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CULTURA

Concepción Company: «El lenguaje inclusivo es una


tontería»

«Igualdad no es que te llamen arquitecta, es que te paguen igual y tengas las


mismas oportunidades», dice la académica de la lengua de México

ELISA ÁLVAREZ
SANTIAGO / LA VOZ 05/01/2018

Concepción Company Company (Madrid, 1954) ocupó su silla en la Academia Mexicana


de la Lengua en el año 2005, y en el 2016 ingresó en el Colegio Nacional de México, una
institución que desde su creación tuvo 98 miembros varones y solo cuatro mujeres. Pero
esta gran conversadora lo tiene claro: «No quiero que me incluyan por ser mujer, pero
tampoco que me excluyan, que no me vean o no me tengan en cuenta por serlo».

-¿Es sexista el lenguaje?


-Creo que la gramática no es sexista ni deja de serlo. No es un concepto que pueda ser
aplicado a la gramática, pero sí al lenguaje y al discurso.
-¿Entonces sí puede serlo el lenguaje?
-Puede serlo el uso que hagamos de la gramática o cómo construyamos el discurso. Eso sí
puede serlo, y de hecho muchas veces lo es. La gramática es totalmente aséptica, está ahí
porque le funciona a una comunidad, pero el uso sí puede ser sexista. Por ejemplo, cuando
a un hombre le dan un premio los periódicos mexicanos suelen decir: Juan Pérez fue
reconocido con el premio Cervantes. En este caso Juan está a la cabeza de la oración, figura
como el tópico, el principal. Pero si es una mujer con frecuencia aparece: el premio
Cervantes le fue otorgado a Juana Pérez. Aquí quien aparece a la cabeza es el premio y la
pobre Juana está a la cola. Eso sí es discriminatorio. También ocurre que si el premiado es
un hombre se escribe un texto con su currículo y si es una mujer se ponen como mucho
tres líneas.

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-Por no contar cuando se dice que está casada y tiene hijos.
-¡No me diga, eso me levanta la presión [exclama], la tensión, como dicen en España! Es
como María Moliner, una gran lexicógrafa de quien todo el mundo dice que tenía cinco
hijos y le zurcía los calcetines al marido. Eso sí es discriminatorio, por eso le digo que el
discurso sí puede serlo, pero la gramática únicamente recoge repositorios históricos de
siglos y milenios, y una comunidad funciona con ella.
-Por otro lado, tenemos un discurso de lo políticamente correcto,
aunque Francia acaba de prohibir el lenguaje inclusivo en textos
institucionales. En España los discursos insisten en el compañeras y
compañeros.
-Le hablo como gramática e historiadora de la lengua: es una tontería; así, tranquilamente.
En primer lugar, no es equidad de género, sino de sexo, el género es de la gramática, y
aunque pueda escandalizar, es una obviedad gramatical que el género masculino no
significa masculino hombre, sino que es indiferente al sexo. El género gramatical que en la
lengua española puede discriminar es el femenino. Si yo digo: todos tenemos sentimientos,
no es androcéntrico, no es machismo. Me parece además que el lenguaje incluyente es
antieconómico, no me imagino a un creador diciendo ‘‘queridos compañeros y queridas
compañeras’’. En aras de esa equidad estamos perdiendo equilibrio, elegancia en la lengua
y podemos cometer errores gramaticales. En México hay una pelea en la Cámara de
senadores para intentar modificar la Constitución... En fin, lo que tenemos que modificar
es la sociedad.
-El cambio debe darse entonces en la sociedad.
-Sí, hace dos años en la UNAM hubo una campaña de equidad de sexo, mal llamada
equidad de género, que decía: equidad es que te llamen arquitecta. A mí me pueden llamar
‘‘oye, tú’’, o no llamarme de ningún modo; igualdad es que me paguen igual, me contraten
igual y que tenga las mismas oportunidades sociales. En el Colegio Nacional al que
pertenezco corren ríos de tinta por el escaso número de mujeres que hay, pero yo no quiero
que me incluyan por ser mujer, como no quiero que me excluyan por ello. Y esta batalla no
se da en la gramática, se da en la sociedad. Cuando las sociedades sean igualitarias estoy
segurísima de que los hábitos gramaticales se van a modificar. Y no es banal preguntarse
por qué hay tan pocas mujeres en instituciones como las academias, hay que preguntárselo
y no es trivial.
-¿Deberían tenerse más en cuenta las variantes de los países
de Latinoamérica para elaborar diccionarios y gramáticas?
-Ese es el ideal, y creo que estamos en el camino de mostrar la riqueza del español
americano, que además aporta aproximadamente el 92 % de los hablantes nativos de
lengua española. La lengua es el patrimonio inmaterial de cualquier ser humano y nos va la
vida en defenderla. De hecho, un peruano y un español pueden tener discusiones
acaloradísimas de por qué la palabra patata aparece como primera definición y no papa.
En patata se define el tubérculo y el 92 % de los hispanohablantes se sienten en segundo
lugar. La gramática dice: en Perú se dice así, en Ecuador así, y en el español general de tal
modo... Pero, ¿cuál es ese español general si hay 350 millones de hispanohablantes que lo
dicen de otra forma?
-Es decir, que no haya acepciones de primera o de segunda.
-Exactamente, cuando no haya jerarquías identitarias no habrá problema. Otra
característica de las gramáticas es que ponen americanismo, como si fuera una sola
lengua, un error garrafal por el que hemos batallado mucho.
«Hay escritores descuidados y eso no es un hecho de creatividad»

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Afirma que no puede confundirse descuido con creatividad. Para Company los escritores
deberían ser precisos con el uso que hacen de la gramática.
-¿Debe un escritor ser exquisito con el lenguaje o en la libertad de un texto
literario caben fórmulas no correctas?
-Una cosa es ser creativo y otra cometer errores o ser descuidado. Hay escritores
descuidados, donde se ve que hay inconcordancias, y eso me molesta porque no es un
hecho de creatividad. Estoy segura de que un escritor afina, depura... Pensemos en las
ediciones en donde se ven los muchos manuscritos elaborados. Por ejemplo, uno cree
que Madame Bovary salió a la primera y no es así. Me molestan estos descuidos en los que
veo un adjetivo mal concordado, que no tiene nada que ver con la
creatividad. Rayuela tiene muchas historias de rompecabezas y sin embargo Cortázar era
un exquisito y tiene una altísima creatividad.
-El diccionario de la RAE ha incorporado palabras como táper o cracker. ¿Es
bueno recoger palabras de otros idiomas o debemos proteger nuestro
vocabulario?
-En este caso mi corazón y mi cabeza no están sintonizados. Como gramática creo
profundamente en que no pasa nada porque el contacto llegue a las lenguas y estas se
enriquezcan. Nadie se asusta de que la lengua española tenga 5.000 arabismos y vamos al
supermercado a comprar aceite, no óleo. Mi cabeza me dice que las lenguas se enriquecen
con el contacto, entran préstamos y no pasa nada. Ahora, cuando llegamos al corazón,
evito hasta donde me es posible usar anglicismos si tengo equivalente en castellano, y
tengo que hacer ese esfuerzo. En México hay una franja de edad en que se cree que
diciendo cool y naíf se habla más bonito, y a mí me parece un espanto.

Fuente:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/cultura/2018/01/05/lenguaje‐inclusivo‐
tonteria/0003_201801G5P34991.htm?fbclid=IwAR2STD8q1Gs7v8TbT7VHkUeLrypVQat52IlAWQp4_dZRvau
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