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MANIFIESTO

Murcia, 8 de marzo 2010

¿El Feminismo está en crisis?


El pensamiento feminista ha sido decisivo para interpretar y analizar
nuestro entorno y para enseñarnos a mirar con nuevos ojos la sociedad. El
feminismo ha supuesto la toma de conciencia de las mujeres con el propósito
común de construir una sociedad que nos incluya y reconozca como integrantes
de pleno derecho. Ha significado una reconstrucción revolucionaria de los
comportamientos, ha aportado nuevos valores de convivencia, nuevas relaciones
humanas, nuevas políticas, nuevos lenguajes, ha cambiado las representaciones
simbólicas y los pactos establecidos desde la supremacía masculina y, además,
ha significado un alejamiento de la exaltación del heroísmo viril que nos ha
legado la tradición. Gracias a las acciones que se han realizado desde el
feminismo, se han puesto en duda creencias y estereotipos que limitaban a las
mujeres y se ha logrado cambiar las estructuras básicas de la sociedad que se
basaban en la institución patriarcal que ha considerado durante siglos a las
mujeres como seres inferiores y dependientes de la tutela de los hombres.
El feminismo simboliza el encuentro de mujeres buscando formas de
acción y alianzas políticas en busca de proyectos comunes. Los feminismos
cuestionan la desigualdad, la violencia, la crisis económica, la discriminación, el
caos sociopolítico, las formas de convivencia basadas en la cultura patriarcal y,
sobre todo y ante todo, genera proyectos y propuestas para caminar hacia la
justicia social.
Ahora bien, aún siendo verdad que hemos obtenido grandes logros, que
hemos mejorado y hemos conseguido el reconocimiento “formal”, seguimos
arrastrando una gran desequilibrio en la participación y en la toma de decisiones,
seguimos moviéndonos en los parámetros de la cultura patriarcal.
Hay quien afirma que el feminismo está en crisis. Si el feminismo está en
crisis, lo está en la medida en que está la izquierda en su conjunto. Es decir el
ideario feminista no tiene el respaldo social que debería. Es cierto, que el
feminismo se está de alguna manera resituando, manteniendo luchas
comenzadas hace décadas y todavía no culminadas, como el derecho de las
mujeres a decidir sobre su cuerpo o la erradicación de la violencia machista. A la
vez la lucha feminista se está reforzando en otros campos tradicionalmente
masculinos, como puede ser la economía. En este sentido, el feminismo está
sabiendo responder a los problemas “nuevos” que se les van presentando a las
mujeres y redefiniendo sus propios ejes de acción, haciéndose imprescindible
para la creación de un futuro pensamiento y acción de izquierdas.
Es cierto que la vida con la crisis se ha convertido en algo más precaria o
inestable. La gente joven tiene más miedo del futuro y, por desgracia, los temas
feministas han quedado en segundo plano. Cuando hay que luchar para
sobrevivir -o la opinión general crea un ambiente en el que creemos que ese es
el caso-, la gente se vuelve más individual y competitiva y se olvida un poco de los
temas más solidarios o igualitarios, sean estos los que sean, en este caso el
feminismo. Sin embargo, es cierto que quizá la identificación de feminismo con
una opción política hace que muchos ciudadanos -a propósito escrito en
masculino- lo rechazen y desprecien. O quizá es, simplemente, que aún hay
mucho camino por andar en nuestro país para que la mayoría de los ciudadanos
y ciudadanas conozcan qué ha significado y significa el feminismo y lo aborden
sin prejuicios cavernícolas. Por último, es necesario decir que la crisis
económica puede suponer un paso atrás para la agenda feminista, pero también
puede convertirse en una puerta que nos abra oportunidades para introducir en
la agenda política determinadas cuestiones. Ahora que se plantea la necesidad de
cambio de modelo productivo y la reforma del mercado laboral, ahora, es un buen
momento para señalar que se puede apostar por poner el sostenimiento de la
vida y los cuidados en el centro del modelo, apostando por el desarrollo de un
sector público de alta cualificación, de atención a menores y dependientes,
reformando el régimen especial del empleo del hogar y reduciendo el tiempo de
trabajo. Trabajar menos, para trabajar todos y todas y cuidar todos y todas, pero
aumentando la productividad, invirtiendo en I+D+i, etc... No podemos seguir
apostando por un modelo insostenible de largas horas de trabajo, salarios bajos,
baja productividad, baja natalidad, malestar social y cuidados insatisfechos.
En este sentido las jornadas feministas de diciembre en Granada fueron
una manifestación de un torrente de energía y propuestas feministas. Nueve
años después de las últimas jornadas, más de 3.000 mujeres demostramos que
el feminismo sigue vivo, que hay relevo, que no sólo hablamos de aborto, sino que
se puede tejer todo con hilos violetas. Desde el empleo a la ecología, desde la
sexualidad a la identidad, desde la lucha de aquí hasta la de más allá. En Granada
se puso de manifiesto un feminismo radical, renovado, dinámico, creativo, que
está vivo y que promete continuidad.

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