0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
6 vistas2 páginas
El documento discute si el feminismo está en crisis. Argumenta que aunque se han logrado avances importantes, todavía queda mucho por hacer para lograr la igualdad de género. Mientras algunos afirman que el feminismo está en crisis, el documento sostiene que el feminismo se está adaptando a los nuevos desafíos y redefiniendo sus objetivos. Además, la crisis económica actual no significa necesariamente un retroceso, sino que puede abrir oportunidades para promover una agenda feminista.
Descripción original:
Título original
El Feminismo está en crisis (manifiesto intersindical)
El documento discute si el feminismo está en crisis. Argumenta que aunque se han logrado avances importantes, todavía queda mucho por hacer para lograr la igualdad de género. Mientras algunos afirman que el feminismo está en crisis, el documento sostiene que el feminismo se está adaptando a los nuevos desafíos y redefiniendo sus objetivos. Además, la crisis económica actual no significa necesariamente un retroceso, sino que puede abrir oportunidades para promover una agenda feminista.
El documento discute si el feminismo está en crisis. Argumenta que aunque se han logrado avances importantes, todavía queda mucho por hacer para lograr la igualdad de género. Mientras algunos afirman que el feminismo está en crisis, el documento sostiene que el feminismo se está adaptando a los nuevos desafíos y redefiniendo sus objetivos. Además, la crisis económica actual no significa necesariamente un retroceso, sino que puede abrir oportunidades para promover una agenda feminista.
El pensamiento feminista ha sido decisivo para interpretar y analizar nuestro entorno y para enseñarnos a mirar con nuevos ojos la sociedad. El feminismo ha supuesto la toma de conciencia de las mujeres con el propósito común de construir una sociedad que nos incluya y reconozca como integrantes de pleno derecho. Ha significado una reconstrucción revolucionaria de los comportamientos, ha aportado nuevos valores de convivencia, nuevas relaciones humanas, nuevas políticas, nuevos lenguajes, ha cambiado las representaciones simbólicas y los pactos establecidos desde la supremacía masculina y, además, ha significado un alejamiento de la exaltación del heroísmo viril que nos ha legado la tradición. Gracias a las acciones que se han realizado desde el feminismo, se han puesto en duda creencias y estereotipos que limitaban a las mujeres y se ha logrado cambiar las estructuras básicas de la sociedad que se basaban en la institución patriarcal que ha considerado durante siglos a las mujeres como seres inferiores y dependientes de la tutela de los hombres. El feminismo simboliza el encuentro de mujeres buscando formas de acción y alianzas políticas en busca de proyectos comunes. Los feminismos cuestionan la desigualdad, la violencia, la crisis económica, la discriminación, el caos sociopolítico, las formas de convivencia basadas en la cultura patriarcal y, sobre todo y ante todo, genera proyectos y propuestas para caminar hacia la justicia social. Ahora bien, aún siendo verdad que hemos obtenido grandes logros, que hemos mejorado y hemos conseguido el reconocimiento “formal”, seguimos arrastrando una gran desequilibrio en la participación y en la toma de decisiones, seguimos moviéndonos en los parámetros de la cultura patriarcal. Hay quien afirma que el feminismo está en crisis. Si el feminismo está en crisis, lo está en la medida en que está la izquierda en su conjunto. Es decir el ideario feminista no tiene el respaldo social que debería. Es cierto, que el feminismo se está de alguna manera resituando, manteniendo luchas comenzadas hace décadas y todavía no culminadas, como el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo o la erradicación de la violencia machista. A la vez la lucha feminista se está reforzando en otros campos tradicionalmente masculinos, como puede ser la economía. En este sentido, el feminismo está sabiendo responder a los problemas “nuevos” que se les van presentando a las mujeres y redefiniendo sus propios ejes de acción, haciéndose imprescindible para la creación de un futuro pensamiento y acción de izquierdas. Es cierto que la vida con la crisis se ha convertido en algo más precaria o inestable. La gente joven tiene más miedo del futuro y, por desgracia, los temas feministas han quedado en segundo plano. Cuando hay que luchar para sobrevivir -o la opinión general crea un ambiente en el que creemos que ese es el caso-, la gente se vuelve más individual y competitiva y se olvida un poco de los temas más solidarios o igualitarios, sean estos los que sean, en este caso el feminismo. Sin embargo, es cierto que quizá la identificación de feminismo con una opción política hace que muchos ciudadanos -a propósito escrito en masculino- lo rechazen y desprecien. O quizá es, simplemente, que aún hay mucho camino por andar en nuestro país para que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas conozcan qué ha significado y significa el feminismo y lo aborden sin prejuicios cavernícolas. Por último, es necesario decir que la crisis económica puede suponer un paso atrás para la agenda feminista, pero también puede convertirse en una puerta que nos abra oportunidades para introducir en la agenda política determinadas cuestiones. Ahora que se plantea la necesidad de cambio de modelo productivo y la reforma del mercado laboral, ahora, es un buen momento para señalar que se puede apostar por poner el sostenimiento de la vida y los cuidados en el centro del modelo, apostando por el desarrollo de un sector público de alta cualificación, de atención a menores y dependientes, reformando el régimen especial del empleo del hogar y reduciendo el tiempo de trabajo. Trabajar menos, para trabajar todos y todas y cuidar todos y todas, pero aumentando la productividad, invirtiendo en I+D+i, etc... No podemos seguir apostando por un modelo insostenible de largas horas de trabajo, salarios bajos, baja productividad, baja natalidad, malestar social y cuidados insatisfechos. En este sentido las jornadas feministas de diciembre en Granada fueron una manifestación de un torrente de energía y propuestas feministas. Nueve años después de las últimas jornadas, más de 3.000 mujeres demostramos que el feminismo sigue vivo, que hay relevo, que no sólo hablamos de aborto, sino que se puede tejer todo con hilos violetas. Desde el empleo a la ecología, desde la sexualidad a la identidad, desde la lucha de aquí hasta la de más allá. En Granada se puso de manifiesto un feminismo radical, renovado, dinámico, creativo, que está vivo y que promete continuidad.