca del lago de fuego que del cielo

“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol
que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego….Su aventador está en su
mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en
fuego que nunca se apagará” Mateo 3:10-12.
“Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te
es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado
en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti;
mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en
el infierno de fuego” Mateo 18:6-9.
En este versículo la palabra que se tradujo como “infierno” es Gehena, el lago de
fuego. La referencia a mutilar el cuerpo es algo simbólico, se refiere a cortar con
aquello que nos hace transgredir ya sea de modo que lo hagamos o lo veamos.
“Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus
discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores
son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el
fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y
recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen
iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes” Mateo 13:36-42.

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él,
entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los
cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces
el Rey dirá a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, hereden el reino
preparado para ustedes desde la fundación del mundo….Entonces dirá también a
los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles….E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida
eterna.” Mateo 25:31-46.

Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que les atribulan, y a
ustedes que son atribulados, darles reposo con nosotros, cuando se manifieste el
Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para
dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición,
excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” 2 Tesalonicenses
1:6-10.

“Yo soy la vid, ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no
permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los
echan en el fuego, y arden” Juan 15:5-6.

“Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;


tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es
como densas tinieblas” Job 10:21-22
¿Quiénes serán lanzados
al lago de fuego?

“¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen:

- ni los fornicarios,
- ni los idólatras,
- ni los adúlteros,
- ni los afeminados,
- ni los que se echan con varones,
- ni los ladrones,
- ni los avaros,
- ni los borrachos,
- ni los maldicientes,
- ni los estafadores,

heredarán el reino de Dios.


Y esto eran algunos; mas ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” 1
Corintios 6:9-11.

“Pero los:

- los cobardes,
- los incrédulos,
- los abominables,
- los homicidas,
- los fornicarios
- los hechiceros,
- los idólatras
- y todos los mentirosos

Tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es


la muerte segunda” Apocalipsis 21:8.

Es de notar que encabezan la lista los cobardes, aquellos que Jesucristo les dijo:
“Porque el que se avergonzara de mí y de mis palabras en esta generación
adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando
venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” Marcos 8:38.

Después están los que no creyeron al evangelio de Jesucristo, que se burlaron y


dijeron: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en
que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación” 2 Pedro 3:4.
Luego los abominables, aquellos que Dios les dijo:
“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en
las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus
propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y
dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos.
Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres
cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también
los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia
unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y
recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” Romanos 1:22-27.

A los homicidas Dios les dijo:


“Ustedes son de su padre el diablo, y los deseos de su padre quieren hacer. Él ha
sido homicida desde el principio…” Juan 8:44.

A los fornicarios Dios les dijo:


“Huyan de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera
del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” 1 Corintios 6:18.

A los hechiceros Dios les dijo:


“No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien
practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni
adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos” Deuteronomio 18:10-11.
“No se vuelvan a los encantadores ni a los adivinos; no los consulten,
contaminándose con ellos” Levítico 19:31.
“Y la persona que atendiera a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de
ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo”
Levítico 20:6.

A los idólatras Dios les dijo:


“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni
abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy el Eterno tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis
mandamientos” Éxodo 20:4-6.

Y a todos los mentirosos Dios le dice:


“Los labios mentirosos son abominación al Eterno…” Proverbios 12:22.
“Ustedes son de su padre el diablo, y los deseos de su padre quieren hacer. El ha
sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre
de mentira” Juan 8:44.
NO TIENEN EXCUSA

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de
los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se
conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles
de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no
tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni
le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
corazón fue entenebrecido….

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente
reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda:

Injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,


homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores,
detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores
de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural,
implacables, sin misericordia;

quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas
son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los
que las practican” Romanos 1:18-32.

Son dignos de muerte, pero ¿a qué muerte se refiere?, a la “muerte segunda”;


entonces ¿puede una persona morir dos veces?, la respuesta es sí.
Todos los impíos que están aguardando el juicio de Dios en el Seol, serán
resucitados para el juicio del gran trono blanco después de que se cumplan los mil
años del Reino de Dios en la Tierra, donde su pueblo reinará junto con él,
conforme a la promesa de resurrección.

“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena
en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás,
y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él,
para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años;
y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” Apocalipsis 20:1-3.
El abismo es un lugar distinto al Seol, es el lugar de los demonios: “Y le preguntó
Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios
habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo” Lucas 8:30-
31. Y también es el lugar adonde será encerrado Satanás por mil años, después
será arrojado al lago de fuego que fue preparado para él y sus ángeles de
rebelión. El lago de fuego no fue creado para el hombre, pero tendrán parte en él
los que sirven al diablo.

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las
almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de
Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la
marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta
es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera
resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán
sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. Cuando los mil años se
cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que
están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la
batalla; el número de los cuales es como la arena del mar” Apocalipsis 20:5-8.

Con esto Dios le demuestra al género humano la maldad que aún hay en sus
corazones, pues estando atado Satanás, el diablo que los engañaba, se rebelaron
contra Dios estando él como Rey en la Tierra. Una última vez el adversario del
Todopoderoso intenta tomar por la fuerza la sede del gobierno mundial en
Jerusalén. El engaño de Satanás siempre ha sido: “Ustedes pueden ser como
Dios”, pero la Palabra del Eterno dice: “Yo dije: ustedes son dioses, y todos
ustedes hijos del Altísimo; pero como hombres morirán, y como cualquiera de los
príncipes caerán” Salmos 82:6-7. Sin embargo Satanás engañó al hombre
diciéndole “No morirás, si comes del fruto serás como Dios”.

“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos


y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió. Y el diablo
que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la
bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los
siglos” Apocalipsis 20:9-10.

El anticristo, aquí llamado la bestia, junto con el falso profeta, ellos serán los
primeros en ser lanzados vivos al lago de fuego (Apocalipsis 19:20), después
transcurridos mil años será lanzado Satanás, el querubín protector, sello de
perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura, quien era perfecto en
todos sus caminos, hasta que se halló maldad en él; entonces Dios lo arrojó de su
templo y a causa de su enaltecimiento se corrompió con la multitud de sus
maldades. “Yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te
puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que
te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para
siempre dejarás de ser” Ezequiel 28.
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual
huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro
libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las
cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los
muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había
en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades
fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló
inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” Apocalipsis 20:11-15.

“Mas quiero recordarles, ya que una vez lo habían sabido, que el Señor, habiendo
salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y
a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del
gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma
manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza,
fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” Judas 1:5-7.

Si Dios no perdonó a los ángeles, cuánto más a los seres humanos que son un
poco menor que ellos. Los ángeles transgredieron el mandato de Dios y
abandonaron su lugar en el cielo para corromper al género humano. En el libro de
Génesis leemos que ellos procrearon seres híbridos (gigantes) con las mujeres de
la Tierra. En el libro de Jaser también leemos que estos ángeles enseñaron a los
hombres sobre la mezcla entre especies animales, ocultismo, fabricación de
armas de guerra y tecnología para su propia destrucción.

LA PRISIÓN DE LOS ÁNGELES DE REBELIÓN

“Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al
infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no
perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras
siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por
destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y
poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente” 2 Pedro 2:4-6.

La palabra que se tradujo aquí como “infierno” es la palabra Tártaro, que hace
referencia a un lugar de prisión más profundo que el Seol, allí están encerrados
los ángeles que se rebelaron contra Dios.
“Después volví hasta donde todo era caótico; y allá vi algo horrible: no vi ni cielo
en lo alto ni tierra firme fundamentada, sino un sitio informe y terrible. Vi allí cuatro
estrellas del cielo encadenadas que parecían grandes montañas ardiendo como
fuego. Entonces pregunté: "¿Por qué pecado están encadenadas y por qué motivo
han sido arrojadas acá?". Uriel el Vigilante y el Santo que estaba conmigo y me
guiaba, me dijo: "Enoc ¿por qué preguntas y te inquietas por la verdad? Esta
cantidad de estrellas de los cielos son las que han transgredido el mandamiento
del Señor y han sido encadenadas aquí hasta que pasen diez mil años, el tiempo
impuesto según sus pecados” Enoc 21:1-6.

“Acontecerá en aquel día, que el Eterno castigará al ejército de los cielos en lo


alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. Y serán amontonados como se
amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y
serán castigados después de muchos días” Isaías 24:21,22.

Desde allí pasé a otro lugar más terrible que el anterior y vi algo horrible: había
allá un gran fuego ardiendo y flameando y el lugar tenía grietas hasta el abismo,
llenas de columnas descendentes de fuego, pero no pude ver ni sus dimensiones
ni su magnitud ni haría conjeturas. Entonces dije: "¡Qué espantoso y terrible es
mirar este lugar!". Contestándome, Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba
conmigo me dijo: "Enoc ¿por qué estás tan atemorizado y espantado?". Le
respondí: "Es por este lugar terrible y por el espectáculo del sufrimiento". Y él me
dijo: "Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán prisioneros por siempre"
Enoc 21:7-10.

EL LAGO DE FUEGO
A la luz de la ciencia

El núcleo de la Tierra está constituido por una esfera compuesta principalmente


por hierro fundido, otros componentes son el níquel, el azufre y el oxígeno. Dicho
núcleo representa el 60% de la masa total del planeta; la presión en su interior es
millones de veces más que en la superficie de la Tierra y las temperaturas
alcanzadas superan las de la superficie del Sol, pudiendo alcanzar los 6,700 ºC.;
esta temperatura tan elevada es debida a la colisión de partículas que a su vez
producen la desintegración radioactiva de los elementos.

El núcleo externo es líquido y está compuesto de hierro y níquel, se cree que la


transmisión de calor en los fluidos por el movimiento entre el núcleo externo e
interno, son causa de la rotación de la Tierra y a su vez forman el campo
magnético. Su núcleo interno es sólido, también compuesto de 70% de hierro y
30% de níquel entre otros metales como plomo, iridio y titanio. Recientemente se
ha propuesto que también se podrían encontrar metales muy pesados como el
oro, mercurio y uranio.
Con esta descripción, bien podríamos llamar a un planeta “piedra de fuego”, tal y
como en la Biblia está mencionado: “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en
el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te
paseabas” Ezequiel 28:14.

“Ciertamente la plata tiene sus veneros, y el oro lugar donde se refina. El hierro se
saca del polvo, y de la piedra se funde el cobre. A las tinieblas ponen término, y
examinan todo a la perfección, las piedras que hay en oscuridad y en sombra de
muerte. Abren minas lejos de lo habitado, en lugares olvidados, donde el pie no
pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres. De la tierra
nace el pan, y debajo de ella está como convertida en fuego.” Job 28:1-5.

Una estrella enana blanca es un remanente generado por una estrella de masa
menor que ha agotado su combustible nuclear, casi la totalidad de las estrellas
conocidas, incluyendo nuestro Sol, atraviesan este proceso.
Están compuestas por átomos en estado de plasma y su núcleo, al ya no haber
reacciones termonucleares, acaba colapsando debido al efecto de gravedad de su
propio peso que la comprime, de este modo los electrones tienen menos espacio
para moverse aumentando así la densidad, la cual es tan enorme que una masa
como la del Sol, cabría en un volumen como el de la Tierra.

Las estrellas enanas blancas emiten solamente energía térmica, por ello su luz es
muy débil. Si una enana blanca excede su límite y ya no hay reacciones
nucleares, la presión ejercida por los electrones no puede contrarrestar la
gravedad, por lo que colapsará y podría llegar a formar una estrella de neutrones o
un agujero negro.

Las temperaturas alcanzadas al colapso de la enana blanca son tales que generan
la fotodesintegración (emisión de rayos gamma de alta energía). La atmósfera
exterior de la estrella enana blanca genera una supernova (explosión estelar) y el
resto se convierte en una estrella de neutrones, las estrellas de neutrones son
muy calientes. Si las densidades alcanzadas por esta nueva estrella son muy altas
(gigante roja), se produciría un agujero negro.

En un agujero negro, la concentración de masa en su interior es tan elevada que


crea un campo gravitatorio al que ni la luz escapa, sin embargo pueden emitir
radiación. La gravedad de un agujero negro o curvatura del espacio-tiempo
provoca una singularidad (punto donde la materia desaparece) delimitada por el
horizonte de sucesos (límite entre el agujero negro y el resto del universo).

¿Será entonces que nuestro Sol cumpla el papel de ser el lago de fuego descrito
por Dios en su Palabra? Pues leemos que la Tierra y los cielos pasarán y que el
Sol se convertiría en tinieblas.
Cielos nuevos y Tierra nueva
“Y yo decreté el día octavo, que el octavo día sería también el primero creado
después de mi obra, y que aquellos primeros siete días rotarían en la forma de los
siete mil años, y que al comienzo de los ocho mil llegará también el tiempo que no
cuente más, sin fin, sin años, ni meses, ni semanas, ni días, ni horas” 2 Enoc 33.

“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y
juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que
están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están
en él, que el tiempo no sería más” Apocalipsis 10:5.

Cuando los mil años hayan concluido, habrá nuevos cielos y nueva Tierra, lo que
Enoc menciona como el octavo día, donde el tiempo no existirá más, pues ya no
habrá el Universo de materia que está ligado a las leyes de la física. La creación
regresará a su estado original de donde surgió, el estado espiritual o dicho de otro
modo la ETERNIDAD.

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos
pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas
han de ser deshechas !cómo no deben ustedes andar en santa y piadosa manera
de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los
cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se
fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra
nueva, en los cuales mora la justicia” 2 Pedro 3:10-13.

La palabra que se tradujo aquí como elementos viene del griego “stoicheion” es
decir rudimentos, lo elemental de la ciencia, y esto bien pudiera aplicarse al mismo
átomo que es lo elemental de la materia, al menos lo que conocemos.

Aquí también viene a cobrar sentido lo que dice el libro de Apocalipsis: “Y la


muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”. Entonces se entendería que
los lugares físicos donde se encuentra el Hades o Seol (el centro de la Tierra)
podrían bien ser consumidos por una estrella convertida en un agujero negro, pero
según la promesa de Dios, habría cielos nuevos y Tierra nueva.

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