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EL ESTADO DEL HOMBRE DESPUÉS DE LA MUERTE

Y LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

(1)
A. Los cuerpos de los hombres vuelven al polvo después de la muerte:
Gn. 3:19, “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”

B. Pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven
inmediatamente a Dios que las dio:
Mt. 10:28, “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a
aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

Ec. 12:7, “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”

C. Las almas de los justos, siendo entonces perfeccionadas en santidad, son recibidas en el Paraíso
donde están con Cristo, y contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la plena redención de
sus cuerpos:
Lc. 23:43, “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”

D. Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, donde permanecen atormentadas y envueltas
en densas tinieblas, reservadas para el juicio del gran día:
Lc. 16:22-23, “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y
murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos
a Abraham, y a Lázaro en su seno.”

Fuera de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, las Escritura s no admiten ningún
otro.
Juan 5:28-29, “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que
hicieron lo malo, a resurrección de condenación.”

(2)
A. Los santos que se encuentren vivos en el último día no dormirán, sino que serán transformados:
1 Co. 15:51-53, “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos
transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la
trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es
necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”

B. Y todos los muertos serán resucitados:


Dn. 12:2, “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida
eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”
C. Con sus mismos cuerpos, y no con otros:
Job 19:26, “Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios.”

D. aunque con diferentes cualidades:


1 Co. 15:42-44, “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en
incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en
poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo
espiritual.”

(3)
A. Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, serán resucitados para deshonra:
Jun. 5:28-29, “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron
lo malo, a resurrección de condenación.”

B. Los cuerpos de los justos, por su Espíritu:


Gá. 6:8, “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para
el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”

C. Y serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo:


Ro. 8:17, 29, 30, “17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 29 Porque a los que
antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a
los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.”

El estado intermedio.

Por estado intermedio nos referimos al estado de los muertos durante el período comprendido entre
la muerte y la resurrección.

Debe notarse cuidadosamente que los justos no reciben su recompensa final, ni los malvados su
castigo final, hasta después de sus resurrecciones respectivas. Ambas clases están en un es tado
intermedio, esperando ese acontecimiento. Los creyentes que han muerto parten para estar con el
Señor, sin embargo no reciben su recompensa final todavía.
El estado intermedio de los justos es uno de descanso (Ap. 14:13), espera (Ap. 6:10-11) y santidad (Ap.
7:14). Los malvados también pasan a un estado intermedio, donde esperan el castigo final, que se
produce después del juicio ante el Gran Trono Blanco, cuando la muerte y el infierno (Hades) son
arrojados al lago de fuego (Ap. 20:14).

Alumno: Sammy Israel González Pérez. Materia: Hermenéutica I

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