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Todo estudio histórico de los Derechos Humanos, debe comenzar por reconocer que, ese
término, es de reciente data y, en este orden de ideas, convine emplear la concepción moderna
del reconocimiento de los Derechos Fundamentales establecidos en la Constitución y, por la
Ley puede estudiarse comparativamente con los principios constitucionales.
Dentro de las garantías de La Norma Programática, incorpora los Derechos Humanos que
ocupan un lugar primordial.
1. DERECHOS HUMANOS EN GUATEMALA
En este tema, Guatemala tiene una larga y trágica historia por ser considerado un país
violador de derechos y libertades de sus habitantes. Las violaciones graves, masivas,
indiscriminadas y sistemáticas más recientes sucedieron durante el Conflicto Armado
Interno (CAI), ejecutadas por agentes de las dictaduras militares contrarrevolucionarias
y contrainsurgentes. Genocidio, masacres, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones
forzadas e involuntarias, detenciones ilegales y arbitrarias, torturas, tratos crueles e
inhumanos, violaciones y esclavitud sexual, desplazados, refugiados.
Aquí en Guatemala, la tranquilidad social se alteró por los abusos de todo tipo, que
victimizaron a millones de personas. El esclarecedor y voluminoso informe de la
Comisión de la Verdad (12 tomos), analiza los hechos y a partir de testimonios desnuda
la cruda realidad y el cruel destino de las víctimas de estos abusos. En esa larga noche de
terror y pesadilla fueron miles los agraviados e inmolados, entre campesinos, obreros,
sindicalistas, maestros, intelectuales, artistas, profesionales, académicos, religiosos,
periodistas, políticos y hasta ciudadanos de otras nacionalidades, padecieron las
consecuencias de los intolerantes, represivos y sanguinarios agentes de las dictaduras
militares. Por esas condiciones, la Organización de las Naciones Unidas ONU, condenó
reiteradamente al país y durante varios años se nombró un Relator Especial quien cada
año en la Asamblea de la antigua Comisión de Derechos Humanos hoy Consejo,
presentaba un informe detallado de la situación de DD. HH. en el país y como la situación
era grave, se volvía a nombrar al Relator y a condenar al Estado por su responsabilidad
en las violaciones, los abusos y la impunidad.
A partir de la firma del Acuerdo de Paz que este diciembre cumple 20 años, la población
confió en la oportunidad y posibilidad de iniciar un cambio que permitiera alcanzar, por
fin, el respeto pleno de los DD. HH. y en consecuencia el bienestar común, pero tal
situación no existe, por el contrario, ni bienestar común ni respeto a los DD. HH. En
Guatemala se continúan violando y el Poder Público sigue abusando de la fuerza y la
autoridad, para intimidar y reprimir a la población, ahora de formas más sutiles,
criminalizando las luchas y reivindicaciones sociales, judicializando a los dirigentes
comunitarios, intimidando y reprimiendo a periodistas, sindicalistas y defensores de
Derechos Humanos.
1.1. Función
La fuente antes citada destaca que la Procuraduría de los Derechos Humanos
pretende, principalmente, contribuir al desarrollo integral de las personas, imponer
límites al accionar de servidores públicos, facilitar canales de participación
ciudadana, la adopción de decisiones comunitarias y fijar un ámbito de autonomía
en el cual las personas puedan actuar libremente contra los abusos de cualquier otro
individuo o institución (“¿Qué son los Derechos Humanos?”, 2010).
Los Derechos Humanos de Tercera Generación son los Derechos de los Pueblos o
de Solidaridad. Los Derechos de los Pueblos son: el derecho a la paz, al desarrollo
económico, a la autodeterminación, a un ambiente sano, a beneficiarse del
patrimonio común de la humanidad y a la solidaridad.
La persona electa para el cargo debe reunir las mismas calidades que se requieren
para ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala, y goza de las
mismas inmunidades y prerrogativas de los diputados del Congreso de la República
de Guatemala (“¿Qué son los Derechos Humanos?”, 2010).
Ese mismo año, el Congreso de Guatemala eligió a Jorge Mario García Laguardia
para que termine el período ya iniciado. El 1 de julio tomó el cargo y lo dejó el 19
de agosto de 1997 (“Procuradores”, 2010).
El puesto vacante fue asumido por Julio Eduardo Arango Escobar, el único hasta ese
momento que había cubierto el período completo (“Procuradores”, 2010).
2. VIOLENCIA EN GUATEMALA
Hoy día, repitiendo y superando los índices de violencia que se podían encontrar durante
la guerra, la situación cotidiana nos confronta con nuevas formas de violencia. No hay
enfrentamientos armados entre Ejército o fuerzas estatales y movimiento guerrillero
insurgente, pero la situación de inseguridad que se vive a diario, en zonas urbanas y
rurales, comparativamente es más preocupante. Han aparecido nuevas expresiones de
violencia en estos últimos años: además de la tasa extremadamente alta de homicidios,
asistimos a una explosión del crimen organizado manejando crecientes cuotas de poder
económico, y por tanto, político. Se ven nuevas modalidades, como el surgimiento y
crecimiento imparable de las pandillas juveniles –las "maras"– (que, según estimaciones
serias, manejan por concepto de chantajes y cobros de impuestos territoriales cantidades
millonarias), el auge de los carteles del narcotráfico, el feminicidio (con un promedio de
dos mujeres diarias asesinadas, muchas veces previa violación sexual), (INE, 2011), las
campañas de la mal llamada "limpieza social", los linchamientos. Complementando esto,
es imprescindible mencionar que, si bien no aparece contantemente en los medios de
comunicación, hay una cantidad de muertes por hambre que supera a los muertos por
hechos violentos, según informes oficiales del Procurador de Derechos Humanos (PDH,
2011). En estos momentos, según datos de UNICEF (2011), Guatemala es el segundo
país en Latinoamérica y sexto en el mundo en orden a la desnutrición. Es decir: la
violencia homicida asienta en un trasfondo de pobreza estructural histórica, y un elemento
no puede disociarse del otro, aunque en la vivencia cotidiana –en buena medida
manipulada– la criminalidad delincuencial aparece escandalosamente como el principal
"pandemonio".
2.1. Se puede o no se quiere terminar con esta epidemia de violencia.
Estos últimos años se habló de transformar la cultura de violencia hacia una cultura
de paz. Eso, en sí mismo, está muy bien, es loable. Pero es irrealizable si no cambian
al mismo tiempo las estructuras sociales en que se apoya la violencia: la pobreza, la
exclusión social, la ignorancia. Tal como lo expresara una dirigente maya hablando
de la actual democracia guatemalteca: "Nunca tuvimos tantos derechos como ahora,
pero tampoco nunca tuvimos tanta hambre como ahora". El Estado es un instrumento
clave en esa empresa. Luego de años de prédica neoliberal y achicamiento de los
aparatos de Estado vía privatizaciones, se ve la importancia decisiva de contar con
políticas públicas sostenidas para enfrentar los grandes problemas sociales. Para
muestra, un botón: en Guatemala hay alrededor de 22,000 agentes de la Policía
Nacional Civil contra más de 150,000 de las agencias privadas de seguridad
(ODHAG, 2012). Más allá de constituir un buen negocio para los propietarios de
esas empresas y fomentar un paranoico clima de militarización, lejos está de
garantizar la seguridad ciudadana. La paz y la convivencia democrática no se
consiguen a base de armas y casas amuralladas. Todo lo contrario: se consigue con
mejores condiciones de vida, con el involucramiento de las poblaciones en sus
problemas cotidianos, con democracia genuina. En eso el Estado debe jugar un papel
determinante y efectivo.
3. VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Resulta importante hablar un poco más detalladamente de esos golpes, que solamente
los ven o los oyen quienes los dan, aunque no piensen en las consecuencias futuras
y terribles que van a traer en sus hijos.
Está claro, que cuando se repiten los golpes físicos, pero sobre todo los psicológicos
o emocionales, se va agotando el amor. Nosotros los adultos sabemos cómo duele el
silencio, tal vez más que las palabras ofensivas. Ese silencio es el peor de los
castigos, ahora imagínese a un niño que no ha hecho nada y no se le habla, y no se
le abraza y acaricia.
¿Han pensado en el daño que hacen a sus hijos, posiblemente muchas veces sin darse
cuenta, cuando en lugar de relacionarse con sus hijos pequeños están preocupados
del trabajo, con la limpieza, etc., en forma obsesiva y perfeccionista la casa? Son
golpes lentos que van formando defectuosamente la escultura de su hijo.
Silencio y ausencia, cuando se reprocha al hijo los pequeños errores pero cierras tu
corazón y tu boca cuando hace algo bien. Por, ejemplo, cuando el niño empezó la
guardería e hizo un dibujo, que pudo ser cuatro rayas cruzadas, pero que para él era
una obra de arte, en lugar de abrazarlo o alabarlo, guardaste silencio. Con ello se
produce en el hijo que aprenda a ver sólo los errores, pero no lo bueno que hay en
sus personas.
4. VIOLENCIA ESTRUCTURAL
El estigma colonial de las relaciones económicas, culturales y sociales provocó que estas
fueran jerárquicas. El Estado, después de la emancipación política de 1821, fue
totalmente racista y excluyente. Esta exclusión fue marcada por los procesos de
marginación y rezago en la prestación de servicios básicos, el desarrollo de capital
humano y el acceso a los beneficios sociales. La violencia apuntó desde las estructuras
estatales a los pobres, a los excluidos y a los indígenas. Esos condicionamientos limitaron
permanentemente la formación de un Estado democrático, y su tarea no fue más allá de
perpetuar o reproducir las estructuras de poder con características como la explotación
de los indígenas y la exclusión de los mestizos empobrecidos.
Duele entonces ver nuestro pasado y nuestro presente. Miles de muertos, más de un
millón de desplazados, familias completamente desintegradas y polarizadas. Y las causas
de toda esa vorágine han intentado repetir a ojos vistas el fenómeno iterativo del mal, que
culmina en la muerte.
Las grandes potencias siguen jugando el mismo rol. En aquella época, las superpotencias
aprovecharon esas luchas para experimentar nuevas armas. Ellas pusieron los materiales
bélicos, diseñaron y ensayaron técnicas de insurgencia y contrainsurgencia, estudiaron
tácticas y nuevas estrategias de guerra, y en América Latina nosotros contribuimos con
los campos de batalla, los combatientes de uno y otro lado, los heridos, los muertos, las
viudas y los huérfanos
Hoy el contexto político nacional parece indicarnos que estamos ante otro experimento
político y bélico en el cual los nuevos ingredientes son el crimen organizado y el
narcotráfico. Y ese añadido está volviendo a provocar relaciones sociales
exageradamente violentas, si bien con rostros diferentes a los conocidos durante el
conflicto armado interno. Pero el poder, todo el poder concentrado en pocas personas que
no respetan lo legal e institucional, emerge como una terrible constante.
Entonces, ¿valió la pena habernos enfrascado en aquella guerra intestina que provocó
tanta desgracia? ¿Podremos rescatar algo? Porque, como dice el refrán, «del caballo
perdido, aunque sea la gamarra». Yo creo que sí. Para ello habremos de leer mucho,
indagar, estudiar nuestro pasado y analizar nuestra historia para prever el futuro. Solo así
podremos evitar que nos sigan utilizando como ratones de experimento.
6. ACUERDOS DE PAZ
Los Acuerdos de Paz consisten en doce acuerdos que fueron suscritos por el Gobierno de
la República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG-
entre 1991 y 1996, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que
generó el Conflicto Armado Interno que afectó al país durante más de tres décadas.
7. VICTIMOLOGÍA
Las víctimas de los delitos han sido las grandes olvidadas durante gran parte de la historia
hasta mediados del siglo XX, en el que con el nacimiento de la Victimología, empiezan
a obtener un gran protagonismo que ha ido avanzando paulatinamente hasta nuestros días
reconociéndolas numerosos derechos. En primer lugar, se expone el concepto de víctima
desde su origen hasta la actualidad de autores, organismos internacionales y la definición
legal de los órganos europeos y españoles. Posteriormente nos referiremos a cómo han
evolucionado sus derechos y finalmente describiremos los derechos que tienen en la
actualidad las víctimas de un delito en España mediante la ley 4/2015 del Estatuto de la
víctima del delito aprobado en el año 2015.
La tarde del martes 30 de mayo, las redes sociales daban cuenta de la retención por parte
de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) del coordinador general del Comité de
Unidad Campesina (CUC), Daniel Pascual Hernández. El dirigente social retornaba,
junto con otras personas de su organización, del municipio de Panzós, Alta Verapaz. Un
día antes habían participado en la conmemoración del 39 aniversario de la masacre
perpetrada por elementos del Ejército contra comunitarios que reclamaban la legalización
de sus tierras y la devolución de los territorios de los que fueron despojados. Más de 30
víctimas fatales fue el resultado de la emboscada, en la cual los elementos castrenses se
apostaron en los techos de los edificios públicos del municipio, desde donde dispararon.
Una masacre recordada año con año como expresión extrema de la arbitrariedad estatal.
Sin motivo aparente fue retenido, al igual que quienes lo acompañaban, tan solo porque
una persona que ostenta autoridad policial así lo decidió en un trayecto alejado de la
ciudad. Cabe preguntarse cuántas personas más han sido víctimas de atropellos similares
y no han podido denunciarlo.
9. DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
En cualquier caso, resulta complejo generar una fórmula que acoja todas estas identidades
con relaciones muy distintas tras la colonización de los extranjeros; entendiéndose
siempre que los pueblos indígenas han sufrido injusticias históricas e intentando reparar
esta situación desde, por lo menos, mediados del siglo XX, cuando la OIT publicó el
primer Convenio sobre poblaciones indígenas y tribales: el Convenio C107. Al tratarse
de un documento ampliamente superado, hoy nos centraremos en las dos grandes
herramientas que lo han sucedido: el Convenio 167 de la OIT y la Declaración sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas.
10. EL DESPOJO
En Guatemala las comunidades indígenas –urbanas o rurales– desde el siglo XIX no han
dejado de denunciar que las pocas tierras que les quedaron de la época colonial
empezaron a serles arrebatadas a través de múltiples formas, desde legales hasta ilegales.
Basta revisar los archivos locales, departamentales y nacionales para leer las amplias
denuncias que los afectados colocaron en los tribunales sin que fueran investigadas, por
el contrario, la respuesta que recibieron del Estado fue la detención ilegal, la tortura, el
desaparecimiento y el arrastramiento por las fuerzas de seguridad. De igual manera,
varios historiadores, nacionales y extranjeros, han documentado y publicado sendos casos
en donde han mostrado cómo se han realizado esos procesos de pillaje a los pueblos
indígenas. De hecho el último genocidio ejecutado por el Estado de finales de 1970 y
principios de 1980 buscó, entre otras razones, arrebatarles a los indígenas los últimos
territorios que les quedaban para entregarlos a las empresas extractivas.
Discriminación significa tratar a alguien de forma diferente, es decir, tratar a una persona
peor que a otra en las mismas circunstancias. El motivo de la discriminación puede ser el
origen étnico, la nacionalidad o la religión, entre otras cosas.
Los DDHH se fundamentan en normas propias que forman parte del Derecho
Internacional, del cual todas las personas son sujetos como titulares directos de los
DDHH (no solamente los Estados) con capacidad para hacerlos valer en instancias
internacionales. Estas normas se encuentran en el Derecho Internacional de los DDHH,
el Derecho Internacional Humanitario, el Derecho Penal Internacional y el Derecho
Internacional sobre Refugiados, que en la actualidad son aplicables de manera simultánea
para la protección de los DDHH en todas las circunstancias.
Los Tratados Internacionales de DDHH, de los cuales forman parte los Estados, traducen
estas normas en obligaciones jurídicamente vinculantes que deben ser cumplidas con el
objeto de lograr la plena efectividad de todos los DDHH en las jurisdicciones internas.
Dentro de estas obligaciones, tienen efecto inmediato:
4. Adoptar las medidas necesarias “hasta el máximo de los recursos de que disponga,
incluyendo los internacionales” para garantizar los niveles esenciales de cada uno de
los DDHH, cuyo ejercicio o satisfacción es de cumplimiento estricto, sin excusas de
ningún tipo.
5. Vigilar de forma constante la situación real de cada uno de los DDHH y la medida en
que todas las personas los disfrutan o no.
6. Garantizar recursos efectivos ante los tribunales nacionales competentes que ampare
a las personas contra actos que violen sus derechos.
En las demás obligaciones, los Estados se comprometen a cumplirlas “por todos los
medios apropiados”, “en un plazo razonablemente breve” y con un “proceder lo más
expedita y eficazmente posible”, no siendo admisible justificar su incumplimiento
invocando las disposiciones del derecho interno, la omisión total o parcial de leyes, la
falta de información o de recursos, la orden o decisiones de terceros, la ocurrencia de
emergencias o el agotamiento de las vías internas.
A tal efecto, todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales,
generan obligaciones de garantía que deben ser jurídicamente amparadas por las
instancias judiciales. Estas son:
“¿Qué son los Derechos Humanos?”. (2010, 1 de junio). Procuraduría de los Derechos
Humanos de Guatemala. Recuperado el 23 de septiembre de 2010, de
http://www.pdh.org.gt/index.php?option=com_content&view=article&id=1&It
emid=3
Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala (2010). Procuradores de los
Derechos Humanos. Recuperado el 23 de septiembre de 2010, de
http://190.111.7.233/procurador/procuradores
Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala. (2008). Informe Anual
Circunstanciado: Tomo II – Memoria de Labores.